Esto empieza asi, espero sea de us gusto de ahora en adelante.
watch?v=YNSxNsr4wmA
Soi Fong suspiro frente a su guarda ropa, había pedido la tarde del día jueves en la agencia de publicidad donde trabajaba en el área Financiera Contable, no le importaba mucho el nombre en si por más que lo pudiesen adornar lo más chic posible, la mayoría siempre se refería al departamento por "contabilidad". Llevaba trabajando en el lugar desde cuarto año de la Universidad y una pasantía era requisito para graduarse, fue un tanto divertido y extraño que algunos de sus conocidos en la escuela se encontraran trabajando en el lugar, pero como no iba ser de esa manera cuando la hija de los dueños era conocida por muchas personas. La segunda en jerarquía en el área de cuentas y negocios era ni más ni menos que Shihōin Yoruichi, la chica popular y más codiciada de la escuela, que extrañamente era su mejor amiga.
Hay cosas que no se da todos los días y ciertamente el ver a dos chicas totalmente opuestas entablar y mantener una amistad digna de una película cursi, era de esas que no se veían muy seguido más cuando mantenían dos años de diferencia. Aun así, ese par paso por educación básica, preparatoria y la Universidad. Los dos primeros en la misma escuela y la segunda en diferentes Universidades, pero en Tokio. Cada una fue a la graduación de la otra ya que la morena llevaba un grado mayor que la peli azul. Yoruichi siempre fue un apoyo cuando tenía competiciones de karate y por consiguiente Soi nunca se perdió una carrera de la diosa de destello como se le había apodado a la morena.
Con tanta historia en común la morena no le importo el ayudar a Soi con su pasantía para graduarse en la Universidad y como había resultado ser excelente en esa área el encargado y jefe Jushiro Ukitake no dudo dar su recomendación personal a la dueña para contratarle de manera inmediata. Ciertamente Soi era un talento con los números, alguien que podía analizar cifras y armar estadísticas de manera casi natural, sin olvidar que era digna de confianza, no solo por ser amiga de Yoruichi si no porque poseía un alto grado de ética y responsabilidad. Al final de su graduación término trabajando en la agencia de publicidad y junto a ella otros amigos y compañeros que alguna vez estudiaron con la morena, de eso ya habían pasado tres largos años.
Aun con todos los pro y contras la peli azul pensó que era un buen lugar para trabajar, casi todos eran conocidos de años y otros más que aparecieron se fueron acoplando de manera rápida haciendo de la agencia un lugar un poco familiar, ciertamente era una ventaja, pero por otro lado era molesto porque lo quisieran o no casi todos sabían un poco sobre sus vidas privadas. Soi ese día en especial había pedido la tarde libre en compensación de todas esas horas extras de trabajo que le debían, algunas se las remuneraban económicamente y otras solo se los compensaban con días libres, a ella ciertamente no le importara cual fuera, pero ciertamente hoy había sido un buen día parta tomarse la tarde. Esta noche tenía una cena especial con su novia de hace más de dos años, Alysa Nielsen era ciertamente una chica hermosa de cabello rubio, tez blanca, de complexión delgada, de la misma estatura de la peli azul y con unos hermosos ojos azules que habían enamorado a Soi, creía que ya era el tiempo de establecerse y hacer de su relación algo más formal.
Aun cuando eran apenas las cuatro de la tarde quería tener todo listo y perfecto para cuando llegase el momento, Alysa saldría de su trabajo como asistente en la embajada de Noruega en Japón. Se habían conocido por un caso fortuito ya que la agencia tenía un evento de publicidad sobre el país de Noruega en Shibuya y aunque Soi no tenía nada que ver en el asunto esa tarde noche Yoruichi le había pedido un favor personal que consistía en llevarle un cambio de ropa pues de ahí saldría directo a una discoteca donde pasaría un buen rato y seguro buscaría una boba para llevarse a la cama. Esa era una de las diferencias abismales entre ellas, Yoruichi era una play girl declarada y muy conocida, Soi por otro lado creía en el compromiso y la fidelidad, aun así, habían trabajado en sus diferencias con madurez y respeto algunas veces más que otras.
Soi podía recordar el haberse topado con muchas personas esa noche, aunque no espero el encontrarse una billetera de mujer tirada en el piso para ser tomada sin problema, la peli azul lo hizo pero muy contrario a cualquier otra persona se encargó de contactar a su dueña que resulto ser Alysa Nielsen, que en agradecimiento y como recompensa le invitó a un café y una pequeña charla porque la joven no tenía mucha fluidez con el idioma japonés, el momento fue bueno y las dos parecieron congeniar de una manera rápida, tanto que compartieron sus números telefónicos y desde ahí empezó su acercamiento, primero de manera amistosa y luego a una de pareja. Yoruichi ciertamente se rio un poco de eso advirtiéndole a Soi que cuando la chica aprendiese bien el idioma la mandaría directo a la friendzone, cosa que no ocurrió ya que justo hace unos días habían celebrado sus dos años de relación, pero esta noche sería un tanto importante.
La peli azul suspiro y tomo la ropa elegida para la cena y luego se dirigió a la ducha, después de unos minutos se peinó para luego cambiarse, echar un poco de perfume, poner un poco de maquillaje nada más para verse mejor, aunque casi todo consistían en un poco de delineador para acentuar sus ojos. Eso era lo que más o menos le había aconsejado Rangiku esa mañana con tono casi maternal, ante la mirada despreocupada de Yoruichi que se alistaba para una de sus reuniones de negocios, no podía entender como era que esas dos estaban tan pendientes de su relación. Podía entenderlo un poco de Yoruichi ya que eran más cercanas y sabía algunos detalles más personales de la relación, aunque como sucedía siempre pocas veces opinaba sobre eso, con la excusa de que ella no entendía el gusto por tener una relación monógama. Soi negó levemente tenía la esperanza que un día Yoruichi por fin encontrara una persona que le hiciese cambiar de parecer.
