La complicidad entre Byakuya y Hanako es fabulosa y me gusta mostrar esta careta de este personaje tan enigmatico y sexy de la serie. Se cocinan cosas nuevas y a darle forma a lo que viene 3


Esa noche habían vuelto a patrullar, retomando sus rondas, dividiéndose entre Hanako, Byakuya y Hisagi, y dejando a Hitsugaya y Asami solos; Byakuya permanecería vigilante fuera de su gigai, mientras Hanako y Shūhei andarían por las calles.

Pero el ataque fue casi imperceptible, mostrando una vez más que eran capaces de evolucionar o al menos, de modificar sus habilidades de un momento para otro, Hanako había sido alejada contra su voluntad al momento en que Hisagi la alejó del peligro, tomándola por sorpresa y vaya sorpresa que se llevó al tratar de ir a auxiliarlo.

Definitivamente, Hanako todavía no le tomaba la medida al fijador, se había excedido en las manos, su gigai colgaba inerte, pero ella no podía salir del todo puesto que sus piernas estaban atascadas de las rodillas hacia abajo, lo mismo que sus manos hasta los antebrazos.

- ¡Yamamoto! - Gritó Hisagi desesperado, resistiendo con el filo de su zanpaku-tō al enemigo para mantenerlo a raya.

Hanako dio otro tirón, sacudiendo el cuerpo inerte, logrando liberarse un centímetro, ahogando un grito de frustración. Tenía días entrando y saliendo del gigai ¿Por qué demonios se había venido a atorar ese día justamente?

- ¡Aguanta Hanako! - Suplicó Hisagi dando una estocada violenta, incapaz de convocar su shikai al estar siendo asediado por su enemigo de cerca, no, la desesperación le sobrevino al sentir la presencia de más enemigos acercándose.

Otro Hollow se dirigió a toda velocidad hacia ella, aprovechado que estaba vulnerable, era su fin y ella lo sabía, solo pudo mirar a los ojos a su adversario, rogando por un milagro.

Qué patético, terminar así, siendo la teniente demonio iba a morir por un descuido estúpido ¡Por piedad! En la batalla anterior había logrado acabar con cinco de aquellas criaturas en un solo canto de fuego, pero ahora no podía deshacerse ni volver al cuerpo sustituto para pelear.

Y entonces el Hollow cayó a sus pies, con la máscara dividida mientras un charco de sangre se extendía a su alrededor antes de que el hollow desapareciera, disolviéndose en el aire.

Byakuya estaba de pie frente a ella, a pesar de saber que su zanpaku-tō había sido responsable de la caída del Hollow, Hanako ni siquiera había visto en qué momento había desenvainado para defenderla. Ella podía seguir la velocidad de Byakuya, al menos con la mirada, pero el miedo la tenía paralizada.

-Lo siento, en verdad…- Musitó la chica, avergonzada de su propia estupidez, pero la voz profunda de Byakuya la hizo levantar la mirada.

-Teniente Yamamoto, para esto estamos aquí, para que aprendan

A pesar de su mirada serena, de los ojos entrecerrados, había calma en ese mar profundo, era como si el capitán tratara de tranquilizar a su compañera.

-Pero...

-Ahora, resolvamos esto.

Hisagi había vencido a su adversario un segundo después que Byakuya (aparentemente esa serie de misiones habían sido diseñadas específicamente para recalcar cuánta importancia tenía un segundo), se reclamaba no haber sido suficiente para poder ayudar a Hanako, a la chica de la que se había enamorado tanto tiempo atrás y a la que tenía tiempo conociendo, entregándole sin querer otros fragmentos de su corazón.

Shūhei limpió la sangre de su espada y se giró para encaminarse hacia sus compañeros, pero se quedó helado al ver la cercanía entre teniente y capitán.

Byakuya tomó a la shinigami por la cintura, rodeándola con un brazo y apresándole muy cerca de su cuerpo, el sonrojo se hizo presente en las mejillas de la teniente, consiguiendo que Hisagi retrocediera con la respiración entrecortada ¿Por qué Hanako (su Hanako) se ponía así ante la cercanía del capitán?

Byakuya pegó su mejilla a la de Hanako, movió los labios (Hisagi no alcanzó a comprender que el capitán preguntaba a su teniente si estaba preparada), y luego tiró suavemente del cuerpo de Hanako, liberándola de su gigai, consiguiendo que la chica pusiera suavemente las manos alrededor de su espalda y aguantara la respiración.

-Ya está- Dijo el pelinegro apartando unos cabellos sueltos del rostro de Hanako con la mano libre, reteniéndola todavía contra su cuerpo - ¿Puedes ponerte de pie?

-Ya puedes soltarla, Kuchiki- Espetó Hisagi llegando a su lado, frustrado de saber que no había sido él quien la salvara.

-Estoy bien, capitán- Prometió Hanako con voz trémula, parándose en sus propios pies y mirando a Byakuya a los ojos.

-De eso no me queda duda- Prometió el mayor acariciando una mejilla de Hanako antes de agacharse sobre su oído y murmurar - ¿Recuerda a los admiradores que mencioné? Aquí viene el más acérrimo

Byakuya se separó de la chica con movimientos elegantes y comenzó a alejarse de los shinigamis, enfilando por la calle.

- ¡Capitán! - Gritó Hisagi furioso, llegando hasta el lado de Hanako y frenando en seco - ¡No ha terminado la misión!

-Es verdad- Repuso con tranquilidad Byakuya, sin detenerse en sus pasos calmados -Pero no son los únicos que necesitan apoyo en este momento. Viene otra oleada, más vale que nos demos prisa

-Ese presumido- Murmuró Hisagi entre dientes.

Hanako suspiró agachándose al lado de su Gigai, tratando de acomodarla contra la pared más cercana, cuando las manos de Hisagi entraron en su campo de visión. El muchacho levantó el gigai al vuelo y miró a su compañera con un gesto de incomodidad.

-Lo pondré junto con el mío- Murmuró desviando la mirada antes de empezar a caminar a pasos tranquilos -Lamento haber tardado tanto, si el capitán Kuchiki no hubiese llegado a tiempo...

-Teniente Hisagi- Llamó la chica poniendo una mano en el brazo del azabache, consiguiendo que el muchacho la mirara, pasmado -Gracias por preocuparse por mí

El shinigami pasó saliva con dificultad cuando la teniente se paró en las puntas de los pies para besar su mejilla y señalar su gigai con un movimiento de la cabeza.

-Es lo menos que puedo hacer- Musitó atropelladamente antes de ocultar el gigai de Hanako junto con el suyo y dirigirse hacia Byakuya.

