La noche le había traído calma, descanso, paz; sentirse acompañado le ayudo a mantener las ideas tranquilas, la cabeza fría, por lo que se despertó de buen humor, aunque, quien sabe, todo podía cambiar en el transcurso del día.

Ambos se alistaron para irse a la división, ella alcanzó a preparar un desayuno decente para ambos, por lo que, al menos, no se habían ido sin comer nada. Pero el trabajo no esperó, no cuando la mariposa infernal apareciera, notificando de una reunión de capitanes y tenientes.

-Capitán- Llamo Matsumoto al albino, entrando de golpe a la oficina -Para que nos reúnan a capitanes y tenientes… entonces…

-Sí Matsumoto, esto es más grave de lo que parece- Anunció el chico, notando como Asami continuaba con su trabajo, a sabiendas que, aunque pareciera distraída, lo escuchaba -Las cosas no se nos pondrán fáciles…

Matsumoto volteó a ver a su compañera, quien estaba bastante concentrada en su deber, sin embargo, el afán de molestar era mayor que el de mantener la calma.

-No había tenido tiempo de hacerlo, pero felicidades a los dos- Anuncio la pelirroja, mirando a capitán y oficial al mismo tiempo -Capitán, no creí que le gustaran las pequeñas

-Cierra la boca Matsumoto- Soltó el albino, cruzándose de brazos en su silla y mirando a la pelirroja de forma asesina -Así que más vale que cuides bien de Asami

-Estoy de su lado capitán…

-Ah, y tengo algo que hablar contigo- Anunció el chico, haciendo que Asami lo mirara con curiosidad esta vez -Respecto a tu puesto de teniente…

Ambas abrieron los ojos a manera de sorpresa, una extraña sensación se pudo sentir por toda la oficina, pero se rompió, justo cuando la puerta se abriera, dejando ver al pelinegro Kurosaki llegando a la oficina.

-Buenos días…- Masculló el menor, ignorando a sus superiores y dirigiéndose con la menor - ¿Qué nos toca hoy, Asami-san?

-Mejor ve y toma un café, aun sigues dormido Yoshio- El menor ya estaba en su lugar, con la cabeza pegada al escritorio -Con que mala noche eh…

Ver a Asami molestar al menor le hizo sonreír, al final, había terminado encariñándose con el mocoso, pero más que nada, porque Asami lo trataba como a uno más de su familia, como si se tratara de un hermano menor, o incluso, su hijo.

Rukia suspiró pesado, conteniendo las náuseas, preguntándose si su malestar se debería a todas las cosas que habían ocurrido en las últimas horas o si de verdad estaría enfermándose, pero apartó esos pensamientos levantándose de su escritorio y dirigiéndose hacia la oficina de Hanako, donde la teniente terminaba de hacer algunos trazos con su pincel mientras acariciaba distraídamente al perro que dormía en su regazo echado panza arriba, desparpajado y ajeno al desastre que se les venía encima.

-Hanako- Llamó Rukia con voz tranquila, pero el entrecejo fruncido -Necesito salir unos minutos, espero volver antes de la hora de la junta, pero si no...

-Descuida, me presentaré en nombre de las dos y te haré saber todo lo que se dijo- Prometió la teniente con una sonrisa maternal, consiguiendo hacerla sentir tranquila.

Rukia suspiró asintiendo y sonriendo de medio lado, preguntándose cómo era posible que Hanako mantuviera aquella actitud de paz sabiendo que el causante de la muerte de su familia podía estar involucrado con la aparición de los genzanki, pero esa era una de las características que Rukia había aprendido a apreciar y valorar de Hanako, su templanza ante la tormenta.

Rara vez perdía la calma en una situación desesperada, cuando ocurría, la teniente se dejaba llevar por la rabia durante un segundo, contaba hasta tres y de nuevo era un témpano de hielo calculador y mezquino.

Rukia sonrió cuando Hanako bajó la mirada a sus apuntes antes de añadir.

-Gracias por dejarme tener a Hogo por aquí

- ¿Bromeas? - Inquirió Rukia divertida, sintiéndose un poco más tranquila, recuperando fragmento a fragmento, toda la calma que el nombre de Aizen le había arrebatado -Los shinigamis de nuestra división presumen con orgullo que tenemos una mascota- Afirmó la capitana sonriendo ampliamente, entrecerrando los ojos -Dijeron que soportar los entrenamientos de la teniente demonio valió la pena por la recompensa que Hogo es para ellos. Es como si les trajera esperanzas a todos

Hanako sonrió, el día anterior, antes de que su capitana fuera a junta, había hablado con ella para solicitar un permiso especial y poder tener a Hogo en su oficina, sin imaginarse que el perro se convertiría en otro atractivo de la división.

-Tal vez...- Sugirió la chica mirando a su mascota con una sonrisa boba -Tal vez él también podría firmar nuestro siguiente cartel de reclutamiento

-Sería divertido- Concedió Rukia antes de dirigirse a la puerta -Espero no tardar mucho, pero te lo encargo, la junta y demás

-Descuide, capitana, déjelo en mis manos- Murmuró Hanako con vehemencia, con una sonrisa hecha de fuego y confianza.

Hanako depositó a Hogo con cuidado en el almohadón que había llevado para él, acomodándolo con gentileza y cuidando no despertarlo antes de terminar de organizar sus carpetas, preguntándose si su capitana estaría pálida por la junta o habría más. Después de todo, se había ausentado tres días, la misión había tomado más tiempo del que ella había considerado originalmente y todo para volver sin resultados concluyentes...

Ichigo esperaba a Rukia fuera de la división cuatro, con una sonrisa de confianza y los brazos cruzados sobre el pecho, al ver a la capitana, el pelirrojo se encaminó unos pasos hacia ella, tendiéndole una mano y dándole un apretón leve para infundirle confianza.

Kotetsu los esperaba con una sonrisa en su oficina, pero esperó hasta que ambos shinigamis estuvieron sentados para asentir y ensanchar su sonrisa.

-Ichigo-san, Rukia-sama, sus resultados están listos, y tengo noticias para ustedes

Dejó las indicaciones a Saya, para el cuidado del perro, para las tareas pendientes, para los shinigamis de la división, dejó todo en orden antes de dirigirse a la puerta y percatarse de la cercanía del reiatsu de Byakuya en la entrada de su división.

Salió con expresión de contrariedad cuando se encontró con el noble sosteniendo en sus manos un termo de bambú, traído del mundo humano en su última misión juntos. El pelinegro llevaba en el rostro la misma expresión serena de siempre cuando alzó la mirada hacia Hanako, pero la chica logró divisar un atisbo de angustia, como si quisiera prevenirla de algo con su presencia, como si quisiera confortarla por adelantado, como si quisiera disculparse a sabiendas de que, esta vez, no había sido su culpa, lo que quiera que fuera aquello.

La teniente hizo una reverencia a manera de saludo antes de acercarse los pasos faltantes hacia su amigo, quien extendió el termo hacia ella en un gesto silente.

-Demo...

-Esperaba tus objeciones- Admitió el pelinegro cuando Hanako recibió el termo en sus manos y olfateó un poco el contenido -Al menos bebe

- ¿Qué es?

-Es una muestra de reciprocidad, y una forma de decir que no sólo la casa Yamamoto sabe hacer buenos tés

-No me diga que lo hizo usted mismo- Murmuró Hanako incrédula antes de dar un sorbo corto a la bebida y sonreír ampliamente, estaba caliente lo justo, perfecta para beberla en el trayecto a la división uno y llegar a tiempo para la junta - ¿Jengibre?

-Me sorprende- Admitió el noble ofreciéndole un brazo a Hanako y comenzando a caminar juntos por los pasillos del Gotei.

-Amaranto... canela, algo de limón, ¿clavo?

Byakuya dedicó una mirada de reojo a Hanako cuando los ojos curiosos de la chica se alzaron en busca de los suyos, en espera de la confirmación o la negación de sus sospechas, al menos ella sonrió ampliamente cuando vio al pelinegro volver la vista para tratar de ocultar el atisbo de sonrisa que amenazó con escapar a sus labios ante su escrutinio, y aunque pasaron algunos minutos hablando de bebidas e infusiones, pronto Byakuya comenzó a preguntarle a Hanako por la misión.

A la teniente le sorprendió muchísimo darse cuenta de que Byakuya no preguntaba por los detalles técnicos de la misión, sino por ella, por cómo se había sentido, por cómo le había ido, y por primera vez desde que hablaron en aquel trayecto rumbo a la tierra, Hanako pudo sentirse en compañía de un amigo que se interesaba de verdad por su bienestar.

-Así que el capitán Hitsugaya estaba molesto contigo

-Me lo gané a pulso, Byakuya-sama- Soltó Hanako antes de dar otro sorbo al té -Tanta insubordinación de mi parte en una sola misión...

-Pero habías demostrado en misiones anteriores que esos no son desplantes anarquistas, sino estrategias bien estructuradas

-Ahora dice eso, pero si hubiese estado en la misión, me pregunto si me habría respaldado

-La respaldé en la misión anterior, ¿no lo recuerda?

-Una parte obstinada de mí- Soltó la teniente en medio de un suspiro, mirando el fondo del termo y sonriendo de medio lado ante una idea divertida, tenía que decorar alguna de sus tazas, tal vez la taza favorita de Saya, con el slogan "Te han envenenado" al fondo, pero apartó ese pensamiento y la angustia volvió a ella -Una parte muy obstinada de mí cree que las circunstancias son muy diferentes como para llegar a esa conclusión, puesto que en la tensión de la batalla, siendo usted un capitán, tendría su estrategia, y siendo yo su subalterna, entonces debería obedecer. Y la otra parte de mí quiere creer en sus palabras, creer que me daría el beneficio de la duda sabiendo que tengo una buena idea...

-Pues crea- Pidió el pelinegro con intensidad, pero manteniendo la vista al frente, consiguiendo que Hanako sonriera de medio lado, agradecida por el voto de confianza.

-No quisiera meterle en problemas, Byakuya

-El apellido Kuchiki tiene peso suficiente como para que el Gotei me deje en paz si lo pido, y pretendo aprovechar eso- Confesó con aire críptico, consiguiendo que Hanako lo mirase con curiosidad y recelo, sabiendo que aquellas palabras tenían más en trasfondo de lo que aparentaban.

La chica se terminó el té para cuando iban llegando a la división seis, así que Byakuya tomó el termo en sus manos antes de entregarlo a uno de sus subordinados, que esperaba pacientemente en la puerta, como si el capitán lo hubiese dispuesto así.

Hanako negó con la cabeza, divertida y abrumada por la actitud distante del noble ante otros shinigamis, y cercana con ella y con su hermana.

-Perdón si te hablo de tú para decir esto- Soltó la chica frustrada y divertida -Pero es que eres un enigma completo, un rompecabezas imposible

-Tal vez le hacen falta piezas, Hanako

-Tal vez- La chica hizo una pausa significativa, dejando que largos segundos corrieran entre ellos mientras retomaban su camino, pero al final pudo más la curiosidad y ella volvió a levantar la mirada -Capitán, tengo curiosidad

-El día que sea distinto me voy a preocupar mucho- Comentó el pelinegro sin poder suprimir la sonrisa, pero recuperando su expresión serena antes de mirar a Hanako de reojo.

-El té, y su compañía desde mi división hasta la primera- Dijo la teniente, con intención de evitar que el capitán siguiera con sus burlas, a pesar de estarlo disfrutando.

-Digamos que desperté con muchas ganas de molestar gente- Confesó con tal estoicismo que cualquiera dudaría de sus palabras, pero Hanako conocía a la perfección el sarcasmo, y había comprendido cómo funcionaba ese idioma en su amigo, así que sonrió con curiosidad, pero no dijo nada, temiendo conseguir que el noble se arrepintiera de haber iniciado aquella confesión -Su fan número uno estará disgustado de vernos llegar juntos y disfruto mucho cómo le pesa en la consciencia no haber hablado todavía. Dígame, Hanako- Para este punto, la chica había enrojecido hasta las orejas y negaba con la cabeza, molesta por la broma del pelinegro -Durante la misión ¿trató de confesarse con usted?

-No hay confesión por hacer- Sentenció la chica frunciendo el entrecejo.

-Entonces supongo que no te molestará si beso tu mano para despedirnos antes de entrar, me encantaría que te sonrojaras, para completar el cuadro- Dijo el pelinegro soltando el brazo de Hanako antes de proceder a cumplir su amenaza, tomando la mano de la teniente y llevando sus nudillos a la boca, rozando apenas con los labios la piel de la chica, consiguiendo que se sonrojara levemente sin darse cuenta de que Shūhei, a sus espaldas, se había puesto tenso, apretando la mandíbula y rechinando los dientes -Recuerde mis palabras, hoy amanecí con ganas de molestar, y si el capitán Hitsugaya se metió con una amiga querida, entonces veré la manera de hacerle pasar un trago amargo

-No se vaya usted a pasar

-Descuide, Hanako, conozco mis límites- Prometió antes de darle la espalda a la chica y dirigirse hacia la división mientras Rukia llegaba hasta su lado y Shūhei los rebasaba.

-Llegué a tiempo- Murmuró la capitana sonriendo para Hanako, con las mejillas ligeramente sonrosadas y la mirada distante.

-Bienvenida, capitana... Buenos días, teniente- Soltó Hanako con sarcasmo, mirando a Shūhei con reproche y consiguiendo que el moreno volviera el rostro y se sonrojara al percatarse de que la chica llevaba el labial que le había obsequiado, además de sonreírle con dulzura y picardía -Qué maleducado

-Mi capitán me espera- Se disculpó el teniente haciendo una leve reverencia -Y no me gusta tener a la gente esperando

-No, a usted le gusta llegar diez minutos antes- Puntualizó la teniente negando con la cabeza antes de ofrecerle el brazo a Rukia para entrar juntas.

Se acomodaron cada uno en su sitio, formando dos filas, capitán al frente, teniente un paso atrás, a la izquierda de su superior, todos en espera de iniciar con la conversación.

Kyōraku ingresó a la sala y miró a sus altos mandos, a sus representantes frente al Gotei, sintiendo el orgullo y la tensión de saber que cada uno de los presentes, a su manera, estaban dispuestos a dar la vida por las almas del Seireitei.

-Terminé de leer los reportes- Dijo sin saludos y sin miramientos, tratando de acabar con aquella conversación lo más pronto posible, sabiendo la respuesta a la pregunta que el capitán Kuchiki le había hecho el día anterior. Todavía no estaba listo para lanzar a sus niñas a la boca del lobo, aunque ellas pudieran defenderse solas, pero tampoco estaba seguro de poder detener la catástrofe, así que sólo le quedaba esperar -También los avances en las investigaciones de Mayuri y llegamos a una conclusión: definitivamente nos enfrentamos a una amenaza inminente. Las teorías sobre el hecho de que los genzanki estaban evolucionando solos fueron desmentidas por los experimentos llevados a cabo en la división doce y... Y por boca de Sōsuke Aizen, a quien interrogamos anoche para corroborar sospechas.

(We have to save her – Yuki Kajiura)

La respiración de Hinamori se escuchó en toda la habitación, la teniente hiperventilaba con la expresión desencajada, Mashiro, Kensei, Shūhei, Rose, Hirako, Hanako, las expresiones de aquellos que habían sido afectados por Aizen de forma más directa estaban descompuestas en muecas de incredulidad y confusión.

- ¿Qué? - Musitó Hinamori sin aliento -Hablaron con... hablaron... no es cierto...

Hirako se movió en una fracción de segundo, sostuvo a Hinamori por los brazos cuando ella se lanzó hacia el frente, el capitán temió por un segundo que terminaría convocando su máscara, puesto que la teniente parecía estar dispuesta a despedazar al capitán comandante.

Hanako desenvainó su zanpaku-tō, Nanao le cerró el paso a la chica con la mano en su funda, incluso Kensei y Rose se habían movido a toda velocidad para tratar de detener a la teniente, que llevaba un par de riachuelos cayendo a raudales por sus mejillas mientras gritaba y forcejeaba. Y a pesar de ver la barrera que sus compañeros habían formado frente a ella, Hinamori siguió luchando contra su capitán para liberarse.

Kyōraku bajó la mirada con pesar, sabiendo que no había manera de suavizar aquella noticia, sabiendo que, tarde o temprano tendrían que enterarse. Risa cayó de rodillas con las manos sueltas a sus lados y, salvo por el grito desgarrador que soltó Hinamori antes de dejar de forcejear, durante largos segundos no hubo más sonidos que las respiraciones descoordinadas de todos.

-Vuelvan a sus sitios- Pidió Kyōraku dedicando una mirada a Hanako, quien le reclamó con una expresión silente.

No, la teniente no tuvo otra opción más que obedecer, se movió lentamente, asegurándose de que su compañera no tomaría ninguna otra acción en dirección a su comandante, al hombre que las había acogido bajo su manto y su protección, sabiendo que, aunque quisiera hacerlo, no podría defender ese día al que se había convertido en un padre para ella.

- ¿Qué está pasando, comandante? - Exigió saber Hirako, ayudando a su teniente a sentarse sobre los talones y asegurarse de que no se desvanecería.

-Los análisis de los Genzanki revelaron que hubo una evolución premeditada en ellos- Informó Kyōraku mirando a todos los capitanes, que lentamente recobraban la calma -Aunque las teorías que surgieron respecto a su evolución tras alimentarse de almas humanas son acertadas, los enemigos a los que enfrentaron en las misiones recientes demostraron haber evolucionado a una velocidad incrementada, se necesitaría más que un grupo de seis shinigamis para lograr una transformación completa entre un genzanki y un senshi

- ¿Y por eso recurrieron a Aizen? - Espetó Hirako entre dientes, levantándose lentamente en su sitio y clavando la vista al frente, incapaz de mirar a su comandante a los ojos en ese momento, sintiendo que la rabia iba en aumento por todas las cosas que tenía pendientes por preguntar.

-Aizen nos confirmó que, un tiempo, trabajó en un proyecto nuevo, tratando de diseñar un hollow que pudiera usar como arma- Informó Nanao con voz potente, revisando sus apuntes antes de continuar con su reporte -Y nos habló de siete niveles exitosos de Genzanki

- ¿Siete? - Musitó Kira buscando a Shūhei con la mirada, dándose cuenta de que su amigo tenía la misma expresión de terror en los ojos.

-Y, si los informes que nos dio fueron ciertos, el genzanki es el nivel uno de esa serie de experimentos... Actualmente Hanako es la única que se ha enfrentado a un genzanki de mayor rango y vencido, la senshi de sus reportes.

- ¿Eh? - Soltó Kenpachi con sarcasmo y desprecio - ¿La debilucha de Yamamoto venció a uno de esos? ¿Cómo lo hizo? ¿Cazó el golpe final?

Hanako tomó una respiración profunda, serenándose e ignorando olímpicamente al capitán.

-El espectro que mencionan en sus reportes, el que hizo un cero para atacarlos, es un genzanki nivel tres, pero no tenemos más información. Y en teoría, la teniente Yamamoto acabó con un genzanki nivel cinco. La senshi…

-No puede ser- Murmuró Hanako sin aliento -Quiero decir, deben ser más fuertes, los senshi, puesto que Yoruichi nos confirmó que los genzanki a los que se ha enfrentado ella son mucho más fuertes que la que yo derroté esa noche

-Es muy pronto para adelantar conclusiones- Murmuró Nanao asintiendo y encogiéndose de hombros -Pero eres la única shinigami que ha enfrentado y vencido a uno de ellos, así que es todo con lo que contamos

-Aizen desconoce quién pueda estar detrás de los atentados- Informó Kyōraku recuperando la atención de los presentes, temiendo que alguien fuese a tomar represalias contra Nanao al ser ella la mensajera, o contra Hanako tras sus declaraciones. No, a partir de ahí se haría cargo él mismo -Pero está seguro de que esto es obra de un shinigami, posiblemente alguno de sus seguidores, alguien a quien no conozcamos o que haya logrado sobrevivir a uno de sus experimentos

- ¿Dio nombres? - Quiso saber Kotetsu con voz temblorosa.

