Espero este capitulo sea de su agrado, en esta ocuasion quiero agradecer a los que leen casi religiosamente las ihistoria de mi persona y de este fandom.
Quiero agradecer a AvatarAle por su comentario al prologo de esta nueva historia y por el anterior que es mas que un aliciente para cualquiera que hace el inteto de escribir, por el apoyo y tomar de su tiempo para leer estas historias locas que se me ocurren. Gracias por leer a todos.
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Soi Fong no había abierto las ventanas y mucho menos las cortinas de su habitación que se encontraba sumergida en penumbras, la música no había dejado de sonar desde ayer y aunque en la madrugada termino durmiendo después de ingerir demasiados Frozen durante la noche, pero eso no era un factor tan importante como lo fue el terminar empinándose la botella de vodka y beberlo puro. Aun así, despertó temprano por el molesto sonido de la alarma, medio despertó de su leve resaca y desvelo, para recordar que hoy era viernes y debía ir al trabajo. Al instante decidió enviar un mail a Jūshirō para informarle que no estaba en condiciones óptimas para ir a laborar alegando una intoxicación alimentaria. Con eso hecho y enviando otro mail donde informaba lo que estaba pendiente de trabajar para ese día.
Con eso resuelto se dirigió a la ducha para tomar un baño reparador, su mente aún se encontraba medio adormecida con el alcohol para abrumarle con sus pensamientos, al salir de su ducha, limpio un poco el lugar para luego volver a la cama y dormir un poco más su pequeña resaca. El sonido del teléfono vibrando le saco de su sueño, con ojos entrecerrados tomo el aparato que creyó haber apagado y noto que un mensaje había entrado, no quería hablar con nadie, por hoy quería esconderse y no saber del mundo. Por inercia abrió el mensaje siempre…es una promesa, Yoruichi. Desde ayer había estado pendiente de lo que sucedía, con ella y Alysa pues ayer mismo había leído otro mensaje de la morena un poco antes de medianoche. La peli azul no tenía ánimos de ver o hablar con su amiga, no quería explicar las razones de porque le mandaron a volar, cual fue la causa o pensar sobre las causas. Su estómago de nuevo gruño de hambre y noto que iban a ser las dos de la tarde, no quería comer o más bien no quería levantarse o hacer algo, solo deseaba hundirse en su tristeza.
Yoruichi llego al lugar donde paso casi toda su vida, la casa de sus padres parecía ser la misma de siempre excepto por el color de la pintura. La morena suspiro al notar que esta vez su madre se había decantado por una combinación de colores entre el chedron, blanco y café. Abrió la puerta del garaje, entro y estaciono su auto con maestría, fue con dirección a su antigua habitación pues debía cambiarse de ropa a un más cómoda y funcional. Aunque no vivía con su madre desde que salió hacia la Universidad Minako le repitió infinidad de veces que esa también era su casa y podía regresar cuando quisiera, por lo que algunos días especiales ella llegaba para quedarse que casi siempre eran el cumpleaños de Minako o el de Izumi, el día de la madre, navidad y fin de año. Tenía alguna ropa en su armario y su habitación sorprendentemente siempre se encontraba limpia y ordenada. Después de que la morena se cambió de ropa, se asomó a su ventana para mirar la casa de enfrente y frunció el ceño, parecía que no había ningún alma ahí pero no era tonta y sabía que, aunque la ventana frente a la suya se encontraba cerrada y las cortinas corridas, Soi se encontraba ahí.
No lo pensó demasiado y de pronto se encontraba a la puerta de la casa frente a la suya, sonrío levemente pensando en que esa casa le traía tantos recuerdos, unos buenos otros no tantos aun así la morena sabía que en esa casa siempre fue bienvenida y se sintió como en la suya cuando su familia no se había roto. Suspiro tratando de sacudir esas cavilaciones, debía tocar como siempre lo hacía, tratando de ser formal, civilizada por eso extendió su mano y toco el timbre. Soi Fong escucho sonar el timbre a lo lejos y se hundió más sobre su cama envolviéndose en su sabana, no iba a moverse de ahí, no iba a responder a nadie, de todas maneras, Retsu regresaba hasta mañana. La morena suspiro, esperaba no ser atendida porque no era la primera vez que sucedía por mucho que le molestara recordarlo y odiaba pensar en que esta sería la segunda vez.
Miro el lugar de un lado a otro y agradecía que la calle se encontrara un tanto vacía, la verdad es que ese vecindario siempre había sido así de solitario por eso de la media mañana y después del almuerzo, suspiro con el propósito de ponerse en acción — por eso no creo en el amor — dijo a sí misma.
Yoruichi respiro con un poco de agitación y miro hacia abajo, según lo recordaba nunca sintió difícil subir por el árbol para colarse a la casa de Soi, por mucho que cargara una bolsa en su mano — me siento vieja — susurro, buscando la ventana para meterse al interior como muchas veces lo había hecho, claro todo eso cuando era una adolescente y quizá hace unos cuatro años que había sido la última vez en hacerlo por las mismas razones de hoy, debía aceptar que el tiempo no pasaba en balde. Trato de abrir, pero esta vez la ventana no cedió y la morena puso los ojos al pensar que posiblemente la peli azul la había cerrado con llave, solo le quedaba ver si la otra ventana que correspondía a la habitación de Unohana-san no tenía seguro, por lo que maniobro hacia la otra ventana.
La morena suspiro al entrar en la habitación contigua a la de Soi, debía ser cuidadosa y no hacer ruido que alertara a su amiga, quien sabe lo que haría o lo peor de todo en qué condiciones estaría. Busco la habitación continua al instante, sabía que no debía tocar porque ya había notado que era inútil, abrió suavemente y se adentró al lugar, puso los ojos al percibir olor de alcohol, aunque pudo notar con la poca claridad que se filtraba atreves de las cortinas que la habitación se encontraba un poco ordenada, camino con cuidado, pero por desgracia se topó con un alambre — ¡diablos! — Exclamo, deteniendo su paso.
Escucho como algo se movía en la cama — vete — fue la orden con voz molesta, pues la peli azul reconoció la voz inconfundible de Yoruichi.
— Acabo de llegar y debo aceptar que me costó mucho colarme hasta aquí — expreso la morena, esquivando el alambre fue hacia la ventana para abrir las cortinas y de paso que entrase un poco de aire — creo que así está mucho mejor.