No fue hasta que estuvieron cerca que se percataron de que el capitán estaba rodeado por tres de aquellos nuevos hollows, su Senbonzakura lo rodeaba con elegancia, dándole a la imagen un tinte de surrealismo que hizo que ambos tenientes frenaran en seco y aunque un momento, Hanako consideró seriamente lanzarse como apoyo al capitán, los brazos de Shūhei se cerraron en torno a su cuerpo y la embistieron hacia el asfalto, girando en el aire para que ella fuera la que aterrizara sobre su compañero y evitar lastimarla.

Cuando Hanako reparó en el lugar en el que habían estado de pie instantes atrás, se percató de que uno de los hollow había clavado un aguijón en la tierra con tanta violencia que el asfalto se había agrietado dejando un cráter.

-Mierda- Musitó Hanako poniéndose en pie de un salto y desenvainando su shikai.

En un movimiento ágil, pasó el mango de su hoz por la espalda, sosteniéndola contra su espalda baja de forma inclinada, la hoja se curvaba sobre su pecho como protegiéndola y había quitado los listones de las navajas inferiores. Hisagi hizo lo mismo, pronto sostuvo sus kusarigamas con fiereza, parándose a espaldas de Hanako y contando a los hollows que los rodeaban.

-Tengo tres al frente- Informó el teniente entre dientes.

-Y dos más- Murmuró Hanako en respuesta, abrazando el mango de su hoz con el antebrazo para poder sostener la hoja entre sus dedos, sentía el metal tibio al tacto, como si Karyuu le dijera que todo iría bien si peleaban juntas -Recuerde, teniente, ataque de frente, no permita que lo embistan o lo rodeen

-Leí su informe diez veces, teniente, pero gracias por el consejo

Sin añadir más, ambos saltaron hacia el frente, blandiendo sus armas con fiereza; pero mientras que el estilo de Hisagi permaneció letal a simple vista, Hanako apeló a movimientos elegantes y agraciados, más como si danzara que como si peleara.

Byakuya terminó con sus enemigos gracias a su Shikai, y aunque consideró seriamente ir a ayudar a sus compañeros, al darse cuenta de que tenían la batalla manejada, se limitó a observar los estilos de pelea. Había visto a Hisagi en incontables ocasiones, sabía que podía confiar en Kazeshini a ojos cerrados, aún contra estos enemigos tan nuevos, pero a Hanako sólo la había visto usar fuerza letal, así que se preguntó por qué la teniente demoraba tanto en acabar con sus adversarios.

Ni siquiera los hería.

Shūhei eliminó a sus enemigos en un movimiento y volvió la vista hacia Hanako, analizando a detalle la velocidad a la que la chica se movía para evadir los ataques, poniéndose justo en el lindero donde no la alcanzaban. Un milímetro habría hecho toda la diferencia para que un golpe fuese letal.

Su instinto pudo más que él, sobre todo, cuando vio los dos aguijones dirigirse hacia la teniente, no pudiendo evitar lanzar las cadenas de su shikai para lazar la cintura de Hanako y tirar de ella con violencia, atrayéndola hacia su pecho y saltando en el aire, sabiendo que los perseguirían, pero que tardarían algunos segundos en darse cuenta de que tenían que hacerlo.

Hanako no se resistió, como Hisagi creyó que haría, en cambio se giró como pudo para poder colgarse sobre el hombro del shinigami y seguir observando a los hollows.

-Los aguijones no son letales- Musitó con apremio, el descubrimiento de la noche.

- ¿Y qué sugieres?

-Acércate para que nos ataquen con los aguijones

- ¿Perdón? - Espetó ofuscado, jalando el rostro para buscar la expresión de Hanako, era un témpano -Te acabo de poner a salvo de esas cosas y ahora quieres que nos ataquen...

-Necesito que confíes en mí- Soltó la chica liberándose de los brazos de Shūhei, quedando suspendida frente a él con las manos en sus hombros y los ojos encendidos -Por favor

Hisagi carraspeó antes de asentir y lanzarse al ataque, seguido de Hanako.

- ¡Capitán Kuchiki! - Gritó la chica resistiendo los ataques de los hollows sobre la hoja de su hoz. -Necesito su apoyo...

-La escucho, teniente- Repuso con indiferencia, envainando su zanpaku-tō.

-Cuando usen el aguijón, use a Senbonzakura, necesitamos una muestra de esas cosas, creo que ahí está la clave del daño que recibió el teniente Abarai

Y ocurrió en un movimiento.

No sólo cortó los aguijones de ambos hollows, aprovechó el movimiento para partir sus máscaras a la mitad, dándoles tiempo de huir apenas.

Aunque los genzanki habían alcanzado a tomar a los shinigamis por los pies, de nuevo Hisagi jaló a Hanako hasta sus brazos y amortiguó la caída con su propia espalda, derrapando un par de metros antes de detenerse, cubiertos de polvo y de sangre.

Pasaron unos segundos quietos, en espera de un siguiente ataque, fueron los pasos de Byakuya acercándose a sus cabezas con una mirada de curiosidad.

-Supongo que saldrán cosas buenas de esta misión -Inquirió con media sonrisa de socarronería, consiguiendo que Shūhei se sonrojara hasta las orejas por la insinuación. Hanako se levantó en un movimiento torpe y le ofreció la mano a Hisagi, quien aceptó por cordialidad, pero no se atrevió a apoyarse en ella para levantarse.

-Consigamos una muestra- Murmuró el azabache, reacio a soltar la mano de Hanako y agradeciendo que la chica devolviera el apretón.

Claro que, si ellos habían sido atacados, Hitsugaya y Asami también, ambos estaban rodeados por todos los ángulos, y cada vez llegaban más enemigos. Habían elegido pelear sobre las casas, era más sencillo para el capitán y la liberación de su bankai, pero también para ella, había más espacio para movilizar sus diamantes.

-Son demasiados- Murmuró él, Hyōrinmaru estaba en forma shikai, Daiya kōu también lo estaba ¿Cuántas probabilidades había de que pudieran escapar de ahí tan solo con el shikai? - ¿En que estás pensando?

-En nada, estoy alerta, solo eso- Respondió, concentrada en sus enemigos al frente.

Si ella resultaba herida bajo su supervisión, entonces probablemente nada de esto funcionaria, pero algo se atoro sus pensamientos, unas palabras dichas por la hermana de su compañera; algo tan simple que no estaba preparado para afrontar "…las emociones no nos permiten pensar con claridad…" ¿Cuánta razón había en esa frase? ¿Hanako sabía algo? Aunque había sido bastante específica y directa esa vez.

-Bankai… Dai..

-No, no lo hagas- Soltó la chica velozmente -Si lo haces, nos atacaran más rápido, el bankai solo hará que más enemigos aparezcan, y ya son demasiados…

-Tú también lo sientes ¿verdad? – Pregunto el albino, chasqueando la lengua entre los dientes y apresando con fuerza su katana -No tenemos tiempo para proteger a un novato de la academia…

-No, y una vez él entre en su rango, lo atacaran…

Habían sentido el reiatsu de sus amigos en todas direcciones, pero el joven shinigami solo estaba preocupado por uno, y su padre trato de detenerlo, pero él no iría en esa dirección, el iría a donde Byakuya se encontraba.

