Chicas! Espero que lo disfruten mucho!
Yo ya no se que rumbo tomara esta historia con todos nuestros desplantes de ideas y locuras, pero saben que las amo 3
(Birds – Imagine Dragons)
Hanako llegó a la división con una sonrisa radiante en el rostro, la noche anterior había caído una tormenta terrible, el suelo seguía mojado, el lodo se quedaba pegado por todos lados y eso la había obligado a llevar los waraji puestos, aunque siguiera negándose a portar los tabi, alegando para Saya que no tenía frío, no era necesario calzarse del todo.
Saya caminaba a su lado mirándola confundida.
- ¿De verdad dormiste tranquila? - Quiso saber la menor mirando a Hanako como si aquello fuese una locura descabellada e imposible -Quiero decir, ¿toda la noche?
- ¿Qué te puedo decir? - Soltó la teniente encogiéndose de hombros mientras sostenía mejor la charola de galletas que llevaba en sus manos, haciendo equilibrio para que no se volcara el contenido -Tal vez estaba igual de cansada que tú
- ¿Cansada? No seas hipócrita. Esa tormenta habría sido capaz de levantar a cualquiera
-A ti no te levantó- Apuntó Hanako con una sonrisa ladina y voz cantarina.
-No, pero yo pongo la cabeza en la almohada y caigo toda la noche, no olvides esa parte
-Pues pude dormir tranquila- Acotó la teniente dando el tema por zanjado, dedicándole a su hermana menor una sonrisa cálida y sincera que hizo a la soldado asentir más tranquila mientras abría la puerta para su hermana y entraban ambas a su lugar de trabajo -Gracias por preocuparte por mí, Saya, pero de verdad estoy bien. Sabes perfectamente que te digo todo cuando no me siento fuerte
Saya sonrió mostrando todos los dientes, enarcó una ceja con cierto aire socarrón, como imitando a su teniente cuando se ponía sarcástica con el resto del mundo.
-Por supuesto que sí, soy la única persona que puede protegerte
Hanako soltó una risa cristalina ante la imitación de su hermana mientras el aroma dulce a vainilla inundaba todo el lugar.
Era raro ver a aquel par tan relajado, las risas entre ellas luego de haberlas visto enfrentarse ferozmente en una batalla en la que, literalmente, habían tratado de destrozarse la una a la otra. Pero llegados a ese punto, los shinigamis que había reunidos en los pasillos de la división parecían estar más interesados en el aroma que en la tranquilidad de las hermanas.
- ¿Quieres hacerlo público? - Murmuró Saya al percatarse de que todos las miraban con curiosidad.
-Creo que sería lo mejor- Admitió Hanako mirando a su alrededor y consiguiendo que algunos cuantos volvieran la mirada, apenados al haber sido descubiertos in fraganti - ¡Muy bien todo el mundo! - Exclamó la teniente mientras Saya despejaba una mesa cercana para poner la charola -Necesito a los shinigamis aquí reunidos. Toda la división
-Mierda- Murmuró alguien -Esto no pinta nada bien
Poco a poco, la habitación se llenó de la gente que conformaba la división, Rukia observaba con curiosidad a su teniente, que miraba a todo el mundo con expresión neutral.
La capitana sintió el reiatsu de su hermano acercarse, pero se enfocó en su teniente y en la otra Yamamoto, percatándose de la sonrisa cómplice que Saya tenía en el rostro.
(Aprendí - Rosana)
-Muy bien todo el mundo- Inició Hanako dando un aplauso fuerte y dejando sus manos unidas mientras una sonrisa radiante se formaba en su rostro -El trabajo que han hecho en las últimas semanas ha sido impecable. En otras divisiones reconocen que nuestra familia ha logrado avanzar muchísimo en este tiempo, y pensaba en que no he tenido una sola oportunidad de decirles esto de forma pública. Como su teniente estoy muy agradecida de saber que cuento con ustedes, han demostrado su compromiso con el Gotei y con la división, y quiero agradecérselos mucho- Añadió al final haciendo una pronunciada reverencia que consiguió que todos sus cabellos cayeran sobre su rostro.
Permaneció ahí unos segundos mientras los murmullos se iban callando poco a poco, mientras los shinigamis comprendían esas palabras, mientras se percataban de que Saya sonreía con los ojos ligeramente llorosos, como si hubiera bostezado, no... como si estuviera conmovida al borde del llanto, pero se contuviera lo mejor posible.
Hanako se levantó sonriendo dulcemente para todos los presentes, memorizando aquel momento, memorizando los rostros de todos, guardando ese como uno de sus instantes favoritos con la división trece. Luego sonrió para Saya y asintió una vez, la soldado no necesitó explicación y se dirigió a la mesa mientras su hermana continuaba con el discurso.
-Cuando me volví teniente de esta división tenía dos metas en mente, la primera era poner en alto el apellido Kuchiki y honrar con todas mis fuerzas la memoria de Ukitake, nuestra capitana siempre fue un ejemplo a seguir para mí, y quería hacer que se sintiera orgullosa de esta división, así que me propuse dos metas: Uno, meter en cintura a todos los shinigamis para subir el nivel en el que estábamos y lograr que todos sean tan poderosos como el menos poderoso de nosotros, pero aspiren a ser tan fuertes como el más fuerte. Creo que lo estamos logrando.
- ¡No espere que quiera ser como usted de fuerte, teniente! - Gritó un shinigami en el fondo del salón, consiguiendo que algunos soltaran risas nerviosas y otros más se sumaran a esa afirmación.
- ¡Ni hablar de Saya Yamamoto! -Gritó otro divertido -De verdad son el demonio
-Y no conocen a Asami- Soltó Saya divertida, mientras llegaba hasta Hanako con la charola en las manos.
-Asami es el infierno, no el diablo- Coincidió Hanako sopesando la idea -Mi segundo ideal fue hacer de esto una familia otra vez, aunque eso no quiere decir que vayamos a relajar el ritmo que hemos logrado ponernos, los entrenamientos, los objetivos, todo seguirá como hasta ahora, espero estén de acuerdo
Exclamaciones, afirmaciones, algunos gritos y vítores de aprobación, la gente siguiendo a su teniente y sonriéndole con ganas.
- ¡La familia de la trece! - Gritó alguien levantando el puño, consiguiendo que Rukia sonriera llevándose una mano a la boca y luchara contra las ganas de llorar ante aquello.
- ¡Sí, familia!
-Y eso me llevó a pensar en que, si quería agradecerles de verdad como es debido, debía traer algo conmigo que reafianzara el punto- Añadió Hanako destapando por fin la charola, revelando que estaba llena de galletas hechas a mano, tibias, todavía venían humeantes, algunos pasaron saliva, otros olfatearon el ambiente, Saya sonrió ampliamente.
- ¿Qué esperan? - Espetó la soldado, ganándose una mirada de reproche por parte de su hermana.
Hanako se aclaró la garganta y sonrió mirando a su división.
-Hablé con la capitana y me autorizó a tener viernes de galletas, algo simbólico que nos pertenezca a nosotros. Ahora tenemos a Hogo como mascota de la división- Acotó la teniente buscando al cachorro con la mirada, sabiendo que estaría a las faldas de quien le rascara la barbilla -Pero pensaba en tener una hora antes de iniciar actividades en la que pudiéramos traer algo para compartir con nuestra división, un momento de convivencia para, no sé- Murmuró tímidamente, con las mejillas sonrosadas, consiguiendo que la gente se quedara sorprendida. Aquella sería la primera vez que la división vería a Hanako tomando esa actitud tímida, como si pudiera ser protegida por otros en lugar de ser la guardiana de sus sueños, de los ideales de la división -Conocernos mejor
En un gesto de nerviosismo, Hanako se pasó los cabellos tras la oreja y sonrió mirando a sus shinigamis, consiguiendo que Saya le abrazara por los hombros.
-Son libres de participar o dejar morir esta idea- Dijo al final con cierto aire de tristeza, como si deseara con todo su corazón que se instaurara esa nueva tradición -Aquí está mi primera piedra, espero de verdad que disfruten las galletas
-Yo tengo leche en casa- Dijo alguien sin darse cuenta, antes de llevarse las manos a la boca como si temiera haber cometido un error.
- ¡Nosotros compramos tés! - Añadió otro.
- ¡Yo puedo traer jugo de naranja! - Exclamó una chica levantando la mano -Estaré de regreso antes de que alguien diga Shunpo
- ¡Nadie diga Shunpo! - Gritó Saya sonriendo ampliamente y consiguiendo risas por parte de todos, empezando de Hanako.
Los shinigamis se movieron a toda velocidad mientras Saya ponía de nuevo las galletas sobre la mesa, algunos salieron de la división para volver con cosas para compartir, otros entraron a sus oficinas antes de ofrecer a sus compañeros lo que tenían a la mano, alguna galleta, algún café soluble, algo del bentou, y en menos de quince minutos, Hanako tenía en sus manos a una división que parecía estar conviviendo y divirtiéndose como si estuvieran en un cumpleaños.
- ¿Ves hermanita? - Soltó Saya abrazando a Hanako por los hombros mientras Rukia caminaba hacia ellas y les sonreía asintiendo una vez, felicitándolas con ese gesto -No fue tan difícil cumplir la promesa con el abuelo
-Es cierto- Murmuró Hanako asintiendo una vez, sintiendo que el nudo en su garganta terminaría asfixiándola si no dejaba correr alguna lágrima traicionera y solitaria.
-Esto hará que los entrenamientos sean más divertidos- Murmuró Saya pensativa.
-Esto dará pie a muchas cosas- Añadió Rukia orgullosa -Viernes de Galletas, será todo un éxito con otras divisiones. Por cierto, Hanako, me parece que alguien quiere hablar contigo
La aludida volvió la mirada hacia la entrada y sonrió asintiendo al ver a Byakuya mirándola con un gesto solemne y la boca apretada en una línea finísima, como si aguantara las ganas de reír.
-No demoraré mucho- Prometió la teniente tomando una servilleta y tres galletas bien envueltas antes de dirigirse hacia el noble.
-Veo que tengo frente a mí a una celebridad- Saludó el pelinegro pidiendo la mano de Hanako en un gesto suave.
La chica aceptó el beso en los nudillos antes de entregar las galletas y negar con la cabeza.
-Sólo soy una teniente haciéndole saber a mi gente que estoy orgullosa
-Eres más una mamá gallina- Contradijo Byakuya divertido, consiguiendo que Hanako hiciera un mohín -No te quitaré mucho tiempo, debe haber gente queriendo hablar contigo
-Ay no, están muy ocupados conviviendo- Murmuró la chica mirando sobre su hombro sonriendo con orgullo para sus subordinados.
- ¿Me acompañas afuera un segundo?
-Seguro
Hanako siguió al pelinegro hasta el jardín de la entrada y sonrió al ver que un hombre de la sexta división sostenía en sus brazos una maceta con un retoño de cerezo, el árbol se alzaba un metro más o menos, y tenía hojas verdes y alguno que otro botón amenazando con abrirse fuera de temporada.
- ¡Byakuya-sama! - Murmuró la chica sin aliento, ganándose un gesto por parte del noble a manera de reproche -Perdone, Byakuya
El noble apartó un mechón de cabello del rostro de la chica mientras su subordinado dejaba la maceta a un lado de ellos y hacía una reverencia antes de retirarse con un shunpo sigiloso.
-Es un obsequio
- ¿A qué debo ese honor? - Murmuró incómoda la chica, sintiendo que no merecía un regalo sin mayor explicación, sin motivos.
-Así que no te gusta que te cuiden- Dedujo el noble retirando dulcemente la mano antes de sonreírle al retoño -Pensaba en que sería un buen recordatorio, una forma de decirte que siempre estaré para cubrirte de la lluvia. En un par de años, esta ramita habrá crecido lo suficiente como para resguardarte, en la medida en que la cultives, es algo simbólico para que puedas cultivar tu valor... Anoche...- Añadió pensativo, mirando a Hanako y tomando una mano de la chica, haciéndole sonrojar levemente -Anoche demostraste ser muy valiente, pero, al igual que este cerezo, tu valor debe cultivarse, y yo te ayudaré cuanto pueda a superar cada reto que enfrentes
-Demo...
-Hanako- Cortó el pelinegro acercándose un paso, consiguiendo que la chica pasara saliva y levantara el rostro, buscando sin querer el del noble, buscando la cercanía, buscando su calor en aquella mañana fría -Si puedo vivir para algo en este momento, es para cumplir cada uno de tus caprichos
-Pero...
