No tengo palabras para expresar lo que me hace sentir este fic, amo completamente sus fragmentos, sus locuras y todo lo que viene a nuestras cabezas cada día, cada noche! Las leídas de mente valen la pena 3
En serio que lo poco que hay de Asami vale la pena por las apariciones de Saya y Hanako en toda esa saga, porque cada una cumple un papel y rol diferente y no saben cuando las amo.
Saya había vuelto a la sociedad de almas, escoltada por Ikkaku y llevada hasta su división, algo le decía al teniente de la onceava que debía hacerlo, y no porque su amiga no fuera a ir a ver a su capitana, si no como apoyo moral.
Rukia miraba a su subordinada, estaba frente a ella con una rodilla en el suelo y la cabeza inclinada, una muestra de respeto nada común por parte de Saya aun en presencia de ella, algo que a Rukia no le molestaba; al contrario, le gustaba que sus subordinados tuvieran esa confianza con ella, era algo que le recordaba la relación amistosa que solía tener con su teniente cuando ella era todavía una shinigami novata, pero esta vez, Saya estaba en espera de lo que tuviera que decirle, y lo hacia con respeto por sus faltas cometidas.
-Yamamoto, solo te hare una pregunta- Hace una larga pausa, no dejando de mirar a la chica - ¿Te arrepientes de la falta que cometiste?
-Con todo respeto capitana, pero no- Eso sorprende en parte a Rukia, especialmente ante la firme sinceridad de Saya -Tomo la responsabilidad que conlleva mi insubordinación, pero no me arrepiento de lo que hice; mis hermanas son la única familia que me queda, y si debo romper cada una de las reglas del Gotei para protegerlas, no dudare en hacerlo
Aquello, dicho con tal convicción fue un golpe sensible para Rukia, que recordó la mirada de su hermano al momento de decirle su sentencia; ejecución.
-Comprendo, y empatizo con las razones que te llevaran a hacer eso- Su subordinada seguía inclinada frente a ella, realmente demostrando que aceptaba su responsabilidad -Pero como capitana de la división trece, no puedo dejar que esto pase sin un castigo, aunque supongo que tu hermana ya se encargara de darte las debidas sanciones cuando regrese. Por el momento, yo solo te encargare supervisar a los soldados y ordenar cada uno de los archivos de la división
-Entendido, capitana Kuchiki- Aceptó, sin más.
-Eso es todo, por hoy puedes ir a descansar – la shinigami se pone de pie, dispuesta a marcharse, deteniéndose ante un nuevo llamado de su superior, dándose la media vuelta -Saya, sabes que estoy respetando la voluntad que quieres cumplir para con el capitán comandante Genryūsai, pero no te acostumbres a estar por demasiado tiempo solo como una shinigami de bajo rango
La expresión de su capitana se lo decía todo, una expresión llena de sinceridad y entendimiento ¿acaso habría pasado por una situación similar?
-Cuando creas que estoy lista para un mayor cargo, lo aceptare con gusto
Tras hacerle una pequeña reverencia con la cabeza, retoma su camino, mientras que Rukia miraba a su subordinada al tiempo que pensaba que el capitán comandante Genryūsai sabía exactamente lo que hacía al dejar a Saya por un tiempo como soldado, ya que, debido a eso, sus compañeros al verla como igual y tener tan grandes habilidades, los ha inspirado a dar lo mejor.
Aunque por ese día su capitana le dio la oportunidad de ir a descansar tras apenas haber regresado de aquella misión en la que se infiltrara, Saya fue directo al gimnasio para entrenar un poco y sacar la frustración que aun la carcomía, especialmente por las palabras que le dijo su hermana mayor antes de su retorno a la sociedad de almas. Una cosa es que la sermoneara y estuviera detrás de ella para cumplir sus deberes en la división, con una mirada de reproche cual una madre que le decía a su hija que hiciera la tarea; pero esta vez Hanako solo se limitó a hablarle con una fría voz, dejándole sobre los hombros el peso y los recuerdos de ver a su hermana pequeña herida, usando los diamantes carmesíes. No le importaban las sanciones, hacer todo el trabajo de la división ordenando archivos, lo que la atormentaba era eso, de haber fallado en proteger a su hermana menor.
El gimnasio a esa hora estaba desocupado, era ya algo tarde a pesar de haber salido temprano del mundo humano, así que pudo sacar toda la carga en los golpes que le daba al saco de box, usando primero una katana de madera para entrenamientos al tiempo que ponía en practica sus conocimientos en el Hakuda, en cuyos golpes ponía más furia y destreza, así como una total concentración. Tomo otra katana, al cabo de unos momentos y comenzó su practica en el manejo de ambas espadas combinándolo con una serie de golpes a los que le aumentaba cada vez más velocidad; no supo, ni le importo cuanto tiempo mantuvo ese constante ritmo en el que no paro ni un segundo, solo se detuvo cuando su cuerpo ya no pudo más y le reclamo un descanso.
- ¿Qué tal tu misión en el mundo humano Yamamoto? – Dice Renji apoyado en el umbral de la entrada, mirando desinteresado a la chica, con una sonrisa presuntuosa y con toda la intención de molestarla, pero Saya solo esquivo su mirar, ignorándolo por completo. Esto lo sorprendió, dejándolo extrañado -Supongo que al ser una shinigami de bajo rango y no ser recomendada por ningún teniente o capitán, no te quedo de otra que infiltrarte ¿Pasó algo con tus hermanas?
Pregunta con sinceridad, después de todo le tenía respeto y aprecio a la menor de las Yamamoto, quien le salvara la vida en su primera misión.
-Eso no te incumbe, Abarai- Dice con seriedad, lo que termino por decirle al teniente que algo pasó en aquella misión en la que la rebelde shinigami se infiltró -Ya debo irme a casa
Renji ver la frustración y pesar que reflejaba en su mirada cuando pasó a su lado, esa no era la pequeña demonio con la que constantemente reñía ante la más mínima provocación que alguno de los dos se lanzaban.
-Si, supongo que el costal es un oponente más a tu nivel- Suelta con clara altanería en su voz, lo que detiene el andar de la shinigami -Ahora veo que ese primer enfrentamiento entre nosotros fue pura suerte, dudo que puedas vencerme por segunda vez
-Si tan seguro estas de eso teniente egocéntrico…– Se da la media vuelta, encarándolo; ahí estaba de nuevo, esa mirada desafiante que buscaba en ella -Tengamos un segundo combate ahora mismo, pero esta vez, hagamos una pequeña apuesta
-Bien, si yo gano... pedirás tu cambio a mi división- Sonríe engreído y confiado, amenazante y divertido a la vez -Te limitare solo a trabajos de limpieza y mensajería
-Y, si yo gano, que es un hecho, me llevaras una taza de café por un mes, directo a mi división– Renji traga saliva, perdiendo seguridad ante las palabras de la chica. Saya mostró una sonrisa maliciosa -Será muy vergonzoso para ti el tener que llevarle café a un soldado de bajo rango
Se dirigieron a un área abierta, ambos sabían que aquel combate no sería como aquel primer encuentro de exhibición, estaba una gran apuesta en juego y, además, Saya todavía tenía ese resentimiento contra ella misma, así que esta vez los dos shinigamis, al estar frente a frente liberaron a sus zanpaku-tō y corrieron al ataque contra el otro.
El sonido contra los metales entre Zabimaru y Kairyū hicieron eco en el lugar, Renji podía sentir una mayor furia y vigor en los ataques de Saya que eran muchos más rápidos y feroces que los de aquel primer encuentro entre los dos, pero veía que su furia no era precisamente contra él, únicamente estaba siendo una especie de colchón amortiguador para Saya, una almohada en la que Saya descargaba la frustración de lo que sea que hubiese ocurrido en la misión en la que se infiltro por razones que aun desconocía. Lo menos que podía hacer era ser un oponente digno, así que igual comenzó a poner un empeño abrazador, dispuesto a no dejarse vencer tan fácil esta vez al ser consciente que no debía cometer el error de subestimarla.
Las espadas de Saya bloqueaban y defendían en sincronía, no importando que las espada de Renji tratara de atarla por la espalda al serpentear en curva detrás de ella, incluso sonrió con evidente confianza al ver que intentaba implementar el mismo ataque en su encuentro de exhibición, pero Saya no hizo lo mismo, no uso la misma táctica evasiva. Detuvo el ataque que venía a un costado suyo con la espada blanca, contando que ese era el segundo que daba con su espada extendida.
Detuvo otro que venía a espaldas suya con la espada negra, ese era el tercero, fue cuando noto que la espada se contraía en su forma normal, segundos que aprovecho para tomar fuerzas de los impactos que había recibido, extendiendo su poder a ambas espadas y a su cuerpo, algo que miro impresionando a Renji al sentir el incremento de reiatsu.
En un parpadeo Saya desapareció de su vista, apareciendo detrás suyo y dándole una patada circular que por mero instinto detuvo con su zanpaku-tō, pero inmediatamente Saya respondió con un golpe con su codo que casi lo hace caer.
Nuevamente arremetió con la shinigami extendiendo a Zabimaru, quedando momentáneamente sin aliento al ver como Saya pudo desviarlo con una simple patada con su pierna izquierda, que fue igual de poderoso y fuerte como si lo hubiera hecho usando su zanpaku-tō, la cual uso para bloquear el segundo y tercer ataque antes que Zabimaru empezara a contraerse.
Todo paso en cámara lente frente al shinigami, Saya venía a él empuñando ambas espadas en clara intención de dar el ataque final a la misma velocidad que su Zabimaru regresaba a su forma original, no le daría tiempo de contra atacar, y la fuerza y poder de Saya se sentía en cada poro de su piel, sin embargo, dicho ataque se quedó a centímetros de él, observando como ambas espadas resplandecían en una tonalidad azul, aunque cada una de un tono diferente; la blanca era de un azul claro, como aguas tranquilas, y la negra daba la impresión de estar en aguas turbulentas y peligrosas, era primera vez que veía de tan de cerca el poder de aquella shinigami.
