Capítulo 5: conejos

Un par de semanas después y con permiso de salir (concebido bajo muchas condiciones, entre ellas, regresar antes del toque de queda) Lan Zhan se acercó al bosque donde vivía Wei Ying. Al principio no quería ir, no se puede hacer amistad con el mal, pero una promesa no se puede romper. ¿Por qué seguía hablando con ese zorro? ¿Por qué no lo había acusado con el clan? ¿Por qué se le hacía fácil estar cerca de él, aunque apenas se habían visto un par de veces?

Wangji estaba cerca de la cueva, pero no recordaba el lugar exacto. Se preguntó cómo podría encontrarlo, hasta que escuchó una voz juguetona aproximarse.

—Lan Zhan, Lan zhan. ¡Viniste! —saludó el zorro, corriendo desde la dirección contraria.

—Mmn —respondió suavemente, sin saber qué más decir.

—Ven, vamos a casa. Los conejos han estado mejor, tuve muchas ganas de comerlos… ¡Ah, pero hoy conseguí huevos! ¿Quieres comer? —el zorro siempre parloteaba un montón y hablaba tan rápido, que el otro joven apenas le seguía lo que decía.

Ambos llegaron a la pequeña cueva y Wei Ying dejó una bolsa qiankun en algún lugar, sacando la olla y la leña.

—No puedo cocinar adentro, lamento hacerte salir. Pero luego el humo se queda por días y es terrible dormir. Ven, acércate, voy a hacer los huevos y comeremos juntos.

Mientras Wei Ying preparaba huevos revueltos, Lan Zhan se acercó a los conejos. Eran dos, uno negro y uno blanco. El negro estaba más herido y el blanco lo protegía con recelo. Lan Wangji no pudo evitar sonreír al verlos, les estuvo contemplando un rato desde lejos, sin tocarlos para no lastimarlos, mirando como movían sus naricitas y orejas a cada movimiento del zorro, a cada soplo del viento.

—¡Lan zhan, ya está listo! —llamó el zorro sirviendo en los platos. Escogió el más bonito para su invitado, quien seguía tan distraído mirando a los conejos, que no escuchó el llamado. Wei Ying murmuró, acercándose a él —. Creo que hice bien en no comerlos…

El menor lo miró con un poco de horror en sus ojos.

—Soy un zorro, es normal que coma carne de conejo. Es fácil encontrarlos en la montaña, mucho más fácil que conseguir un pollo u otra carne.

Inevitablemente, Lan Zhan hizo un pequeño puchero, haciendo que el zorro riera un poco.

—Ven vamos a comer.

Los platos estaban rebosantes de rojo. Wei Ying daba bocados, muy feliz. Lan Zhan probó el primer bocado y no supo qué hacer. Escupir la comida sería grosero, pero sentía que iba a quedar sin papilas el resto de su vida. Poco a poco se torturó para seguir comiendo. Wei Ying le preguntó si estaba bueno, pero Lan Zhan se quedó en silencio.

El zorro lo miraba expectante de su respuesta, pero al recibir sólo silencio, sus orejas se agacharon y su cola ya no se veía tan esponjosa.

—Lo siento, es mi primera vez cocinando para alguien más, la próxima vez será mejor…

—Mnn —Wangji asiente finalmente.

Estuvieron un corto tiempo en silencio mientras Wei Ying volvía a arreglar todo y Lan Zhan estaba cerca a los conejos de nuevo, perdiéndose entre sus cuerpos esponjados.

—¿Qué les paso? — le preguntó luego de que el espíritu zorro se acercara.

—No lo sé, en el bosque hay muchos animales que resultan heridos, a veces es porque otros animales los cazan o porque cae un árbol o se desliza la montaña. Cualquier cosa puede pasar.

—¿Tú los cuidas a todos?

—A todos los que puedo, hay algunos que son bastante feroces y no dejan que me acerque.

—¡Pero te comes a los conejos! ¿Los curas para comerlos? —pregunta el Lan, claramente horrorizado y curioso.

—Ya te lo dije, como carne, pero sólo cuando es necesario. Hay otros animales más grandes que no puedo cazar y si lo hago, no puedo comerlo todo de una vez y se echa a perder.

Luego hubo otro agradable silencio en que los dos contemplaban a los conejos hasta que Wei Ying se aburrió.

—Lan Zhaaaan, ¿vamos a jugar algo?

—Ya somos grandes para ello.

—¡Quiero jugar cosas que juegan los humanos! ¿A qué juegas tú? He visto niños en el pueblo haciendo varias cosas que no entiendo.

