Esto me esta trayendo demasiados conflictos emocionales...
Sufro porque esta historia ya tiene pies y cabeza y yo voy muy lento
-rueda infinitamente-
Tal vez Hanako pensó que su puesto sería más fácil, pero probablemente no sería así, tal vez el hecho de ser mujer se lo ponía un poco más difícil, sobre todo al ver la cantidad de mujeres que había dentro de los escuadrones.
-Algunos tienen dudas al respecto, no te conocen…
Generalmente, este tipo de lugares estaba destinado a los shinigamis que se lo ganaban, pero también había algunos que lo obtenían por el poderío de sus familias, asignaciones especiales y recomendaciones previas de tenientes anteriores, por lo que al final, algunos Shinigami tal vez también capacitados terminaban como mensajeros de los superiores. Ella había obtenido el puesto como teniente, y estaba segura de que debía ser suficiente para que la gente o, por lo menos, que aquellos que serían sus subordinados la respetaran.
Pero no era así, y eso lo notó.
-Entonces qué sugieres, Rukia…- Respondió con voz seca, mirando a su capitana.
-Una pelea de exhibición- Hanako la miró con curiosidad -Para presentarte ante la división trece, y también, ante los otros tenientes
Aquella idea había resonado en los linderos de su mente como una tontería, aunque, ahora que había tenido tiempo para pensarlo mejor, comenzaba a considerarlo como una oportunidad; ahora solo era cuestión de echar a andar su plan, aunque obviamente, había aceptado desde el principio creyendo que sería una mala idea.
Abrió la puerta del dojo y sonrió confiada, soberbia, al percatarse de la cantidad de gente que se encontraba reunida alrededor de la habitación, pegados a las paredes y charlando entre ellos con aires distraídos, llevados ahí por la curiosidad y la promesa de un espectáculo. Rukia la alcanzó en la puerta y le sonrió, invitándola a unirse.
-Gracias de nuevo, por acceder a esto- Instó la capitana al mirar a su teniente -Teniente Yamamoto, considero importante motivar a otros miembros de la división a dar todo de sí
-Capitán- Sus ojos mostraban la llama encendida de su ser, incandescente y radiante -Esa es mi intención al ser su teniente, inspirar a la división trece
-Mira- Codeo a su amigo, haciéndolo voltear y mirando el rostro de la teniente -Es la nieta de Yamamoto Genryūsai
Hisagi observó a la chica con curiosidad, la había visto antes, en incontables ocasiones, resguardada a las faldas de Yamamoto y mirando todo a su alrededor, como si estuviera ansiosa de aprenderlo y comprenderlo todo, pero no se había permitido mirarla más de un segundo al temer las miradas feroces del comandante general; ahora, sin la supervisión de nadie más, pudo percatarse de las sutilezas de su gesto, su mentón afilado, su rostro redondo, como si fuera un corazón acentuado por su partido al centro, el cabello largo y sedoso, el cual, probablemente sería cortado al momento en que se diera cuenta de que le estorbaría para la batalla, sus labios carnosos, los ojos grandes. Pasó saliva y negó con la cabeza antes de bromear con su amigo.
-Pues no se parece a su abuelo
Pues no la conocían, probablemente la única persona en sentir un escalofrío al escuchar aquellas palabras era Saya, que se retorció incomoda en su sitio, consiguiendo una mirada de confusión por parte de sus compañeros de división. Pudo sentir el reiatsu de su hermana menor aparecer, seguida de dos más, probablemente su capitán y teniente de división.
-Esto se va a poner bueno- Musitó, encogiéndose todavía más en su lugar, suplicando que no la tomara a ella por conejillo de indias.
Asami y sus acompañantes se adelantaron, teniendo visión total, obviamente el capitán quería confirmar de primera mano si tanto hermana pequeña como mayor poseían las mismas habilidades que la primera ya le había mostrado, por lo que la invitación le había caído como anillo al dedo.