Vio que la peli azul estaba totalmente embozada en su colcha y se movía evitando la luz que ahora entraba por la ventana — no quiero hablar con nadie así que no pierdas tú tiempo y déjame en paz, ya conoces el camino a la puerta — índico.
Yoruichi suspiro — si no vas hablar está bien — acepto y fue a tomar asiento en la silla del escritorio, miro que el equipo de sonido se encontraba reproduciendo y luego miro el cable que estaba conectado que viajaba hacia la cama de su amiga perdiéndose bajo la colcha.
Soi se movió incomoda bajo la manta, sabía que su amiga se encontraba ahí posiblemente escudriñando toda la habitación. Suspiro agradecía que al menos no lanzara preguntas que no deseaba responder o pensar sobre ellas, aun con todo sabía que no podía ocultarse del mundo por siempre, menos de Yoruichi Shihōin — ¿a qué has venido? — Cuestiono con suavidad — podría llamar a la policía por invasión a la propiedad
— Traje helado de chocolate — respondió al instante y espero alguna respuesta o algo que indicara que rompía el hielo — además no es la primera vez que invado esta propiedad, aunque quizá ya no lo haga porque de pronto me parece una tarea un poco peligrosa.
Hubo otro silencio y Soi se movió un poco bajo la manta, la peli azul debía aceptar que la morena era inteligente al traer consigo el helado de su preferencia, pero también le causo un poco curiosidad el que dijese que posiblemente no siga colándose en su casa. Pensó un momento luego su estómago protesto ante la duda — ¿traes cuchara? — Pregunto bajo la manta mientras empezaba a moverse.
Yoruichi sonrío, el helado de chocolate siempre fue la carta ganadora, noto que su amiga por fin cedía y salía un poco de las mantas, suspiro al notar esos ojos acerados tristes, pero no dijo nada sabiendo que ese no era el momento — iré por las cucharas y una taza.
Luego de unos minutos las dos comían helado de chocolate, obviamente la peli azul tenía el recipiente donde el helado venia y la morena lo comía en una taza. Todo en un silencio cómodo, aun así, Yoruichi que se encontraba sentada frente al escritorio empezó a curiosear la lista de reproducción — Pain, I hate everyting about you, Creep, Hole in my soul, In the end, You oughta know, How you remind me, The kill, With or without you, Like stone, Lots my religion — enumero los títulos de las canciones — vaya creo que sacaste todo el material pesado y requerido, no es saludable que te quedes encerrada en tu habitación y quieras ocultarte del mundo. (Lo dijo así, aunque lo que quería decir es que ocultar el dolor nunca funciona)
La peli azul suspiro, no es que se ocultara solo quería estar sola en su miseria, revolcarse en la auto conmiseración y dolor solo por hoy — Alysa termino conmigo — dijo, aunque posiblemente la morena lo había captado pues llego con una pinta de su helado preferido.
Yoruichi no dijo nada pues lo intuía, pero por mucho que deseaba preguntar por qué o quejarse de lo tonta que podía ser la rubia guardo silencio, Soi no necesitaba escuchar eso, la conocía y ya habían pasado por esto antes, la peli azul al principio se aislaba unos días y refugiaba en la música, en los libros, el estudio, el deporte, pero luego salía al mundo más fuerte, eso siempre le resulto un tanto admirable — lamento eso, sé que te la amabas.
Soi bufo — quizá no lo suficiente — comento como una queja.
— Por favor Soi, la amabas y cualquiera podía verlo — afirmo la morena — quizá solo esta confundida o le dio miedo dar el siguiente paso — suspiro — dale un tiempo para pensar y veras que recapacitara.
— No, no lo hará Yoruichi — señalo con firmeza — lo dijo claro, que terminar era lo mejor para mí y que no sentía que estaba comprometida totalmente con la relación.
Yoruichi le miro extrañada — pero…— iba a refutar, Soi alzo su mano indicando que lo dejara. Por otra parte, la morena no podía creer la excusa de Alysa para romper la relación con su amiga, cuando había visto en estos casi tres años la evolución de amistad a noviazgo de las dos chicas, como la peli azul tenía detalles y dedicaba el mayor tiempo a la rubia.
Soi suspiro — quizá no soy material para una relación — expreso suavemente, la morena le miro seria — es la segunda vez y lo sabes, no creo que pueda seguir intentando.
Hubo un silencio extraño luego de las últimas palabras de Soi, Yoruichi quería refutar esa idea, esa conclusión de que ella era el problema cuando no le parecía ser así. Pero que iba a decir o que podía argumentar quien siempre desecho las relaciones formales y el amor por lo que podía hacerle a una persona con el tiempo. Su madre era un recordatorio muy presente de eso y algo aleccionador. La morena dejo la taza en el escritorio y fue hacia la cama de la peli azul — dame espacio — pidió a Soi en la cama, esta se movió un poco incomoda, pero sabía que si no lo hacía ella seguro se haría un lugar porque era la única que no respetaba sus límites o espacio personal — dale play, hace ratos no escucho esa música.
Cuatro horas más tarde la morena se movió entre su sueño y comodidad al sentir que su teléfono vibraba para luego guardar silencio, se aferró un poco más a la confortable y suave almohada que olía maravillosamente pero extrañamente ese perfume le era tan familiar, si dejaba que su mente saliera de su soñolencia podría recordar lo que le evocaba. Trato de hundir su rostro para oler más de cerca y escucho un leve quejido que le alerto, entonces el teléfono volvió a vibrar con insistencia y abrió los ojos levemente para después abrirlos de golpe al darse cuenta que lo que abrazaba no era una almohada si no que a su amiga. Al instante se apartó como si su proximidad quemara, levemente sonrojada y asustada de que las cosas podrían tornarse un poco incomodas o molestas, era sabido que la peli azul agradaba el mantener su espacio personal y pocas veces permitía algún contacto físico cercano o cariñoso.
