Hemos llegado al bucle! Algo forzadas verdad, pero yaaaaaaa, ya era hora de comenzar esto! ¿Ven que no era tan difícil el 14?
Nervioso, sí, desde el momento en que Hanako decidiera postular a su flor más pequeña para esa misión ¿Cómo podía decir que no? Sería contradecir lo que todos los capitanes veían en ellas, shinigamis capaces de hacer cualquier cosa, de enfrentar cualquier enemigo, y no necesariamente, el hecho de que fueran tenientes o capitanes; no, ellas podían hacer lo que quisieran, porque, aparentemente, sus poderes y habilidades iban más allá de lo que él podía esperar.
Una vez más había tomado la caja, esa dichosa caja llena de cartas que hablaban sobre aquellas a quienes consideraba sus niñas, y si, eran sus hijas desde el momento en que había aceptado el puesto, cuando fueran puestas al frente de batalla, y más ahora, que habían comenzado a desplegar sus poderes y habilidades.
"El diamante más brillante"
Claro, que mejor título para una carta que hablara sobre la más pequeña, notando, una vez más, la diferencia caligráfica en la letra de su mentor.
"Hoy vengo a aliviar tus dudas y temores sobre la pequeña Asami, a quien puedo describir como una combatiente nata, pura y sincera. Su diamante es más fuerte de lo que aparenta, porque no solo tiene que ver con su poder, si no con sus sentimientos y en cómo se siente en el momento del combate.
Desde que despertara su poder, pude darme cuenta de que podía manejarlo y controlarlo mucho más rápido que sus hermanas; Daiya Kōu no parece ser un dragón tan voluble como lo son Karyū y Kairyū. Asami parece llevar una relación muy cercana con su dragón, pero, al mismo tiempo, oculta un gran poder defensivo que solo ella es capaz de convertir en un ataque peligroso.
No te asustes, sus habilidades son muy sencillas de controlar, sin embargo, me fue imposible enseñarle a controlar el excedente de reiatsu que emana de ella, por lo que es capaz de controlar su diamante aun sin la liberación de su shikai.
Esto obviamente le da muchas ventajas a la hora de pelear, y es algo que no deja de entrenar con Saya, quien le ha ayudado favorablemente a agilizar sus movimientos, nunca subestimes su diamante, o podría dejarte petrificado en uno de ellos.
Las habilidades de Asami van más allá de lo previsto, su visión es amplia y nunca está dispuesta a decir que no, se atrevió a aprender el arte hakuda de manera en que, puede combinar su poder con ello y el baile, aprendió el arte del kidō curativo, siendo Unohana su maestra y aprendiendo más de lo que cualquier otro shinigami pudo haber aprendido, en el campo de batalla será bastante útil, porque la cantidad de reiatsu que posee servirá para sanar inmediatamente a cien hombres de golpe.
Si quieres hablar de una caja de sorpresas, siempre mírala a ella, porque nunca sabes con que podrá sorprenderte, porque podrá ser pequeña, pero es tan feroz como sus hermanas, y tan terca como un dragón.
Amigo mío, puedo decirte de corazón, que es con quien menos problemas tendrás, aunque probablemente ella de el paso decisivo que la lleve a ser mejor, y, en el peor de los casos, un peligro inminente para todos.
Confió en que será tu carta magna en caso de alguna emergencia."
Suspiró, porque las palabras de Yama-jii le daban un poco de calma entre la tormenta; no podía imaginarse a su pequeña peleando contra un enemigo como el que Hanako y el resto describía en su misión, porque su flor más pequeña pudiera correr peligro ante estos enemigos.
-No sé si esto es bueno o malo- Murmuró, tomando su copa de sake y dando un sorbo, mirando la carta, releyendo algunos párrafos -Asami… ¿Qué nueva tormenta vas a desatar entre mis capitanes?
…
Yoshio había llegado a casa, la partida de Asami y de su capitán lo habían dejado solo con Matsumoto, cosa que no le gustaba, aunque, la había visto más atenta hacia su trabajo que antes, por lo que le daría una oportunidad; pero eso no quitaba el hecho de que estaba cansado.
Tan cansado, que incluso la cena fue en silencio, a pesar de las provocaciones de Abarai, quien se rindiera luego de la falta de emoción del menor.
- ¿Estas bien Yoshio? – Preguntó su madre al verle cabecear - ¿Todo bien en la diez?
-Ah, sí, es solo que… nos llego papelería nueva y Matsumoto y yo estuvimos trabajando en ella…
-Vaya, hasta que hace su trabajo como debería- Mascullo el pelirrojo -El capitán Hitsugaya debió haberle llamado la atención luego de que Asami se enfermara
Byakuya se mantenía en silencio, escuchando las conversaciones amenas, por vez primera, Yoshio no gritaba ni discutía con Renji; algo debería estar haciendo bien la menor de las hermanas para tener a su sobrino tan enfocado.
Rukia suspiro, pero la mano de Ichigo se poso sobre la de ella, infundiéndole valor.
-Yoshio, hay algo que tenemos que decirte- El aludido alzo el rostro, mirando con intriga a sus padres, Byakuya se aclaró la garganta, por lo que Renji arqueo una ceja -Y esperamos que tomes a bien la noticia…
-Están comenzando a asustarme- Soltó, frunciendo el entrecejo -No me van a enviar con el abuelo Isshin ¿verdad?
-No, no es eso Yoshio- Dijo divertido su padre, tomando con más fuerza la mano de su esposa -O debería decir… hermano mayor…
En menos de un segundo sus ojos se abrieron como platos, miraba a sus padres alternadamente, aunque bueno, Renji parecía estar en las mismas, Yoshio aun se llevaba el primer lugar por la manera tan veloz con que tomo la noticia.
- ¡No! No pueden hacerme esto- Esto desconcertó a Rukia, que veía a su hijo de pie, con los puños apretados -Yo no quería un hermano… debieron haberme preguntado y…
-Yoshio- Llamo la imperturbable voz de su tío, algo que le helo la sangre -Tus padres tomaron la decisión de convertirse nuevamente en padres a pesar de la situación que estamos viviendo, algo bastante formidable, considerando que Rukia es parte de nuestro fuerte más avanzado; así que te pido de favor que no alteres la situación
-No es eso lo que me molesta, si no el hecho de que no se me consulto, así todo hubiera podido ser diferente…
-Yoshio, espe…- Había avanzado hacia la salida, pero azoto la puerta corrediza tras de sí. Rukia hizo por querer ir con él, pero Ichigo la detuvo -Ichigo…
-Hablare con él, pero primero hay que dejar que se calme un poco
-Felicidades a ambos, y estoy dispuesto a proteger a ese bebe si llegase a ser necesario- Apunto Renji, viendo a sus amigos de frente, decidido, con mirada fiera -No estarán solos en esto
-Gracias, Renji- Ichigo sonrió, y Rukia suspiró ante la valentía de su amigo.
…
La división trece tenía uno de los amaneceres más espectaculares que podría haber, probablemente, ese era el motivo porque el Ukitake aguardara por las mañanas para observar la salida del sol; sin embargo, esa mañana, no parecía pintar para nada en calma.
Decir que sus pasos cimbraban la tierra era poco, pero ahora todos los shinigamis de la décimo tercera división se preguntaban qué era lo que tenía a su teniente tan molesta.
No, no podían decir que la chica estuviera molesta, su rostro era neutral, su expresión no denotaba ninguna emoción, pero era palpable la intensidad de las emociones a su paso, puesto que incluso el teniente de la novena se había abstenido de hacer algún comentario al pasar por su lado y ver la determinación férrea en sus ojos.
Hanako llegó hasta su división y azotó la puerta, consiguiendo que varios pares de ojos se posaran en ella con curiosidad y recelo.
Saya, que caminaba hacia la oficina de Rukia, miró a su hermana con detenimiento cuando la teniente le clavó los ojos encima. Por un instante, chispas saltaron entre las miradas de ambas hermanas y Saya no necesitó que Hanako articulara palabra, bastó un movimiento de la cabeza para que la menor entregara sin mirar los papeles que tenía en las manos y comenzara a caminar tras su hermana.
- ¿Justo ahora? - Quiso saber la menor poniéndose a la derecha de su teniente, manteniéndose un paso atrás.
-Justo ahora
Salieron de su división en dirección al área de entrenamiento para pelea, el lugar estaba despejado, pero Saya descubrió con sorpresa que había algunas personas rodeadas en torno de aquel espacio amplio.
Y entonces comprendió por qué había visto a Shūhei, Kensei y Mashiro en la entrada de la división. Hanako no sólo estaba desafiando a su hermana a una pelea de entrenamiento, había algo más de fondo.
No. Hanako no admitiría todavía que, antes de ir a buscar a Saya esa mañana para proponerle pelear una contra la otra, había ido a hablar con algunos capitanes para asegurarse de que estarían presentes cuando ambas hermanas desenfundaran sus armas e iniciaran aquella batalla.
Hanako siguió caminando por el espacio árido hasta poner algunos metros de distancia con Saya, quien detuvo su paso para poder observar a todos los presentes. La mirada de la teniente reparó en los ojos del capitán Hirako, quien la miraba con ese gesto indiferente y vacío, cargado de desprecio con el que la había comenzado a tratar luego de la última reunión con Kyōraku. La chica bufó divertida, percatándose de que, a su lado, Rose le mostraba pulgares arriba y sonreía dándole ánimos a ambas hermanas.
Unos metros más allá, demasiado cerca de Shūhei para su gusto, Byakuya le miraba con fingida indiferencia, pero Hanako sonrió al percatarse de la forma violenta en la que el capitán se asía de su zanpaku-tō, sus nudillos se asomaban apenas sobre los mitones, pero era claro que se habían puesto blancos por la fuerza con la que se sostenía de su guarda.
-Saya- Llamó Hanako encarando por fin a su hermana y sonriendo de medio lado -Te lo digo como tu superior, no como tu hermana
-Escucho
-No te contengas
Aquella orden tomó a la soldado por sorpresa, pero Saya se recompuso rápidamente y asintió para su hermana, una forma de hacerle saber que acataría.
Para Saya, una de las tantas enseñanzas que le inculcó su abuelo es que nunca hay que apresurarse a atacar, a primero leer el rostro y movimientos del oponente, y especialmente, a nunca confiarse ni mucho menos subestimar a tu contrincante. Pero su superior, la teniente de su división era a alguien a quien conocía perfectamente y por eso, era con quien menos debía confiarse, además que ella esperaba que no se contuviera.
(Earth, wind, fire and air – Hex Girls)
Saya no espero a que Hanako diera el primer movimiento, la especialidad de su hermana eran los ataques a distancia, y si la dejaba, no le permitiría acercársele para hacer uso de su Hakuda.
La teniente apenas tuvo tiempo de liberar su shikai y revelar la hoz con la que peleaba tan cómodamente, de haber tardado un segundo más, se habría visto en un apuro por aquel primer ataque, puesto que Saya fue directo con un golpe de su rodilla izquierda, movimiento que Hanako logró frenar con facilidad una vez que tuvo la madera en sus manos; la teniente no tardó en descubrir que aquello no era más que una pantalla que Saya había articulado, ganando tiempo para atacar en conjunto con una patada de su pierna derecha a la par que una de sus espadas se acercaba amenazadoramente a su cuello, ataque mortal que Hanako a duras penas pudo frenar con el mango de su hoz.
