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El Experimento

(Quinta parte)

Una semana más tarde los ánimos de las chicas se habían calmado un poco. Lily y Anne optaron por no volver a sacar el tema y Casey les seguía el juego. Si sus amigas eran felices así ella no lo iba a discutir, aunque no estuviese de acuerdo.

- Pásame el libro de Pociones, Lily. – le pidió Anne aquella tarde de jueves cuando estaban haciendo las tareas en la sala común.

- Bueno, pues yo me voy – anunció Casey estirándose de brazos. – He quedado con Jack.

- Vas en serio con Messer¿no? – quiso saber Remus, que se había quedado estudiando con ellas mientras Sirius y James estaban en el entrenamiento de quidditch.

- Voy, simplemente. No es que me traiga de cabeza, pero me gusta. – contestó la chica encogiéndose de hombros.

- Evans, tenemos que ir a ver al director – James acababa de entrar en la sala aún con el uniforme de quidditch.

Lily recogió sus cosas en silencio y dejó la mochila sobre su sillón antes de seguir al chico. Anne se la quedó mirando hasta que ambos salieron por el retrato justo detrás de Casey, que aún no se había marchado.

- ¿Qué le pasa a Lily?- preguntó Remus unos minutos después.

- ¿A Lily¿Qué va a pasarle? – Anne hizo como si no supiera nada y siguió escribiendo en su pergamino.

- Hace semanas que lo vengo notando – insistió el chico, consiguiendo que Anne fijara su vista en él. – Pero desde aquel día en la cena está peor. No la he escuchado dirigirse a James desde entonces y con los demás tampoco es que hable mucho. Y tú tienes que saberlo porque os lo contáis todo.

- Son cosas tuyas. De verdad – añadió Anne al ver la cara de escepticismo de Remus.

- Ya. Entonces si no le pasa nada no le interesará saber por qué James ha dejado de perseguirla. – afirmó el chico alzando una ceja.

Anne entrecerró los ojos y le lanzó una mirada de irritación.

- Desembucha y te lo digo. – cedió ella.

- Yo he preguntado primero – recordó Remus sonriendo.

La chica acabó por aceptar su derrota y empezó a hablar.

Mientras tanto, fuera de la sala común Casey saludaba a Jack; habían quedado junto al retrato. Y apenas Lily y James desaparecieron por uno de los pasillos llegó Sirius. Casey no lo vio venir, así que se cogió de la mano de Jack para irse a dar un paseo cuando el Gryffindor los interrumpió.

- ¿Pero qué haces! – gritó Sirius al descubrir al Ravenclaw al lado de la entrada a la torre de Gryffindor. -¡Él no puede estar aquí!

- ¡No está dentro de la torre¡Y aquí no hay ningún cartel de prohibido! – sin saber por qué, la chica le contestó después de estar más de un año ignorándole. -¡Lárgate y deja de incordiar, Black!

A esas alturas Casey se había soltado de la mano del Ravenclaw y había sacado la varita, igual que Sirius. Jack, bien para evitar las consecuencias o bien por carecer de la valentía de un Gryffindor, se fue de allí sin despedirse. Casey ni lo notó, estaba enfrascada en una discusión que iba subiendo de tono.

- ¡Eres imbécil¡¿No te has dado cuenta todavía! – preguntó ella con sarcasmo.

Pero Sirius en vez de contestarle con otro grito se quedó en silencio y con una sonrisa empezando a asomar en su rostro.

- ¿Ves? Imbécil perdido – concluyó Casey viendo cómo él se quedaba callado – El que calla otorga¿lo sabías?

- ¿Y tú sabías que estás volviendo a hablarme? – preguntó él a su vez, en su tono normal de voz. – No soy invisible después de todo.

- ¡Por supuesto que no eres invisible! – chilló ella al ver como todo el esfuerzo de un año acababa de caer tan fácilmente – Pero era bonito creerlo. Había un estúpido menos en el mundo.

- Tú sí que eres estúpida. – masculló Sirius borrando la sonrisa de golpe.

- ¡Idiota!

- ¡Imbécil!

Se miraron echando chispas por los ojos y se dieron la vuelta a la vez desapareciendo cada uno por un corredor, en direcciones opuestas. Ni ella se acordaba ya de Jack, ni Sirius de que quería tumbarse por lo cansado que estaba después del entrenamiento.

oOo

Una hora más tarde Remus y Anne seguían sentados en el mismo lugar, los libros y pergaminos más que olvidados. Hablaban de sus amigos, de cómo James había desistido en salir con Lily y de cómo a ella le había costado darse cuenta que en el fondo no odiaba al chico, sino que el sentimiento era algo mucho más profundo. El problema surgía ahora. Según Remus, James no iba a pedirle a Lily que saliera con él otra vez y Anne aseguraba que su amiga no se iba a atrever a confesarle sus sentimientos a James.

