Disclaimer: Los personajes y escenarios de este fan fiction son totalmente propiedad de J.K Rowling y las empresas aprovechadas de su trabajo. Sólo algunos de ellos (y creo que en este fict en concreto, ninguno) son de creación propia. Lo que quiero venir a decir es que yo no gano nada con esto salvo divertirme un poco e intentar divertir a otros, nada más.
NOTA DEL AUTOR: Hola a todos/as! Me alegra veros de nuevo por aquí, eso significa que la historia os gusta, a pesar del alegre tema tratado en ella. Imagino que estaréis impacientes por este capi no? O eso al menos he deducido a partir de vuestros maravillosos reviews, que por cierto responderé ahora, antes del capi. Antes de empezar, como ya avisé en el capi anterior, este fict no es apto para personas excesivamente sensibles, porque si os afectó el capi anterior, lo de este no tiene nombre. Bueno, avisados estáis y si aún así decidís seguir leyendo, ¡me alegro! Bueno, paso ya a los reviews que me enrollo mucho, je, je.
Aliciaradcliffe: Hola! Me alegro de que disfrutes de la historia, aunque como ya viste yo también admito que es excesivamente sangrienta. En cuanto al tema de los capítulos, lo tienes en la nota de autor al final del capi, así que lo podrás leer allí ok? Espero disfrutes el capi, adeus!
Herms Weasley: Hello! Me alegra mucho recibir review tuyo en ambas páginas, aunque entiendo perfectamente que este review sea más corto que el otro. Tengo una buena noticia para ti con respecto a Ron en este capi, además de… bueno, ya lo leerás. Cuando lo leas, si quieres te explico a exactamente qué me refiero porque si te lo digo ahora te chafo parte del capi ok? Bueno, nos vemos ok? Pásatelo bien leyendo!
Carla Gray: Hola Emperatriz! Voy a tener que darte la razón en cuanto a la ligera mejora en la respuesta por parte de los lectores, pero no pasa nada: este fict me gusta tanto a mí incluso, que hasta me importa menos que en otros los reviews. Aunque claro, eso no significa que no los quiera, son maravillosos y se agradecen muchísimo. Venga, va, iré por personajes como tú. En cuanto a Voldemort, te juro que no era mi intención dejarle tan mal en la conversación, pero es que me salía sólo el chafarle, y disfruté mucho de esa parte, je, je, je. En cuanto al tamaño de Remus no te preocupes, no le des tantas vueltas: es más grande porque he querido que lo sea, debía ser especial respecto de los demás como todos los otros tenían algo de especial y él era más grande y además controlaba la licantropía. De Draco noi comento nada, yo también le adoro, je, je, je. Pues la verdad es que yo también pensé que Ron sería monocromático con tanta sangre, pero tienes razón que lo de Mel Gibson es peor: ¿Viste la Pasión de Cristo? Él era el director… Sí, el patronus de Harry es toda una obra de arte, pero no sé en qué pensaría cuando lo hizo. Posiblemente en el matar a Voldemort, aunque no descarto que también pensara en Hermione. Estoy de acuerdo contigo con respecto a Hermi, la verdad que todos son tan fantásticos que ella queda como un poco en segundo plano. Bueno, me ha salido así… qué le voy a hacer? Bueno, agradezco tus besos de sabores rebuscados je, je, je y espero que disfrutes el capi eh? Adiós!
Bars9: Holaaaa! Sí que hacía mucho que no te veía por mis ficts, pero es que además de que publico poco, lo poco que publico no lo has leído ;;. Bueno, yo no soy quién para decir nada, si al menos actualizara… Bueno, yendo al review, estoy de acuerdo contigo en que esos cinco están muy locos y también muy desesperados. Pero, ¿es que tienen otra opción? Sí, morir. No sé, a mi me parece que su locura puede resultar muy cuerda. Yo no lanzaría las campanas al vuelo tan pronto, cuando termines de leer el fict me dices si de verdad es feliz el final… ¿A qué sí le pega a Draco ser basilisco? Me han dicho que lo exageré al ponerle de basilisco, pero creo que está bien así, le pega, je. Me alegra mucho que te guste mi manera de redactar, gracias. Gracias también por las felicitaciones por las nominaciones! Te dejo ok? Disfruta del capi, adeu!
Emy Black: Hola! Me alegro que te guste la forma de escribir, aunque no la historia por lo triste que es… En cuanto a un final feliz… ¿por qué no esperamos al final y me dices? Es que yo sí que creo que HP va a acabar mal, lo que no sé es si será como en este fict de mal, más mal o menos mal. Aunque cabe la posibilidad de que consideres que no acaba tan mal, una vez leas el último capi. No sé, es lioso, ya me contarás. Me alegra de que consideres que el cambio de personajes está logrado, muchas gracias! Aunque no te guste el nuevo Ron… te digo lo mismo que a Herms Weasley: tal vez algo de este capi con respecto a Ron sí te guste. Bueno, vamos a pasar al capi ya ok? Espero tu review y disfruta el capi!
