En serio chicas, lo están haciendo fantástico!
Sin sus fragmentos, esto no tendría pies ni cabeza xD
-De acuerdo, el plan es el siguiente- Hablo el capitán de la novena mirando a su cuadrilla -Los tenientes Abarai y Yamamoto irán a hacer el encargo de la capitana Kuchiki, nosotros tres iremos a la tienda de Urahara y ahí los esperaremos
-Si, señor- Respondieron ambos tenientes, desapareciendo junto con el chico.
Asami y Hanatarō siguieron al capitán, el silencio los invadió, aunque, por un lado, el capitán estaba relajado de no tener a su teniente peliverde pisándole los talones y de que la chica no conocía bien a los hombres que la acompañaban.
Cuando llegaron a la tienda de Urahara, éste los esperaba en la entrada, como siempre, acompañado de una sonrisa; los invitó a pasar a su "hogar" donde llevó a la chica a una habitación, dándole las explicaciones debidas para entrar a su gigai.
- ¿Qué tal esta? - Preguntó a la chica desde detrás de la puerta de aquella habitación - ¿Está todo bien, joven Yamamoto?
-Todo en orden, es solo… que se siente raro- Expresó, mirándose en el espejo y luego abriendo la puerta -Gracias, señor Urahara
-Ya te acostumbrarás- Se escucho la voz del capitán desde otra habitación -Es normal para una novata y para alguien que está por primera vez en el mundo real
Asami hizo una mueca, aunque más que nada, por llevar el cabello suelto, por lo que comenzó a trenzarlo desde arriba y hasta las puntas, sosteniéndolo con una liga que estaba en su muñeca ¿Cómo sabía aquel hombre que lo haría?
-Le invito a tomar una taza de té en lo que esperamos al resto del equipo- Miro a los ojos de Urahara, notando como cubría su sonrisa con su abanico, algo en él, lejos de inspirarle confianza, le hacía dudar -Ignore los detalles, señorita
Una vez reunida con el capitán Muguruma y Hanatarō, donde un hombre sirvió el té, su nombre era Tessai.
…
Renji había ido con ella por obvias razones, ella no sabía dónde vivía Ichigo Kurosaki, aunque pudo haberlo deducido por la gran cantidad de reiatsu, pero, tal vez era para tomar algunas precauciones; Renji llamo a la puerta, siendo el chico de cabellos naranjas quien abriera.
-No pensé que vinieras tan pronto- Comentó al ver a su hijo, luego alzando la vista hacia los dos tenientes -Hola Renji ¿Quién es ella?
-Teniente Yamamoto, es nueva en la división trece…
-Un placer, no es fácil trabajar con Rukia- Ichigo río, pero para Hanako, eso era tal vez, una ofensa hacia su capitán -Lo siento, no es un matrimonio sencillo
-Entiendo, ella me ha contado muchas cosas de usted, señor Kurosaki…
-Puedes decirme Ichigo- Sonrió, y aunque Hanako también lo había hecho, le era difícil perder el respeto a una persona, sobre todo acabándola de conocer- ¿Gustan pasar? Yuzu tiene la cena servida
-Lo siento, pero debemos partir- Agregó la teniente de la trece mientras miraba a Ichigo -Debemos reunirnos con el equipo y poner orden a esta misión
-Será en otra ocasión Ichigo- Agregó Renji, despidiéndose de su amigo con una sonrisa -Hasta luego…
-Fue un placer, Kurosaki…
Hanako hizo una última reverencia para despedirse de Ichigo antes de encarar a Renji y comenzar a caminar en silencio por las calles frías de la ciudad. Aunque al principio, el teniente Abarai había esperado que su compañera iniciara alguna burla o comentario sarcástico por los hechos de los últimos días, la teniente guardó silencio y se enfrascó en sus pensamientos, trazando rutas y estrategias, memorizando las calles, la distancia entre el hogar del shinigami sustituto y el que sería su refugio.
Podía ser relativamente novata en las misiones en el mundo de los humanos, pero eso no quitaba que fuera precavida, en todas las ocasiones en las que había estado ahí durante sus entrenamientos, ella había aprendido algo: siempre podía salir mal el plan, de hecho, iba a salir mal cualquier cosa que planeara, así que debía tener estrategias de contingencia.
—Para alguien que estuvo tan parlanchina en su pelea de exhibición, ahora estás muy callada —Murmuró Renji mirando de reojo a Hanako, ganándose una sonrisa dulce de su parte, gesto que lo dejó incrédulo —Hump, incluso podría creer que eres amable.
—No se confunda, teniente Abarai —Murmuró la chica con determinación. —Que sea feroz en la batalla y petulante ante los compañeros, no me hace mala persona. Es una imagen que diseñé con mucho cuidado.
—¿Imagen?
—Una mujer nueva en la división trece, nombrada teniente, sin mucho renombre previo pese a todo mi desempeño — Apuntó la chica mirando a Renji con media sonrisa de desprecio —Cualquiera creería que me dieron el puesto por ser nieta de una leyenda, así que tenía que dejar claro el punto. Me gané mi lugar.
—Nieta de una leyenda — Repitió digiriendo la información, como si aquellas afirmaciones fueran todo un descubrimiento arqueológico —Tu hermana por otra parte.
—¿Saya?
—Sí, lo suyo definitivamente es fuerza bruta
—A Saya no le importa si la gente habla de ella o no. A diferencia de ella, yo prefiero que la gente sepa cuál es el tamaño de mi poder para que no me estén subestimando a cada rato, y que no me tengan por tonta, por mimada o por ventajosa. Además, lo hago por todas las mujeres shinigami.
—¡Ja! Si es el caso, mejor únete a la asociación.
—Muy lindo — Murmuró la chica con la voz afilada como una zanpaku-tō — Pero mi intención es hacer algo de verdad por las mujeres shinigami, no comer postres y fotografiar muchachos. Si ven a otras tenientes u oficiales, pueden juzgarlas por los hombres que las acompañan, yo elegí la división trece porque Kuchiki es la capitana, tener dos mujeres al mando de una división les daría a otras mujeres la confianza para perseguir sus ideales.
—Ahora eres una feminista.
—Soy realista — Puntualizó amablemente —Incluso tú y Hisagi me subestimaron.
—Hisagi se distrajo por tus ojos bonitos, pero estuvo bien — Recitó Renji como si quisiera quitarle importancia a ese hecho.
