Capítulo 13: regalo de cumpleaños
Los hermanos Lan regresaron al Receso de las Nubes el mismo día que salieron. En el pueblo cercano encontraron una pequeña horda de cadáveres y con la ayuda de los cultivadores del mismo lugar, se deshicieron de ellos. El menor recordaba que meses atrás, Wei Ying le había dicho con preocupación que estos seres habían aumentado sospechosamente, pero nadie sabía de dónde habían salido.
Ya en el jingshi tomó un baño en la tina de madera para relajar su cuerpo. Cuando salió del baño se puso su túnica interior y la que usaba para dormir, eran telas más ligeras que las que tenía normalmente. Recogió el pergamino que habían usado en la clase de la mañana y lo que sus ojos vieron fue las palabras: espíritu zorro, lujuria. Recordó entonces que esta mañana había pensado en su amigo Wei Ying y sus orejas se volvieron rojas de nuevo. Intentando ignorar todo porque tenía sueño, se metió a la cama y se durmió.
Un poco de tiempo pasó y de nuevo estaba despierto, había sentido algo extraño en su cuarto y cuando tomó a Bichen para atacar, se dio cuenta que era Wei Ying, ¿Por qué estaba dentro del Receso de las Nubes?
—Lan Zhaaaan, hace tiempo no te veo, no puedo dejar de pensar en ti —le dijo con un puchero y un tono de voz que jamás le había escuchado.
—Wei Ying, ¿cómo…? —no terminó la pregunta cuando el chico ya estaba más cerca de él.
—Tomé una ficha prestada, sé que no te gusta, pero en serio sentía muchas ganas de verte —el zorro se acercó más y ahora no había mucha distancia entre los dos —, no te preocupes, pronto volverá con su dueño.
—¡No deberías estar aquí! —le regañó suavemente —… ¿cómo sabes cuál es mi cuarto?
—Te busqué con mi olfato, hueles muy bien Lan Zhan… a sándalo y a las hierbas que usas para bañarte.
No supo cómo, pero mientras hablaban, ambos habían caminado y ahora él estaba pegado a su cama y cuando dio un paso hacia atrás, calló acostado en ella. Wei Ying siguió adelante y se montó sobre él con ambas rodillas al costado de su cintura, apoyando las manos a los lados de su cabeza.
—¿Sabes, Lan Zhan…? —una mano juguetonamente se posó en el pecho del Lan y comenzó a mover las telas —, el día de hoy me siento algo extraño, mi cuerpo está muy caliente —acercó su rostro al segundo jade, que seguía inmóvil.
¿Por qué su cuerpo no respondía? La mano de Wei Ying se metió entre sus túnicas y tocó la piel de su pecho, provocando en el Lan un estremecimiento. Se suponía que esto no estaba bien, que no le debería gustar, pero la mano del zorro se sentía bien. Era muy cálida. Dicha mano se aventuró a explorar todo el pecho del Jade, a la vez que su dueño volvió a hablar, esta vez en el oído del chico debajo de él.
—Creo que el día de hoy mi instinto quiere algo, algo que sólo tú puedes darme —se sentó en la cintura de Wangji, sin dejar de tocarle el pecho.
Sus túnicas estaban abiertas, pero el Lan sentía mucho calor en su rostro, concentrado en sus orejas.
—Mi instinto me dice que quiero hacerte mío, ¿no te importa si te robo un poco de energía en el proceso?
La sonrisa maliciosa de Wei Ying se veía bien, mas algo dentro de Lan Zhan quería empujarlo lejos, pero al estirar sus manos contra el pecho del zorro para empujarlo, no pudo.
—Así que Lan Zhan quiere jugar también —su voz sonaba un poco ronca y volvió a acercar su boca a la oreja del Lan, diciendo seductoramente —. ¿Qué es lo que quieres hacer conmigo, Lan er gege?
Wangji sintió otro escalofrío que recorrió todo su cuerpo y el calor de su cara comenzó también a alojarse en las partes bajas. Las manos de Wei Ying bajaron a su estómago y siguieron recorriendo, traviesas, cada centímetro de su piel mientras que el joven maestro no podía hacer más que dejarse hipnotizar por sus ojos, que se veían de un gris claro mezclados con luz de la luna.
Después de las caricias y las palabras que le susurraba en el oído, Wei Ying acercó su boca al cuello y comenzó a olerlo, uniendo sus labios en la piel blanca como el jade. A su vez, la cola negra comenzaba a rodear sus piernas y lo sobaba con ella.
—Lan Zhan, ¿sabes? Las colas de los zorros son muy importantes, con ellas nos protegemos y expresamos. Tú la tocaste antes, fue una clara invitación a lo que querías que pasara —le habló con sus labios rozando el cuello del otro chico, provocándole un terrible cosquilleo en todo el cuerpo.
—Yo…yo… Y-yo no lo sabía —su voz salió entrecortada, también un poco ronca. Se sorprendió a sí mismo del estado en que se encontraba, ¿por qué no gritaba? ¿Por qué no usaba a bichen para salir de esta?