Cuando se trataba de las hermanas Yamamoto, era difícil saber quién era la más poderosa, sobre todo porque no solían usar sus habilidades al máximo y, en parte, porque siempre estaban entrenando entre ellas para superarse. Pero para Saya, luego de los entrenamientos exhaustivos que había hecho el día anterior, no quería enfrentarse a la furia de su hermana, que esa tarde daría todo de sí.
Saya pudo ver al teniente de la sexta división mirar a su hermana desde el otro lado de la habitación, no pudiendo evitar pensar en que su hermana lo considerara para su demostración, por lo que una sonrisa ladina y maliciosa se extendió por su rostro, algo que Asami notó a la distancia, negando con la cabeza ¿No podían ser normales por una vez en la vida? ¿De verdad era necesario todo esto?
-Como puedes darte cuenta, hay mucha gente poderosa aquí- Comenzó Rukia sonriendo -Se que eres buena sintiendo el reiatsu, por lo que confió en que sabrás encontrar un contrincante digno
La teniente asintió, avanzando hasta el centro de la habitación y posando la mano izquierda sobre el mando de su zanpaku-tō, cuyo mango café oscuro con el listón violeta daba la impresión de ser la rama de un árbol de glicina; aquello llamó la atención de sus hermanas, esto debido a que Hanako era zurda ¿Por qué se había puesto la espada al revés? Un escalofrió recorrido sus espaldas, algo que Hitsugaya notó al momento en que su subordinada se sacudió y tenso ¿En verdad pensaba utilizar su shikai?
-Tengo una mejor idea- Comentó al estar al centro de la multitud, mirando a todos y moviendo la mano de su espada hacia su cadera, ladeando el rostro, petulante, presumida, indolente -Que se ofrezca voluntario aquel que crea que puede vencerme
Renji soltó una risa burlesca y amenazó con dar un paso, pero la mano de Shūhei Hisagi aterrizó en su pecho, sonriendo confiado. El pelirrojo comprendió la indirecta y sonrió levantando las manos en señal de rendición, retrocediendo un paso y permitiéndole a su colega avanzar hasta la chica, por lo que terminó cruzándose de brazos.
O era muy tonta, o estaba muy confiada ese día, su reiatsu no mostraba nada espectacular, por lo que confiaba en sí mismo para vencerla; sus pensamientos lo engañaban, no debía subestimar a su enemigo, juzgarla antes de tiempo no era lo correcto, debía probar el poder de la chica cuando sus espadas estuvieran blandiéndose en el combate, después de todo, la habían nombrado teniente.
Ambos se colocaron frente a frente, ella desenvaino y sostuvo su zanpaku-tō con la mano derecha y la izquierda sobre el dorso de esta.
-Es una forma extraña de sostener una zanpaku-tō- Comentó Hisagi, con una sonrisa en los labios, como si tratara de restarle importancia al encuentro.
- ¿Te propusiste para criticar o para pelear?
Hisagi soltó un bufido, divertido, y al instante siguiente se encontraba atrás de la chica, sosteniendo su espada contra el cuello de la chica.
-Antes de que te deje en ridículo- Sugirió Hisagi, percatándose del perfume floral en el cabello de la chica y luchando contra las ganas de aspirar profundo - ¿Me dirías tu nombre?
-Seguro- Murmuro ella con una sonrisa, antes de desaparecer de la vista de todos.
-Novato…- Pensó Saya, rodando los ojos.
-Mi nombre es Hanako Yamamoto- Exclamó la chica, apareciendo frente al teniente mientras colocaba el filo de su espada contra su cuello, quien alcanzo a dar un paso hacia atrás, sorprendido -Y eres tú el que quedara en ridículo
Ambos saltaron hacia atrás, dejando una distancia prudente entre su oponente antes de volver a lanzarse hacia el frente, cuando el filo de ambas zanpaku-tō soltaron chispas al momento de encontrarse una con la otra y de hacer que los presentes retrocedieran en su sitio al dejar escapar su propio reiatsu; Rukia, Saya, Hitsugaya y Asami fueron los únicos que no movieron ni un ápice sus cuerpos, concentrando sus miradas en la pelea para no perder detalle alguno sobre el combate.