La sangre de Hanako hirvió por un momento, justo a esas cosas se refería cuando hablaba de darle un lugar a las mujeres shinigamis, a todo el desprecio que recibían, a cuánto las subestimaban. Asami podía mantener la calma todo lo que quisiera, pero ella y Saya pondrían a cualquiera en su lugar, sin importar el rango.
—Estuvo bien — Confirmó Hanako con una sonrisa arrogante, estirando el cuello -Pero no fue suficiente
—Me hubieras enfrentado a mí — Espetó divertido Renji, apuntándose con el pulgar —Yo habría liberado el shikai desde el inicio
Hanako soltó un suspiro pesado y compuso una mueca de desdén.
—Mis términos siguen siendo los mismos, teniente. Si quiere pelear conmigo, primero tiene que derrotar a mi hermana
Una sombra cruzó el rostro de Renji, quien bajó la mirada en silencio, pensativo ante las palabras de la teniente.
—Tal vez te sigo subestimando a pesar de que Hisagi te llamó demonio, pero tu hermana no está lejos de ser un monstruo ¿Sabías que me ganaría? ¿Por eso la enviaste a ella?
Hanako sonrió sin imaginarse siquiera que aquella era la segunda vez en la que Saya estornudaba esa noche, desde su hogar, mientras se servía la cena, la shinigami miró a su alrededor, confundida por tanto estornudo seguido, rascándose la cabeza antes de olfatear el ambiente en busca de polvo o lo que estuviera provocando sus estornudos.
—Confiaba en que ganaría, no tienes idea de lo poderosa que ella es, pero no la elegí porque creyera que pudiera hacerlo, sino porque sabía que merecía ponerte en tu lugar. Fue... un acto egoísta— Admitió al final, sonriendo de medio lado.
Renji bufó divertido ante la peculiar selección de palabras que acababa de hacer Hanako.
—¿Egoísta?
—Dejarla pelear contra ti fue mi forma de disculparme por adelantado, puesto que planeaba ponerla de ejemplo con la división. Sentí el reiatsu de Saya, estaba furiosa contigo. A mí me causaste una mala impresión, todavía creo que no vale la pena darte explicaciones, es como hablarle a una roca— Espetó encogiéndose de hombros, consiguiendo una mirada de reproche por parte del pelirrojo —Pero ella... —Hanako hizo una pausa para poder suspirar y construir su siguiente frase —Saya no tolera a los que son como tú, a los que actúan con petulancia y prepotencia con sus subordinados
—Tú eres soberbia todo el tiempo— Acotó Renji mirando a Hanako con el entrecejo fruncido, confundido ante aquella afirmación por la camaradería existente entre Saya y Hanako.
—Es parte de mi imagen, lo que nos hace diferentes es que yo no subestimo nunca a mis adversarios. Cuando amenacé al teniente Hisagi de ponerlo en ridículo, ya había comprobado cuánto reiatsu estaba liberando y a qué velocidad lo hacía, además de que no podía darme el lujo de dejar que nadie me humillara ese día, la primera impresión es la única que no cambia nunca. La gente siempre inicia una conversación importante diciendo: Yo creía que eras una persona... y rellene con lo que guste— Renji meneó la cabeza de un lado al otro, dándole a su compañera la razón con un gesto silente —Saya es una mujer sumamente poderosa, no sabría decir si es más fuerte que yo, o incluso que Asami, no lo sé, espero nunca tener la necesidad de averiguarlo. Pero sepa esto, teniente. Tome nota.
—Tiene toda mi atención.
—Saya no va a perdonar ningún acto de petulancia malintencionada, así que, si un día ella se da cuenta de que usted puede derrotarla, ella entrenará hasta ser más fuerte con tal de volver a ponerlo en su lugar. Buenas noches, Teniente Abarai, gracias por la charla —dijo al final, entrando a la tienda de Urahara para reunirse con Asami
Renji se quedó pensativo fuera de la tienda, sopesando las palabras de la teniente Yamamoto.
Era cierto, Saya había ganado ese pequeño combate con una maestría escalofriante, parecía ser muy fuerte, poderosa. No había dado señas de duda mientras peleaba contra él. Y las palabras que le había dedicado habían sido certeras y cortantes, de verdad había mucho desprecio en aquella lección. Su mirada era feroz.
Suspiró dejando esos pensamientos para después. Si de verdad era tan fuerte, ya buscaría la forma de cobrar venganza, pedir revancha o lo que fuera, no de momento, no se arriesgaría a una humillación pública, pero tendría su oportunidad de medir fuerzas otra vez, y si la oportunidad no se presentaba, entonces él la crearía. Las cosas no se iban a quedar así.
…
Después de que la mayor se colocara su gigai y de arreglar los últimos detalles, aceptó tomar una taza de té en la tienda, para luego ir hacia la casa de unos de los amigos de Ichigo. Uryū Ishida e Inoue Orihime se habían casado, ahora ellos tenían su familia, un niño de ocho años y una pequeña de cinco.
Asami no pudo evitar jugar con ellos en lo que el capitán Muguruma arreglaba sus asuntos, lejos de ser como sus hermanas, disfrutaba la interacción con las personas, y conocer a dos niños humanos la alegró; a ella siempre le habían gustado los niños.
Los cinco se acomodaban en la antigua casa de la chica, la cual usaban los shinigamis conocidos cuando habían de pasar tiempo en el mundo humano. Renji revisaba los suministros, el capitán que todo estuviera en orden y Hanatarō les mostró a las chicas el lugar.
-Lejos de mantenernos ocultos, lo esencial es nunca perder de vista nuestro objetivo- Comenzó a explicar el capitán, mirando a las dos novatas -Adaptarse a un gigai es complicado, ustedes quédense aquí, Abarai y yo saldremos a patrullar esta noche, Hanata… argh…
El tercer oficial del cuarto escuadrón ya estaba dormido, con una burbuja de moco subiendo y bajando de su nariz.
- ¿Cómo vamos a saber cuándo haya problemas? - Pregunto Asami, podía entender que el conocimiento sobre el reiatsu era esencial, pero ¿Cuán limitadas estaban? – Tengo entendido que estamos limitados de poder ¿Cuál es nuestro limite?
