Ay.. ay... luego de este capitulo todo se va a ir al carajo lentamente...
Así que agárrense y recuerden las cosas bonitas que ya pasaron jajajajajaja
Las primeras horas de su entrenamiento habían sido relativamente sencillas para la teniente, Kisuke había respetado el acuerdo del diez por ciento, habían decidido iniciar así el entrenamiento de Hanako y eso le daría a Kisuke el panorama completo, podría ver a la chica explayarse de verdad, y ella podría poner todo su corazón en cada una de las actividades, confiando en su habilidad para detenerse en caso de creer que podía llegar a ser peligrosa.
Pero el segundo día había iniciado el entrenamiento en serio, puesto que ahora Hanako había liberado todos y cada uno de los sellos que ataban a su zanpaku-tō, preparada para pelear.
La sentía bullendo, sentía la emoción, sentía la ansiedad, casi podía ver a su eterna compañera de pie a su lado, dando saltitos, temblando por la emoción de averiguar hasta dónde podía llegar con sus habilidades, esta vez sin limitarse.
El terreno árido les proporcionaba un abanico de posibilidades, Hanako no tendría que preocuparse por incendiarse a sí misma o a otros, podría usar el shikai en todas sus formas, aunque la intensión de Urahara era conseguir arrancarle el bankai.
Hanako daba saltitos de un pie al otro para inducir la adrenalina, movía el cuello, tratando de relajar sus músculos cuando Yoruichi se acercó hasta ella, entregándole mitones de red, negros, largos hasta el codo.
—¿Y esto? — Murmuró la teniente, confundida
—La idea es que logres lo que tengas que lograr sin quemarlos por radiación
—El calor sale a través de mis manos cuando dirijo algunos de mis ataques— Comentó Hanako mientras se ponía aquellos accesorios —No espero que lo digas en serio
—Será divertido— Soltó Yoruichi retrocediendo y adoptando una postura de carrera —Ahora, cien lenguas de fuego
— ¡Shikai! — Gritó Hanako levantando una mano, apuntando a Yoruichi —, Karyū, cien lenguas de fuego
Y apenas hubo aparecido la primera lengua frente a sí, los guantes se volvieron cenizas y chispas que subieron hasta perderse en el cielo.
—De nuevo— Pidió Urahara llegando hasta ellas con otro par de mitones, mientras Daisuke dejaba una caja a espaldas de ellos, consiguiendo que Hanako suspirara, sabía que sería un día pesado y largo, pero estaba dispuesta a todo, así que asintió acercándose a Kisuke y recibiendo el siguiente par de guantes.
…
Reunir al equipo había sido sencillo, Asami estaba en la casa de Tōshirō, por lo que una vez salió de la división le notifico sobre su nueva misión. Renji fue notificado por el capitán de la sexta mientras que un shinigami de la primera división había ido a notificarla (con algunas dificultades), sobre su nueva misión hacia el mundo humano.
Para Rukia, fue difícil dejar ir su mayor tesoro, sabiendo que, le dijeran lo que le dijeran, algo podría salir mal.
Cuando los seis estuvieron reunidos en el senkaimon, las puertas se abrieron a la hora, para Mayuri, tener de nuevo en acción a la menor de las hermanas era de su total satisfacción, pero tener a Saya en la mira le daría una mejor idea de las habilidades que podían llegar a tener con una y otra hermana.
Salir tan noche del gotei solo podía significar que el llamado había sido de urgencia, Kensei y Rose pusieron al equipo al tanto del objetivo de la misión, por lo que Renji y Asami sabían de lo que hablaban, pero Saya aun no entendía, no del todo.
Explicarle la situación a la hermana de en medio era algo que no tenía sentido, según Kensei, por el momento, ella solo debía concentrarse en finalizar la misión con éxito, en acatar las ordenes y seguir el ritmo del resto.
El sol aparecía en el horizonte a su llegada, habían viajado casi toda la noche, y por el momento, no podían tomar descanso, no mientras no entendieran que era lo que sucedía con la llamada de auxilio.
-Debemos ir al departamento a recoger los gigai, entiendo que estemos cansados, pero debemos ubicar el lugar de la misión y mantenerlo vigilado, Asami- La chica miro al capitán con curiosidad, Saya arqueo una ceja al llamado del nombre de su hermana -Necesito que, al momento de dar con el lugar, resguardes el sitio con tus diamantes, que lo mantengas vigilado y no permitas que nada entre o salga de ahí ¿entendido? – La joven asintió, el resto espero por ordenes -Luego del aseguramiento tomaremos turnos para descansar, Yoshio, necesito que obedezcas las ordenes de cualquiera de nosotros y confío, en que así será
-Si, señor
Todos se dirigieron hacia el departamento, Saya y Asami tomaron posesión de la habitación, sin embargo, fue Saya quien eligiera su atuendo primero, haciendo que su hermana enarcara una ceja.
-Sabes que hace fresco afuera, ¿verdad? – Pregunto la menor, colocándose unas medias largas negras que le cubrían la mitad de los muslos, ya llevaba puesta una falda negra de tablones que, a pesar de quedarle un poco grande, alcanzaba a sostenerse en sus caderas, nada que un cinto pudiera solucionar -Ponte otra cosa…
-Me lo dice la persona que lleva falda y medias colegialas y una blusa de tirantes que…- En ese momento, Asami se colocó un suéter ancho y mangas que le cubrían la mitad de las manos, esto hizo sonrojar a Saya -Eres demasiado kawaii
-Bueno, es parte de mi apariencia, así como la tuya es parecer una malandra
- ¡Retira tus palabras! – Exclamo la mayor, señalando a su hermana con el dedo - ¡Asami!
-Ni de loca, así nunca vas a conquistar a tu teniente favorito- Las mejillas de Saya se prendieron en color rojo, comenzando a perseguir a su hermana por la habitación, pero quien saliera primero hacia la sala; Asami solo le movió las cejas mientras se refugiaba detrás de Kensei.
Pero Saya no pudo continuar amenazando a su hermana, ya que, luego de mirar al pelirrojo, debió salir corriendo de vuelta a la habitación.
-Esten listos en cinco minutos, iremos a buscar el lugar y luego buscaremos algo para desayunar, un día sin desayuno no es día, así que muévanse- Afirmó el albino, dejando a la menor de las Yamamoto sola, aunque fue Yoshio quien se acercara a ella.
…
Ichigo no estaba enterado de lo que había pasado del todo en la junta, pero cuando la presencia de su hijo le hizo falta en la mansión Kuchiki, no tuvo de otra mas que la de recurrir a su esposa, por lo que, al enterarse, fue directamente a arremeter contra el capitán encargado de la seguridad de su hijo.
- ¡No puedes hacerle eso! ¡Es solamente un niño! – Soltó el pelirrojo en la cara del albino, quien se mantenía sereno, ambos estaban a la altura, pero, aun así, tomarlo por las solapas de su haori era la mejor opción para que, según él, en su mente, este no fuera a escapar o arremeter contra el -Es una misión suicida
-Tu hijo acepto con valentía ir a la misión, debes dejarle ir, Kurosaki- El aludido mantenía la mandíbula apretada, los dientes rechinando y uno contra el otro -El sabe obedecer, acatar ordenes, va con dos capitanes sumamente calificados y con conocimiento de los genzanki, sin contar que va con Abarai y Asami, y yo confió en ella
-Eso no es suficiente- Lo soltó de golpe, permitiéndole ponerse de pie como tal, por lo que el albino lo miro andar por la oficina como león enjaulado -Exijo ir a Karakura para ayudarles…
-No puedes ir, esto es algo que el debe enfrentar, trabajar en equipo, por eso lo envíe- Ichigo se detuvo en seco, mirando con furia en los ojos al capitán -El comandante dio la orden directa de que debías permanecer en la sociedad de almas, no puedes salir de este mundo sin su permiso, las puertas senkaimon están cerradas para ti
-Byakuya me ayudara…
-El no va a ayudarte- Ichigo se sorprendió ¿Por qué su cuñado no lo ayudaría? -Luego de la junta, él y yo tuvimos una charla, y estuvo de acuerdo con mi propuesta, así que el se encargo de convencer a Rukia de dejarle partir. Necesitas entender que ya no es un niño, y pronto, el podría llegar a ser la nueva esperanza del gotei, junto con las hermanas Yamamoto
-Me niego a aceptarlo…
-Cree lo que quieras, pero voy a pedir que te retires de mi división hasta que te calmes, tu hijo estará bien, no sabes cuanto ha avanzado desde que Asami lo entrena- Estaba enterado de que la menor de las hermanas le dedicaba tiempo, pero no había visto a su hijo en un combate, mucho menos, contra un genzanki -Confía en el…
El trago amargo no pasaría, porque deseaba ver a su hijo de vuelta, porque podía ver en Rukia la aflicción de no tenerlo cerca, de no saber que era lo que podía suceder en esa misión ¿Y si se encontraban con algo más fuerte que un Shadow? ¿Un senshi? Yoshio no sabría como reaccionar, odiaba tener ese sentimiento en el pecho, en su ser; hacia mucho tiempo que no sentía el miedo a flor de piel, miedo por alguien cercano a él, miedo de perder a una parte de el que le había costado años de cuidado, de crianza; lejos del miedo de perder a sus hermanas, ahora estaba en juego la vida de su hijo, su primogénito.
…
Habían asegurado el lugar, Asami había creado una fina barrera de diamante que pasaba desapercibida para los humanos, aunque no es que mucha gente pasara por ahí. Todos habían comprado comida, bebidas y refrigerios extra; ahora se encontraban sentados sobre el césped de uno de los canales de agua que dejaba ver la claridad de esta.
Asami miraba a lo lejos como su atolondrada hermana había hecho amistad con el capitán de la tercera, parecían hablar de música.
Y es que la charla con el capitán estaba resultando bastante interesante para Saya, cuya afición era la música. Rose sabía bastante del tema, no solo le estaba recomendando varias bandas, también le daba varios consejos para que mejorara en la guitarra, hablándole un poco de la teoría y una que otra técnica que vio en algún guitarrista famoso.
-Es verdad, el estilo de ese guitarrista es increíble– Exclama emocionada –Hace efectos asombrosos, y sus solos casi interpretan otra parte de la canción que no se expresa con palabras
-Vaya, sí que te apasiona la música– El rubio estaba bastante divertido con el entusiasmo de la chica –Algún día me gustaría escucharte tocar la guitarra
-No soy tan buena– Se rasca la nuca en gesto humilde, momento para el cual sus mejillas también se sonrosaron –Me falta mucho para llegar al nivel de muchos músicos
-Lo importante es que toques con el corazón– El capitán se señala el pecho, alzando el rostro como si sintiera el amor que emana del calor de la vida, moviendo los dedos hacia arriba en un acto artístico y elegante –Y que le des a la música el sentimiento que se merece, para eso, siempre ayuda pensar en alguien especial
La imagen de Renji asalto su mente al momento de la mención de pensar en alguien especial, pero fue tan brusca que sus mejillas adquirieron rápidamente un fuerte sonrojo, más intenso que el primero, algo que trato de quitar al ladear su cabeza de lado mientras el capitán reía sutilmente.
Pero el pelirrojo no podía evitar sentir enojo, sobre todo, porque aquel hombre le había guiñado el ojo a… a... a… ¡a ella!
Asami miraba a su hermana y a su… "cuñado", claro, para ella ya lo era, asomaba la cabeza mientras veía como el pelirrojo temblaba de pies a cabeza, como los cabellitos de su trenza se erizaban mientras veía como Saya reía y mostraba felicidad ante aquel hombre.
Rodo los ojos al momento en que lo único que logró fue derramar su café sobre su ropa, por lo que se disculpo con el capitán y su subordinado, tomando al moreno por el cuello de la camisa, arrastrándolo lejos del grupo mientras pataleaba y gritaba el nombre de la chica.
- ¡¿Qué demonios te pasa?! – Tuvo que agacharse solo un poco para mirar a la chica a los ojos, solo por hecho de que llevaba unos botines que le daban unos centímetros extras a su estatura. Pero ella no le tomo importancia a eso, si no que señalo a su hermana con la mirada para que entendiera el mensaje - ¡Ja! Ahora piensas volver a darme consejos de amor
-Serás idiota- Tomo la trenza del chico, llevándoselo a rastras lejos de la vista del grupo, dejando a una Saya y Rose algo confundidos -Es obvio que Saya y tu están tan nerviosos por esta nueva camaradería que ni siquiera puedes dirigirle la palabra como es debido
-Le di su café en la mano y lo único que dijo fue que se le había revuelto el estómago- La chica se golpeo la cara con la palma de la mano, ahora él no era el de la culpa y la verdad, no tenia ganas de ir a liarse con su hermana por su caótico romance -Le di la pulsera, ya la invité a cenar y nada parece mejorar entre ella y yo
-Sabia lo de la pulsera, mas no que la habías invitado a cenar- Renji se sonrojo al momento, ambos caminaban con paso lento por las calles, adentrándose a un corredor comercial -Te dije que Saya era sencilla, es fácil de ganar, y no por eso el capitán Ōtoribashi tiene ventaja, es solo que no has tratado de ella de su segundo hobbie favorito; Saya ama la música tanto como las historias de terror
Renji iba de brazos cruzados, iba de mal humor por haber sido arrastrado por una chica de menor estatura que él, por lo que escuchaba a la chica con atención.
-Mas vale que me estés poniendo atención, porque no pienso andar detrás de ustedes dos más tiempo, te daré consejo una ultima vez, pero el resto dependerá de ti; dudo que Saya con su "perspicaz" sentido entienda las indirectas, pero no será sencillo para ti- Comento la chica, entrando a una librería, algo que llamo la atención y curiosidad del pelirrojo - ¿Qué? ¿No vienes? Tengo algo para ti para que le obsequies…
La curiosidad ganó, por lo que siguió a la chica a la librería, confundido por tantos títulos, géneros y anaqueles que se alzaban de un lado y otro, y como si hubiera sido magia, la cabeza de Asami se asomó por un lado de un anaquel, quien lo miraba molesta por haberse quedado congelado a la entrada.