Cuando llegó, ambos debieron enfrascarse en una dura pelea contra los genzanki, Byakuya sentía frustración, Ichigo podía verlo en su ceño ligeramente fruncido, en su boca apretada en una fina línea, podía decirlo a simple vista por la forma abrupta de sus movimientos y por la manera en que atacaba con su zanpaku-tō para contener los ataques de los enemigos.

Ichigo recibió sobre el filo de su espada el ataque de un aguijón que lo hizo retroceder un par de metros por el impacto.

- ¡Kurosaki!

-Estoy bien- Respondió a los gritos, devolviendo el golpe mientras avanzaba hacia sus enemigos, conteniendo la fuerza lo mejor que podía -Recuérdame por qué no los matamos

-Hitsugaya quiere uno vivo para poder llevarlo a la sociedad de almas- Explicó el capitán Kuchiki por enésima vez en la noche, sintiendo como propia, la desesperación de Ichigo al atacar conteniendo su poder -La idea fue de la teniente Yamamoto

-Atrapar uno vivo- Espetó Ichigo sintiendo que aquello era una locura.

En un movimiento rápido, ambos shinigamis se unieron espalda con espalda, analizando a sus enemigos, sabiéndose rodeados y en peligro si no iniciaban a atacar en serio en ese instante.

- ¿Sólo necesitamos uno vivo? - Repitió Ichigo sonriendo de medio lado, sintiendo el cambio en el reiatsu de su colega, como si comprendiera la idea y agradeciera la tregua.

-El de tu izquierda- Declaró Byakuya con voz potente, antes de lanzarse ambos hacia el frente y acabar con sus enemigos en movimientos veloces.

Byakuya pronto logró diezmar a sus adversarios cuando los pétalos de Sakura se elevaron a su alrededor, rodeando a los genzanki hasta reducirlos a cenizas. Ichigo acabó con sus respectivos enemigos con estocadas certeras y controladas, letales que llegaron rápidamente hasta sus destinos y redujeron a cenizas al enemigo.

A todos los genzanki, menos a uno que los miraba expectante, al asecho, preparándose para dividirse sobre sí mismo en caso de necesitar debilitar a ambos shinigamis.

Ambos aprestaron sus zanpaku-tō, preguntándose cómo harían para mantener con vida a su enemigo hasta encontrar la forma de capturarlo, y fue por estar pensando en aquella cuestión, que el genzanki, con cuerpo arácnido y cola de serpiente, tomó ventaja de esos segundos de duda para lanzarse sobre ellos.

Ambos shinigamis se quedaron petrificados un segundo al ver lo alto que había saltado su adversario, le vieron acercarse a toda velocidad y no supieron qué fue lo que les salvó la vida, al menos no hasta que el genzanki aterrizó a sus pies, congelado, mientras la luna blanca se desdibujaba del piso.

-Parecen novatos- Exclamó Rukia de pie en lo alto de un poste de luz, recargando su espada sobre su hombro mientras ladeaba el rostro -Ahí tienen su hollow vivo

Byakuya soltó el aire contenido y asintió secamente a manera de agradecimiento, consiguiendo una respuesta idéntica por parte de su hermana.

Ichigo sonrió con ganas al ver ahí a su esposa, pero su sonrisa flaqueó cuando la vio componer una expresión de rabia.

-Ichigo- Exclamó la shinigami saltando hacia él, pareció quedar suspendida un momento, como si fuera ingrávida, como si cayera en cámara lenta mientras se acercaba a toda velocidad hacia su esposo - ¿Por qué siento el reiatsu de nuestro hijo en la batalla? - Fue todo lo que alcanzó a decir antes de golpear al aludido con una patada con tal violencia que lo lanzó varios metros lejos de ellos.

- ¡Se escapó de mi custodia! - Gritó ofendido al lograr frenar, poniéndose de pie y caminando hacia su esposa, frustrado -Tiene doce, no hace otra cosa más que huir

- ¡Era tu deber cuidarlo!

-Ah, me vas a decir que nunca se te ha escapado en la Sociedad

-Allá no tiene motivos para escaparse, siempre está haciendo lo que debe- Llegaron frente a frente, Ichigo cruzado de brazos, Rukia mirándolo con los puños en las caderas, se podía sentir la tensión en el ambiente, tanto que Byakuya se dio la vuelta y desapareció con un shunpo, dirigiéndose a donde todavía sentía la energía de la batalla.

-No me digas

-Déjame adivinar- Soltó burlesca la shinigami -Un niño de doce puede más que un shinigami experimentado como lo eres tú

Una vena se saltó en la frente de Ichigo cuando Rukia se burló de él, consideró seriamente contestar con alguna ironía (incluso un golpe), pero los brazos de la pelinegra se cerraron en torno a su cuello, atrayéndolo cerca antes de besarlo dulcemente y pegar su frente a la de él.

-Te he extrañado mucho- Murmuró ella como si confesara un secreto dicho a voces.

Las manos de Ichigo apresaron la cintura de la chica, atrayéndola cerca antes de sonreír y volver a besarla.

-Vamos por nuestro hijo, y luego nos pondremos al corriente- Murmuró en respuesta el shinigami, admirando las facciones de su esposa -También yo te he echado de menos

La llegada de Yoshio definitivamente solo había alterado la situación, organizados y enfocados en su blanco, definitivamente sí que eran un peligro.

-No te muevas de ahí, si lo haces, juro que me meteré en problemas con tu madre por haberte golpeado yo misma- Soltó la chica, dejando al chico pálido mientras sentía el aura asesina de ella, algo que hizo a Hitsugaya temblar -Dame paciencia abuelo, porque si me das fuerza… lo mato…

Claro que Yoshio sintió culpa de nuevo, no era tan fuerte para protegerla, en cambio, el capitán parecía estar haciendo el trabajo bien, obvio, era un capitán. Ver a la chica pelear solo le provocaba impotencia.

- ¡A la derecha! – Pero un diamante ya había atravesado al enemigo -Eres rápida…

-Están comenzando a hartarme- Masculló la chica, no deseaba utilizar su bankai, eran aun muchos como para enfrentarse a ellos en un estado frenesí, ambos podían frenarlos con golpes certeros, pero Hitsugaya aun buscaba el momento para atrapar uno con su hielo, sin embargo, no fueron los propios genzanki los que los trajeron a la realidad, si no, las kusarigamas de Kazeshini -Shūhei…

- ¿Necesitan una mano? - Pregunto el moreno, acercándose a ella, quien lo abrazara por la cintura -¿Estas herida?