-Tenemos una restricción de cinco veces nuestro poder, probablemente lo sientas en el primer combate, si es que llega a haber uno- El capitán miró con suspicacia a la menor, arqueo una ceja y se cruzó de brazos -Los teléfonos en la mesa nos indican de la localización de los hollow, debemos siempre llevar uno con nosotros, pero no dependemos de ellos en su totalidad, debemos seguir concentrándonos en el reiatsu a nuestro alrededor
-Hay algunos alimentos en la alacena, pueden tomar lo que gusten, el capitán y yo compraremos más cuando vengamos para acá- Agregó el teniente, luego soltó un suspiro -Lo más difícil para ustedes viene mañana, relacionarse con las personas y todo lo que conlleva
- Creí que si nos enviaron con ustedes es porque tienen algo que enseñarnos, y que son capaces de hacerlo- Afirmó Hanako mirando al capitán, desafiante -Confió en que la misión saldrá bien si ustedes saben orientarnos
Kensei hizo una mueca, por lo que continuó explicando el plan para esa noche; les había permitido quedarse en casa para que terminaran de acostumbrarse al gigai, Renji y el capitán irían a un patrullaje nocturno, por lo que tendrían un poco de tiempo libre.
-Asami ¿Qué te parece si tomamos un baño?
La pregunta quedó en el aire, la sonrisa de su hermana le había dado la respuesta.
El calor de la ducha había ayudado a disminuir la tensión, nadie les había dicho que usar un gigai por tiempo prolongado sería tan cansado, Hanako había estado en alguna misión antes en el mundo humano, pero se habían encargado de todo lo necesario sin tener que recurrir a usar cuerpos sustitutos, así que ahora estaban algo cansadas y entumidas.
Asami estaba en la bañera con el cabello recogido en un moño alto para mantenerlo lejos del agua y se relajaba por el calor y el vapor que subía lentamente, llenando toda la habitación. A su lado, en el suelo estaba sentada Hanako, con una toalla echada sobre los hombros cubriendo modestamente su cuerpo, llevaba el cabello sostenido de una forma parecida a su hermana, con algunos mechones sueltos envolviendo su rostro.
¿Hacía cuánto no tenían tiempo para relajarse de aquella manera?
Asami suspiró abrazando sus rodillas y recargando ahí el rostro, dedicándole a Hanako una mirada de reojo mientras la chica se recargaba contra la pared y le devolvía el gesto. No pudieron evitar soltar una risita de nervios antes de volver a cerrar los ojos.
—No será una misión sencilla- Murmuró Asami jugueteando con el agua antes de volver a mirar a Hanako.
—¿Por qué lo dices?
—Porque enviaron a dos tenientes a esta misión, además del capitán Kensei.
—Relájate, pequeña- Pidió Hanako moviéndose hasta el borde de la bañera, recargando sus brazos para poder recostar la cabeza ahí y sonreírle a su hermana -Sólo haremos un par de rondas de reconocimiento y volveremos a casa, estas misiones son rápidas
—Si son tan rápidas, entonces ¿por qué nos hicieron adoptar estos gigai?
—Eres muy observadora —Murmuró Hanako estirando un poco la espalda, permitiendo que la toalla se deslizara un poco sobre sus hombros hasta dejar su espalda descubierta. Dobló los codos para meter los brazos al agua y sonrió —Nos quieren evaluar, estoy segura de que tu "baby cap" pedirá un informe completo. A ese hombre le gusta saber en dónde está metiendo las manos, así que relájate y disfruta tu estadía en este mundo. Tal vez mañana tengamos tiempo de buscar alguna tontería en el mundo humano y comprar un regalo para Saya
Intercambiaron otra sonrisa antes de que Hanako acariciara el cabello de su hermana en un gesto distraído y dulce.
La puerta se abrió.
A las chicas les tomó dos segundos, dos segundos completos, volver la vista hacia el capitán Kensei, que entraba al baño con una toalla colgando sobre sus hombros, en ropa interior.
¿Incómodo? No lo fue, o al menos no hasta que el albino levantó la mirada y se percató de la escena. La espalda desnuda de Hanako, sus caderas envueltas en la toalla, sus mejillas sonrosadas por el calor de la habitación, el vapor subiendo perezosamente, y más allá, Asami con el agua cubriendo sus hombros, pero revelando la división de sus senos, con las rodillas expuestas, con expresión de pasmo y el rostro comenzando a subir de tono, con el cuello estirado de forma elegante y dulce.
—Dios...- Murmuró Kensei bajando la mirada, enrojeciendo lentamente —Yo lo siento, yo...
Hanako se movió como un rayo. Más rápido de lo que alguna vez se movió estando en competencia contra Saya, más rápido de lo que Asami había visto alguna vez. En menos de media fracción de segundo ya se había atado la toalla por debajo de los hombros y había golpeado a Kensei con todas sus fuerzas en la mandíbula, haciéndolo morderse la lengua y tirarlo de espaldas, azotando contra la puerta. No se detuvo ahí.
Golpeó de nuevo, esta vez lateral, consiguiendo que la nariz del capitán sangrara profusamente.
—¡Espera! - Exclamó el albino, sin saber de dónde venía el siguiente golpe —Fue un malentendido
—¡Mal entendido mis polainas! —Gritó la chica antes de tirar una patada circular, tirando al capitán en ese movimiento ágil.
Fue un accidente, la forma en que las piernas de aquel hombre se enredaron con los pies de Hanako fue un accidente, también fue un accidente que él se tomara de la toalla de la chica mientras buscaba algo de lo qué aferrarse para no golpear su cabeza, por ende fue un accidente que hiciera a Hanako caer a horcajadas sobre él, la teniente se aferró a la toalla para poder cubrir su busto y su cuerpo, Kensei apartó la mirada inmediatamente, percatándose de que la única vestimenta de la chica había caído sobre él. Si echaba un vistazo, podría ver los pechos de Hanako, pero no quería arriesgarse a otra golpiza.
Todo ocurrió en un segundo, tiempo suficiente para que Asami soltara un grito.
La puerta se azotó mientras Asami se levantaba para alcanzar la bata que estaba colgada a un costado, apenas se cubrió con ella un poco cuando Renji entró gritando.
—¿Qué está pasando? ¿Están bien?
El sangrado en su nariz lo hizo evidente, pero quién no consideraría aquella escena como algo sensual o excitante. Asami sostenía la bata en una mano, aunque cubría lo esencial, los bordes de su piel asomaban por sobre la tela, podía ver sus caderas, el borde de sus senos, sus hombros expuestos, su rostro sonrojado hasta niveles imposibles. Y Hanako desnuda a gatas sobre Kensei.
—¿Qué demo...?