-Ven acá- Le dijo con la mano mientras desaparecía nuevamente por ese lado, por lo que se apresuro a llegar hasta ella -Saya ama las novelas de terror, lleva años buscando la continuación de esta saga y al fin pude encontrarla
- ¿Y yo para que quiero esto? – Asami se golpeo la frente con los libros, luego golpeo a Renji en el estomago con ellos.
-No puedo darte más ayuda que la que te estoy proporcionando- Si algo la sacaba de sus casillas, definitivamente era el fallido y torpe romance de este par -Son para que se los regales a Saya, tonto, así que más vale que se los entregues cuando volvamos a la sociedad de almas
-Esta bien, ya entendí, dios, cara de ángel con alma de demonio…
-Escucha, Saya será sencilla, pero es igual de torpe que tú, así que debes darle un plus- Asami continuaba caminando por entre los estantes de libros, tomaba lo que le llamaba la atención y leía las contraportadas, Renji le pisaba los talones -Necesitas decírselo directamente, a la cara, frente a frente, gritárselo...
-Tú estás loca…- Asami tomo otro libro, volviendo a golpearlo en el estomago -Creí que la salvaje era Hanako
-No te equivoques Renji, podre tener el dragón menos voluble, pero ustedes me hacen perder mi paciencia- Suspiro, tomando otro libro y agregándolo a su compra -No se porque me metí en esto…
Ambos salieron de la librería, Asami había pagado todos los libros, incluidos los que Renji iba a darle a Saya, y, aun así, tuvo tiempo de pasar a una tienda de videojuegos a comprar uno que quería para la consola que le había regalado Tōshirō.
-Te recomiendo que te cambies de ropa, apestas a café- Le dijo la chica mientras entraban al apartamento, el aroma se había concentrado bastante y había comenzado a molestarle -Pondré estas cosas en mi mochila, y démonos prisa, esta comenzando a oscurecer
…
Habían dejado los gigai en la casa, por lo que, al reunirse con el equipo, los encontraron en la bodega abandonada, todos fuera de sus gigai.
-Asami, reconocimiento del área- Llamo Kensei a la chica, quien apenas había llegado y ya debía realizar su trabajo.
-Al parecer es una bodega subterránea, no hay electricidad, así que deberemos avanzar a oscuras- Tenia los ojos cerrados, estaba concentrada en sentir la energía de su enemigo -No se si el enemigo es muy bueno ocultando su energía, pero tengo dificultades para sentirlo, no lo detecto tan fácilmente…
-Ven…- La voz sonó en su cabeza, pero antes de decir algo ella misma, espero, mirando las expresiones de sus compañeros ¿Nada mas ella podía escucharla? -Aquí estoy… te estoy esperando…
-Exactamente así empiezan todas las películas de terror que he visto- Comenta Saya caminando por aquel sitio sumido en la oscuridad -Mientras nadie proponga que nos separemos, estaremos bien
-Acabamos de entrar, no empieces con tus tonterías- Le recrimino la menor, sintiendo que lago le oprimía el pecho, tenia un mal presentimiento -A parte no son tantos niveles, que el lugar sea muy amplio es diferente
-No bajes la guardia Asami, confiamos en tu diamante para guiarnos por el lugar- Le dijo Kensei, quien iba detrás de ella, luego Saya, Yoshio, Renji y, al final, Rose -Prosigamos
-Debes admitir que aun así un sitio así es ideal para una escena de terror- Continuo Saya, aprovechando el ambiente para molestar un poco a su hermana, ignorando de momento la pesadez por la que estaba pasando -En este momento empezaría la música macabra, alguien escucha un ruido y se separa del resto, de repente, puf, desaparece y el clímax comienza
-No creo que alguno de nosotros quiera separarse del grupo- Comento Rose, apenas sintiendo la espalda de Renji frente a sus ojos, habían omitido las linternas, por lo que iban unos muy pegados a los otros.
-Saya, cierra la boca, necesito concentrarme y tus historias de terror no ayudan- Dijo mordaz, preocupada, asustada -Esa voz…
-A… sa… mi…- Ahí estaba, de nuevo, y ahora decía su nombre -Ven… te estoy esperando… aquí… ven a mi…
Paso saliva con dificultad, acaso ¿estaba volviéndose loca? No, tal vez eran puras suposiciones suyas, el temor y las historias de Saya, sí, eso era.
-En mi experiencia con esta clase de situaciones creo que deberíamos...- La interrumpe la mano de Renji que se posa en su hombro - ¿No me digas que tú también estas asustado? - Pregunta alzando una ceja, apenas podía ver el rostro serio de Renji.
-No, solo creo que deberías parar- Le dice serio, pero lo más calmado posible -Asami realmente parece asustada
Fue entonces que analiza mejor las emociones de su hermana gracias a su tatuaje. A Asami nunca le gustaron los cuentos de fantasmas, pero nunca parecía sufrir por ello, y esta vez, estaba realmente inquieta, y en cierta manera, alterada.
Soltó un suspiro, quizá esta vez si se le paso la mano y no era el momento para hablar de aquello, así que fue junto a su hermana.
-Hey, tranquila, disculpa si se me paso la mano, pero sabes que nada de eso es cierto- Trata de disculparse, incluso de tocarla al colocarle una mano sobre el hombro.
- ¡Basta Saya! – Esto la tomo sorpresa, nunca había reaccionado de forma agresiva, en sus ojos había pánico, terror impregnado por algo que ella desconocía -Tu no entiendes el peligro en el que estamos, crees que esto es un juego, pero no es así; estamos en una misión y tu eres solamente una soldado, sin ofender a Yoshio, pero deberías tomarte las cosas más en serio, el abuelo no nos entreno para bromear en situaciones como esta
- ¡Oye tranquila, ya te dije que lo siento! - Una nueva discusión iba a empezar, incluso Kensei estaba por intervenir, pero repentinamente, en menos de una fracción de segundos, ven a Saya sacando sus dos espadas bloqueando una enorme garra que iba directo a ella y al resto.
Pero no nada más contra Saya, Asami también había creado una barrera de diamantes que bloqueaba por completo la otra garra, lo que había provocado una separación momentánea, sin embargo, ambas defensas habían logrado que el enemigo se alejase un poco de ellas.
- ¿Qué demonios es esto? – Preguntó Renji con miedo, nunca había visto algo semejante, ni siquiera en los documentos que la doce había distribuido a los escuadrones con anterioridad -Capitán Muguruma
-Esto ha de ser de lo que Mayuri hablaba la noche de la junta, podría ser la evolución del shadow…
-Hablas, de un espectro ¿dices? -Pregunto Rose con curiosidad, había permanecido detrás de Saya y protegiendo a Yoshio, Asami y Kensei habían terminado del otro lado - ¿Cómo vamos a derrotarlo?
-Asami… ven… aquí estoy…
Debía mantenerse serena ante la voz que sonaba en su cabeza, pero sus fuerzas flaqueaban, sus manos temblaban, aunque tenía el ímpetu suficiente para enfrentarse a él.
-Solo con mirarlo no averiguaremos nada- Murmura Saya, yéndose con un shunpo directo al espectro.
Los ataques feroces de la shinigami no se dejaron esperar, inmediatamente empezó a atacar con sus espadas dobles en una combinación con hakuda, cuyos movimientos eran tan veloces que apenas podían seguirla con la mirada. Estaba por dar dos ataques consecutivos directos al espectro, pero repentinamente, los brazos de aquel ser se convirtieron en una réplica exacta de Kairyū, que empezó a manejar casi con la misma destreza que la morena, incluso sus ataques eran igual de veloces que los de ella, aun con el entrenamiento previo con la capitana de la segunda, no podía darle un ataque directo, solo chocar fieramente sus espadas contra las del espectro.
Tras unos minutos de estar combatiendo casi con al mismo nivel de poder, una de las espadas del espectro desaparece, algo que intenta usar Saya de ventaja, sin embargo, en cuanto la espada desapareció, apenas pudo ver por el rabillo de su ojo que la garra iba directamente a ella mientras seguía tratando de defenderse de los fieros ataques de la otra espada. Se alejo lo más rápido posible usando shunpo, pero en cuanto estuvo lejos del espectro se arrodillo en una sola pierna, agarrando su brazo izquierdo mientras apretaba su mandíbula en un gesto de dolor.
-Maldición, si apenas me toco- Susurra adolorida.
-Saya- El pelirrojo se acercó a ella, inclinándose hacia la herida, para ver con terror el rasguño en el brazo de Saya.
-Inyecta veneno con sus garras- Habla a duras penas, pero alcanzan a escucharla -Solo se necesita de un rasguño
-A-Asami, por favor tratar de curarla- Le ruega el pelirrojo a la menor, quien parecía petrificada ante su enemigo -Nosotros nos…
Pero sus palabras fueron interrumpidas por una salvaje ola que paso a un lado de él, casi rozando su brazo y la cual, fue directamente hacia el espectro.
-Tsch, sí que arde cuando Kairyū expulsa el veneno- Se pone de pie nuevamente, lista para continuar atacando.
[Bleach OST 2 - Track 1 – Choked]
Para la menor eso era bueno, amaba a la zanpaku-tō de su hermana porque nunca tenia porque ir a rescatarla o sanarla, sin embargo, el problema ahora residía en ella. Porque su mente se encontraba invadida por la voz de ese alguien que la llamaba, porque apenas estaba logrando defenderse, porque había visto con horror como el espectro atacaba a su hermana, pero había descubierto que podía obtener las habilidades de sus oponentes por al menos cinco minutos.
Su mente contaba los segundos, haciéndose minutos, hasta que, de nueva cuenta, y mientras Renji se enfrentaba junto con Saya al enemigo, este tomo la forma de Zabimaru. Le había costado solo unos dos o tres minutos poder volver a tomar una habilidad nueva.
-Aquí estoy, ven a mi…- La voz nuevamente resonaba en su cabeza, y despistadamente había logrado dar un paso hacia el espectro, como si aquella figura le fuera interesante -Así es, ven… te estoy esperando…
Sin dudarlo, Asami se lanzó hacia el espectro, deteniendo a Zabimaru por unos instantes mientras forcejeaba contra el diamante.
-Puede absorber las habilidades de nuestras zanpaku-tō, las retiene por cinco minutos y luego debe reposar por unos dos o tres minutos, sin embargo, no se si tenga otra habilidad que luego pueda usar contra nosotros- Explico a velocidad, contra reloj, porque en ese momento, la Zabimaru que el espectro había copiado, comenzó a resquebrajar el diamante -Imposible, no hay nada que pueda romper mi diamante…
-Necesitamos encontrar una manera de derrotarlo antes de que el nos derrote a nosotros- Comentó Rose, aprovechando la longitud de su Kinshara para detener la Zabimaru falsa - ¿alguien tiene un plan?
-Soy analista, no estratega- Comento tajante la menor -Pero Saya puede darnos oportunidad de descubrirlo
Miró a su hermana con una sonrisa, con confianza y seguridad, sabía que podía confiar en ella en momentos como ese, porque su especialidad era la de atacar al enemigo sin piedad alguna.
-Puedo darte el tiempo que necesites- Le devuelve el gesto de confianza, pero sin advertirlo, el espectro había tomado las habilidades del diamante de Asami -Pero lo ideal es que lo ataquemos de dos en dos
-Esto es malo- Dice Kensei frunciendo el gesto - ¿cómo combatiremos contra el diamante de la oficial Yamamoto?
-No hay problema, de esta primera ronda me encargo yo- Dice muy segura -No por nada he estado entrenando tantos años con Asami
Saya le guiña un ojo a su hermana, quien pareció sentirse un poco más tranquila al tenerla cerca y con tanta camaradería de momento.
-Yo te ayudo- Renji da un paso adelante -También puedo enfrentarlo si imita tu habilidad
El teniente muestra una pequeña sonrisa, y es que el conocía bien el estilo de pelea de Saya, y ella también lo sabía.
Ambos shinigamis se lanzan al ataque, ganando el tiempo necesario para que Asami encontrara la forma de derrotar al espectro. Parecía que Zabimaru y Kairyū se coordinaban, que se comunicaban de alguna manera para dar ataques precisos y feroces, enfrentándose de momento al duro diamante de Asami.
Tras haber transcurrido los cinco minutos, el espectro empezó a perder su transformación, intentando atacar al teniente con sus garras, las cuales fueron desviadas por la zanpaku-tō de Saya, tomándolas como si fueran una sola. Ambos se muestran un gesto de agradecimiento por cubrirse mutuamente la espalda, pero sin bajar la guardia.
Asami se había acercado a Yoshio quien, hasta ese momento, se había mantenido en la retaguardia, aunque tenía muchas ganas de ir a pelear, no deseaba intervenir en algo en lo que aun no era necesario.
-Has hecho bien en quedarte en la retaguardia, pero necesito que nos ayudes a encontrar su punto débil- Le dijo Asami mientras se acercaba unos pasos a él -Todos estos monstruos tienen una debilidad, y no puedo ayudarles y buscarla a la vez, se que eres buen analista, lo he comprobado yo misma en varias ocasiones, así que, por favor, te pido que encuentres su punto débil
Asintió, el joven Kurosaki había comenzado a madurar, a acatar las ordenes de sus superiores, y ahí estaba, sirviendo de analista en una misión, de refuerzo, de apoyo. Y si, mientras sus superiores luchaban, el se concentraba en aquel ser espectral que se concentraba en imitar y atacar, descansar y repetir el patrón.
