Lean notas por favor…
Capitulo 13
Desde pequeño sabía que era especial… No socializaba fácilmente con sus pares, se encerraba en sí mismo y una sonrisa despreocupada envolvía su rostro. El mecanismo de defensa, que lo prevenía luego de las cosas malas que le pasaban.
Él no estaba hecho para vivir en este mundo. Lo descubrió cuando nació. Siempre le faltaba algo, y ese sentimiento se apoderaba de su cuerpo… Se sentía vacío.
Fue cuando el calor invadió sus sentidos que entendió la misión que tenía. Cuando abrió sus ojos reconoció la pesadilla que se había formado sólo para él. Comprendió que a tan corta edad debía sacrificarse por los demás.
Llanto… Lágrimas se escuchaban a lo lejos. Sollozos de una mujer, y gritos ahogados de un hombre.
"¿Mamá?" Se preguntó como en un sueño.
No podía moverse, no sentía nada… Sólo podía observas y escuchar lo que sucedía a su alrededor.
Len intentó correr al lugar donde se encontraban sus amigos de la infancia, pero una fuerza le impedía llegar.
Y una persona también…
"¡Se ha desmayado!" gritó Manta "¡Horo se ha desmayado!"
El chino tuvo que volver a ver a su amigo. Su estado le preocupaba… No estaba del todo curado, y la fiebre aumentaba a cada esfuerzo que hacía por caminar.
"Debemos esperar a que se recupere… No podemos seguir con él así" sugirió Manta.
"No hay tiempo… Hay que seguir. Con él, o sin él" dijo Len. Horo estaba recostado en la pared de un edificio.
"Pero…"
"Quédate" le dijo al joven "Yo seguiré. Después de todo, no eres de mucha ayuda" rió viendo a Manta. Se levantó y con un suspiro siguió su camino, orando porque esta vez lograra pasar.
Pero la fuerza persistía. Si lograba pasar, llegaría al encuentro con Yoh y Anna.
¿Cómo hacer?...
Por más que pensara, la respuesta no llegaba. Se esforzaba, y así la derrota dolía más. No podía ayudar esta vez.
"Hoy es un día de muchos encuentros." Susurró Lyzerg viendo a la distancia a sus antiguos compañeros de batallas.
Se acercó lentamente y trató de tocar el hombro del chino. Fue un error, ya que el joven Tao lo tomó por el brazo y lo alzó en el aire dándolo vuelta. Lyzerg estaba asombrado, sabiendo que estaba a merced del enemigo, y sin posibilidades de escapar.
"¿Qué haces aquí?" preguntó Len.
"Lo mismo que tú… También quiero ayudar a Anna."
Len lo observó con desconfianza.
"Nos traicionaste antes. ¿Cómo puedo confiar ahora?"
"Es fácil Tao… Si no aceptas mi ayuda, es probable que todos hayan muerto ya…"
"Aún así no podemos entrar."
"Es lo que tu crees." Dijo Lyzerg con astucia. Esperó pacientemente que Len se convenciera de soltarlo; se puso de pie, y sacó un cristal de su bolsillo. "Ahora vamos a ver la entrada…" utilizó el cristal para sellar a los espíritus que impedían el paso. Lentamente comenzó a visualizarse el parque de Tokio, y nubes negras protegiendo el cielo. "Debemos entrar rápido… el efecto del cristal terminará en pocos minutos…" intentó entrar, pero sus pasos se paralizaron.
No sentía nada, y vio sólo oscuridad antes de quedar inconsciente.
Len detuvo su caída, y lo recostó en las raíces de un árbol.
"Sigo desconfiando de ti..." Dijo antes de penetrar la maleza en busca de sus amigos.
"¡Debemos hacer algo!" gritó desesperada Anna. Toda su confianza huyó al ver caer de las manos de Hao a su hijo.
Su pequeño Hanna…
Sufrió más al ver que Yoh no hacía nada por ayudarla.
"¡Es tu hijo!" dijo sin pensarlo, sintiendo el miedo recorrer su cuerpo "Es la razón por la que volví. Necesito tu ayuda¡por favor sálvalo!" gritó mirándolo atentamente, mientras se ahogaba en su propio llanto.