-Capitán- Hitsugaya asintió, viendo como ambas espadas desprendían chispas al momento de su contacto; Matsumoto estaba sorprendida porque no había visto tales talentos desde que su capitán fuera reclutado y ascendido en un tiempo límite -Asombroso…
Lo único que los reclutas podían ver de toda la pelea eran chispas, por aquí y por allá, ambos tenientes eran veloces y sonreían con arrogancia, como si encontraran aquel encuentro muy divertido.
Pero para Hanako no era una exhibición para motivar a su división, aquello era una prueba de valía, necesitaba hacerle saber a todo el mundo que ella era una teniente poderosa, y que no se dejaría pisotear por nadie. En algún momento, y al igual que ella, se entero que no disfrutaba mucho el liberar todo el potencial de su espada, odiándose por un segundo a sí misma por lo que estaba a punto de hacer, recordándose que era un mal necesario.
-De verdad, lo siento mucho- Murmuró cuando se encontraron al centro de la habitación, resistiendo la espada del otro, temblando por el esfuerzo.
- ¿A qué viene eso?
Hanako se impulso hacia atrás, consiguiendo que Hisagi trastabillara un par de pasos.
El movimiento fue muy rápido, la mayoría de los presentes ni siquiera notó cuando Hanako cambio el agarre sobre su zanpaku-tō, pero Rukia, Saya, Asami, Hitsugaya y Shūhei lo vieron en cámara lenta. Hanako abrió la mano con la que sostenía la espada y giro la muñeca para poder sostener el mango al revés, la hoja ni siquiera tembló contra su mano izquierda, ella doblo las rodillas y extendió el brazo derecho, cruzado frente a su cuerpo.
-Eres muy extraña- Murmuró Shūhei, absteniéndose de llamarla hermosa.
-Y tú eres muy grosero al contenerte así- Espetó en respuesta, con la mirada ensombrecida -Karyū…
Había murmurado, dejando ver una sonrisa de lado; todos sintieron ese cambio. La presión espiritual había aumentado considerablemente, llenando la habitación, algo por lo que Hisagi se permitió dejarse impresionar por el poder de la joven, pero recupero el enfoque al ver la hoz que aquella chica sostenía.
La forma de su shikai era peculiar, el mango largo tenía la misma longitud de su estatura, del lado cercano a su mano derecha, había una cuchilla doble, curva, tal vez mediría unos treinta centímetros, un listón rosa atado en torno al borde, ondeando por la energía. En el otro extremo estaba la hoja, el verdadero peligro en potencia descansaba sobre su hombro, haciendo equilibrio con su mano derecha, la hoja se extendía casi hasta el suelo de un lado y, por el otro, una cuchilla de dos filos que se curvaban hacia el techo.
-Muy bien, niña bonita- Murmuró el teniente, adoptando una nueva postura de pelea -Te voy a dar el gusto… Sega...
Las hoces se dividieron a su espalda y Hisagi se lanzó hacia el frente, pero Hanako ya se había desvanecido, por lo que él se detuvo un segundo a rastrear la energía de la joven, sonriendo, al percatarse que se encontraba afuera, en el patio.
Corrió a alcanzarla, lanzándole un ataque frontal y sus cuchillas encontraron la resistencia de la hoz, por lo que ella sonrió antes de girar su arma, amenazando con cortar el rostro del teniente con la cuchilla corta; Hisagi apenas retrocedió, comprendiendo que, a pesar de lucir pesada y parecer que la chica sostenía su arma con dificultad desde el inicio, ahora la blandía como si fuera una pluma.
No podía creerlo, había logrado atestarle un golpe con la cuchilla dorsal al recuperar su postura de pelea, ahora tenía una herida superficial en el brazo, Hisagi supo, por la sonrisa en el rostro de la chica que lo había evadido a propósito ¡Ella lo pudo haber dañado de gravedad de haberlo querido!