Estaba por comentar algo, pero de la nada, Saya dio el golpe final saltando para darle en la cara con su rodilla izquierda, que lo tumbo de espaldas.
-Creo que la victoria es mía- Dice con su sonrisa socarrona, envainando su katana después de que regresara a ser una sola.
- ¿A eso le llamas tú un golpe final? - Reclama Renji un poco ofendido y poniéndose de pie, mostrando su molestia, un tanto ofendido por las acciones de la chica.
-No pienso romper la promesa que le hice a mi abuelo– Le mira con firmeza –Ni siquiera contra ti
- ¿Al capitán comandante Genryūsai? ¿Qué promesa le hiciste? - Ella duda en decírselo, pero conocía lo terco que podía ser aquel teniente, no dejaría de fastidiarla con eso.
-Prometí que no usaría todo mi poder ante otro shinigami- Renji comprendió en ese momento, por qué se limitaba tanto en sus ataques, que, a pesar de todo, eran feroces e imparables -Ya debo irme a descansar, me espera bastante trabajo a partir de mañana, así que espero mi café en una de las oficinas de la trece por favor. Hasta mañana
No lo decía a manera de queja, se lo había ganado y exigía su premió como tal, por lo que provoca que el teniente frunza el ceño.
-Oye, Yamamoto- Le llama antes de que se fuera.
-Saya…- Responde ella, aun dándole la espalda, pero al cabo de unos segundos, se da la media vuelta -Llámame Saya. Es raro que los rivales se traten con tanta formalidad
-Podemos seguir entrenando juntos- Pide casi a la fuerza, sin mirarla directamente e ignorando la sorpresa en el rostro de Saya -L-lo digo porque voy a vencerte… así que debo conocer más tu forma de pelea
-Hum, no creas que te lo pondré fácil, tengo muchos trucos bajo la manga- Se cruza de brazos en actitud desafiante, terminando por darse la media vuelta dispuesta a irse, pero se detiene nuevamente, sorprendiendo que lo llamara por su nombre -Renji… gracias
- ¿Por qué me das las gracias?
-Gracias… y ya…
-Tsch, sí que eres rara- La escucha soltar una leve risa, lo que le extraña un poco, pues sus palabras no ameritaban una risa.
-Tomare eso como un cumplido- Lo mira por encima de sus hombros con una sonrisa ladina y guiñándole un ojo, gesto que le provoca al teniente un momentáneo sonrojo -No olvides mi café mañana
-Si, ya se- Refunfuña, no pudiendo dejar de ver la silueta de la chica desaparecer.
Saya desaparece tras un shunpo, quedándose Renji unos momentos más en el campo de entrenamiento.
Aquella desaliñada shinigami era todo un caso, tan solo se veían y automáticamente surgía la rivalidad entre ellos, lanzándose comentarios para darle en el orgullo al otro. Solía sacarlo de sus casillas constantemente, pero pese a eso, no le agrado verla tan sumida en sus pensamientos, como culpándose de algo a ella misma y, siendo pues… Saya… no se le ocurrió otra cosa que desafiarla a un combate para que volviese a tener ese fuerte espíritu suyo, que, aunque era algo salvaje y rebelde, también eso le daba cierto… atractivo… atractivo… ¿atractivo? ¡Maldición!
Inmediatamente se golpeó la cara ante la palabra que se le vino a la mente ¡Claro que de ninguna forma podía ver atractiva a ese pequeño monstruo demoniaco! Con la negativa en la mente salió de los campos de entrenamiento de la treceava, volviendo a su trabajo, después de todo, su capitán estaba de misión en el mundo humano, auxiliando a las hermanas de su… ¿rival?
…
Había bastantes archivos que debía ordenar, quedando con su capitana de ponerlos en orden y archivarlos, siendo eso lo único que podía hacer para contribuir a la disminución de trabajo y, sin serle suficiente para quitarse el peso de sus hombros; pero no por el hecho de haber faltado y desobedecido las reglas, ni siquiera por infiltrarse en una misión que no le correspondía.
Todo estaba relacionado con la seriedad en que su hermana le habría de recordar las heridas de Asami; con eso se tenía que redimir, razón por la que trabajaba con esfuerzo en una tarea que aborrecía con todo su ser, pero, que ni siquiera se sentía con derecho de quejarse.
Esa noche salió un poco tarde de la oficina, por lo que, entre las profundidades de sus pensamientos, recordó las escenas en el mundo humano, relacionadas con las madres cuidando y jugando con sus niños en el parque por el que pasaron al hacer su ronda. Le llamo especialmente la atención el ver a una pequeña llorando porque se raspo las rodillas al tratar de subirse a un árbol, mientras que su madre le sonreía amenamente curándola y diciéndole con paciencia que tuviese más cuidado.
El ver eso, inevitablemente le hizo recordar a su madre, cuando las tres bajaban y ella ya les tenía listo el desayuno, su voz al cantarle aquella bella canción cuyas notas recordaba a la perfección, y especialmente, como también a ella solía curarle una rodilla raspada al estar de un lado para otro jugando; sin embargo, esos recuerdos a veces los suplía Hanako, al hacer exactamente las mismas actividades de su madre cuando ella falleció, por eso, cuando a veces quería recordar el rostro de su madre, veía el de su hermana mayor, no siendo para nada extraño al ser tan parecidas en carácter.
Aún recordaba sus palabras cuando les dijo a ella y a Hanako que tendrían otra hermanita y, que ella se convertiría en hermana mayor, por lo que ahora tendría el deber de cuidarla.
-Buenas noches, Saya- Aquella voz suave y algo cantarina la sobresaltaron, casi poniéndole la piel de gallina, encontrándose con Yumichika frente a ella con lo que parecía dos tazas de té en cada mano -Es raro que alguien te tome desprevenida, debo presumírselo a Ikkaku
-Le dará bastante disgusto saber que no tuvo él la oportunidad de darme un golpe sorpresa- Se talla sus ojos, que sentía bastantes cansados Y hablando de Ikkaku… es raro verte sin él
Ese par era uña y mugre, casi nunca se le veía a uno sin el otro.
-Esta vez vine sin él, necesitaba hablar contigo, él… me conto lo que paso con tu hermana pequeña- Saya baja la mirada, nuevamente recordando las palabras de Hanako, pero Yumichika le entrega una de las tazas -Toma, sé que no te gusta el té, pero esta vez lo necesitaras para que se te quite un poco esa tensión que traes
-Té para quitar la tensión- Comenta, casi en un murmullo tomando la taza -Creo que tú y mi hermana mayor se llevarían bien
El excéntrico shinigami sonríe amigablemente, los tés de la mayor de las hermanas Yamamoto eran famosos.
Tomaron asiento a las faldas de la muralla que rodeaban la división trece, su amigo ni siquiera le había dado oportunidad de salir de las áreas circundantes, por lo que ahora se encontraban contemplando la noche estrellada que ofrecía el cielo despejado; irónicamente, esta era una de las que el trío había reparado después de su ultimo combate amistoso.
Ikkaku ya había puesto a su amigo al corriente de lo que aconteciera en la misión, desde los nuevos hollows y las batallas, pero, especialmente, de la furia contenida que observó en la teniente de la división trece, así como las palabras que le había dedicado la mayor al mismo Ikkaku, esto sobre el castigo de Saya, el cual, tenía que ver con el hecho de cargar con la sangre de su hermana, de no haber sido capaz de proteger a su pequeña hermana.
-Entonces fue una herida grave- Deduce dándole un sorbo a su té, acción que imita Saya, aunque haciendo un pequeño gesto de desagrado, y no es que supiera mal, simplemente los tés tenían una consistencia muy suave que no terminaba de gustarle.
-Si, y también hirieron al teniente Hisagi, ella uso todo su poder para sanarlo a él, pero también a ella… y, al mismo tiempo, luchar contra los hollows- Dice mirando al frente, pero Yumichika pudo ver la culpa que aun cargaba -Se supone que fui a esa misión para auxiliarla si necesitaba ayuda, y apenas pudimos llegar a salvarla
-Cumpliste con tu objetivo, llegaste en el preciso momento en que más necesitaba de ti…
- ¡Por muy poco! - Alza la voz al decir aquellas palabras, el chico ver como sus manos se tensan sobre la misma taza -Tuvo que recurrir a la lluvia carmesí… su propia sangre… Hanako me hubiese dado todo un discurso de más de una semana por haberme infiltrado en esa misión por solo "un concierto", me habría dejado hacer el papeleo de la división yo sola, y a eso le podemos agregar otro sermón, pero, todo eso habría valido la pena si Asami hubiera salido ilesa y, Hanako no estaría molesta conmigo. Es muy diferente a cuando me habla con esa clase de seriedad impresa en sus palabras…
-Las heridas, el correr de la sangre, es parte de la vida de un shinigami- Habla, dando otro sorbo al té -Querer evitar eso, ya sea a ti misma o a un ser querido, es como querer detener la lluvia con la mano para que no te moje
-Lo haces sonar fácil…
-Es parte de lo que he aprendido- Ambos se quedan unos momentos en silencio, en los que Yumichika termina su té, dejando la taza a un lado suyo, aunque los últimos adjetivos que utilizara le provocaron una leve sonrisa, por lo que la mira en forma de apoyo y comprensión -No puedes evitar que tus seres queridos salgan heridos, por más fuerte, salvaje y desaliñada que seas, pero si puedes estar ahí con ellos cuando eso suceda… y tú lo hiciste, y no tienes nada de que culparte
-Supongo que tienes razón- Aun así, debía pagar una deuda, al menos con ella misma.
-Lo sé, alguien tenía que ser el delicado entre la extraña amistad que tenemos los tres- Se pone de pie, ofreciéndole una mano a Saya para ayudarla a levantarse -Ahora ve a dormir… a pesar de tu forma desaliñada de ser, eres muy bonita para que tengas un rostro apagado por el cansancio
-Claro, me espera una larga jornada, y eso que Hanako no ha llegado para agregarle más peso
-Podrás con eso una vez que lo hagas sin culpa, y si es solo para redimirte contigo- Nuevamente tenía razón, Asami no la culpaba, ni siquiera Hanako, lo que debía hacer era redimirse a ella misma -Tomate todo el té, te ayudara
Yumichika se despide de la chica, a paso calmado, mientras la joven shinigami se queda observando el cielo nocturno.