- ¡Bola de energía! – Exclamó Renji, quien se lanzo contra Saya para trata de alejarla, aunque fuera Asami quien alcanzo a contenerla con su diamante. El espectro la había lanzado desde su boca, habían bastado solo unos cuantos segundos.
- ¡Yoshio, tiempo! – Le grito Asami sin perder de vista su enemigo.
-Menos de cinco segundos- Y como si los ojos del chico lo hubieran visto como una silueta, el tórax de aquel ser se abrió lentamente, como tratando de revitalizarse, permitiéndole ver el interior de sus costillas, o lo que aparentaban ser, la figura de un shinigami dentro de él -A-Asami, hay un shinigami dentro de él
Todos voltearon hacia el chico, quien señalaba el centro de aquel monstruo, donde las manos del shinigami comenzaron a extenderse, a querer salir del interior del espectro.
- ¿Estás seguro mocoso? - Pregunta Saya, mirando severa a Yoshio, que ignora la forma en que esta le miraba, por lo que asiente, sosteniéndole la mirada a la soldado -Maldición, el muy desgraciado prácticamente tiene un rehén
Empuña sus espadas con fuerza, quería atacar, pero ahora, con el descubrimiento de Yoshio, debía limitarse o, de lo contrario, también aquel shinigami seria aniquilado junto al espectro.
Pero la mente de Asami ya estaba pensando en alguna manera de poder acabar con aquel ser, habían utilizado en dos ocasiones la misma técnica; Hanako había consumido a aquella senshi desde dentro con su reiatsu, habilidad que le otorgaba Karyū, cuando ella capturo al senshi, debió hacerlo dándole mucho reiatsu y atacando desde fuera para utilizar en ventaja la cristalización, pero ¿podría utilizarlo ahora?
-Este espectro parece no absorber reiatsu, no como los senshi, pero podría volverse loco si utilizamos el bankai- Murmuraba, estaba analizando y pensando, a veces odiaba la manera en que su cerebro procesaba la información, podía ver la mirada de Kensei fijarse en ella de vez en cuando -Pero si nos ataca, es probable que pueda hacer que perdamos reiatsu, tampoco veo la necesidad de pedir la liberación de las restricciones, rayos… no quiero hacerlo…
Malamente, solo tenía una opción, y esa parecía ser, que alguien entrara al cuerpo del espectro trajera a ese shinigami de vuelta ¿un sacrificio? ¿un kamikaze? No, no había nadie más apto, ahora que había logrado completar su entrenamiento con Tōshirō y conocer un poco más su reiatsu, estaba segura de que podía usar ese excedente a su favor en esta situación.
-Saya, tengo una idea… pero no va a gustarte…
-Tsss no me gusta nada la forma en que dices eso…- Pero le da carta abierta a continuar mientras Rose se enfrentaba a aquel espectro, que ahora copiaba la fuerza bruta de Kensei.
-Lo siento, no puedo darles detalles, pero…- En ese momento, recubre su cuerpo con una capa de diamante que aún le permitía movilizarse, por lo que comenzó a moverse hacia el cuerpo del espectro -Confíen en mi…
Y si, todos vieron como la chica desapareció dentro del cuerpo de su enemigo, sin darles explicaciones ni idea de que era lo que iba a hacer dentro del cuerpo de aquel ser.
- ¡Todas las Yamamoto están locas! – Exclamo Kensei, frenando un golpe de su enemigo, sintiendo menor poder de empuje -Saya ¿tienes idea de lo que planea hacer tu hermana?
-No tengo la menor idea- Freno justo a tiempo la garra que estaba a punto de arremeter contra el capitán -Pero por obviamente solo podemos actuar a la defensiva contra el espectro y esperar la señal de Asami
- ¿Y cual señal dará? - Pregunta Yoshio siguiendo en la retaguardia, pero como nadie podía darle una respuesta concreta, suspiró -Estaré atento a ella
-Demonios tampoco lo sé- Brinca hacia atrás al esquivar un ataque -Pero dará alguna, y lo sabré
No sabía con exactitud la manera en que su hermana les enviaría aquella señal, pero ella estaba segura de que podría sentirla, sabía que la flor del infierno tatuada en su pecho le daría la respuesta, y rogaba poder entenderlo con claridad.
La verdad, es que la segunda parte de su plan dependía de su equipo exterior, pero necesitaba tiempo para crear una barrera tan dura que soportara un golpe de Kensei, un ataque de Zabimaru, el mar bravío de su hermana y la Kinshara de Rose ¿Realmente podía?
-Muy bien, hagámoslo Daya Kōu- Comenzó la chica, tomando posición -Bankai… Mōmokuteki ni kagayaku, Daiya kōu...
Odiaba las restricciones porque no tenía forma de dragón, pero al menos podía tener asegurado el cuerpo del shinigami, el cual, había perdido el conocimiento, pero la esfera había ido formándose, reforzándose, aun no perdía ninguna flor de su cuerpo, podía sentirlo ¿Cuánto tiempo aguantaría?
-Saya, espero que entiendas el mensaje…
El golpe que recibió Saya fue tan fuerte que la mando volando por los aires estrellándose violentamente contra una pared, cayendo al suelo junto a varios escombros. Al menos fue tan potente que pudo absorber bastante fuerza para que Kairyū la curara del impacto y continuar luchando.
- ¡Saya! – Escucha a Renji gritar su nombre, sintió su presencia acercarse mientras trataba de incorporarse - ¿Estas bien?
-Si- Dice casi en un murmuro - ¿Porque se esta tardando tanto? - Pregunta frustrada mirando al espectro, que lanzaba una bola de energía que los capitanes apenas pudieron esquivar.
- ¿Qué haremos? - Pregunta Renji, mirando a su enemigo y con algo de preocupación notoria en su rostro -Que tal si Asami esta...
- ¡Calla! - Exclama Saya apretando los puños y los dientes -Ni si quiera te atrevas a imaginarlo, Asami está bien, puedo sentirlo…
Saya se lleva una mano al pecho, ahí, donde la piel le picaba, pero también, donde sentía una parte del corazón de su hermana.
Y aun teniendo esa intuición, aquella conexión de la que muy pocos tenían conocimiento, la misma Karyū le decía que ella estaba bien, que se encontraba luchando y que estaba usando todo su poder; pero su mente estaba jugando con ella de una manera que jamás imagino, no podía alejar de sus pensamientos las mismas preguntas que a cada segundo se repetía "¿Qué tal si espere demasiado?" "¿Y si no vi la señal y ya es tarde?" No, debía alejar esos malos pensamientos que le impedirían ver o sentir lo que Asami estaba planeando y como debían proceder.
-Esto parece llevarme más tiempo del que planee- Pensó mientras mantenía el flujo de su reiatsu, no podía ver a sus compañeros, pero podía sentir los golpes, saber de quién provenían, podía sentir los golpes de saya muy contenidos, muy tenues; esto la hizo sonreír, su hermana no deseaba hacerle daño, pero no sabía que tan fuerte estaba haciendo ese diamante -Estoy tratando de esparcir el diamante hacia el cuerpo del espectro, pero no puedo hacerlo hasta que tenga el cien por ciento de esto hecho, vamos Asami, tú puedes…
Estaba segura de que, al momento en que tuviera su plan interno completo, podría hacerle saber a Saya de que estaba lista, y que ella sabría qué orden o que hacer.
-Daiya Kōu está creando una barrera de diamante, cada vez la veo más gruesa- Comentó Yoshio al ver que Kensei tomaba un descanso en su dirección -Creo, que está tratando de protegerse a ella y al shinigami para que puedan atacar con todo lo que tienen, si es así, no creo que esté preparada todavía
- ¿Cómo puedes saber eso? – Pregunto el albino, limpiándose la comisura de los labios con el puño -Eres solo un mocoso…
-Porque llevo entrenando con ella mucho tiempo, porque si algo me ha enseñado ella, es a ser paciente- Soltó el chico, regañando a los adultos -Y yo estoy seguro de que cuando ella tenga todo listo, se lo hará saber a Saya
La señal, fuera la que fuera, aun no llegaba, y Saya estaba comenzando a desesperarse, tratar de mantener esa pelea que era un sutil tira y afloja entre ella y sus compañeros los mantenía a la expectativa de lo que pudiera pasar más adelante, pero al menos mantenía al espectro distraído, aunque ¿Cuánto tiempo más resistirían peleando de esa manera? Todos comenzaban a mostrar signos de cansancio, y Asami aun no les daba el respiro que necesitaban.
- ¡Cuidado! – Grito Saya, sacando a Rose del camino cuando una garra estaba a punto de herirlo.
-Gracias Saya- Dice el capitán -No imagino que hubiese sido de nosotros sin ti, cuidándonos la espalda
-Sin ofender capitán, pero ustedes no resistirían el veneno de ese espectro- Presume con una leve sonrisa orgullosa -Y sin Asami para curarlos, no sé qué pasaría
Su mirada cambio en un segundo, de la expectativa a la angustia, sobre todo, al volver su vista al combate que llevaban Renji y Kensei contra el espectro.
-No sé qué tenga planeado tu hermana- Comenta Rose mientras aún tiene a la morena a un lado de el -Pero estoy seguro de que nuevamente nos sorprenderá, como digna Yamamoto que es- La mira, dándole a entender que ella también los ha sorprendido en aquella misión.
-Se detuvo- Todos miran en dirección a Kensei, observando que el espectro se había quedado congelado momentáneamente.
-Lo está solidificando con su diamante desde adentro- Murmura Saya, siendo solo escuchada por Rose.
- ¿Qué hacemos? ¿Lo atacamos ahora que se detuvo? - Todos esperaban a lo que fuese a decir la shinigami, ella parecía saber que pensaba Asami a pesar de estar dentro del espectro.
Sin embargo, Saya se estaba debatiendo internamente mientras que, el espectro poco a poco se iba cubriendo de diamantes, poco a poco y lentamente, desde el torso hacia los brazos; al menos desde su perspectiva, quienes deseaban acabar ya con aquello.
Dos flores habían desaparecido de su reserva, le estaba costando bastante hacerse cargo de ese espectro, y aunque no estaba segura del proceso que llevaba su cristalización, pero de lo que, si estaba segura, es que aquel monstruo había comenzado a detenerse, sobre todo, porque no sentía los feroces golpes de sus compañeros.
-Solo un poco más- Murmuró para sí misma mientras una flor más desaparecía -Me costó más de lo que creí, pero menos que un senshi
Tomó un nuevo impulso, lo que la ayudó a acelerar la cristalización, por lo que era el momento de sus compañeros de hacer el resto.
- ¡Ahora Saya! - Un llamado que sólo Saya podía sentir, escuchar en su interior.
-Ya estás aquí, no te dejaré ir- Y la voz había vuelto a hacerse presente, porque la sentía en sí misma, en su mente y esto, hasta ese momento, le heló la sangre.
Fue un impulso, como una oleada en su interior queriendo desatarse. Kairyū no solía hablarle mucho, su manera de comunicarse con ella era mediante sensaciones que de alguna manera comprendía. Y justo en ese momento algo le decía que destara la tempestad contra el espectro que estaba completamente inmóvil y cubierto de diamantes.
-Todos, aléjense del espectro- Alza su voz todo lo que puede -Tenemos que atacarlo en conjunto, con un ataque fuerte y conciso
- ¿Estás loca? - Se alarma Kensei -Tu hermana sigue adentro
-Ella estará bien, ¿acaso no escucho de la esfera de diamante? Ella lo hizo con este propósito- Mira al capitán con firmeza, confiada de lo que decía -Usted mejor que nadie sabe lo resistente que es el diamante de mi hermana, y cuan fuerte es
Kensei conocía los poderes de la menor, pero a pesar de haber sido salvado por su diamante en aquella primera misión, las palabras de su hermana no lo tenían muy convencido, sobre todo, porque eran dos capitanes, un teniente y una shinigami con un nivel de capitán; no quería arriesgarse a herir de gravedad a la tercer oficial, peor aún, que el diamante no soportara la magnitud del ataque en conjunto, pero Rose dio un paso al frente, preparándose.
-Yo estoy listo- Confirmó el rubio.
-Igual yo- Afirma Renji preparando a Zabimaru.
Kensei temía herir a su compañera, contenerse sería algo complicado, aunque, al tener las restricciones probablemente sería mucho más sencillo para él, utilizando únicamente a Tachikaze en su forma shikai.
Saya junta sus espadas como una sola, poniéndola en diagonal y bajándola a sus pies.
-Desata la tempestad, Kairyū- Un aura azul comienza a verse en todo el cuerpo de la soldado, que se concentra en sus espadas dobles. Prácticamente palpitaban al querer desatar de una vez el torbellino que se estaba formando.
Todos atacaron al mismo tiempo, Saya libero un abrazador torbellino del que nadie saldría con vida, no solo ahogado, aquel remolino era tan fuerte e intenso que despedazaría lo que sea que atrapara. La Zabimaru de Renji ataco en conjunto con aquel peligroso remolino, yendo al espectro con una fuerza impactante. Lo mismo hicieron Kensei y Rose con sus respectivos ataques, que estaban destruyendo poco a poco aquel grueso cristal.
Entonces pudo sentirlo, sintió el reiatsu de su hermana golpearle junto con el del pelirrojo, así como el de ambos capitanes, mantenía la pose de combate mientras sentía como lentamente el espectro era desintegrado por aquellos ataques.
-No vas a librarte de mí… yo vivo en ti…- Sacudió la cabeza, sintiendo una punzada en alguna parte de esta -La oscuridad vendrá de manos de la luz de la esperanza
Y todo se esfumo, el diamante se esparció por todos lados, dejando destellos de arcoíris y luces que hacían parecer aquello como un cuento de hadas. Y Kensei se apresuro a tomar a la chica, agotada, mientras que su hermana se acercara a ella a paso apresurado, sabiendo que estaba bien.