La teniente intento contratacar con la punta de su arma, pero pese a que fue un movimiento rápido y feroz, Saya logro esquivarlo desapareciendo en menos de un segundo y reapareciendo detrás de ella dándole un codazo en la espalda sumamente fuerte que casi la hace caer de frente, pero pudo recobrar el equilibrio justo a tiempo para frenar un golpe que Saya intento darle con ambas espadas.
La sonrisa pretenciosa de su hermana menor le hizo ver en la trampa que había caído. No es que su subordinada intentara atacarla, lo que buscaba era que la golpeara para que Kairyū absorbiera la intensidad del golpe y le diera más energía, Hanako tenía que alejarla o no lograría hacerle frente a su Hakuda con el incremento de fuerzas que estaba demostrando, así que aprovecho ese choque de armas para usar su técnica de combustión espontánea, confiando plenamente que no le haría daño a su hermana al tener ella la contraparte de su elemento, el dragón de agua, de hecho, sería interesante ver qué pasaba con tal choque de elementos.
Byakuya dio medio paso al frente y enarcó una ceja a la par que Soi Fong llegaba a su lado y se cruzaba de brazos, mirando la batalla de las hermanas con fingida indiferencia.
- ¿Ya mataron a alguien? - Inquirió la morena con desinterés.
-Están a punto de ¿Invitada de la teniente?
Soi Fong lo pensó un momento antes de negar con la cabeza y murmurar -Del viejo Genryuusai.
-Ya veo... Entonces ya somos más…
Soi Fong le dedicó una mirada de reojo al capitán, frunciendo el entrecejo y volviendo la vista a la pelea al darse cuenta de que había un choque brutal de reiatsu.
De tal encuentro de elementos opuestos, se empezó a ver un denso vapor saliendo de ambas armas, seguido de una explosión que las hizo alejarse unos cuentos metros una de la otra, pero siguiendo el contacto de miradas feroces y una sonrisa que daba la impresión de que no eran hermanas, ni siquiera teniente y subordinada, ambas parecían realmente enemigas naturales.
Fuego contra agua y que gane el menor.
Podía verse el cabello de ambas hermanas siendo agitado como si un fuerte viento estuviese moviéndolo, pero no era tal elemento que provocaba aquello, si no la misma intensa de liberación de reiatsu que era cada vez más abrumadora, no podría decirse con exactitud cuál de los dos era el más fuerte entre los dos en esos momentos, puesto que iban aumentando poco a poco mientras se desarrollaba la batalla.
Para Hanako bastó ver como las ropas de su hermana se movían en amenaza de estar dispuesta a irse de nuevo contra ella, así que no espero ni un segundo y comenzó a atacarla con sus mil lenguas de fuego que se movían en dirección a la soldado cual disparos feroces y sin remordimiento a causarle alguna quemadura, pondría en prueba la rápida recuperación de su hermana, pero su pequeña flecha veloz esquivaba cada uno de sus ataques con asombrosa maestría y velocidad, de algo que se sintió sumamente orgullosa; Saya siempre fue más rápida que ella y ahora observaba que no ha dejado de tratar de superarse a sí misma.
Pero no podría permitirle acercarse, no cuando observaba que Saya efectivamente tenía ese espíritu de pelea en el que daría absolutamente todo, que cumpliría su palabra de no faltarle al respeto a su superior al limitarse, además de que ahora había aumentado su energía. Si quería dar a conocer su poder debía incluso superar el de Saya, así que libero su sello al veinticinco por ciento, con el que aumento la ferocidad y letalidad de sus mil lenguas de fuego, observando que logro quemar el brazo de Saya. Claro que eso la hizo preocuparse por un momento, pasándole la idea fugaz de detener la pelea, pero desechándola al ver que Saya se envolvía en una pequeña aura azul y aquella grave quemadura desaparecía, así que continuo con su agresivo ataque.
Dios, si no la mataba aquella pelea, seguramente Saya terminaría causándole un susto de muerte que la enviara a la cuarta división.
La teniente sonrió mientras las lenguas se colocaban a sus espaldas, formando unas alas de fénix que hacían burla al agua de su hermana, extendiéndose como un aura rosa antes de ser proyectadas hacia Saya y perseguirla como objetivo principal; el calor que despedía el ataque de Hanako era abrumador, era obvio que no le permitiría a su pequeña flecha acercársele para hacer uso de su Hakuda y manejo de espadas dobles, además, la energía se le agotaba a la soldado y era obvio que Hanako evitaba a toda costa darles un golpe directo a sus espadas, de hecho, retiraba la llamarada cuando estaba por recibirla usando a Kairyū. Pedir tregua no era opción, ella daría todo hasta que desfalleciera, concediéndole la victoria a su teniente. Sin embargo, Saya tenía un as bajo la manga, una técnica a larga distancia que desarrollo gracias a la misma Hanako que le planteo el hecho de que no siempre podría enfrentar a sus enemigos cuerpo a cuerpo.
Dio un brinco largo hacia atrás alejándose de las llamaradas al tiempo que murmuraba "oleaje" y empezaba a dar la impresión de dar golpes al aire, pero en realidad, usaba el agua del mismo aire para crear pequeñas ondas de agua que iban en la dirección en la que daba golpes tanto con sus espadas como con los movimientos circulares de sus piernas, misma ondas que chocaban contra las llamas de Hanako, provocando que a su alrededor se empezara a forma una densa nube de vapor que iba creciendo cada vez más, impidiéndole a los espectadores seguir al pendiente del intenso combate de las hermanas.
Hanako detuvo su ataque, pero no bajó la guardia, conocía perfectamente esa técnica de su hermana, que era más que nada como distractor para poder acercarse y uso inteligentemente como ventaja el vapor que se creó con el choque de ambos elementos. Podía sentir aun su intenso reiatsu, pero eso no le daba la ventaja al saber en qué dirección vendría el ataque al ser Saya tan impredecible como el mar, a alguien a quien no se debe tomar a la ligera o acabaría siendo azotada por una inmensa ola.
Hanako logro detener con agilidad una patada al aire con la madera de su hoz, tratando de contratacar con otra técnica con la que consiguió hacerle una quemadura en el hombro a su hermana, quemando su haori y su piel, esta última curándosele rápidamente para volver con sus veloces movimientos de Hakuda, golpes que la teniente pudo esquivar con esfuerzos, aunque varios lograron alcanzarla, la fuerza, combinada con la velocidad de Saya, hacía de sus golpes mucho más letales.
La nube de vapor se fue disipando, dejando ver a los presentes el choque feroz de armas de las hermanas, ninguna bajaba la intensidad de sus ataques, y el contraste de elementos hacía difícil de ver quien obtendría la victoria.
Saya esta vez no se alejó demasiado a pesar de que varias de las llamaradas de su hermana le estaban quemando la piel, después de todo, eran heridas que gracias a la energía que aún conservaba Kairyū, podría curarse rápidamente y seguir en el combate. La soldado daba feroces golpes continuos con ambas espadas, codos, piernas y rodillas. Apareciendo y reapareciendo en cuestión de un parpadeo alrededor de su hermana, a quien a duras penas podía darle un golpe, y si conseguía darlo, Hanako lo resistía para continuar luchando.
(All about us – t.A.T.u.)
- ¡Karyū, Niban dankai! - Gritó Hanako mientras sus lenguas de fuego formaban un círculo en torno a su cintura y se extendían como un escudo protector, obligando a Saya a ponerse a una distancia prudente y resguardarse del fuego -Estoque...
El vapor se disolvió en un instante gracias al fuego, revelando que Hanako estaba rodeada por una lluvia de pétalos de un color tenue entre rosa y lila, cayendo a su alrededor como si paseara por un bosque de cerezos, la chica se mantenía con la guardia alta, pero la hoz había desaparecido, dejando en su lugar la espada estilizada que había usado en su última misión.
Saya pasó saliva en la distancia, pocas veces había visto a su hermana hacer uso del estoque, así que sabía que el resto de la pelea iría en serio.
Sus sospechas sólo se vieron confirmadas cuando Hanako soltó la postura de pelea y enfundó su espada, uniendo las manos a la altura del corazón.
-Kaihō suru, cuarenta por ciento...
-Demonios...- Murmuró Saya retrocediendo otro paso y sonriendo con rebeldía mientras una gota de sudor resbalaba por su nuca. El calor había aumentado mucho en ese segundo, así que la chica se preparó para otra ronda de esquivar esquirlas, pero se sorprendió muchísimo al ver a Hanako preparar el estoque para atacarla directo.
- ¡Oye, Saya! Esto es por haber golpeado a Renji en la cara.
Y aunque Saya sintió pánico un momento al recordar aquel encuentro y entender a qué se refería su hermana, vio en aquel gesto la oportunidad perfecta para recargar energías.
Saya sonrió corriendo al encuentro de su hermana cuando la vio apuntarle con su estoque, con los ojos cerrados y con el fuego ardiendo en toda la hoja de su espada.
Hanako abrió los ojos observando a su hermana dirigirse hacia ella, lo vio casi en cámara lenta, tuvo tiempo de sonreír de medio lado al ver a Saya preparar el golpe con sus dos espadas antes de preparar su contrataque.
- ¡Diez pétalos de fuego! - Exclamó la teniente mientras su brazo iba y venía, dejando los diez puntos encendidos en un color rosa brillante y tornasol que se dirigieron directo a Saya, impactando contra su espada y lanzándola hacia atrás un par de metros, haciéndole sentir todo el poder de aquel golpe.
Ahora la soldado tenía energía de sobra, así que le extrañó ver a Hanako sonreír.
Y entonces la teniente sacudió el estoque para apagarlo y, llevando la empuñadura a su corazón, exclamó - ¡Kaihō suru, cincuenta por ciento!
-Ese fue un buen golpe teniente - Dice Saya con expresión entusiasta y amenazante al tiempo que una fuerte aura azul rey rodeaba todo su cuerpo, curando cada una de las quemaduras que aún le quedaban en el cuerpo - ¿Lista para sentir el mismo nivel de su ataque? - Coloca una espada al frente de ella, mientras que la otra la toma de forma inversa colocándola en su espalda, una posición que tomo prestada de su amigo Ikkaku para atacar y protegerse la espalda
Hanako simplemente sonrió con descaro y suficiencia, era justo lo que buscaba
En menos de un parpadeo, Saya ya se había acercado a ella. Sus golpes con sus espadas se volvieron más feroces y veloces, dando la impresión de que incluso manejaba seis espadas con dos manos. Los golpes con sus piernas, brazos y codos eran como si tratara de detener una ola gigante, demasiado seguidos y rápidos, como si se enfrentara a un mar en tempestad que no te daba tregua ni para respirar.
Y Hanako sintió la presión de las miradas de todos los presentes, sintió la presión del fuego en su interior, sintió la presión que ella había puesto sobre su cabeza, al final, ella se había echado la soga al cuello, así que guardó la calma para trazar la estrategia y terminar de una buena vez con aquella batalla. Ya le había invertido demasiado tiempo y ahora sentía la curiosidad bullir en el reiatsu de Hirako y Soi Fong, había logrado su objetivo.