Miro el teléfono para ver la hora y noto que tenía algunas llamadas perdidas, se acercó a la ventana para ver hacia su casa pues eran las 6 y media de la tarde, posiblemente su madre había llegado para descubrir que su auto se encontraba ahí, por fortuna todo estaba a oscuras y en completo silencio. Lo agradeció porque no quería ningún tipo de interrogatorio de lo que hacía en su vida privada, miro hacia la peli azul que parecía dormir, luego volvió a tomar el teléfono y reviso de quien eran esas llamadas, alguna que otra chica molesta porque el número era desconocido, varias de Rangiku. Suspiro recordando que había dicho a la pelirroja que llamaría para decirle como estaban las cosas con la peli azul pero no lo hizo y no lo veía apropiado por el momento, aunque sabía que Matsumoto deseaba ser una mano de ayuda.
El teléfono volvió a sonar luego de instantes — ¿por qué no contestas? — Pregunto la peli azul desde la cama — no tienes que dejar tus compromisos solo por estar aquí Yoruichi.
La morena puso los ojos — es Rangiku — informo al instante — está preocupada por ti y quería que le avisara por cualquier cosa — al instante apretó el botón de contestar y llevo el aparato a su oído.
— Rangiku — saludo y luego puso el teléfono en lata voz.
— ¡Mierda Yoruichi! — Exclamo la pelirroja — te he estado llamando desde hace ratos para saber cómo esta Soi.
— Justo no puedo hablar de eso — señalo la morena y la peli azul puso los ojos.
— No importa eso ahora, estoy segura que no se necesita ser un genio para saber que todo se fue al carajo — dijo la pelirroja con cierta amargura — pero hay que hacer algo para sacarla de la depresión.
— Creo que estas exagerando — índico la morena al notar que Soi lanzaba miradas molestas hacia ella.
— ¿Dónde estás? — Pregunto — te hablaba porque justo se me ocurrió que podíamos llevar a Soi a una salida nocturna, quizá ir a bailar, beber un poco y que saque todo lo malo.
— No creo que Soi quiera salir Rangiku — señalo sin responder su ubicación actual.
— Vamos Yoruichi, eres su mejor amiga — le recordó — ayúdame a convencerla, justo estoy preparándome para ir a su casa — informo y al instante la peli azul se hundió en su cama cubriendo su rostro con la sabana — se lo debo, ella fue la única que me escucho y estuvo ahí después de la última vez.
— Bien — acepto la morena, mientras que Soi sacaba su rostro de las sabanas — en media hora estaré ahí, pero…lo más seguro es ir a un bar — indico.
— Jeans y camiseta harán su magia entonces — señalo Matsumoto con un dejo de satisfacción.
— En media hora Rangiku, te esperare en la puerta de su casa — informo Yoruichi y la llamada termino, los dorados ojos al instante se posaron en su amiga que le miraba casi derrotada.
La peli azul suspiro enderezándose en su cama y sonrió levemente en una forma de disculpa hacia su amiga — sé que antes dije que era una tonta que tropezaba con la misma piedra una y otra vez, pero en verdad amaba a ese idiota sin remedio y creo que esta vez por fin tuvo suficiente de él — indico — además no lo hice solo por ella, Byakuya merece una oportunidad.
La morena suspiro ese era un cuento un tanto triste y hasta desesperanzador, Rangiku Matsumoto desde la Universidad había conocido a un tal Gin Ichimaru, en su tercer año empezaron una relación que parecía de ensueño, hasta que cada uno empezó su vida adulta de trabajo entonces iniciaron los problemas, rompían, el tipo se perdía dejando a la pelirroja destrozada luego de unos meses regresaba para volver a susurrarle al oído haciendo que Rangiku cayera de nuevo en su relación toxica, así sucedió como dos veces más y esta última fue todo un espectáculo por decirlo de esta manera. Gin había aparecido en la agencia y cuando busco a la pelirroja por casualidades de la vida, mejor dicho, porque Yoruichi había arreglado la situación, esta se encontraba almorzando en la misma mesa que se encontraba Byakuya y estaban pasando un buen rato charlado cuando el peligris hizo su entrada al comedor le encontró riendo de lo más divertida.
Decir que el tipo se volvió loco de celos no fue una exageración, si no fuese por Kuchiki que haciendo alarde de su caballerosidad defendió a su amiga y compañera de trabajo, más la seguridad que rápidamente se hizo presente la cosa se hubiese puesto fea. Kuchiki termino con unos golpes en su rostro, pero también tuvo la suerte de desquitarse con ese idiota, pues Ichimaru iba sangrando de ceja y labio. El momento fue un tanto vergonzoso para Matsumoto, pero fue como un hasta aquí con respecto al tipo ese que le busco unos días después pero que ella por fin le mando a volar. Yoruichi aun recordaba que Kyōraku, Ukitake y su madre se reunieron con ella a hablar del asunto para que algo así no volviese a suceder en la agencia, lo que nadie supo es que ese día donde Byakuya defendió a la pelirroja, esta avergonzada se escondió en contabilidad por un tiempo, Soi la encontró ahí donde fue un oído atento y paciente para la pelirroja, cosa que aprovecho para seguir con una larga charla que al parecer nadie supo.
Sabían que Kuchiki Byakuya en su adolescencia había tenido un flechazo con Matsumoto, pero luego apareció en escena Hisana una chica de la cual se enamoró perdidamente pero que lo dejo con el corazón roto luego de que la chica se marchara con su familia hacia américa. Ellas nunca dijeron nada porque era un secreto que no les pertenecia. Aun así, Yoruichi sonrió porque lo planearan o no las dos siempre hacían lo posible por acercarles como unas malditas celestinas. La morena sonrió a su amiga pues le veía un poco más calma, quizá la charla tonta que habían tenido antes de caer presas del sueño había sido buena para variar.
— Bueno, estas condenada a salir a emborracharte con nosotras — informo la morena.
Soi puso los ojos y suspiro — sabes bien que odio beber.
Yoruichi sonrió y se encogió de hombros — sabes que Matsumoto no es de las que desisten tan fácilmente — señalo — ¿no crees que es mejor oferta ir a un bar a beber que salir a bailar? — Cuestiono sabiendo la respuesta de ante mano, Soi odiaba bailar o más bien se abstenía a hacerlo, ir a un bar era mejor que ir a una discoteca aun cuando odiaba beber y ciertamente la peli azul odiaba hacerlo porque según su criterio le hacía perder el control.
Suspiro sabiendo que estaba jodida de las dos maneras, aunque algo en su mente supuso que no podía perder nada más al salir a emborracharse para olvidar su mala fortuna — bien, será mejor que te vayas y que yo vaya a darme una larga ducha.
