Gracias por al fin terminar July!

Nos hacia falta tu mega fragmento para poder continuar y aquí esta, todo unido y en conjunto

Disfrutenlo 3


El trabajo se había intensificado, sobre todo para ella, había tomado la responsabilidad de hacerse cargo del joven Kurosaki, por lo que, mientras estaba trabajando directamente en la oficina con su capitán, le enseñaba cosas referentes al oficio; Yoshio era un joven muy paciente, a pesar de tener implícita cierta ansiedad por combatir y ser más fuerte, pero las primeras palabras que le había dicho la chica antes de que todo comenzara, fueron claves para su propio crecimiento mental.

- "La paciencia es una virtud, aquellos que no valoran el ir paso a paso, perderán el rumbo…"

Yoshio entendió que ella era así, tomaba las cosas con calma, era paciente y trataba de andar lento entre todo el terreno, excepto cuando se trataba de Matsumoto y la pila de papeles que terminaba por hacer ella con ayuda del chico.

- ¿Por qué la teniente Matsumoto no hace su trabajo? – Preguntó el chico, observando como su superior no refunfuñaba por las acciones poco… laborales de la mayor - ¿No se supone que este trabajo debería hacerlo ella?

-Se supone, pero aparentemente prefiere ir por ahí pescando chismes- Soltó Asami, soltando un suspiro y cerrando finalmente una carpeta que tenía meses sin ser archivada -Aparentemente, el trabajo de teniente es solo de la oficina hacia afuera. Escucha Yoshio, tal vez es importante que entiendas, que no importa quien haga el trabajo, lo importante es hacerlo

-Yo siempre veo a mama trabajar, nunca me ha dejado ayudarle ni un solo momento- Asami miró al chico, tal vez por sentir ese tono distante, nostálgico, algo que le causo un escalofrió -Es extraño…

Asami quería decir algo, pero no tenía el valor para hablar de familia, no cuando ella había crecido con el amor de sus hermanas, no logrando recordar a su madre.

El papeleo se había extendido por el resto del día, la chica debió disculparse con el menor por no haber podido entrenar ese día, pero le ofreció una compensación de un día entero de entrenamiento por su excelente trabajo.

La noche llegó, el chico se había retirado de la división, pero Asami y se había quedado trabajando un poco más. Hitsugaya llego momentos después, notando la concentración de esta en sus papeles.

- ¡Capitán! – La voz de Matsumoto apareció como un tintineo entre el silencio, abrazando al albino, pero, sorprendiéndolo tan abruptamente con un cálido y afectuoso abrazo entre sus pechos -Al fin lo encuentro, no sabe cómo lo he estado buscando por toda la sociedad de almas

Los quejidos y gruñidos del chico apenas eran audibles, que él estuviera aun molesto por el beso del pequeño Kurosaki no le quitaba el derecho de no ponerse celosa por ese tipo de acciones; pero esa fue la gota que derramo el vaso por ese día.

-Buenas noches, capitán…- Recalco el puesto de su novio con ímpetu, apenas volteando a ver a Matsumoto -Teniente…

Desapareció, dejando el ambiente helado mientras ambos mayores se preguntaban el que le había pasado a la chica, aunque, claro estaba, que fue el quien supuso que eso no había sido otra cosa más que celos.

Cuando llegó a casa, sentía que le hervía la sangre, podía sentir la inquietud de su zanpaku-tō, las emociones de ese tipo alteraban a su dragón de una manera inimaginable, los sentimientos eran un poder muy fuerte para el diamante; tenía la solución a toda esa ira contenida.

No esperaba que el pelinegro se encontrara ahí, aunque era de esperarse, ya que luego de ese día de campo, una extraña y bonita amistad había nacido entre él y su hermana mayor ¡Que giros daba la vida!

-Saya…- Se dirigió a su hermana, sentada en el piso, y quien sintiera un escalofrío recorrer su espalda, su voz no tenía algún tono específico, pero el aura que emanaba de la más pequeña era sombría y llena de ira -Necesito que entrenemos

- ¿Eh? Pero Yumichika esta…

-Ahora, al jardín…- Señalo la puerta trasera, incluso Hogo se había escondido bajo la mesa de centro - ¡Ya!

Ambas salieron de la casa, plantándose una frente a la otra, esperando el ataque de la otra, pero la menor no tuvo piedad al comenzar su ataque hacia su hermana.

-Hanako… solo para confirmar- La aludida tomaba un sorbo a su té, dejando su taza y plato sobre la mesa de centro -La que acaba de entrar, era Asami ¿verdad?

-Si, y creo que esta vez es grave... prepararé pay de limón- Dijo levantándose discretamente antes de perderse en la cocina.

Yumichika se acercó al umbral de la puerta, viendo como Asami mantenía los ataques y golpes de Saya muy lejos de ella, lanzándole continuamente sus diamantes, uno tras otro, podía ver un atisbo de rojo y amarillo, algo raro en un diamante, el cual suele mostrarse transparente y en varios colores.

-Asami, espera…- Musitó Saya con dificultad, teniendo que invocar a Kairyū para poder defenderse - ¿Qué mosco te pico hoy?

Sintió que sus emociones se desbordaban en sus ataques, el último golpe se detuvo a escasos centímetros de la mayor, fue ahí, que Yumichika comprobó la habilidad que tenía la pequeña en el manejo de sus poderes, ya que, en ningún momento había desenvainado su espada.

El diamante desapareció, dejando solamente brillos en el ambiente que centelleaban con la luz de la luna. Saya iba a acercarse a su hermana, pero el pelinegro la detuvo, guiñándole un ojo y acercándose a Asami.

-Muy bien linda, ahora que ya descargaste tu enfado…- Se sentó a un lado de ella, viendo lo cansada que se encontraba luego de la lluvia de diamantes que había dejado caer sobre su hermana -Quizá puedas contarme que sucedió

Estaba normalizando su respiración, miraba hacia nada, tratando de aclarar sus ideas, soltando un suspiro antes de decir cualquier otra cosa.

-He tenido algunos problemas con mi capitán desde hace una semana, tenemos algunas diferencias… personales…- No deseaba que alguien que no fueran sus hermanas se enteraran de su relación o no relación con su capitán, sobre todo, porque no sabía que era lo que estaba pasando exactamente entre ellos después de lo de aquel beso con el joven Kurosaki -Pero hay veces… que algunas cosas me molestan más que otras

A pesar de ser bastantes diferentes en cuanto a personalidad, el pelinegro pudo distinguir una similitud entre ellas, corporalmente eran bastantes evidentes, dejaban en claro sus emociones ya que las transmitían con el mínimo gesto en sus rostros, en cada poro de su piel.

-Creo que es algo natural que entre los amigos o colegas existan diferencias- Apuntó el chico, notando la mueca que aparecía en el rostro -Míranos simplemente a nosotros, los tres tenemos nuestras formas de pensar

-Tal vez no es algo entre un colega o un amigo- Soltó ella, sabiendo que estaba dando pie a que él pelinegro se enterara, pero ¿qué más daba? A su vista, probablemente era algo que no estaba funcionando -Tal vez me deje llevar por algo que no era...

-El corazón toma sus propias decisiones sin consultarlo ¿No cariño? – Volteo a verlo, satisfecha de que no cuestionara lo que diera a entender -Pero deberías dejar descansar un poco las ideas y reposar las emociones antes de hablar de esas diferencias y encontrar una negociación, porque ambos merecen tranquilidad y… felicidad…

- ¿Y si ninguno de los dos nos estamos entendiendo? – Preguntó, esperando que esto pudiera ayudarla a encontrar el punto intermedio a su embrollo -Si tenemos miedo de algo que todavía no existe, de algo invisible que se encuentra entre nosotros pero que no podemos ver… algo a lo que no estamos acostumbrados

-Dices que no se están entendiendo, pero ¿están hablando de forma adecuada para tratar de llegar a un acuerdo?

-Creo que no hemos vuelto a hablar como se debe desde ese día- Suspiró, sobre todo porque había permitido que él continuara con esa actitud hacia ella -Tal vez debo dar mi brazo a torcer y arreglar esto antes de que se pueda salir de control

- ¡Ay no, cariño, no! Si de verdad estuvieran hablando, ninguno tendría que dar su brazo a torcer, es importante poner las ideas claras y todas las cartas sobre la mesa antes de pensar en algo más. Escucha mis palabras, Asami Yamamoto, todo va a salir bien y esto será una nube pasajera nada más- Le acomoda un mechón de su cabello que quedo suelto tras el entrenamiento con Saya -Solo hablen, escúchense mutuamente y lleguen a un acuerdo

-Creo que podemos hacerlo…

-Me gusta oír eso- Yumichika se pone de pie, ofreciéndole su mano a la pequeña para ayudarla a levantarse -Ahora vamos a dentro, tengo curiosidad de ese pay de limón

Asami soltó una risita, entendiendo que Hanako pensó en que algo malo había pasado. La charla con Yumichika había sido tan pacífica, tan tranquilizadora, que sintió que sus dudas habían desaparecido.

Dejo que sus emociones disminuyeran, debía encontrar el momento exacto para hablar con el albino, antes de que todo fuera más caótico. La única manera de hablar con su capitán de forma tranquila, era encontrarlo en su casa.

- ¿Asami? - ¿Por qué no había sentido su reiatsu? No tenía la guardia tan baja como para no sentirla - ¿Qué haces aquí tan temprano?

- ¿Podemos hablar? – Tōshirō suspiró, permitiéndole el pase a su hogar, preguntándose todavía como es que podía esconder tan bien su reiatsu; ambos se instalaron en la habitación, uno frente al otro -No voy a quitarte mucho tiempo

-No, no creo que sea algo que nos lleve mucho tiempo- Aclaró él, mirando los ojos de la chica, entendiendo que él sabía a lo que iba -Tal vez le di demasiadas largas a este asunto, el hecho solo empeoro con su llegada. Dime una cosa, quiero que seas sincera conmigo, ¿Sientes algo por él?

-No, y quiero dejar en claro que solo es un amigo, y un subordinado a quien estoy dispuesta a entrenar, y no quiero que esto nos distancie o nos separe- Imito el suspiro, sobre todo, porque ella también se había dejado llevar por una que otra emoción -Creo que yo también me deje llevar por unas emociones que me nublaban de vez en cuando, ver a Matsumoto abrazándote es… algo frustrante…

-No sabes cuánto he tratado de quitarle esa manía- Asami dejo escapar una pequeña risa -Lamento que todo esto haya pasado, los celos pudieron más que otra cosa, nunca había estado en una relación y… tal vez aún deba aprender algunas cosas

-Todo lo que nos haga falta, lo aprenderemos juntos, creo que es lo mejor que podemos hacer- Asami tomó las manos del chico, haciéndolo sonrojar -Quiero que lo hagamos oficial, ante todo el gotei, pero, sobre todo, a mis hermanas, a menos… que les tengas miedo…

-Un capitán teniéndole miedo a tus hermanas, eso es interesante- Jugueteo, mostrando una sonrisa burlona en los labios -Aceptare el desafío

Mientras Asami reía, Hitsugaya se acercó a ella, jalándola hacia su cuerpo y cubriéndola con sus brazos, tomándola por sorpresa; se dio el lujo de guardar en su memoria el aroma de su cabello, sintiendo que algo en él había vuelto, un calor tan reconfortante que le erizo la piel.

-Tengo algo para ti- Anunció el, poniéndose de pie y saliendo de la habitación, regresando en poco menos de un minuto -Creo que esto es tuyo…

-Mi bufanda- Tōshirō la coloco en su cuello, no parecía tener daño alguno, por lo que miró al chico -Donde…

-La encontré esa noche después de que Matsumoto y los chicos dejaran la división, la guardé… como recuerdo- Sus mejillas se tiñeron de rojo, desvió la mirada un poco y apretó los labios -No creí que fuera a pasar esto, quería algo de ti, pero…

-Ahora me tienes a mí, y la bufanda no tiene tanta importancia ¿verdad? – Asintió, recibiendo un beso en la mejilla -Gracias

Se miraron unos segundos, y al otro, ya habían unido sus labios en un dulce y significativo beso que les haría el día aún más llevadero.

Sin previo aviso, Hitsugaya había acompañado a la chica a su casa, estaba decidido a formalizar su relación con la menor de las hermanas, después de eso, no importaba si el gotei entero se enteraba de su relación, porque los secretos se habían terminado.

-Ya llegué- Anunció la menor, haciendo que Saya y Hanako asomaran la cabeza desde la cocina, sorprendiéndose por la presencia del albino -Tenemos algo que anunciarles…

La tensión era palpable en el ambiente, al grado que todos permanecían erguidos en su sitio, el único movimiento que había a simple vista en la habitación era el de Hanako llevándose la taza a los labios y cerrando los ojos para disfrutar su infusión, mientras tanto, Saya y Toushiro se dedicaban una mirada pesada, cargada de estática mientras Asami suspiraba, incómoda en su sitio, a un lado del albino.

- ¿Es así, capitán? - Dijo con intensidad contenida - ¿De verdad puedo confiar en que la cuidarías como lo haríamos nosotras?

-Estoy dispuesto a sacrificar mi vida por ella, como mi subordinada, y como mi pareja- Respondió, mirando a la mayor de las hermanas, dejando de lado un momento la pelea de miradas que había estado manteniendo con Saya -Asami es lo más importante en mi vida en estos momentos, pero tampoco voy a permitir que mis sentimientos intervengan en las cosas más importantes

Claramente estaba haciendo referencia a la última misión a la que habían asistido, Asami había tomado su mano para ese momento, infundiéndole un poco de valor, entrelazando sus dedos con los de él.

Hanako sonrió de medio lado con ojos fríos, consiguiendo que la sonrisa de Saya se ensanchara con ganas, comprendiendo que su hermana mayor había tomado personal aquel comentario, sabía que era una diplomática, pero internamente gritaba ¡Guerra, guerra!

-Capitán Hitsugaya- Dijo la mayor tomando un mechón de cabello entre sus dedos, ladeando el rostro de forma escalofriante -Honestamente deseo de todo corazón que nunca nos veamos en la necesidad de comprobar si cualquiera de los dos está dispuesto a cumplir ese juramento

-Estamos dejándonos llevar por lo que podría o no podría ocurrir- Habla Saya, sorprendiendo a todos por la calma y seriedad de sus palabras -Yo también espero que jamás tengamos que tomar una decisión extremista, pero sabemos que cada uno de nosotros estaría dispuesto a dar la vida por el otro si la situación así se presenta... simplemente no lo pensaríamos...

-Creo que nos estamos desviando de la conversación- Soltó la menor con un tono mordaz, mirando a su hermana mayor, ya que, ese no era el punto de la visita del albino a la casa -Creo que las intenciones de Tōshirō son acertadas, y si ambos tomamos la decisión de venir a ustedes, es para poder hacerlo formal ante todos, pero, primeramente, tomándolas en cuenta a ustedes

Asami miró a sus dos hermanas, Saya estaba cruzada de brazos con una mueca en el rostro, por su parte, Hanako se mantenía al margen, tanteando el terreno, sabiendo lo perspicaz que podía llegar a ser su pequeña.

-Tienes razón, Asami, no veo por qué hacer esto personal- Dijo con tono mordaz antes de suavizar su sonrisa y mirar a su peque a los ojos, sonriendo ampliamente -Me da mucho gusto saber que alguien puede estar tan dispuesto como nosotras, o incluso un poco más, a protegerte- Volvió a llevar la taza a su boca con los ojos cerrados, sintiendo el calor bajar por su garganta como un efecto analgésico -Capitán Hitsugaya, honestamente agradezco que hayan venido hasta aquí de manera formal, pero de verdad deseo saber cuáles fueron las intenciones originales de esta visita

La mirada electrizante de Saya volvió al capitán de la décima división, amenazándolo en silencio, dándole a entender de que debía pensar muy bien su respuesta.

-Valoro mi vida tanto como la de Asami, creo que si esto se hubiera sabido por terceros, ustedes habrían ido a mí con la intención de averiguar más; quiero hacerles saber, que estoy dispuesto a tomar la mano de su hermana desde el principio, hablando claro con ustedes, sin miramientos, y, que si tienen algo que decir, me lo digan ahora- Miró acusatoriamente a Saya, quien era la que más parecía contenerse en sus palabras, después de todo, era con la que menos había trabajado en misiones, pero de quien tenía noción de sus sentimientos por aquella charla nocturna -Se que aman a Asami más que a sus vidas, y quiero que cuenten conmigo para lo que sea necesario, porque estar con ella, significa que las acepto a ustedes, y quiero que ustedes me acepten a mí, por igual

-Buena respuesta mini capitán- La sonrisa de Saya se ensancha, demostrando que era la respuesta que esperaba.

-No se equivoque, capitán- Pidió Hanako con voz tranquila, ganándose una mirada de confusión por parte de todos los presentes -Honestamente no espero que me acepte a mí, es más que suficiente saber qué hará feliz a Asami, mi relación con usted será un plus para mi hermana, pero eso ya depende de nosotros, no de la relación que lleven- Hizo una pausa larga, dando otro sorbo a su té para ocultar su sonrisa -Mi respeto ya lo tenía, ahora se ha ganado mi admiración. Veremos si es capaz de ganarse nuestro cariño

-Por mi parte...- Se recarga en el hombro del albino - ¿Ya puedo llamarte Tōshirō o sigo con lo de mini capitán?

Una vena saltó en la frente del chico, controlándose un poco mientras Asami reía y a la vez, trataba de lanzarle una mirada acusatoria a su hermana.

