Soy Syaoran y siempre he odiado el frío.

Lo odio porque nací en Hong Kong donde nunca hay inviernos, no como tal, solo un caluroso y húmedo verano interminable. Mientras viví ahí nunca necesite encender la calefacción ni usar abrigos gruesos o quitar la nieve. Cuando tenia ocho me mudé a Tokyo, donde las estaciones son cuatro y el invierno siempre se adelanta un poco. Llevo casi veinte años en este país pero aún detesto el invierno. Es el verano en Hong Kong que se niega a morir.

Es una mierda como uno nunca puede separarse realmente de su pasado ¿No es verdad?

Y ese día, con el calor infernal que hacia, no pude evitar pensar en Hong Kong. La playera gris empapada de sudor pegaba a mi cuerpo, la cerveza en mi mano calentándose a cada segundo, el sonido de las cigarras a lo lejos. Supe que si cerraba los ojos iba a volver de inmediato a mi niñez en esa calurosa península, así que mantuve los ojos abiertos.

Tomoyo mordió una paleta de limón al lado de Eriol, los dos echados a unos metros de mí sobre la chamarra de él. Escuchaban atentos a la banda del escenario, que ninguno conocía pero que no se escuchaban del todo mal, mientras esperábamos que Fye saliera a tocar.

De pie, Yamasaki tomaba fotos con su análoga, se las daba de artista desde que el año pasado se había comprado una Laika en su viaje a Okinawa. En realidad, había muchos sacando fotos, la mayoría con el celular pero de tanto en tanto se veía a una persona con una verdadera cámara fotográfica. Que suerte que no prohibieron las cámaras, le había dicho Chiharu en la cola antes de entrar. Pero estábamos en un pequeño festival al aire libre con apenas dos escenarios y las reglas eran mínimas, aun así Akizuki tuvo que meterse la bolsa de marihuana en el brasier antes de pasar por seguridad.

—Qué haríamos sin ti Nakuru —le dijo Watanuki cuando regreso de los baños y le devolvió la pipa. Luego se sentó directo en el césped, acurrucándose a un lado de Doumeki.

Ella se encogió de hombros sin moverse de su puesto, donde tomaba el sol con sus enormes gafas negras y su oscuro sombrero de vaquera—. Fácil, se lo tendría que meter Eriol en el trasero. Así que, de nada primo —bromeó girándose para mandarle un beso y guiñarle un ojo.

Todo el mundo se rió, ahí debajo de la sobra de un árbol, incluso con el inmenso calor, se estaba bien. Muy bien.

Yo tenía diecinueve, era el primer día del verano en Tokyo y estaba a punto de conocerte.

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NOSOTROS ESTUVIMOS AQUÍ
o sobre el inevitable paso del tiempo

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Eriol sacó de su billetera el dinero y me dijo que él pagaba. Nos entregaron dos hotdogs grandes "con todo" y nos sentamos en una de las mesas en la zona de Foodtrucks. Aún faltaban dos horas para la presentación de la banda de Fye.

—¿Has sabido algo de Mei Ling? —me preguntó antes de darle una mordida a su hotdog.

—Tengo diez llamadas perdidas —le respondí mostrándole mi teléfono.

—Mierda, si qué es intensa.

—Voy a romper con ella.

—Llevas diciendo eso desde que nos graduamos.

Dejé mi hotdog en el plato y prendí un cigarro antes de decir otra cosa—. Es qué no importa como se lo diga, siempre se pone mal y yo...

—¿Te acobardas? —me interrumpió él tratando de molestarme—. Si te sirve de consuelo, hasta Bruce Lee estaría asuntado de ver a Mei Ling enojada.

—No es eso, de verdad que no. Puedo aguantar que se enoje, se enoja todo el tiempo. Pero le digo, 'Mei hay que terminar' y ella dice que deberíamos ir a Okinawa. Esta obsesionada con eso desde que Chiharu y Yamasaki fueron.

—Pero ustedes no son Chiharu y Yamasaki.

