Capítulo 16: Recuerdos

Al terminar de hablar, Lan Zhan sacó de su manga la túnica nueva pulcramente doblada y se la dio a Wei Ying, quién la recibió maravillado, hacía muchos años no tenía algo nuevo. Se cambió rápidamente frente al Lan, que tenía las orejas rojas. Wei Ying estaba feliz, el olor a sándalo le entraba por las fosas nasales de sólo tenerla puesta y, además, era de color gris degradado en negro y bordes rojos.

—¡Me veo muy bien! ¡Creo que nunca había tenido ropa tan bonita! —dijo con una gran sonrisa.

Lan Zhan asintió y se dirigió afuera donde su hermano les esperaba. El zorro dejó bien asegurados a los conejos para que no se escaparan y salió después al punto de encuentro. Al llegar, miró al Lan mayor y luego a su amigo.

—Pero, ¿acaso son gemelos?

Xichen soltó una risita, si estaba nervioso por estar frente a una criatura demoniaca, no lo demostró.

—Mucho gusto en conocerlo, soy Lan Huan. Nombre de Cortesía: Xichen.

—¡Ah, sí, mucho gusto! ¡Soy Wei Ying, nombre de cortesía Wuxian! Lan Zhan me dijo lo que pasó y estoy muy apenado por ello, intentaré ayudar en lo que pueda.

Xichen no pudo evitar notar la familiaridad con la que ambos se trataban, llamándose el uno al otro por sus nombres de nacimiento. El chico parecía muy educado a pesar de ser un espíritu que vivía en el bosque. Sin más, los tres avanzaron su camino para llegar antes del toque de queda a Gusu, pero que fuera lo suficientemente oscuro para que no notaran al zorro.

—Pensé que todos los Lan olían a sándalo —dijo Wei Ying al aire, tal vez vocalizando sus pensamientos sin darse cuenta.

—Oh no, es el incienso favorito de mi hermano, suele tenerlo en su habitación todo el tiempo, por eso se le pega el aroma —respondió Xichen, intentando percibir algo en el lenguaje corporal de los jóvenes sin que estos lo notaran. En especial al zorro.

Ambos se veían muy relajados entre ellos, como si estuvieran en su propio mundo. Pero cada vez que le hablaba al chico zorro, este se ponía alerta y Wangji se ponía estoico.

Mientras tanto, sin notar lo mucho que lo estaban escrutando, Wei Ying pensó en que no había estado tan cerca de otros Lan. Hace un tiempo les había quitado la ficha de entrada a unos aprendices, pero estos estaban lejos y no se dieron cuenta cuando la dejaron olvidada. Curioso, esto lo hizo ir más lejos en su memoria, hasta su infancia.

Recordó que, una vez, mientras estaba buscando una presa en invierno, encontró un niño muriendo de frío. No tuvo el corazón de dejarlo ahí para que muriera, así que se acostó junto a él, dándole abrigo con su esponjosa cola. Al día siguiente, se fue rápido porque escuchó que buscaban al niño y cuando se escondió en un árbol, vio a cultivadores de Gusu recogiéndolo.

Había perdido la cinta que siempre llevaba en la cola y el olor a sándalo se había impregnado en esta. Cuando conoció a Lan Zhan, el peculiar aroma también venía de él. Su mente comenzó a trabajar rápidamente. Siempre había sido muy inteligente y se dio cuenta de que el niño que ayudó esa vez era… ¿Lan Zhan? Con este descubrimiento en mente, llegaron a los muros de Gusu.

Entrar no fue para nada difícil, los cultivadores seguían ocupados atendiendo a los heridos e intentando volver a sus rutinas, y ambos hermanos tenían libre la entrada al Mingshi de su tío.

—Puedo sentir la energía, está acumulada en su vientre cerca del núcleo dorado — dijo seriamente el zorro.

