Hola personitas hermosas, me pasé por un día para el capítulo de hoy pero han pasado varias cosas en mi vida personal que no me habían dejado. Con mucho cariño aquí el capitulo.
Capítulo 8: Festival de invierno
La siguiente visita fue una semana después y Wei Ying estaba esperando pacientemente (lo más paciente que él podía lograr) a Lan Zhan en un claro cerca de la cueva, donde había algunos árboles de nísperos. Un día, el zorro descubrió que al joven maestro le gustaban y no veía la hora de que comenzará el invierno para que floreciera y luego al final de este para tomar los frutos.
Al ver al chico, lo llamó sonriente y saltó sobre este. Lan Zhan, a pesar de su contextura delgada, tenía mucha fuerza, así que pudo tomarlo entre sus brazos sin ningún problema.
—Wei Ying, podrías lastimarte —le reprendió suavemente.
—Lan Zhan es muy fuerte, jamás me dejarías caer —le dijo sonriente.
Un sentimiento cálido floreció en el pecho del Lan, quien llevó al zorro en sus brazos hasta su lugar fuera de la cueva.
—Espera, no te sientes en el suelo —dijo el zorrito moviendo la cola de lado a lado, corrió a la cueva y cuando salió, tenía un cojín algo viejo pero limpio y abollonado —. La señora Ming me regaló este cojín y siempre que vienes de visita. tienes que sentarte en el suelo, así que úsalo.
—No es necesario —le respondió, pensando que Wei Ying debía usarlo.
—¡Pero tú eres mi invitado, no puedo ser descortés! Las personas siempre atienden muy bien a los invitados.
Al final no podía discutir con él, así que Wangji se sentó en el cojín. Eso le sacó una sonrisa al chico.
—Escuché que ya se acerca el festival del inicio del invierno. Ya que vivo cerca del pueblo, me gusta ver qué hacen los humanos, siempre me han llamado la atención estos festivales, pero nunca he podido ir. ¡Ha! Una vez fui a uno y me persiguieron con antorchas. Otro día estaba en el pueblo más hacia el sur y todos salieron corriendo, abandonando todo.
El menor solía mirar fijamente al otro cuando hablaba, analizando sus expresiones. Normalmente, cuando le contaba sus aventuras, el chico tenía una gran sonrisa, pero ahora se veía un poco triste.
—Lan Zhan, ¿crees que soy malo? Desde que recuerdo, los humanos siempre tienen esas dos reacciones conmigo.
—Wei Ying no es malo. Wei Ying es un buen chico —le dijo con determinación y el zorro se echó a reír, su cola moviéndose frenéticamente a los lados.
—Estoy muy feliz de conocerte Lan Zhan, ¿crees que esta vez podamos ir juntos? ¡Seguro será divertido! Quizás pueda esconder mi cola y orejas con ropa y podamos pasar desapercibidos.
—Habrá mucha gente —negó el joven.
—No me da miedo, estoy seguro que no me van a atacar si estás ahí —y es que el zorro nunca ha visto al menor con otras personas.
Cuando otra persona lo toca, Lan Wangji lo mira con unos ojos tan serios que las personas retiran su mano como si quemara. No hace preguntas ni responde las de los extraños y si es un conocido, suele responder con palabras cortas. Pero con Wei Ying es especial, acepta un poco que lo tome de las manos o de su ropa y que lo jalonee a lo que le quiera mostrar. Y desde la vez que tocó su cola, siempre lo roza con esta. También le habla con frases cortas y le hace preguntas, muchas preguntas. Es como si fuera otra persona.
—No me gusta la gente —aclaró el Lan.
—¡Pero yo quiero ir! —se cruzó de brazos y le hizo un puchero.
Wangji le mostró una pequeña sonrisa por la actitud infantil de su amigo, más no le prometió ir. El resto de la tarde contemplaron las nubes, siguieron hablando de festivales y del cómodo cojín que tenía Wei Ying.
