Un reflejo en el espejo                Capítulo 7: Desde otra perspectiva

                                       By Kaoru Kinomoto

- ¿Po qué?

- Porque es parte de tu higiene.

- ¿Po qué?

- Porque si no te lavas la comida queda en tus dientes y se ve feo.

- ¿Po qué feo?

- Porque no es estético.

- ¿Qué es etético? – movió su cabeza a un costado con los ojos fijos en el semblante de su madre en busca de una respuesta a su pregunta.

- No empecemos de nuevo – advirtió la rubia sofocada a punto de ahorcar a su hijo.

- ¿Po qué?

- ¡Dios! – gritó alejando sus manos del cuello del rubio.

- ¿Po qué mamá Erika ve feo a Hana?

- Porque si no te callas juro que te mato – pensó tratando de tranquilizarse – Uno, dos, tres, cuatro...

- ¿Po qué se lava dientes?

- ¡Cinco!, seis, siete...

- ¿Po qué mamá no responde pregunta de Hana?

- Ocho, nueve...

- ¡Diez! – finalizó el pequeño dando pequeños saltitos de alegría al ayudar a su madre a contar.

- Exacto – respondió entre dientes la joven mujer tratando de sonreír.

- ¿Eh? – sus ojos negros como la noche miraban con incertidumbre a la rubia - ¿Po qué diez?

- No mates a tu hijo, no mates a tu hijo, no mates a tu hijo...

- ¿PO QUÉ? – gritó el niño haciendo un puchero al no contestarle sus preguntas.

- No especules con matarlo, no especules con matarlo...

- ¿Po qué mami no contesta a Hana? – el niño comenzó a hipar procurando mostrar algunas lágrimas en sus pequeños ojos para luego amenazar con soltarlas - ¿Po qué diez? – preguntó nuevamente, insistiendo en la respuesta.

- Porque.... debo comprar diez manzanas para tu postre – hizo una mueca la rubia, advirtiendo no hablar de más para que el pequeño no formule más preguntas.

- ¡Manzanitas! – exclamó el niño aplaudiendo felizmente, al parecer el incidente anterior y el rastro de lágrimas habían desaparecido mágicamente de su rostro - ¿Naranjas tabem?

- Si no hablas hasta que termine el día, puede ser...

- Hana promete no hablar para que mamá compre naranjas y haga jugo rico.

- ¿Seguro lo prometes? – alzó una ceja desconfiada.

- Hana lo promete – estaba parado derecho y una mano cubría su frente en señal de promesa militar.

Erika solo suspiró.

- Desde ahora en adelante no verás más las novelas de Pilika – se llevó una mano a su frente en gesto de cansancio cerrando los ojos por unos segundos.

El niño la vio sin comprender.

- ¿Po qué?

Esta última vez no fue soportada más por la rubia, su cuerpo se zarandeó hasta el punto de caerse en el piso alfombrado sin fuerzas para seguir discutiendo con su hijo.

...................................

- ¿Eh? – preguntó el joven de baja estatura aún sin entender las palabras de su amigo, al cabo de cinco segundos la información llegó a su cerebro, haciendo que sus ojos se abrieran enormemente - ¿¿¿¿Qué QUÉEEEEEEEE????

- Manta: agradecería ENORMEMENTE que bajaras el tono de tu voz – las palabras suaves, pronunciadas intelectualmente y el extraño acento de Horo Horo hacían un verdadero espectáculo para la gente que lo conocía.

- ¡¿Cómo puedo estar callado cuando me das una noticia como ésta?! – reclamó el enano en tono molesto, al cabo de unos segundos sus facciones se suavizaron recibiendo las palabras de su amigo con gran alegría y ternura – Felicidades, Horo Horo. Espero que sean muy felices.

