Desde su nombramiento como tercer oficial, Hitsugaya estaba bastante complacido con el trabajo de la menor, sobre todo, porque motivaba un poco, tan solo un poco más a su aflojerada teniente a trabajar. No se había molestado en traer un tercer escritorio o lugar para trabajar, Matsumoto había cedido el suyo sin problema alguno, algo en lo que Asami no estaba tan dispuesta a aceptar, pero la pelirroja le había insistido tanto, que le permitió quitar sus cosas para que ella acomodara lo que quisiera.

Verla trabajar le daba tranquilidad, sobre todo porque había movimiento de papeles de los que su teniente tenía meses de no encargarse, la chica había tenido bastante trabajo, archivando y leyendo informes viejos para completar informes y archivar casos.

Ese día había llevado una de las rebanadas del pastel de limón de Hanako, dejándola sobre el escritorio de su capitán, mostrándose sereno ante la acción de la chica, saboreándose el postre interiormente.

Debía volver a la realidad, sobre todo porque había comenzado a divagar ante la esencia dulce e inocente de la chica, debía detener sus pensamientos, obvio que la chica era linda, pero también amable… y linda… bonita… hermosa ¡Ah!

Tomó la rebanada de pastel y se llevó un bocado a la boca, deleitándose con el dulce sabor del limón, nunca habiendo probado algo como eso. Ella le daba la espalda, por lo que pudo ver la estilizada trenza que llevaba ese día ¿Por qué siempre llevaba el cabello recogido? Siempre la veía con un peinado diferente, pero siempre llevaba trenzas, nunca coletas o medias coletas.

Mientras ella terminaba de archivar algunos documentos, él se dedicaba a terminar otros informes que tenía pendientes, que obviamente, no podía terminar por hacer una parte del trabajo de Matsumoto.

Estaba subida en un banco que tenía para alcanzar los documentos de más arriba, no estaba distraída ni nada, pero simplemente había perdido el equilibrio, no estaba preparada para eso; pero unas suaves manos la sostuvieron, evitando su caída al piso y cruzando si vista con la del peliblanco.

-¿Estas bien?- Su voz serena la ruborizo, pero el aqua de sus ojos la invadió, dejándola muda mientras se perdía en aquellos ojos que la miraban con cierta preocupación -Yamamoto…

-Si, perdone capitán- Se puso de pie, era ligeramente más alta que él, aunque era el quien no pudo soltarle la mano -Ah, este… necesito mi mano para ponerme a trabajar… si no le molesta

Sus mejillas se ruborizaron, por lo que el capitán la soltó y se giró, antes de que ella pudiera verlo más sonrojado.

-Solo… ten más cuidado…

Asami sonrió, pero lo vio retirarse a su lugar, no pudiendo quitarle la vista de encima mientras su corazón se aceleraba, sintiendo sus mejillas arder; era lindo, muy lindo… y caballeroso… y lindo ¡ay por dios! ¿Qué le pasaba?

Sacudió la cabeza, volviendo a su trabajo, no pudiendo quitar la vista de su capitán a cada instante que podía y permitiéndose grabar en su memoria las facciones del chico. Podía tener tiempo trabajando en la división, pero no terminaba por acostumbrarse a las siestas que tomaba en el sofá.

El resto del día fue algo difícil de procesar para la chica, no había momento en que no se distrajera con su voz, sus ojos, sus facciones que, aunque eran algo escépticas, le sacaban suspiros. Esto se vio reflejado cuando llegara a su hogar, con una sonrisa boba mientras tarareaba una canción.

-¿Y ahora? ¿Qué le pasa?- Preguntó Saya, viendo a su hermana, como si flotara en una nube -¿Estas viendo lo que yo?

-Es inevitable- Suspiró soñadora viendo a su hermana pequeña alejarse -Sabíamos que algún día pasaría. Pero es muy pronto...

Hanako se irguió, arqueando una ceja y viendo a Asami… ¡¿Bailar?! Miro a Saya con los ojos bien abiertos.

-A mí no me veas, yo no se nada…- Saya alzo los brazos en defensa, moviéndose para poner la mesa, pero Asami llegó y le quito los platos de las manos -Bueno, si es el mini mini, entonces no tengo objeción

Suspiro, había suspirado ante lo dicho por su hermana, lo que provoco que se quedara con la boca abierta.

-Lo… lo… lo viste ¿verdad?- Saya tomó el brazo de Hanako, sacudiéndola -No peleo, no dijo nada, no renegó ¿Qué vamos a hacer?

-Nada, veremos que pasa más adelante- Una sonrisa maliciosa se formó en sus labios -Asami ¿quieres que haya otro pastel para tú capitán?

-¿De verdad lo harías?- Pregunto la menor con cara de ensoñación, mirando a su hermana con los ojos iluminados -Eres la mejor

Asami abrazo a su hermana por la cintura, un abrazo tan fugaz que la menor se había alejado cantando de un momento a otro.

-Ya la perdimos…

Adaptarse a sus nuevas responsabilidades le había llevado tiempo, pero nada que no pudiera superar con un poco de organización y trabajo extra; algo que no parecía entender su compañera de trabajo y teniente.

El capitán se había retirado por un rato, pero eso había sido antes de que el sol se metiera, por lo que pensó que ya no volvería, así que daba por finalizado su trabajo, justo cuando sintió los brazos de su teniente sobre sus hombros.

- – c h a n~- Soltó un suspiro al saber que algo quería, pero no deseaba meterse en problemas por culpa de ella - ¿Qué te parece si celebramos tu asenso?

-No creo que sea buena idea teniente, estoy cansada y quiero regresar a casa- Respondió amablemente, alejándose de ella con shunpo y dirigiéndose a la salida, pero entonces choco con el cuerpo de un hombre alto; Hisagi estaba a la entrada, seguido de Renji y Kira -Matsumoto…

La aludida tomó a la menor del cuello, arrastrándola al sofá, donde le sirvió un trago de sake, Hisagi y el resto también lo hicieron, pero Asami nunca había bebido licor en su vida.

- ¿Qué pasa Yamamoto? - Preguntó con alta socarronería el pelirrojo - ¿Nunca has bebido? Hmmm, muy común en alguien con cara de ángel

Asami fulminó con la mirada al hombre, su aura se tornó oscura, algo similar a Hanako, algo que Hisagi identificó de inmediato, pero algo con lo que Renji también estaba identificado, gracias a esa primera misión. Asami tomó el sake, bajo la mirada fija de todos los presentes y bebió.

El licor le quemó la garganta, lo bebió a la fuerza, pero logró hacerlo; Renji volvió a llenar su vaso, por lo que Matsumoto grito de alegría, por lo que continuaron bebiendo. Kira, Hisagi, Renji, todos llenaban cada vez con más frecuencia su vaso, pero en más de una ocasión, bebió de la botella junto con Matsumoto.

Las cosas no parecían ir mal, al menos hasta que la chica comenzara a cantar, siguiéndole Matsumoto y Kira; en este punto, Asami ya no estaba consciente de lo que hacía o decía, incluso tomaba la botella por su cuenta, hasta que todos fueron cayendo lentamente.

Y ahí, en la oficina del capitán, todos hechos bola, yacían sobre el piso, Matsumoto abrazada de Asami, mientras que sus cabezas descansaban sobre los cuerpos inertes de Hisagi, Izuru y Abarai.

El desliz de la puerta la alertó, estaba medio consciente, pero aun así batallo para abrir los ojos; el capitán se había acercado al desastre causado por su teniente, por lo que una vena saltó en su frente. Se había dado la vuelta, pero volteo la vista para asegurarse de ver lo que creyó ver; uno de ellos se movía, y rápidamente la más joven salió de entre todo ese tumulto.

-Capitán…- Sentía que la garganta le raspaba, aún tenía las mejillas sonrosadas, pero estar de pie luego de todo lo que pareció ser una noche loca de copas le sorprendió -Creí que ya no volvería…

Parecía estar mostrando resistencia y sentido común, la miró con los ojos entrecerrados y, desde cierto punto, parecía mucho más consciente que los tenientes tirados en el piso. Suspiro con pesadez, sabía que siempre debía arreglar los meollos en lo que Matsumoto solía meter a la gente, así que se resignó.

-Ven conmigo, te llevare a tu casa- Soltó el capitán, tomando la mano de la chica, a quien le subieron los colores al rostro; su cabeza si le daba vueltas, pero no se atrevía a decirlo, por lo que, al primer paso, cayó en los brazos de su capitán -Tsch, demasiado bueno para ser cierto

-Toushiro…- Murmuró la chica, con los ojos cerrados y aferrándose al cuello del capitán; ese día había sentido el aroma de un nuevo perfume, uno más frutal, más fresco y que ahora, estaba combinado con el aroma del licor -No te vayas…

Bueno, ahora era el quien tenía las mejillas a todo color, el cabello de la nuca se le erizo, pero bueno ¿Cuál era la obsesión por tenerla en sus brazos? ¡Y ebria! No, nada de eso era real, todo era producto de la imaginación de la chica y de los efectos del alcohol.

-Hueles muy bien…- En el poco tiempo que tenía la chica de estar bajo sus órdenes, nunca le había "faltado al respeto", que lo hiciera entre sueños probablemente no significaba nada, y menos en su condición actual.

Saco de su cabeza aquellos pensamientos, llevándola directamente a su hogar, donde fue recibido por la mayor de las hermanas, a quien le explicó lo que había pasado.

