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DISCLAIMER: Los personajes conocidos son de Rowling, los que no son conocidos y la trama son míos.

AVISO: slash (relaciones homosexuales) y temas para adultos (violación, sexo, violencia, lenguaje cuestionable, auto mutilación, asesinato, depresión. La mayoría tratados en capítulos anteriores, así que ya deben de saber). Si no puedes manejarlo, presiona atrás porque no me gusta recibir comentarios destructivos. Gracias.

NOTA 1: Estoy subiendo toda la historia nuevamente con algunas modificaciones (más que todo gramaticales, de redacción y algunas cronológicas... tenía unos días interminables y noches que nunca llegaban). Espero que así se pueda leer mejor la historia. La trama no ha cambiado.

NOTA 2: Decidí borrar todas las notas de autora. Nadie las lee nunca y ocupan espacio por gusto. En lugar de ellas estará el resumen del capítulo al final de este como 'Chapter Summary' para que sea más fácil buscar un capítulo/evento en especial.

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Título: Propiedad Privada

Autora: GaBo0

Parejas: HarryDraco, Snape, Blaise

Rating: M

Summary: Slash. Han pasado tres años desde que Harry salio de Hogwarts y ahora ha atrapado a la mano derecha de Voldemort... ¿qué pasa cuando esta le hace una propuesta que no podrá rechazar?

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Propiedad Privada

By GaBo0

CAPITULO 01: El Trato

- Hasta aquí llegaste, Lucius.

Una sonrisa sarcástica e impregnada de veneno se formó en los labios del rubio que el joven no logró comprender. Acababa de atraparlo con las manos en la masa y el hombre lo sabía. Aún mantenía su varita en alto, pero gradualmente la iba bajando. El rubio se apoyó despreocupadamente en un viejo escritorio detrás de él, aún con aquella molesta sonrisa en los labios. Habló lentamente, como escupiendo cada palabra.

- Sabes que no puedes meterme a Azkaban... no tienes suficientes pruebas. Tan solo tu palabra contra la del viceministro de Magia. ¿Eso servirá, Potter?

- En eso te equivocas, Malfoy. Tengo tantas pruebas como para que un dementor te dé un besito...

Si los últimos años habían cambiado algo en Harry había sido su carácter. Ya no era el chico bueno que aceptaba las circunstancias como venían. Siempre había sido audaz e inteligente; pero ahora era... diferente. Se podía sentir algo de maldad, rencor y resentimiento en su voz. Desde que salió de Hogwarts, hacía tres años, se había dedicado a cazar mortífagos. No era un trabajo placentero. Voldemort había sido reducido gracias a Dumbledore, contra toda predicción, pues se esperaba que Harry Potter lo venciera en una fiera batalla final. Ahora, los mortífagos que aún estaban vivos, y libres, eran cazados como ratas.

- Entonces, creo que podemos hacer un trato, Potter

El rostro del adulto era pobremente iluminado por la luz del lugar. Una habitación que tenía una chimenea de la cual salía un fuego moribundo, un viejo escritorio con dos sillas y una fina capa de polvo que cubría todos los muebles del lugar. Un aspecto abandonado y una sombra lúgubre la cubrían.

- No hago tratos con mortífagos, Malfoy – escupió Harry con un extraño brillo en los ojos -. Irás a Azkaban por todos los crímenes que cometiste

- ¿Y si Draco muriera?

Harry palideció. Nadie debía saberlo, y Lucius Malfoy parecía tener una idea. Ni siquiera sus mejores amigos lo habían descubierto. Lástima que ellos ya no estuvieran sobre la faz de la Tierra. No quería recordarlos, le dolía hacerlo. Pero... ¿cómo Lucius Malfoy se había enterado de su pequeño secreto? Él no había sido lo suficientemente valiente para contarle a alguien, siquiera repetirlo en voz alta, y un mortífago lo sabía.

- Te sorprenderá mi información sobre ese tema. Bueno, digamos que cierto pequeño cuaderno tuvo algo que ver...