La chica recibió en el estoque cada uno de los golpes de su hermana, sintiendo que el fuego no sería suficiente para contener la tempestad, a pesar de tener un diez por ciento extra, estaba sintiendo todo el poder de su sello liberado, agotada emocional y físicamente luego del enfrentamiento.
Los golpes venían de todas direcciones, aún en su cincuenta por ciento, Saya era más rápida que ella, y la energía extra que le había dado tampoco ayudaba.
Todo o nada.
Pero ¿de dónde demonios vendría el siguiente golpe?
- ¡Cien lenguas de fuego! - Exclamó colocando el ataque a su alrededor, llevó los pies a posición, Shūhei pudo reconocer la preparación para el fouette, así que sonrió orgulloso de la chica que dio una vuelta con violencia, raspando sus pies descalzos contra la tierra antes de levantar una pierna y sostenerla a la altura de su cadera, logrando alejar a Saya en el último minuto.
Y repitió el giro, un movimiento grácil en el que su espada fue una extensión más de su cuerpo.
- ¡Llamarada! - Gritó Hanako plantándose al finalizar el giro, ubicando por fin a su hermana y tirando una estocada hacia la distancia.
Y aunque el plan era que una lengua de fuego saliera disparada hacia la soldado, lo que emergió de la hoja del estoque pareció más un chorro hecho de luz blanca, dorada y azul, luz que chocó con las espadas de la soldado y creó una onda de reiatsu, lanzándolas a ambas lejos la una de la otra.
Hanako tuvo que picar un salto y hacer un mortal de espaldas para caer de nuevo sobre sus pies, Saya giró una vez, acomodando una patada circular para disminuir el impulso, y luego ambas se miraron con la sorpresa en los ojos, preguntándose qué demonios había sido aquello.
- ¿En serio? - Espetó Saya antes de soltar una carcajada mientras Hanako miraba la hoja de su estoque - ¿Plasma?
-Eso parece- Admitió la teniente.
- ¿Cómo que parece? - Exclamó Saya envainando la zanpaku-tō y avanzando hacia Hanako con una sonrisa radiante en el rostro -Eso sí fue un ataque ¿No sabías que podías hacer eso?
-Nunca había sobrepasado el cuarenta y cinco por ciento- Admitió la teniente mientras su espada volvía a la normalidad y emitía un destello rosa claro, como si guiñara para su portadora -Ni siquiera contra el abuelo.
-Vaya... eso fue una sorpresa entonces
- ¿Cómo? ¿Ya terminaron? - Exclamó Shūhei dirigiéndose hacia ellas seguido de Renji -Peleaste bien- Comentó ofreciendo un puño a Saya, quien correspondió el gesto con un golpe suave -Akuma, no dejas de sorprendernos
-Hoy incluso yo estoy sorprendida- Admitió la chica mirando sus manos, sintiendo que ardían por el calor del plasma -Eso no me lo esperaba.
- ¿Y desde cuando puedes hacer un ataque de plasma, hermana? - Cuestiona Saya, podía presumir que conocía todas las técnicas de su hermana mayor, no en vano a entrenado con ella durante tanto tiempo.
-Desde hoy- Soltó la teniente sonriendo ampliamente antes de pellizcar la nariz de su hermana y mover la mano de un lado al otro, consiguiendo que la soldado tirase un manotazo para liberarse del ataque -Y todo gracias a ti, hermanita- La sonrisa de Hanako se volvió más dulce, más sincera, consiguiendo que Saya bajara un poco la guardia -Mil gracias, Saya
La soldado sonrió ampliamente antes de asentir una vez... Y posiblemente se habrían dado un abrazo, si el estómago de Saya no hubiese gruñido con violencia delatándola.
-Esta batalla me abrió el apetito- Admitió al menor llevándose las manos a la nuca -Y como ninguna de las dos ganó, entonces cada quien se paga la comida, hermana
- ¿Eh? - Exclamó Hanako divertida, revolviendo el cabello de su hermana con una mano -Pero si saliste disparada por mi llamarada
-Sigo en pie, hermanita, vamos a comer, no seas tacaña
-Vamos, vamos- Accedió Hanako sonriendo ampliamente antes de mirar a sus amigos, que parecían dispuestos a retirarse - ¡Bakataichō! - Exclamó la teniente divertida - ¡Renji! ¿Por qué no nos acompañan?
- ¿Qué? - Exclamaron Renji y Saya al unísono, sonrojándose hasta las orejas y comenzando a soltar exclamaciones de reclamo, cada uno por su lado, consiguiendo que Hanako sonriera complacida por la tormenta que había desatado.
-Nos encantará acompañarte- Respondió Shūhei echando más leña al fuego, consiguiendo que Renji lo tomara por los hombros y sacudiera atrás y adelante.
Saya comenzó a gritarle también al teniente de la novena, y Hanako lo habría defendido, de no sentir el reiatsu de Byakuya y Soi Fong a sus espaldas.
-Fue impresionante lo que hicieron hoy- Dijo el noble extendiendo una mano hacia la teniente, consiguiendo que ella sonriera con un leve rubor en las mejillas antes de aceptar el apretón, sabiendo que se ganaría un beso casto en los nudillos.
-Lamento haberlo preocupado así- Murmuró la chica recuperando su mano y haciendo una reverencia ante el noble, consiguiendo la atención de su hermana y sus amigos. Hanako sintió la mirada de Renji en la nuca y sonrió ampliamente para Byakuya, haciéndole partícipe de su broma -Espero no le moleste que secuestre a su teniente para merendar algo.
-Al contrario, teniente, me encantará verlo hacer migas con gente de otras divisiones, pero me temo que requiero de su presencia para asuntos importantes
-T-t-taichou- Exclamó Renji pasmado ante aquella declaración.
-Mira nada más- Soltó Shūhei volviendo el rostro hacia su capitán, que saludaba en la distancia -Nos vemos más tarde, Renji, me llama Kensei
- ¡Pero Shūhei!
-Lo siento, capitán- Murmuró divertida Hanako haciendo una reverencia leve -No puedo dejar sola a mi hermana el día de hoy, nos merecemos esta comida juntas luego de tanto estruendo. Capitana…- Añadió cambiando su atención hacia Soi Fong -Espero considere lo que hablamos el otro día
-Créame, teniente- Respondió la morena mirando a Saya sobre el hombro de Hanako -Si lo solicita, estaré complacida de apoyar. Con su permiso. Me necesitan en mi división
-Hanako, será mejor que me retire también- Llamó Byakuya mirando a la aludida con intensidad -No quiero que su fan número uno y mi teniente pasen más tiempo privados de su compañía. Enhorabuena por su batalla.
-Gracias, Byakuya-sama
Y aunque el noble hizo un último gesto ante el honorífico, no añadió más antes de retirarse, consiguiendo que Shūhei bufara, ofendido.
-De verdad le molesta que le hables con respeto
- ¡Ya estamos otra vez! - Exclamo Hanako molesta -Vamos a comer, antes de que Saya olvide que debe pagar la comida
- ¡No perdí!
-Tampoco ganaste- Y aunque Saya inició una serie de reclamos y gritos, Hanako levantó una mano para pedir un momento de silencio y sonreír -Y este momento también tiene que durar para siempre
-Hecho- Respondió Saya sonriendo, sintiendo el nudo en la garganta mientras Hanako pasaba su brazo por los hombros de su hermana, atrayéndola cerca y caminando hacia la salida, riendo y charlando sobre la pelea.
…
La alarma había sonado, saco su brazo de entre las cobijas y la apago, volviendo a acomodarse, no reaccionando por completo al hecho de que se encontraban en el mundo humano. Sentir la cálida piel que le acompañaba, la suavidad, y… y… ¿Qué?
Las cobijas salieron volando de un momento a otro, encontrando su mano sobre el vientre desnudo de la chica, quien le miraba con los ojos violeta brillando, con el rostro inexpresivo, y de un momento a otro, la mano del albino había terminado envuelta en diamante, el cual llegó hasta el antebrazo.
Bueno, esa no era la manera en que hubiera querido despertar.
-Lo lamento tanto- Dijo ella deshaciendo el diamante del brazo del chico, el cual se manifestaba en forma de destellos en el ambiente -Tuve pesadillas y sentir tu mano… y… perdona…
Tenía las mejillas al rojo vivo, el rostro hacia otro lado y temblaba.
-Oye, no tienes nada porque preocuparte- Él la tomo por los hombros, abrazándola -Vamos, tenemos trabajo que hacer
No era como que esas palabras la alentaran a salir de su letargo, pero se movió por inercia, se alistaron y desayunaron, saliendo de casa, esta vez, llevaba una bufanda para ella misma, botines y mallas para cubrir sus piernas del frio.
Tōshirō la había llevado por otros caminos ¿Cuánto tiempo había pasado en esa ciudad? Ella no conocía del todo el lugar, pero se sorprendió de encontrar cosas nuevas. Una alerta, algo que no estaba planeado, algo con lo que el albino tuvo que lidiar, la velocidad de la chica en su gigai.
-Están desapareciendo…- Dijo al momento de detenerse en una calle, solitaria, mirando para todos lados -Los diamantes… ellos… se fueron…
- ¿Qué dices?
-Solo se llevaron los diamantes- Murmuró, haciendo cálculos en su mente -Consumieron el reiatsu, y se fueron…
- ¿Cuántos? – Preguntó el chico, aunque la verdad no tenía idea de cuantos diamantes podía producir con sus poderes -Aproximadamente…
-Tengo la ciudad dividida en cuatro secciones, cada sección la conformo de unos cincuenta diamantes, de los doscientos diamantes se llevaron todo el cuadrante dos…- ¿Debían preocuparse? Probablemente -Estoy comenzando a dudar en si mi habilidad funciona o no, que tal… ¿si solo los estoy alimentando?
-No, no pienses eso…
El rostro de Asami dejo ver la sorpresa, cubriéndose la boca con una mano, mirando con terror a su novio.
-Desaparecieron…- Hitsugaya también la miró, con pánico implícito en sus facciones -Todos mis diamantes desaparecieron…
Un segundo fue suficiente para que ambos salieran de sus gigai, dirigiéndose a donde ella pudo sentir la última desaparición de sus diamantes; estaban muy cerca de la vieja escuela de Ichigo, algo que no sorprendió al capitán.
Asami miraba a su alrededor, buscando algún indicio de los enemigos, pero no había nada de momento, no podía sentir nada, hasta que algo la lanzara contra el piso. Los ojos de Hitsugaya se concentraron en las dos figuras humanas; había dos senshis frente a él, quienes se habían atrevido a golpear a la chica.
- ¡Asami! – Obviamente corrió en su auxilio, ayudándola a ponerse de pie, sintiendo la baja en su reiatsu muy drásticamente -Oye, ¿estás bien?
-Si, pero me tomaron desprevenida- Pudo sentir su poder disminuir, suficiente era lidiar con las restricciones para que estos sujetos vinieran a quitarle más poder, luego vieron a unos cuantos genzanki acercarse a ellos mientras se dividían -Perfecto, más problemas
-No te contengas, pelea con todo lo que tienes desde el inicio
Asami había tomado a uno de los senshi, quien trataba de golpearla directamente, sin embargo, esta se defendía únicamente con fragmentos de diamante que la rodeaban y que acumulaba para evitar los golpes directos; estos desaparecían luego de cada golpe, ya que eran absorbidos.