Pero justo ahora lo mejor era partir, tomo la pequeña caja que era el punto y final de esa noche y la echo en la bolsa de su chaqueta, su vestuario era formal pues el restaurante tenía código de vestuario elegante. Dejo una leve nota para su madrina que seguro regresaría hasta mañana de su turno en el hospital, salió del lugar con rumbo a Minato-ku que era donde se ubicaba la embajada, iba a encender la radio cuando de pronto su teléfono sonó con ese tono personalizado que Yoruichi le había colocado hace unos años. No podía creer que le permitiese eso, no es que la canción no fuese buena. El problema residía en que la morena había hecho que fuese el coro el que sonara al entrar una llamada suya, lo cual era bastante ofensivo para cualquier mujer con sangre en las venas, no es que escuchar a the pussycat dolls cantando su famosa y emblemática canción fuese malo, pero escuchar el:
Don't cha wish your girlfriend was hot like me?
Don't cha wish your girlfriend was a freak like me?
Don't cha, don't cha?
Don't cha wish your girlfriend was wrong like me?
Don't cha wish your girlfriend was fun like me?
Don't cha, don't cha?
Era como una maldita provocación, Soi suspiro al instante, no iba a negar que le gustaba esa canción y mucho más Nicole Scherzinger, pero odiaba a Yoruichi por usar sus gustos y debilidades para ponerle en vergüenza, al momento apretó el botón verde de su teléfono.
— ¿Qué es lo que quiere la princesa el día de hoy? — Cuestiono con una leve sonrisa a sabiendas que su amiga odia ese mote.
— Jajaja — Expreso sarcásticamente — yo llamándote como buena amiga, porque quería saber cómo iba todo.
— Bueno, justo voy hacia la embajada para recogerla y luego iremos directamente a cenar — informo al instante — ¿no deberías estar trabajando? — Pregunto.
— Soy tan buena en esto que ya cerré el trato — señalo con esa voz orgullosa — insisto en que el mejor plan seria que la lleves a un hotel, tengas unas horas de un buen sexo y luego le das el anillo.
— Gracias por el consejo, pero prefiero mantener mi plan inicial — indico Soi con tranquilidad, hubo un momento de silencio en la línea.
— ¿Cómo vas vestida? — Preguntó la morena, para luego sonreír al imaginar que su amiga seguramente estaba roja como un tomate, algunas veces no dejaba de ser mojigata.
— Formal — respondió cortante para evitar las burlas.
— Oh, vamos no seas tímida y dime que llevas puesto — pidió con una sonrisa coqueta, Soi sabía que solo se estaba burlando.
— Sabes lo mal que se escucha eso si hubiese personas cerca — se quejó la peli azul y suspiro, pues estaba llegando a su destino — debo colgar, estoy llegando.
— Entiendo, suerte Soi — expreso con un tono serio, de esos que indicaba que era algo importante — seguramente la próxima vez nos veamos seas una mujer prohibida.
Con eso ultimo la llamada termino y Soi frunció el ceño, desde hace años era una mujer comprometida con Alysa, con su relación, era cierto que lo que sucediese en la cena lo haría más significativo, pero…soltó un suspiro, Yoruichi siempre le hacía pensar demasiado algunas veces. Se estaciono junto al comunicador y se identificó, espero unos minutos cuando lo noto y Soi no pudo evitar sonreír al ver que su novia venia saliendo del lugar con pasos tranquilos, enfundada en un hermoso traje sastre de falda y chaqueta color crema.
— Hola — saludo subiendo al auto e inclinándose para darle un breve beso a la peli azul.
— Te vez hermosa — señalo con suavidad — espero tengas hambre.
La rubia sonrío satisfecha — te ves fresca — señalo inclinándose para darle un pequeño beso en los labios — al parecer la tarde libre te sentó de maravillas.
— Fue bueno dejar la oficina por una tarde — acepto con calma — espero que el lunes no me arrepienta al ver que el trabajo se ha retrasado o no lo han hecho.
Alysa puso los ojos — no eres la única en ese departamento Soi, es más muchas veces te he dicho que con tu talento fácilmente podrías encontrar un mejor trabajo.
La peli azul sonrío — ¿quién es la que me regaña porque hablo demasiado del trabajo? — Cuestiono.
— Bien, soy culpable — señalo la rubia y extrañamente se puso seria — pero lo que digo es en serio, me parece que deberías pensar en expandir tus horizontes.
Soi sonrío pensando en ello — admito que es un buen consejo, pero me siento cómoda trabajando ahí, quizá más adelante podría cambiar de idea.
El camino al restaurante fue tranquilo, con pequeñas charlas y risas no había duda que lo pasaban bien juntas y aunque habían tenido en su relación ciertos problemas los habían sabido sortear de manera inteligente. Cuando llegaron al restaurante la rubia no pudo evitar asombrarse de que era un lugar un tanto lujoso, pues era con reservación y justamente el camarero les indicaba cuál sería su mesa. Observaron el menú y pidieron la cena para cada una con una copa de vino, todo parecía estar yendo maravillosamente esa noche, el ambiente parecía increíble y la comida totalmente deliciosa. Pero la peli azul sabía que el momento estaba llegando por fin.
— ¿Cómo es que conoces este lugar? — Pregunto Alysa curiosa.
— Retsu me trajo para cuando me gradué del colegio — respondió.
— Ah, eso es nuevo — expreso — pensé que Yoruichi quizá te había traído un día.
Soi le miro extrañada — normalmente no visitábamos lugares así y raras veces salimos.
Alysa suspiro — ¿que celebramos? — Cuestiono — según lo recuerdo el martes fuimos a cenar para celebrar nuestro segundo año juntas.
Soi estiro su mano para tomar la de la rubia — pensé que ir a comer ramen no era algo tan romántico para celebrar un año más de relación.