-Todo en orden…

-Me alegra ver que te llevas tan bien con él, Asami- Escuchó la voz de su hermana detrás de su amigo, por lo que se asomó y se apresuró a abrazar a su hermana -Con eso basta…

Los cuatro comenzaron a dividirse a los enemigos, pero no era suficiente, incluso, varias veces Asami tuvo que retroceder para defender al joven Kurosaki.

-Creo que no piensan darnos una tregua- Murmuró Hanako, con su oz apoyada sobre el hombro -Y siguen llegando más…

-Hanako ¿Crees que puedas darme un poco de tiempo? – La mayor entendía a lo que se refería, la vista de Asami era aguda, si decía eso, era porque encontró algo extraño o un patrón entre los enemigos, algo que la menor aclaro con sus siguientes palabras - ¿Ves a aquellos genzanki rezagados? Esos no se mueven de ahí, cuando nuestros ataques llegan a ellos, ambos retroceden o cambian de lugar, es como si protegieran algo…

Asami había señalado a dos genzanki más grandes que el resto, estos se comportaban con un patrón diferente, algo que la mayor notó al momento en que Hitsugaya y Hisagi habían atacado con bastante fuerza.

-Solo no tardes mucho, necesitamos de ti…

-Ese no es ningún problema- Seguía cuidando el flujo de su reiatsu, minimizándolo lo más que podía, pero si sus compañeros iban a pelear sin su defensa, podía proporcionarles un poco de su poder -Canto protector…

Cuando todos tuvieron sus escudos, los tres shinigami se lanzaron al ataque, la vista de Asami se concentraba en aquellos dos enemigos, ajenos a la matanza, pero que reaccionaban a los ataques que llegaban a su área, pero un desliz en sus movimientos mostró una extraña figura que apenas fue visible por unos cuantos segundos.

-Están protegiendo algo, pero no sé con exactitud que pueda ser- Hanako había aterrizado cerca de ella, definitivamente, pelear sobre las casas le daba más libertad de movimiento y de manejar a Karyū -Pero no podremos acercarnos a ellos sin derrotar antes a estos, y, aun así, él podría huir

- ¿No hay manera de poder retenerlo? – Cuestiono Hitsugaya, si no era capaz de atrapar un genzanki ¿Cómo podrían enfrentar a ese enemigo? -Aunque aún hay demasiados genzanki, y siguen llegando

-No estoy segura…

De nuevo estaban rodeados, volvían a superarlos en número, pero nuevamente los pétalos de sakura aparecieron, acabando con una parte de los enemigos, otros fueron congelados y de inmediato se habían desmoronado con un poder de hielo bastante potente.

- ¡Mamá! - Yoshio había salido corriendo hacia los brazos de su madre, quien lo recibiera en un efusivo abrazos -No creí que vendrías…

-Yo tampoco, pero tu tío me pidió de favor que viniera si no volvía en cierto tiempo- Byakuya estaba al menos feliz de tener a su hermana ahí, sin ella, definitivamente sería mucho más difícil vencer a esos monstruos - ¿Cuál es la situación teniente?

-Hemos detectado un nuevo enemigo, pero no estamos seguros de como poder atraerlo…- Hanako había tomado postura ante su capitana, irguiéndose y mostrándose firme -El reiatsu es lo único que se me puede ocurrir en estos momentos, si es similar a los genzanki, entonces es viable

-Puedo hacerlo…- Afirmo Asami, mirando al enemigo invisible.

-No, no lo harás sola…

-Confió en ti para protegerme, porque eres mi hermana- Dijo la chica con firmeza, mirando a los ojos rosados de su hermana, que de igual manera la miraban, como chispeantes de algo, algo que Asami conocía -Hanako, no hay tiempo

-Ella tiene razón, necesitamos atraer a ese enemigo para poder acabar con esta misión de una vez- Aseguró el mayor de los Kuchiki, colocando una mano sobre el hombro de la chica, provocándole un escalofrío y un sonrojo en sus mejillas -Confió en ella para poder atraerlo y que permanezca en este plano

-Yo puedo ayudarla, no tengo ninguna restricción- Ichigo se había acercado a la menor, y no es que esto tranquilizara a Hanako, pero al menos estaba segura de que tendría un refuerzo cercano por si algo se salía de control - ¿Estás lista?

Asintió, por lo que ambos comenzaron a liberar reiatsu, lo que provocó un ataque en frenesí hacia ambos chicos, los cuales fueron rodeados por una dura capa de hielo que les impidió el paso; Asami miró a su capitán, sonriéndole con dulzura. Esta vez no perdería el tiempo, liberando su bankai, provocando confusión y locura entre los enemigos que quedaban.

-En ese estado es tan fácil como difícil acabar con ellos- Comentó Hisagi, momento para el cual, sus kusarigamas volvían a sus manos, acabando así con varios enemigos de un solo ataque -Pareciera que en ese estado son mucho más vulnerables

-Teniente Hisagi, no es momento para sacar conjeturas- Gritó Hanako desde su posición, luchando contra varios enemigos -Proteger a Kurosaki y Asami es prioridad

-Luego tendremos una reunión en el gotei y hablaremos sobre esto- Afirmó Byakuya, haciéndole mostrar molestia al moreno -Hay mucho que hacer para ponernos en un papel periodístico

El blanco y el negro rodeaban a ambos shinigamis, Yoshio se mantenía cerca de ambos, Rukia lo había dejado en la retaguardia, aunque también se mantenía cerca de su esposo; fue ahí que el joven se dio cuenta del largo camino que le faltaba por recorrer.

-Kurosaki, transfiéreme tu poder- El aludido mostro sorpresa, no entendiendo el poque la joven decía aquello -Si no lo atacamos, no vendrá, hay poder, pero no tiene motivos para moverse de su lugar, lo atacare, pero será con el poder de ambos…

-Entendido- Ichigo coloco su mano sobre el hombro de la chica, haciendo que el reiatsu se volviera entre negro y blanco - ¿Estas bien?

Asintió, estaba concentrándose, necesitaba reunir un poco más de poder, sintió el pico, y también a su enemigo revolverse entre la nada; sus manos se unieron al frente de su cuerpo, abriéndose en un semicírculo y desplegando una fina línea de reiatsu, luego tomó la posición de sostener un arco.

-Arco de Diana, flechas de caza- Entre sus dedos aparecieron tres flechas de reiatsu, las cuales salieron disparadas hacia el punto en que estaban ambos enemigos inertes, los cuales desaparecieron por la enorme cantidad de poder que habían absorbido, pero también, algo se resquebrajó, cayendo a pedazos y mostrando la figura fantasmal del nuevo enemigo -Ya está…

No se podía decir que fuera un cuerpo, ya que era más como un torso, sin brazos y sin rostro, esto hizo que todos se reagruparan, pero para Asami, la imagen de los fantasmas que Saya solía describirle en las películas se hizo presente, provocándole un ligero temblor en los brazos, sintió frío en la espalda, pasando saliva con pesadez.