-Así que acepta este regalo como... ¿cómo dijiste en tu discurso? Primera piedra.
-Pero...- Murmuró una última vez, sintiendo que se había quedado sin argumentos - ¿Por qué?
- ¿Por qué?...- Byakuya sonrió de medio lado -Los amigos se apoyan unos a otros, ¿no es así? Además...- Añadió agachándose sobre el oído de la chica y sonriendo aún más, oculto entre los cabellos de la teniente- Citando textual, a mí también me gusta tenerte cerca- Se alejó para contemplar el sonrojo en las mejillas de la chica, su expresión de pasmo, su sonrisa ilusionada -Es la excusa que yo tengo, necesito tener una ventaja sobre mis adversarios- Confesó al final, alejándose a pasos tranquilos -El teniente Hisagi hizo trampa, tiene a Hogo
Hanako se sonrojó violentamente ante aquella afirmación. Y habría dejado a Byakuya partir, pero las galletas en su mano, amenazando con resbalar, le recordaron que las había tomado para él.
- ¡Byakuya-sama!
El aludido carraspeó divertido, sabiendo que aquel nombramiento se debía a los nervios. Y al igual que la noche anterior, Hanako depositó un beso en su mejilla antes de entregar las galletas y murmurar atropelladamente.
-Prometo llevarte un postre pensado para ti pronto
Y entrar corriendo de nuevo, dejando a Byakuya con la misma sensación de la noche anterior.
Por favor, no te demores…
…
Habían despertado, y si, bastante descansados, a pesar de sólo haber dormido unas cuantas horas ¿Y? El trabajo continuaba, por lo que no podían darse el lujo de perder tiempo.
Asami había vuelto a desplegar sus diamantes, esperando alguna reacción, concentrada.
-Estás muy divertido esta mañana- Suelta, mientras abría los ojos y miraba al frente, porque realmente no podía mover la cabeza, ya que Tōshirō tenía su barbilla apoyada en su cabeza -Todo esto te parece muy divertido ¿no es así?
-Bueno, no se cuando vuelva a disfrutar de esto, así que…- La apresó contra su pecho, rodeándola con sus brazos mientras ella estaba sentada entre sus piernas, forcejeando -Te amo Asami, y no permitiré que nadie te haga daño
Sonrío, pero su expresión cambio de un momento a otro, mirando en todas direcciones.
- ¿Qué sucede? - Tōshirō también se puso alerta, ambos se pusieron de pie, pero él teniendo que seguir a Asami -Oye, espera…
Se detuvo en seco, mirando todo, dando un paso y regresando, dando otro y sin avanzar. Desenvaino la espada, la cual temblaba, no sabiendo el porqué.
- ¿Qué está pasando? - Había llegado hasta donde ella, viendo la espada temblar, viendo la sorpresa en el rostro de la chica -Asami…
-No entiendo, esto nunca había pasado, mi dragón es de los menos volubles- La espada se detuvo, dejando un abismo de confusión en ella, quien se girará de pronto hacia la derecha, sintiendo que alguien la observaba -Estoy muy confundida, alguien estaba observándonos…
-Tenemos que reportar esto, no podemos dejar pasar nada- Afirmó el albino, colocándose a espaldas de la chica, colocando sus manos sobre los hombros de ella, provocándole un gesto incómodo -Volvamos a la sociedad, hay que llevar el senshi con el capitán Kurotsuchi
Asintió, no quejándose más por la sobreprotección de su novio, sintiendo un nudo en la boca del estómago. Dirigiéndose ambos a la tienda de Urahara y partiendo de ahí con el senshi hacia la sociedad de almas.
…
Caminaban con lentitud, la chica llevaba flotando el diamante mientras avanzaba ¡Que fácil lo hacía ver! A diferencia de cuando tuvieron que transportar al shadow y ella había caído dormida.
-Nunca había tenido oportunidad de verlo tan claro- Asami volteó la vista a él, no estaba bromeando esta vez, había más en sus palabras que un simple comentario -Tienes un alto control de tu reiatsu, pelear sin desenfundar, invocar el Shikai de esa manera… tengo muchas preguntas respecto a eso
-Se que es raro que alguien pueda dominar así las habilidades de su zanpaku-tō, pero fue la única manera en que el abuelo pudo enseñarme a controlar el excedente de poder que mi cuerpo no puede almacenar- Arqueo una ceja, notando la seriedad en sus facciones, sabiendo que ambos habían entrado a cosas más serias -Aun no lo descubro, pero no creo que sea algo bueno, siento que, entre más me fortalezco, más diamantes puedo crear, y la reserva aumenta…
- ¿Reserva? - Escucho un leve gruñido provenir de ella - ¿Tiene algo que ver con el dragón que rodea tu cuerpo?
-Flor del infierno, fue el último regalo del abuelo a mi bankai, otorgándome una segunda liberación y convirtiendo mi diamante en algo más peligroso…
- ¿Tiene relación con los diamantes carmesí? - Ella negó con la cabeza, dándole un poco de tranquilidad - ¿Por qué una flor del infierno?
-Les tomé un cierto afecto ¿recuerdas cuando te dije que Sasakibe-dono me leía libros? Pues uno de ellos tiene relación con mi gusto por esas flores
Se quedaron en silencio por unos minutos, como si no hubiera nada más que les molestara.
-Se que tienes más dudas- Puntualizó ella, rompiendo el silencio y provocándole un respingo a él al tomarlo por sorpresa -Se que quieres saber más de mí, de nosotras, que no quieres que te oculte nada, pero la verdad, es que no tengo más que decir, solo puedo agregar, que si mis emociones me dominan, mi diamante cambia de color, y puede convertirse en una tormenta, no estoy segura, pero creo que Hanako sabe algo al respecto, es solo… que no me atrevo a preguntárselo
- ¿A que le temes? - Preguntó el, sereno, aunque interiormente le carcomía la duda -Si puedes manejar los diamantes como lo demostraste anoche, yo no tendría razón para temer de mi poder, eres bastante hábil y fuerte, el control que has logrado desarrollar es gracias al comandante Genryūsai, así que, creo que él confiaba en ti tanto como yo
-Necesito mejorar, debo continuar entrenando…
-Entonces, hagámoslo juntos
Ella le miró con una sonrisa, y aunque esto le daba un poco de calma, prefería continuar avanzando.
-Tengo otra pregunta, que no tiene nada que ver con tus habilidades- Esta vez lo miró con curiosidad, como una niña pequeña que mira a sus padres -Hanako me contó… de una foto tuya…
Tres segundos de silencio, luego una explosión de la risa angelical de la chica lo hicieron verla con molestia implícita en su rostro.
-Y quieres verla ¿cierto? – Tōshirō desvió la mirada, como si hubiera cometido una falta muy grave, bufando -Definitivamente Hanako no sabe guardar la intimidad de su hija, pero está bien, te la mostrare cuando estemos en casa
-Estamos hablando de la misma foto ¿verdad?
- ¿La de mis pompitas al aire? Si, supongo que si- Tōshirō se sonrojo hasta las orejas, resoplando -Hanako la atesora bastante, si pudiera la enmarcaría y la pondría en la sala, por eso la tengo bien guardada
-No lo dudo- Ambos rieron, porque conocían la determinación tan ferviente de la mayor -Y… será acaso que…
- ¿Tengo más? Por supuesto, solo que en casi ninguna salen mis padres, en algunas son solo un complemento borroso de ellas, cuando dije que no los recordaba, es porque en las fotos tampoco aparecen o, es lo que Hanako me ha dicho- Su expresión cambió, desacelerando el paso hasta detenerse -Se que Hanako y Saya tienen muchos secretos hacia conmigo, sobre nuestro pasado, nuestra familia, y no las culpo, trato de no pensar mucho en eso…
Había escuchado de Hanako el nombre de su hermano, por lo que ahora entendía que Asami no tenía conocimiento de la existencia de éste, suspiro, porque no sería el quien le dijera tal existencia. Si Hanako y Saya deseaban mantener guardado el secreto de su hermano de la memoria de Asami, todo sería mejor para la peque, una carga menos.
-A veces es mejor vivir solamente con lo que conocemos- Mencionó, pero ella no volteó a verle -Vivir en la ignorancia es mejor que conocer el dolor
Asami guardó silencio, no por mucho tiempo, porque pudieron retomar una plática amena que los llevó a las risas, olvidando todo aquello que la afligía. Tōshirō notó esto, y tal como ella lo dijo, trataba de no pensar mucho en lo que la afligía.
La puerta se abría frente a ellos, habían llegado a su hogar, y entonces el miedo la invadió ¡No estaba preparada para enfrentar a sus hermanas! No iba a poder con tanto.
Pero claro, todo empeoró cuando divisó las siluetas de sus hermanas al frente ¡Mierda!
…
Azoto su arma contra el piso, gruñó, grito y volvió a golpear el piso para luego sentarse en su trono; su séquito lo miraba con duda y temor, lo habían visto cazar y acabar con aquellas fallas que no lo satisfacían, así que había algo de miedo implícito en sus ojos.
-Quiero que alguien me dé información de esa shinigami- Grito, resonando un eco entre las paredes, una onda de poder se expandió - ¿Por qué puede atraparlos? Este es el segundo que logra capturar
Nadie dijo nada, todos guardaron silencio, no querían ser víctimas de algo más poderoso; no, su mente fue más allá, porque, si ella había logrado capturar un shadow y un senshi… entonces…
Una sonrisa se formó en sus labios, sobre todo, con la idea tan magnifica que había nacido en su cabeza.
-Si esa niña es tan buena con su poder, entonces, puede ser lo que se lo que estaba buscando- Los presentes arquearon una ceja, mirando con perspicacia a su maestro, su señor -Quiero que un genzanki nivel tres intente controlarla, quiero que entre en su mente, así como en las otras dos, sus hermanas, si ella cae, tenemos la batalla ganada contra los Shinigamis
- ¿Por qué esta tan seguro de que un genzanki nivel tres podrá controlarla? – Hablo uno de ellos, uno de los caballeros, el más cercano a él -Los venenos no han tenido eficacia en ella…
-Porque ya ha sido picada y herida en más de una ocasión por un genzanki nivel uno, necesitamos un detonante y… ¡Listo! – Un líquido azul celeste apareció en su mano el cual fue inyectado en una bestia que se encontraba a su lado, la cual gimió -Puede que el nivel tres sea el detonante que estamos buscando, pero el nivel cuatro será la clave para hacerla perder la cordura
-Pero necesitaríamos modificar el veneno de todos los de nivel uno y cuatro- Bramo otro caballero, sintiendo la mirada de su señor -No será sencillo viendo el nivel de poder de la niña…
-Confía en mí, atraerla va a ser mucho más fácil- Una imagen de la última batalla de Asami se mostraba en su palma, como si viera todo en un holograma, imágenes que sus senshi tenían la capacidad de transmitir a él mismo -Nadie en la sociedad de almas sospechara de ella…
…
Se les había notificado del regreso de su pequeña hermana, no habían sido tantos días, pero querían recibirla, porque había ido sola con su capitán y, lo cierto, es que no sabían que era a lo que pudieran haberse enfrentado. Byakuya había ido nuevamente por ella hasta su división, encontrándose con el capitán de la doceava, ya que, se le notificó a el también de la llegada de un nuevo espécimen.
Byakuya había esperado pacientemente en la entrada de la décimo tercera división mientras el capitán Kurotsuchi lo alcanzaba y le sonreía de medio lado.
- ¿Haciendo puntos buenos con su protegida, Kuchiki?
-No necesito hacer puntaje, sólo acompaño a una amiga querida. Usted por otro lado...- Espetó fríamente, dedicándole una mirada de reojo que le hizo pasar saliva discretamente.
-Me han notificado que tienen en su poder algo de mi incumbencia, así que quiero asegurarme personalmente de que mi división recoja el genzanki cautivo
-Y usted seguramente no podía mandar por ello, necesitaba ver a Asami en persona
La expresión de Mayuri se convirtió en un témpano y el capitán fulminó a Byakuya con la mirada.
