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DISCLAIMER: Los personajes conocidos son de Rowling, los que no son conocidos y la trama son míos.
AVISO: slash (relaciones homosexuales) y temas para adultos (violación, sexo, violencia, lenguaje cuestionable, auto mutilación, asesinato, depresión. La mayoría tratados en capítulos anteriores, así que ya deben de saber). Si no puedes manejarlo, presiona atrás porque no me gusta recibir comentarios destructivos. Gracias.
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Título: Propiedad Privada
Autora: GaBo0
Parejas: HarryDraco, Snape, Blaise
Rating: M
Summary: Slash. Han pasado tres años desde que Harry salio de Hogwarts y ahora ha atrapado a la mano derecha de Voldemort... ¿qué pasa cuando esta le hace una propuesta que no podrá rechazar?
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Propiedad Privada
By GaBo0
CAPITULO 04: Demasiado Cerca
- Anna
- Draco
Las miradas se cruzaron. Sólo se oía la suave respiración de las tres personas en aquel lugar. La ventana de la habitación estaba abierta y el suave rumor del viento a través de ella daba un aire misterioso a toda la escena. Sin razón, Anna comenzó a reír alegremente pero tranquila, ganando dos miradas confundidas... claro que ella sólo podía ver una.
- He esperado tanto y ahora no sé qué decirte
Esto arrancó una sonrisa de los labios de Draco, el cual sólo la miró más profundamente para luego bajar la cabeza sonriendo como un niño.
- Tienes razón, parece que no nos conociéramos... hasta este momento solo hemos dicho nuestros nombres.
Sus miradas volvieron a cruzarse y ambos rieron de nuevo.
- Bueno, supongo que tendrás algo que contarme¿cierto? – añadió pícaramente la muchacha con un extraño brillo verde en los ojos
- Francamente no ha pasado mucho – y su rostro se entristeció un poco -, pero no te quedes ahí parada, ven – y tomó de la muñeca a la chica -. Sentémonos
La muchacha se soltó y repuso con una timidez completamente fingida y una mano en el pecho
- Pero Sr. Malfoy, soy una chica decente... y pretende que me siente en su cama¡¿con un hombre tan apuesto y amable como usted!
Draco rió y la jaló más fuerte hacia la cama mientras ambos se sentaban entre risas. Harry observaba toda la escena mientras la sangre le hervía por dentro. En todo ese tiempo no había visto a Draco reír tan sinceramente. Pensándolo bien, no lo había visto sonreír más de dos veces.
El ruido de la puerta abriéndose les hizo a los tres voltear el rostro.
- Draco, Anna – saludó Severus -. Creo que ya es hora de irme.
El adulto se acercó a los jóvenes. Le dio un cariñoso (demasiado efusivo para el gusto de Harry) abrazo a Draco, el cual lo devolvió de la misma forma, y otro menos emotivo a Anna. Luego, con una ligera inclinación, abandonó la habitación después de negar a Draco acompañarlo a la puerta.
Ambos chicos se volvieron a mirar después de un rato, Draco con una expresión acusadora en el rostro.
- No me mires así, cuando fue a recogerme ya estaba en ese estado
Draco negó con la cabeza pero una leve sonrisa permanecía en su rostro.
- Y bueno... ¿qué hay de nuevo en Inglaterra?
- Ya sabes que por aquí no ocurre nada – contestó luego de una breve pausa - y desde que salí de Hogwarts veo muy poco a la gente con la que solíamos salir. Algunos en Azkaban, otros refugiados y un pequeño grupo está bajo tierra – contestó Draco sin muestras de emoción en la voz
- Vamos, no seas tan frío... veo que aún conservas la foto – dijo ella señalando la chimenea con un movimiento de cabeza.
- Claro.
Nuevamente el silencio reinó sobre ellos pero esta vez menos tenso. ¿Sería un buen momento para irrumpir en la Mansión y decirle a Draco que botara a esa intrusa porque le pertenecía? Harry no creía eso. Simplemente le parecía un plan demasiado simple para funcionar, y realmente no sabía lo que haría cuando Draco se enterara de aquello.
Su plan había sido tantear el terreno... pero ese tanteo se estaba alargando demasiado. Su línea de pensamiento fue cortada cuando nuevamente Anna habló.
