23. Anuncio de un compromiso

El ruido de las cortinas corriéndose la sobresaltó y automáticamente abrió los ojos. Era Rosemary, la sirvienta, quien había entrado a la habitación para llevarle una bandeja con el desayuno.

- Me espantaste…- dijo Aurora enderezándose. Al hacerlo, notó que ya había amanecido. Debían ser las siete de la mañana.

- Le pido una disculpa, señorita- dijo la muchacha acercándole la bandeja a la cama.

- No hay cuidado- contestó Aurora soltando un bostezo y tomando en sus manos la taza de café caliente. Aún estaba adormilada.

En ese momento entró por la puerta la abuela Margaret, aún con su gran bata de dormir y su canosa cabellera recogida en una trenza.

- Hoy es el gran día, querida- anunció alegremente, aproximándose a la cama- come tu desayuno porque necesitarás fuerzas. Tenemos tan sólo cuatro horas para alistarte, todos esperan tu llegada a la iglesia antes de las doce.

La abuela Margaret le sonrió dulcemente y besó su frente.

- Nos vemos en un rato- le dijo antes de retirarse.

Hacía apenas una semana que Maurice le había propuesto matrimonio y ella había aceptado sin cuestionamientos. Si algo había aprendido desde que despertó del coma, era que la vida podía ser demasiado corta. Desde el día que decidió dejar atrás su pasado y no mortificarse tratando de recuperar los recuerdos perdidos de una vida aparentemente triste y llena de conflictos, decidió que disfrutaría cada día al máximo. Sus días con Maurice hasta ahora habían sido maravillosos así que cuando él le hizo la gran pregunta, ella no encontró motivos para negarse. Él era un hombre noble, generoso, inteligente, divertido. La hacía sentir segura y protegida y además estaba dispuesto a ofrecerle una nueva vida llena de momentos felices. ¿Qué podría salir mal?

Tras darle el "sí" a Maurice, habían hablado sobre simplemente ir ellos dos solos al registro civil y casarse sin hacer gran alboroto para luego escapar de viaje durante un par de meses. Pero las cosas comenzaron a tomar otro rumbo cuando bajaron a la fiesta de cumpleaños de Sir Ferdinand.

********** Flash Back **********

Maurice estaba tan entusiasmado que no pudo esperar para darle la noticia a su abuelo. Intentó hacerlo de manera discreta pero la tía Helen alcanzó a escuchar y prácticamente lo gritó a los cuatro vientos, ocasionando que los invitados a la fiesta e incluso los fotógrafos dedicados a cubrir eventos sociales de fin de semana captaran la primicia.

La noticia no fue tomada bien por el padre de Maurice, quien no se molestó siquiera en disimular el desagrado que a primera vista sintió por Aurora y lanzó un comentario despectivo. Pero Maurice se plantó firme ante Lord Edward y estuvo a punto de suceder un enfrentamiento entre padre e hijo de no ser porque Lady Margaret intervino y logró disipar la tensión que comenzaba a formarse en el ambiente. Momentos después, la fiesta que originalmente estaba planeada para ser el cumpleaños de su marido se volvió también en una celebración del compromiso de su único nieto varón.

Lady Margaret hizo oídos sordos a las palabras de Maurice cuando éste dijo que él y Aurora se casarían discretamente en el registro civil.

- ¡Nada de eso!- dijo al día siguiente durante el desayuno, cuando por milésima vez Maurice insistió con que él y su prometida no deseaban hacerlo en grande- la boda de mi nieto no puede pasar desapercibida, ¡hemos esperado demasiado tiempo para esto!

- Pero abuela… en verdad no nos interesa tener una fiesta ostentosa. Sabes que no me gustan esas cosas.

- Mi querido niño, danos ese gusto a tu abuelo y a mí. Ya somos viejos, uno nunca sabe qué podría pasar más adelante… al menos quisiéramos tener la alegría de verte llegar al altar.

Y fue así como las cosas se salieron de control. Lady Margaret logró convencer a Maurice para hacer una fiesta, prometiéndole que sería algo muy pequeño y entonces la fecha fue fijada.

********** Fin Flash Back **********

Todo había sucedido demasiado rápido. Lady Margaret y la tía Helen apenas y la dejaban respirar; durante los días siguientes la tuvieron demasiado ajetreada con los preparativos de la boda. Aunque las dos mujeres se hicieron cargo y prácticamente tomaron todas las decisiones sobre el banquete, la decoración y los detalles importantes, llevaban consigo a la chica a todos lados. Realmente ella aún no había tenido tiempo para asimilar que la boda sería exactamente una semana después de haber recibido la propuesta de Maurice.

