El Experimento

(Cuarta Parte)

- Deberías decírselo tú, es a ti a quien se lo han mandado y no a mí.

Habían pasado unos cuantos días desde que Lily confesara no saber exactamente lo que le pasaba con James, y desde entonces evitarle era su mayor preocupación. Por eso le estaba pidiendo un favor enorme a Casey. Dumbledore se había acercado a ellas durante el desayuno para comunicarle a Lily que esa tarde debían reunirse con él los dos premios Anuales del curso. El director le pidió amablemente que avisara a James Potter de que los esperaba a ambosal terminar las clases. Evidentemente Lily no se pudo negar ya que Dumbledore sabía que a alguna hora del día ella vería a James y podría avisarle. Pero entonces iba a tener que hablarle y no era lo que ella quería hacer en ese momento.

- Por favor, Casey. – insistió la pelirroja poniendo las manos juntas bajo el mentón. – Tú tienes clase con ellos ahora, después del almuerzo, y yo tendría que ir a buscarlo expresamente y llegar tarde a alguna de mis clases.

- Pero hemos tenido clases con ellos esta mañana: Encantamientos y Transformaciones. – replicó Casey. - ¿Por qué no se lo has dicho? Tú eres la premio Anual, no yo.

- Anne – rogó Lily mirando a su amiga para que la ayudara a convencer a Casey.

- A mí sí que no me mires. Yo tengo las mismas clases que tú y ya te he dicho esta mañana en Encantamientos que debías decírselo. – repuso la morena tranquilamente.

- Muy bien, genial. Ten amigas para esto. – masculló Lily levantándose. – Ahora tendré que ir a buscarlo a las cocinas, porque como son tan 'únicos' no pueden comer aquí como todo el mundo. Llegaré tarde a Runas y me quitaran diez puntos... y luego me echarán la culpa a mí si no ganamos la copa de las casas este año.

- Oh! Está bien, está bien. Yo avisaré a Potter. – cortó Casey poniendo los ojos en blanco. – Todo sea por no tener que escuchar después tus dramatismos.

- ¡Gracias! – gritó Lily abalanzándose sobre su amiga para darle un abrazo.

- Sí, sí, pero déjame acabar el postre o no le digo nada. – amenazó la chica, haciendo que Lily se separase rápidamente de ella y volviera a sentarse junto a Anne con una sonrisa enorme en el rostro.

- Pero que conste que hubiera sido más fácil convencerme si me hubieras dicho que ahora te pones roja como un tomate cuando hablas con él. – comentó Casey dándole un último mordisco a la tarta y levantándose.

Lily le lanzó una mirada furibunda antes de recordarle algo en voz baja:

- Al acabar las clases en el despacho de Dumbledore. Él ya sabe la contraseña.

Casey se despidió de sus amigas para irse a los terrenos del colegio, su próxima clase era Cuidado de las criaturas mágicas. Cuando llegó a la zona donde solían dar la clase se encontró solo con algunos compañeros de Ravenclaw y Hufflepuff, así que fue a sentarse con ellos. Poco tiempo después llegaron Black, Potter y Pettigrew, que fueron a sentarse bastante alejados de ella. Al verlos llegar supo que, o se lo decía en ese momento o tendría que esperar a que acabaran la clase y como ella pensaba que cuanto antes mejor se levantó, se disculpó con los chicos con los que estaba hablando y fue directa hacia Potter y sus amigos.

- Potter – lo llamó cuando estuvo detrás de él.

Inmediatamente el chico se dio la vuelta seguido de Sirius, que estaba sentado a su lado.

- Hola Casey¿qué tal? – saludó Sirius con una sonrisa perfecta. Ella, como siempre, le ignoró.

- ¿Querías algo? – preguntó James amablemente. Después de todo no se llevaba mal con Casey, era Lily la única que lo trataba de forma distante.

- El profesor Dumbledore quiere ver a los premios Anuales esta tarde en su despacho, cuando acaben las clases. – comunicó la chica sin prestar especial atención a los gestos que Sirius hacía para llamar su atención. – Lily me ha pedido que te lo diga.