- ¿Y Blaise? – preguntó dubitativa, recordando la advertencia de Snape luego de haber hecho la pregunta.
- No – respondió Draco luego de bajar la mirada -. Dejamos de vernos hace mucho, cuando estábamos en séptimo. Resultó que le gustan los irlandeses.
- Oh...
'Acabas de arruinarlo... nada personal, dijo Severus, nada personal¡recuérdalo!'
- ¿Y tú? – preguntó Draco
- ¿Yo qué...? – exclamó Anna confundida
Draco suspiró divertido por la distracción de su amiga.
- Sigues saliendo con ese tal... ¿cuál era su nombre?
- ¿Sandro? – preguntó divertida Anna por la fingida inocencia de Draco
- Él. ¿Siguen saliendo?
- No
Draco dio por terminada la conversación, por lo menos de ese tema, cuando oyó la negación rotunda y sin explicaciones de Anna. Nunca le agradó mucho aquel tipo. No le convenía a Anna, su amiga merecía algo mucho mejor que aquel mago de medio pelo que no sabía ni preparar una poción regeneradora.
Anna jugaba con el edredón bajo sus manos sin saber qué hacer realmente. Tenía tantas preguntas en la cabeza, pero sabía que iba contra lo primero que le advirtieron: 'Nada personal'. Desde que partió del refugio no sabía nada acerca de la situación de los mortífagos. Por suerte Lucius y Narcissa habían coincidido y esta había recibido noticias de su hijo, no que las necesitara demasiado o estuviera ansiosa por ellas.
- ¿Cómo... cómo está mi madre? – preguntó tímidamente el rubio
Anna volteó la cabeza (al igual que Harry, el cual se había empezado a aburrir de la escasa conversación entre ellos) y se mordió el labio inferior.
- Está bien
- Oh... ¿Y mi padre?
Esta vez Anna sonrió un poco retirándose un mechón de cabello castaño de su hombro.
- Oh, él está mejor. De hecho, me pidió que le mandáramos una lechuza apenas llegue, pero con la mía. No hay otra lechuza que llegue hasta el refugio y sería demasiado arriesgado que vaya a la ciudad más cercana, que por cierto queda a una hora de camino, para recoger la carta.
Mientras decía todo esto se levantó de la cama, acomodó un poco su túnica y caminó hacia el escritorio, sentándose en la silla y buscando un pergamino con una pluma.
- En el segundo cajón
- Gracias... ¿No quieres escribir también?
- Sí, solo estaba pensando en lo mucho que ambos hemos cambiado
Anna asintió con la cabeza y estiró un brazo delgado hacia él. Una mano pálida tomó una bronceada y Draco se puso de pie, colocándose tras la silla, apoyado en los hombros de la chica.
Harry caminó un poco hacia delante, ya que desde donde estaba sólo podía observar la espalda de Draco, que no era una mala vista después de todo, pero quería ver qué hacían ellos dos ahora que al parecer el hielo estaba roto.
Anna escribía la carta con letra pequeña y redonda, si Harry no se equivocaba, imprenta. Draco se burlaba de su letra diciendo cosas como que seguía con la misma letra desde pre-escolar. Ella, por supuesto, le respondía.
- Bueno, yo no necesité todas esas horas de práctica para mejorar mi letra, Sr. Letra Perfecta
- Al menos a mí se me entiende cuando trato de escribir algo. Ahí no sé ni siquiera si dice Padre o Porra.
Por esto recibió un pequeño golpe en el brazo que recibió riéndose del rostro de la muchacha. Siempre se habían pelado por cosas así, siempre haciéndose bromas cuando no podían liberar la tensión.
- Bien – declaró triunfante la chica -. Terminada. No es muy larga pero al menos dice todo lo que queremos...
- Creo que es suficiente.
Anna sonrió positivamente y se acercó a la ventana. Hizo un extraño sonido con las manos y una lechuza negra con ojos grises que parecían blancos se posó en el alfeizar. Ató cuidadosamente la pata, haciéndole señas a la lechuza para luego despedirla en la oscuridad de la noche. Luego volteó quedando frente a Draco.
- Bueno, creo que me iré a dormir...
Pero ninguno de los dos se movía. Ambos sentían que debían decir algo pero no sabían cómo exactamente. Tanto tiempo... tan diferentes.