- ¿De verdad estas bien? - Asami asiente débilmente, pero con una sonrisa sincera y aliviada al por fin haber salido del interior de ese monstruo -Menos mal- Deja salir en un largo suspiro toda la angustia que su mente le hizo pasar -Ahora dime hermanita... ¿En qué demonios estabas pensando al hacer algo tan extremista? – Reclama, casi viéndosele los dientes afilados.
-Creí que sería más fácil derrotarlo desde dentro, logrando con éxito el rescate y sin que nadie saliera lastimado- Kensei frunció el entrecejo, gruñendo -Lo siento capitán, de hecho, temí mucho que sus ataques fueran lo suficientemente poderosos como para hacer ceder a mi diamante
La sinceridad en las palabras de la chica hizo al capitán sentirse un poco menos molesto, sin embargo, podía ver que Saya se mantenía furiosa, y Renji también sintió esa sinceridad.
-Creo que lo menos que puedes hacer es reclamarle- Argumento Rose con el Shinigami rescatado a sus espaldas -Lo hizo espectacular, un trabajo digno de una Yamamoto
-Volvamos al departamento, sanemos las heridas y tomemos un descanso, hablaremos del enfrentamiento en otro momento- El albino se puso de pie, tomando a la menor en brazos mientras se aseguraba de que todos estuvieran con bien - ¿Ustedes se encuentran bien?
La pregunta iba dirigida hacia el teniente de la sexta y la shinigami de la trece, aunque la pregunta también abarcaba al niño de la diez.
-Claro, estoy bien- Responde Saya, más que nada aliviada de ver a su hermana a salvo, aunque claro, agotada- Salgamos de aquí, antes de que un alma en pena haga aparición- Mira a Asami, quien le reclama con un puchero mientras se removía en los brazos de Kensei, y este le reclama frunciendo el gesto -Ya ya, era una pequeña broma para aliviar la tensión- Se defiende alzando las manos.
Intenta ponerse de pie, pero una fuerte punzada en su tobillo la hace arrodillarse nuevamente, por lo que, instintivamente se toma entre las manos el área afectada; pero Renji se acercó de inmediato hacia ella, no ocultando su preocupación.
-Tienes lesionado el tobillo- Afirma al verla frunciendo un poco el gesto.
-No me di cuenta de que me había lastimado el tobillo, concentré mi reiatsu en curar el rasguño que me hizo el espectro y luego en el ataque final, a veces Kairyū ignora las lesiones leves- Nuevamente se pone de pie comenzando a caminar con una leve cojera.
Renji rápidamente la rebasa, poniéndose de espaldas a ella y agachándose.
-Si caminas con esa lesión te lastimaras más- Dice con voz firme, pero a la vez nerviosa, Saya no podía ver el rostro de Renji en ese momento, que prácticamente estaba contraído por los nervios.
Saya trago pesado, mirando a todos los presentes que tenían una serie diversa de expresiones, Kensei sabía un poco sobre la situación en que el pelirrojo se encontraba, así que solo desvió la mirada, Rose no entendía lo que pasaba, Yoshio contuvo una risa burlesca mientras apretaba los labios, formando una línea blanquizca que contrarrestaba con su piel levemente morena; pero Asami no pudo evitar reír bajito al abrir un ojo y ver la escena por unos pocos segundos, después de todo, apenas tenía las fuerzas necesarias para mantenerse consciente. Y tras emitir un gruñido bajo, subió a la espalda de Renji abrazándolo por el cuello y evitando todo contacto visual de cualquiera, aunque podía sentir claramente la sonrisa pícara de su hermana.
-Claro, y el niño de la diez no hizo nada… obviamente…- Murmuró Yoshio, dejando caer los brazos a los costados y moviéndose a pasos lentos; pero Kensei se acercó a él, alborotándole el cabello, lo que tomo por sorpresa al menor.
-Lo has hecho mejor que cualquier otro shinigami novato, felicidades, tendrás una mención honorifica en la academia por esto- Afirmó el capitán, retomando el paso, haciendo sonreír al menor.
Cuando salieron del edificio, la lluvia golpeaba con delicadeza en sus caras, era fina y abundante, por lo que debían llegar al departamento rápidamente.
Al llegar, el capitán de la novena dejó a la chica sobre uno de los sillones, Renji acercó una silla para dejar ahí a Saya, Rose había dejado al shinigami en una de las habitaciones, sobre la cama, reuniéndose de inmediato con sus compañeros.
-Asami, ¿puedes oírme todavía? – La aludida asintió, eso bastaba para saber que estaba consciente y de que podría responder y apoyar a la reunión -Bien, hablemos del asunto antes de que Asami pierda el conocimiento
-Yo si tengo una incógnita muy grande respecto a esta misión- Comenzó Rose, haciendo que todos voltearan a verlo – La división doce dijo que había un llamado de un shinigami, lo que no entiendo, ¿es como pudo hacer el llamado de emergencia desde dentro del espectro?
-Eso es algo que yo tampoco entiendo muy bien, esto parecía una trampa mas que un llamado de auxilio- Completo Kensei, con una mano sobre el mentón y mirando a Asami -Por otro lado, fue muy sencillo derrotarlo usando el diamante de Asami, aunque, sin la ayuda de las habilidades de Saya, no hubiéramos podido enfrentarlo
-La clase de veneno que utilizaba era potente, pero gracias a Kairyū es que pude eliminarlo sin problemas, no estoy segura si Asami hubiera sido capaz de soportarlo, ya que ella tiene un poder curativo excepcional…
-Hemos comprobado eso con anterioridad, pero de momento, no necesitamos indagar en ello- Vieron que Asami hacia algunos gestos, pero aun no se atrevían a preguntar o molestar a la menor, por lo que Renji continuo -Las habilidades del enemigo eran las de copiar las habilidades de nuestras zanpaku-tō, sería lo más importante de reportar
-Hay algo que también debo decir- Todos voltearon a ver a la menor, quien se enderezaba lentamente en el sillón, Yoshio le ayudo un poco, y aunque trato de abrir los ojos, únicamente pudo abrir un solo ojo y mirar a sus compañeros -Tal vez debí haberlo dicho desde el momento en que comenzó, pero no quería preocuparlos, creí que desaparecería una vez acabáramos con el espectro, pero no fue así…
- ¿De que estas hablando? – Pregunto Kensei, acercándose a ella, ¿Cuántas veces no había sentido que trataba con alguien indefenso cuando se trataba de la menor de las hermanas? Bueno, era amiga de su teniente, y hasta cierto punto, le había tomado bastante cariño a la niña.
-Comencé a escuchar una voz en mi cabeza, creí que eran cosas mías, pero cuanto más nos acercábamos al espectro, estas se intensificaron, durante la pelea, y mientras estaba en su interior- Esto tomo por sorpresa a todos, pero más a Saya, al saber que su hermana era demasiado susceptible a las cosas paranormales -No he dejado de oír esa voz lúgubre en mi cabeza, así que creo, que no solo era el veneno, tienen cierto control mental
- ¿Pero porque ella? – Pregunto Renji con rabia, como si algo de todo eso le molestara con demasía - ¿No había shinigamis de mente más débil en ese momento?
- ¡Oye! – Se quejo Yoshio, pero no se movió de su lugar.
-Entonces, estabas soportando todo eso…- La voz de Saya sonaba tranquila, miraba a su hermana a la distancia, recordando la manera tan explosiva con que su hermana le había respondida en ese momento - ¿Por qué no nos lo dijiste? Hubiera podido contenerme, al menos, en lo que descubríamos de donde venia esa voz
-No quise molestarlos con algo tan banal, había prioridades, pero lejos de eso, puedo mantener alejada la voz si la ignoro en momentos…
-Asami…
-Lo mejor será que descanse, tomare nota de esto y lo agregare al reporte, Saya, Asami y Yoshio no tienen porque escribir algo, Rose, Renji y yo nos encargaremos de la situación- Todos asintieron -Yoshio, dejaremos que Asami descanse el tiempo que necesite, tu cuidaras de ella y del otro shinigami, el resto patrullaremos y vigilaremos que las cosas estén tranquilas luego de derrotar a este espectro
-Entendido señor
Yoshio se encargó de llevar a Asami a la habitación. Se le veía bastante agotada, y es que no era para menos, hizo un enorme uso de sus poderes para llevar a cabo tal proeza y rescatar a aquel shinigami.
Saya también estaba agotada, pero era en gran medida fatiga mental. Mil y una cosas pasaron por su cabeza cuando su hermana fue tragada por aquel espectro, en solo escasos minutos pensó en miles de escenarios, uno siempre peor que el otro; si no hubiese sido por Kairyū, que de alguna manera pudo calmarla y trasmitirle que Asami estaba a salvo, hubiese perdido totalmente el control. No, ya no tenía nada de qué preocuparse, porque todo había salido bien, habían salido victoriosos de esa batalla y nadie resulto herido de gravedad, así que se permitió dar una prolongada exhalación para luego llevar su cabeza hacia atrás, tratando de relajarse. En eso, un peculiar aroma inundo sus sentidos ¿chocolate caliente? Al erguirse nuevamente se encontró con Renji, dejando una taza humeante en la mesa frente a ella.
-Se que eres más fanática del café- Dice con cierta precaución, sabía que su amiga estuvo bajo más estrés y angustia que el resto -Pero creo que esto te ayudara a relajarte un poco más, además, comentaste que se te había revuelto el estómago por la mañana con el aroma del café, algo que me pareció bastante raro
-Me ha pasado últimamente, jamás en toda mi vida me había ocurrido algo así- Tomo entre sus manos la taza humeante, sintiendo el calor relajante de la bebida -Y mira que incluso el abuelo me prohíbo tomar más de dos tazas de café al día, solía tomar unas cinco y dijo que me ponía más hiperactiva de lo que podía tolerar- Dice con una pequeña sonrisa divertida, que a Renji le enterneció, luego le da un sorbo a su chocolate -No está del todo mal
-Tienes una forma muy rara de hacer halagos- Comenta Renji, ya acostumbrado a los comentarios de Saya.
- ¿Y qué te hace pensar que fue un halago? - Sonríe con socarronería, algo a lo que Renji ya estaba acostumbrado, sabiendo que era su forma de bromear para con él y poder molestarlo, lo que lo hizo soltar un suspiro.
-Los capitanes tomaran el primer turno para patrullar en lo que descansas tu tobillo– Cambia de tema, después de todo, no quería provocar alguna disputa en esos momentos -Nosotros patrullaremos por la tarde
-Supongo que no me queda más opción que ir contigo- Finge molestia por eso, pero la idea de estar a solas con Renji no le desagradaba en absoluto - ¿Qué haces? – Se tensa en su lugar al ver a Renji arrodillarse frente a ella.
-Solo vendare tu tobillo- Señala la venda que llevaba en sus manos, no quería que fuese a golpearlo como aquella vez en que se había lastimado la pierna y deseaba ayudarla a curarse -Te ayudara a caminar sin forzarlo tanto y evitara que te lastimes más
-No es necesario- Su voz no sale obstinada, al contrario, hablo serena ante los cuidados "innecesarios" de Renji –Solo necesito un par de horas, extrañamente, este tipo de heridas tardan mas que las que son profundas
-No está de más ayudar a acelerar el proceso- Saya no sabía cómo procesar la calmada insistencia de Renji en vendar esa leve lesión - ¿Puedo?
La miro a los ojos, esperando con calma el permiso de la shinigami, quien esta vez, por alguna razón no pudo negarse, así que se relajó y tan solo puso su pie lesionado frente a Renji. Este vio como Saya, quien siempre estaba con cada poro de su piel alerta, relajaba completamente sus hombros. Esto le dio a Renji una pizca de dicha extra, la cual había ocultado tras una apacible sonrisa mientras retiraba el calzado de Saya con sumo cuidado; ahora ella confiaba en él en un nivel más alto, tanto, que podía darse el lujo de bajar la guardia en su presencia.
-Asami…- Hablo Renji tras unos minutos de silencio en los que se dedicó a vendar su tobillo –Confía plena y totalmente en ti, probablemente no hubiera hecho lo que hizo, si tu no hubieras estado presente
-Sabía que entendería su plan aun estando dentro del espectro– Da un sorbo más a su taza, dándose cuenta de que Renji no solo lograba ese efecto tranquilizante con el café –Tengo un tatuaje en el pecho de las flores que representan a mis hermanas, de alguna manera, eso me ayuda a entender sus sentimientos. También nuestras zanpaku-tō logran comunicarse entre ellas, Kairyū me hizo comprender que era lo que Asami quería que hiciera
-Y aun así tuviste miedo– Termina de vendarla, así que nota la angustia en el rostro de Saya –La verdad… es la primera vez que te veo asustada por algo– Saya solía mostrarse siempre segura, ansiosa en cada pelea o entrenamiento, mostrando confianza en sí misma –Y yo no ayude mucho al insinuarte que Asami…– Baja la mirada, no sabiendo como continuar con su disculpa, Saya tampoco supo que decir ante el arrepentimiento de Renji al decir algo que podía ser probable –Pero, a pesar de eso, te mantuviste lo más serena posible y esperaste la señal de Asami, eso fue muy admirable, yo hubiera perdido totalmente la cabeza si hubieras…
"Sido tu"
Hubiera querido continuar, pero no fue capaz de pronunciar esas dos últimas palabras.
-Y, todo eso…– Hablo tras unos momentos de silencio - ¿Fue para hacerme un halago? – Bromea, con una sonrisa que era entre burlona, pero agradecida.
-Puede ser– Dice sonriendo de lado y poniéndose de pie –Iré a trabajar en mi parte del informe, trata de no moverte mucho, si necesitas algo llámame, estaré en la otra habitación
Saya se queda mirando el vapor que salía de la taza de chocolate caliente, sonriendo con dulzura y recordando las palabras de Renji, disfrutando de la bebida que el teniente le preparo. No solía ser una persona que necesitara que la procuraran tanto, no desde que descubrió su habilidad curativa, pero le agrado bastante que aquel pelirrojo estuviese al pendiente de una nimiedad como una pequeña torcedura de tobillo.