- Gracias – dijo James, debatiéndose entre preguntarle o no... Finalmente ganó su curiosidad - ¿Por qué no me ha avisado ella? Siempre lo hacemos así.

"Bocazas" se regañó Casey mentalmente. Esbozó una sonrisita que ocultara las ganas tremendas que tenía de pegarse a sí misma y se encogió de hombros, para después darse la vuelta y desaparecer por donde había venido.

- Esa chica es muy rara. – observó Sirius mientras veía cómo Casey se sentaba junto a los Ravenclaw.

- Tú eres el raro, Canuto – especificó James sin omitir el deje de burla en su voz. – Ella ha venido a hablar conmigo y tú ahí, haciendo el tonto para llamar su atención.

- Yo no hago el tonto. – siseó el chico cruzándose de brazos pero sin dejar de mirar hacia el mismo sitio.

- Muy bien. Cuando consiga un pensadero y te veas como yo te veo cuando ella está con nosotros, entonces hablaremos. – concluyó James a media voz ya que el profesor acababa de llegar.

oOo

Arriba, en una de las torres del castillo, los alumnos de séptimo curso acababan de comenzar la clase de Runas Mágicas. Lily, Anne y Remus eran los únicos Gryffindor que habían conseguido suficiente nota en sus TIMO's para continuar con esa asignatura, por eso solían sentarse juntos desde el año anterior. Porque a diferencia de otras clases, en esa aula las bancas eran de tres asientos y no de dos como sucedía en las mazmorras de Pociones o en el aula de Transformaciones. Lily solía sentarse en el centro porque a Anne le resultaba incómoda esa posición pero esta vez fue la pelirroja la que fue a sentarse en un extremo, junto a la ventana. Anne le dijo en voz baja que le cambiara el lugar pero su amiga parecía muy interesada en lo que pudiera ver desde la ventana. Así que a Anne no le quedó otro remedio que sentarse en el centro, junto a Remus.

- Anne¿podríais ayudarme con el ensayo que tenemos que entregar mañana para Aritmancia? – le preguntó el chico en voz baja, mientras la profesora terminaba de acomodar sus cosas sobre la mesa. – Hay cosas que no termino de entender.

- Claro – contestó ella en el mismo tono de voz. – Cuando acabemos las clases te ayudo, Lily tiene reunión con Dumbledore.

- Gracias – susurró Remus dedicándole una sonrisa.

Anne pasó el resto de la clase en tensión y evitando por todos los medios mirar al chico que tenía sentado a su lado.

Lily, por el contrario, suspiró aliviada cuando vio desde la ventana cómo Casey se había acercado a James antes de que comenzara su clase. Iba a tener que compensar a su amiga por el favor. Aunque, como una vocecita en su interior le recordó, con eso no iba a evitar a James esa tarde.

Tres horas más tarde todos los alumnos salían de sus clases y la mayoría de ellos se dirigían a sus salas comunes o a la biblioteca. Lily se despidió de Anne y de Remus cuando salieron del aula de Estudios Muggles y se dirigió al despacho de Dumbledore.

Iba tan absorta pensando cómo tratar a James que no se dio cuenta que él iba junto a ella desde hacía unos minutos. Ella quiso abrir la boca y decir por lo menos 'hola', pero ver como él iba caminando en silencio y sin mirarla, como si fuera solo, la hizo callar. Le sorprendía, porque desde que podía recordar James nunca había dejado de hablarle cada vez que se encontraban. Era ella la que siempre contestaba de malas formas y la que a veces ni se molestaba en responder a sus saludos.

El trayecto hasta el despacho del director no era muy largo pero a Lily le dio tiempo de mirar furtivamente al chico varias veces. Iba con la mochila cargada al hombro y las manos metidas en los bolsillos, caminando al paso de ella pero actuando como si no hubiese nadie más en los pasillos que iban recorriendo. Al llegar a la gárgola de piedra James dijo la contraseña y subió las escaleras sin esperarla. A Lily se le encendió la luz de alarma.

Media hora después los dos Gryffindor salían del despacho acompañados por el director.