La rubia sonrío con cierta satisfacción, Soi era tan diferente a muchas personas que había conocido antes y eso lo noto desde la primera vez que le conoció. Podía decirse que era casi perfecta pero la frase "casi perfecta" era algo en lo que Alysa se detenía a pensar y es que, a pesar de ser un estuche de monerías, la peli azul traía consigo un lastre que al principio no había notado y no le pareció importante, pero pasando el tiempo, los meses, los años fue algo un tanto molesto — siempre tan detallista, sinceramente pienso que no debiste molestarte.
Soi suspiro — no es molestia, lo hago porque quiero, también porque eres importante para mí y te amo — metió la mano en su bolsillo y saco la pequeña caja para colocarla en la mesa ante la mirada azulada de su novia — pensé que han pasado dos años y me gustaría que fuesen mucho más, haciendo de lo nuestro algo más formal.
Alysa parpadeo, miro hacia la pequeña caja y luego sus ojos azules miraron directamente los grisáceos — por favor detente — pidió de pronto, Soi frunció el ceño al instante — me siento muy halagada, pero creo estas apresurando las cosas.
Soi parpadeo confusa — ¿cómo? — Pregunto faltándole un poco las palabras — Alysa llevamos dos años de noviazgo.
La rubia cerro los ojos — se contar Soi — señalo al instante con un dejo de impaciencia, luego suspiro — no crees que es muy pronto, ¿qué piensa Yoruichi de esto?
La peli azul le miro seria — ¿qué con ella? — Cuestiono confusa, pues no le parecía que meter a la morena en algo tan de ellas y de pareja fuese algo ideal.
— ¿Qué con ella? — Repitió Alysa — bueno la traigo a colación porque ella parece ser la tercera persona en esta relación.
Soi suspiro, de unos meses atrás hasta hoy ese era un tema frecuente de discusión y no entendía porque — ya hemos hablado sobre esto Alysa — señalo con paciencia — Yoruichi es solo mi amiga nada más no tiene por qué opinar en mis decisiones más cuando no es una persona que cree en el compromiso y las relaciones monógamas. ¿Cuántas veces tengo que aclararlo?, seguramente tú tienes algunas amigas cercanas.
— Las tengo, pero ninguna tiene un maldito tono especial en mi teléfono que ciertamente me parece un tanto irrespetuoso — volvió a reclamar, ya antes habían discutido sobre eso y ciertamente Soi pensó que hoy al llegar a casa cambiaría el maldito tono del infierno — me molesta que seas como su perro faldero tras ella, siempre está ahí al teléfono, en el trabajo, los cumpleaños, navidades y seguro tú haces lo mismo, es cierto que se conocen desde el colegio pero ha este tiempo ya deberías cortar el cordón umbilical.
Soi se quedó perpleja y confusa, más bien podría decirse que estaba en shock ante ese reclamo ofensivo — vine aquí para pasarlo bien contigo y darte esto — señalo la pequeña caja — no hablar de Yoruichi que hasta este punto no tiene nada que ver entre nosotras y lo que tenemos — suspiro para calmarse un poco porque ciertamente se sentía ofendida y no era la primera vez que alguien le había insultado por su amistad con la morena — Alysa te amo, deseaba entregarte esto como un símbolo de compromiso para nuestra relación y con la esperanza de construir un futuro juntas.
La rubia suspiro y el silencio en la mesa fue abrumador, Alysa alzo su mirar azul con una tristeza visible, los grises de la peli azul le miraban con firmeza — lo siento Soi, pero no puedo aceptar algo así cuando no siento que estés totalmente comprometida — con movimientos serenos retiro la servilleta de su regazo — creo que será mejor para las dos dar la relación por terminada, solo espero que entiendas que a la larga esto puede ser algo bueno para ti porque yo no puedo seguir con esto — indico — no te preocupes por mí que llamare un taxi para irme.
Soi se quedó ahí sin moverse, vio cuando Alysa se puso de pie y volvió a decir una leve disculpa con un suave adiós para luego buscar la salida. La peli azul tomo la pequeña caja de la mesa y la metió en su bolsillo de nuevo de manera lenta, llamo al camarero para que trajesen la cuenta, mientras en su cabeza resonaba la frase: "no siento que estés totalmente comprometida". Qué clase de excusa era esa pensó… "algo bueno para ti" suspiro, no sabía si reír, estar molesta o llorar, por lo que decidió que lo mejor era regresar a casa y tratar de olvidarse de ese desastroso momento, si es que podía olvidar que le acababan de rechazar olímpicamente justo cuando pensaba ser más seria y comprometida con la relación. Pago la cuenta y salió del lugar para irse a casa de una buena vez, en el camino empezó una leve lluvia como un maldito cliché de película americana.
Yoruichi dejo la barra del bar y al grupo que le acompañaba en uno de los bares que más frecuentaba para ir al baño, necesitaba bajar el líquido de su vejiga y de paso ver cómo le había ido a Soi, no es que creyera su pequeña abeja no sabía manejarse y estar a la altura de las circunstancias, pero algunas veces quizá era demasiado intensa con respecto a lo que quería y eso podía asustar a cualquiera, no conocía bien a la chica Alysa pero las veces que se cruzó con ella y charlo un poco, le pareció una persona que indudablemente sabía lo que quería y esperaba que esta vez confirmara querer lo suficiente a su amargada y entrañable amiga. Cuando pudo colarse en un cubículo y cerrar la puerta no perdió tiempo, marco el número más frecuente, escucho sonar la llamada una, dos y tres veces para mandarle al buzón.
Suspiro y prefirió no insistir en llamar, pero si enviaría un mensaje de texto Hola, solo llamaba para saber si todo había salido según los planes. Lo verifico una y otra vez para ver si nada era incorrecto o mostrarse entrometida. En todo caso lo envió y espero que al menos esa noche una de ellas este consiguiendo un poco de sexo porque extrañamente ella no se sentía con el deseo de pasar por el cortejo y coqueteo con nadie. Suspiro, pero eso no significaba que no podía pasar un buen rato bailando y bebiendo un poco.