- ¿Esta bien, joven Yamamoto? - Byakuya estaba a su lado, observando su expresión, por lo que se vio en la necesidad de asir el arco con firmeza -Pareciera que tiene miedo de ese enemigo…

-N-no es nada, capitán...- Respondió entre tartamudeos, aclarándose la garganta y mostrando la fiereza en sus ojos nuevamente -Todo está bien…

Hanako se tomó un segundo completo para admirar la figura fantasmal de aquel enemigo, no tuvo tiempo de pensar en el pánico que debería estar experimentando su hermana, no se dio la oportunidad de ver a Asami como alguien débil o asustadiza, sino como su única opción para terminar esa misión con éxito, no. Ese segundo lo tomó para analizar a profundidad la complexión del enemigo.

Hacía movimientos erráticos de un lado al otro, por un momento parecía desvanecerse, como si se perdiera entre dos mundos, pero ni siquiera en esos momentos se sentía el cambio en su reiatsu, como si moverse entre esta realidad y la siguiente fuera una habilidad natural que no consumiera la energía de aquella... sombra. No, lo que fuera aquel enemigo, debía estar atorado entre el mundo humano y el lugar de su procedencia, como si no se hubiese atrevido a salir del todo todavía.

Hanako se elevó varios metros más, atrayendo la mirada de Byakuya e Ichigo con curiosidad, el pelinegro sonrió de medio lado antes de alzar la mano y atrapar entre los pétalos rosa claro a los dos genzanki que se dirigieron hacia su compañera, eliminándolos con el chasquido de sus dedos y una sonrisa liviana en el rostro.

Un segundo para analizar a su enemigo, un segundo más para tratar de adivinar cuántos genzanki había a su alrededor, un segundo para analizar el estilo de pelea de todos sus compañeros y tomar una decisión respecto a si podían ayudarla o debía hacerlo sola.

-Karyū- Murmuró aferrándose a su hoz con ambas manos -Llora para mí y muestra tu desesperanza- La chica hizo girar su hoz por detrás de sí misma, colocándola contra su espalda baja y apresándola ahí con los antebrazos - ¡Estallidos de fuego!

Una a una, montones de lágrimas hechas de fuego rosa aparecieron alrededor de su cabeza como un halo, como una corona adornando sus facciones y haciéndola lucir feroz.

La pelea era complicada, cuando habían logrado reducir por fin la cantidad de enemigos a los que se enfrentaban, estos habían comenzado a dividirse, así que mantener a Ichigo y Asami a salvo se tornaba cada vez más difícil.

La menor había vuelto a disparar sus flechas soltando un grito que le ayudó a estabilizar el flujo de reiatsu, su rostro se vio iluminado cuando tres nuevas flechas aparecieron en sus manos y ella comenzó a mirar a su alrededor en busca del siguiente blanco. Otro punto de comparación para Byakuya entre las hermanas, las figuras angulosas que se proyectaban en sus rostros cuando usaban sus habilidades. Sus expresiones feroces, su aura tranquila.

El pelinegro sonrió acabando con un genzanki que había aparecido a espaldas del teniente Hisagi antes de volver la vista a Asami y percatarse de que su frente estaba perlada de sudor, no tardó en adivinar que se trataba de las emociones, no del cansancio. La chica estaba asustada, podía verlo claramente, ahora que su reiatsu había aumentado, podía sentirlo tan claro como si estuviese leyendo uno de sus libros, pero le llamó la atención percatarse de que la chica no estaba asustada de la batalla.

¿Del nuevo hollow?

Hanako llegó hasta ellos maldiciendo internamente y se puso a mirar a su alrededor.

- ¡Capitana! - Exclamó sin dejar de buscar con vehemencia y apremio a su alrededor, el nuevo enemigo se había vuelto a ocultar al ver el desastre en que se había convertido el campo de batalla, pero Hanako y Asami habían alcanzado a advertir algo más -Necesitamos neblina por aquí

- ¡Entendido! - Gritó Rukia haciendo alarde de poder y comenzando a generar frío que manaba del filo de su zanpaku-tō.

- ¡Capitán Hitsugaya!

- ¡Lo tengo! - Exclamó en respuesta, imitando a Rukia.

- ¡Hanako! - Gritó Asami acercándose medio paso hasta su hermana, pero frenando en su sitio al ver los movimientos delicados de sus manos y percatarse de que las lágrimas a su alrededor disminuían, las estaba colocando - ¿Qué haces? - Espetó al percatarse de que sus brazos estaban inmovilizados por la forma en que sostenía su hoz, conocía ese estilo de pelea por parte de su hermana - ¡No es momento para contenerte! La sombra se mueve con portales, se mueve hacia ellos, como si se abrieran en puntos específicos, no es a voluntad

-Lo sé, pude notarlo también

-Tenemos que hacerlo salir otra vez, nos está sitiando

-Coloca una flecha en dirección a Byakuya- Ordenó la chica en voz baja.

- ¿Al capitán Kuchiki? ¿Estás loca? - Exclamó aprestando el arco mientras el aludido se alejaba varios metros de ellas y les sonreía de medio lado, la chica colocó la mano contra su mentón para estabilizar la flecha, le temblaba el pulso -Muy bien, yo confío en ti

Hanako sintió aquellas palabras como una punzada en el estómago, pero volvió la atención a la batalla.

- ¡Yoshio, a tu izquierda! - Exclamó Ichigo, consiguiendo que Asami colocara la flecha en esa dirección y la soltara, consumiendo al genzanki en medio de un haz de luz, la siguiente flecha ya estaba colocada en su lugar.

- ¡Hisagi, Byakuya! Estamos en sus manos - Exclamó Hanako cuando se quedó sin lágrimas a su alrededor -Acaben con todos los genzanki que sea posible

-Comienza a ser complicado de este lado- Murmuró Shūhei jadeante, sintiendo que se le acababa el reiatsu mientras tres enemigos se alzaban frente a él con soberbia -Pero cuidaré tu vida con la mía

-Poético- Murmuró Byakuya percatándose de que Hisagi había subido un par de metros para atraer la atención de sus enemigos antes de atarlos con la cadena de su shikai y hacer un kidō para acabar con ellos.

- ¿Qué dices, capitán? - Murmuró Hanako cuando Asami volvió a poner una flecha en dirección a Byakuya.

-Los espero de frente

El pelinegro hizo un escudo con los pétalos de su shikai, concentrándolos tanto que comenzaron a emitir una luz rosa pálido, desbordando reiatsu.

- ¡Dispara!

Asami soltó la flecha apretando los ojos y desviando el rostro, temerosa del resultado.

El aumento de reiatsu momentáneo fue evidente varios metros alrededor. De nuevo, los genzanki enloquecieron, dirigiéndose hacia Byakuya y hacia Asami en la misma medida.

