Extra 2: memorias perdidas

La señora Mo solía hacerse cargo de las finanzas incluso antes de que los Wen se llevaran a su esposo. Esposo al cual, aunque tenía ganas de volver a ver, sabía que era imposible. Escuchó como los Wen usaron desalmadamente a todas las criaturas animales que encontraron para llenarlos de energía resentida y usarlos en la guerra. Ella, como humana normal que era, nunca los vio, pero sabía que era una sentencia de muerte, una energía muy pesada.

Llegó a Yilling, era una de los pocos mercaderes que habitaban el lugar. Al hablar con las personas en las calles, escuchó rumores de que en las montañas habitaba un espíritu zorro, pero como no hacía daño y los cultivadores igual no iban a ese lugar había una extraña convivencia.

Empacó sus cosas y retomó el camino a DaFan, solía dar una vuelta que rodeaba a la montaña pues nadie era capaz de entrar a los túmulos funerarios solo. Esa noche vio una gran cantidad de cultivadores llegar a la montaña, entonces, ¿sí había un espíritu zorro? ¿Y si era su marido quien había escapado? Decidió pasar la noche a los pies de la montaña y esperar si lograba encontrar a la criatura.

La mañana llegó rápidamente y ni corta ni perezosa comenzó a buscar. Finalmente, cuando se iba a dar por vencida, vio una figura de negro desmayada en el piso. No necesitaba ser un espíritu para oler la sangre, aterrada vio que quien estaba allí era un zorro pequeño, bueno, no tanto como su hijo, pero sí parecía apenas de 18 años. Sin pestañear lo tomó y lo metió en el compartimiento secreto de su carroza donde solía esconder a su hijo, no podía perder el tiempo podía escuchar voces buscándolo.

Siguió su camino un poco nerviosa, incluso algunos cultivadores del clan Jin la detuvieron pero ella, en el mejor de sus actos, les dijo que no había nada raro, incluso miraron su carroza y no encontraron nada entonces siguió su camino. Cuando se alejó lo suficiente sacó al pobre zorro del compartimiento y curó lo que más pudo, notó que los quemones eran más antiguos y que tristemente no tenía garras. No se imaginaba lo duro que debió ser para él. También vio que en su mano tenía una cinta blanca que estaba aferrada en sus dedos, no la desechó, quizás era importante.

Al llegar a casa, su pequeño Xuanyu miró al recién llegado con tristeza. Él ayudó a examinarlo y a acostarlo en una cama.

—Mamá a pesar del olor a sangre toda su ropa y la cinta en su mano huele a sándalo, es muy calmante.

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Pasaron un par de meses y el zorro no había despertado, hasta que un día su hijo, que siempre iba a chequear su estado, llegó corriendo.

—¡Mamá, el hermano mayor abrió los ojos, ven a ver!

—¡Es un milagro, pensé que no lo lograría!

La mujer corrió a la habitación y vio al otro zorro un poco tímido, sonriendo por reflejo un poco asustado. Al interrogarlo, llegó a la conclusión de que perdió la memoria y como no recordaba su nombre, entonces ella lo llamó Xīwàng ya que en verdad era un milagro que estuviera levantado.

Pasaron los meses, Xīwàng era un buen hermano mayor para Xuanyu, ambos jugaban juntos, tomaban frutos y cazaban (a pesar de la falta de garras de Xīwàng, el pequeño veía lo que hacia el otro y aprendía rápidamente).

Pequeños fragmentos llegaban a la memoria del zorro, como la vez que se levantó pidiendo nísperos para un regalo, o la vez que atraparon un conejo y testarudamente dijo:

—Los conejos no se comen.

—Pero Xīwàng, mi padre me dijo que sí podemos comerlos, son ricos —replicó el pequeño, confundido.

—No, no, no, no se puede, no sé por qué, pero no se puede —sus pucheros hicieron reír a la señora, que se sentía más feliz ahora con tanto movimiento.

Había otros días en los que lo encontraba dibujando cosas, pero no ayudaban a ubicar su origen, había un frasco de medicinas que solía repetir en los dibujos, también conejos en especial blanco y negro, lotos, nubes azules y unas montañas que parecían Qinge.