Bueno, aquí empieza el capítulo tres de esta historia…
EL GUARDIÁN DE LA LUNA LLENA
CAPÍTULO 3: MORTIS VITAE
Aquella fue una noche de muerte, la noche de la muerte de los ejércitos de Lord Voldemort. Cuando el primer rayo de sol del amanecer iluminó los antiguos Terrenos de Hogwarts, se descubrió un paisaje desolador entre las espesas nieblas de Escocia. Los cadáveres de miles de mortífagos se repartían por aquella campiña otrora verde, ahora roja, acompañados de los restos putrefactos de cientos de vampiros, los inmensos cadáveres de dragones y gigantes, los cuerpos de cientos de licántropos y las túnicas negras y raídas de los dementores de la cárcel de los magos. Ríos de sangre corrían entre todos aquellos cadáveres tiñendo la aurora del color del crepúsculo.
El Señor Oscuro observaba la escena intentando contener su rabia. Todos sus ejércitos que tanto trabajo le había costado reunir habían sido destruidos en una sola noche y por únicamente cinco magos, los últimos insectos que se oponían a su dominación total. Sólo le quedaba el invencible pero ahora inútil ejército de muertos, el basilisco y los tres mortífagos de su guardia personal. Le estaba costando sobremanera no explotar y dejar escapar su furia. Pero prefería conservarla para Potter.
Lord Voldemort pudo observar a esas cinco personas que surgían de entre la niebla, como si de espectros se tratara, como muertos en vida. Draco Malfoy ya había recuperado su forma humana y mantenía exactamente la misma expresión en el rostro que antes de comenzar el combate: indiferencia insolente. Hermione Granger observaba con la mirada fija al frente, sin un solo atisbo de temor, y con fuerzas renovadas, caminaba entre los cadáveres de los mortífagos. Ronald Weasley, a pesar de la sangre que cubría su cuerpo, no presentaba una sola herida y sus ojos todavía mostraban que no estaba saciada su sed de muerte. Remus Lupin, vestido con los harapos de lo que quedaba de su túnica, era el único que parecía algo cansado y, sin embargo, su mirada lobuna decía todo lo contrario. Y Harry Potter, al igual que durante el resto de la noche, observaba a Voldemort fijamente, serio e incluso divertido. Su odio llegaba hasta el Lord, sus pasos en cabeza del grupo le llevaban directamente a él. Pero él estaba preparado.
Cuando se encontraban a unos diez metros de Lord Voldemort, los cinco magos se detuvieron. Sus miradas seguían expresando las mismas sensaciones que habían tenido durante el camino entre los cadáveres, pero además, todos ellos mostraban una satisfactoria sensación de victoria en el rostro. Por su parte, el Señor Oscuro les miraba impávido, conteniendo su rabia interior e intentando aparentar indiferencia ante la hazaña impensable del grupo.
Mantuvieron el silencio durante unos segundos, mientras el amanecer del nuevo día despuntaba sobre ellos y las nieblas que los envolvían se desvanecían. Los muertos se ocultaron atemorizados de la luz solar de nuevo en las profundidades del Bosque Prohibido, buscando en la oscuridad a la que adoraban y huyendo de la luz que les dañaba. El escudo de Hermione se desvaneció al poco tiempo al no ser ya necesario: los muertos eran incapaces de salir a la luz del día, sólo la noche les permitía su existencia.
-Adelante –susurró Voldemort entonces, aquella fue la única palabra que se dijo, pero fue la desencadenante de todo. El Señor Oscuro ya lo tenía todo bien planeado para cuando llegaran sus enemigos y sus últimos siervos sabían perfectamente lo que tenían que hacer.
El gran basilisco ciego de Hogwarts se lanzó al ataque contra el insolente Draco que anteriormente se había atrevido a retarle. Éste se apartó del grupo y tomó de nuevo su forma animaga dispuesto a demostrarle a aquel viejo reptil de lo que era capaz. Se enzarzaron en una sangrienta pelea reptiliana en la que los colmillos de ambos buscaban las gargantas escamadas del contrario. Latigazos poderosos se pegaron el uno al otro con sus inmensas colas, ataque tras ataque en una pelea reñida y sin poder determinar quién de los dos podría vencer. Uno con sus ojos amarillos plenos de furia, el otro con su agudísimo oído, ambos puestos en el enemigo.