Él por su parte se había ido a Kosovo para arreglar el tema de su renuncia a Médicos Sin Fronteras y cerrar cualquier asunto pendiente que tuviese en la ciudad, incluyendo lo que haría con los muebles que tenía en el departamento que rentaba. Regresó a Lancaster justo el viernes por noche a la hora de la cena, por lo que no tuvo oportunidad de charlar a solas con la castaña.

- Señorita, la bañera está lista- le informó Rosemary sacándola de sus pensamientos- debe darse prisa, el maquillista y la peinadora no tardan en llegar.

Aurora dejó a medias el pan con mermelada que estaba comiendo y se metió al cuarto de baño. Apenas podía creer que acababa de despertar al que sería uno de los días más importantes de su vida.


A esa misma hora en el número 12 de Grimmauld Place, Remus Lupin despertó. Dentro de poco tenía una cita con Kingsley Schackelbolt, el actual jefe de la Oficina de Aurores, pues hablarían sobre oportunidades laborales que había para él dentro del departamento.

Después de darse una ducha y vestirse, bajó a la cocina y se sorprendió al encontrar a Tonks y a Harry sentados con un desordenado montón de periódicos muggles sobre la mesa.

- ¿Qué hay, Remus?- saludó animadamente Tonks al tiempo que hacía a un lado algunas páginas.

- ¿Qué hacen aquí? Aún es muy temprano- preguntó Remus al tiempo que se sentaba frente a la pareja de aurores.

- Hoy tocó trabajo de escritorio. Entre antes terminemos con esto, mejor- dijo Harry un tanto malhumorado. Odiaba tener que revisar los periódicos muggles en busca de algún indicio de magia oscura detrás de los crímenes muggles. Él creía que la verdadera acción estaba en las calles y no entre las páginas de los tabloides.

- Oh, ya veo…

Distraídamente Remus comenzó a hojear algunas páginas que Tonks acababa de dejar de lado.

- No encontrarás nada interesante ahí- le dijo ella- esa es la sección de eventos sociales muggles. Además hay algunos ejemplares de días pasados, noticias viejas.

Entonces Sirius entró al lugar.

- Chicos, comencemos a levantar este desastre- dijo haciendo referencia a los periódicos sobre la mesa- Trixie no tardará en servir el desayuno.

Y con un movimiento de varita el animago apiló los papeles en la orilla de la mesa, justo frente a Remus. Entonces algo llamó la atención del licántropo. Entre la montaña de papeles se asomaba una especie de revista a color en cuya portada le pareció ver una cara familiar. La tomó y al instante reconoció a una de las personas que aparecían en la portada de ese libreto de edición semanal dedicado exclusivamente a los eventos de gala de la socialité muggle.

Debajo de la foto de un elegante anciano posando al lado de un hombre más joven se leía: "Celebración doble para los McLaggen de Lancaster" y con letras más pequeñas se indicaba que había más detalles en la página 42.

- Hey, ¿desde cuándo te interesan los chismes muggles?- le preguntó Tonks en tono burlón al tiempo que con su varita mágica mandaba las pilas de periódico a un rincón de la cocina donde no estorbaran.

- No me interesan. Es sólo que conozco a esta persona- dijo Remus mostrándole a su amiga la portada de la revista y señalando al hombre joven.

- Oh, wow. ¿En verdad lo conoces? ¿Quién es? ¡Es guapísimo!- exclamó Tonks tomando la revista entre sus manos- ¿Qué clase de mal amigo eres, Remus? ¿Por qué no me lo has presentado?

- Bueno, no es que lo conozca en realidad- aclaró Remus- simplemente me topé con él en el aeropuerto el día que regresé de Grecia. Tropezó conmigo y por poco se lleva mi pasaporte muggle.

Tonks parecía no prestar demasiada atención a las palabras de Remus, estaba más ocupada buscando alguna otra fotografía del apuesto joven de la portada.

- ¿Tan rápido has superado tu rompimiento con Theodorus?- dijo Sirius en un tono un tanto burlón mientras servía varias tazas de café para los ahí presentes.

- ¡Oh por Merlín!- exclamó Tonks soltando un gritito de sorpresa. Abrió los ojos como platos y se llevó una mano a la boca.

- ¿Qué pasa?- le preguntó Remus.

- ¿Encontraste algo?- preguntó Harry alarmado.

Tonks no contestó. Se levantó de su lugar y se fue con la revista a un rincón más apartado. Los tres hombres presentes se miraron entre sí sin comprender la reacción de la chica.