Una hora más tarde Yoruichi Shihōin, Rangiku Matsumoto y Soi Fong ataviadas con jeans, blusas y chaqueta de cuero, subían al automóvil de la morena con dirección a un bar que ciertamente no visitaban desde hace ya un tiempo, el bar se encontraba en el centro y era el lugar que más habían frecuentado en su etapa de estudiantes Universitarios pues ahí era donde se reunían todos los años para contar y actualizarse de sus vidas, ahí también fue donde Soi y Yoruichi tuvieron su primera borrachera, donde unieron más su amistad. Con un horrible karaoke, dos corazones rotos, traumas de adolescentes y diversión. Soi suspiro mirando por la ventana del auto, si lo recordaba bien no iban al bar desde hace cuatro años cuando Kaori le rompió el corazón, si lo pensaba bien quizá si necesitaba emborracharse, con eso mente la peli azul supo que no iba a detenerse hasta borrar casete.
Cuando llegaron al bar notaron la pizarra en la entrada que decía "noche de Karaoke", al instante Rangiku sonrió, la morena lanzo una mirada a su amiga que solamente atino a negar con su cabeza, al parecer esta iba ser una noche muy larga, pero estaba dispuesta a no acobardarse. Entraron y al instante buscaron una mesa, pidieron algo que picar antes de empezar con las bebidas, el lugar se encontraba poco lleno lo cual era un alivio aunque ya habían personas demostrando su habilidad y falta de ella con el micrófono, lo único bueno según la morena era de que si deseabas cantar no necesitabas pasar al frente o al escenario, al contrario de eso llevaban el micrófono hasta la mesa y desde ahí podías soltar tu despecho, enojo, molestia, romanticismo, cursilería o lo que fueses a cantar. Entonces la noche empezó entre canciones, alcohol, pláticas, entradas, agua, ir al baño, más charlas, más alcohol.
Soi le relato a grandes rasgos lo que había sucedido con Alysa, había cierto tono molesto y triste en su voz mientras daba su versión de los hechos, quizá fue bueno o malo Yoruichi no podía saberlo a ciencia cierta, pero desde ahí fue como si su contenida y tímida amiga empezó a soltarse con ayuda del alcohol. Empezó de a poco cantando una que otra canción de despecho o dolor, Rangiku canto una que otra de la misma categoría, pero la morena canto algo más alegre y provocativo que fue aplaudido por algunos idiotas, así se les fue la noche. Entre alcohol, canciones, charlas idiotas, brindis variados entre ellas y luego empezó la preocupación de la pelirroja al notar que Soi Fong parecía beber como si el alcohol se acababa y eso no era normal, Yoruichi por otra parte bebía al mismo ritmo pero como estaba acostumbrada no parecía tan golpeada por la bebida, muy diferente a otras veces que se quedaba hasta ya no poder mantenerse en pie, Matsumoto aconsejo a la morena de terminar su noche y llevar a Soi a su casa pues ya estaba demasiado ebria para pensar o terminar haciendo algo de lo que podría arrepentirse.
Yoruichi no pudo estar más de acuerdo con el asunto por lo que pidió la cuenta, Rangiku dijo que tomaría un taxi para su apartamento pues de la misma manera había llegado a la casa de la peli azul, la morena se iba a encargar de llevar a Soi sana y salva a su casa. Con todo eso planeado y luego de una buena noche a pesar de todo el trio se despidió aunque fue la pelirroja la primera en salir del bar, cuando Yoruichi llamo a Soi para irse de regreso a casa esta le pidió que le acompañase a baño, se tardaron ahí unos buenos cinco minutos luego cuando salieron la peli azul se enfurruño con querer seguir bebiendo, la morena quiso reír sobre esa actitud de su abejita y aunque sabía que lo más sensato era mejor irse a casa pensó que nada malo podía pasar si se quedaban unos quince minutos más.
Soi Fong despierto esa mañana con un dolor de cabeza que le perforaba la sien y el molesto deseo de ir al baño, nunca había bebido de esa manera tan irresponsable y ciertamente no lo iba a volver hacer. Eso fue lo que pensó antes de salir corriendo hacia el cuarto de baño y saludar el retrete. Odiando su estúpida decisión de emborracharse, odiando más que nunca a su ahora ex novia por haberle botado luego de dos años de relación por no sentir que estaba comprometida con la relación, ¿qué clase de excusa de mierda era esa? Justo cuando estaba en el proceso de entregarle un anillo y pedirle formalizar la relación. Al momento tiro de la manija y soltó un suspiro, se puso de pie, fue al lavabo para limpiarse y de paso lavar su rostro para despertar de una vez. También debía de odiar a Rangiku y Yoruichi por instarle a tener una noche para el olvido que no era más que una excusa para emborracharse de manera irresponsable.
Cuando termino de lavar su rostro parpadeo para mirar detenidamente hacia el espejo frente a ella al instante se quedó de piedra por lo que veía, su corazón pareció detenerse junto a su sistema respiratorio y a su cerebro que al parecer estaba por sufrir un corto circuito, por la misma la imagen que le miraba con ojos abiertos y sus mejillas levemente rosáceas, la boca ligeramente abierta. Tuvo un momento para evitar no gritar ahí mismo, sin saber porque justo ahí se encontraba inexplicablemente desnuda como dios la trajo al mundo, se inclinó más cerca para poder notar que en su cuello se mostraba un chupetón que justamente estaba tomando color en su piel pálida.
¿Qué diablos había hecho? Esa fue la primera pregunta que cruzo por su mente, luego su cerebro pareció revivir, un pensamiento que vino o más bien una imagen de una persona muy conocida cruzo en su mente en la cual parecían demasiado intimas, esa imagen en sus cinco sentidos le hubiese dejado ciega de la impresión, pero justo ahora solo le dio pavor.
— ¡Mierda! — Exclamo, pero al instante se llevó la mano a la boca, no podía ser que ellas…negó con su cabeza, al instante se apoyó en la frialdad del espejo para calmar sus pensamientos que corrían como un vendaval, sin contar la angustia que se estaba situando en la boca de su estómago.
