15. La vecina de los Granger
Era cerca del mediodía. Maurice McLaggen acababa de llegar a una calle de un tranquilo suburbio en la ciudad de Mánchester, buscando la casa en la que alguna vez había habitado la familia Granger.
La noche anterior le había quedado más que claro que Sirius Black era un tipo del cual había que cuidarse y encajaba perfectamente con la descripción de "criminal peligroso" que Dave Spencer había encontrado en los archivos de la Policía de Londres.
Además no parecía muy devastado por la muerte de la joven a la que fue a reclamar como "su prometida". Seguramente la hermosa pelirroja que lo acompañaba era su nuevo juguete y a estas alturas Aurora ya no figuraba en sus pensamientos. Maurice decidió que sería mejor no informarle a ese hombre que Hermione Granger estaba con vida en Kosovo.
Varias teorías habían surgido en su cabeza, una tan probable como la otra… y todas apuntaban a que ella salió huyendo de Londres por una razón muy poderosa. Decidió ir al que alguna vez fue el hogar de Hermione para ver si lograba averiguar algo más que le fuera de utilidad.
Después de casi cinco horas de trayecto, Maurice estacionó su Mini Cooper azul justo frente a una casa de dos pisos que tenía un letrero que decía "En venta. Propiedad del banco". Según la información proporcionada por Dave, ése era el domicilio que aparecía en la licencia de conducir de los desaparecidos Hugo y Jean Granger.
Sigilosamente se dirigió a la puerta principal y trató de mirar a través de la ventana que había junto a ésta. Tras la ventaba colgaba una cortina blanca lo suficientemente transparente como para que Maurice pudiera percibir que en lo que alguna vez había sido la sala de estar, todos los muebles estaban cubiertos con sábanas blancas. Trató de girar el picaporte de la puerta principal pero obviamente ésta se encontraba cerrada con llave. Decidió rodear la casa para ver si había una puerta trasera o alguna ventana no asegurada para poder ingresar al inmueble. Antes de hacerlo volteó a mirar sobre sus hombros para asegurarse de que nadie lo veía. Pero estaba equivocado: una mujer de aproximadamente unos setenta años de edad lo miraba fijamente desde el otro lado de la acera.
Maurice se sobresaltó un poco al ser descubierto. La mujer levantó la mano en forma de saludo y él contestó de la misma manera.
- ¿Buscabas algo?- preguntó ella alzando la voz para que Maurice pudiera escucharla a la distancia. Aún azorado, el joven médico caminó hacia ella.
- Hola, qué tal… estoy buscando a los Granger. No sabía que se habían mudado- dijo tratando de sonar despreocupado. La anciana lo examinó con la mirada y él se apresuró a añadir:- mi nombre es Maurice McLaggen. Los conocí hace algún tiempo en un congreso de odontología, ya sabe… hace un par de meses me enteré de la muerte de su hija y envié una carta con mis condolencias a su consultorio pero nunca recibí respuesta. He intentado llamarlos un par de veces y no he podido localizarlos. Tuve un mal presentimiento, por eso me tomé el atrevimiento de venir hasta acá.
La mujer asintió con la cabeza, al parecer había creído el cuento que Maurice se acababa de sacar de la manga.
- Soy Dorothy Miller, vivo ahí- dijo señalando una casa a unos cuantos metros de donde estaban parados.
- Mucho gusto- Maurice le ofreció su mano para estrecharla. La señora Miller así lo hizo y comentó:
- No eres de por acá, ¿verdad?
- No. Soy de Lancaster.
- Estaba a punto de sentarme a almorzar. Si tienes tiempo puedes acompañarme y te contaré lo que sucedió con los Granger.
Maurice aceptó la invitación y siguió a la señora Miller hasta su casa. Al entrar lo primero que vio fue una de las paredes repleta de fotografías de ella, su esposo, sus hijos y sus nietos. Al echar un rápido vistazo dedujo que el señor Miller ya había fallecido.