Anna caminó hacia la puerta, seguida de Harry. Draco se apresuró a abrirla y salir al pasillo los tres. Ya en el pasillo, Harry se volteó una vez más para verlos separados antes de irse.
- Supongo que mañana no se negará a tener una cena conmigo¿verdad?
- Por supuesto que no, Draco. Estaré encantada de cenar contigo. ¿Aún continúa Minny en la mansión?
Draco lanzó un suspiro de resignación
- Sí, aún sigue aquí...
- Perfecto – saltó la chica -, le diré que prepare aquellos postres que solía hacer.
El rubio sonrió ante tal demostración de que su amiga no había cambiado en lo absoluto. Sus rostros se acercaron para solo tocar sus mejillas y separarse diciendo 'Buenas Noches' cada uno. El corazón de Harry pudo continuar su ritmo normal.
- ¡Ah! Draco – exclamó Anna casi dentro de su cuarto haciendo al rubio volteara tan bruscamente que sus cabellos cayeron sobre su rostro
- ¿Mañana podemos bañarnos en la piscina? Estoy con unas ganas inmensas y sé que puedes regular la temperatura de aquí dentro.
Draco asintió y con una última inclinación ingresó a su cuarto. Luego de un rato de mirar la puerta cerrada, Anna ingresó al suyo, pero dejando la puerta abierta de par en par, acostumbrada a tenerla siempre así debido al refugio, donde algunos dormían atravesando el umbral de las puertas.
- Veamos... ¿empaqué mi traje de baño? Espero que sí – hablaba consigo misma sin darse cuenta de que dos ojos verdes la miraban mientras revolvía su maleta
Harry sentía que esa mujer iba a hacer algo de lo cual se iba a arrepentir más tarde. Al parecer, tenía gran influencia sobre Draco, ya que no sólo lo había hecho reír y hasta comportarse fuera de lo normal... sino que ahora iba a tratar de seducirlo, eso era obvio.
Una sonrisa triunfante se dibujó en sus labios mientras sacaba dos trozos de tela de la maleta. Dos trozos de tela verde petróleo que parecía bordada con alguna clase de jeroglíficos que obviamente no significaban nada para Harry. Pronto se dio cuenta que no eran dos trozos de tela, sino su traje de baño... que parecían dos pañuelos. Había visto cosas así en la televisión o en revistas durante el verano, pero nunca se había sentido atraído por ver aquellas cosas más de cerca.
Según Harry eran prendas demasiado pequeñas y demasiado peligrosas para no supervisarlas mientras eran usadas. Decidió que al día siguiente faltaría al trabajo para ir y observar a aquella arpía intrusa que iba a 'tratar' de seducir a Draco.
Con el odio y cólera creciendo dentro de él abandonó el cuarto de Anna. La muchacha alegremente acomodaba sus cosas, pensando en Draco y todo lo que había pasado hasta ese momento. Habían estado bastante distantes, pero estaba segura que eso cambiaría al día siguiente. Si no lo hacía, nada lo haría.
Harry caminó hasta la chimenea y molesto regresó a la hacienda para luego trasladarse a su departamento. Tenía que considerar seriamente cómo decirle a Draco sobre su nuevo propietario y el trato con Lucius. Lastimaría al rubio, pero no podía seguir permitiendo que intrusas como esa mujerzuela continuara 'acechando' a Draco como presas hambrientas. Tenía que decirle pronto, pero en el momento preciso para deshacerse de Anna y quedarse con Draco, todo para él solito.
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Al día siguiente se despertó temprano. Giró la cabeza y se dio cuenta de que tan sólo eran las seis de la mañana. ¿Qué haría tan temprano despierto? La costumbre de levantarse temprano lo había despertado. Irritado se levantó rascándose la cabeza.
Fue hacia su pequeña cocina y se preparó un café.
Luego, se sentó en el sillón de su sala y comenzó a tomar pequeños sorbos de la bebida caliente. Tan hundido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de la temperatura del café hasta que se quemó la lengua. Más irritado aún fue hacia el baño y se echó agua en la boca, dejando caer la taza de café al tratar de ponerla al borde del lavatorio. Esto provocó que el café le cayera al pie, así que lo levantó y casi pierde el equilibrio.