Soi Fong llego luego de manejar sin rumbo por unos minutos pues no quería llegar a casa aun, noto que las luces de la sala se encontraban encendidas y soltó un suspiro cansino al pensar que su madrina le pediría razones de cómo había ido la cena con Alysa. Salió del auto y se encamino a la puerta aun con la leve llovizna persistente estaba por sacar las llaves cuando de imprevista la puerta fue abierta y ella parpadeo sorprendida. Retsu iba de salida con una maleta en mano, al instante esta sonrío cariñosamente.
— Hija, has llegado — saludo al instante.
Soi sonrío levemente — ¿y esa maleta? — Pregunto.
— Oh, voy a un simposio de psicología en Sapporo — respondió — te escribí una pequeña nota, pero me alegra verte para decírtelo en persona.
La peli azul iba a preguntar porque tenía que ir si ella era una cirujana no psicóloga, pero el claxon de un automóvil que llegaba y se estacionaba frente a la casa — ¿vas con Isane-san?
Retsu sonrío — solo le acompaño y mientras tomo un descanso en un hermoso lugar.
— Espero lo disfrutes — expreso con una mueca de sonrisa.
La pelinegra le miro — ¿pasa algo Soi? — Pregunto con preocupación en su voz.
Soi se ordenó sonreír con mucho más esfuerzo — no sucede nada, será mejor te apresures o Isane se ira sin ti.
Unohana le miro detenidamente, tratando de ver atreves de la leve sonrisa e impasibilidad de la que Soi era experta — ¡Retsu se hace tarde! — Se dejó escuchar un leve grito de parte de la chica en el auto.
La doctora suspiro — el domingo que regrese hablaremos — advirtió a la peli azul para luego inclinarse y darle un pequeño beso en la frente — cualquier cosa me llamas.
— Por supuesto, me traes un recuerdo — señalo mientras su madre de crianza se marchaba hacia el auto que le esperaba. Suspiro cuando le vio marcharse por fin y de pronto el esfuerzo de sonrisa se esfumo, debía agradecer que tuviera la casa para ella sola porque lo que había sucedido en esa cena era digno para la conmiseración propia.
Con un plan trazado en su mente por fin entro a la solitaria y silenciosa casa, cerró todo al instante y se dirigió directamente a la cocina para tomar algunas provisiones, subió a su habitación de manera casi mecánica. De pronto sintió su teléfono vibrar lo tomo al instante con la esperanza de que fuese Alysa, pero al contrario de eso fue una llamada de Yoruichi, medito en contestar o no pero extrañamente la llamada termino abruptamente y luego de un momento entro un mensaje de texto. Lo leyó una y otra vez cerrando sus ojos acerados con fuerza, no sabía cómo sentirse al respecto si feliz de que su amiga de años siempre estaba ahí por ella o en caso contrario mostrarse triste ya que esto en cierta manera le hacían meditar en las palabras de la rubia cuando dijo que Yoruichi era como una tercera persona en esa relación.
Luego de unas tres horas, media botella de vodka consumida, una que Soi mantenía en su escritorio por alguna emergencia o simplemente porque Yoruichi siempre se quejaba de que nunca tenía algo fuerte para pasar el rato o dormir tranquila esas veces que se dignaba a quedarse para charlar de la vida cuando algo importante sucedía, como hace una semana que Soi le invito para darle la noticia de que había comprado un anillo y pensaba hacer su relación más formal. La peli azul gimió suavemente en su cama y se acomodó los audífonos que sonaban a toda su capacidad con el play list que escuchaba cuando las cosas iban mal y deseaba sacar eso que sentía.
No sabía si era parte de la madurez o tan simple como que esta era la segunda vez que le rompían el corazón. Pero luego de subir y ponerse cómoda tuvo un momento para pensar en lo que había pasado con su novia, a la vez que trataba de recordar cada palabra, llegando a la comprensión de que como la última vez de alguna u otra forma Yoruichi terminaba siendo el factor, cuando extrañamente su amiga raras veces compartía demasiado tiempo con ella cuando tenía pareja, además no es que tener una mejor amiga fuese un crimen o algo fuera del otro mundo. Luego de esos pensamientos empezó a tomar un poco Frozen de limón adulterado que Yoruichi y Rangiku le habían enseñado preparar hace un tiempo, al pasar los minutos empezó a sentirse inadecuada, la peor de las personas, tanto que quizá no se merecía amar o ser amada, que no había nacido para amar y quizá terminaría sola como la vieja de los gatos.
Después de unos vasos de Frozen y algunas botanas, su estado era molesto, sabía que era una persona buena, responsable y seria con todo lo que hacía, lo que le importaba y en este caso Alysa se había metido en su corazón, era más que obvio que le importaba, pero para la rubia eso no era suficiente, hasta le había acusado de no estar comprometida ¿qué clase de ironía era esa? Lanzar esas acusaciones, cuando se encontraban en un restaurante ostentoso con un ambiente romántico, cargando una pequeña caja que contenía sus esperanzas de un futuro en común. Las lágrimas saltaron y no sabía si era de dolor, rabia o decepción, su mente parecía adormecida por el alcohol, su estado de ánimo fue como siempre un coctel de emociones desde el desconsuelo, tristeza, decepción, enojo, resentimiento, rabia, todas tan intensas y abrumadoras que le cansaban. Solo una cosa sabía muy bien la peli azul, mañana tendría una leve resaca y tendría que poner sus sentimientos en orden.