-No, asegura desconocer sospechosos

-Y tú le creíste...- Soltó Hinamori levantando la mirada en dirección a Kyōraku, con desprecio, con incredulidad, con dolor, con resentimiento.

-No- Sentenció el castaño determinado -Pero en este momento no tenemos otra más que su palabra, y mientras las investigaciones de la doceava no avancen, no pretendo arriesgar más a mi gente

- ¿Qué está diciendo, comandante? - Urgió Renji dando un paso, ganándose una mirada de reojo por parte de Byakuya que lo hizo regresar a su lugar.

-No necesitamos caldear más el ambiente- Murmuró Byakuya para su teniente, sereno, volviendo la vista al frente antes de cerrar los ojos, percatándose de que Hanako y Rukia le habían dedicado una mirada.

-Estoy diciendo que nos enfrentamos a un enemigo poderoso, capaz de crear un ejército- Sentenció Kyōraku mirando uno a uno, a todos sus capitanes -Estoy diciendo que estamos en guerra

Guerra...

Esa palabra retumbó en los oídos de todos, descolocándolos de nuevo, poniéndolos en alerta, pero esta vez fue una sensación diferente, no fue una cuestión que los desmoralizara de nuevo, sino un común denominador para pelear. Porque una guerra implicaba tener alguien a quien combatir, una guerra implicaba que defenderían su hogar, una guerra implicaba organización y cambio, y ellos estaban dispuestos a dar la vida por el Gotei.

La sonrisa de Kenpachi se extendió sobre su rostro con un aire amenazante, Ikkaku a su lado también sintió la emoción y la adrenalina, y el resto de los presentes asintió lentamente, asimilando la noticia.

Hirako dio un paso al frente, pero miró en dirección a Hanako, no a Kyōraku.

-Un genzanki nivel cinco- Dijo el rubio lentamente, frunciendo el entrecejo mientras la teniente daba también un paso al frente para encarar al capitán.

-Se equivocan- Sentenció ella -Como dije en mi reporte, el senshi al que enfrenté, pese a presentar la evolución de los genzanki nivel cinco, no era tan fuerte como los que reportan Urahara y Yoruichi

-Teniente- Llamó Mayuri con una sonrisa ladina, consiguiendo la atención de todos -Vi una variación en la información de su reiatsu durante la misión que me tiene muy intrigado

-Eso no es relevante en este momento- Afirmó Kyōraku determinado a zanjar el tema con la teniente Yamamoto.

-No, capitán, difiero- Urgió Mayuri levantando la mirada hacia el comandante antes de volver la vista a Hanako -Esto es fundamental, puesto que sus respuestas podrían darnos una luz de lo que estamos enfrentando. La teniente restringió su poder de nuevo una vez que estuvieron en el mundo humano y luego retiró esa restricción para poder pelear con el senshi, pero los reportes dicen que el capitán Hitsugaya tuvo problemas para pelear frente a frente, a diferencia de usted

- ¿Es así, teniente? - Inquirió Hirako, pasmado ante las declaraciones de Mayuri - ¿Estaba restringiendo su poder?

-Así es- Respondió Hanako cortante, determinada, sin soltar la mirada del capitán de la doceava, trazando su estrategia para librarse de aquel problema cuanto antes.

- ¿Por qué?

-El poder de mi zanpaku-tō es el fuego en persona, las almas humanas corren peligro si entran en contacto directo con las llamas de Karyū, además, sabía que los enemigos a los que enfrentamos son capaces de adsorber el reiatsu de sus oponentes, así que eso aumentaba las posibilidades de lastimar a los seres humanos gracias a mi técnica de Combustión espontánea.

-Sin embargo- Llamó Mayuri sonriendo ampliamente, dando un paso hacia la teniente y ladeando el rostro -Justo ahora lleva de nuevo la restricción, su poder está reducido al diez por ciento

Ocurrió en un segundo, Hanako apenas tuvo tiempo de detener la espada de Risa, quien mantenía la expresión estoica al hacer presión contra la hoja de la teniente, los capitanes dudaron un segundo sobre intervenir o dejar correr la historia, pero la capitana de la octava retrocedió tan pronto hubo medido la resistencia de Hanako y bufó, ofendida.

-Debe ser muy poderosa si logró vencer a una senshi sin retirar las restricciones de la doceava y pelear sólo con su reiatsu reducido al veinte por ciento- Soltó la shinigami acomodando sus lentes y volviendo a su sitio, dejando a todos pasmados.

¿Qué acababa de pasar?

Hanako envainó su zanpaku-tō y miró a los capitanes, furiosa, deteniéndose un momento en los ojos de Soi-Fong, preguntándose por qué no decía nada, pero la shinigami la miraba con una ceja alzada, con curiosidad, con los brazos cruzados, como si estuviese confirmando una teoría o supiera algo al respecto. La morena le sonrió de medio lado y asintió, pero Hanako no supo interpretar el hecho de que, aquella críptica capitana, le estaba dando a entender un "conozco tu secreto".

No, Hanako sostuvo las miradas que le analizaban con desconfianza antes de murmurar mirando al capitán de la quinta.

- ¿De qué se me acusa?

-A ti de nada- Sentenció Hirako girando en dirección a Kyōraku, mirándolo casi con desprecio - ¿Por qué las ocultaron de nosotros?

- ¿Qué? - Murmuró Hanako sorprendida de aquella afirmación.

Y cuando la teniente paseó la mirada por todos los presentes, se percató de que la mayoría parecía estar a punto de lanzar una acusación sobre Kyōraku.

-Las hemos estado observando- Confesó Hirako cruzándose de brazos -Y haber contado con ellas en la batalla de Karakura, haber contado con ellas al enfrentar a Aizen por primera vez, haber contado con ellas en cualquier momento habría hecho la diferencia para todas las almas que sufrieron en ese tiempo- Exclamó Hirako un poco perdiendo el control, tomó una respiración profunda para tratar de serenarse y continuó -Desde que nombraron teniente a una chica que no pasó por la academia, la curiosidad surgió entre nosotros, y no pueden decir que estoy mintiendo, saben que hablo por todos. Asami Yamamoto fue capaz de capturar un Shadow siendo una tercera oficial sin experiencia cuando su capitán no lo consiguió. La soldado Yamamoto logró vencer a varios genzanki en su primera misión en la tierra sin retirar los sellos, y ahora tenemos pruebas de que la teniente Yamamoto es tan fuerte como un capitán, o quizás un poco más, pero no se digna a mostrar su verdadera fuerza

-No pueden comparar mi fuerza con la de los capitanes- Sentenció Hanako con determinación, atrayendo las miradas de los presentes.

-Sólo porque no la hemos medido- Amenazó Kenpachi divertido, preguntándose si valdría la pena intentarlo de nuevo, pero considerando que aquello fuese una pérdida de tiempo.

Y aunque la mente de Hanako voló a toda velocidad en dirección a sus hermanas, buscando la manera de salvarlas de una cacería de brujas, la voz de Byakuya se alzó poderosa sobre todos los presentes.

-Nos estamos desviando del tema principal, Aizen y sus genzanki- Llamó Kyōraku apesadumbrado, temeroso de haber puesto a sus pequeñas en una posición desfavorable.

-Las hermanas Yamamoto- Inició Hirako furioso, pero Byakuya volvió a interrumpir.

-Las hermanas Yamamoto no son el tema de conversación. Pero si vamos a hablar de ellas, de lo que pudieron haber hecho o solucionado...

Hizo una pausa, larga, dedicándole una mirada gélida a Hirako, amedrentándolo con su ausencia total de emociones en el rostro.

Incluso Kenpachi se había puesto tenso en su sitio, percatándose de que el reiatsu de Byakuya y el de Kyōraku parecían correr sobre sí mismos, como si estuviesen preparándose para hacer que la sangre corriera también.

-Hanako- Llamó fríamente Byakuya, extendiendo una mano hacia la teniente.

La chica dudó por un segundo, pero respiró resignada, preguntándose qué vendría a continuación y sabiendo que la mejor manera de averiguarlo era obedeciendo.

Durante el tiempo que tardó en llegar hasta el noble, la escena pareció correr en cámara lenta para todos los presentes, los capitanes observaron los movimientos soberbios y orgullosos de la chica que sostenía la mirada de Byakuya, desafiándolo con una expresión centelleante y vehemente, pero al mismo tiempo, mirándolo como si pudiera poner su vida en sus manos en ese momento, sabiendo que, de hecho, lo estaba haciendo.

Sus dedos encontraron un sitio contra la palma del noble, comenzando la chica a acostumbrarse a ese roce sutil e inocente cuando él parecía estar a punto de besarle los nudillos; pero no fue un beso lo que sucedió a ese gesto, en cuanto la mano de Hanako aterrizó sobre la de Byakuya, el noble dio un tirón suave y al mismo tiempo abrupto, poniéndola a sus espaldas, a un paso de distancia. Estaba tan cerca que los cabellos del noble le hicieron cosquillas en la nariz, la mano de Byakuya se había cerrado sobre su muñeca, como un ancla para mantenerla dentro de un rango donde pudiera protegerla, manteniéndola cerca. Ella tuvo que poner la mano libre contra los omóplatos del pelinegro para no estamparse contra su espalda, mirándolo sorprendida.

-Si vamos a hablar de las hermanas, primero hay que poner esto en claro- Murmuró Byakuya recuperando el estoicismo, recuperando la calma, recuperando ese gesto impertérrito que servía como máscara de hierro ante todo el Gotei y ante el mundo en general, como si tener a Hanako a sus espaldas (a salvo de capitanes y tenientes) le hubiese regresado la serenidad que necesitaba para afrontarlos. Aprovechó la calma para mirar a Tōshirō, a Shūhei, a Kensei, a Renji, a Rukia, sabiendo que todos ellos respaldarían sus palabras sin pensarlo, que pondrían las manos al fuego, dejando al último a Kyōraku -Cada una de ellas tiene a mucha gente que las ama y las respalda, las tres son fuertes, no necesitan que nadie vele por ellas puesto que pueden pelear sus propias batallas, pero Asami, Saya, Hanako, las tres tienen almas que están dispuestas a respaldarlas en todo momento. Y así como he acogido a Hanako como una protegida, las otras dos hermanas también cuentan con respaldo y respeto de shinigamis aquí presentes

-Byakuya…- Murmuró Hanako pasmada un segundo antes de que Rukia se pusiera de pie al lado de su hermano, respaldando ese discurso.

-El capitán Kuchiki tiene razón- Sentenció Renji dando un paso al frente, y cerrando un poco las filas para apoyar a resguardar a Hanako, pensando en la sonrisa de Saya, en su actitud desgarbada, en lo poco agraciada que era para pelear, y al mismo tiempo, en lo delicada que era pese a toda su actitud vehemente -Las hermanas Yamamoto tienen nuestro respeto y nuestro respaldo

Hitsugaya se cruzó de brazos, asintiendo una vez, Kensei y Shūhei intercambiaron una sonrisa cómplice y al final, Ikkaku miró a su capitán y asintió sonriendo de medio lado, confesando su crimen; protegería a Saya.

Byakuya relajó un poco más los hombros, un gesto del que sólo Hanako se percató por la cercanía y el contacto que mantenía contra la espalda del noble. El pelinegro sabía que podía pelear y defenderse él solo, sabía que Hanako era lo suficientemente fuerte como para protegerse a sí misma y ahora tenía la teoría de que podría derrotar a uno o dos de los presentes con su fuego, pero saber que contaba con el apoyo de su familia le hizo sentir protegido también. Y en la presencia de Rukia y Renji a sus lados, y con la mano de Hanako sosteniendo su espalda, el noble encontró las palabras para continuar.

-Lo que Shigekuni Yamamoto-Genryuusai haya decidido para su familia, para sus nietas, no es asunto nuestro, y tendría sus razones para mantenerlas aisladas de los eventos que azotaron nuestro mundo; pero si vamos a levantar acusaciones, hubo muchos momentos en los que muchos de nosotros podríamos haber marcado la diferencia y no lo hicimos. Vinimos a esta junta a recibir indicaciones sobre lo que ocurrirá a continuación en relación con los Genzanki y a los hallazgos sobre este nuevo enemigo en común luego de los reportes de los tenientes y capitanes que fueron a la misión. Si alguien, luego de la junta, quiere algo con mi protegida, puede venir a mí primero, y lo resolveremos hoy mismo

El silencio se alzó entre todos como un baldazo de agua fría, puesto que la mención del nombre del comandante anterior funcionó como un recordatorio. Podría haber sido a veces un hueso duro de roer podría haber habido momentos en los que se dejaba llevar por sus convicciones, cegado por su razón y su mente a veces cerrada, podría haber sido tajante y categórico al momento de elegir aliados y enemigos, pero Genryuusai había mantenido a salvo al Gotei.

-Entonces, ¿es así? - Inquirió Hinamori con incredulidad, mirando con angustia a los capitanes que habían respaldado de alguna manera a las hermanas - ¿Sólo las van a proteger y ya?

-Hinamori- Llamó Hitsugaya con voz contenida, temblando por la rabia de saber que, de nuevo, aquella joven castaña de ojos grandes parecía estar volviéndose en contra del Gotei -Asami es mi novia

-Si tiene tanto poder como dice- Espetó la teniente mirando a Tōshirō con rabia e incredulidad - ¡eso la convierte en un monstruo!

- ¡¿Y a nosotros dónde nos deja?! - Exclamó el capitán encarando a la teniente, con los puños apretados, consiguiendo que Matsumoto le pusiera una mano en el hombro, como si pretendiera detenerlo con aquel gesto -Yo tenía la teoría de que Asami era tan poderosa como un capitán cuando la recibí en mi división, pero eso no la convierte en un monstruo

-Pero, las tres...

-Teniente Hinamori- Exclamó Kensei con voz poderosa -Detente, estás quedando muy mal parada

-Las tres son peligrosas- Soltó la chica, ignorando a los capitanes.

Renji dio dos pasos hacia el frente y se cruzó de brazos, mirando a la teniente con desprecio.

-Sigue hablando de las hermanas sin conocerlas- Murmuró tratando de imitar la calma que transmitía su capitán -Sigue hablando de Saya, pero hazlo hasta que hayas visto cómo es en realidad, no puedes decirle que es un monstruo cuando ha demostrado pensar en otros shinigamis más que en sí misma, cuando ha entrenado tan duro para conseguir el poder que tiene, cuando no se ufana de sus triunfos para humillar a otros, sino para impulsarlos a ser mejores. Mi capitán lo dijo. Cada una de ellas tiene a quienes las protegen y no lo hacemos por miedo, así que, hasta que la hayas tratado lo suficiente, no vuelvas a hablar de Saya en mi presencia. ¿Alguien más?

Espetó paseando la mirada por todos los presentes que todavía dedicaban miradas de soslayo o acusación.

Hirako bajó la mirada y asintió volviendo a su sitio y cargando con su parte de la culpa, Hinamori se puso de pie a su lado, desmoralizada y desarmada, y todos volvieron la vista hacia Kyōraku, que por dentro agradecía a Byakuya por haber intervenido de aquel modo, a Renji, a Tōshirō, a todos.

Byakuya dedicó una mirada de reojo a Hanako, quien sonrió agradecida, parándose a su lado y sintiendo la calma invadirla cuando Rukia le abrazó la cintura con una mano mientras Byakuya puso una mano sobre sus hombros, y durante una fracción de segundo, la shinigami se sintió de nuevo envuelta entre los brazos de sus padres, como si ambos shinigamis estuvieran haciéndose presentes a través de los brazos de los Kuchiki, prometiendo que todo iría bien a partir de ese momento.

-Necesitamos hacer una misión más a la tierra, necesitamos más datos de los genzanki ahora que sabemos que hay más- Afirmó el comandante con pesar, al ver la expresión de Hanako al escuchar aquellas palabras - ¿Ideas?

-Quiero nominar a Asami para la misión- Dijo la teniente Yamamoto ganándose una mirada de incredulidad por parte de Hitsugaya. ¿Acababa de enviarla a la boca del lobo? -La tercer oficial demostró ser poderosa como para capturar a esas cosas, y si la misión es para traer uno de ellos, Yamamoto es la indicada

-Temía que dirías algo así- Admitió Kyōraku apesadumbrado.

-Me ofrezco voluntario para acompañarla- Dijo Byakuya, ganándose una mirada de sorpresa por parte de Rukia y Hitsugaya -Me quedaré muy cerca de ella, todo el tiempo, asegurándome de que esté bien

- ¡De ninguna manera! - Exclamó Tōshirō con el ceño fruncido, avanzando medio paso y consiguiendo que Matsumoto le tomara el brazo para detenerlo -Asami es mi tercer oficial, si alguien debe acompañarla soy yo, además, es mi novia, motivos dobles para querer protegerla

-Capitán- Llamó Byakuya como si hablara a un niño pequeño -Usted acaba de regresar de una misión, tal vez no esté en las condiciones para partir

-Al contrario, acabo de regresar de la tierra y sé cómo está la situación allá, soy el más indicado para hacer esto, además de que Asami y yo tenemos buen ritmo de combate

-Lo último que necesitamos es una baja, capitán Hitsugaya- Soltó Byakuya apretando los labios en una línea fina que Hanako reconoció al instante, el shinigami quería sonreír, y las palabras de esa mañana la golpearon. "Ganas de molestar gente" cobró sentido -Y usted es un elemento fuerte, lo necesitaremos en batalla

-Respaldo la petición del capitán Hitsugaya- Soltó Kensei bajo la mirada de reproche de Shūhei, como si le echara en cara que se había tardado mucho en decir aquello.

-C-c-capitán…- Dijo Renji cuando sintió las miradas pesadas de Rukia y Hanako -La división seis requiere que...

-Cierto- Cortó Byakuya divertido, percatándose de que su subordinado comenzaba a ponerse más y más nervioso -Lo siento tanto, comandante, tendré que retirar mi petición, capitán Hitsugaya, ¿decía que quería tomar el lugar para acompañarla?

-Comandante- Llamó Risa con expresión férrea -Si es cierto que hay más y más de esos genzanki allá afuera, sugiero que la misión sea limitada, si enviamos de nuevo un equipo de cinco personas, sobre todo sin saber cuáles son sus verdaderas habilidades…- Añadió dedicándole a Hanako una mirada de reproche -Nos arriesgamos a llamar la atención de los genzanki y de quien esté tras esto. Si las hermanas Yamamoto son tan formidables como nos presumen, Asami Yamamoto y el capitán Hitsugaya deberían ser suficientes para liderar y concluir esta misión sin mayor complicación

La mirada de Hanako se convirtió en un grito silente, pero se recompuso, recordándose a sí misma que Yoruichi le había prometido cuidar a sus hermanas si ella no podía ir de misión a la tierra, así que se obligó a retroceder y morderse la lengua.

-Aunque odie admitirlo, estoy de acuerdo- Murmuró el comandante dedicándole a Hanako una mirada de disculpa, que la chica correspondió negando con la cabeza y sonriendo dulcemente, haciéndole saber en ese gesto que no lo culpaba de nada -Muy bien, decidiremos los lineamientos de esa misión más adelante, de momento, retírense a sus divisiones. La novena y la décimo tercera se encargarán de hacerles llegar los reportes detallados de esta última misión para que todos estén al tanto de lo que enfrentamos. Teniente Yamamoto... quisiera hablar con usted sobre los detalles del Senshi

-Sí, comandante…

Los capitanes se dedicaron una última mirada antes de comenzar a retirarse de aquel sitio.

Renji había hecho por retirarse, pero Hanako lo alcanzó, tomando su mano para llamarle la atención y sonreírle dulcemente.

-Lo que dijo sobre mi hermana, estaré eternamente agradecida por su defensa

-Es lo menos que puedo hacer por una amiga- Admitió rascándose la nuca y sonriendo de medio lado.

-Saya sabrá lo que hizo por nosotras- Prometió Hanako sonriendo ampliamente, consiguiendo que Renji se atragantara con su propia saliva antes de apelar.

- ¡Por favor no! - Exclamó mirando a Hanako con la súplica marcada en la mirada - ¡Si Saya se entera de que dije algo así, no me va a dejar en paz jamás!