-Bueno, mañana será un día muy pesado para ella- Afirmo Hanako mientras despedía al capitán en la entrada -Gracias por traerla capitán Hitsugaya, ya luego hablare con ella

-Si no está bien para el amanecer, puede faltar al trabajo, obligare a Matsumoto que haga su trabajo…

-Gracias, que descanse…

Hanako cerró la puerta, mirando a Asami sobre la espalda de Saya, quien no parecía muy contenta con la situación; ambas subieron hasta la habitación de la afectada, a quien Hanako, con una mueca en los labios, comenzó a cuestionar.

-Asami ¿me escuchas? - Sonrió tontamente mientras abrazaba la almohada, algo que la hizo suspirar -Dime algo ¿Te obligaron a hacerlo? ¿Cómo te sientes? ¿Por qué lo hiciste? ¿Te arrepientes?

-Matsumoto me dio la bebida, Renji se estaba burlando de mí, lo hice porque no quería quedar en vergüenza…- De pronto comenzó a llorar, con sentimiento -Si, me arrepiento… yo no quería, yo venía a casa…

-Sigue ebria, lo sabes ¿verdad? - Afirmó Saya, con los brazos cruzados sobre el pecho -Mañana no podrá ni levantarse de la cama

-Vámonos, parece que ya se durmió esta vez…

Ambas hermanas salieron de la habitación, dejando a una dormida Asami arropada en su cama, soñando con unos orbes aqua que la hacían sonreír entre sueños.

Por la mañana, el más mínimo ruido pareció un martillazo en su cabeza, Saya siempre había sido escandalosa, pero ahora lo sentía tres veces más; se cubrió la cabeza con la almohada, no quería moverse, le dolía hasta el más pequeño folículo del cabello.

- ¡Buenos días hermanita! - Los gritos de Saya hicieron eco en su cabeza, ya se le figuraba que le explotaba la cabeza - ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal tu noche?

- ¿Qué fue lo que paso? No recuerdo nada…

-Uuuuuy, pues más vale que lo recuerdes- Afirmó Saya, con una sonrisa burlona -Que tengas un buen día hermanita, yo tengo que ir a mi división

Saya desapareció tan veloz como había aparecido, Asami apenas podía dar un paso, pero, aun así, llego hasta la planta baja, donde pudo ver la figura escéptica de su hermana mayor, que bebía un té.

- ¿Qué tan mal te sientes?

- ¿Eh? Mal, me duele la cabeza, hasta partes de mi cuerpo que no sabía que podían dolerme- Asami caminó hasta ella tomando asiento a la mesa, por lo que Hanako le extendió una taza de té -No entiendo nada…

-Bueno, el tamaño de tu malestar ha superado el tamaño de mi rabia, así que no tiene sentido que te eche en cara las mismas cosas que te estarás reclamando tú en un par de días- Aseguro la mayor mientras dejaba la taza con delicadeza sobre la mesa, mirando a su hermana, que hacia gestos extraños ante sus palabras -Ahora, tomate el té, te asentara el estómago

-Y créeme little sister– Saya se recarga en su hombro -Me parece que no tienes nada de que arrepentirte, por lo menos te veías muy contenta en los brazos del mini capitán mientras te traía a casa

- ¡¿Qué?! ¿El capitán? – Asami giro abruptamente en su lugar, provocándole un mareo, recordando de golpe todo lo que había pasado la noche anterior -Ay, no… esa maldita teniente, no…

Saya desapareció, Hanako se quedaría en casa hasta ver que la pequeña de su hermana podía reaccionar por cuenta propia a sus actos de una noche antes, por lo que tuvieron una extenuante charla.

Matsumoto y el resto habían despertado al amanecer, Hitsugaya los había visto irse con la resaca de costumbre, por lo que miró a su teniente con desaprobación. Había pasado toda la noche sin poder conciliar el sueño, no al menos después de que su tercer oficial lo hiciera pasar por una situación… ¿mayor?

Mientras la llevaba a su casa, la chica parecía dormir plácidamente, pero parecía que sus sueños eran mucho más vividos que cualquier otra cosa, por lo que, al tener la guardia baja, había metido los dedos entre el cabello de su nuca, obligándolo a bajar la cabeza y el rostro y plantarle un beso.

Bueno, no era esta la idea que tenía para su primer beso con la chica, y claro que deseaba frenar aquello, porque sabía que ella no recordaría nada de eso, entonces ¿Qué podía perder?

Su moral tomó fuerza, separándose de la chica, lo que provoco que ella abriera los ojos un poco, sonriéndole con dulzura y acariciando su rostro.

-Eres muy lindo- Una simple palabra había hecho que su rostro se tornara rojo, pero se sacudió todo lo que su mente podría pensar en ese momento, ella estaba ebria, pero, los niños y los borrachos dicen siempre la verdad ¿no? -Me gustas… Toushiro

¿Cómo iba a poder mirar a la chica nuevamente a los ojos? No es como que le hubiera faltado al respeto, pero ¿desde cuando era delito besar a quien te gustaba? No, no era ético, porque había alcohol en su organismo, porque no estaba en sus cinco sentidos y porque la culpa de todo eso la tenía su teniente, a quien había enviado a patrullar al rukongai para no verla por el resto del día.

Claro, había tenido que recoger todo el tiradero que se había generado, encontrando entre todo, una bufanda violeta con un dragón bordado en una de las puntas, conociendo a la perfección a la dueña.

Algunos días después, Asami se encontraba trabajando en casa, se había llevado a casa algunos documentos que debían ser entregados a la primera división al día siguiente a primera hora, había tenido que leer varios informes viejos y unificarlos en uno solo, pero resumiendo los puntos importantes de la misión.

-Hey, Asami~- Llamo su hermana mayor con voz cantarina, pero la menor no perdió concentración en la escritura -Un compañero mío fue al mundo humano y le pedí que me trajera la nueva actualización de un videojuego

Rompió su concentración, mirando lo que Saya tenía en las manos; le estaba dando en su punto débil, pero aún no sabía que era lo que quería, por lo que Saya se regodeaba por su victoria.

-Habla- Dijo, acomodándose los lentes sobre la nariz y mirando fijamente a su hermana - ¿Cuál es tu precio?

-Después de varios tratos, conseguí cambiar de lugar con un compañero que fue asignado a una misión al mundo humano y que coincide con la fecha de un concierto- Mueve la caja del juego, de un lado a otro frente a los ojos de su hermana -Necesito una buena coartada con nuestra hermana

Sabía que tramaba algo demasiado arriesgado, sobre todo, porque su hermana era de las que no daba algo a cambio nada más por que sí; que Saya quisiera ir al mundo humano solo significaba una cosa. Problemas.

-No puedo hacer eso, así que no cuentes conmigo para ir a ese concierto- Volvió la vista a su trabajo, no podía perder más tiempo con su hermana o pasaría la noche en vela -A mí no me compraras con algo tan simple como eso

En su fuero interno se moría por encender su consola y ponerse a jugar, pero primero terminaría su trabajo.

-Lastima- Se retira lentamente, con los hombros caídos y sacando de entre sus ropajes unos lentes tridimensionales -Me contó que vio jugando a niños humanos y las gráficas son casi reales. Toda una obra de arte que se ve más espectacular con los lentes 3D…

-Dame eso- Lo dice justo al momento en que le quita los lentes y el juego de las manos -La misión es dentro de dos días, el capitán Hitsugaya estará a cargo de la expedición, iremos a investigar, así que no sabemos cuanto dure la misión, no me hagas quedar en ridículo…

Vuelve a tomar asiento en el piso, frente a la mesa de centro y continuando con su trabajo.

-Descuida- Se pone a dar saltitos -Seré tan sigilosa como un pequeño ratón, ni siquiera notaran qu estoy ahí

-Eso es lo que me preocupa- Asami sabía que no podía dejar sola a su hermana, debía siempre andar detrás de ella, por lo que no sabía cómo iba a excusarse con Hanako cuando se enterara de lo que estaba haciendo -Me voy a arrepentir toda la vida de esto

- ¿Quién no notará que estás aquí? - Dijo Hanako entrando a casa con los brazos cargados con bolsas de papel -No me digan que están peleando de nuevo ¿ya estamos otra vez?

-No es nada- Mueve su mano de un lado para otro, como si estuviera tratando de espantar una mosca -Una pequeña apuesta inocente entre Asami y yo que dice que no me puedo estar quieta por una hora... ¿Verdad Asami?

-Aja- Respondió con desinterés, concentrada en sus papeles y ocultando el videojuego y los lentes bajo sus ropas -Si yo gano, ella hará la limpieza de mi habitación por un mes

Hanako entrecerró los ojos observando a su alrededor, en búsqueda de cualquier cosa fuera de su lugar, pero ante las miradas inquisitoriales de sus hermanas, desistió de su búsqueda negando con la cabeza. Debía estar loca.

-Como sea, Renji manda saludos... o algo así

- ¿Qué quieres decir con que, algo así? - Ante la mención de Renji, los ojos de Saya parecieron encenderse -Dime palabra por palabra que te dijo ese idiota

Asami soltó como una especie entre bufido y risa, sabía cómo ponía el nombre del teniente a su hermana, por lo que trato de controlarse y continuar concentrada en el reporte, sobre todo porque retenía demasiada información y ya se había distraído demasiado con Saya.

-Dijo...- Murmuró ensanchando una sonrisa que sus hermanas ya no fueron capaces de ver, puesto que ya había llegado a la puerta de la cocina - ¿Yamamoto estaba tan asustada que terminó sus deberes y se fue? Y se rio después

-¡Ese maldito teniente ególatra! – Gritó con ira mientras se dirigía a la puerta, dispuesta a salir a la calle -En este mismo instante le daré una lección

Saya salió de la casa, cerrando la puerta de un tirón, haciendo que Asami se encogiera en su lugar.