…
Por otro lado, el mundo humano pasaba por una situación complicada, sobre todo, porque habían elegido tomarse un descanso después de la tarde anterior después de que Byakuya y Hanako llegaran; necesitaban descansar.
Todavía se sentía en el ambiente una sensación de pesadez que no les dejaría dormir hasta dejar puestos todos los puntos sobre las íes, o al menos esos eran los pensamientos que rondaban la mente de Byakuya, sentado en la sala en el sillón individual, observando el crepitar del fuego fingiendo desinterés, pero cautivado por la danza efímera de las llamas ¿Cuándo había instalado Matsumoto una chimenea?
-Capitán- Murmuró Hanako llegando hasta la sala con una charola en las manos.
El pelinegro le dedicó una mirada a la chica antes de sonreír de medio lado, un gesto débil que podría haber pasado desapercibido si el fuego no hubiese lanzado sombras extrañas a su rostro.
Hanako no añadió más, se sentó sobre sus talones para poder preparar las infusiones a placer, poniendo coladores individuales sobre las tazas con algunas hierbas secas antes de proceder a colocar el agua caliente, pasándola con lentitud sobre las especias para arrancarles el sabor de la mejor manera.
Byakuya observó aquel ritual con curiosidad, la forma correcta de preparar una infusión, una técnica poco usual en sus tiempos gracias a los empaquetados de tés instantáneos. Así que sonrió complacido cuando se percató de que la chica incluso retiraba los filtros de la forma correcta, para luego unir las manos en oración y hacer una reverencia ligera, un agradecimiento antes de probar la infusión, y presentando sus respetos ante la persona para la que servía el té.
Recibió la taza en sus manos complacido antes de dedicarle otra mirada a consciencia a la teniente demonio, encontrando más y más fragmentos del viejo Genryuusai en ella, percatándose de lo parecida y lo distinta que era del viejo comandante.
- ¿Te enseñó tu abuelo?
-Me enseñó mi padre- Corrigió la chica con un gesto amable, sentándose en el sillón y observando a Byakuya con curiosidad -Capitán...
-La misión de esta noche terminó, Hanako- Murmuró el pelinegro, antes de dar un sorbo a la infusión y quedarse quieto en su sitio, degustando el sabor de aquella bebida lentamente, percatándose de lo suave y equilibrado de los sabores que percibía en la taza -Esto... la infusión, la mezcla de hierbas ¿es comprada?
-No, la preparé yo misma antes de venir al mundo humano, es una de mis recetas favoritas y pensé en corresponder el té de jazmín que me ofreció en su oficina con algo digno; el sabor era sofisticado y suave, así que pensé que esto era lo correcto
Byakuya soltó un bufido por lo bajo antes de dar otro sorbo diminuto a la infusión, reteniendo el líquido bajo su lengua unos momentos, sintiendo que su boca se llenaba lentamente del vapor tibio de aquella bebida.
-Teniente, debería fundar una casa de té en el Gotei., sería una asociación a la que me uniría gustoso y sin dudar
-Pensaba que dijo que terminó la misión, Byakuya-sama
- ¿Me haría un favor?
-Seguro- Murmuró la chica antes de dar un sorbo a su bebida.
-Olvida los honoríficos, al menos por ahora, estoy cansado por la misión como para lidiar con el peso de una posición social.
-Me costaría trabajo llamarle Byakuya y ya- Admitió la chica desviando la mirada, pero sonriendo de medio lado -Supongo que comprendo el peso del apellido
-Las divisiones esperan mucho de usted por el puesto que tomó- Concedió Byakuya divertido cuando la chica rodó los ojos negando con la cabeza.
-Después de todo lo que hemos convivido, supongo que puedo olvidar los honoríficos por esta noche- Murmuró la chica sonriendo para el capitán -Pero no espere que deje de hablarle con el debido respeto
-Mantengamos la cordialidad, entonces, tengo que admitir- Dijo mostrando su taza con una sonrisa franca, primer gesto completamente honesto, mismo que sorprendió a la teniente, consiguiendo un sonrojo ligero -Me hace falta algo de compañía civilizada con quién hablar de buenas infusiones o buena poesía para estas misiones
Hanako sonrió divertida ante aquellas palabras, preguntándose cuánto más sarcástico podía llegar a ser el heredero de la casa Kuchiki, pero un pensamiento nuevo suplantó al primero, podían llegar a ser incluso amigos, tal vez no la persona con la que te pones al día sobre lo que te ha ocurrido, pero sí alguien con quien compartir un momento agradable, una taza de té, un libro interesante, una colección.
-Tengo que admitirlo, Hanako, se ganó rápidamente mi admiración- Murmuró el pelinegro volviendo la mirada al fuego y suspirando profundamente, agradeciendo la pausa a la tormenta -No habría pensado encontrar una flor tan exquisita en medio de tantas espinas
-Las flores más hermosas requieren protecciones más poderosas...- Respondió pensativa la chica mientras subía los pies al sillón, consiguiendo una mirada de curiosidad por parte del capitán, la había visto descalza en la asociación, la había visto descalza en el mundo humano (aunque le había puesto zapatos a su gigai), pero ahora que había vuelto a liberarse del cuerpo sustituto, otra vez estaba descalza.
- ¿Esa frase es una cita?
-Sí, mi abuelo solía decírmela mucho cuando entrenábamos; Solía decir que era un matorral de espinas cuando peleaba, pero que mostraba los pétalos cuando cuidaba de mis hermanas
-Cada una es una flor distinta- Concedió Byakuya dedicándole una mirada a Hanako antes de sonreír de nuevo y levantar su taza para brindar con la chica -Me cuesta trabajo creer que sean tan distintas entre ustedes
-No entiendo dónde nos considera distintas- Admitió la chica acomodando la taza en su regazo y sonriéndole al pelinegro -Yo a veces siento que somos muy parecidas
-Podemos compararte con Asami y decir que se parecen entre ustedes por su carácter firme al momento de pelear, son feroces, pero conservan su dulzura, sin embargo, Asami es frágil, alguien que inspira querer protegerla
-Puede protegerse sola
-No cabe duda de ello, pero no creo que logre quitarse esa imagen fácilmente, no es la clase de personas a las que quieres proteger porque sea débil, sino porque no quieres que le pase nada
-Me pregunto si estará feliz con eso- Murmuró Hanako en medio de un suspiro, negando con la cabeza.
-Saya es fuerte- Murmuró Byakuya ganándose una mirada ceñuda por parte de la teniente, no pudo contener una risa floja, gesto que Hanako jamás imaginó que vería, era un gesto desenfadado, risas discretas pero cargadas de significados que consiguieron hacer que la shinigami se sonrojara y bajara la mirada hacia su taza -Las tres son fuertes- Corrigió Byakuya con una sonrisa un poco más grande -Quiero decir que es la más vehemente de las tres, a pesar de tus esfuerzos por poner en su sitio a la división trece, todavía tú eres un poco más... delicada.
-Delicada no es la palabra que usan para describirme- Contradijo Hanako con una sonrisa radiante.
-Te estoy comparando con Saya- Apuntó el capitán alzando de nuevo su taza, gesto que Hanako correspondió asintiendo -Aunque tu hermana es muy feroz en general, muy apasionada para cada paso que da, tú das la impresión de estar conteniéndote todo el tiempo, como si estuvieras a punto de reír a carcajadas, pero no lo haces, no lo entiendo
-Es que he trabajado tanto por la división...- Murmuró la chica con melancolía, perdiendo su mirada en el fuego y sintiendo algo cálido extenderse por su pecho, como la presencia de Karyū diciendo "todo va a estar bien" -No quiero que todo se venga abajo por un desliz
-Escucha bien mis palabras, Hanako Yamamoto después de esta misión no habrá nada que pueda quebrantar tu imagen de akuma fukutaichō
-Akuma...- Repitió Hanako, no del todo convencida de estar comprendiendo el mensaje del capitán, por lo que Byakuya sonrió divertido.
-Ese admirador tuyo sí que supo elegirte un buen apodo
Hanako se sonrojó hasta las orejas, llevándose la taza a la boca para no hacer una mueca que la delatara, consiguiendo que Byakuya volviera a reírse.
-El teniente de la novena no es mi admirador- Murmuró la teniente contra la taza, incapaz de mirar a su capitán, o de moverse en general, consiguiendo una sonrisa ladina por parte del pelinegro.
-Miéntete todo lo que quieras, pero si algo puedo decirte, no como un shinigami, sino como un amigo, es cómo un hombre mira a una mujer que está fuera de su liga
Hanako levantó la mirada en dirección a Byakuya, pero el shinigami ya había desviado la mirada en otra dirección, evitándole a la chica poder ver sus facciones. Byakuya suspiró reuniendo valor para volver los ojos en dirección a la chica y sonrió de medio lado.
-Es sencillo compartir buenos momentos con personas que saben cuánto pesa un apellido
-Quién lo diría, capitán, sigues teniendo alma- Murmuró Hanako con dulzura, levantándose en dirección al sillón de Byakuya y poniendo una mano sobre su hombro antes de añadir, con una sonrisa radiante -Tu secreto está a salvo conmigo
-Perdón ¿qué secreto? - Cuestionó Byakuya con curiosidad al ver a Hanako alejarse a pasos tranquilos, de regreso al sillón.
-Que la corona pesa, pero se lleva más liviana entre amigos
Byakuya sonrió asintiendo para sí mismo antes de levantar una última vez la taza en dirección a Hanako y terminar su contenido. La chica rápidamente recogió la taza y ofreció una segunda ronda, consiguiendo que el capitán asintiera agradecido.