Así, con el pie y la lengua quemados fue hasta la cocina y sacó una fuente grande. La llenó de agua para meter su pie. Definitivamente no era un buen día.
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'Toc, toc, toc'
- Vete Minny... – contestó un soñoliento rubio desde debajo de la almohada.
- No soy Minny... pero traigo tu desayuno
Draco se sobresaltó al oír aquella voz femenina dentro de su dormitorio. Volteó la cabeza y vio a Anna caminando hacia él con una bandeja con dos tazas de algo que botaba vapor y lo que parecían ser unas cuantas rosquitas.
Luego, bajo su mirada y se dio cuenta que tenía las mantas por la cintura... no esperaba a Anna temprano así que no se preocupó en ponerse algo para dormir. Era costumbre suya dormir con lo mínimo posible cuando no necesitaba una poción para el sueño. La noche anterior había sido una de aquellas raras ocasiones en las que sentía que podría dormir sin magia de por medio, pero en ese momento era algo embarazoso ver a una chica entrar a tu habitación contigo medio desnudo sobre las sábanas.
Anna notó la mirada de su amigo.
- No te preocupes... no es la primera vez que te veo sin polo... – bromeó ante la inesperada vergüenza de su amigo.
Draco sonrió y se incorporó completamente para luego ponerse de pie. Estaba sólo con unos pantalones para dormir y el cabello despeinado. Aún refregándose los ojos, caminó hacia el baño mientras Anna se sentaba en la cama con naturalidad y completamente calmada a pesar del espectáculo de ese momento.
Casi tan rápido como entró, Draco salió del baño con una bata negra ceñida al cuerpo. Se sentó al lado de Anna, quien se encontraba sentada con las piernas cruzadas en la cama. Draco la imitó y tomó una de las tazas de té. Hacía tiempo que no bebía nada parecido, casi siempre Minny le llevaba café mágico... a pesar de que a él nunca le había gustado. Aquella elfina no sabía preparar nada más.
- ¿Qué estás tomando? – preguntó curioso al notar que no era té lo de la otra taza
- Leche con chocolate por supuesto... extrañaba esta bebida. En los refugios sólo nos daban avena o de vez en cuando café aguado. Siendo tantos no podíamos darnos el lujo de preparar un café decente para todos – añadió como sin importancia la chica
Draco asintió y continuó tomando su té.
- ¿Rosquitas? – ofreció Anna
Draco la miró primero y luego tomó una rosquita.
- ¿Tú las hiciste? – asentimiento -. Vaya, están buenas. Pensé que no cocinabas en los refugios...
- No cocinaba, por eso decidí cocinar hoy y ahora que dices que están buenas las probaré...
El rubio la miró fugazmente algo divertido y sacudió la cabeza con una pequeña risita. Después de la primera, siguió la segunda, y luego la tercera rosquita hasta que el plato estuvo vacío.
- No has perdido tu toque.
- Claro... – bromeó Anna
Draco la miró como analizándola, torciendo un poco la cabeza hacia un lado. Cabellos plateados caían sobre su frente y los ojos grises brillaban con chispas celestes.
- Me alegro de que estés aquí
- Yo también – respondió la chica y tomando una mano de Draco entre las suyas añadió -. Te extrañé bastante... no es fácil reemplazar a tu mejor amigo.
- Que bueno que no hallaste reemplazo... – dijo Draco mirándola directamente a los ojos.
- No podría – contestó Anna, sin darse cuenta que inconscientemente se iba acercando.
Sus narices estaban muy cerca, podían respirar el aire del otro. Ojos verdes fundidos con los grises. Un ruido sordo los hizo separarse bruscamente.
- ¿Minny? – preguntó ceñudo Draco
El rubio miró a la chica, quien le devolvió la mirada preocupada. La puerta del cuarto había sido abierta de golpe, pero al parecer no había nadie allí.
- Bueno, iré a cambiarme...
Otra mirada confundida fue dirigida a Anna. Parecía que su amigo tenía una pésima memoria.
- ¿Recuerdas que me dijiste que podríamos bañarnos en la piscina, tontito?
Draco rió y asintió. La muchacha se paró y le dirigió una encantadora sonrisa antes de salir del cuarto ondeando su bata al caminar.