-Con Tōshirō me es suficiente- Masculló entre dientes, con los ojos cerrados, sintiendo los dedos de Asami entre su mano, soltando un suspiro y abriendo los ojos para mirar a Hanako -Gracias, Hanako

-No hay nada que agradecer, iré a revisar lo que deje en el horno- Se retira con su pose firme, dejando un poco en dudas a Asami y Tōshirō, basto con que Saya le palmeara el hombro para dejarle en claro que no se preocupara, siguiendo luego a su hermana mayor.

-No tienes que seguir con tu armadura de teniente demonio- Le dice recargada en el umbral de la cocina -Sé que consideras a Tōshirō alguien digno para cuidar y hacer feliz a Asami

Hanako sacó la base del pay del horno y sonrió, abanicándolo un poco, esperando que el aroma llegara hasta la sala.

-Sí nos acompaña a cenar, ¿verdad, capitán?

Hitsugaya levantó la vista, Asami miró con sorpresa y una sonrisa en el rostro a su hermana, sobre todo por el aroma tan delicioso que había en el ambiente.

-No creo poder negarme a ese aroma- Sonrío, abriéndose un poco hacía con las mayores -Por favor, llámame Tōshirō

-Si usted insiste, Tōshirō, entonces sí que habrá charla esta noche- Bromeó divertida antes de volver su atención a la comida, un poco más tranquila de pensar en que, de verdad, Asami estaría a salvo con el capitán.

Asami debía aclarar la situación, Yoshio no solo sentía atracción por ella, podía sentir la admiración y el respeto implícitos en sus palabras, en sus acciones y no quería perder eso, sobre todo, porque él aún era joven; hablarle con la verdad era la mejor opción que podía tomar.

- ¿Puedo hablar contigo Yoshio? - Le pregunto al joven mientras ambos trabajaban en los expedientes de ese día, pero él levanto la vista, mirando a la chica y asintiendo, temiendo por el tono de voz tan serio que estaba implícito en su voz -No quiero que la gente piense mal de mi persona, en lo que respecta a Hanako y a mí, nuestra imagen cuenta más que mil palabras, sin embargo, creo que es importante agregar que he elegido al hombre que quiero que me acompañe en mi camino, al menos, en lo que pudiésemos llegar a un acuerdo matrimonial o algo similar

Esto lo tomó por sorpresa, sobre todo, porque creyó que algo así llegaría a suceder tarde o temprano.

-Entiendo, no es algo que me moleste, porque creo que necesitas a un buen hombre, uno que pueda cuidar de ti en el campo de batalla- Asami se enterneció, sobre todo, porque un joven de doce años dijera aquella palabras -Quiero ser tu amigo, pero de igual forma, quiero seguir molestando a Saya con poder derrotarla, si me lo permites, Asami-san

-Saya es otra cuestión, pero agradezco tu sensatez, eso me gusta en mis amigos- Sonrió, alegre de que hubiera comprendido el mensaje de la mejor manera -Creo que es mejor que diga el nombre del afortunado ¿no crees?

-Bueno…- Lo pensó, cerrando uno de los expedientes y apilándolo en los que ya iban a ser archivados -Tal vez así sea más llevadero el asunto

-Es el capitán Hitsugaya…

- ¡Obvio que tenía que ser un capitán! – Exclamo el chico, yéndose de espaldas en el piso, enderezándose velozmente, cruzándose por su cabeza las palabras de su tío de aquella noche -No te mereces menos, eres muy fuerte y creo que es lo justo

-Bueno, como las cosas parecen estar de momento en su lugar, continuemos con el trabajo

Esa tarde debió llevar algunos documentos a la novena, donde su amigo mostró una sonrisa, Yoshio no pudo evitar mostrar una mueca de confusión al ver la familiaridad con que su mentora y el teniente se saludaban.

-Así que no era broma, estas entrenando al niño- Expresó el moreno, viendo la cara de puchero del menor -No es personal, pero estas metiéndote a la boca del lobo

-Pues creo que es mejor que no ser nada…

-Aún es algo respondón, ya me encargare de eso también- Afirmó Asami, ganándose una mirada de reproche por parte del menor -Por cierto, tengo un favor que pedirte Shūhei

-Lo que quieras…

-Quisiera que agregaras un artículo sobre… como decirlo…- Bueno, había ido con la decisión de que lo hiciera público, pero ahora no estaba tan segura -Bueno, es sobre el Capitán Hitsugaya y yo, hemos decidido hacer nuestra relación formal y, queremos que el gotei en general este enterado

- ¡Excelente! Felicidades Asami- La chica se sonrojo, mirando hacia otro lado - ¿Algo en especial que quieras decir?

-No, se que tienes buen juicio para este tipo de cosas- Sonrió, por lo que Hisagi negó con la cabeza -Debemos irnos, aun tenemos muchos papeles que entregar

Ambos se retiraron, una sonrisa cómplice se formó en los labios del chico, quien se dispusiera a trabajar en el artículo sobre amoríos de esa edición.

Decir que tenía el estómago revuelto era poco, pero iba tan enfrascado en sus propios pensamientos que ni siquiera se percató del hecho de que la debilidad se había distribuido por todo su cuerpo.

Pasó de largo por las oficinas de la editorial hasta su propio apartado y se encerró con las cortinas corridas, mirando los papeles que tenía desperdigados encima como si pudiera encontrar una respuesta entre los kanjis. La mayoría de los informes los entregaban a máquina, no las hermanas Yamamoto, al menos Hanako siempre entregaba sus carpetas escritas a mano, y tenía una pila en la esquina de su escritorio, hecha solamente de los informes que aquella teniente aguerrida y delicada había entregado. No tenía uno solo impreso, todos estaban escritos a puño y letra.

Hisagi alargó una mano y tomó la última carpeta, una página llena de palabras dispuestas con tiempo y delicadeza, era uno de los pocos informes que no estaban escritos a las prisas, puesto que ahora la joven había comenzado a delegar tareas para tener un poco menos de carga.

Suspiró leyendo los dos kanjis que usaba su amor platónico para escribir su nombre y se encogió en su sitio, dejando las hojas caer en la superficie y recargando la cabeza sobre las manos, paseando sus dedos por el cabello.

-Tsch, debí saber que algo así pasaría- Maldijo por lo bajo, sintiendo que el suelo bajo sus pies se desvanecía y él caía hacia la oscuridad.

- ¡Hola enamorado! - Exclamó Kensei entrando a la oficina de Shūhei y cerrando tras de sí con rapidez, mostrando una caja de galletas en las manos antes de dirigirse a la mesita para café que él mismo había instalado al ser reincorporado a la nueve.

Había días en los que pasaba más tiempo en la oficina de su amigo que en la propia, así que había terminado instalando su propio rincón en la oficina de Hisagi, y ahora se preparaba la bebida vespertina.

-Hay que cambiarme el apodo- Murmuró derrotado el muchacho, pegando la frente al reporte de Hanako y cerrando los ojos, derrotado.

- ¿Qué pasó? - Inquirió el capitán dejando la jarra a medio llenar y avanzando hasta su amigo, agachándose en cuclillas a su lado - ¿Te rechazó?

-No... ni siquiera vale la pena intentarlo. La vi con Renji

- ¿La viste? - Repitió confundido, preguntándose de qué demonios hablaba su amigo.

-Ella caminaba con Renji, no sé a dónde iban o de dónde venían, pero Hanako iba de su brazo, llegaron a la entrada de la sexta división y ella le besó la mejilla antes de salir corriendo, debiste verla. Iba tan feliz...

-Bueno, un beso en la mejilla no es nada- Murmuró Kensei ladeando la cabeza de un costado al otro -Podría ser un malentendido

-Debiste ver a Renji, todo sonrojado y soñador...

-Ya bueno, todo podría ser un malentendido

-Hablé con él

Silencio. Kensei guardó silencio sin saber cómo responder a esa última afirmación, pero luego, al ver a Hisagi tan deprimido, frunció la nariz y murmuró.

- ¿Qué le dijiste? Palabra por palabra…

-Renji- Murmuró Hisagi con voz profunda y cadenciosa, consiguiendo que el pelirrojo se pusiera nervioso ante su presencia - ¿Qué te traes con Yamamoto?

Pasó saliva. El teniente de la sexta pasó saliva con dificultad. ¿Era tan obvio acaso? Pero (¡Maldita sea!), no hacía ni media hora que había hablado con la hermana para invitar a salir a Saya ¿Cómo se había dado cuenta Shūhei al respecto?

Renji respiró profundo y recargó una mano sobre su espada, una postura relajada con la que pretendía llamar a la calma.

-Pretendo invitarla a salir

Se sintió como un rayo partiéndolo a la mitad, había tanta sinceridad y tanta intensidad en aquellas palabras que Hisagi se quedó desarmado. Renji pudo ver el desconcierto en los ojos de su amigo, pero no dijo nada al respecto, permaneció en silencio en espera de la siguiente reacción del azabache.

Por fin salió de la sorpresa y asintió lentamente, tratando de mantener la calma para responder a las palabras de su amigo.

-No olvides que, a pesar de ser como el demonio, sigue siendo una mujer. Así que sé delicado con ella

Aquella frase se sintió como una orden, más que como un consejo, así que Renji hizo una reverencia y habló con voz firme, alto y claro.

-Así lo haré, señor

Ahora Kensei miraba a su amigo con incredulidad, pasmado por la historia.

- ¿La llamaste Yamamoto?

-Sí- Musitó Hisagi hundiendo la cabeza entre los brazos, sobre el escritorio.

-Sí sabes que las tres hermanas se apellidan Yamamoto ¿verdad? - Espetó Kensei ofuscado, cruzándose de brazos y preguntándose dónde había quedado el muchacho brillante, el periodista determinado que no dejaba de hacer preguntas hasta tener todos los datos y poder dar una opinión -Ay niño, estás cometiendo errores de novato

Espetó al final el capitán, caminando hacia la puerta de la oficina y llamando la atención de Hisagi, que tenía los ojos muy abiertos por la sorpresa.

- ¿A dónde vas?

-A desenmarañar tu desastre

No esperó nuevas respuestas, sabía que, cuando Hisagi se ponía depresivo, no había nada que lo sacara de ahí como las evidencias en la mano, así que se encaminó por los pasillos hacia el lugar en el que sentía el reiatsu del pelirrojo.

Renji estaba nervioso, lo podía notar a leguas, así que Kensei se acercó sigiloso, con una sonrisa radiante y los ojos entrecerrados.

- ¡Teniente! - Gritó Kensei golpeando la espalda de Renji, haciéndolo saltar por la sorpresa de su llegada -Perdón, no me diga que lo asusté

- ¡Muy gracioso, Muguruma! - Gritó Renji ofuscado, encarando al capitán y serenándose para dejar de gritar -No me asustó, me tomó por sorpresa

- ¿Eh? ¿Por sorpresa? - Repitió el albino, fingiendo indiferencia -Alguien con su dominio de las habilidades con kidō debe estar muy enfocado como para que se le tome por sorpresa así nada más ¿No le parece?

-Estoy algo nervioso, pero es por las misiones recientes

- ¿Por las misiones o por sus compañeras de misión?

Renji se quedó helado en su sitio, pasó saliva con dificultad y negó con la cabeza.

-Yo...

-Las hermanas Yamamoto son un caso completo, no entiendo por qué se pondría nervioso por las misiones, quiero decir, ellas no necesitan que las protejan. Sé que te llevas muy bien con una ¿Están saliendo o algo?

-No hay nada entre Saya y yo, sólo somos compañeros de combate- Cortó rápidamente el pelirrojo, cruzándose de brazos y dándole el costado, sintiendo que el sudor perlaba su nuca.

- ¿Saya? Hablaba de Hanako

- ¿Hanako? Esa está loca- Soltó Renji más tranquilo, volviendo la vista al capitán -Es una buena amiga, y es muy buena en lo que hace

- ¿Te gusta la mayor de las Yamamoto?

-No es mi tipo- Admitió Renji sonriendo de medio lado, negando con la cabeza -Es demasiado estricta y meticulosa, no es alguien con quien sienta que puedo llevarme bien

-Sólo la conoces como teniente- Murmuró Kensei, sabiendo que él mismo tenía esa impresión de Hanako hasta antes de su primera misión juntos -No es tan mala como lo aparenta

-Lo sé, las tres hermanas son encantadoras a su manera, pero definitivamente, Hanako es la última con la que me tomaría un trago

-Ya veo... Hoy los vi muy cariñosos...- Inquirió lanzando el último anzuelo, Renji volvió a sonrojarse y bajó la mirada, rascándose la nuca.

-S-sí... yo...- Suspiró resignado, mirando a Kensei con algo de bochorno en la mirada, debatiendo entre hablar o guardar silencio - ¿Me guardaría un secreto, capitán?

-Seguro

Renji volvió a suspirar y negó con la cabeza, apesadumbrado.

-No sé de dónde salió la idea, pero a Hanako le parece buena idea que invite a salir a Saya y… honestamente, no es tan descabellado

-Te gusta la hermana de en medio- Murmuró Kensei, asegurándose de estar entendiendo, sonriendo con picardía al verle sonreír de medio lado -Mucha suerte, teniente. Dicen que es peor que la teniente demonio

- ¡Dímelo a mí! Nos la pasamos peleando

-Del odio al amor...- Murmuró al final el albino, comenzando a caminar lejos de su compañero, conforme con el resultado de su investigación -No te quito más tiempo, Abarai

Kensei sonrió, sobre todo porque no le diría nada de momento a su compañero, permitiéndoles vivir en la ignorancia un tiempo, igual podría pasársele de un momento a otro.

Esta vez se encontraban de pie.

La tensión se respiraba en el ambiente, ninguno de los presentes se atrevió a mirar a sus compañeros por temor a descubrir en las miradas de los otros, una pista que les dijera lo que podía venir a continuación, no, permanecieron con la vista fija al frente mientras Kyōraku se paraba frente a ellos y los miraba con detenimiento.

-Capitán Kurotsuchi- Llamó el comandante con voz poderosa - ¿Podría repetir para los capitanes la información que me hizo llegar?

La mayoría de los capitanes giraron el rostro hacia el aludido, sólo Byakuya permaneció con los ojos cerrados, Hitsugaya dejó la vista fija en la pared del frente y Rukia se limitó a mover los ojos, sin llegar a girar el rostro.

-Mi equipo de investigación- Dijo con orgullo, ensanchando la sonrisa diabólica que caracterizaba su personalidad- Descubrió los rastros de reiatsu de los shinigamis desaparecidos

Ahora sí lo miraron. Rukia giró el rostro con violencia, Hitsugaya retrocedió medio paso y Byakuya entreabrió los ojos, mirando de soslayo al capitán mientras sus cejas se unían un poco más, pronunciando su gesto.

-El capitán de la décimo segunda división encontró los rastros de, al menos, cuatro shinigamis atrapados en el mundo humano- Informó Kyōraku con voz poderosa -No hemos podido establecer contacto con ellos, pero tampoco podemos ignorar el hecho de que podrían seguir con vida

El silencio volvió a cernirse sobre el lugar, los capitanes miraron en dirección al comandante en espera del siguiente movimiento, temiendo lo peor.

-Comandante- Llamó el capitán Ōtoribashi, ganándose algunas miradas de sorpresa -Solicito permiso para encabezar una misión de investigación y rescate en el mundo humano

Kyōraku también enarcó una ceja, sorprendido por aquella petición, sabiendo que él no tenía ningún tipo de experiencia peleando contra los genzanki.

-Lo escucho, capitán- Concedió el comandante con curiosidad y con cautela.

-Quiero comprobar por mí mismo la fuerza de estos enemigos

-Es un poco arriesgado tomar una misión así- Apuntó Hitsugaya, pensando en todas las razones por las que habían cometido errores al no conocer a los enemigos -Hay demasiados riesgos que se corren si van a ciegas

- ¿Se está ofreciendo voluntario para acompañarme? - Inquirió el capitán con una sonrisa, consiguiendo que Tōshirō retrocediera sorprendido, sin embargo, la determinación lo embargó y asintió una vez.

-Me considero capacitado para asistir esta misión y evitar cualquier problema a largo plazo

-Sugiero que lleven al menos a un teniente que haya tenido experiencia con los genzanki- Dijo Mayuri con una sonrisa de medio lado, dedicándole una mirada pesada a Byakuya, Kensei y Rukia respectivamente -Eso redoblará la seguridad en la misión

-Los tenientes que han asistido tienen pendientes atrasados- Defendió Kensei, negándose a permitir que Shūhei tuviera un colapso -Si pudieran ir dos capitanes con experiencia...

-Desafortunadamente- Dijo Kyōraku bajando la mirada con el entrecejo fruncido -No hemos tenido la oportunidad de enviar mucha variedad de personas, han sido teniente y capitán de la misma división quienes han encabezado las misiones

-La novena división cuenta actualmente con dos tenientes- Puntualizó Byakuya con indiferencia -Sugiero al teniente Hisagi para apoyar la misión

Kensei le dedicó una mirada pesada a Byakuya, una parte de él quería reclamarle por disponer así de su gente, pero sabía que no podía llevarle la contra a alguien que normalmente no participaba en las juntas. Mucho menos a un noble que ya tenía suficiente experiencia contra los genzanki como para tener una idea clara de las circunstancias.

Kyōraku le dedicó una mirada pesada a Byakuya, en espera de que añadiera algo más, pero no dijo nada, volvió a cerrar los ojos y a cruzar los brazos, sumiéndose en su obstinado silencio habitual.