Los Lan asintieron, eso mismo había dicho el doctor. Wei Ying estuvo pensando mucho tiempo qué podía hacer. Cuando peleaba contra los cadáveres, analizaba de qué maneras podía majear la energía resentida de un cuerpo, pero no sería lo mismo con un ser vivo.

—Intentaré subirla para que la expulse por la boca y luego de eso deben transferirle energía limpia —dijo tras pensarlo mucho.

El proceso tardó algunos minutos que se hicieron eternos para los presentes. Wei Ying removía poco a poco esa energía, subiéndola por el esófago. Mas en un punto empezó a perder la conciencia por momentos, a veces no sabía quién era y en donde estaba, luego la lucidez le permitía recordar que estaba haciendo esto por Lan Zhan.

Los hermanos Lan se sentían impacientes, se estaban jugando mucho en esto, pero no podían más que confiar en el chico.

Aun entre la inconciencia, Wei Ying logró por fin sacar toda la energía, pero perdió por completo la razón. Sus ojos estaban rojos y sus pupilas eran tan delgadas como las de un gato, justo como la vez que enloqueció por hambre.

—¡Wei Ying! —Wangji se lanzó sobre él para que no hiciera alguna locura, reconociendo al instante el estado en el que su amigo se encontraba.

El zorro mordió la mano de Lan Zhan, marcas de sangre salpicando el suelo y sus ropas.

—¡Hermano! —Xichen se apresuró hacia su hermanito para quitarle a la bestia de encima, pero el menor gritó "¡Tío!". Comprendió lo que él quería y fue directo a Qiren a pasarle energía espiritual.

Lan Zhan dejó que su amigo lo mordiera. Algo pareció hacer clic en la mente del zorro y al darse cuenta de a quién estaba mordiendo, intentó lamer la herida y al instante perdió la conciencia.

Luego de esos angustiantes minutos, ambos hermanos se miraron.

—Parece que tío esta fuera de peligro —suspiró Xicheng, un poco disgustado con el zorro por herir a su hermano, pero no podía juzgarlo, fueron ellos quienes le pidieron que lidiara con la energía resentida a costa de su integridad mental —, llamaré al médico para decirle que nuestras transfusiones sirvieron.

—Mn —Lan Zhan asintió.

—En cuanto a Wei Wuxian… se supone que se iría después, pero ahora… —el mayor hizo una pausa al ver la mirada decidida de su hermano.

—Lo llevaré al jingshi, nadie entrará —se levantó con el zorro en brazos, dando a entender que no necesitaba una respuesta.

Xichen lo dejó ir, preocupado por la herida, pero a la vez, sabiendo que Wei Ying nunca le haría daño a su hermano a propósito.

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No sabía exactamente dónde estaba, todo a su alrededor estaba negro. Luego, llegó a su oído la voz de una mujer.

Los espíritus animales pueden manejar la energía resentida, pero mi pequeño, debes tener cuidado si no la cultivas bien, puedes perder tu razón y convertirte en una bestia que ataca a quien sea, no importaría si somos tu padre o yo.

Intentaba ver cómo era ella, sin embargo, su imagen era borrosa. Tenía una figura delgada, cola, cabello y orejas negras como la tinta, no pudo ver su rostro, pero la sonrisa de esa persona era como la suya.

Luego oyó la voz de un hombre que lo llamaba por su nombre, era muy lejana, pero lo hizo sentir muy cálido, pero estaba tan lejos, que no pudo distinguir nada de él, sólo unas ropas moradas.

Luego hubo otra imagen en la que él estaba acostado con la mujer. A pesar de estar más cerca, seguía sin ver el rostro de la persona, pero él sabía que era su madre. Ambos estaban acurrucados en un pequeño lugar y sus colas enrolladas, transmitiéndose amor. De repente, todo se llenó de fuego y escuchó como ella le decía: "A-Yin, quédate aquí, no salgas a no ser que yo venga por ti", pero jamás volvió.

—¡Mamá! —se despertó gritando, completamente desorientado.