—Asami- Ordenó Hanako furiosa, sintiendo que un aura negra se extendía a su alrededor, jamás creyó que daría esa orden para capturar a nadie más que a Saya, pero no había tiempo para pensar en eso ¿Verdad? —Agárralo
Acto seguido, Renji salió disparado de espaldas por el golpe letal que Asami le propinó, con el puño cerrado en la mandíbula, dejándolo fuera de combate en ese gesto, con la bata atada en torno a su cuerpo con delicadeza
—Juro que fue un accidente- Musitó Kensei con los ojos muy apretados, temblando bajo el cuerpo de Hanako
Hanako dio un tirón a la toalla para liberarla de las manos del capitán y se la ató rápidamente antes de clavar su pie en medio del pecho de aquel hombre, que no pudo evitar levantar la mirada.
El rostro de la teniente estaba ensombrecido, sus ojos emitieron un destello plateado mientras el aura negra crecía y crecía a su alrededor. Se aseguró de no bajar la mirada y mantener fuera de su campo de visión las piernas de Hanako, no tenía una vista privilegiada, pero no valía la pena arriesgarse.
—Kisama…- Murmuró Hanako con voz temblorosa, consiguiendo que Kensei apretara los ojos y se encogiera en su sitio.
—Onee-chan... creo que exageré...- Murmuró Asami desde fuera del baño, arrodillada al lado de Renji, viendo cómo sangraba su nariz y él tenía los ojos en blanco.
—Si se muere, él se lo buscó- Sentenció sombría, con una sonrisa sádica, mirando a Kensei —Ahora veamos ¿Qué hacemos con éste?
—Juro que fue un accidente...— Dijo una última vez, sintiendo la presión del pie de Hanako en aumento
Después de que la mayor hiciera pagar la vergüenza y de al fin colocarse ropa, Kensei y Renji, uno al lado del otro y con los brazos cruzados sobre el pecho, miraban a las chicas, que, de igual manera, se mantenían con la cabeza en altos cierta aura negra sobre ellas.
-Mañana saldremos a la ciudad, nos dividiremos en dos grupos, Hanatarō se quedará aquí- El muchacho asintió, tuvieron que despertarlo para que les tratara los golpes -Yo iré con la teniente Yamamoto, Renji ira con la niña
-Llamarle niña a mi hermana es un completo insulto- Afirmó Hanako, sobre todo porque conocía todas las habilidades de su hermana -Podrá ser la menor, pero no es para nada una debí lucha e inocente ¿Quiere comprobarlo capitán?
Kensei guardó silencio, Renji sudó la gota gorda, dando esa noche por terminada.
…
Kensei estaba de pie fuera de la casa, con la camiseta negra de manga corta y el pantalón de mezclilla cayendo en el borde de su cadera, quejándose del calor y de la tardanza de su colega, mientras se ajustaba el chaleco blanco de capucha, reacio a renunciar a las sutilezas del uniforme de capitán.
La teniente no le dio tiempo para quejarse de ella por su tardanza, salió a toda velocidad embistiendo su hombro a la pasada, mientras emitía un bufido de indignación. Kensei frunció el entrecejo ante la actitud petulante de la teniente cuando reparó en la figura esbelta de Hanako. Esta vez no llevaba el cabello en media coleta, lo llevaba todo levantado en un moño desordenado que caía elegantemente en la parte posterior de su cabeza, donde cabellos negros y rosa se entremezclaban con gracia. Kensei no podría ver el outfit completo, ya que la chica llevaba un haori de flores largo hasta las rodillas, abierto y cayendo sobre sus hombros, enmarcando las líneas rectas y ocultando las curvas. La chica llevaba una camiseta blanca de tirantes y un short de mezclilla, y calzado deportivo de color negro con líneas blancas.
—Bueno ¿vas a venir o seguirás mirando? —Espetó Hanako volviendo el rostro mientras que la manga de su haori caía sobre su hombro. —Cuida tu respuesta, anoche no estaba peleando en serio.
Kensei no respondió, comenzó a caminar gruñendo por lo bajo, llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón y desviando la mirada. La chica se había memorizado la ruta antes de salir de casa, había revisado los mapas digitales que Orihime había proporcionado amablemente para ellos, asegurándose de conocer todas las rutas de escape de ser necesario. Sabían que los hollows atacaban en cualquier momento del día, y saber Kidō le facilitaría las cosas en caso de tener que reaccionar en un segundo, le gustaba estar prevenida porque sabía que todo podía salir mal, convencida de que saldría mal.
Adoptar esa postura le había ayudado en incontables ocasiones, tener en la mente que todo estaba a punto de irse al carajo todo el tiempo le ayudaba a estar prevenida, aunque sus hermanas no compartieran el punto de vista ni la alerta permanente, aquel parecía ser un punto en el que podía llegar a coincidir con el capitán Kensei, que la había alcanzado a pesar de las zancadas ágiles y veloces que Hanako había dado para poner distancia.
—Escucha- Inició aquel hombre llevándose una mano a la nuca, rascándose por el nerviosismo —anoche todo fue un malentendido
La voz de Hanako fue un cuchillo partiendo el aire y dejando sangre en el proceso ¿Cómo alguien tan bella, a parecer de Kensei, podía ser tan fría? Y luego pensó en las peonias que la chica solía llevar en el cabello. Ella no era una peonia, era un rosal de espinas.
—Capitán, más le vale guardar sus explicaciones para después. No quiero hablar del tema.
—De verdad no le haría algo así a Shūhei, no entiendo por qué tanto drama- Se quejó el albino poniéndose la capucha y llevando ambas manos a la parte posterior de la cabeza —Y no fue la gran cosa.
—¿Perdón? —Espetó Hanako cuando llegaron al mercado, consiguiendo que varios pares de ojos se posaran en ellos dos —¿No fue gran cosa? No tienes derecho a invadir así la privacidad de la gente.
—No estaba invadiendo la privacidad de nadie- Defendió el capitán subiendo la voz, encarando a Hanako con los puños apretados mientras ella se paraba en jarras, haciendo un puchero con la boca —No tenía idea de que estaban ahí metidas, me habría abstenido de entrar. Ahora Shūhei me matará por su culpa
—¿Hisagi qué tiene que ver? —Espetó Hanako antes de sacudir las manos a la altura de su rostro, apartando esa idea con aquella pantomima, y volviendo a caminar, poniendo distancia de por medio —¡Ay, olvídalo! No se puede hablar contigo
—¿Conmigo no se puede? No fui yo el que se fue a los golpes
—¿Qué querías que hiciera? Mi hermana estaba metida en la bañera, y yo... argh, eres un aprovechado, Muguruma, no hay fuerza que me haga cambiar de opinión
—¡Me remito a la evidencia! - Gritó Kensei rebasando a Hanako para plantarle cara de nuevo, acercando el rostro al de ella y consiguiendo que la chica se cruzara de brazos y alzara el rostro en un gesto de desprecio —Si hubiera sido malintencionado, me habría quedado ahí en lugar de volver la vista y tratar de salir lo más rápido posible ¿No me lo vas a perdonar jamás?