- Y lo seremos – sonrió de la misma forma que su amigo con aire soñador - ¡¡Quiero verlo jugar con Koloro!!, se vera tan tierno... – sus ojos negros se convirtieron en dos grandes estrellas que miraban el cielo con regocijo – Y cuando siembre las semillas, cuando traiga comida para mi, cuando haga mis quehaceres... – el ainu comenzaba con su típico relato "tu haces, yo no"; haciendo que su amigo suspirara con resignación y se tapara la cara con una de sus manos.

- Este chico está loco – meneó su cabeza negativamente, mientras una pequeña y melancólica sonrisa se formaba en su rostro.

El tiempo había pasado tan rápido que Manta no pensó en sus consecuencias. Al desaparecer la fría Itako las expectativas de Asakura estaban fijas en encontrarla. Al terminar un año de búsqueda fracasada los cambios en la personalidad de su amigo comenzaron a hacerse más notable. Si le preguntabas algo se irritaba, si tratabas de ser amable también, cuando querías hablar con Amidamaru él te apartaba molesto, si tratas de contarle algo sobre una chica o sinónimo de femenino estabas perdido...

Esos eral algunos de sus cambios más irritables sin olvidar su aislamiento de la sociedad y sus primeras salidas con Sora Suzuki.

A primera instancia parecía una chica dulce, simpática, simple. Llegó a tal punto su buena actuación que hasta era amiga de Oyamada, logrando así el acercamiento a su objetivo principal.

Digámoslo fácil: esta chica era tan parecida a Anna físicamente que deslumbraba con su belleza la mente de Yoh. La única excepción era su cabello largo y ondulado de un color rojizo, pero eso se solucionó en forma inmediata gracias a una buena tintura.

Sora...

Su disfraz era tan bueno que Manta hubiera puesto las manos al fuego por ella. Sí, ellos fueron grandes amigos antes de la catastrófica verdad. Pero al final había logrado su cometido: sacarle toda la información necesaria sobre su ex amigo y aquella chica llamada "Anna". Claro, ¿cómo podía saber que era todo una farsa? si desde el primer momento le había agradado Suzuki.

Primero comenzó con las salidas de a tres, luego lo empezaban a desplazar lentamente hasta el punto de olvidarse de su existencia. Fue allí cuando comenzó el problema.

"Su problema", se corrigió mentalmente el enano.

Sora era histérica y tenía carácter, cosa que nunca hubiera imaginado. Sólo era cuestión de tiempo para que las personas que la rodearan comenzaran a abrir los ojos.

- Sólo cuestión de tiempo – susurró fúnebre el pequeño.

- ¿Hablaste Manta? – preguntó animadamente Horo Horo.

- Nada importante – suspiró sin esperanzas de que las cosas se solucionaran – Si solo apareciera...

...................................

No sé que decir. Hoy la he visto extraña, distante... algo le preocupa pero ¿qué será?... ¡¡Quiero saber!!

Ella no me quiere decir nada, pero estoy pensando seriamente el preguntar si recuerda algo. No sé que me responderá, pero de una cosa estoy segura: algo me esconde.

Los fríos pensamientos de la joven peliazul la llegaban a meter en una situación totalmente incómoda para ella.

Suspiró...

- Intentemos – masculló por lo bajo antes de girar la manija y entrar furtivamente al cuarto de su compañera departamental.

A simple vista lo que encontró fue demasiado normal a su parecer: un mueble con ropa, espejo, un estante con alguna cajita, el decorado de flores que ella le había regalado y un dibujo de Hana.

- Pero qué tenemos aquí... – se acerca a la cama y observa el cobertor detenidamente - ¡Que lindo! – sonrió asombrada del buen gusto de la rubia, viendo lo blanco e impecable que se mostraba el cubre-cama. Tocó la suave tele con delicadeza para luego saltar sobre ella – Que cómodo – susurró con los ojos cerrados, acomodándose en la suave superficie.