Yoruichi termino el ultimo sorbo de su copa de vino para dejarla completamente vacía en la mesa de centro, la música suave flotaba en el aire y se recostó en el sofá. Las luces se encontraban apagadas y las puertas corredizas dejaban ver los relámpagos y rayos que surcaban el cielo anunciando que la llovizna nocturna por fin estaba por terminar. Era un poco más de media noche, la morena tenía media hora de haber llegado al lugar luego de su infructuosa noche de fiesta, si tenía que ser sincera esa noche ni el bullicio, la música bailable, el alcohol y la compañía habían podido sacudirle ese extraño sentimiento de melancolía. Tanto había ahondado ese sentimiento que descarto buscar sexo casual para esa noche y prefirió regresar sola a su apartamento, no es que de pronto cambiase de opinión sobre lo bueno que era tener un ligue ocasional, porque ciertamente Shihōin Yoruichi no creía en el cliché de "juntos por siempre o amor eterno", sus padres era un recordatorio vivo de eso y lo feo que puede llegar a ser un divorcio.
Ciertamente el amor era algo tan voluble, efímero y cambiante, a diferencia de la amistad que era una cosa un tanto diferente, podía perdurar y fortalecerse con el paso del tiempo, dando un cierto grado de satisfacción el siempre tener alguien ahí para llorar, reír, caer y levantarse y de eso ella era una fiel testigo. La morena cerró los ojos y llevo su mano al cabello para revolverlo un poco, mañana tenía que trabajar por lo que era mejor moverse e ir a descansar ya que como todos los viernes su madre llegaba para una reunión y charlar sobre planes implementar para la semana siguiente. Se puso de pie, tomo el control para apagar la música e irse directamente a su preciosa y cómoda cama, necesitaba dormir y olvidarse del mundo por un momento, mañana esperaba al menos tener buenas noticias de parte de Soi para así poder tomar una excusa plausible para tener un fin de semana de fiesta y celebración. Con ese último pensamiento en mente se despojó de su ropa para quedarse en ropa interior y por fin abandonarse al mundo de los sueños.
La mañana siguiente llego lo más pronto de lo que se esperaba, Yoruichi llego a la agencia extrañamente más temprano de lo habitual porque hoy su madre llegaba a tiempo y se ponía un tanto estricta con el asunto del horario, lo otro y no menos importante era que deseaba saber cómo es que había resultado todo con Soi y su novia, podía haber llamado pero era mucho mejor escucharlo en vivo y en directo de la propia protagonista, además así podía molestarle un poco con los detalles ya que casi nunca los daba por más burlas y ruegos de la morena.
Byakuya estaba frente a la puerta de su oficina con una documentación sobre el trato que ayer mismo había cerrado exitosamente — no podías esperar al menos a que llegara tranquilamente y me sentara tras el escritorio — se quejó la morena, tomando asiento en su lugar.
El pelinegro puso los ojos — quiero tener el contrato listo para que Minako-san de su aprobación con prontitud — sonrió un tanto divertido — además solo venía a dejarlo en tú escritorio para una revisión, nunca imagine que estarías por aquí tan temprano, ¿acaso tú y Rangiku se ponen de acuerdo para madrugar en días específicos? — Cuestiono.
Yoruichi parpadeo — ¿Rangiku ya llego a la agencia? — Pregunto un tanto curiosa, la pelirroja casi siempre llegaba tarde y extrañamente era la primera en irse si podía.
— Si, la vi entrando a contabilidad — suspiro — seguramente buscaba a Soi.
— Tenía que ser — comento la morena al imaginar que lo que la pelirroja quería era interrogarle sobre su noche con Alysa. Suspiro un poco y de pronto recordó algo — dime Kuchiki, ¿aun te gusta Matsumoto? — Cuestiono y este al momento se puso serio — se dé una buena fuente que desde el ultimo rompimiento un tanto bochornoso ya no volvió con Ichimaru, deberías ir por ella si es que aun estas interesado.
Byakuya le miro con cierta curiosidad — ¿estás bien? — Pregunto y la morena le miro confusa — no me parece que Yoruichi Shihōin sea del tipo romántico, mucho menos una celestina en potencia.
La morena río — una cosa es que no crea en eso de las relaciones monógamas y otra que no desee que mis amigos sean felices, más cuando se lo merecen — señalo pensando más en cierta peli azul que conocía demasiado bien.
— Tú también te mereces ser feliz Yoruichi — señalo con suavidad el joven Kuchiki.
Yoruichi frunció el ceño, el momento estaba poniéndose un poco raro pensó — espero que no quieras un abrazo o algo así, sería muy extraño sin contar lo incómodo.
Byakuya rio un tanto divertido — dios, si sabes cómo arruinar un buen momento — señalo y soltó un suspiro — no sé cómo es que Soi Fong te aguanta con todas esas tus cosas empaquetadas, seguro tiene mucha paciencia — comento y la morena puso los ojos en blanco — será mejor ir a trabajar.
Yoruichi sonrío levemente y vio como el pelinegro salía de su oficina con paso lento, si era sincera ni ella sabía cómo es que la peli azul y ella habían llegado a ser las amigas que eran hasta el día de hoy, pues en su primer encuentro parecían repelerse una a la otra. Aun así, era mejor dejar de pensar en el pasado y mirar hacia el futuro esplendido que podía vislumbrarse. Ahora era mejor ir a buscar a Soi antes de que Rangiku caiga sobre ella como un buitre para saber sobre su cena de ayer. Salió de su oficina con pasos rápidos, algunos le saludaban al pasar mientras ella se dirigía al departamento financiero. Al momento de entrar parpadeo notando que Rangiku se encontraba ahí, quizá por segunda vez y parecía hablar con Ggio, miro hacia la oficina de la derecha y noto que las luces se encontraban apagadas.
— ¿Dónde está Soi? — Pregunto la morena con calma.
Ggio Vega puso los ojos — no ha llegado aún — respondió cansinamente, era la tercera vez que le preguntaban lo mismo, porque cierta pelirroja ya había llegados antes buscando a la peli azul y no dejaba de molestarle con eso.
— Vamos Ggio, Soi siempre es de las primeras en llegar — señalo Rangiku haciendo una pose donde casi le ponía los senos en la cara al pobre chico, una táctica que siempre usaba para obtener algo y que le funcionaba a la perfección desde la preparatoria — ¿seguro no fue hacer algún trámite financiero?