Los tres mortífagos se lanzaron en pos de sus respectivas víctimas previamente seleccionadas. Bellatrix Lestrange se lanzó en busca de Hermione y a pesar de que su cara estaba oculta todavía por la máscara de los mortífagos, en la mirada que lanzaba a la chica se podía sentir claramente sus ganas de matar para cumplir los deseos de su señor. Hermione esquivó hábilmente el hechizo que la mortífaga le lanzó y contraatacó sin demora. Bellatrix esquivó también el ataque de su enemiga y así dio comienzo el duelo entra las dos titanes. Dos grandes mujeres con un único objetivo: exterminar a la otra.
Lucius Malfoy atacó con una velocidad vertiginosa a Ron, que fue capaz de esquivarle sin ningún problema. La expresión asesina del rostro del pelirrojo no varió un solo segundo y se lanzó sobre su presa como haría un león sobre una gacela. Pero Lucius no era ninguna gacela y su poder y devoción hacia Voldemort se pusieron de manifiesto en cada paso que daba y en cada ataque que hacía. Su duelo en busca de la sangre del otro había comenzado y las ansias de muerte de ambos eran palpables en el ambiente. El destino de ambos podría quedar decidido en el próximo ataque.
Remus observó como Peter Pettigrew se lanzaba al ataque contra él, empuñando en su mano plateada la varita. Su ataque fue repelido fácilmente, pero para Remus no era tan fácil aceptar que debía contraatacar. Era la última persona con la que hubiera deseado luchar ya que en otro tiempo fueron grandes amigos, el recuerdo de su amistad frenaba los ataques de Remus aunque no bajara la guardia en ningún momento. Era el último de sus antiguos amigos que quedaba con vida y se sentía incapaz de tener que matarle. Pero Pettigrew no parecía sentir remordimiento alguno y en cada ataque ponía todo su empeño en conseguir lo que se esperaba de él. Era un duelo de tiempos pasados y odios olvidados, y sin embargo, era luchar o perecer.
Voldemort y Harry, los últimos contrincantes, sin embargo, no se lanzaron maleficio alguno ni atacaron al otro de ningún modo. Simplemente se miraron, se miraron a los ojos de profundo odio de ambos. Y entonces su guerra personal empezó. Harry sintió que se internaba en los ojos de Voldemort como succionado por un tubo, algo que el Señor Oscuro también sintió respecto a Harry. Pero de pronto, tras un destello, aparecieron el uno frente al otro en un extraño lugar, como una dimensión sin arriba o abajo, sin suelo o aire. Entonces los hechizos de la muerte surgieron de sus varitas en busca del otro sin que alcanzaran su objetivo, los esquivaron y continuaron atacando. Había comenzado su lucha particular: una batalla mental.
Los duelos entre ambos bandos se desarrollaban sin que quedara claro qué bando podría ganar. Draco y el basilisco ciego batallaban arduamente intentando penetrarse mutuamente con sus colmillos impregnados de mortífero veneno sin conseguir atravesar sus duras escamas. Hábilmente, Ron se escabullía de las mortíferas maldiciones que Lucius le lanzaba contraatacando decididamente, buscando la sangre del mortífago en cada ataque sin llegar a conseguirlo. Por su parte, Hermione ponía su mente a trabajar en las más ingeniosas estrategias para confundir a Bellatrix y así poder derrotarla, pero la mortífaga parecía descubrirlas siempre en el último momento, librándose de su mortal resultado. Remus se veía incapaz de matar a Pettigrew a pesar de haber tenido ya varias oportunidades de hacerlo, los sentimientos del pasado, aquel feliz pasado con sus tres amigos, le impedía hacerlo y se veía obligado a simplemente defenderse de los desesperados ataques del mortífago. Por último, Harry y Voldemort permanecían inmóviles en sus puestos anteriores, el uno perdido en la mirada del otro, y sin embargo era en sus mentes donde se desarrollaba la sangrienta batalla entre ambos, un duelo de titanes en el que ambos se mantenían firmes. Pero pronto el destino de todos quedaría decidido.
Draco y el basilisco ciego se propinaron el uno al otro un coletazo poderosísimo que los dejó aturdidos a ambos. Sin embargo, Draco lo esquivó levemente, lo que le permitió recuperarse del golpe con mayor rapidez, y con sus ojos amarillos brillantes encontró una pequeña zona del vientre del basilisco de Hogwarts cuyas escamas eran menos duras y no se lo pensó a la hora de atacar. De un fiero mordisco, el inmenso basilisco de Hogwarts se retorció de dolor bajo la dentellada de su enemigo y entonces supo que aquel sería su definitivo fin. Pero no deseaba irse solo. Mientras agonizaba consiguió reunir las fuerzas necesarias para incrustar sus enormes colmillos en la escamas de Draco, atravesándolas e inyectando su veneno mortal. Se había preocupado de atacar siempre a las mismas escamas para debilitarlas. Y con algo parecido a una sonrisa en su rostro reptiliano se desplomó y cayó al suelo en un gran estruendo. Draco, ya recuperada su forma humana, salió con paso vacilante de entre la polvareda que levantó el cadáver del basilisco, sangrando por la boca y con una mano en el lugar en que había sido mordido, su vientre, que no paraba de sangrar profusamente. Su rostro, amoratado por la lucha, mostraba una lívida palidez.
