Extra 1: Mientras tú no estabas.

En este entonces, Lan Wangji había sido herido por Wen Chao y se habían llevado a Wei Ying.

Al despertar, su hermano mayor estaba completamente preocupado por su salud y que haya sido el zorro quien lo hirió al volverse loco. Al inicio Lan Zhan se había enojado con Xichen porque siempre dudaba de Wei Ying, pero luego intentó comprenderlo; toda su vida le habían enseñado que los zorros eran demonios irracionales que no hacen sino engañar a los humanos para poder matarlos; así que se propuso hacerle cambiar de parecer.

En cuanto se recuperó de sus maltrechas piernas, gracias a su núcleo dorado de alto cultivo, Wangji salió a buscar a Wei Ying. Empezó por los lugares donde sabía que los Wen estaban haciendo estragos. Siguió las pocas pistas de demonios zorros y cadáveres que comenzaron a usar en la guerra, añorando que alguno de ellos fuera el suyo. Pero siempre que regresaba a su hogar sin resultados, se repetía a sí mismo cada vez como consuelo, que lo iba a encontrar, que los Wen no lo matarían porque lo necesitaban.

Una tarde, luego de otra búsqueda infructuosa, decidió ir a la cueva. Desde que se pudo volver a poner de pie sólo había ido un par de veces a dejar comida para los conejos, pero nada más. Entró al bosque con el corazón esperanzado, anhelaba verlo en la entrada, agachado frente al pequeño fogón de leña mientras preparaba huevos picantes… Se levantaría para recibirlos con esa cálida sonrisa y correría hacia él, saltando a sus brazos… Pero sólo era una ilusión. La cueva estaba fría sin su dueño y los únicos que lo recibieron felices fueron los conejos, que saltaban a su alrededor queriendo escalar por su túnica para probar las delicias que les traía.

Entró a la cueva con un doloroso suspiro y puso los alimentos de los conejos en su cesta. Miró con nostalgia el lugar. La cueva era amplia y tenía una pequeña fuente de luz en un rincón además de la entrada principal. La cama que Wei Ying había convertido en un nido estaba revuelta. A su lado había un estante lleno de frascos y utensilios medicinales. En otro estante, mucho más desordenado, estaban sus inventos y los materiales necesarios para crearlos. El escritorio estaba lleno de pergaminos polvorientos, rollos y cuadernos. Wangji pasó sus dedos ligeramente sobre estos.

En el suelo había regadas más cosas, libros, algo que parecía ropa, en un rincón las cosas del fogón, la comida de la cual ya salía un olor rancio. Lan Zhan pensó que podría hacer algo bueno por Wei Ying y organizar el lugar. El zorro había dicho cuanto le gustaban las vajillas que vieron en el festival, esas que estaban pintadas con diferentes diseños y el cojín que le regaló la señora Ming lo había puesto feliz.

Lo primero que sacó fue la comida que ya se había echado a perder; luego de eso empezó a clasificar las cosas (ropa, cosas de su hogar, materiales de cultivo, materiales de medicina). Clasificar todo le tomó varios días. Entre búsqueda y perseguida de los Wen, entre seguir las pistas y organizar, logró hacerlo poco a poco. Para la cama fue a la ciudad a buscar un mejor soporte, dejó la paja y los cojines pues eran muy suaves, estaba la cobija que le había regalado en invierno. Al levantar el soporte para la cama notó que atrás y bajo ella había más objetos, los dejó en la mesa para clasificarlos más tarde y acomodó todo, la nueva cama con nuevos tendidos le daba un aire a limpio al lugar, aunque sólo fuera ese cambio.

Habiendo terminado eso por hoy, se fue a organizar las cosas que había debajo de la cama, una media, un cinturón, algo de basura y un libro que no tenía una cubierta y no decía de que era, pero al abrirlo grande fue su sorpresa y voló de sus manos. ¡Había imágenes muy comprometedoras de dos hombres! Sintió como el calor de su cuerpo subía a su rostro y se concentraba en sus orejas. ¿Por qué Wei Ying tenía esto? Al parecer en verdad los zorros tenían comportamientos lascivos. El libró quedo justo donde quedó y el Lan corrió al receso de las nubes.

Ya estando en su cuarto se sintió más tranquilo luego de beber una taza de té. Menos mal no se encontró a su hermano, no quería que viera en su cara lo abochornado que estaba.

Esa noche volvió a tener un sueño impropio con el zorro, pero mucho peor que las últimas veces. Estaba consciente de que era un sueño pues de repente estaba en la cueva con Wei Ying. El otro estaba mirando los cambios que hizo, la nueva cama, tendidos y vajillas, además de la pequeña cantidad extra de conejos que llegaron. De repente tomó el libro que estaba aún en el suelo y sonrío pícaramente.