"¡Maldición!" Pero, ese libro lo quemó (o creyó quemarlo) hacía años. Cuando aún estaba en Hogwarts. Lo había usado cuando no podía desahogar sus pensamientos y sentimientos con los demás, cuando ese deseo se volvía insoportable. Hacia esa persona prohibida. "¿Y si Draco lo sabe?"

- Draco no sabe nada, Potter – exclamó Lucius como leyendo los pensamientos del muchacho.

- No creas que te dejaré ir, Malfoy... mereces Azkaban, solo eso. Ahora... expelliarmo

La varita del adulto voló a través de la habitación hacia las manos del Gryffindor.

- Ahora Malfoy, no intentes nada, voy a...

Pero Lucius estaba pronunciando un encantamiento y la varita pronto regresó a sus manos dejando a un asombrado Harry con las manos vacías.

- Eso no será suficiente – masculló con ira en la mirada -. ¡Goyle!

Harry pensó que pronto vería a dos grandes hombres cruzar la puerta, había estado tan acostumbrado a la forma de andar de Draco que no le hubiera parecido extraño, pero en vez de eso la chimenea se iluminó y apareció el rostro de un hombre. Parecía estar en una sala oscura, muy refinada por lo que podía ver de los muebles.

- Lleven a cabo el plan.

Ambos asintieron. Harry pudo darse cuenta casi inmediatamente de lo que iban a hacer. Instintivamente dio un paso y gritó

- ¡No! – se detuvo a pensar, como analizando a la persona que tenía en frente -. Cuál es... ¿cuál es el trato, Malfoy?

Lucius volvió a sonreír y detuvo a los hombres a través de la chimenea. Luego, con un gesto elegante comenzó a hablar arrastrando las sílabas, con verdadero deleite, cosa que molestó sobremanera a Harry.

- Bueno... digamos que me dejas ir. Solo eso. Dejas que me vaya y haga mi vida lejos de aquí. Lejos de todo. Solo me dejas fuera de Azkaban y no revelas a nadie mi partida y a cambio de eso, Draco vive. Y no solo eso

Haciendo un ademán sumamente pomposo hizo aparecer un pergamino amarillento sumamente viejo, del cual colgaba una cinta verde, así como en los documentos muy antiguos.

- Verá, mi querido auror – dijo burlonamente -, todos los Malfoy, hasta que cumplimos 21 años pertenecemos a nuestra familia, a nuestros padres. No sé si eso te da una idea, pero te lo voy a hacer más fácil. Draco me pertenece, yo tengo pleno derecho sobre su vida. Y como cualquier propietario puedo "transferir" ese poder. ¿comprendes lo que digo, Potter?

Harry procesaba lo que había dicho Lucius. Ser dueño de Draco, esa era su fantasía desde hacía mucho tiempo; no solo porque el rubio era completamente apetecible para cualquiera, sino que tendría el poder para vengarse por todas las veces que este le había hecho la vida imposible. Aún así, era algo extraño eso de ser dueño de una persona. Sobre todo tratándose de Malfoy. Y tratándose de la persona con la que lo acordaba: su padre.

- No confío en ti, Malfoy

- No tienes que hacerlo, solo tienes mi palabra y, para ti, no sería suficiente. Pero, soy un Malfoy después de todo, y es en mi palabra en la que tendrás que confiar.

Con una sonrisa arrogante dobló el pergamino, sin perder el contacto visual con Harry. Lo alargó hacia el cuerpo del moreno y ladeó un poco la cabeza.

- ¿Aceptas?

Harry entrecerró los ojos, como tratando de analizar el rostro del hombre que estaba frente a él. Quería una respuesta y no la encontraba. Debía aceptar esa oferta, era su única opción. La otra sería dejar morir a Draco o esperar que Lucius tenga piedad por su hijo. Sería más fácil que Voldemort resucitara para hacer obras de caridad.

