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DISCLAIMER: Los personajes conocidos son de Rowling, los que no son conocidos y la trama son míos.

AVISO: slash (relaciones homosexuales) y temas para adultos (violación, sexo, violencia, lenguaje cuestionable, auto mutilación, asesinato, depresión. La mayoría tratados en capítulos anteriores, así que ya deben de saber). Si no puedes manejarlo, presiona atrás porque no me gusta recibir comentarios destructivos. Gracias.

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Título: Propiedad Privada

Autora: GaBo0

Parejas: HarryDraco, Snape, Blaise

Rating: M

Summary: Slash. Han pasado tres años desde que Harry salio de Hogwarts y ahora ha atrapado a la mano derecha de Voldemort... ¿qué pasa cuando esta le hace una propuesta que no podrá rechazar?

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Propiedad Privada

By GaBo0

CAPITULO 02: Recuerdos

Habían pasado cuatro semanas desde que Harry abandonó la mansión Malfoy por primera vez después de obtener el documento que certificaba su poder sobre Draco. Varias veces se había preguntado si ese documento era real, si era válido porque le parecía algo muy antiguo eso de mantener una tradición de ese tipo... pero luego pensándolo mejor, era algo "típico de los Malfoy"

Había visitado la mansión casi todos los días. Deleitándose con lo que las paredes escondían, los hechizos que las resguardaban y la belleza del único habitante actual de ella. Harry no podía evitar sentirse sumamente atraído por esa persona que insistía en realizar los gestos más simplemente provocativos que Harry hubiera visto en alguien. Con su andar lento y elegante, ágil pero sin rayar en lo vulgar o muy apresurado, había logrado acaparar una gran parte de la mente de Harry. Era el único aliento, la única luz que Harry veía al final del día. Esos días que estaba empezando a odiar, y lo peor de todo era que nadie lo sabía. Nadie, sólo él mismo.

Un par de veces casi había chocado con Draco, mientras estaba absorto observándolo. Se perdió en sus pensamientos mientras oía el suave crepitar del fuego en la pequeña salita de su departamento.

Una persona sin sombra caminaba de nuevo por aquellos pasillos oscuros y helados que había hecho ya costumbre dentro de su rutina diaria. La misma sala, el mismo escudo, los mismos retratos, la misma puerta, el mismo cuarto, la misma persona.

Vio nuevamente a un elfo doméstico parado en la puerta de la habitación, pero estaba sacando algo. Cargaba una bolsa grande y pesada. A Harry se le vino a la mente enseguida una antigua película muggle que había visto en la casa de la Sra. Figg hacía mucho tiempo. Tanto que ya no parecía ser la misma vida. La sirvienta de la película había matado al dueño de casa y lo sacaba hacia el basurero en una gran bolsa...

Luego pensó que ese pensamiento era demasiado tonto. Los elfos son completamente fieles a la familia a la que sirven, por otro lado, Draco no dejaría que un elfo le haga algo. Aunque luego recordó a Dobby y los poderes extraordinarios de los elfos. La sangre se le congeló, a pesar de que en el fondo sabía que era una idea absurda.

Llegó hasta la puerta y sintió que nuevamente tenía permiso para respirar. Inconscientemente había estado reteniendo todo el aire desde que vio al elfo y esos extraños pensamientos cruzaron su cabeza.

Dejó pasar a la criatura y su gran bolsa, nunca supo lo que era aunque parecía ser ropa. Ingresó a la habitación, y la puerta se cerró tras él. Continuaba igual que la primera vez que la había visto, pero había algo diferente. No estaba seguro de lo que era pero podía sentirlo. Una sombra opacaba la belleza del lugar.

Vio a Draco sentado en el escritorio y no pudo evitar pensar que hasta se sentaba elegantemente... Tenía la cabeza erguida, el cuerpo perfectamente derecho. Parecía estar escribiendo algo. El sonido de la pluma contra el pergamino llegaba a su cabeza traspasando el silencio que reinaba sobre la mansión esa noche.

Se acercó lentamente hasta quedar tras él, sin chocar contra su cuerpo para evitar ser descubierto. Por ahora solo quería observarlo. Ver los grandes cambios que había infligido sobre él el tiempo. Recordó cuando recién había salido de Hogwarts, era el más alto de todo su curso, seguido de Ron. Harry no había crecido mucho, pero había sabido compensar su falta de talla haciendo bastante ejercicio para dejar de ser tan delgado. A diferencia de él, parecía que Draco siempre tenía todo lo que los demás querían. Especialmente si lo quería Harry.