— No, no, no — repitió de manera firme para sí misma — ¿qué diablos he hecho, que hemos hecho? — Pregunto, miro el lugar que conocía a la perfección y pensó rápidamente en lo que debía de hacer, conociendo a la dueña del lugar no iba a despertar pronto y eso era una ventaja a su favor, así que lo más sano y responsable seria tomar una ducha, recoger su ropa y salir de ahí lo más pronto posible, sonrió nerviosamente ante esa resolución que parecía la más adecuada en ese momento, aun cuando sabía que lo que haya sucedido en ese lugar podía arruinar dos vidas y sobre todo muchos años de amistad. Dicho y hecho, luego de unos diez minutos la peli azul salía del apartamento de la morena lo más sigilosa que era posible y cuando salió a la calle busco un taxi para irse directamente a su casa.
Muy diferente su amiga la peli azul aún vivía en la casa de su madrina que nunca se había casado, tenido algún hijo, más bien se dedicaba a cuerpo y alma a su trabajo como doctora y cuando llego el tiempo en que Soi Fong sintió el deseo de hacer su vida a parte como cualquier joven adulto, Unohana Retsu que siempre fue como una madre le sugirió seguir viviendo ahí con ella, pues pocas veces estaba en casa ya sea por sus turnos en el hospital o porque simplemente se encontraba alguna que otra novia. Al final se quedó ahí aun cuando casi todos los conocidos tenían sus propios apartamentos y vivían independizados lejos de sus padres o familias. Quien a pensar que, con el tiempo, algunas de esas personas que conoció del colegio ahora trabajaban en la agencia de publicidad del padre de Yoruichi, que más bien era un conglomerado que se dividía entre publicidad, televisión y radio. Todo un engranaje de medios que se habían convertido en un buen negocio de la mano de Minako Shihōin luego de su divorcio con el padre de Yoruichi. Shiro justamente tenía otra familia.
Cuando la peli azul por fin llego a su destino, dio gracias a Dios de que Retsu no estuviese y le agrado ver una pequeña nota avisando que tenía turno y que regresaría hasta el día de mañana por la mañana que sería domingo. No perdió tiempo y fue directamente hacia su habitación, se quitó la ropa para ir de nuevo a tomar una ducha, pues la que habida tomado en el apartamento de la morena había sido rápida y necesitaba tomar otra, extrañamente sentía que debía de hacerlo para borrar cualquier indicio de su mala decisión, a su vez busco en google maneras caseras de eliminar o disimular un chupón, estaba el de aplicar hielo, la cuchara en el congelador, el aloe vera, té de menta, la pasta dental. Suspiro y pensó que trataría con dos o tres para que llegado el día de ir al trabajo no fuese tan evidente. Con eso casi resuelto se metió a la ducha y después de hacer sus remedios caseros se dispuso a dormir un poco más para tratar de olvidarse de todo el asunto.
Yoruichi se movió ligeramente en su cama amplia y esponjosa con una pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro, dormir era una maravilla y siempre fue una de sus debilidades, más después de haber tendido buen sexo. Suspiro ante ese último pensamiento y volvió feliz a los brazos de Morfeo. Dos horas más tarde el sonido del teléfono le saco de su sueño placentero, a ciegas y soltando un leve bufido estiro su mano para tomar el aparato del infierno y con molestia miro el identificador de llamadas para soltar un leve quejido. ¿Qué diablos le pasaba a Matsumoto para llamarle a horas tempranas en día sábado? Acaso no tenía resaca luego de haber tenido una noche alcoholizada para el olvido.
— ¿Qué hay Rangiku? —respondió con un dejo de soñolencia.
— Yoruichi — saludo con duda la pelirroja que siempre era bastante alegre — no quería molestarte tan pronto, pero me quede un poco preocupada por Soi, ya sabes — bajo la voz un poco — ayer bebió demasiado y no está acostumbrada a tu ritmo y el mío — señaló al instante.
La morena frunció el ceño para abrir los ojos y sentir los molestos rayos del sol, ajusto su vista para mirar el lugar que parecía estar vacío — pues no debiste preocuparte, te dije que me haría cargo de ella y le iba a cuidar para que nada le pasara.
Yoruichi pudo escuchar un sonido de alivio tras la línea — bueno, me alegra escucharlo solo espero que lo de esa chica no le afecte demasiado — señalo — Soi se merece alguien que la quiera bien, Alysa debió estar loca por dejarla así por así luego de dos años.
— Si, bueno ya ni hay que mencionarlo — señalo la morena — daré instrucciones para que en la agencia no le pasen llamadas de Alysa Nielsen — indico con un dejo de molestia, casi no se había cruzado con ella y no le conocía muy bien, las únicas veces que le había visto y convivido un poco se podían contar con una mano, pues fueron con Soi en la fecha de sus cumpleaños, las dos fiestas de navidad de la agencia y un concierto de Blackpink.
— Esa es buena idea, lamento haber llamado tan temprano hoy por lo que dejare que descanses — dijo Rangiku y colgó al momento.
Yoruichi suspiro, dios esa Alysa si era una idiota pensó al momento ¿cómo es que pudo hacerle eso a Soi cuando esta estaba pensando en sentar cabeza por fin? Puso los ojos, no es que su pequeña abeja fuese una descarriada como ella que iba de flor en flor, por lo mismo todo el asunto era increíble y hasta molesto, Soi era de las personas más serias, formales e inteligente que conocía, no bebía, aún vivía con su madrina, sonrió ante eso pues le parecía tierno de alguna manera, no era de las que vagaban o perdían tiempo con amigos y siempre respeto el hecho de estar en una relación siendo más fiel que un perro.
Suspiro poniéndose de pie y frunció el ceño extrañada al notar estar sin su ropa de dormir o en todo caso su ropa interior, no recordaba que se haya dormido desnuda o más bien eso era algo que no hacía cuando Soi se quedaba en el apartamento ya que siempre había sido tan pudorosa al respecto. No se detuvo mucho meditando en eso por lo que tomo la sabana para cubrirse la desnudez, quería ver si la peli azul había dormido bien en el sofá cama de su estudio. Cuando abrió la puerta continua a la de su habitación, entro con cuidado de no hacer mucho ruido, pero no pudo evitar sorprenderse de que todo estaba completamente vacío, como si nadie había entrado ahí desde unos días, rápidamente se dirigió a la sala, no lo recordaba muy bien, pero podría ser la peli azul no alcanzo a llegar pues habían bebido demasiado y quizá se desplomo en el sofá que extrañamente se encontraba inmaculado.