Por la tarde, y antes de salir a patrullar, Saya paso a ver a su hermana antes de su turno; Asami seguía profundamente dormida, pero ya fuera de todo peligro, probablemente descansaría otro rato y, con justa razón, había utilizado mucho de su poder esa madrugada, ella incluso seguía un poco agotada, pero con las suficientes energías para patrullar.
- ¿Seguro que podrás cuidarla? – Pregunta con severidad a Yoshio.
-Por supuesto que si– Habla en voz baja –Estaré atento a ella en todo momento
-Tsch, pues no me quedo del todo tranquila– Dice burlándose del niño, quien fulmina a la shinigami con la mirada.
- ¿Qué insinúas con eso? – Pregunta Yoshio encarando a la hermana -Aaagh, ya mejor vete a tu cita con Renji
- ¡No es una cita! – Exclama exaltada con un leve sonrojo en las mejillas –Solo vamos a patrullar, maldita sea
-No grites, Asami aun duerme– Le ordena firmemente, comenzando a empujarla hacia la salida de la habitación, cerrándole la puerta frente a su nariz una vez la pudo sacar –Anda ya, vete de una vez
-Ese mocoso- Refunfuña, mirando a Renji en la puerta esperándola –Cita, si como no- Murmura en voz baja pasando junto a Renji, quien la mira sin estar seguro si preguntar cómo se encontraba Asami - ¿Qué esperas? Vámonos de una vez
El teniente solo suspiró resignado, alcanzándola, ya estaba acostumbrándose a esos cambios tan abruptos que tenía Saya y que dificultaba mucho saber cómo reaccionaría. Por eso mismo aún se mantenía a actuar con cierta precaución ante ella.
…
(Hold me down – Artemis)
Tercer día de entrenamientos, y Hanako quería matar a Urahara por la presión y por el cansancio que sentía.
Kisuke le había hecho saber cómo irían los entrenamientos ahora que se movía usando su cien por ciento, él supervisaría y pondría a disposición de Hanako todos los avances e inventos que tenía para ayudarle a un shinigami a mejorar, pero sería Yoruichi quien se convertiría en su adversaria durante el tiempo que tuvieran disponible para seguir entrenando.
—No será sencillo— Soltó la morena con una sonrisa radiante mientras Hanako se preparaba física y mentalmente para iniciar la primera contienda —Y no habrá pausas ni treguas, no habrá descansos ni idas al baño. ¿Puedes con eso?
—Me entrenó Yamamoto Genryūsai en persona— Soltó la teniente con voz poderosa mientras volvía a ponerse los guantes y encaraba a Yoruichi con los ojos centelleantes, ansiosa por comenzar con aquel primer encuentro —No le tengo miedo a eso
Qué arrepentida estaba de haberse portado tan arrogante en el primer día.
Hanako jadeaba, le dolía todo el cuerpo, sudaba a chorros, pero se jactaba de ver a Yoruichi afectada por la pelea. Cierto, la morena no estaba cansada como ella, tenía más experiencia en el combate, más años de entrenamiento, además de que la teniente de la décimo tercera usaba por primera vez todo su potencial, tanto poder corriendo por su cuerpo que le costaba trabajo contenerlo para aprovecharlo.
Tratar de controlar el flujo de reiatsu parecía imposible cuando seguía brotando más y más conforme ella iba liberando los sellos, se sentía como tratar de encausar un río de lava luego de una erupción volcánica, su cuerpo ardía por la fiebre causada por el fuego dentro de su sistema, pero sus mitones estaban casi intactos. Los bordes cercanos a los dedos estaban ligeramente chamuscados, lo mismo el borde en los codos, pero el resto de la tela se mantenía entera mientras la chica seguía atacando a Yoruichi con todo el poder de su shikai liberado.
— ¡Senkō! — Gritó la teniente abriendo una mano hacia Yoruichi.
Montones de destellos aparecieron a su alrededor, haciendo explosión a su paso, pero la morena fue más rápida por segundos y logró zafarse de aquel ataque, posicionándose a espaldas de Hanako antes de atestar una patada.
Ya había comprendido que, si quería ganarle rápido a esa teniente, tenía que atacar de cerca, cuerpo a cuerpo.
Hanako era muy buena para rediseñar la estrategia sobre la marcha, sobre todo cuando su vida se veía amenazada, pero definitivamente era una mejor peleadora en la distancia que en la cercanía. Tenía que reconocerlo, cuando Hanako le atacaba desde la distancia la ponía en aprietos, pero cuando medían sus habilidades en el hakuda, entonces era Hana la que sudaba la gota gorda.
Yoruichi había aprovechado el primer día de entrenamiento para tratar de comprender el estilo de Hanako, para ver sus fortalezas y debilidades, para aprenderse todos los vicios que tenía la teniente cuando peleaba, porque sabía que todos tenían sus vicios al momento de moverse, incluso ella. En la joven Yamamoto fue sencillo de identificar el más claro de todos, el baile, se veía reflejado en cada acción que la shinigami realizaba, como si sus manos, sus piernas, su cuerpo estuviese tan acostumbrado ya a la gracia y a la elegancia, que no tuviese otra opción que adecuarse. No podía compararla con el cauce de un río, que se adaptaba al entorno adoptando la forma del terreno, era más como una flama consumiendo todo a su paso y convirtiéndolo en cenizas.
En alguna ocasión había estado segura de que Hanako tropezaría con sus propios pies, y entonces la teniente hacía un cambio que conseguía salvarla, algún movimiento lleno de gracia que terminaba convirtiéndose en un contraataque violento y desmesurado, obligándola a poner tierra de por medio.
A Yoruichi la había sorprendido muchísimo ver que Hanako podía defenderse ahora.
Sí, una vez que había establecido el patrón de pelea de Hanako (ese fue su error, se confió), creyó que tenía la estrategia perfecta para acabar con ella en el siguiente enfrentamiento. Y se llevó una sorpresa cuando la teniente demonio logró defenderse de sus ataques cuerpo a cuerpo como si hubiese estado ocultando aquella habilidad. Ahora la teniente agradecía a Saya por todas las veces que habían entrenado juntas.
Bueno, si no era por los puños, le haría caer por las carreras.
Yoruichi se puso todo lo lejos que pudo de Hanako en un segundo y sonrió esperando el golpe, pero la teniente no lanzó ninguna llamarada, cayó redondita en la trampa, corriendo para alcanzar a Yoruichi y tratar de darle un golpe.
Varias veces la morena estuvo a punto de dejarse atrapar, recordándole demasiado a Hanako aquel juego en el que había puesto en su lugar a su hermana menor. Algo en los linderos de su mente, en el borde más lejano, le hizo saber que estaba corriendo directo a una trampa, pero estaba tan ocupada tratando de trazar un plan de acción decente que no se percató de esa alarma disparando señales para que frenara.
— ¡Senkō! — Volvió a exclamar la teniente mientras levantaba la mano en dirección a Yoruichi, comenzando a comprender cuánto más adelante necesitaba poner aquellas chispas para causarle daño a su adversaria o, al menos, hacerla reducir su velocidad.
Aunque sabía que debía poner su ataque al frente de la morena, varios metros al frente, había errado en sus cálculos varias veces y las chispas terminaban estallándole en la cara, pero a espaldas de Yoruichi, obligándola a cubrirse y a correr más rápido.
Jamás había corrido tan rápido en toda su vida, ni siquiera para tratar de escapar de Saya, o de alcanzarla, jamás había hecho shunpo usando el cien por ciento de su fuerza, de su habilidad o de su velocidad. Cada varios pasos sentía que tropezaría y tenía que meter las manos para levantarse y seguir corriendo, cada varios metros tenía que tallarse los ojos porque se le resecaban demasiado por el viento, cada cierto tiempo perdía de vista a Yoruichi puesto que había girado tan rápido que ella ni siquiera lo había notado.
Fue en una de las últimas carreras que Yoruichi salió de su campo de visión, Hanako tuvo que mirar rápidamente a su alrededor para localizarla de nuevo y cambiar de dirección antes de darse cuenta del error que había cometido.
No había mirado el piso, no notó el agujero, no pudo detener su caída hasta que estuvo al fondo del mismo, cubierta de tierra y raspones mientras Yoruichi se asomaba por encima, sonriendo ampliamente y saludando con una mano.
— ¡Estás bien! — Exclamó la morena llevando los puños a las caderas mientras Hanako tosía polvo.
— ¡Sí! — Respondió en medio de un grito ahogado que hizo reír a la morena.
—Casi lo logras— Aduló Yoruichi con la voz en grito.
— ¡No quieras hacerme sentir mejor! — Hanako había decidido quedarse abajo un poco más, disfrutando de aquel intermedio mientras pasaba la adrenalina, sabiendo que los golpes y raspones no dolerían hasta que el músculo se enfriara, preguntándose cuánto más se burlaría Yoruichi de ella.
—Hoy hiciste tres horas seguidas— Anunció por fin su mentora, consiguiendo que Hanako levantara la mirada, pasmada por aquella afirmación -Lograste mantener tu cuerpo en su máximo poder sin quemar los guantes por tres horas
—Gracias a Dios— Musitó Hanako soltando el aire, relajando el cuerpo y, ahora sí, sintiendo el dolor.
— ¿Puedes salir? — Cuestionó divertida cuando vio a Hanako tratar de levantarse, pero dejándose caer de último, demasiado agotada como para continuar con sus intentos.
—Tal vez mañana— Bromeó Hanako dejando caer la cabeza y sonriendo ante esa tregua, sabiendo que la única razón por la que Yoruichi le hacía aquellos cuestionamientos era para darle unos minutos más de descanso, porque tendría que seguir peleando.
…
El día estaba bastante nublado aún, la tormenta inicial había pasado, pero se mantenía amenazante, como si en cualquier momento volviera a dejar caer su intensa lluvia sobre ellos. Esto no le molestaba a Saya en absoluto, sobre todo, porque su gigai llevaba un atuendo algo descubierto y únicamente llevaba una pequeña chaqueta que, a pesar de ser delgada, no alcanzaba a cubrirla por completo del frío. Renji por su parte llevaba ropas un poco más cálidas; una chaqueta gruesa que lo cubría y debajo de esta, una camisa de manga larga.
-Lloverá dentro de poco– Dijo Renji tras un rato de caminar en silencio, un silencio que no le incomodaba.
-Es sorprendente tu poder de observación– Dice con descarado sarcasmo.
-Lo decía porque saliste muy poco abrigada– Aclara con calma - ¿No tienes frio?
-No, para nada, es un clima bastante agradable para mí– Efectivamente, mira el cielo nublado con un gesto agradable, disfrutando esa pequeña satisfacción, lo que le dio bastante gusto a Renji mirar en Saya.
Por otro lado, ya estaba escuchando en su cabeza el regaño de Asami por ser tan tonto y no tener el gesto de quitarse la chaqueta y ponérsela en los hombros, aunque Saya le haya dicho que no tenía frio. No era del todo tarde para hacerlo ¿verdad? Estaba por empezar a bajar el cierre, pero de la nada Saya corrió a la izquierda, diciendo emocionada "ahí está" y dejándolo con la intención de tener un gesto caballeroso con la shinigami a la que se apresuró a seguir hasta llegar a una tienda de música.
-Excelente, justo el capitán Rose me dijo que ya había salido el nuevo álbum de esta banda– Exclama emocionada viendo tras el cristal.
En un parpadeo, Saya ya había entrado a la tienda de música tomando primeramente el disco que había visto, viendo de paso cada una de las cosas que ahí se vendían. Realmente sentía una debilidad y fascinación por la música, veía cada instrumento (especialmente las guitarras), con brillo y anhelo en sus ojos, así como varias cosas con temática de música. Este gesto tenía encantado al teniente, incluso no parecía ser la shinigami ruda y desgarbada de siempre, en esos momentos tenía un aire tan inocente que lo incito también echar un vistazo, esperando encontrar algo que comprarle, ya que el libro que le dio Asami para que él se lo entregara Saya lo compro y eligió ella, así que quería elegir algo por el mismo.
Asami le dijo que su hermana era alguien muy simple en cuanto a obsequios se refería, claro, era fácil decirlo para alguien que ha vivido con ella toda su vida. Para él, le estaba costando bastante aun con todas las opciones que había delante suyo, incluso estaba deseando tener a Asami para que lo asesorara.
-Renji– Da un salto al escucharla a lado suyo - ¿Qué tanto estas mirando? – Pregunta ya teniendo en sus manos una bolsa de la tienda, lo que significaba que ya había terminado de comprar.
-Nada, solo quiero entender de que tanto podían estar hablando el capitán y tu sobre esto– Aunque no era eso, tampoco era del todo mentira
-No me digas que te dieron celos– Alza una ceja, mientras que Renji se tensa y frunce el ceño, no sabiendo si tomarse eso como una broma para molestarlo o lo estaba incitando, pero… ¿a qué?
Renji había soltado unos gruñidos internos, molesto, claro, y ¿Qué responder? "Claro que me dieron celos, ver que alguien con quien apenas estas tratando y te llevaste tan bien".
-Hoy estas más raro de lo normal Renji– Suelta en un bufido desinteresado saliendo de la tienda.
-Claro Asami, se directo– Murmura molesto consigo mismo –Es más fácil para ti decirlo…
Cada vez los truenos se escuchaban más cerca, las nubes negras se acumulaban en el cielo; Saya miraba hacia arriba, como si esperara con impaciencia que la lluvia cayera de una vez, se le veía tan tranquila y relajada, quizá debía aprovechar que estaba tan relajada para hacer su primer intento de decirle lo que empezaba a sentir por ella, aunque ni el mismo lo comprendía del todo, pero trataría de explicarlo.