Cuando habían llegado de las vacaciones de quinto curso, Draco no era el mismo... aunque el cambio no era muy drástico. Siempre había tenido músculos, solo que ahora eran más definidos. En ese momento, Harry y sus amigos pensaron que era gracias al entrenamiento mortífago que le daba su padre.

En ese momento ninguno de ellos se imaginaba que era justamente porque no quería recibir ese entrenamiento que había logrado desarrollar su cuerpo.

Contemplándolo bajo la pobre luz que parecía salir de las mismas paredes, Harry pudo ver que tenía el ceño fruncido. Los cabellos rubios platinados le caían sobre la frente, sin rastro de usual gel que usaba frecuentemente en la escuela. Al parecer, ese hábito se le había quitado al salir de Hogwarts ya que todas las veces que lo había visitado llevaba el cabello libre, reflejando la luz en cada una de las hebras.

Vaya que había cambiado en esos tres años en los cuales habían dejado de verse. No habían acabado en buenos términos, nunca habían sido amigos, y el único sentimiento que compartían era de profundo odio solo que por razones muy distintas. Harry suponía que Draco lo odiaba porque él mismo lo había rechazado. Él lo odiaba porque se trataba de Draco Malfoy, su enemigo, la persona a la que odiaba y deseaba en secreto.

Se acercó más sobre su hombro y leyó lo que parecía ser una carta:

"Al lector:

Que pena me da que no puedas estar cerca. No conozco tus razones, pero espero comprenderlas. Me gustaría que estuvieras aquí, en la Mansión, para poder hablar. Me siento solo. Espero que donde estés, hayas conseguido mejor compañía que la que yo tengo. La soledad es demasiado aburrida. Creo que en este momento hasta Narcisa hubiera servido para aliviar el aburrimiento. Me estoy poniendo sentimental así que vayamos al por qué te envío esta carta.

¿Continuas alojado cerca de la casa de Anna? No puedo continuar dudando de eso. Si es así, pídele que venga, necesito verla de nuevo. Hace mucho tiempo que no hablamos. Necesito la presencia de alguien que no sea un elfo. Todo por culpa de Potter. ¿Quién le mandó ser auror? Que bueno que lograste escapar, no hubiera soportado verte en Azkaban y creo que tú tampoco..."

Harry no pudo evitar un resoplido involuntario al leer la ultima parte, y estando tan cerca de Draco obviamente que el rubio se dio cuenta pues dejó de escribir y volteó, quedando a pocos milímetros de la nariz de Harry. Los ojos verdes interceptaron los grises y en ellos pudo distinguir un líquido transparente que luchaba por salir de aquellas lagunas plateadas. Al parecer, Draco no podía ni siquiera llorar y demostrar sentimientos hacia sí mismo.

Draco entreabrió los labios y relajó su expresión. El ceño antes frunció ahora se relajaba. Parecía como si una extraña calma hubiera inundado no sólo su mirada, sino toda su alma. Las comisuras de sus labios se elevaron tratando de disimular un poco la sonrisa que luchaba por salir.

Harry tuvo prácticamente que tirarse hacia atrás para no chocar contra el rubio que se había parado rápidamente. Caminó hacia el otro lado del cuarto, pasando frente a la atenta mirada de Harry. Sus pasos eran seguros y rápidos. Como si quisiera alcanzar algo que se le iba de las manos, sin correr, pero sin ir despacio.

Atravesó el cuarto y se detuvo frente a la chimenea. Harry se había levantado de la cama y se encontraba parado al lado de la silla donde antes había descansado el cuerpo de Draco. La sombra que el moreno había sentido al entrar al cuarto se acrecentó, como densa neblina que ensombrece el camino en una noche sin luna. El muchacho de cabellos azabache se puso más hacia la izquierda para ver mejor a Draco, pero lo que vio hizo hervir su sangre inesperadamente.

El rubio se encontraba parado frente a la chimenea, su sombra extendiéndose a sus pies dándole un aura melancólica y misteriosa. Alargó el brazo hasta coger una de las fotografías que se encontraban sobre la repisa. La de su cumpleaños número dieciséis. Recordó aquel día... la compañía de sus amigos de Slytherin, pero sobre todo la compañía de Anna...