- Pues no sé cómo pretendes que convenza a James si no puedo decirle nada de lo que me has contado. – dijo Remus después de que Anne le hiciera prometer que no les dirían nada a sus amigos.

- A ver cómo lo consigues porque como le digas lo que yo te he contado, Lily me mata. – repuso Anne con gesto serio – Y no te conviene, porque yo le confesaría que te lo había dicho a ti y entonces tú tampoco vivirías para ver lo que nos espera cuando salgamos del colegio.

Sirius apareció en la sala antes de que Remus pudiera contestar. Por la cara que traía, el licántropo no dudó que su amigo estaba muy enfadado. Tanto que ni se paró a dar explicaciones. Gruñó algo parecido a cama y subió las escaleras como una bala.

- ¿Y este? – inquirió Anne desconcertada. Ver a Sirius Black con tal grado de irritación era igual que ver a McGonagall riendo: casi imposible.

- Si no me equivoco su problema viene entrando. – Remus señaló con la mirada a Casey, que ni siquiera se había molestado en mirarles y estaba ya subiendo a su habitación.

- ¿Casey? Pero si ella había quedado con Jack...

Remus simplemente se quedó callado, pero su cara reflejaba a la perfección lo que opinaba del asunto. Anne lo entendió y empezó a recoger sus cosas para ir a ver a su amiga.

- El mundo se está poniendo del revés – murmuró negando con la cabeza.

- Intentaré convencer a James para lo de Hogsmeade. – aseguró el chico antes de que Anne se fuera. Si conseguía persuadir a su amigo de que lo intentara con Lily una última vez sería una hazaña. Porque quedaban sólo dos días para la próxima visita al pueblo y James era terco como nadie.

oOo

Jueves por la noche; todos habían subido ya del comedor y la gente empezaba a abandonar la sala común de Gryffindor. Remus vio llegar la oportunidad de hablar tranquilamente con James, sin interrupciones. Sirius no se había molestado en bajar a cenar, llevaba haciéndose el dormido de forma exagerada desde que llegara a la torre por la tarde y sus amigos prefirieron no molestarle todavía. Y a las chicas tampoco las habían visto en el comedor, como bien le había indicado Remus a James, quien no pareció darle importancia.

Sin embargo, y aunque la sala estaba ya casi vacía, Remus prefería hablar con James en su habitación, donde no habría oídos indiscretos. Y como no era muy habitual que fuera a la habitación de su amigo sin razón aparente, el licántropo le confesó que tenía algo muy importante que decirle y no quería despertar a Sirius o a Peter. A James se le cambió la cara. Por fin Remus Lupin hablando de sus propios sentimientos. Eso era una novedad.

Pero nada más lejos de la realidad. Iban a hablar de sentimientos, sí, pero no precisamente de los del licántropo.

- Mentiroso – siseó James una vez en su habitación. Remus había empezado con su plan. – Me has engañado para que hablemos de mí. Otra vez. ¿Tú es que no tienes ningún amor escondido por ahí¿No te gusta ninguna chica o qué?

- Mis sentimientos están mejor como están y yo no estoy tan mal como para necesitar hablar de ello. – contestó Remus sentándose en uno de los sillones y haciendo memoria de lo que había planeado decirle a su amigo. –Tú sí estás mal y tenemos que poner remedio a eso.

- Pues como no le supliques a Lily que salga conmigo y se enamore perdidamente de mí no sé cómo vas a hacerlo. – repuso James con sarcasmo. – Ya se me pasará algún año de estos. Por lo pronto el plan de evitarla está dando sus frutos. Ahora sólo pienso en ella veintitrés horas diarias.

- No seas imbécil, estás demasiado enamorado de ella como para poder olvidarla así de fácil.

- Vaya pues, gracias por tu apoyo. Es justo lo que estaba necesitando. – ironizó el moreno.

- Lo que tienes que hacer es volver a intentarlo. – aconsejó Remus.

- Para que vuelva a rechazarme. Sí, es lo que estaba pensando hacer.

- ¿Y si te dijera que sí? – sugirió el licántropo con el brillo de la seguridad en la mirada.