-Deberías hablar con él- Murmuró el pelinegro, recibiendo la taza de Hanako, pero sosteniendo sus manos para retenerla un instante -Ha estado al lado de tu hermana en las ocasiones en que ha tenido que pelear contra uno de esos nuevos enemigos
-Qué críptico eres- Se quejó la chica cuando por fin liberó sus manos del agarre de Byakuya, pero sonriendo cómplice ante aquello- Algo me dice que, si no hubiésemos estado charlando tan amenamente cuando veníamos para el mundo humano, no habrías ayudado a Asami
Byakuya lo pensó unos minutos, incapaz de dar una respuesta en ese momento, considerando las palabras de Hanako y sorprendido por toda la verdad que contenían. Al final, asintió lentamente, mirando a la teniente con un gesto sereno, algo más propio del Byakuya que ella conocía.
-La familia lo es todo- Murmuró al final el pelinegro -Y sé cuánto vale la tuya para ti
-Gracias, de verdad
-Ahora ve a hablar con él
- ¡Byakuya! - Exclamó Hanako sorprendida.
-Al menos por lo de Asami- Pidió el mayor, sonriendo de medio lado -Por cierto, tal vez no es el único con el que debas hablar acerca de Asami
Terminó con una sonrisa torcida y entrecerrando los ojos, consiguiendo que Hanako abriera los ojos, pasmada por la insinuación ¿Dónde estaban Asami y su capitán? Bueno, era normal que el capitán quisiera patrullar, pero, su hermana… estaba en recuperación ¿no? Debería estar descansando y, sin embargo, había preferido salir de casa con su capitán ¿Era esto a lo que se refería el capitán de la sexta?
Tomó el consejo de Byakuya, por lo que subió a la habitación, decidida a hablar con el teniente de la novena.
…
Hisagi estaba sentado en el borde de la cama con los codos recargados en las rodillas, le dolía la cabeza, le dolía todo el cuerpo, sentía que cada músculo había cobrado vida propia para gritarle que se detuviera, que parara esa masacre y se acostara a dormir. Estaba tan cansado que ni siquiera se dio cuenta del ruido de la puerta abriéndose hasta que Hanako saludó con voz trémula.
-Teniente...
El azabache se enderezó en un movimiento lento y poco agraciado, componiendo una mueca antes de mirar a Hanako con media sonrisa de culpa. Claro, si alguien se iba a enterar de la paliza que le dieron durante la misión, esa era la teniente demonio, que le haría burla hasta el cansancio, pero no fue así, la chica sonreía con diplomacia, su gesto estaba rígido, como si no supiera cómo o por dónde iniciar a hablar.
-Teniente Yamamoto- Murmuró Hisagi en respuesta, mirando a la chica con curiosidad y apremio, como si quisiera sacarle las palabras con aquella mirada de escrutinio.
-Vengo a agradecerle.
- ¿Agradecerme? - Repitió confundido el shinigami, levantándose con cierto dolor y acercándose a Hanako, al menos hasta una distancia prudente y respetuosa - ¿Por qué?
-Sé que acompañó a Asami en su primera contienda durante esta misión, aún desconozco los detalles de esta, pero quiero decirle que, si peleó a su lado, o si la defendió incluso, nunca podré pagar todo lo que ha hecho por mi familia al estar ahí cuando yo no pude.
-Yamamoto, lo estás malinterpretando todo, soy yo el que debería estar agradecido…
Los ojos de Hanako se abrieron por la sorpresa, la chica retrocedió un poco y miró confundida a Hisagi.
-Tu hermana es extraordinaria, si no fuera por Asami no estaría hablando contigo en este momento, soy yo el que agradece que la hayan recomendado para esta misión, puesto que salvó mi vida; nunca podré terminar de agradecer el hecho de que ella estuvo ahí para mí y no me dejó morir
-Ella es...- Murmuró Hanako sin saber por dónde comenzar, sonriendo mientras paseaba la mirada por el suelo en busca de una respuesta -Simplemente extraordinaria
Hisagi se sonrojó ligeramente, y agradeció la penumbra en la que la habitación estaba sumida, puesto que Hanako no había encendido la luz al entrar. Por primera vez vio a la Hanako de la que Asami había hablado tanto durante su misión, a la chica frágil que se preocupaba por su gente, a la madre, a la hermana protectora.
-No sabes cómo te admira- Confesó Hisagi sin querer -Te respeta mucho, y te quiere, ahora me doy cuenta de qué hizo florecer ese amor, no sólo eres buena cultivando plantas
Hanako levantó el rostro, sosteniendo la mirada del teniente, con tanta determinación que esta vez fue turno de Shūhei para retroceder en su sitio, intimidado por aquellos ojos centelleantes -Asami es el centro de gravedad de mi familia, teniente Hisagi, si algo le pasara a ella, no sé qué haríamos Saya o yo. No me malinterprete - Se apresuró a agregar, levantando una mano -Si algo le ocurriera a Saya tampoco me lo perdonaría, pero Asami es...
-Es la pequeña, lo entiendo- Murmuró Hisagi sonriendo de medio lado, quitándole a Hanako la carga de dar más explicaciones -Es una mujer poderosa, no necesita protección
-Lo sé- Puntualizó Hanako, sospechando el giro de aquella conversación -Pero soy su hermana, me preocuparé siempre, y mientras esté en mis manos malcriarla y consentirla todo lo que pueda, créame, lo haré con todo gusto, a las dos; sólo venía a darle las gracias, me retiro
Hisagi habría querido detenerla, pedirle que se quedara, preguntar por Asami si con eso hacía que hablara un poco más, pero dejó a Hanako marchar, sabiendo que el día siguiente sería pesado y debían reponer energías, no tenía opción, dormiría un poco más, y luego hablaría con Asami para asegurarse de que se hubiera recuperado del todo ¿Distraído? Tal vez, al menos después de esta charla tan… pacífica, y con la teniente demonio, donde ninguno de los dos trataba de matarse o insultarse.
Hitsugaya y Asami volvieron poco después de que ella dejara a Hisagi, designaron lugares para dormir y lograron pasar la noche, hasta la mañana siguiente.
Quería salir, despejarse un poco después de esa noche tan… rara, había esperado mucho tiempo para hablar tranquilamente con Hanako y ahora, todo había quedado solo en unas pocas palabras de agradecimiento. Estaba confundido hasta los huesos, pero no creyó que la pequeña quisiera ir con él.
-Estás inusualmente callado hoy- Dijo ella, no queriendo interrumpir sus pensamientos, pero necesitaba hablar con él - ¿Quieres hablar?
Guardó silencio, algo que a ella no le molesto, mientras andaba, miraba las tiendas y… ¡voila! Algo nuevo que llamó su atención, pero no iba a detenerse, ya había comprado un poquito aquí y allá, esto era diferente en muchos aspectos.
Hisagi seguía sin hablar, por lo que se le hizo raro que la chica llegara a una tienda de maquillajes, recordándole mucho a Matsumoto y su vicio por la ropa, pero, su amiga no usaba ni gota de maquillaje, a lo mucho, el brillo cereza que lo volvía loco desde aquel encuentro con su hermana mayor en su oficina.
- ¿Qué estás haciendo? - Pregunto con curiosidad, pisándole los talones - ¿Este es tu vició secreto?
Asami soltó una carcajada angelical, una risa que podía tranquilizar a cualquiera y a la vez, le dejaba con más intrigas.
-No- Respondió aún de forma burlesca, tomando algunas sombras, delineadores, accesorios de cabello sin exagerar, quería picarles la cresta a algunas chicas y que el rumor corriera, a parte, tenía a su teniente que era prácticamente la caja de Pandora perfecta -Pensé que podría hacer un pequeño negocio, sé que no hay muchas mujeres shinigami con puestos importantes, pero hay muchas más mujeres en otras divisiones o de rangos menores que podrían estar interesadas
Asami pago lo que había tomado, salieron de la tienda y le entregó un brillo a Hisagi, notando que era de cerezas, la chica le guiñó un ojo.
-La chica que los vendía en el gotei dejó de hacerlo, así que, te proporciono un pequeño obsequio para mi hermana y ver si deja de robarme los míos- Hisagi se sonrojó ¿Cómo se había dado cuenta de eso? -Ya tengo rato usando uno aroma a chicle, así que, no volverás a sonrojarte cuando hables conmigo y pienses en Hanako por oler mi brillo
-O-oye… eso no es cierto- El moreno detuvo su andar, pero más que nada, porque ella se detuvo y la miraba con un extraño brillo en los ojos -Ok, si, lo admito…
Se encogió de hombros, ese chico sí que era un libro abierto para ella, por lo que volvió a retomar su andar. Cuando ambos se emparejarán, Hisagi temía preguntar por algo que estuviera relacionado con la mayor, sobre todo, porque la pequeña parecía saber más de lo debido.
- ¿Ya has hablado con Hanako sobre el primer ataque? – Asami volteó a verlo con curiosidad, aunque tratando de encontrar algún significado oculto en sus palabras -Sobre tus heridas…
-No, me da miedo contarle todo lo que paso esa noche, yo…- Agacho la mirada, desacelerando sus pasos hasta detenerse -Estaba muy asustada…
-Asami…- Hisagi se arrodillo frente a ella, alcanzando a mirar sus ojos.
-No quiero que esto quede en la memoria de Hanako, suficiente ha sido que Saya este pagando su castigo con sus recuerdos, no era mi intención que esa batalla se saliera de control- No tenía intención de llorar, no deseaba hacerlo, pero desde que Saya se fuera, sentía la necesidad de sacar eso de su interior, porque el dolor le recordaba a cada instante que no era inmune, que debía ser más fuerte, pero no solo eso, estuvo cerca de perder a su amigo, su primer amigo -Creí que mi poder no sería suficiente para mantenerte con vida, tus heridas eran muy profundas…
-Oye, tranquila- ¿Qué que podía hacer? Eso no se lo cuestiono en ningún momento, la jaló hacia él y la rodeo con sus brazos, confortándola, sin importar que ella mojara su ropa, porque eso hacían los amigos ¿verdad? Lejos de Matsumoto, Kira o Abarai, con quienes tenía décadas de conocerlos y de tener una amistad, esta chica le había robado el corazón de una manera muy especial; verla llorar simplemente reforzaba su promesa de amistad y sinceridad para con ella -Sácalo, déjalo fluir… libérate de esa carga…
Controlarse no había sido fácil, pero devolver el animo a la chica tampoco había sido tan difícil, un helado, unas cuantas bromas y risas, sobre todo cuando Hisagi le lleno la nariz de nieve de chocolate y ella trataba de dejarle nieve de fresa en la cara a él.