— ¿Dónde estás Soi? — Pregunto a nadie en particular y temió que algo malo había pasado, por lo que no perdió tiempo y fue hacia su habitación, no podía ser que no estuviese ahí. Si se calmaba un poco tal vez podía recordar lo que sucedió luego de que Rangiku le dijese que era mejor llevar a Soi a casa porque había tomado demasiado. Por supuesto que ella había estado de acuerdo con esa decisión, pero su pequeña abeja muy al contrario le rogo quedarse un poco más con esos ojos grises de cachorro que la muy tramposa usaba para convencerle, recordaba brindar unas cinco veces más por cosas variadas, luego de eso le saco casi inconsciente y muy diferente a los planes anteriores de llevarle a casa, prefirió que lo mejor era que Soi no durmiese sola y se quedase con ella en el apartamento.
La morena suspiro y tiro de la sabana al cesto de la ropa sucia, hasta ese momento el recuerdo parecía completamente normal y luego noto algo un tanto extraño, se acero a lo que parecía ser una mancha en medio de su cama, una de humedad que reconocía bien pues aparecía cuando había tenido una de esas noches de sexo satisfactorio que le hacían tener deliciosos orgasmos, esa pequeña mancha siempre estaba a la mañana siguiente en su cubrecama, parpadeo un poco confusa al recordar que antes de la llamada de Rangiku había despertado con un dejo de satisfacción luego de haber tenido sexo. Yoruichi abrió sus dorados ojos con sorpresa, ella estaba desnuda al despertar, al instante cerro los ojos y llevo su mano entre sus piernas corroborando lo que pensaba, para después hacer una mueca molesta pues se encontraba ligeramente humeda.
— ¡No! — Exclamo al instante y como que si hubiese sido puesta en un estado de frenesí empezó a buscar su ropa, ciertamente ella no podía haber hecho eso pensó al instante. No con Soi Fong eso era como tener un maldito incesto, la peli azul era como una hermana, su amiga de años, la mejor que tenía o la única que ha estado ahí atreves de los años, era su abejita y ella su gatita…se froto la sien ante eso, así como lo había pensado se escuchaba ciertamente raro y confuso en su mente, pero el punto era que nunca habían cruzado la línea o lo que fuera, solo eran amigas y así debía de ser, había sido una promesa, estar ahí la una por la otra.
Dios que iba hacer ahora, se suponía que solo debía hacerle olvidar su mal momento y desilusión con Alysa, ¿cómo podría verle de nuevo a la cara después de eso?, suspiro y pensó detenidamente sobre el asunto, ya había notado que su ropa parecía estar distribuida en toda la habitación y empezó a recogerla, cuando llego a su braga se dio cuenta que estaba rota, extrañamente se sonrojo ante ese hecho porque eso podía significar tantas cosas que realmente no quería ni pensar o meditar en ello. Si, lo mejor era tomar una necesaria, relajante y fría ducha que le diese un poco de sosiego, de paso le ayudaría a ver las cosas objetivamente.
Por nada del mundo iba a permitir que un pequeño error o una tontera como tener sexo en estado de ebriedad o inconveniente hiciesen perder a su mejor amiga ¿cierto? Además, no es como si recordara a cabalidad lo que paso entre ellas y eso era un alivio en cierta manera, si lo analizaba fríamente habían bebido demasiado y quien sabe cómo es que hicieron lo que hicieron, si en verdad lo hicieron, seguramente Soi no lo recordaría. Sonrío nerviosamente ante esa conclusión, ahora solo debía de hacer como si nada hubiese pasado y quizá tomar un poco de distancia para que todo se calme y quede en el olvido. Así podrían seguir con su linda y sana amistad, si eso es lo que haría.
Habían pasado muchas cosas entre ellas todos esos años como el arribo de la peli azul para vivir en la casa frente a la suya cuando venía de un momento difícil en su vida, luego llego su incorporación al colegio donde a primeras instancias no se llevaron bien, como de a poco fueron acercándose para empezar a entablar una amistad, luego había llegado el problema familiar de la morena donde fortalecieron su amistad más profundamente, habían hablado de su primera vez, problemas familiares, pasado por desilusiones amorosas, algunas malas decisiones, idiotas que no comprendían su amistad, habían logrado cambiar de idea a quienes pensaban que eran más que amigas, se habían vuelto inseparables prometiendo estar siempre ahí la una para la otra. La morena cerró los ojos fuertemente decidida a no permitir que su amistad terminara por un error y una noche loca de copas.
Yoruichi pasó parte de la mañana con una extraña sensación de que debía estar haciendo algo y por ende en un constante movimiento, su ropa de cama y su otra ropa de vestir fue puesta en la lavadora, limpio su apartamento como nunca antes lo había hecho y aunque pocas veces lo hacía cocino su almuerzo para comer frente al televisor. Su madre le había llamado para ver si deseaba acompañarle a la cena junto con Izumi, al instante acepto la invitación con la esperanza de que su mente se enfocara en otras cosas y no se fuera por la tangente con el asunto de cruzar la línea prohibida. Suspiro, decepcionada mirando 007 operación Skyfall, se sentía incomoda porque se conocía y más que eso conocía su cuerpo, el muy traidor seguía recordándole o más bien mostrándole que lo que había sucedido la noche anterior le seguía afectado.
Daba gracias al cielo de que no recordara nada más que pequeños retazos de su tiempo en el bar porque eso sería más incómodo, hasta este punto no se imaginaba como estaría Soi que siempre desestimo y le regaño constantemente por sus aventuras de una noche, el sexo casual e irresponsable, por no recordar el nombre de la chica de sus aventuras para seguir como si nada, admitía que quizá ella era una despreocupada, libertina y fornicaria pero su amistad siempre fue sagrada y ahora la había pisoteado.
Soi por otro lado despertó casi al medio día, aseo su habitación que aun tenia rastros de su encierro y depresión del día de su rompimiento con Alysa que extrañamente había pasado a un segundo plano. Luego de eso hizo la limpieza por toda la casa, lavo su ropa, los pocos trastes que había ocupado y se dispuso a ir de compras ya que no tenía casi nada en el refrigerador y mañana regresaba su madre. Posiblemente tendría muchas cosas que contar y explicar, aunque su mente le aconsejaba guardar en lo más profundo de su mente lo que sea que hubiese pasado con Yoruichi, porque nadie debía saber sobre el asunto y de todas formas aun no sabía exactamente qué es lo que había pasado, aunque su mente le acuso de ahora ser "amigas con derecho".