- No lo ha hecho en... a ver, déjame contar... - James empezó a enumerar en silencio con los dedos de las manos. - ... un millar de veces, no va a hacerlo ahora. Créeme, la conozco. Antes se queda con el calamar, con todos los Slytherins e incluso con Dumbledore. Estoy cansado de escuchar sus excusas y ya me las sé todas. No es necesario que me las repita.

Remus soltó un bufido. Estaba resultando más complicado de lo que había previsto.

- Pero es que deberías ser menos... arrogante con ella. Siempre que se lo has pedido has ido como dando por sentado que te iba a decir que sí y Lily tiene también su orgullo.

- Sí, ya sé cómo me he portado con ella antes. – protestó James – Pero las últimas veces he sido distinto. Simplemente le preguntaba si quería venir conmigo a cualquier sitio y ella contestaba 'NO' antes de darme tiempo a reaccionar. Eso no es orgullo, es que no me soporta.

- Últimamente está rara – comentó Remus en un nuevo intento. – He notado que ya ni te regaña y está como ausente. ¿No lo has notado?

- ¡Pues claro que lo he notado! Si no puedo evitar estar pendiente de ella todo el tiempo... Pero eso no significa nada.

- ¿Y si es por ti?

- No tendría sentido. – contestó James frunciendo el ceño. – Es más, no tiene sentido.

- Pues yo creo que deberías intentarlo, al menos una última vez. – opinó Remus mordiéndose la lengua para no confesar todo lo que sabía. Si James supiera que Lily estaba enamorada de él era capaz de ir corriendo a su habitación a buscarla. Y Lily mataría a Anne y luego lo mataría a él. Mejor no.

- ¿Qué perderías? El 'no' ya lo tienes. – insistió el chico.

James miró a su amigo con una ceja alzada, como preguntando '¿me lo estás diciendo en serio?'

- El sábado hay visita a Hogsmeade. La oportunidad perfecta.

- Ya en serio Lunático¿estás bromeando?

- Para nada – replicó Remus rápidamente – Piénsalo. No pierdes nada por volver a preguntarle y si no lo haces te vas a quedar con la duda. ¿Cómo sabrías entonces si ella está así por ti?

James no supo cómo responder a eso y empezó a preguntarse por qué estaban teniendo aquella conversación justo ahora. Remus, pensando que todo lo que podía hacer ya lo había hecho, se despidió de su amigo y se marchó a su habitación. Tendría que esperar que los sentimientos de James fueran más fuertes que su tozudez.

El viernes James se despertó cansado. Le había costado quedarse dormido la noche anterior, después de hablar con Remus, porque no había hecho más que darle vueltas al asunto. Era cierto que Lily estaba como ausente desde hacía un tiempo pero¿cómo creer que ese cambio se debía a él? Una parte de su mente le aconsejaba que siguiera actuando igual, que probablemente no soportaría un nuevo rechazo de la chica. Pero por otro lado había una vocecita que le instaba a intentarlo una última vez, que se arrepentiría si no lo hacía. Y cuando despertó a la mañana siguiente aún no sabía qué hacer.

Bajó a desayunar con sus amigos como siempre y Remus no le preguntó nada acerca de lo que habían hablado la noche anterior. Así era él, te decía lo que tenía que decir, te aconsejaba y te daba su opinión una sola vez. Luego te dejaba tranquilo. Ni te insistía para que le hicieses caso ni te echaba en cara si hacías todo lo contrario a lo que él te había aconsejado. Nunca influía en la decisión final.

James pensó en hablarlo con Sirius, para que le ayudase a decidir, pero su amigo estaba ido, como si su mente estuviese muy lejos de allí. Remus le dijo que no tenía ni idea de lo que le había pasado, aunque tenía ciertas sospechas. Y así la mañana transcurrió con la misma normalidad de siempre: primero clase de Pociones, luego Defensa y a almorzar. Por la tarde tenían Encantamientos y Herbología. El viernes era uno de los pocos días en que James y Lily compartían todas las clases, así que el chico la estuvo observando la mayor parte del tiempo. La frase "te arrepentirás" se repitió infinidad de veces en la mente de éltodo el día.

Al final, mientras hacía la tarea de Herbología más tarde en la sala común, decidió que podría aguantar un rechazo más. Sólo uno más. Por eso esperaría que Lily volviera de la biblioteca para preguntarle de nuevo.

Pero James estaba sentado de espaldas a la entrada de la sala común y no vio cuando Lily, Anne y Casey entraron y se sentaron en el otro extremo de la habitación. Sí que vio cómo Remus levantaba la vista continuamente y hacía gestos a alguien que James, por la posición donde estaba sentado, no alcanzaba a ver.