Aun ni siquiera compraba lo que había ido a buscar, pero esa charla con la chica lo había distraído de sus pensamientos.
…
Hanako aprovecho la salida de ambos chicos para poder hablar con el capitán de la décima división, Byakuya se había perdido en algún momento de la madrugada, por lo que ahora preparaba un té de canela para armonizar la charla.
El capitán de la décima la esperaba sentado en uno de los sillones, con los brazos cruzados y los ojos cerrados, pero los entreabrió un poco al escuchar a la chica trabajar en la cocina, podía sentir su impaciencia; ella estaba nerviosa, y no precisamente por la charla, si no, porque sus pensamientos la abordaban con un tema pendiente ¿De que hablaba Byakuya?
Suspiró poniendo una taza frente al capitán, sabiendo que era trascendental recuperar energías en ese momento, aunque lo primero que hizo fue ganarse una mirada escéptica por parte del muchacho, ella ignoró ese gesto y se sentó tranquilamente a beber su propia taza.
-El capitán Muguruma aduló su capacidad para sacar conclusiones, teniente Yamamoto- Inició Hitsugaya, reacio a tomar la taza que Hanako había depositado frente a él -Así que me gustaría comprobar en persona esa habilidad
-Cualquier shinigami con dos dedos de frente podría ver las sutilezas de los enemigos a los que nos enfrentamos, no hay mucho por adular
-Es aguda, teniente- Dijo el capitán entre dientes, molesto por las insinuaciones de la chica, como si se burlara en su presencia - ¿Puedo tratar de adivinar? ¿Está molesta?
Hanako dejó la taza sobre la mesa y cruzó las manos sobre el regazo, mirando al capitán directamente a los ojos. No respondió, guardó silencio por segundos que se prolongaron hasta convertirse en minutos, la chica no dijo nada, permaneció impertérrita observando los ojos aqua del capitán, esperando su siguiente movimiento.
-Fuiste muy dura con Saya- Acusó el pequeño tomando la taza por fin, buscando cualquier cosa para enfocar su atención, algo que no fueran los ojos gélidos de la chica que lo escrutaba en silencio -Creo que tus palabras fueron...
-Capitán, si no le importa, preferiría no abordar ese tema con usted- Espetó fríamente, irguiéndose en su sitio.
Había recurrido al autocontrol para no ser más dura al momento de dar su respuesta, porque recordaba perfectamente cada palabra que le había dedicado a Saya, cuando se habían reunido por fin luego del furor de la batalla, incluso, había controlado su rabia hacia su hermana de en medio, pero no se había atrevido a mirarla a los ojos cuando le habló, sabiendo que terminaría diciendo algo de lo que se arrepentiría.
Hanako había avanzado un par de pasos hacia el frente antes de tomar una respiración profunda, se había asegurado de ponerse lejos del rango de visión de sus hermanas.
-Viste las heridas de Asami- Murmuró Hanako en un susurro sutil, casi inaudible.
-Sí, las vi
-Entonces no tengo nada por decirte- Sentenció fríamente la chica, volviendo un poco el rostro para que Saya pudiera ver su expresión serena, para que supiera que hablaba en serio cuando continuó -Tengo que ponerte una sanción por haber desobedecido, por haber puesto en riesgo la misión por una excusa pobre y poco creíble, un concierto, pero más allá de las sanciones que el reglamento de la trece indican, yo no tengo más castigo para ti; que sea el cuerpo de Asami ensangrentado el que te persiga para hacerte expiar tus pecados
Sin añadir más, entró a la casa, dejando a sus hermanas heladas por las palabras tan frías que dedicó a su protegida de la decimotercera.
-Me sorprende la manera en que le hablaste- Admitió el capitán desviando la mirada hacia el vapor que subía sobre el líquido en su taza -No habría creído eso de ti
-¿Tú crees que me importa lo que creas de mí?- Al igual que cuando había hablado con Saya, sus palabras salieron heladas como esquirlas de hielo -Yo sé lo peligroso que era, yo estuve ahí en la primera ronda en la que estos nuevos hollows nos atacaron, sabía que mi hermana pequeña corría peligro- Soltó irguiéndose todavía más, mientras arrugaba la nariz y un leve rubor aparecía en sus mejillas, prueba de la rabia contra la que luchaba en esos momentos -El hecho de que enviaran a Asami, la única razón por la que confié en que Asami podía venir sola fue porque sé que ella puede manejar esta situación- Su expresión se tornó arrogante, el rubor desapareció y ella ladeó el rostro con desprecio -Y además… venía con un capitán- Hanako no se tocó el corazón antes de hacer esa última acusación, sabía todo el daño que le haría a Hitsugaya con aquello, había notado cuánto le pesaba el que Asami hubiera salido lastimada, así que la teniente pronunció esas palabras con especial desprecio antes de respirar de nuevo para tranquilizarse y continuar -Lo de Saya fue insurrección, y entiendo que quiera proteger a la peque, pero es también momento de que empecemos a confiar en ella, porque gracias a ella es que el teniente de la novena sigue vivo, entiendo su preocupación y la agradezco, pero ese no es un asunto suyo; Saya no sólo es mi hermana menor, es mi subordinada, y desobedeció
El silencio volvió a llenar la habitación como un manto denso y pesado, como si amenazara con asfixiar al capitán de la décima con su pesadez. Hanako se acomodó en su sitio, recuperando su taza como una reina antigua y vengativa; estaba furiosa.
En cualquier otra circunstancia se habría contenido, habría sido diplomática y amable, habría llamado a la calma, pero, justo ahora estaba furiosa, puesto que sabía que Hitsugaya había leído los informes, tanto el suyo como el de su hermana, el capitán sabía que había algo raro ocurriendo, y de todos modos había confiado en que su equipo podía ir por ahí a placer.
Sabía por qué había defendido a Saya, entendía que Tōshirō quisiera liberar un poco de la carga de la soldado Yamamoto, porque de esa manera quitaría un poco de peso a su conciencia, porque también para él aplicaba el reclamo de Hanako; sería el cuerpo ensangrentado, los diamantes carmesíes, los que expiarían su pecado, persiguiéndolo hasta que la culpa sanara, o lo consumiera.
-Cambian de forma a placer- Murmuró Hanako recuperando la calma, bajando la mirada hacia su té y subiendo las piernas al sillón, dobladas hacia un lado -Es como si se adaptaran al entorno que los rodean, mientras permanecen en su forma etérea son indetectables
Hitsugaya levantó la mirada hacia Hanako, sorprendido por su cambio repentino de humor, la chica se veía avergonzada y no volvió a dedicarle una mirada hasta que terminó con su evaluación.
- ¿Cuál es tu teoría?
-Creo que pueden viajar a placer entre este mundo y el otro, pero no estoy segura de sí se trate del hueco mundo, es una teoría solamente- Aclaró antes de dar otro sorbo a su té -Pero creo que la razón por la que no sentimos el reiatsu que tienen hasta que nos van a atacar es porque están en su mundo hasta que se acercan lo suficiente a nosotros; si pudieran viajar entre dos mundos, entonces podrían localizar los diamantes de mi hermana y consumirlos sin necesidad de entrar a este plano, y creo que se dividen sobre sí mismos para cubrir mayor rango de pelea
-Pero su poder se dividiría también, no tendría sentido volverse más débil, aunque superen en número al enemigo
-Difiero, capitán- Murmuró amablemente mientras agitaba la cucharilla de su taza -Si te golpean muy fuerte desde un punto, te pueden tumbar, pero, si te golpean con poca fuerza, pero de diferentes ángulos al mismo tiempo, perderás más energía en deshacerte de todos, y para cuando sólo quede un enemigo, estarás debilitado, pero él habrá recuperado la fuerza que dividió al principio, aunque, tengo otra teoría...
-La escucho
-Creo que se alimentan del reiatsu del entorno, y del de los shinigamis a los que enfrentan, cuando los ataqué con mil lenguas de fuego, sentí una disminución inicial en mi poder de ataque, pero luego pude evaporarlos
-Así que se alimentan del reiatsu
-Quisiera hacer una muestra, algo me dice que estos Genzanki ocultan más secretos de los que creemos, son más peligrosos; desde la misión con el teniente Abarai tengo la idea de que hay algún veneno que no nos permite usar el reiatsu para sanar, creo que lo vio en mi hermana y en el teniente Hisagi
- ¿Genzanki?
-Se dedican a robar reiatsu, pensé que era un buen nombre
Hitsugaya asintió una vez antes de llevarse una mano a la barbilla y asentir.
-Sí, Asami gastó demasiado reiatsu sanando sus heridas y las del teniente, no me pareció normal a mí tampoco, me sorprende no haberlo visto con claridad, aunque algo no cuadraba del todo con la ausencia de regeneración del teniente Hisagi, después de todo, tiene habilidades curativas gracias a Kazeshini
-Capitán- Murmuró Hanako levantando la mirada al fin, dedicándole un gesto largo y pensativo al muchacho -Estaba preocupado por su equipo, lo importante era ponerlos a salvo cuanto antes, y las emociones no nos permiten pensar con claridad
-Emo… ciones? - Murmuró el capitán desviando la mirada mientras Hanako se levantaba y rodeaba la mesa hasta ponerse de pie frente al albino.
La chica hizo una reverencia pronunciada, cerrando los ojos.
-Le debo una disculpa, capitán Hitsugaya, me dejé llevar por la rabia y no fui capaz de controlar mis emociones ni las de Karyū, yo también estoy cometiendo un acto de insurrección al hablarle así y asumiré mi responsabilidad
Hanako se enderezó y volvió a ocupar su lugar en el sillón, a la expectativa de la respuesta del capitán, quien frunció el entrecejo y desvió la mirada.