Los golpes siguientes fueron poderosos, seguían conteniéndose, pero ahora Hanako sonreía de verdad, había conseguido su objetivo, por lo que, todos los miembros de su división los observaban con los ojos abiertos desmesuradamente, y el resto de los tenientes sonreían como si disfrutaran de aquella batalla; pero no el capitán de la décima, que media con cuidado los movimientos de la mayor de las Yamamoto.
El momento del gran final había llegado.
- ¡Eres un demonio! - Grito frustrado el teniente, mientras se debatía internamente entre atacar con todo y poner a aquella chiquilla en su lugar o mantener la clama y continuar la pelea con la cabeza fría.
-Espera a que desate el infierno
Aterrizaron, separados por unos cuantos metros, nuevamente Hanako sostenía el peso de la hoz, pero esta vez, con el brazo extendido, Hisagi noto que la mano izquierda de la Shinigami no había vuelto a soltar el mando una sola vez. Sonriendo, sintió como el poder fluía hacia ella, se estaba preparando para el golpe final.
-"Hi no u... -Recitó Hanako con voz trémula, pero no pudo continuar, los aplausos lentos y pesado de Kyōraku llamó la atención de todos.
-Teniente Hisagi, teniente Yamamoto, han dado una demostración impresionante.
Hanako sonrió, regresando su zanpaku-tō a su forma original, haciendo una reverencia para el capitán comandante y sonriendo con dulzura, un gesto desconocido para Hisagi, quien se sonrojó ligeramente, pasando saliva ante aquello.
-Gracias, señor…- Fueron las palabras de la chica, enfundando su zanpaku-tō.
Hanako miró a Hisagi a los ojos y sonrió con desdén, percatándose de su sonrojo y deleitándose en las figuras angulosas de su rostro, memorizando esa expresión.
-Supongo que será otro día, por ahora te salvaste de la humillación pública - Hace una corta reverencia, mostrándole algo de respeto -Gracias a ti también, Hisagi-sempai…
Asami soltó el aire que estaba conteniendo, algo que Hitsugaya notó, a parte de que su reiatsu parecía turbio al momento del combate; sonrió, divertido por la extrañeza de las hermanas.
Para Hanako, la demostración de ese combate había cumplido su objetivo, demostrar que ese puesto se lo había ganado por algo y que estaba dispuesta a darle la debida seriedad, así como el hecho de que estaba dispuesta a entregarse de lleno a la división para que fuera nuevamente reconocida; había una total y plena confianza, teniendo a la capitana Kuchiki y a su hermana Saya, que, pese a tener solo el título de Shinigami raso, ella era total y completamente consciente de sus habilidades, las cuales superaban por mucho a uno que otro teniente.
- ¿Qué tal un combate más? - Desafía presuntuoso el teniente de la división seis, gesto que no le agrada para nada a Saya, quien solía odiar a los tipos con esa actitud - ¿Qué opinas, teniente?
-En lugar de hacer filas para pretendientes, hace filas para oponentes- Comenta Saya, divertida ante la situación, Hanako y Asami escuchan su comentario, pero lejos de dirigirle una mirada asesina y reclamante, la mayor sonríe de forma ladina al ocurrírsele una mejor idea.
Asami conocía esa sonrisa, la mente de su hermana muchas veces iba demasiado lejos, pero estar esas dos reunidas en torno a los combates, muchas veces era peligroso. Se cruzó de brazos, buscando algo de paz en sí misma.
-Me enfrentare con usted Teniente Abarai- Respondió la chica, sonriendo engreídamente -Pero, solo si logra vencer a uno de mis subordinados
Todos los shinigamis de la división trece mostraron su nerviosismo, tensándose ante la idea de combatir contra alguien de mayor rango, menos Saya, quien no comprende del todo lo que su hermana planeaba.
- ¿Un soldado? - Pregunta, entre curioso e indignado -Eso es un insulto
A Saya cada vez le daban más ganas de ir a golpearlo.
-Esa es mi condición teniente- Sentencio una vez más, inflexible ante lo que pudiera pasar.