"Mi hijo…" un temblor se apoderó de él "Mi hijo…" volvió a susurrar, sin comprender las palabras que decía "Ese niño" lo miró con detenimiento, aún sabiendo que pronto el fuego lo consumiría por completo, y para siempre. "Debemos hacer algo." Moviéndose por inercia, trató de acercarse al niño, pero una fuerza lo obligó a sentarse.
"Eso no se hace" dijo Hao con una sonrisa amable. Su mano estirada en dirección a Yoh impedía que este se pudiera mover por voluntad propia "Sólo debes verlo… nada más. Dentro de poco todo terminará, y comenzará una nueva era. Todo estará en su lugar" rió contento "Pero para eso necesito un sacrificio humano. Uno de amor…" su voz se volvió más áspera y seca, mientras sus ojos se detenían en el rubio que yacía inmóvil en el suelo.
"¿Por qué él¿por qué no me tomas a mí?" dijo Anna desesperada. "Soy más fuerte, te serviré más" contestó amargamente.
"Tú no entiendes" dijo Hao "Nunca lo entendiste…" a la distancia abofeteó a la chica con una mirada. La tiró al suelo, indefensa y al lado de Yoh. "¿Acaso crees que te elegí por simple atracción?... creí que eras más lista, Anna." Sonrió esperando a volver a hablar "Esperé a que nacieras. Aún desde la muerte te esperé para volver a vivir. Sabía que eras vital en este siglo, ya que tú eras la única capaz de darme un heredero… el heredero de la oscuridad."
"Imposible…" dijo Yoh por lo bajo. Observó con ojos desorbitados a su hermano, desviando la vista hacia Anna, y posándola al final en Hanna "Entonces… lo que dijo mi abuelo… era real" aún sin saber bien que hacía, intentó con todas sus fuerzas salir de la fuerza que lo ataba.
"¿Que debías estar con ella para así ser el Rey Shaman?" dijo despreocupadamente "Sí, es cierto" rió por lo bajo "La joven capaz de concebir al heredero de la luz, o la oscuridad… Y desgraciadamente, el heredero que tuvo, es de la luz" observó con asco al niño. "Es tu hijo hermano…" se acercó al pequeño, se arrodilló para observarlo mejor y posó una mano en la cabellera rubia del niño "De eso no hay duda. Tiene mucha energía…" sonrió perverso "… energía que pronto me pertenecerá."
Anna gimió de terror. La rubia que había visto en la casa de Yoh se encontraba al lado de Hao, sostenía en su mano una daga y con la otra, el brazo del niño.
Sangre…
El ritual había comenzado.
Ella se levantó, con todas sus fuerzas gritó y trató de acercarse a su hijo, pero algo le impedía el paso. Yoh se encontraba aún en el suelo, sin saber bien como reaccionar. Todo su mundo se desmoronaba a sus pies, y no hacía otra cosa que observar…
Anna se acercó a él. Lo pateó lo más fuerte que pudo, sólo logrando un roce con su pierna. Estaba debilitada, y aún así no se rendía. No podía…
"Me decepcionas…" dijo con voz suave "Vine aquí con la idea de buscar a mi hijo, de que me ayudaras y perdonases todo lo que he hecho… y sólo encuentro a un cobarde" se alejó y volvió a intentar por inercia el acercarse a Hanna.
La impotencia era parte de ella. La ayudante de Hao derramaba arena por el suelo, formando el símbolo que resucitaría el caos. Hanna sangraba en medio de la estrella casi terminada, y Hao miraba con placer. Con una maldad que fue acumulando a lo largo de sus vidas.
¡Lo siento enormemente! Mi retraso no tiene explicación, al igual que esta parte de la historia.
He tenido un gran bloqueo, agravado con los trabajos y las obligaciones diarias. Pero he vuelto, y eso es lo importante.
Este capítulo no está terminado, pero decidí subir auque sea algo, antes de que pase más tiempo del que ya transcurrió.
Espero sepan perdonarme…
Melanie Riddle.
PD: Los reviews son bien recibidos