- Una familia adorable, los Granger- dijo la señora Miller una vez que entraron a la cocina. Con un gesto le indicó a Maurice que se sentara en la pequeña mesa cuadrada mientras ella terminaba de preparar los bocadillos- Conviví más o menos seguido con ellos porque cuando su hija Hermione asistía a la escuela primaria, yo la cuidaba un par de veces a la semana por las tardes. Jean por lo general trabajaba medio tiempo en su consultorio para poder estar con la niña pero un par de días a la semana también atendía pacientes por las tardes. Era en esos días cuando Hermione regresaba de la escuela y venía directo a casa. Aquí comía y hacía sus deberes. Era una niña muy inteligente y sacaba excelentes notas.
La anciana colocó en la mesa un plato con un par de baguettes y sirvió té para ambos. Tomó asiento, suspiró y dio un sorbo a su taza de té antes de continuar hablando.
- Justo cuando terminó la primaria supe que había recibido una beca. Según me dijeron sus padres, era en un internado muy prestigiado en América al que solamente acuden niños genio.
- "Un internado en América…"- pensó Maurice tratando de encajar esta nueva pieza en el rompecabezas que tenía a medio armar. Pero no lo lograba. De acuerdo a la información investigada por su amigo Dave, sí había viajes a América registrados a nombre de Hermione Granger pero éstos habían ocurrido en los últimos dos años. Antes de eso, el único viaje al extranjero había sido a Francia en el verano del 93. Terminó de engullir un bocado de su delicioso baguette antes de preguntar:
- ¿Sabe el nombre de la escuela?
La señora Miller tomó otro sorbo de té y respondió:
- No, nunca me lo dijeron. De hecho cuando yo les preguntaba acerca de ese colegio se mostraban un poco evasivos. Hermione regresó a casa las primeras navidades y vacaciones de verano. Pero después ya casi no venía por acá. Recuerdo que hace unos años me encontré a Jean en el supermercado a inicios de diciembre y ella estaba entusiasmada porque irían a esquiar en familia… y al final Hermione no vino. Yo creo que quizás en las temporadas vacacionales prefería irse con algún chico… no lo sé.
- ¿Entonces Hugo y Jean Granger se mudaron a América?- preguntó Maurice tratando de llevar a la señora Miller de regreso al punto sobre el cual a él le interesaba indagar. Ella se tomó unos instantes para masticar un bocado y respondió:
- No. Ninguno de los vecinos que los conocíamos comprende qué fue lo que sucedió. Una noche hace alrededor de tres años el señor DiLucca, de la casa de la esquina, los vio subir un par de maletas al auto e irse sin decir una palabra. A los quince días vino la policía a hacer preguntas. La secretaria que trabajaba con ellos en el consultorio reportó que no los había visto en más de una semana y que tampoco había podido contactarlos. A los pocos días encontraron abandonado su auto en un estacionamiento de Liverpool, a unas cuantas cuadras del puerto…
- ¿Y qué hay de su hija?- preguntó Maurice.
- Yo la vi salir de su casa esa misma tarde, unas horas antes de que Jean y Hugo se marcharan.
- ¿Usted habló con ella?
- No. Estaba aquí horneando un pastel y solamente la vi de lejos, a través de esa ventana- señaló la señora Miller hacia la ventana que estaba arriba del fregadero de trastes, desde donde tenía una vista perfecta de la casa de los Granger- no llevaba equipaje ni nada que indicara que pasaría la noche fuera.
- Hay algo más que quisiera preguntar…- dijo Maurice con cautela- no pretendo ser grosero pero necesito saber si en la familia Granger hay algún antecedente de enfermedades mentales.
La anciana lo miró con extrañeza, sin embargo contestó:
- No que yo sepa. Nunca me dio esa impresión.