Hanako soltó una risita por lo bajo, asintiendo para el teniente, sabiendo que le había dicho aquello para molestarlo, después de todo, no mentía cuando decía que los shipeaba, así que aprovecharía cada oportunidad para llamar su atención.

En cuanto estuvieron fuera, Kenpachi aprovechó que Hanako había llamado al teniente Abarai y que el capitán de la sexta se había quedado solo un momento, alcanzo a Byakuya con una sonrisa llena de sadismo y desprecio.

-Así que tu protegida.

-No tengo tiempo para ti justo ahora- Cortó el noble, dejando a Kenpachi plantado en la entrada de la división uno, el pelinegro se dirigió hacia su teniente al ver que terminaba su intercambio con la teniente Yamamoto.

Ikkaku sonrió para su capitán cuando éste le miró con una ceja alzada.

-Lo siento mucho, Capitán, pero sabe que Yumichika y yo llevamos una relación estrecha con Saya, y lo que el capitán Kuchiki dijo es cierto

-No la busco para enfrentarla porque sé que es importante para ustedes- Admitió el capitán, sombrío -Pero si se mete en mi camino, acabaré con ella

-Lo sé, capitán, y ahí estaremos para defenderla

Byakuya sonrió para Hanako, quien se sonrojó hasta las orejas ante el gesto y bajó la mirada, apenada.

-Teniente, ha sido muy valiente el día de hoy- Aduló el noble, confundido ante la actitud esquiva de la chica, que retrocedió haciendo una reverencia atropellada.

-M-muchas gracias por defendernos, capitán. Con su permiso

-Adelante- Murmuró Byakuya más para sí mismo, ya que Hanako se había alejado unos pasos, dejándolo confundido.

Renji le dedicó una sonrisa de reojo a su capitán antes de murmurar.

-Pues es usted un conquistador, capitán

-Sí, tal vez debería darte un par de lecciones para ayudarte con la soldado Yamamoto

- ¡No hay nada que hacer en nuestro caso!

-Se equivoca, Abarai, hay demasiado por hacer ahí- Murmuró el capitán, tratando de convencerse de que la actitud de Hanako debía deberse a la tensión del momento, negándose a creer que la chica pondría una barrera de por medio, dedicándole una mirada a la cabellera bicolor de la chica una última vez antes de encaminarse con su teniente rumbo a la división seis.

Hirako se había movido a toda velocidad en dirección a su división, con pasos apretados y torpes, buscando poner tierra de por medio, lo último que se habría esperado ese día habría sido a Hanako llamándolo por su nombre.

-Pero eso fue justo lo que obtuvo.

- ¡Capitán Hirako!

El rubio frenó en seco mientras una corriente de viento los envolvía a ambos, agitando sus cabellos y enredando sus uniformes, los varios metros de distancia no se cerraron ya que ambos se detuvieron al mismo tiempo, y cuando el aludido giró, se dio cuenta de que la chica había hecho una reverencia pronunciada antes de exclamar.

- ¡Necesito pedir un favor personal!

- ¿Qué favor te puedo hacer yo, Hanako Yamamoto? - Respondió resentido.

La chica se levantó con la mirada llena de fuego rosa, una mirada centelleante, que despertó la curiosidad del capitán.

-Quiero que me entrene

Hirako miró a la chica con despreció, con esa mirada típica de él que no sabía cómo traducirse, pero la chica frunció el entrecejo, no sabiendo cómo reaccionaría el capitán.

-Eres muy interesante- Soltó el rubio, dándose la vuelta y dándole la espalda a la chica -Luego hablare contigo… probablemente lo tome a cuenta…

Por unos instantes, las emociones en todos descendieron lentamente al paso del tiempo, para Hitsugaya era difícil aceptar todavía que, de cierta manera, Aizen había estado detrás de todo esto, y las palabras de Hanako aun resonaban en su cabeza; sus padres habían muerto, su hermano también, y ellas solo habían quedado a cargo de quien se hiciera pasar por su abuelo.

Ver el rostro de Asami le encogía el corazón, no pudiendo imaginarse como habría sido su vida, su infancia, el dolor silente que yacía en su interior ¿Cuántas veces había visto a la chica triste? Ninguna, porque, como Hanako había dicho, ese tema no se trataba con ella, y aunque lo hiciera, creía que ella era lo suficientemente fuerte como para soportarlo.

-Asami, Yoshio…- Llamo el capitán, aprovechando la oportunidad de que estaban los cuatro reunidos en la oficina - ¿Podrían dejarnos a Matsumoto y a mí a solas? Por favor…

-Por supuesto, capitán- Respondió Asami, mirando la curiosidad en los ojos de Yoshio -Vamos Yoshio, entrenemos un poco

- ¡Sí! – Exclamó el menor, poniéndose de pie y desapareciendo de la oficina junto con su superior.

-Capitán- La mujer se paró frente a su capitán, notando la seriedad en sus ojos, en su expresión corporal, rara vez veía así a su superior.

-Desde que Asami llegó, los papeles de la división han comenzado a moverse, la novena tiene los reportes a tiempo, y por primera vez en muchos años, mi escritorio está relativamente vació. No me lo tomes a mal, eres una buena teniente, mientras estés en un SPA, descansando y con un buen masaje, pero no es eso lo que necesito, no con la situación actual- La pelirroja se sorprendió, aunque, últimamente no se molestaba por aparecer siquiera en su división, su escritorio había sido dado a su compañera y ahora, sin tanto trabajo, se la mantenía merodeando por ahí -Necesito que empieces a tomar tu papel como teniente de esta división, de no ser así, me veré en la necesidad de enviarte a otra división, o incluso, de relevarte de tu puesto, Asami parece estar lo bastante capacitada para este trabajo y, tu podrías ocupas el de tercer oficial

-No estará hablando en serio ¿verdad, capitán? – No, ese día no estaba para bromas, ella podrá haber servido a la décima división por décadas, pero eso no aseguraba su puesto, no cuando una de las hermanas Yamamoto la superaba en creces, y no cualquier Yamamoto, la menor de ellas y actual novia de su capitán -Señor…

-Escucha, te necesito, eres parte de esta división más que ningún otro shinigami, pero no puedo creer que el día en que Asami se enfermara y yo no estaba, tu no aparecieras por aquí- Hitsugaya tomo una inspiración, tratando de serenarse, estaba aún bastante alterado por la junta, y Matsumoto seguramente también -Agradezco a Abarai, Ayasegawa y Yamamoto por la ayuda brindada a Kurosaki, quien se quedara con toda la responsabilidad del trabajo pendiente que tenía Asami, pero tú ¿Dónde estabas?

Silencio, Matsumoto solo pudo guardar silencio mientras las palabras se asentaban en su cabeza.

-Somos parte de los que hemos sufrido por culpa de Aizen, así que por favor, mientras no esté, quiero que te encargues de la división como siempre lo has hecho; yo sigo confiando en ti, y agradezco tu apoyo en todo esto- Había suavizado su tono, porque sabía que su compañera también había sufrido, la muerte de Ichimaru le dolía, aún a la fecha -Y quiero que tu sigas confiando en mí, pero ahora, tengo algo importante que proteger, no solo la división y el gotei

-Cuente conmigo, capitán- Dijo la mujer, sonriéndole, como solía hacerlo -Hacen muy bonita pareja, y sinceramente, les deseo lo mejor

Una sonrisa, un gesto que era suficiente entre ellos, como camaradas de años, inseparables y que no necesitaban de tanto para comprenderse.

Hanako suspiró afianzando el agarre sobre la jarra transparente que llevaba en sus manos, con una bola de té al fondo, rodando de un lado a otro en espera de agua caliente para poder florecer. Había obsequiado una igual a Byakuya, una forma de agradecer por todo, ahora que apenas había sentido la confianza de poder llamarse su amiga había cambiado tanto la situación, porque lo ocurrido en la junta, las miradas intensas que Shūhei le había dedicado asintiendo con la cabeza, como prometiendo que estaría ahí para ella, sumado a las palabras intensas del noble y de sus amigos, capitanes y tenientes...

No, Hanako estaba hecha un mar de emociones.

Pero apartó todos esos pensamientos cuando llegó hasta la oficina de Kyōraku y entró por indicación de Nanao, percatándose de que el comandante la esperaba con la nariz metida en los informes que ella misma había redactado a mano.

-Hanako, toma asiento- Murmuró el castaño reconociendo el reiatsu de la chica, todavía sin levantar la mirada de los papeles y sonriendo de medio lado cuando la chica se dirigió a la mesa del costado, en busca de agua hirviendo.

El sonido claro de la jarra de cristal siendo puesta frente a él fue lo que consiguió que Kyōraku levantara la mirada, con curiosidad ante la bola negra que yacía en el fondo de la jarra vacía. La sonrisa de Hanako sólo sirvió para acentuar la curiosidad del comandante, que apartó todos los papeles del escritorio para poder recargar los brazos y observar el chorro de agua cristalina que hizo por empañar las paredes de cristal.

Con el agua funcionando como una lupa, Kyōraku se dio cuenta de que aquella bola parecía estar hecha de plantas, y habría preguntado, de no ser porque Hanako se sentó frente a él, mirando atentamente aquel extraño aditamento con los ojos rebosantes de curiosidad, como una niña pequeña abriendo un regalo de navidad. Suspiró fijando la mirada en la jarra, sorprendiéndose cuando aquella bola comenzó a moverse, como si fuese a desbaratarse.

No, lo que ocurrió fue que el té floreció, revelando ser un adorno floral que comenzó a libera aromas mientras caía hasta el fondo de la jarra, revelando un jardín secreto.

Kyōraku sonrió fascinado, acercándose un poco más a la jarra para ver mejor las florecitas que subían flotando en el agua, atadas al fondo por el peso de las hojas y matorrales.

-Hanako...

-Aprendí a hacerlos en el mundo humano- Murmuró divertida antes de desviar la mirada hacia un costado -Estoy pensando en poner un club de té... pero con todo lo que está pasando...

-Hanako- Cortó Kyōraku divertido, posando una mano sobre las de la aludida y sonriéndole con confianza, tratando de infundirle valor -Con todo lo que está pasando, un poco de calma no nos vendría mal. Créeme, Hana-chan, yo estaría encantado de participar

-Gracias- Murmuró sonriendo con las mejillas ligeramente sonrosadas, bajando el rostro y mirando sus manos, revelando aquella faceta que sólo mostraba para sus seres queridos más cercanos, mostrando a la Hanako que podía ser insegura y frágil.

(Rise – Katy Perry)

Sin embargo, la chica levantó la mirada cuando Kyōraku retiró las manos y ambos adoptaron una postura serena, pero solemne.

-Leí tu informe al menos tres veces, y sé que no hay información que puedas aportar sobre los verdaderos senshi en este momento

-Entonces dime todas tus preguntas

-Sólo tengo una importante. Todo lo demás es para definir los estándares de la misión de Asami. La senshi a la que enfrentaste...

-Ella es, al menos, tres veces menos poderosa que el senshi al que enfrentó Yoruichi. Pero creo que ya establecimos eso y no creo que sea lo que quieras saber. Sin rodeos. Lanza tu pregunta

- ¿De verdad retiraste el sello porque no habrías podido derrotarla de otro modo?

La respiración de Hanako se aceleró ligeramente, pero ella mantuvo los hombros tensos para no revelar nada, Kyōraku le miraba como si quisiera sacarle la verdad sólo con aquella expresión, pero Hanako era un témpano, así que el comandante esperó pacientemente a que su teniente organizara sus ideas. Como si darle algunos segundos más fuese a hacer toda la diferencia y ella fuese a confesar un crimen.

Hanako paseó la mirada por la mesa un segundo, y al siguiente sostenía la mirada del comandante con ferocidad.

-No- Sentenció tajante, consiguiendo que Kyōraku asintiera, dejándose caer contra el respaldo de la silla y entrelazara las manos a la altura del rostro -Lo hice para provocar las dudas de los capitanes y seguir guardando las apariencias

-Entonces eres más fuerte que eso ¿Eres la más fuerte?

Hanako no necesitó especificaciones, no se hablaba de otra cosa en el Gotei más que de ella y sus hermanas, así que la shinigami le dedicó una mirada fría a Kyōraku. De pronto ya no eran comandante y teniente, ni tampoco padre e hija. Hanako se había convertido en una presa, y Kyōraku era el depredador, todo el Gotei se había convertido en el enemigo. Y aunque fuese una metáfora que ayudaba a Hanako a mover las piezas en su tablero, aquello no le hizo sentir mejor por la estrategia que estaba trazando.

-No- Murmuró sonriendo de medio lado, dejando a Kyōraku confundido.

- ¿Me estás mintiendo?

-Tal vez- Soltó Hanako con media sonrisa de autosuficiencia, ladeando el rostro.

Y aquel gesto maniático le hizo entender a Kyōraku las líneas que Rose había añadido a su informe en post it's, como notas extraoficiales, que planteaban a Hanako como "aparentemente inestable".

-Hanako, ya sabes que tus juegos mentales no funcionan conmigo, sé que estás fingiendo, yo te enseñé ese truco- Soltó divertido, consiguiendo que la chica frunciera el entrecejo -Podrás asustar a otros shinigamis, a tus hermanas, si quieres, pero no a mí. Además...- Llamó Kyōraku apesadumbrado, torciendo el gesto en una mueca de pesar y melancolía, como si le doliera darse cuenta de que su hija trataba de ocultarse de él -Tú siempre pudiste confiar en mí, lo sabías. ¿Por qué ahora me evades?

-Porque te quiero- admitió ella relajando su expresión, alzando una mano para tocar el antebrazo de su superior -Y entre menos sepas, menos tendrán ellos de qué acusarte; no sabes cómo me dolió ver las miradas que algunos te dedicaron en la junta de esta mañana, la suspicacia y la sospecha. No sabes cómo me odié por ponerte en esa situación con Hinamori, así que como hice con mis hermanas, también a ti quiero y puedo protegerte, pero no te preocupes- Dijo levantando el rostro y mostrando una sonrisa de medio lado, apacible, que consiguió que Kyōraku supiera que, ahora sí estaba siendo honesta -Esta vez no estoy yendo más allá de mi límite, no me pondré en peligro sólo por tenerlos a salvo, ya no- La shinigami bajó la mirada hacia sus manos, volviendo a vulnerarse ante el hombre al que había considerado su padre durante tanto tiempo -Sabía que, si derrotaba a esa senshi sin más, las dudas caerían sobre mis hermanas y sobre mí, comenzarían a indagar, aceleraría las sospechas del capitán Kurotsuchi y... no sé... La senshi contra la que peleé esa noche no es tan poderosa como aparenta, Hitsugaya habría podido derrotarla sin problemas, si no nos hubieran quitado tanto reiatsu los shadows y los genzanki

-Entonces ¿por qué liberaste el sello de Karyū?

- ¿Estás al tanto de su funcionamiento?

Kyōraku suspiró asintiendo con pesar, sabiendo que, de cierto modo, estaba invadiendo la privacidad de la chica al saber todo aquello.

-Tu abuelo me dejó algunas cartas...

-Ah, las mentadas cartas- Dijo la chica con una sonrisa, como si aquello fuera obvio -Sí, he sido víctima de algunas- Bromeó divertida, sin embargo, recuperó el aire sereno y asintió una vez para sí misma -Es una forma de guardar las apariencias- Confesó con determinación -Si el Gotei sigue pensando que soy más fuerte que mis hermanas, entonces mantendrán los ojos puestos en mí, y eso las exime de culpa y de penas

-Entonces no eres la más fuerte

-Soy la que tiene mayor rango destructivo y mejor entrenamiento en kidō de pelea- Admitió sabiendo que Kyōraku no se quedaría conforme con menos que la verdad -Eso no me hace la más fuerte. El Hakuda de Saya es el más poderoso de los tres; el diamante de Asami es una barrera casi impenetrable; mi kidō está sólo por debajo del de Byakuya. No, Syunsui, no soy la más poderosa de las tres, porque en sí, ninguna es más poderosa que la otra, cada una siguió su camino y se entrenó en lo que encontró más cómodo para sí misma, y si seguimos entrenando, seguiremos fortaleciéndonos, así que, si en algún punto Saya o Asami son más fuertes que yo, entonces me entrenaré para ser más fuerte todavía, porque seguiré buscando la manera de protegerlas, no me importa si se convierten en capitanas o en la misma reina de los shinigamis- Remató citando aquellas palabras como un mantra que la acompañaría el resto de su vida, un juramento solemne e inquebrantable que había hecho consigo misma, haciendo que Kyōraku suspirara con orgullo, sabiendo que aquella era su misma determinación.

-El Gotei puso los ojos sobre ustedes hace tiempo

-Lo sé, ya no puedo protegerlas- Murmuró Hanako con pesar -Y luego de la junta de hoy... Dios, todo se fue al carajo en un segundo

-Fue una locura ¿Protegerlas dices?

-Ya no tiene caso, tenía la esperanza de mantener los ojos puestos en mí para que no las molestaran, pero yo misma sugerí a Asami para esta misión, y Saya pone en su sitio al teniente Madarame y al teniente Abarai cada vez que tiene una oportunidad de hacerlo, eventualmente ya no podría hacer nada por ellas, así que he desistido de mis intentos de cubrirlas, a partir de este momento yo pretendo dejar de fingir respecto a mi fuerza, lo mejor será que demuestre de qué madera arde esta hoguera, porque, de todos modos, se aproxima una guerra. Es importante que capitanes y amigos sepan con qué cuentan

Ambos guardaron silencio unos segundos, dejando que las cosas cayeran en su sitio. Kyōraku sonrió asintiendo, dándose cuenta de todo lo que había crecido su pequeña, ya no era más una florecilla de jardín, era un árbol en todo su esplendor, así que tomó la mano de Hanako antes de suspirar de nuevo y sonreír.

-Hana-chan, ¿hace cuánto tiempo jugábamos shōgi en el jardín y perdías con un puchero?

Hanako sonrió ampliamente, bajando la mirada para ocultar el leve rubor de sus mejillas y las ganas de reírse y de llorar por la nostalgia.

-Dios, se siente como mil años

-Lo sé. Ya no eres mi niña pequeña, en cualquier momento vendrá algún shinigami a pedirme tu mano, y tendré que decir que sí

- ¡No, por favor! - Exclamó la chica pasmada, enderezándose en su sitio y mirando a Kyōraku con reproche, sin embargo, su expresión se tornó de autosuficiencia y la chica sonrió divertida -Tendrían que vencer primero a Saya

-Y luego tendrían que pelear contra mí- Aseguró Kyōraku con una sonrisa radiante, llevándose la mano de Hanako a los labios, negando con la cabeza ante la expresión de sorpresa que compuso la chica -A menos que vinieras a mí con una sonrisa radiante y boba, y me dijeras que estás enamorada

-Eso no va a pasar, oto...- Hanako se interrumpió a sí misma, percatándose del desliz que había cometido al decir esas palabras, disfrutando la expresión de orgullo y el aparente nudo en la garganta de su superior -Comandante- Terminó la chica, sonriendo ampliamente antes de tomar la jarra de cristal con su mano libre y servir el té -No estamos aquí para hablar de mi nula vida romántica, sino del futuro del Gotei

-Tu vida romántica es nula porque tú lo quieres- Aseguró el castaño liberando la mano de su protegida y sonriendo ante la idea de que, ahora, compartía el puesto de protector con más shinigamis -No sabes la cantidad de hombres que andan tras tus pasos... Y alguna que otra shinigami

-No tengo tiempo para eso- Soltó la chica, divertida ante las declaraciones del comandante, que sonreía de medio lado, preguntándose si aquello sería cierto -Se avecina una guerra, sólo tengo tiempo para volverme más fuerte

-Sí- Espetó el comandante, ofendido -El capitán Hirako habló conmigo recientemente ¿Por qué con los Vizard?

-Porque ellos no le tienen miedo a su hollow interno, y tal vez puedo aprender esa parte de ellos

- ¿Aún te asusta el poder de Karyū? - Murmuró Kyōraku con pesar.

