Este encierro me ha traído buenos y malos momentos, pero este es uno de esos momentos que nunca voy a poder olvidar; uno de mis proyectos finales de la universidad me llevó a introducir a mis amigas en esto, y aquí estamos.
La historia la estamos trabajando entre las tres, ambas estamos en el fandom de Ladybug y las hice pasar a esto tan drásticamente que estamos pasando por un bloqueo temporal (espero).
Por ahora les dejo este primer capitulo, y no se preocupen, ya estamos trabajando en el resto
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Kami Inuzuka 120
skayue-chan
July Hope
El pasado siempre formaría parte de los hombres, no importaba cuanto hicieran para cambiar el futuro o el presente, sus acciones siempre serían marcadas por esos acontecimientos, rondando siempre el temor de que ese pasado volviera y fuera la causa de miedo, de tormento.
Pero para Yamamoto Genryuusai era difícil aceptar la vida de un nuevo ser que proviniera de él, complicado, siempre pensando en lo que pudiera pasar a futuro, eligiendo ocultar su parentesco y vida de quienes fueran más cercanos; este sería probablemente el secreto mejor guardado de toda su vida.
El paso de los años no logró cambiar nada en él, continuando con su distante comunicación con quien fuera su familia, sintiendo que se alejaba poco a poco, cada vez más; creyó que el nacimiento de su primer nieto varón cambiaría las cosas, que haría más estrecha la relación, pero no fue así, por lo que continuó reforzando su promesa de proteger aquello que más amaba, pero tampoco lo aceptaba, porque nunca había sido un hombre de familia, así que ese niño ni siquiera tocó su corazón. Tampoco lo hizo el nacimiento de su segunda nieta, ni la tercera, mucho menos la cuarta, manteniéndose al margen y siempre viendo por salvaguardarlos de todo lo malo que afligiera a la sociedad de almas.
En otras circunstancias, probablemente no hubiera sido necesario, pero ese era uno de esos años en los que debía lidiar con problemas con los cuales no tenía idea de cómo sucedían, menos cuando perdía y perdía shinigamis de todas las divisiones sin control, entre ellos, su hijo, su esposa y al mayor de sus nietos; había perdido lo que tanto había protegido por una tonta negligencia y ahora, debía tomar su papel como tal, uno en el cual nunca estuvo de acuerdo en realizar con su propio hijo y, que ahora cumpliría para con las tres niñas huérfanas.
Ocultar el parentesco parecía ser más fácil que ocuparse de ellas, muchos niños quedaban huérfanos, y aunque varias veces fue cuestionado de porque ellas, simplemente debía decir que ese era su deber como capitán comandante; pero su teniente conocía más allá de ese simple hecho, y como siempre, le apoyaba en todas sus decisiones. La compasión hacia unas pequeñas niñas no era un fuerte, no con un hombre que había matado, asesinado y acabado con miles de enemigos y, sin embargo, ahí estaba, entrenándolas poco a poco en el control de sus emociones y sus sentimientos, notando las variables personalidades y características que las hacían diferentes; verlas crecer era lo mejor que había podido hacer después de tantos años separado de su familia, darse ese lujo le era algo gratificante hasta cierto punto.
-Hanako, Saya, Asami, al frente- Llamó a las niñas, quienes llegaron en un instante, con tan solo unos microsegundos de diferencia, tomando la típica pose del teniente Sasakibe -Ya es tiempo de que decidan que se será de ustedes, sobre todo tú Hanako, ya estás en edad de tomar el curso de Shinigami en la academia ¿Vas a enlistarte?
-Señor…- Llamó su teniente, apareciendo detrás de él, cerca del muro que dividía su recinto de la sala de reuniones -El teniente de la novena división lo espera…
-Ustedes esperen aquí…
El capitán comandante desapareció, pero la curiosidad mató al gato, por lo que Hanako se acercó a la pared que dividía las estancias.
-Hanako, no vayas- Susurró la menor, nerviosa -Hanako…
-No pasa nada, solo será un instante- Afirmó la mayor, viendo al teniente frente al viejo comandante, sonriendo -Tal vez enlistarme no sea tan mala idea…
Los años solo fueron auge de malos momentos, la traición de Aizen los había llevado a perder tres capitanes, el tiempo era incierto, pero entonces comenzó a temer por algo que pudiera pasar a futuro, así que, poco después de la derrota de Aizen y de haber salvado la ciudad de Karakura, escribió una carta a su futuro sucesor, esperando asegurar la vida de sus nietas todo el tiempo que fuera posible.