-No es necesario sacar conclusiones
Hanako sonrió al ver a Rukia en la entrada de su oficina con la noticia del regreso del capitán Hitsugaya y su tercera oficial, asintió una vez sintiendo el estómago dar un vuelco cuando sintió la presencia de Byakuya en la entrada. Sí, trató de convencerse a sí misma que la emoción que sentía era por saber que su hermana más pequeña estaba a punto de llegar, no al hecho de que el capitán de la sexta se había tomado el tiempo de acompañarla a recibir a su peque.
Porque últimamente se habían hecho la costumbre de acompañarse el uno al otro en eventos simples, pero cargados en significados. Así que, para serenarse, la teniente se dirigió a donde sentía el reiatsu de Saya, respirando profundo para evitar el sonrojo.
-Noticias- Exclamó la teniente sonriendo ampliamente.
- ¿Volvió?
-Están a punto de llegar ¿Vamos por ella?
- ¿Por qué preguntas? - Espetó la soldado levantándose a toda prisa, llevándose consigo carpetas, papeles y una taza, que terminó dando de lleno contra el suelo sin llegar a romperse.
La extrañaban, mucho, había sido muy extraño estar tantos días sin saber de la peque, así que Saya no cuestionó el hecho de que Hanako se dirigiera presurosa hacia la entrada.
La expresión de Saya cambio de su usualmente gesto sonriente y despreocupado a uno totalmente hostil en cuanto reparo en la presencia del capitán de la doceava división. Aquel capitán no le agradaba del todo, sus instintos automáticamente se ponían en alerta si estaba ese sujeto presente, especialmente al notar que él también iría a recibir al capitán Hitsugaya y a su hermana. Hanako noto el cambio de humor tan precipitado de su hermana, comprendiendo casi enseguida quien lo había provocado.
-Capturaron un genzanki- Explicó Hanako mirando a Saya y tomando su mano para darle un apretón fuerte, un gesto que la menor correspondió sin llegar a lastimar a su hermana -Tiene que recogerlo él mismo para tomar todas las precauciones correspondientes
-Si, claro, ya sé que es el científico loco del Gotei- Murmura aun con desconfianza -Pero hay algo en ese capitán que no me agrada del todo
-Tranquila- Murmuró la mayor sonriendo ampliamente, levantando la mano para saludar tímidamente al noble -No es como si nos estuvieran estudiando a nosotras- Terminó, no tan convencida de aquella afirmación.
Byakuya tomo delicadamente la mano de Hanako en cuanto la tuvo enfrente, depositando un casto beso en el dorso de esta y provocando que la teniente se sonrojara levemente, pero muy notable ante la mirada de Saya, que sonrió ampliamente ante algo que surco su mente y gritaba por salir.
-Me parece que ya se decidió al fin por una de nosotras- Dice en voz baja, disfrazándola con una fingida tos.
Claro era que el noble escuchó el comentario de la soldado, lo que le hizo sonreír de lado aun con sus labios a centímetros de la piel de la teniente.
-Creo que al final si formara parte de una familia real, soldado Yamamoto…
-Si soy hermana de una princesa... ¿En qué me convierte eso a mí? - Se estaba divirtiendo mucho ante la situación en la que había metido a su hermana mayor junto al noble, que parecía haberse coordinado con ella.
Hanako le dedicó una mirada de pasmo a su hermana, su boca se entreabrió ligeramente, la chica se había quedado helada en ese instante, y podría haber matado a Saya, si el brazo de Byakuya no hubiese apresado su cintura para atraerle cerca.
-En su esclava personal el resto de nuestras vidas- Comentó el noble sonriéndole a Hanako, sirviéndole una venganza en bandeja de plata.
Sí, no era una venganza servida en bandeja de oro, porque la acababa de dejar en una posición comprometedora frente a los ojos de Mayuri, pero algo podría hacer con ello. La pregunta era ¿qué iba a hacer?
-Bueno... no es mucha diferencia a mi situación actual- Se lleva las manos a la nuca adelantándose a donde recibirían a su hermana menor.
Y Byakuya vio la expresión de horror que compuso Hanako cuando vio a Saya alejarse, no por su hermana, sino por el capitán de la décimo segunda, quien les dedicó una mirada suspicaz por la cercanía entre ambos shinigamis.
No, no iba a dejar a su protegida a merced de aquel maniático.
—Saya se quedará en paz por un tiempo con aquello —murmuró Byakuya soltando a Hanako y besando nuevamente el dorso de su mano, consiguiendo que la chica pasara saliva. Claro que no, el noble no permitiría que nadie hiciera sufrir a su flor más preciada, y sabía que, de alguna forma, Mayuri se la tenía jurada a las hermanas, así que, sin soltar la mano de su protegida, miró al capitán de reojo y añadió con voz gélida y afilada. —Cualquiera que trate de alzar la voz o los pensamientos en contra de mi protegida, deberá enfrentar también a Senbonzakura.
—Entendí la indirecta, capitán —aseguró Mayuri con una sonrisa maniática mientras asentía una vez. —Nadie volverá a hablar del tema.
—Perdón por meterte en estas situaciones, Hanako —murmuró el pelinegro mientras Mayuri se alejaba también. —Últimamente siento que no hago más que ponerte en situaciones incómodas.
—Bueno —murmuró luego de pasar saliva discretamente, bajando la voz para que el noble la escuchara. —Al menos has estado a mi lado para resolverlas.
La frase que resonó en la cabeza del noble era simple, y al mismo tiempo lo complicaba todo: Por ti, lo que fuera.
Cambió de idea en cuanto ese pensamiento tomó forma.
—Es lo menos que puedo hacer para tratar de redimirme. Vamos, tu hermana más pequeña debe estar ansiosa por verlas —terminó ofreciéndole el brazo y sonriendo dulcemente, ese gesto que últimamente le mostraba con frecuencia a ella, sólo a ella.
Caminar tomada del brazo de aquel hombre le inspiraba un poco más de seguridad, luego del aprieto en que su hermana la había metido; pero dejó de pensar en ello cuando llegaron al senkaimon, en silencio, guardando un poco de distancia entre ellos.
Las puertas se abrieron lentamente, pudiendo diferenciar las siluetas de ambos shinigami, aunque, algo no parecía verse tan normal.
No le tomaron importancia, no cuando la peque habría salido corriendo hacia ellas (a pesar del pánico que la invadiera al verlas), abrazando a Hanako por la cintura, hundiendo el rostro en su pecho.
A Saya le llamo la atención el hombre alto y de cabello blanco que llego a lado de su hermana, inspeccionándolo de pies a cabeza por un rato e ignorando a su hermana recién llegada.
-Oye Asami...- La aludida voltea a ver a Saya, que seguía sin mirarle - ¿No se supone que saliste de misión junto con Tōshirō?
Hanako levantó la mirada en dirección al segundo llegado y abrió los ojos pasmada, si algo podía hacer a la perfección era leer reiatsu, eso lo había aprendido con su abuelo, no se le escapaba nada... entonces por qué...
-Soy yo... tonta- Mascullo, aguantándose el coraje, sabiendo que era la hermana de en medio quien comenzaría con las burlas -Soy Tōshirō...
Saya lo miro nuevamente de arriba a abajo, sacando medidas mentales de Tōshirō cuando se fue y del que ahora llegaba, eran aproximadamente cincuenta centímetros de diferencia
-Bueno… sabía que los niños tienden a dar el estirón, pero...
-Saya...- Llamo la menor, acercándose a su hermana -A ti también te extrañe
Byakuya sonrió de medio lado y asintió para el capitán de la décima con un gesto socarrón.
-Se ve que se esforzó mucho para lograr con su... cometido- Terminó enarcando una ceja y apuntando a Asami con un gesto ladino.
El albino arqueó una ceja, sonriendo de forma maliciosa mientras miraba a su cuñada ¿Cuánto más podría sacarlo de quicio?
-Esta solo es una forma temporal- Soltó, cruzándose de brazos -Volveré a mi tamaño normal en unos días; y si, tuvimos algunas dificultades
Responder a los comentarios sarcásticos del noble le hizo sonrojar, sobre todo, al recordar lo ocurrido la noche anterior.
-Mira nada más, que bien guardado te tenías todo eso hermanita- Le guiña un ojo a Asami con sonrisa socarrona y alzando un dedo pulgar -Con razón no te importo que fuera más pequeño que tu
- ¡Saya! Basta- Entonces su hermana comenzó a estrujarla por los hombros -Suéltame, me lastimas...
-Bienvenida de nuevo little sister- Dice con una gran sonrisa y revolviéndole el cabello a su pequeña hermana, sin embargo, noto algo en su cuello, acaso era… - Asami… - Esta casi palidece al notar lo que miraba su hermana -Ahora empiezo a entender porque solo te fuiste de misión con Tōshirō- Canturrea alzando sus cejas -No desaprovechaste su forma no tan mini heee
Byakuya apretó los labios en una fina línea antes de mirar a Tōshirō con un aire pícaro en la mirada.
-Perdone, capitán, pero llamarlo dificultad hace que me preocupe. Asami, no se estará usted arrepintiendo de haber elegido al capitán, ¿verdad? ¿Su desempeño durante la misión fue formidable?
-Yo digo que aquí hubo algo extra además de la misión- Su sonrisa se ensancha -Y en cuanto a su desempeño... No quiero saber detalles, gracias
-Descuide, soldado- Respondió Byakuya con un gesto sereno -Sólo digo que es importante evaluar todos los aspectos de un shinigami para poder decir que la misión fue exitosa
- ¡Dios! - Espetó Hanako parándose en medio de Saya y Byakuya, sonrojada visiblemente - ¿No pueden hacer esto más incómodo?
Saya miró a su hermana, desafiante, colocándose en jarras mientras observaba por sobre el hombro de Hanako al noble Kuchiki.
-No me tientes hermana…- Volteo el rostro hacia su hermana, que parecía cambiar de colores rojos a cada momento -Oye Asami, pensé que la que tenía el dragón de fuego era Hanako, pero tu estas con el rostro a punto de hacer explosión
Si de algo estaba segura, es que parecía que tanto el pelinegro, como su hermana se habían aliado en su juego pesado, que Saya hubiera visto el moretón en su cuello solo la delataba de cierta manera, pero, tal como lo había dicho su hermana, los detalles no eran necesarios.
-No sé de qué hablas Saya, así que, por favor, no hables más de lo que debes- Sentenció a su hermana, quien colocará sus brazos detrás de su nuca, momento para el cual, la menor volteará a ver al noble, infinita mente agradecida con la intervención de Hanako -Capitán Kuchiki, no suelo arrepentirme de mis decisiones, sin embargo, creo que es algo que a usted no le concierne. En lo que respecta a la misión, no tengo nada que agregar, el senshi aquí presente es prueba de lo que pudimos lograr
Salirse por la tangente, esperaba que su respuesta hubiera funcionado, pero Saya aún tenía mucho que decir, en otro momento ¿Tal vez?
Byakuya bufó divertido.
-Así que el ratón asustado viene empoderado de su misión. Muy bien hecho, capitán Hitsugaya, no queda duda de que su desempeño fue óptimo- Sin embargo, Byakuya cambió su atención a Hanako y le dedicó una mirada serena -Aunque estoy disfrutando mucho esta charla, y la forma en que los detalles surgieron, su hermana tiene razón, el capitán Kurotsuchi debe volver a su división y resguardar el senshi
El albino miró a su colega con el entrecejo fruncido, tal cual lo hubiera hecho en su versión más joven, las viejas costumbres no se dejan atrás tan fácilmente. Conocer a Byakuya Kuchiki no era sencillo, pero tampoco difícil, aquello realmente lo estaba divirtiendo.
Pero Byakuya no era el único que tenía cosas que decir ese día.
-Solo tengo una duda más Asami- Se acerca a ella rodeándola por el hombro y preguntando en voz baja, casi en un susurro sobre el oído de su hermana - ¿Va a ser niño o niña?
-Saya- Dijo con voz pesada su hermana menor mientras se daba y golpe en la frente -A veces eres insoportable
Pero él comentario no había pasado desapercibido para el albino, quien terminará uniéndose a las burlas del capitán y de la hermana.
-Tal vez una niña estaría bien para volver a inmortalizar la imagen de mi bella Asami- Bueno, suficiente era tener que soportar las burlas de los otros dos, que su novio se sumará a ellos era otra cosa; esto provocó que los colores se le fueran del rostro -Aunque, no sé qué opine ella
- ¡Tōshirō! - Está vez se refugió detrás de su novio, escapando de los brazos de Saya. Emociones que no podía controlar.