En ese instante sonó el teléfono móvil de Maurice. Vio que la llamada provenía de Kosovo.
- Lo siento, debo contestar- se disculpó con la señora Miller al tiempo que se levantaba de su silla y salía al vestíbulo- ¿Hola?
- Maurice, habla Aaron Horowitz- dijo una voz al otro lado de la línea.
- Aaron, ¿qué pasa?- preguntó Maurice sorprendido por la llamada recibida.
- Sucedió algo y creí que deberías saberlo… se acaban de llevar a Aurora del hospital.
- ¿Pero qué dices?- preguntó Maurice alarmado.
- Mira, han pasado algunas cosas extrañas con ella en estos días que no has estado, ya te platicaré después sobre eso. El punto es que acabo de salir de una cirugía y me enteré de que Jovanović firmó su alta y se la llevaron. No tengo idea de a dónde…
- ¡Mierda!- exclamó Maurice- estaré allá lo antes posible. Gracias por avisarme. Por favor llámame si averiguas algo más.
Regresó a la cocina y volvió a sentarse en su lugar. La señora Miller, quien ya había comido más de la mitad de su almuerzo, lo notó inquieto.
- ¿Está todo bien?
Maurice se pasó una mano por el rostro.
- No del todo- admitió y carraspeó la garganta con intención de seguir la conversación que estaban sosteniendo antes de ser interrumpidos por la llamada telefónica- ¿y Hermione no volvió a aparecerse por acá después de lo sucedido con sus padres?
- La policía nunca pudo localizarla tras la desaparición de sus padres. Sin embargo ella vino una vez. Calculo que eso fue casi un año después de que ellos se marcharon, habrá sido a mediados de junio si no me equivoco. En ese entonces la casa seguía acordonada por la policía. Sabes, ella vino a buscarme pero todo es muy confuso. Casi no recuerdo nuestra charla.
-…- Maurice frunció el ceño.
- Me preguntó si sus padres me habían informado a dónde irían pero obviamente no fue así, no la pude ayudar mucho. Mencionó algunas cosas pero honestamente he olvidado casi todo. No sé dónde habré tenido la cabeza ese día… aunque a mi edad no es raro que eso pase. A los viejos nos falla la memoria de vez en cuando.
Y rió un poco para ella misma.
- ¿Por qué tardó tantos meses en regresar? Lo lógico sería que ella viniese para acá en cuanto supiera de la desaparición de sus padres- preguntó Maurice. La señora Miller se encogió de hombros y prosiguió su relato:
- Lo único que recuerdo es que me pidió que si alguna vez llegaba a tener noticias de Hugo y Jean, le avisara- entonces la mujer hizo una pausa y reprimió un sollozo- esa fue la última vez que la vi. No volví a saber nada de ella hasta que escuché que murió en ese horrible accidente.
Los ojos de la mujer se humedecieron un poco e inmediatamente tomó una servilleta para secar las lágrimas que se habían formado ante el recuerdo de la tragedia.
- Cuando Hermione le pidió que la contactara si llegaba a saber algo de sus padres, ¿le dejó algún número telefónico?- preguntó Maurice procurando tener el mayor tacto posible.
- No- dijo la señora Miller levantándose de su silla y dando unos pasos hacia el teléfono fijo que estaba colgado en la pared. Abajo había un pequeño mueble de madera y del cajón sacó una libreta que llevó de regreso a la mesa donde almorzaban y comenzó a hojearla- veamos… me dejó una dirección que anoté aquí en mi agenda. Un segundo…
-…- Maurice la observaba ansioso mientras terminaba de comer su baguette.
- Oh, aquí está- la señora Miller levantó la agenda y le mostró a Maurice la página que había encontrado- me pidió que le enviara una carta si sabía algo de sus padres.
- Grimmauld Place 12…- leyó Maurice en un susurro. Se quedó sin habla por unos instantes, su cabeza tratando de atar cabos a toda velocidad.
