Simon
Está bien, puedo acostumbrarme a usar jeans y camisas de botones a diario. Más aún desde que encontramos un sastre mágico que las modifica para que mis alas salgan de ellas. Son mejores que andar cada día con pants viejos y sudaderas robadas de Baz. Lo admito, es agradable vestirse bien.
Los trajes son otro asunto. No logro sentirme cómodo cuando uso uno, incluso cuando mis alas no están, justo como ahora. Y no creo verme bien. Estoy parado frente al espejo, terminando de acomodar mi saco gris y sintiéndome un poco ridículo. Aunque la mirada que Baz me está dirigiendo ahora hace que valga la pena. Quiero molestarlo un poco por ello.
—¿Te gusta lo que ves?—le digo.
Quisiera poder levantar la ceja como él lo hace. Me sonríe de lado y se acerca a mi. Él, con su saco negro y bordado con flores rosas, se ve increible. Me toma por la cadera y posa su barbilla en mi hombro.
—La verdad es que sí, Simon.
Sus labios se posan en mi nuca y después continúan su camino. Mi reacción inmediata es inclinar la cabeza para darle un mayor acceso; soy débil con los besos en el cuello. Es una lástima que Baz se niegue a morderme. Me encantaría que él siguiera con eso, pero no tenemos tiempo.
—Baz, si sigues con esto vamos a llegar tarde
Tenemos boletos para el teatro. Yo nunca he ido, así que a Baz se le ocurrió que llevarme a ver una ópera es buena idea. Estoy de acuerdo, me gusta que él sepa más que yo y me enseñe cosas nuevas.
—Perdóname, no puedo apartar mis manos de ti cuando usas ropa formal.
—Tienes qué, al menos por ahora. No quiero que los boletos sean dinero mal gastado. Puedes manosearme todo lo que quieras después de la ópera.—Sé que me va a tomar la palabra.
—Está bien, pero te aviso que no voy a tener piedad contigo.
Un escalofrío me recorre al pensarlo. Me da un último beso, detrás de la oreja, y después al fin se aparta. Estoy rojo como un tomate. Una parte de mi quisiera quedarse a hacer cosas poco decentes con Baz, pero en realidad me da bastante curiosidad la función que vamos a ver.
—Vámonos ya,no quiero llegar tarde.—Mis palabras hacen que él sonría aún más.
Obviamente, nuestros asientos están en la primera fila. No me sorprende, sé que mi novio no se conformaría con nada menos.
Cuando nos estábamos vistiendo pensé que Baz exageraba al escoger nuestra ropa, sin embargo, viendo a los demás asistentes, creo que encajamos bien. Me rasco el cuello, no me gusta este tipo de ropa.
Antes de entrar, nos dieron un programa con un resumen de la obra. Lo estoy leyendo, no quiero parecer estúpido.
—Tranquilo—me susurra Baz—En este teatro siempre colocan una pantalla con la traducción de lo que cantan, además, si tienes dudas con algo yo puedo explicarte.
—Gracias, cariño.
—A ti, por aceptar venir conmigo aunque no sea tu tipo de actividad.
—Me gusta aprender cosas nuevas contigo—respondo.
Y es verdad. Siempre lo he admirado por ello.
Antes de que él me pueda decir algo más, dan la tercera llamada y las luces se apagan mientras el telón se abre. Baz coloca su mano en mi muslo, da un pequeño apretón, y deja su mano allí. Ese toque hace que me derrita por dentro.
...
Creí que iba a aburrirme, al menos eso es lo que siempre se dice de la ópera y el teatro. No es así, esto es bastante interesante. No puedo apartar mis ojos del escenario, no quiero parpadear. Ni siquiera los toques suaves de Baz logran distraerme por completo.
Las tres horas que esta obra en particular dura se me pasan volando. Cuando acaba y el telón cae, comienzo a aplaudir con fuerza. Incluso me levante de mi es que me veo estúpido asi, no me importa en lo más mínimo.
La gente comienza a salir, nosotros nos levantamos pero vamos caminando a pasos lentos. No me gusta caminar entre multitudes, siento que mis alas podrían hacerse presentes en cualquier momento.
—Entonces, ¿Debo suponer que si te gusto venir?—dice Baz, tomando mi mano, de camino a la salida.
—¡Claro que sí! —mi voz se eleva un poco y una señora mayor me mira mal. la ignoro
—Podemos volver a venir cuando tú quieras, Simon. Me alegra que aceptaras venir conmigo
—Sabes que te acompañaría hasta el fin del mundo.
Saliendo del teatro, Baz me lleva a un restaurante para cenar y tomar una copa. Y una vez que llegamos a nuestra casa, cumple con lo que me dijo antes y me manosea. No puedo quejarme realmente.
¡Hola!
El prompt del día 4 era un a cita. Hace poco, después de dos años de no haber ido, volví a ver una opera en el teatro y salí fascinada. Tomé eso como inspiración.
Fun fact: el teatro que use en la imagen, es el interior del teatro Juarez. Un teatro bellísimo que esta en mi estado.
Muchas gracias por leer~
Ciao!