Con el paso del tiempo la joven ainu había madurado y llegado a creer tener más edad por sus ideas. Esto no la deprimía en lo más mínimo, al contrario, se sentía más viva al comprender cosas que nunca se hubiera imaginado. Claro, su cambio radical no se debía totalmente a ella. Si no fuera por las experiencias que obtuvo con Erika y Hana seguramente seguiría siendo la chica alegre, atrevida y sin importarle nada que en su niñez era.

Un momento, ¿acaso no era ella así?...

No, ahora si le importaban las cosas que antes parecían insignificantes y procuraba esconder su atrevimiento. Suspiró...

Bueno, algo he cambiado. Pensó nuevamente con los ojos cerrados.

Si no hubiera sido por la compañía de Erika y Hana seguramente no hubiera soportado las presiones de la gran ciudad. Pero gracias a la primera había aprendido a comportarse como lo que era: una dama. Aunque siempre acudía a Hana cuando se sentía deprimida por ayuda para reír.

Ese niño parecía saber más cosas de la vida que ella misma, y eso que era mayor que él en ese aspecto. Sus ojos enseñaban la experiencia que consigo llevaba, y sus sonrisas demostraban el gran secreto que traía. Aunque claro, siempre cuando quería algo lo conseguía como fuera. Su obstinación era muy parecida a la terquedad de su madre.

..... Erika...

Ese nombre parecía perseguirla por donde fuera. En la última semana transcurrida se había comportado de una manera extraña, parecía nunca estar concentrada en lo que hacía. Fría siempre había sido, pero ahora parecía tener la consistencia de un iceberg si a eso se refería. Algo le pasaba, algo muy grabe para que estuviera de esa forma. La pregunta era: ¿Qué?... o quién...

- ¡Esto me está calando el cerebro! – la joven se llevó ambas manos a su cabeza tratando de olvidar su jaqueca. Por un momento se quedó en silencio, tratando de recordar qué era lo que estaba haciendo en aquella habitación. Que por cierto no era suya – Oh oh, ¡¿cómo puede ser que me haya olvidado?! – comienza a correr rápidamente hacia el estante de ropa.

Por más que revolvía no encontraba nada. Vestidos, camisas y pantalones de vestir en un sinnúmero de gamas del negro y blanco. Pañuelos y algún que otro pulóver de variados negros y uno púrpura, llamando la atención de Pilika.

- ¿Y esto? – se preguntó tratando de formular una respuesta coherente al por qué de esa prenda. Finalmente se rindió al no comprender ese color en el santuario de Erika – Cuanto más sé de ti, menos entiendo – sonrió guardando el jersey en el lugar justo – como si nadie hubiera estado aquí...

Se apresuró hacia el anaquel con paso decidido, aunque un poco insegura al ver lo que hacía.

Pareces ladrona buscando dinero. – se regañó mentalmente.

Comenzó por las cajitas, encontrando sólo cadenas de oro y plata. Alzó una ceja.

¿Esta chica de dónde consigue dinero?

El dibujo no lo iba a revisar de los dos lados, ya lo conocía de memoria. Una tarde de lluvia, donde "supuestamente" iban a llevar al rubio a un parque se había suspendido por tal controversia sobre el clima, terminando en un divertido juego de dibujos. Claro, Hana ganó.

- Pero nunca me olvidaré de él... – se volvió a concentrar en el dibujo, y con mucho esfuerzo logró aceptar la gran habilidad del niño al pintar.

En él se veía un fondo naranja amarillento, un gran árbol en la cima de una colina, lápidas alrededor de él y personas sonrientes rodeadas de esferas de fuego azul. Sonrió al recordar la forma de llamar a esas personas que utilizaba el pequeño: fantasmas.

- Pero si él supiera la verdad, que sí existe otro mundo además de este – se deleitaba en su mente al pensar la escena en la que Erika se enteraría de los secretos de los shamanes - ... seguro moriría de miedo antes de presentarle a uno – volvió a sonreír dejando el dibujo en su lugar.

Lo demás era tan evidente que le dio pereza sacar los libros de ciencia y alguna novela dramática que tenía la chica. Pero tenía curiosidad, y optó por sacar un libro para leer en su tiempo libre.