"Maldita sea... ¿qué fue ese ruido?"
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Después de que el ardor en su pie pasó, subió a su cuarto. Ya eran las 6:45 de la mañana. Comenzó a vestirse. Aún era temprano para ir donde Draco, pero no tenía nada mejor que hacer así que se puso unos jeans y una camisa plateada. Se calzó las zapatillas y trató de arreglarse el cabello lo mejor que pudo.
Después tomó su capa. Aquel día no parecía bueno para darse un baño al aire libre, como 'Anna' pensaba hacer. El ambiente era helado. Tuvo que ponerse una chompa encima de la camisa debido al frío. No había viento, ni estaba húmedo. Era más bien otra clase de frío, ese clima que te cala los huesos y te pone la piel de gallina.
Se colocó la capa de viaje y cogió su capa de invisibilidad. Saliendo del cuarto recordó que debía llevar consigo los papeles que le había entregado Lucius. Ya estaba decidido. Ese día le diría a Draco toda la historia si es que 'Anna' trataba de acercarse a él.
Llegó a la sala y echó los polvos flu a la chimenea. Apareció pronto en la hacienda. Un viaje más y se encontraba en la sala de la Mansión Malfoy. Se quedó un buen rato observando los adornos. Seguramente todos estaban dormidos. 'Extraño', pensó al darse cuenta de que las dos capas le producían un bochorno insoportable.
Subió al segundo piso llegando frente a la habitación de Draco. Oía voces. No era como había supuesto, al parecer estaban todos despiertos. Bueno, las dos personas que habitaban la mansión.
Abrió lentamente la puerta teniendo visión completa de la cama de Draco y la escena que se desarrollaba en ella. Anna estaba 'exageradamente' cerca de su propiedad. La cólera que sintió fue algo que no pudo dominar y estampó la puerta fuertemente contra la pared, abriéndola de par en par.
Ambos jóvenes voltearon con expresiones igual de desconcertadas hacia la puerta. No pudo oír la conversación pero vio como la chica sonreía y luego salía de la habitación hacia la propia.
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Draco se quedó un buen rato sentado en su cama. No tenía la más mínima idea de lo que había causado ese ruido, bueno, obviamente había sido la puerta pero las puertas no se abren con golpes tan fuertes por sí solas. Anna ya había salido del cuarto y la puerta estaba nuevamente cerrada. Si estos extraños ruidos hubieran ocurrido en otro tiempo, ya estaría poniendo encantamientos por toda la mansión pero realmente, no le importaba que era lo que los ocasionaba. Debía de ser algún fantasma invisible o de repente alguna cosa rara de la mansión. Si su padre estuviera allí lo sabría porque su padre siempre tenía las respuestas a todo.
Con un suspiro involuntario se paró de la cama y entró al baño. El agua corría libremente por la ducha, empapando todo el mármol blanco y la toalla que estaba dentro de la tina. Al darse cuenta la sacó y, maldiciendo entre dientes, la metió al lavatorio.
Se deshizo de la bata negra, suave seda cayendo por sus hombros, acariciando su piel hasta llegar al frío suelo del lugar. Draco se miró al espejo y observó con ojo crítico sus hombros. Siempre le habían parecido demasiado delgados, aunque realmente no lo eran. Tenía un cuerpo bien formado, proporcional, aunque jamás le gustó demasiado.
Draco jamás admitiría que, a veces, se contemplaba por horas en el espejo observando como su rostro cambiaba según el ángulo en que lo veía.
Introdujo un pie en la bañera, dejando a las gotas que caían de la ducha rozaran toda su pierna. El ruido era fuerte, pero no molestaba en lo absoluto. El baño era una especie de lugar para relajarse. La sola sensación del agua bañándole todo el cuerpo era indescriptible.
Sus cabellos rubios platinados se tornaron un tono más oscuro debido al agua que lo mojaba. Pequeñas gotitas se formaban en torno a su rostro y sobre su pecho. Tenía los ojos casi cerrados y pasaba una esponja enjabonada por todo su cuerpo, dejando en algunos lugares marquitas rojas sobre la piel pálida.
Daba vueltas bajo el agua, buscando que todo el jabón fuera retirado. El sonido de la llave al cerrarse y el agua dejó de correr. Tomó la toalla del perchero y se puso frente al espejo mientras se secaba el cuerpo y el cabello.