-Me estaba metiendo en asuntos que no me importan
-Sé que aprecia a mi hermana- Murmuró Hanako antes de dar otro sorbo a su taza de té y sonreír para el aludido, recordando las palabras que Byakuya le había dedicado en su charla, las insinuaciones, y Hanako habría querido abordar el tema, decirle que sospechaba de él, decirle que Asami lo seguiría ciegamente y que debía mantener la guardia en alto si quería defenderla, que debía advertirle de la admiración que su hermana más pequeña sentía hacia él y que más le valía no abusar ni aprovecharse de la situación, pero suspiró guardando esa conversación para un momento de mayor calma, no podía volver a perder los estribos -Me imagino que fue difícil pelear en el estado en el que se encontraban todos, y agradezco mucho que estén en la misma misión
-Asami es un elemento valioso para la división y...
-Tōshirō...- Interrumpió Hanako con una ceja alzada y media sonrisa -Sé que Asami es importante para ti en más formas de las que te gustaría admitir, una hermana mayor tiene el deber de cuidar a las menores, así que pongo especial atención en la gente que se acerca a mis tesoros; ellas son todo lo que tengo, así que confío en usted para proteger a mi peque
Tōshirō se sonrojó hasta las orejas ante las insinuaciones de Hanako, la teniente por su parte se levantó en un movimiento fluido y sonrió retirándose hacia la cocina.
- ¡Te-te-teniente! - Exclamó Hitsugaya levantándose al fin -No entiendo de qué...
-Byakuya-sama está de acuerdo conmigo en que la familia es primero, con su permiso, capitán
-Teniente- Llamó Hitsugaya con determinación, recobrando compostura y levantándose en un movimiento ágil que le recordó a Hanako por qué estaban en el mundo humano -Necesito hablar con los involucrados en esta misión para trazar una estrategia, no podemos quedarnos con los brazos cruzados
-Pienso lo mismo- Murmuró la chica pensativa, llevándose una mano a la boca antes de suspirar y negar con la cabeza -Capitán, quiero hacer una petición egoísta en este momento
-La escucho, teniente Yamamoto
-Tengo una idea para estudiar a estas criaturas, y quiero plantearlo ante los capitanes, pero no quisiera que Asami se viera involucrada en esto, porque sé que su poder es suficiente para que ella quiera intentar lo que estoy pensando, pero no quisiera arriesgarla a otro enfrentamiento con los Genzanki; al menos no de momento
-Entiendo su preocupación, teniente, pero ¿no considera injusto sacarla de la jugada?
-Si usted está dispuesto a cargar con la culpa de verla herida de nuevo, acepto su decisión
Hitsugaya guardó silencio, viendo a la mayor de las hermanas desaparecer por las escaleras; se quedó ahí, sentado en el sofá mientras veía los pros y los contras de tener a Asami o no inmiscuida en tanto embrollo, sobre todo, porque él también había visto esas heridas. No solo las vio, tuvo la oportunidad de tener su mano cerca para tratar de congelar el flujo de sangre cuando ella perdiera el bankai.
…
Horas más tarde, Hitsugaya había convocado a una reunión, antes de hablar a espaldas de la chica, debían conocer toda la información de la última batalla, pero Hanako se había tomado la molestia de preparar a su hermana antes de verse bajo la mirada de los capitanes.
Hanako había entrado a la habitación con una charola en las manos, rápidamente el aroma invadió todo el lugar, y Asami levantó la mirada con curiosidad ante la sonrisa socarrona que la mayor tenía para ella. Galletas con chispas de chocolate y te de canela con leche sólo podía significar una cosa: Interrogatorio.
- ¿Me harás hablar de la misión? - Murmuró la menor como bienvenida para su hermana, que torció el gesto en una mueca de disgusto y negó con la cabeza chascando los dientes.
-Las galletas con chispas se hornean rápido- Se excusó la chica sentándose en la cama y acomodando la charola en sus piernas. Suspiró mirando el contenido y luego se encogió de hombros, poniéndose en pie -Pero, en fin, si tú no las quieres...
- ¡Son mis favoritas! Lo que no me gusta son tus interrogatorios
-No son interrogatorios- Debatió Hanako sentándose de nuevo, subiendo las piernas a la cama y acomodando la charola entre ellas, entregando su taza a Asami antes de preparar la propia - ¿Sabes por qué preparo galletas?
-Es un pago por adelantado- Dijo la chica tomando la primera y llenándose las comisuras de migajas, hizo un gesto y abrió la boca, soplando, las galletas seguían calientes.
Hanako había soltado una carcajada, no al verla quemarse, sino por la conclusión tan espontanea que había soltado su hermana.
-Asami, no, normalmente preparo galletas para las conversaciones difíciles contigo porque quiero endulzarte un poquito los tragos amargos
-El capitán Hitsugaya dijo que quería una declaración de ambas
-Sí, pero primero quería asegurarme de que estuvieras lista para esa conversación
Asami suspiró terminándose la galleta y tomando la segunda, pensando en las palabras de su hermana ¿Estar lista para una conversación? ¡Por favor! Había acabado con los genzanki casi sin ayuda, estaba lista para lo que fuera.
…
Estar preparada, sí, ¡Cómo no!
Asami bajó la mirada en cuanto Byakuya se sentó frente a ella y entrelazó los dedos sobre la mesa, el nerviosismo sólo aumentó cuando el capitán Hitsugaya se sentó a su lado, demasiado cerca, demasiado lejos, brindando su apoyo moral para la chica de una forma silente.
Hanako entró al comedor con una nueva bandeja cargada con una tetera llena y varias tazas de té, las galletas recién horneadas se habían quedado al centro, pero Asami no fue capaz de comer otra galleta más en cuanto el capitán de la sexta le dedicó una mirada pesada.
Hisagi llegó hasta el comedor y tomó asiento al lado de Byakuya llamando la atención de Asami al extender una mano sobre la mesa para ponerla en su campo de visión, la menor levantó los ojos, sorprendida por aquel gesto y sonrió cuando el teniente hizo un gesto con la cabeza, apuntando su mano, entendiendo la indirecta. Asami levantó las dos manos para tomar la de Hisagi, agradeciendo su presencia y consiguiendo que Hitsugaya le dedicara una mirada pesada al azabache, preguntándose de qué se trataba el gesto.
Hisagi tenía la esperanza de que Asami comprendiera el gesto: así no tienes que mirar a Kuchiki cuando le estés dando una explicación. Finge que hablas conmigo.
Asami asintió mirando a Hisagi cuando Hanako por fin se puso a servir las infusiones para todos, con un gesto apacible en el rostro, gesto que, según Saya, asemejaba al de su padre cuando estaba muy concentrado.
-De nuevo, teniente Hanako- Llamó Byakuya luego del primer sorbo de té -Nos sorprende con sus extraordinarias habilidades
-Con los ingredientes adecuados, se pueden preparar maravillas- Murmuró tratando de quitarle importancia a las palabras del pelinegro, pero sonriendo con amabilidad para él.
Hisagi le dedicó una mirada de reojo a Byakuya, tratando de entender de qué iba aquel intercambio, a qué se refería con aquellas palabras, qué intensión tenían, pero el apretón que le dedicó Asami, seguido al gesto de negar con la cabeza, le dio un respiro de calma.
Cortesía nada más... Seguro.
- ¿Entonces? - Espetó Hitsugaya dedicando una última mirada hosca a las manos entrelazadas de Hisagi y Asami, consiguiendo que la chica rompiera el contacto y se retrajera en la silla, sonrojada aún más ante los celos del capitán - ¿Qué más tienen por agregar?
Hanako observó a Asami mientras le extendía una taza, ofreciéndole también una sonrisa tímida que consiguió contagiar a Asami, ambas asintieron levemente y luego la mayor guiñó para su pequeña.
-Mi hermana descubrió un dato interesante sobre estos enemigos ¿No es así, Asami?
La aludida levantó la cabeza en dirección a Hanako, habría querido que se sentara a su lado, que la protegiera por el otro flanco como hacía Hitsugaya, pero la teniente se sentó al lado de Byakuya, y Asami sonrió percatándose de que su estrategia era la misma que la de su amigo.
Antes de salir de la habitación y dirigirse al comedor, Hanako le había dedicado unas palabras por si se ponía nerviosa ante el despiadado escrutinio de los capitanes.
Mírame a mí... cuéntamelo a mí.
-Tienen un patrón de ataque- Comenzó la chica, asintiendo una vez antes de cambiar la mirada de los ojos de Hanako a los de Hisagi.
Logró percatarse de un gesto en esa transición, Byakuya había alzado una ceja antes de llevarse la taza a la boca, de no ser porque había visto un gesto similar en su abuelo cuando algo le parecía interesante pero no quería admitirlo, podría haber creído que se trataba de una mueca de desprecio.
Asami tomó una respiración profunda y asintió para sí misma antes de continuar.
-Cuando los vimos por primera vez, no tuvimos ocasión de darnos cuenta de ello porque nos tomaron por sorpresa en absoluto, pero tienen un patrón de ataque que consiste en rodear a sus víctimas, atacan de frente, nunca por los costados, y sus agresiones son furtivas
-Creíamos que se trataba de una coincidencia- Murmuró Hanako llamando la atención de todos, hablando deliberadamente lento para ofrecerle a Asami una pausa y un respiro de las miradas de los presentes -Sin embargo, en la última pelea que tuve con ellos, me percaté en la distancia que tenían a Saya y al teniente Madarame puestos al centro y se disponían a atacar de cinco direcciones distintas.
Hanako asintió llevando la taza a su boca, dándole a entender a su hermana que el receso había terminado, y algo se apoderó de Asami en ese momento, la confianza que tenía en la batalla, la misma fiereza a la que había recurrido para vencer a los enemigos podía usarla en esa conversación.
-Se dividen- Informó Asami asintiendo para Hisagi, que sacó una pluma del bolsillo interior de su cazadora y se puso a tomar nota en una libreta pequeña -Es como si pudieran multiplicarse a voluntad y esa habilidad es la clave en su patrón de ataque, posiblemente esa habilidad que tienen de división sea también lo que les permite cambiar de forma a momento de reagruparse; también noté que entran en un estado de frenesí cuando hay un súbito aumento en el reiatsu
- ¿Cambiar de forma? - Interrumpió Byakuya con curiosidad, como si eso hubiera si lo más impactante de sus palabras.