Volvió a recostarse en la cama decepcionada de no haber encontrado nada interesante, fija su vista en el cielorraso sin mucha importancia. La va bajando lentamente, muy lentamente enfocando cada cosa de la habitación. Se detiene al observar el gran espejo en una de las paredes. Un pensamiento llega a su mente.

¿Por qué no?

Camina lentamente hacia el espejo, observando su figura moverse lentamente sobre el suelo rojo alfombrado. Se detiene frente al cristal, y lo que encontró no le gustó.

Por un lado veía su vida desde niña, las travesuras y el ingenio que tenía con sus amigos para escapar del castigo de sus madres. Pero ahora, que todo había terminado y se había independizado le era difícil tomar el camino correcto.

Su corazón la estaba engañando de la manera más vil que nunca había pensado... Por un lado estaba él, la persona que había tomado gran importancia en su vida; por el otro estaba ese alguien que acosaba su mente de vez en cuando. Sólo una mirada fue capaz de olvidarse por un momento de él para caer rendida en sus brazos, literalmente.

Ese problema era digno de una novela, hasta había pensado en el nombre ya de lo desesperada que estaba.

Se imaginaba en el espejo la vida junto a uno, con otro, sola, abandonada, desesperada...

- Pero es solo mi reflejo – cerro los ojos inspirando el aroma dulce a perfume de bebé, toca el espejo con su mano derecha sosteniéndose de él, olvidándose del mundo y solo pensando en ella, y sus problemas.

Siente un ligero temblor en el cristal, pero no le interesa y se sujeta más en él. No pensó lo que hacía, menos cuando el cristal se abrió de un lado mostrando un pequeño compartimiento de madera con estantes de una profundidad de cincuenta centímetros, calculó Pilika.

Lo que vieron sus ojos la dejó sin habla: cajas, cajas, cajas y un pequeño libro, no. Dos pequeños libros separados en los estantes.

Comenzó por el primer libro, pero con solo ver el título y darle una ojeada entendió que se trataba de una novela. Pero no cualquier novela, pensó la chica, sino una del género romántico.

- No puede ser... – susurró impresionada de encontrar tal artículo "femenino" en la habitación de la rubia, lo examinó con cuidado, no vaya a ser una trampa mortal.

Dejó el libro en su lugar, con el cuidado de no mover las demás cosas del orden establecido por su dueña.

Observó el segundo sin mucha importancia, ni lo miró para saber de qué se trataba. Seguramente sería otra novelita romántica escondida de su amiga.

Al contrario de su aburrimiento, cada vez se encontraba más enérgica descubriendo las cajas. En una había ropa: una bandana roja y uno de sus vestidos negros, al parecer eran de años atrás a juzgar por su apariencia. La segunda caja fue más interesante, si eso era posible, ya que solo había pedazos de un collar blanco. Además de una extraña pluma roja. La tercer y última caja contenía libros de estudio biológico, químico, físico...

- No quiero ver más – guardó los libros rápidamente asqueada por ver tanta ciencia junta, al guardarlos uno de ellos se escapó de sus manos cayendo al piso con resonancia – Hay no... – se agachó para tomar el pequeño manual inglés, dándose cuenta que una de sus hojas se había desprendido de él.

Hecha un mundo de nervios, Pilika se adelanta a atraparla y rezar por volver a colocarla en su lugar. Pero algo muy extraño a su parecer ocurrió.

- ¿No era una hoja? – al ver detenidamente los colores de aquella "hoja" comprendió por qué se le hacía raro - ¿Una foto? – sus ojos se fijaron en cada detalle de ésta. En ella se observaba un campo floreado, dando a entender la estación primaveral. Árboles imperiosos se mostraban de fondo con la entrada de lo que suponía ser una gran mansión. Las cálidas sonrisas de los niños hicieron que se le ablandara el corazón.

Porque sí, aquellas miradas parecían tener vida en ese momento.