—Pero no somos Chiharu y Yamasaki. —Repetí sintiéndome de repente cansado—. No importa como se lo diga, Mei actúa como si no dijera nada o peor, como si estuviera bromeando. Es tan molesto cuando no para de reírse. ¿Sabes? El otro día, en el cumpleaños de Watanuki, tú y Tomoyo estaban bailando y me pidió que bailáramos aun cuando sabe que yo no bailo, se enojo tanto que me lanzó su cigarro encendido. Y le dije que por eso no funcionamos, le dije: Mei, tu y yo no vamos bien, siempre te hago enojar ¿Por qué quieres seguir conmigo?. Se lo pregunté directo y ella comenzó a hablar en mandarín aunque ya le dije que no lo hablo tan bien como ella.

Eriol trató de no reírse, lo vi intentarlo, pero al final una gran carcajada salió de su boca y yo también tuve que reírme por qué era gracioso, patéticamente gracioso.

Qué daría por volver en el tiempo cuando Mei se me acercó en segundo año para decirme que deberíamos andar. Y estúpidamente yo, para tener algo que hacer en las vacaciones, acepté. Si alguien viniera y me ofreciera la oportunidad sin duda la tomaría. Demonios, hasta pagaría por ser capaz de volver y explicarle a Mei Ling que no deberíamos de andar porque yo no soporto que me llamen diez veces seguidas cuando me la estoy pasando bien. Adelantarle que ella se enojara porque a mí no me importa dejarla sola para ir a ver a la banda de Fye tocar. Le diría que aunque de verdad es una chica bonita y me agrada lo decisiva que es, yo solo no soy el buen novio que busca.

Mierda, no soy ni siquiera un novio mediocre.

Me dije que mañana le hablaría, cuando la cruda se me bajara. Le mandaría un mensaje para vernos y ya de frente le pediría perdón, perdón por nunca ser romántico y engañarla tantas veces. Hasta le daría la razón y admitiría que soy un inmaduro que prefiere drogarse un viernes en un concierto que ir a cenar con los padres de su novia. Era un gran plan. Me plantaría en frente de ella y no me iría hasta que la escuchara decir que era oficial; que habíamos terminado y que nunca íbamos a volver.

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Para cuando regresamos con el grupo yo ya tenia problemas para seguir pensando en Mei, o cualquier otra cosa, por más de cinco segundos. Ahora era más interesante como el pasto se sentía contra mi rostro.

—Levántate —me dijo entre risas Akizuki—. Nos están viendo.

No me moví. Si nos veían, estaba seguro, era porque Akizuki se veía muy sensual en esos shorts de mezclilla y ese brasier negro que se le transparentaba de bajo de su delgada blusa roja.

—Fye no tarda en tocar —escuché a Tomoyo susurrar a mi lado, ella también se había recostado.

Pensé entonces en Fye, el tipo apenas me llevaba dos años y con sus tocadas en clubs clandestinos y su cuenta de Spotify ya era lo suficiente conocido para tocar en festivales de música. Lo envidiaba, no porque fuera le fuera bien en la música, sino porqué Fye D. Flourite ya era dueño de su futuro mientras yo apenas me aferraba al presente.

No supe cómo pero me había levantado del piso y atravesado todo el parque hasta llegar al otro escenario. Unas chicas, unas adolescentes en realidad, vestían la playera de la banda de Fye. «Suwa» se leía en esa tinta fosforescente que brillaba ahora que comenzaba a anochecer. La banda se llamaba así porque era donde Fye y Kurogane habían crecido. No importaba que Fye hubiera nacido en la exótica Francia, su vida, según él, había empezado en Suwa.

—¡Qué bien! —no pude evitar decir en voz alta, más alta de lo que quise, cuando las canciones de Tame Impala comenzaron a sonar en los altavoces mientras esperábamos.

«You will nerver come close to how I fell» cantó Nakuru muy fuerte al tiempo que brincaba y sus senos se levantaban.