Durante todo este tiempo no se percató de la atenta mirada verde que venía desde el otro lado del baño y se moría por tocar el cuerpo que minutos antes estaba bajo el poder del agua.
Draco salió de su cuarto seguido de cerca por un ser invisible que lo miraba con lujuria. El rubio llegó al pasillo y observó cómo el cuarto del frente estaba abierto y completamente vacío. Bajó por la escalera hasta la primera planta donde se cruzó con su elfina.
- Amo Malfoy señor, la Srta. Anna lo espera en la terraza, señor.
- Está bien, Minny. Sólo encárgate de que la temperatura no varíe, y que haga algo de calor. Creo que vamos a estar un buen tiempo en la piscina – respondió Draco
La elfina asintió y el muchacho siguió caminando hasta llegar a una mampara de bordes plateados que dejaba ver el enorme patio trasero de la mansión. Era un lugar diferente al que había visto Harry. Aquellos vidrios no tenían esas extrañas runas, por lo menos no en un lugar visible.
Las puertas de cristal se abrieron cuando Draco las tocó. Caminaron por un sendero de piedras que apenas llegaba a dos metros de largo. A la derecha había una puerta hecha de plantas que Harry no había visto nunca. Parecía la entrada a algún otro lugar, y a pesar de la luz artificial que rodeaba todo el patio, no se podía ver más allá del umbral.
A la izquierda estaba la terraza frente a la gran piscina. Debajo del pequeño techito había un par de sillas con una mesa. En ella había dos vasos con algo transparente. La piscina tenía al fondo una construcción con plantas donde había una caída de agua, la cual bajaba con reflejos plateados y se juntaba a la gran masa líquida concentrada debajo. En el borde de la piscina estaban dos toallas tendidas en asientos reclinables.
Draco caminó hacia la mesa, poniéndose bajo sombra y cogió uno de los vasos. Pronto se percató que lo que tenía no era transparente, sino medio verdoso. 'Limonada... típico', pensó. Miró hacia todos lados buscando a la chica. Minny dijo que estaría ahí.
Harry siguió al rubio y se sentó en una de las sillas sin moverla. Por suerte, el rubio no lo notó, aunque era casi imposible que lo notase ya que las sillas eran duras y no se hundían ni nada cuando alguien se sentaba.
- Llegaste al fin
Ambos muchachos se sobresaltaron y voltearon a ver a la chica que había aparecido de la nada frente a ellos. Realmente no había aparecido, pero Harry estaba ocupado mirando a Draco y éste había estado con la mirada perdida hacia otro lugar.
Draco levantó una ceja divertido y algo asombrado frente a su amiga, y Harry hizo algo muy parecido. Anna no había tenido un mal cuerpo nunca, pero no recordaba la última vez que la había visto en ropa de baño. Pequeñas prendas de color verde con bordados se adecuaban perfectamente a las curvas de la chica. No tenía mucho pecho, pero el modelito funcionaba a la perfección. La parte de abajo del bikini era pequeña, con tiras que se amarraban a los lados de las caderas. Su cabello suelto sobre sus hombros y un pareo amarrado en la cadera que parecía caerse en cualquier momento completaban el cuadro.
- ¿Vas a bañarte, o no? – preguntó la chica riéndose ante la cara de su amigo
- Claro, no he venido sólo para verte – se defendió el rubio
- ¿De verdad? Pensé que esa era la razón
El rubio sonrió mientras la chica se quitaba el pareo y lo dejaba en una de las sillas reclinables cercanas al borde de la piscina. Echando una última mirada al rubio, se ató el cabello y entró al agua salpicando pequeñas gotas al piso.
Draco se quitó el polo que llevaba puesto. Luego, el pantalón de deporte también fue abandonado, quedando en una bermuda negra con unas franjas verdes negruzcos a los lados. Si se fijaban bien, el borde de las franjas mostraban dragones entrelazados con serpientes plateadas.
Caminó hacia el borde de la piscina buscando con la mirada a la chica. Se había sumergido, pero a pesar de la claridad del agua no lograba verla. De repente, una gran cantidad de agua fue disparada contra él antes de que pudiera reaccionar y lo jaló hacia dentro de la piscina. Cuando pudo salir a la superficie miró a la chica apoyada en el borde riéndose de él alegremente.