Dos angelitos de seis años de edad se veían en esa foto. El niño de castaños cabellos revueltos y atuendo negro sonreír abiertamente a la cámara mientras que con su brazo derecho cubría los hombros de la niña en un gesto cariñoso. Ella por su parte tenía la mirada perdida en la cara del niño con una notable confusión en su rostro. La niña era preciosa, llevaba un vestido rosa que daba color a su palidez, con un rubio incapaz de copiar y la inocencia de un infante de esa edad. Aunque se veía un poco trastornada en la foto.

- ¿Quiénes serán? – la confusa mente de la chica trabajaba a mil por hora tratando de encontrar respuestas.

El sonido de una puerta siendo azotada la despertó de su ensueño, vio la hora en su reloj de pulsera mientras su rostro palidecía lentamente.

¡Hacía tres horas que estaba en esa habitación!, ¿cómo no pudo haber sido más cuidadosa con el tiempo?

- Maldición – susurró guardando las cajas con gran prisa, un movimiento en falso y sería mujer muerta.

Su respiración se entrecortaba a cada segundo, los pasos se hicieron audibles en el pasillo que conectaban las habitaciones.

- Por favor que vaya al baño, por favor que vaya al baño, por favor que vaya al baño... – suplicaba la ainu sintiendo que el aire le faltaba.

Al terminar de cerrar la puerta-espejo sus manos temblaban con el nerviosismo estudiantil al ser descubierto por un profesor haciendo algo indebido.

Los pasos se detuvieron al mismo tiempo que ella se levantaba, la manija de la puerta comenzó a moverse lentamente, la respiración de ella se detenía.

- Estoy perdida – pensó sintiendo las gotas de sudor esparcirse por su bello rostro.

...................................

El audible sonido de la suela de los zapatos rechinando en el piso llamó la atención de un par de chicos sentados en la mesa de una cafetería. El primero lo vio con el asombro temerario que ahora lo caracterizaba, abriendo un poco su boca al tratar un fallido intento de hablar. El segundo ni lo vio, bastante enojado estaba como para dirigirle la palabra.

El joven se detuvo frente a su mesa sin pronunciar palabra. Sus gafas negras impedían ver sus amarillentos ojos y la expresión sarcástica que lo acompañaba se hizo presente con la tan singular sonrisa mandona.

- Creí que te habías olvidado de nosotros, Len Tarado – saludó Horo Horo con su ahora usual sonrisa odiosa.

Tao se dio cuenta de que algo andaba mal con Hoto. En primer lugar nunca lo había insultado de esa forma, segundo: aquel brillo hostil le daba repugnancia, nunca lo había visto tan enojado como ahora.

Y eso que lo había visto enojarse miles de veces en su vida...

- No tienes derecho a insultarme de esa forma – respondió secamente, tratando de controlar su ira con el frío de sus palabras.

- ¡¿Y tú si?! – gritó a punto de colapsar la poca paciencia que tenía - ¿O crees que me gusta ser insultado?, aún peor: ¿SER HUMILLADO POR UNO DE MIS AMIGOS, AL QUE MÁS CONFIANZA TENÍA? – vociferó con un sufrimiento interminable en su voz que advertía quebrarse en cualquier momento.

- Oye Horo, yo no sabía...

- ¡¡¡No digas mi nombre!!! ya no eres de confianza – su voz se endureció al igual que sus ojos – Traidor, eso es lo que eres. Vine en busca de confianza y encuentro un mundo lleno de mentiras, engaños y traiciones. Porque eso eres, Tao, un traidor que no tiene perdón de nadie.

Aquellas palabras frías y calculadoras lograron el choque perfecto a la caparazón del shaman chino. Este se sacó las gafas lentamente, sin expresión alguna. Sus ojos clavados en la mirada del ainu.

- Vine a ser escuchado, y no me iré sin cumplir mi cometido.

