Hola amigos, soy Yuzu Araki
Una vez más traigo otro one shot para Love Live y esta vez digamos que…
La inspiración me vino cuando luego de salir del trabajo me puse a sentar en el banquillo para esperar el autobús que me conduciría al barrio donde vivo y fue en ese pequeño parque que estaba ante mis ojos cuando ví jugar a varios niños a los superhéroes y bueno, fue ahí donde se me vino a la mente ese trío que dio inicio a este gran mundo llamado Love Live.
Puede que lo que escribí en este one shot no sea un mejor ejemplo de lo que acabe de mencionar pero es que no tenía una mejor idea para tratar una idea infantil para tres pequeñas chicas.
Bueno, ya explicado todo, comencemos
Espero que lo disfruten
Yuzu y fuera
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-¡Umi-chan, ten cuidado con esa serpiente! ¡Te va a comer! – Gritó Honoka alertando a su amiga
-¿Qué serpiente? No veo una… ¡AH, tiene mis piernas!- Los ojos de Umi se abrieron con pánico y su voz se elevó una octava completa cuando vio a la serpiente.
La pelijengibre levantó su gran cuchillo para cortar ramas por encima de su cabeza en lo que pensó que era una pose bastante heroica.
-No te preocupes, Umi-chan. ¡Te salvaré!
La serpiente era bastante grande, como un bajillón de pies de largo y realmente verde y viscosa. Tenía grandes colmillos chorreando y ojos rojos aterradores. Se había enrollado dos veces alrededor de los tobillos de la peliazul y estaba comenzando a deslizarse por una de sus piernas. No había forma de que dejara que se comieran a su amiga. No le tenía miedo a una vieja serpiente tonta.
-¡Vete Orochimaru!- ella gritó.
La serpiente la miró pero continuó envolviéndose alrededor de una Umi petrificada. Cuando se dio cuenta de que no había intimidado a la serpiente para que se deslizara hacia su cueva o dondequiera que viviera, Honoka decidió tomar una acción más directa. Levantó el gran cuchillo sobre su cabeza y cargó hacia adelante con toda la furia de batalla que una niña de siete años y medio podría reunir.
Orochimaru, como había bautizado a la serpiente, finalmente captó el mensaje. Instantáneamente se desenrolló y soltó a la peliazul y comenzó a correr en la dirección opuesta, si es que las serpientes podían correr. Umi apuntó una patada a su cola cuando pasó.
Dejando caer su gran cuchillo, la pelijengibre continuó corriendo hacia adelante y le dio un abrazo a su amiga.
-¿Estás bien, Umi-chan? Eso estuvo cerca.
La otra le sonrió.
-Estoy bien ahora. Estaba asustada pero tú me salvaste- Pasó un segundo antes de que ella agregara con un tono de preocupación- ¿A dónde se fue Kotori?
Mirando por encima del hombro, la intrépida exploradora Honoka se dio cuenta de que su otra valiente asistente había desaparecido. Por un momento, le preocupó que Orochimaru se la hubiera comido a ella en lugar de a Umi.
-¿Kotori-chan? ¿Dónde estás?
-Por aquí Honoka-chan.- Hubo un pequeño crujido y luego la peliceniza asomó la cabeza a través de un dosel cercano de enredaderas de la jungla. Unas cuantas hojas sueltas estaban atrapadas en su cabello gris ceniciento, pero por lo demás se veía perfectamente bien- ¡Oigan, adivinen qué, encontré el camino hacia el templo escondido! Es solo por aquí
Por un momento, Honoka consideró regañar a su asistente por alejarse. Después de todo, la jungla era peligrosa si la intrépida exploradora no estaba allí para salvar el día. Umi podría haber terminado siendo comida entera si Honoka no hubiera estado allí después de todo. Pero Kotori parecía realmente complacida y la pelijengibre no tuvo el corazón para regañarla. De todos modos, regañar a la gente solía ser el trabajo de Umi.
-Muy bien…- La pequeña líder tomó su gran cuchillo y lo apuntó en dirección a la sien- ¡Entonces vayamos a buscar al Señor Houdini y salvemos la aldea!
Honoka cortó las enredaderas y Kotori condujo al pequeño grupo intrépido hacia el templo que tenía la forma exacta de un gigantesco columpio. El templo era viejo y espeluznante y asustó a las dos pequeñas asistentes, pero no a nuestra protagonista. No tenía miedo y estaba decidida a encontrar al Señor Houdini.
A la mitad del templo, accidentalmente despertaron a un dragón y tuvieron que luchar contra él para seguir adelante. Umi le disparó con flechas para darle a Kotori el tiempo suficiente para acercarse sigilosamente y atarle los cordones de los zapatos. Luego, cuando se cayó, Honoka lo golpeó en la cabeza con una gran piedra.
Justo antes de entrar en la última habitación, una pared se derrumbó, separando a la pequeña arquera de las otras dos. A través de un espacio en la pared, los dejó ahora que estaba bien y comenzaría a abrir un túnel mientras continuaban. A Honoka no le gustaba dejar atrás a su amiga, pero la peliazul le prometió que estaría bien y que cuando regresaran todos podrían irse a casa juntas.
Siguiendo adelante, Honoka y Kotori entraron en la habitación del Señor Houdini y para su sorpresa encontraron a Umi esperándolos. Resultó que ella había sido una maga todo el tiempo, así que ahora podían regresar y salvar la aldea.
Pero luego la madre de Kotori las llamó para que trajeran pasteles y galletas, así que nuestra protagonista llevó a sus valientes amigas en una nueva expedición a la cocina, donde comieron todos los pasteles que pudieron. Después de eso, la peliceniza las llevó a su habitación para la siesta.
Honoka pensó que había sido un día divertido de aventuras antes de que sus ojos se volvieran demasiado pesados para seguir abiertos.