Hanako lo consideró, claro que lo consideró, durante un segundo completo se dedicó a evocar los recuerdos de lo ocurrido la noche anterior, pero su oído finísimo la traicionó en ese instante, trayéndole el mensaje de lo que decían en el puesto aledaño.
—Se ven tan bien juntos, ojalá que lo perdone rápido. Ninguna pareja debería pelear…
Hanako suspiró relajando los hombros, reteniendo las ganas de golpear a Kensei, controlándose para no darle una cachetada y encarar el siguiente puesto, rebuscando entre las esencias de tés.
El capitán pudo sentir el cambio abrupto en el reiatsu de su colega, sintió el peligro, se quedó congelado en su sitio, ese mismo segundo en el que Hanako recurrió a su autocontrol para no matarlo. Y luego se relajó, al verla elegir aromas para sus infusiones.
—Con razón Shūhei te llama demonio.
—Y deja de mencionar a Hisagi —espetó dedicándole una mirada de reojo, letal y peligrosa —No tiene nada que hacer aquí.
—¿De qué lo aborreces tanto?
—No lo aborrezco- Puntualizó la chica levantando un frasquito con lavanda, pensando en llevarle un perfume a Asami —Simplemente las circunstancias en las que nos presentaron formalmente no fueron las mejores. Sólo estoy defendiendo mi lugar y no me interesa darle una segunda mirada a alguien que me está subestimando
—Si supieras... —Murmuró el capitán para sí mismo, rodando los ojos y negando con la cabeza —Escucha, teniente...— Murmuró como un último intento —De verdad no fue mi intensión. Nosotros...
—Capitán, gaste menos energías en disculparse, y más en patrullar, hay muchos espíritus cerca como para demorarnos peleando por su indecencia y mi sobre reacción
Pasó su mano por el rostro, cansado de esta absurda discusión, no sabiendo como arreglar el malentendido y poder seguir trabajando con la teniente.
Por otro lado, Renji y Asami caminaban en silencio, habían salido horas antes que sus superiores, por lo que ya tenían buen rato caminando, yendo de aquí para allá.
Estaban sentados en una banca de un parque bebiendo cada uno de una botella, ella tenía las piernas cruzadas sobre la banca, delimitando su distancia con el pelirrojo. Llevaba un short desgastado de las orillas que apenas se veía debajo del suéter amplio, podía verse la blusa de tirantes que llevaba debajo de este y calzaba unos botines negros; Hanako la había peinado con una coleta alta pero formada en tipo trenza con varios mechones de cabello enmarcando su rostro y su flequillo hacia la derecha.
-Oye, lo de anoche…
-Solo fue un malentendido…- Interrumpió veloz, sin mirar al chico, tapando su botella de agua y mirando hacia otro lado, apoyando su brazo en la pierna y descansando la mejilla en su puño -Si no quieres recibir otro golpe, es mejor que no digas nada más, y ay de ti que le digas algo o comentes algo a alguien de la sociedad…
Evaluar el tono con el que la chica decía aquellas palabras no era difícil, estaba entre arrepentida y en que decía la verdad, estaba seguro de que lo perseguiría por toda la sociedad, el rukongai, o incluso el hueco mundo con tal de matarlo si alguna vez decía algo. Amaba su vida, de eso estaba seguro.
-Volvamos a patrullar…- Se había puesto de pie de un salto, caminando distraídamente en dirección opuesta al muchacho.
Bueno, no quería que fuera a enojarse más, estaba comenzando a notar que las tres eran diferentes y está, parecía ser un poco más tranquila.
Caminaban por calles donde había tiendas, había comenzado a sentir calor, pero no iba a quitarse el suéter, no de momento. Dieron vuelta en una esquina, donde la chica se estrelló de lleno con alguien.
-Ouch, baja de percepción sensorial…- Comentó la chica, sobándose el golpe, aún sin mirar contra quien había chocado -Creo que estoy un poco desorientada…
-Yamamoto- Renji la tomaba por debajo de los hombros y la levantaba, mirando al otro afectado-Oh, Yoshio
-Abarai, así que no estaba tan equivocado- Su mirada bajo un poco, mirando a la chica que hacía un mohín al estar colgando, haciendo un extraño movimiento para zafarse de su amigo y ponerse de pie por su cuenta -Lo lamentó señorita…
-No te preocupes, eh tenido peores encuentros…- Asami se alejó, recogiendo sus lentes del piso y volviendo a colocárselos - ¿Tú estás bien?
-Ah, si…
-Vaya, así que aquí estabas- Ichigo apareció, viendo a ambos chicos, pero concentrándose en la chica nueva - ¿Nueva recluta?
Renji asintió, dándole unos pocos detalles de Asami, momento para el cual, Yoshio estaba perdido en la chica, sobre todo cuando se quitara el suéter, permitiéndole ver sus curvas ocultas por lo amplio de la prenda.
Los cuatro caminaron juntos, Yoshio platicaba con la chica, a quien lograba sacar sonrisas que Renji jamás espero ver, no después de anoche. Estuvieron haciéndoles compañía el resto del día, al menos hasta que Ichigo se retirara junto con su hijo.
-Nosotros también debemos volver- Anunció Renji, ella lo volteó a ver, asintiendo -No eres una chica de muchas palabras, no como tú hermana
-Guardó mi distancia hasta que conozco a la persona, y no tengo una muy buena impresión de ti- Respondió, llevando una bolsa con algunas cosas que había comprado en el trayecto -No desde la pelea con mi hermana
-Otra vez con eso…
-No somos iguales, teniente, Saya y Hanako pueden lanzarse a la primera oportunidad contra sus enemigos, pero yo no, siempre evaluaré a mi enemigo antes de que él tenga oportunidad de hacerlo- Asami caminaba por delante, de espaldas mientras miraba a su superior -Tenemos ideales diferentes, metas diferentes, personalidades, así que no se deje engañar por ninguna de las tres
-Cara de ángel… alma de demonio…- Murmuró.