Ggio se sonrojo — yo no…se — casi balbuceo sin apartar la mirada de los enormes senos de Rangiku y su rostro estaba tan rojo que parecía que iba a explotar, Yoruichi no pudo evitar sonreír ante la escena.
En ese momento entro Ukitake con su portafolio — Rangiku podrías por favor dejar de acosar sexualmente a Vega, necesito que este en sus cinco sentidos para el trabajo — pidió con tono amable, la susodicha hizo un leve puchero y la morena sonrío — Yoruichi, ¿en qué puedo ayudarte? — Pregunto al instante.
La morena saludo con un asentimiento de cabeza — nada realmente, solo vine a buscar a Soi Fong.
— Oh, lo siento pero justamente acabo de recibir un correo de ella pidiendo el día — señalo con voz baja — al parecer algo no le sentó bien, quizá alguna intoxicación alimenticia — al instante la pelirroja y la morena se lanzaron miradas — Ggio, Soi me dijo que había enviado por correo lo que está pendiente de trabajar, los informes financieros ayer me los entrego y solo queda sacar cheques para los pagos que se efectuaran el lunes — indico Jushiro de manera profesional, sonrío a las dos chicas que parecían no moverse — ¿algo más en que podamos ayudarles?
— No, gracias Ukitake — expreso la morena — vamos Rangiku — ordeno seria, su frente se frunció en un ceño preocupado al pensar en que las cosas ayer no fueron tan bien para Soi, eso era más que evidente ya de que raras veces faltaba al trabajo porque aun cuando se enfermaba era tan responsable con todo que el que faltara por una diarrea era algo fuera de lugar, sin contar que esa excusa estaba demasiado usada.
— ¿Yoruichi has hablado con Soi? — Cuestiono Rangiku al instante que salieron del área financiera, la morena pudo notar que sonaba ligeramente preocupada.
— No — respondió de manera cortante — conociéndola será mejor no molestarle por nada del mundo en esos momentos — señalo con las esperanzas que la pelirroja entendiera que por nada debía llamarle — esperare que la reunión con mi madre termine para ir y ver qué le paso.
La pelirroja suspiro — ¿me llamaras por cualquier cosa? — Cuestiono, no es que fueran las mejores amigas, pero Soi siempre había sido un tanto comprensiva y le había escuchado en los momentos que más lo necesito.
— Lo hare, pero conociéndola será difícil sacarle cualquier cosa personal — señalo con seriedad, aun cuando ella era la más cercana en cierta manera la peli azul podía ser como una concha cuando se lo proponía.
Se dirigían hacia la oficina de la morena, pero fueron interceptadas al instante — Rangiku, hija — saludo Minako con una leve sonrisa — escuche que ya se encontraban por aquí, eso fue una agradable sorpresa dado que las dos al parecer les encanta llegar un poco tarde.
Rangiku sonrío como una disculpa — iré a mi oficina, si me disculpan tengo trabajo que hacer — señalo y miro hacia la morena — Yoruichi cualquier cosa me avisas.
La susodicha asintió seria ante lo último que dijo, Minako quiso reír un poco ante la escena ya que Matsumoto le recordaba un poco a su propia hija, un tanto despreocupada, fiestera, impuntual y quizá un poco floja. Pero con un sentido del estilo impecable, un talento creativo acertado e innovador en el área de diseño y sobre todo alguien con quien se podía contar como amiga.
Yoruichi carraspeo — buenos días madre — saludo un poco seria — no pensé que fueras del tipo esclavizante con tus empleados — se quejó.
— Sabes que no lo soy — se defendió con una sonrisa — solo me causa curiosidad que siendo viernes las dos estén en la agencia a primera hora, espero que no estén planeando irse de fiesta antes de la hora de salida.
La morena suspiro — no hemos planeado nada — aclaro.
Minako miro a su hija curiosa y luego sonrío — bueno, aprovechando que has llegado temprano sería bueno que adelantáramos la reunión, Jushiro me envió el día de ayer los reportes financieros — sonrío satisfecha — como siempre el trabajo de Soi es impecable, un fin de semana deberías invitarle a casa para almorzar.
Yoruichi puso los ojos — madre, por si no lo recuerdas Soi vive frente a la casa.
— Claro que lo recuerdo — dijo casi ofendida — pero conoces a Soi, no sale de casa y si lo hace siempre va con la chica esta Melisa.
— Alysa — rectifico Yoruichi con un tono de molestia.
Minako sonrío — como sea, el caso es que si antes cuando vivías ahí pocas veces visitaba la casa mucho menos desde que te fuiste — la morena suspiro, su madre algunas veces podría ser una molestia — por cierto, como llevas eso de la relación de Soi, si lo recuerdo bien nunca fuiste aficionada a compartir.
Yoruichi parpadeo ante esa pregunta, si creía que su madre era molesta y no podría ser peor al respecto justo se daba cuenta que se superaba con el tiempo — ese comentario está muy fuera de lugar, Soi y yo somos amigas no es como si estuviésemos casadas o algo por el estilo — aclaro — si es feliz con Alysa o quien sea me alegraría mucho que fuera así porque se lo merece.
Minako sonrío hacia su hija cariñosamente — me alegra que pienses así, ya hay demasiados corazones rotos en el mundo para ver como rompen uno más.
— Sera mejor empezar con esa reunión, tengo cosas importantes que atender — señalo Yoruichi con un dejo de impaciencia.
Minako enarco una de sus cejas finamente esculpida, mirando a su hija sonrío con un dejo de diversión — ¿quién eres tú y que has hecho con mi pequeña? — Cuestiono con cierta burla y noto que su hija parecía exasperada — bien, vamos a la sala de conferencia y nos metemos de lleno en el trabajo, pero en serio hija apenas empieza el día y te ves un poco tensa, ¿no has tenido sexo estos días? — Pregunto curiosa, noto que Yoruichi apresuraba su paso dejándola atrás — interesante — susurro para sí misma.