Lan Zhan estaba sentado en la mesita del té, limpiándose la herida de la mano que no le había molestado hasta que se bajó la adrenalina.

—¿Wei Ying, estás bien? —dejó de lado los implementos de limpieza para acercarse rápidamente al zorro.

—Sí, no sé qué pasó… recuerdo que estaba ayudando a tu tío y luego ya no sé… —su voz sonaba más suave de lo normal, su rostro dibujando una sonrisa lastimera —. Soñé con mis padres… no lo había hecho hace tiempo.

Wangji se acercó a él y tocó su frente.

—Seguro estarían orgullosos de lo bueno que eres —luego de un momento revisando la cara del zorro, dijo —. Parece que estás bien, te pusiste como cuando tienes hambre. ¿Fue por mi culpa? No debí pedirte…

—Lo que soñé fue un recuerdo de mi mamá —le interrumpió antes de que el otro siguiera —, ella me dijo que la energía resentida puede ser peligrosa si no se maneja bien, podría volverme una simple bestia sin razón.

—Lo siento —él fue quien lo obligó a hacerlo.

—¡No te preocupes, ninguno lo sabía! Te prometo que seré muy cuidadoso a partir de ahora.

El Lan quiso llevar su mano detrás de su cabeza, mas el dolor en esta lo detuvo. No fue hasta este momento que Wei Ying notó las marcas de colmillos en esa pulcra y pálida mano.

—Lan Zhan, ¡¿Yo te hice eso?! —preguntó, alterándose.

—No es nada —le restó importancia.

Pero antes de que lograra retirar la mano, Wei Ying la tomó y le dio un lametazo.

—¡¿Qué haces?! —las orejas de Lan Zhan se pusieron rojas cual tomate.

—Es para limpiar tu herida —le dijo con sinceridad, pero la reacción le hizo acordar de un tema no hablado —. ¿O acaso quieres que haga algo más? —usó una voz más coqueta.

Lan Zhan agachó un poco la mirada. Esto hizo pensar a Wei Ying que le diría que no y procedería a echarlo.

—Yo quiero que estés conmigo —soltó el Lan y si pudiera estar más rojo, sería imposible de imaginar.

—¡Claro que sí, siempre! —le dio su más hermosa sonrisa.

Wangji asintió, sintiendo muy cálido en su interior. Terminó de vendar su mano y juntos se acostaron a dormir. Como ya se había hecho de costumbre, Wei Ying enrolló su cola en el Lan, durmiéndose con el aroma a sándalo que inundaba la habitación.

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Al día siguiente, antes de las 5, Xichen fue al jingshi por su hermano para sacar al zorro sin que lo notaran.

Tocó la puerta, pero no escuchó nada. Al principio no se preocupó, pero luego su mente empezó a viajar a la mordida y lo bestial que se veía en ese momento el demonio. Se regañó mentalmente por dejar a su hermano con la criatura y muy impropio de él, abrió la puerta y entró sólo para ver a los dos chicos abrazados en la cama.

No sabía cómo sentirse. Por un lado, estaba muy feliz de que su hermano consiguiera algo especial, pero por el otro, no sabía cómo reaccionarían los de su clan, ya que era un espíritu y también hombre.

Se acercó a la cama y los despertó cuidadosamente, acompañándolos luego hasta el mismo lugar donde recogieron al chico el día anterior.

—No te demores —sabía que no sería bienvenido en la cueva del zorro y que Lan Zhan iría con el otro incluso aunque lo prohibiera.

En la cueva, ambos saludaron a los conejos, que los recibieron con pequeños y emocionados saltitos. Un pequeño y agradable silencio flotó sobre ellos antes de despedirse con un corto beso.

Capítulos con mucho amor y fluff porque este par se lo merece 3. Muchas gracias a Josita y su beteo que le hace magia a mi historia, y a todos ustedes por leer, comentar y votar.

¡Nos vemos!