-Hisagi tiene las capacidades- Dijo al fin Kensei, aceptando la derrota -Pero, tenemos todo el trabajo atrasado de la revista, la publicación de los resultados de la décimo segunda nos movió los planes y Mashiro no dará abasto sola

-Mi teniente ha terminado con los pendientes que tenía gracias al apoyo brindado por la división diez- Murmuró Rukia pensativa -Creo que la teniente Yamamoto está disponible para asistir esa misión

-Me gustaría enviar también a mi tercer oficial- Murmuró Kotetsu con voz trémula, levantando una mano, pero encogiéndose en su sitio con algo de pena -Si van un capitán y un teniente con experiencia en combate contra los genzanki, creo que mi gente podría ir a salvo para investigar un poco más al respecto, y Yamada ya asistió una misión contra estos nuevos enemigos

-No teníamos conocimiento de sus habilidades en ese entonces- Puntualizó Kyōraku -Aunque estoy de acuerdo en decir que sí tiene algo de experiencia. Capitán Rose, Capitán Hitsugaya, ¿están de acuerdo con la compañía de la teniente Yamamoto y le tercer oficial Yamada para acompañarlos?

-Me parece bien- Soltó fríamente Hitsugaya, volviendo el rostro y preguntándose si sería buena idea salir en una misión con su cuñada...

-Suena maravilloso- Canturreó Rose con una sonrisa radiante -Me gustaría contar con otro elemento femenino en el equipo para darle un aire fresco y que haya más gente con experiencia

-La soldado Yamamoto puede...- Inició Rukia, pero Kensei la interrumpió con los brazos cruzados y el rostro vuelto a un costado.

-No, enviaré al teniente Hisagi

-¿A qué debemos el cambio de opinión? - Murmuró Kyouraku con curiosidad.

No, Kensei no iba a admitir que quería enviar a su teniente a misión con su amor platónico, así que el capitán sonrió de medio lado antes de responder.

-Shūhei Hisagi está capacitado para adaptarse a las circunstancias no importando la situación. Si algo se complica, querrán contar con su apoyo

- ¿Está decidido entonces? - Inquirió Kyōraku paseando la mirada por los presentes, consiguiendo algunos asentimientos leves -Muy bien, capitán Ōtoribashi, su equipo está completo

-Gracias, comandante, partiremos a la brevedad

Los capitanes se dieron la vuelta, dirigiéndose hacia sus respectivas divisiones, absortos cada uno en sus estrategias y pensamientos.

Mayuri llegó hasta su división, sonriendo burlón al entrar a las instalaciones y topándose con Akon, que lo esperaba en la entrada del ala este, donde tenían al shadow que habían capturado las hermanas.

-Si me estabas esperando en la entrada, quiero creer que son buenas noticias

-Son noticias- Corroboró Akon comenzando a caminar al lado de su capitán -Su teoría sobre la evolución de los genzanki es cierta, desafortunadamente el que las hermanas capturaron no está en condiciones para otro experimento

- ¿Debería solicitar la captura de otro?

-No, señor. Esperamos retomar actividades para el final del día

-Perfecto ¿Qué es tan urgente que me esperabas en la puerta?

Las puertas se abrieron, revelando la celda donde habían tenido antes al shadow de las hermanas, Mayuri soltó una risa por lo bajo, risa que poco a poco fue convirtiéndose en una carcajada maniática, al ver el resultado de sus experimentos.

Ya no había sólo un torso, ahora el shadow tenía brazos y su túnica caía arremolinándose a su alrededor como si estuviera sumergido en agua o fuese ingrávido.

- ¿Le han dado un nombre?

-No señor, pero una de las hermanas Yamamoto usó una palabra en sus informes que nos pareció adecuada. Los llamó Espectro

-Bien ¿Cómo llegamos a esto?

-Tal como usted supuso, si se alimentan de una cantidad considerable de almas, evolucionan hasta convertirse en esto. Todavía no hemos descubierto cuáles son sus habilidades especiales, pero tenemos una teoría al respecto. Este... espectro, sigue a la persona que tiene mayor reiatsu en la sala, se mueve de un lado al otro en su celda, como si estuviera analizándonos como nosotros a él.

-Muy bien, veamos qué podemos hacer con el espectro

Hanako terminó de anotar los pendientes de la semana antes de encarar a Saya, que esperaba pacientemente a que su hermana le explicara con lujo de detalles lo que venía a continuación.

-La capitana Kuchiki te dará más detalles de las tareas en las que tienes que cubrirme, no espero que esta misión tome mucho tiempo, pero no quiero volver con las manos vacías, así que demoraremos el tiempo que sea necesario

-Lo sé- Dijo Saya estirando las palabras, con cierto aire de fastidio que hizo a Hanako sonreír de medio lado.

-Asami sabe qué hacer con Hogo.

-También yo- Defendió la soldado con una mirada de reproche.

-Entregué toda la documentación a las divisiones, pero hay que seguir enviando algunos informes a la novena.

-Sí, sí, yo me encargo de eso

-Te quiero, Saya- Añadió al final, a manera de reproche mientras ponía las manos en hombros de su hermana, tomándola por sorpresa por aquella afirmación.

- ¡También yo a ti! - Exclamó también como reproche, abrazando a su hermana antes de dirigirse a la oficina de Rukia -Diviértete de misión

Divertirse.

Hanako dejó sus cosas listas y se dirigió al encuentro de los shinigamis con quienes compartiría el camino, sabía que sería la primera en llegar, había tomado cinco minutos extra para no tener a nadie esperando, así que se sorprendió muchísimo cuando se percató de que el teniente de la novena ya estaba en el sitio, con los brazos cruzados con fuerza y la vista vuelta a un lado.

- ¡Bakataichō! - Exclamó Hanako burlesca, consiguiendo una sonrisa socarrona por parte del aludido -No creería que es usted una persona comprometida

- ¿De qué habla, akuma fukutaichō? Aunque no haya ninguna por aquí cerca, siempre he creído que no es correcto hacer esperar a una dama- Lo último lo dijo con una sonrisa sincera, ofreciendo una mano a manera de saludo, sorprendiendo a la teniente por su cordialidad.

El apretón fue un gesto suave y diplomático que duró unos segundos nada más, pero fue tiempo más que suficiente para que Shūhei se sonrojara ligeramente ante la sonrisa de la chica, honesta y dulce.

-Escuche, Yamamoto- Llamó Hisagi con voz serena, suavizando sus facciones en un gesto neutral -Esta misión es importante, si podemos recuperar a nuestros compañeros con vida, voy a dar todo de mí. No quisiera que crea que mi relación con usted me impedirá acatar órdenes o tomar las decisiones adecuadas

-Teniente Hisagi- Interrumpió Hanako conmovida por el discurso -Sé de lo que eres capaz en la batalla, descuida, confío en ti para esta misión. Estoy contando contigo

Shūhei pasó saliva con dificultad, tratando de armarse de valor para añadir algo más, pero la llegada del resto de sus compañeros de misión marcó el final de su intermedio.

-Muy bien- Murmuró Rose analizando los rostros de todo su equipo, sonriendo orgulloso ante la determinación de los shinigamis -Aunque encabezo esta misión, mi vida está en sus manos- Anunció con orgullo -Hagamos esa investigación y que el Seireitei se sienta orgulloso de sus representantes

El capitán de la sexta llegó hasta la doceava división con fingido desinterés, aunque él y su teniente todavía tenían algunas cuestiones pendientes por la última misión en la que había estado el pelinegro, ya habían terminado con casi todo el papeleo y ahora él en persona estaba ayudando a su hermana con los últimos pendientes de la décimo tercera.

Mayuri sonrió recibiéndolo en la entrada con una carpeta en las manos, con la esperanza de que el capitán Kuchiki no quisiera saber más de los avances todavía. Aunque sabían que no era un hombre precisamente impaciente, había demostrado mucho interés en las misiones relacionadas a los genzanki.

-Capitán- Saludó el científico extendiendo la carpeta y asintiendo una vez -Su hermana, la capitana Kuchiki solicitó listos estos informes, dijo que alguien pasaría por ellos, pero es una verdadera sorpresa verlo por aquí

-Las responsabilidades están sobre todas las cosas y ella es mi hermana, además, tenía un par de preguntas por hacer

-Directo como siempre, no Byakuya-sama

-Es sobre las restricciones de poder- Murmuró ignorando la acusación del capitán, abriendo las carpetas y revisando que la información estuviera completa -Mi última incursión al mundo humano me hizo sentir algo... peculiar, al momento de pelear

- ¿Peculiar? - Repitió Mayuri perdiendo la sonrisa y convirtiendo su rostro en una mueca petulante - ¿A qué se refiere con eso, capitán?

-Tengo curiosidad por la forma en que restringen nuestro poder estando en el mundo humano, no fui el único que experimentó incomodidad, también la teniente Yamamoto dijo que había sentido extraña esta travesía, como si algo no anduviera del todo bien

-Perdón por contradecirle, capitán Kuchiki, pero los métodos que usamos son los mismos desde hace siglos, no creo que nada pueda salir mal

-Me está malinterpretando, capitán- Cortó el pelinegro levantando la mirada de las hojas, pero volviendo su atención a ellas para continuar -No creo que algo saliera mal, sólo comento que la restricción se sintió diferente esta vez, la teniente Yamamoto experimentó dificultades para reunir reiatsu, aunque podría deberse a los peculiares enemigos que enfrentábamos. No me haga caso, capitán. Como le digo- Sentenció cerrando la carpeta antes de darle la espalda al científico y comenzando a alejarse -Sólo estoy siendo movido por la curiosidad. Podría estar equivocado- Añadió con petulancia, sabiendo que aquello tendría impacto en el shinigami.

No hubo mayor intercambio, Mayuri permaneció en su sitio observando al noble alejándose con pasos deliberadamente lentos, preguntándose si había algo capaz de sacar de sus casillas al capitán de la sexta.

Sin embargo, había picado en el anzuelo. La curiosidad crecía lentamente en su interior, así que, cuando volvió a entrar a la división, se dirigió de inmediato al área que se encargaba de monitorear al equipo de misión en la tierra.

Justamente iban llegando al mundo humano cuando él llegó hasta las computadoras, ganándose algunas miradas de sus subordinados, que rápidamente volvieron a sus tareas sin inmutarse de su presencia.

-Kimura- Llamó distraídamente el capitán, asomándose al monitor de medidores - ¿Cuál es el indicador de la teniente Yamamoto?

-Lo pongo en pantalla, capitán

Una serie de tecleos llenaron toda la habitación, pero fuera de eso, el silencio protagonizaba sobre los presentes. En las pantallas, cinco gráficas de barra se desplegaron con los nombres de cada uno de sus shinigamis, mostrando el estatus de las restricciones.

-Esta es su gráfica, capitán ¿Ocurrió algo?

-Nada relevante, aparentemente- Murmuró el científico negando con la cabeza, pensando en que el capitán Kuchiki le habría gastado una broma -Presentaron una queja sobre...

La gráfica cayó a la mitad.

El capitán frunció el entrecejo antes de mirar a Kimura en espera de una respuesta, pero el soldado tecleaba a toda velocidad, preguntándose a qué se debería la variación en el reiatsu de la teniente. Mayuri prestó especial atención a las otras gráficas, esperando que las demás también cayeran, pero permanecieron intactas unos segundos más, tiempo suficiente para que el capitán volviera los ojos a los estándares bajo el nombre Yamamoto Hanako.

-No entiendo qué pasó, señor- Admitió Kimura sin dejar de trabajar en el teclado -Las restricciones se hicieron siguiendo los estándares preestablecidos, se siguieron todos los protocolos

-No es nuestra, señor- Llamó una shinigami a un par de pantallas de distancia, consiguiendo que Kimura se relajara en su sitio.

-Quiero explicaciones, Asakura

-En cuanto ha llegado al mundo humano, se ha aplicado una segunda restricción sobre el reiatsu de la teniente Yamamoto, pero no ha sido una de las nuestras

- ¿Entonces?

Silencio, quebrantado únicamente por el golpeteo de los teclados. Silencio que se extendió sobre ellos como una amenaza si no había respuestas pronto.

-Señor- Llamó Asakura dejando de teclear, con la mirada fija en los gráficos de la pantalla -La segunda restricción... la ha puesto Yamamoto en persona

Una risita gutural escapó a la boca del capitán, un gesto macabro que hizo a sus subordinados encogerse un poco en su sitio.

-Así que no estabas del todo equivocado, Kuchiki...- Murmuró el capitán para sí mismo.

Se habían instalado en la casa al caer la noche, aunque Rose habría querido iniciar los turnos para vigilancia inmediatamente, encontraron importante ponerse en contacto primero con Urahara para ver qué era lo que tenía por decir. Al final, habían decidido que Hanako y Shūhei acompañaran al capitán mientras Hitsugaya y Hanatarō se instalaban, así el capitán de la décima podría tomar el primer turno para hacer rondas de reconocimiento antes de iniciar las investigaciones formales.

Hanako suspiró al acercarse a la tienda, encabezando la caminata, cuando sintió el reiatsu acercarse a toda velocidad, habían decidido dejar un metro o poco más de distancia entre un shinigami y otro, eso les daría un segundo de tiempo de reacción en caso de necesitar pelear. La teniente dio un salto de espalda justo a tiempo para evitar el golpe del bokken, el joven que blandía la espada tuvo tiempo para ver a Hanako usar una mano para impulsarse otro poco y ponerse a salvo, pero no se dejó impresionar y volvió a lanzarse hacia el frente, dispuesto a golpearla.

Lo que su agresor no se esperó jamás fue la patada en el abdomen que recibió por parte del teniente Hisagi, que lo mandó a volar un par de metros antes de adoptar una postura de pelea y mirar al menor con curiosidad.

- ¿Distraída, akuma fukutaichō? - Se burló el moreno mirando a su compañera de reojo.

- ¿Me golpeó acaso, bakataichō?

-Buena lógica- Refunfuñó en voz baja, dedicándole una mirada a su pequeño adversario -Y tú ¿quién eres?

-No, ustedes identifíquense primero. Nadie se acerca a la tienda de mi padre sin que yo lo sepa primero, o lo autorice

- ¿Autorizarlo? - Espetó Shūhei sintiendo que le saltaba una vena en la frente - ¿Quién te crees que eres para atacar a una teniente sin previo aviso? ¡Somos aliados, mocoso! Y atacaste a uno de los elementos más poderosos del Gotei

Al principio, la aludida se sonrojó por el alago, pero Hanako se recompuso y le dedicó una mirada larga al joven. Tendría la edad de Yoshio, la postura indicaba el dominio de una técnica avanzada, su cabello iba largo, atado en media coleta alta con el fleco cayendo por el centro de su frente, un gesto que seguramente le había imitado a Kisuke, pero su piel morena, el color de su cabello, su vestimenta incluso, delataban quién era la madre. Sólo los ojos eran de un color gris claro que parecía brillar en la oscuridad, pero cada rasgo en su porte tenía un aire felino que hizo a la teniente sonreír.

-Tú debes ser Daisuke- Dijo la chica con una sonrisa amable, consiguiendo que, tanto el menor como el otro teniente, se sonrojaran ligeramente -Es un placer conocerte- Dijo haciendo una reverencia ligera antes de avanzar unos pasos.

- ¿Cómo sabes mi nombre?

- ¡Oh, veo que ya llegaron, tenientes! - Exclamó Urahara saliendo de la tienda, seguido de Yoruichi, que sonreía divertida ante el puchero de su hijo - ¿Por qué tardaron tanto? No habrán tenido problemas ¿o sí?

-Nada de eso- Exclamó Rose acercándose al shinigami y saludando con una amplia sonrisa mientras Hanako los alcanzaba -Pero hemos tomado nuestro tiempo para venir hasta aquí, la teniente Yamamoto ha tenido la idea de hacer el trayecto en una formación de batalla

-De nuevo aportando ideas, no Hanako-san

-Mi deber como teniente, y como uno de los elementos enviados por la experiencia contra el enemigo, es mantenerme alerta todo el tiempo- Recitó con diplomacia, consiguiendo que Yoruichi sonriera más ampliamente antes de dedicarle una mirada a su hijo y percatarse de que mantenía una batalla de miradas con el teniente de la novena. Casi pudo ver los rayos saltar en el aire por la tensión.

- ¡Daisuke Urahara! - Exclamó la morena, consiguiendo que el niño hiciera shunpo para llegar a su lado, agachado en una rodilla y con los hombros tensos - ¿Qué te he dicho de atacar a nuestros invitados?

-Su reiatsu se sentía extraño, madre- Reprochó el menor, haciendo pucheros.

-No puedo evitar darle la razón- Canturreó Urahara divertido, dedicándole una mirada pesada a Hanako - ¿Qué ocurre con su reiatsu, teniente?

-Estoy copiando una técnica de mi hermana más pequeña para rastrear al enemigo- Confesó Hanako sonriendo de medio lado -Una variación del uso de reiatsu que aprendí de los diamantes de Asami

- ¿Asami-chan vino a esta misión? - Inquirió Urahara, divertido.

-No, mi hermana se quedó a terminar los pendientes de su división. Joven Daisuke- Llamó Hanako consiguiendo una mirada y un respingo por parte del pequeño -Tuve la fortuna de aprender algunas técnicas de su madre, y me habría gustado conocerlo en mi venida anterior, es un joven muy apuesto

El niño se sonrojó hasta las orejas antes de perderse en el interior de la casa en un gesto veloz, consiguiendo que Shūhei la mirara con reproche.