- Y en unos meses tendrán de nuevo las charlas de orientación académica – comentaba Dumbledore tranquilamente. – Después les tocará el turno a los alumnos de quinto curso. Pero ya los avisará la jefa de su casa para que le ayuden a colocar la información.

- Claro, señor. – respondió Lily distraídamente, que quería llegar lo más pronto posible a la sala común para hablar con sus amigas.

- Los veré en la cena. – dijo el director a modo de despedida cuando se separaron: ellos dos para ir a la sala común y Dumbledore para continuar bajando.

James miró a Lily por si tenía algo que añadir, pero ella continuó caminando hasta el retrato de la Dama Gorda sin decir palabra. Hacía varios días que apenas la veía, sólo durante las clases que compartían. En un primer momento tuvo la impresión de que ella le estaba rehuyendo, pero luego lo pensó mejor y se convenció de que ella no era así. Lily siempre lo había tratado como a un compañero especialmente molesto. Y sin embargo, en los siete años que llevaban juntos en el colegio jamás había estado tanto tiempo sin dirigirle la palabra, aunque fuera para insultarle o regañarle. Algo debía pasarle.

Pero James ya se había hartado de esperar y había llegado a la conclusión de que si después de varios años intentándolo ella no había aceptado darle una sola oportunidad, tal vez fuera porque ella seguiría siendo imposible siempre. Una meta en la que él había perdido mucho tiempo intentando alcanzar. Quizá lo mejor era abandonar.

Cuando entró en la sala común vio a Sirius y a Remus en una de las mesas que había cerca de la chimenea. Estaban jugando una partida de ajedrez que seguramente Remus acabaría por ganar.

- ¿Qué tal con Dumbledore? – preguntó el licántropo alzando la vista del tablero.

- Bien. Las mismas tareas de siempre. – se limitó a contestar James, sentándose al lado de Sirius. - ¿Y esos pergaminos? – preguntó señalando los libros y pergaminos que Remus tenía sobre las rodillas.

- Oh, nada. Anne me ha estado explicando unas dudas de Aritmancia. – contestó el chico al tiempo que movía una ficha. – Pero se acaba de ir a los dormitorios nada más ver aparecer a Lily. ¿Ha ocurrido algo?

- Nada.

- ¿Seguro? – insistió Remus – Lily traía cara de pocos amigos.

- Evans siempre tiene la misma cara. – indicó Sirius dándose por vencido en la partida. Remus siempre le ganaría.

- Seguro – garantizó James – Nada de nada. Creo que ha empezado a hacer lo mismo que Nayron.

- ¿Casey¿Qué se supone que hace ella? – preguntó Sirius con renovado interés.

- Ella te ignora a ti y ahora Evans hace lo mismo conmigo. – contestó James reclinándose en el sillón y poniendo los ojos en blanco. A veces Sirius se empeñaba en ver sólo lo que le interesaba y el resto era una realidad un tanto distorsionada.

oOo

- Bueno, pues yo creo que está más claro que el agua. – opinó Casey con cara de circunstancias. Estaba con Lily y Anne en la habitación de la primera, comentando las últimas novedades de los experimentos.

- No creí que fuéramos a descubrir el resultado tan pronto, sinceramente. – Anne, que estaba sentada junto a sus amigas en la cama, tenía el mismo gesto que Casey. - ¿Estás segura de lo que dices, Lily?

- ¿Acaso no es evidente ya? – preguntó Lily a su vez sin dejar de esconder su cara detrás de sus manos.

- La verdad Anne, Lily tiene razón. Sólo hay que terminar de juntar las piezas y ver cómo encajan. – añadió Casey. - ¿O habías visto antes a Lily poner esa cara cuando Potter le ha hablado estos últimos siete años?

Anne no tuvo que contestar. Las cartas estaban ya sobre la mesa y no existía duda posible.

Una horaanteslas tres estabanen la sala común, acabando las tareas del día tranquilamente. Se les unió Remus un poco más tarde porque necesitaba que Anne terminara de explicarle un problema que le había surgido en Aritmancia esa mañana. Hasta ahí todo fue perfecto, no era la primera vez que el chico hacía las tareas con ellas. Pero cuando James apareció y fue a sentarse al lado de su amigo, todo empezó a ir a peor.