-Valore su vida teniente, es mi mejor consejo
Cuando al fin estuvieron en casa, Hanatarō les tenía algo de comida lista, no era la gran cosa, pero era suficiente para pasar la noche. Kensei y Hanako llegaron minutos después, comieron algo y Hanako preparo algo de té que había comprado.
-Renji y Hanako se quedan hoy, Asami y yo iremos a patrullar en la noche- La menor se sorprendió, sobre todo porque aún le intimidaba el capitán de la novena división -Toma un descanso, tenemos dos horas para salir
La chica se recostó en el sofá, ciertamente había caminado mucho, pero después de ese pequeño momento de descanso, se sintió con nuevas fuerzas. Había tenido complicaciones para salir del gigai, todo parecía un tira y afloja, pero esperaba acostumbrarse a él lo antes posible, no estaba segura de que esa noche fuera suficiente para realizar una investigación un tanto meticulosa.
Se habían detenido en un lugar alto, observando la ciudad, todo parecía tranquilo.
- ¿Como te va con el gigai? - Pregunto el capitán, logrando llamar la atención de la menor, a veces creía que no lo escuchaba, pero siempre lo sorprendía con sus respuestas -Yo viví casi cien años en uno...
-Sigue siendo muy novedoso, jamás creí que llegaría a usar uno en una misión- Kensei sintió un desliz en su voz, un sentimiento -Suena absurdo, pero creí que por ser la pequeña y la que menos entrenamiento recibiera, jamás alcanzaría a mis hermanas
Asami no veía a su capitán, si eso llegase a pasar, su valor colapsaría, pero, al no obtener respuesta, miró a su capitán, quien la veía fijamente.
-B-bueno, ya sé que ... - Cerro la boca, porque había pasado lo que temía; ella no era como Saya, quien recurriera a sobrenombres o faltas de respeto a gente de mayor rango que ella - ¿Podemos seguir patrullando? Aunque probablemente no aparezca nada esta noche, el diamante está muy tranquilo
- ¿El diamante?
-Mientras andamos, he dejado algunos diamantes que pueden percibir la aparición de hollows- Un pequeño diamante apareció en sus manos, pero tenía las mejillas sonrosadas -Es parte de mi reiatsu y mi poder, desaparecerán al cabo de unas horas
Kensei meditó la situación, el día en que las dos hermanas habían entrado a los escuadrones pudo sentir un poderoso reiatsu manifestarse en la décima división, conocía el poder de su colega, pero eso había sido completamente nuevo; era un reiatsu que le transmitía calma, serenidad y, al mismo tiempo, miedo ¿Por qué esta chica había dicho aquellas palabras? El simple hecho de que ella tuviera una manera de sentir el poder de los hollows por medio de un simple diamante, ya era decir mucho, porque nunca había visto que un poder se manifestara sin la activación de la zanpaku-tō y, sin embargo, ahí estaba, admirando como el diamante relucía entre sus manos justo en el momento en que ella le explicó su habilidad.
-Eres fuerte, eventualmente, pero tal vez es tu habilidad la que te hace única- Comentó el capitán, mirando hacia otra dirección, cosa que no impidió que las mejillas de la chica se sonrosaran -No deberías menospreciarte a ti misma, eso creo…
Sonrió, continuaron patrullando otro rato más, siendo esa conversación un momento clave en lo que podría ser algo más cercano a la camaradería. Esa noche no hubo nada que los llevara a su objetivo, a lo que debían buscar, por lo que volvieron a casa tomar un merecido descanso.
…
En la sociedad de almas, Saya debía encargarse un poco de lo que Hanako le había dejado para que ésta no se aburriera en su ausencia; sus entrenamientos no eran tan fuertes, o eso creía.
-Bien hecho muchachos – Halago orgullosa, mirando a los soldados con sus respectivos moretones, rasguños, nada de gravedad -Me parece que fue un buen entrenamiento
Saya se había tomado muy enserio y con emoción lo de supervisar a los soldados en ausencia de su teniente, que fue al mundo humano, y como primer entrenamiento, aplico una serie de ejercicios de reflejos.
-Pueden ir a descansar - Todos se fueron retirando cual zombis, escuchándose entre murmullos algo como "es peor que su hermana".
Saya se quedó un momento en el campo de entrenamiento, viendo a la nada e inusualmente seria.
-Buen trabajo Saya – La voz de su capitana la hace respingar, trayéndola de nuevo a la realidad - Un poco extremo, pero eficiente
-Gracias capitana - A Rukia le extraña que no estuviese tan efusiva como suele ser.
- ¿Te preocupa algo?
-No... no es nada, creo... - Se rasca la nuca de manera efusiva, alborotándose más el cabello de lo normal, haciendo gestos poco usuales -No puedo sentir el reiatsu de mis hermanas si están en el mundo humano y…
-Tranquila... no están solas, el capitán Muguruma y Abarai están con ellas- Sonrió, tratando de transmitirle tranquilidad, luego colocándole una mano sobre el hombro -Volverán sanas y salvas
-Lo sé... y aunque fueran solo ellas, sé que estarán bien, esas dos juntas equivalen a toda una división- Rukia sonríe ante la confianza de Saya por sus hermanas -Pero, hay algo más que me preocupa… no se explicarlo
Rukia no se tomó tan a la ligera aquellas palabras, sobre todo, al conocer lo acelerada que solía ser su subordinada.
Esa misma tarde, Saya había decidido ponerse a trabajar en lo que su hermana le había, momento para el que Rukia la llevara a una de las habitaciones de la división trece, donde le esperaban torres de archivos que debía ordenar por fechas. Obviamente apenas soporto una hora, antes de desesperarse y querer salir rumbo al bosque a despejarse, mientras leía un cuento de terror con el que luego torturaría a su hermana pequeña; a veces creía algo… irónico, como Asami podía ser una implacable combatiente, pero no soportara historias de fantasmas.
-Esa hermana mía– Refunfuñaba Saya mientras andaba por entre los árboles –Debí suponer que no solo se limitaría a que supervisara a los soldados
Aunque su ya de por si escasa capacidad de concentración para cosas como papeleo le impidiera concentrarse en estarse horas sentada frente a un escritorio, influyo que también no lograba sacarse esa sensación del pecho, un muy mal presentimiento, aunque sabía que no era del todo por el bien estar de sus hermanas, tenía la absoluta confianza de que estando las dos juntas estarían bien, además que solo era una misión de investigación, pero entonces ¿Qué significaba esa opresión en el pecho?