- ¿Qué fue eso, akuma?

-Prefiero tenerlo de aliado a que termine inmiscuyéndose como Yoshio lo hizo- Confesó divertida -Se ganan más moscas con miel que con hiel

-Ay, esos dichos viejos- Exclamó Shūhei con teatralidad antes de rodar los ojos -Ahí se nota que eres nieta de Yamamoto

-Y con mucho orgullo, teniente, no se olvide que soy igual que él- Amenazó la chica, divertida ante las miradas de incredulidad de su compañero.

Le dieron la bienvenida a la tienda y se instalaron en una mesa mientras Hanako se disponía a servir el té. Rose le explicó los detalles de su misión al dueño de la tienda, y tanto él como Yoruichi escucharon atentamente, atentos a cada palabra.

Al final, fue Yoruichi quien habló.

-Es cierto que hemos sentido cambios en la energía, apariciones repentinas de reiatsu, pero, así como viene se va

-Al principio creímos que se trataría de estos shadow que descubrieron- Complementó Urahara tomando la mano de Yoruichi sobre la mesa un momento, un roce que interrumpió antes de que los shinigamis lo notaran, antes de mirar al capitán Rose -Los que son capaces de ir y venir de un mundo al que sigue, pero luego nos dimos cuenta de que era el reiatsu de shinigamis

La mano libre de Yoruichi se cerró en un puño apretado sobre la mesa, al grado en que su brazo comenzó a temblar.

-Ni siquiera yo he llegado lo suficientemente rápido como para entender qué pasa

- ¿Hay algún rastro de reiatsu que pueda darnos una pista? - Murmuró Hanako depositando una taza frente a la morena y ofreciéndole una sonrisa conciliadora.

Si Asami parecía tener la habilidad especial de hacer que cualquier persona se abriera con ella, Hanako había demostrado la habilidad de llamar a la calma en todo aquel que la rodeaba.

-Sí- Admitió Yoruichi sonriendo de medio lado -No puedo evitar pensar en the fisher con los rastros tan extraños de reiatsu que quedan dispersos por ahí. Lo siento, teniente- Añadió mirando a Hanako con tristeza -No creo que sus hombres sigan vivos

-A decir verdad- Murmuró Rose antes de dar un sorbo a su té -Tampoco yo, pero estamos acá para dejar de hacer suposiciones y obtener resultados. El capitán Hitsugaya tomará el primer turno de vigilancia, por lo que pedimos su discreción

-En otras palabras- Soltó Urahara ensanchando su sonrisa -Quiere que no interfiramos

-Capitán, con todo respeto- Llamó Yoruichi sonriendo de medio lado, con esos rasgos felinos que la hacían despreciable y adorable en la misma medida -Cada vez que nos han perdido que no nos metamos en sus asuntos, las cosas terminan complicándose mucho más de lo que debería

-Lo sé- Dijo Rose con una sonrisa radiante antes de tomar la mano de Hanako sobre la mesa y llevársela a la boca -Pero me han dicho que tenemos un elemento... extraordinario con nosotros en esta misión

Shūhei recorrió con la mirada el brazo de Hanako ida y vuelta hasta el capitán Rose, preguntándose si debía intervenir ante la expresión de incomodidad de la teniente, sin embargo, el capitán la soltó emitiendo un grito por la sorpresa, soltándola al instante.

-Perdón capitán- Dijo diplomática la teniente, pero Shūhei reconoció el retintín de sarcasmo que la chica solía usar para hablar -Es que mi zanpaku-tō se pone nerviosa cuando se me acercan sin mi permiso, a veces saltan chispas sin que lo podamos evitar

Rose soltó una risa y asintió cuando Hanako se levantó, recogiendo las tazas de té y alejándose de ellos con pasos tranquilos.

-Es un demonio- Murmuró Shūhei divertido.

-SSus Gigai están listos- Anunció Daisuke llegando hasta la habitación y haciendo una reverencia ligera -Pueden tomarlos cuando gusten

-Gracias- Exclamó Rose con teatralidad -Será mejor que nos movamos cuanto antes

(Walking on air – Kerli)

Byakuya entró a la oficina de Kyōraku con pasos calmados y tomó asiento ante la invitación del comandante, que frunció el entrecejo cuando el capitán sacó una carta del bolsillo interno de su haori y la dejó frente a ellos.

El castaño tomó la hoja, reconociendo los kanjis de su viejo amigo, sonriendo con nostalgia ante la sensación de que Genryuusai seguía haciéndose presente de distintas maneras; sin embargo, su gesto se convirtió en una mueca de incredulidad cuando llegó al meollo de la carta.

- ¿Matrimonio? - Murmuró Kyōraku dejando la carta en el escritorio y mirando el gesto impasible del pelinegro - ¿Con una de las niñas Yamamoto?

-No son más unas niñas- Puntualizó el capitán con indiferencia -Una de ellas es incluso una teniente

Kyōraku suspiró asintiendo, relajando su expresión.

-Perdonarás a este viejo sentimental, pero verlas crecer, guiarlas en algunos momentos, para mí siempre serán mis niñas pequeñas

-Lo sé, y precisamente por eso es que vine en persona a hablar del tema

Guardaron silencio, Kyōraku dejó correr algunos segundos tratando de asimilar lo que Byakuya acababa de decirle, tratando de llamar a la calma, de no sacar conclusiones adelantadas y, al mismo tiempo, preparándose mentalmente para el impacto que su visita pudiera crear en él.

El silencio se extendió entre ellos como una barrera y Kyōraku no pudo evitar sentir que el mundo se abría a sus pies, amenazando con devorarlo.

Pero el pelinegro sonrió ligeramente, de medio lado, consiguiendo que su superior compusiera una mueca de confusión.

- ¿Has elegido a una de las niñas? - Indagó el comandante, frunciendo el entrecejo

-No, capitán. No es la decisión que he tomado de lo que vengo a hablar con usted

- ¿Entonces?

Byakuya se relajó en su sitio, suspirando levemente antes de asentir para sí mismo.

-He hablado con el capitán Kurotsuchi recientemente, pronto vendrá a hablar con usted, estoy seguro de que su curiosidad dará frutos interesantes, sin embargo, creo que tal vez venga a darte información con la que ya cuenta

- ¿Podría, capitán…- Murmuró el comandante entre dientes -dejar de ser tan críptico?

-Estoy siendo descortés. La razón por la que vine el día de hoy es para hacerle una pregunta respecto a las hermanas Yamamoto. Tenía mis sospechas al verlas pelear, no muestran todo su potencial eso es claro, y sé que el comandante Yamamoto amaba el Seireitei, y quería ver prosperar los frutos de todos sus miembros y clanes, ¿qué mejor manera de fortalecer la sangre que una alianza de matrimonio? Entonces vino a mí una cuestión, ¿por qué estaba tan interesado en dejar lista la alianza?

-Algo me dice que ya tiene varias teorías, capitán

-Sí, algunas. He visto pelear a las hermanas, he visto sus habilidades y su manejo de reiatsu, y debo decir que se nota en cada movimiento que fueron entrenadas por el anterior comandante, no cabe duda de ello. Sin embargo- Murmuró entrelazando las manos a la altura de su boca -En mi última misión, tuve la oportunidad de ver pelear a la teniente Yamamoto y me pareció que estaba conteniendo su poder, no hablo de las restricciones que la décimo segunda división amablemente nos aplica para evitar dañar a los seres humanos, sino... algo más

- ¿Y crees que tengo información al respecto?

-Si no la tienes, la tendrás pronto- Aseguró el pelinegro levantándose en un movimiento fluido y mirando a Kyōraku con gentileza -La razón por la que quería venir en persona era para que supieras que Yamamoto tenía ese acuerdo con mi familia, pero no estoy seguro de querer esto para las... niñas

-Ya que estás tan hablador el día de hoy- Murmuró Kyōraku con media sonrisa - ¿Por qué no me explicas a qué te refieres?

-Saya no tiene madera de noble- Dijo el pelinegro sin vueltas, consiguiendo que Kyōraku soltara una risita por lo bajo ante lo directo de su comentario.

-No, Saya es un soldado, una teniente, si gusta

-Incluso una capitana- Comentó Byakuya distraído -Lástima que evada las responsabilidades grandes- Byakuya sonrió ante la siguiente idea que surgió en su mente -Asami sigue los pasos de la mayor cuando hablamos de diplomacia. Se nota que entre ellas dos hay una admiración profunda y un cariño intenso. No he tenido oportunidad de ver las interacciones entre la teniente y su soldado, así que no puedo hablar mucho de esa relación

-Hanako y Saya son cómplices, estoy seguro ¿Sabe que Saya es la razón por la que Hanako lleva largo el cabello? - Murmuró Kyōraku como una pequeña venganza personal.

Si Byakuya podía llegar con sus intrigas y sus trucos, él le haría morder algún anzuelo también. No era el único que sufriría por los estragos de las cartas de su viejo amigo. Y claro, el comandante pudo apuntarse una victoria cuando el pelinegro parpadeó lento, suspirando, un gesto que podría pasar inadvertido si no conocías bien al líder del clan Kuchiki. No, Kyōraku era amante de los detalles, así que sabía perfectamente qué gestos hacía su gente cuando mordían sus anzuelos.

Sin embargo, su expresión se convirtió en un témpano cuando terminó de comprender las palabras de Byakuya, y fue su turno de sonreír, un gesto ínfimo, pero significativo que le recordó a Kyōraku cuánto amaba Byakuya el caos.

-Así que todo se reduce a Hanako y Asami

-En realidad es más sencillo- Confesó Byakuya relajando la expresión -No estoy interesado en complacer los caprichos de nuestro viejo amigo, pero ha despertado mi curiosidad al hacer que fijara mi vista en las hermanas, no creo que le interesara el matrimonio arreglado como fin último de sus maquinaciones

Kyōraku frunció el entrecejo.

- ¿Y entonces?

-Ahora las hermanas tienen mi atención, entonces llegaré hasta el fondo de mis sospechas

-Quiero imaginar que tienes algún hilo del qué tirar- Murmuró Kyōraku, comenzando a cansarse del juego del noble.

-Sí. Saya ha sido clara con sus intenciones, sus motivos para ser un soldado, para entrenar en la forma en que lo hace y para motivar a otros a dar lo mejor de sí, ella tiene un don para hacer que la gente quiera competir, en el buen sentido de la palabra. Asami no tiene ningún reparo en mostrar sus habilidades, no puso objeciones antes de revelar que es capaz de usar sus habilidades con el diamante, incluso el Bankai. Hanako es... todavía un misterio para mí. Pero ya deslizará, cometerá un error que delate sus habilidades. Mis sospechas tienen que ver con las habilidades de las tres

-Así que no tomarás una esposa.

-No, no tengo interés en casarme con una de ellas porque Yamamoto lo pidiera en persona, no descarto la posibilidad, pero... mi interés no es romántico de momento

-Cuando dices "de momento" me preocupo mucho, mi amigo- Soltó Kyōraku en medio de risas nerviosas -Quiere decir que sigues considerándolo

-Me gustan los misterios- Remató dando la vuelta y encaminándose a la puerta -Vendré por otra apasionante charla después, cuando el capitán Mayuri haya hablado contigo

- ¿Por qué es tan importante lo de Mayuri? - Exclamó el comandante levantándose en su sitio, torciendo un poco el rostro, confundido.

-Porque creo que en sus conclusiones radican las peculiaridades de la flor más poderosa del jardín- Respondió citando las palabras de Asami, haciendo que Kyōraku soltara una risa al escucharla.

El comandante se dejó caer en su silla y suspiró, cansado, preguntándose cuánto más podía complicarse todo.

Una parte de él estaba convencida de que los genzanki no eran los estragos de nada, la sensación apremiante y asfixiante de que todo se estaba entretejiendo de más formas en las que estaban dispuestos a admitir crecía amenazando con matarlo, pero debía mantener la calma, después de todo, él era el que siempre sabía cómo llevar una sonrisa amable y tratar de resolver los conflictos con diálogo y sake.

Nanao entró a la oficina de Kyōraku con gesto impasible, mirando a su capitán con curiosidad.

-Hoy está muy solicitado

- ¡Ah, Nanao-chan! Qué grato verte, quiero preguntar algo

-Tendrá que esperar para después- Cortó fríamente, subiéndose los lentes por el puente de la nariz, consiguiendo un reflejo escalofriante que hizo a Kyōraku suspirar, resignado -El capitán de la doceava está aquí y solicita urgentemente verlo

-Puedes decirle que...

- ¡Puede pasar, capitán! - Exclamó la teniente antes de hacer shunpo y desaparecer de la oficina, dejando a Kyōraku con una gota creciente en la cabeza y una sonrisa forzada.

Mayuri se sentó frente al escritorio ante el gesto de Kyōraku, la invitación silente que el comandante hizo con un gesto de las manos antes de sostener la mirada de su científico loco, reprendiéndose por ese pensamiento antes de sacudir la cabeza y suspirar, frustrado.

-Veo que ha tenido un día ocupado, comandante- Comentó Mayuri ensanchando su sonrisa y mirando al castaño un poco por encima de la nariz -Sólo por curiosidad, ¿qué hacía el capitán Kuchiki en su oficina?

-Supongo que lo mismo que usted. Los genzanki- Sentenció ante la sonrisa torcida del capitán, arrancándole de la boca una mueca de disgusto -¿Ha habido avances?

-Hemos confirmado algunas teorías acerca de esta evolución de los hollows, y he desarrollado dos nuevas líneas de investigación- Dijo de mala gana, cruzando los brazos, pero serenando su actitud. Había tiempo para todo -La primera teoría es que son capaces de evolucionar solos y lo han hecho a lo largo de estos años, como almas perdidas sin un norte, sin descanso ni paz. Si se han alimentado de suficientes almas humanas, o almas con un alto nivel de reiatsu, entonces han encontrado su camino para convertirse en lo que son ahora

El capitán hizo una pausa, organizando sus ideas, buscando la forma de abordar el tema sin verse abrupto, pero no queriendo perder el hilo de sus propios pensamientos.

Aún, así, pasó suficiente tiempo para que Kyōraku se impacientara un momento.

- ¿Y la segunda teoría?

Mayuri sonrió de medio lado, viendo su brecha.

-La segunda teoría sólo es una idea descabellada, pero no tengo fundamentos para sustentarla, entonces la hemos descartado, a menos...

Kyōraku suspiró, considerando seriamente que su paciencia (toda su paciencia, toda, cada gramo, gota, atisbo de paciencia), terminaría ese día si alguien más se atrevía a ser críptico.

Posiblemente Mayuri sintió su instinto avisarle al respecto, porque se aclaró la garganta y sonrió con descaro.

-Depende de sus estrellas, comandante- Informó con cierto retintín que Kyōraku no supo identificar, recelo, duda, diversión, sorna -Los resultados que traiga el capitán Rose harán toda la diferencia respecto a las teorías que estamos desarrollando, así que cruce los dedos y esperemos

-Así que estamos atados de manos

-En sentido figurado, sí. Comandante, tengo una cuestión sobre su equipo de estrellas, una consulta en realidad, sobre la teniente Yamamoto

Kyōraku suspiró para serenarse, preguntándose si el gotei alguna vez dejaría de hablar de las hermanas, comenzando a comprender por qué Genryuusai las había mantenido en secreto tanto tiempo.

- ¿Qué quiere saber?

-Nada, capitán. Quiero informarle una situación que notamos tras su llegada al mundo humano

Kyōraku enarcó una ceja con cierto aire de incredulidad ¿Qué podían informarle que no pudiera encontrar en alguna de las cartas del antiguo comandante? Pero asintió y esperó pacientemente, esperando una sorpresa.

-La teniente es joven como para comprender el tamaño del peligro que corre con las restricciones en el mundo humano ante ciertos enemigos, pero es comprensible dada su falta de experiencia- El tono de Mayuri fue condescendiente, como si hablara de una persona ingenua y torpe, alguien irracional -Vengo a informarle algo que considero una infracción, pero usted tiene la última palabra, como siempre. La teniente Yamamoto se autoimpuso una segunda restricción luego de llegar al mundo humano, hemos confirmado los conjuros que realizó y lo encontrará interesante... espero- Su pausa dramática le sirvió al comandante para asimilar lo que había escuchado recién, ¿autolimitar su poder? ¿Por qué? -Es la misma técnica que desarrolló un shinigami que falleció presa de los experimentos de Aizen, un joven que tenía un dragón de fuego también, pero no recuerdo el nombre

Se quedó helado.

Kyōraku tardó unos segundos en reaccionar, asimilando las palabras. Por supuesto tenía sus sospechas al respecto, pero no diría nada, no alimentaría más la curiosidad de sus capitanes, no pondría más a sus niñas en la línea de fuego. Suficientes problemas estaban teniendo las shinigamis como para tener que lidiar con más cosas.

¡Por piedad! Asami y Hanako se habían enfermado por tanto estrés y tanta presión, Saya todavía no se perdonaba del todo haber fallado. Eran fuertes, sí, pero no estaban para que las presionaran de esa forma, no merecían ser puestas a prueba de aquella forma cruel y despiadada, él sabía perfectamente que el trabajo como shinigami implicaba sacrificios y heridas, pero jamás había visto que algo tan bello como esas tres flores silvestres fuese acosado tan atrozmente. No, si estaba en sus manos protegerlas, lo haría con todas sus fuerzas, se aferraría a la dulzura de Asami, a la ferocidad de Saya, a la bondad de Hanako como si fueran los tesoros más valiosos del Gotei.