Su gran temor llegó, ese momento en que su oficina fuera invadida por ese grupo de hombres que le asegurarían la caída de la sociedad de almas; pero no solo la sociedad, el también sucumbiría erróneamente al poder del líder de los Quincy, un nombre que quedaría grabado en la historia de la sociedad, Yhwach.
Sus nietas ya no eran unas niñas indefensas, estaba seguro de que sabrían cuidarse solas, él se había encargado de que tuvieran todos los conocimientos necesarios junto con su teniente Sasakibe, con quien siempre estaría infinitamente agradecido por su paciencia hacía con ellas y por quererlas como si fueran su propia familia. Pensar en ellas mientras su vida se apagaba le desconsoló, y una pregunta nació en su mente ¿Quién cuidaría de ellas ahora que el las dejaba?
Cuando Kyōraku tomara el puesto, debió comenzar desde cero, tomar control sobre la reconstrucción de las divisiones, las estructura, los bloques, nada había sido fácil, no durante diez años, en los cuales, había descubierto la carta en la que su viejo maestro revelaba la identidad de esas niñas. Ahí, en su oficina, rodeado por sus tenientes, leyó la carta una última vez…
"A quien tome el puesto de Capitán Comandante una vez mi vida termine, hay un favor que quiero pedirle, algo con lo que he estado cargando los últimos años cien años, algo que me ha distraído de algunos deberes y responsabilidades, pero nunca dejando de lado mis responsabilidades, y algo que no quise afrontar desde el primer instante.
Dentro de la división hay tres niñas altamente capacitadas y preparadas para enlistarse en los rece escuadrones, ellas son mis nietas legítimas, sus padres murieron bajo los experimentos aberrantes de Aizen, así que las cobije y las entrene, siempre aparentando haberles dado asilo y siendo consideradas mis nietas adoptivas, por lo que las sospechas son mínimas.
Agradecería que éste fuera el mayor acto de bondad que este viejo tuvo hacía con su propia familia, porque al final, ellas me enseñaron más que mil batallas; quiero que estén a salvo, que vivan su vida y que siempre estén bajo la protección de los trece escuadrones, porque su vida siempre fue más importante que la mía misma…"
-Firmado por Shiguekuni Yamamoto Genryuusai…- Suspiró, dejando la nota sobre su escritorio, pensando en que ahora debía asegurar la vida de esas niñas ¿Qué hubiera hecho Ukitake respecto a esto? Bueno, tal vez no tenía que preguntárselo, él era un amante de los niños, él hubiera aceptado a la primera; si tan solo estuviera ahí con él -Yama-ji… que trabajo tan difícil has dejado a mi persona…
-No debería mortificarse por eso Capitán, si es tal como dijo Yamamoto Genryuusai, ellas podrán cuidarse por su cuenta- Aseguró Nanao, acercándose a él -Debería oír mis palabras más a menudo…
-No puedo ir en contra de los deseos de quien fuese mi maestro, mi mentor- Suspiro, guardando nuevamente la nota y mirando a su teniente -Las necesitamos, nos hace falta personal, y ya están asignadas a sus respectivas divisiones
…
Su día había iniciado desde muy temprana hora, las tres estaban listas y preparadas para comenzar su día. Hanako había preparado el desayuno, Asami el té y el café y Saya, pues, era saya.
-Por kami-sama, date una cepillada en ese cabello de alambre Saya- Expresó la mayor de las hermanas, mirando con reproche a su hermana -Ya quiero ver que todos se rían de ti
-Cuidar la apariencia física habla mucho de uno mismo- Agregó su otra hermana mientras cepillaba su cabello, aún húmedo -Hanako ¿Puedes ayudarme un poco?
-Claro- La mayor dividió el cabello tan hábilmente que volvió la vista a su otra hermana -Deberías aprender de Asami, hasta se levantó más temprano para poder arreglarse el cabello
-Será en otra ocasión- Aseguro la chica mientras golpeaba la mesa con su taza de café, dando por terminado el revitalizador líquido -Yo me voy, no quiero llegar tarde el primer día
Utilizando el shunpo se alejó de la cocina, despidiéndose de sus dos hermanas, quienes la miraban con un suspiro cada una; Asami llevaba ya un par de trenzas bien hecho, las cuales descansaban sobre sus hombros y pecho.