La sonrisa se extendió por todo el rostro de Hanako y sus ojos centellearon con una chispa rosa.
-Si fuera una niña, seguro sería igual a mamá- Comentó la teniente llevando una mano a su vientre y una a su boca - ¡Ay, Asami, por favor que sea niña!
Y aunque pasó por su mente decir que, si fuera niño, sería igual a Takeshi, prefirió guardarse ese pensamiento y añadir, mirando a Byakuya.
-Me pregunto si podría tener uno o dos duraznos para hacerle algún dulce a la bebé
-Para un retoño del jardín Yamamoto, todos los que guste, en especial si es para la pequeña Asami- Prometió Byakuya mirando a la aludida, refugiada tras Tōshirō -Será un buen regalo para el ratón dragón
¡¿Ahora también Hanako?! Era suficiente con que Tōshirō se hubiera unido a las bromas y seguirles la corriente a los otros dos, pero ¡Hanako!
-No va a haber ni niña ni niño, no empiecen a hacerse ideas de algo- Chillo, desesperada, provocando una mueca de satisfacción en el noble; Tōshirō por su parte, trataba de quitársela de detrás de la espalda -A veces suelen ser demasiado molestas...
Pero sus palabras lo golpearon, confundido hasta cierto punto, ¿Por qué diría eso? No es como que hubieran hablado del tema, pero creía estar seguro de que ella deseaba tener hijos, en algún punto de su vida, y él, obvio que quería todo con ella.
-Quien diría que nuestra hermana más pequeña sería la primera en convertirnos en tías- Comento Saya, definitivamente no dejaría que el sonrojo de su hermana bajara tan pronto, no si aún tenía muchas cosas en mente con que abochornarla -Parece que fue ayer que tenía su chupón en la boca y ahora...
Y antes de que alguien pudiera decir algo más, el capitán de la doceava tomó la palabra.
-Lamentó interrumpir su tan apacible reunión familiar, pero debemos llevar al senshi a mi laboratorio- Bramo, señalando la esfera de diamante con el senshi -Tercer oficial Yamamoto...
-No es necesario que yo vaya, solo necesito que alguien se haga cargo de una pequeña porción de mi poder para poder deshacer el diamante sin mi presencia- Anuncio, asomándose detrás de su novio -Capitán Kuchiki...
El noble dio unos pasos hacia la chica, quien también se acercará a él al salir de detrás de su novio. A pesar de las burlas, tanto Asami como Byakuya se comportaron de manera profesional.
- ¿Cómo va a sorprenderme ahora, oficial?
-Puede extender su mano y concentrar una parte de su poder ahí, por favor- Asintió, notando que no era una pregunta o recomendación, era más una orden. Asami colocó su mano debajo de la del hombre, concentrando su reiatsu, comenzando a formar un diamante con la combinación de ambos reiatsu y dividiéndolo en dos, encajando uno en el diamante que contenía al senshi -Con este diamante podrá llevarse al senshi sin ningún problema, así como para liberarlo, solo tendrá que romperlo y el senshi será liberado, es todo lo que debe hacer
-Y tantos problemas que nos causó la última vez- Comentó Mayuri, observando el diamante, viendo el cambio de color en el diamante, el cual, solía ser transparente, y ahora, en combinación con el del capitán de la sexta, se veía de un suave color rosado -Es sorprendente la manipulación tan alta que tiene de su reiatsu, no había visto nunca en mi vida que alguien pudiera controlar de esa manera algo tan… poderoso…
Tensión, habían pasado del bochorno y las risas al silencio, Asami quería salir corriendo, ese hombre le aterraba horrores, por lo que, mostrar sus habilidades frente a él siempre sería un total peligro, y eso ella lo sabía mejor que nadie.
-Vamos a retirarnos de momento, tenemos que preparar el reporte para las divisiones- Asami se había acercado de nuevo a su novio, dándoles la espalda a sus hermanas, algo molesta por las burlas pasadas, pero antes de que ellos pudieran irse, la escena entre Byakuya y Hanako le llamo la atención, reteniéndolos para observar.
Byakuya tomó una vez más la mano de Hanako para depositar un beso suave sobre su piel mientras profería un suspiro discreto, gesto que sólo la teniente logró vislumbrar. La mirada del noble pareció albergar una chispa por un instante, como si fuese capaz de contener y desatar un incendio en ese mismo instante, pero sus facciones permanecieron estoicas y aquel hombre asintió una vez.
-Créeme, Hanako-sama
-Sama...- Repitió Mayuri confundido ante aquel nombramiento por parte del noble, procurando guardar ese pensamiento para después.
-Me encantaría escoltarte hasta tu división, es descortés de mi parte haberte traído hasta acá sin acompañarte de regreso, pero es imperativo que acompañe al capitán Kurotsuchi. El comandante me ha pedido que asista el traslado por cuestiones de seguridad
-Descuide, Byakuya- Respondió dulcemente.
- ¿Y los honoríficos? - Murmuró Mayuri, cada vez más confundido.
-Entiendo que es un hombre ocupado, recuerde que soy teniente de su hermana, y no por mi lindo rostro.
-Que también tiene mucho mérito- Prometió el noble sonriendo tan ligeramente, que ni siquiera la teniente lo notó -Pero no descarto un té más tarde, tengo que hablarle de algunos asuntos respecto a las reuniones de té que hacía su abuelo. Después de enterarme de los viernes de galletas, creo que es injusto que no atienda a las súplicas de aquellos que aclaman sus bebidas- Compuso una mueca de disgusto -Cada vez contiendo contra más personas para poder disfrutar de una taza de té
Hanako soltó una risa ligera, cubriendo su boca con el dorso de su mano libre antes de negar con la cabeza y sonreír ampliamente.
-Perdón, pero ninguno de ellos tendrá jamás un blooming hecho a mano
Byakuya suspiró asintiendo una vez más antes de soltar a la teniente y recuperar la solemnidad.
-De alguna forma, eso me deja más tranquilo. Capitán Kurotsuchi- Añadió fríamente, dirigiendo una mirada hacia el aludido antes de comenzar a caminar hacia la doceava -Las hermanas Yamamoto seguro tendrán mucho de qué hablar y qué planear para el Baby shower así que no perdamos más tiempo
- ¡Para el qué! - Exclamó Asami furiosa mientras veía a los capitanes alejarse.
- ¿Niño o niña? - Inquirió Hanako divertida al final, buscando desviar la atención de sus hermanas.
-Hagamos un baby shower con ambas temáticas- Comenta Saya ante lo dicho por el noble - ¿Quien dice que no vayas a ser mellizos?
Asami miró a sus hermanas, pasmada, dejando de respirar, con los dedos comenzando a temblar por la ¿rabia? ¿Por qué le molestaba tanto que hablaran de aquello tan descaradamente?
- ¿Te imaginas? - Murmuró Hanako sonriendo soñadora, llevándose una mano a la boca para ocultar la sonrisa y el sonrojo -Una niña albina y de ojos claros, un niño con el cabello negro de su madre y los ojos de papá. El Yin-Yang…
Hanako miró a Tōshirō, algo que el entendió en ese momento, porque estaba hablando de su difunto hermano, aquel que su novia no conocía.
-Aunque no iría nada mal un niño de cabellos negros como la noche, sería lindo…
Asami miró a sus hermanas con el entrecejo fruncido, exhalo fuertemente y desapareció. El albino suspiró, negando con la cabeza mientras desaparecía, dejando a sus cuñadas en silencio.
…
No tenía importancia ya, Saya había arruinado un buen recuerdo, como era su costumbre. Llegar a la división y ver a Yoshio trabajar junto con Matsumoto le pareció… ¿Extraño? Vaya, tenía rato de no ver a su teniente tan concentrada en los papeles.
- ¡Al fin volvieron! – Yoshio fue el primero en salir corriendo a abrazar a su superior -No vuelvan a dejarme solo…
-También me alegra verte Yoshio- Soltó la menor, palmeando su cabeza mientras él la abrazaba por la cintura -Pero si me permites… tengo que… redactar mi informe…
- ¿Tan pronto te cansaste de Matsumoto? Que irónico- La voz del albino sonaba diferente, por lo que Yoshio alzó la vista, topándose con la mirada celeste de su capitán - ¿Sorprendido?
- ¡¿Capitán?! – Exclamo mientras soltaba a la chica, retrocediendo - ¿Qué le ha pasado? Por qué se ve… ¿más viejo?
Una vena saltó en la frente del albino, pero la pregunta del menor hizo reír a Asami, tomando por sorpresa al capitán, al menos después de la ira que había sentido en la chica luego de que sus hermanas se burlaran por algo que no era todavía.
-Parece que tuvieron problemas- Comento la pelirroja, quien conocía esta forma luego de la batalla contra los Quincy - ¿Esta todo en orden?
-Mas o menos, el capitán Kurotsuchi se ha llevado al senshi, lo examinara y supongo que, después de eso, el comandante llamara a una junta- Asami se había adelantado a su escritorio, tomando asiento sobre su silla y mirando a la nada, Yoshio y Matsumoto miraron al albino - ¿Podrían dejarnos a solas unos momentos?
De saber que las hermanas de la chica eran algo inoportunas, bueno, probablemente no hubiera hecho aquello, pero cierto era que no estaba arrepentido de nada, no de momento. Su forma adulta lo hacía pensar de manera diferente, y al oír hablar a sus cuñadas de aquello, una chispa había nacido en su pecho, una ilusión, una esperanza.
-Hey- Asami se detuvo, no mirándolo a los ojos, por lo que suspiro, colocándose en cuclillas frente a ella, deteniendo la silla y buscando sus iris violeta - ¿Qué es lo que te tiene así de pensativa?
Apoyo el codo sobre el descansabrazo, levantando la mano y acomodándola para recargar ahí su mejilla, no queriendo ver al chico a los ojos todavía, mirando hacia abajo.
-Hanako y Saya no tienen un alto, si les das cuerda, ellas pueden continuar, y no dudo en que los comentarios respecto a esto continuaran- Cubrió sus ojos con la misma mano que había sostenido su mejilla momentos atrás, suspirando -Solo estoy molesta…
-Yo tengo una pregunta para ti- Agregó, apoyando sus brazos en la silla para acercarse, obligándola a abrir las piernas y apoyar el rostro entre el pecho y el vientre, pasando sus brazos por detrás de su espalda -Lo que dijiste sobre tener hijos… ¿Qué tanto de eso es cierto?
-Por favor Tōshirō, no quiero hablar de eso, no ahora- Respondió con la voz cargada de frustración -Lo que Hanako y Saya dijeron es… es…
- ¿Te desagrada la idea? – Un respingo, seguido del silencio; alzo el rostro para poder ver sus reacciones -Asami…
-No, no es eso… es solo… que aún es muy pronto para pensar en eso, creo…- Su voz había salido como un susurro, retiro la mano de sus ojos mientras miraba los ojos de su novio - ¿Y tú? ¿Qué opinas respecto a eso?
Suspiró, ladeando la cabeza y apoyándola en su cuerpo, permitiéndose disfrutar de sus caricias, de sus dedos entre su cabello, dejando que el escalofrío recorriera su espalda, haciéndole recordar la noche anterior.
-Tal vez sea algo imprudente, la situación en la que nos encontramos, nuestros trabajos, pero sí, quiero tener hijos contigo- Los colores habían vuelto al rostro de la chica, lo que lo hizo sonreír dulcemente para ella -Y no es broma cuando dije que quería una niña que se pareciera a ti
-Y yo un niño que se parezca a ti- Sonrió, sintiendo algo en su pecho que comenzó a crecer -Quiero dejar al destino elegir
- ¿Y si jugamos con el destino? – Pregunto, pícaro, juguetón, acariciando la espalda de la chica, provocando que comenzara a revolcarse en la silla levemente - ¿Te atreves?
-Tōshirō, eres una mala influencia- Lo beso, sintiendo que la tensión disminuía en ella -Pero si así lo quieres, juguemos con el destino
Horas más tarde, Asami se encontraba repartiendo las copias de los informes a las divisiones, le gustaba hacer ese trabajo ella, para despejarse de la oficina y tomar un poco de aire.
Pero la sexta división se convirtió en un problema latente en ese momento, y no porque el teniente Abarai mostrara algo por su hermana, no, el problema era su capitán.
-Oficial Yamamoto, nuestro encuentro de esta tarde fue muy interesante- Asami se mantuvo serena, mirando al capitán y asintiendo levemente con la cabeza - ¿Tiene algo para mí?