Hisagi apenas pudo contenerlos con sus cadenas, pero siguió recitando kidō para tratar de proteger a las hermanas Yamamoto.

-Todavía no...- Murmuró Hanako apretando la hoz contra su espalda baja, sintiendo la tensión en cada músculo de su cuerpo y consiguiendo que Asami abriera los ojos, pasmada.

No, Hanako no se contenía en esa batalla, esperaba.

- ¡Hitsugaya, aumenta el frío!

- ¡Hyōrinmaru! - Gritó el capitán llamando a su zanpaku-tō, creando una ventisca alrededor de todos que comenzó a entorpecer el movimiento de los genzanki.

- ¿Necesitas otro vivo? - Bromeó el capitán con cierto retintín de resentimiento o rabia en la voz, pero Hanako lo ignoró mientras miraba a su alrededor.

-Asami, más…- Suplicó la teniente descendiendo varios metros, perdiéndose en las ventiscas.

El reiatsu de Hanako se debilitó en medio del frío, Asami por un momento temió que su hermana hubiese perdido demasiada fuerza al recurrir a las lágrimas de Karyū en el mundo humano, pero pudo ver los destellos rosa intenso a su alrededor y aumentó su flujo de reiatsu, comenzando a cansarse.

Primero nada.

Después un alarido.

Asami nunca había escuchado a un fantasma convertirse en hollow, pero podía comparar ese alarido con todo lo que le habían platicado al respecto, parecía venir de todos lados, como si el sonido los envolviera con violencia, como si quisiera someterlos. Y luego, frente a ella a unos quince metros de distancia, volvió a aparecer aquella sombra oscura, una capucha, un torso, una túnica de bordes difusos, y la capucha cayó hacia atrás revelando un rostro con boca y con fosas nasales, pero con las cuencas de los ojos hendidas en dos agujeros negros.

Era él quien gritaba, y volvió a gritar antes de lanzarse hacia la chica.

Hisagi acabó con su enemigo y trató de acercarse para ayudar a Asami, pero un nuevo genzanki le cerró el paso tirando un aguijonazo y obligándolo a retroceder, Byakuya tenía sus pétalos haciendo una barrera para retener a cinco genzanki al otro lado, así que sólo pudo dedicar una mirada de reojo y una maldición dicha en un susurro. Yoshio había sido atacado de nuevo así que Rukia se hacía cargo, Hitsugaya había estado tan concentrado en las ventiscas que no se percató de la fantasmal presencia a sus espaldas, puesto que casi no manaba reiatsu de él.

- ¡Hanako, ahora! - Gritó Asami aterrorizada ante la presencia de aquel fantasma.

El espectro se lanzó hacia Asami a toda velocidad, y justo a medio camino antes de alcanzarla, un estallido lo hizo retroceder, emitiendo otro chillido de sorpresa y de dolor al ser alcanzado por algunas de las chispas de fuego rosa, como esquirlas de una granada. Trató de huir, y todos pudieron ver gracias a las ventiscas y a la neblina, que un portal nuevo se abría para recibirlo.

Hanako subió en ese momento hasta situarse al lado de Asami y levantó su hoz en dirección al portal, un nuevo estallido hizo obvia la presencia de las lágrimas.

Ahora no había necesidad de ocultar su reiatsu ni el de su shikai, y montones y montones de lágrimas rosa oscuro se hicieron visibles alrededor de todos los shinigamis. Un campo minado inspirado en los diamantes de su hermana más pequeña, porque si no hubiese escuchado la estrategia de rastreo que Asami había implementado en esos días, jamás habría ideado la trampa perfecta para acorralar al espectro.

Un nuevo portal trató de abrirse paso, pero Hanako soltó la hoz y extendió una mano hacia sus lágrimas con tal delicadeza que podrían haberlo comparado con la danza de Asami, cuando el espectro estuvo lo suficientemente cerca, la teniente hizo estallar otra de sus lágrimas, obligando al enemigo a cambiar de dirección.

-Hanako...- Murmuró Asami al ver a su hermana cubierta de sudor.

-Todavía no- Respondió la mayor con la voz jadeante por el esfuerzo.

Malditas restricciones, ¿por qué era tan difícil respirar?

Hisagi y Byakuya terminaron con sus enemigos y se acercaron a las hermanas, rodeándolas para protegerlas y a Ichigo. Rukia tomó una postura cercana y Hitsugaya se movió a toda velocidad hasta cubrir a Asami con su cuerpo, como si pretendiera usarse de escudo humano.

- ¡Hana...!

- ¡Todavía no! - Exclamó haciendo estallar otra de sus lágrimas y arrancándole un nuevo chillido a la criatura.

-Lo está debilitando- Musitó Hisagi sorprendido por la cantidad de lágrimas que todavía quedaban dispersas en el aire.

Un nuevo estallido, un nuevo intento de escape frustrado. Repitió el proceso dos veces más antes de murmurar, sin fuerzas para seguir.

-Uno último...

Asami extendió las manos hacia los lados, con las palmas bien abiertas, concentrando el reiatsu que tenía, tomando el poder de las lágrimas de Hanako para potenciar todavía más su ataque final, la mayor hizo estallar una última lagrima frente al rostro del espectro y Asami unió sus palmas aplaudiendo con tal fuerza que el reiatsu se contrajo antes de liberarse hacia su entorno.

- ¡Prisión diamantina!

Como si surgiera del centro del espectro, un cristal comenzó a crecer, cubriendo poco a poco todo el cuerpo hasta someterlo en medio de un diamante que se convirtió en la prisión perfecta, una esfera lisa, transparente que mostraba la expresión de desesperación del espectro sabiendo que había sido derrotado.

Byakuya salió disparado hacia el suelo para atrapar a Hanako al vuelo y volvió hasta donde estaba reunido el resto antes de acercarse hacia Hisagi y sonreír.

-Lo mejor será que te hagas cargo, lo harás mejor que yo

El teniente recibió en brazos a su compañera, percatándose de que la chica ardía en fiebre, posiblemente resultado de usar un ataque hecho de fuego, respiraba con dificultad y se debatía entre el sueño y la consciencia.

Asami se acercó hasta ellos, también agitada por el cansancio, agradeció mucho cuando Hitsugaya apresó su cintura para darle algo de soporte.

-Antes de que digas nada…- Murmuró Hanako abriendo un ojo y acariciando la mejilla de Asami -Esto se me pasa en un momento y lo sabes... estoy orgullosa de ti

-Ya no hables, akuma fukutaichō- Pidió Hisagi apresando a Hanako con más fuerza -No me vayas a negar el placer de derrotarte porque te moriste en esta contienda

- ¡Ja! Como si pudieras derrotarme

-Hay que llevarlas a un lugar más tranquilo- Pidió el capitán Hitsugaya, mirando a Asami con cierto embeleso antes de recuperar la cordura y encarar a sus compañeros.