-Saya…– Comienza el pelirrojo, con una maraña de nervios acumulándose en su pecho, en su voz, pero capturando su atención –E-etto… veras… hay algo que quiero decirte…– Se rasca la mejilla con su dedo índice.
-Pues anda, suéltalo– Que lo mirara con cierta curiosidad solo empeoraba las cosas para él, por lo que, a pesar de ser más alto que ella, se sentía pequeño e indefenso ¡maldita sea! ¿Cuánto podía provocarle esa chica? - ¿Qué te pasa? – Pregunta alzando una ceja –Enserio que si estas raro hoy Renji
-Dame un momento ¿quieres? – Pide algo molesto, aunque eran más visibles sus nervios –Es que… no sé por dónde empezar
-Quizá por el principio, sería buena idea– Dice llevándose las manos a la nuca con una expresión burlesca y despreocupada que hacen a Renji apretar la mandíbula, Saya solo lo estaba haciendo más difícil.
-Este… últimamente yo…– La mirada constante de Saya, esperando a que continuara lo estaban matando - ¿Recuerdas la vez que fui a tu a casa a tomar contigo, Hanako y los demás? – Suelta rápidamente, casi atropellándose con sus propias palabras y dándose un golpe mental. Será idiota.
Ante ese recuerdo, Saya abre desmesuradamente los ojos, tiñéndosele las mejillas de rojo, algo que trata de ocultar mirando hacia otro lado ¡Pero claro que lo recordaba! Había tenido resaca moral por días.
- ¿Qué con ese día? – Pregunta a la defensiva.
De acuerdo, no era lo que realmente quería decir, si tenía una pregunta que hacer respecto a ese día, y quería que la misma Saya le respondería sin estar bajo los efectos del alcohol.
-Lo que dijiste sobre mi cabello y tatuajes…– Saya no lo estaba mirando, ni de cerca, pareciendo querer evitar su mirada, por lo que continua - ¿Lo dijiste enserio? – Ahora él la mira en la espera ansiosa de su respuesta, la que tarda un poco en llegar.
Alcanzó a mirarlo de reojo, ¡Ja! Ilusa ella, que pensó en jamás volver a hablar sobre aquel día en que se comportó de esa manera con Renji, tan cercana, tan cálida, tan… ¡Ah! Sin embargo, el teniente no parecía querer burlarse de eso, podía sentir algo de curiosidad en su voz, en el timbre de esa ronca voz que a veces le erizaba la piel. Emitió un gran suspiro, muy bien ¿Qué más daba?
-Es verdad– Saya mira al frente, con la cabeza en alto y llena de confianza -Me parece que el cabello suelto te queda bien y tus tatuajes son interesantes
Al estar tan inmersa en mantener su vista al horizonte, no notó la sonrisa satisfecha de Renji, el que Saya admitiera que le gustaban esos aspectos suyos lo hacían sentir muy bien; incluso llega a sentir más confianza de tratar de decirle cómo se siente últimamente por ella, pero su intento es interrumpido por un estruendoso trueno, seguido de una fuerte lluvia que cayó sobre ellos empapándolos rápidamente.
Renji miro a Saya en espera de que esta corriera a refugiarse, pero para su sorpresa, ella estaba sonriendo encantadoramente, disfrutando de la fuerte lluvia. Tal escenario le daba a aquella shinigami una imagen irreal y de ensueño, ahora veía a una mujer con alma de niña, que se divertía con esas cosas tan simples de la vida.
- ¿Qué no quieres refugiarte de la lluvia? – Ya ambos estaban empapados hasta los huesos, el agua escurría por sus ropas y se fundía en una con la lluvia, pero Saya caminaba como si estuvieran paseando por el parque con cielos azules y despejados.
- ¿Acaso le temes a un poco de lluvia Abarai? – Le mira desafiante –No me sorprendería que fueras el primero en irte corriendo para no mojarte más
-Tsch, tú eres la que no aguantara seguir tan calmada cuando se venga más fuerte la tormenta– Se cruza de brazos, al tiempo que segundos después, otro trueno ilumina el cielo y la lluvia cae con mayor fuerza.
La lluvia se volvió torrencial, ya ni siquiera podían ver frente a ellos ante la espesa cortina de agua. Renji miro a su lado en espera de ver alguna señal por parte de Saya de querer correr a refugiarse, pero a aquella peculiar chica se le ensancho incluso más la sonrisa, no importando que su alborotado cabello ya lo tuviese completamente pegado a su rostro y que tuviese incluso que cerrar los ojos por el agua que caía a cantaros sobre ella, impidiéndole ver con claridad.
-Bien, ya es suficiente– Grita para que Saya lo escuche por encima del ruido de la lluvia, tomándola instintivamente de la mano para llevarla debajo de un tejado, donde al fin pudieron quitarse un poco del agua que les escurría hacia el rostro - ¿Quién en su sano juicio puede caminar como si nada ante una tormenta asi? – Le reclama Renji mientras se escurría sus ropas –De verdad que eres extraña
-Gracias por el cumplido– Dice mientras se tomaba el cabello en una coleta y lo exprimía –Debes admitir que fue divertido
-Tienes un extraño concepto de la diversión…
-Puede ser… eso explicaría porque últimamente me es divertido pasar tiempo contigo– Le guiña un ojo, provocando un acentuado sonrojo en Renji, especialmente porque no pudo evitar reparar en como la ropa de la chica se le pegaba más al cuerpo al estar tan empapada, lo que ceñía más la figura de la shinigami.
-Saya…– Intenta de nuevo, pero esta vez las palabras parecieron atorársele en la garganta, incluso provocándole que emitiera unos cuantos sonidos como si se estuviera ahogando –Nada… olvídalo…– Voltea a otro lado con el gesto fruncido y tenuemente sonrojado.
-Y dices que la extraña soy yo…
-Lo eres…– Pero era eso precisamente lo que comenzó a atraerle de ella.
Esta vez si ve el temblor en el cuerpo de Saya, y es que su chaqueta era de algodón, por lo que no ayudaba a cubrirla de frio al tenerla puesta empapada. La chaqueta de él era de un material más térmico, aún conservaba el calor y algo de sequedad pese a haberse mojado. Así que estaba vez no lo pensó ni dudo un segundo más, quitándose su chaqueta para ponerla sobre los hombros de Saya, quien lo miro perpleja y algo confundida. Renji le sonríe apacible, de tal forma que algo cálido surge en el pecho de Saya que le hace devolverle un gesto parecido al tiempo que se cubría más con la prenda del teniente y admitía interiormente para sí misma: "también tiene una sonrisa muy bonita".
…
Yoruichi sonrió ofreciéndole a Hanako una botella de agua, la chica jadeaba de manera irregular y, en la distancia, Urahara ni siquiera estaba agitado.
—No lo entiendo, teniente Yamamoto— Murmuró la morena mientras Hanako daba sorbitos pequeños a su botella —En nuestra carrera de velocidad, con tus sellos liberados al cien por ciento, no fuiste capaz de ganarme ¿Por qué habría de entrenar a Saya cuando apenas te rebasa normalmente?
—Porque— Respondió con voz mustia la chica, sonriendo de medio lado y secándose la boca con el dorso de la mano —Cuando corro contra Saya, lo hago en mi cien por ciento, nunca limito mi velocidad cuando compito contra ella, de verdad es la shinigami más veloz que conozco. Y sé que su entrenamiento con Soi-Fong no será suficiente
Yoruichi soltó algunas risas flojas, sorprendida por las afirmaciones de la teniente Yamamoto, recordándose a sí misma que ya no era más la niña asustadiza del matrimonio Yamagawa, sino una shinigami hecha y derecha.
—Muy bien— Soltó Yoruichi al final —Supongamos que acepto a entrenarla. ¿Cómo harás que venga al mundo humano sin una buena excusa?
—Déjamelo a mí
.
Hanako ahora estaba sentada al lado de Yoruichi, ambas chicas comían en silencio mientras se preparaban para la siguiente ronda. La teniente estaba alicaída, de verdad le dolía todo el cuerpo, así que a duras penas podía levantar los onigiris para llevarlos a su boca y masticar lentamente, suspirando en el proceso y sintiendo que sus hombros no podían caer más.
Yoruichi le había dedicado algunas miradas de soslayo a la teniente, sonriendo dulcemente cuando su hijo les había ofrecido un vaso de agua antes de dedicarle una mirada de preocupación a la joven Yamamoto y otra de reproche a su madre.
— ¿Puedes seguir por hoy? — Cuestionó Yoruichi acariciando el hombro de Hanako y haciéndole sonreír de medio lado.
Hacía años que Hanako no sentía ganas de llorar al dar un bocado, no desde que el viejo Yamamoto la entrenaba arduamente, igual o peor que como estaba haciendo en esos momentos con Kisuke y Yoruichi.
Daisuke sintió que su corazón se encogió cuando vio a Hanako dar un suspiro doble mientras mordía su bola de arroz, con los ojos cerrados y bajando todavía más los hombros, sí, a punto de echarse a llorar.
—Teniente— Llamó el muchacho sentándose a su lado y ofreciéndole su propia comida, consiguiendo que Hanako sonriera ampliamente antes de acariciarle el cabello como solía hacer con Asami cuando tenía más o menos esa edad.
—Eres un muchacho muy amable— Murmuró la chica sin ánimos —Y agradezco mucho el gesto, pero he comido hasta saciarme —La chica sonrió recibiendo el vaso de agua de manos de Daisuke y sonriéndole con dulzura, haciendo que un leve rubor apareciera en las mejillas del menor —De verdad eres un vaso de agua en el desierto, gracias por cuidar de mí
El menor se levantó en un movimiento mecánico antes de hacer una reverencia tosca y dirigirse hacia la salida, en busca de los aditamentos para la siguiente ronda de ejercicios.
Tanto Hanako como Yoruichi vieron al muchacho alejarse y al final la morena miró a la teniente con una sonrisa más tranquila, sin burlas ni desafíos asomando en las comisuras.
—Parece ser que tu presencia por aquí ha motivado a mi muchacho
Hanako le miró con curiosidad dando otra mordida a su bentō (¡Dios! ¿de verdad sabía tan bueno o era por lo cansada que estaba ella en ese momento? Como fuera, lloraría en cualquier momento), incapaz de preguntar con sus propias palabras por el agotamiento.
—Ha entrenado muy arduamente desde que llegaste, y eso que sólo han sido unos días- Añadió Yoruichi sonriendo antes de acariciar la rodilla de Hanako, tratando de infundirle valor en ese gesto y sonriéndole dulcemente, una caricia maternal que sólo incrementó las ganas que Hanako tenía de llorar —Y tú lo has hecho espléndidamente— Añadió al final la morena antes de recargarse hacia atrás y cerrar los ojos, disfrutando de ese momento de calma antes de continuar con los entrenamientos de Hanako.
—A veces siento que no avanzo— Confesó la teniente bajando el rostro mientras gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas hasta bañarle el rostro y el cuello —Y no me gusta sentir que le quito el tiempo a otros, no es justo
Yoruichi suspiró mirando a Hanako, sin atreverse a decir palabra, mientras la teniente liberaba todo el estrés por medio de aquellas lágrimas. También el descanso era importante, así que le concedería ese momento de calma antes de acribillarla de nuevo con estrategias y peleas, le permitiría romperse y reponerse antes de pasar a la siguiente fase del entrenamiento.
—No seas…— Inició lentamente la morena, consiguiendo sorprender a Hanako con aquellas palabras —Tan dura contigo
Hanako levantó el rostro hacia Yoruichi en un movimiento rápido, un par de lágrimas se desprendieron de sus mejillas y quedaron suspendidas en el aire como las chispas de sus ataques antes de perderse contra el piso, la teniente estaba sorprendida por aquella petición por parte de su mentora, sin saber qué hacer o cómo reaccionar.
—Eres poderosa, Hana, disciplinada, fuerte y valerosa— Enumeró la morena mientras recargaba los codos en las rodillas y sonreía para la tierra, incapaz de mirar a Hanako mucho más, sabiendo que verle llorar sólo le ablandaría —No es una pérdida de tiempo. Y hay personas que creen que tu compañía es valiosa, aún si no estuvieras haciendo nada, entonces deja de creer que invertir minutos en ti es una pérdida de tiempo. O habrá gente que se enoje contigo por ello
Le tomó varios segundos más comprender y asimilar aquellas palabras, que retumbaron en su mente con violencia, obligándola a recordar que, a pesar de todo lo que había entrenado y en lo que se había convertido, seguía siendo humana.
—De acuerdo— Musitó antes de sorber la nariz y limpiarse las mejillas, sintiéndose diminuta y poderosa en la misma medida —Perdón— Añadió con una risita nerviosa mientras volvía el rostro para evitar que Yoruichi le viera llorar —Perdón— Repitió encogiéndose en su sitio.
—Tampoco te disculpes— Murmuró la morena, conmovida.
—Saya odia que lo haga, que me disculpe todo el rato. Perdón— Dijo como un acto reflejo, consiguiendo que Yoruichi rodara los ojos en medio de un suspiro —Pero no puedo evitarlo, se me sale solo. Perdón
—Quién diría que la teniente más poderosa del Gotei sería también el gatito más asustado de todos— Murmuró Yoruichi sonriendo para Hanako, que devolvió la sonrisa de medio lado, una mueca de disculpa todavía, que consiguió hacer sonreír a Yoruichi con más ganas todavía —Tus hermanas están de misión en la tierra— Anunció la morena levantándose y sacudiendo un poco su ropa —Si nos damos prisa, podrías verlas un rato
—No- Murmuró la teniente bajando el rostro y frunciendo el entrecejo —De momento lo mejor es que se enfoquen en lo que están haciendo, mi presencia podría traer problemas y no quiero que crean que no confío en ellas
—Genryūsai tiene razón respecto a ti— Soltó Yoruichi en medio de risas tímidas mientras le encaraba —Hasta para preocuparte por otros eres una diplomática
—Saya es…— Soltó Hanako insegura, recordando las veces en las que había metido a su hermana en situaciones peligrosas por andar abogando por ella, sin embargo, entrenar con Yoruichi era el sueño de su hermana, no el suyo, así que lo justo era lo justo —Saya es la razón por la que pude defenderme de ti el día de hoy
Yoruichi guardó silencio, asimilando aquellas palabras mientras asentía lentamente.