La reunión se llevó a cabo como siempre, con Jūshirō y Kyōraku dando sus informes ya que el primero era jefe encargado del área financiera y contable, Shunsui por otro lado era el encargado de negocios y contratos. Byakuya dio sus aportes en lo legal, con los contratos efectuados alguna que otra marca o patente que se debía atender. Yoruichi por otro lado solo debía de prestar atención y escuchar lo que su madre planteaba o más bien proponía para mejorar. La morena suspiro en su silla. ¿Quién iría a pensar que Minako Shihōin podría llegar a ser una mujer muy exitosa de negocios cuando antes era una esposa digna y apoyo incondicional de su marido, madre abnegada que no se perdía ningún festival o actividad del colegio de su única y preciada hija? Claro la traición de su padre le había transformado en la mujer en la que ahora se había convertido.
Había levantado la agencia y pactando importantes alianzas con algunos medios de radio y tv, era reconocida como una mujer de negocios y muchos hombres se acercaron para conquistarle, pero Minako nunca les dio oportunidad, Yoruichi nunca imagino que luego de mucho tiempo sola se inclinara por el gusto a las mujeres. Bufo ante eso, no el momento para ponerse a divagar sobre el pasado, tenía cosas urgentes en mente o mejor dicho una constante preocupación sobre su abeja, apretó fuertemente en bolígrafo en su mano con molestia preguntándose lo que pudo haber ocurrido con Soi y su novia, no podía ser que la rubia sea tan idiota para no poder ver que la peli azul es la mujer perfecta para tener una relación, cualquiera con dos dedos de frente lo podría ver pero al parecer algunas mujeres no sabían lo que se perdían, aunque ella sabiamente podría decirles, una mujer leal, responsable, decente, de buenos sentimientos que estará ahí para ti, una que sabe mantener y cumplir sus promesas.
La morena alzo su vista del bolígrafo y noto que su madre parecía estarle observando, esta sonrío con esa sonrisa astuta que todos conocían. Preguntándose por qué precisamente hoy Minako Shihōin parecía no querer despegarle la vista como lo hacía cuando era como una mamá gallina, ya era una mujer hecha y derecha que no necesitaba de su atención. Yoruichi soltó un suspiro era mejor no ir por ese tren de pensamiento, estaba en una reunión y justo en ese momento nada podía hacer para salir de ahí, pero en cuanto esto llegase a su fin lo primero que haría era salir con dirección a la casa de Soi.
Una hora después su sonrisa se amplió al escuchar que su madre daba por terminada la reunión, la morena empezó a guardar los informes en su portafolio. Minako se acero a ella con rostro serio — Yoruichi — llamo, atrayendo la atención de su hija — me agradaría que pudieses acompañarme a un almuerzo importante que tengo hoy, es dentro de media hora en el centro.
La morena suspiro — hoy no madre, tal vez otro día.
Minako carraspeó haciendo que su hija alzara la vista de su portafolio — está vez no es una solicitud, almorzaremos con personas del medio y necesito que los conozcas, que ellos te conozcan ya que serás las que estará a cargo en un futuro — señalo — si me acompañas luego de eso serás libre para hacer lo que quieras.
— ¿Quieres decir que me puedo tomar la tarde? — Cuestiono al instante.
Minako sonrío — claro, pero trata de ser profesional — pidió, la morena asintió — por cierto, Izumi también nos acompañara.
Yoruichi sonrío — al fin alguien que conozco, con ella ahí será menos tedioso el almuerzo.
— Bueno, Izumi se queja de que casi no te ve y piensa que te descuido mucho — señalo Minako.
La morena se puso seria — iré a trabajar, me avisas a la hora de irnos.
Minako Shihōin vio a su hija salir de la sala de conferencias y reuniones, ella no era tonta y sabía bien que hace mucho había alejado a su hija de su lado, Yoruichi tuvo que aprender a ser independiente cuando apenas tenía 13 años, porque se vio sola y en cierta manera abandonada de padres. Como madre no estaba orgullosa de eso, pero cuando su ruptura matrimonial llego Minako busco refugio y consuelo en el trabajo, puso una sirvienta para que cuidar de la casa y de Yoruichi, se podría decir que después de su divorcio la única persona que estuvo constantemente con su hija fue Soi Fong. Por eso su amistad era importante y fuerte aun con los años, aunque al principio Minako pensó que quizá llegaría a ser una pareja por lo unidas y lo mucho que se ayudaban la una con la otra, pero el tiempo le demostró que quizá se había equivocado.
Yoruichi tomo asiento tras su escritorio, ordeno un poco y empezó a revisar los pendientes del trabajo, una parte de su mente le decía que llamara a Soi, pero otra parte sugería darle espacio y tener paciencia. Suspiro, sabiendo que debía de ser paciente porque ahora estaba obligada a ir a ese almuerzo con su madre, mejor dicho, de negocios. Ciertamente era un alivio que Izumi acompañara a su madre porque si no fuese un total martirio, aun no entendía como la pelinegra podía seguir con su madre después de tanto tiempo, sin contar todo el equipaje emocional que traía Minako consigo, llevaban como unos 5 años de relación o lo que fuera y aun no vivían juntas, el primer año su madre mantuvo la relación en secreto como una tonta adolescente o como si le iban a lapidar por su recién descubierta orientación sexual.
La verdad era que no entendía todo el asunto, siempre creyó que las relaciones eran complicadas, además lo de su madre no era de su incumbencia. Llevo sus manos al rostro tratando de alejar todos esos pensamientos, que le pasaba a este día que traía consigo demasiado estrés con su madre y sus actitudes, hoy en lo que debía poner sus pensamientos y energías era en lo de su pequeña abeja, lo demás salía sobrando por ahora.