-Nos encargaremos del traslado del... - Byakuya hizo una pausa mirando a Asami con curiosidad -Tú lo descubriste, tú nómbralo...

-Shadow, capitán —dijo la chica sin titubear, asintiendo una vez antes de mirar a su hermana -Necesitamos descansar… todos…

Asami mostró una sonrisa, nadie había resultado herido, no al menos de gravedad. Su bankai había desaparecido después de ese último ataque, por lo que apenas y podía sostenerse, pero no por eso evitó pedirle a Hitsugaya acercarla Yoshio y sanarle una herida en la mejilla, un raspón en el brazo a Hisagi y, educadamente, ofrecerle a Byakuya su servició para sanar el rozón que uno de los genzanki había hecho en el hombro; acepto, no porque realmente lo necesitara, pero tampoco deseaba hacer sentir mal a la chica.

Cuando estuvieron en la casa, Hanako y Asami se habían dormido al instante, estaban agotadas y, aunque la fiebre de Hanako había disminuido, Hisagi no dejó de preocuparse por ella en ningún momento, quedándose en la habitación de las chicas, vigilando a la teniente.

Byakuya y Hitsugaya habían llevado tanto al genzanki como al shadow a la tienda de Urahara, llevando también los aguijones que Hanako y Hisagi habían obtenido; había bastante material para la investigación.

Ichigo cargó con Yoshio hasta dejarlo en su habitación, el muchacho estaba rendido, dormía en sus brazos desde tiempo atrás, todo el trayecto había sido silencioso mientras Rukia caminaba al lado de aquellos dos shinigamis, sonriendo de medio lado ante el cansancio del menor.

-Ha entrenado tan duro- Murmuró la shinigami sonriendo para Ichigo, poniendo una mano en su espalda y dando una palmadita amable.

-Quiere ser como su madre- Respondió él con una sonrisa radiante.

Ahora Rukia observaba desde la puerta, recargada en el marco mientras su esposo arropaba a Yoshio con movimientos torpes, pero dedicados que hicieron a la chica suspirar.

- ¿Alguna vez has pensado en tener otro? - Murmuró Rukia sonriendo cuando Ichigo se agachó a besar la frente de su hijo, aprovechando que estaba dormido puesto que ya no se dejaba consentir como cuando era más pequeño.

- ¿Con las cosas como están? - Murmuró Ichigo terminando de arropar al niño antes de acercarse a su esposa y salir en dirección a su habitación.

- ¿Por qué no?

Las manos de Ichigo se cerraron sobre los hombros de Rukia, la hizo girar en un movimiento rápido antes de tomarla por la cintura para levantarla al vuelo, depositando en sus labios un beso desesperado que consiguió hacerla gemir por lo bajo, en un movimiento rápido pegó la espalda de la chica a la pared y le sostuvo la mirada, complacido en la forma en que ella enterró sus manos entre su cabello y lo miró a los ojos.

- ¿Segura? Podemos intentarlo, si tú quieres...

Rukia sonrió atrayendo el rostro de su esposo de nuevo, besándolo un poco más lento, tomándose su tiempo para disfrutar de la boca de Ichigo, deleitándose en el roce suave y atento de aquel gesto. De verdad lo había extrañado mucho.

El shinigami sustituto cargó con ella hasta la habitación y la depositó suavemente en la cama antes de cubrir su rostro de besos, paseando la boca por los linderos de su mandíbula y encontrando camino hacia su cuello, donde plantó una mordida leve, un roce pícaro que consiguió hacerla suspirar de placer.

Ichigo sonrió de medio lado al ver que la piel de su esposa se erizaba bajo su tacto, así que no perdió mucho más tiempo antes de comenzar a desnudarla, deshaciéndose del uniforme pieza a pieza mientras procedía también a quitarse él mismo el haori, la mirada de Rukia paseaba por todo el cuerpo de su esposo, delineando con la vista las figuras de su vientre, la forma en que su musculatura se tensaba y relajaba conforme él se movía para quitarse la ropa, qué rápido había quedado a su merced, completamente desnuda mientras las manos de Ichigo plantaban caricias por su vientre y entre sus senos.

Podían pasar largo tiempo separados, podían pasar meses antes de que volvieran a encontrarse, pero Ichigo siempre sabría recordar cuáles eran las áreas que hacían que Rukia se estremeciera bajo su tacto, siempre recordaría a la perfección dónde morder, dónde lamer, dónde depositar besos suaves y dónde plantar gestos apasionados.

Se introdujo en el cuerpo de Rukia con una sola estocada certera, haciéndola gritar su nombre antes de quedarse quietos mientras se acostumbraban a la sensación de estar, de nuevo, fundidos en uno solo.

Rukia jadeó con ganas cuando las manos de Ichigo trazaron un camino delineando sus piernas en toda su extensión, mientras encorvaba un poco la espalda para poder lamer sus clavículas, haciéndola apretar el gesto y levantar el rostro bajo los estremecimientos. Ella misma se tomó el tiempo para recorrer con las yemas de sus dedos, todas las figuras que el cuerpo de su esposo tenía, aferrándose a los omóplatos del shinigami cuando él comenzó a mover las caderas hacia atrás y adelante, sosteniendo su peso sobre los codos a los lados de la cabeza de Rukia para no cargarle todo el peso.

Conocían a la perfección el ritmo de aquella danza, Ichigo subía, Rukia bajaba, y luego ambos embestían al encuentro del placer desmedido que les otorgaba ese vaivén cadencioso y sensual que tenían bien estudiado, pero que cada vez parecía nuevo.

Rukia se aferró al torso de su esposo para poder acercarse a su hombro y plantar ahí una mordida, un lengüetazo, un beso antes de pegar sus labios y succionar con ganas, Ichigo soltó una risa gutural que hizo a la chica gemir.

- ¿Me vas a dejar un chupete? - Inquirió empujándose con fuerza dentro del cuerpo de la chica, haciéndola jadear por ese gesto, haciéndola aferrarse a las sábanas con puños cerrados al sentir que el placer la superaba.

-Te voy a dejar lo que yo quiera- Soltó la shinigami aferrándose con las piernas a las caderas del muchacho antes de aplicar fuerza y cambiar de sitio.

Ichigo le dedicó una mirada con los ojos muy abiertos cuando la shinigami recargó delicadamente sus manos sobre el pecho, sonriéndole con picardía mientras se erguía en toda su estatura.

Ichigo se deleitó en pasear la mirada por de cuerpo de Rukia, la forma sensual en que se pronunciaban sus caderas al estar sentada a horcajadas sobre él, la cintura diminuta que la hacía lucir como reloj de arena, los senos que rebasaban un poco la figura de la chica, sus hombros delgados y fuertes.