-No se lo has dicho ¿verdad? – Hanako sonrió, divertida, por lo que su hermana suspiró -Yo también me retiro, gracias por el desayuno, que tengas buen inicio como teniente de la trece, hazla sufrir por mí
-Va a ser cansado, pero divertido- Agregó Hanako, sonriendo -Suerte en tu día~
…
La joven caminaba hasta su nueva división, había sido asignada a la décima división dirigida por el Capitán Toushiro Hitsugaya, de la cual ya había oído hablar muchas veces de ella y que conocía en parte, por ser la encargada de la seguridad de la sociedad de almas.
Había pocos reclutas nuevos para la división, por lo que ahí, entre varios de los shinigamis, el capitán y su teniente hicieron acto de presencia.
- ¿Solo diez? – Preguntó el capitán, tomando la lista y sorprendiéndose por algo -Aún no sé qué hace el capitán comandante, pero trabajaré con ellos, ya nadie es de confianza en este lugar
-No diga eso enfrente de los nuevos capitán- Alego la mujer, rascándose la nuca -Hará que se marchen
-Nadie está obligado a quedarse- Concluyó el capitán, mirando a los diez miembros nuevos -El que lo desee, puede pedir su cambio de división
-Capitán- Dijo la teniente a forma de reclamo mientras seguía al chico dentro de la oficina, dejando a los nuevos reclutas a la espera -No puede decir eso, no cuando aún no recuperamos los números normales de la división
-Todos los shinigamis siguen asustados, hemos pasado por diez años de paz y tranquilidad, y no sabemos cuándo necesitemos de nuestras habilidades para poder acabar contra un enemigo fuerte- Aseguró el capitán, mirando por la ventana, sin tomarle ninguna importancia a la mirada reprobatoria de su teniente -Matsumoto… no necesitamos gente que no esté dispuesta a sacrificar su vida por los trece escuadrones
-Capitán…
Al cabo de unos cuantos minutos, solo seis reclutas habían quedado, entre ellos, la joven bicolor, la única chica que estaba entre las filas; la piedad y la compasión no eran un fuerte de él, pero ver la capacidad que tenían sus subordinados era esencial en esos momentos.
Derrotar a los cinco chicos había sido sencillo, tenían el poder y capacidad mínima, por lo que, para él, eso estaba dentro de lo normal y bien, ahora había llegado el turno de la chica que, como se le había informado desde un principio, había sido entrenada por el mismo capitán comandante Yamamoto ¿Qué reto sería el enfrentarse a una chiquilla?
Bueno, eso lo supo con el primer choque de sus espadas, ella no podía ser un simple soldado raso, estaba muy por encima del resto, incluso de sus subordinados más antiguos. Pero algo tenían sus ojos, la tranquilidad que emanaban era indescriptible, lo que lo llevo a otro nivel.
-Sōten Ni Zase, Hyōrinmaru- No habían pasado más de cinco minutos en su choque de espadas cuando el capitán ya había liberado su shikai -Otro prodigio, eh…
-Pe-pero… capitán… es solo una niña...- Hitsugaya miró a Matsumoto ladeando ligeramente el rostro -No debería utilizar su shikai
-Abre bien los ojos Matsumoto, esta niña no es normal- Sus palabras provocaron que los ojos de la teniente se abrieran más de lo normal, la chica frente al capitán mantenía una serenidad indescriptible, la espada en una mano y una fiereza en sus ojos nunca vista -No parpadees, o te perderás lo mejor
Un shunpo, dos golpes y el hielo caía sobre todos los espectadores, que no podían seguir el paso de los combatientes; la sorpresa era palpable en la teniente, quien miraba con la boca abierta como la novata podía darle seguida a los pasos de su experimentado capitán. Cuando todos vieron algo cristalino caer al piso, creyeron en primera instancia que se trataba de fragmentos de hielo, pero al verlo más de cerca, se percataron de la calidez y la dureza de la roca; diamante puro.
-Lo supuse desde un inicio- Admitió el capitán, notando el ligero cambió que había en la chica -Ya hablaremos luego de eso ¿quieres continuar?
-Por supuesto, capitán- Algo en su le hizo sonreír, Matsumoto notó esto, como si su capitán estuviera divirtiéndose más que nada, por las habilidades de la chica - ¿Qué es lo que lo emociona tanto?