- ¿Qué pasa?, ¿te mandó Asakura a insultarnos? – rió de la forma más hostil posible – Tu no eres nada ni nadie para rebajarnos, más aún cuando nosotros tenemos todo a favor.

- Nadie me envió, necio imbécil.

Manta observaba cada movimiento del par sin hablar. Se sentía demasiado mal como para participar en la discusión, tampoco ayudaría a parar una pelea entre ellos dos. Mucho había hecho en el pasado para que le pagaran con la burla, esta vez sería su turno de descansar y ver pelear a los demás.

- Así es como crees que soy, ¿no? un necio que no ve lo que pasa a su alrededor. Tu, Tao Len, no sabes nada de lo que sufrí desde que vine aquí – su cara se ensombreció – Solo hice este largo viaje desde el norte para ver a mis amigos. Vine en busca de ayuda, del apoyo que siempre me daban ¿y sabes lo que encuentro? ¡¡NADA!!... que todo fue una farsa, una mentira. Todo lo que creía se derrumbó desde el momento en que llegué aquí – una pequeña sonrisa se formó en su rostro – Creí tener amigos, creía ciegamente en ustedes y solo recibo humillación de su parte. Y eso no es lo peor, Tao, lo peor es no sentir nada, porque no podía enojarme con ustedes, no podía – sus manos formaron fuertes puños que amenazaban con golpearlo - ¡¡La humillación que sentí de tu parte nunca me la esperé!!, ¡¡y te consideraba mi amigo, AMIGO!! ¡¡Eras la persona en que más confiaba y ahora me doy cuenta que sólo me usaste!!... ¿sabes como se siente eso? – volvió a esconder su rostro sintiendo las cálidas lágrimas deslizándose con sutileza por su rostro.

- Horo Horo, no creí que...

- ¡¡Tu no creíste nada!!, ¡nunca te importó lo que pensaba, NUNCA! eres un traidor, todos son traidores...

Un silencio sepulcral inundó el lugar.

- Entonces uno contra dos, eres demasiado valiente para aparecer después de lo sucedido – su ahora conocida sonrisa hostil se hizo presente, remarcando sus ojos llenos de ira. Las lágrimas habían desaparecido para dejar espacio al desprecio que sentía.

- No les tengo miedo – Horo Horo lo observó por una milésima de segundo.

- Esto no se solucionará hablando – susurró decididamente – Te reto, y en esa pelea el que gane hablará...

- Estoy de acuerdo – su sonrisa cínica había desaparecido dando lugar a la seriedad que ahora lo acompañaba.

- Hoy, dentro de una hora en el cementerio – afirmó con la serenidad de una persona sin corazón – Si no vienes, iré por ti para mandarte al más allá – viendo como el atardecer daba paso a la formación del cielo nocturno.

- Iré... – contestó entrecerrando los ojos, sintiendo como la hora que los separaba se iba fundiendo lentamente, dando paso a la sangrienta batalla que les esperaba.

Notas de Kaoru: Este capítulo se me hizo muy difícil al principio, ya que no sabía con qué propósito lo haría pero gracias a una amiga (te kiero!!!!, no sé lo que haría sin tus consejos) recibí una información muy valiosa que me hizo comprender muchas cosas (claro, de ahí al hecho se me hará un poco lento) y ahora Kaoru esta de vuelta ;)

Bien, no tengo mucho que decir... solo agradecer sus reviewers porque gracias a ellos cumplí el sueño de llegar a los 40 TT-TT muchas gracias lectores!!!! conste que no me creo la mejor, más creo que soy novata aprendiendo de cada fic que ronda por ahí.

En este capítulo cambié un chiquitín la forma de escribir (aunque no se note casi nada), espero no recibir quejas por esto, igual no creo que se haya notado mucho que digamos. Solo estoy siguiendo unos consejos que seguro ayudarán al cabo de un tiempo

La verdad es que leyendo este fic me di cuenta de que tiene muchas fallas, es por eso que agradezco aún más sus reviewer por aceptarlas igual U

Oo!!! mis notas son kilométricas, así que vayamos a lo interesante...