-Comprendo- Dijo al final, bajando un poco la mirada -Afortunadamente, tengo conocimiento de las restricciones de Hanako

- ¿Es así? - Inquirió Mayuri molesto -Entonces ¿por qué nunca lo comentó con la doceava? Si nosotros nos encargamos de dichas restricciones

-Porque no había representado un problema

-Hasta ahora

-No veo por qué represente un problema

-Una de sus cartas fuertes se está conteniendo en una misión al mundo humano, con la vida de nuestros hombres de por medio y usted, ¿no lo considera un problema?

-Capitán- Llamó Kyōraku con férrea determinación, consiguiendo que el capitán se irguiera en su sitio, tenso -La teniente Yamamoto tiene toda mi confianza, me permito recordarle quién la entrenó, hasta ahora, las tres han sabido resolver cada situación que tienen de por medio, así que confío en el criterio de la teniente al tomar esa acción. Además, ella conoce perfectamente el conjuro de liberación

Mayuri guardó silencio, asintiendo y asimilando aquellas palabras, comprendiendo que debía frenar con el tema de una vez.

Sin embargo, seguiría con sus averiguaciones por su cuenta.

-Es todo por parte de la doceava- Informó Mayuri sonriendo de medio lado -Tengo algunos informes que hacer respecto a los shadows, pero no quiero adelantarme hasta tener resultados concluyentes

-Comprendo, y agradezco mucho su compromiso ¿Algo más?

-Nada, comandante- Dijo el capitán levantándose y dirigiéndose hacia la puerta -En cuanto estén los resultados, me pondré en contacto

La mañana había traído energías renovadas para los shinigamis, el capitán de la décima había tomado el turno nocturno de vigilancia, así que llegó agotado a la casa, pero sonrió ampliamente al sentir el aroma de un desayuno completo. Entró en silencio y dejó su chaqueta en el perchero, observando de reojo la cocina y preguntándose si Hanako se había hecho cargo del desayuno.

Sin embargo, se llevó una sorpresa cuando se percató de que era el teniente Hisagi quien se había apoderado de la cocina, moviéndose a su antojo por los espacios, batiendo huevos mientras la cafetera comenzaba a chillar por el agua caliente.

Hanako entró en el rango de visión de Hitsugaya cuando, movida por la curiosidad, la shinigami se asomó sobre el hombro del teniente y sonrió con malicia.

-Se te va a quemar

Shūhei bufó divertido ante el comentario de la teniente, dedicándole una mirada de reojo antes de volver su atención a la comida, negando con la cabeza.

-Será el mejor desayuno de tu vida- Prometió el moreno antes de darle la vuelta a un hotcake y darle un caderazo a Hanako, alejándola de la estufa -Si no ayudas, no estorbes

La chica soltó una risa por lo bajo antes de sacar la tetera del fuego.

- ¡Tōshirō! - Exclamó la chica sonriendo ampliamente - ¿Gusta café o té?

-Té. Si te acepto el café, no voy a poder descansar

- ¿Eh? - Exclamó Hisagi frunciendo el entrecejo mientras vertía los huevos revueltos a una cacerola nueva con tocino frito - ¿Le hablas de usted a tu cuñado?

-Algunas personas somos educadas todo el tiempo, teniente. Incluso con nuestros seres queridos

- ¿El capitán de la sexta entra en esa categoría? - Inquirió Hitsugaya divertido, consiguiendo una mirada esporádica por parte del teniente de la novena, molesto por el comentario de su superior, pero curioso por la respuesta.

- ¿A qué viene eso? - Murmuró distraídamente la shinigami mientras ofrecía una taza al capitán.

-Te he escuchado llamarle por su nombre

-El capitán Kuchiki es...- Murmuró Hanako, buscando las palabras adecuadas para lo que tenía por decir, preguntándose cómo explicar la situación -Es un tema complicado

Shūhei volvió a bufar por lo bajo ante aquella afirmación, pero volvió su atención al desayuno y se desentendió de la charla, o al menos lo intentó.

- ¿Qué tal estuvo la vigilancia? - Inquirió Hanako poniendo un filtro para café sobre su taza y colocando los granos molidos ahí, llamando la atención de Shūhei por completo.

-No hubo nada interesante, ni siquiera rastro del reiatsu de nuestros hombres

-Ya veo

-Tampoco me topé con vestigios ni pistas sobre los genzanki, así que ha sido una mañana relativamente tranquila. Aunque han atacado principalmente de noche, no descarto posibilidades

-Estaré atenta, Tōshirō

-Por favor- Murmuró el capitán suspirando -No quiero darle explicaciones a Asami de por qué no le regresé a su hermana

-Descuide, capitán Hitsugaya- Llamó Hisagi dejando un plato frente al albino, haciéndolo salivar ante el aroma y la presentación del desayuno -Ya tuve la fortuna de pelear contra esos bichos, así que sabré cómo acompañarla

-Siempre que no termine salvándole el pellejo de nuevo

- ¡Buenos días! - Exclamó Rose llegando a la habitación, estirándose en su sitio y bostezando con ganas -Huele bien ¿Empezaremos bien la mañana?

-Capitán- Llamó Hanako sonriendo de medio lado -El teniente Hisagi y yo solicitamos permiso para tomar la primera ronda de vigilancia matutina

- ¡Ja, tú dispón! - Exclamó el moreno dedicándole una mirada de reproche a la teniente antes de volver la atención a la estufa.

-Por favor, Hisagi- Soltó la chica divertida -No quisiera arriesgarme a enviar al capitán Rose con un teniente con poca experiencia, el capitán Hitsugaya podría reponerse y acompañar al capitán Rose, así estarían más seguros, y podríamos hacer la ronda nocturna todos juntos

-Me gusta su estrategia, teniente Yamamoto- Admitió Rose pensativo -Muy bien- Exclamó dando un fuerte aplauso -Lo haremos así. Nos vemos de regreso a las dos de la tarde para el cambio de turno, y a las ocho de la noche nos volveremos a reunir aquí. No veo por qué no podamos tomarnos un descanso y patrullar a partir de las diez de la noche en caso de no encontrar nada en el día

-Gracias, capitán- Murmuró Hanako con una sonrisa de satisfacción que ninguno supo interpretar.

El desayuno corrió en silencio y, en cuanto Hanatarō se ofreció a lavar los platos sucios, Shūhei y Hanako se levantaron en dirección a la calle. Una vez fuera de la puerta, el teniente de la novena miró a su compañera y sonrió con sarcasmo.

- ¿También elegirás la ruta o podemos deambular por ahí? - Ironizó divertido.

-Podemos deambular- Concedió Hanako con media sonrisa, pero luego señaló la calle y añadió En esa dirección

-Algo me dice…- Murmuró Hisagi resignado, en medio de un suspiro, siguiendo a la teniente -Que no estamos simplemente patrullando

-Pues algo te dice bien. Sólo necesito hacer esto y patrullaré en la dirección que tú digas

- ¿Por qué tanto entusiasmo?

-Para uno de los entrenamientos más peligrosos y arduos que me enseñó el abuelo, sólo hacen los accesorios en el mundo humano y yo no tengo tiempo de fabricar los propios, ni el tiempo ni el conocimiento. Tengo que aprovechar que estoy aquí

-Ahora tienes mi atención

Hisagi suspiró, llevándose las manos a los bolsillos y comenzando a caminar tras Hanako, preguntándose a dónde se movía con tanto apremio. Sonrió de medio lado, soltando una risita por lo bajo antes de apretar el paso al percatarse de que la chica había dado zancadas cada vez más largas antes de iniciar a trotar.

La curiosidad pudo con el teniente, que miró divertido la tienda a la que Hanako había entrado a toda velocidad. Rio por lo bajo al ver los aparadores llenos de telas color rosa y durazno, los tenis puestos en las repisas, los listones, los accesorios tejidos a mano, y por último reparó en la vitrina principal.

Cuando cruzó el umbral de la puerta, Hanako ya estaba sentada en un banco alto con los pies descalzos en un tapete de terciopelo, golpeteando el piso con los dedos de los pies y mirando a su alrededor con curiosidad, desviando la mirada en todas direcciones inquieta como una niña pequeña. Shūhei se cruzó de brazos cuando la chica le sonrió apenada, antes de volver la vista al frente, donde una dependienta volvía con varias cajas delgadas en los brazos.

-Por las medidas que tomamos y la fuerza en tu empeine, voy a recomendar una altura media, ¿qué marcas dijiste que habías probado?

-Definitivamente no pensaría en esto cuando hablamos del comandante Genryuusai- Admitió Shūhei divertido, mirando todo el ambiente femenino y delicado con el que estaba adornado la tienda.

Pero Hanako lo ignoró y miró a la dependienta -Grisko y Capezio

-Querida, es momento de que conozcas Gaynor Minden

Durante largos minutos, Hanako se probó distintas zapatillas, mirándolas en el espejo, poniéndose de pie y parándose en la punta, haciendo diversos movimientos con delicadeza y elegancia, dejando a Shūhei con la boca abierta, tuvo que sacudir un poco la cabeza a fin de reacomodar sus pensamientos y poder decirle a Hanako, con un retintín de ironía y diversión.

-Eso no es un entrenamiento, se ve muy fácil

- ¿Quieres hacer una apuesta, bakataichō?

-Oh, me encantaría, akuma

Kyōraku suspiró cansado, preguntándose cuánto más podría complicarse su día, preguntándose qué estarían haciendo Asami y Saya en ese momento, preguntándose si todo iría bien en su misión a la tierra.

Sacó las cartas del anterior comandante y suspiró rebuscando entre ellas, leyendo los títulos como si algo fuera a saltar a la vista, cualquier cosa era suficiente para mantener su mente ocupada, desesperadamente necesitaba distraerse o comprender qué era lo que ocurría en esos días, así que se quedó muy quieto cuando leyó el título de la última carta que había sacado de la caja.

"Restricciones autoimpuestas: Hanako"

Con movimientos lentos, se recostó hacia atrás en el respaldo y releyó la frase escrita, analizando los trazos elegantes en los kanjis mientras la sensación de que su viejo amigo escribía los nombres de sus nietas de la forma en que se sentía respecto a ellas (trazos elegantes para Hanako, trazos estilizados para Asami, trazos fieros para Saya), se hacía más y más presente.

Suspiró por lo bajo y asintió para sí mismo, levantándose para tomar su haori y su sombrero, dejando una nota en el escritorio de Nanao con una disculpa por desaparecer.

Necesitaba desesperadamente pensar, así que sus pies lo llevaron ligero hasta la tumba de Ukitake, donde sonrió destapando una botella y derramando un trago sobre la tierra, un brindis con su viejo amigo.

-Me van a volver loco...- Murmuró sonriendo ampliamente, sintiendo que todo volvía poco a poco a la normalidad estando ahí sentado -Ahora, veamos qué se traía nuestro viejo amigo…

Hanako y Shūhei habían vuelto a la casa, y luego Hanako se había encerrado en su habitación durante una hora más o menos.

El teniente de la novena la dejó en paz al verla saludar de forma escueta y correr a encerrarse, no le insistió para que comiera, y pidió al resto de sus compañeros que le dieran unos minutos de calma, aunque Rose estaba preocupado por la posibilidad de que la shinigami estuviera lastimada, Shūhei hizo por justificarla.

-Vimos algo que le recordó mucho a su abuelo, seguramente tiene emociones encontradas justo ahora

Fue media hora después de quedarse solo en la casa, que el teniente hizo por servir un plato para su compañera y dirigirse a la habitación. Dio golpes suaves a la puerta, pero no obtuvo respuesta, sí que escuchó música proveniente del interior, pero decidió esperar un poco más antes de tomar una decisión. Volvió a llamar en una segunda ocasión y escuchó la voz trémula de Hanako responder del otro lado, como si estuviera muy concentrada en su tarea como para responder con voz potente.

-Adelante

Shūhei abrió la puerta y sonrió ante la visión de Hanako con sus medias rosas, con una camiseta negra de manga larga, con una falda oscura cayendo sobre sus caderas mientras la chica se ataba las zapatillas con parsimonia.

- ¿Compraste zapatos diferentes?

- ¿Qué? - Respondió Hanako levantando un segundo la mirada hacia el muchacho antes de volver su atención a los listones -No, los cosí, las puntas se cosen a mano

- ¿Por qué no las hacen ya cosidas? ¿No sería más sencillo?

-No sé de qué hablas, hacer esto en tan poco tiempo fue un récord para mí. Cada pie es diferente, así que entregarlas cosidas sería una pérdida de tiempo, tendrías que descoserlas y luego volverlas a coser

Shūhei bufó divertido antes de negar con la cabeza y sentarse en la cama, dejando el plato de comida sobre la mesa de noche.

-Y no son zapatos. Son zapatillas

-Perdone usted, primera bailarina

- ¡Ah, no eres un inculto! - Exclamó la chica divertida, levantando la mirada hacia Shūhei antes de sacar el segundo par de zapatillas sin coser y golpearlas con violencia contra el piso.

- ¡Qué haces! - Gritó el teniente levantándose en un movimiento veloz, a punto de llevarse el plato consigo, pero la carcajada de Hanako lo confundió y sacó de sus casillas.

-Toda la gente reacciona igual la primera vez que ve eso- Logró decir Hanako, limpiándose las lágrimas antes de hacer a un lado todo su desastre natural.

-Gastaste una fortuna en esas cosas- Reclamó el moreno sentándose de nuevo -Yo podría haber comprado cuatro pares de zapatos con lo que tú te gastaste en un par. No deberías maltratarlas así

-Es parte del ritual, tenemos que aflojarlas- Confesó - ¡Dios! - Exclamó fastidiada y divertida cuando Shūhei negó con la cabeza, con aires reprobatorios -Por eso los hombres no usan puntas, son de un delicado...

- ¡Ay, vamos, no es tan difícil!

-Tú y yo tenemos una apuesta- Canturreó Hanako divertida, mirando al teniente con las manos en la cintura antes de hacer un movimiento con la cabeza y encaminarse juntos hacia la sala.

Movieron algunos sillones un poco para poder aprovechar el respaldo como barra, aunque al principio Hisagi no entendió esa expresión, pronto comprendió que, de verdad, necesitaban un punto de apoyo para el calentamiento.

No entendió ninguno de los términos que Hanako usó para dar las instrucciones, así que se puso de pie tras ella y la siguió con movimientos suaves.

Cuando la chica giró el rostro y se percató de que el teniente en efecto lucía aburrido, dio media vuelta y lo observó haciendo el entrenamiento.

-Está todo mal- Espetó la chica cubierta de sudor, mirando a Shūhei con el entrecejo fruncido y cruzándose de brazos -Baja los hombros- Ordenó ofuscada -Cierra las costillas, estira la espalda, rota las piernas, baja los hombros

-Los tengo abajo- Reprochó el teniente, pero Hanako se paró a su lado e hizo presión en sus omóplatos con la palma, consiguiendo que el muchacho corrigiera la postura y sus hombros bajaran un poco.

- ¡Claro que no, si los tuvieras abajo no te verías como un buitre! Ahora sostén la postura

Shūhei bufó, comenzando a sentir las pantorrillas acalambradas.

-Ya lo pensé bien- Murmuró el muchacho mientras una gota de sudor se deslizaba por su nuca -Ya no quiero apostar

-Ahora, plié...- Murmuró Hanako ignorando al muchacho, quien suspiró doblando las rodillas para agacharse - ¡No saques la cadera, pareces pato!

-No se puede mantener la postura - Reprochó el moreno.

-¡Ah, quieres ver que se puede!

Hanako se puso de pie frente a él e imitó el movimiento, acompañándolo con el movimiento de su brazo, que bajó haciendo una curva hasta volver a su posición inicial, dejando a Shūhei con el entrecejo fruncido.

-Bueno, ahora sí enséñame, según tú

Error.

Repitieron todo el calentamiento siguiendo la música de piano que la chica había organizado para ello, sólo fueron necesarios quince minutos de ese calentamiento para que Shūhei sintiera el sudor bajar por su espalda a chorros y sus músculos gritara un reclamo desesperado.

Ver a Hanako hacer los movimientos era un deleite, la forma agraciada en que sus manos acompañaban los movimientos suaves de su cuerpo eran arte puro, se notaba en la técnica el tiempo que tenía la chica practicando aquello, y lo hacía lucir tan sencillo…

Shūhei por su parte estaba dando su mejor esfuerzo, de verdad estaba poniendo de su parte, pero no podía conectar dos movimientos sin perder la concentración, o subía los hombros, o descolocaba la cadera, o encorvaba la espalda, y las correcciones de Hanako, a pesar de estarle dando la espalda, llegaban en el momento justo.

Terminar las actividades fue el momento más feliz del día, para ambos.

Shūhei se dejó caer al piso con brazos y piernas extendidas, agotado, respirando con dificultad. Cuando Hanako se acercó a él con un vaso de agua, sonrió de medio lado y murmuró, sin aliento y sin fuerzas para levantarse.

-Estoy listo para ponerme tus zapatos

-Zapatillas- Corrigió Hanako divertida, dejando caer un chorrito de agua sobre la frente del shinigami y sonriendo ampliamente ante la forma en cómo se encogió el teniente, sin fuerzas para moverse.

-Sí, sí, lo que sea

Hanako sonrió de medio lado antes de negar con la cabeza y sentarse al lado de Shūhei.