Menos de diez minutos después Maurice se disculpó con la señora Miller, le agradeció por la charla y el almuerzo y a toda prisa regresó a su auto. Entre más cosas indagaba sobre Hermione Granger, más dudas sin aclarar bombardeaban su cabeza.
¿Habría discutido con sus padres y por eso su repentina salida aquella tarde de hacía tres años? ¿Se habría ido a refugiar a casa de Sirius Black? ¿Sería cierta la historia sobre el internado para niños genio en América? ¿Sirius Black tuvo algo que ver con la desaparición de Hugo y Jean Granger?
Maurice estaba cada vez más convencido de que Hermione/Aurora había intentado escapar de Black y de que eso de alguna manera la llevó hasta Kosovo. ¿Y si él ya se había enterado de su paradero? ¿Habría tenido algo que ver son su repentina salida del hospital hacía unas horas?
Debía regresar a toda prisa a Pristina. Mientras conducía, tomó su teléfono móvil y llamó a Dave Spencer.
- Hola Maurice, ¿qué pasa?- contestó la voz de su amigo.
- Dave… necesito que me ayudes a conseguir lo antes posible documentos de identidad para Aurora… algo con lo que la pueda sacar de Kosovo, al menos pasaporte y certificado de nacimiento.
- Hey, espera… ¿me quieres decir qué pasa?
- Ahora no hay tiempo, te explicaré más tarde. Voy camino a Londres. Debo regresar a Kosovo urgentemente.
- ¿Y por qué no simplemente das su verdadero nombre en la embajada y aclaran que sobrevivió al accidente?
- No- se negó Maurice rotundamente- Sospecho que Sirius Black ya sabe que está viva. Necesito mantenerla a salvo mientras no recuerde nada de su vida antes del accidente. Por favor, Dave… sé que tienes amigos en el MI6 que podrían crear una nueva identidad para ella. Pídeles que emitan los documentos a nombre de Aurora Wayne.
- ¿Forzosamente quieres usar ese nombre?
- Dave, no hay tiempo para discutir. Sólo hazlo.
- De acuerdo, haré un par de llamadas. Pero este trabajo te va a costar una buena plata- le advirtió su amigo.
- Sabes que eso no es problema. Que te digan cuánto y enviaré un cheque.
Fue hasta el día siguiente por la noche que Maurice pudo regresar a Kosovo. Del aeropuerto se fue directamente al Hospital General de Pristina.
Para su mala suerte ya no encontró ni al jefe Jovanović ni a Petro Kodheli, quien había estado a cargo de la rehabilitación de la misteriosa paciente en las últimas semanas.
- ¿Qué pasó con Aurora?- les preguntó a las enfermeras que estaban en turno.
- No estamos seguras, doctor McLaggen- respondió la enfermera Klaudia- al día siguiente de que usted se fue, la cambiaron a una habitación en el ala de psiquiatría. No hemos sabido mucho de ella desde entonces. Las enfermeras del turno de la mañana dicen que hubo un incidente hace un par de días pero yo no sé mucho al respecto.
- ¿Dónde están los papeles de su salida?- quiso saber Maurice ya a punto de perder la paciencia.
- No lo sé, creo que los tiene el jefe Jovanović en su oficina.
- ¿Está el doctor Horowitz en turno?
- Se encuentra en cirugía- le respondió otra enfermera.
- "Maldición…"
Sabiendo que no tenía caso seguir en el hospital, Maurice se marchó a casa. Esa noche apenas pudo pegar un ojo, estaba consumido por la preocupación de desconocer el paradero de Aurora. Ahora todo tenía sentido… Marku Jovanović aprovechó sus días de ausencia para finalmente poder deshacerse de la joven. Realmente le angustiaba la idea de que Sirius Black estuviese detrás de todo eso.