Una nueva sonrisa apareció ¿Cómo podía alguien más joven que el parecerle tan divertido? Hacerle pasar un buen rato era algo que no pasaba en mucho tiempo, tal vez…
En algún momento del enfrentamiento, Hitsugaya se había dado cuenta de que ella no portaba un solo rasguño, siendo él quien más daño presentase; la chica tenía puntos a su favor ¿De qué iba su poder?
-Capitán, será mejor que termine este combate- Berrinchó la mujer, molesta por ser ignorada, aunque demasiado sorprendida por las habilidades de la novata -Deje de asustar a sus subordinados
Hitsugaya no estaba interesado en escuchar las quejas de Matsumoto, sobre todo porque siempre terminaba haciendo su trabajo, tal vez le tocaba a él divertirse.
- ¿Tienes algo más que solo un shikai? - Asami miró con perspicacia a su capitán, no sabiendo que responder en concreto, pero tomando su espada con ambas manos - Daiguren Hyōrinmaru
Vaya, las cosas no podían ponerse mejor ¿O peor? Matsumoto estaba pasmada, ahora si no sabía que hacer; su capitán llevaba menos de media hora luchando contra la chica y ya había liberado su bankai ¿Qué diablos sucedía con tu capitán?
Un ataque directo le daría la victoria, los Shinigami bajo sus pies vitorearon a su capitán, pero cuando el hielo se hubo quebrado, reveló a la chica envuelta en un cumulo de diamante que la resguardaba del ataque, cuando desapareció, pudo ver por lo menos las coberturas de diamante que protegían sus extremidades, muy similares a las de él.
Había descubierto lo que quería, esa niña no era una niña tan indefensa, si los informes eran ciertos, entonces ella sabría utilizar sus habilidades más allá que las de un soldado común. Su bankai desapareció, el de Asami también, ambos bajaron al piso, donde él le tendió la mano.
-Bienvenida a la décima división, capitán Toushiro Hitsugaya a tu servicio- Sonrió de lado, ella había aceptado la mano del chico, que era relativamente más bajo que ella -Rangiku Matsumoto es tu teniente
-Asami Yamamoto para servir a la décima división- Aseguro la chica, luego saludo a su teniente con una sonrisa -Creo que ya me gusta este lugar
El capitán estaba satisfecho, al menos Kyōraku había hecho algo bien, por lo que entró a su oficina, permitiéndole al resto de sus subordinados tomar un descanso.
- ¿Por qué ha ido tan lejos con la chica nueva? - Cuestionó velozmente Matsumoto cuando ambos estuvieron en su oficina, a lo que el capitán sonrió con satisfacción mientras miraba a su teniente -Su cara me asusta
-Esa chica no es cualquier chica, ella fue entrenada por el mismo Capitán Comandante, Yamamoto Genryūsai- Matsumoto estaba por sufrir un infarto con tantas sorpresas en un solo día, desde no entender que hacía su capitán peleando con su bankai contra una novata, hasta enterarse de la procedencia de las habilidades de su nueva integrante -Recientemente también fue cubierto el puesto de teniente de la treceava división, ella es su hermana mayor, la otra chica parece ser que también fue asignada a dicha división
-Pero… el capitán comandante nunca lo hizo publicó…
-Al parecer las adoptó, aunque desconocemos los motivos y Kyōraku tampoco parece saber mucho del asunto- Completo, jugando con su pluma y viendo el acumulamiento de papeles -Más vale que te pongas a trabajar, tienes mucho trabajo atrasado y no pienso ayudarte
-Capitán…
…
La división trece estaba en calma, Saya había llegado con el tempo justo y esperado felizmente la hora en que su capitán se presentara ante ellos.
Cuando Hubo aparecido, esta se presentó como Rukia Kuchiki, recientemente también nombrada capitana de la división hace unos meses y su teniente, que apareció poco después de ella a presentarse; pero Saya solo había alcanzado a petrificarse en su lugar.
-Soy la teniente Hanako Yamamoto, y espero que todos trabajemos arduamente para que la división vuelva a ser la de antes
¿Gritar? ¿Correr? ¿Saltar? ¿Qué más daba? Su propia hermana estaba frente a ella, mirándola con una sonrisa burlona y un aura maligna que solo ella podía reconocer.
-Ahora, haremos un entrenamiento para que conozcan lo que estarán trabajando a partir de hoy
Esto no estaba para nada bien, para Saya era como estar rodeada de hollows.