-Me acabas de dar una buena idea para la división- Admitió la chica mientras se desataba las zapatillas y movía los pies, tratando de relajar los músculos y aliviar el dolor.

- ¡No! Por favor nunca les digas que surgió conmigo esa idea- Exclamó el shinigami antes de romper en carcajadas, contagiando a su compañera al cabo de unos segundos.

-Ay teniente- Soltó la chica con fingida pena -Tú a duras penas pudiste terminar el calentamiento, no te des tanta importancia, no podrías hacer un pax de deux ni queriendo

- ¿Qué es un pas...?

-Pax de deux- Corrigió Hanako sin atreverse a dejarle terminar la frase, no quería ni enterarse de cómo pronunciaría las palabras -Es una variación del ballet

-No puedo creer que de verdad Genryuusai te enseñara ballet

- ¡Ay no! No fue él ¿Lo ves usando un tutú? - Cuestionó Hanako con tanta ironía que Shūhei soltó una carcajada sonora, doblándose en su sitio y sujetando su estómago, de por sí adolorido por los calentamientos -Pero él conocía algunas almas que estaban esperando turno, así que nos pusimos en contacto. Después me puse a investigar por mi cuenta

Shūhei pasó algunos minutos tratando de recomponerse, evitando a toda costa ver a Hanako para no volver a desternillarse de risa, preguntándose cuánto tiempo duraría esa tregua. Y cuando por fin pudo controlarse, respirando con mucha dificultad, se sentó emitiendo un gemido gutural por el dolor, dedicándole una sonrisa a Hanako.

-Explícame- Pidió el teniente con una sonrisa amplia.

-Es una variación del ballet- Murmuró con una sonrisa radiante, bajando la mirada al suelo y dejando que sus mejillas se sonrosaran ligeramente. Si, de todos modos, Shūhei ya había accedido a hacer los calentamientos de ballet, ella podía ser sincera al respecto -Es un dueto, puede ser una coreografía idéntica en la que los dos bailan lado a lado o puede ser una especie de... vals, algo combinado. Y es difícil, en cualquier caso, por la confianza que debes tener para dejarte ir en los brazos del otro

- ¿Has hecho alguno?

- ¡Ay, no! - Exclamó mirándolo, negando con la cabeza y encogiéndose de hombros - ¿Me has visto bailar alguna vez? No- Sentenció cuando Shūhei torció la boca y negó con la cabeza, dándole la razón -No, esto es algo que hago para mí, pero nada más

Ambos suspiraron al unísono, Hanako desviando la mirada, Shūhei fijando su vista en las zapatillas a medio desatar, un pie descalzo, lleno de ampollas y las marcas del zapato y los listones, preguntándose cómo podía hacerse tanto daño sin dejar de sonreír.

-Quiero intentarlo

Hanako miró al teniente con expresión de confusión. Shūhei no se atrevió a levantar la mirada, extendió una mano hacia el listón desatado de la zapatilla que yacía en el suelo, percatándose de lo suave que parecía al tacto en comparación a la suela dura.

- ¿Qué cosa?

-El pax de deux

-No tenemos coreografía

- ¿Necesitamos una? - Inquirió el moreno con una sonrisa socarrona, levantando la mirada hacia Hanako con un gesto ladino y seductor -Me has visto pelear, te he visto pelear, hemos peleado juntos y no nos ha ido mal ¿Por qué no improvisar?

-¿Tú crees que estamos para una lesión grave en este momento? - Exclamó Hanako divertida, soltando risitas por lo bajo -No señor, no voy a defraudar a mis capitanes

-A tu cuñado- Cortó Shūhei con un gesto de fingido reproche.

-A mi cuñado- Respondió Hanako en el mismo tono, sin embargo, se sonrojó ante la mirada ceñuda que su compañero le dedicó.

- ¿No será que hay un capitán al que quieres impresionar?

Hanako soltó una carcajada estridente, fue su turno para romper por completo con su imagen y sostenerse el estómago, presa del dolor.

(Best mistake – Ariana Grande feat Big sean)

-Bueno saberlo- Murmuró Shūhei pensativo, dándole tiempo a Hanako de componerse un poco -Entonces ¿no confías en mí?

Se le cortó la risa de golpe ¿Lo dudaba? Luego de la forma en que pelearon en el mundo humano la última vez, ¿aun así lo dudaba?

-Shūhei... yo confío en ti

-Entonces movamos los muebles- Dijo con media sonrisa, seductor y sereno al mismo tiempo, haciendo a la chica suspirar corto, negar con la cabeza.

Se movieron al mismo tiempo, se levantaron de un salto, Hanako quitó las sillas, Shūhei movió los sillones individuales, y entre los dos movieron el más largo y quitaron la mesa del centro y cualquier cosa que les estorbase.

Reunirse al centro de la habitación, a un paso de distancia, mirándose a los ojos con la respiración agitada en espera de lo siguiente... Pero ¿qué seguía?

-Pondré el aleatorio- Murmuró Shūhei cuando Hanako se dirigió hacia su zapatilla para volver a calzarse.

La música llenó el lugar. Definitivamente no era la selección que Hanako haría para improvisar, menos con alguien que tenía hora y media de experiencia en el ballet. Pero las manos de Shūhei se dirigieron hacia sus muñecas y la chica cerró los ojos, ladeando el rostro mientras el teniente deslizaba las manos por sus brazos y hasta sus hombros, antes de hacerla girar en su sitio.

Se movió al ritmo de la música, levantó un brazo, luego el otro, y Shūhei tomó su cintura para ayudarla a subir a la punta antes de girarla en un solo pie, como una auténtica bailarina de ballet.

Dios, ¿de verdad era tan sencillo?

Porque cuando lo encaró, supo perfectamente qué tenía que hacer a su lado.

Lo siguió con pasos cautelosos, moviéndose por el lugar al ritmo de un vals, no, del hip hop, no, del ballet.

No.

A su propio ritmo.

Fue sencillo comenzar a seguir los pasos del shinigami que la guiaba, porque si bien no eran movimientos expertos ni estilizados, ya habían encontrado un ritmo al que adecuarse para bailar, ya habían entendido cómo funcionaba seguir al otro y dejarse guiar.

Hanako sonrió de medio lado antes de hacer una serie de giros alrededor de Shūhei, como desafiándolo, como despreciándolo, como invitándolo a intervenir, pero el shinigami ni siquiera pudo girar en su sitio, siguió a Hanako sólo con la cabeza, girando para alcanzarla, preguntándose si no sería una visión.

El shinigami respingó por la sorpresa cuando la chica freno frente a él y se recargó en sus hombros para poder levantar una pierna, bien extendida sobre las cabezas de ambos, y entonces fue su turno de tomar el liderazgo, tomó la cintura de la chica con un gesto suave y la levantó al vuelo, liviana como una pluma, sus pies se movieron por toda la habitación cuando Hanako estuvo de nuevo en el piso.

¿Vals? Tal vez, mucho de tango, mucho de nada, pero ambos shinigamis se movieron en torno al otro mientras duró la música, sonriendo y coqueteando al compás de una canción que podría haber sido escrita para ellos, que podría haber nacido para enmarcar ese momento e inmortalizarlo hasta la eternidad.

Shūhei tomó la cintura de Hanako y la reclinó delicadamente para finalizar la pieza, sonriendo ambos con aires soñadores.

Se soltaron, en menos de un segundo ya estaba cada uno de su lado de la sala, estirándose y fingiendo que no había pasado nada, tampoco para eso requirieron ponerse de acuerdo, pues sentir el reiatsu de Hanatarō acercarse fue suficiente alarma para que ambos quisieran aparentar que no habían encontrado a un amigo en el otro, fingiendo que no había alfo ahí, suspendido en el aire como chispas y estática, como fuego, como hielo, como todo al mismo tiempo. No, serían enemigos hasta la eternidad, aunque posiblemente "eternidad" fuese el nombre que darían a un par de meses.

-Hanako-san- Llamó tímidamente Hanatarō, dedicando una mirada apenada a ambos tenientes y encogiéndose en su sitio cuando Shūhei le dedicó una mirada fulminante -El capitán Rose se puso en contacto, dice que debemos salir todos de inmediato, envió una dirección

- ¿Pasó algo? - Murmuró amablemente la chica mientras se desataba las zapatillas.

-Atacaron al capitán Hitsugaya

(Hollow – Icon for hire)

Asakura estaba sentada a su computador, graficando todos los resultados de los experimentos realizados en las últimas horas, el cansancio era suficiente para que ella cabeceara de vez en cuando, demasiado aturdida por la falta de descanso, pero encontraba tan apasionante todos los datos que habían recabado de aquella criatura tan peculiar que, simplemente, no pudo dejar su puesto cuando le dieron salida, y prefirió dejar todo listo para Mayuri.

Volvió a cabecear, casi golpea el teclado con la frente, y fue en ese movimiento brusco que le pareció (por enésima vez en la noche) escuchar un susurro en su oído.

Si no prestabas atención, parecía una caricia suave y surrealista arrancando la realidad y la cordura para dejar paso sólo a la ensoñación. Asakura incluso se sintió más tranquila, relajada en su sitio la primera vez que escuchó aquello, pero estar con los susurros constantes sólo consiguió hacer que comenzara a ponerse más y más nerviosa.

No, su determinación para entregar el informe esa misma noche no bajó ni un poco, la chica igual se puso a teclear a toda velocidad, recordando de memoria todas las cosas que habían visto y documentado. Apenas y levantaba la mirada hacia sus apuntes para corroborar datos, esa era una de las razones por las que Mayuri se sentía más orgulloso de tenerla en su división, por su memoria casi perfecta, así que haría que se sintiera orgulloso.

-Mírame...- Murmuró la voz trémula, escalofriante, distante, pero al mismo tiempo cercana, como si estuviera a sus espaldas, como si viniera desde dentro, como si le hablara al oído.

No, aquella voz, que al principio había sido una caricia suave y tranquilizante que sumía a la chica en un letargo liviano y lleno de calma, se había ido convirtiendo lentamente en una presencia de ultratumba que asechaba desde las sombras, Asakura ya se había descubierto a sí misma mirando sobre el hombro cada vez que le parecía escuchar palabras susurradas por encima del viento, sólo para asegurarse de que la habitación estaba vacía, que todos los demás ordenadores estaban apagados, que la única luz disponible era la de su monitor y que, fuera de ella, no quedaba en la división doce ni un alma.

Se dijo a sí misma que estaba cansada, entre más pronto terminara el informe, más pronto podría ponerse en camino a casa, a descansar toda la noche, o la madrugada, dependiendo del tiempo que tardara haciendo aquello.

Un escalofrío le recorrió la espalda, estuvo segura de que había reiatsu a sus espaldas, el flujo era ínfimo, pero estaba segura.

Siguió tecleando a toda velocidad, preguntándose si el dueño de aquella energía haría por manifestarse, hablar o lo que fuera. No, debía enfocarse, debía mantener la mente atenta al frente y terminar su trabajo.

-A-sa-kuuu-raaaa...- Aquel canturreo pareció doblarse sobre sí mismo, como si dos personas pronunciaran aquellas sílabas a través de la misma boca, como si más y más voces se unieran hasta formar un coro escalofriante y afilado.

La shinigami parpadeó agitando la cabeza y abrió los ojos pasmada cuando se percató de que su mano estaba sobre la tecla de enter, a punto de dar un comando. Enfocó la vista hacia la pantalla, donde brillaba una pestaña con la pregunta "¿Desea abrir la celda ocho?".

Tiró la silla, se levantó tan rápido que se llevó las carpetas, tiró la silla y algunas cosas que estaban sobre el escritorio, estaba horrorizada por la sugerencia abierta, así que cerró todo, guardó los programas y salió disparada hacia su hogar, necesitaba desesperadamente descansar, aquello sólo podía ser obra del cansancio, demasiados comandos juntos, demasiados atajos preprogramados de una forma peligrosa, demasiadas emociones para un solo día. Necesitaba descansar.

Terminaría todo al día siguiente.

Y la risa que escuchó, esa risa gutural de ultratumba, ese sonido lacónico y demandante que retumbó por toda la habitación, por toda la división y por toda su mente, también eso se lo atribuyó al cansancio.

(The chain – Evanescence)

Hanako y Shūhei llegaron al parque en cuestión de minutos, fue Hanatarō el que tardó un poco más en llegar, admirándose de la velocidad del shunpo de ambos tenientes.

En efecto, el capitán Hitsugaya tenía algunos raspones, estaba cubierto por tierra, el polvo se levantaba a su alrededor y Rose se encontraba unos metros más allá, sosteniendo su costado con el gesto contraído en una mueca de dolor. Sin embargo, frente a los capitanes el enemigo se disolvía luego de haber sido derrotado con mucho esfuerzo.

- ¡Capitán Hitsugaya! - Exclamó Hanako llegando hasta su lado y mirándolo a consciencia en busca de alguna herida grave.

-Estoy bien- Prometió el albino con un gesto seco antes de mirar a su alrededor -Pero estoy seguro de que vendrán más

-Hasta ahora, siempre ha sido así- Corroboró la teniente dedicando una mirada al capitán Rose mientras Hanatarō llegaba hasta ellos y comenzaba a sanar al albino - ¿Qué te pasó? - Espetó Hanako mirando a Tōshirō, reclamándole como cuando reñía a Saya y Asami por no ser cuidadosas en el entrenamiento.

-No entendía a qué se refería el informe de Asami, las estrategias para cegar a los shinigamis y eso

-Ah- Soltó la teniente alejándose unos pasos, comenzando a liberar reiatsu para tratar de rastrear a sus enemigos -Y ahora sí te pareció buena idea usar a un shinigami como objeto de estudio ¿no es así?

-No vayas a replicar mi estupidez- Amenazó el capitán conteniendo la preocupación en su voz, sabiendo que Asami le reclamaría por aquello.

-No me des ideas- Refutó la teniente, plantándose en su sitio y dedicándole una mirada determinante.

-Oigan...- Murmuró Hisagi con la mano sobre su espada, tenso en su sitio, preparado para atacar -Tenemos compañía

- ¿Alguna sugerencia? - Murmuró Rose desenvainando su zanpaku-tō y mirando a su alrededor, cerrando filas con sus compañeros, formando un círculo espalda con espalda con los otros shinigamis y percatándose de que, en efecto, estaban rodeados -Teniente Yamamoto, en la junta la sugirieron como estratega

-Estoy pensando- Murmuró la chica cuando aparecieron frente a ellos cuatro genzanki, con sus formas cambiantes y su reiatsu escalofriante, pero hubo algo distinto, algo más, algo que, de haberlo notado desde el principio, les habría dado la ventaja en la batalla.

La presencia de un quinto reiatsu.

Cada uno se lanzó hacia el frente contra su propio Genzanki, liberando sus shikai en cuestión de segundos, atendiendo al grito de Hanako de matarlos antes de que se dividieran.

La cuestión, a manejar, era el hecho de que, el mismo tiempo que todos tardaron en liberar sus zanpaku-tō, fue el mismo tiempo que los genzanki tardaron en dividirse una vez. Ocho enemigos a los que enfrentar.

Shūhei atrapó entre sus cadenas a tres de ellos antes de lanzar sus armas por delante, decapitándolos en el instante, Hanako se valió de un chasquido para hacer que sus dos adversarios se consumieran en llamas, y Tōshirō no reparó en congelarlo todo, fue Rose el que tuvo un poco de dificultad contra su enemigo, que parecía ser más rápido, más ágil que el resto, para cuando había terminado con él, el capitán se dio cuenta de que otros dos se dirigían a atacarlos.

- ¡No pueden dividirse y pelear al mismo tiempo! - Gritó Hanako con vehemencia, usando su hoz para atacar al siguiente genzanki que le plantó cara, enredando su aguijón en torno a la hoja para mermar su capacidad de ataque, sin esperarse que la chica girase su arma en un movimiento violento para clavarle la hoja inferior y poner espacio de por medio, liberando todo el poder de su reiatsu.

- ¡Bueno saberlo! - Espetó Shūhei con sarcasmo, reteniendo entre las hojas de sus armas el aguijón de su enemigo.

- ¡Si tiene tiempo para el sarcasmo- Gritó Hanako antes de partir por mitad a su enemigo y sonreír -Entonces tiene tiempo para una competencia!

-Esta vez la victoria es mía- Espetó el muchacho por lo bajo.

- ¡Está muy seguro! - Exclamó la chica divertida antes de acabar con otro enemigo - ¡Uno!

- ¡Mierda!

- ¡No es tiempo para jugar! - Gritó Tōshirō congelando a dos genzanki antes de partirlos a la mitad con el filo de su zanpaku-tō.

- ¡Creo que alguien está intimidado! - Comentó Rose encontrando su propio ritmo para pelear, creyendo haber comprendido la mecánica con aquellos enemigos.

- ¿Quién está intimidado? - Refutó furioso el albino.

-Sabe qué le vamos a ganar- Gritó Hanako antes de empujar a un genzanki lejos de ella y calcinarlo con su zanpaku-tō -Cuatro

Rose acabó con su siguiente adversario y se quedaron quietos, volviendo a la formación espalda con espalda en espera de la siguiente oleada, sintiendo que el reiatsu de los enemigos todavía estaba suspendido en el ambiente, dejando en claro que, al menos uno, seguía vivo. Y eso sólo quería decir dieciséis enemigos en potencia.

Hitsugaya fue el primero en sentirlo...