- ¿De verdad dijo eso? - Pregunto Asami burlona al ver a su hermana salir corriendo -Bueno, ya no sé qué esperar de esos dos

-Así es, y parecía complacido cuando supo que le haría llegar el mensaje textual. Tu capitán también mandó saludos, lamenta haberse demorado tanto en la reunión de los capitanes

Asami se sonroja un poco, prosiguiendo con su trabajo, algo que Hanako no podía evitar ver.

-Gracias, de todas maneras, desde que trabajo como su tercer oficial su trabajo ha disminuido y tiene más tiempo para reñir a Matsumoto- Hablo velozmente mientras todo lo que había leído de sus expedientes se esfumaba -Voy a estar en el jardín un rato...

Saya había perseguido el reiatsu del teniente de la seis, feliz de que sus hermanas no la hubieran tratado de detener; que raro, no estaba en su división, por lo que ahora avanzaba hasta la novena división.

- ¡Hey! Tú, Abarai– Esa escandalosa voz lo hizo inmediatamente encogerse de hombros, deteniendo sus pasos para ir a ver a Hisagi

- ¿Ahora que quieres Yamamoto? – Encara a Saya con el gesto fruncido –A diferencia tuya… Yo tengo cosas que hacer…

-Ajá, claro, me imagino que un gran teniente como tu debe estar demasiado ocupado– Era evidente el descaro de su sarcasmo –Vine por algo que me dijo Hanako

La mente de Renji comenzó a trabajar a mil por hora recordando en segundos las conversaciones que ha tenido con la mayor de las hermanas Yamamoto, llevándolo al pequeño incidente que hubo sucedido en el mundo humano, lo que le hizo palidecer de inmediato ¿Acaso Hanako fue capaz de contarle eso? Esta vez Saya sí que lo mataría, no tendría piedad con sus golpes.

-S-sa-saya escucha… Antes que nada, déjame aclararte que todo fue un accidente– Habla muy nervioso, palideciendo casi de inmediato.

- ¿Accidente? – Se cruza de brazos, mostrando una sonrisa ladina y socarrona –No me digas que resulta que ahora eres un cobarde

-Cla-claro que no... No lo hice a propósito lo juro, escuché un grito y fui a ver qué pasaba ¡Nunca me imaginé que tus hermanas estarían desnudas tomando un baño! Cre-creo que también a ti te debo una disculpa por eso y…– Paro de hablar en cuanto reparo en el aura demoniaca de Saya, había sentido reiatsus poderosos, pero nunca tan abominables y terroríficos como el que desprendía saya en ese momento

-Tu... Maldito pervertido…- Dice con voz de ultratumba al tiempo que se tronaba los dedos.

-E-e-espera Saya... Ya te expliqué qué... – No pudo continuar al tener que esquivar el puñetazo que estuvo cerca de darle en la cara, pero teniendo la misma suerte con la patada circular que le dio en un costado, lo que lo llevo directo a estrellarse en una pared, apenas teniendo tiempo de levantarse para escapar de la furia de ese dominio.

Kensei y Hisagi salieron de su oficina al escuchar tanto estruendo en medio de amenazas de muerte y gritos de pánico, encontrándose con Saya persiguiendo incansablemente a un aterrado Renji que, a duras penas podía escapar de sus golpes salvajes. En si no era tanta sorpresa ver a esos dos peleando por algo, pero esta vez Renji si podía verse a Renji huyendo para salvar su vida.

-Ahora sí que Renji despertó a un demonio – Comentó Matsumoto llegando a lado de los dos hombres.

- ¿Pues que le dijo que la molesto tanto? – Pregunta Hisagi, temiendo enserio por la vida de su amigo.

-Hablo algo rápido por lo nervioso que estaba, pero alcance a escuchar algo sobre haber visto accidentalmente a sus hermanas desnudas mientras tomaban un baño– Los rostros tanto del capitán como de su teniente se ensombrecieron, debatiéndose moralmente si debían ir a salvar a ese idiota boca floja o dejar que Saya se encargara.

Probablemente Saya hubiese sido capaz de mandar a Renji a otra semana de recuperación, por lo que, teniente y capitán se apresuraron a intervenir entre esos dos. Kensei había aparecido entre Saya y Renji, dándole oportunidad al pelirrojo de tomar distancia con la chica.

-Yamamoto, antes de irte precipitadamente a los golpes, deberías escuchar explicaciones– Dice firme Kensei, aunque igualmente estaba molesto con Renji por abrir la boca –Lo que paso fue un malentendido... nunca hubiésemos hecho tal cosa a propósito…

- ¿Tú también estuviste ahí? – pregunta clavando ahora su mirada en el capitán, cuyo sonrojo lo deja en evidencia –Ustedes….

Pero antes de que Saya demonio desatara otra nueva oleada de golpes antes otra persona que considerara sentenciada, tanto Hanako como Asami aparecieron, tomándola de los brazos e impidiéndole correr a perseguir a sus víctimas ¿Cómo no iban a sentir la furia de su hermana?

-Lamentamos los problemas que nuestro pequeño demonio pudo haber ocasionado– Habló Hanako viendo de forma reclamante a Saya –No creí que se tomara de esa forma tan exagerada el mensaje que el teniente Abarai me pidió que le pasara

- ¿Mensaje? – Pregunta el aludido, recordando el recado que le pidió a la mayor de las Yamamoto cuando se estaba retirando, cuyo objetivo solamente era molestar a Saya, pero no desatar a tal fiera -Así que ella venía a decirme solo eso

Renji baja la cabeza, sintiéndose un completo idiota, después de todo, había hecho un problema con algo que ni siquiera estaba en tema; idiota, mil veces idiota.

-Nos la llevaremos a casa y no la dejaremos salir hasta que se tranquilice– Amenaza Asami, yéndose las tres rápidamente tras un shunpo, dejando a Renji con una fuerte aura depresiva mientras que Kensei y Hisagi lo fulminaban con la mirada.

Era bien conocido el odio que aún se tenían Renji y Saya, pero no a tal grado para que estuviera realmente furiosa con él, eso no solo era causado por la provocación del mensaje que le paso Hanako, así que cuando revelo lo que Renji le había dicho todo quedo claro. Estaba claro que no les agradaba el hecho de que Saya se enterara de ese incidente, pero, para Asami, aquello había quedado olvidado y ya no estaba molesta con el teniente ni el capitán; todo lo contrario, en Hanako, en cuyo rostro se veía que estaba ya tramando la amenaza al teniente para que no volviera a abrir la boca.

-Es cosa del pasado Saya– Intenta tranquilizarla la menor –No me enorgullece decirlo, pero les dimos a ambos una buena golpiza cuando nos vieron y creo que con eso tuvieron suficiente, además, de que se disculparon

-Una más no les caería mal– Dice Saya aún molesta, pegada al sofá por el diamante de la menor, forcejeando por salir -Ya sácame de aquí, quiero ir a golpearlos a los dos

-Es mejor que olvidemos el tema ya Saya– Dice diplomáticamente Hanako –No quiero que se empiece a hablar de esto por todo el Gotei

Saya suelta un bufido, alejándole el mechón rebelde de la cara, pero luego Hanako mira a su hermana con una sonrisa ladina y se acerca a ella en modo confidencial.

-Aunque puedes desquitarte con Renji en el próximo enfrentamiento que tengas contra el- Hanako le guiña un ojo, mientras que una sonrisa maliciosa aparece en el rostro de Saya -Bien, puedes soltarla Asami

La menor desaparece su diamante, soltando un suspiro de resignación, sobre todo, al conocer el carácter y motivación de sus hermanas.

La misión había sido anunciada con tiempo de anticipación, sobre todo, porque conllevaba una mayor responsabilidad. Esta vez, la división diez estaría a cargo, el capitán Hitsugaya se encargaría de la valoración de estos nuevos enemigos, el capitán de la novena le había advertido varias veces de su poder, por lo que estaba más consciente de lo que podía esperar.

Era extraño que Saya Yamamoto se encontrara entre su equipo, así como Ikkaku Madarame, aunque creyó sentirse bien con dos tenientes, un tercer oficial y un shinigami cualquiera, pero, que tampoco debía subestimar.

Atravesar el senkaimon al otro lado del dangai la emociono, al igual que sus hermanas, no era la primera vez que estaba en el mundo humano, pero si la primera en que adoptaría un gigai. Ikkaku se postuló para llevar a Saya por su gigai con Urahara, por lo que Hitsugaya guio a los otros a la casa de Orihime.

- ¿No tenemos que ir por la llave a casa de Inoue? - Pregunto la chica mientras avanzaban en dirección a la casa -¿Hay algo de lo que no estoy enterada?

-Matsumoto tiene una copia de la llave, aunque la tiene el capitán para que ella no se escape cada vez que quiera- Bueno, esto no la sorprendía, sobre todo porque sabía como era su teniente -Ha desaparecido por una semana entera

Tratándose de Matsumoto, probablemente no había nada que la detuviera a la hora de ir de compras al mundo humano. Cuando llegaron a la casa, lo primero que hicieron fue colocarse los gigai, aunque Asami aun parecía tener problemas para que si gigai la aceptara.

-Cierra los ojos- Le dijo Hisagi, por lo que obedeció y roció un poco de un spray sobre ella -Es un fijador, te ayudara a adherir el alma al cuerpo

-Gracias- Odiaba el gigai, pero debía acostumbrarse a él -Buscare algo de ropa para esta noche

Después de que todos se cambiasen de ropa y estando reunidos en la sala de la casa, Hitsugaya les dio permiso de patrullar como mejor quisieran, él deambularía por la ciudad, como era su costumbre, por lo que Saya tenía libertad para ir al concierto.