Por un instante, cuando la chica asintió bajando un poco el rostro, mordiéndose el labio, Kyōraku no vio a la teniente demonio, sino a la adolescente dulce y asustadiza que corría a refugiarse al espacio bajo las escaleras cuando había una noche de tormenta, la misma chica dulce que había servido el té para él y para Genryūsai cuando iba a visitar al viejo a su casa, a la misma niña inocente que había corrido hasta Asami con un conejo malherido en brazos para que su hermana tratara de salvarle la vida.

-Hanako...- Murmuró él con un aire paternal antes de sonreír y acariciar una mejilla de la chica, obligándolo a mirarle -Sé perfectamente que eres tan poderosa como cualquiera de mis capitanes, y sé que encontrarás la manera de hacer que tu relación con tu zanpaku-tō sea óptima. Aún si el capitán Hirako no quiere entrenarte

-Espero no tener que llegar a pedir permiso para iniciar otro tipo de entrenamiento- Admitió la chica sonriendo de medio lado, sin embargo, su expresión se tornó sombría y ella levantó la mirada, de nuevo convertida en una teniente -Hay algo de lo que quiero hablar contigo, respecto al poder de Asami. Es la última razón por la que necesito entrenarme

Kyōraku suspiró asintiendo.

-Tu abuelo dejó una carta al respecto, así que estoy más o menos enterado al respecto

-Las emociones de Asami son muy intensas todo el tiempo, y temo que su poder se vea ligado a ellas en algún momento crítico. No estoy exenta de ceder ante la crisis, pero hay... una promesa que le hice a mi abuelo

-Déjame adivinar- Murmuró Kyōraku divertido ante el sonrojo en las mejillas de la chica sentada frente a él -Tiene que ver con proteger a tus hermanas.

-Y con proteger a todo el Gotei, así que me volveré más fuerte- Sentenció con la mirada llena de chispas rosas y violetas, un gesto ígneo que ardió con pasión contenida, dejándole saber al capitán que, a pesar de permanecer serena, por dentro ardía en llamas -Me volveré tan fuerte como pueda, y si tengo que volverme más fuerte que tú, lo haré sin pensarlo. Pero no lo haré sin tu permiso

-No necesitas mi permiso para volverte más fuerte

-No, pero necesito tu autorización para entrenar con los Vizard, con otros capitanes y… en el mundo humano

-No- Sentenció ante aquella última afirmación, consiguiendo que Hanako sonriera de medio lado. Aquella negativa se le había escapado de los labios sin querer, el temor de perder a su primera "hija" se había apoderado de su razón, consiguiendo que reaccionara antes de pensar, así que sonrió con una mueca de disculpa, con un gesto silente en los ojos, consiguiendo que Hanako asintiera, como diciendo "te comprendo" antes de llevarse la taza a la boca y subir los pies descalzos a la silla, sentándose con las piernas cruzadas -Perdón, pero no quisiera que llegues a ese extremo

-Yo tampoco, pero si debo hacerlo para mantener mi promesa, lo haré

- ¿Qué le prometiste a Yama-jii?

Hanako suspiró, lo pensó un momento, lo pensó una eternidad, preguntándose si su abuelo habría dejado una carta al respecto, pero sabiendo que preferiría decirlo ahí mismo, a dejar que el capitán se enterara de otras maneras.

-Le prometí que tomaría la cabeza de la familia, que me haría cargo de mis hermanas, que protegería al Gotei con mi vida, porque cada shinigami que sirve para proteger a la humanidad es mi familia. Le prometí que, cuando hubiese alguno que tratara de alzarse sobre mi orgullo, entonces yo consumiría todo, dejando la tierra fértil para sembrar nuevas esperanzas, porque mi fuego no sirve para destruir, sino para crear. Y si eso implica que me vuelva más fuerte que tú...

-Hanako- Murmuró Kyōraku solemne -No necesitas ir a los vizards para volverte más fuerte que yo, ni tus hermanas tampoco. Ahora tengo una teoría sobre tu entrenamiento y sobre lo que el viejo Genryūsai hizo contigo

-Te escucho

-Tu reiatsu es como el fuego, siempre que haya oxígeno y combustible, seguirá creciendo ¿no es así?

Hanako suspiró, negando con la cabeza, incapaz de mirar a su comandante al responder

-No me preocupa el combustible o el oxígeno, me preocupa ser capaz de crear un contrafuego para detener la furia de mi zanpaku-tō una vez que estemos de acuerdo

-Si se llega el momento, ahí estaremos para ti- Murmuró el comandante tomando ambas manos de Hanako y sonriéndole con confianza -Te lo prometo

Hanako asintió, sonriendo ampliamente, sintiendo que estaba de vuelta en el día que había logrado derrotar a Kyōraku en el shōgi, sabiendo que podía confiar en él, en el Gotei, en su familia.

-Por ahora retírate- Concedió el comandante, tomando su infusión y sonriendo ante los aromas -Todavía hay decisiones que deben tomarse para la misión, así que debo hablar con Nanao y con el capitán Hitsugaya

-Comandante, de verdad, Asami está lista para esta tarea, no hay nadie más capacitado- Prometió la chica levantándose en dirección a la puerta, dedicándole una última mirada a Kyōraku -La próxima vez traeré sake, no té. Pero quería mostrarte eso

-Gracias por el regalo- Respondió el castaño levantando la jarra, maravillado con el jardín acuático que yacía al fondo.

Hanako hizo una reverencia y suspiró, saliendo de la primera división y dirigiéndose hacia la segunda, sonriendo con socarronería al sentir el reiatsu de Soi Fong, que parecía estarla esperando en la entrada, con los brazos cruzados y una sonrisa déspota en el rostro.

-Buenos días, teniente- Exclamó la morena con voz cortante y fría.

-Buenos días, capitana

La morena sacó de entre los pliegues de su haori un pergamino, en el que Hanako reconoció el sello de su abuelo. Una carta.

-Supongo que vienes a que te entrene

-Supone mal, capitana- Respondió Hanako con diplomacia y delicadeza, haciendo una reverencia antes de sonreír dulcemente para la aludida, que mostró sorpresa en su expresión ante la negativa -Vengo a pedirle que considere a mi hermana Saya para un entrenamiento intensivo, necesito que su shunpo me supere con creces. Y pronto…

-Podría creer que eres tú quien quiere volverse la más fuerte de las tres

- ¿Qué le hace creer que no lo soy? - Comentó la teniente, fastidiada por la actitud petulante de la capitana -No soy más veloz que Saya, ni mi defensa es más poderosa que la de Asami, cada una es fuerte en su rama, y nuestro reiatsu y dominio se equipara, pero no se trata de eso…

- ¿Por qué Saya?

-Créame, capitana. Pronto se lo demostraré. Tenga un buen día.

Soi Fong observó a Hanako con una sonrisa, clavó su mirada en la espalda de la teniente hasta que la perdió de vista y luego volvió a su oficina, dejando la carta de Genryūsai sobre su escritorio para volver a leerla después.

-Las niñas de Yamamoto no dejan de sorprendernos- Dijo mirando a un costado, donde Byakuya estaba sentado tranquilamente, con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre el pecho -Tenías razón respecto a tu protegida, pero me sorprende que no quiera que la entrene yo misma

-Seguramente piensa buscar a una maestra más capacitada- Murmuró el noble antes de levantarse y mirar a su compañera -No creo que me pida entrenamiento a mí tampoco, al menos no de momento

-Y tu sugerencia es que acepte entrenar a la soldado Yamamoto. No tengo motivos

-No, pero Hanako-san ha prometido dártelos pronto

- ¿San? - Soltó divertida al ver a Byakuya retirarse -De verdad no dejan de sorprendernos

Hoy parecía un día bastante agitado, la junta, sus reuniones privadas, estaba comenzando a sentirse agotado, y eso que aún le faltaba hablar con su flor más pequeña, no su favorita, pero la que más le gustaba; porque no podía decir que fuera un padre con favoritismos, aunque, bueno, si así fuera, definitivamente la pequeña Asami sería la elegida.

Suspiro, porque ella era la única de las tres que tenía una relación formal con uno de sus colegas ¡Cuánto había pasado ya! Él había conocido, por su cercanía con su maestro y por su amistad, a estas niñas cuando casi recién habían llegado a la casa del viejo.

-El capitán Hitsugaya está aquí, comandante- Anunció Nanao, entrando a la oficina y dejando pasar al albino, cerrando la puerta y acercándose al escritorio -El capitán Kurotsuchi está pidiendo solo una cosa

Le entregó una hoja al comandante, quien suspirara por la petición de su científico loco, que, ciertamente, podría estar pasándose de la raya esta vez.

-Bueno, el hecho de que Hanako haya postulado a Asami-chan para esta misión, significa que ella la cree capaz de hacerlo- Comentó el castaño con resignación, entregándole la hoja al capitán -Me preocupa el hecho de que no tengamos suficiente información para descartar algo peor

-Sin embargo, es el diamante de ella lo que nos puede ayudar a conseguir las respuestas que necesitamos- Afirmó Nanao, mirando al capitán con serenidad, un poco más relajada -El gotei nunca había tenido la necesidad de un poder así, pero ahora que lo tenemos, podemos aprovecharlo para obtener información de nuestros enemigos

-Tampoco podemos abusar de ella, pero lo cierto es… que necesitamos respuestas- Afirmó Kyōraku, mirando con pesadez al menor, quien lo miraba atento, como esperando más de su parte -No quería alterar más a la teniente Hinamori, pero no confió mucho en las palabras de Aizen, siempre fue un hombre muy sagaz, por lo que algo ha de estar ocultándonos

-Yo no confío en él, por lo que no estamos seguros de que este diciendo completamente la verdad- Aseveró, con el entrecejo fruncido y sintiendo su pulso acelerarse -Estamos entre la espada y la pared…

-Y por eso necesitamos de las habilidades de Asami- Confirmó el mayor, dando un aplauso y luego juntando ambas manos sobre su escritorio -Se lo encargo mucho, capitán, está en sus manos cuidar a la flor más pequeña de mi jardín

-Con todo respeto señor, mi deber como capitán es proteger a mis subordinados…

-No te lo estoy pidiendo como tu comandante…- Interrumpió, notando como los ojos turquesa del menor lo miraban con sorpresa -Te lo pido como un padre que se preocupa por sus hijos, en este caso, mi pequeña Asami…

-Señor…- Tōshirō pudo ver en los ojos del castaño algo que jamás había visto, muchas veces había tratado con él, antes de que se convirtiera en el hombre más poderoso del gotei, y ahora, verlo ahí, con esa mirada suplicante, le provocaba algo en su corazón, porque sabía que estaban hablando de la misma flor -No voy a fallar

-Fue muy listo de su parte hacer la publicación en la revista, supongo que fue idea de Asami pedirle el favor al teniente Hisagi- Continuo el mayor, sonriendo -No puedo quejarme, escogió un buen partido, así que cuento contigo para protegerla cuando yo no pueda hacerlo

Asintió, aquel hombre había dejado de lado su formalidad para hablar sobre su relación con la chica, con la menor de las hermanas que ahora estaba destinado a proteger

-Sin ella, nuestras esperanzas de poder ganar esta guerra son limitadas, necesitamos a las tres para poder ganar…

-Lo sé, teniente Ise, no sabemos lo que no espera…

Fueron sus últimas palabras, el resto fue solo una charla amena de buenos deseos para la misión; había abandonado la oficina del comandante con un tono rosado en sus mejillas, por lo que se sacudió un poco para poder aterrizar sus ideas.

-Si Asami logra completar esta misión… será ella la afectada en la siguiente junta- Pensó Kyōraku, mirando a la nada mientras trataba de encontrar la manera de despejar su mente.

-Lo logrará, y aunque la bomba estalle, usted sabrá como arreglarlo…

- ¿A qué precio? – Miró a la chica, agobiado, luego dejó caer la cabeza hacía atrás, suspirando -Esto es una locura…

Odiaba admitirlo, pero Yoshio había mejorado bastante desde que entrenara con Saya, pero ahora, su objetivo no era volverlo más fuerte a base golpes, sino, que deseaba entrenarlo espiritualmente, quería enseñarle a dominar su shikai y, para eso, debía enseñarlo a mantener la mente en blanco, a que se relajara y que escuchara el interior de su alma.

- ¡Mal! – Grito ella al verle soltar un suspiro a manera de desesperación, lanzándole unas pequeñas esquirlas de diamante - ¿Cómo crees que vas a escuchar a tu zanpaku-tō así? Necesitas relajarte, dejar la mente en blanco y ser paciente

- ¿Cómo voy a dejar la mente en blanco si me atacas con tus diamantes? – Preguntó el chico, sacándose una fina lanza de su haori, pero, esperen, no lo había atravesado, ni siquiera lo hirió - ¿Cómo haces eso? Digo… lanzas el diamante, pero no logra atravesar ni siquiera la ropa

-Se le llama práctica, y para realizar muchas cosas, necesitas paciencia para darte cuenta de cómo funcionan- Soltó ella, haciendo aparecer un diamante en su mano, el cual giraba lentamente - ¿Recuerdas cuando caímos al piso en aquel entrenamiento? Estabas desesperado por hacerme caer, pero entre tu impaciencia por tirarme y tu ojo analítico, tomaste la paciencia suficiente para soportar los golpes y encontrar el punto en que podías hacerlo. Yo sé que puedes hacerlo Yoshio, eres muy listo, haz que me sienta orgullosa de ti

-Está bien, pero dame más pistas- Soltó un suspiro, volviendo a sentarse en el césped, con la zanpaku-tō entre sus piernas y cerrando los ojos - ¿Cómo puedo dejar la mente en blanco?

-Cada quien tiene una manera diferente de dejar la mente en blanco, tal vez, un recuerdo bonito, una emoción, un disgusto, alguna persona, más que dejar la mente en blanco, debes tratar de concentrarte en tu espada, en su voz- Su mano se posó sobre el corazón del chico, a quien le recorrió un cálido sentimiento, que se expandió por su pecho -Tal vez pueda asustarte, tal vez te sorprenda de una manera interesante, pero eres tú quien debe tratar de escucharla, porque ahí esta…

La respiración del chico se relajó, había logrado que entrara en meditación, en un estado zen; ella podía sentir el poder latente de la espada, deseaba salir y ser escuchada, estaba tratando de ayudarla, porque podía sentirla.

Yoshio abrió los ojos al cabo de unas horas, mirando a la chica, viendo su sonrisa.

-No es algo que puedas lograr a la primera, lleva semanas, meses o incluso años de practica- Yoshio relajo los hombros, se levantó y enfundo su espada, ayudando a la chica a ponerse de pie -Nunca es sencillo….

-Asami Yamamoto- El teniente Okikiba apareció repentinamente, unos pasos detrás de los muchachos -El comandante quiere hablar con usted, por lo que requiere su presencia en su oficina

-Entendido, Yoshio, vuelve a la división por favor e informa al capitán- El joven asintió, desapareciendo con shunpo, Asami se acercó a Okikiba, con quien abandono el campo de entrenamiento en un santiamén.

Una vez en los pasillos de la división uno, Asami caminaba en compañía del teniente, sonriendo, sintiendo melancolía.

-La división pudo haber sido reconstruida después del ataque, pero aún hay mucho del abuelo aquí- Murmuró ella, oliendo la madera del lugar, siempre diferente del resto de las divisiones -Aun sueño con ellos…

-Su abuelo estaría muy orgulloso, señorita, fue usted quien creciera con nosotros- Asami rio, infundiendo en Okikiba un poco de fortaleza -Y quien nos diera unos años de juventud con su vigor

-Hace que me sonroje teniente- Sus mejillas se tiñeron de rosa, por lo que comenzó a jugar con la punta de su trenza -Pero les estoy muy agradecida por sus cuidados y enseñanzas

Llegaron a un punto donde fue Nanao quien guiara a la chica hasta la oficina del comandante; la chica la presento, dejándole el paso y cerrando la puerta tras ella.

-Asami-chan, me alegra verte- Una leve reverencia, pero se había quedado de pie, notando la diplomacia de la chica ante los altos mandos, a quienes les mantenía respeto -Toma asiento, por favor…

Se sentó, con la espalda erguida y las manos cruzadas sobre su regazo, mirando al castaño, quien sonriera por la manera tan correcta de sentarse, de presentarse.

-He hablado con el capitán Hitsugaya sobre los lineamientos de la misión a la cual partirán- Asami respingo en el asiento, mostrando sorpresa -Veo que no estas enterada

-Lo lamento comandante, he estado entrenando al joven Kurosaki y, de hecho, mi capitán quería hablar con nuestra teniente, así que, les dejamos solos en la oficina para que hablaran- Bueno, él estaba al tanto de que era la chica frente a él quien realizaba los trabajos de la teniente Matsumoto; no había nadie en el gotei que no conociera a esa perezosa shinigami -Creí que las misiones eran en grupos de a cinco

-Si, pero el último grupo que volvió, incluido tú capitán, se enfrentaron a un nuevo enemigo, un genzanki de nivel más avanzado- Esto la sorprendió, aunque se mantuvo seria y ecuánime en todo momento -Poco a poco hemos ido comprendiendo lo que sucede, pero aún no están todas las piezas, y una vez más, necesitamos de tu ayuda para capturar a uno de estos enemigos, ha sido tu hermana quien te propusiera para esta misión y, ciertamente estoy algo aterrado por enviarte de esa manera, después de todo, acabas de recuperarte

-Comandante, estoy en perfectas condiciones para asistir esta misión, y le recuerdo que no iré sola, mi capitán estará con migo, así que no le fallare- Fueron sus palabras firmes las que lo relajaron un poco -No estoy muy segura de lo que haya pasado en esa misión, pero si su mayor temor es mi poder, le puedo asegurar que tengo un óptimo control tanto de mi shikai, como de mi bankai, así como de un segundo nivel que puedo utilizar en caso de emergencia

-Aún tengo muchas dudas sobre sus habilidades- Comentó Kyōraku, mirando con la cabeza ladeada a la chica, con una mirada tierna, sobreprotectora -Pero claramente entiendo que son muy diferentes entre las tres, y aun me falta conocerlas; te lo encargo Asami…

-Cuente con ello, comandante- Aseguró, mirando decidida a su superior -Quiero pensar que mi capitán me dará los detalles más tarde

-Estas en lo correcto- Afirmó el hombre, con una sonrisa en sus labios, mirando a su pequeña, a la más pequeña de las flores, la que no sabía nada respecto a la muerte de sus padres, a quien desconocía de momento la tormenta que estaba por desatarse -Vuelve a tu división, tú y el capitán Hitsugaya parten en unas horas

-Entendido- Se puso de pie, haciendo una reverencia de despedida -Con su permiso, comandante

Asami se dio la vuelta, saliendo de la oficina, dejando a un pensativo Kyōraku en su silla, agobiado ¿Cuánto había crecido aquella pequeña niña que una vez conociera? Bastante, porque no solo había crecido físicamente, había tenido una educación que solo la división uno podía transmitirle; estaba llena de conocimientos, de enseñanzas que muy pocos podían entender tal vez.

Sake, necesitaba un trago de sake…

Al cabo de unas horas, Tōshirō y Asami se encontraban ya en la entrada del senkaimon, solo era cuestión de que la hora llegara para que la puerta se abriera; vaya sorpresa al ver a Hanako y Saya ahí, acompañadas de Hogo.

-Me sorprende que vinieran- Afirmó Asami, rodeando a Hanako por la cintura -Deséenos suerte

-Bueno, no es como que seas una debilucha- Comento Saya, abrazando a su hermanita por los hombros -Estoy segura de que el mini capitán sabrá protegerte, o de plano terminaras salvándole la vida

- ¡Escuche eso! - Grito el albino, cruzándose de brazos.

-Las veré en unos días- Afirma Asami, despidiéndose de sus hermanas y dejando a Hogo en el piso, panza arriba, mientras ella avanzaba hacia donde Tōshirō se encontraba.

Las puertas se abrieron, estaba nerviosa, porque esta vez solo eran ellos dos, porque no sabía que era contra lo que se iba a enfrentar, porque le habían confiado algo tan importante como la captura de ese nuevo enemigo.