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Llegó el día del festival y al ser algo tan esperado en la región de Gusu, incluso los estudiantes del receso de las nubes podían ir y regresar en un toque de queda especial de media noche. Eran pocos los días en que ellos podían salir hasta tarde, así que muchos chicos, en especial los más jóvenes, iban a divertirse. El festival de invierno era tan famoso, que se hacía en la ciudad de Caiyi y los pueblos cercanos.
Era casi la hora del perro (7pm) y Lan Zhan aún seguía en su casa, tomando el té con su hermano. Lan Xichen iba a ir al festival a eso de las ocho, ya que habría gente tocando instrumentos y eso a él le gustaba mucho. Este le estaba haciendo conversación a su hermanito como siempre, pero notó que estaba en otro mundo y suspiraba de vez en cuando. Y es que Wangji estaba teniendo un debate en su cabeza. Wei Ying le dijo que conseguiría la ropa para esconder sus orejas y cola y que lo esperaba en el camino de entrada del pueblo a la hora del perro.
—Wangji —se acercó el mayor al ver que ni había tomado el té y ya estaba frío.
Lan Zhan salió de su trance al ver a su hermano tan cerca.
—¿Pasa algo? Pareces algo pensativo —continúo investigando Lan Xichen.
Wangji estuvo callado unos segundos y luego dijo algo que el mayor jamás pensó escuchar de él.
—Quiero ir al festival —dijo finalmente. La sorpresa de Xichen se vio en sus ojos, pero luego esa sorpresa se transformó en alegría.
—Claro que sí, es una gran oportunidad para los cultivadores jóvenes de poder disfrutar, recuerda llegar antes de las 12 —obviamente él sabía que su hermanito siempre cumplía las reglas, pero estaba feliz de que al menos fuera a un lugar a divertirse y que no se encerrara en la biblioteca como cada año en estas fechas.
Lan Zhan se fue a alistar con una ropa más sencilla y después salió rumbo al pequeño pueblo de Wei Ying. Xichen pensó que lo vería luego en Caiyi, mas no supo que Lan zhan iría al pequeño pueblo agricultor siguiente.
Cuando llegó al punto de encuentro, ya había pasado un tiempo de la hora en que lo había citado el zorro. Pero este seguía allí, agachado, hecho una bolita en una túnica muy ancha que ocultaba todo su cuerpo y un sombrero de paja que cubría sus orejas.
—¡Qué puntualidad, señor Lan! —le dijo enojado, nada más lo sintió llegar y le empezó a reclamar —, pensé que me habías abandonado, pensé que te habías olvidado de mí y que ya no me querías acompañar y que todo fue culpa de ser la hora del perro —le dijo, haciendo drama todo el camino hasta que quedó cerca al Lan, si pudiera verlas, sus orejas estaban agachadas.
Lan Zhan no sabía qué tenía que ver la hora del perro con la puntualidad, porque no tenía en su mente la historia de los perros que iban a morder al zorro cuando era un cachorro y se sintió en verdad muy mal porque pensó en no ir.
—Mm. Lo siento. No volverá a ocurrir —el tono de su voz era tan solemne que pareciera que estuviera jurando por su vida. Wei Ying estalló en carcajadas con ese tono.
—Me tendrás que recompensar por la espera, ¿qué le darás a este pobre chico? —le dijo con una sonrisa coqueta.
Ambos se adentraron al pueblo. Al ser más pequeño el lugar, pero aun así con tanta gente, Lan Zhan se sintió un poco sofocado, pero ver a su amigo feliz le animaba un poco. Recorrieron los puestos viendo las cosas curiosas que vendían, máscaras, amuletos, peines, frutas, dulces; había bailes y música, shows de malabares y peleas simuladas, todo en un ambiente muy festivo.
—¡Lan Zhan, esto es genial! ¡Gracias por venir conmigo! ¡Gracias a que estoy con el gran Lan Wangji, la gente no me ha molestado! —su sonrisa era tan brillante como la luna que iluminaba el cielo.