-Saya, espera…- Su hermana la había alcanzado, Ikkaku iba a un lado de ella -No creas que iras sola, me siento responsable de haber caído en tu extorsión

-Tranquila hermanita, no va a pasar nada- Afirmo la mayor con una sonrisa socarrona -Ikkaku va conmigo, nada puede salir mal

-No es que no confié en ti, pero…- Ella ya había enfrentado a esos nuevos hollow, pero no sabía si realmente su hermana había puesto atención a todo lo que ambas le habían platicado al volver de su misión -No importa, tengo que ir contigo

-Entonces yo también voy- La voz del teniente les tomo por sorpresa, Hisagi estaba detrás de Asami, por lo que ésta se sonrojo -Si eso te hace sentir más tranquila…

-Entre más, mejor…

Saya guio al grupo, Asami no estaba del todo contenta con todo eso, sobre todo porque sentía que no podría proteger a nadie si las cosas se complicaban. El pánico la abrumo, sobre todo cuando Saya e Ikkaku se perdieron de su vista entre tanta gente.

Hisagi no tenia nada que decir, podía sentir el reiatsu de su compañera nervioso, esto era algo normal para él, sobre todo, porque tenía bastante experiencia en el mundo humano, algo que ella aun estaba aprendiendo.

Por otro lado, Saya disfrutaba con cada célula de su cuerpo la música, las canciones, la emoción y la adrenalina de estar ahí; jamás se arrepentiría de haber hecho aquello, aunque en sí, ese no era su objetivo e Ikkaku lo sabía.

El concierto abarcaba varias bandas, era más un festival de bandas, así que todo era mucho más sencillo y divertido en lo referente a la variedad. Si, definitivamente la música era su segunda pasión; pero cuando Hisagi los encontró, no se perdieron de vista, y Asami pudo ver cuanto disfrutaba su hermana de la música.

Decidieron separarse después del concierto, Hisagi tomó el camino opuesto a los otros dos, siendo seguido de la menor de las hermanas.

La noche había refrescado más de lo que habían previsto al principio, pero Asami estaba demasiado enfocada en su tarea de patrullaje como para molestar a su compañero con una tontería, así que se guardó el frío que sentía y se ahorró los comentarios dedicándole al teniente Hisagi miradas de reojo de vez en cuando.

En la tarde había hecho calor, lo último que se esperaban era que las nubes de tormenta se cerraran sobre el cielo al caer el sol, llenando las calles del distrito con sus ventarrones helados, que habían conseguido que Asami se quedara un par de pasos atrás y se estremeciera, evitando a toda costa ser vista por el teniente que encabezaba aquella búsqueda. Lo único que no pudo ocultar fue el estornudo.

Asami se sonrojó hasta las orejas al ver a Hisagi girar sobre sus pies para encararla, el teniente llevaba tenis oscuros, un pantalón de mezclilla con algunos deslavados artísticos en las rodillas y poco arriba, una camiseta blanca holgada de manga larga, encima una cazadora negra y una mascada a cuadros gris claro enredada en torno a su cuello de forma casual, fresca. Ni siquiera lucía como una persona peligrosa, quien lo viera a simple vista creería que se trataba de cualquier humano saliendo a pasear una noche de verano.

El teniente ladeó el rostro con las manos metidas en los bolsillos, pero sonrió de medio lado al ver a Asami encogida por la sorpresa de haber sido pescada in fraganti.

No dijo nada, sacó un paquete de pañuelos desechables del bolsillo y se los ofreció a Asami con una sonrisa amable, incluso su mirada parecía suave en la oscuridad, cuestión que hizo a la chica bajar el rostro, apenada, antes de aceptar el pañuelo y limpiarse la nariz.

Hisagi suspiro antes de hablar.

-Debiste decirme que tenías frío.

Y aunque aquello fue un regaño por parte del teniente, la shinigami lo sintió como cuando Hanako la reprendía en casa, no pudo evitar sentirse como una niña pequeña a la que le han dicho que debería ponerse suéter para salir.

La tomó por sorpresa el hecho de que Shūhei puso sobre su cuello y alrededor de sus hombros la mascada que había estado usando, acomodándola con gestos distraídos alrededor de ella, asegurándose de abrigarla bien antes de volver a guardar las manos en los bolsillos y sonreír para la joven.

- ¿Mejor? - Murmuró acariciando la cabeza de Asami en un gesto cálido y fraternal que la llevó a visualizar los ojos de Hanako, su sonrisa maternal, su tacto amable cuando hacía aquello.

Asami levantó el rostro lentamente, topándose con que Hisagi llevaba una cadena colgando al cuello, que sostenía un dije redondo con el número de la división nueve de un lado, y tenía la flor del otro. Pasó saliva antes de volver a encontrarse con los ojos grises del shinigami, que la miraban con curiosidad, escrutando su expresión en busca de algún indicio de mejora o incomodidad.

-Gracias- Murmuró Asami en respuesta con un hilo de voz -Mucho mejor

-Si más tarde pasamos cerca del departamento, pasaremos por un suéter para ti, no quiero que te resfríes, y el gigai es muy sensible a los cambios de temperatura, entiendo que eres nueva en esto

-Sí, no he tenido muchas oportunidades de practicar- Respondió un poco más confiada al percatarse de que las palabras del shinigami eran amables.

-Esta noche refrescó muy rápido- Añadió Shūhei mirando hacia el cielo, las nubes que se aglomeraban irregulares por los ventarrones de aire frío -Se entiende que no estábamos preparados para el frío

Asami tardó en responder, reanudaron su marcha lado a lado antes de que la chica pudiera reunir el valor suficiente para mirar a su compañero de reojo y sonreír.

-Eres igual a mi hermana

-Tienes dos hermanas- Respondió divertido, mirando a Asami por encima de su hombro y percatándose de que la chica sonreía con confianza.

-A la mayor de las tres, a Hanako- Aclaró al ver a Hisagi tomar aire para refutar.

Soltaron algunas risas flojas y volvieron a guardar silencio, sintiendo que, de pronto, aquel trayecto no era incómodo entre ellos, no había más por agregar. O al menos no lo hubo hasta que Shūhei reparó en las palabras de Asami.

- ¿Dices que me parezco a la teniente demonio?

Asami sonrió ampliamente asintiendo con la cabeza, subiéndose un poco la mascada para cubrir mejor su cuello.

-Sí, eres igual de protector que ella

Shūhei bufó divertido ante esa idea y negó con la cabeza, disminuyendo la velocidad de su andar, consiguiendo que Asami lo rebasara un par de pasos antes de volver a ajustar su marcha.

-No me parece que sea muy protectora.

Posiblemente Asami no se daría cuenta jamás de que aquello era una trampa por parte del teniente para hacerla hablar, puesto que giró en su sitio y le dedicó una mirada ceñuda al shinigami, obligándolo a frenar en su sitio, divertido y precavido en partes iguales.

-Hanako siempre ha sido como una madre para mí- Sentenció la menor con las manos en la cadera, su voz era determinada pero no cortante, así que Shūhei sonrió sabiendo que la pequeña había mordido el anzuelo y seguiría su conversación en la dirección que él quisiera llevarla.

-Perdón, casi no la conozco, pero me da la impresión de que está de malas todo el tiempo.

-¡Claro que no! - Defendió cruzándose de brazos -Ella es muy amable, siempre se preocupa por las personas que están a su alrededor, con Saya y conmigo siempre es muy protectora y cariñosa. Cuando éramos niñas ella se encargaba de cocinar para nosotras, remendaba nuestra ropa cuando la rompíamos por accidente y preparaba tés para el abuelo cuando no estaba del todo fuerte

-Entonces es asfixiante.

-¡No! - Exclamó Asami ofuscada, sin saber cómo hacerle saber a Shūhei lo que pensaba en verdad de su hermana.

-No te enojes- Pidió divertido el shinigami, alzando las manos en señal de rendición -No la conozco, y a ti tampoco, por eso hablo tonterías. Ahora haces que suene como a una madre

-Lo es, siempre cuidó de Saya y de mí cuando fuimos a dar a la casa del abuelo, hasta la fecha me da la impresión de que sigue preocupándose por nosotras de la misma manera; es decir, nos ha dado un voto de confianza para hacer y deshacer, pero a veces quisiera que confiara más en mí

-No comprendo- Admitió el azabache reanudando la marcha al lado de su compañera y sintiendo un escalofrío a la par que la noche refrescaba -Les da el voto de confianza, pero no confía

-No exactamente, es… que a veces me parece que sigue creyendo que soy una niña pequeña

Shūhei sonrió de medio lado y asintió ante aquella afirmación.

-Como cuando a un niño pequeño lo dejan atarse los zapatos, pero lo supervisan por si pasó algo.

Asami suspiró y asintió una sola vez, sonriendo de medio lado.

-No creo que dejen de verme como a su niña pequeña- Admitió al final, ensanchando su sonrisa y jugueteando distraída con las puntas de su cabello, encogiéndose de hombros como un gesto inconsciente -Digo, la diferencia de edad era mucha cuando Hanako tomó el lugar de nuestros padres, también Saya me ve como la frágil y la que debe protegerse. Es sólo...

-Sí, sería importante que vieran a la mujer adulta... Oye- Dijo más animado, rebasando un par de pasos a Asami antes de encararla con una sonrisa divertida -Tengo una pregunta ¿quién te recomendó para la misión?

-El capitán Hitsugaya- Respondió Asami sin chistar.

-Y ¿quién secundó la moción?

Asami lo pensó unos minutos, sonriendo de medio lado antes de dedicarle una mirada entre las pestañas a Shūhei.