- ¡Accio!- impaciente por no recibir respuesta de su amiga, Harry le arrebató la revista. Él tampoco pudo evitar una expresión de sorpresa al ver la fotografía de una joven pareja que acababa de anunciar su compromiso. Sus ojos verde esmeralda se posaron en automático sobre Remus.

Tonks volvió a sentarse junto a Harry y nuevamente miró la fotografía.

- Se parece demasiado- le susurró al moreno. Él asintió. Pero a ella no le cuadraba algo:- "no lo entiendo… a estas alturas ya debería tener seis meses de embarazo…"

Y dudando, le extendió el ejemplar a Remus. Éste se quedó helado al ver en la página una foto de aquél muggle del aeropuerto, Maurice McLaggen, junto a una bella joven idéntica a… Hermione.

"Doble celebración para los McLaggen de Lancaster: el pasado sábado 17 de junio durante el festejo del cumpleaños número 80 de Sir Ferdinand, su nieto Maurice anunció su compromiso de boda con una misteriosa joven de nombre Aurora Wayne.

La sorpresa fue grande para todos los presentes, especialmente para su padre Lord Edward Benedict McLaggen, posible candidato a Primer Ministro, pues desconocía que su único hijo varón estuviera en una relación.

Poco se sabe sobre la chica Wayne; la pareja de enamorados se rehusó a darle una entrevista a nuestra corresponsal en Lancaster pero poco después una fuente cercana a la familia reveló que el enlace matrimonial se llevará a cabo el próximo sábado al medio día en una ceremonia íntima en la capilla Saint Andrew."

Remus se sintió aturdido. Las dos páginas estaban repletas de fotografías de los personajes que asistieron al evento y al pie de cada una se leían los nombres de quienes en ellas aparecían. En una posaban los tres McLaggen, abuelo, hijo y nieto. Y había otras dos únicamente de Maurice y su prometida. En una de ellas posaban abrazados y miraban a la cámara, aunque ella parecía un tanto cohibida y sonreía tímidamente. La otra fue tomada sin que ellos lo notasen, mientras conversaban parados al lado de una hermosa fuente.

- ¡Un momento!- exclamó Sirius, pegándole un susto de muerte al licántropo. Éste no se había percatado de que el animago se había acercado por detrás a ver la foto- ¡éste es el muggle que el otro día estaba merodeando por acá! Esa tarde que traje a Ginny desde San Mungo…

- ¡¿Estás seguro?!- preguntó Tonks, quien en su momento también había escuchado la anécdota del muggle que habían encontrado deambulando por ahí.

- Es él- repitió Sirius sin dudarlo.

- Por Merlín, por Morgana, ¡hoy es sábado!- comenzó a decir Tonks llevándose ambas manos a la cabeza y entrelazando sus dedos en su cabello rosa chicle- ¡la boda es hoy!

Remus se recargó sobre la mesa y respiró hondo, tratando de conservar la calma. Harry, Tonks y Sirius intercambiaron silenciosas miradas entre ellos, tratando de contener la pregunta que todos querían hacer pero que ninguno se atrevía a decir en voz alta: "¿es posible que Hermione esté viva?".

Entonces Trixie, la elfina doméstica que desde hacía un par de años estaba al servicio de la Mansión Black, entró con un sobre en la mano.

- Amo Harry, ha llegado correspondencia para usted- informó y le extendió la carta al muchacho.

Se trataba de la carta que casi una semana atrás Mary Smith había escrito y depositado en un buzón público con la esperanza de que mágicamente llegaría a su destinatario.

- Remus…- dijo Harry después de haber leído la carta- debes ir a Lancaster a buscar a Hermione.

Para sorpresa de todos, el licántropo contestó tajantemente:

- No lo haré.

- ¡¿Qué dices?!- cuestionó Tonks sin poder creer lo que acababa de escuchar. Volteó a mirar a Sirius y a Harry, quienes tampoco daban crédito a sus oídos- ¡se casará dentro de unas cuantas horas!

- Debes estar bromeando, Lunático…- dijo Sirius.

Remus negó con la cabeza.

- Si Hermione está viva, ¿por qué no me ha buscado? ¿Por qué no ha contactado a ninguno de nosotros y nos ha dejado creer que está muerta?- dijo con un ligero temblor en la voz, sintiendo una mezcla de furia y decepción.

- Sea como sea, debemos averiguar qué está pasando- dijo Harry releyendo la carta que acababa de recibir- iré a Piccadilly Circus y buscaré a la señora Granger. Tú deberías ir a buscar a Hermione.

Le entregó a Remus la carta y salió a toda prisa de ahí, llevando consigo la revista muggle.