Y luego el resto adoptó una postura defensiva, aprestando sus respectivas armas para recibir el golpe todos juntos.

Pero eso no evitó que salieran disparados hacia atrás, varios metros, dispersándose unos de otros, porque cuando el Bou los golpeó, logró impulsarlos con la fuerza y la violencia necesaria para separarlos en un movimiento.

Hanako y Shūhei intercambiaron una mirada, alargando la mano en dirección al otro, como si pretendieran alcanzarse, o protegerse en medio del caos, como si buscaran en la mirada del otro la fuerza para recibir el impacto contra el suelo, la tierra, los guijarros.

Rose fue el primero en ponerse en pie y arremeter en contraataque, aumentando su reiatsu. Y eso bastó para que un genzanki enloqueciera y se dirigiera hacia él a toda velocidad. Tōshirō llegó a tiempo para detenerlo con el filo de su espada, pero requirió el apoyo de Hanako y su hoz para acabar con él.

Shūhei fue el segundo en verlo, obviamente Rose el primero, era más una sombra que otra cosa, una silueta bien definida, pero con borrones difusos girando en torno a su cuerpo, como si su vestimenta estuviese hecha de alguna bruma densa que se ciñera a su cuerpo con fiereza, pero se desdibujara en los bordes, como una especie de vapor o humo.

Una figura estilizada, un reloj de arena con cintura perfecta, hombros fuertes y caderas curvilíneas que caían como incitando al pecado, su rostro iba cubierto por una máscara negra con detalles blancos, como simulando los rasgos de la calavera, sus ojos iban cubiertos por goggles del mismo color, si no prestabas atención, parecería un borrón negro sin forma, pero se movía con la gracia que sólo una peleadora experimentada podría conseguir con el paso de los años...

No, aquello no era un enemigo nuevo, aquello no era un accidente de la evolución, aquello no era un encuentro fortuito, ella, lo que quiera que fuese, los había estado observando durante la pelea, analizando sus estrategias de batalla, sus habilidades y debilidades, porque cuando hizo desplante de su poder y liberó su reiatsu, todos se dieron cuenta de que ella había estado ahí desde el principio.

-T-teniente...- Murmuró Hanatarō cuando Shūhei se paró a su lado.

-Reduce tu reiatsu todo lo que puedas- Ordenó el pelinegro asiéndose con fuerza de sus kusarigamas y trazando su estrategia -Y vete de aquí, ponte a salvo

-Pero podrían necesitar ayuda y...

- ¡Yamada! - Exclamó Shūhei dedicándole una mirada tan fría que el aludido hizo shunpo, desapareciendo del lugar en un instante.

Hanako pasó saliva con dificultad cuando su nueva adversaria comenzó a liberar más y más reiatsu, rebasándolos en cuestión de segundos.

- ¡Capitán! - Exclamó la teniente blandiendo su hoz para recibir el ataque de un nuevo genzanki, siempre llevando la cuenta, catorce...

¡Mierda! Había acabado con catorce de aquellos genzanki con la facilidad con la que eliminaría a un hollow común y corriente... eso sólo quería decir que aquella adversaria debía tener bien estudiados todos y cada uno de sus movimientos.

- ¡Lo sé! - Exclamó Hitsugaya arremetiendo para defender a su equipo -Ella también es una genzanki

- ¿Qué? - Musitaron Rose y Hisagi al unísono, el primero pasmado, el segundo sin aire.

Pero el capitán sonrió de medio lado y lanzó su zanpaku-tō al frente, blandiendo el látigo con orgullo e iniciando la persecución para intentar atrapar a su adversaria. La genzanki sonrió de medio lado esquivando los ataques, moviéndose a toda velocidad, saltando por los aires y esquivando tanto como pudo el ataque del capitán.

Rose logró atrapar la cintura de aquella genzanki en una vuelta de su shikai mientras todos los demás contenían y repelían los ataques de otros genzanki, sintiendo algunos rastros de reiatsu ir y venir.

-Mierda…- Murmuró Hitsugaya reconociendo el reiatsu de un shadow en esa intermitencia.

-Kinshara Sonatta, once...

Rose sonrió, su adversaria se encontraba lejos de ellos, pero Hanako pudo percibir su sonrisa y el aumento de reiatsu, y entonces todo cayó en su sitio.

- ¡Ie, Taichou! - Gritó la teniente corriendo en dirección a Rose, pero fue demasiado tarde.

-Izayoi bara...- Tocó su látigo como si fuera la cuerda de una guitarra, toda su extensión se iluminó en dorado, emitiendo una vibración pura y clara que generó una explosión en la punta enredada en torno a la cintura de aquella adversaria, pero dicha explosión se dio en dos direcciones, puesto que también afectó a Rose, lanzándolo por los aires.

Su cuerpo estaba cubierto de heridas, aterrizó a varios metros de ellos, con el cuerpo cubierto de raspones superficiales llenándose de manchitas de sangre que comenzaban a teñir su piel, Hanako llegó hasta él y se arrodilló a su lado mientras Tōshirō arremetió contra la genzanki con un gesto de desprecio.

-Eres resistente- Murmuró el capitán de la décima, frenando frente a ella, tanteándola, adoptando una postura de pelea mientras comenzaba a enfriar el aire y a trazar su estrategia -¿Qué eres, una senshi?

No hubo respuesta, sólo un sonido gutural y de ultratumba, un eco extraño que hizo por asemejar una risa diabólica mientras ella ladeaba el rostro hacia un costado. De haber estado descubierta, habrían podido ver una mueca exagerada, una sonrisa sádica y una mirada cargada de locura y desesperanza.

- ¡Tōshirō, no la enfrentes solo! - Gritó Hanako tratando de ir hacia ellos, pero viendo su paso cerrado por una guardia de genzanki que arremetieron contra ella, tratando de llegar a Rose.

En un movimiento rápido, Hanako puso distancia de por medio para poder hacer su siguiente liberación.

- ¡Karyū, canta para mí con mil lenguas de fuego, CONSUMELO TODO!

Las lenguas de fuego aparecieron en torno al cuerpo del capitán Rose, quien levantó la cabeza con dificultad ante la sensación de calor que surgió a su alrededor. Aunque él trató de moverse, emitió un gruñido gutural y se dejó caer de nuevo, sintiendo que el reiatsu era drenado lentamente de su cuerpo, no fue hasta que Hanako cerró la flor de sakura en torno a él, que dejó de sentir que se le escapaba la energía.

Y habría advertido a sus amigos, habría dicho algo, pero el cansancio lo venció, obligándolo a derrumbarse en su sitio y cerrar los ojos.

Sólo pudo albergar el deseo y la esperanza de que alguno se percatara de que no debían recibir los golpes de aquella mujer, porque sería fatal, esperaba de verdad que alguien se diera cuenta de que ella robaba el reiatsu a través de su golpe, o en el peor de los casos, esperaba que aquello fuese sólo una teoría alocada por el cansancio y el dolor.

Lenguas de fuego aparecieron en torno a la cabeza de Hanako, formando una corona ígnea, misma que usó para ir calcinando a los enemigos que trataban de acercarse a ella. Ahora tenía su propio reiatsu dividido en dos frentes, uno para proteger al capitán Rose, uno para pelear ella misma.

Levantó la mirada y vio con horror que Shūhei estaba rodeado también, así que lanzó diez lenguas de fuego en su dirección, que se sostuvieron a unos centímetros de su espalda, formando un círculo de protección.

- ¡Teniente, no vaya a retroceder! - Advirtió la chica, desesperada -A diferencia de mi hermana, no puedo hacer que lo sigan con el poder limitado como lo tengo ahora

-Ese respaldo es más que suficiente- Aseguró el moreno antes de arremeter de nuevo contra sus enemigos.

Hanako levantó la mirada al cielo mientras un nuevo círculo de lenguas se dibujaba a su alrededor, manteniendo a los enemigos a raya. Se quedó horrorizada al darse cuenta de que Tōshirō estaba respirando con dificultad mientras las flores de su bankai se habían ido disolviendo ¿En qué momento había logrado convocarlo?

- ¡Teniente Yamamoto! - Exclamó el capitán retrocediendo mientras su adversaria ladeaba el rostro emitiendo una risa gutural -Solicite la liberación del sello

- ¡Capitán, no es necesario! - Exclamó la chica desesperada -Sólo necesito quince segundos y...

- ¡Es una orden!

- ¡Capitán, no llegará a tiempo la autorización! ¡Sólo dame quince segundos!

- ¡Hazlo Hanako!

- ¡Pero Tōshirō...!

- ¡Hanako! - Exclamó Shūhei buscándola con la mirada, tal vez fue la desesperación que bullía en sus ojos lo que lo convenció de respaldarla, porque había aprendido su lección en la última misión que compartieron, porque cuando ella tenía una idea o una estrategia ya lo había pensado todo cuatro veces y había estudiado todas las formas en la que aquello podía y saldría mal - ¿Quieres quince segundos? Son tuyos, pero luego de eso solicitaré la liberación del sello

El teniente comenzó a liberar reiatsu, atrayendo a los genzanki que habían hecho por atacar a Rose y a Tōshirō, dándole tiempo a los capitanes de recomponerse un poco y aguantar la siguiente oleada.

Aunque el albino ahora respiraba con dificultad, sintiendo que se desvanecía otro pétalo de hielo a su alrededor, no prestaba atención al cansancio, sino a la rabia que comenzaba a arder en su interior. Sabía que era Rose el capitán encargado, pero, faltando él, Hanako debía obedecerle siendo que él tenía el rango más alto en ese momento.

Una parte de Tōshirō seguía molesto por la misión anterior, por la forma en que Hanako había hecho a un lado a su hermana, no importando las buenas intenciones de por medio, y ese pensamiento lo distrajo el tiempo suficiente para que él recibiera un golpe de lleno en el estómago con la punta del bou de su adversaria.

(It has begun – Starset)

Las palabras de Yamamoto todavía retumbaban en su cabeza, había leído aquella carta y la voz de su viejo amigo había llegado hasta él como si el viejo estuviera sentado enfrente suyo. La sensación era tan real, podía ver las arrugas en el rostro de aquel comandante mientras Ukitake sonreía para infundirle valor, pero ahora estaba solo, sentado junto a la tumba de su amigo leyendo las palabras de un comandante que le había encomendado su tesoro más grande sin poder dar más explicaciones que aquellas cartas.

Todavía no descubro cuál de las tres niñas es la más fuerte, y estoy llegando a la conclusión de que las tres se equiparan en poder, en reiatsu, en habilidades; sin embargo, son tan diferentes entre ellas que es difícil saberlo. Saya siempre está echada hacia adelante, preparada para el siguiente combate, con la mente alerta y los puños despiertos. Asami es muy dulce, y pequeña, pasa la mayor parte del tiempo a las faldas de Sasakibe, y aunque recibo informes constantes sobre su entrenamiento y avances, todavía creo que puede dar más.

En este momento estoy sumamente preocupado por Hanako, puesto que, al ser la mayor, es la responsable de las otras dos. No he podido quitarle el peso de los hombros como yo quisiera, y temo que nunca logre hacerle ver que su vida debe vivirse como ella lo sienta mejor, sin preocuparle o importarle lo que piensen sus hermanas. O el Gotei.

Amigo mío, te escribo estas palabras para hablarte de la mayor de mis nietas, quien ha logrado dominar el bankai a cuenta de dolor, lágrimas y sufrimiento.

Ella logró despertar un dragón de fuego, pero aceptar esa responsabilidad ha sido una situación un tanto complicada. La cicatriz que tiene en el brazo izquierdo es el resultado de una tregua entre Hanako y su Zanpaku-tō, no sé cómo llegaron a ese acuerdo, y la joven no ha querido hablar del tema conmigo, sin embargo, se nota a leguas que ahora la relación entre Hanako y Karyū es otra, hay respeto mutuo, admiración y, puedo apostar, algo de amor.

Hanako es muy poderosa, más de lo que puede creer o admitir, así que sus entrenamientos en el bankai han sido arduos e incesantes, ella insistió en comenzar de inmediato, luego de llevarla a visitar el jardín de su padre, y el resultado es impresionante. Un año de trabajo, un año...

Hemos desarrollado ese bankai en etapas, entrenamiento que se ha visto reflejado en su shikai, es como si el fuego de Hanako se adaptara a las circunstancias que la rodean, no puedo aventurarme a adivinar hasta dónde llegará esto, pero esa no es la razón por la que escribí esta carta.

El hermano mayor de las niñas tenía también una zanpaku-tō de fuego, y él también era poderoso, no tengo registro de su bankai, así que no sé si llegó a controlar del todo su poder, o a desarrollar su fuerza, lo que sí sé fue que enseñó a Hanako una serie de técnicas para bloquear su poder y no lastimar a nadie.

Cuando te pido que consideres a Hanako para el puesto de un teniente o un capitán, no lo hago porque quiera consentirla o abrirle el camino, lo digo porque el nivel al que ha llevado su poder hasta este momento superó todas mis expectativas.

La niña tiene un dragón tatuado en el brazo, ese es mi sello para ella, mi último regalo; ese dragón permite que la comunicación entre shinigami y zanpaku-tō sea más íntima. En el momento en que me hizo saber cuál era la condición de su relación, creí prudente darle un puente para comunicarse con Karyū de una forma más cercana, aunque me arrepentí al poco tiempo, puesto que la zanpaku-tō comenzó a tomar algunas decisiones.

Hanako se enferma con frecuencia, más concretamente, le sube la fiebre cuando se está exigiendo más de lo que debería, y eso es gracias al tatuaje y a su vínculo cercano con Karyū.

La razón de esta carta son los sellos autoimpuestos. No es muy común que Hanako permita a la gente observar su tatuaje, y esto es debido a que considera sagrada su relación con su Zanpaku-tō, pero si alguna vez tienes la ocasión de echarle un vistazo, te darás cuenta de que tiene listones de colores tatuados en torno al dragón, listones que le atan a la cicatriz, que bajan por su muñeca como raíces de un árbol y que suben hacia su codo como las ramas de las glicinas en flor; todos ellos son los sellos que Hanako y su dragón eligieron para limitar su poder y evitar alguna tragedia, así que presta atención a estas palabras.

Hanako peleando en su máximo potencial no está dando todo de sí, puesto que su fuerza está reducida por las ataduras que ella misma se puso, rara vez las retira para entrenar con otros shinigamis, a veces dudo que la misma Saya conozca el nivel de su fuerza, así que si alguna vez hace una liberación al cien por ciento... temo que no haya un alma que sea capaz de detenerla. Cuando hablamos de potencia de aniquilación, Hanako es la más peligrosa de las tres.

Honestamente, no sé qué tanto haya restringido su propio poder, no sé cuánto lo ha limitado, pero ha entrenado día y noche para ser capaz de dominarlo al cien por ciento. Ella puede poner y retirar sellos a voluntad, así que pido de ti lo siguiente: No la subestimes, o el precio a pagar será alto.

Tengo una petición más.

Hanako es un alma dulce. Cuesta trabajo creerlo, todo el tiempo está protegiendo a otros, cuidando a otros, velando por su seguridad, por sus sueños, por sus metas, siempre poniendo a otros por encima de sí misma. Estoy tratando, con cierta desesperación, hacerle entender que ninguna vida vale más que la de ella, ni siquiera la de sus hermanas, si Hanako llega a ti creyendo todavía que debe dar la vida por otros, no le des un puesto importante, pero si ya logró superar esta... situación, entonces haz que sea un faro en la oscuridad, y recuérdale que me prometió que siempre tendría en mente una cosa, el fuego deja la tierra fértil.

Hay gente en el Gotei de toda mi confianza que tiene una cantidad exorbitante de poder, cuyo reiatsu dobla sin problemas el de otros capitanes, y espero que Hanako sepa hacer vínculos con ellos para poder entrenarse y lograr sacar su máximo potencial, aún si no lo hace por voluntad propia, hay algunos arreglos que hice para asegurarme de que se proteja bajo la mentoría de gente poderosa, así que, por favor, no permitas que deje de ser humana, no permitas que esa llama de bondad y valor que chisporrotea en su mirada, se apague.

Kyōraku se había llevado la carta a casa, preguntándose cuánto más podrían sorprenderlo las hermanas, preguntándose si alguna vez vería el poder de Hanako en acción, el poder de Asami, el poder de Saya, deseando nunca hacerlo, nunca tener que ver a las hermanas dando todo de sí.

Sellos... Seguramente a eso se referían Byakuya y Mayuri con sus informes. Pero eso no tenía sentido. Si Yamamoto estaba seguro de que Hanako había logrado dominar su poder, entonces ¿para qué recurrir a los sellos?

Suspiró negando con la cabeza, cansado y agobiado por tantos pensamientos en un solo día, sabiendo que, tal vez una noche de descanso, haría la diferencia. Hanako volvería unos días después, hablaría con ella a la primera oportunidad.

(Mad hatter – Melanie Martínez, cover PVNDEH)

Hanako por su parte había tratado de aprovechar al máximo esos quince segundos. Se alejó un par de metros, las lenguas se desvanecieron en el aire y ella cerró los ojos, sentándose sobre los talones con la zanpaku-tō frente a sí y las manos entrelazadas sobre el regazo.