- ¿Te estás poniendo del lado de mi hermana? - Inquirió divertida y plantándose en jarras -Perdón, pero ahora estás conviviendo conmigo, no con ella

-Sí, y ahora tú eres mi amiga, ella sigue siendo la teniente demonio, pero quiero aclarar que, tal vez, ella dijo que era buena idea tenerte en esta misión

-Tú sabes algo- Espetó Asami golpeando el brazo de Shūhei en juego, el mismo gesto que podría tener con Saya cuando bromeaban, y retrocedió al instante, sonrojada de nuevo por la repentina confianza que había mostrado con el teniente. Bajó la mirada apenada antes de añadir -Sé que los tenientes tuvieron una junta para elegir a los soldados que vendrían

-Sí, y tal vez la teniente Yamamoto aduló tu desempeño anterior cuando Matsumoto preguntó al respecto

-Adular el desempeño de alguien no es lo mismo que recomendarlo para una misión, y el único que me puede recomendar...

-Sí, sí, sí, es el niño de la diez. Ven conmigo, celebremos que entraste a la edad adulta.

-¿Celebrar? - Inquirió la chica confundida cuando Hisagi tomó su muñeca y tiró suavemente de ella para guiarla hacia la plaza, donde algunos puestos ambulantes anunciaban sus vendimias.

El muchacho soltó a su amiga y siguió avanzando a largas zancadas hasta dar con un puesto que vendía placas grabadas, sonrió eligiendo una y se la entregó al encargado.

- ¿Qué le grabamos?

-División diez, ¿verdad? - Murmuró Shūhei sonriendo para Asami, quien asintió torpemente mientras Shūhei sacaba su celular del bolsillo y buscaba una imagen.

Mostró el emblema del narciso al encargado, que asintió una vez antes de ponerse a trabajar en el grabado, paseando la mirada del teléfono de Shūhei a la placa, moviendo sus manos con maestría.

-¿Algún kanji para el reverso? - Inquirió el hombre sin levantar la vista de su trabajo.

-Adulto responsable- Soltó Shūhei con toda seriedad, consiguiendo que Asami le pegara un manazo en el hombro y el muchacho soltara una carcajada - ¿No? De acuerdo, entonces que diga…- Shūhei hizo una pausa, llevándose una mano a la boca para concentrarse mejor, mientras el hombre terminaba de grabar el narciso en la placa -Tsuyoi...- Murmuró pensativo antes de asentir una vez y sonreír -Fuerte como un diamante

Hisagi recibió y pagó la placa antes de poner la cadena alrededor de la muñeca de Asami, sonriéndole cómplice.

-Esto...- Murmuró la chica, incapaz de aceptar el regalo.

-Velo como una ofrenda de paz- Pidió el azabache comenzando a caminar de regreso a la ruta que les tocaba para hacer rondas.

-¿De paz? ¿Por qué?

-Porque te estaba usando para sacarte información de tu hermana.

Asami suspiró frustrada, negando con la cabeza ante la confesión de su compañero de guardia.

-Eres un odioso.

-Lo siento- Murmuró sonriendo ampliamente antes de volver a guardar las manos en los bolsillos y perder la mirada hacia el frente -Pero mi curiosidad de periodista puede conmigo

Guardaron silencio unos minutos, sonriendo y disfrutando la compañía del otro, pero Asami no pudo evitar arrugar la nariz ante una cuestión que no dejó de dar vueltas por su mente hasta que la chica hizo la pregunta.

-¿Y para qué quiero una ofrenda de paz?

-Para que aceptes mi amistad, contra todo pronóstico, una vez que superas tu faceta de timidez, eres bastante agradable.

Asami soltó una carcajada ante aquella afirmación, no pudo dejar de reírse por largo rato, y sus carcajadas pronto contagiaron al teniente Hisagi, quien terminó frenando su marcha para recargarse en la pared y seguir con sus carcajadas.

-Pasaste toda la tarde en silencio- Reclamó Hisagi divertido cuando por fin pudieron reanudar su marcha -Ni siquiera te emocionaste con el concierto

-Y te juzgué mal también, no eres tan malhumorado como pareces, te muestras demasiado serio, pero tal vez Matsumoto tiene razón y eres buena persona

-¿Eso dice de mí?

-También dice que estás enamorado de mi hermana mayor.

-Tsch- Soltó frunciendo el entrecejo -Esa boca floja

-Ya veremos qué hacer con Hanako luego; creo que le gustas

-No juegues conmigo, peque- Advirtió Hisagi frunciendo el entrecejo

-Hanako también me dice así- Anunció la chica dando un caderazo ligero a su compañero, haciéndolo dar un traspié de lado y soltar una risa.

-Me gusta tu hermana ¿me vas a odiar por eso?

-No, de momento me limitaré a ver qué hacen- Admitió encogiéndose de hombros -Es mi turno de protegerla y decir "ese no le conviene"

-Créeme, te haré cambiar de opinión

-Ya veremos, teniente… ya veremos

Continuaron con su trayecto, estaban por terminar de hacer su ronda, cuando, una vez más, sintió que sus diamantes desaparecían. Salir del gigai a toda prisa no fue problema, Hisagi había utilizado la cantidad exacta de fijador para que pudiera salir en el momento justo, no había presencia nuevamente, pero esta vez no la iban a tomar desprevenida, por lo que había desenvainado desde un principio.

Apenas había podido tomar el brazo de su compañero y alejarlo del peligro, algo que sorprendió al moreno ¿Cómo no había podido ver ese ataque?

-Ochīru Daiya kōu…

Ante el aumento de reiatsu, los tres enemigos se hicieron visibles, teniendo la misma forma de una mezcla entre escorpión y araña, otro con cola de serpiente, y que comenzaron a movilizarse velozmente hacia la chica.

-Karire… Kazeshini- Las kusarigamas aparecieron en sus manos, lanzándolas y alejando a los enemigos de la chica, quien lo miró y asintió en agradecimiento - ¿Cómo pudiste predecir ese ataque?

-Ya me había enfrentado a ellos, pero ver ahora sus formas… reales… me da una idea de como pueden atacar- Comentó la chica sin retirar la vista de sus enemigos, que comenzaron a atacar nuevamente, embistiéndola de frente y alejándola del moreno -Siguen atacando de frente, pero no se si ya puedan atacar lateralmente, algún punto débil deben tener…

-Entendido- Contesto, al menos para que ella estuviera enterada de haber recibido la información -Solo hemos liberado el shikai, y pareciera que buscan más poder…

Enfrentarse a uno de ellos no era cosa difícil, pero cuando pudo cortarlo y creer que había acabado con su enemigo, este se dividió en dos, quedándose perplejo ante el nuevo descubrimiento. Cuando volteo a ver a su amiga, pudo ver que ella también se había dado cuenta de este descubrimiento.

-Esto es nuevo…- Murmuró para sí misma mientras trataba de encontrar al patrón de ataque, un punto débil -Tsch, nos pueden llegar a superar muy fácil

Tener un dos contra uno no estaba bien, no cuando los habían rodeado y luchaban espalda con espalda, un movimiento en falso era fatal, si alguno de los dos era herido… no, no podían pensar en eso si quiera.

-Flecha diamantina- Varios diamantes atravesaron a los enemigos, que simplemente parecieron haberse desintegrado con el ataque, quedando solo un líquido negro que escurría por los diamantes; pero ella no quito la vista de aquello que se había formado, porque estaban ahora mezclados ¿Seria posible? -Sigue habiendo flujo de poder

Aquello que se había formado se convirtió de pronto en filamentos que amenazaron con dañarles letalmente, pero nada que el diamante no detuviera. Asami debía mantener un flujo normal de reiatsu para no cansarse tan rápido como en el primer combate, así que había reforzado y disminuido el uso de reiatsu en sus ataques.

Habían tenido que volver a separarse, trataban de reunirse poco a poco, pero apenas habían alcanzado a luchar lado a lado, aquellos filamentos volvían a separarlos; sobre todo, cuando uno de ellos tomó el pie del teniente, estrellándolo contra un edificio.

Concentrar su diamante en su cuerpo era prioridad, por lo menos mientras luchaba sola, pero tampoco podía mantenerlo por tanto tiempo, por lo que retiro el canto protector, enfrentándose a esa cosa que ahora no tenía nombre.

Le había costado recuperarse, sobre todo, porque al momento en que lo tomaron sintió como su energía había sido drenada, observó tan solo unos segundos, viendo como su amiga era cegada con algo que le había lanzado uno de esos filamentos, como si de un tentáculo se tratara y pudiera lanzar algo de ellos.

No lo había dudado ni dos segundos cuando vio que una de esas cosas estaba por atacar desde atrás, lanzándose al ataque y recibiendo un golpe que dejaba a la chica sin refuerzos. Ella podría estar cegada, pero sintió el poder de su amigo caer drásticamente ¿Por qué había hecho aquello?

-Shūhei…- Como pudo esquivo algunos ataques, sintiendo el brazo del moreno y alejándolo lo más que pudo de los enemigos -No debiste hacer eso, el canto protector pudo haberme protegido…

Había recuperado un poco la vista, no era un ataque de mucha duración, pero si la habían dejado indefensa; ver la herida en el pecho de su amigo la enfureció.

-Eres mi igual… era mi deber… como teniente- Los ojos de Asami se abrieron por la sorpresa, él era el primer shinigami que la veía como ella siempre ha querido, lejos de los ojos vigilantes de sus hermanas, obviamente que no iba a dejarlo morir -Pero, ahora estas sola… que idiota…

-No, no estoy sola…- Asami activo su kidō sanador, aplicando la mayor parte de su reiatsu ahí, y sin dejar de apuntar su mano hacia el chico, murmuró -Bankai… Mōmokuteki ni kagayaku, Daiya kōu

El diamante cubrió sus extremidades, alas aparecieron detrás de su espalda y su espada se había vuelto dura como el diamante. No se sentía tan poderosa con su bankai liberado por la restricción de poder, pero eso no importaba, ahora más que nunca, impediría que su amigo muriera, sobre todo, porque ella era el escudo de todo compañero y la esperanza de la vida que siempre le había prometido a su abuelo.