Eran las 12 del mediodía y el sol brillaba en el cielo de la ciudad de Tokio, el tráfico era ligero pero las personas en la calle parecían marchar a un ritmo ajetreado en busca de un lugar donde poder comer con calma y quizá con precios económicos. Yoruichi se estaciono en The Ritz Carlton su madre se había quedado un poco atrás desde que se desvió para pasar por Izumi. Miro el lugar alzando su vista al edificio y sonrío, su madre no podía ser más evidente pero no podía evitar pensar que ella seguramente era parecida, buscando un lugar chic, lujoso donde poder mostrar su talento y dejar fluir su aura segura. Empezó su camino buscando el ascensor, estando arriba esperaría a su madre.
Quince minutos más tarde madre e hija, junto con la novia de Minako eran conducidas a una mesa en espera de los otros comensales que según su madre eran personas del medio que posiblemente deseaban hacer negocios con su pequeño grupo empresarial. Al momento les fueron llevados los menús, pero Minako rápidamente pidió bebidas y un poco de agua para ellas. Izumi vestía elegantemente como siempre y al momento de saludar a Yoruichi siempre fue del tipo cariñoso, quizá por el hecho de que no tenía hijos y bueno su madre era un poco fría al respecto.
— Mírate, cada día te ves más hermosa — señalo Izumi con una sonrisa — no es por gusto que las chicas andes tras de ti, hace un rato que no te dejas ver y menos de ponernos a charlar.
Minako suspiro — no le des alas con eso de las chicas — regaño un poco.
La morena suspiro al pensar que su madre seguía siendo la misma — gracias Izumi, prometo que tratar de verte más seguido — expreso. La pelinegra le sonrío satisfecha sin inmutarse por el pequeño regaño de su pareja, fue así que la charla empezó entre ellas.
Yoruichi charlaba amenamente con Izumi, pero de vez en cuando pensaba un poco sobre la relación de esas dos mujeres. Minako Shihōin luego de la separación con su padre paso de ser una mujer amorosa a un totalmente fría eso era lo que la morena podía recordar, se convirtió en alguien practico, como si había encerrado su corazón bajo llave y no dejaba que nada entrara y por ende saliera. Ciertamente nunca dejo su responsabilidad de madre con su hogar y aunque después del divorcio fue una madre un tanto ausente trato de compensar eso colmando a su hija de regalos ostentosos. La morena podía recordar la primera vez que conoció a Izumi Miyazaki. En ese entonces había regresado de su viaje de vacaciones en América como regalo de graduación de la Universidad. Ese día su madre le había llevado a un almuerzo para hablar de su futuro, según había expresado en primeras instancias, pero al final solo había resultado en que le presento a su "amiga".
Izumi era una mujer elegante, tenía el porte y un cuerpo que bien podía competir con una modelo, alta, delgada, piernas largas, cabello negro ojos cafés, tez blanca y una sonrisa amorosa. Hasta ahora no entendía cómo es que no tenía hijos, aun recordaba cuando le conoció lo amable y comprensiva que se mostró con ella, cosa que le hizo sospechar un poco porque ciertamente nadie puede ser un pan de dios por completo, pero que con el tiempo se dio cuenta que esa mujer era así de amorosa con todos. Diseñadora de profesión y dueña de una fábrica de confección de ropa, vivía sola en el barrio de Shibuya ya que sus padres habían muerto y era hija única, por lo que no tenía hermanos. Quien sabe cómo es que su madre le había conquistado y sobre todo el tener la paciencia de aguantar a una fría Minako Shihōin.
Luego de un momento la pequeña charla fue interrumpida por el arribo de los invitados al almuerzo, con eso la morena tuvo que dejar de divagar para cambiar a una actitud de negocios junto a su madre, el almuerzo fue como lo había esperado, aburrido, un poco de besar el culo por aquí y por allá, sonrisas tontas para chiste inoportunos y machistas. Pero extrañamente el almuerzo se estaba alargando para molestia de Yoruichi y lo quisiera o no estaba mostrando cierta ansiedad, que para Izumi y Minako fue evidente, ya que tomaba el teléfono por momentos y lo miraba para luego dejarlo a un lado, después de unos minutos repetía la acción casi de manera inconsciente.
Izumi se inclinó para susurrarle a Minako — deberías dejar ir a Yoru-chan, me parece que ha cumplido sus obligaciones como buena hija.
La Shihōin mayor bufo — seguro que todo es por alguna aventurilla tonta que se muere por irse.
— Ella no es así y lo sabes, en eso es igualita a ti amor, acepta que no estaría así por cualquier niña por más buena que pueda estar — señalo.
Minako frunció el ceño eso era cierto, su hija nunca mostro darle mucha importancia a las chicas con las que salía, menos de ponerse ansiosa por correr tras una. Efectivamente ella no era así porque simplemente sonreía y ya tenía una fila de jóvenes insulsas buscando obtener su atención, se podía decir que la única chica por la que podía correr, golpear y preocuparse solo era Soi…su mejor amiga. Minako sonrío levemente — Yoruichi — llamo la atención y esta al instante los ojos dorados le pusieron atención — según recuerdo tienes algo que hacer, porque no te despides de nuestros invitados, para que puedas atender tú compromiso importante.
Eso fue como si hubiesen puesto un resorte en el trasero de la morena que al instante se puso de pie, se disculpó con los distinguidos caballeros para luego despedirse y se marchó de ahí en un parpadeo. Camino al auto su cerebro se quejaba de todo el tiempo que perdió en ese almuerzo, su madre realmente se proponía apretar los botones exactos para ponerle de nervios. Llego a su auto y lanzo su cartera al asiento del pasajero y saco la llave para encender el auto, apoyo la cabeza en el volante y suspiro tratando de pensar cual era el mejor plan de acción, porque era cierto que ella y Soi eran las mejores amigas, pero una abejita rota no era la mejor de las personas, era como mover un panal y esperar las crueles picaduras, aun así, iba arriesgarse porque tenía ventajas de antigüedad y las aprovecharía.
Continuara...gracias por leer.