- Benheart... – exclamó con tono amenazante mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios
- Malfoy, no deberías de acercarte tanto al borde. ¿Cuántas veces te lo he dicho?
Draco entrecerró los ojos y sonrió malévolamente. Todo rastro de risa desapareció del rostro de la chica cuando el rubio desapareció del punto donde había estado. Ondas en el agua se formaban alrededor de ella mientras buscaba con la mirada a Draco.
El Slytherin disfrutaba viendo a su amiga así de ansiosa. Sabía que no lo encontraría. Ese encantamiento para la invisibilidad era muy útil. Lo había usado cientos de veces en Hogwarts, mientras estaba con Blaise y ambos se volvían invisibles para tener algún encuentro furtivo en un lugar lleno de gente. Lo bueno de ese hechizo era que daba la oportunidad de ver cualquier cosa invisible que hubiera por ahí, así que si Anna trataba de hacerlo igual podría verla... aunque claro que ambos se verían. Por suerte, su amiga no era buena para encantamientos y él no le despegaba los ojos de encima.
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Cuando Draco desapareció, Harry sintió una sensación de vulnerabilidad que no sentía desde hace mucho. No podía ser que se haya aparecido porque aún no regresaba. ¿Acaso era invisible? Pero eso era imposible, solo con capas de invisibilidad se lograba aquello.
La extraña sensación desapreció cuando Anna dio un grito de terror seguido de una risa limpia que se oyó por todo el patio. La muchacha fruncía el entrecejo mientras su amigo seguía riéndose como loco describiendo su rostro muy divertido.
- ¡Draco Malfoy¡Para de reírte!
- Lo siento, Anna, es sólo que... – y rompió en una nueva ola de carcajadas
La chica frunció los labios también y salió de la piscina fingiendo estar molesta. Draco, al ver aquello, dejó de reírse tan fuerte, aunque aun conservaba la sonrisa, y salió también de la piscina.
Harry tuvo que morderse la lengua al ver a Draco salir mojado de la piscina. A pesar de haberlo visto en la ducha mojado, aquello era diferente. Una de las imágenes más excitantes que jamás había visto. El rubio se acercó a la muchacha y le tomó el rostro con las manos.
- Anna, no te molestes. Era sólo una broma – se disculpaba aun sonriendo
- No me gusta que se mofen de mí, Draco – le recriminaba la chica evitando su mirada. Sabía que si lo veía a los ojos también sonreiría, a parte de que aquellos ojos grises la volvían loca.
- ¿Estás muy molesta? – preguntó Draco
Silencio. Draco elevó las cejas y buscó la mirada verde de la chica. La conexión entre ojos verdes y grises se hizo palpable hasta que Anna también sonrió ante la encantadora mirada gris.
- Ven, vamos – la jaló el chico
- ¿Qué quieres ahora?
- Te reto a una carrera, nadando – le dijo mientras se acomodaba bien la bermuda.
- Eso no es justo – se quejó Anna haciendo un puchero -, siempre fuiste mejor nadador que yo.
- Bueno, si no quieres tomar el reto...
- Está bien, vamos – y sin esperar al muchacho se lanzó a la piscina y empezó a nadar.
El rubio dándose cuenta de aquello también se lanzó persiguiendo a la chica y pronto la alcanzó cuando terminó la carrera, tocando al mismo tiempo el borde de la piscina. Draco le sonrió arrogantemente
- Ni siquiera haciendo trampa puedes ganarme – se mofó
Anna resopló resignada y le sonrió a su amigo. Luego la sonrisa fue desapareciendo y estiró una mano hasta tocar el pálido rostro.
- Draco... yo...
El Slytherin frunció el ceño. Sabía que a su amiga nunca le faltaban las palabras.
- ¿Cómo desapareciste así como si nada? – dijo finalmente la chica, golpeándose a sí misma por ser tan cobarde y no poder decir lo que quería.
- Es un encantamiento – respondió el rubio algo decepcionado pero sin perder el contacto visual -, mira.
Después de eso, la mano de Anna estaba apoyada en el aire buscando algún signo de su amigo. Después de lo que pareció medio minuto oyó pasos de alguien corriendo y Draco apareció de repente dirigiéndose a la casa aún mojado. Se detuvo y volteó a verla.