¿Cómo decirle a un joven que no puede enamorarse de alguien mayor cuando su madre no sólo dobla la edad de su padre, sino que la duplica varias veces?

Ichigo sonrió, viendo a su hijo devorar el plato de arroz, gestos veloces y voraces que delataban la prisa que llevaba el menor por terminar de comer, seguramente porque querría salir esa noche a patrullar.

-Morirse no es el único camino para convertirse en Shinigami- Bromeó Ichigo tomando su propio tazón y consiguiendo que Yoshio se atragantara con su comida, tosiendo con violencia antes de dar un trago largo a su bebida.

- ¡Papá! - Reclamó el menor con el ceño fruncido, pero no añadió más al ver a su padre con la mirada perdida en el ventanal.

Conocía perfectamente esa mirada, estaba pensando en su madre.

En efecto, los pensamientos de Ichigo habían volado lejos, muy lejos de ellos, justo a la noche en que por fin se había sincerado con la shinigami que se había convertido en su amor platónico. Cuántas madrugadas no había pasado aquel adolescente viendo la puerta de su armario, debatiendo entre levantarse y dar golpecitos a la madera o esperar al amanecer para poder ver los cabellos oscuros, la cintura diminuta, los ojos grandes y la expresión burlesca de Rukia.

Ichigo sonrió de medio lado recordando alguna de esas discusiones, su favorita.

Rukia solía darle lecciones cada tanto tiempo, una frase, alguna ironía, un reclamo seguido de un golpe. Quitando su nula experiencia con los humanos, Rukia tenía la sabiduría de haber vivido durante décadas, así que siempre tenía las palabras correctas para ponerlo en su lugar, pero esa noche había sido la excepción.

Ambos estaban de pie en la habitación de Ichigo, la pelea había sido difícil y, para variar, el shinigami sustituto no había seguido indicaciones, se había lanzado sin mediar los daños de la pelea y había resultado herido, aunque también había ganado.

-Idiota…- Murmuró Rukia con los puños apretados y el rostro vuelto al suelo, y repitió aquella frase con más intensidad, apretando aún más las manos y golpeando a Ichigo con sus puños, un intento inútil de drenar toda la angustia que había estado viviendo hasta ese momento - ¡Idiota! ¿En qué estabas pensando? ¡Fue muy idiota de tu parte atacar así!

-Rukia- Llamó sin muchos ánimos, recibiendo cada golpe sabiendo que se los había ganado.

- ¡Tienes que pensar antes de lanzarte a los golpes!

-Rukia...

-Deberías ser más considerado ¿Acaso no pensaste en mí?

Aquel fue el detonante, era lo único que había hecho, pensar en ella al lanzarse al ataque, así que Ichigo tomó las muñecas de Rukia y retrocedió hasta caer en la cama, trayendo el diminuto cuerpo de aquella chica consigo.

La shinigami estaba pasmada, sentada a horcajadas sobre el regazo de Ichigo, quien tenía la mirada ensombrecida.

-No espero que lo entiendas- Inició el muchacho cuidando no lastimar las muñecas de la chica -Sé que eres fuerte y que no necesitas que te protejan, pero no me lo habría perdonado jamás si no hacía algo por ponerte fuera de peligro.

-Ichigo...- Musitó la chica con voz trémula, sorprendida por la intensidad en la confesión del muchacho.

-No me habría perdonado jamás volver a ser débil y no poder protegerte- Añadió enderezándose en su sitio y encarando a Rukia, sosteniendo sus rodillas para evitarle huir -Ningún hollow te pondrá una mano encima mientras yo viva ¿Lo entiendes?

-Sí- Respondió en un hilo de voz, incapaz de hablar con fuerza.

-Por si no te quedó claro- Espetó molesto, tomando el rostro de Rukia y plantando un beso en sus labios, una caricia suave que la shinigami respondió con vehemencia, abrazándose del cuello de Ichigo como si temiera que fuera a desaparecer.

-Quedó claro- Repitió Rukia con una sonrisa débil antes de besar a Ichigo de nuevo, con más apremio, con más dulzura.

Ichigo salió de sus pensamientos al sentir el cambio, era tarde, muy tarde, así que mucha gente se había ido a dormir y sentir el reiatsu era más sencillo, pero el repentino aumento de poder que sintió, eso no se lo podía atribuir a la noche.

-Papá...- Llamó el menor sintiendo el cambio también.

-Ve a tu habitación y espera ahí- Ordenó con voz fría el shinigami sustituto.

-Pero...

- ¡Ve!

Yoshio subió a su habitación, sintiendo el reiatsu de su padre alejarse de la casa, pero no iba a quedarse a esperar, no cuando pudo sentir el reiatsu de aquella chica. Salió por la ventana, siguiendo de lejos los pasos de su padre.

El patrullaje de Saya e Ikkaku estaba resultando todo menos serio, algo que no era de extrañarse entre esos dos cuando estaban juntos contándose varias anécdotas que a ambos shinigamis tenían riendo a cada momento. Especialmente todavía se encontraban muy emocionados al ver aquel espectacular concierto al que asistieron, de verdad que los humanos tenían un increíble espíritu para la música.

-Quizá lo de venir a esta misión para ver el concierto fue un mero pretexto– Le dice Ikkaku caminando por lo que parecía ser una tranquila noche –Pero fue una excusa que nos cayó de maravilla

-Debo de reconocer que si, además que me moría de ganas de ver uno de estos conciertos humanos

-Estas muy calmada pese a estar separada de tu hermana menor, pensé que querrías estar pegada a ella para cuidarla– Él sabía que esa era la verdadera razón para que Saya hiciera cual trato posible y venir ella a esta misión, siendo Ikkaku un gran apoyo para lograrlo.

-Mientras ambas estemos en el mundo real puedo sentir cualquier cambio de su reiatsu e ir a ayudarla– Se coloca una mano a su pecho, donde tenía los tatuajes de las flores de sus hermanas.

Continuaron su ronda mientras seguían hablando de varias trivialidades o compartiendo algún chiste absurdo, no sentían nada extraño a los alrededores, ni la mínima presencia de un algún hollow, pero entre risas, Saya abruptamente empujo a Ikkaku, y este al querer reclamarme observo que su amiga estaba deteniendo el ataque de un Hollow con su espada ¿En qué momento llego? Nunca sintió su reiatsu pero Saya de alguna manera reacciono y lo detuvo rápidamente.

-No te quedes solo mirando- Reclama Saya dando un contra ataque para hacer retroceder al hollow – Tsuri, Kairyū – tras esas palabras da lugar a sus espadas gemelas, comenzando un fiero ataque a ese Hollow

Tras unos segundos de que Ikkaku superara la sorpresa de ese repentino ataque, inmediatamente libera a su zanpaku-tō, siguiendo lo que Saya muchas veces le ha dicho en sus combates amistosos de no subestimar nunca a su oponente, por eso ambos comenzaron a atacar con todas sus fuerzas. Para Saya era la primera vez que se enfrentaba a un hollow, que peleaba en el mundo real, pero no tenía tiempo para ponerse a pensar en eso, su mente solo estaba concentrada en analizar su forma de atacar, que era increíblemente veloz.

-Saya- Alza la voz Ikkaku en medio de aquel combate -Esta clase de hollow es diferente a los que me he enfrentado

Ambos trataban de dar el golpe final con el que lo vencerían, pero parecía incluso que estaba jugando y midiendo la velocidad de los shinigamis al esquivar sus ataques.

-No hay tiempo para que me des explicaciones- Saya trataba de cortarle la máscara con sus espadas mientras intentaba darle un golpe con sus piernas y codos, pero el Hollow esquivaba todo, aunque al cabo de un rato, ambos lograron darle un golpe que logró desconcertarlo unos segundos mientras ambos retrocedían sin bajar la guardia -Es demasiado rápido e impredecible, atacarlo al mismo tiempo no funcionara… debemos coordinarnos

Al ser compañeros de combate, ambos estaban plenamente en confianza de saber cómo eran los movimientos del otro, por lo que no fue necesario tramar estrategia alguna.

Iniciaron con un ataque de frente que el hollow únicamente esquivaba, posicionándose detrás de ellos y estando a punto de dar un golpe letal que Saya detiene poniendo sus espadas en cruz, y segundos después, dar un golpe circular con su pierna directo en la máscara, por lo que logra cuartearla un poco, haciéndolo retroceder, algo que aprovecha Ikkaku para darle un mortal golpe por detrás con su nagitana que hace al Hollow comenzar a caminar de forma errática, segundos que aprovecharon ambos shinigamis para cortar en perfecta sincronía su máscara, acabándolo finalmente.

La orden de Saya había sido la de ir con Asami y Hisagi inmediatamente, sobre todo, para avisarles del sorpresivo ataque que habían tenido, pero no habían podido dar ni siquiera un paso, cuando varios de los hollow ya estaban rodeándolos y dejándolos en completa incertidumbre al no saber qué tan poderosos podían llegar a ser.

-Ikkaku- Le dice Saya a su amigo con una seriedad que por poco lo congela, viendo como tomaba sus espadas con fuerza, como queriendo tomar fuerzas de sus espadas -Quiero ir lo más pronto posible a donde se encuentra mi hermana… eres de las pocas personas que confió además de mis hermanas... así que cuento contigo para acabar con estas basuras rápido

Saya le sonrío a su compañero ampliamente, dándole a entender que irán con todo, gesto que Ikkaku corresponde casi de la misma manera; para él, ella estaba en la división equivocada, bien podría ser considerada una miembro de la división once sin ningún problema.