Anne y Casey no podían prestar atención a lo que hacían porque estaban más pendientes de Lily, que por cosas del destino había acabado sentada junto a James. Ni él ni Remus se percataron de que la pelirroja había dejado de escribir su ensayo de Pociones desde que el chico se había sentado. Anne trató de llamar la atención de su amiga para que volviera a escribir antes de que los chicos se dieran cuenta, pero lo único que consiguió fue que James le echara un vistazo al pergamino de Lily.

- Te falta poner que hay que triturar la raíz de mandrágora antes de echarla al caldero. – indicó el chico mirando el pergamino por encima del hombro de ella.

Lily se puso colorada al instante, pero James no se dio cuenta ya que volvía a estar centrado en su libro. Sin embargo, Anne y Casey sí vieron la reacción de su amiga, que ni siquiera era capaz de articular palabra para decir 'gracias'. Y antes de que Remus preguntara qué le pasaba, ya que Lily era una de las mejores en Pociones y no olvidaría algo tan básico, Casey se levantó e inventó una excusa para sacar de allí a su amiga.

Y ahora llevabanuna horaen la habitación, sin saber muy bien cómo encajar la noticia: el experimento número dos había dado un resultado de 'enamoramiento profundo'.

Y por si las últimas acciones de la chica dejaban algún resquicio de duda, ella misma lo había confesado.

- Enamorada de Potter. Y me vengo a dar cuenta justo cuando él ya no me hace ni caso. ¡Qué oportuna! – se lamentaba Lily por enésima vez. - ¿Qué hago yo ahora¡Es imposible evitarlo durante los siete meses que quedan de colegio!

- Anne puede ayudarte con eso. – observó Casey con gesto pensativo – Después de todo lleva más de un año ocultando que le gusta…

- ¡Ya te he dicho que no me gusta! – protestó la aludida.

- Vamos¿por qué lo sigues negando? Estamos entre amigas ¿no? – insistió la castaña.

- ¡Es igual de estúpido que si yo dijera que a ti te gusta Black! – exclamó Anne, empezando a enfadarse.

- Eso sí es una locura. – añadió Lily, aliviada de cambiar el tema de la conversación.

- Aunque, claro... Tú jamás le has tratado mal, es más, sois amigos – prosiguió Casey como si los últimos comentarios de sus amigas simplemente no se hubiesen producido – En cambio Lily... ella se ha pasado de borde con Potter demasiadas veces y eso le resta muchas posibilidades.

- Gracias por recordarlo, casi lo había olvidado. – masculló la pelirroja de mal humor.

- Míralo de otra forma, no pierdes nada por intentarlo. – le aconsejó Anne olvidando el rumbo que la conversación había tomado solo unos minutos antes.

- ¿Y tú por qué no sigues tus propios consejos? No pienso pedirle una cita a James¿estás loca? – soltó Lily bruscamente.

- Miedica – murmuró Anne cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado.

- Pues anda que tú... – repuso Casey levantándose de la cama. – Vosotras dos deberíais intentar arreglar vuestra vida amorosa. Yo, por lo pronto, me voy a hacer uso de la mía. Voy a buscar a Jack. – dijo antes de salir de la habitación.


Y fin del capítulo cuarto! Creo que esta vez sí me quedo algo más largo que los demás, no:P Bueno, pues ahora tenemos a Lily 'enamorada' de James... justo ahora que él ni caso le hace... ¿qué pasará¿Y Sirius como el eterno invisible¿qué opinan?

Quiero agradecerles mucho sus reviews... en serio que animan a seguir escribiendo. Creo que nunca había tenido tantos reviews enun solo capítulo..así que mil gracias a todas!

Un beso enorme,

Nasirid

pd: si olvido contestar algún rr, diganlo.. porque a veces soy un pelín despistada jeje. Y las que no tengan cuenta en fanfiction, no olviden ponerme su mail para que pueda contestarles, ok? (como les sucedió a Veruka y Daga, a quienes no pude contestar el rr. Gracias a las dos!).