- Había alguien aquí
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Harry miraba desde lejos a los dos jóvenes en la piscina. Sería el momento ideal para que se besaran cuando la chica dijo algo y Draco puso cara de decepción. Harry sonrió sabiendo que aún no se decían lo que resultaba tan obvio, pero al parecer Draco era una persona legal y antes de tener algo entre ellos debían hacer las correspondientes declaraciones.
La sensación de vulnerabilidad apareció de nuevo cuando Draco se volvió invisible otra vez, pero extrañamente, podía verlo perfectamente. No como la vez anterior que no había podido verlo, al igual que Anna. Notó como Draco se acercaba a Anna y delineaba su perfil con una mano invisible para la chica.
Draco se sacudió algunos mechones de cabello hacia atrás y miró distraídamente hacia los lados y ahí fue que todo se arruinó.
La boca del Slytherin se abrió ligeramente al ver a una sombra sentada en una de las sillas. Sin pensarlo dos veces, salió de la piscina y corrió hacia ella mientras la sombra, viéndose descubierta, corrió hacia la mampara y desapareció dentro de la casa.
Harry corrió con todas sus fuerzas y entró a la casa. Pasó por los distintos salones dejando cada vez más atrás el sonido de las pisadas y oyó la voz de Draco decir "Había alguien aquí". ¿Cómo lo había visto, se supone que era invisible.
Una vez más calmado, colocó una mano en su pecho. Por suerte el rubio no lo había seguido dentro de la casa. Fácilmente lo hubiera perdido de todos modos, a pesar de verlo, las sombras que inundaban la casa se confundirían con su capa negra.
Los latidos de su corazón se fueron normalizando y finalmente suspiró más tranquilo. Decidió que sería demasiado peligroso volver a la piscina. Había estado demasiado cerca de ser descubierto. Volvería más tarde a verlos de nuevo, tal ves para la hora de la cena. Esa fue la gota que derramó el vaso. Estaba harto de esconderse y verlo desde la oscuridad. Quería ejercer el poder que tenía, quería hacerle saber a Draco que le pertenecía.
Entonces¿por qué seguía huyendo?
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- ¿Qué? – preguntó la chica saliendo de la piscina y acercándose a su amigo, que aun respiraba agitado
- Había alguien más aquí, viéndonos. Pude verlo mientras era invisible... ya sabes...
- Propiedades de los encantamientos, lo sé... ¿pero acaso no es imposible entrar a la mansión sin tener el consentimiento o poder para hacerlo?
- Así es, no sé cómo estaba aquí dentro. Ni siquiera sé que era. Si era una persona llevaba alguna clase de capa demasiado ligera ya que corrió demasiado rápido hacia dentro de la casa. No hubiera podido alcanzarlo.
Anna miró hacia todos lados y luego colocó un brazo alrededor de Draco llevándolo a una de las sillas.
- Toma –y le alcanzó una toalla -, vayamos adentro. Voy a tomar una ducha y tú deberías hacer lo mismo. Quiero terminar algunas cosas y nos vemos en la cena¿está bien?
El rubio sólo asintió y se colocó la toalla sobre los hombros al mismo tiempo que Anna se envolvía la cintura con ella.
- Anna...
El rostro de la chica volteó a verlo y los ojos verdes brillaron con ansiedad
- Te veo en la cena – dijo y desapareció dentro de la casa.
La chica lo vio alejarse hacia adentro y perderse en las sombras de los pasillos, aunque no era tan fácil debido a la claridad de su piel y su cabello. Anna se quedó inmóvil en el lugar donde Draco la había dejado. Bajó la mirada y luego echó un vistazo a la piscina suspirando. Tenía que decírselo de una vez... era obvio lo que pasaba ahí. Desde que eran adolescentes se gustaban, sólo que había tenido diferentes compromisos en ese tiempo. Ahora ya no era así.
- En la cena – se dijo a sí misma y también entró a la mansión y subió a su cuarto.
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Chapter Summary: (15 de Marzo) Donde Draco y Anna rompen el hielo, Anna lleva el desayuno, y se desarrolla una escena en la piscina.
GaB
Modificado el Viernes 03 de Marzo, 2006
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