Cada Hollow eran distintos en forma y tamaño, pero iba a dejarse llevar por la apariencia y deducir erróneamente su letalidad, su objetivo era abrirse paso y acabarlos para auxiliar a Asami, algo le decía que necesitaría ayuda lo más pronto posible. Ikkaku igualmente ataco con fiereza, su amiga confiaba en él y no la defraudaría, en sí, no eran tan difíciles de vencer, el problema es que de la nada parecían estar llegando más, y sus ataques daban la impresión de estar coordinados. Al momento en que acababan con uno, otro les daba un feroz golpe con su cola que se asemejaba a la de una serpiente, ataque que fue cortado por las espadas de Saya, salvándole la espalda a Ikkaku que estaba ocupado con un atroz hollow que parecía estar fusionado con un cien pies y un escorpión.

A la batalla contra esos hollows llego el capitán Hitsugaya, arremetiendo con varios a la vez casi de un solo golpe con su shikai. Ya eran tres shinigamis luchando fieramente contra ellos, pero parecía que el número no disminuía, daba la impresión de que se estaban multiplicando y que su objetivo era impedirles avanzar de esa zona o ponerlos a prueba.

-¡Saya! – Grita Ikkaku preocupado al ver que la shinigami, al bloquear un golpe con sus espadas, fue lanzada a varios metros en el aire, pero ella hábilmente logra caer de rodillas.

-Son demasiados- Habla con la respiración agitada, su cuerpo ya comenzaba a pesarle por el esfuerzo y por ser la primera vez que luchaba en el mundo real, donde sus energías eran mucho más limitadas, alcanzando a ponerse de pie muy a la fuerza –Tenemos que acabarlos pronto e ir con Asami y Hisagi… quizá también se encontraron con Hollows

-Apuesto a que puedo vencer más Hollows que tu- Dice desafiante Ikkaku, poniéndose nuevamente en posición de pelea, y Saya sabe que eso lo hacía no precisamente por competir en un momento como este, más que nada lo hizo para motivarla a dar hasta el límite de sus fuerzas.

-Quien pierda invita al otro lo que quiera del mundo real– Hace un esfuerzo sobre humano porque su cuerpo siguiera resistiendo, solo necesitaba que sus brazos pudiesen seguir sosteniendo su zanpaku-tō.

Nuevamente se lanzaron a la batalla, donde el capitán de la décima división estaba dando una espectacular muestra de sus poderes al acabar rápidamente con los hollows, cuyo número al fin comenzaba a disminuir. Ikkaku igualmente parecía que estaba más motivado y con fuerzas renovadas, manejaba con ferocidad su lanza exterminando a los hollows que, curiosamente se habían ido especialmente en contra suya, al igual que con Saya que se limitaba a solo bloquear los ataques contra ella con sus espadas, algo que le hizo pensar a Hitsugaya que ya no tenía fuerzas para contra atacar pero por más que quería, no podía ir en su ayuda, los hollows daban la impresión de haberse organizado para dividirse y atacar a cada uno de ellos por separado.

-Si esto continua así, nos retendrán por mucho tiempo más- Afirmó el capitán de la décima, congelando a unos cuantos, pero apareciendo el doble de enemigos -Tsch, esto es un cuento de nunca acabar

Repentinamente se sintió una enorme cantidad de reiatsu, el cual detuvo los ataques de los hollows por unos momentos, al igual que hizo que la desesperación e impaciencia se reflejara en los rostros tanto de Hitsugaya y Saya, sobre todo al sentir la esencia del reiatsu; era de Asami.

Saya ya no lo soportaba más, debía ir con su hermana, no solo sintió el aumento de reiatsu, también percibió una especie de angustia gracias a sus tatuajes, estaba en problemas. Con aquella motivación y desesperación, alejo a los hollows que la atacaban con rápidos movimientos de sus espadas, las que comenzaron a emitir una especie de brillo azul, brillo que fue recorriéndole por todo el cuerpo.

Las fuerzas de Saya estaban regeneradas gracias a la habilidad de Kairyū, la cual, consistía en absorber los ataques enemigos y convertirlos en fuerza física para su portador. Esto le permitía a Saya que tanto los ataques con sus espadas fuesen igual de letales que los golpes que daba con sus extremidades, lo que le daba ventaja de exterminar rápidamente a los hollows que la rodeaban, ya que, mientras cortaba con sus espadas, también podía derrotarlos con algún golpe con su propio cuerpo.

Una vez que al fin lograron acabar con todos y no aparecieron más, Saya inmediatamente se fue a donde su hermana con Ikkaku siguiéndola de cerca, sin si quiera esperar indicación alguna del capitán.

Los tres habían avanzado lo más rápido que les daban sus energías en ese momento, pero tanto Hitsugaya como Saya habían frenado en seco al ver los diamantes carmesíes esparcidos por varios puntos de la ciudad, su enemigo había tomado nuevamente forma amorfa.

Un nuevo ataque estaba dirigido hacia la chica, que mantenía un escudo de varias capas de diamante frente a ella, pero tanto el capitán como la hermana se habían quedado algo absortos al ver el color tan poco usual de ese diamante.

La joven ya no tenía más energías, había decidido salvar la vida de su amigo, y ahora ella también estaba herida de gravedad, por lo que, ante esta oportunidad, el enemigo aprovecho y se acercó a ella, no dándole oportunidad de defenderse; fue la nigitana de Madarame la que lo alejara.

-Asami…- Alzó la vista, viendo a su capitán frente a ella; el pudo ver lo cansada y herida que estaba -Suelta tu bankai, estamos aquí para auxiliarles…

-No puedo, si lo hago… perderá más sangre- Murmuro, no dejando de hacer fluir su reiatsu a su amigo -Y yo también…

El capitán se sentía en conflicto, quería llevar a Asami y a Hisagi a un lugar seguro, pero no podía dejar a los dos shinigamis peleando solos contra ese hollow, que era demasiado rápido y peligroso para que lo vencieran sin su ayuda.

-¿Qué esperas? -La voz demandante de Saya, quien llegaba aterrizaba frente a suyo lo sobresalta -Lleva a mi hermana a un lugar seguro, nosotros nos encargaremos de distraerlo…

-No podemos moverlo, tengo que frenar la hemorragia- Expreso la menor sin quitar la vista de su amigo -Ustedes enfréntenlo, cualquier cosa... aun puedo encargarme de mantenernos a salvo con mi bankai

-Asami, estas herida- Esta era una de esas raras veces en la que podía verse a Saya molesta -No voy a ponerte en riesgo

-Estoy frenando mi sangrado con mi diamante... soy capaz de hacer esto...- Afirmó, sin voltear a ver a su hermana, concentrándose en el gesto apacible de Hisagi al dejar de sentir el dolor de la herida, la cual comenzaba a dejar de sangrar muy lentamente -Confía en mí, por favor...

-De acuerdo…- Miró hacia donde Ikkaku se encontraba peleando con aquel formidable enemigo -En ese caso, no permitiré que den un solo paso más hacia acá

-Son muy rápidos, incluso más veloces que los que enfrentamos en la primera misión- ¿Como podía concentrarse en el kidō y hablar al mismo tiempo? -No pude analizarlos, el patrón de ataque es muy complejo, cambiaron de un momento a otro, creíamos haberlos derrotado y terminaron fusionándose, sus ataques son algo impredecibles, pero les gusta atacar por la espalda

-Con eso es suficiente- Los ojos grises de Saya esta vez no mostraban la confianza y desafío que solía tener en algún combate, ahora eran auténticamente furiosos. Y sin decir si quiera algún comentario irónico o alguna de sus expresiones confiadas que le decían que no había de que preocuparse, se lanzó a auxiliar a Ikkaku.

Ichigo hizo acto de presencia de un momento a otro, no había ido a pedir explicaciones, pudo ver el motivo de ese súbito aumento de poder, por lo que rápidamente de unió a la batalla. Su hijo también apareció, sorprendiéndose por el estado en que la chica se encontraba.

Como capitán y responsable de la misión ¡Estaba quedando en ridículo! Ambas hermanas habían tomado el control, ya de por si se sentía culpable de haber abandonado a su tercer oficial y ver a su colega caído, por lo que tomó postura a un lado del resto de sus compañeros.

-No veo bien que un tercer oficial y una shinigami de bajo rango peleen solos contra un hollow de ese nivel- Afirmó el capitán, notando que aquel hollow parecía mostrar bastante interés en el poder de la chica bajo ellos, pero tampoco era tonto, por lo que estaba alerta a los movimientos de los tres -Madarame, Yamamoto... no podemos permitir que se acerquen a Asami y Hisagi

-Creo que te superaron Tōshirō- Comento burlón el shinigami sustituto, algo que no le hizo nada de gracia al capitán.

Sin dudarlo, el capitán se lanzó al ataque, seguido de sus compañeros; una batalla que se había complicado bastante, pero que no impidió que uno que otro ataque del enemigo fuera a parar hacia el escudo de diamantes, ganándose los reproches de la hermana mayor.

-No podemos proteger a Asami así- Replicó Saya mientras sus energías se agotaban -Necesitamos un golpe contundente, algo que lo inmovilice

-¡Saya!- Dijo la voz de su hermana desde abajo, por lo que se acercó, viendo lo gravedad de las heridas de su hermana -Déjame hacer un último ataque, puedo hacerlo

-¿Estás loca? No puedes moverte más…

-Si no lo hago, no nada más Hisagi y yo seremos heridos, puedo contenerlo con mi diamante carmesí- Saya estaba pasmada, sobre todo, porque sabía que lo único que podía hacer aparecer los diamantes carmesíes era la propia sangre de su hermana -Por favor, ustedes podrán darle el golpe final una vez este atado y sin poder moverse…

Asami le entregó un pañuelo lleno de sangre, Saya sabía que hacer, pero no deseaba hacerlo. Se alejó de su hermana, volviendo al combate con el resto.