Ciertamente esos días debían ser para el olvido o se volvería loca, luego estaba el asunto de cómo iba a volver a ver a la cara a Yoruichi y hacer como si nada hubiese pasado, era cierto de que no recordaba nada…si es que una breve imagen en su mente podría catalogarse como recuerdo de algo dudoso, pero luego estaban esas pequeñas cosas que no se podían obviar y el chupetón en su cuello era un testigo visible de que de alguna forma rompieron las reglas de su amistad. Suspiro pensando que todo esto era por culpa de su rompimiento, por ser débil para dejarse arrastrar a un bar, por culpa de Alysa que rompió sus esperanzas diciendo que era lo mejor para ella.
Yoruichi llego unos minutos antes de las siente al lujoso Penthouse en el que vivía Izumi, el vecindario era un tanto exclusivo y aunque había sido invitada infinidad de ocasiones a comer o alguna que otra reunión, nunca se sintió el deseo de ser habitual. Primero por su madre y otra porque siempre tenía sus propios asuntos, aun así, la novia de su madre no desistía y siempre le invitaba atreves de Minako o con alguna nota que le enviaba, había veces que la morena pensaba que estaba más preocupada de acercarse a ella que su propia madre lo cual era un tanto triste. Pero ahora estaba ahí frente a la puerta sin saber que esperar o más bien con cierta cautela y no sabía exactamente qué era lo que le causaba cierta ansiedad, quizá pensaba que esas dos mujeres podrían ver que estaba a punto de colapsar por sus malas decisiones o por el pensamiento de perder a lo único bueno que tenía hasta ahora, porque aunque muchos decían que Soi era como un cachorro de tras de ella lo cierto era que esto era reciproco pues la morena haría cualquier cosa por nunca dejar ir a la chica siempre estuvo ahí en sus peores momentos.
La morena extendió su mano para tocar el timbre y noto que temblaba ligeramente — debo calmarme por dios santo — se regañó, luego apretó el botón para escuchar el timbre sonar.
Luego de unos minutos Izumi abrió la puerta con una sonrisa en su rostro — Yoruichi que bueno verte — saludo la pelinegra.
— Buenas noches — saludo la morena con una sonrisa — también es bueno verte, pero justo me acorde que no traje nada.
La pelinegra sonrío un tanto divertida — vamos, entra no te preocupes por eso — dijo con amabilidad — eres familia para mí.
Yoruichi soltó un suspiro y entro al apartamento — gracias Izumi — agradeció la morena, luego de pasar el pasillo entraron a la sala. Noto que la pelinegra vestía un tanto casual con un pantalón suelto causal y una camiseta de tirantes. Quizá algo que usaba para estar en casa pero que se veía en ella como si fuese algo de pasarela y es que eso es lo que tenía Izumi Miyazaki que ya sea que vistiera harapos se veía impecable.
— Tu madre está viendo televisión en la sala menor, por si quieres acompañarle — informo con amabilidad y noto como la joven ponía los ojos — pero si lo deseas puedes venir conmigo y ayudar con la cena — la cara de Yoruichi era un poema de asombro — no pongas esa cara, se cocinar y muy bien — señalo la pelinegra — el personal de servicio tiene libres los fines de semana.
La morena suspiro — lo siento, no quise ser descortés — se disculpó — en todo caso debo ir y saludar a mamá primero.
Izumi sonrío cariñosamente — no te preocupes, ahora respira y suelta un poco todo ese estrés que parece andas cargando — aconsejo.
La sola mención de eso hizo que la morena se tensara un poco más — estoy bien — aclaro al momento, aunque sabía que no era cierto.
Prefirió hacer caso a las indicaciones no fuera que su madre notara algo y se pusiera molesta, fue conducida a una habitación luego de pasar lo que era la sala principal que tenía unas puertas corredizas que daban a la terraza. Yoruichi iba tras a Izumi — Minako llego Yoru-chan.
Minako enarco una de sus cejas — vaya por fin te dignas a aceptar una invitación de acompañarnos.
Izumi suspiro — Minako — regaño un poco la pelinegra.
Yoruichi se puso seria al instante — entonces Izumi, donde está la cocina para preparar la mesa — dijo la morena evitando cruzar una palabra con su madre.
Minako miro a su pareja que le lanzaba una mirad de advertencia — es bueno tenerte en casa hija — expreso la peli violeta.
La morena no respondió y la pelinegra prefirió llevársela antes que su mujer se pusiese un tanto necia con su hija — vamos, o la cena se enfriara.
Después de un momento Yoruichi ayudaba a poner la mesa, mientras la pelinegra servía la comida en los platos. La morena no había dudado en alabar lo bonito que era el lugar pues antes de ir a la cocina Izumi le había dado un pequeño recorrido donde pudo notar que el lugar que más le gusto a la hija de su mujer era la terraza, luego de tener todo listo fue por Minako.
Yoruichi tomo asiento y miro su celular, no tenía llamadas perdidas o algún mensaje de nadie, no sabía si sentir alivio o preocupación de que no tenía alguna noticia de Soi Fong, sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de su madre e Izumi que venía un tanto cariñosas y hablando bajo. Tomaron asiento en el comedor su madre junto a la pelinegra y frente a ella, Izumi a su lado. Fue así como luego de un momento empezó la cena entre ellas, luego de los primeros bocados la morena no pudo evitar alabar la cocina de Izumi pues esa mujer si sabía cocinar, no es que ella o su madre no sabían hacerlo, pero debía aceptar que la pelinegra tenía sazón especial. La charla fue tranquila y quien moviola conversación fue Izumi como lo haría una agradable y educada anfitriona, sus preguntas eran casuales, no ahondaban y no eran de carácter personal y eso era un alivio. Por otro lado, su madre intervenía poco, las veces que hablo fueron para preguntar cosas del trabajo que no causaron molestia a Yoruichi.