Cuando Hermione se disponía a esquivar la maldición que Bellatrix le enviaba fue el preciso instante en que el cadáver del basilisco cayó y cuyo estruendo distrajo mínimamente a la chica. Pero fue más que suficiente para que ya no consiguiera esquivar totalmente el mortífero hechizo el cual le rozó el costazo haciéndole una herida leve que pronto comenzó a sangrar. Hermione emitió un quedo quejido alejándose de la zona de tiro de la mortífaga mientras ésta se regocijaba bajo su máscara.
Sin embargo, por pequeño que fuera aquel quejido, hubo alguien que lo oyó perfectamente. Ron se giró para ver a Hermione tras lanzar una maldición cortante hacia Lucius y su rostro, surcado por la locura de la sangre, mostró una ligera sombra de preocupación, una excelente oportunidad que Lucius aprovechó para alzar su varita y de un grácil movimiento lanzarle un maleficio cortante. Ron, preocupado por Hermione no advirtió lo que se le venía encima hasta que no fue demasiado tarde. La maldición cortante le dio de lleno en la espalda y produjo un sonido de huesos rotos. Sintió cómo se desvanecía y era incapaz de mantener el equilibrio y cayó al suelo como si sus piernas no le obedecieran. Y entonces lo supo: aquella herida era mortal.
-¡Ron!-exclamó Hermione mientras le veía caer a la hierba verde de los Terrenos de Hogwarts. Intentó acercarse a él para ver cómo se encontraba pero Bellatrix no era de la misma opinión. Tuvo que reprimir los impulsos de ir a ver su amado ahora tumbado en el suelo para esquivar las maldiciones que se le venían encima y contraatacar por el punto muerto de visión de la mortífaga.
En aquellos instantes, Lucius Malfoy se quitó la máscara de mortífago y mostró su inmensa y malvada sonrisa mientras se acercaba al moribundo Ron. Su rostro de maléfica felicidad encarnaba sus pensamientos: había conseguido destruir al asesino intocable, aquel que con sólo su mirada era capaz de aterrorizar al enemigo y paralizarlo de miedo hasta darle muerte. Se sentía orgulloso de sí mismo y esperaba que su Señor también lo estuviera. Cuando llegó junto a Ron dio la vuelta a su cuerpo con una violenta patada que al mismo tiempo mostraba una repugnancia palpable. Esperaba ver un rostro contraído por el dolor pero le sorprendió ver la misma expresión inmutable asesina en su rostro. Pero no le importó. Se regocijó mientras le observaba allí, inmóvil para siempre debido a la rotura de la columna vertebral que, amablemente, le acababa de proporcionar. Tras unos segundos en que se aguantaron las miradas, Lucius dijo:
-Ahora volveré para terminar contigo. Primero quiero ver si puedo hacer algo por mi querido hijito -y riéndose macabramente se marchó con paso ligero hacia su tambaleante hijo. Pero lo que todavía no sabía era que su orgullo y emoción le habían traicionado: había olvidado que Ron todavía podía usar una varita y que ésta todavía estaba en su poder.
Draco comprobó de primera mano lo rápido que actúa el veneno del basilisco. En cuestión de segundos comenzó a perder visibilidad y a perder la percepción tanto de su propio cuerpo como de todo aquello que lo rodeaba. Había momentos en que casi parecía perder la conciencia mientras avanzaba, o más bien intentaba avanzar, hacia el lugar donde se desarrollaban los duelos. Sabía que aquel era su fin, sabía que no había forma de salvarle, pero ya no le importaba. De hecho nunca le importó nada y para una única cosa que le había importado en toda su vida… Había aceptado su muerte pero quería ver qué tal estaba, si estaba bien, al menos eso antes de morir. Pero no pudo llegar, ya que de entre la neblina de sus ojos surgió la silueta de su padre. A pesar de todo, intentó adoptar una expresión de indiferencia y frialdad, pero la enfermedad no le permitía ponerse máscara alguna. Estaba débil, era débil y debería soportar aquella última humillación por su parte. Lucius no dejaría que el veneno acabase con Draco y él lo sabía. Era una pena que no le quedaran fuerzas para empuñar la varita. Era una pena no poder verle por última vez…
-Hola, querido hijo - espetó Lucius Malfoy con una sonrisa de profunda crueldad en su rostro al llegar frente al moribundo Draco. Aquella macabra felicidad se reflejaba en todo su ser mientras observaba a su derrotado hijo -. Parece que después de todo, volvemos a estar juntos y me alegro de ello - y acrecentando su sonrisa añadió -. Jamás me perdería el día de tu muerte.