Mientras avanzaban, Hitsugaya le hablaba sobre los detalles de la misión pasada, contándole sobre los poderes y habilidades del senshi, a quien Hanako había derrotado; esto no la sorprendió, ya que conocía una parte del poder de su hermana.

Se reunieron en la tienda de Urahara, los gigai estaban listos, pero el hombre estaba sorprendido de que únicamente enviaran a dos shinigamis esta vez. No es que él no confiara en las habilidades de las hermanas, pero aun creía que la menor de las hermanas no era lo suficientemente apta para ese trabajo o, solo eran sus imaginaciones por cuestiones de percepción.

-Kisuke…- Llamo Yoruichi al hombre, quien la mirara por el rabillo del ojo.

-No ha habido ataques en estos días, pero me preocupa que el capitán no esté preparado físicamente para el combate- Había mucho en Hitsugaya que el rubio notaba, a parte del cansancio -Temo que la pequeña no sea suficiente para derrotar a un senshi…

Las palabras de Urahara quedaron en el aire, como en suspenso.

Caminaban por la ciudad, desde que llegaron, ella había desplegado un centenar de diamantes, por lo que estaba en constante alerta, sin bajar la guardia. Se habían sentado a comer algo en un pequeño restaurante al aire libre, no era la gran cosa, pero ambos morían de hambre.

-Estas muy pensativo desde que salimos de la tienda de Urahara- Comentó la chica, mirando al albino, que estaba con los brazos cruzados sobre la mesa, con el cuerpo hacia el frente - ¿Sucede algo Tōshirō?

-No pasa nada- Había pasado unas doce horas con la chica, desde que el volviera a la sociedad de almas y ahora de vuelta al mundo humano, con ella, por lo que su cabeza había estado formulando la manera correcta de preguntarle por su pasado -Hanako habló conmigo, un poco, y me dio curiosidad por saber… como había sido tu vida una vez llegaron a casa del comandante Genryūsai

Asami sonrió, tal vez porque era hora de hablar sobre eso, antes de que algo pudiera escapársele a su hermana.

-Bueno, la verdad es que fue muy confuso para mí, era muy pequeña, y no entendía que era lo que había pasado- Bebió un poco de su limonada, tratando de recordar detalles, rostros, algo… -Tal vez lo sepas ya, pero no recuerdo a mis padres, ni siquiera sus rostros, por lo que, la única figura maternal que tengo en mi mente es Hanako…

Tōshirō pudo ver como un brillo asomaba en sus ojos, no eran lágrimas, pero tampoco sabía interpretar ese extraño reflejo.

-Si me preguntas por figura paternal, te puedo decir que Sasakibe-dono era lo más cercano que tenía- Soltó una risita, algo que le llamo la atención a él -El y el resto de la división uno me enseñaron a leer, a escribir, me educaron como ellos lo creyeron conveniente, y no me molesto, me divertía mucho, a fin de cuentas, yo no entendía que hacíamos ahí o porque estábamos en ese lugar; lo único que se me dijo, fue que nuestros padres habían muerto y que el comandante nos había acogido en su hogar

Un mesero llego a dejar sus platos, retirándose de inmediato para dejarles comer a gusto y sirviéndole a la chica más limonada. Comieron un poco, pero esta vez, sus palabras fluyeron sin pensarlo.

- ¿Eras traviesa? – Una mueca burlona acentuó sus palabras, Asami rio, pero no por la expresión divertida de su novio, si no por sus travesuras -Eso es un sí…

-Bueno, traviesa… traviesa… no, pero solía hacerle bromas a uno que otro shinigami- Inspiró, soltando el aire lentamente para serenarse -Tal vez fue la época en que más cercana me sentí con Saya, ella es la única que puede despertar mi lado travieso en veces, aunque actualmente sea algo difícil para ambas relacionarnos

-Creí que te llevabas bien con ella…- Negó con la cabeza - ¿Hay un por qué?

-Mientras crecía, comencé a ver a Hanako como mi modelo a seguir, la manera tan educada y diplomática de ser de ella me gustaban; yo no puedo ir por la vida entrenando a diestra y siniestra, Saya tiene su camino y yo elegí el mío en base a Hanako, pero, también, fue algo que quise adoptar por cuenta propia- Entre palabra y palabra, un descanso y un bocado, justo ahora se había llevado un trozo de comida a la boca, masticando con cuidado -No es que no me lleve bien con ella, es solo que nuestras personalidades chocan un poco, la manera tan desgarbada como ella se comporta y su forma un tanto salvaje, me sacan de mis casillas en veces, pero trato de contenerme, porque a pesar de que es una chica muy fuerte, nunca sabes cómo va a reaccionar

Tomaron una pausa, terminando de comer y caminando por ahí, mientras la chica seguía alerta al primer diamante que desapareciera.

- ¿Y tus pasatiempos? – Asami miró al frente, viendo como el sol comenzaba a descender, matizando el cielo de naranjas y amarillos -Lejos de los videojuegos

-Leer, cocinar… cantar… bailar…- Suspiró, cambiando su expresión de felicidad por algo que ni siquiera él fue capaz de descifrar -Pero, no me gusta cantar en público, usar la danza lunar frente a otros es… vergonzoso…- Tōshirō espero, porque sabía que había algo más en esas palabras, detrás de la pena, de la vergüenza -Crecí rodeada de hombres mayores, la división uno me enseño todo lo que se, y aunque no lo parezca, fue Sasakibe quien me enseñara la mayoría de ellas, es… eran demasiado elogios, Okikiba-san también fue parte fundamental de mi vida, al menos me alegra que no le haya pasado nada en aquella guerra…

-Parece razonable, pero no parece que te afectara eso cuando te acercaste a mí…

- ¿Quién fue el que se acercó? Digo, no es que de verdad quisiera caer, pero… tú- Cruzó miradas con él, dejando ver en sus labios una sonrisa traviesa -La verdad es que me daba mucha pena estar en la misma oficina que tú, creo que, sin esa caída, no hubiera pasado nada de esto

-Igual probablemente te hubiera dicho algo, estaba volviéndome loco…

-Tōshirō- Sus mejillas se sonrojaron, maldita sea, su bufanda ¿Dónde estaba cuando más la necesitaba? -Yo no sabía qué hacer, esto sigue siendo nuevo para mí

Bufó, divertido por la reacción de su novia, que había comenzado a jugar con la punta de su trenza.

-Quedamos de aprender juntos de esto ¿no es así? – Habló el, mirando el cielo, deteniéndose al tiempo en que tomaba la mano de la chica, provocándole otro sonrojo -No voy a dejar que nada se interponga, juré protegerte… no voy a quedarle mal a Hanako o a Saya

-Lo dices porque le tienes miedo a mis hermanas- Jugueteo ella, picándole una mejilla y viendo la expresión molesta del chico -Lo sabía

- ¡Yo no les tengo miedo! – Grito el albino, viendo como la chica salía corriendo, comenzando a perseguirla - ¡Asami!

- ¡Alcánzame si puedes! – Le grito ella varios metros delante de el - ¡Te amo Tōshirō!

Una persecución espontanea, algo que los había llevado hacia un parque, sentándose ambos en una banca, ella le abrazo y le dio un beso en los labios, haciendo que se sonrojara.

-Creo que debo confesar algo…- Dijo ella mientras trataba de normalizar su respiración, justo cuando el cielo comenzaba a tornase de un azul grisáceo -Le tengo miedo a los fantasmas, a las películas de terror, a los monstruos…

- ¿Tú? ¿Una shinigami con tanta experiencia? – Asami rodo los ojos, haciendo luego un mohín - ¿Hay alguna razón?

-Saya, ella… comenzó a relatarme historias de terror desde muy pequeña- Suspiró, odiando a su hermana por ese absurdo y ridículo temor infantil -No sé qué limite tenga ese temor, aquella noche que enfrentamos al shadow… no sabes cuantas ganas tenía de salir huyendo, pero sabía que, de alguna manera, Hanako me necesitaba

-Eres más valiente de lo que aparentas, y yo valoro mucho eso en ti- Algo en su interior se revolvió, porque se vio en la necesidad de abrazarla con ahínco contra su cuerpo, permitiéndole tomar una gran bocanada de aire -Todos tenemos miedo de algo, y necesitamos de otros para afrontar el miedo, pero no estarás sola, nunca más…

-Creo que puedo confiar en eso…

Se miraron a los ojos, sonriendo, decidiendo ir a la casa a tomar un descanso bien merecido, antes de que anocheciera, para luego, volver a patrullar durante la madrugada.

Era solo cuestión de tiempo para que las hermanas Yamamoto llamaran poderosamente la atención de capitanes y tenientes por sus extraordinarias habilidades que han demostrado en combate, así como en los entrenamientos en sus respectivas divisiones y junto a otros shinigamis muchos más experimentados, por eso, no era extraño que muchos tuvieran interés en ellas y en qué tan poderosas serian, y eso, tenían un tanto preocupados a los amigos más cercanos de Saya Yamamoto.

Ikkaku le había contado sin mucho detalle sobre el comentario que le hizo su capitán al salir de la junta, lo que preocupo un poco al pelinegro conociendo la sed y el sadismo de su capitán de luchar contra alguien fuerte, y ahora las hermanas estaban en su mira.

-Las tres son lo suficientemente fuertes- Dice tranquilamente Yumichika, yendo rumbo a donde sabían que estaría Saya para entrenar -Y sabes de primera mano que Saya puede hacerle frente al capitán sin problemas

-Eso es precisamente lo que me preocupa… Saya no se dejará vencer tan fácil y eso le dará más motivos al capitán para no contenerse - No sería un combate como el que tenía a diario con su amiga, si no uno que podría llegar a ser a muerte conociendo a su capitán.

- ¿Le dirás lo que te dijo el capitán? – Preguntó algo preocupado, mirando a su amigo.

-No puedo entrar en muchos detalles de la junta, solo le diré que no se cruce en el camino del capitán en la medida de lo posible…

- ¿Quién diría que serias un hermano tan protector? - Le pica Yumichika las mejillas a su amigo, quien hace un bufido incómodo.

Encontraron a Saya en el lugar donde tuvieron con las hermanas Yamamoto un relajante día de campo, viéndola hacer una serie de nuevos movimientos al aire, una técnica combinada extraña que no la habían visto hacer en anteriores entrenamientos.

-Al fin llegan- Dice Saya al verlos sin detener sus ejercicios -Ya me estaba aburriendo

-Antes de empezar a entrenar Saya…- Le dice Yumichika acercándose, por lo que ella se detiene ante la seriedad ya implícita en los rostros de sus amigos -Ikkaku debe decirte algo importante

-Es sobre mi capitán, me temo que se ha corrido la voz de lo fuertes que son tú y tus hermanas- Hubo un prolongado silencio, que no le gustó nada a Saya -Ya sabes cómo es mi capitán, y por lo que se ha dicho de ustedes, quiere medir fuerzas con alguna de ustedes

-Ya hablamos con él- Habla Yumichika rápidamente ante la distorsión en el rostro de su amiga -No las buscara, pero es recomendable que tú y tus hermanas traten de no cruzarse en su camino

Saya pareció relajarse un poco, tomando un poco de aire y mirando a sus amigos.

-Gracias por advertirme chicos, no le daré el gusto de saber que logro provocarme, así que descuiden, no tengo interés en probarle nada- Aunque la verdad, ganas no le faltaban de bajarle los humos a ese maniático -Pero si me entero de que amenazo a alguna de mis hermanas, no dudare en enfrentarlo

-Lo sabemos, y no te preocupes- Dice Yumichika -Nosotros estamos dispuestos a defenderlas si lo necesitan

Saya ve con asombro la sonrisa sincera de sus amigos que le transmiten que de verdad serían capaces de volverse ante su propio capitán por ella y por sus hermanas. Ese par, nunca dudo de lo verdadera y sincera que era su amistad, pero ahora ya sabía con certeza y entera confianza que podía confiar ciegamente en ellos cuando más lo necesitara, y claro, ella también no dudaría en dar la cara por ellos.

-Además, tú y tus hermanas tienen el aprecio de muchos del gotei, si alguien se atreve a meterse con algunas de ustedes por pura malicia, se ganará el odio automático de muchos- Reafirma Yumichika, algo que Saya sabe, por eso podía estar tranquila.

-Y yo sé de muy buena fuente que cierto teniente no permitirá que hablen mal de ti a tus espaldas- Habla Ikkaku con una clara sonrisa burlona, consiguiendo que Saya lo mirara alzando una ceja.

-Mira nada más ¿Quién lo diría? - Le sigue Yumichika, igual con gesto divertido -A pesar de tu rebeldía y tu falta de delicadeza para vestir más femenina- Saya lo fulmina con la mirada ante esa insistencia de su amigo- Veo que eso no impide que tengas uno que otro admirador, y al parecer se trata de un teniente

La mente de Saya empieza a trabajar a mil por hora, tratando de descifrar lo que sus amigos le insinuaban con tal descaro, viniéndose a su mente cual rayo el rostro de aquel teniente con el que tenían constantes debates, pleitos y competencias sin sentidos. Ladeo la cabeza de un lado a otro desechando esa idea, así como para disimular el pequeño sonrojo que sintió en sus mejillas.

-No tengo interés alguno en los chismes del gotei- Dice Saya obstinada -Solo estamos perdiendo tiempo de entrenamiento- Camina a pasos pesados al centro del campo, ignorando la mirada cómplice de sus amigos.

Esta vez en el entrenamiento también participo Yumichika por petición de Saya para que la ayudara a pulir mejor sus reflejos, por lo que el pelinegro solo se limitaría a tratar de atacarla cuando este desprevenida tratando de desarmar a Ikkaku. En esa ocasión no combatieron con sus zanpaku-tō liberadas, lo que le interesaba era entrenar el manejo de sus katanas.

Saya e Ikkaku como siempre iniciaron con un combate feroz contra el otro, combate que se volvió mucho más efusivo cuando Ikkaku se dio cuenta que Saya llegaba a tomar la misma forma su funda como él al imitar una pelea con espadas dobles y hakuda, mientras que Yumichika trataba de tomarla por sorpresa en ataques por el punto ciego de Saya, que ella pudo esquivar o repeler con asombrosa habilidad.

En medio del combate, Saya observo la oportunidad de poner en práctica los ataques en tres movimientos que estuvo entrenando en el saco de box cuando su amigo dejo descubierto un costado, dando una veloz patada con su pierna derecha que Ikkaku pudo detener con la funda de su katana, pero Saya no perdió segundo alguno para arrematar colocándose detrás suyo y darle un golpe con su codo derecho seguido de inmediato de un rápido y hábil movimiento con su espada con la que pudo desarmar al teniente a quien le asesto el golpe final al mandarlo contra uno de los árboles de alrededor.

Detrás suyo apareció rápidamente Yumichika, cuyo ataque con su katana estuvo a centímetros del hombro de Saya, pero gracias a los asombrosos instintos y reflejos de la shinigami, pudo detenerlo colocando la funda de su katana detrás suyo, arrematando velozmente con una patada circular con su pierna izquierda, en la que, durante el proceso, siente un fuerte tirón en su muslo, logrando de todos modos alejar a su oponente, aunque careciendo un poco de fuerza.

- ¿Qué rayos fue eso? - Reclama Ikkaku ante esos nuevos movimientos -Esa no fue alguna técnica de Hakuda

-Claro que no, es una nueva técnica de ataque que yo invente y puse en práctica con ustedes- Presume Saya orgullosa de que haya funcionado, pero en cuanto apoya su pierna izquierda siente una fuerte punzada que la obliga a ponerse de rodillas -Tsch… Pero creo que me falta mejorarla

-Forzaste mucho esa última patada- Dice Yumichika ayudando a Saya a levantarse para que se apoyara en su hombro -Creo que es suficiente entrenamiento por hoy, debes ir a casa a curarte esa lesión

-Si, supongo que tienes razón

Comienzan a caminar con lentitud al no poder apoyar del todo la pierna, así que Ikkaku ayudo a Saya llevándose su otro brazo alrededor de su cuello para ayudarla a caminar, llevándosela de esa forma hasta su casa.

Shūhei y Hanako caminaban rumbo a la casa Yamamoto, habían terminado sus entrenamientos de ese día y la teniente le había extendido una invitación para ir a visitar a Hogo, invitación que el teniente de la novena aceptó rápidamente, ganándose miradas de confusión por parte de los shinigamis que entrenaban de cerca, preguntándose entre ellos por qué el teniente Hisagi debería ir a visitar al perro de la teniente Yamamoto.

Hanako entró a la treceava división, en dirección a la oficina de Rukia con Shūhei siguiéndole los pasos de cerca, aunque la teniente solía entrar y salir de esa división sin detenerse mucho ni ponerse muy formal, al moreno le pareció extraño ver a su amiga hacer una pausa en la entrada y hacer una reverencia.

La teniente entró hasta el escritorio se Rukia para reportar su salida, y Shūhei se habría recargado en el marco de la puerta, pero vio a Byakuya sentado al sillón de la capitana Kuchiki y no pudo evitar imitar el gesto de Hanako y hacer una reverencia educada.

-Buenas tardes

-Mira nada más- Comentó el noble al reconocer al teniente de la novena, pero su voz permaneció monótona y carente de emoción, cuestión que alertó a Hanako de las intenciones del capitán -Hermana, algo tienen que estar haciendo bien tus elementos femeninos, tienen a todos los tenientes a sus pies

Las mejillas de Shūhei se tiñeron de un rubor visible, pero Hanako no se dejó amedrentar, sonrió para el noble con diplomacia antes de hacer una reverencia ligera y hablar.

- ¿Qué le hace creer que no es al revés?

-Teniente- Soltó Byakuya, divertido, advirtiéndole a Hanako con la mirada que estaba a punto de traicionarla -Es usted libra, ¿no es así?

La chica se aclaró la garganta y asintió una vez.

-No entiendo eso qué tiene que ver

-Si cree en la astrología, entonces sabrá que la personalidad de libra va por ahí sin ataduras, revoloteando por el viento. Los leo son… un poco más aferrados…

Hanako compuso una expresión de confusión, que se disolvió cuando Shūhei a sus espaldas soltó un bufido, ofendido ante las palabras del capitán, pero sin atreverse a decir más.

- ¿Aferrados?

-Son líderes natos que persiguen sus objetivos apasionadamente, y no descansan hasta obtener sus anhelos. No me sorprendería que algún amigo en común esté persiguiendo alguna meta, así que, señorita libra, abra bien los ojos

Hanako sintió la irregularidad en el reiatsu del teniente a sus espaldas y sonrió asintiendo una vez con la cabeza, concediéndole a Byakuya la victoria de esa pequeña batalla.

-Tendré los ojos bien abiertos, capitán

-Avíseme por favor cuando inauguren el club de fans- dijo el noble mirando sobre el hombro de Hanako, consiguiendo que Shūhei enrojeciera hasta las orejas ante aquel comentario, preguntándose cómo hacer para desaparecer en ese momento -Me gustaría estar al tanto de las actividades y, tal vez, considere unirme

De verdad, y con todas sus fuerzas, quería que la tierra se lo tragara en ese momento.

Hanako soltó una risa por lo bajo, consiguiendo que Shūhei se relajara en su sitio.

-Hay quienes creen que usted sería mejor presidente, capitán. Con su permiso…

Y por un instante, Hanako disfrutó la forma en que los ojos de Byakuya se abrieron por la sorpresa, sabiendo que, por primera vez, era ella quien había tomado al noble por sorpresa y no al revés.

La teniente hizo una reverencia también para su capitana y salió con Shūhei al costado, ambos tensos por el intercambio que habían tenido con el capitán de la sexta. Sin embargo, la risa floja de Hanako llamó la atención de su compañero, quien le dedicó una mirada de duda a la shinigami antes de sonreír, relajando el rostro.

- ¿Y de verdad te llevas bien con él? - Quiso saber el teniente, frunciendo el entrecejo para Hanako, quien sonrió asintiendo una vez -O sea, no en plan "es un noble al que respeto profundamente"- Soltó tratando de imitar la diplomacia que Hanako solía portar para dar aquellos discursos -Hablo en serio ¿Te cae bien?