-A este ritmo… terminará con mi reserva- Murmuró la chica para sí misma, concentrando su reiatsu para el siguiente ataque. Aún no liberaba su zanpaku-tō, algo que mantenía al albino al filo de la histeria -Ochīru, Daiya Kōu…
¿Cómo podía liberar su Shikai teniendo la espada aún envainada? ¿Cuántos secretos más podía ocultar?
- ¡Desenfunda! - Gritó el chico, viendo como ella recibía un nuevo golpe, viendo sus diamantes desaparecer - ¿Estás loca?
-No, pero Hanako y yo funcionamos de forma diferente- Respondió ella, bloqueando los golpes una y otra vez, viendo la lenta disminución de su poder -No puedo darte los detalles de momento, pero tienes que confiar en mi…
¿Confiar? ¡Claro que confiaba en ella! Pero estaba preocupado por su integridad física, por su amor, su novia, su… ¡Argh! ¡Qué difícil era mantener sus sentimientos a raya!
-Contacta con la división doce, pide la liberación de las restricciones- Habían logrado ponerse espalda con espalda, Asami se había sorprendido por esa petición -No vamos a poder derrotarlos con nuestro poder actual…
-Entendido…- Está vez llevaba una diadema oculta entre su cabello, la cual sonaba con algo de interferencia, pero con presionar un botón, la frecuencia se activó -Habla la tercer oficial Asami Yamamoto, solicitó la liberación de las restricciones de poder
-Entendido oficial Yamamoto, espere a recibir la confirmación…
El senshi frente a ella había sacado un par de chacos, los cuales movía ágilmente de un lado para otro, los extremos libres se dirigieron velozmente hacia la chica, quien los bloqueó con sus diamantes.
- ¿Está tratando de sacar más reiatsu de mí? - Bueno, no iba a quedarse con la duda, por lo que bloqueo todos y cada uno de sus golpes, sintiendo el súbito bajón de poder y desenfundando su espada esta vez -Creo que es suficiente…
Las manos le temblaban, aquel senshi si había bajado las reservas que utilizaba para crear diamantes más rápido, por lo que, el uso de la zanpaku-tō ahora era su mejor opción.
No era una luchadora tan hábil como Saya, había tomado su respectiva disciplina en hakuda por no quedarse atrás y había terminado por convertirse en su forma favorita de combate.
Había terminado liándose a golpes directos con el senshi, sintiéndose cada vez más cansada por la absorción de reiatsu y, a parte, el tener que frenar a los genzanki que aparecían para querer picarlos con sus aguijones; había matado a dos, pero aún quedaban unos cuantos.
Por su parte, Hitsugaya tenía ya solo la mitad de la última flor de su bankai, pero entre el hecho de tener que evitar los golpes y el poco reiatsu que ya le quedaba, verla desenfundar le alivio solo un poco.
-Si tengo que recurrir a eso, lo haré, pero estos enemigos son mucho peor que la senshi que Hanako enfrentó- Claro, debía corroborar el mismo ese dato, y sí que lo estaba haciendo -Maldición, sí que es una misión suicida…
El senshi pareció desenfundar algo, a simple vista, parecía una wakizashi, pero no iba a investigar eso, por lo que se concentró en continuar esquivando o, en su defecto, bloqueando.
¿Cuánto más iba a durar ese robo de poder? Bueno, la pregunta quedó en su mente, ya que el senshi había logrado asestar el golpe que lo llevaría a crear una distracción para que su compañero pudiera también derribar a su contrincante.
Obviamente, Asami había visto tal golpe y la sangre brotar del cuerpo de su novio, sus ojos mostraron la sorpresa, pero su cuerpo también había recibido un golpe que haría que le quitaran mucho más reiatsu del que pudo haber imaginado.
-Maldita sea- Masculló ella, poniéndose de pie y viendo como ambos senshi se colocaban frente a ella - ¿Por qué tarda tanto la división doce?
…
Bueno, tal vez si el capitán de la doce no estuviera tan interesado en las hermanas, no estaría retrasando la confirmación de la liberación. Sentado en su silla, observaba como el reiatsu de su colega, el capitán de la décima disminuía drásticamente luego de ese golpe.
-Señor, la liberación…
-Aun no, ella ni siquiera ha utilizado el bankai- Dijo el aludido mientras golpeaba su mejilla con el dedo índice -El capitán Hitsugaya está herido, quiero ver que puede hacer esa chiquilla
La barra de poder disminuyó, pero se estancó en un nivel en el cual, para cualquier capitán sería casi como la muerte, había perdido más reiatsu que el albino, pero parecía seguir en movimiento.
-Si no liberamos la restricción perderemos al capitán Hitsugaya- Mayuri hizo una mueca de desagrado -Capitán…
-Hagan lo que quieran, de to…- Sus palabras fueron acalladas, las gráficas de la menor de las Yamamoto subieron de golpe - ¿Qué está haciendo? Asakura…
-No lo entiendo señor, no sé qué hizo la oficial Yamamoto para recuperar su poder- Las teclas se oían en eco, el capitán perdía la paciencia mientras el resto esperaba por la autorización de la liberación -No… no parece haber nada fuera de lo normal señor, es como si hubiera extraído ese poder de algún lado
Chasqueó la lengua entre los dientes mientras observaba la barra subir y bajar constantemente, masculló algo, y luego se puso de pie.
-Liberen las restricciones, luego me encargo de eso…
Todos se pusieron a teclear, y el encargado de la notificación pasó el mensaje.
…
Después de ver a su novio caer, lo único que le había quedado a la chica era pelear sola mientras trataba de ayudarlo. Un empujón y todo su poder había sido prácticamente absorbido; había cerrado los ojos, lista para el impacto, sin embargo, se dio cuenta de que alguien la había atrapado al aire, evitando así el golpe.
-Ahora el gotei hace uso de niños para enfrentarse a monstruos como estos- El hombre miraba con desprecio a los senshi, mientras mantenía a la joven pegada a su pecho; chasqueó la lengua, alejándose del alcance de los senshi y reuniendo a la chica con el albino -Oye, niño… ¡levántate!
Con torpes movimientos, Hitsugaya pudo levantarse, congelando la herida para no seguir sangrando, Asami se acercó a él, comenzando a sanarlo.
-Te dije que no te confiaras…
- ¿Me lo está diciendo mi capitán que fue herido? - Bufó, mirando a los senshi acercarse a ellos -No puedo sanarte mientras ellos estén presentes, me hare cargo de ellos
-Espera… ¡Asami! – Ella ya había salido corriendo para enfrentarse a los senshi, entonces el albino sintió que desfallecía cuando solo le quedaba un solo pétalo de flor - ¿Qué haces aquí Grimmjow? ¿Urahara te envió?
-Tsch, no tengo interés en arriesgar la vida por escoria como ustedes, solo vine a echar un vistazo- El albino pudo ver que llevaba ropa civil, probablemente Urahara había conseguido la manera de hacerlo entrar en un gigai, aunque no estaba seguro de que lo fuera -Esa niña es bastante poderosa, que emoción, no había sentido un reiatsu así desde que me enfrentara a Ichigo…
-No es una niña, y si, es bastante poderosa- Sonrió, feliz de poder hacer alarde eso -Y es mi novia…
En efecto, Grimmjow no movía un solo dedo, admirando la pelea mientras ambos pudieron sentir le súbito aumento de poder en ella, que había vuelto a igualar la velocidad de los senshi con su diamante, haciendo aparecer una y otra vez aquellas finas lanzas que dominaba a diestra y siniestra.
-Oficial Yamamoto, la restricción será liberada en cinco minutos…
-Entendido- Alcanzó a responder, antes de bloquear un ataque doble que absorbió más reiatsu -Capitán, cinco minutos para la liberación…
-Se tardaron demasiado…- Cayó de rodillas, agitado, cansado, la sangre había dejado de bullir en su pecho ¿Qué estaba pasando? -Tsch, odio hacer esto…
Grimmjow observó como las alas cubrieron lentamente el cuerpo del albino, impidiéndole ver que era lo que le sucedía o por qué decía aquellas palabras. Por otro lado, Asami apenas fue capaz de ver como las alas de Hyōrinmaru cubrieron a su novio, provocándole mayor preocupación.
-Ya me cansé de ustedes…- Creo una lluvia infinita de diamantes que azotó contra los senshi, impidiéndoles acercarse, esto asombró al peli azul, que miraba desde abajo como la chica hacia frente a estos enemigos -Estos son los cinco minutos más largos de mi vida…
Los diamantes se intensificaron, y aunque alguno que otro si lograba acertar al cuerpo del enemigo, este no parecía sangrar o mostrar dolor físico real ¿Qué demonios eran estas cosas?
-Diez, nueve…- Se escuchó en su comunicador, dándole la señal de que estaba cerca de librarse de la restricción -cinco, cuatro, tres…
-Dos… uno…- Pudo ver el narciso aparecer en su pecho izquierdo, soltando un suspiro por sentir su poder al cien por ciento, o al menos, lo que quedaba de él -Bien…
[Bleach OST 3-Nube Negra]
-Liberación exitosa…
No era momento de pensarlo un segundo más, por lo que tomó firmemente su espada y comenzó a dar paso a la liberación de su bankai.
-Bankai… Mōmokuteki ni kagayaku, Daiya kōu…- La liberación había hecho entrar en frenesí a los genzanki que esperaban pacientemente a hacer su acto más dramático, acercándose a la chica sin miramientos, pero, entonces, todos fueron cristalizados sin que ella hubiera hecho o dicho algo -Ahora sí, ninguno de los dos escapara a las garras del dragón.
Desapareció, simplemente había desaparecido, comenzando a golpear a sus enemigos desde diferentes ángulos. Grimmjow observaba, asombrado del poder que emanaba de esa niña, aunque bueno, tal vez no era el término que se le había permitido.
- Arco de Diana, flechas de caza- Las flechas que normalmente aparecían entre sus dedos no lo hicieron esta vez, sino, que ahora lo hicieron alrededor de ella, por todos lados, y luego salieron disparadas hacia los senshi, quienes las esquivaban y absorbían - ¿Cuánto pueden soportar?
Estaba segura de que uno de los senshi había absorbido más poder que el otro, por lo que no sabía cuál reaccionaría a su poder de la manera que ella lo deseaba.
Mientras tanto, las alas de Hitsugaya desaparecían lentamente, dejando ver a un joven mayor, sorprendiendo al chico que se encontraba a su lado.
-Jo, esto es interesante…- Masculló al momento de ver la pelea entre la chica y los senshi, con las manos en los bolsillos -Parece que has recuperado tu poder
-Debo ayudarla, o no será capaz de vencerlos ella sola- Comentó el albino, apoyado aún en el piso con una rodilla y la otra alzada, recargando ahí su brazo y viendo a la chica pelear -Se ha comportado de manera formidable, pero ya es hora de que aligere su carga
Tōshirō observó su cuerpo recubierto de diamante, garras, cola, alas y aquella corona de diamantes y cuernos que adornaba su cabeza. Pero pudo ver algo que casi no era notorio, alrededor de su cuerpo, había una serie de flores que recorrían el diamante, pero que de pronto, una desapareció.
Esto llamó su atención, por lo que se puso de pie para ir en ayuda de su damisela.