Por su lado, Lucius no dejaba mostrar ningún sentimiento tras esa perfecta máscara. La idea de asesinar a su hijo por salvar su vida era absurda, tanto que se volvía graciosa, pero una arrogante mueca que simulaba una sonrisa cubría perfectamente cualquier atisbo de sus verdaderos planes al ojo externo.

El joven estiró el brazo, algo tembloroso, nervioso tal vez. Realmente no confiaba en Lucius; pero, por otro lado, la tentadora idea de hacer suyo a Draco era irresistible. El contrato prometía control inmediato y completo sobre todas las acciones de Draco.

- Perfecto – exclamó Lucius mientras su sonrisa se ensanchaba

- Ahora – e hizo una pausa mientras guardaba el pergamino en su túnica, tratando de que entrara junto a cierta tela bajo ella -. Quien me certifica que Draco no está muerto.

- Nadie... puedes comprobarlo tú mismo

Y señaló la chimenea a su lado.

- No pensarás que me meteré en una chimenea, yendo a algún lugar desconocido guiado por TU palabra, Malfoy – la furia casi se podía ver saliendo de los ojos de Harry -. Dame pruebas para cerrar este trato.

- Ya lo hiciste. Aceptaste el pergamino, aceptaste la posesión. Ahora no puedo matarlo, no impunemente. Si quieres, ven. Si no, quédate aquí.

Después de eso, lo vio darse la vuelta y dirigirse hacia la chimenea. Sacó un saquito de cuero de uno de sus bolsillos y lo abrió. Tomó un poco de polvos Flu y entró a la chimenea gritando: "Mansión Malfoy". Harry se detuvo a pensar, pero no le tomó mucho tiempo decidirse. Sacó la capa de invisibilidad de debajo de su túnica e ingresó en la chimenea por si habían más mortífagos del otro lado.

Para su sorpresa, no fue así. Solo estaba Malfoy parado junto a dos hombres corpulentos. "Crabbe y Goyle", pensó amargamente Harry mientras los miraba con repulsión. No estaba muy lejos, pues podía escuchar claramente la conversación de los tres hombres.

- Muy bien, ya le di el documento. Ahora nos iremos. Parece que ha decidido no venir, así que partimos. Draco está bien¿verdad?

Ambos adultos asintieron

- Bien, vámonos. No quiero despedirme de él.

Diciendo esto se dirigieron a la puerta y se oyó el suave murmullo de las capas contra el viento. Harry logró verlos desaparece a través de la ventana y volvió su vista a la sala. "Será mejor que nadie se entere de esto...", pensaba para sí cuando un escudo enorme sobre la chimenea llamó su atención. Una tela negra le servía de fondo a lo que parecía una enorme letra M formada por serpientes bordadas en hilos plateados.

Propio de los Malfoy

Mientras más observaba, más se convencía de la elegancia y tradición de esa familia. Los muebles finos y antiguos estaban pulcramente conservados, los finos (y aparentemente) costosos adornos que adornaban paredes y mesillas... todo en perfecto orden para crear una atmósfera de refinamiento y riqueza. No pudo evitar sentirse atraído por los retratos que se veían a través del umbral hacia un pasillo.

Caminó como hipnotizado, aun con la capa puesta, observando rostros. Casi todos iguales. Cabello platinado, piel pálida (de vez en cuando con un ligero rubor en las mejillas), manos largas y delicadas a la mitad de un gesto elegante. Miradas arrogantes, finas, delicadas y rudas a la vez. Tenían una tormenta de sentimientos en los ojos grises.

De repente, la última pintura atrajo su atención. Ahí estaba. Draco. Draco... pintado como nunca había sido capturado por su ojo. El mentón ligeramente levantado lo hacía ver más arrogante y la nariz más respingada de lo que ya era. Una mirada fría, calculadora, pero a la vez calma y hasta asequible. Era algo extraño, un cuadro donde parecía haber volcado todas las facetas de Draco... y, al mismo tiempo, haber olvidado la esencia del mismo en algún lado. Se veía tan antinatural, pero tan real a la vez.

La pintura bajó ligeramente el mentón mirando a Harry con las comisuras de los labios ligeramente levantadas. Luego, entrecerró los ojos y miró hacia la puerta que se encontraba al fondo del pasillo.