-De acuerdo- El teniente de la sexta no tenía otra opción, por lo que, sin otro remedio, se adelanto al centro.
-Saya, pasa al frente por favor- Todos los Shinigami voltearon a ver a la susodicha, temerosos ante el resultado de un novato ante un teniente; lo más extraño, era la sonrisa de la chica, que avanzó hacia el centro con seguridad y confiada sonrisa, mientras le dirigía una sutil mirada a su hermana mayor, transmitiéndose palabras que Asami entendía ¿Cuánto tiempo no había pasado con ellas? Hanako quería "dar una lección" y eso, para Saya "era un placer".
Estaba enterado sobre ellas, sobre sus entrenamientos personales, pero ignoraba las habilidades de cada una, o al menos, de Saya Yamamoto; él sabía que, si fuera más apta, habría sido asignada como teniente de alguna otra división, igual que la mayor, por lo que se confió soberbiamente a que ese combate contra ella no sería la gran cosa.
-Esto será rápido- Presumió, desenfundando su espada.
Por primera vez podía ver a su hermana calmada y con confiada expresión, para colmo, sin desenfundar su espada, la cual cargaba en su espalda y haciendo una señal para que él atacara primero, provocación a la que Renji no dudó, abalanzándose precipitadamente hacia la chica y sin importarle que estuviera desarmada.
Trataba de provocarla, hacer que desenfundara su espada, pero lo único que Saya hacia hasta el momento, era esquivar ágilmente cada ataque del teniente, sin perder de vista en ningún momento los movimientos de su oponente, a cada mínimo detales, dándose cuenta de su forma de pelear; las palabras no tenían efecto, pero para ella, era información.
Los murmullos comenzaron, las críticas no se hicieron esperar, todos lograban ver que solo se estaba limitando a una defensiva, algo ante lo que Hanako no prestaba atención, al contrario, solo enmarcó más su sonrisa al saber de primera mano que Saya lo que estaba haciendo era estudiar rápidamente a su oponente, analizando su forma de atacar y de como utilizarlo en su contra; en este punto, estaba haciendo uso de su increíble y rápida creatividad de ver algo y sacarle provecho, fuese lo que fuese, hasta una simple hoja de papel que desecharon, ella lo convertiría en algo.
Renji estaba por dirigir un certero y peligroso ataque con su espada al hombro de Saya, pero, en un parpadeo, Saya lo había detenido con su espada, ni siquiera se supo en que momento la había desenfundado. Forcejearon, Saya bajo la mirada y dio un pasaos hacia atrás para inclinarse en una rodilla.
-Tus habilidades están incluso por debajo de lo normal, ni siquiera debiste haberle enlistado- Alardeo el pelirrojo, antelando su victoria e ignorando la sonrisa que se había formado en los labios de Saya, bajo el cabello que le cubría casi la mitad del rostro.
- ¿Esta es tu forma de ser ante tus subordinados? - Preguntó ella, con cierta calma, pero conteniendo una amenaza escondida. Se había amarrado el cabello en una coleta, lo que confundió al resto, ya que eso no era común hacerlo en medio de un combate, pero no era raro para sus hermanas -Intimidándolos, dejando en claro tu superioridad solo por ser un teniente; un auténtico líder debe apoyar a los que tiene al mando, alentarlos, y no subestimar por anticipado a su oponente.
Se había puesto de pie, sonriendo de manera desafiante y socarrona. Molesto ante su actitud, vuelve sus ataques, y esta vez es Saya quien responde, chocando ferozmente su espada con la de Renji, duelo que no se limitó solo a eso cuando la chica comenzó a combinar el manejo de su espada con una serie de rápidos golpes con su puño libre, piernas y rodillas, algo que apenas era capaz el teniente de la sexta en detener al ser tan brutalmente rápidos, aunque no lo suficientemente rudos, lo que le hizo notar que estaba limitándose.