En sí, Asami no tenía problemas contra los senshi, ya que más bien, estaba tratando de asemejar lo que Hanako había hecho con la senshi, llenar de su reiatsu a su enemigo y acabarlo por dentro, aunque no estaba del todo segura de que eso fuera a funcionar, ya que el poder destructivo de Hanako era mucho más veloz que el de ella.
Un movimiento en falso la hicieron ceder ante un golpe, haciéndola retroceder, pero unas manos la sostuvieron; alzó el rostro, viendo con sorpresa al rostro de… de… ¿Quién? Esperen, el reiatsu era…
- ¿¡Tōshirō!? – Exclamó sorprendida, girándose para verlo - ¿Qué demonios pasó?
-Te lo explicare más tarde- Llevaba el kosode abierto, el sash en su cadera sosteniendo su hakama, que le llegabas casi a las rodillas, bueno, no podía perder la razón de las ideas en ese momento -Andando, acabemos con estos senshi
El impacto de la patada del senshi contra el brazo de Hitsugaya había desplegado una onda de poder que la tomó por sorpresa, y si, había absorbido una parte de su poder, pero pareciera que esta vez no le afectada tanto como al principio.
En ese lapso, Asami pudo ver como ese senshi tenía una pierna un tanto cristalizada, por lo que procedió a realizar su ataque.
-Dame unos minutos, puede que atrape o acabe con uno de ellos- Anunció la chica, concentrando su poder en la espada -Confío en ti…
- ¿Aun me vas a dar más sorpresas? – Sonrió, tomando a Hyōrinmaru con una mano y deteniendo otro golpe del otro senshi -De acuerdo, tiempo concedido…
Hitsugaya comenzó a pelear contra ambos senshi, estando a la par de ambos, tratando de disminuir el daño y robo de su reiatsu; mientras, Asami veía como la pierna de uno de ellos seguía cristalizándose, algo que lo hizo detenerse cuando su rodilla quedó inmovilizada.
-Perfecto…- Abandono su postura y se dirigió a ese senshi, entrando en combate directo, dándole más y más poder, haciendo que, ahora, fuera uno de sus brazos los que se cristalizara -Un poco más…
- ¡Si no lo acabas ahora, él va a terminar contigo! - Le grito Hitsugaya, congelando el brazo del senshi para que no lo alcanzara - ¡Asami!
- ¡Ya lo sé! Pero no es fácil concentrar el reiatsu y cristalizarlo a la vez- Mantenía la espada lejos del senshi, aun concentraba poder mientras peleaba; pero el cuerpo de quien la sostuviera por primera vez volvió a aparecer, Grimmjow estaba frente a ella - ¿Qué?
-Si no terminas de reunir el poder suficiente, morirás niña- Dijo petulante el hombre mientras sonreía, portando su tradicional ropa blanca, dejando ver el hueco en su estómago -No tenía ganas de pelear, pero seré condescendiente esta vez
Grimmjow comenzó una batalla contra el senshi, frenando sus golpes con la espada, por lo que Asami aumento el flujo hacia la espada, haciendo que dos flores más desaparecieran; a los ojos del albino, eso no parecía nada bueno.
La presión que Hitsugaya ejercía sobre ella era suficiente como para poder descontrolar sus emociones, debía serenarse mientras se concentraba en el poder que reunía, o nada iba a salir bien.
-Listo…- Murmuró para ella misma, mirando brevemente el combate entre Grimmjow y su enemigo, adelantándose por mucho al peli azul y clavando la espada al centro del senshi -Prisión diamantina…
El susurró hizo que el diamante se extendiera desde el pecho hasta el exterior, encerrándolo en una perfecta esfera que lo dejó inmóvil.
-Uno menos…- Se apoyó en una rodilla, tratando de recobrar el aliento mientras Grimmjow se acercaba a la esfera, curioso - ¿Puedes auxiliar a Tōshirō en lo que me recupero? Por favor…
-Yo no sigo ordenes de un shinigami…- Mascullo el chico, viendo la resignación en el rostro de la chica, que comenzaba a ponerse de pie, con pesadez ¿En qué momento se había vuelto tan blando? -Tienes dos minutos…
Desapareció, volviendo a apoyarse en su pierna, mirando de reojo al senshi que había logrado aprisionar.
Hitsugaya observó con alegría como había cedido el senshi ante el diamante, bueno, la misión estaba completada, pero aun tenían un problema.
-Ahora solo es terminar con este- Masculló, sintiendo el poder de la chica reponerse, esperando el movimiento de su enemigo, viendo a Grimmjow aparecer a su lado -Creí que no querías pelear…
-Tu chica tiene algo interesante- Soltó el otro, haciendo que el albino lo mirara con los ojos entrecerrados -Tiene dos minutos para venir a ayudarte o seré yo quien acabe con ella
Tōshirō sabía cuánto podía confiar en ese Espada, aquello eran puras mentiras, por lo que ambos comenzaron a atacar al senshi, sintiendo como el poder les faltaba poco a poco. Obviamente que Grimmjow sabía de los senshi por Yoruichi y el niño, pero nunca había interferido en una batalla contra ellos.
Por su parte, Asami se había puesto de pie, observando la pelea, viendo lo difícil que sería derrotar a ese senshi, por desgracia, no podía darle más poder y hacer lo mismo, por lo que era más fácil acabar con él.
Asami retiro el kosode, dejando ver que llevaba un top negro que cubría su pecho, también retiró su manga de licra, dejando ver su tatuaje.
-Jigoku hana- Su reiatsu se alzó nuevamente, llamando la atención del senshi, pero no nada más de él, también de Tōshirō y de Grimmjow, quienes quedaron asombrados por lo abrumador que resultaba el poder -Cuentas pendientes…
Murmuró, varios diamantes de color rojo aparecieron en el cielo, los cuales estrellaron en el cuerpo del senshi, quien no pudo absorberlos esta vez, eran tan sólidos y firmes, que le provocaron dolor, al menos por cómo se retorcía.
-Ya no puede absorber más poder, está en su límite- Murmuró la chica, de pie, viendo al senshi retorcerse en el aire -Acabemos con esto de una vez…
¿Cómo? No lo sabía, pero justo cuando ella hubiera alzado su espada, el senshi se apoyó con ambas manos en la superficie palpable y se enderezo, viéndola a los ojos, esto no la hizo flaquear, solo avivó el poder que yacía en ella.
-Florece desde el interior…- La punta señalaba al senshi, quien comenzaba a rodearse de finas líneas de diamante rojo -Flor del infierno…
El resplandor los cegó, pero el senshi continuaba dando batalla, mientras que ella se mantenía firme, hasta que la mano de Tōshirō se posó sobre la de ella, afianzando el agarre y proveyéndola de apoyo.
-Te daré una mano- El reiatsu del albino fluyó, combinándose con el de la chica, haciendo que el senshi se congelara de inmediato, ella blandió su espada, despedazándolo por completo -Se acabó…
Asami se giró rápidamente hacia él, utilizando su kidō curativo para cerrar la herida de su pecho. El pudo ver por vez primera el tatuaje que recorría su cuerpo, un dragón que nacía desde su antebrazo izquierdo y subía hasta la espalda, rodeando su cuerpo.
-No creí que fueras fanática de los tatuajes- Dijo burlonamente el albino, notando como una flor más desaparecía - ¿Qué tienen que ver con tu poder?
-Cierra la boca ahora, necesito concentrarme, antes de que las restricciones regresen- Grimmjow bufó divertido, sobre todo, por cómo alguien tan pequeña podía dominar al capitán -Gracias por tu ayuda, pero tengo otro favor que pedirte… ¿Nos ayudarías a llevar a ese senshi a la tienda de Urahara?
- ¡Ja! Que ingenua…
De una u otra manera, Grimmjow había terminado por ayudarles, Asami había cerrado la herida de su pecho, dirigiéndose así con el tendero, quien le ofreciera un poco de ropa a la medida del capitán.
-Lamentablemente no tengo un gigai a su medida- Fueron las palabras del tendero al verlo salir de la habitación, colocándose el haori sobre sus hombros -Pero me alegra ver que la ropa le quedó a la medida
-El gigai no tiene tanta importancia, hemos librado esta batalla por muy poco- Asami yacía a su lado, se le veía cansada, más de lo normal, luego de que las restricciones volvieran, esto se hizo más presente en ambos -De momento solo queremos descansar, lo más probable es que mañana volvamos a la sociedad de almas
-Lo veo conveniente, después de todo, llevan un gran botín para la doceava división- Urahara dirigió la vista a la chica, quien pareciera caer dormida en cualquier instante -Joven Asami, lo ha hecho de maravilla…
- ¿Eh? Ah, si… yo… gracias- Fue lo único que alcanzó a decir, tomando la taza de té que Tessai dejó frente a ella para dar un sorbo; valeriana -Gracias, Tessai-san…
No sabía que tanto habían hablado su capitán y el tendero, el té había hecho efecto, relajándola más de lo que ya estaba por el cansancio, tanto, que Tōshirō tuvo que llevarla en brazos hasta la casa.
-Oye, mírame…- Le dijo a la chica al verla perdida en sus pensamientos - ¿Te sientes bien?
-Sí, todo está bien, yo…- La palabra quedó suspendida en el aire, mientras ambos se miraban a los ojos, mientras su mano recorría la piel de su mejilla, sintiendo la suavidad de siempre, encontrando en sus ojos el refugio que necesitaba, en su pecho, en sus brazos -Aun quiero explicaciones… pero no ahora… solo… quiero que me abraces…
-Con mucho gusto…
[Carlos Rivera – Te esperaba]
Ambos se tumbaron en la cama, mientras el soltaba su cabello, deshaciendo la trenza en la que siempre solía llevar su cabellera, acariciando sus mejillas, verla hecha un ovillo entre sus brazos le aceleró el corazón, porque por primera vez, podía ser el quien la protegiera de esa manera.
- ¿Te sientes mejor? – Asintió, estirándose un poco y mirándolo a los ojos, permitiéndole rodearle la cintura con sus brazos, mientras ella recorría nuevamente sus facciones; esto le hizo soltar un bufido divertido -Estas demasiado curiosa…
-Estoy disfrutando esto, es todo…- Sonrió, acercando su rostro al de él, besándolo lento, despacio, permitiéndose grabar aquella sensación en su memoria -No todos los días descubres que puedes tener dos en uno ¿sabes?
Una carcajada que le alivió el alma, que la hizo recargar energía, que le hizo disfrutar el estar ahí, entre sus brazos, por lo que se aferró a su cuello, plantando en sus labios un beso más feroz, más salvaje, uno que despertó en ambos la chispa de algo más.
Sus manos recorrieron los brazos de ella, mientras sus dedos traviesos se colaban por el kosode, bajándolo hasta los codos, acariciando la piel desnuda, sintiendo como se le erizaba. Por qué las caricias habían dejado de ser suaves para convertirse en traviesas, porque las manos de ambos comenzaron a despojarlos lentamente de sus vestiduras, porque de un momento a otro, estaban frente a frente, recostados, mirándose a los ojos.