Lo mejor era no preocuparse de más por eso, así que se sentó a la sombra de un árbol iniciando su lectura, que era lo único que podía mantenerla quieta al menos por más de una hora, siempre y cuando el libro fuese interesante. Desvió la vista unos momentos de su libro, llamándole la atención un pedazo rectangular de mármol parcialmente enterrado entre el césped, olvidado y pasando desapercibido para todo aquel que hubiese pasado por ahí, pero Saya le pareció que podría usarlo para algo, estaba en buen estado, solo era cuestión de darle una buena pulida.
-¡SAYAAA! – Grito Ikkaku llegando desde el aire dispuesto a darle una patada a la "distraída" shinigami, pero una vez que toco el suelo, ésta había desaparecido.
- ¡Demasiado lento! – Grita Saya al tiempo que le da una patada en la cabeza, con lo que lo tumba de cara al suelo, restregándole la cara contra el suelo al momento de apoyar su propio pie sobre él - ¿Qué clase de cabeza hueca grita como maniático antes de dar un golpe?
En tan solo unos días, las tres hermanas se habían hecho de una fama inimaginable, todas las divisiones hablaban de ellas, sobre la demostración del primer día en que Saya y Asami fueran asignadas a sus respectivas divisiones, y cada compañero de ellas había hecho su trabajo, pasando de boca en boca sus habilidades. Al llegar esto a los oídos de Ikkaku y de enterarse del método de pelea de Saya, había tomado la decisión de tomarla por sorpresa, ya que, a su parecer, ésta siempre iba distraída. Pero vaya sorpresa que se había llevado al bloquear sus golpes fácilmente; lejos de rendirse, Ikkaku estaba mucho más motivado a continuar, retándola a cada momento que hubiese oportunidad, naciendo entre ellos una peculiar amistad.
-Algún día te agarrare desprevenida – Dice al levantarse y sacudiéndose la tierra.
-Si claro, sigue soñando…
- ¿Y a todo esto que haces aquí? ¿Escapando de nuevo de tu hermana? – Igualmente ya era bien conocido el método de entrenamiento de la mayor de las hermanas.
-Algo así, ella y Asami fueron al mundo humano para una misión de investigación, pero antes, se encargó de dejarme alegremente un montón de papeleo que debo ordenar– Se queja, cruzándose de brazos – Y tu ¿en qué andas perdiendo el tiempo ahora?
-Venía a entrenar un rato – Se echa la katana al hombro - ¿Qué te parece si tenemos un combate amistoso?
Le reta con sonrisa ladina, algo ante con lo que hace despertar el fuego competitivo de Saya; Ikkaku era su amigo más cercano, aunque bueno, ambos eran igual de competitivos y habían logrado llevarse bastante bien en pocos días. Los entrenamientos con él eran de lo más divertidos, al no limitarse en la pelea, de hecho, ninguno de los dos se limitaba, una vez estaban tan entusiasmados en su combate "amistoso" que destrozaron un muro de las divisiones, que tuvieron que reparar después.
-De acuerdo – Acepta Saya
-Traten de no destrozar nada esta vez – Habla calmadamente Yumichika llegando a donde ellos se encontraban.
- ¿Quieres unirte a nosotros? – Propone Saya –Sería interesante que entre los dos traten de vencerme
-No gracias, su estilo de combate es muy salvaje para mí– Dice acomodándose un mechón de su cabello –Y de hecho pienso que también lo es para alguien tan linda, alguien como tu debería tener un estilo de combate más estético y hermoso, dando ese bello contraste de belleza y rudeza; yo podría mostrarte con gusto a ser mucho más femenina en combate para que resaltes aún más tu lindo rostro y….
-¡DEMASIADO IRRITANTE! – Grita al tiempo que lo mandaba a volar con una patada, mientras Ikkaku pensaba internamente que ahora se ensañaría con él, de nuevo.
Al ser Ikkaku de la onceava división, donde eran conocidos por su sed de buscar pelea constante, contra el espíritu desafiante y competitivo de Saya, provocaba que las peleas amistosas entre esos dos fuesen bastante intensas, aunque sin llegar a hacerse corte alguno con sus espadas, eran amigos después de todo y ese combate era puramente de entrenamiento estimulante.
El choque de espadas inicio con fiereza mientras ambos se miraban con sonrisas entusiasmadas y desafiantes, sabían que podían luchar con fiereza al conocer la habilidad de pelea del otro, reconociendo que su oponente era admirable, por eso solían entusiasmarse tanto, a tal grado, que no se dieron cuenta que entre las persecuciones se fueron yendo rumbo a las divisiones corriendo sobre los tejados y rompiéndolos cuando querían dar un golpe al otro. Incluso Yumichika, que logro alcanzarlos, se vio víctima de la pelea salvaje de sus dos amigos cuando, en su persecución, terminaron pasando sobre él. Hicieron tal estrago con su combate de entrenamiento que Rukia debió hacer acto de presencia, poniendo tanto a Saya como a Ikkaku a reparar los tejados que habían destrozado.
Yumichika terminó por ayudarles, a pesar de haber sido víctima de su encuentro y no dejando de culparse entre ellos mientras trabajaban. La noche cayó sobre los tres, aun les faltaban algunos tejados, por lo que lo dejarían para la mañana siguiente.
Tanto el trabajo de reparar los tejados como aquel intenso entrenamiento con su amigo, provoco que le diera bastante hambre, así que en cuanto llego a su casa se preparó una generosa cena, aunque extrañamente empezó a estornudar varias veces, pero lo atribuyo a que quizá hubiese algo de polvo en el ambiente. Después de cenar, subió un rato a la azotea donde su hermana tenía su bien cuidado jardín, aquel lugar le era muy relajante para descansar y leer un poco. Tras unos momentos sumida en su lectura, miro a la zona donde extrañamente Hanako no había logrado hacer crecer flor alguna ya que la tierra estaba demasiado seca, pero al ver aquel pequeño terreno, le genero una gran idea que la hizo ponerse de pie para comenzar a trabajar inmediatamente en eso.
…
A la mañana siguiente, tal y como el día anterior habían salido a patrullar, Kensei había elegido nuevamente a la menor, más que nada para no tener que pasar más tiempo con la mayor, aunque, probablemente en la noche saliera a patrullar con ella.