Por su parte, Draco intentó decir algo pero resultaba inteligible. Burlonamente Lucius acercó su oreja a la boca de Draco para intentar escucharle.
-Estúpido… lameculos…-dijo Draco entrecortadamente. Y antes de que la furia de Lucius se llegara siquiera a manifestar, Draco sacó fuerzas y le propinó a su amado padre un mordisco en la oreja. Lucius aulló de dolor y rabia mientras Draco sonreía como si estuviera ido. Al hacerlo Lucius vio horrorizado que los dientes de Draco eran colmillos de serpiente y por ellos corría su propia sangre mezclada con veneno.
-¡Maldito seas!-exclamó Lucius mientras le propinaba una patada a su hijo tal que le hizo caer al suelo. Sin pensárselo un segundo, el mortífago cogió su varita y lanzó la maldición mortal sobre el moribundo Draco poniendo definitivo fin a su vida. Entonces se tocó la oreja donde dos agujeros sangrantes y venenosos le recordaban que su hijo le había dejado un precioso regalo de despedida.
Más enfurecido todavía, Lucius dirigió sus pasos a Ron. El pelirrojo había intentado levantarse por todos los medios pero era imposible: estaba paralítico de cintura para abajo. Hermione había intentado librarse desesperadamente de Bellatrix sin conseguirlo para ir en ayuda de Ron pero la mortífaga se lo estaba poniendo difícil y el miedo que la chica tenía de perder a su amado no la ayudaban en absoluto. En aquellos instantes, Hermione se dio cuenta de lo que había pasado con Draco y de las heridas en la oreja de Lucius y su rápida mente llegó a la conclusión de que no tenía tiempo: si Lucius llegaba hasta Ron lo mataría inmediatamente.
La chica lanzó sendas maldiciones cortantes contra la mortífaga la cual las esquivó sin problemas contraatacando con un Avada Kedavra. Tras conjurar un escudo sobre sí misma para protegerse del ataque, la chica preparó su estrategia para el siguiente movimiento con rapidez ya que si no lo conseguía en aquel preciso instante, nada podría hacer por Ron. Una vez que el hechizo impactó contra su escudo y rebotó, Hermione realizó otros dos conjuros cortantes que atacaron a Bellatrix por ambos lados. La mortífaga las esquivó sin problemas pero al hacerlo cayó en la trampa: Hermione había lanzado mientras tanto un hechizo de inmovilización en el punto muerto de visión de Bellatrix y cuando ésta esquivó las maldiciones el hechizo la alcanzó de pleno inmovilizándola al instante. Hermione no perdió el tiempo y se giró hacia donde estaba Ron y… casi exclama de terror.
Lucius Malfoy estaba parado frente al inmóvil Ron con la varita levantada y una profunda expresión de odio en su rostro. El chico veía su rostro contraído por la rabia que comenzaba a ponerse más pálido de lo habitual debido al veneno de Draco. La oreja infectada estaba empezando a hincharse y supuraba pus y sangre entremezcladas. Por su parte, Ron mantenía escondida su varita bajo su cuerpo para sacarla en el momento en que el mortífago bajase la guardia y así acabar con él. Cerró sus ojos para fingirse inconsciente y concentró sus oídos en el mortífago cuando oyó que Hermione exclamaba su nombre y una chispa mágica verdosa pasaba por encima suya. Abrió los ojos justo para ver caer el cadáver de Lucius Malfoy recién alcanzado por una maldición mortal.
-¡Ron! - exclamó Hermione mientras se agachaba al lado del pelirrojo con ojos llorosos- ¿Estás bien? Creí que estabas muerto… creí que ya era tarde…- sollozó la chica mientras le acariciaba el rostro con desesperado alivio.
-Estoy bien – susurró él, mintiendo. Sabía que moriría de un momento a otro y se sentía incapaz de decírselo a ella. Además, se sentía frustrado, no había podido cumplirlo... Hermione le había salvado y para ello había tenido que mancharse las manos de sangre. Él se había jurado no permitir que ella tuviera que matar a nadie más en su vida y que él lo haría por ella. Por aquel motivo Ron se había convertido en un despiadado y sanguinario asesino, por ella. Ron se culpaba por no haber estado con Hermione cuando Voldemort atacó la casa de los Granger y así haberla defendido del mortífago. Pero le había fallado una vez más, ahora ya no importaba. Su fin estaba próximo.