Harry sintió una ira incomprensible. Veneno ardiente corría desde todas partes de su ser y llegaba a su cabeza, queriendo explotar en cualquier momento. Ya no le importaba lo que Draco diría, ni le importaba qué pasaría si lo viera. El solo hecho de ver a Draco con esa sonrisa tan llena de algún sentimiento que nunca había profesado hacia él mismo lo sacaba de sus casillas. El rubio contemplaba la foto anonadado, un frágil dedo rozando el cristal que cubría la imagen.

El moreno no pudo contenerse, la furia que sentía necesitaba ser expulsada de su cuerpo o no podría contenerla más. Buscó lo que sea con su mano sin apartar la vista del rubio, con la cara roja y el ceño fruncido, respirando rápidamente, como pequeños gruñidos ahogados en su garganta.

El sonido de un libro al caer y chocar contra el sólido suelo de piedra retumbó en las cuatro paredes haciendo que el rubio volteara súbitamente con una mueca de preocupación en el rostro.

- ¿Quién está aquí? – gritó el joven slytherin mirando en todas las direcciones, tratando de ubicar al causante de aquello.

Los músculos de aquel rostro pálido se contraían al verse indefenso, contra aquella amenaza invisible en aquel cuarto, en su cuarto. Harry se movía rápido, guiado más por su furia que por lo que la razón le indicaba en ese momento. Los movimientos lentos y calculados de Draco no percibieron el movimiento ágil de Harry a su lado hasta que estuvo muy cerca.

Harry tomó el retrato de las manos de Draco y con todas sus fuerzas lo tiró al suelo. El rubio se sobresaltó y se alejó chocando contra uno de los postes de la cama adoselada. Sus ojos se abrieron en evidente asombro y algo de terror se dibujaba en su cara. Pudo ver claramente como el vidrio que cubría la fotografía era quebrado en varios pedazos y la fotografía se elevaba y deshacía varias veces.

El moreno no lo pensó dos veces y descargó toda su furia contra esa fotografía. Odiaba el rostro de Draco al verla... pero lo que más odiaba era que no lo miraba a él, sino a una simple fotografía.

Recobrándose del shock Draco buscó su varita y estuvo pronto en el medio del cuarto, por si acaso lo que fuera que estaba ahí tratase de atacarlo, pero Harry solo se dio la vuelta y abrió la puerta rápido para salir corriendo hacia la sala. Oía los pasos acelerados de Draco que de vez en cuando paraban para oír los de Harry y seguirlo en el camino. El Gryffindor quería huir, aun no quería rebelarle a Draco la identidad de su nuevo "dueño".

Finalmente llegó al pasillo de los retratos y lo atravesó bajo la mirada atenta de los cuadros. Luego pudo oír claramente como uno de ellos murmuraba algo para el rubio que apuró los pasos hacia donde se encontraba Harry.

Su corazón latía a mil por hora. Se dio cuenta que si Draco lo alcanzaba no podría hacer nada para defenderse. Había olvidado su varita y el contrato de propiedad. No tenía nada que probara sus palabras y estaba seguro de que Draco no le creería. Lo mataría ahí mismo

Trató de correr más pero la mansión era grande y el pasillo no terminaba. Atravesó la puerta con Draco pisándole los talones. Se acercó a la chimenea, tiró los polvos Flu como sea y gritó "Hacienda O'Connor". Lo último que sintió fue el roce de las manos de Draco en sus tobillos, el murmullo de su capa contra la fría pared de la chimenea y una maldición de algún lado de alguna chimenea de las que pasaban frente a sus ojos. La voz única de Draco se podía distinguir aun, gritándole a algún elfo y maldiciendo a Harry, sin saber que se trataba de él.

Una sonrisa maligna, llena de rencor y melancolía se formó en los labios del moreno. Aquella vez le había venido a la mente al recordar a Draco. La ira que sintió en aquel momento aun corría por sus venas. ¿Quién era esa chica¿Qué tenía con SU Draco? Por supuesto que Harry no dejaría que ella se le acercara ni un poco. Recordó cuando Draco recibió una carta de su padre diciéndole algo importante. Aquel día había estado más calmado. Decía que el viernes 14 de marzo una tal Anna llegaría a la Mansión por una semana.

Harry supo fácilmente quien era Anna por la reacción de Draco. Su rostro se iluminó con una esplendorosa sonrisa y estuvo de buen humor todos los días siguientes. De eso ya había sido una semana y si mal no recordaba ese día era... 14 de marzo.

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Chapter Summary: (14 de Marzo) Donde harry recuerda una de sus incursiones a la mansión durante aquel mes de vigilancia.

GaB

Modificado el Viernes 03 de Marzo, 2006

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