- ¡Kaihō suru… veinticinco por ciento- Murmuró la chica con vehemencia un instante, antes de abrir los ojos y levantarse en un movimiento, desenvainando su espada mientras gritaba -Karyū, Jiyū ni Nare

El aumento de reiatsu se sintió en todo el espacio, una onda se expandió desde donde estaba y alcanzando a los capitanes, consiguiendo que todos volvieran la vista. Tōshirō abrió los ojos, pasmado al percatarse de que el poder de Hanako se había duplicado en un instante, ahora todos los genzanki se dirigían hacia ella a toda velocidad, gruñendo, gritando, gimiendo, desatando aquel estado de frenesí para alcanzar a la teniente, pero las kusarigamas de Shūhei se interpusieron en el camino de los enemigos, cortándolos a la mitad en un momento.

-Capitán- Llamó Hanako con voz tranquila, acariciando la madera de su hoz y mirando la hoja con embeleso, como si admirara una obra de arte -Perdón por desacatar una orden, pero no me perdonaría entregarle a mi hermana los restos de un amor que no pudo ser, así que le voy a pedir que me de unos minutos para probar que no es necesario pasar a mayores

-Hanako...- Murmuró el aludido comenzando a sudar frío, preguntándose de dónde había salido tanto reiatsu cuando ella seguía teniendo las restricciones puestas - ¿Qué está pasando?

La chica pegó su frente a la madera antes de murmura.

-Karyū, niban dankai (segunda etapa) … ¡Estoque! - Exclamó girando la hoz una vez sobre su cabeza y desprendiendo una lluvia de pétalos lila claro que formó un círculo alrededor de la teniente.

Las flores cayeron alrededor de ella suavemente, formando un círculo perfecto que dejó a la vista a la teniente, ahora la chica se había sacado las mangas del kosode, revelando que debajo no llevaba el tradicional shitagi, sino una camiseta blanca de manga larga, ceñida a su cuerpo celosamente, con los hombros al descubierto gracias al corte oval de su escote, la chica sostenía en la mano izquierda un estoque de mano y media, una espada delgada, tan delgada que parecía un florete de esgrima, pero con el mango estilizado, la guarda parecía ser un ramillete de glicinas que se extendían alrededor de la mano para protegerla, y la empuñadura brillaba como la plata.

Con la mano derecha se dobló la manga con movimientos deliberadamente lentos, consiguiendo que la genzanki que los observaba desde el aire girara el rostro hacia uno y otro lado, con curiosidad y con cautela, percatándose de que aquella shinigami la acababa de superar en reiatsu. La diferencia era mínima, pero sin duda, sería un problema.

Hanako terminó de doblar su manga y reveló un dragón tatuado en torno a una cicatriz, la marca rosa oscura se extendía desde la muñeca hasta el antebrazo, abultándose sobre sí misma, seguramente la herida que la había provocado era muy dolorosa, Shūhei pasó saliva al percatarse de aquello, al ser el más cercano. El dragón se enroscaba en torno a la cicatriz como si la rodeara, y varios listones parecían atar su cuerpo a la cicatriz, como si lo tuvieran apresado, sin embargo, la mayoría de los listones se evaporó de la piel de la teniente y ella sonrió confiada.

En un segundo, no, quizás pasó menos tiempo puesto que la genzanki, la senshi, no tuvo tiempo de bloquear el golpe.

Hanako golpeó a su adversaria con la hoja del estoque, consiguiendo lanzarla a varios metros de distancia, arrancándole un grito de dolor puesto que la hoja ardía como si hubiese sido puesta al rojo vivo.

- ¿Qué demonios está pasando? - Espetó Hitsugaya llegando hasta el lado de Shūhei y mirando a su alrededor, a los genzanki que aparecían en frenesí, guiados por el reiatsu de Hanako.

-No tengo idea...

Los genzanki estaban enloquecidos, gritando, gimiendo, babeando antes de dirigirse hacia ellas, pero la senshi chascó los dedos una vez (un sonido claro y potente que retumbó sumiendo el lugar en el más profundo silencio), consiguiendo que todos los hollows se detuvieran inmediatamente, formando un círculo alrededor de ellas, como centinelas, como guardias, como creando una arena de pelea.

- ¡Capitán Hitsugaya! - Llamó Hanako desde el aire, adoptando una postura elegante, aprestando el estoque frente a sí mientras la vaina (fuertemente apretada en su mano derecha) se deformaba hasta convertirse en un escudo delgado y largo, digno de un caballero de la mesa redonda -Por favor no intervenga

- ¡Hanako!

-Tōshirō...- Murmuró Rose levantándose sobre los codos, con un gesto de dolor en el rostro que consiguió que ambos shinigamis corrieran hasta él y se arrodillaran a su lado -Lo sientes, ¿no es así? Su reiatsu…

-Sí, pero...

-Yo también estoy preocupado por ella... pero creo que no tenemos oportunidad. Así no.

- ¡Tsch! - El albino apretó los puños y contrajo el rostro en una mueca de rabia, de frustración y desesperación ates de volver el rostro, sabiendo que, de nuevo, debía confiar la misión a manos de una de las niñas Yamamoto. No pudo evitar murmurar para sí mismo -Ella no quiere entregar los pedazos de un amor que no pudo ser, pero yo tampoco quiero entregar los pedazos de una que no debería haber sido madre, sino confidente

-Estará bien- Recitó Shūhei como un mantra para tranquilizarse, más tratando de convencerse a sí mismo que tratando de convencer al capitán Hitsugaya -Es fuerte, ella estará bien

El fuego refulgió en la mirada de ambas, se lanzaron al mismo tiempo, Hanako recibió varios golpes por parte del bou de la senshi, sintiendo que su reiatsu disminuía con cada ataque, una fracción diminuta a simple vista, pero que sería significativa a la larga.

Golpeó con el escudo, cuando la senshi la atacó de nuevo, asiendo la vara con ambas manos y atestando un golpe con todas sus fuerzas, Hanako golpeó con el escudo para ponerla lejos de sí misma y tener un momento para pensar.

- ¿Hablas? - Exclamó la teniente con voz desafiante, mirando a su enemiga con un gesto de curiosidad, con la misma ferocidad en la mirada y la expresión con que había mirado a Hisagi en su primer enfrentamiento, con el mismo gesto déspota con el que había encarado a sus subordinados cuando la presentaron como teniente demonio de la décimo tercera división.

La senshi ladeó el rostro, como comprendiendo el mensaje, antes de recargar el bou por su espalda, sobre su cintura y esperar, aburrida por la pausa.

-No importa si no hablas, no necesito que me respondas. Tenía la teoría de que drenabas el reiatsu, por eso te dejaste atrapar por el capitán Rose, y ahora me atacas para establecer el contacto y poder tener una vía para robarme. Puedo sentir cómo drenas mi propio reiatsu

-Así que la teniente lo noto- Murmuró Rose sonriendo de medio lado.

-Toma un poco más de reiatsu y apártate- Espetó la chica mientras el escudo se disolvía en una lluvia de pétalos antes de desvanecerse en el aire -Porque llegó el momento de pelear en serio

- ¡Hanako, ¿qué haces?! - Espetó Hisagi dándose cuenta de que la chica se había quedado sin manera de defenderse.

No hubo mayor intercambio, de nuevo ambas se lanzaron a atacarse la una a la otra. La senshi tenía toda la técnica que necesitaba, la vara iba y venía a toda velocidad, golpeando la hoja del estoque y poniendo distancia de por medio, también alternó algunos golpes, patadas circulares, combinando el estilo de pelea.

Hanako sonrió de medio lado, recordando los entrenamientos con Saya, aquello era tan familiar y cómodo para ella... Pero no había elegido un estoque por comodidad, no había concentrado todo el reiatsu disponible para pedirle a Karyū ese favor y desaprovechar la oportunidad. No. Tomó el estoque con fuerza en la mano izquierda y, sabiendo que podría perder en cualquier momento, contraatacó.

La estocada que dio fue tan certera que consiguió hacer a la adversaria retroceder, pasmada al darse cuenta de que la punta había sido suficiente arma para partir su máscara, revelando una boca negra como la noche, dientes blancos, y piel pálida y demacrada, como si se hubiera chupado en los huesos, como si fuera una falla, como si fuera un experimento a medias.

Hanako tiró la siguiente estocada con expresión estoica, todas las emociones abandonaron su rostro y ella se convirtió en la estratega perfecta, fría y calculadora que había sido recomendada para tomar el puesto de teniente en la trece.

Volvió a tirar una estocada, consiguiendo que la senshi retrocediera en su sitio, consiguiendo que aquella adversaria rechinara los dientes por la rabia y el coraje, trató de atacarla con su bou, pero se dio cuenta de que, a la distancia, era más difícil manejar la dirección y la velocidad a la que llegarían sus ataques, y así como ella pareció volverse más lenta, Hanako pareció volverse más rápida.

Porque el verdadero poder de un estoque no está en su hoja, sino en la punta, diseñada para pasar a través de las armaduras de los enemigos.

Hanako se movió con gracia y elegancia, como toda una bailarina de ballet, como una experta esgrimista, blandiendo su estoque con la gentileza con la que se arranca una flor de jardín para podar la planta, con la fiereza con la que se provoca un incendio en una parcela luego de la cosecha, ella no necesitó pelear cuerpo a cuerpo. Dio algunas estocadas furiosas, sintiendo que su reiatsu volvía a caer mientras el de su enemiga aumentaba.

- ¡Hanako! - Gritó Tōshirō cuando se percató de la caída de reiatsu de la chica, cuando se dio cuenta de que la senshi se volvía más y más poderosa conforme se alimentaba de la fuerza y del poder de su compañera.

Y entonces ocurrió algo que no tuvo sentido. Hanako sonrió complacida.

-Karyū...- Murmuró la teniente retrocediendo, sosteniendo el estoque frente a su rostro, en gardé y preparada para atestar el golpe final -Que la fiebre nos consuma.

La senshi retrocedió ante aquellas palabras, cansada por la cantidad de reiatsu que ahora corría por su cuerpo, y entonces el calor se hizo presente.

Sudar fue lo primero, y luego el mareo y la debilidad.

No, Hanako no sintió los estragos. Su piel ardía como el infierno, el calor era cada vez peor, pero para la teniente del demonio, aquel infierno era una brisa veraniega en la playa más cercana, no para la genzanki que descendió a toda velocidad hasta el suelo y dio un traspié que la llevó de bruces hacia el asfalto.

También Hanako bajó al suelo y amplió su sonrisa, un gesto que le dio un aire de psicópata, de loca, una sonrisa sádica de una reina antigua y poderosa.

-Consúmelo todo- Murmuró dando un paso hacia su adversaria, que ardió en llamas por combustión espontánea -Es que... a Karyū no le gusta que la roben- Comentó distraídamente Hanako mientras la senshi gritaba y se retorcía de dolor, consumida por un fuego que no la achicharraba, que no chamuscaba nada, envuelta en un fuego cuya única función era torturar a quien ardía -Verás, ella es como una princesa, no, una reina antigua- Corrigió ladeando el rostro de un lado al otro, paseando la mirada por el pasillo, sin inmutarse ante el dolor de su enemiga -Entonces es muy temperamental. No la juzgues, por favor no la juzgues- Se apresuró a decir agachándose al lado de la senshi, como si tuviera aquella conversación con un viejo amigo -No es mala, sólo... no le gusta que tomen lo que le pertenece- Justificó como si aquello fuera la explicación perfecta - ¡Ay, perdón! - Dijo con fingida pena, chascando los dedos, apagando la llama con aquel gesto - ¿Mejor?

Los gritos cesaron, la senshi se dejó caer de bruces, temblando por el dolor y por la rabia, levantando el rostro en dirección a Hanako y rechinando los dientes de nuevo.

-Preguntaré esto una vez más- Dijo sintiendo que la paciencia se le terminaba - ¿Hablas?

La senshi emitió un gruñido, un bufido similar al de un felino furioso, así que Hanako suspiró frustrada y se levantó, retrocediendo un par de pasos y mirando a su enemiga con fingida pena, negando con la cabeza.

-Habría sido lindo- Murmuró torciendo la boca de medio lado -Habría sido tan lindo- Enfatizó paseando la mirada a su alrededor -Poder tener esta conversación, ¿sabes? Poder... llegar a algo, pero no. No quisiste- Espetó en medio de un suspiro de resignación -En fin, si no puedes hablar, seguramente ni siquiera eras parte del plan

Sentenció al final, dándole la espalda a la chica y alejándose tranquilamente en dirección a sus compañeros, con una sonrisa sádica en el rostro, gesto que dictaba su victoria, se había salido con la suya.

Porque la genzanki aprovechó es momento para levantarse y atacar con todas sus fuerzas.

Hanako dio vuelta sobre sí misma, y en ese gesto grácil y delicado en el que Shuuhei reconoció un pirouette, Hanako tiró también una estocada violenta, abriendo el pecho de la senshi, partiendo sus goggles, apartándose hacia el costado y cubriéndose de sangre mientras el cuerpo caía hacia el asfalto y resbalaba hasta los pies de Tōshirō y Shūhei, haciendo a ambos shinigamis retroceder.

-Habría sido productivo- Añadió Hanako antes de levantar la mirada y suspirar, conforme con el hecho de que sus lenguas de fuego, sus montones de chispas rosas ya estaban puestas en posición, listas para acabar con el resto de los genzanki -Pero no, no pudo ser- Añadió antes de chascar los dedos y disparar una lluvia de fuego que acabó con los genzanki -Karyū…- Murmuró Hanako enfundando su zanpaku-tō y llevando las manos al corazón -Regresa a mí, corre, fluye, respira, tranquila, que el camino del río y la cama del cielo sean le guía para volver al hogar; vuela, crea, guarda, dosifica, usa los sellos para ocultar de nuevo tu canto- Una nueva onda de reiatsu rodeó a la teniente, esta vez para reducir su poder.

Decir que estaban pasmados, que Rose, Hitsugaya y Shūhei estaban pasmados, era poco en comparación con lo que realmente estaban sintiendo los shinigamis en aquel momento en que, su teniente, amiga y compañera le sonreía con dulzura, volviendo a ser ella misma mientras el tatuaje en su brazo volvía a la normalidad, recubriéndose de listones que formaban un árbol, y el dragón dejaba de verse como un demonio para convertirse de nuevo en un guardián pacífico cubierto de flores.

La chica se bajó la manga antes de volver a meter los brazos a su uniforme y arreglarse un poco

-Perdón- Murmuró haciendo una reverencia poco pronunciada -El temperamento de Karyū puede ser difícil de contener, y por más que yo ame a mi zanpaku-tō, tiene razón en que hay decisiones que yo no debo tomar

-Volvamos a la casa- Espetó el capitán Hitsugaya, dándole la espalda a Hanako y dirigiéndose hacia Rose -Tenemos que atender al capitán y hacer un informe de daños... Esa senshi podría no ser la única y debemos estar alertas y descansados. Todavía no encontramos nada relevante

Shūhei suspiró ante aquellas palabras antes de dirigirse a Hanako y tomarle el rostro, sintiendo que la temperatura de su cuerpo era demasiado elevada, pero ella parecía muy serena, muy consciente.

- ¿Estás bien? - Murmuró el moreno cuando la chica puso sus manos sobre las de él -No te había visto así jamás. Una cosa es que te diga demonio, pero esto…

-La personalidad de Karyū suele ser muy tranquila, pero, cuando se siente agredida, se transforma... dejé que me afectara. Ahora estoy bien

-Bien- Respondió el teniente asintiendo antes de dirigirse ambos hacia Rose y pasar sus brazos sobre los hombros, apoyándolo para caminar -Qué noche...

-Tan llena de sorpresas, ¿no? - Comentó el músico, sonriendo para ambos tenientes -Qué guardado te tenías ese poder, Yamamoto

-Yo...- Exclamó tensándose en su sitio -Preferiría no hablar del tema, y que no vuelvan a mencionarlo. Jamás- Puntualizó enérgica, nerviosa ante las miradas del capitán y teniente.

-Tu cuñado se enojó- Se burló Shūhei divertido, viendo que el aludido caminaba por delante de ellos a toda velocidad -Das miedo, akuma

-Para que vuelvas a meterte conmigo- Canturreó, saboreando su victoria, pero la sonrisa de Shūhei la confundió.

-Ahora quiero medir fuerzas con mi bankai

- ¡Ni lo sueñes! No merece la pena

- ¿Tan pronto admitiste tu derrota?

-Si ustedes dos no terminan juntos, yo me cambio el apellido- Sentenció Rose divertido, alternando miradas, consiguiendo que ambos tenientes lo soltaran al instante, dejándolo caer hasta el piso y caminando con pasos apretados y torpes.

- ¡Ja! - Espeto Hanako, ofendida -En otra línea de tiempo, tal vez, en esta, ni en sus sueños. Ni que Hisagi tuviera tanta suerte

- ¿Suerte? - Espetó el moreno ofuscado - ¡Suerte tengo de no tener que soportarte, demonio, das miedo!

Rose soltó una carcajada, levantándose con dificultad y sacudiéndose el polvo antes de negar con la cabeza.

-Ay, niños...

Hanako dio un traspié hacia el frente, perdiendo fuerza, consiguiendo que Shūhei la atrapase al vuelo, sosteniéndola contra su pecho y sonriendo.

-Ne, Akuma…- Dijo suavemente, ayudando a la chica a ponerse de pie - ¿Por qué será que, últimamente, siempre terminas en mis brazos?

-Porque eres un metiche, siempre estás cuando no te llaman

-Ah, ¿sí? - Respondió con fingida sorpresa, sonriendo ampliamente antes de volver sobre sus pasos para ayudar a Rose -Sólo espero estar ahí cada vez que lo necesites. No me gustaría que otro te derrote antes que yo