Muy temprano al día siguiente llegó al hospital y fue directo a buscar a Petro Kodheli en el ala de psiquiatría. Justo lo vio entrando a su consultorio. Aún llevaba en la mano un vaso de café a medio terminar.
Maurice irrumpió en el lugar, causándole un sobresalto al psiquiatra.
- ¿A dónde se llevaron a Aurora?- preguntó bruscamente sin siquiera saludar.
- Maurice… - dijo el hombre intimidado por la inesperada y agresiva irrupción en su consultorio- deberías tranquilizarte.
- No me hagas perder la paciencia, Petro. Dime qué demonios sucedió.
El doctor Kodheli dejó el vaso de café sobre su escritorio y contestó:
- Esa jovencita sufre de alteraciones psiquiátricas que deberían tratarse en un centro especializado. No es capaz de distinguir la fantasía de la realidad y comenzó a tener signos de agresividad. Fue la mejor decisión…
- ¿La mejor decisión? ¿Según quién? ¿Jovanović?- inquirió Maurice.
- Debiste ver lo que sucedió después de que te ausentaste- intentó justificarse el doctor Kodheli- estaba en terapia con ella. Comenzó a decir cosas sin sentido y cuando intenté hacerla entrar en razón, me agredió. No sé qué sucedió pero de repente caí al suelo y me quedé paralizado por unos minutos, completamente petrificado. Ella intentó huir. Un par de guardias la sujetaron y de alguna manera ella se esfumó. ¡Literalmente se desapareció! Nadie sabe cómo fue a dar a la Unidad de Cuidados Intermedios en menos de un segundo. La enfermera Kasemi fue la única que logró acercarse a ella y la sedó porque estaba demasiado alterada.
- ¿Qué dices?- preguntó Maurice incrédulo.
- Eso sucedió, lo juro. El doctor Horowitz y yo hemos hecho escaneos de su cerebro y descubrimos que cuando dice esas cosas locas, el área que se activa es la de los recuerdos… ella está convencida de que lo que dice son cosas que vivió pero, vamos… estarás de acuerdo en que es imposible.
- ¿A qué clase de cosas te refieres?
- Por ejemplo… dice que ya recuerda a sus padres pero que no sabe dónde están. Asegura que no hay manera de localizarlos porque tuvo que modificarles la memoria y mandarlos lejos porque corrían peligro. ¡Es absurdo! Cuando le pregunté cómo lo hizo, me dijo que con el "encantamiento creador de falsos recuerdos"… ¿encantamientos para borrar o modificar la memoria? Maurice, estarás de acuerdo en que lo que dice no tiene sentido. Le pregunté también por qué razón creía que sus padres estaban en peligro y dijo que un hechicero oscuro y muy poderoso comenzó a matar familias "mogol"…
"Yo creo que esta jovencita ha pasado por experiencias demasiado traumáticas y su mente ha desarrollado esa clase de delirios como mecanismos de defensa. Algo hubo que desató esta clase de reacciones porque no las había tenido antes… ¿tú sabes algo? Eres el que más habla con ella, algo te debió haber dicho, Maurice."
Maurice bajó la guardia al escuchar el relato del doctor Kodheli. Aunque no lo quisiese admitir, esto último que dijo su colega tenía más lógica. Quizás la mente de la joven estaba distorsionando la realidad. Cabía la posibilidad de que el tal Sirius Black por algún motivo hubiese amenazado a su familia y por eso ellos huyeron… y a raíz de su despertar del coma ahora ella pensaba que se tratase de un hechicero y no de un criminal.
Con tono más calmado dijo:
- La tarde anterior a mi viaje vine a visitarla. Estaba escuchando uno de los CDs de música que le presté. Recordó una canción; dijo que la conocía y que hacía tiempo la había bailado con alguien; que recordaba era haberse sentido muy feliz cuando eso sucedió pero que la persona con la que estuvo ya había fallecido.
El doctor Kodheli permaneció pensativo por unos instantes.