Después de un rato miró su reloj y comenzó a pensar que Lily llevaba demasiado tiempo en la biblioteca. Y como estaba tan pendiente de sus pensamientos no se le ocurrió echar un vistazo a la sala y ver a la chica sentada unas mesas más allá. Menos mal que Remus le conocía demasiado bien y sabía que al final volvería a intentarlo, porque fue el que le pegó un codazo cuando vio que Lily se levantaba para irse ya a su habitación.

- ¿Qué te pasa? – inquirió James tocándose el brazo donde su amigo le había golpeado.

Remus no dijo nada, sólo le señaló a Lily con la mirada. James miró a la chica y luego a su amigo, preguntándole en silencio qué debía hacer.

- Venga – susurró Remus empujándole.

James se levantó y se acercó con rapidez a las escaleras que Lily estaba a punto de subir. Cogió aire y la llamó.

- Lily.

La chica se le quedó mirando con cara de sorpresa. Era la primera vez que él la llamaba por su nombre.

- ¿Vendrías conmigo a Hogsmeade mañana? – preguntó el chico cerrando los ojos con fuerza nada más formular la pregunta, por lo que pudiera pasar.

- Me encantaría – contestó ella esbozando una tímida sonrisa.

Él, que esperaba los gritos de siempre, abrió los ojos de repente y lo único que se le ocurrió fue preguntar de nuevo, por si había escuchado mal.

- ¿Estás segura?

- Sí, claro – afirmó ella agrandando la sonrisa –Nos vemos mañana en el desayuno, James – y se fue escaleras arriba, sin borrar la sonrisa.

El chico se quedó sonriendo de pie junto a la escalera hasta que ella desapareció. Entonces se dio la vuelta para ir con sus amigos y vio a Remus levantando el pulgar en señal de victoria hacia Anne, quien le respondía con el mismo gesto. Al verlos, James comprendió. La noche anterior Remus le había insistido tanto porque ya sabía que Lily le diría que sí, seguramente Anne se lo habría contado. Pero ahora eso daba igual. James sólo podía pensar que Lily era aún más preciosa cuando le sonreía.

Decir que James durmió plácidamente aquella noche es decir poco. Se acostó sintiéndose tranquilo, feliz y emocionado; incluso llegó a pensar que no podría dormir de la emoción. Pero sí que lo hizo. Y aunque al despertar recordó que había soñado con mil y una formas que Lily podría usar para no tener esa cita, a él ya le daba igual. Pasara lo que pasase ese día iba a guardar como un tesoro la imagen de la pelirroja sonriéndole, porque jamás la había visto tan perfecta como en aquel instante. Y lo mejor era que aquella sonrisa fue para él, sólo para él.

Cuando se despertó sus amigos ya estaban en pie, listos para el desayuno. James no tardó mucho en cambiarse y peinarse, no quería hacer esperar a Lily ya que ella solía madrugar bastante más que él. Mientras iban bajando James no podía evitar sentirse pletórico y tampoco podía borrar la enorme sonrisa de su cara, que Sirius había calificado de atontado.

- Oye Canuto¿qué pasa contigo? – quiso saber James antes de entrar al comedor. – Ayer toda la tarde callado, el jueves haciéndote el dormido después de entrar enfadado a la sala común y hoy tus comentarios dejan que desear en cuanto a lo gracioso. ¿Qué ocurre?

- Nada grave – contestó el chico quitándole importancia – Hay cosas que me sacan de quicio a veces. Pero no te preocupes – añadió al ver el ceño fruncido de su amigo. – No tiene importancia.

- ¿Seguro? Ya sabes que puedes contarme lo que sea.

- Seguro – insistió Sirius pasándole un brazo por los hombros. – Mira qué listo es nuestro pequeño Lunático, ha escogido sitios en la mesa. – le dijo con una sonrisita al ver que Remus había ido a sentarse justo en frente de donde estaban Anne y Lily.

- Cuando vuelva del pueblo hablaremos¿de acuerdo?

- Claro que hablaremos – aseguró Sirius con picardía. – Después de tantos años Evans ha dicho que sí y eso se merece una buena charla.

James como respuesta frunció el ceño, para que su amigo viera que no sólo iban a hablar de su cita.

Cuando se sentaron en la mesa y James y Lily se saludaron, los otros tres se miraron entre sí y sonrieron. Acababan de dejar de existir para sus dos amigos.