—Y me dices esto por…
—Porque quiero insistir con mi petición. Mi hermana entrenó con la capitana Soi-Fong recientemente, se ha vuelto casi tan rápida como ella, pero ya no tiene nada más que aprender de la segunda división. Podría volverse la shinigami más rápida del Gotei, pero necesita la guía adecuada
Yoruichi suspiró asintiendo, comprendiendo por qué Hanako había iniciado aquella conversación, pero debatiendo.
Cuando ella y Kisuke habían accedido a entrenarle fue por petición del anterior comandante, por las cartas e indicaciones que aquel hombre había dejado antes de partir, sabiendo que Hanako necesitaría mucha ayuda para alcanzar la sincronía con un poder que la superaba y le aterrorizaba, pero Saya era punto y aparte, no había manera.
Yoruichi suspiró cruzándose de brazos antes de alzar una ceja con aires inquisitoriales.
—Entrenaste con el capitán Hirako antes de venir a nosotros
—Y Saya entrenó con la capitana Soi-Fong.
—En el Gotei hay gente capacitada para entrenarte, como el capitán Kuchiki o incluso el comandante
—No quería— Murmuró lento, desviando la mirada con las mejillas sonrosadas —Acudir a Byakuya antes de sentir que podía pelear sin miedo
Yoruichi parpadeó un par de veces tratando de entender lo que acababa de escuchar. La parte del miedo estaba clara, era obvia incluso, pero ¿qué era ese sonrojo? ¿Y los honoríficos?
La teniente suspiró profundo antes de levantarse, recuperando la seguridad.
—Yoruichi-San, en estos días que hemos entrenado juntas, con la supervisión de Kisuke, no sólo aprendí a confiar en el poder de Karyū, aprendí a utilizarlo a voluntad. En el Gotei aprendí a pelear con todo de mi capitana, aprendí a no usar más fuerza de la necesaria con Kyōraku, aprendí a poner en su lugar y a ser despiadada con mis enemigos gracias a los vizards, aprendí a trazar estrategias y a dosificar mis ataques con Shūhei, ahora con ustedes aprendí a no tener miedo de mi poder y lo único que me falta es aprender a pelear como una al lado de Karyū. Sé quién puede ayudarme con eso. Sé también que soy la nieta de Yamamoto que más apoyo ha necesitado, cualquiera podría creer que soy la más débil de las tres y, hasta ahora, había actuado como tal, pero ya no más. Es momento de que tome mi lugar en el Gotei tal y como el abuelo esperaba de mí, pero para hacerlo, quiero asegurarme de que mis hermanas tendrán el mismo apoyo que yo he recibido y que serán tratadas con respeto y fortaleza. Sé que Saya no es parte del trato— Admitió Hanako adquiriendo aquel aire diplomático con el que Yoruichi la había conocido tanto tiempo atrás -Por lo tanto, no pediré que la entrenes, pero sí pediré esto— Soltó determinada, entrelazando sus manos antes de respirar profundo —Obsérvala pelear una vez y encontrarás motivos para querer entrenarla sin que yo te lo pida
Yoruichi respiro profundo, tratando de disolver la tensión que había aparecido ante las palabras vehementes de aquella teniente. Sentía la tensión a su alrededor, sentía el nerviosismo de Hanako, pero también su determinación, había pocas cosas que fueran capaces de hacerle cambiar de opinión, así que Hanako sonrió confiada antes de hacer una reverencia poco pronunciada.
—De verdad lamento el atrevimiento, pero no me voy a disculpar por esto— Se levantó con una chispa ígnea ardiendo en sus ojos, haciendo sonreír a Yoruichi con orgullo por su determinación -Por favor observe a mi hermana y considere entrenarla como ha hecho conmigo, sin piedad ni tregua, viendo el mismo potencial que vio en otras personas que antes estuvieron a su cargo
—Te consideraré a cambio de algo- Inquirió la morena con una sonrisa felina que hizo a Hanako pasar saliva.
—Le escucho- Dijo luego de aclararse la garganta en un gesto nervioso.
—Soy una gata muy curiosa— Canturreó Yoruichi con coquetería, avanzando un paso hacia la teniente, poniendo las manos en su cintura y doblando se un poco sobre sí misma, haciéndole dar un respingo —Así que no puedo dejar pasar esto. ¿Qué te traes con Byakuya?
— ¿Qué me… traigo? — Tartamudeó la chica retrocediendo antes de aclararse la garganta — ¿Qué me traigo de qué?
—¡Oh, vamos! No te hagas la tonta conmigo— Exclamó abrazando a Hanako por los hombros, pegando su mejilla a la de ella con una sonrisa socarrona y divertida, antes de enumerar algunas cuestiones —Te sonrojaste cuando hablé de él, no usas honoríficos, no te atreviste a pedirle que te entrenara y la última vez que estuvieron por aquí yo los vi muy cómplices y muuuuy cómodos lado a lado
—El capitán Kuchiki es un amigo— Inició la teniente, viéndose interrumpida abruptamente por el sarcasmo de la morena.
— ¡Ay, esa historia ya me la sé! Ponte creativa— Pidió Yoruichi cuando Hanako suspiró bajando los hombros.
—Yoruichi— Murmuró Hanako pellizcando sus uñas en un gesto nervioso que conmovió a la morena al ver a su pupila sonrojada —De hecho, tengo una situación que no sé cómo manejar
— ¿Con Byakuya? — Soltó zalamera mientras Hanako asentía.
—Y con Shūhei— Confesó en medio de un suspiro de resignación.
—Oh dear…— Murmuró la morena acongojada al ver a Hanako encogerse de hombros —Muy bien, linda, hagamos una pausa por hoy y cuéntamelo todo
.
Hanako estaba sentada en el suelo, las piernas cruzadas, los ojos cerrados mientras sostenía su zanpaku-tō entre las manos, recargándose en las rodillas.
Emitía un aura rosa pálido y un calor denso que le había impedido a Daisuke y Yoruichi continuar meditando cerca de ella, Kisuke miraba la escena fascinado, percatándose de la perfecta sincronía que la teniente tenía con su zanpaku-tō, preguntándose de donde había sacado Hanako la idea de que no podían llevarse bien.
Durante sus primeras horas de entrenamiento, el antiguo capitán se había percatado de que el dragón de las flores le hablaba a Hanako conforme iba liberando los sellos, y Hanako le respondía, era una conversación completa.
Entonces todos los temores de la teniente debían ser infundados.
—Subiré al mundo humano— Anunció Yoruichi acercándose a Kisuke mientras él y Daisuke observaban a la teniente con detenimiento.
— ¿Pasó algo? — Inquirió inseguro el shinigami mientras Yoruichi besaba la frente de su hijo.
—Nada, Hanako me ha pedido que eché un vistazo a sus hermanas. Parece que cree que Saya tiene potencial para la velocidad
—Las niñas de Yamamoto han mostrado habilidades extraordinarias- Comentó Kisuke distraído mientras Daisuke retrocedía otro paso al sentir el calor ganar terreno.
—Sí, y Hanako fue muy insistente para que accediera, eso me da mucha curiosidad
—Cuidado— Advirtió Kisuke divertido — ¿Cuántas vidas te quedan?
Yoruichi soltó una risa por lo bajo antes de colgar los brazos alrededor del cuello del rubio, componiendo una risa felina, lasciva antes de tomar su boca en un beso cadencioso, delineando sus labios con la lengua antes de mirarle con los ojos entrecerrados.
—Estoy segura de que podrás arreglarme si algo me pasa
—Vivo para complacerte— Afirmó coqueto Kisuke mientras acariciaba la piel en la espalda de Yoruichi.
—Papá— Llamó Daisuke volviendo a ellos con un termómetro láser en las manos —La piel de la teniente se mantiene fresca
—Qué interesante— Afirmó el mayor abrazando por la cintura a Yoruichi antes de sonreír ante el descubrimiento de su muchacho — ¿Será igual durante la batalla?
—Cuando hemos peleado, siempre tiene caliente la piel, pero no lo suficiente para hacerse daño o a otros— Afirmó Yoruichi antes de plantar un último beso rápido a los labios de Kisuke y comenzar a alejarse —Los veré en un par de horas. Avísame si Hana termina de meditar antes de que regrese. Tenemos una charla pendiente
— ¿Sobre su entrenamiento?
— ¡No, cosas de chicas! Los amo— Exclamó antes de desaparecer con un shunpo.
…
Su sueño estaba justificado, había utilizado mucho reiatsu, necesitaba un buen descanso y recuperar energías, si sentía hambre, bueno… se desquitaría al despertar. Pero las cosas comenzaron a ser confusas, sus sueños oscuros, sangrientos, abominables, la verdad, no sabía cómo interpretarlos.
Ese era su hogar, la sociedad de almas se encontraba en paz, había demasiada quietud a su alrededor, había lluvia, una apacible lluvia que pronto comenzó a intensificarse, se apoyo en la pared para ponerse de pie, pero fue mas su pasmo al ver sus manos ensangrentadas, la pared manchada y luego, un vistazo a su retaguardia.
Quería gritar, llorar, desaparecer, entender que era lo que había pasado, ¿Por qué estaba lleno de cadáveres? ¿Por qué la sangre corría por sus manos? ¿Qué había pasado?
-Tú eres la culpable de todo lo que pasara en la sociedad…- Giro su rostro, lo único que podía ver era la silueta difusa de un hombre, no podía ver su rostro o sus manos, pero la entonación, bueno, podría ser un hombre -Gracias a ti tomaremos la venganza que nos fue encomendada
Mudez total, no podía hablar, porque su vista se concentró en los cadáveres que yacían detrás de ellas, y si, pudo ver a algunos de sus conocidos y, más allá, a su novio, su mejor amigo, los amigos más íntimos de su hermana. Las lagrimas corrieron por sus mejillas en ese momento, pero no era un llanto desesperanzado, porque al final, entendía que era un sueño, pero ¿Qué tan probable era que se hiciera realidad?
-La sangre de los shinigamis regodeara al amo, y nosotros nos convertiremos en los seres supremos…
Una lanza de diamante era suficiente, la silueta desapareció y ella no podía escapar de ese sueño, no de momento, porque estaba intrigada, confundida, no queriendo despertar aún y ver si podía entender lo que sucedía.
-No busques la verdad en una mentira…- Esa voz, esa sí la conocía, y entonces pudo ver a la chica de blanco que siempre estaba detrás de ella, con su inmaculado y pulcro kimono, blanca cabellera y ojos azules, agitaba su abanico levemente hacia afuera, esfumando la lluvia del sueño -Encontraremos la manera de deshacernos de esto, de una u otra manera…
-Gracias, Daya Kōu…
Y el sueño se esfumo, dándole paz y tranquilidad a sus pensamientos.
…
Cuando Yoruichi regresó, Hanako apenas iba saliendo del trance, así que la morena sonrió ampliamente, mostrando las bolsas con la cena.
—Ahora sí— Dijo la morena mientras Hanako rezaba una plegaria en silencio para bendecir su comida. —Vi a tus hermanas— Soltó consiguiendo una mirada de curiosidad por parte de Hanako —Son fuertes, ya las he visto en acción antes, pero con el poco movimiento que hay, no puedo comprobar las mejoras que dices que tuvieron
—Bendito mi Dios— Murmuró la chica en medio de un suspiro, asintiendo y volviendo la vista hacia Yoruichi
—Respecto a ti, tres días han sido suficientes para lograr grandes cambios, avanzaste más rápido de lo que hubiese podido creer
Hanako asintió, bajando la cabeza mientras el gesto de confusión (puchero al que Yoruichi había terminado por acostumbrarse) invadía su rostro. La teniente tenía demasiadas ideas en la cabeza, demasiados pensamientos, demasiadas teorías, pero había un punto claro en medio de la tormenta.
—No estoy segura de qué fue— Confesó la teniente mientras Yoruichi le alcanzaba algo de comida —Pero algo cambió durante mi pelea contra Shinji
El recuerdo era difuso, estaba encerrada en una burbuja hecha de agua, su látigo chocaba contra las espadas de Saya, no podían respirar, aunque tampoco lo necesitaban, no peleaba contra Saya, trataba de apagar su arma, pero el movimiento continuaba.
Era como una danza, Saya avanzaba y ella retrocedía, girando, subiendo, bajando, cambiando de sitio, no había arriba y abajo, sólo una infinita cantidad de agua que tampoco se evaporaba, y el poderoso rugido de Kairyū alzándose sobre ellas mientras la voz de Karyū se alzaba como un murmullo tenue y delicado.
Aquello le era extraño, escuchar al poderoso dragón del fuego emitir un canto tenue mientras el agua clara rugía embravecida.
Recordaba las manos de Saya tomando su cuello mientras las armas se desvanecía, recordaba una conversación que ellas no habían tenido, sino sus zanpaku-tō, recordaba la sensación de ser cubierta y protegida por su dragón de las flores y la complicidad que se tiene con un confidente al paso de los años.
—Algo cambió— Murmuró de nuevo Hanako a media voz, con Yoruichi mirándole atentamente —Es como si me hubiera dado cuenta de que, todo este tiempo, Karyū y yo hemos estado en el mismo equipo, con nuestras diferencias, no— Corto abrupta mientras miraba la palma de su mano —Sin diferencias— Puntualizó sonriendo -Es solo que no nos habíamos puesto de acuerdo
La teniente sintió una caricia suave recorrer su cuello, su rostro, una mano dulce y maternal despejando sus facciones.