-El reporte de misión del capitán Hitsugaya y mío- Extendió un brazo con ambas carpetas, por lo que el peli negro las tomó, mirando con una ceja alzada a la menor - ¿Sucede algo capitán?
-No, absolutamente- Pero, como si ella conociera al capitán de la sexta, espero por algún comentario más, cosa que le dio curiosidad a él -He cambiado de opinión, si tengo algo que preguntarle, oficial…
No la tomaba por sorpresa, había estado comenzando a entender la forma de ser de noble, de cómo las cosas que sucedían a su alrededor le eran divertidas en veces; entonces, él atacó.
-Disculpe mi… falta de respeto, pero, joven Asami, si ahora pidiera su mano en matrimonio ¿Qué diría? – Y un choque se produjo en su cerebro, sus pensamientos se detuvieron ¿Qué había dicho? La sonrisa casi imperceptible de sus labios no pudo ser vista por la chica.
-Pe-pe-pe... ¡Pero capitán! - Exclamó Asami retrocediendo un paso, tratando de descifrar lo que acababa de escuchar, tratando de hacer que aquella idea cobrara sentido en su mente -El capitán Hitsugaya...
-Créame, señorita Yamamoto- Murmuró Byakuya reorganizando los papeles en su escritorio para no mirar a Asami a los ojos, para mantener su papel -Conozco al capitán Hitsugaya desde hace mucho tiempo, si usted dice que sí, seguro comprenderá
-Pe-pe-pero Tōshirō y yo, nosotros, es que...
Byakuya por fin levantó la mirada en dirección a la joven y chascó la lengua, negando con la cabeza, como si regañara a una niña pequeña.
-Ay, Asami, me habría gustado que dijera que sí, pero tiene toda la razón, quisiera conocer a una niña pequeña que tenga su cabello y los ojos de Hitsugaya.
- ¿Qué? - Espetó la shinigami cada vez más confundida.
-Es un tema serio, el matrimonio, pero supongo que, si ya está pensando en hijos, tiene la madurez para una situación así
¿Matrimonio, hijos? No, el noble de la sexta tenía que haberse vuelto loco al decir aquello.
-Perdóneme capitán- Espetó la joven plantándose con firmeza y mirando al peli negro con determinación -Estoy de acuerdo con usted en que son temas que no se deben tomar a la ligera, así que no permito...
-Precisamente por eso quisiera felicitarlos personalmente- Dijo saliendo de detrás del escritorio y tomando una mano de Asami entre las suyas -Estoy ansioso por conocer a esa niña. Ahora, si me disculpa
Y sin darle mayor oportunidad de apelar, Byakuya salió de su oficina en dirección a la de Renji, dejando a Asami pasmada y, sí, ¿por qué no? Furiosa con el capitán.
El corto circuito que el capitán de la sexta le había provocado estaba fuera de sus límites, estaba bastante enojada con él, pero también, confundida, no hacia más de cinco horas que Tōshirō y ella habían decidido jugar con el destino, y ahora, el capitán le hacia una broma sobre ¡Matrimonio! Se golpeo los pensamientos para no parecer una loca desquiciada mientras caminaba y hablaba consigo misma.
Iba distraída, eso no podía negarlo, había llegado a la división diez sin mirar al frente, haciendo gesticulaciones y movimientos con las manos, muy exagerados, y que llamaban la atención de quien la mirara. Cuando atravesara la puerta de la oficina, su capitán noto de inmediato aquella confusión; era una energía que fluctuaba en su reiatsu.
-Asami…- Llamo a la chica, que comenzaba a llegar a su escritorio -Oye, Asami… ¿esta todo bien?
- ¿Qué matrimonio qué? – Lo miró con curiosidad, pero luego se cubrió la boca con las manos, como si hubiera soltado la peor maldición del mundo -Ay… no… es que… Argh…
-Nadie dijo nada de matrimonio- Luego notó la desesperación en su rostro, y ella maldecia interiormente al capitán por haber desatado en su cerebro cosas en las que aun no deseaba pensar - ¿Estas bien?
- ¡No! – Golpeo el escritorio con los brazos, chocando la frente contra la madera -Primero mis hermanas me balconean con la idea de que las voy a hacer tías, de que quieren una niña, tu y yo solucionamos el problema y, ahora, el capitán Kuchiki me pregunta sobre matrimonio ¿Acaso me quieren volver loca?
Tōshirō la miró con devoción, viendo como su chica se deshacía la trenza del cabello, permitiendo a su cabello cubrir su rostro por completo, esperando a que sus manos dejaran de gesticular lo que su voz no podía hacer.
- ¿Quieres ir a mi casa? – Preguntó cuando sus manos quedaron en paz, colgando casi al otro lado del escritorio, moviéndose de un lado para otro; asintió levemente, por lo que él suspiró, tomándola entre sus brazos y saliendo de la oficina.
…
Entrenar con Shūhei luego de la noche de tormenta había sido extraño al principio, ambos habían mantenido las distancias durante el calentamiento y el silencio había amenazado con convertirse en un muro que los separaba, pero toda la tensión se rompió cuando iniciaron el combate y Hogo intervino oportunamente.
A pesar de que Hanako le había hablado durante largo rato, explicándole a su cachorro que estaría peleando contra Shūhei como parte de un entrenamiento (sí, el teniente se había burlado durante largos minutos de su amiga al verla negociando con el perro, y luego se había arrepentido profundamente de no apoyar esa negociación), cuando iniciaron el combate cuerpo a cuerpo, Hogo no dudó un segundo antes de lanzarse en dirección a los tenientes y "atacar" al moreno con mordidas leves y gruñidos amenazantes.
Aunque las carcajadas de Hanako hicieron al perro sentir mejor cuando corrió a refugiarse a sus faldas, no dejó de gruñirle a Shūhei hasta que él prometió no hacerle daño a su humana.
-Muy bien, teniente- Soltó Shūhei divertido -Fue mala idea traer a tu bebé al entrenamiento
-No es mi bebé, no soy su mamá- Puntualizó por enésima vez la aludida mientras acariciaba a Hogo para hacerle sentir más tranquilo -Y estoy de acuerdo, fue mala idea
- ¿Dejamos el entrenamiento para mañana? Digo, si no te responden los Vizard
-Hirako no quiere entrenarme, lo siento a la distancia- Se quejó Hanako amargamente antes de sonreír al ver a su cachorro más tranquilo con relación a Shūhei -Sí, será buena idea dejarlo para mañana, le toca a Saya llevárselo a casa
- ¿Por qué te dejó a Hogo el día de hoy? - Cuestionó Shūhei recuperando su mochila mientras Hanako se liberaba de los vendajes -Digo, sé que se turnan para llevarse al cachorro a casa- Dijo cuando Hogo se acercó a él con la cola entre las patas, todavía dudando de su lealtad para con la humana, pero cuando el teniente le rascó la barbilla, el perro retomó su actitud juguetona olvidando todo el encuentro con el teniente -Pero Saya siempre tiene energías para ir a correr con él
-Hogo estaba cansado- Comentó Hanako viendo la estatura del perro -Sigue siendo muy juguetón y parece que la energía no se le termina, pero hoy todos en la división estuvieron muy amables y juguetones con él, supongo que por las galletas
-Cierto, en mi división no se habla de otra cosa, se preguntan cuándo Mashiro y yo cocinaremos para ellos. Me da envidia la trece- Admitió al final, extendiendo una mano para pedirle a Hanako su mochila - ¿Por qué pueden ellos tener tus galletas y yo no?
-Hagamos esto- Sugirió la chica sonriendo cuando Shūhei le arrebató las cosas de las manos, a sabiendas de que ella no se dejaría consentir por la buena -Te invito una ronda de galletas recién horneadas si me acompañas a casa hoy
Hanako se adelantó unos pasos, sabiendo que Shūhei no dejaría pasar aquello, al menos se aseguraría de que el teniente no la viera a los ojos para hacer el interrogatorio.
- ¿A qué debo el ofrecimiento, akuma?
La chica lo pensó mientras profería un suspiro largo, antes de sonreír francamente y mirar a Shūhei de reojo.
-Sé que nuestra tregua terminó. Lo noté fácilmente en los pasillos esta tarde, así que quiero agradecerte por el apoyo moral. Las galletas son mi mejor arma en este momento
La caminata de regreso a casa estuvo llena de charlas y risas, alguna que otra insinuación por parte de Hanako, coqueteando con su amigo, alguna que otra respuesta torpe por parte del teniente, y los ladridos de Hogo como música de fondo, que saltaba alrededor de la chica jugueteando con los bordes de su cinturón, que ella había aflojado a propósito.
Pero al llegar a casa, Hanako suspiró profundo mientras Hogo se agachaba a su lado, apoyando el hocico contra el suelo, pero manteniendo las patas traseras bien alzadas, el ruido de las carcajadas llegaba hasta la calle, la voz inconfundible de Ikkaku ligeramente ebrio, las carcajadas de Saya, las risas de Yumichika que, si bien no eran estridentes, eran lo suficientemente estruendosas como para escucharse hasta afuera.
-Y seguro, ya están ebrios- Musitó la teniente para sí misma antes de entrar a la casa y sonreír al ver a Saya parada de manos mientras sostenía un shot de sake sobre la parte frontal de su cabeza -Esto no me lo esperaba
-Hola Hana- Soltó Saya con mucha dificultad, tratando de mantener el equilibrio.
-Lo que Renji daría por ver esto- Soltó divertido Shūhei al ver el rostro enrojecido de la soldado, agachándose a su lado para tratar de hacerla reír - ¿Qué hay de nuevo?
- ¡Basta! - Gritó Saya apretando el gesto mientras sentía que le temblaban las manos.
- ¡Ya, ya! - Gritó Yumichika levantándose en su sitio y aplaudiendo con estridencia -Lo lograste linda
Saya se dejó caer, desternillándose de la risa mientras el sake bañaba sus cabellos y Shūhei retrocedía para evitar que la soldado lo golpeara al caer.
- ¿Cuánto llevabas de cabeza? - Soltó Hanako entre divertida y sorprendida mientras colgaba su mochila en el perchero de la entrada - ¿Sabes qué? Mejor no me digas
- ¿Te invitamos un trago, cielo? - Ofreció Yumichika avanzando hacia ella y abrazándola a manera de saludo, pero una vez que estuvieron cerca, añadió en un susurro -Yo necesito explicaciones de por qué Hisagi está contigo justo ahora
Y con el mismo tono de apremio y una sonrisa radiante, Hanako murmuró.
-Pues esa explicación no la tendrás de mí
-No le invites nada- Exclamó Saya -Es una aburrida para tomar
-A diferencia de Asami- Puntualizó Hanako parándose en jarras y mirando a su hermana, todavía en el suelo mientras luchaba contra los lengüetazos de Hogo -Yo no me dejó provocar tan fácilmente. Además, sabes que mi cuerpo procesa el alcohol tres veces más rápido de lo habitual
-Karyū y tú son unas aburridas- Musitó Saya en medio de un gruñido mientras se ponía en pie y acariciaba a Hogo.
-Apuesto a que no podría seguirme el ritmo- Exclamó Ikkaku.
-Madarame- Llamó Shūhei divertido, sentándose en el sillón y mirando a Yumichika con cierto aire de desafío, como si reclamará su lugar al lado de Hanako -Yo que tú no le apostaría nada, la última vez que aposté contra una Yamamoto, lo sigo pagando con creces
-No, espera- Pidió Hanako divertida, sacando los brazos de su kosode y parándose en jarras frente a Ikkaku -Quiero escucharlo
-Apuesto a que aguanto más shots de sake que tú
La chica soltó una risa cristalina, podría haber pasado como un gesto nervioso, incluso pasar inadvertido para todos menos para Saya y Shūhei, demasiado acostumbrados a esa forma sutil que tenía Hanako para declarar una batalla como perdida para sus adversarios, su forma personal de apuntarse una victoria. La mayor se encaminó a la cocina y regresó con un o-choko blanco en las manos, con un dragón rojo finamente pintado, decorado con filigrana dorada en rizos y bucles que parecían nubes de oro.
Saya suspiró reconociendo el recipiente del abuelo y sonrió negando con la cabeza, sabiendo que nada bueno podía resultar de aquello.