- Quizás eso fue lo que detonó lo que ha pasado los días siguientes. Ese recuerdo pudo haber sacudido su mente, el problema es que como ya te dije, no distingue la realidad de la fantasía. Tiene delirios pero ella piensa que son recuerdos.
- Petro, ¿por qué se la llevaron? ¿A dónde la trasladaron?- preguntó una vez más Maurice.
- Marku ya no quiere más problemas a causa de ella- confesó Petro Kodheli- te digo que en estos días ha tenido conductas agresivas y por eso él tomó la decisión de sacarla de aquí… él mismo fue quien organizó todo y nos ordenó no hacer preguntas. Sólo sé que Marku tuvo que hacer varias llamadas porque no querían aceptar a esta jovencita en ningún otro hospital. Hace dos días por la mañana llegó una camioneta y se la llevó. Incluso un par de enfermeras tuvieron que darle algo de ropa para vestirla, bien sabes que ella no tenía nada…
Maurice se pasó una mano por el rostro, en señal de exasperación.
- ¡Maldicón, Petro! ¿Y el expediente de salida?
- Lo tiene Marku en su oficina.
Maurice había llegado a su límite. Jaló a su colega por la bata y en tono amenazador le dijo:
- Te doy hasta el mediodía para que me consigas el maldito nombre del hospital a donde la llevaron. ¿Sabes? Fui a Londres y localicé a su familia. Ya están haciendo el papeleo correspondiente para venir por ella. Si llegan y descubren que está desaparecida por culpa de ustedes, habrá grandes problemas para este hospital. Así que ya lo sabes…
Y salió de ahí dando un fuerte azotón a la puerta. A toda prisa se dirigió a su propio consultorio, presa de una gran angustia. Toda clase de escenarios comenzaron a generarse en su mente. Aún suponiendo que Sirius Black no estuviese detrás de todo esto, ella podría estar en peligro. ¿Y si en realidad no habían trasladado a la chica a un hospital? ¿Qué tal si Marku Jovanović se había aprovechado de la situación y entregó a Aurora a algún traficante de personas a cambio de una buena suma de dinero? ¿O a algún traficante de órganos humanos? Era una posibilidad real, especialmente en ese lado de Europa. Aurora era una joven bonita, sin familia y con problemas de memoria… la presa perfecta para ese tipo de delincuentes.
Respiró hondo, ordenándose a sí mismo no caer en pánico. Decidió esperar un par de horas al cobarde de Kodheli para que le diera la información que le pidió. Si éste no la entregaba, entonces Maurice utilizaría otro tipo de recursos a los que podía acceder gracias a la influencia del apellido McLaggen…
Por lo pronto debía terminar de asegurar el plan que ya tenía formulado. Tomó su teléfono móvil y marcó el número de su mayordomo en Londres.
- ¿Hola?
- Edmond, soy yo, Maurice... ¿Estarás libre los próximos días? Necesito tu ayuda con algo…
N/A: hola de nuevo! Antes que nada, una disculpa por demorarme tanto en actualizar. Cuando originalmente iba a publicar este capítulo se me ocurrieron nuevas ideas y decidí hacer esos cambios. Con lo que no contaba era que esas nuevas ideas también iban a afectar a los capítulos posteriores, jeje. Y no quise darles un plazo estimado de publicación porque no me gusta anunciar fechas que no estoy segura de poder cumplir.
Les agradezco su paciencia. En compensación les dejo otro capítulo, espero que les guste!
PD.- aunque la casa de los Granger que vemos en Las Reliquias de la Muerte está situada en Londres, en ninguna parte del canon está especificado en dónde nació Hermione ni en qué ciudad de Gran Bretaña vivía antes de Hogwarts (o al menos no encontré ese dato). Lo comento por si se preguntan por qué situé este capítulo en Manchester. Sólo para complicar un poco más las cosas (jeje, lo siento).