El día había transcurrido con normalidad, ninguna novedad había acontecido, iban camino a casa, pero entonces, una vibración en sus diamantes la alertó, deteniéndose en seco y saliendo de sus gigai. Esto tomo por sorpresa al hombre, quien trato de seguirle el paso.
-Hay una vibración a unas calles, pero no veo nada- Afirmó la chica, concentrándose en los diamantes, los cuales desaparecieron en un santiamén -Desa… parecieron…
El silencio sepulcral los mantenía alertas, ambos mantenían la mano sobre la katana, espalda con espalda, pero Kensei fue desenvainando con lentitud, hasta que algo lo golpeo.
- ¡Capitán! - Grito la chica al sentir que había sido separada de su superior, pero otro enemigo la enfrentaba a ella, en tan solo una milésima de segundo -No son hollow…
Un tajo diagonal le había dado la oportunidad de separarse velozmente y de su contrincante, tiempo para el cual había aprovechado para acercarse al capitán.
- ¡Yamamoto! - Asami giro la vista, una mancha negra se acercaba a ella, la cual crecía a velocidades increíbles, cuadriplicando su tamaño y a punto de desaparecerla -Tsch…
- Ochīru, Daiya kōu- La joven desapareció, justo en el momento en que la aquello se cerraba en torno a su figura -No se preocupe capitán, puedo encargarme hasta que los tenientes lleguen
A pesar de estar limitada, Kensei podía sentir una gran presión espiritual por parte de la chica, quien se movía ágilmente en torno a su enemigo, por lo que perdió un poco de preocupación ante ese combate, centrándose en su propio enemigo; sin embargo, pronto pudo sentir otra presencia dirigiéndose velozmente hacia ellos.
El ataque fue detenido por la Zabimaru de Renji, mientras que Hanako se encontraba ya ayudando a su hermana. Un suspiro, un poco de esperanza ante esos enemigos que desconocían completamente.
- ¿Estas bien? - Pregunto Hanako a su hermana, quien solo asintió, empuñando con más fuerza su espada -Bien, acabemos con esto…
-No son tan fáciles de vencer, aun no logro encontrar su punto débil…
-Tomate un poco de tiempo, analízalo mientras yo me encargo de él- Hanako comenzó a enfrentarse a aquello que los había atacado, Asami observaba con detalle los patrones de sus movimientos, algo que no era difícil para ella; justo cuando estaba por descubrir el punto débil, un gemido de dolor llamó su atención, distrayéndola del combate y mirando a Renji caer ante su enemigo -Abarai…
Justo cuando el enemigo estaba por rematarlo, un muro cristalino apareció frente a él, impidiéndole el acercarse y dándole el tiempo suficiente a la menor de tomarlo entre sus brazos y alejarlo de todo aquel desastre. Kensei no podía mirar, pero podía oír, y, sin embargo, la chica se adelantó a su pregunta…
-La herida es profunda, necesito tratarlo o perderá mucha sangre, está en una situación crítica- La chica comenzó a utilizar su kidō de sanación, haciendo que el gesto de dolor del chico fuera más apacible -Deben atacarlos por los costados, no nos enfrentan a menos de que se de frente, es lo único que he podido descifrar
-Eso es suficiente- Murmuro Kensei, activando su shikai y comenzando a pelear, estaba enfrentándose a dos enemigos, el que lo había atacado en un inicio y el que había dejado fuera de combate a Renji, lo que lo ponía en una situación complicada; hecho que le hizo ver en cámara lenta como el enemigo lo atacaría por la espalda sin poder librarse siquiera de su enemigo principal -Maldición…
-Canción protectora- Un muro de diamantes se alzó a la espalda de Kensei, quien aprovecho para separarse de su enemigo y moverse ágilmente para marcar distancia, viendo como el escudo le seguía y mirando a la chica aun en su labor de sanar a Renji -Puedo con ambas cosas, no se preocupe…
- Bankai… Tekken Tachikaze- Invocó el capitán, desplegando su bankai frente a su enemigo, acabando con ambos en pocos segundos y emparejándose con la mayor de las hermanas - ¿Necesitas ayuda?
-Nada que esta enorme hoz no pueda hacer…- Hanako se alejó del capitán, haciendo un movimiento veloz y acabando con su enemigo, sin la necesidad de utilizar su bankai -Asami, deja el escudo ya…
La chica bajo el brazo, notablemente cansada, pero sin dejar de sanar a su compañero; una presencia los atormento nuevamente, Renji había desaparecido de su vista, Kensei apenas logró sostenerlo y viendo cómo el diamante se cerraba en torno a una mano esquelética y llena de garras.
Había sangre cayendo al momento en que Asami había retrocedido, mostrando su espada firmemente al frente y su mano libre cubría la mitad de su cara. Había alcanzado a esquivar y salvar en sólo un segundo, pero ahora podía mostrar una mejor oportunidad de ataque.
-Asami…
-No, puedo encargarme- Había juntado la sangre que salía de su herida, lanzándola al aire sin quitarle la vista de encima a su enemigo y viéndolo acercarse -Lanzas carmesí
Sin previo aviso, las lanzas perforaron el cuerpo del enemigo, dejándolo inmóvil entre un mar de diamantes carmesí.
Hanatarō apareció, seguido de Ichigo y el joven shinigami que los había acompañado la tarde anterior, Kensei debía ver por el bienestar de sus acompañantes, por lo que llevaron a Renji directamente a la casa, así como Hanako trataba de ayudar a su hermana.
-Aún no está muerto, sigue teniendo presencia- Alcanzo a decir la chica, el monstruo se movió, rozando el brazo de Yoichi, siendo jalado por Asami - ¿Hay alguna forma de llevarlo a la sociedad?
El monstruo enloqueció, como si el ataque de la chica no hubiera sido suficiente, pero en poco tiempo lo acalló, moviendo su mano izquierda de un lado hacia el otro, dejando caer más diamantes carmesíes.
Poco a poco se fue desintegrando, el viento desvanecía su figura mientras que los diamantes también lo hacían.
…
Reunidos en la casa, Asami yacía dormida sobre el regazo de su hermana con una banda que atravesaba sus mejillas y nariz; ya se encargaría Hanako de ponerle algo para que no quedara cicatriz, pero mientras se conformaba con verla dormir.
La charla no pintaba bien, por lo que el capitán tomó la decisión de volver a la sociedad y dar su informe tanto al comandante como al resto de divisiones.