Harry no entendió cómo la pintura lo veía. Después de todo, estaba con la capa de invisibilidad. Caminó hacia la puerta sólo para descubrir otro pasillo. Bueno, realmente era como una pequeña salita con escaleras del lado contrario. Había dos puertas. Una frente a la otra.

Harry se dirigió primero a la de la izquierda. Entró y le sorprendió lo que vio. Era un cuarto pequeño, con solo una silla en una esquina y un pizarrón al otro lado. Un gran ventanal se alzaba frente a la puerta, completamente abierto, y dejaba contemplar las estrellas que brillaban esa noche. El moreno se acercó lentamente y observó lo que parecía ser el patio trasero de la mansión. Podía ver algo como un pequeño bosquecillo alrededor, cerca de una piscina en medio del jardín. Varios huertos y un gran invernadero por el lado derecho. Si asomaba la cabeza por la ventana se podía ver el techo de lo que parecía ser una terraza. Un ruido lo detuvo en su inspección. Parecían pasos apresurados. Cortos y rápidos. El crujido de una puerta y una voz chillona hablando rápidamente.

Se asomó sigilosamente y vio la puerta de enfrente abierta. Lo que parecía ser un elfo domestico estaba hablando, pero no se podía ver con quien. "Seguramente con Draco", pensó Harry. Salió y cruzó la salita. Se puso detrás del elfo domestico y lo vio. Traía puesta una bata negra amarrada en los lugares precisos. Delicada, parecía más una cascada de agua oscura sobre el cuerpo del rubio.

- Señor¿llamó a Minny, señor?

- Sí, Minny, escuché ruidos afuera. ¿Mi padre regresó? Quiero hablar con él.

- No, señor, amo Lucius aún no regresa. ¿Alguna otra cosa, señor?

- No, nada más. Puedes irte – respondió cabizbajo el joven dentro del cuarto.

Harry aprovechó cuando la elfina se alejó de la puerta para pasar cuidadosamente por ella hacia dentro de la habitación. Se sorprendió al levantar la mirada y ver lo completamente diferente que era a lo que había imaginado.

Era bastante amplia, completamente iluminada por una suave luz verde. Pero no un verde enfermo, sino un verde que irradiaba elegancia y vida. La cama se encontraba al lado izquierdo, cubierta con terciopelo oscuro que se encontraba bien amarrado a los postes de las cuatro esquinas. El suave edredón verde con plateado parecía nunca haber sido usado y las almohadas estaban infladas hasta decir "basta".

Cerca al velador había una ventana. Una persona habría entrado perfectamente sentada ahí. Era como una cápsula rodeada de ventanas con marco de madera oscura. Al lado estaba el escritorio. Moderado y elegante, como todo lo que rodeaba la habitación. Algunos libros puestos desordenadamente y un tintero con una pluma muy extraña era lo único sobre el tablero.

A los pies de la cama se encontraba una chimenea muy parecida a la de la sala. Había un reloj pequeño sobre esta y dos retratos. Harry se acercó a verlos bien. En uno se encontraba Draco con varios chicos de su casa en lo que parecía ser una fiesta en algún salón de la mansión. Todos llevaban túnicas largas y elegantes. Draco estaba abrazado de una muchacha a la que él no conocía y se sonreían mutuamente. Todos parecían estar muy animados, tal vez demasiado para una reunión común y corriente.

La otra mostraba al rubio, sonriendo de una forma que parecía de sincera felicidad. Era Navidad por la decoración de fondo y Draco tomaba unos cuantos regalos en la mano... Snape estaba a su lado, también sonriendo con Lucius cerca. Los tres reían mientras botaban los papeles que envolvían las cajas.

Harry no pudo evitar pensar que Draco se veía feliz, y hasta humano en esas fotos. No pensó que los Malfoy guardaran esa clase de recuerdos. Continuó paseando su vista por el cuarto olvidando completamente la presencia de Draco ahí... o era que no había presencia de Draco.