-¡Aléjense!- Ordenó la chica, por lo que todos la miraron con la duda e intriga de saber que estaba planeando -Asami hará un ataque especial

-¿Qué? Pero…- Hitsugaya pudo ver en los ojos de Saya la convicción, por lo que no tenía otro remedio más que la de obedecer -Retírense, démosle espacio…

Ichigo replicó, por lo que Ikkaku terminó por alejarlo, cuando hubieron despejado el área de ataque, Saya baño sus espadas con la sangre del pañuelo, lanzando la sangre hacía el enemigo.

-Flecha carmesí- Murmuró Asami desde abajo, dejando fluir el poco reiatsu que le quedaba hacia su ataque, logrando inmovilizarlo con cada gota de su sangre -No puedo hacer más por ellos…

Saya sintió ese bajón en el poder de su hermana, Hitsugaya también, por lo que un ataque en conjunto había logrado acabar con su enemigo, mientras el cielo se cubría de destellos al momento en que los diamantes desaparecían.

Una victoria que casi les cuesta la vida de dos compañeros.

Ichigo había tenido que ir por su amiga para que los sanara, de no hacerlo, ambos no hubieran alcanzado a llegar a la sociedad; los poderes de Orihime sanaban y restauraban la energía de quien era tratado con el Souten Kisshun de la chica.

Ambos estaban en la habitación, uno a un lado del otro en un futón, más que nada, para que la sanación se llevara a cabo entre ambos cuerpos. Fue cuestión de minutos para que ambos recuperaran la conciencia, siendo Asami la que se enderezara primero.

No estaba orgullosa de esa pelea, sobre todo porque fuera el quien la protegiera primero, haciéndola sentir inútil.

-Puedo sentir tu tristeza… no deberías sentirte así- Su voz ronca llamó su atención, mirando un poco a su amigo -Estas viva…

-Pero a que costo…

-Tranquila, esto suele pasar mucho en las misiones- Los ojos de Asami se llenaron de lágrimas, sobre todo, porque llego un momento en que creyó que su poder no sería suficiente -Oye, tranquila, no llores…

-No le diré a mi hermana que tuve que protegerte- Su voz lo tomo por sorpresa, ella mantenía los ojos cerrados, limpiaba sus lágrimas, más no hubo nada que le indicara que fuera a llorar de verdad. Llevaba el cabello suelto, algo nunca visto en ella y sintiendo un cambio en sus emociones -Pero estoy segura de que se enterará tarde o temprano

-Creo que solo puedo darte las gracias, fuiste muy valiente- Asami soltó un bufido, lo que hizo que le doliera el cuerpo -Una Tercer oficial salvando a un teniente, Mashiro se reiría de mi

-Puedo decir que lo hiciste bien, pero no soy quién para juzgar- Agregó, acomodándose su ropa de la parte de arriba -Gracias, por no tratarme como a la menor de las hermanas…

Shūhei sonrió, acariciándole la cabeza y alborotando su cabello.

-Puedo preguntar… ¿Por qué siempre llevas el cabello en trenzas? – Asami lo miró, encogiéndose en su futón, pegando las rodillas a su pecho y sosteniéndolas con sus brazos, descansando su cabeza ahí, mirando hacia otro lado -Perdona, no era mi intención…

-No, no, esta bien, es solo… que no me gusta mi cabello- Esto lo tomó por sorpresa, sobre todo porque, desde su punto de vista, se veía muy bien con el ¿Qué la llevaba a atárselo de esa manera? Bueno, bastó un suspiro de la chica para entender que algo había detrás de todo eso -Hanako me ha dicho que mi cabello siempre le recordara a mamá, yo era muy pequeña cuando ambos murieron, no los recuerdo, solo tengo la imagen de mis hermanas cuidándome, del abuelo, del teniente Sasakibe, pero no de mis padres; no me gusta ver a Hanako triste…

El silencio se apodero de ambos, sobre todo, porque eso era algo muy íntimo de las hermanas, algo que jamás creyó escuchar, pero Asami estaba confiando en él para que guardara esa parte de ellas, de su hermana mayor.

-Creo que ya llegara el día en que puedas usarlo así, y ese día, estaré orgulloso de ti- Asami se sorprendió por sus palabras, sobre todo, porque había comenzado a tratarla como si se tratara de su familia; de un hermano -Porque sabré que has logrado superar tu pasado…

Asami rio, una risa inocente y pura que le alegró el alma, esta niña era una caja de sorpresas, estaba feliz de ser su amigo, pero, sobre todo, de tener a alguien, además de su capitán, para hablar de la teniente de la división trece.

-Le hablaré bien a Hanako de ti sobre esta misión- Sonrió -Ambos merecen una mano…

Si, definitivamente, una vez pasaba su etapa de timidez, era fácil hablar con la chica.

Mientras tanto, Saya se encontraba sobre el tejado, disfrutando de la paz de la noche estrellada, tratando de encontrar paz en sí misma, de alejar la culpa que sentía; porque de nada había servido lichas con todas sus fuerzas, confiada de ganar a la primera, porque estaba restringida y no había tenido en cuenta aquello.

La imagen de aquel hollow estando a centímetros de darle el golpe final la seguían torturando. Fue un segundo de vida o muerte para ella, un segundo que hubiese sido crucial, un segundo en el que estuvo a punto de perderla. Su corazón estaba acongojado, nada mas de imaginarse el volver a la sociedad de almas sin Asami, de imaginarse la expresión de Hanako.

-Yamamoto- La voz del capitán de la décima división la sobresaltó, si que tenía la guardia baja - ¿No fuiste a que sanaran tus heridas?

-Estoy bien…use la energía que le quedo a Kairyū para curarme- Hitsugaya no conocía del todo bien a le hermana de en medio, pero por lo que había escuchado, no era de las personas que se la mantuviera perdida en sus pensamientos.

-Aun así, debes descansar– Se sienta a una distancia respetuosa a lado de ella –Fue una batalla dura

-Iré en un momento– Responde de forma seca y cortante

-Tu hermana y Hisagi están ya fuera de peligro, Orihime sano todas sus heridas, solo necesitan un poco de descanso- Le informa al intuir que eso era lo que la tenía tan inquieta -Para mañana estarán como nuevos

-Nunca debió estar en peligro, para empezar- Se reprende murmurando entre dientes, Hitsugaya pudo notar la frustración en ella -Un segundo…. de haber llegado un maldito e insignificante segundo más tarde... Asami...

Saya cubrió su rostro, no había derramado una sola lágrima, pero sentía impotencia ante aquello, qué le hubiera dicho a su hermana si la pequeña que tanto protegían día con día no hubiera vuelto con ella.

-La batalla de salió de control, debí haber estado ahí, con ella... con ambos, creí que podrían con eso solos- Su mirada no expresaba nada en concreto, pero Saya pudo advertir algo más que lo tenía molesto -Asami no debió resultar herida

-Se supone que vine porque quería asegurarme que estuviera bien, aunque yo le dije que era porque quería ver un concierto humano- Admite, teniendo toda la atención del peliblanco –Me enteré de que de nuevo la mandaría, pero sin Hanako, eso fue lo que me motivo a hacer todo lo posible para tomar el lugar de quien debía venir aquí… use lo del concierto como excusa

- ¿Por qué le inventaste eso a tu hermana?

-Asami puede ser algo testaruda y orgullosa, si le decía que quería ir con ella para cuidarla no me hubiese dejado- Sonríe de forma irónica -Pero vaya ayuda que resulte ser

Ella no tenía que culparse de nada, es verdad, era su hermana menor y comprendía que cargaba una mayor culpa en sus hombros, pero él era el líder de la misión, y su desempeño fue patético. Se había visto superado por sus enemigos, incluso, las dos hermanas lo habían dejado como un tonto.

-Cumpliste con tu cometido– Le dice con su seria mirada al frente, otorgándole unas palabras de ánimo y quitándole un peso de encima -Salvaste a tu hermana y a Hisagi, la cuidaste como querías, no sé cómo hubiese resultado esto si no hubieses estado tu aquí y debo decir, que eres una luchadora feroz, quede sorprendido con tus habilidades

-Gracias– Un simple gracias que abarca más de una cosa – ¿Puedo pedirte un favor? - El peliblanco asiente, demostrando en su mirada que podía confiar en el –Que esta conversación quede entre nosotros…. no le digas nada a Asami

-Descuida, no le diré nada– Ve a la shinigami levantarse y estirarse, viendo que se esforzaba por componer su buen humor.

-Eres un capitán admirable– Dice, sorprendiéndolo por su repentino halago -Tampoco quiero imaginarme como hubiese resultado esto si no hubieses estado aquí para guiarnos- Eso igual le quita algo de culpa de los hombros a él, bueno, solo un poco, aunque es sorprendido cuando la chica le muestra una paleta redonda, dejándolo un poco desconcertado -Así que… toma, buen trabajo mini capi

Saya le da unas palmaditas en la cabeza y desaparece de un brinco en el interior de la casa, entrando por la ventana.

-¡YAMAMOTO!

Tal vez esa no era la manera de finalizar una conversación como esa, pero de igual manera se sintió un poco más tranquilo al charlar con la hermana de en medio; no faltaba mucho para el amanecer, por lo que, sin más remedio, se llevo la paleta a la boca, sonriendo ante las acciones de la chica.