-Temí perderte, estaba muy asustado- Asami negó con la cabeza, acariciándole el rostro, tomando su mano, y él pego su frente a la de ella -No quiero sentirme así, y si tengo que recurrir a esto cada vez que peleemos juntos, lo hare
-Tōshirō, es que no tienes por qué hacerlo…
-Si, si tengo- Dijo tajante, firme, pegándola a su cuerpo, sintiendo la suave piel, el calor de sus cuerpos interactuar, el latir de sus corazones -Por qué no sabes cuánto tiempo espere por algo más que solo una misión, un combate. Por qué no esperaba que alguien llegara así de repente a mi vida, tan vivaz y…
Se había deslizado a besarlo de nuevo, mordiendo su labio, sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca, adentrando sus dedos entre el cabello de la nuca, afianzando el beso, permitiéndole recorrer su espalda, dejándole pasear los dedos por la piel desnuda, permitiéndole ir más allá de solo sus caderas.
Que fácil era levantarla y colocarla sobre si, obligándola a sentarse sobre su cuerpo, teniendo una vista maravillosa desde su posición, sonriendo, apoyándose en sus codos para besarla ¡Que fácil era todo siendo mayor!
Pero sus cuerpos pedían más, más caricias, más besos, más de todo, porque ahora estaban fundiéndose en uno, entregándose al otro, porque el dolor desaparecía, sus uñas liberaban la presión en su espalda, dejándole un leve ardor que dejó de incomodarle mientras se deleitaba con su cuerpo, con sus curvas.
El movimiento de sus caderas aceleró ¿En qué momento había comenzado a ser aquello tan placentero? Bueno, su cuerpo expresó lo que su mente no era capaz de procesar, no al menos con la velocidad en que llegó; porque sus cuerpos se tensaron, llegando al punto máximo del momento, perdiendo el aliento, las fuerzas en los brazos, sintiendo que el corazón se les salía del pecho.
Tenía los ojos cerrados, buscaba sus labios mientras los mechones de su cabello le picaban la nariz.
-Me haces cosquillas- Se quejó ella, agarrando su rostro entre sus manos y plantando un beso en sus labios, mordiendo por última vez su labio inferior -Gracias…
Sonrió, descendiendo para besarle el cuello, para escucharla gemir una última vez, para dejar una huella ahí, en su territorio. El cardenal no se veía casi, al menos, no en la oscuridad, por lo que, triunfal, se quitó de encima de ella y se recostó a un lado de ella, cobijándola con sus brazos, rozando su cara contra la de ella, buscándola, haciéndola reír.
Ambos se quedaron en silencio unos momentos, disfrutando de la tranquilidad de la noche; el acariciaba la suave piel, delineando la pronunciada curva entre sus costillas y su cadera, provocándole cosquillas.
Al cabo de un rato, ambos sucumbieron al cansancio, descansando, encontrando la paz en sus brazos, porque, de alguna manera, había logrado encontrar consuelo en ella, jurándose a sí mismo, mantener la cabeza fría cuando el momento lo requiriera.
…
Después de comer y de ese intenso entrenamiento, Saya había caído profundamente dormida, probablemente, por le uso tan feroz de sus habilidades, algo que realmente no solía hacer desde hace mucho tiempo, porque lo que Hanako le permitió descansar, pero ella, no.
No cuando entrenaba todos los días con Hisagi el combate cuerpo a cuerpo, y ahora, que habían terminado, salían de la división para volver a casa algo tarde.
Se habían refugiado bajo un puente, las gotas comenzaban a caer con mayor frecuencia, la noche había refrescado muchísimo, pronto el suelo estuvo cubierto por el agua y los tenientes no tuvieron otra opción más que detener su andar por el Gotei, Shūhei había decidido acompañar a Hanako un rato luego del entrenamiento con la excusa de visitar a Hogo, pero la lluvia les había obligado a refugiarse.
Hanako estaba recargada en la pared, abrazando su vientre, mientras Shūhei se había acercado al borde, el límite en el que todavía estaba a salvo de la lluvia. La tormenta estaba muy cerrada, las gotas eran gruesas, la cantidad de agua cayendo era impresionante, parecía más un diluvio que una lluvia veraniega, y el viento arreciaba a cada momento, así que el shinigami suspiró esperando que el viento se llevara las nubes de tormenta.
Se habrían enfrascado en una ronda de incómodo silencio, pero un rayo partió el firmamento iluminando cada rincón del gotei, seguido de un trueno que retumbó con violencia, cimbrando el lugar.
No, el ruido en sí lo tomó por sorpresa, pero no fue lo que hizo a Shūhei girar a toda prisa para encarar a su compañera de entrenamiento, fue el grito agudo, estrangulado, que la chica profirió lo que le hizo volver la mirada.
Hanako estaba doblada sobre sí misma agachada tan cerca del piso que podría fundirse con las sombras, cubriendo sus oídos con ambas manos, hecha bolita y temblando tan fuerte que era visible en la oscuridad. Y aunque al principio pudo creer que se debía al hecho de que Hanako parecía haber hecho voto de pobreza e ir descalza todo el tiempo, pronto el shinigami se dio cuenta de que había mucho más detrás de aquello.
Hisagi corrió hasta su lado y se agachó, poniendo una mano en su espalda, dudando entre hablar o callar, preguntándose cómo apoyar a su compañera.
¿Esta era la teniente demonio de la que todo el mundo estaba tan asustado?
Sollozó. Hanako profirió un sollozo que llenó el lugar, un sonido tan trémulo que no fue capaz de alzarse sobre los aullidos del viento, pero que logró partir el corazón de Hisagi en aquel gesto.
(Crawl (Carry me through) - Superchick)
-Hanako...- Murmuró el teniente abrazando a la chica, sorprendido porque los brazos de la shinigami pronto se cerraron en torno a su cintura y ella hundió el rostro contra su pecho, en busca de un refugio - ¿Qué pasa?
Toda la imagen de teniente demonio se desmoronó en ese instante. Las capas y capas que había construido para dejar fuera a todo el mundo se desvanecieron cuando el siguiente trueno retumbó contra sus oídos, porque el pánico la hizo aferrarse con más fuerzas a la ropa del muchacho que ahora la acunaba sobre su regazo, meciéndose atrás y adelante para tratar de sosegarla.
- ¿Qué pasa? - Repitió el teniente, despejando el rostro de Hanako para mirarla a los ojos.
Sus mejillas estaban cubiertas de lágrimas, su mirada era de pánico, temblaba de pies a cabeza y miraba a Hisagi como si estuviera debatiendo entre recurrir a su autocontrol y recuperarse, o confiar en que él sabría contenerla.
Un nuevo trueno surcó el cielo, Hanako se tensó en su sitio, pero no soltó la mirada de Shūhei, y fue en ese momento que el muchacho comprendió que Hanako no tenía miedo de la tormenta, había algo más oculto entre sus ojos.
El muchacho suspiró antes de poner su mano en la cabeza de la chica y obligarla a pegar el oído contra su pecho antes de pasear con parsimonia sus manos por el cabello de la shinigami.
-No sé qué esté pasando por tu mente en estos momentos- Murmuró Hisagi antes de depositar un beso suave en la coronilla de la teniente -Pero quiero que sepas que no estás sola, no tienes que enfrentarte sola a tus demonios. Al menos esta noche, permíteme dar tregua a nuestra guerra para acompañarte contra esto
Un nuevo trueno surcó el cielo, pero Hanako no pudo escucharlo por encima del latido de Shūhei, la chica se había quedado pasmada ante sus palabras.
¿De verdad era tan sencillo leerla?
Porque cada noche de tormenta, cuando los truenos y rayos partían el firmamento, la mente de Hanako viajaba inmediatamente a la noche en que le había dado las malas noticias.
Ella solía amar las noches de tormenta, solía adorar la forma en que todo se iluminaba tan efímero, tan irreal, cuando los rayos mataban las sombras de la noche profunda, solía pasar horas sentada frente a su ventana (hasta que el sueño la vencía) analizando los patrones irregulares que aquellas descargas eléctricas pintaban por todo el firmamento. Pero había sido una noche de tormenta en la que le habían dado la noticia de la muerte de sus padres, de su hermano.
El pánico de no volver a verlos, la desesperación de saber que no había cuerpos, la rabia de sentirse traicionada por uno de los capitanes en quienes había confiado durante toda su vida, todo ese cúmulo de emociones se liberaron cuando el siguiente trueno quebrantó el golpeteo de la lluvia y le permitió caer de rodillas, hecha un mar de lágrimas. Ni el diluvio que caía fuera de su casa pudo compararse con la cantidad de agua que ella lloró esa noche.
Y desde esa tormenta, no volvió a sentarse frente a la ventana cuando los truenos plagaban la noche, porque cada uno de esos ruidos atronadores le traían de regreso las palabras exactas, las malas noticias.
-Tregua- Murmuró Hanako comprendiendo por fin que Hisagi hablaba de olvidar por una noche que eran rivales para acompañarse en ese momento en que ella estaba tan vulnerable.
Una tregua no sólo implicaba contar con un aliado para esa batalla interna, implicaba que Hisagi no la molestaría jamás con nada de lo que ocurriera esa noche, guardaría el secreto convirtiéndose en un confidente y guardián de su secreto más grande.
¿Estaba dispuesta a confiar en él?
-De verdad- Insistió el shinigami con una sonrisa amable- Nadie merece estar solo cuando se enfrenta a sus peores demonios. Honestamente, si quieres contarme o no al respecto, no importa tanto. Estoy dispuesto a quedarme a tu lado. Aún sin saber a qué nos enfrentamos, estoy contigo hasta el final.
La chica sintió algo tibio creciendo en el centro de su pecho, como si aquellas palabras fueran la promesa de que todo iría bien, así que bajó un poco la guardia y suspiró, aterrorizada, considerando que, tal vez, de verdad estaba a salvo entre los brazos de Hisagi Shūhei.
-No me gustan las noches de tormenta- Musitó la chica sintiendo que el calor del cuerpo de Shūhei la invadía, ¿de dónde había salido la congruencia para hablar? Pero sus palabras fueron ruidos apenas inteligibles que Hisagi tardó en procesar para comprender.
- ¿Te da miedo?
-Amaba las noches de tormenta...- Confesó acurrucándose mejor, permitiendo que los brazos fuertes de aquel shinigami la protegieran del frío que manaba de su interior -Pero mis padres...- Volvió a sollozar encogiéndose en su sitio y todo cayó en su lugar.
Hisagi apretó con fuerzas el cuerpo de Hanako en sus brazos, pegando su boca a la coronilla de la chica, suspirando con tristeza antes de sonreír ante una idea.
-Esta noche de tormenta no es tan mala- Murmuró inclinando el rostro, buscando los ojos de Hanako con aquel gesto -De verdad
- ¿Por qué lo dices? - Cuestionó la chica con voz trémula y el entrecejo fruncido, antes de volver a encogerse en su sitio por el ruido de otro trueno.
-Cualquier otra noche no me habría permitido acercarme tanto
Recibió un golpe en el estómago por ese comentario, golpe que llegó sin mucha fuerza puesto que la chica trató de contener el sonrojo de sus mejillas y volvió a ocultar el rostro, esta vez entre el cuello y hombro de Shūhei, como si ese sitio hubiera sido diseñado exclusivamente para contener sus miedos.
-Baka- Murmuró la teniente mientras Hisagi volvía a hundir sus manos en el cabello de la chica, consiguiendo que relajara lentamente su tensión.