El menor sólo asintió, sintiéndose feliz de estar ahí. Siguieron viendo los shows y en un momento dado, se sintió peor. Había mucha más gente y todos estaban rodeándolo, lo peor es que cuando quiso salir de ahí, ya no estaba su amigo junto a él.
—Wei Ying… ¡Wei Ying! —le llamó, pero no estaba por ningún lugar.
La gente lo aturdía, todo le molestaba, así que salió de aquel tumulto y siguió buscando al chico zorro. Pasó de nuevo por los puestos que le llamaron la atención, pero aun así no estaba, hasta que al fin logró divisar el sombrero a lo lejos en una tienda de licores. Enojado entró y lo vio tomando licor muy feliz mientras el mesero le servía una copa más.
—Lan Zhan… —y sí, su voz sonaba diferente.
—¿Wei Ying, por qué…? —se enojó porque lo dejó solo y se enojó aún más porque lo dejó por ir a tomar licor —. Beber licor está prohibido.
—¿Licor? —Hip —, ¿Esto? El amable señor me ofreció un poco y como me gustó, dijo que me daría más.
El mesero se sintió un poco cohibido, esta era una treta que hacían con los ingenuos, les regalaban una copa de licor y les servían más, nunca diciendo que estas serían cobradas y cuando el cliente reclamara, se les decía que ellos sólo los invitaron a UNA copa y que, si recibieron las demás, era porque sabían que tendrían que pagar. Pero tener a este chico tan visiblemente del clan Lan le ponía nervioso porque sabía que estos chicos siempre hablaban de rectitud ¿Por qué estaba aquí si todos esos discípulos obedientes siempre iban a Caiyi?
Lan Wangji no podía creer que el zorro, el cual todos los libros decían que eran maestros del engaño y embaucaban a las personas con sus juegos, fue justamente embaucado por un humano
—Debes pagar esto con plata —le dijo, mirando fríamente al mesero.
—S-sólo tengo —hip —… la plata que me diste para comer, pero esto sabe bien y es calentito, ¿Cómo se llama? —estaba muy feliz y sus mejillas con un leve sonrojo por el licor y es que entre lo que se perdió y lo encontró, ya tenía tres jarras bebidas y estaba empezando la cuarta.
—Sonrisa del emperador, mi señor — le dijo el mesero, que no sabía qué hacer con esta interacción, quizás este niño del sombrero era hijo de alguien importante y por eso el cultivador le custodiaba.
—Regresemos a casa —dijo Lan Zhan, quitándole la copa de la mano y de todas maneras, pagando el valor suficiente de estas. Aunque con su mirada seguía juzgando al mesero, ¿cómo se atrevía a llevarse a Wei Ying de su lado?
El pobre hombre, que no sabía el motivo real de esa mirada, se dijo a sí mismo que dejaría de embaucar a la gente. Wangji se llevó a su amigo arrastrado y este tomó la última jarra en sus manos. A mitad del camino, el Lan tuvo que llevarlo a caballito porque el zorro estaba tambaleante, el frío y la cantidad de dulces que consumió lo llevaron a este estado de borrachera. Mientras iban camino a la cueva, fuegos artificiales comenzaron a explotar en el cielo. La vista más el calor, el aliento y la cola envuelta en su cuerpo marcaron el corazón del Lan.
Al llegar a la cueva, Lan Zhan planeaba dejar a Wei Ying en su cama y volver a casa, pero este estaba completamente aferrado en él, sus brazos rodeaban su cuello y la cola estaba completamente enredada en su cintura. Por más que quiso despegarlo no pudo, así que pensó en acostarse con él en la cama hasta que lo soltara, pero finalmente le ganó el sueño y se quedó dormido junto al zorro, abrazándose, el frío había aumentado pues había empezado el invierno.
hasta aquí por hoy, ¿qué les pareció la primera borrachera de Weiying? El en la serie es un gran bebedor y comenzó desde joven, pero aquí no había tomado antes.
Gracias a Josita por su beteo y a ustedes por comentar y votar esta historia.