La vi quitarse el sombrero y ponérselo a Doumeki. Recordé en ese momento que la conocía desde hace siete años –el mismo tiempo que a Eriol– sin embargo, nunca podía terminar de entenderla o mejor dicho, ella nunca terminaba de mostrarse. Era como una bruja que nunca rebela todos sus secretos. Tanto Eriol como Nakuru eran los únicos que sabían la verdad sobre mí pero a ninguno nunca le importó. Y estaba agradecido por ello, tanto que aveces me sentía culpable por haberme acostado con ella. Estaba seguro que Eriol sabia de eso pero nunca había dicho nada así que yo también había fingido demencia. Lo cierto ere, que no había sido nada más que dos personas tratando de consolarse pero incluso así, cuando ella me seguía tratando como siempre, no podía evitar pensar que me había aprovechado un poco de ella.

Mierda, había tomado tantas malas decisiones desde que había llegado a Japón hace once años. Pero si era completa y devastadoramente honesto, la verdad era que no estaba arrepentido de nada. James Dean dijo «vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver».

El silencio nos rodeaba pero en mi cabeza rebotaban Mei con su mandarín, el sensual brasier de Akizuki, James Dean con su rebelde rostro, Tame Impala y mi destino en Hong Kong.

—Escuché que viene en octubre —me dijo Yamasaki mientras intentaba que su encendedor no se apagara por el viento.

—¿Quién? —pregunté formando una barrera con mis manos para que él pudiera prender su cigarro.

—Tame Impala

—¿En serio?

—Bueno, es solo un rumor pero seria genial ¿No?

Sería estupendo. Si de algo estaba seguro es que nunca dejaría a Kevin y su InnerSpeaker o su Currents. Qué me hiciera viejo pero nunca olvidara la letra de Elepahnt.

—Si viene, tengo un amigo que puede conseguirnos cuadros —agregó Watanuki que estaba pescado del cuello de Doumeki—. Si es Team Impala, hay que escucharlo como se debe.

Watanuki se rió de su propia broma mientras Doumeki le frotaba la espalda. Aveces Doumeki se veía tan preocupado por Watanuki pero ese día no, él solo le seguía la corriente sin dejar de cuidarlo.

Las pantallas se apagaron y a oscuras los primeros acordes de una guitarra se escucharon.

Todos gritaron emocionados, excepto yo que comenzaba a sentir el bajón.

—Regalame otro cigarro —le dije a Yamasaki que abrazaba a Chiharu mientras Fye cantaba con su japonés afrancesado.

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Hace dos años, antes de las vacaciones de verano, Terada me había llamado al salón de profesores.

—¿Todavía no has decidido a que universidad ir?

Terada se veía realmente preocupo. Ya esperaba esa reunión desde que había decidido no entregar el formato sobre mi "plan de vida", pero simplemente no quise escribir nada.

—Ya se a cual universidad iré —le dije sin dejar de ver por la ventana—, soló se me olvido entregar la hoja.

Me vio por más tiempo del que hubiera deseado pero como no dije nada más terminó por aceptar mi respuesta

—Eres inteligente y aún te sobran algunos años —le escuché bromear—. Esta bien si aún no sabes que hacer, algunas personas no saben a que dedicarse hasta los cincuenta. Aveces solo tienes que empezar a caminar para encontrar lo que realmente quieres.

Lo que realmente quieres.

Lo que quería.

Lo que soy.

Lo que sería.

—Qué problemático —murmuré cuando ya estuve afuera de la sala de profesores con una nueva hoja a rellenar.

¿Por qué no podía solo cerrar los ojos y elegir algo al azar? Si por mi hubiera sido, tiraría una moneda al aire. Cara, seria astronauta; Cruz, pintor post-moderno. Daba igual.

Mi celular vibró en mi bolsillo y dejé de pensar en toda esa porquería. Esperé hasta que dejo de vibrar para sacarlo y desbloquearlo.

Llamada perdida de Hirawizaaaawa a las 8:58'

Después de escuchar a la banda de Fye nos habíamos separado por accidente. Aun que en realidad yo me había retrasado apropósito, ya no me apetecía ver a Chiharu y Yamasaki abrazarse, ni a Watanuki ni Doumeki. Ni quería escuchar a Eriol ni a Tomoyo.

—¿Mala semana? —me preguntó Nakuru, a quien no había podido perder—. Mejor no contestes, yo soy quien ha tenido una mala semana. Un mal año, en realidad. —Dejó de caminar y se sentó en el pasto abrazando sus piernas—. Pensé que esto ayudaría pero solo lo empeoro.