-De verdad, esta tormenta no es tan mala ya que te tengo entre mis brazos —ante el silencio de la chica, Shūhei sonrió pegando la mejilla contra la cabeza de Hanako y suspiró antes de añadir: -Te tengo en mis brazos y escúchame bien, Yamamoto Hanako, pase lo que pase, no voy a soltarte
-Shu... Hisagi...- Murmuró Hanako, presa de su propia tormenta interna.
-Sé que es una tregua momentánea- Admitió el muchacho en medio de un suspiro, acariciando la espalda de Hanako y sonriendo al percatarse de que parecía estar más relajada -Pero al menos en lo que dure, déjame escuchar mi nombre entre tus labios...
El siguiente rayo que partió el cielo iluminó el lugar el tiempo suficiente para que Hisagi se percatara del leve rubor en las mejillas de la chica, y ampliara su sonrisa, pero el trueno que siguió a esa descarga de electricidad, lejos de aterrorizar a la teniente, consiguió que Hanako sintiera algo romperse en su interior.
Hacía tiempo venía siendo cierto que ella sentía algo por el teniente de la novena, y permanecía reacia a admitirlo en voz alta, pero se había descubierto a sí misma contando los minutos que restaban para su siguiente enfrentamiento contra Hisagi, como si ansiara los entrenamientos de pelea cuerpo a cuerpo, como si estuviera ansiosa por entregar el siguiente reporte a la novena, como si de verdad aquellos ojos tuvieran más poder sobre ella del que ella creía.
Por primera vez en décadas, el trueno que quebrantó la quietud de la noche no le causó un espasmo de terror, sino que la hizo cimbrarse hasta lo profundo y percatarse de que, irrevocablemente, la tormenta en su interior hecha de pánico y desesperanza, por fin se había apaciguado para dejar un torbellino de ilusiones.
-Shūhei...- Murmuró la chica, consiguiendo que el shinigami suspirara cerrando los ojos, relajándose en su sitio -Esta tregua...
-Te voy a proteger, no voy a soltarte, pase lo que pase
-Más te vale que sea verdad, Shūhei. No me gustan las mentiras
- ¿Por qué iba yo a mentirte, akuma fukutaichō?
-Hanako...- Corrigió ella en un murmullo apenas audible, un sonido casi ininteligible, pero que Hisagi entendió a la perfección.
El teniente sonrió antes de enunciar el nombre de la chica con voz profunda y cadenciosa, como si aquello fuera una caricia: -Hanako.
Hanako se acurrucó un poco mejor, permitiendo que Hisagi la acunara entre sus brazos, y sin darse cuenta en qué momento los truenos se convirtieron en un arrullo, la shinigami se quedó dormida, ajena a la sonrisa soñadora del teniente que la protegía, ignorante de la resolución que había encontrado Hisagi esa noche.
Una semana, tenía máximo el plazo de una semana para confesar de forma clara sus sentimientos a la teniente demonio. Una semana...
Tenía que hablar con Asami.
…
Una noche podía marcar la diferencia entre un mundo y otro, entre un final feliz y un trágico final, pero, lo que esta tormenta había marcado, eran las decisiones que cada uno había tomado al momento de separarse en el camino.
Por que Hanako había decidido volver sola, porque Hisagi no había puesto excusas para ir con ella, y porque esta historia, ahora estaba por cambiar, mucho en sus vidas se vería afectado por este nuevo giro.
Se habría ido a casa, podría haber pedido de favor a Senbonzakura que lo cubriera de la lluvia, pero no pudo evitar sentir curiosidad ante el temblor irregular en el reiatsu que sentía en la distancia. Titilaba como si se tratara de una vela al borde de consumirse, a punto de apagarse bajo la menor de las brisas.
No, debía haber un error ante aquella sensación, o posiblemente estaba entrenando, alguna cuestión que no fuera lo que él creía.
Byakuya se levantó de su sitio y comenzó a caminar, cubriéndose con su paraguas y dirigiéndose al lugar en el que sentía la presencia del reiatsu, que cada vez se hacía más pequeño, como si tratara de ocultarse entre las gotas de la tormenta...
La tormenta...
La tormenta había ido arreciando, la lluvia caía cada vez más y más apretada sobre el Gotei, un equipo estaba fuera de misión, equipo que incluía a Asami, ¿se debería a eso?
No, Hanako era una mujer sumamente fuerte, la había visto pelear y enfrentarse a genzanki, hollows, cualquier dificultad que le pusieras enfrente, ella sabía cómo resolverla y había mostrado desapego e integridad al momento de sugerir a su hermana para encabezar aquella misión nueva, no se preocuparía de más por la más pequeña de sus niñas. Entonces ¿por qué su reiatsu titilaba como si ella estuviese aterrorizada?
Un rayo partió el cielo, el trueno retumbó y la tormenta arreció un momento, pero se calmó un poco al siguiente, como un eco, como un reclamo o una tregua, y el reiatsu de Hanako volvió a titilar mientras se desvanecía entre las sombras, volviéndose indetectable para el Gotei.
O al menos habría sido indetectable para otros, puesto que él sería capaz de encontrar el reiatsu de su protegida bajo cualquier circunstancia, no importando cuán buena fuera ella para ocultarse, Byakuya estaba seguro de que siempre sabría encontrarla. Aunque no se atrevió, ni para sí mismo, a admitir que parte de esa certeza implicaba seguir a su corazón.
El reiatsu de Hanako disminuyó tanto que podría haberse confundido con un vestigio, como una muestra de calor, como el calor que se queda en el vidrio de los bombillos cuando los apagas y ya no hay electricidad ahí, como una prueba de que la teniente demonio estuvo en aquellos pasillos, pero ya se fue.
Pero Hanako seguía allí.
La chica se encontraba recargada contra un pilar, con los hombros encogidos, con la espalda ligeramente encorvada y el rostro vuelto hacia un lado, resguardada de la tormenta gracias al marco grueso, así que Byakuya no pudo evitar sonreír de medio lado, con ironía, con sarcasmo; aunque verla a salvo le dio una paz que no supo (no quiso) nombrar, porque hacerlo implicaría admitir otras cosas, como el hecho de querer romper una promesa. No, no estaba preparado para darse cuenta de lo arrepentido que estaba por haber disuelto el matrimonio arreglado ahora que se había dado cuenta de que estaba enamorado de Hanako. Así que maquillaría su decepción con sarcasmo, como siempre había hecho.
-Así que aquí se esconde la flor más poderosa del jardín- Inició terminando de matar las distancias con ella, percatándose de más detalles como su ropa mojada y la peonia marchitándose en su cabello, reaccionando al cambio de reiatsu en la teniente -Dígame, joven Yamamoto...- El relámpago iluminó todo una fracción de segundo, un rayo partió el firmamento, un trueno retumbó contra los muros, contra el suelo, contra sus propios estómagos por su poder, no, ni en un millón de años un trueno haría a Byakuya sentir descolocado, ni un trueno, ni un hollow, ni un adversario, nada lo haría sentir tan extraño y ajeno como ver a Hanako temblando de pies a cabeza.
(I was made for loving you - Madilyn Bailey)
Porque cuando el trueno lo interrumpió, Hanako volvió el rostro como en cámara lenta, temblando en su sitio de forma apenas visible, con una expresión de terror que Byakuya jamás habría sido capaz siquiera de tratar de imaginar. Porque nadie se esperaría ver a la teniente demonio quebrantada como lo estaba en ese momento, suplicando con la mirada, incapaz de emitir sonido alguno, incapaz de pedir auxilio o tregua para su alma. Claro que la chica trató de abrir la boca, trató de decir alguna tontería, trató de aliviar la tensión con alguno de sus comentarios elocuentes y divertidos, pero no logró reunir la fuerza cuando el trueno se alzó de nuevo sobre ellos, amedrentándola y obligando a la chica a encogerse en su sitio.
Byakuya sabía la razón.
Los capitanes habían sido los primeros shinigamis en enterarse de los estragos que Aizen había dejado a su paso, cuando Yamamoto recibió a las niñas en su hogar. Recordaba muy bien la noche de la tormenta, puesto que se preguntaba cuánto más daño sería capaz de hacer alguien a quien alguna vez había llamado compañero.
Claro, había sido una noche de tormenta en la que las hermanas habían recibido aquella fatídica noticia...
Hanako estaba aterrorizada, no podía mover un músculo más, ¿en qué estado tan deplorable tenía que encontrarse para que el mismo Byakuya en persona se hubiera quedado helado en su sitio? Pero no tenía fuerza ni valor para emitir algún sonido, o suplicar, o decir que todo estaba bien, no tenía fuerzas para nada...
No supo en qué momento ocurrió, tal vez con el siguiente trueno que cimbró la tierra, puesto que él se había movido a toda velocidad.
No, ni su vista entrenada pudo ver al noble acercarse hasta ella; su velocidad, sus habilidades, el entrenamiento del abuelo Yamamoto, nada de eso valió en el momento, puesto que no pudo advertir en qué instante Byakuya había liberado el shikai para cubrirlos de la lluvia y aislar el sonido de la tormenta, rodeándolos por tantos pétalos que ni siquiera la brisa los alcanzaba, no supo en qué momento se vio puesta a salvo, no supo en qué momento el pelinegro cerró sus brazos en torno al cuerpo de la chica, apresándola con dulzura y un aire sobreprotector, apresándole el oído contra su pecho para que ella pudiera escuchar claramente su corazón y aislarse del resto.
- ¿Es por tu familia? - Quiso saber el pelinegro con voz suave, aterciopelada, tranquilizante -Tus padres... ¿tu hermano?
-Sí...- Respondió con voz trémula aferrándose a las solapas de su Haori, a los bordados dorados, sintiendo que el noble envolvía mejor los brazos en torno a su frágil cuerpo, como si tuviera toda la intensión de resguardarla de la tormenta.
- ¿Siempre fue así? Frente a las tormentas
-Yo amaba las tormentas...- Admitió aterrorizada.
- ¿Por qué te sigues conteniendo ante mí? Sabes que puedo sentir la más mínima variación de tu reiatsu, Hanako...
-Sigo siendo una teniente...- Murmuró la chica con la voz quebrantada, si no salía inmediatamente de ahí, terminaría rompiéndose en mil pedazos y lo último que necesitaba era tener a Byakuya sintiendo lástima por ella.
-Teniente o no, todos le tememos a algo
- ¿Tú tienes temores? - Cuestionó con cierto aire de ironía, agradeciendo internamente haber recuperado la posibilidad de recurrir al sarcasmo.
Y un nuevo trueno surcó el firmamento cuando el noble respondió, consiguiendo que todo el corazón de Hanako se cimbrara también, como la tierra, como los árboles, como las plantas, como el Gotei.
-Ahora sí
Hanako levantó la mirada a toda velocidad, encontrándose con los orbes centelleantes de aquel hombre, que variaban del azul hasta el violeta con vehemencia.
-Pero...
La mano de Byakuya se extendió hasta tomar su mejilla y ella por fin rompió en llanto. Tal vez fue la calidez que sintió en aquella caricia inocente, tal vez fue la paz que le trasmitieron los ojos del pelinegro, tal vez fue el hecho de que, por primera vez en su vida, sintió el deseo de permitir que otro le protegiera y no ser ella quien cuidara de todos. Rompió en llanto y hundió el rostro contra el pecho del noble, olvidándose de nombramientos y protocolos, olvidándose de sus puestos, sintiéndose humana por primera vez desde la muerte de sus padres.