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Así pasaron trece meses hasta que llegó el cultivador de blanco; la señora Mo sentía el pulso acelerándose, no importaba cómo no podía dejar que le hicieran algo malo a sus niños, pero las cosas resultaron diferentes, resulta que Xīwàng era Wei Ying y ese cultivador Lan estaba completamente enamorado de él, ella podía verlo en su mirada, era la misma con la que ella veía a su difunto marido. Se sorprendió de que el hombre decidiera marcharse porque vio a Wei Ying siendo feliz, ¿tenía que ver con el estado en que lo encontró en el barranco en Yilling?

El zorro pasó varias noches en vela, se veía confundido justo como cuando se despertó.

—No entiendo, ¿Por qué nuestro invitado se fue sin los duraznos?

—Eso no es lo que te está preocupando, hermano.

—Es que la señora Mo tenía un monedero, estoy seguro que lo había visto además me gusta ese olor.

—Hermano Xīwàng, digo hermano, ¿Wei Ying?

El mayor en verdad no sabía cómo le gustaba más que lo llamaban. Sentía que era ambos, recordó la voz suave del hombre acariciando su oreja y diciendo Wei Ying, seguro ese era su nombre.

—¡Hermano! —el zorro pequeño estaba tratando de llamar su atención pues de nuevo se perdió en sus pensamientos —, la verdad es que cuando él llegó a la casa le dije a mamá que ese hombre olía como tú cuando llegaste y también tenías una cinta como la que él tenía en la frente.

Wei Ying corrió como un loco y efectivamente la señora Mo tenía la cinta guardada, aún tenía un poco de sangre y el olor del sándalo había desaparecido, pero sintió ganas de llorar, era tan familiar y tan lejano.

Todas las noches soñaba con ojos dorados que le miraban con admiración, soñaba con un niño pequeño que no era Xuanyu, había una señora ciega, conejos, huevos, una mujer zorro hermosa de ojos grises, nieve, sangre, una cueva, esa cueva era su hogar.

Fue un día que se levantó de golpe temprano en la mañana

—Señora Mo, lo recuerdo, Lan Zhan, él —sus ojos se llenaron de lágrimas —, ¿Por qué se fue, es que ya no me quiere?

La mujer, que había sido duramente despertada, miró al zorro con tranquilidad ¿sus memorias volvieron?

—Lan zhan y yo… nosotros nos besamos, ¿no éramos una pareja? ¿Por qué me dejó aquí, ya no me ama?

—A-Ying, no es eso, él te vio feliz, seguramente pasaste por muchas cosas, teniendo en cuenta el estado en que te encontré y las heridas que ya tenías, él decidió estar triste y solitario antes de quitarte la felicidad.

—Pero, ¿cómo puedo ser feliz sin él? —el zorro se abrazó a la señora ya que eso siempre le ayudaba a calmarse, era como su verdadera madre.

—A-Ying, nadie te está deteniendo aquí, ¿quieres volver?

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—La última vez te fuiste sin los melocotones —saludó el recién llegado con una voz cantarina y sonrisa juguetona.

—Wei Ying —dijo suavemente, como si quisiera saborear por más tiempo ese nombre que jamás decía, pero siempre pensaba.

Se besaron con ternura y sólo fueron separados por la voz tierna del niño que inmediatamente reconoció como su A-Yuan, luego del beso el zorro pensó que jamás podría ser más feliz en otro lugar que con su Lan zhan. Sí, había sufrido, había dolido, había perdido personas, pero él hombre frente a él era todo lo que más amaba y si estaban juntos se sentían completos como debía ser.

Luego de eso su vida al fin no pudo ser más que feliz, vivía en su cueva que había sido cuidada y arreglada por su hermosísimo Lan Zhan, el niño que había ayudado a salvar había crecido y estaba vivo, cuando XuanYu y su madre visitaban ambos niños jugaban a pesar de que XuanYu fuera mayor por varios años le gustaba pasar el tiempo con el niño.

Al fin era feliz y eso jamás se lo quitaron viviendo toda su vida juntos.

Y bueno gente hasta aquí esta historia. Muchas gracias a Josita por su colaboración y beteo en este proyecto, por el momento estoy muy ocupada terminado semestre en mi trabajo y en la universidad y por eso me he demorado en estos extras. Ya cuando esté en vacaciones comenzaré a escribir la precuela de la espíritu Zorro de Yunmeng