-Sí, Capitán- Respondió la chica, mirando al pelinegro por primera vez en la noche, con determinación y claridad, sabiendo que aquella charla no se trataba de una situación de socialización, tenía información para el Gotei -La mayoría de los enemigos a los que nos enfrentamos presentaron cambios en algún momento de la batalla, algunos de ellos incluso mostraron tener un aguijón
-Me ha parecido escuchar algo al respecto, antes- Admitió Byakuya tomando una galleta con un gesto de escepticismo.
Asami asintió sonriendo para el capitán Kuchiki, esperando por su reacción al probar el postre de su hermana, sabiendo el efecto que solían tener en la gente.
El capitán pasó saliva con cierta dificultad antes de mirar a Hanako de reojo.
-Una casa de té y repostería- Murmuró Byakuya, consiguiendo que Hanako se sonrojara y Hisagi les dedicara una mirada ofuscada, molesto con ambos.
-No he dicho que sí- Soltó Hanako desviando la mirada hacia su hermana -Y estamos en medio de algo muy importante
-Ciertamente, pero hay pausas que son inevitables
- ¡Ay, por favor! - Exclamó el teniente de la novena alargando una mano para tomar una galleta para sí mismo y comenzar a masticar en silencio, y aunque su rostro permaneció torcido en una mueca de reproche, no pudo evitar el sonrojo.
-Descubrirás que los postres de mi hermana son tan buenos como su técnica con la espada
-Estábamos hablando de los hollows- Espetó Hisagi sin atreverse a mirar a Asami, pero alargando la mano en busca de otra galleta, consiguiendo que Hitsugaya tomara su propia galleta. El capitán ya conocía los postres de Hanako, así que no se dejó sorprender por el equilibrio entre la dulzura de la galleta en relación con el chocolate amargo.
-Creo que el aguijón tiene todo que ver con la razón por la que el reiatsu disminuye- Dijo Asami al fin, entrelazando sus manos sobre la mesa y paseando la mirada por todos los presentes -No estoy segura, pero creo que no hemos visto todas las formas que pueden tomar estos...
-Genzanki- Terminó Hanako mirando a su hermana, asintiendo para ella con orgullo.
- ¿Conclusiones personales? - Murmuró Byakuya observando una segunda galleta, dándole vueltas como si la encontrara fascinante, algo en qué entretener la mirada para no poner a la menor de las Yamamoto más nerviosa de la cuenta.
-Creo que la clave para vencerlos es cómo se acercan tanto sin que los sintamos y su habilidad para cambiar de forma, hasta ahora han demostrado ser poderosos como un hollow que se ha alimentado por almas con una energía espiritual muy fuerte, pero sin llegar a ser Arrancar, puede que algo los esté obligando a cambiar, no creo que estén en el Hueco Mundo cuando no los sentimos, pero no puedo asegurar nada sin un acercamiento más... estructurado
-Con toda la información que hemos reunido por nuestras misiones y las de Kurosaki- Llamó Hitsugaya mirando a los presentes -Podemos ponernos a planear una estrategia, por ahora lo ideal sería mantener la guardia alta por si otro posible ataque llegase a suscitarse, pero pido de ustedes que se mantengan con la mente ocupada, quiero sugerencias, planes, conclusiones nuevas, lo que sea que nos ayude a acercarnos a estos hollows; no hay tiempo que perder
Todos asintieron, capitanes y tenientes se levantaron casi al mismo tiempo, Asami se tardó un poco más en moverse, gestos torpes que la delataron, era la primera vez que estaba en una reunión así. Hisagi fue el primero en hacer una reverencia y retirarse, Hitsugaya salió también de la habitación, y aunque Byakuya hizo ademán de levantar su taza, Hanako la tomó de sus manos y le dedicó una sonrisa amable.
-Me sirve de terapia limpiar lo que uso para servir un té de verdad, capitán
-Si insistes.
El capitán se retiró, dejando a Asami con la boca abierta por la sorpresa.
- ¿Ahora eres amiga del capitán Kuchiki?
- ¿Qué querías que pasara? Nos enviaron al mundo humano juntos, Rukia habla mucho de él, tenía curiosidad y resultó que encontramos el té en común, entre otras cosas- Admitió al final con cierto nerviosismo.
-No me vas a decir que te gusta, ¿verdad? - Soltó Asami horrorizada, pensando en Shūhei, en cómo le daría la noticia, pero las risas tintineantes de su hermana la hicieron bajar la guardia y soltar el aire, aliviada.
-No- Murmuró Hanako cuando por fin pudo controlarse -El capitán es una persona sumamente interesante, sus gustos son muy finos y es una persona... muy amable- Dijo al final bajando la mirada, sonriendo de medio lado antes de volver la vista a su hermana -No, el capitán Byakuya puede llegar a ser un amigo querido, con el que hablas de té o de poesía, pero no me veo visitándolo en casa ni invitándolo a comer
-Menos mal
- ¿Qué hay del capitán Hitsugaya? - Inquirió Hanako enarcando una ceja y sonriendo con picardía -Se ven lindos sentados lado a lado, y ya no te vi tan nerviosa por su cercanía
-Estás viendo cosas- Soltó Asami levantando el plato de las galletas y dirigiéndose hacia la habitación -Me llevo esto, si quieres charlar de cosas coherentes sabes dónde encontrarme
-Coherentes- Repitió Hanako divertida, sonriendo de medio lado.
Moverse a espaldas de la más joven no era difícil, había solo un malestar que lo agobiaba a él, pero el mantener de momento su relación en secreto le ayudaba para mantener las distancias por el resto de la misión, y aun así, creía que esto pesaría en algún momento.
Asami debía estar llegando al hogar de Ichigo para ese momento, Hanako le había hecho saber que debían poner al corriente a Urahara, Yoruichi e Ichigo de las conclusiones a las que habían llegado con sus charlas del día anterior, la menor había sido seleccionada para cuidar al hijo del shinigami sustituto dada la amistad que habían llevado.
Aunque al principio la menor había mirado a su hermana con la interrogante en la mirada, la sonrisa amable de Hanako le hizo bajar la guardia y asentir una vez, sonriendo confiada en que todo marchaba en orden.
Ahora el resto del equipo se encontraba en la tienda de Urahara, habían recibido toda la información y explicaciones por parte de los capitanes, respecto a las conclusiones de la teniente Yamamoto.
Urahara había ocultado el rostro detrás de su abanico antes de intercambiar una mirada con Yoruichi, cargada de significados y de interrogantes. Ichigo miraba pasmado a Hanako, preguntándose cómo la chica podía estar tan tranquila luego de haber explicado teorías que planteaban a esta nueva raza de enemigos como algo capaz de moverse entre mundos, pero esperó paciente a la siguiente indicación de alguno de los shinigamis enviados por la asociación. Fue Byakuya quien se aclaró la garganta antes de hablar.
-La razón para explicarles la situación es para que estén alertas en todo momento, pero pedimos de ustedes que no se involucren a menos que sea necesario.
- ¿Cómo? - Espetó Ichigo ofendido, golpeando la mesa una vez, dedicándole a Byakuya una mirada de reproche e incredulidad - ¿No involucrarnos? Soy el Shinigami designado para cuidar esta parte de la ciudad, es mi deber...
- ¡Kurosaki-san! - Exclamó Hanako con los ojos cerrados y las manos entrelazadas sobre sus rodillas, manteniendo la calma, pero convirtiéndose de nuevo en la teniente demonio al mirar al aludido a los ojos y continuar -Hemos sido enviados para investigar y acabar con estos enemigos cuanto antes, pero mis sospechas sobre los ataques van más allá de lo que estos genzanki puedan hacer a tu mundo, porque hay shinigamis de nuestras divisiones que nunca volvieron a casa
- ¿Y qué sugiere que hagamos, teniente? - Desafió el pelirrojo mirando a la chica con cierto desprecio y gesto de superioridad.
-Atrapar uno vivo
El silencio que se cernió sobre los presentes fue abrumador, porque todos le dedicaron una mirada pesada a la chica, como si acabara de cometer un sacrilegio. Incluso Byakuya había abierto los ojos por la sorpresa, pasmado ante la determinación de la chica, percatándose de que hablaba en serio.
- ¿Vivo? - Murmuró el capitán de la sexta, tomando una mano de Hanako por encima de la mesa para llamar su atención.
-Es de vital importancia para la misión de investigación que tenemos aquí
-Es peligroso, señorita Yamamoto- Murmuró Urahara cerrando el abanico y bajándolo hasta la mesa -En niveles que ni siquiera puede imaginarse
-Y es una de las razones por las que les estamos pidiendo que no se metan- Sentenció fríamente, dedicándole una mirada de desprecio a Urahara, que había bajado el rostro ensombreciendo aún más su expresión.
Y habría rematado con alguna ironía, un desafío, alguna grosería, de no ser porque Hisagi intervino.
-La razón por la que pedimos que no intervengan es para poder manejar la misión con discreción, necesitamos su apoyo, si se encuentran con alguno, extermínenlo inmediatamente
-¿Es así, capitán? - Murmuró Yoruichi para Hitsugaya, con la misma mueca de incredulidad que Urahara había compuesto instantes atrás.
-Así es- Confirmó Hitsugaya con seriedad -La teniente Yamamoto tiene un plan que involucra algunas estrategias para poder capturar a uno de los genzanki con vida
-Insisto en que es un plan poco viable, descabellado y peligroso- Insistió Urahara sonriendo de medio lado antes de mirar a Yoruichi y asentir al mismo tiempo que ella -Pero cuenten con nuestro apoyo si se requiere eliminar a alguno de esos... genzanki, teniente Yamamoto
-Señores- Llamó Hitsugaya con tono serio, intercambiando una mirada con Hanako antes de añadir -Nada de lo que hemos conversado en este espacio puede salir de esta mesa, nadie que no haya estado presente puede enterarse de los planes que tenemos a continuación, en este momento yo soy el encargado de capturar uno con el hielo de mi bankai, es lo más viable, pero si alguno de ustedes puede atrapar uno no dude en hacerlo
-Capitán- Llamo Hisagi mirando de reojo al aludido -Su tercer oficial no...