—Ser ignorante de algo no te hace inocente Lan Zhan, ahora deberías atenderme muy bien —el zorro se levantó de la posición en la que estaba. Parecía deleitarse con la vista del aclamado segundo jade, jadeante, sudado, con las túnicas desarregladas y las orejas rojas. Poco a poco el zorro se agachó y tomó el borde de los pantalones con sus manos.
—¡Wei Ying, no! —gritó, no estaba preparado para esto, se sentó de golpe y abrió los ojos….
¿Qué no estaba ya despierto?
La oscuridad aun reinaba en el cielo, pero con la poca luz de luna que se podía colar por su ventana, se dio cuenta que estaba solo. Prendió la vela que estaba en el escritorio y volvió a confirmarlo, en la habitación no había ni una sola pista de que hubiese habido alguien más. Lo otro que confirmó, es que se había levantado con la ropa sumamente desarreglada y con una molestia entre las piernas.
Su sonrojo fue feroz. Jamás en la vida pensó que podría tener esa clase de sueños desvergonzados. Se dijo a sí mismo que fue una sugestión de la clase. Se levantó a echarse agua fría en la cara y a intentar conciliar el sueño, pero no pudo. Se puso a jugar con la cinta roja que tenía en su brazo siempre, hasta que pudo conciliar el sueño.
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En la cueva, Wei Ying tubo una noche parecida, sólo que él soñó que era la chica del listón rojo y el hombre que tenía encima, Lan Zhan. Le dio la culpa al libro, pobre libro que voló a algún lugar de la desordenada cueva para no volver a ser visto, ¿o sí?
Dos días después, el zorro se fue a jugar a un riachuelo. Le encantaba bañarse ahí y cazar algunos peces para la cena. Más o menos a la hora de la cabra (1-3 pm) regresó a su cueva y encontró a Lan Zhan ahí, el Lan lo sintió entrar, pero al verlo, volvió su rostro y sus orejas se pusieron rojas.
Wei ying tenía sólo su pantalón y túnicas interiores, las exteriores las tenía colgadas al hombro y en la mano tenía varios peces para asar.
—¡Lan Zhan, si hubiera sabido que vendrías hoy, habría traído más peces! Estos son pequeños, ¡pero los asaré para ambos!
—Desvergonzado, ¿Por qué andas así por ahí? —le regañó por la poca ropa, motivado por los recuerdos de su sueño anterior.
—Estaba en el río por eso mi ropa está mojada. Además, casi nadie viene por aquí y no sabía que vendrías hoy. ¿Podrías ayudarme a poner el fogón mientras me cambio la ropa?
—Mn —asintió Lan zhan con las orejas aun rojas. Puso los pescados en una hoja de árbol grande y comenzó a encender el fuego. Algo dentro de él le decía que debía entrar y ver a Wei Ying, pero su conciencia reprimió esos pensamientos por completo.
Pasados unos minutos Wei Ying se le unió. La túnica que tenía se veía más gastada que la que normalmente veía. Además, llevaba las manos en la espalda.
—Lan Zhan, lamento verme así, no tengo muchas túnicas —era algo en lo que no había pensado hasta que conoció a un amigo tan pulcro.
—Mm, no importa.
—Por cierto, tengo algo para ti —sacó sus manos adelante y le entregó el abanico, también unos cuantos nísperos recién maduros del árbol que siempre visitaba —. Huaisang me dijo que tu cumpleaños fue en el segundo mes de invierno, ¡pero yo no lo sabía debiste decirme! Así que me enseñó a hacer este abanico para ti… No es tan lindo como los de él, pero… bueno espero te guste —al decir esto, un pequeño sonrojo se formó en las mejillas del zorro.
Wangji tomó el abanico y lo extendió. En él estaban dibujados los dos conejos que estaban en la cueva, una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
—Gracias. No debías molestarte —y es que, en realidad, Lan zhan no lo dijo porque en el Receso de las Nubes no celebraran los cumpleaños, sólo en algunos importantes. Además de ello, en los suyos sólo estaban su tío y hermano y todo transcurría en silencio.
—Quería que fuera muy lindo porque era para ti, tuve que hacer un montón de dibujos, nunca había dibujado tan bien, sólo tengo los bocetos raros de mis inventos.
—Me gusta mucho —el Lan guardó el abanico en las mangas. En verdad le gustó mucho y se volvió su regalo favorito.
Luego de eso comieron sus pescados. Wei Ying le echó tanto picante al suyo que, hizo lagrimear a Lan Zhan con sólo olerlos.
Jajaja ¿cayeron con el sueño de lan zhan? Jajaja se me hizo cómico ponerlo.
Espero que vayan anotando en su mente varios de los acontecimientos porque hay varios que serán importantes en el futuro.
Gracias a Josita por su beteo y a ustedes por sus votos y comentarios.
Nos vemos el próximo fin de semana.