La forma de pelear de Saya, mas que depender de su espada por completo, ella había adoptado un estilo de combate entre hakuda y el uso de la zanpaku-tō, algo en lo que muy pocos Shinigami estaban especializados y que no era muy común de ver.
Renji detuvo un fuerte golpe de la espada de Saya, pero fue cuestión de segundos que ella aprovechara para darle una patada en las costillas, no tan letal para lastimarlo, pero si para hacerle perder el equilibrio y que cayera al suelo, de donde la miró furioso, impotente al perder contra un Shinigami común y corriente, y que mantenía una desafiante sonrisa, retándolo a continuar, lo que la ínsito a despertar a su zanpaku-tō. Todos estaban a la espera de que el combate fuera detenido, el capitán comandante analizaba tanto la situación como la Capitana y la teniente de la división trece.
-Tsuri, Kairyū…-Sus palabras fueron escuchadas, haciendo brillar su espada, la cual se había convertido en dos, una en cada mano y de un tamaño promedio, cuyas hojas eran más anchas en las puntas y delgadas acercándose al mango, divagando en una pronunciada curva; al final y muy pegada a la mano, estaba colocadas las dos cabezas de dragón. Espadas gemelas, algo que casi no se veía en la sociedad de almas, sobre todo, cuando ambas diferían en colores, siendo una blanca y la otra negra.
Esto no era algo como para impresionarse, un bankai para el no era nada, por lo que no dudo en emplear un nuevo ataque con su larga espada serpentina, la cual, estaba a punto de morder a su víctima, ataque que Saya detuvo con fuerza usando su espada blanca al tiempo que veía por el rabillo del ojo que la espada de Renji agarro una curva, estando a punto de golpearla por un costado, pero justo a milímetros de impactarla, Saya dio un brinco, parándose sobre la espada de Renji, que se encajó en el suelo.
La espada negra estuvo a punto de hacer un contra ataque, pero fue detenido por la misma Shinigami a unos cuantos centímetros del rostro de Renji.
- ¿Sorprendido?
Una sonrisa socarrona se asomaba en sus labios, por lo que Renji apretó la mandíbula, dispuesto a continuar con el combate.
- ¡Suficiente! - Anunció la capitana Kuchiki -Este combate termino
Renji obedeció, Saya mostraba una expresión de autentica satisfacción,
-Vámonos- Anuncio el capitán de la décima división -El espectáculo ha terminado
Hitsugaya, Matsumoto y Asami desaparecieron, algo a lo que la mayor no le tomó importancia.
-Ahora veo que se tomó la decisión correcta…
Rukia había murmurado esas ultimas palabras, algo que únicamente su teniente había sido capaz de oír pero que no entendía a que se refería.
El resto de la división trece comenzó a rodear a Saya para felicitarla y alabarla por su increíble desempeño en la pele contra un teniente, dándoles esta las gracias y chocando varios puños que le ofrecían. Hanako por dentro encontró un punto a favor de que Saya estuviese como un miembro común, a pesar de que sus habilidades podían llevarla a tomar un puesto mucho mas alto y, por esta razón es que no dejaría de presionarla, aunque fuera solo para molestarla un poco.
-Ya han sido suficientes demostraciones por hoy- Comenta la capitana mirando a su teniente -Teniente Yamamoto, es hora de comenzar con sus deberes, cuento con usted
-Claro capitana- Responde la chica con respeto -No la defraudare
El capitán comandante se retiro junto con la capitana de la división y el resto de los tenientes ahí presentes, por lo que Hanako se quedó con sus subordinados, mirándolos a todos
-Muy bien, es hora de empezar con el entrenamiento- Ordena con voz firme y diabólica ante los oídos de su hermana -Saya, pasa al frente para explicar como será el primer ejercicio
Saya se congelo ante el nombramiento de su hermana, momento para el cual un aura depresiva la rodeo, resignándose a que, a partir de ese día, las cosas serían de esa manera.