-Ni siquiera a ella- Cortó el albino mirando a Hisagi directo a los ojos, emitiendo una orden implícita entre sus palabras -Ya ha sido puesta en peligro más de lo que debería
-Con todo respeto, capitán- Musitó el azabache consiguiendo que una vena saltara en la frente de Tōshirō -Asami ha demostrado estar más que calificada para poder llevar a cabo una misión como esta, y si necesitamos capturar uno con vida, su diamante es una herramienta útil, la teniente Yamamoto puede dar fe de ello si...
-Teniente- Llamó Hanako con voz fría, consiguiendo que Hisagi se encogiera ligeramente en su sitio -Si usted está preparado para cargar con la sangre de Asami en su consciencia, adelante, yo no pienso arriesgar a mi hermana a acercarse a uno de esos de nuevo, prefiero que se concentre en eliminarlos. Definitivamente es poderosa, y precisamente por eso la necesitamos a la ofensiva.
-Una cosa es ponerla en la línea ofensiva- Discutió el teniente, molesto con su compañera -Pero no veo por qué sea necesario ocultarle la verdad. Asami es parte del equipo, y la sangre es parte del trabajo
- ¿Está discutiendo con un capitán, teniente? - Llamó Byakuya fríamente, poniendo una mano sobre el puño de Hanako, y consiguiendo que la chica se relajara un poco.
Hisagi notó el cambio, notó el hecho de que Hanako pareció bajar la guardia cuando la piel de Byakuya entró en contacto con la suya, incluso pudo verla tomar una respiración profunda, y sintió una llamarada caliente invadir cada célula de su ser.
Había leído de ellos, lo había visto en sus amigos y compañeros de división, los habían sentido por él, pero esa llamarada nunca había brotado con tanta fuerza en el centro de su pecho, amenazándolo a reaccionar.
Tuvo que luchar contra sí mismo para contener los celos antes de que consumieran su cordura, pero guardó ese pensamiento para después ¿Qué se traía el capitán de la sexta con Hanako?
- ¿Y si no pudiéramos conseguir uno vivo? – Cuestiono el capitán de la diez, cruzándose de brazos y mirando a la teniente de forma aguda - ¿Tiene otro plan?
-Los aguijones, necesitaríamos uno de ellos o dos para poder tener algo que analizar- Concluyó la chica, mirando al albino y luego soltando un suspiro -Eso es peor que no obtener nada…
…
Niñera, ahora era una niñera del chico que estaba enamorada de ella, maldecía a su hermana por haberla hecho pasar aquel vergonzoso momento, pero, también le agradecía porque ahora tenía algo parecido a una relación amorosa con… ¡Su capitán! ¿En qué momento la vida había dado un giro tan grande?
Habían estado jugando un buen rato, Yuzu los había interrumpido para una merienda, pero después de que derrotara al chico una vez más, Asami pensó en una manera diferente de distraerlo y cuidar de él.
-No importa lo que hagas, no vas a ganar- Replicó ella, marcando la victoria número treinta en el marcador y dejando su huella en el juego. Miraba el techo de la casa, sonriendo para sí misma al momento en que se enderezaba y miraba al chico - ¿Que tan bueno eres en el hakuda?
- ¿Hakuda? – Preguntó con intriga el joven mirando los ojos violetas de su compañera - ¿Qué no se supone que eso solo es exclusivo de la división dos?
-Que mal informado estas- Asami sonrió con malicia, sobre todo, porque si él quería derrotar a su hermana, debía ser conocedor de este arte - ¿Cómo piensas derrotar a mi hermana? Ella es una experta
Claro que él no se daría por vencido tan fácilmente, quería ver cuanto era capaz de dar ante la hermana de en medio, y si ella decía que era una experta en el hakuda ¿Cuánta oportunidad tenía contra ella?
El silenció apremió, Asami lo tenía, sobre todo porque se había quedado mirando a la nada mientras el juego continuaba mostrando la victoria resiente.
-Enséñame- Asami volteo a verlo con despreocupación, arqueando una ceja y sonriendo satisfecha para consigo misma, al menos se divertiría -Por favor
-Bueno, si así lo quieres- Expresó la chica, poniéndose de pie y apagando la televisión y la consola -Hagamos espacio
No iba a darle una demostración al aire libre, por lo que comenzaron a mover los sillones, uniéndose Karin para ver si podía aprender algo; Asami iba descalza, por precaución, no deseaba dañar el cuerpo del chico, aunque creía ser suficiente con los golpes de mano.
Había comenzado por mostrarle los golpes, y cuando le tocara a él hacer su prueba, Asami simplemente lo desplomaba sobre el piso una y otra vez; si algo había aprendido de su abuelo y su hermana, era a combatir con los puños.
-Wow, sí que eres muy buena- Yoshio estaba en el piso, mirando el techo de la casa mientras Asami lo observaba, negándole con la cabeza -Es el primer día, no puedo ser bueno en tan poco tiempo
-Lo sé, pero tienes mucho por aprender- Sonrió, divertida y sobrellevando de mejor manera su "castigo" - ¿Qué te están enseñando en la academia?
Entrenar el hakuda con el chico era divertido, incluso Karin parecía hacerlo mucho mejor que su sobrino, quien se mostrara molesto porque ella si pudo golpear a Asami, aunque fuera una sola vez.
-Ok, basta, esto es ridículo- Aceptó el joven mientras evadía las bromas de su tía - ¿Por qué tu si y yo no?
-Atención, centra los ojos- Dijo la pelinegra picándole los ojos, riendo malévolamente mientras se cruzaba de brazos mirando a su sobrino -Es un movimiento fácil, solo que no lo notas…
Asami estaba de pie frente a él, a la espera de un nuevo ataque por parte del chico, tenia la guardia baja, por lo que volvió a confiarse y fue de lleno contra la chica, pero entre la caída y el ataque, observó los pasos detrás de la chica para derribarlo.
-Una vez más- Apenas había tocado el piso cuando ya estaba de nuevo en pie, sorprendiendo a la chica y haciéndole notar que había descubierto algo -Esta vez lo hare…
Con algo de nerviosismo, Asami volvió a colocarse en posición, recibiendo al chico de frente, pero hubo un cambio significativo en sus movimientos, uno que la hizo dudar y de pronto… ¡PUM!
Sus pies se habían enredado, la cabeza de Asami había golpeado la madera del piso mientras que Yoshio había alcanzado a sostenerse con los brazos; Asami miró al chico a los ojos, sonriendo por su habilidad analítica y notando el sonrojo en sus mejillas.
-Vaya, solo te tomó unas quince caídas antes de encontrar el truco- Agregó la chica con una sonrisa burlona -Pero tus piernas no parecieron reaccionar igual…
-Bueno… así parece…
El timbre sonó, Yuzu no había tardado ni medio segundo en abrir, pero Ichigo y Hitsugaya ya estaban dentro de la casa y mirando la escena tan poco peculiar. Ichigo se acercó a levantar a su hijo, tomándolo por el cuello de la camisa y alejándolo de Asami; si, Yoshio había quedado suspendido en el aire tal cual cachorro llevado en el hocico de su madre.
Por su parte, Hitsugaya había quedado congelado al ver a su… a su… ¿su qué? Bueno, eso no importaba, ya entraría en detalles una vez salieran de la casa. Yuzu insistía en que se quedaran a comer, pero tanto capitán como tercer oficial debían retirarse.
Caminaron en silencio, enfrascados en su mundo, hasta que estuvo seguro de haber se alejado lo suficiente, no pudo evitar toma la mano de la chica y entrelazar sus dedos con los de ella; esto provoco que ella volteara a verlo, aunque había correspondido esa simple caricia con afecto.
-¿no crees que sigue siendo peligroso?- Preguntó ella, sin dejar de mirara al frente, pero viendo como las nubes se volvían amenazantes en el cielo – La verdad, no me preocupa… pero apenas estamos empezando
Una sonrisa bastó para que sus dudas se disiparan, un jalón en el brazo y ella ya estaba corriendo a un local; había visto un dije que le gustara mucho, pero, como aun no tenia nada con el albino, prefirió esperar. Ahora podía disponer de él.
-¿Qué es eso?- Asami se mordía la lengua, sacando la punta entre sus labios, una forma de concentración tan extraña, que incluso Hanako se burlaba de ella; requirió de mucha concentración para para colocar el dije en la cadena y luego colocarlo en el cuello del chico -Asami…
-Cuando creas que hay algo malo entre nosotros, tienes el derecho de quitártela- Afirmó la chica, mirando el dragón que relucía en su pecho -Esto esta empezando, pero de verdad, quisiera que fuera algo de verdad
Bueno, para estar empezando, él ya estaba traicionando su confianza, dejándola fuera de la captura del genzanki y, justo cuando iba a decir algo, una gota de lluvia cayó sobre él, y de la nada, sin darles oportunidad, ya estaban empapados hasta los huesos.
Asami mostró una felicidad extraña, su reiatsu era vigorizante y esto le gustaba, no entendía del todo porque sentía que podría perderla si ella era tan pura y sincera, tal como su diamante ¿Por qué sentía tanto temor de que huyera? ¿Tantas eran sus dudas sobre sí mismo?
-Tōshirō- Su mirada se cruzo con la de ella, la ventana a la felicidad -Vayamos a casa…
-Espera…- Esta vez fue el quien la detuvo, rodeándola por la cintura, y pegándola a su cuerpo, sintió el sonrojo en sus mejillas y no nada más el, deleitándose con el tono rosado que apareció en las mejillas de la chica -Es que yo… no se…
Ella se agacho un poco, tomando posesión de sus labios por unos segundos, aun con la lluvia presente, algo que no le preocupaba. Sonrió después de separarse de él. Hanako regaño a su hermana, mandándola a un baño caliente antes de que pudiera resfriarse, el chico solo se cambió de ropa y se secó el cabello, sentándose frente a la chimenea con un té que la chica le había preparado.