- ¡Shūhei! - Exclamó Hanako divertida ante las imitaciones de su amigo -El capitán Kuchiki es un hombre sumamente amable, me llevo muy bien con él, gracias por preguntar

-Y los dos son amantes del sarcasmo a todo lo que da- Soltó el teniente, divertido por el tono en que su amiga había hablado.

-No me vas a decir que estás celoso- Exclamó la teniente asiendo con más seguridad la mochila donde llevaba su ropa de entrenamiento, dedicándole una mirada suspicaz a su amigo antes de negar con la cabeza y dirigirse hacia su puerta, percatándose de que, por el otro lado de la calle, se sentía acercarse el reiatsu de su hermana -De hecho, ustedes dos serían buenos amigos, si fueran menos obstinados

-Ni en tus sueños

-Eso decía yo contigo, y míranos- Soltó la chica divertida, levantando la mano para saludar a su hermana en la distancia, percatándose de que venía con ambos brazos sobre los hombros de sus amigos de la onceava -No puedo creerlo, ¿ebria a esta hora?

-Tendrá sus motivos para tomar- Defendió Shūhei divertido, pensando en todas las veces que él se había embriagado desde temprano con Kira, Renji y Matsumoto.

Yumichika sí que levantó una mano para saludar a Hanako, agitándola con entusiasmo, y consiguiendo que su hermana hiciera una mueca. Fue ese gesto el que la delató, cuando llegaron a la entrada de la casa, una mueca de dolor.

- ¿Saya? - Murmuró Hanako extendiendo las sílabas, consiguiendo que la soldado pasara saliva con dificultad, tratando de pensar a toda velocidad en una buena excusa, ajenas a la batalla de miradas que Shūhei y Yumichika sostenían en ese momento.

Pero el tercer oficial de la onceava sonrió con malicia, como si se burlara de Shūhei frente a él. Yumichika soltó a Saya con cuidado, sin dejar de mirar a Hisagi a los ojos antes de dirigirse a Hanako y tomarle las manos.

- ¿No me saludas, cariño?

- ¡Ay, perdona cielo! - Respondió la teniente antes de inclinarse a besar la mejilla de Yumichika y volver su atención a su hermana.

Shūhei se quedó de piedra al ver que Yumichika se asía con fuerzas a la cintura de Hanako antes de llamar su atención y hablarle al oído.

-Déjala explicarse antes de tratar de matarla

-No la defiendas- Pidió la teniente mirando a Yumichika con reproche, haciendo un puchero, sin darse cuenta de que el tercer oficial seguía en duelo de miradas contra el teniente de la novena, que no sabía cómo tomarse lo cómoda que se encontraba Hanako entre los brazos de aquel fantoche.

-No lo hago, cariño, sólo pido tregua

-No fue nada- Exclamo Saya divertida, con una sonrisa enorme en el rostro que sólo podía compararse con la de Ikkaku -Un tironcito nada más, pero ya estoy bien

-Ah, ya estás bien, entonces veamos... Hogo- Murmuró Hanako divertida, abriendo la puerta de la casa y sosteniendo al perro por el collar para poder sacarlo a la calle, acariciando el lomo del cachorro y haciéndolo soltar gruñidos de satisfacción - ¡Ataca! - Exclamó soltando el collar y sonriendo mientras se enderezaba, con una sonrisa de satisfacción y cierto aire de burla.

El perro se movió en su sitio, saltando de un lado al otro, presa de una incontenible felicidad antes de lanzarse sobre Saya y saltar hasta tumbarla, obligando a Ikkaku a retroceder, preguntándose si el perro de la teniente demonio sería también una entidad de temer.

En cualquier otro momento, Saya caería de espaldas y trataría de sacarse a Hogo riendo a carcajadas, tratando de pelear contra el cachorro que ya era más grande y pesado de lo que se habrían imaginado, luchando para evadir los lengüetazos mortales del perro, quien se aferraba a la meta de alcanzar el rostro de la shinigami.

Pero no, Saya emitió un gruñido gutural por el dolor de su pierna, sosteniendo al perro con dificultad y gruñendo cada vez que Hogo le pasaba por el músculo que se había lesionado.

- ¡Vaya amigo que resultaste ser, pelón cobarde! - Exclamó Saya furiosa, fulminando a Ikkaku con la mirada mientras Hogo la lengüeteaba, quien paso del temor a reírse a sonoras carcajadas que incluso le hicieron derramas algunas lágrimas al ver a aquel cachorro llenando de saliva a su amiga.

-Si es su perro, algo del demonio debía tener- Canturreó Yumichika.

- ¡Hey! - Exclamó Shūhei fastidiado -Hogo es un buen perro que no tiene nada de demoniaco

-Parece muy seguro, teniente- Se burló Yumichika sonriendo de medio lado.

-Pues claro que estoy seguro- Remató Shūhei con autosuficiencia, cruzando los brazos sobre el pecho y sonriendo socarrón -Yo le obsequié el perro a Hanako, lo cuidé un par de semanas para saber si sería buena compañía o si era mala idea intentarlo

-Ah, ¿de verdad? - Exclamó Yumichika interesado, consiguiendo que Hanako se sonrojara, pasmada por la expresión del pelinegro, maldiciéndose internamente a sabiendas de que ya no se escaparía de aquel interrogatorio.

- ¡Hogo, aquí! - Exclamó Hanako chascando los dedos y apuntando a su costado.

El perro tiró unos cuantos lengüetazos más antes de obedecer, dando saltitos alrededor de la shinigami y mirándola con la lengua de fuera, con los ojos rebosantes de felicidad, como si preguntara "¿Lo hice bien?"

Hanako se agachó hacia el perro sonriendo, rascándole los cachetes y hablándole con un puchero en la boca.

- ¿Quién es un buen perro? ¿quién es un buen perro?

-Oh, vaya- Murmuró Yumichika fascinado -El pequeño obedece a su mamá- El pelinegro sonrió con picardía antes de mirar a Hanako y añadir - ¿También obedece a su papá?

Hanako se levantó lentamente, con un aura sombría rodeándola, consiguiendo que Yumichika e Ikkaku retrocedieran.

-Cielo- Canturreó Hanako con gesto macabro, como una aparición o un demonio hermoso a punto de atacar -Yo no soy la mamá de Hogo, y no se decirte si obedezca a su papá, ahora…- Miró a Saya de reojo, consiguiendo también que la shinigami en el suelo retrocedieran un poco, pasando saliva - ¿Me pueden contar qué pasó?

-Hanako-San- Llamó Shūhei con voz contenida, temiendo represalias por parte de la teniente -Tengo asuntos pendientes en la décima, será mejor que me retire ¿Está bien si te dejo sola?

Hanako volvió el rostro, componiendo una sonrisa cálida para el teniente, haciéndolo sonrojarse levemente ante el cambio repentino de actitud; no, Hanako no iba a tomarla contra Shūhei cuando él no tenía nada que ver con la lesión de Saya.

-Descuida, teniente, puedo hacerme cargo desde aquí

-Ne, Akuma, no seas muy mala con ellos

-Sólo lo justo, ¿seguimos mañana?

-Te veo donde siempre- Soltó con una sonrisa radiante antes de despedirse con un gesto de la mano y comenzar a caminar.

- ¡Saludos para Matsumoto! - Exclamó Ikkaku ante la sonrisa que le dedicó Yumichika, una treta silente.

- ¡Sí! - Exclamó el Moreno, levantando una mano sobre su cabeza, sin dejar de caminar.

Hogo gruñó echándose sobre el costado, rascando el suelo con las garras, como queriendo alejarse y, al mismo tiempo, queriendo permanecer al lado de su humana.

-Yumichika- Musitó Hanako sombría, pero el aludido sonrió ampliamente antes de tomar las manos de Hanako y soltar su exclamación.

- ¡Tienes que admitir que hacen buena pareja!

-No inventes, empezamos con el pie izquierdo

- ¿Sí? Ahora al menos parecen amigos, y te regaló un perro. Al menos ustedes admiten que les pasa algo, no como otros que yo conozco- Espetó el pelinegro barriendo a Saya con la mirada, mientras Ikkaku la ayudaba a levantarse.

-Lo que me recuerda…

-Ya sólo nos faltaba cuidar de una de las Yamamoto- Se burló Ikkaku, agradeciendo que el teniente de la novena se hubiera retirado y así Yumichika ya no pudiera hacer enojar más a Hanako.

-Y precisamente de la que menos creeríamos tener que cuidar- Se quejó Yumichika, barriendo a Saya de pies a cabeza mientras ella le sonreía mostrando todos los dientes.

-En fin- Espetó Ikkaku nervioso bajo la mirada de escrutinio de Hanako - ¡Saya, tenemos cosas que hacer en la división!

- ¿Eh? - Exclamó la chica, pasmada al darse cuenta de que sus amigos inseparables acababan de dejarla abajo - ¿A dónde creen que van?

-Cariño, el papeleo nunca termina- Soltó Yumichika sonriendo, alejándose hacia su amigo -Debemos dejar todo listo

-Pero… no me pueden dejar sola con…

- ¡Mira la hora! - Exclamó el pelinegro aplaudiendo una vez -Será mejor que vaya, o el capitán se molestará

-Pero…

Ya se había desaparecido, para cuando Saya terminó de decir aquella palabra, Yumichika ya se había desaparecido, dejando a Ikkaku, pasmado…

-Será mejor que lo alcance

Y en menos de dos segundos, Saya ya se había quedado a merced de su hermana.

Ambas chicas pasaron algunos segundos viendo el punto por el que había huido sus amigos, preguntándose que había ocurrido.

-No puedo creerlo- Soltó Hanako divertida, sin atreverse a mirar a su hermana todavía -Son capaces de defenderte de su capitán

-Pero no se trate de ti, porque huyen despavoridos

-Entonces- Comentó Hanako pasando un brazo de Saya sobre sus hombros y encaminándose hacia el interior de la casa, con Hogo dando saltitos a su alrededor, amenazando con tirarlas por accidente - ¿Qué te pasó?

-Nada- Exclamó como prefacio de su discurso, ganándose una mirada pesada y un caderazo por parte de su hermana -Estaba entrenando con mis amigos, trataba de poner en práctica una técnica nueva que estoy desarrollando, pero creo que di un mal golpe

Hanako ayudó a su hermana a sentarse en el sillón y, prácticamente, la obligó a subir los pies para comenzar a palpar la pierna, en busca de algún diagnóstico.

Por un instante, ambas chicas se sintieron de regreso a cuando eran adolescentes, todas aquellas ocasiones en las que Saya se había excedido en los entrenamientos con el abuelo y Hanako terminaba poniendo pomadas, tés, analgésicos y cuanto remedio casero pudiese recordar de mamá, todo para ver a su torbellino sano y salvo, para que su pequeña pudiera dormir en paz.

Saya gruñó ante la presión que Hanako hizo sobre el músculo, consiguiendo que su hermana mayor negara con la cabeza y chascara la lengua, molesta con su pequeña por haber caminado hasta casa.

-Parece una contractura, en teoría una noche de descanso y un masaje deberían bastar, pero creo que llamaré a alguien de la cuatro, no quisiera que esto fuera algo más grave y yo no me dé cuenta.

-No es necesario llamar a nadie- Soltó Saya componiendo una sonrisa relajada, conmovida por la preocupación de su hermana de curarle una lesión leve, trayendo a ella agradables recuerdos -Sabes que me he hecho peores lesiones cuando entrenaba con el abuelo

-O cuando te caías de los árboles al tratar de agarrar desprevenido a Takeshi- Ambas sueltan una pequeña risa, que se fue apagando ante la melancolía del recuerdo de su hermano mayor, al que desde hace tiempo no mencionaban por Asami -A veces olvido que ya no somos las mismas niñas de ese entonces, tú siempre te llevabas bien con él...- Murmuró Hanako divertida, pensando en la figura borrosa en la que se había convertido el recuerdo de su hermano, cada vez más difusa y distante - ¿Por qué no podemos reírnos como cuando la familia estaba completa?

-Yo también quisiera volver a escuchar esas risas ante los malos chistes de nuestro papá y hermano- Ante tales bromas o comentarios de parte de los dos hombres, ella estallaba a carcajadas, al contrario de su Hanako y su mamá que los miraban resignadas, aunque terminado riendo al ser contagiadas por las risas de los otros tres; Saya lo meditó un momento más antes de sonreír y añadir -Creo que Takeshi y yo fuimos los dolores de cabeza de ti y mamá- Comenta divertida ante el recuerdo de todo lo que solían hacer ella y su hermano, que, aunque en ese tiempo ya era todo un hombre, se comportaba como un niño cuando jugaba con ella.

-No, por piedad no- Exclamó Hanako tomando una mano de Saya entre las suyas y sonriendo con dulzura, hacía mucho tiempo no sonreía ocupando su lugar de hermana, sino como una madre. No, la sonrisa que le dedicó a Saya fue la de una hermana orgullosa de su pequeña -No eran un dolor de cabeza, no todo el tiempo- Aclaró ante las cejas alzadas de su hermana, la mirada inquisitorial -Nos sacaban de quicio de vez en cuando- Soltó en medio de risitas nerviosas, ganándose una mirada de incredulidad por parte de su hermana -Pero siempre fueron la alegría del hogar

La alegría del hogar.

Cuando perdió a sus padres y a su hermano, ella intentó mantener el optimismo que caracterizaba a los dos shinigamis, en especial a su hermano que pese a las dificultades o presiones que pudiese tener en su división, siempre llegaba con una gran sonrisa a alborotarle el cabello, a desafiarla a combatir con él, y ella haciendo todo lo posible por darle un golpe con algún torpe movimiento que Takeshi frenaba con suma facilidad, dedicándole esa sonrisa socarrona al burlarse de su baja estatura, y ella respondiéndole que llegaría a volverse una experta en Hakuda para vencerlo.

-Si claro, te volverás una mini guerrera que será capaz de vencer a cien Hollows tú sola- Repitió las palabras que le dijo Takeshi en aquella época, observando que Hanako la miraba sin entenderle -Takeshi solía burlarse de mi cada vez que le aseguraba que me volvería una experta en Hakuda, y que le patearía el trasero sin que lo viera venir- Forzaba una sonrisa para detener las ganas que tenia de derrumbarse.

-Saya- Comentó Hanako poniendo suavemente su mano en la coronilla de la aludida, sonriéndole como cuando eran niñas y la menor refunfuñaba por su hermano mayor -El día de hoy ya eres más fuerte de lo que Takeshi fue, lo lograste

Sintió un nudo en la garganta, así que se levantó y se dirigió a la mesa de la cocina, buscando en su mochila deportiva cualquier excusa para evitar llorar frente a su hermana para no arruinar un momento dulce, aunque sabía perfectamente que podía llorar frente a Saya y que ella sabría que sus lágrimas eran de orgullo.

Pero de verdad encontró un motivo, sacó de la mochila el sash de Shūhei y se dio una bofetada mental al darse cuenta de que había olvidado devolverle aquel artículo antes de despedirse.

-Mierda...- Murmuró para sí misma, sabiendo que Saya no se estaría quieta sin un buen motivo para estarlo -Si te dejo sola un rato, ¿te quedarías sentada?

Hanako le dedicó una mirada de incredulidad, enarcando una ceja, pero sonrió al ver a su hermana, esa chispa en la mirada que aparecía cuando la perseguía jugando atrapadas de niñas, así que asintió para sí misma, corrió escaleras arriba para cambiar de ropa y trató de convencerse a sí misma de que todo estaría bien. No tardaría tanto. Se llevaría a Hogo como prenda de que volvería pronto, ya suficiente había sufrido el cachorro al estar corriendo por toda la división esa mañana, siguiendo a su otra hermana mientras entrenaba a los novatos.

Salió de la casa acomodando su haori de glicinas sobre los hombros, acomodándose un poco el cabello para que no le estorbara la mochila. Para ella era extraño usar kimonos al momento de caminar por el Seireitei, demasiado acostumbrada a llevar el uniforme de los shinigamis, pero, honestamente, luego de pasar un buen rato entrenando al lado de Shūhei, darse una ducha rápida y ponerse ropa casual fue como un ritual para volver a sentirse humana. Llevar a Hogo consigo, con la correa puesta, pero sin ir tironeando fue un plus que la chica agradeció, percatándose de que, poco a poco, el cachorro iba aprendiendo a andar a su lado.

Ignoró las miradas de confusión que algunos shinigamis le dedicaron cuando iba paseando por los pasillos, sabiendo que estarían hablando de ella e imaginándose las posibles críticas que una poderosa teniente podría ganarse al lucir su haori sin mangas, azul oscuro con glicinas estampadas en los bordes, cubriendo delicada la parte alta de su yukata estampado en las mangas con estrellas sobre azul lapislázuli y hakama de pliegues rosa pálido atado firmemente en la cintura, con el cabello recogido sobre su cabeza en medio moño alto.

No, ignoró las palabras hasta que se acercó a la sexta división (¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué demonios tenía que pasar precisamente por ahí para poder dirigirse a la novena? ¿Por qué no podía terminar el día sin aventurarse a tener una conversación con aquel buen amigo que, poco a poco, se convertía en un ángel de la guarda para ella y su familia?), sintiendo cerca para su sorpresa, la presencia de Shūhei.

Y la de Renji.

Y de pronto, la idea de estar cerca de la sexta no pareció tan descabellada, Hanako sonrió de medio lado mientras un plan se iba trazando en su mente, mientras el discurso cobraba forma como una melodía lejana a la que le entretejes armonía, ritmo, un sonsonete sin cuerpo que se transforma rápidamente en una rapsodia.

Sí, Hanako compondría una rapsodia para su hermana menor.

Compuso una expresión de angustia y se dirigió al lugar en el que sentía a ambos tenientes, sacando el obi de su mochila y levantando el rostro apenas a tiempo para "darse cuenta" de que había chocado con Renji.

- ¡Ay, perdón! - Exclamó la chica mientras el sash se desenrollaba, consiguiendo que ambos shinigamis le dedicaran una mirada de confusión.

Hanako era una experta en leer y ocultar reiatsu, así que verla tan distraída les hizo mirarla con preocupación.

-Ne, Hanako-san- Llamó Shūhei acercándose a ella y ayudándole a levantar el extremo del cinturón para que no lo pisara su compañero - ¿Pasó algo?

-Nada- Prometió ella con voz suave y media sonrisa que no llegó a los ojos -Perdón, no estaba prestando atención. Llevo algo de prisa y estaba distraída

- ¿Es por Saya?

- ¿Le pasó algo a Saya? - Soltó Renji dando medio paso al frente, sin siquiera notar ese hecho, había apremio en su voz, había preocupación y angustia, y Hanako se anotó un punto por haber logrado aquello con tan poca actuación.

-No- Murmuró como si tratara de tranquilizar a un animal gravemente herido -Puedo manejarlo, debía ir en busca de la capitana Kotetsu, pero no la encuentro en su división y no quiero pasar mucho tiempo buscándola y dejar a mi hermana sola. Si tan solo... no sé…

Y Shūhei vio a Hanako torcer la boca hacia un costado, un gesto que hacía para liberar tensión y no delatarse sola. Comprendió todo en un instante.

-Renji- Llamó el moreno mirando a su amigo con intensidad -Yo sé dónde está Kotetsu, puedo llevar al akuma frente a ella

- ¡Hey! - Reclamó Hanako, dándose otra bofetada mental por perder la actuación, recuperando su actitud mustia.

- Bien pensado, Shūhei

-Pero mi hermana- Soltó Hanako apremiante, consiguiendo que Renji la mirara a los ojos, asintiendo una vez para ella.

-Yo iré con ella, estaré ahí en menos tiempo del que crees y le avisaré que ya vienes en camino.