Aun así, la peli violeta no dejaba de observar a su hija, sentía que algo había diferente en ella o quizá solo estaba especulando a respecto y como no hacerlo, siempre desde hace algunos meses había estado invitando a su hija a comer, ya sea almuerzo, cena o un fin de semana a pasarlo con ellas. Izumi y ella habían hablado un tiempo atrás sobre Yoruichi, la pelinegra no tenía familiares cercanos y siempre se quejaba o regañaba a Minako de no ser más unida a su hija. Ciertamente la peli violeta, quizá por miedo de que su hija pudiese ver lo destrozada que se sentía con el engaño de Shiro se había alejado de su hija, refugiándose en el trabajo y cuando sintió que se había recuperado, quiso acercarse a la morena, pero ya era demasiado tarde porque se había convertido en una joven independiente sin contar que ya estaba en la preparatoria. Minako Shihōin ciertamente se había vuelto una mujer un tanto practica y aunque acepto los errores que cometió con su hija, no hizo mucho por tratar de acercarse a ella más bien trato de compensar todo con dinero, fue como hacer un pacto de paz entre ella y su hija, pero con el tiempo se do cuenta que eso no era cierto.
Para ese entonces apareció en su vida Izumi Miyazaki, recordaba bien el día en que se conocieron la pelinegra se encontraba en un desfile de modas que era promocionado por la agencia de publicidad de su propiedad, Kyōraku había hecho toda la negociación y era el enlace con los clientes. Pero entonces Minako apareció un día para ver cómo iba todo el asunto, recordaba ver a Izumi con dos chicas que al parecer eran modelos y con total delicadeza les acomodaba sus atuendos mientras cruzaban algunas palabras. Extrañamente la pelinegra le había visto llegar, aunque no le conocía o le había visto nunca, pues Minako Shihōin era famosa en el ámbito de los negocios, pero raras veces se dejaba ver, entonces el encuentro se dio y desde entonces podría decirse que fue como un flechazo, uno que llevaba como cinco años y parecía no acabar. Entonces ella se fue metiendo en su corazón, su vida y su relación madre e hija, tanto que no había día que le insistía el arreglar la relación con su hija y justo ahí estaban.
Ciertamente Minako ya no era esa mujer amorosa de antes, pero conocía a su hija a la perfección y sabía por dónde entrarle — entonces hija, ¿cómo esta Soi? — Pregunto.
La morena sintió que su estómago se encogía y sin pensarlo respondió — quien sabe.
Izumi miro hacia su pareja y Minako enarco una de sus cejas con curiosidad — que quieres decir con quien sabe.
Yoruichi suspiro — Alysa termino la relación — informo seria — ayer que hable con Soi y estaba afectada — se encogió de hombros — espero que este mejor hoy — su tono era preocupado y ciertamente esperaba que de verdad estuviese bien.
Minako negó seria — increíble — expreso — no puedo creer lo de esa chica, se podía ver que Soi la quería demasiado.
Izumi miro a la morena que parecía ciertamente afectada por su amiga, luego miro a su pareja — ¿por qué no la invitas a venir con nosotros? — Pregunto la pelinegra — Yoruichi te iba preguntar si querías venir con nosotros que mañana vamos a la playa durante el día, tal vez eso ayude a distraer un poco a Soi Fong.
Minako sonrío satisfecha, Izumi siempre tan atenta y no olvidaba ningún detalle porque ciertamente solo una vez se había cruzado con Soi, de eso ya hace un buen tiempo. Claro que la peli violeta le había hablado mucho sobre la peli azul, señalando que era la mejor por no decir la única amiga de su hija y que siempre había estado ahí para ella. Sobre como antes pensaba que ellas terminarían juntas pero que con el tiempo fue borrando esa idea. Yoruichi sintió una pequeña angustia ante la invitación, tal vez en otra ocasión no hubiese dudado y arrastrado a su amiga a la playa aun cuando tuviese que lidiar con su madre, pero ahora eso no era posible.
— No creo que Soi quiera salir, es de las que prefieren quedarse en casa escuchando música olvidándose del mundo — señalo la morena.
— ¿Quiere decir que tú iras a invadir su espacio como en los viejos tiempos? — Pregunto Minako.
— No — respondió la morena — ya no somos unas adolescentes, seguro se vería mal el intentar colarme en su habitación como lo hacía antes, además del carácter que se carga prefiero darle su espacio.
Minako rio un tanto divertida, había cosas que ciertamente eran verdad y la peli azul siempre tuvo cierto carácter con su hija — es bueno saber que al menos eres una buena amiga y no le causas más molestias.
La morena sintió ganas de tirarse de la terraza, si su madre supiera como se encontraban las cosas entre ella y Soi en estas instancias. Izumi miro como Yoruichi parecía un tanto tensa y hasta preocupada, quizá lo mejor sería cambiar de tema — entonces si Soi no puede venir, ¿nos acompañarías tú? — Cuestiono.
Yoruichi lo medito un momento, sabía que era mejor tener algo en que ocupar su tiempo y la playa siempre era un buen lugar a visitar — claro, ¿porque no? — acepto ante el asombro de su madre que no lo podía creer, mientras que su pareja sonreía bobamente ante el hecho de haber logrado algo que ni Minako esperaba, entonces sintió que algo no estaba bien.
Aun así, la cena siguió tranquilamente, Yoruichi agradeció que su madre no participo tan activamente dejándole ser, fue tranquilizador que la pelinegra acaparara la conversación y su tiempo, dándole una buena distracción contando historias pasadas entre ellas dos, como esa vez en su primer encuentro con su madre, otras menos personales sobre su área de trabajo. Después de la cena se trasladaron a la terraza, Izumi nunca intento ahondar en su vida como su madre tenía por costumbre, más bien le preguntaba cosas básicas y normales, como sus gustos en comida, postres, bebidas.
Lo que le gustaba del trabajo, sobre porque había elegido la carrera de publicidad, cuando Yoruichi dejo el lujoso apartamento de Izumi eran pasadas las diez de la noche, la brisa entrando por la ventana de su auto le refresco un poco pues había bebido una cantidad considerable de vino que le había relajado y justo le estaba dando sueño, al llegar a su apartamento fue rápidamente hacia su habitación para quitarse la ropa, se recostó y soltó un gran suspiro, ir fue una buena decisión después de todo, su mente se distrajo y justo sentía que podía dormir como una bebe.
Gracias por leer.