Sirius, que no tenía ganas de ir al pueblo, se despidió de sus amigos cuando acabó de desayunar y se marchó de nuevo a la sala común.

- Otro como Casey – comentó Lily cuando el chico se hubo marchado. – Aunque ella por no querer no ha querido ni venir al comedor a desayunar con nosotras. ¿Se habrá peleado con Jack? - le preguntó a Anne, que se encogió de hombros.

- Remus, tienes que devolverme mi ensayo de Aritmancia ¿recuerdas? – le indicó Anne al chico cuando ambos habían terminado de desayunar.

Y con la excusa de subir para devolverle el trabajo los dos se fueron del comedor dejando a Lily y James solos. Ella al verse a solas con James comenzó a ponerse nerviosa. Se echó más zumo para retrasar un poco más la situación pero el chico se levantó antes de que ella terminara de beber.

- ¿Nos vamos? – le preguntó a media voz y esbozando una sonrisa.

- Claro – contestó ella levantándose y sintiéndose reconfortada con la calidez de la sonrisa que James le dirigía. ¿Cómo había tardado tanto en aceptar que aquella sonrisa era perfecta?

El camino hasta Hogsmeade se les hizo muy corto porque, pasados los nervios iniciales, ambos comenzaron a hablar pacíficamente y con la misma confianza de los amigos de siempre. Y Lily descubrió que conversar con James le resultaba mucho más fácil que hacerlo con cualquier otro chico, incluso que con Remus que era un chico encantador.

Llegaron al pueblo y emprendieron la marcha hacia la calle principal, la de las tiendas. Llevaban un rato caminando viendo los escaparates, a ratos conversando a ratos en silencio. Y fue durante uno de esos últimos momentos cuando James se aventuró a coger de la mano a Lily. Vio cómo ella sonrió aún más al sentir las manos de ambos entrelazadas y pensó que si su corazón estallaba era de pura felicidad.

Después de pararse en la mayoría de los escaparates James guió a Lily a través de unos callejones del pueblo.

- ¿Adónde me llevas? – la chica, desconcertada, miraba hacia uno y otro lado intentando averiguar dónde iban.

- A un sitio donde no has estado nunca.

- No es por desilusionarte pero llevamos viniendo aquí desde tercero y Hogsmeade es lo suficientemente pequeño como para no tener rincones secretos después de unos años.

- De todas formas, no has estado nunca. – insistió James torciendo a la derecha por un camino que al final se perdía entre el bosque.

- Además – continuó él parándose un momento y mirando a Lily a los ojos. - ¿no te incomoda que todos los alumnos del colegio nos miren?

- Culpa mía, supongo. Si no te hubiese rechazado tanto tiempo no seríamos una novedad ahora. – aseguró Lily en voz baja e intentando evitar la mirada de él.

- Bobadas – James alzó la mano que tenía libre y la posó en la mejilla de ella, consiguiendo que volviese a mirarle a los ojos. – Hubiera sucedido de todas formas. Pero da igual, yo he venido contigo y quiero estar sólo contigo. Y conozco un sitio perfecto, vamos.

Cuando diez minutos más tarde, y tras dar algunos rodeos, Lily vio aparecer la silueta de la Casa de los gritos, soltó una risita. Le dijo a James que ella había estado allí muchas veces pero él sólo sonrió. Se acercaron al caserón por la parte de atrás y el chico empezó a caminar más lentamente, como buscando algo. Lily intentó decirle que no era buena idea entrar porque la casa parecía a punto de caerse, pero él le pidió que guardara silencio para que la gente que había en la parte delantera no les escuchara. Al poco tiempo James dio con lo que buscaba, una puerta de madera en el suelo, oculta bajo unos matorrales. Se agachó, sacó la varita y con un sencillo Alohomora la puerta se abrió y dejó entrever unos peldaños.

- ¿A qué nunca habías estado dentro? – James sonreía con superioridad mientras cogía de nuevo a Lily de la mano y se adentraba por la escalera que acababa de descubrir. –Cuidado con el techo que es un poco bajo hasta llegar al final de la escalera.

Lily le siguió en silencio, despacio para no dejarse la cabeza en aquel techo. El sitio no le daba miedo, a pesar de lo tétrico de la decoración con telarañas y capas de polvo cubriéndolo todo. Lo que sentía más bien era desconcierto. ¿Era ese el lugar que James tenía como ideal para una primera cita? Justo al pasar esa idea por su mente otro pensamiento se asomó... ¿Y si era una broma? Después de tantos rechazos, algunos de ellos humillantes, no sería extraño. James habría acabado por odiarla y seguramente se lo querría hacer pagar de alguna forma.