El moreno frunció la frente al ver que estaba solo en ese cuarto cuando de pronto la pared de piedra pulida que estaba a su izquierda se puso borrosa, como si de agua se tratase para dar paso a la figura del rubio aun con la bata negra de seda. Harry no había visto esa puerta, pero notó que lo llevaba al baño. Parecía tener una pequeña piscina al centro con varios grifos alrededor. Todo de mármol blanco y un gran espejo al fondo. No pudo continuar observando pues la fría y sólida piedra selló la entrada de nuevo. "Seguramente entró cuando estaba viendo la ventana y el escritorio", pensó el joven.

Siguió con la mirada al muchacho de cabellos platinado hacia su cama, luego al escritorio y finalmente a la pared de la derecha. Murmuró algo sin prestar atención y un gran armario apareció. Uno de esos como empotrado en todo el ancho de la pared. Tenía los bordes de madera y cajones, muchos cajones, en la parte inferior. Sobre los cajones y espacios para el calzado se encontraba un espacio bastante amplio para túnica, camisas, pantalones, etc. Draco tenía una gran colección de ropa... una GRAN colección de ropa. Después de buscar un poco sacó lo que parecía ser un pijama. Ese conjunto también era negro. A Harry le sorprendió como el negro, destacando tanto contra su piel pálida le quedaba tan bien.

Draco dio la espalda a ese armario oculto y este desapareció, transformándose al igual que el baño en un muro de piedra sólida con varios retratos en él. Más fotos parecidas a las que estaban sobre la chimenea. "A Draco le gustan las fotografías" y en el centro de esa pared un espejo desde el suelo hasta el techo. Harry pensó que era obvio que alguien tan vanidoso como Malfoy no tuviera un espejo de esa dimensión.

Se había detenido a ver las fotografías cuando oyó el sonido de algo que caía y a través del espejo pudo ver la bata de seda en el suelo. Fue levantando la vista poco a poco, deleitándose con los trozos de piel de Draco que alcanzaba a ver. Miró sus bien formadas piernas llegando a su firme trasero tapado apenas por la suave y ceñida tela de un bóxer (también negro). El Gryffindor se preguntó si no estaría de luto.

Antes de poder observar más, Draco se puso la camisa del pijama seguida de los pantalones. Harry no se había dado cuenta que la sola vista del cuerpo de Draco lo estaba excitando sobremanera.

El rubio se acercó a él caminando despreocupadamente y se paró frente a la pared que estaba a la izquierda del marco de la puerta. Esa pared le había interesado particularmente a Harry. Los retratos estaban ordenados casi en fila, desde el techo hasta más o menos la cintura de cualquier muchacho de estatura mediana. Al parecer eran fotos de cada año del slytherin pues las más bajas eran las menos recientes. Aparecía Draco aun bebe, con una túnica bastante grande y escaso cabello platinado. Su piel igual de pálida y vivos ojos grises. Así hasta que la vista de Harry no podía observar detalladamente la ultima foto.

Oyó a Draco murmurar algo en voz baja y de la pared salieron como escalones mágicos, alineados perfectamente sin tocar las imágenes. El rubio comenzó a subir como si fuera lo más normal del mundo. Harry conforme subía se fijaba en las fotografías. Hubo una que la distinguió rápidamente. Draco, con su uniforme de Quidditch y su Nimbus 2001. Tendría doce años, en segundo curso, hacía ocho años esa foto había sido tomada y vaya que Draco había cambiado.

Entre esa y la foto anterior había gran diferencia. Si bien ambas mostraban el rostro de Draco con una constante mueca de asco y arrogancia, la segunda tenía a un Draco mucho más crecido que cuando recién entró a Hogwarts.

En cambio, entre esa y la siguiente, la de segundo y tercer año había también mucha diferencia. Draco tenía ese rostro cambiado, maduro. Pero si en la de segundo tenía una mueca de asco y arrogancia, en la otra el asco había desaparecido. Conservaba la arrogancia natural de los Malfoy pero no la mueca de asco que contraía su rostro anteriormente.