…
Con pasos pesados y refunfuñando, Renji se encaminaba rumbo a la salida de la división trece, notándose más gruñón de lo usual. No le cabía en la cabeza como alguien con un puesto mucho más inferior al de él lo venciera de esa manera, ni siquiera había usado toda su fuerza, pero su orgullo le impedía si quiera pensar en pedirle una revancha a esa chica, para él, eso sería degradarse aún más, aunque si deseaba volver a medir fuerzas con ella en cuanto tuviera oportunidad.
-Esa chiquilla engreída- Murmura entre dientes, seguido de eso, recibe una fuerte patada en su espalda
-Más respeto Renji- Le reclama Rukia -Las hermanas Yamamoto fueron personalmente entrenadas por Yamamoto Genryūsai-dono, y Saya de acaba de dar una lección que yo he querido darte desde hace años
-Tsch, no se a que te refieres- Tal vez lo sabía, pero se negaba a aceptarlo
-Te lo diré entonces- Rukia utiliza shunpo, colocándose frente a su amigo -Muchas veces te he dicho que tu mayor error es subestimar a tu oponente, o acaso debo recordarte que sucedió en tu primer enfrentamiento con Ichigo
Esto lo hizo gruñir, aunque ahora eran muy buenos amigos y de que el al final se había ganado el corazón de Rukia, lo roces por el poder continuaban
-Espero que con esto no vuelvas a dar por anticipada tu victoria- Rukia ni siquiera le había dado tiempo de responder o reaccionar se había alejado a paso lento de vuelta a su división, dejándolo ahí parado, con el su orgullo lastimado y por los suelos, naciéndole una absurda y trivial rivalidad hacia la hermana de en medio, quien solo era una simple subordinada.
…
Tenían permiso de volver a su hogar en la división uno, esto con la condición de acatar al llamado de emergencia que surgiera a cualquier hora de la noche. Para cuando Saya y Hanako volvieron, Asami ya estaba en casa, preparando la cena y el te de su hermana.
-Veo que tu capitán no es tan estricto- Aseguró Hanako mientras se adentraba en la cocina, dejando la banda de teniente a la entrada - ¿Necesitas ayuda?
-Creo que ya está todo listo, el agua del te estará lista en unos minutos- Afirmo, luego se asomó a la sala, donde vio a Saya tirada en el sofá - ¿Qué le hiciste?
-Nada que no le haga hacer en casa- Susurro la mayor, codeándola, por lo que ambas rieron -A parte de eso ¿Qué tal tu día? Sentí tu bankai hasta la división trece
-Solo un combate para ponernos a prueba, mi capitán es algo… estricto- Coloco la vaporera en la mesa, dejando la taza de su hermana de en medio en su lugar -Pero pareció feliz con mi demostración…
-Por favor, tu bankai es aterrador…- Aseguro Saya, sentándose apenas en el sofá, aun medio muerta por el cansancio - ¿Quién tiene una zanpaku-tō que te draconifique el cuerpo
-No me lo vas a creer- Saya y Asami se miraron, la menor con una ceja alzada y simulando con sus brazos las alas, la cola y señalando los pies y las manos -Pero, no duro mucho, fue algo muy momentáneo, solo me puso a prueba, por cierto, buena demostración
-Tú capitán parece sacado de una casita de muñecas- Dijo Saya socarrona, sentándose a la mesa después de haberse servido su café -Es incluso más pequeño que tú
-Si, y que tú- Asami la miró con ojos burlones, oliendo la taza de té que su hermana mayor le había servido, algo que hizo chistar a Saya -Pero bueno, todo pareció ir bien por hoy, demos gracias por eso y que Saya no se convierta en un dolor de cabeza para la división trece
Saya comenzó a jalarle las mejillas a su hermana, quien le imito, comenzando una pequeña riña entre ellas; a esto, Hanako solo tomo su te con calma.
…
Algunos días después de su entrada a los escuadrones, las dos hermanas habían acaparado la atención de sus respectivos escuadrones y compañeros, ambas eran subordinadas, no había nadie por debajo de ellas, pero Saya sufría día con día con los duros entrenamientos de su hermana.