—Saya ayudó mucho— Terminó la chica agradeciendo el gesto de su zanpaku-tō —Saya y Kairyū
—Ya vi a tu hermana— Soltó Yoruichi divertida, consiguiendo que Hanako soltara una risa por lo bajo —Ya la vi, seguiré al pendiente de ella en estos días para saber qué tiene para ofrecer, y la consideraré si veo algo interesante
—Gracias— Murmuró Hanako en medio de un suspiro.
—No tengo más que hacer contigo— Sentenció Yoruichi con una sonrisa radiante antes de volver la vista a las escaleras, donde Urahara y Daisuke ya venían de regreso —Y Kisuke esta de acuerdo conmigo, lo que podíamos enseñarte ya lo hicimos
Ambas guardaron silencio unos segundos, sintiendo la calma que aquella frase les dio.
—Pensaba que pasaría más tiempo aquí— Confesó Hanako melancólica.
—Yo también, sobre todo después de tu discurso inicial, estaba convencida de que entrenarte sería más complicado de lo que fue entrenar a Kurosaki.
Ambas soltaron algunas risitas flojas ante aquello, Hanako recordaba las historias de su abuelo al respecto, y la versión de Rukia, constantemente interrumpida por Ichigo cuando estaban juntos en el Gotei. Aunque ese lado pesimista suyo, ese que le permitía ver todas las formas en las que el plan fallaría y así trazar una estrategia a prueba de errores, le recordó que la razón por la que tenían aquellas anécdotas divertidas era porque habían corrido un peligro inimaginable.
Igual que en ese momento.
—Oh, no— Murmuró Yoruichi sonriendo de medio lado —Ya conozco esa mueca, teniente. ¿En qué estás pensando?
—En los peligros que corremos justo ahora, el mundo a punto de irse al carajo
Yoruichi suspiró asintiendo, comprendía bien aquello, la sensación de que todo estaba mal, la certeza de que, a pesar de actuar de la forma correcta, todo saldría de la peor forma posible.
La morena sonrió, por primera vez en largo rato lo hizo sin sorna, ni sarcasmo, una sonrisa amable que consiguió hacer a Hanako suspirar cuando se miraron y asintieron una vez, una muestra de apoyo silente.
—Esta noche no— Soltó Yoruichi poniéndose en pie y extendiendo las manos hacia Hanako —Esta noche celebraremos que terminó tu entrenamiento
— ¿Cómo? — Exclamó Hanako sorprendida — ¿Ya acabamos?
— ¡Claro! Te lo dije, no tengo más para enseñarte respecto a tu poder, lo lograste. Si quieres quedarte un poco más para seguir entrenando, serás bienvenida, para entrenar y para lo que necesites. Pero si te quieres marchar, todo estará listo al amanecer
Hanako asintió meditabunda, tomando un par de minutos para pensar, considerando un descanso, pero sabiendo que el destino les golpearía cuando estuvieran desprevenidos, y ella no quería estar desprevenida.
—Lo agradezco mucho— Comenzó con una sonrisa radiante que contagió a Yoruichi –Pero justo ahora sólo puedo pensar en volverme más fuerte
—Me imagino que estas ansiosa por volve-er— Canturreó la morena enarcando una ceja con aires sugerentes, haciendo a Hanako retroceder sonrojada.
— ¡Nada de eso! — Su voz casi fue un grito cuando ella le dio el costado a Yoruichi, cruzándose de brazos y desviando el rostro, una mueca encantadora que habría motivado a la morena a pellizcarle los cachetes si no hubiera visto lo acongojada que estaba cuando habían charlado del tema —Es imperativo que regrese, podrían necesitar gente y yo tengo experiencia con los Genzanki
— ¿Sí? — Las palabras de Yoruichi salieron entremezcladas con sarcasmo, consiguiendo que Hanako se sonrojara todavía más —Conozco a un noble que también tiene experiencia
Hanako bufó divertida, encarando a su mentora antes de ampliar la sonrisa.
— ¿Le doy algún mensaje de tu parte?
—Sí, dile que me invite a su boda
— ¡Yoruichi! — Gritó Hanako antes de romper en carcajadas por el nerviosismo.
— ¿Escuché boda? — Inquirió Kisuke llegando hasta ellas, haciendo que el sonrojo en las mejillas de la teniente aumentara — ¿Nos vas a invitar?
—Nos vamos a colar— Soltó Yoruichi divertida antes de cambiar su atención hacia el recién llegado —No creo que el novio nos quiera ahí
— ¿Quién es el novio?
.
Decir que esa mañana se sentía diferente sería lo más acertado. No había cambiado, cuando se había mirado al espejo para prepararse a salir no había visto nada diferente, sus ojos rosas, su cabello bicolor, su piel pálida, su rostro en forma de corazón. Se había llevado una mano a la mejilla para tratar de encontrar algo distinto, para tratar de encontrar qué era aquello que había cambiado, pero no, incluso su piel seguía siendo la misma.
Había levantado los brazos para recoger su cabello en la coleta floja de siempre, pero no encontró la fuerza para atarlo, pensó en atribuirlo al cansancio, le dolía cada músculo de su cuerpo, todo su ser gritando por tregua luego de un entrenamiento arduo y pocas horas de sueño, pero no, había algo más detrás de sus acciones.
Observó el reflejo de sus cabellos cayendo pesados a los costados de su rostro, la palidez de su piel, la determinación en su mirada, y casi pudo ver el reflejo de Karyū sonriéndole un paso a su espalda, como si le despejara el cabello de los hombros para que la chica pudiera ver sus clavículas. Ahí estaba la diferencia, la seguridad en su rostro.
Hanako sabía lo poderosa que era, siempre lo había sabido, cuando se plantaba como la teniente demonio ante el Gotei no era sólo una pantalla para proteger una imagen fuerte y obligar a la gente a respetarla, pero ahora había seguridad detrás de su fiereza, ahora confiaba al cien por ciento en sus capacidades y en las de su zanpaku-tō. Por un momento sintió que se quitó un peso de los hombros, aquella misma sensación la había experimentado el primer viernes de galletas cuando dejó de ser el monstruo frío y déspota para sentirse humana en medio de su familia de la décimo tercera. Y también la experimentó el día que puso a su división a bailar ballet, cuando Yamada se disculpó con ella reconociéndola como la teniente poderosa que era. Esa misma sensación la había tenido el día que Byakuya la había adoptado como su protegida, al saber que ya no tenía que pelear sola. Esa misma sensación la había tenido el día en que había derrotado a Hirako usando todo su poder, y la había tenido cuando dejaba de aparentar ser fuerte.
Ya no tenía que serlo más, ya no tenía que usar esa careta de dureza, ahora podía simplemente limitarse a ser Hanako Yamamoto, ya no tenía nada que probarle al Gotei. Por supuesto había muchas cosas que quería demostrarse a sí misma, pero por primera vez se sintió orgullosa de decir que, cualquier cosa que tuviera que probarse, era para sí misma, y si la gente quería hablar o si la gente quería dudar, bien por ellos. Ya no le importaba.
Suspiró dejándose suelto el cabello, sonriendo mientras se ajustaba el uniforme, con las modificaciones que había hecho en la madrugada. Había recortado el cuello, lo había convertido en un corte halter y había conseguido un top blanco con Yoruichi para poder moverse más cómoda, había conservado los mitones rosa pálido, le ayudarían a mantener su poder bien enfocado y encaminado, había subido un poco el dobladillo para que sus talones tuvieran mayor libertad al caminar.
Suspiró poniendo la camelia en su muñeca, sonriendo al ajustar aquella joya antes de mirar de nuevo su reflejo en el espejo, el rubor en sus mejillas y, al final recuperó su mochila para guardar el resto de las cosas que había llevado al mundo humano y algunas cuantas más que llevaría a casa, cuando reparó en la caja pequeña al fondo, el contenido era un kanzashi de sakuras, un racimo que todavía no estaba segura de querer llevar puesto. Suspiró bajando a desayunar y sonrió para Yoruichi cuando ella puso un plato frente a ella con una sonrisa radiante.
—El camino será largo, más vale que vayas bien alimentada— Comentó la morena antes de sonreír para su hijo, sentado a la mesa recargado en los puños, más dormido que despierto.
Tuvo tiempo de sobra para pensar, para hacer un recuento de las cosas que le habían ocurrido desde que se había convertido en teniente. Qué graciosa era la vida, situaciones que en su momento habían sido de vida o muerte ahora no parecían importantes. Su pelea con Hisagi, entrenar con los vizards, tratar de defender a sus hermanas del resto de los shinigamis cuando ellas podían protegerse solas. Pero agradeció cada una de aquellas batallas, sabiendo que todo aquello la había edificado y le había convertido en la mujer que era ahora.
Hanako suspiró llegando hasta las puertas, preguntándose con qué se encontraría al regresar, sabiendo que, al no haber anunciado su vuelta, no debería haber nadie para recibirla.
Y entonces lo pensó mejor.
Sacó el kanzashi de su mochila y sonrió levantando un mechón de cabello, del lado izquierdo, prendiendo ahí el kanzashi para mantenerlo fuera de su rostro, se pasó los cadejos sueltos por detrás de la oreja, y entonces entró al Gotei.
…
Y luego de la tormenta, las aguas parecieron calmarse, Asami había despertado al día siguiente, hambrienta, pero aun con bastantes signos de cansancio.
-Es la tercera vez que repite- Suspiro Yoshio saliendo de la cocina con la charola llena nuevamente -Pero todo parece indicar que esta mejor
-Avisame cuando termine, debemos volver al gotei, pero no podemos arriesgarla- Le dijo Kensei mientras terminaba de escribir la parte de su informe - ¿Alguien ha visto a Saya?
-Dijo que saldría a entrenar un poco, o algo así- Respondió Renji al salir del baño -No dudo que haya ido a los linderos del bosque…
…
Yoruichi sonrió acercándose en silencio hasta donde había sentido el reiatsu de la soldado Yamamoto, aguardó oculta entre las sombras, en las ramas de los árboles al escuchar los jadeos de la chica que seguía entrenando con una ferocidad que podría haber amedrentado a cualquiera.
No a ella.
Yoruichi observó a detalle los movimientos de aquella soldado que parecía estarse desviviendo al golpear el tronco del árbol, la combinación era buena, el manejo de su espada sumado al hakuda que presentaba un alto nivel, pero no sería suficiente.
¿Entrenar con Soi-Fong? También Omaeda entrenaba con ella y no dejaba de ser un imbécil.
Yoruichi suspiró considerando seriamente que, tal vez, Saya no era lo que Hanako le había presumido. Y se dio la vuelta con toda la intensión de irse cuando lo escuchó.
Giró a toda prisa ante el crujir de la madera, se quedó sorprendida y muy quieta en su sitio cuando, bajo la última patada de Saya, todo el árbol se vino abajo, hecho pedazos. No, Saya no sólo había estado golpeando el tronco con golpes, patadas, estocadas, había estado lanzando también su reiatsu controlado para atravesar la madera de un lado al otro, y ahora sus esfuerzos rendían frutos al ver que las astillas caían en la tierra.
Saya estaba agitada, muy agitada, pero una sonrisa radiante invadía su rostro, combinada con el orgullo y la satisfacción de haber logrado su cometido.
— ¡Oye! — Exclamó Yoruichi desde la rama del árbol más cercano, recargando una mano en el tronco y la otra en su cadera, con una sonrisa arrogante ante la expresión de Saya.
La soldado primero levantó la mirada con un gesto de confusión, tratando de ver de dónde había venido la voz, y en cuanto se percató de quién era quien le dirigía la palabra, su expresión se convirtió en una mueca de sorpresa, con la boca abierta y los ojos rebosantes de curiosidad.
—Tú debes ser Saya Yamamoto— Exclamó la morena dando un salto hacia la tierra y caminando lento hacia la aludida —Tu hermana me habló de ti— Añadió frenando ante ella —Y te he estado observando
— ¿Observándome? — Murmuró Saya sin salir de la sorpresa. ¿Qué estaba ocurriendo?
—Dime una cosa, soldado Yamamoto. ¿Te interesa que te entrene?
Saya debía estar soñando, aquello era un sueño, un sueño hecho realidad.
—¿Entrenarme?
—Yamamoto Hanako dijo que sólo hay dos shinigamis más veloces que tú en el Gotei— Afirmó Yoruichi cruzando los brazos y ensanchando una sonrisa felina que hizo a Saya asentir una vez, recuperando poco a poco la capacidad de habla —Bueno, hagamos que seas la más veloz de todos…
…
Su sonrisa delataba la felicidad enardecida de una victoria inminente, estaba ganando terreno en la mente de aquella shinigami que varias veces se había metido en su camino, por otro lado, su espectro también ganaba terreno en la mente de ese débil shinigami que cumplía de guardia ¿Quién llevaría la delantera?
-Si logramos que el espectro que se encuentra dentro de la sociedad de almas escape…
-Lo sé, el sería capaz de abrir la brecha que necesitamos para comenzar a atacarlos- Completo el hombre, el jefe, el superior, aquel a quien al final todos temían -Pero tranquilos, infiltrarnos y atacarles va a ser mas sencillo de lo que parece
-Los genzanki de nivel uno podrán hacerse cargo de varios shinigamis de bajo rango en un instante- Dijo otra voz, a su derecha - ¿Deberíamos temer de los capitanes y tenientes?
-No, de eso se pueden encargar lo senshi- Una perla giraba entre sus dedos, distraído -Además, llevan a un shinigami muerto, causaremos una distracción con el genzanki que lleva dentro y así los mantendremos ocupados y separados. Pronto el gotei sabrá que nunca debieron tomar tan a la ligera las habilidades de Aizen-sama…