Creí que debía de decir algo para animarla pero ninguna palabra se me vino a la mente. En su lugar, me senté a su lado y la deje recargarse en mi hombro.

—¿Recuerdas cuando éramos niños e íbamos a la playa en verano? Eriol y tú siempre competían para ver quien nadaba más rápido. —Le escuché decir después de un tiempo.

—Nunca pude ganarle.

—Y aun así cada año lo intentabas. Quiero eso, algo por lo que intentarlo en serio, realmente en serio. Debes de pensar que soy una dramática pero cuando te veo a ti y a Eriol, los dos yendo con todas sus fuerzas, me dan ganas de no tener un sueño. Me refiero a que los dos viven sin importarles el futuro.

—No creo que a Eriol no le importe el futuro.

—No le importa. En serio. Lleva con Tomoyo ¿Qué? ¿Desde los doce? y todavía dice que no son novios.

—Es más complicado que eso...

—Sí, claro —dijo rodando los ojos—. No hay nada de misterioso. Ni tú ni Eriol quieren compromisos. No los juzgó, créeme... yo soy igual... y aun así...

Nakuru se separó de mí y sin mirarme empezó a deshacerse la trenza que llevaba. Era lo mismo de siempre; solo una parte de lo que pensaba. No la presioné, no estaba seguro de querer escuchar toda la verdad. ¿Qué había dicho Terada? ¿Qué aun nos sobraban algunos años? Bueno, Nakuru siempre fue más inteligente que yo, que muchos, seguro que lo resolvería por si sola. Yo, por otro lado, necesitaría que me sobraran vidas enteras antes de resolver cualquier cosa.

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—Me voy a casa —dijo Tomoyo cuando nos encontramos de nuevo. Nakuru se le lanzó encima abrazándola—. ¿Quieres irte conmigo?

Nakuru solo asistió con la cabeza y Chiharu se les unió. Eriol las vio irse tan fijamente que me pregunté si él sabia algo del mal año de Nakuru, hasta me pareció por un segundo -porque eso es lo más que podías obtener de alguien como Eriol Hiragizawa- que tenia una expresión de preocupación en el rostro. Pero si sabia o no, daba igual, porque no tardo en darles la espalda y sonreír como siempre.

Como Watanuki ni Doumeki estaban asumí que también se habían ido. Yo también podía irme, ya no quedaba nada que fumar y no conocía a la banda que iba a cerrar pero la noche estaba fresca y aun no quería llegar a mi departamento.

Eriol me preguntó por qué esta ausente. Yo le respondí que no era verdad, que no lo estaba, pero él insistió.

—Deja de joder ¿Quieres? Te digo que no me pasa nada, absolutamente nada.

—No te molestes. —Completamente calmado Eriol se encogió de hombros—. En realidad, a todo el mundo le pasa algo todo el tiempo. Solo quiero que la pasemos bien.

—Eriol tiene razón, vamos a divertirnos un poco. Ya olvídate de tanta mierda que tienes en la cabeza y relájate un poco.

Yamasaki había llegado con tres vasos con un litro de cerveza en cada uno, como la había conseguido no tenia ni idea pero se le veía realmente feliz, incluso no hizo mucho caso a que Chiharu se marchara sin despedirse de el. Me mando un mensaje, dijo sin distraerse. Aveces Chiharu y Yamasaki me sorprendían tanto, estaban juntos desde la secundaria pero en realidad se conocían de toda la vida y cuando mostraban esa confianza ciega uno en el otro se me revolvía un poco el estomago. Yo no podía ni siquiera imaginar tener algo parecido a eso. Mucho menos con Mei.

Y como Yamasaki es mayor que yo por un año y realmente lo respetaba -aun si nunca lo dijera en voz alta- al final lo dejé pasar y acepté el vaso que me ofrecía.

En poco más de una hora ya habíamos conseguido otras tres rondas de cerveza y esperábamos a que la ultima banda se presentaba. No sentamos en el pasto como muchos otros, no habíamos intentado llegar al frente. Al día siguiente no recordaría que habíamos hablado pero estaría seguro de que fuera lo que habíamos dicho no había tenido mucho sentido de todas formas.