Fue turno de Rukia para arremeter, la chica comenzó a moverse con fuerza, conteniendo cada movimiento para poder mantener el ritmo, para disfrutar de esa danza sin cansarse, para alcanzar la máxima nota de placer, pero también para asegurarse de que su esposo también la alcanzara.

Fue de esa forma que terminaron, empujando con vehemencia hasta que ya no les quedó más fuerza, y Rukia tuvo que desplomarse sobre el cuerpo de su esposo.

Y se habrían quedado dormidos ahí, abrazados, pero la presencia de Yoshio en la casa los obligó a moverse hasta la ducha y ponerse el pijama. Rendidos por las dos batallas de esa noche, la primera contra los enemigos, la segunda por su familia.

El solo apareció, subiendo lentamente y comenzando a brindar los primeros cálidos rayos hacia las ventanas abiertas, las cortinas sin cerrar, esto solo hizo que el moreno despertara abrupto, asustado, como si hubiera perdido algo muy importante, pero no, no había perdido nada, lo más preciado que tenía estaba ahí, frente a él, abrazada de su hermana pequeña.

-Que sueño tan raro…- Musitó, tallándose con el dorso de la mano los ojos, y mirando a las hermanas, tocando la frente de Hanako -Menos mal que está bien…

La puerta de la habitación se abrió, el pelo blanco del capitán se asomó, luego sus ojos aqua se posaron sobre el moreno.

- ¿Podrías venir por favor?

Hisagi se levantó de la silla, mirando una última vez a las hermanas, notando en el cuello de la chica un… ¿tatuaje? Pudo ver una rama de glicina que nacía desde la orilla de su cabello, como si ella también fuera parte de sí misma, iniciaba con pétalos grandes, tal como las propias glicinas, aparentando ser una bella obra de arte en acuarela que decoraba la piel de la chica. Sonrió ante su descubrimiento, ya interrogaría a su amiga en otro momento.

Reunirse con los capitanes era mera formalidad, hablar sobre el desempeño de la noche anterior no tenía precedentes, esa había sido una demostración pura del entrenamiento recibido durante años por el mismísimo Yamamoto Genryūsai ¿Quién habría soportado tal cantidad de reiatsu del shinigami sustituto? Bueno, no lo querían averiguar, pero lo cierto es, que la más joven de las hermanas había logrado canalizarlo y llevarlo a un punto de utilidad.

-Quién diría que el roedor resultó ser un dragón en potencia- Murmuró Byakuya, algo irónico, mirando al capitán de la décima con una sonrisa -Capitán Hitsugaya, parece haber encontrado un diamante en bruto

-Estas más burlesco que de costumbre Kuchiki- Señalo el albino, mirando al pelinegro fijamente, como retándolo -Parece que hace mucho no te sorprendía alguien de menor estatuto que el tuyo…

Ambos capitanes se habían enfrascado en una conversación algo… reñida, comentarios filosos, palabras sarcásticas, pero nunca faltándose al respeto, no al menos de forma directa; el juego finalizó cuando la puerta se abrió, dejando ver a la familia Kurosaki.

La presencia de Rukia e Ichigo calmó un poco las aguas, Hanako se había unido a ellos después de un rato, mostrándose renovada y uniéndose a la charla después de preparar un poco de té para los presentes; por otro lado, Asami permanecía dormida, algo que había preocupado a Yoshio después de verla pelear tan ferozmente la noche anterior, luego, a su mente vinieron muchas preguntas ¿Era él capaz de llegar a ese nivel?

Despertar a Asami había sido la tarea más difícil de todas en ese día, había utilizado tanta energía que ni siquiera era capaz de mantenerse despierta un segundo, Hanako y Rukia hicieron lo que pudieron en la bañera, aunque no era la primera vez que la mayor debía hacer titánica tarea, por lo que ya tenía un poco de experiencia.

- ¿Cómo esta? – Preguntó el albino, viendo a la chica dormir con el cabello suelto, Hanako no se esforzaría en peinarla - ¿Ya le ha pasado antes?

-Ella está bien, no tiene nada de qué preocuparse capitán- Afirmó la mayor, cobijándola mejor -Esto suele pasar cuando agota sus reservas de reiatsu, y ayer fue una de esas, a pesar de haber utilizado el reiatsu de Kurosaki, terminó por utilizar todo lo que tenía para encerrar a ese Shadow

-Debimos haber solicitado la liberación de restricción…

-No era necesario, logramos derrotarlos a todos- Hanako miraba el apacible rostro de su hermana -Y me disculpo por haber roto mi propia palabra, la arriesgue demasiado…

Hitsugaya no dijo nada, solo se retiró de la habitación, dejando a Hanako con sus pensamientos.

Partir a la sociedad de almas con un elemento inconsciente era raro, Asami no había despertado aún, y probablemente, no lo hiciera ni siquiera durante el viaje, por lo que Hisagi, Ichigo y Byakuya se turnarían a la menor en su recorrido.

Hitsugaya iba a la retaguardia, vigilando a los enemigos atrapados mientras que Rukia y Hanako los rodeaban, y aunque esta última se acercaba de vez en cuando a revisar a su hermana, ninguno de los chicos le permitió llevarla.

Ellos no estaban en un mundo como lo era el Hueco Mundo, tampoco era la sociedad de almas o algo similar; Aizen había descubierto un plano diferente, uno en donde ni siquiera el mismo pudo huir a tiempo para recobrar fuerzas o llamar a sus aliados más fieles.

Pero él no era el único que podía liderarlos, tenía a alguien lo bastante apto para el trabajo, un joven que había sobrevivido a la hollowficación, incluso antes de que Hirako y sus compañeros fueran convertidos en lo que ahora denominaban como Vizard.

-Esos dos contenían bastante poder…

-Pero ella… ella estaba restringida…

-Y la chica del fuego rosa… ella también tenía el poder…

- ¡Silencio! - Llamó la voz de un hombre, aparentemente joven, quien miraba a la multitud que le rodeaba -No es ver quien tiene el poder suficiente para sernos útil, es ver quien cae más rápido a nuestros pies… ¿aun no lo entienden? Alguien debe garantizar el ser un arma de doble filo

-Esas chicas se han vuelto una molestia para los planes de nuestro amo…

-Son ágiles, pero… ¿Cuál de las tres nos es más útil?

-No saquemos conjeturas tan pronto, unos cuantos ataques más nos dirán la respuesta, que capturaran a dos de nuestro bando no refleja una pérdida- Aseguro nuevamente el "jefe", su séquito lo miraba, como esperando el resto -Seguiremos atacando, el poder que Lord Aizen me otorgara no será en vano, haremos que la sociedad de almas… caiga esta vez…

Los ojos brillosos se alzaron, imponentes, voraces, unos más grandes que otros, en finas líneas o simplemente en círculos que bailaban de aquí para allá.

¿Qué era lo que les esperaba a las trece divisiones?