-No, teniente, por favor- Soltó la chica tomando su brazo para llamar su atención, y retrocediendo al instante, como si se arrepintiera -No quisiera quitarle más tiempo, ha hecho tanto por mi familia, estoy en deuda

-Descuida, Hanako-san. Si alguien adquiere deuda por esto, eso será el monstruo de tu hermana, no voy a dejar que se muera y que no sea por mi espada. Estaré ahí en un parpadeo

-Gracias- Exclamó Hanako sonriendo ampliamente, asintiendo una vez -Entonces te lo encargo

-Déjalo en mis manos, akuma

- ¡Hey! - Exclamó por segunda vez, pero Renji ya se había desaparecido gracias al shunpo que hizo, dejando a Hanako con los brazos cruzados y el entrecejo fruncido - ¿Ves lo que consigues? - Reclamó a su amigo, dándole un golpecito con el dorso de la mano y haciéndole soltar una risa.

No, la teniente nunca se dio cuenta de que su amigo la había estado observando, grabándose con lujo de detalles el atuendo y la pinta que Hanako tenía con Hogo sentado a un lado, mirando el espacio en el que había estado Renji y ladeando la cabeza de un lado al otro, sin comprender por qué ya no había un teniente ahí.

- ¿De verdad está tan mal tu hermana?

- ¡Ay, por favor! - Exclamó la chica, divertida - ¿Saya? ¿Mal?

- Cierto, ella es de acero

- ¡No, Hogo! - Exclamó Hanako levantando un pie y consiguiendo que Shūhei soltara una carcajada al ver al cachorro tratando de lamerle los dedos - ¡Quieto! - Exclamó la chica tratando de no reírse por las cosquillas.

-Eso te ganas por andar descalza- Exclamó Shūhei cruzándose de brazos y sonriendo de medio lado, apuntando aquel dato como una nota mental - ¿No te lastimas los pies?

- ¿Después de una vida descalza?

Shūhei soltó una risa entre labios y asintió para sí mismo antes de levantar la mirada.

- ¿De verdad necesitabas a Kotetsu?

-No, honestamente creo que es una contractura en el muslo, así que una noche de descanso debe bastar, tal vez Renji pueda dar un diagnóstico diferencial

- ¡Ow, alto ahí! - Exclamó el moreno levantando las manos y retrocediendo un paso, conteniendo una carcajada -Lo último que quiero es la imagen de Renji manoseando la pierna de tu hermana en mi cabeza, así que no me des más detalles

- ¿De verdad soy la única que los ve juntos? - Exclamó sorprendida, agachándose hacia Hogo y acariciándolo con ganas antes de soltarle la correa y sostenerle la quijada para verlo a los ojos, consiguiendo que el perro tirara lengüetazos para tratar de alcanzar la nariz de su humana -Esos dos se están enamorando- Continuó la chica levantando la mirada, ganándose una sonrisa y un asentimiento -Pero son más ciegos...

- ¿Tú te darías cuenta si alguien está enamorado de ti? - Cuestionó Shūhei agachándose a un costado de Hanako, mientras Hogo se echaba panza arriba, exigiendo cariño y mimos.

Hanako sonrió al ver a Shūhei rascar enérgicamente el estómago de su perro, sonriéndole divertido ante la visión del cachorro retorciéndose y ladrando, como si se riera.

La teniente lo pensó largo rato, preguntándose cuánto de aquello sería sencillo para ella saber o no, suspiró negando con la cabeza, recordando las palabras de Kyōraku respecto a su vida amorosa, suspiró pensando en lo evidentes que eran Renji y Saya ante los ojos del mundo, para todos, menos ellos mismos, suspiró pensando en las insinuaciones constantes de Byakuya respecto al comportamiento de Shūhei hacia ella, cosas que ella no veía.

Negó con la cabeza.

-No, creo que no me daría cuenta- Admitió pensativa -Soy buena estratega, pero...

-Eres la mejor estratega que tenemos- Cortó Shūhei dedicándole una mirada de reproche ante sus palabras -No le quites mérito a lo que has hecho, gracias a tus estrategias capturamos un genzanki shadow

-Gracias- Soltó Hanako sonriendo ampliamente, consiguiendo que Shūhei asintiera y volviera su atención a Hogo, que se había puesto de pie y daba saltitos alrededor de ellos, buscando juego. —Pero que sea buena estratega no quita que sea... despistada, si tú quieres

- ¿Ves que sí puedo escribir una columna sobre ti? Te estás confesando, sólo me falta tu permiso

Hanako le dedicó una mirada de molestia, pero luego Shūhei reparó en la última respuesta que había dado la shinigami, así que prosiguió con su interrogatorio sin darle espacio de apelar - ¿Despistada o prefieres no saber?

-Prefiero no saber- Cortó la chica divertida, mirando a Shūhei y trenzando su venganza por aquel comentario - ¿Acaso te vas a confesar conmigo?

Shūhei bufó levantándose a toda prisa, dándole la espalda y cruzando los brazos.

-No tienes tanta suerte, demonio

-Me lo pregunto- Murmuró Hanako para sí misma, sin permitir que Shūhei comprendiera su mensaje, sonriendo ampliamente mientras ella misma se levantaba y miraba a Hogo, que saltaba entre ellos -Una vez, hace tiempo, un shinigami me confesó su amor- Admitió la chica con pesar, abrazándose el vientre y tomando su brazo con la mano, volviendo el rostro -Era un buen amigo con el que solía entrenar shunpo, y dijo que no pretendía que llegáramos a nada, que sólo quería que yo lo supiera, pero luego de eso comenzó a portarse raro conmigo, como si le debiera algo...- Hanako suspiró sonriendo para Shūhei, una mueca de resignación que partió en dos el corazón del moreno -A veces, cuando la gente expresa sus sentimientos, es como si algo se rompiera y no me gusta perder amigos, así que prefiero no saber, dejarlo por la paz para no perder lo que tengo

- ¿Entonces dejarías pasar una oportunidad con tal de que todo permanezca? - Inquirió el muchacho tanteando el terreno, mirando a Hanako de reojo.

-No- Murmuró ella pensativa -Pero ya sabes cómo soy, me la pienso mucho antes de dar el primer paso

- ¿Aún si el otro da un primer paso?

-Depende de quién estemos hablando- Murmuró la chica con una sonrisa coqueta, mirando a Shūhei de reojo antes de comenzar a caminar en dirección a su hogar.

Y aunque el teniente se quedó pasmado unos segundos, apuró sus pasos para alcanzar a su amiga y sonreír ante el perro que se metía entre ellos como reclamando espacio para su humana.

-Digamos...- Sugirió el moreno, todavía tanteando el terreno - ¿Renji?

-Renji me gusta- Admitió Hanako sonriendo ampliamente, consiguiendo que Shūhei se atragantara con su propia saliva -Pero para mi hermana Saya, definitivamente van a terminar juntos

- ¿Y si te invitara a salir?

-Él no lo haría, le encanta Saya. ¿De verdad soy la única que lo nota?

-No, yo también lo he visto últimamente- Murmuró un poco más tranquilo, asintiendo y serenando su corazón. Pero frunció el entrecejo y miró a Hanako con reproche antes de resoplar - ¿Y su capitán?

-Byakuya-sama es un amigo incomparable- Defendió la chica frunciendo el entrecejo, molesta con la insinuación -Y es una persona muy ocupada y poderosa como para ver a esta simple coneja como a un shinigami

- ¿Coneja? - Murmuró Shūhei para sí mismo, confundido, pero Hanako no le escuchó.

-No, mis intenciones con él son de amistad, y estoy segura de que es igual de su parte

- ¿Sí? - Canturreó Shūhei con una mueca ladina, media sonrisa y una ceja alzada -Entonces ¿por qué te pusiste tan nerviosa en su presencia luego de la última junta? Toda sonrojada, temblorosa y tímida

Hanako se detuvo en seco, pensando en la conversación que había sostenido con el noble, pensando en su libertad, pensando en que, por primera vez en su vida, podía pensar en la posibilidad de que le rompieran el corazón.

No temía enamorarse, pero le daba muchísima curiosidad cómo sería que le rompieran el corazón a ella, porque había pasado tanto tiempo mentalizándose a cumplir con su deber que "no había tenido tiempo de enamorarse", y ahora Byakuya había puesto el mundo entero ante sus pies con una sonrisa sincera y un gesto ladino.

-Tienes razón- Murmuró pensativa, consiguiendo una mirada de curiosidad por parte de Shūhei, quien parecía estar debatiendo sobre qué tan buena idea habría sido hacer aquello -No debí portarme así con él, ha sido tan amable... Debería disculparme

- ¿Justo ahora? - Cuestionó Shūhei con el entrecejo fruncido, cruzando los brazos sobre el pecho y dándose un sermón internamente, reclamo que iniciaba con la palabra "Baka" a voz en punto.

-No, justo ahora no, está con Rukia y no me gusta interrumpir, pero pronto

- ¿Qué te puso tan nerviosa? - Cuestionó el moreno mientras su amiga reanudaba la marcha y Hogo se alejaba unos metros de ellos para volver corriendo a toda velocidad, haciéndoles sonreír y olvidar lo pesado del momento.

Hanako lo pensó un momento. ¿De verdad le tenía la confianza como para confesarse?

No, negó con la cabeza para sí misma y sonrió mirando a su amigo.

-Es que estabas muy cerca. Asume que tú me pusiste nerviosa- Remató al ver su expresión de confusión, que rápidamente se convirtió en un gesto de sorpresa y sus mejillas se cubrieron de rubor mientras ella se alejaba a pasos tranquilos con los bordes de su hakama bailando al viento.

-Tú me vas a matar un día de estos- Murmuró divertido, recomponiéndose un poco y preguntándose a dónde quería llegar la teniente con su coqueteo.

-Espero que no. ¿Quién sería entonces el vicepresidente de mi club de fans? - Bromeó ella en respuesta, ganándose una mirada ceñuda.

- ¿Vicepresidente?

-Bakataichō, tú nombraste presidente a Byakuya-sama, ahora no te quejes

-Muy linda- Espetó tratando de meterle zancadilla a la chica, pero consiguiendo que ella diera un saltito para evadirlo antes de soltar una risa ambos.

El camino de regreso a casa se hizo corto, de nuevo ambos shinigamis estaban en la entrada del hogar de las Yamamoto, con Hogo saltando alrededor de ellos, corriendo en dirección a las ramitas que Shūhei le lanzaba, sabiendo que no volverían a sus manos, charlando como dos amigos que tienen años sin verse, coqueteando y disfrutando del momento.

Hanako había recargado el hombro contra el marco de la puerta, la mano de Shūhei se sostenía en la pared, muy cerca del rostro de la chica, cualquiera que los viera al pasar diría que serían una pareja coqueteando en el porche, y habrían seguido así, charlando de tonterías, mirando a Hogo mientras corría calle abajo y volvía hacia ellos en busca del objeto imaginario que Shūhei fingía lanzar para quitárselo de encima, de no ser por la alteración en el reiatsu de Saya.

Hanako reía a carcajadas cuando lo sintió, de pronto el reiatsu de su hermana estaba demasiado agitado, como si la chica estuviera en apuros. Su risa se cortó de golpe, ella se quedó quieta un segundo y al siguiente, ya había hecho un shunpo para entrar a la casa.

¿Que si encontró a su hermana en peligro?

Bueno...

Trato de estar lo más calmado posible en cuanto llego a la puerta de la residencia Yamamoto. En sí, no sabía que tan grave se encontraba Saya, pero no quería alterarla más al verlo llegar tan abruptamente y causarle más inquietudes porque su hermana mayor estaba desesperada buscando ayuda. Sin embargo, toda calma se fue por la borda al sentir un leve aumento del reiatsu de Saya seguido de un leve quejido apenas audible, pero fue suficiente para que el teniente abriera la puerta y entrada precipitadamente a la residencia preparado para llevarla inmediatamente a la división cuatro al imaginarse todo escenario posible sobre el estado de la shinigami, menos claro, el descubrirla con un mando en sus manos que movía como si se tratara de una pelea real y una sonrisa desafiante en su rostro.

-Golpe final y…. ¡victoria! - Celebra poniéndose de pie, lo que la obliga a sentarse nuevamente tras emitir un quejido por su pierna lesionada -Esta vez te venceré Asami- Murmura para si con un aura desafiante, ante lo cual, Renji cae de espaldas estruendosamente - ¿Renji? - Pregunta extrañada de ver al teniente en su casa - ¿Qué estás haciendo aquí?

-Me tope con tu hermana buscando a la capitana Kotetsu- Reclama al ponerse de pie -Parecía preocupada y le dije que vendría a avisarte que ya venía en camino

-Esa hermana mía, le dije que una lesión en la pierna no era para tanto como para ir por los de la división cuatro- Dice entre un suspiro rodando los ojos.

- ¿Una lesión en la pierna? – Confirma parpadeando un par de veces.

-Sí, me lesione en un entrenamiento con Ikkaku y Yumichika- Le dice restándole importancia y continuando con el juego -Pero le dije a Hanako que no necesitaba ir por alguien de la cuatro, solo basta que repose por un día, me he hecho peores lesiones que esta- Casi podría decirse que presumía con orgullo aquello.

Ahora que su imaginación aterrizo, la que le hizo pensar en que Saya estaba a dos pasos de la tumba, caía ya en cuenta que Saya de hecho se encontraba perfectamente, únicamente mantenía su pierna izquierda recargada en la mesa de centro sobre una almohada, notando que en efecto tenía un leve moretón que era visible debido al contraste de la piel blanca de la shinigami, lo que le hizo sonrojarse al caer que la estaba observando su pierna más de la cuenta.

Bueno, en parte era un alivio que Saya se encontrara bien, de verdad se imaginó el peor de los escenarios, pero en su defensa, Hanako le hizo pensar de más, es decir, no dijo nada de que Saya se encontrara grave, pero realmente vio a la teniente muy preocupada y eso ocasiono que él también se preocupara por Saya… Un momento ¿realmente se preocupó por Saya? Bueno eso es normal, ya eran una especie de amigos ¿verdad?

- ¿Acaso Hanako te pidió que vinieras a hacer de mi guarda espalda? - Pregunta un poco incomoda de verlo parado haciendo un sinfín de expresiones raras.

-Ya te dije que me encontré de camino y me dijo que estaba buscando a la capitana Kotetsu -Se sienta en el mismo sillón en el que Saya, aunque del otro extremo -Pero se le veía muy preocupada de dejarte sola- Aunque quizá el exagero el contexto.

- ¿Y te mando a ti a cuidarme? - Pregunta incrédula sin despegar sus ojos de la pantalla, pasando desapercibido el sonrojo del teniente al tragar pesado, no, nunca le diría que el mismo se ofreció a venir a cuidarla -Y… listo, vencí al último enemigo- Exclama victoriosa alzando sus manos al aire -Seguramente con esto ya estoy arriba del marcador- La ve poniendo su nombre en la lista de récords -Ya quiero ver la cara de Asami cuando vea…– Se caya cuando mira en la pantalla que seguía abajo del nombre de Asami, y solo por insignificantes diez puntos, lo que la hace bajar la cabeza mientras la rodeaba un aura depresiva.

-Eso sí que debe ser humillante, en especial para ti- Se burla Renji.

-No importa, cada vez estoy más cerca- Murmura prácticamente con voz de ultratumba, lo que pone instantáneamente con la piel de gallina al teniente -Definitivamente la venceré, no me daré por vencida

Por unos instantes le pareció ver a un auténtico monstruo sonriendo con sus afilados dientes, provocando que se le escurriera una gota por la nuca. Aunque debía admitirlo, le agradaba bastante ese insaciable espíritu competitivo de la shinigami, era algo que tenían en común y lo que ocasiono que sin proponérselo o ser consciente de ello, los empezara a juntarse.

-Hey Renji- A los segundos le lanza el otro mando, que Renji atrapa -Creo recordar que una vez dijimos tener un partido de futbol

-Ni pienses en tenerlo ahora estando lesionada, tu hermana me mata si nos encuentra jugando…

-No si jugamos este- Le enseña una funda con un juego de futbol, ante a lo que Renji se le iluminan los ojos de la emoción.

A pesar de ser aficionado a aquel deporte, era muy diferente jugarlo en vivo que mediante un mando. Mientras Renji batallaba para apretar los botones y manejar a sus jugadores, Saya estaba cómodamente recargada en el sofá metiendo el tercer gol y justo a segundos de que el segundo tiempo finalizara dando por terminado el partido y concediéndole la victoria irrefutable a Saya.

-Pensé que al ser aficionado al futbol serias algo bueno- Se regocija Saya.

-Esto no es lo mismo- Exclama Renji defendiéndose- En un partido real sin duda te vencería

-Ya lo veremos- Se mueve un poco para acomodarse, dándole un pequeño dolor en su pierna lesionada que no puede ocultar.

-Tienes que ponerte algo y vendarte- Le dice preocupado.

-Tengo un gel para el dolor muscular y un par de vendas en el botiquín del baño…

-Se ve que ya estas bastante preparada- Se pone de pie viéndola con una ceja alzada.

-Como te dije, me he hecho peores lesiones que esta- Presume con orgullo.

Renji suelta un pequeño bufido acompañado de un hilo de sonrisa, yéndose después a donde le había indicado que estaba el botiquín y volviendo con un pequeño frasco y una venda enrollada.

- ¿Qué haces? – Pregunta nerviosa al verlo inclinarse frente a ella.

-Debes de vendarte o te dolerá más cuando se enfríe la lesión- Se coloca un poco de gel en las manos dispuesto a aplicarlo en la zona del moretón.

-Ni lo pienses Renji- Exclama alarmada con un fuerte sonrojo, quitando la pierna y arrastrándose hacia tras en el sofá- Yo puedo curarme sola

-Solo estoy intentando ser amable y ayudarte en lo que viene tu hermana- Intenta acercarse a ella, pero Saya lo detiene estrellándole su otro pie en la cara.

-Sospechosamente amable diría yo, ni se te ocurra acercarte- Amenaza con los nervios a flor de piel ¿Cómo se atrevía a si quiera pensar en untarle el gel en la pierna?

Aparentemente la chica forcejeaba contra el teniente de la sexta, ambos sonrojados hasta las orejas, ella alejándose incómoda y él tratando de hacer... ¿qué?

Ambos shinigamis volvieron la mirada hacia la recién llegada y Renji resbaló del agarre de Saya, moviéndose en cámara lenta hacia ella, a punto de caerle encima.

Sus rostros estaban demasiado cerca a pesar de que el teniente logro apoyar su mano en el respaldo de sofá, pero ciertamente, bajo una tercera perspectiva, habían quedado en una posición bastante comprometedora. La perspectiva que Hanako y Shūhei tenían de la escena fue bastante sugerente, si no hubieran llegado a tiempo para ver el forcejeo, aquello sería diez veces más incómodo. Shūhei se sonrojó hasta las orejas al percatarse de que, por encima de la cadera de Renji, podía ver la piel desnuda en las piernas de la shinigami, sus rodillas lo habían detenido un poco, pero aparentaba estarle abrazando con las piernas, además que, sin ser plenamente conscientes, se dejaron perder unos momentos (quien sabe cuánto exactamente) en los ojos del otro. Renji sintió adentrarse más en el misterioso gris de los ojos de la shinigami y Saya no pudo evitar notar la nobleza en los ojos cafés del teniente.

Podría decirse que ya era imposible que el sonrojo en sus rostros aumentara, pero así fue, prácticamente superaban la tonalidad del cabello del teniente. Y Saya, al no soportar más tan extraña situación que se presentó de un momento a otro, se quitó a Renji de encima dándole un puñetazo en la cara que lo tiro del sofá.

- ¿Qué rayos crees que estás haciendo, pervertido? - Le reclama Saya con el rostro a punto de explotar.

- ¡No estaba intentando nada! - El sonrojo en el teniente era igual de fuerte que el de Saya, era difícil saber quién le ganaba a quien si eso fuera una competencia -Únicamente intentaba ayudarte a ponerte la venda, pero eres peor que un animal salvaje

Ambos ignoraron olímpicamente a los dos shinigamis que veían tal discusión sin saber exactamente como intervenir, la situación se había tornado bastante extraña entre esos dos.