Mi vista ya estaba borrosa y cuando nos levantamos tuve que sostenerme de Yamasaki que se rió tan abiertamente de mi que no me molestó en lo absoluto. La banda salió a las diez en punto y seria la cerveza, el buen humor de mis amigos o que ya me había olvidado de Mei y de Hong Kong pero en ese momento solo pensé en que había sido buena idea ir con todos. El mañana no cruzó por mi cabeza.

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La melodía relajada mezclada con los sintetizadores retumbaban en mi cerebro, no dejando espacio para algo más. A unos pasos una chica con el cabello corto y una blusa descubierta de la espalda levantó sus brazos mientras se balanceaba. Con cada movimiento de sus hombros el tatuaje de una rama de nadeshiko en su espalda cobraba vida.

Debí de mirarla mucho tiempo porque ella terminó por notarme. Pensé en apartar la mirada pero antes de que pudiera hacerlo ella me dio una media sonrisa, que no abandono sus labios cuando dejo de verme y siguió bailando.

This is a warmer night.

A crowd night.

Cantaba desafinada pero sin pena y sus dedos sostenía un churro de marihuana, lo podía oler desde donde estaba. El chico que la acompañaba, y que también brincaba con la música, le susurró algo al oído y ella rió pero no pude oírla.

I will stay close

Don't look for me anymore

Yamasaki a mi lado se colgó un poco de mi hombro para quedar más cerca de la chica y su amigo. ¿Nos comparten?, les había preguntado sin presentarse antes pero el amigo le sonrió inmediatamente y sin decir nada le paso el cigarro. Cuando terminó de fumar se lo paso a Eriol y después Eriol a mí. Apenas alejé el cigarro de la boca sentí la mano de ella quitármelo de los dedos.

Nos miramos esta vez de frente y así, sin dejar de verme, movió su cuerpo con la música. Sonreí sin querer evitarlo.

Breath in

Breath out

Going again.

El riff de una guitarra me hizo mirar a las pantallas que enfocaban al cantante aferrarse al micrófono.

Cuando regrese la mirada, ella ya se había perdió entre el publico. No intente buscarla, tuve la impresión de que lo único que le importaba a ella era bailar y que cuando se enterara que yo no bailaba no me lo perdonaría.

La noche oscura, las luces parpadeando y el calor de cientos de cuerpos balanceándose de un lado a otro. Pero esa noche no era el calor particular de Hong Kong, era el calor de un viernes cualquiera. Era yo con diecinueve años sin mucha idea de que hacer. Eras tú, Sakura Kinomoto, con tu sensual tatuaje y toda la libertad.

Y seguirías siendo tú, incluso mucho después de que termináramos.

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[Lado A] Track 1: Eternal Summer.


Notas.

Hola.

Mmmh... ¿Por donde empezar? Pienso mucho en cómo entre los 18 y los 20 te ves a ti mismo como un adulto aunque en realidad no lo eres, es realmente hasta tus middle twenties que empiezas a agarrar el pedo. Quería hablar de esto y termine teniendo esta idea de una Sakura veiteañera y un Syaoran más joven que ella. Al final, todo concluyo en esta historia: «Nosotros estuvimos aquí», que va un poco de las cosas que no duran para siempre pero que no olvidamos. Va de esas relaciones y esos momentos que pasan medio desapercibidos hasta que volteas y ves lo mucho que lo disfrutaste.

¿Terminaran juntos o separados? Aún no lo se jeje ya veré cuando llegué ahí, por ahora tengo unos capítulos adelantados e intentare actualizar constantemente ¿Tal vez los viernes? ¿Sábados?... Como sea, gracias por leer y espero sus comentarios.

p.d. Por si alguien le interesa, la ultima canción es una canción inventada. Sin embargo, cuando escribía escuchaba The 1975, Gorillaz y un montón de Tame Impala. ¿A alguien le importa? ¿Debería de hacer una playlist?

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Disclaimer. Esta historia fue creada sin ningún interés de lucro. «Sakura Card Captor» y «Xxxholic» le pertenecen al grupo Clamp.