Byakuya acarició el cabello de la chica con una mano mientras que con la otra rodeó su espalda, asiéndola con fuerza para resguardarla de todo, tratando de transmitirle en ese gesto dulce toda la admiración que sentía por ella, toda la confianza que quería brindarle, incluso todo el amor que había nacido hacia la joven. Porque la había amado como se ama a una mascota a la que proteges, la había amado como a una amiga y confidente, y ahora comenzaba a amarla también como a una mujer, no como a la teniente poderosa ni a la shinigami abnegada, sino a la chica asustada por los rayos de tormenta.
Y, ¡Dios! Quería besarla en ese instante, pero no tomaría ventaja del miedo, ni de la tempestad, dejaría que ella fuera la que tomara la decisión de volver a él, si es que quería hacerlo, si es que nacía la posibilidad de iniciar un compromiso entre ellos... no, compromiso no, relación.
Byakuya sonrió ante un nuevo pensamiento. Hanako, de alguna manera, lo había obligado a ser mejor persona, liberarla así, pensando primero en ella que en su reputación y sus obligaciones frente al Gotei, había sido la más clara prueba de que su corazón se había suavizado a pesar de que su coraza era cada vez más resistente. Si eso había hecho algo tan simple como el amor en él, entonces se encargaría de darle a su flor, a su protegida, algo que valiera exactamente lo mismo. Ahora él también quería formar parte de su evolución, no ser un simple espectador.
Y surgió una idea en su mente.
-Pero... entiende una cosa, Hanako- Murmuró el pelinegro en medio de un suspiro -No me malinterpretes, por favor, no sabes el deseo ferviente que yace en mi pecho de querer protegerte, pero no sé si es lo mejor para nosotros, no cuando has demostrado ser tan fuerte...- Hanako suspiró una vez, respirando profundo para tranquilizarse antes de mirar de nuevo a Byakuya a los ojos -No es que no quiera protegerte, al contrario, cada célula de mi cuerpo me exige que lo haga, pero mi mente y mi corazón no quieren protegerte, quieren acompañarte a enfrentar esto, porque eres más grande que un simple temor
Hanako asintió una vez, pasando saliva antes de volver el rostro hacia el costado.
-Byakuya-sama...- Murmuró la chica, temblando aún -Tengo una petición que hacer...
-Pide lo que quieras
-Protégeme mientras enfrento esto
-Hai... Hanako-sama- Murmuró soltándola y tomándole una mano antes de dispersar los pétalos a su alrededor, justo cuando otro trueno de la tormenta azotaba el Gotei aturdiendo a todo el mundo.
Hanako no pudo evitar encogerse en su sitio cuando escuchó el estruendo, pero Byakuya la rodeó de nuevo con el otro brazo, dejando sus manos entrelazadas para que ella pudiera admirar la tormenta.
Y cuando la joven dio el primer paso, Byakuya la siguió hacia la lluvia, sabiendo que terminarían empapados, pero cuando el siguiente trueno azotó la noche y Hanako sonrió a pesar del leve temblor, Byakuya supo que había valido la pena mojarse en la lluvia, todo sólo por ver a su protegida rompiendo una barrera y dejando un miedo atrás.
Y contra todo pronóstico, al menos esta vez el noble se permitió admitir para sí mismo la adoración y devoción que sentía por la mirada de su protegida, determinada a vencer a la tormenta, no, a vencer a todos los demonios ocultos en la tormenta.
-Te vas a mojar por mi culpa- Murmuró culposa Hanako sintiendo el agua llenar por completo su ropa, haciendo que la tela se le pegara en las piernas a cada paso.
Byakuya soltó una risa ligera antes de mirar de reojo a la teniente, que se aferró con fuerza a su cintura cuando el siguiente trueno azotó la tierra.
- ¿Y es lo peor que me va a pasar por tu culpa? - Bromeó distraído mientras enfilaban en dirección al hogar de la teniente, caminando cada vez más lento bajo la lluvia, a la par que los truenos y los rayos se hacían esperar cada vez más.
-Bueno- Murmuró Hanako divertida, sintiendo que el temblor pasaba, sintiendo que el miedo remitía, sintiendo que la sonrisa se volvía cada vez más honesta.
Sintiendo que su cuerpo se llenaba de calidez con el siguiente trueno de la tormenta, en lugar de ponerse rígido ante el pánico.
-No me lo perdonaría- Murmuró apenada, llevando una mano a su boca para ocultar su sonrisa -De verdad no podría vivir conmigo misma si algo le pasa a tu cabello... siempre es tan lacio
Byakuya bufó ofendido ante el hecho de que Hanako de verdad hubiese enumerado ese factor como el más importante. Y entonces la chica se dio cuenta de qué iba haciendo, trató de soltar al noble, pero el brazo de Byakuya se asió con firmeza sobre sus hombros, como una petición para quedarse cerca.
-Demo...
-Hay calor guardado entre nosotros- Murmuró Byakuya con toda seriedad, con la vista fija al frente, incapaz de mirar a su protegida de reojo -Si te retiras ahora, posiblemente lo peor no será perder el alaciado perfecto, sino constiparme
Hanako se sonrojó hasta las orejas ante aquel comentario, pero sonrió acercándose de nuevo, relajando los hombros y recargando un poco su cabeza contra el hombro de Byakuya, percatándose por primera vez de lo alto que era el capitán.
-Es la peor excusa que me hayas dado hasta ahora
-Pero funcionó para mantenerte cerca, ¿no?
-Sí, funcionó
Hicieron una pausa en la charla, el silencio se extendió entre ellos como un confidente, y luego Byakuya sonrió de medio lado, del lado oculto para Hanako, todavía escondiéndose de la teniente, a pesar de estar tan cerca, sin imaginarse que aquella shinigami también buscaba desesperadamente esconderse de él ahora que estaba tan vulnerable.
- ¿Te molesta? - Quiso saber el noble, pero sus emociones lo traicionaron, emergieron como una pregunta cargada de anhelo, como si le temiera a la respuesta.
-Me gusta- Murmuró Hanako, incapaz de alzar la voz ni un poco más, bajando el rostro y sintiendo que la lluvia dejaba de caer sobre ellos, sintiendo que Byakuya la soltaba para ponerse delante de ella, sintiendo el frío de su ausencia, y sus manos heladas tomándole el rostro para obligarla a mirarlo, como si buscara la verdad en sus ojos -Me gusta- Repitió más fuerte, sosteniendo la mirada del noble y sonriendo ante la sorpresa que se manifestó en sus ojos -Me gusta sentirte cerca
- ¿Por qué? - No fue una orden, ni una pregunta tajante como serían sus cuestionamientos, no le dedicó una mirada indiferente para escrutarla hasta la médula, por un momento sólo fue un hombre tratando de encajar todas las piezas del rompecabezas en su lugar, esperando recibir la respuesta que quería.
-Porque...- Murmuró Hanako insegura, mientras otro rayo surcaba el cielo instantes antes del sonido atronador, que la llenó de valentía, en lugar de obligarla de nuevo a retroceder -Porque...
Byakuya suspiró mostrando una sonrisa dulce antes de agacharse a besar la frente de Hanako, arrancándole la oportunidad de responder, disolviendo con aquel gesto cálido toda posibilidad de aprovechar la descarga de valentía que el rayo le había proporcionado.
-Descansa, teniente- Murmuró el noble contra la piel de la chica antes de alejarse un poco para mirarla y sonreír con más ganas, sintiendo algo cálido crecer entre ellos.
-No te vayas...- Murmuró ella sin poder o querer evitarlo.
Byakuya cerró los ojos y apretó el gesto como si aquella petición le doliera en lo más profundo de su alma, tuvo que respirar profundo antes de sonreír de medio lado y despejar el rostro de Hanako con un gesto suave.
-Por más que quiera quedarme, no es correcto... Y tu hermana está en casa. Dormida- Aclaró sintiendo el reiatsu tranquila de la menor -Pero está en casa
-No puedo dejar que te vayas con la ropa mojada- Insistió Hanako retrocediendo un paso y sonriendo de medio lado.
- ¿Qué sugieres, entonces?
-Quédate quieto- Pidió la chica extendiendo los brazos hacia él, con las manos abiertas y las palmas apuntando a su pecho -Kaihō suru, cuarenta por ciento... Flama suave...
De las manos de la chica brotaron como pétalos de sakura, pequeños y danzantes, una hojarasca de llamas rosas que lo rodearon al ritmo de sus corazones, como una danza.
Byakuya miró a su alrededor, hacia arriba, a los lados, la distancia del fuego con su piel era la misma que Senbonzakura guardaba como un espacio seguro, la tibieza del aire pronto acabó con la humedad en el ambiente, y tras varios minutos, el fuego se apagó, dejándolos a ambos con la ropa seca y la piel tibia.
-Ahora estoy muy ofendido, teniente- Admitió el capitán con el entrecejo fruncido, mirando la palma de su mano y tallando los dedos, sintiendo que, de verdad, estaba completamente seco - ¿Por qué no me pediste a mí que te entrenara? Tus habilidades en el Kidō podrían superarme en cualquier momento y…- Pero al levantar la vista y ver las mejillas sonrosadas de Hanako (que no tenían nada que ver con el calor de su fuego), fue su turno para abrir los ojos y sentir un leve rubor en su propio rostro.
-Todavía no estoy lista para pedírtelo...
Fue un gesto sutil, duró un segundo. Hanako pasó el cabello tras su oreja y se mordió el labio antes de sonreír, así que Byakuya asintió lentamente y sonrió de medio lado.
Y tomando una mano de la chica para llevársela a la boca y recargar sus labios sobre los nudillos de la teniente, Byakuya murmuró: -Te estaré esperando, Yamamoto Hanako... Pero por piedad, no me hagas desesperar.
-Te veré pronto- Prometió antes de encaminarse a su puerta y dedicar una última mirada de reojo al hombre que la miraba con una sonrisa y los ojos entrecerrados, sabiendo que ninguno de los dos se movería de aquel lugar de ser posible, pero recordándose a sí misma que Saya podría salir en cualquier momento.
¿No era correcto?
Al diablo el Gotei.
Hanako trotó los pasos que la separaban de Byakuya, el noble había recargado la mano sobre su guarda, así que Hanako se apoyó en el antebrazo del shinigami para poder pararse en puntas y besar la mejilla del pelinegro antes de entrar corriendo a casa, como una adolescente que cometió un pecado, y fue al cielo por ello.
Y por unos segundos, Byakuya se quedó pasmado frente a la puerta por la que había entrado Hanako, siguiendo su trayectoria gracias a los ladridos del cachorro de Gran Danés que se alejaban cada vez más. El pelinegro se llevó una mano a la mejilla, sintiendo el punto donde Hanako había rozado su piel y sonriendo dulcemente, regañándose a sí mismo por ser tan blando y cursi antes de encaminarse hacia su hogar, preguntándose cómo arreglaría aquello, preguntándose cómo renunciaría a Hanako ahora que estaban tan cerca, preguntándose si sería capaz de verla ser feliz con otro y apoyar su felicidad.
-Ojalá que vengas a mí...- Murmuró para sí mismo en medio de la noche, un último momento de debilidad antes de volver a encerrarse en su mundo de seriedad y hermetismo.