Conforme iba subiendo escalones, Harry apreciaba el gran cambio de Draco. Era como ver su vida entera. Llegó finalmente a la última foto. Mostraba un Draco elegante, fino y delicado sin ser afeminado. Arrogante como siempre, pero sin muestras de maldad. Solo astucia y vida, mucha vida en la mirada gris. Los hombros fuertemente erguidos y la nariz respingada lo hacían ver más aristocrático de lo que ya era... y las manos le daban un susurro de delicadeza y fragilidad únicos. Solo Malfoy podía verse tan encantadoramente malvado y tan frágilmente fuerte.

Draco abrió una trampilla sobre su cabeza y pasó a través de ella seguido por Harry. Parecía un ático, pero estaba mucho más iluminado que el propio dormitorio. También tenía esa especia de cápsula con ventanas al fondo donde se podía apreciar un telescopio dentro del lugar. Una mesa larga con dos separaciones de cajones debajo era lo que se veía en esa pared del lado de la ventana. Hacia atrás y al lado derecho e izquierdo eran puros estantes. Todas las paredes cubiertas de libros. Dos escaleras con rieles corredizos estaban en las esquinas. Draco dijo: "Insomnio" mientras subía sobre una de las escaleras y esta se movía sola hacía un punto de los estantes. Draco parecía divertido, cogió uno de los libros de esa sección y lo tiró al suelo. Luego estuvo jugando un rato en las escaleras.

Harry observaba divertido esa escena. Draco Malfoy, el serio, el maduro, el frío Draco Malfoy jugaba haciendo correr a las escaleras por los rieles como un niño de 5 años. Cuando se aburrió bajó y cogió el libro dirigiéndose a la mesa del frente de la ventana. Había un caldero al lado. El rubio se sentó y colocó el libro al lado

Con el ceño ligeramente fruncido comenzó a preparar una poción mientras sacaba los ingredientes de un cajón. La poción estuvo rápidamente lista y se la bebió simulando un gran brindis. El moreno podía ver como parecía que el sueño vencía al rubio que bajaba pesadamente hacia su cama. Una vez frente a ella se tiró sin ningún reparo y se quedó dormido. El Gryffindor aprovechó la oportunidad y comenzó a echarle una última hojeada a ese cuarto tan impresionante. De verdad Malfoy tenía demasiadas comodidades. Malfoy...

Inconscientemente Harry se acercó a la cama y volteó el rostro hacia Draco. El rubio estaba tendido boca abajo, destapado, tan solo con el pijama. Profundamente dormido. Harry se acercó y se sentó en el colchón extremadamente suave y se reclinó apoyándose en su mano izquierda.

Trazó con la mano derecha toda la línea que formaba la columna de Draco a través de la fina seda de su pijama... comenzando muy por debajo de la cintura hasta su nuca. Tocó los suaves cabellos platinados y acarició la mejilla, suave como la misma seda.

Se acercó a ese rostro que dormía apaciblemente, pero cuando se encontraba a milímetros de él se detuvo. Esperaría un poco... solo un poco. No iba a apresurarse por ahora. Esa era recién su primera incursión como dueño de Draco.

Volviendo a trazar la línea de su columna y luego trazando circulitos en el firme trasero de Malfoy casi sin tocarlo, Harry se paró y se dirigió a la puerta. La abrió con cuidado de no hacer mucho ruido y salió hacia la salita. Bajó al salón y entró a la chimenea sin ser visto por ningún elfo. Llegó rápidamente al cuarto donde había hecho el trato con Lucius. Estaba más tenebroso y frío que antes. Salió hacia los terrenos de afuera y subió a un coche dirigiéndose a su casa solo. Para pasar las siguientes noches solo, salvo las que vendría a hacer una visita secreta a su nueva propiedad.

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Chapter Summary: (15 de Febrero) Donde se cierra el trato y Harry hace su primera visita a la mansión.

GaB

Modificado el Viernes, 03 de Marzo del 2006

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