-¡Oh, Ron! ¡Te quiero!-exclamó ella mientras le abrazaba fuertemente, sus lágrimas caían sobre la túnica manchada de sangre del chico. Pero pronto aquella fuerza se extinguió y Hermione dejó de llorar… para toda la eternidad. De pronto Ron sintió que ella dejaba su vida y se convertía en un cuerpo inerte entre sus brazos. Ahora era Ron el que sentía aflorar las lágrimas en sus ojos, las lágrimas de todo aquel dolor que había estado ocultando durante tanto tiempo y que su muerte había desatado. Ella también le había abandonado, la única por la que seguía vivo también se había marchado…Y entre su dolor pudo oír la estridente carcajada de Bellatrix Lestrange.
-¡Al fin acabé con ella! - exclamó la mortífaga mientras seguía riéndose a carcajada limpia con la varita apuntando a Hermione. La mortífaga se había quitado la máscara y mostraba en su rostro una expresión de demencia sangrienta. Al parecer no se había dado cuenta de que Ron seguía vivo y aquello supuso su destrucción. Con extrema rapidez y cegado por el dolor, Ron sacó la varita que había mantenido escondida bajo su cuerpo y pronunció las mágicas palabras del conjuro mortal mientras las lágrimas le resbalaban por el rostro. La luz verde de la maldición impactó sobre el pecho de Bellatrix con tanta potencia que salió varios metros despedida y para cuando llegó al suelo ya estaba muerta.
Pero Ron no hizo caso de la mortífaga. Se quedó mirando las suaves facciones lívidas de Hermione que mostraban una expresión mezclada de preocupación y alivio, de dolor y de amor. Las lágrimas todavía resbalaban por su mejilla hasta caer y mezclarse con el llanto silencioso de su amado. Éste extendió su mano y acarició por última vez aquel rostro, ahora frío, cerrándole tiernamente los ojos, mientras apuntaba con su varita hacia su sien. Sin ella ya no tenía sentido su vida y no esperaría a que la muerte le fuera a buscar, iría él a su encuentro. Le había fallado, no había podido protegerla. Ahora se reuniría con ella. Y susurrando un quedo "Yo también te quiero", la varita emitió un destello verde y la vida de Ron se apagó.
Remus lo había visto todo y no había podido hacer nada. Había fallado en su misión, no les había protegido, no había podido. Y todo por no poder enfrentarse a Peter. Al principio quiso intentar hacerle desistir de la lucha pero no lo consiguió: para Pettigrew matar a Remus suponía su único objetivo y así cumplir las órdenes de su señor. El mortífago no le había dado tregua un segundo, pero era cierto que sus ataques carecían de la habilidad suficiente como para poder herir siquiera al licántropo, pero el daño psicológico que éste le inflingía era mucho más poderoso.
Por su culpa, Ron, Hermione y Draco habían muerto. Si hubiera acabado con Pettigrew cuando tuvo oportunidad… Pero aquella sombra del pasado, aquellos recuerdos juntos… Peter era el único que quedaba de sus antiguos amigos, de los tiempos felices. Él era, seguramente, lo único que todavía le ataba a ese mundo, representaba su única y pasada felicidad. Pero a causa de su indecisión, sus protegidos habían perecido. Debía hacerlo, debía ayudar a salvar aquel futuro aunque no fuera para él. Se giró en dirección a Harry mientras esquivaba los ataques del mortífago y pudo ver que él todavía estaba relativamente bien, ya que era incapaz de ver cómo discurría la batalla mental pero, al parecer, no había habido todavía secuelas físicas. Debía matar a Peter Pettigrew por el bien del mundo.
Remus lanzó una maldición cortante que el mortífago repelió con su mano plateada. La magia de dicha mano le proporcionaba un escudo perfecto con el que había repelido todo ataque recibido. Remus no sabía si la mano podría repeler también la maldición asesina, ya que sus dudas no le habían permitido lanzarla todavía. Peter le respondió con un encantamiento asesino que Remus esquivó sin problemas. Debía hacerlo, a pesar de que no quería, debía hacerlo. Así que puso su estrategia en funcionamiento. Se lanzó de frente contra Peter, una táctica temeraria pero inesperada que sorprendió al mortífago, reaccionando éste con lentitud. En el último momento, antes de que la maldición asesina que lanzó Peter le diera de lleno, Remus se apartó a un lado y con movimientos lobunos giró hasta encontrarse detrás de su contrincante. Una vez allí, utilizó su pierna como palanca para hacer que éste perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Al caer, la máscara de mortífago se desprendió de su rostro y Remus quedó paralizado. Peter Pettigrew lloraba silenciosamente.