- ¿Qué va a pasar cuando gane? - Desafió Hanako sentándose a la mesa frente al teniente mientras se servía el primer tragó de sake en su recipiente.
-Saya hará el papeleo que te corresponde durante un mes
- ¡Oye! - Exclamó Saya ofendida, avanzando en dirección a su amigo de forma amenazante -Si quieres apostarle a mi hermana, entonces no me metas a mí
- ¿No confías en mí? - Exclamó Ikkaku ofendido, levantándose de su asiento y pegando su frente contra la de Saya empujándose el uno al otro mientras chispas saltaban entre sus miradas.
- ¿Te digo la verdad o seguimos siendo amigos?
- ¡Eres una malagradecida! Luego de todo lo que he hecho por ti
- ¡No es que desconfíe de ti, es que conozco a mi hermana!
-Ella tiene un punto- Murmuró Shūhei, divertido.
Pero todo rastro de diversión se desvaneció cuando ambos shinigamis volvieron el rostro para mirarle y el aura a su alrededor se tornó sombría.
-No es contigo...
Shūhei pasó saliva y se encogió en su asiento, asintiendo una vez.
-Perdona a mi hermana- Pidió Hanako tranquilamente, sonriendo para tratar de infundirle valor a su amigo -Es intensa cuando se trata de apuestas
-Puedo verlo...- Murmuró Shūhei acercándose a la mesa mientras Ikkaku y Saya seguían con su acalorada discusión. El moreno se agachó recargándose en la mesa para acercarse un poco más a Hanako y sonreír ladino - ¿Puedo invitar a una persona a ver este espectáculo?
-Sólo si traes al teniente en el que estoy pensando- Soltó divertida la chica antes de empujar a Shūhei para alejarlo de su rostro.
-Lo traeré antes de que te des cuenta- Soltó divertido, en un murmullo mientras se alejaba en dirección a la puerta.
- ¿A dónde va? - Soltó Yumichika cuando se percató de que el teniente de la novena se dirigía hacia la puerta.
-Tengo un pendiente que resolver- Anunció el teniente -Pero volveré rápido
Cuando Shūhei llegó a la entrada de la casa, el trueno cimbró la tierra, Saya le dedicó una mirada pesada a su hermana mayor, preguntándose cómo reaccionaría ante la creciente tormenta que parecía haber surgido de la nada, preguntándose si se permitiría a sí misma quebrantarse habiendo tanta gente. Es decir, confiaba en Yumichika, solían pasar tiempo juntos cuando Ikkaku y ella se ponían muy violentos con sus entrenamientos, y se habían vuelto cercanos, así que el vanidoso pelinegro debía saber una o dos cosas respecto al temor de Hanako; pero Saya no sabía si su hermana se atrevería a vulnerarse ante uno al que había considerado un rival en primera instancia.
A Saya le sorprendió muchísimo darse cuenta de que sí, en efecto su hermana dio un respingo en su sitio, al igual que el resto, ese trueno había emergido de la nada, pero en lugar de ponerse a temblar como solía hacer cada que las tormentas se volvían tan feroces como la de esa noche, Hanako sonrió...
Dependiendo de las decisiones que hubiese tomado la noche anterior, ella le dedicaría una sonrisa cómplice a Shūhei, que la miraría desde la puerta y regresaría el mismo gesto, sabiendo perfectamente que compartían un secreto; o bien, ella podría mirar por la ventana en dirección al jardín, en dirección al retoño de cerezo que había dispuesto ahí, el obsequio del capitán de la sexta. La promesa de que él siempre la cobijaría cuando hubiese tempestad. Hanako escucharía aquel primer rayo y podría pensar en Byakuya o sonreír para Shūhei...
En cualquiera de los dos casos, Saya se quedó boquiabierta ante la tranquilidad de su hermana cuando el siguiente trueno resonó por los cielos llenando todo con su sonido atronador.
-No te demores, Shūhei- Dijo la peli rosa mirando a su amigo y sonriendo de medio lado -El acto principal está a punto de iniciar
-Descuida, akuma- Murmuró el shinigami, consiguiendo que aquella palabra sonara dulce y aterciopelada, no como un insulto o un apodo entre colegas, sino como el apodo que le pones por cariño a un ser querido -Volveré antes de que caiga la tormenta
Shūhei se movió a toda velocidad, hizo shunpo para llegar a la entrada de la división seis, y lo hizo justo a tiempo, puesto que Byakuya y Renji Dejaban el lugar, caminando en silencio con aquel aire cómplice que solía envolverlos.
Y de nuevo, dependiendo de las decisiones tomadas, con el siguiente trueno, Byakuya levantaría la mirada al cielo y compondría una mueca de preocupación, un gesto tan pequeño que sólo Renji (y tal vez ahora Hanako), sería capaz de interpretar.
- ¿Taichō?
-Descuida- Pidió Byakuya suspirando -No es por mí por quien temo, pero tampoco debería preocuparme por ella
- ¿Ella?
-Buenas tardes capitán, Renji- Soltó Shūhei llegando hasta ellos, sin darles oportunidad de continuar con aquella conversación.
- ¿Qué tal, Shūhei? - Soltó el pelirrojo sorprendido de la presencia de su amigo ahí a esas alturas del día - ¿No entrenabas con la teniente demonio?
Y por supuesto, ninguno se percató de que Byakuya había bufado ofendido ante aquella pregunta, molesto ante la posibilidad de que Hanako incluso le había pedido a Shūhei (Al teniente Hisagi de la novena división, TENIENTE, ni siquiera otro capitán), que la ayudara a entrenar antes que a él mismo.
- ¿Y tú no estabas preparando un café para su hermana?
- ¡Eso terminó! - Gritó Renji ofuscado, furioso de saber que todavía se le echaba en cara aquella apuesta que había terminado perdiendo.
-Es curioso que su uniforme esté lleno de pelo, teniente- Apuntó Byakuya percatándose de que, en efecto, toda la tela negra estaba cubierta por rayitas grises que pasarían desapercibidas.
-Sí- Murmuró el moreno, incómodo ante aquella observación -Hogo está mudando pelo
- ¿Y qué tiene que ver Hogo? - Exclamó Renji confundido, rascándose la mejilla con el índice, tratando de ocultar la curiosidad que lo carcomía, puesto que sabía que involucrar al perro, tendría todo que ver con la hermana menor de la dueña.
-Esto no te lo quieres perder- Aseguró Shūhei recuperando la sonrisa y mostrando un pulgar para Renji -Madarame le apostó a la akuma que él aguanta más el alcohol que ella
- ¿Y qué respondió la teniente? - Soltó Renji pasmado, aliviando sin saberlo a su capitán, que también quería conocer la respuesta.
-Que su organismo procesa el alcohol tres veces más rápido que el de una persona normal
-Claro, el fuego- Murmuró Renji para sí mismo, como si aquello fuera obvio.
-Si tu capitán no te necesita, sería muy divertido que me acompañaras
Byakuya tuvo que tomar una respiración profunda antes de mirar al teniente de su división y asentir una vez.
-Después de todo, ya saliste por hoy
-Demo... taichō- Murmuró conmovido el pelirrojo, preguntándose si, por una vez, su capitán estaría sintiendo genuina compasión y no haría algún comentario sarcástico.
-Mereces una noche de descanso, qué mejor que hacerlo al lado de la soldado Yamamoto...
- ¡Que no tengo nada que ver con Saya! - Gritó Renji ofuscado, cruzándose de brazos y dándoles la espalda a ambos.
-Entonces vamos, están por empezar- Urgió Shūhei comenzando a caminar en dirección de la casa Yamamoto mientras otro trueno retumbaba por los cielos.
-Taichō...
-De verdad, Renji, te lo ganaste. Descansa esta noche, terminaré en casa el papeleo pendiente y por la mañana podremos ponernos al corriente. Pero te voy a pedir algo a cambio
-Dígame- Murmuró el pelirrojo, atento y solemne ante las palabras de su capitán.
-Dígale a la soldado Yamamoto que ya no tengo interés en casarme con ella, no quiero arruinar lo que hay entre ustedes
Shūhei soltó una carcajada al escuchar aquellas palabras mientras Renji enrojecía hasta las orejas y le dedicaba una mirada de reclamo a su capitán, sin embargo, algo en la mirada vehemente del noble le hizo al teniente mirarle con apremio, como esperando el verdadero mensaje.
-Dile a Hanako-san que deseo la compañía del cerezo durante la tormenta
Aquel mensaje carecería de sentido para ambos tenientes, y sólo llegaría a oídos de Hanako en una realidad, pero haría toda la diferencia para que ella siguiera tomando las decisiones correctas y poder seguir a su corazón.
Renji no necesitaba comprender aquel mensaje, conocía lo suficiente a su capitán como para entender que sólo debía entregarlo textual y todo estaría bien.
-Lo haré- Dijo solemne y ceremonioso antes de hacer una reverencia y dirigirse en dirección a su amigo.
Definitivamente, no se esperaba llegar a la casa Yamamoto y encontrarse con una Saya sonriente, con las mejillas sonrosadas, con la carcajada a la mano mientras se colgaba de los hombros de Yumichika y canturreaba.
-Pues ya llevan cuatro y mi hermana sigue entera~
- ¿Saya? - Soltó Renji al percatarse de que la chica parecía estar irreconocible.
- ¡Renji! - Exclamó la chica levantando los brazos y sonriéndole al teniente cuando se percató de que era el pelirrojo quien la miraba, extrañado - ¿Qué haces aquí? ¿Ahora fue Shūhei el que te dijo que moriría?
- ¿Qué? - Soltó divertido Yumichika mirando a su amiga con curiosidad.
-Nadie dijo que morirías esta vez- Soltó el pelirrojo ofuscado, preguntándose cómo demonios había terminado en esa situación. Claro, de nuevo había caído en la trampa de su amigo ¿Cuándo aprendería que de alguna u otra manera siempre lo involucraban con Saya?
-Oh… ¿Entonces ahora vienes a verme porque me extrañabas?
A pesar de ser más baja que él, Saya se había acercado demasiado a su rostro, sonriéndole de esa forma provocadora y, al mismo tiempo, demasiado tentadora para él, provocándole sentimientos tan contradictorios que lo dejaban en jaque. No sabía cómo responder a esa provocación. En primer lugar ¿Lo estaba provocando? Y si era así… ¿a qué? Su mente estaba a punto de entrar en un colapso.
Pero a punto de que sus sentidos se atrofiaran, Saya exploto a carcajadas sosteniéndose el estómago, confundiéndolo más de lo que ya estaba.
-A veces me pregunto qué tanto pensaras- Trata de decir entre risas -Pones expresiones muy graciosas
Oficialmente no entendía en absoluto a esa chica. No estaba seguro si eso lo decía como burla o como alago, lo estaba volviendo loco y no terminaba de comprender de qué forma.
-Vamos Renji, acompáñanos a tomarnos unas copas- Le invita Yumichika guiándolo a la sala -Puede que se revelen algunas cosas, después de todo los niños y los borrachos siempre dicen la verdad…
Renji mira al pelinegro algo perplejo, y este a su vez le guiña un ojo señalando con la cabeza a Saya, que probablemente por los efectos del alcohol, estaba sonriéndole
-De acuerdo, pero prométeme que si vez a Saya con intenciones de asesinarme, la detendrás- No estaba del todo seguro como seria la personalidad de Saya con varias copas encima.
-Haré todo lo posible- Dice sirviéndole la primera copa de sake a Renji para luego servirse otra él.
Hanako había sonreído triunfal al ver a Ikkaku tambalearse en su sitio, la sensación de hormigueo en las yemas de sus dedos se había extendido ahora por toda la extensión de sus brazos, pero todavía se encontraba bastante entera, así que contó el trago número veinte y vació su o-choko con tanta gracia como pudo, golpeándolo por accidente contra la mesa y componiendo una expresión de sorpresa, encogiéndose de hombros y revisando el recipiente para asegurarse de que no estuviera roto o astillado.
Ese gesto provocó una carcajada en Saya, tan sonora que logró contagiar a Shūhei y a Yumichika, mas no a Renji, quien miró con cierto embeleso a la soldado, tan desgarbada, tan divertida, tan relajada esa noche.