-Teniente- Llamó Rukia a la chica, quien se acercó con paso lento -Ha llegado una encomienda para usted, una misión en el mundo humano
- ¿Mundo humano? - Hanako tomó la orden, ese mismo día partía al mundo humano junto con cuatro shinigamis más - ¿No volvieron?
Esto preocupo a Hanako, recordándole una parte de su trágico pasado, tal cual como sus padres que jamás habían vuelto, ahí, en el mundo humano, varios Shinigami tampoco regresaron de sus respectivas misiones.
Sabía que no podía fallar, por lo que tomaría la misión con seriedad y valor, enfrentándose a lo que fuera que estuviera pasando en el mundo humano.
…
Por otro lado, la división diez debía enviar a alguien de su cuadrilla, aunque la teniente Matsumoto ya estaba mas que lista para marcharse en cuanto recibieran la noticia; sin embargo, el capitán la detuvo de último momento.
-Nunca dije que fueras tu quien iría a dicha misión- Soltó, mirando a su teniente con la mejilla apoyada en su mano y mirándola con cierto desdén -Ya tengo a alguien más en quien puedo confiar para estas misiones y que se que no se ira de compras en el primer día
-Pero, capitán…- Berrincho la peli naranja, abrazando a su capitán efusivamente -No puede hacerme esto, llevo meses esperando una misión al mundo humano ¿Sabe cuando fue la última vez que compre mi perfume?
Hitsugaya apenas alcanzó a quitársela de encima cuando alguien llamó a su puerta, permitiéndole el pase; la nueva recluta entró, cerrando la puerta tras de sí y mirando a su capitán.
- ¿Me llamo?
-Yamamoto, necesito que vayas a una misión al mundo humano, tu objetivo será recabar información- Se detuvo al momento en que notó la sorpresa en el rostro de la chica - ¿Puedes con eso?
-Sí, señor- Respondió, aunque interiormente estaba nerviosa y asustada -Estoy preparada
-El capitán de la novena división será su líder, ahora vaya a reunirse con su equipo- La chica asintió, haciendo una leve reverencia ante su capitán y dirigiéndose a la salida, pero su voz la detuvo -Tenga cuidado, el mundo humano puede ser muy engañoso
-Lo tendré en cuenta…
Sonrió, una sonrisa tan dulce y significativa que le causo tranquilidad; un gesto tan noble y simple que nunca espero recibir, no al menos de alguien que había luchado tan duro días antes contra él.
…
El equipo estaba listo, pero la teniente de la división trece tenía un favor que agregar para su teniente, debía dejar a su hijo en casa de su padre, Ichigo Kurosaki, el salvador de la sociedad de almas; por lo que, antes de comenzar la misión, entregaría al chico y luego volvería a su labor.
Yoichi Kurosaki era un shinigami de tez morena clara, ojos marrones claro y cabello negro, portaba una zanpaku-tō en su cinto y vestía el haori típico de los shinigami, aunque este era aún un estudiante, había obtenido el permiso para ir al mundo humano y estar con su padre un tiempo.
-Me revuelve el estómago nada mas el pensar en que Saya va a quedarse sola- Susurró Asami a su hermana, haciendo reír a la mayor -Solo espero no encontrar la casa destruida
-Esta sentenciada, se portará bien- Afirmó la mayor, viendo el momento en que la puerta senkaimon se abrió -Eso espero…
-Andando equipo- Anunció el capitán Muguruma, entrando primero a la puerta y seguido del resto de su equipo.
Era la primera vez que atravesaban el Dangai, nada que no pudieran controlar, mientras siguieran concentradas y viendo la espalda de sus compañeros; a parte del capitán de la novena división, estaban presentes el teniente de la sexta y el tercer oficial de la cuarta división. Un equipo de cinco para una pequeña misión de investigación.
Cuando la luz pudo verse al otro lado, todos salieron, habían abierto la puerta en el cielo, por lo que las chicas pudieron observar por segunda ocasión el mundo humano, asombradas de estar nuevamente ahí y más que listas para completar la misión.