Peter no quería matar a Remus, debía hacerlo pero no quería. Eso era lo que Remus pudo leer en su mirada llorosa y atormentada. Debía hacerlo por su señor, debía hacerlo por miedo. Pero no quería. Él también recordaba aquellos días felices en Hogwarts, las bromas de Sirius, las infructuosos intentos de ligar por parte de James con Lily, las noches de luna llena en que los amigos en forma animaga y el licántropo pasaban juntos… Y por otra parte las torturas de Voldemort, el miedo hacia él y su inmenso poder… Se arrepentía de todo lo que había hecho, de todo el daño que les había causado. Remus supo con aquella mirada que la traición a James y Lily le carcomía por dentro, le torturaba y se arrepentía profundamente de ello.
Se quedaron unos segundos mirándose, comprendiéndose, y entonces Remus se liberó de sus dudas. Ambos estaban condenados a destruirse y sólo uno viviría, el destino les había puesto en aquella situación difícil de la que sólo uno podía sobrevivir. Sea cual fuere de los dos que muriesen acordaron en silencio que no se guardarían rencor. Aquel era su sino y lo aceptaban. Aunque sólo fuera por los viejos tiempos.
Pettigrew fue rápido invocando la maldición asesina sobre Remus pero éste lo fue más todavía esquivándolo y contraatacando. El Avada Kedavra salió de la varita de Remus a gran velocidad e impactó en el pecho del mortífago que cayó al suelo muerto. Remus cerró sus ojos y suspiró mientras una única lágrima resbaló por su mejilla. Se acercó al cadáver y se agachó mientras lo contemplaba. Así estuvo durante unos segundos y después pasó su mano por los párpados con respeto, cerrándolos como señal de despedida. A pesar de todo lo ocurrido, Peter Pettigrew siempre fue su amigo.
En aquel preciso instante se oyó una explosión y Remus se giró a gran velocidad en dirección a Harry y Voldemort. Harry había salido despedido varios metros hacia atrás del lugar donde se encontraba y miraba absorto el cadáver de Hermione tendido sobre el de Ron en la hierba verde. Voldemort reía a grandes carcajadas desde su posición, al parecer sin darse cuenta de que Remus seguía vivo. Harry había perdido el duelo mental y Remus ya sabía por qué.
La muerte de su secreta amada le había distraído del duelo mental perdiendo el contacto visual con Voldemort y eso le había dado la oportunidad al Señor Oscuro de atacar y ganar. Ahora, Harry observaba absorto el cadáver de la chica con los ojos desorbitados, profundamente perturbado por ello, y no prestaba atención alguna a Voldemort. Remus supo al instante lo que aquello significaba: si Harry no despertaba de aquel trance inmediatamente todo se habría perdido y Voldemort acabaría con él. Pero Remus no volvería a cometer el mismo error, protegería a Harry.
-¡Es tu fin Potter! ¡Al final, Lord Voldemort es el vencedor! -exclamó Voldemort sumido en un éxtasis por la victoria inminente. Levantó lentamente su varita y pronunció con malvada y cruel lentitud la maldición que acabaría con la vida de su mayor enemigo y su único obstáculo en la conquista del mundo.
-¡Harry! ¡Despierta Harry! –exclamó Remus al mismo tiempo. Corrió por la hierba con rapidez lupina en dirección al mago. Debía protegerle, él era el único que podría acabar con Voldemort. Debía salvarle… y Remus se lanzó en medio de la trayectoria del Avada Kedavra interponiéndose entre la muerte y Harry.
Pero, inexplicablemente, el hechizo rebotó en una neblina azul salida de la nada antes de que siquiera le tocara y volvió hacia aquel que lo había lanzado. Voldemort ya se estaba riendo por su victoria ya dada por hecho cuando vio que el hechizo que acababa de realizar se le venía encima y sin poder evitarlo le impactó de lleno. Remus cayó al suelo aturdido sin entender qué había ocurrido ya que él no había lanzado sobre sí ningún hechizo de protección y Harry, en la condición en que se encontraba, no podía haberle ayudado. El resto de sus amigos habían muerto… entonces, ¿quién le había protegido? Pero no tenía tiempo para pensar en ello. El Avada Kedavra no podía acabar con Voldemort, él lo sabía, pero si pudo aturdirlo durante unos segundos que Remus no perdió.
-¡¡¡AHORA HARRY! ¡¡¡EL HECHIZO! -exclamó con todas sus fuerzas. Entonces, Harry pareció oírle y salir de aquel trance. No podría hacer nada por Hermione, ya era tarde para eso. Pero si podía hacer algo por el mundo y ya estaba decidido a hacerlo. Echó una rápida mirada a Remus que estaba tumbado sobre la hierba y luego a Voldemort que se retorcía dolorido y sin pensar en nada más, recordó las palabras de aquel conjuro, el último conjuro, su último conjuro…
Luz más brillante que la aurora
de la más profunda oscuridad,
una esperanza en la eternidad,
ahora en esta última hora.