—No se puede correr, no se puede gritar o hablar con voz fuerte en el receso de las nubes.

—¿Otra vez con eso? ¿Acaso en tu casa no te dejan hacer nada? —protesta el zorro, sintiendo que la vida de este niño no es nada emocionante.

—Mnn, puedo meditar.

—¡Eso es muy aburrido para ser un juego! ¿En serio no haces nada con tus amigos?

—Mnh —negó —, no tengo. Sólo hermano.

—¿Eeh? ¿Y entonces no somos amigos? Yo también lo soy, ¿no? ¿Por qué no tienes amigos?

Wei Ying siempre sacaba palabrería y hablaba rápido y ruidoso, pero no le molestaba.

—No hablo mucho —le respondió, tranquilo a pesar de todo —. Dicen que soy engreído… ¿Soy tu amigo?

—¡Claro! Lan Zhan es una buena persona. Es el primer humano que no me ataca al verme. Bueno, está la señora Ming. Ella me da huevos y hortalizas por ayudarla en su cabaña, aunque no creo que cuente porque está ciega y no puede ver lo que soy —cuenta entre pequeñas risas y se hecha en el suelo de espaldas.

—¿Siempre te atacan? —dentro de Lan Zhan había mucha curiosidad.

Todas las veces que leía los libros de la biblioteca encontraba la misma información de los zorros, quería confirmar con sus ojos si era cierto. No es que pensara que las personas que escribieran los libros no fueran sapientes, eso sería insultar a los autores, pero en las enseñanzas del clan estaba no juzgar sin ven ambas partes primero.

—Desde que tengo memoria.

—¿Hay más como tú? —se sorprendió a sí mismo de seguir hablando tanto el día de hoy.

—No lo sé, nunca he visto a nadie más como yo… —hubo un corto silencio, el Lan dudó en seguir preguntando, pero al final lanzó la pregunta más importante para él.

—¿Qué pasó con tu familia?

Las orejas del zorro volvieron a caer, su cola se envolvió en él, si lo observabas bien podías notar lo pequeño e indefenso que en realidad era.

—No respondas si no quieres —Wangji se sintió mal, por primera vez alguien lo trataba como un amigo y lo hirió.

—No, está bien. Fue hace mucho tiempo, aún era un cachorro, no sé qué edad tenía. Mis padres eran ambos zorros, creo, la verdad no estoy muy seguro. Sólo recuerdo el aroma de mamá y que papá solía cargarme en sus hombros. También recuerdo un burro. Una vez algunos cultivadores llegaron. Mamá me escondió en una madriguera. Luego de eso jamás volvieron.

Lan Zhan pudo sentir un poco de empatía con el zorro. Su madre murió cuando era un niño. Y a pesar de verla sólo unas pocas veces, la extrañaba mucho. Su padre se recluyó por siempre en la montaña, jamás volvió a verlo. Pero al menos tenía a su hermano, su tío y su clan. ¿Qué tenía este chico? No sabía qué decir, no era bueno con las palabras y no le gustaba tocar a otros, pero al ver al chico que siempre sonreía tan decaído, se regañó mentalmente por sacar el tema.

—¡Ah! ¡No te preocupes Lan Zhan, eso ya pasó hace mucho tiempo! Y ahora al fin tengo un amigo —volvió a tener esa linda sonrisa de siempre.

El atardecer llegó y con esto, la hora de salida de Lan Zhan si quería llegar antes de la hora exacta.

—Debo irme —dijo el Lan, poniéndose de pie.

—¿Eh? ¡Es muy pronto, aún falta mucho para la noche! —a pesar de no haber jugado, el sólo hecho de estar hablando de cualquier cosa, las nubes, núcleos dorados y temas en general, ya lo había hecho todo divertido.

—Toque de queda.

—Ah, es cierto, en tu casa patrullan. Por cierto… no quiero que pienses que en verdad me la paso robando porque sí, no he vuelto a sacar nada de Gusu. Ni siquiera de la basura —el comentario le recordó que llevó con él un frasquito de hierbas, sólo tuvo que ir a recogerlas él mismo.

—No robar. Toma.

El rostro de Wei Ying se iluminó.

—¡Muchas gracias, Lan Zhan!

El joven maestro partió a casa después de tener que prometerle a Wei Ying que iría a visitarlo de nuevo.

Muchas gracias por la lectura, los votos y los que me siguen ;).

Muchas gracias a josita por su beteo.

Nos vemos el próximo fin de semana