¡Dios! Renji se había acostumbrado a ver la tensión en los hombros de aquella chica, se había acostumbrado a verla sonreír con sorna y desafío, a motivar a otros a ser mejores personas, se había acostumbrado a verla mostrar un gesto de confianza, pero siempre con el cuerpo alerta. Y ahora estaba tan tranquila... bueno, tal vez tranquila no era la palabra, verla ahogarse con sus propias risas, colgada de los hombros de Yumichika, quien se limpiaba las mejillas con un pañuelo antes de pasarlo a su amiga, ambos llorando de la risa.
Ikkaku golpeó también con violencia la mesa, y Hanako sonrió triunfal al ver que había puesto su vaso bocabajo, rindiéndose en la batalla de shots antes de azotar contra el suelo y extender los brazos a los costados, sintiendo que toda la habitación giraba.
Segunda sorpresa de la noche, pero esta vez para Shūhei, puesto que Hanako rompió en carcajadas y no pudo volver a detenerse en largo rato, menos porque Saya comenzó a hacer comentarios al respecto, al principio fueron chistes inteligentes, sarcasmos, bromas pesadas, pero conforme fue pasando el tiempo, casi cualquier cosa era suficiente para que la teniente rompiera en carcajadas y se quedara sin aliento, quejándose del dolor de estómago y mejillas.
- ¡Hanako, Hanako, una mosca! - Gritó Saya apuntando al techo, y Hanako, que apenas había logrado controlarse un poco, volvió a estallar en carcajadas, perdiendo el equilibrio y amenazando con caerse de la silla.
Shūhei la sostuvo por los hombros y rompió en risas también ante la expresión de sorpresa que Hanako compuso un instante, antes de reírse de nuevo.
No, la risa se le cortó de golpe, Hanako sonrió amablemente antes de levantarse y dirigirse a la puerta que daba al jardín.
-Ya regreso
- ¡Mosca!
Hanako rompió a reír ante la expresión de Saya mientras se alejaba dando traspiés.
Quizá gracias a que el alcohol estaba ya haciendo efecto en los shinigamis, cuyo número de copas ya habían perdido la cuenta, el ambiente entre ellos era bastante divertido, demasiado se diría por las estridentes risas de Saya ante algo que le contaba Renji, que también ya no estaba coordinando mucho el sentido de sus palabras, pero que no le impedía estar disfrutando bastante esa nueva y divertida faceta de Saya.
-Creo que ya has tomado demasiado Renji- Dice Saya con la voz casi ahogada por la bebida - Estas diciendo cosas sin sentido
-Mira quien habla- El igual prácticamente arrastraba las palabras mostrando una sonrisa boba y las mejillas ruborizadas -Te ríes de cualquier tontería
-Eso explicaría por qué me estoy riendo de ti- Nuevamente se acerca demasiado al teniente, sonriendo de forma ladina -Tus tatuajes son raros- Ante eso, Renji estaba a punto de replicar, pero en lugar de eso, trago pesado ante lo que Saya agrego con una gran sonrisa -Pero me gustan
El rubor en sus mejillas se hizo más grande y notorio, al mismo tiempo que sus ojos se abrían como platos, y todo mientras se escuchaban las risas de Yumichika, seguidas de una nueva carcajada de Saya, que reía más que nada contagiada por su amigo.
-Y por cierto Renji…- Este da un respingo en su lugar tragando pesado, Saya de por si era totalmente impredecible, y con alcohol encima ya de verdad no sabía que esperar - ¿Por qué siempre traes el cabello agarrado?
-A diferencia de otros, no me gusta estar con el cabello hecho un nido de pájaros- Responde cruzado de brazos, evitando todo contacto visual con los ojos grises de la soldado.
-Te sorprenderá saber que, aun así, mi cabello es bastante sedoso- Muy cerca, Saya estaba demasiado cerca, la sentía a lado suyo -Anda, tócalo…
- ¿Co-como que toque? - Ahora si la voltea a ver, y en efecto estaban a centímetros de rostro con rostro.
-Hablo de mi cabello, idiota– Aclara -De verdad que eres un mal pensado
Ya no refuto más, tan solo hizo lo que Saya le pedía y empezó a acariciarle la cabeza, dándose cuenta de que Saya decía la verdad sobre su cabello, era bastante suave a pesar de tenerlo tan desordenado, incluso podía pasar con facilidad sus dedos. Pero lo que más lo tenía con el corazón latiendo cada vez más rápido, era la expresión de Saya ante la caricia, daba la impresión de ser un minino que disfrutaba de los mimos.
- ¿Vez? A que es suave…
-Hee hee… S-si… Creo que si- Deja de acariciarla, aunque una parte de él hubiese podido seguir.
-Ahora es mi turno- Se pone de pie en el sofá donde Renji estaba sentado, sintiendo a continuación que Saya le quitaba la liga con la que se sostenía el cabello.
- ¿Q-que estás haciendo? – Ahora sí que sus latidos ya habían aumentado.
-Tengo curiosidad de saber cómo te vez con el cabello suelto- Los cabellos de Renji caen por su espalda y algunos mechones al frente, sonriendo por la apariencia del pelirrojo -Pues debo admitir que el cabello largo te sienta bastante bien
La situación era demasiado bizarra para lo que estaba acostumbrado con Saya, que usualmente lo provocaba, lo desafiaba y golpeaba cada que tenía una oportunidad, pero ahora… ¡Lo estaba alagando! ¿Todo lo que estaba diciendo era verdad? Y es que, tal como dijo Yumichika, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
-Debo ir… Ahora vuelvo…- Se retira a la planta de arriba, dándole un momento a Renji de calmar su exaltación interna.
-Hasta que al fin veo que no están discutiendo por algo- Comenta risueño Yumichika a Renji.
-No me imagine que Saya tuviera un lado tan… simpático- Fue la mejor palabra que se le ocurrió de momento.
-Por supuesto, a esa chica nunca terminas de conocerla, siempre te sorprende con una nueva faceta que desconocías…
-Sí, eso es lo que más me intriga- Toma de jalón su copa de sake, quedándose unos momentos en silencio, como reflexionando -Es que aún no termino de entender que me sucede con Saya, me molesta, me provoca, pero aun así de alguna manera parece que termino buscándola inconscientemente, debo ser un masoquista- Yumichika no dice nada, solo lo ve sonriente en espera a que continuara -Aaaaaggghh ¿Por qué rayos tiene que ser tan complicada? - Jalonea el haori del oficial como si de esa forma le fuese a sacar la respuesta -Saya es demasiado compleja, no sé qué pasa por su cabeza, ni que se le ocurrirá hacer en los próximos segundos
-Ni ella misma lo sabe Renji, Saya solo actúa y ya- Finalmente el teniente lo suelta, hundiéndose en sus debates -Pero a mi parecer, eso es el aspecto más encantador de Saya- Voltea a verlo nuevamente algo molesto por hacerle tal alago a la shinigami -Y es lo que más te atrae de ella- No pudo debatirle eso, aunque quiso, pero ya no encontró las palabras para negarlo.
Yumichika levantó la mirada en dirección al teniente de la novena, que también se había levantado y dado alguno que otro traspié en dirección a la entrada.
-Y hablando de gente impredecible- Murmuró el tercer oficial para sí mismo, sonriendo de medio lado -Seguramente estará sentada bajo el árbol- Anunció el pelinegro, consiguiendo que el teniente respingara.
-Yo no...- Inició Shūhei con voz arrastrada.
-A menos que busques el baño, ese está en la planta alta, pero está ocupado
Shūhei se quedó de pie en su sitio, mirando a Yumichika mientras el pelinegro se levantaba de su sitio, dando unas palmaditas en la cabeza a Renji antes de dirigirse a Ikkaku y confirmar que siguiera con vida.
Lo pensó largos segundos, podría fingir ir al baño, podía modificar su ruta, pero cada shinigami estaba tan metido en sus propios asuntos, que él terminó avanzando hacia el sitio donde se encontraba Hanako, sonriéndole con picardía y dejándose caer a su lado cuando la chica le sonrió de regreso.
No, Hanako no levantó la mirada, su vista se quedó clavada en el jardín, por una parte, en el retoño de cerezos que le habían obsequiado, que ella habría plantado justo a la mitad, por otra parte, miraría la tierra vacía en todo el espacio, las piedras, las plantas.
-Quisiera ser valiente como Saya- Soltó el moreno sentándose cerca de Hanako y mirándole con embeleso, sonriendo como si estuviese viendo el más hermoso de los amaneceres.
Hanako sonrió de medio lado, pero no se movió más, no respondió, no levantó la mirada.
-Eres muy linda
La teniente ahora sí giró el rostro en dirección a su amigo y sonrió ampliamente, divertida ante la actitud apremiante del teniente que ahora ladeaba el rostro para mirarla mejor.
Shūhei inclinó un poco el rostro hacia el frente, buscando la cercanía, buscando la boca de Hanako, pero la chica sonrió aún más ampliamente, poniendo su mano en el rostro del teniente y empujándolo ligeramente.
- ¿No? - Inquirió el teniente quitándose la mano de Hanako, pero sonriendo más todavía.
-No- Respondió ella, cada vez más sobria gracias al calor de Karyū -Estás ebrio, yo no, y no quiero que escribas una columna que diga "La teniente Yamamoto se aprovecha de los borrachos" mañana
Shūhei soltó una carcajada, perdiendo el equilibrio y dejándose caer de espaldas, Hanako se recostó a su lado, sobre el costado, con las manos metidas bajo su rostro y observando a Shūhei, con las mejillas sonrosadas, con el gesto apretado, relajado como hacía meses ella no se sentía, aunque esa noche ella también se sentía tranquila. Sonrió agradecida por esos momentos antes de recostarse sobre la espalda y mirar en dirección al cielo, a las gotas de lluvia que caían, a los rayos de tormenta que iluminaban el firmamento delineando perfectamente la figura de las nubes.
A quedarse dormida en pleno de una noche de tormenta.
…
Las gotas de agua repiqueteaban en la madera, los truenos y relámpagos no le causaban nada, menos si estaba entre los brazos del albino, que acariciaba con delicadeza su espalda, subiendo y bajando por ella.
Que fácil era tenerla así, entre sus brazos de esa forma, aunque pronto volvería a su forma normal, y algo se revolvió en su interior, pensando de manera negativa en lo que podría venir luego de eso. No, estaba seguro de que la chica no dependía de esa forma adulta para sentirse segura con el ¿O sí? Si no dejaba de pensar así, probablemente nada de lo que había hecho con la chica habría valido la pena.
-Entonces… Kuchiki te hablo de matrimonio ¿cierto?
Levantó el rostro, mirando los ojos celestes de su novio, cerrándolo, inhalando profundo y soltando el aire lentamente.
-Si, pero ya no recuerdo todo lo que me dijo- Se pegó a su pecho, metiendo su brazo bajo el costado sobre el que estaba apoyado y abrazándolo por completo, sintiendo el viento fresco procedente del exterior ¿cuan expuestos estaban a que alguien los descubriera? -No voy a pensar en eso…
- ¿Y si fuera yo quien te lo propusiera? – Se tensó en sus brazos, sintió el apretón momentáneo en sus costillas, esperando a que ella reaccionara -Digo, si estamos hablando de tener hijos ¿Por qué no de matrimonio?
Un gruñido escapó de su garganta, estaba rotundamente a no querer hablar del tema, al menos, no de momento; pero la insistencia del chico la obligo a mirarlo a los ojos.
-Probablemente aceptaría sin chistar- Respondió, mirando con bravura al chico, tomándolo por sorpresa.
- ¿Probablemente? – Se bufó de la actitud de su chica, componiendo una sonrisa para ella, besándola, arrancándole un gemido al momento en que le mordió el labio, posando las manos sobre la cadera de ella -Que día tan más raro
No querían salir de ahí, de su refugio, de la paz que se transmitían mutuamente, porque el contacto físico había aliviado sus miedos, pero en ella había provocado algo más; un cambio leve que, aparentemente solo él estaba comenzando a notar.
La lluvia continuaba, no quería moverse de ahí y llegar a su hogar, probablemente Saya se burlaría nuevamente de ella, mientras Hanako comenzaba a mostrarle detalles y arreglos que se le hubieran ocurrido para el… el… ¡el nada! No había nada todavía, no iba a ser madre todavía, no de momento, y aunque lo hubiera hablado con Tōshirō, las cosas continuarían su curso normal.