Harry había levantado sus manos hacia el cielo mientras pronunciaba estas palabras y una luz plateada comenzó a formarse entre sus dedos esparciéndose por todo su cuerpo. Remus observaba la escena pero también estaba atento por si Voldemort se recuperaba e intentaba impedir la realización del conjuro que supondría su fin. Sin embargo, éste último todavía estaba bajo los efectos de su propia maldición y no sospechaba lo que se desarrollaba frente a él.
Vidas y muertes une el destino
condenadas a desaparecer
almas unidas deben perecer
la salvación del mundo, su sino.
La luz plateada que surgía de los dedos Harry se intensificó has casi cegar a Remus. Por su parte, una luz de igual intensidad pero extrañamente oscura estaba surgiendo de Voldemort. Remus temió que fuera algún tipo de protección o ataque como respuesta por su parte, pero se dio cuenta de que el Señor Oscuro, ya recuperado, observaba con extrañeza aquella luz oscura que lo circundaba y entonces vio la plateada que rodeaba a Harry y mostró una profunda expresión de terror. Al parecer, Lord Voldemort sabía lo que estaba ocurriendo, sabía que aquel sería su fin.
¡Perece conmigo, Inmortal!
Mi alma y la tuya liberarán
al mundo de tu mal y acabarán
¡purgando tu caos infernal!
¡MORTIS VITAE!
En aquel instante en que Harry terminó de pronunciar las últimas palabras del conjuro, las respectivas luces plateada y oscura se concentraron en los cuerpos de ambos magos y emitieron un brillantísimo destello del que Remus debió proteger sus ojos. Una vez pasó, pudo ver como ambas luces salían despedidas de ambos a su encuentro en el cielo. Impactaron con una fuerza descomunal produciendo una gran explosión que mantuvo aplastado a Remus contra el suelo.
-¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOO! –pudo oír el estruendoso grito de horror de Lord Voldemort, un grito agónico. De pronto apreció que aquel grito se lo llevaba el viento y desapareció del mundo para siempre.
La explosión y el destello de luces plateada y oscura remitió hasta desaparecer completamente. Remus se levantó del suelo y dirigió primero su mirada hacia donde Voldemort estaba segundos antes… para no ver nada, absolutamente ni rastro. Se giró hacia donde Harry se encontraba… y tampoco había nada en absoluto. Entonces Remus lo comprendió, comprendió por qué Dumbledore había mantenido aquel conjuro como último recurso: requería la vida del que lo realizara como pago. Harry se había sacrificado para extirpar a Lord Voldemort del mundo.
Entonces, un susurro del viento levantó su rúnica raída y hecha jirones durante la cruenta lucha. Aquella brisa fresca y pura le trajo un quedo mensaje, las últimas palabras de aquel que había dado su vida por el mundo:
-Remus, termina mi trabajo por favor… No pude liberar a las almas de los muertos atrapadas aquí… Por favor, hazlo por mí… Se merecen el descanso eterno…
-Así lo haré, Harry –dijo Remus mientras un río silencioso de lágrimas recorría su rostro. Todavía tenía una misión que hacer, todavía no podía abandonar el mundo. Todos habían completado su tarea, pero a él todavía se le reservaba una última cosa.
Entonces Remus miró al cielo y pudo ver el sol brillante del medio día iluminando su rostro. Cerró sus ojos y escuchó el canto de los pájaros, algo que no había oído desde hacía años. Se dejó mecer por el calor del sol y la brisa fresca y mientras escuchaba aquel hermoso canto, cayó rendido sobre la hierba cuando el cansancio hizo presa de él.
NOTA DEL AUTOR: Antes de que me matéis a mí también, ejem, por lo ocurrido en este capi, me gustaría decir que espero entendáis el motivo de todo esto. Aunque quede implícito, una de las cosas que pretendo transmitir con este capi es que en la guerra no gana nadie, sino que todos pierden, y lo que pierden es la vida. Tal vez un adolescente de diecisiete años no sea la mejor persona que pueda dar lecciones morales a nadie, ya lo sé, pero bueno esa era mi intención, entre otras. Por otro lado, tal vez penséis que la historia ha terminado, pero no es así. A menos que se me alargue un poco más de lo esperado, el siguiente capi será el último. En él quedarán desvelados todos los misterios y Remus cumplirá su última misión. ¿Para cuando? Tema peliagudo, no me atreveré a decir una fecha para luego no cumplirla… Así que esperemos que sea breve ok? Nos vemos pronto, adiós mis queridos lectores!
Alonning.