—¡Oh, Lan Zhan! Jamás imaginé que el correctísimo mejor estudiante de la secta Lan se pusiera a mirar mis libros picantes. ¿Quién se lo sospecharía? En verdad eres bastante lascivo como un zorro.

Las orejas del Lan estaban completamente rojas y era tanta la vergüenza que sentía que no supo qué hacer aparte de quedarse en un mismo punto cual estatua.

—No… es un error, tú lo tenías… yo sólo organicé —dijo titubeante, ahora sintiendo el calor en su cara.

El zorro se acercó rápidamente con una risita, envolviéndole con su cola los brazos, dejando al Lan inmóvil.

—Son sólo excusas, ¡No creas que no sé cómo me has mirado! —dijo con voz sensual para luego relamerse los labios, dejando entrever sus colmillos.

Wangji se estremeció con el tono y los brazos le picaron cuando el zorro lo empujó con todo su cuerpo para hacerlo retroceder, hasta que ambos cayeron en la suave cama. Wei Ying se levantó con un salto y se sentó sobre su regazo, mirándolo con una expresión que el Lan jamás le había visto. Era deseo, deseo puro.

El zorro bajó hacia él y repartió besos en su rostro, luego a su cuello. El cultivador no sabía qué hacer o donde poner sus manos para sentir más a su Wei Ying, así que se dejó hacer.

El otro seguía sobándole con la cola, juntando más sus caderas, creando una fricción deliciosa, enloquecedora. Las manos no las dejaba quietas y ya había abierto un poco su túnica y desabrochado la faja que la sostenía. Allí Lan Zhan descubrió en qué podía ayudar, comenzó a quitar las túnicas del zorro, encontrando una piel suave y pálida que contrastaba con sus cabellos y vello corporal oscuros.

Wei Ying se friccionó contra el Lan, disfrutando, pero a la vez necesitando más. Así que se puso de pie con la respiración agitada. Al separarse del Wangji, su miembro estaba completamente despierto y la vergüenza había desaparecido. Con esa sonrisa pícara comenzó a bajar para quitar los pantalones blancos y librearlo de su prisión y poco a poco comenzó a acariciar la extensión, haciéndole cosquillas con sus garras.

El cultivador no podía evitar suspirar de la emoción y sobresaltarse porque el sentimiento era muy sobre acogedor. Pronto sintió que no era suficiente e instó al zorro a que fuera más rápido, el otro obedeció, frenético, hasta que finalmente el Lan sólo vio blanco en su mente.

Se despertó con el corazón acalorado, dándose cuenta que su mano y sus pantalones eran un desastre. Intentó calmarse y limpiarse, sintiendo algo de culpa por haber soñado este tipo de cosas con su amigo y no detenerse. Luego de eso no pudo volver a dormir tranquilamente y recibió el amanecer totalmente despierto. Para alejar su mente del vergonzoso evento, leyó las cartas que su hermano le había dejado temprano en su Jingshi.

Normalmente nadie le escribía, pero desde que Wei Ying se había perdido, solía escribirse con Huaisang. Le había sorprendido que el otro siempre era visto como alguien mediocre y hasta tonto, pero por la forma en la que escribía y toda la información que le pasaba de los Wen, se dio cuenta que era muy inteligente ¿por qué actuar con esa fachada de tonto? Jamás se lo cuestionó de frente, pero sí tenía presente no hacerlo su enemigo.

Hanguang-jun:

¿Recuerdas la historia que nos contó una vez tu tío, el maestro Qiren, sobre el último ataque conocido de un zorro a un humano?

Estuve rastreando la historia, fue bastante difícil, pero logré convencer a alguien del clan Jiang para que me contara lo que supiera. Al ser alguien joven de la familia no sabe muy bien la historia, pero me dijo que, al parecer, unos 15 años atrás, un sirviente de los Jiang se escapó con un espíritu zorro. Él aclamaba que ellos se amaban y según el líder de secta incluso siendo especies diferentes tuvieron un hijo, A-Che-… el joven Jiang no sabe nada de este hijo o si era humano o zorro. Al parecer la historia se ha vuelto un rumor y hay versiones encontradas.

Lo que sí sé es que el apellido de este sirviente era Wei y que al parecer, Yunmeng es una zona donde más población de demonios zorro ha habido, a estos seres les gusta el clima cálido y que hay muchos animales cercanos para cazar, en especial faisanes.

¿Quizás deberías buscarlo ahí?

Sabía que los Wen habían estado atacando lugares cercanos a El Muelle del Loto y también sabía que Qishan era una de esas ubicaciones, ¿era posible que lo encontrara?

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Y bueno, esto es todo por este extra. Hay uno más. Muchas gracias por seguir la historia hasta aquí, nos vemos el próximo fin de semana.