- ¿Estás seguro de querer seguir jugando con el destino? – Preguntó ella, caminando bajo la lluvia, aferrada al brazo de su novio, protegidos bajo una delgada capa de diamante -No creo que sea el mejor momento para tener un hijo…
-Yo sí, pero si tu no estás segura de esto, no voy a obligarte a hacerlo- Se quedó callada, mirando el camino que tenían frente a ellos -Escucha, lo que Hanako y Saya hayan dicho no tiene porque ser cumplido, las burlas solo hicieron que habláramos de algo que aún no está en su momento, pero si eso llegase a suceder, ten por seguro que haría mi mayor esfuerzo para protegerlas
-Protegerlas…- Rio, un poco más relajada, algo que lo tranquilizó -Estas muy seguro de que será niña, me sorprende tu optimismo
-Bueno, uno de los dos tenía que serlo…
-Gracias- Fueron sus únicas palabras, mientras apresaba con fuerza el brazo, entrelazando sus dedos con los de su novio.
Hablaron sobre otras cosas que eran esenciales entre ellos, sobre todo, ahora que estaban dispuestos a mantener el contacto físico, que sus hermanas lo sabían, así como el capitán de la sexta.
Cuando llegaron a la casa, la chica pudo sentir que algo estaba fuera de lugar, para empezar, Hogo no había salido disparado por la puerta y, segundo, todo estaba muy tranquilo.
-Tanta tranquilidad me atemoriza- Murmuró el albino, notando el escepticismo de su novia - ¿Pasa algo?
-No, no pasa nada- Respondió, como no dándole mucha importancia a la extrañez de su novio -Creo que solo encontraremos un poco de desorden…
Ambos caminaron hasta la puerta, Asami la abrió normal, encontrándose a Ikkaku tirado en el piso, cerca de sus pies, giro la vista al sillón, observando a su hermana dormida sobre… ¡Renji! ¡Con el cabello suelto! Esto le alarmo, por lo que paso la vista despacio por la sala, viendo a Yumichika dormido en el otro sofá.
Divisó a su amigo sentado en una silla del comedor y, cerca de él, a su hermana mayor.
-Dime que no te terminaste la reserva especial que teníamos del abuelo- Soltó, mirando a su hermana, que tomaba té tranquilamente -Hanako…
-Honestamente- Murmuró Hanako sonriendo para Asami, levantando una taza de té a manera de brindis antes de dar un sorbito discreto -Para cuando surgió esa idea, Ikkaku ya había caído del todo.
Sin embargo, Hanako dejó la taza descaradamente frente al o-choko de su abuelo y sonrió volviendo la mirada hacia la ventana, hacia la lluvia torrencial.
Suspiro, porque el amigo de su hermana estaba literalmente en K-O, recordando el sabor del sake de su abuelo.
-Claro, toman cuando yo no estoy- Murmuró, escuchando el bufido divertido de su novio -Nada ha sido normal en este día
- ¿Entonces el día de campo no contó, cielo?
-Eso es diferente- Murmuró.
Hanako le dedicó una mirada dulce a su pequeña, pero el gesto que le dirigió a Tōshirō fue más divertido.
La mayor se dirigió a la cocina con un movimiento elegante y volvió con una botella en las manos, misma que tenía roto el sello, Hanako la había abierto, así que Asami se sorprendió mucho cuando su hermana mayor deposito dos o-choko más en la mesa, que procedió a llenar luego del suyo.
-Por la niña...- Dijo levantando su bebida a manera de brindis mientras Asami daba un traspié hacia atrás, siendo sostenida apenas por las manos de su novio quien, mostraba algo de sorpresa en su penetrante mirada Aqua -Que ha salido de misión al mundo humano y no es más una niña pequeña, sino una Shinigami del Gotei
Como si sus palabras le hubieran quitado un enorme peso de encima, Asami se encaminó hacia la mesa del comedor, seguida de Tōshirō, tomando ambos los o-choko y brindando junto con la mayor.
-Creí que no tomabas- Comentó la menor mirando a su novio.
-Hay ocasiones en que puedo ser... un adulto como tal...
-Adulto responsable- Bufó, divertida, mirando a su amigo recostado sobre la mesa frente a ella.
Hanako frunció el entrecejo, preguntándose donde había escuchado aquellas palabras como un chiste local, ¿cuánto hacía que habían descubierto a los genzanki?
Se sentía como una vida completa, pero dejó ese pensamiento para después y relleno su vaso, está vez dando traguitos cortos.
-Odio la manera en que procesas el alcohol- Murmuró Asami, con las mejillas sonrosadas - ¿Hacia cuanto que no tomábamos juntas? El día de campo no cuenta...
Tōshirō notó como su novia se había relajado más de lo debido, y eso que apenas llevaba el primer trago.
Hanako soltó una risa por lo bajo antes de negar con la cabeza.
-Sólo el abuelo me ha visto afectada por el alcohol alguna vez y no tiene nada que ver con mi manera de procesarlo...- Hanako suspiró para relajarse y negó con la cabeza, acariciando con el pulgar los diseños de su o-choko antes de murmurar -Creo... Que fue cuando el abuelo murió... No lo sé, la verdad no recuerdo, no le doy importancia a esas cosas- Hanako profirió un largo suspiró antes de llevarse el recipiente a los labios y murmurar contra la cerámica -Hubo un tiempo en el que tomaba a diario, así que deje de contar.
Después procedió a vaciar el contenido en un tragó, sin gestos, sin aspavientos, sin emoción.
Recordaba muy poco de ese tiempo, cada una había llevado su duelo de distinta manera, y el de ella no había sido llorando.
-La muerte del abuelo- Susurró, sirviéndose otro trago luego de finalizar el primero de un trago -Ese día...
-Todos nos vimos afectados- Murmuró Tōshirō, mirando el sake dentro de su o-choko -Y nosotros ni siquiera sabíamos de su existencia...
-Perdonen- Murmuró Hanako con diplomacia mientras se levantaba y tomaba si taza de té -Es difícil no recordar al abuelo cuando bebo en el último regalo que me hizo
La chica dio un traspié, un gesto que podría haber pasado por exceso de alcohol en el sistema, pero luego se dirigió con la misma gracia de siempre a dejar la taza en el fregado y volver a rellenar su recipiente con sake.
-Mi brindis es por los vivos, por ustedes- Dijo con una sonrisa orgullosa en el rostro -Ya he brindado por nuestros muertos esta noche- De nuevo, vacío su o-choko en un tragó y sonrió -Asami, eres una mujer, y por lo visto, cuida de ti un hombre hecho y derecho, no significa que ya no me vaya a preocupar, pero ahora somos iguales, no más madre sobreprotectora
Y todo pareció terminar en paz por esa noche.
…
Comenzó a revolverse un poco, su reloj interno estaba comenzando a despertarla, sintió algo suave bajo sus manos, tentando, palmeando, encontrándose con rasgos faciales que sus manos detectaron.
Gruño, queriendo comenzar a abrir los ojos, sintiendo la pesadez del alcohol aún sobre su cuerpo.
Se enderezó un poco, sintiendo la tela típica de los ropajes que portaban como shinigami. Y después de mucho intentarlo, sus ojos se abrieron, mirando con asombro al teniente pelirrojo que siempre solía molestar.
Pero, en lugar de armar un alboroto, sintió su corazón acelerado y, hasta cierto punto, estaba embelesada con sus facciones, rudas como siempre, con el cabello cubriéndole una parte del rostro, el resto, esparcido por el sofá.
Tomó un mechón, sintiendo sus mejillas arder ¿Por qué estaba comenzando a hacer calor? Volteo alrededor, observando a sus camaradas esparcidos por la casa ¡Que Bueno que despertó antes!
-Idiota…- Murmuró, aún sin quitarse de encima del teniente -Un idiota muy lindo…
Y vaya que se le fueron los minutos en observar sus facciones, en delinear, sorprendentemente con una delicadeza infinita su rostro.
-Lástima que hayas despertado antes que el- La voz de su hermana le erizo el cabello, preguntándose como es que su pequeña demonio era tan buena escondiendo su reiatsu -Se veían tan lindos
-Asami ¿Tu hiciste esto?
- ¿Yo? - Se señaló a si misma con fingida indignación -No soy tú, cuando yo llegue de la diez, ustedes dos ya estaban así
Saya iba a refutar, a encarar a su hermana, pero el brazo de Renji la aprisionó contra su pecho, provocando que el rostro de Saya se tornara completamente rojo. La menor alcanzó a cubrir su boca para no despertar a nadie con la carcajada que deseaba soltar.
Las manos de Saya trataban de hacer señas a su hermana, pero el brazo libre segundo al otro, abrazándola de lleno contra él.
¿Cuánta fuerza de voluntad necesitaba para no reírse? Bueno, bastante, porque se cubría la boca con una mano y se agarraba el estómago con la otra.
-Cuando salga de aquí, pagarás por esto- Susurró entre dientes la morena, mirando con fuego en los ojos a su hermana - ¿Escuchaste?
-Si, si, lo que digas- Respondió en voz baja, sacudiendo la mano con desinterés-Te dejare con tu… novio, debo ir a trabajar
-Asami, no, espera…
Y desapareció, dejando a su hermana entre los brazos del teniente, incomoda, nerviosa, ¿y ahora que hacía? Bueno, no espero mucho para saberlo, porque Renji comenzó a moverse, aflojando su agarre, abriendo ligeramente los ojos y observando a la morena.
-Buenos días Saya- Volvió a cerrar los ojos, sintiendo la cabeza dándole vuelta por los efectos del alcohol, cerrando nuevamente los ojos. Saya solo se había quedado estática, creyendo haberse salvado, pero la sangre abandonó su rostro al ver los ojos de Renji, asombrados y mirándola fijamente - ¡¿SAYA?!
En menos de medio segundo, ambos estaban lado a lado de la casa, tocando las paredes con la espalda y las palmas abiertas, mirándose, con la respiración acelerada y el pulso en los oídos. Saya mantenía una expresión de pasmo en su rostro, Renji, la verdad no sabía que decir.
El grito de Renji solo había logrado despertar a Yumichika, quien miraba a sus amigos con confusión, mientras ambos balbuceaban palabras ininteligibles.
-Se ve que durmieron bastante a gusto ¿o no? – Soltó el pelinegro, bostezando, viendo como el rostro de Saya se tornaba del mismo rojo que su mechón de cabello.
-Yo… este… debo… creo... que mi capitán me necesita- Desapareció, dejando a la chica confundida, sin saber que hacer realmente. Pero su mente fue golpeada por vagos recuerdos de la noche anterior, tocando el cabello de Renji, acurrucada a su lado, alagando al pelirrojo.
-Yumichika… dime por favor que no le dije todo eso anoche- Ya estaba frente a él, tomándolo de la solapa de su haori, zarandeándolo, y el asintiendo, acompañado de un "ujum" mientras Saya perdía el color en el rostro.
-Así es cariño, lo hiciste- Sonrió, abrazando a Saya para tratar de calmarla -Ese ha sido un gran paso para ustedes dos…
Y ahora ¿Qué pasaría de aquí en adelante?
…
Porque sus mentiras siempre habían sido creíbles, nadie se atrevía a levantar oposición alguna en contra de sus palabras, y siempre, al final, el que sabía la verdad, terminaba por tener la razón. Y esta vez, tampoco fue la excepción, no cuando su excolega y ahora comandante del gotei lo había interrogado ¡Que fácil era mentirle! Y no nada mas a él, si no, a todo el gotei entero nuevamente.
Sonrió, mientras el recuerdo de aquel joven shinigami que estaba por alcanzarle en rango, y aun teniendo a Gin Ichimaru como tercer oficial ¿Qué le impedía a su capitán revocar el puesto y colocar a alguien que parecía tener tantas aptitudes que un niño prodigio?
-Takeshi… que triste que, en algún momento, en un punto en específico, deberás enfrentar a tus queridas hermanas- Sus pensamientos le hacían sonreír sin escrúpulos, recordando el rostro de la hermana mayor al recibir la noticia en esa noche de tormenta, en cuanto había trabajado para que el muchacho, entre su Hollow y su frenesí, olvidara su pasado -Esperare con ansias la llegada de la nueva era que construiremos juntos…
Estaba siendo paciente, debía serlo, porque de ganar esta nueva contienda, la sociedad de almas sucumbiría a sus pies, sin embargo, tenía la sospecha de que las niñas de aquel viejo comandante le arruinarían el plan, y, sin reparar en detalles, sabía que el muchacho encontraría la manera de enfrentarlas con lo mejor de aquel ejercito que apenas había alcanzado a ser completado.