Hanako estalló en carcajadas al ver que, de nuevo, ambos habían ido acercando sus rostros, pero esta vez saltaban chispas de estática en el punto en que coincidían sus miradas. Tanto Renji como Saya giraron el rostro lentamente, fulminando a Hanako con la mirada, y, en cualquier otro momento, la shinigami se habría aterrorizado por la posibilidad de ser alcanzada por su hermana, pero la situación era tan ridícula, que aquellas miradas amenazantes y auras sombrías, sólo consiguieron hacer que la teniente riera con más fuerzas.

- ¡Hanako! - Exclamó Saya con tal furia, que la aludida dejó de reír al instante, parándose en firmes y mirando a su hermana con los ojos bien abiertos.

-No es gracioso, teniente- Espetó Renji poniéndose de pie en un salto y mirando a la aludida. -No debiste hacerme creer que...

- ¿Qué? - Cortó la chica fingiendo demencia - ¿Tan preocupado estabas por Saya que tuviste que venir corriendo?

- ¡Dijiste que buscabas a Kotetsu! - Gritó Renji manoteando y avanzando un paso hacia Hanako, pero Shūhei rápidamente le cerró el paso dedicándole una mirada férrea: Para.

-Buscaba a Kotetsu- Soltó la teniente asomándose sobre el hombro de su amigo, con expresión inocente.

- ¿Por un moretón?

-Creí que era una contractura- Justificó Hanako con tal convicción que Renji consideró que, de verdad, Hanako hubiese salido así de angustiada sólo por su hermana.

Y entonces la teniente sonrió de medio lado, altanera y presumida, confesando en aquel gesto su crimen.

Renji estaba acostumbrado al sarcasmo, el capitán Kuchiki era sarcástico todo el tiempo, a veces era difícil saber si bromeaba o si hablaba en serio, así que el pelirrojo ya se había acostumbrado a los momentos incómodos.

-Las veo en las divisiones- Espetó a manera de saludo antes de salir en dirección a la puerta, arrastrando a Shūhei consigo.

Aunque el moreno hizo por reclamar al principio, terminó dedicándole una mirada de disculpa a Hanako y agitando su mano en señal de despedida para su amiga, quien correspondió el gesto con media sonrisa antes de mirar a su hermana de reojo.

Afuera de la casa, Renji se había sujetado de los hombros de Shūhei para no perder el equilibrio, mientras el moreno le palmeaba ligeramente la espalda, conteniendo la risa todo lo posible.

-Por favor...- Musitó el pelirrojo levantando un poco la mirada y comenzando a zarandear a su amigo para enfatizar el tema, consiguiendo que Shūhei le mirase confundido - ¡Por favor nunca hables de lo que ocurrió aquí!

- ¿Bromeas? Haré una columna de ello- Exclamó el moreno soltando una carcajada mientras Renji se dejaba caer de rostro, pensando que su vida se había terminado al fin.

Dentro de la casa la historia era diferente, ambas hermanas habían dejado morir el tema por la paz, aunque Saya le había preguntado a Hanako si ella había enviado a Renji antes de pasar a otra cosa.

- ¿Yo? No, sólo le dije que buscaba a Kotetsu-san, y él se ofreció a venir

Obtuvo un bufido por respuesta, y un ceño fruncido, así que Hanako sonrió ampliamente antes de señalar el televisor con un movimiento de la cabeza.

-Palomitas- Dijo la teniente encogiéndose de hombros y sonriendo ante el gesto de curiosidad de su hermana -Ya, terror para que te estés quieta- Soltó Hanako divertida, dirigiéndose hacia la cocina para preparar la botana -Pon El exorcista y cállate un rato

- ¡Qué poco me conoces! - Espetó la chica poniéndose de rodillas sobre el sillón, haciendo una mueca en ese gesto por el dolor, aferrándose al respaldo del sillón para mantener el equilibrio -Esa ya la he visto demasiadas veces, ya me la sé de memoria y hasta me aburre

-Bueno, pues El resplandor- Sugirió Hanako asomando la cabeza y sonriendo ante la mirada de incredulidad de su hermana - ¿Líbranos del mal? Ya sé, La noche del demonio

- ¡Hanako! - Reclamó Saya componiendo un puchero y brincando un poco en su sitio antes de hacer una mueca por el dolor -Ponte seria, tú me conoces bien

La película del Exorcista era buena, no por nada era un clásico de las películas de terror, pero era una cinta que Saya en sí, aunque disfrutaba, se sabía de memoria. Llego un momento en que ambas hermanas estaban riendo en lugar de estar con la piel de gallina debido a que Saya estaba haciendo una imitación cómica de la chica poseída.

-Ahora sí estamos hablando mi idioma- Soltó la menor acomodándose en el sillón y reclamando con un grito cuando su hermana le puso pausa - ¿Qué haces?

Acabando aquella película, acordaron que tocaba ver algo nuevo, seleccionando la del conjuro que salió hace poco y no habían tenido oportunidad de ver.

-Voy por las palomitas- Anunció Hanako divertida, mientras su hermana se enfurruñaba y volvía a subir la pierna a la mesa, esponjando un poco la almohada.

Hanako dejó el plato de palomitas en la mesa y cambió su atención hacia Saya, trayendo la pierna de la chica consigo y acomodándola sobre el regazo, consiguiendo que la menor ahogara un grito por aquel movimiento.

- ¿Qué haces?

Hanako suspiró.

-Si se enfría antes de que hagamos algo al respecto, te irá peor, yo sé lo que te digo. Así que quietecita

- ¿Qué vas a hacer? - Inquirió Saya recordando las sesiones de curación con el abuelo, comenzando a sudar frío.

Hanako unió sus manos con un aplauso fuerte, Saya pudo ver que saltaron chispas ante aquel gesto, y cuando su hermana comenzó a frotar las manos una contra la otra y nuevas chispas saltaron en todas direcciones, no pudo evitar tratar de alejarse de ella, ganándose una mirada fría por parte de la teniente.

-Hana...

La aludida separó las manos y las colocó sobre la pierna de su hermana, ni siquiera se atrevió a tocar su piel, pero Saya igual sintió el calor llegar hasta ella, como si lenguas de fuego estuvieran sostenidas muy cerca. Contrario a lo que había imaginado originalmente, Saya no sintió dolor alguno al momento de recibir el calor. Takeshi solía quemarla cuando hacía algo parecido, y el nombre de su hermano golpeó con todas sus fuerzas contra los linderos de su mente, tratando de meterse en contra de su voluntad, tratando de sumirla en la tristeza.

Hanako vio aquella duda en la mirada de su hermana, así que sonrió con melancolía y terminó de aplicar calor antes de sonreír.

-Era su técnica legendaria- Anunció la mayor, acariciando la piel de su hermana antes de revelar que el moretón había disminuido.

Saya sonrió orgullosa ante la habilidad de su hermana.

-Tú la perfeccionaste

-Si te digo la verdad, odiarás a nuestro hermano

- ¿Por qué? - Inquirió Saya confundida.

-Porque él siempre supo cómo hacerla sin lastimarte

La expresión de estupefacción de Saya no tuvo precio, y Hanako soltó una carcajada antes de sonreírle a su hermana, como disculpándose por el recuerdo de Takeshi y arrancándole una risa también a la menor antes de volver a ponerle play a la película.

Iban a la mitad, el momento de tensión se sentía palpable en el ambiente, Hanako había salido unos minutos antes de que iniciara el micro clímax, yendo por palomitas para evitar perderse una parte buena. La verdad no se esperaba que, luego de una escena con los niños conviviendo alegremente con su familia, fuese a seguir una escena de tal tensión.

La música delató la escena de tensión, así que Hanako sonrió escabulléndose lentamente hacia la sala, sonriendo ante la expresión de pasmo de su pequeña.

-Oye Saaayaaaa...- Murmuró Hanako fingiendo una voz de ultratumba, levantándose lentamente detrás del sillón para entrar poco a poco al rango de visión de su hermanita.

La voz de ultratumba que uso su hermana casi le saca el corazón a la menor, como si de por sí, no hubiese tenido tantas emociones en ese día, ahora su hermana le pegaba un susto de muerte.

Saya soltó un alarido y casi se puso en pie de un salto al escuchar a su hermana mayor, pero las risas de la teniente delataron su broma y la menor volvió a acomodarse, llevándose una mano al pecho.

- ¡Ay, tranquila! - Exclamó Hanako poniéndose de pie - ¡Sólo quería saber si querías picante con las palomitas!

- ¿Y tenías que usar hablar de esa manera? - Le reclama todavía sintiendo su palpitar a mil.

-Pensé que te asustaban esa clase de cosas hermanita- Dice sentándose a lado de Saya con el plato de palomitas en su regazo -No eres tan valiente como pensé- Acto seguido, siente un almohadazo en la cara que hace que la botana caiga sobre ella, escuchando las carcajadas de su hermana - ¡Saya! - Ella también le responde con un almohadazo -Eres terrible

-Gracias por el alago hermana- Y de un momento a otro, se inicia una divertida guerra de almohadas que tenía a ambas riendo, trasportándolas a la época de su niñez.

Por un instante, Hanako y Saya se olvidaron por completo de la tormenta, de la película, de los problemas del Gotei, de estar en la mira de todos los capitanes. Por un momento, ambas chicas fueron sólo un par de shinigamis convertidas en niñas jugando una guerra de almohadas hasta acabar con los rellenos desperdigados por toda la sala.

La guerra de almohadas solo termino cuando todo el algodón quedo regado por toda la casa como si hubiese caído una hermosa nevada. Ambas hermanas se miraron con un hilo de espanto, como si estuviesen pensado a la vez "mama nos habría matado", para luego reír a sonoras carcajadas quedando en que mañana volverían a rellenar las almohadas del sofá, por esa noche, continuarían viendo la película y teniendo un agradable momento entre las dos.

-Definitivamente veo a papá subiendo detrás de mamá al ver esto- Comenta Saya al terminar la película.

-Y seguramente Takeshi y tú estarían burlándose de él -Secunda Hanako como leve reclamo hacia su hermana y su difunto hermano mayor por ser tan malos con su papá.

-Él solía molestarnos también- Se queja cruzándose de brazos haciendo un puchero, ante lo que Hanako suelta una leve risa, quedándose después unos momentos en silencio - ¿Como un momento dura para siempre? - Suelta de la nada Saya, rompiendo el silencio -A mamá le decía que quería que congelara algún momento divertido, para que siempre durara- Sonríe con melancolía -Ella me decía que hablando y recordando esa clase de momentos, es como siempre perdurarían…

-How does a moment last forever...- Entonó Hanako con melancolía, pero no se atrevió a continuar, miró a Saya mordiendo su labio y tratando de suprimir una sonrisa cargada de tristeza -Sí, ella solía decir que una persona o un momento viviría para toda la eternidad siempre que hubiese alguien dispuesto a recordar...

Hizo una pausa larga, cualquiera creería que había terminado su discurso, pero saya conocía a Hanako lo suficiente como para comprender que algo se cocinaba a toda velocidad dentro de esa cabecita ideática, así que sonrió al ver a su hermana con los ojos llenos de chispas.

-Mamá cocinando galletas de chocolate

-Jajajaja las cocinaba para tenerlas listas después de cenar, pero Takeshi la entretenía en lo que yo agarraba unas cuentas para los dos- Recuerda con una enorme sonrisa, tratando que con eso el recuerdo feliz no terminara en lágrimas.

-La guitarra de papá- Soltó Hanako sentándose sobre los talones, emocionada como una niña en navidad a punto de abrir los regalos, buscando dar pie a nuevas historias de su hermana.

-Oh la guitarra de papá- Pone sus dos manos en su nuca recargándose en el sofá -Pensar que ese hombre de apariencia tan ruda, experto en Hakuda, fuese a sacar su lado sensible al tocar baladas, mientras que Takeshi quería aprender a tocar Rock, mamá lo veía con tanto cariño cuando tocaba y cantaba

-Mamá y papá bailando valses en la sala...- Murmuró Hanako llevándose las manos al corazón, comprendiendo por qué estaban tan altas sus expectativas al momento de pensar en el amor y negarse a vivir un romance cualquiera.

-El día que se enteraron de que mamá esperaba un nuevo bebe bailaron más de una hora en la sala, solo con la luz de la chimenea- Su lado cursi la obligo a sonreír con dulzura -Lucían más ridículamente enamorados que de costumbre

Hanako suspiró con tristeza, sabiendo que no había manera de retrasar más la melancolía, no iba a salir invicta esa noche, así que, en lugar de seguir componiendo una sonrisa tímida o tratar de reírse con los recuerdos, la chica asintió para sí misma y mostró una sonrisa resignada a su hermana.

-Takeshi me tomó en brazos y me cargó corriendo por toda la casa, gritando "viene un nuevo niño en camino"- Y aunque Hanako trató de imitar la voz que usaba su hermano cuando bromeaba con ellas, volvió a su actitud taciturna y sonrió -Y cuando le dije que podía ser una niña, él dijo que, entonces, yo me haría cargo. Para niños, contigo tenía- Exclamó Hanako divertida antes de mirar a Saya con melancolía -Siempre fuiste su adoración...

Se quedo en silencio por largo tiempo, que Hanako respeto al saber que Saya estaba recordando los momentos que compartía con su hermano mayor, quien era con el que mejor se entendía, con quien jugaba de forma un tanto brusca considerando que era apenas una adolescente y él ya era todo un hombre. Ambas querían mucho a su hermano mayor, pero Hanako bien era consiente que en Saya dejo un gran vacío, que intento llenar tratando de tomar su lugar al estar molestándolas con comentarios inoportunos o algunas bromas, ella era consciente que su hermana trataba de mantener ese optimismo y buen humor que caracterizaba a Takeshi.

How can a story never die...— Continuó Hanako acercándose a Saya y metiendo las manos en su cabello, cepillándolo con los dedos y haciéndola relajarse.

Sí, Saya no era alguien que se preocupara mucho por su apariencia física, no era alguien que procurara peinarse, definitivamente no era alguien a quien Hanako pudiera hacer trenzas o peinar de forma linda, pero algo que siempre podría hacer era enterrar sus dedos entre el cabello de su pequeña para hacerle sentir mejor, arrancarle algún escalofrío y arrullarla mientras cantaba para ella.

Hanako solía cantar para sus hermanas como su madre hacía para ellas, pero la verdadera razón por la que cantaba tenía más que ver con Takeshi, porque él sólo cantaba para Saya, sólo a ella la arrullaba, así que quería regresarle un poquito de aquello que Aizen les había arrebatado en el pasado.

Ahora cantaba para Saya y le acariciaba el cabello para tratar de hacerla sentir mejor.

It is love we must hold onto - Continuó sonriendo cuando Saya sonrió ampliamente -Never easy, but we try

-A esa canción le falta algo hermana- Con la sola sonrisa, Hanako entiende a que se refería, así que sin decir más se levanta yendo directo a su cuarto, regresando con la preciada guitarra de su hermana.

- ¿Aun la recuerdas? - Dice Hanako, pasándole el instrumento con tal delicadeza que parecía que era de cristal.

-Podría tocarla con los ojos cerrados- Y no lo decía como metáfora, realmente cerro los ojos y sus dedos se posicionaron en automático mientras su mano derecha se movía delicadamente dejando sonar los primeros arpegios que daban inicio a la canción.

Hanako sonrió, orgullosa de su pequeña y asintió sentándose sobre los talones, escuchando la forma sutil en la que su hermana trenzaba las notas unas contra otras, como si aquello fuese una conversación o un lienzo. Sólo dos personas en su vida había capaces de hacerle ver colores cuando creaban música, y ahora una vivía sólo en su recuerdo.

How does a moment last forever — Reinició Hanako cuando Saya le dio entrada para la canción, sintiendo que el nudo en su garganta se apretaba cada vez más, como si amenazara con estrangularla si no terminaba la canción.

How can a story never die?

It is love we must hold onto

Never easy, but we try

Sometimes our happiness is captured

Somehow, our time and place stand still

Love lives on inside our hearts and always will

Minutes turn to hours, days to years then gone

But when all else has been forgotten

Still our song lives on

Recordaba a Takeshi tocando aquella canción al tiempo que la cantaba para ella, aunque en ese entonces, no cerraba los ojos, al contrario, los tenía totalmente abiertos viendo con suma atención como eran el cambio que, hacia su hermano ante cada acorde, pasando su mirada fascinada y curiosa a su mano derecha con la que tocaba cada cuerda sacándole un armonioso sonido que iba en perfecta sincronía con su voz.

La voz de su hermana la llevo después a recordar a su mamá cantando esa misma canción para su pequeña hermana recién nacida, mientras su papá la acompañaba con la guitarra. Recordó yendo a buscar a Takeshi rogándole para que le enseñara a tocar esa canción, pero su hermano no se limitó solo a eso. Cada noche, al regresar de su trabajo en su división, iba directo a su cuarto con guitarra en mano para una nueva lección de música

Maybe some moments weren't so perfect

Maybe some memories not so sweet

But we have to know some bad times

Or are lives are incomplete

Then when the shadows overtake us

Just when we feel all hope is gone

We'll hear our song and know once more

Our love lives on

La mente de Hanako también voló en dirección a sus padres, concretamente en dirección a la forma dulce y amable en la que su madre solía cuidar de ellas. Hanako sabía que no quería ser igual a su madre, pero si podía mirar con el mismo amor a su familia, con el que aquella mujer las miraba, entonces su amor sería tan grande como el universo.

Takeshi siempre había tenido una sonrisa amable y una palabra dulce para quien se acercará en son de paz, pero definitivamente le había puesto una chispa inigualable a sus vidas, chispa que Saya se había asegurado de mantener viva y bien alimentada.

Y de pronto sólo estaban ahí ellas dos, sin Takeshi, sin sus padres, casi exactamente igual a la noche en la que les habían dado la fatídica noticia. No había truenos, pero la lluvia golpeteaba contra las ventanas sumiéndolas más en la melancolía. Antes habían tenido a Asami, pero era tan pequeña que a veces se olvidaban de su presencia en la casa, pasaba tanto tiempo pegada a las faldas de su madre, tan pequeña y frágil, que podrían haberse desmoronado ellas dos, sosteniéndose la una a la otra.

No, las hermanas mayores habían hecho un acuerdo tácito entre ellas, si sólo hubiesen sido ellas dos no habría habido problema, habrían sabido cómo solucionarlo, pero con Asami de por medio, se habían convertido en las guardianas de la familia.

How does a moment last forever?

How does our happiness endure?

Through the darkest of our troubles

Love is beauty, love is pure

Love pays no mind to desolation

It flows like a river through the soul

Protects, perceives, and perseveres

And makes us whole

La lluvia era tenue, pero se lograba escuchar junto a la voz de su hermana que, aunque no la veía al seguir manteniendo los ojos cerrados, podía percibir claramente el vibrato en su garganta al cantar con todo su corazón, y apostaba que, al tener casi los mismos recuerdos que esa canción representaba.

En momentos como ese era una ventaja que su hermana menor no se encontrara, no podrían explicarle, o no se atreverían a hablar de tales recuerdos a los que no tenía la facilidad de acceso como ellas.

Aunque la canción ameritaba ser más tenue para el ultimo coro, la voz de Hanako sonó con más ahínco, dejando salir tanto la felicidad como el dolor, sentimientos que a ella le transmitió y dejo expresar en arpegios más acentuados y vivos.

Minutes turn to hours, days to years then gone

But when all else has been forgotten

Still our song lives on

How does a moment last forever

When our song lives on

Por un segundo, la última nota que Hanako expresó pareció quedarse suspendida en el aire, como un recordatorio de todo lo que les dolía el pasado, por un segundo, el último arpegio quedó suspendido en recordatorio de lo que les dolía, pero también, todo lo que habían disfrutado esa vida.

Hanako extendió una mano hacia el cabello de su hermana y lo desorganizó suavemente, tratando de imitar el gesto desenfadado de Takeshi, pero sonriendo al darse cuenta de que, por más que lo intentara, ella sólo podía ser dulce con su pequeña.

Saya sonrió agachándose ante el tacto cálido de su hermana y ambas sonrieron, sintiendo que la melodía por fin desaparecía de la habitación y les permitía respirar.