¿Qué es ese compartimiento secreto atrás del espejo?, ¿esa ropa?, ¿y esa foto de quién es XD??? ¿por qué Erika guarda una novela romántica cuando las detesta?, ¿cuál fue el otro libro que ignoró Pilika?, ¿Cuál es la felicidad de Horo Horo?, ¿qué planea hacer Sora con nuestro personaje?, ¿el triángulo amoroso de Pilika?, ¿Hana esconde un secreto o fue una simple coincidencia el dibujo del cementerio? ¿Erika matará a Hana por la etapa del "¿Por qué...?"?

Como ven son muchas preguntas, y pocas las respuestas para ellas U

Por ahora los dejo con las dudas y suerte en las clases T-T

               Kaoru Kinomoto

Contestando a las reviewers:

Keiko-sk: Yo tb quiero verlos juntos T-T pero tendrás que esperar un poco para eso... igual, tal vez ponga un Flash Back YxA en el próximo capítulo así que alerta ;)

Thanks for your review!!

Padme Gilraen: ¿Te gustó el fic XD?, pues gracias como digo siempre: los halagos nunca vienen de más. Y más si se trata de Kaoru K. cuando de halagos hablamos. Bye y muchas gracias!!!!!

Anne M. Riddle: Si, tienes razón: si Anna hubiera hablado seguramente Yoh le hubiera contestado de la mejor forma posible. Pero ya ves, las cosas de la vida... A Sora ya la presentamos como la mala de la película XD no, pobre, es mi chiquitita y aunque a la mayoría le cayo mal (Kaoru anda con gafas, sombrero y disfraz negro entre la "multitud"), bueno, la chica es como la mayoría de gente en esta vida --U otra vez te doy la razón con el papel de ogro de Yoh, pero quiero sacar a relucir la parte que nunca se vio de este personaje, tal vez me vaya bien, tal vez mal, quién sabe...

Gracias por lo de Hana la primera vez que leí sobre él en un fic quedé fascinada con su ternura y traté de captar su esencia para poder hacer bien el trabajo (nada fácil a mi favor), pero también tomé un poco de la personalidad de Anna y fui mezclando caracteres sin salirme de lo que es él. Difícil, pero no imposible

Sobre Anna que se ablandó a su manera, si. Aunque al principio tuve problemas -- pero creo que ahora llevo al toro bien domado.

Espero que te haya gustado este cap. la verdad que tu review me hizo muy feliz

Seinko: ¿Llorando de nuevo?... pues yo lloro cada vez que leo tu fic T-T estamos a mano ;)

La verdad es que si. Como dicen en muchos de los fics YxA ambos son tal para cual: lo que a uno le falta el otro lo tiene y se complementan

Tal vez (ojo que dije: "tal vez") ponga alguna escena YxA en el próximo capítulo, todo depende de lo que vea que convenga más a la historia. Pero por ahora vamos bien...

Ahora trataré de actualizar al menos una o dos veces por mes (si es que voy lenta), pero soy una floja así que no sé XD

Bye y gracias por tu review!!!!

SAMMYASAKURA: Gracias por tus halagos y que suerte que te diste a conocer por la web. Yo también era así, y mira en dónde me metí ¬¬ no, mentira, no sé que haría sin escribir XD Respondiendo a lo de Sora: creo haber puesto gran parte de información en este capítulo. Lo de si será un LxP, pues esa no te la puedo responder U al principio pensé que si, luego que no y ahora tengo una papa en el cerebro la verdad es que no sé, así que tendrás que averiguarlo por el fic.

¡¡Que suerte que te gustó Hana!!, la verdad es que no estaba del todo segura en como recuadrar la imagen "Hana" para este fic, pero ya ves, al final a todos les gustó XD por lo de Yoh... ya di información breve en este cap. y veremos qué pasa en el siguiente

Gracias por tu review Sammy!!!!