Soltó la mano del chico de repente, como si quemase.

- ¿Quién te lo dijo? – murmuró dando un paso atrás.

- ¿Decirme qué¿Estás bien? – habían llegado al final de la escalera y James se había vuelto hacia ella al notar cómo había soltado su mano bruscamente.

- Pensaste que sería gracioso¿verdad?

- ¿De qué estás hablando, Lily? – el chico la miraba muy confuso, sin acertar a comprender por qué ella volvía a ser fría y dura con él.

- Pensaste que me aterraría al entrar aquí – continuó Lily, haciendo esfuerzos por no dejar salir las lágrimas de desilusión que se agolpaban en sus ojos.

- ¿Miedo¿A esto? Tú no le tienes miedo a esta casa, lo sé. – repuso el chico empezando a entender. – Escuché hace tiempo a Casey decir que te encantaría entrar aquí, pero que nadie quería ir contigo y por eso no lo habías hecho. Pensé que sería lo único original que podría hacer contigo en Hogsmeade. – esto último lo dijo bajando la voz y dando los dos pasos que lo separaban de Lily.

Ella lo miró a los ojos y supo que no mentía. Y volvió a sentirse como una estúpida.

- Lo siento – musitó cerrando los ojos un instante, para hacer desaparecer tras ellos las lágrimas que había estado a punto de soltar.

- Mi fama de bromista me precede – contestó James quitándole importancia mientas la cogía nuevamente de la mano. – Pero contigo nunca, Lily. Sería incapaz.

Como respuesta ella sonrió aliviada y se acercó a darle un beso en la mejilla. James se quedó parado unos segundos antes de seguir el camino hasta la buhardilla, que era lo que quería mostrarle. La sonrisa casi no le cabía en la cara.

- Eso de que esta casa está encantada son cuentos¿no crees? – comentó Lily mientras subían el último tramo de escaleras. – No es más que una casa abandonada hace siglos, llena de polvo y bichos. Aunque tiene su encanto.

- Un día de estos hablaremos con detalle de los cuentos de esta casa. – prometió James alcanzando el pomo de la única puerta de ese piso. – Ahora tienes que ver esto.

La habitación que se abría ante ellos era rectangular, y aunque la inclinación del techo y la escasa luz la hacían parecer pequeña Lily calculó que sería casi del mismo tamaño que su dormitorio. La única ventana por la que se colaba la claridad estaba situada en el centro de la estancia, donde James acercó a Lily para que contemplara el paisaje que se veía desde allí: en primer plano estaba el bosque que habían cruzado unos momentos antes y sobre él se veía una perspectiva magnífica del colegio.

- La vista es preciosa – dijo Lily abriendo la ventana y apoyándose en el alféizar.

James se colocó a su lado en la misma posición y mirando hacia el mismo lugar que Lily.

- Tú eres mucho más bella. – susurró en el oído de ella.

Lily se apartó de la ventana para que James no viera que se había sonrojado. Caminó por la habitación intentando mostrar interés por los pocos muebles que había, pero la mirada de James siempre siguiéndola la hacía ponerse más nerviosa de lo que ya estaba.

- Por la capa de polvo yo diría que la casa lleva abandonada casi un siglo. – comentó en un intento de que el nerviosismo se esfumara.

- Lily. – el chico se había acercado a ella por detrás y había susurrado su nombre en su oído.

- ¿Sí? - ella se había dado la vuelta y ahora estaba frente a James, su nariz casi rozando la barbilla de él, que era unos centímetros más alto.

- No te alejes. – susurró James inclinando un poco la cabeza para mirarla a los ojos. Alzó su mano derecha y acarició el cabello de ella.

- ¿Por qué? – Lily también hablaba en susurros. Cerró los ojos sólo un instante, cuando sintió la mano de él pasar de su pelo a su mejilla, de donde ya no se movió.

- Porque... porque...- James se acercó un poco más y, cuando un suspiro de ella acarició sus labios, olvidó lo que iba a decir.

Lily cerró los ojos y colocó una mano sobre la que James tenía en su mejilla mientras él entrecerraba los ojos también y terminaba de acortar los milímetros que separaban sus labios. A su alrededor el tiempo pareció detenerse.


N/A¿Qué les ha parecido? A mí me encantó escribir este cap (la escena de la pelea entre Sirius y Casey fue divertidísima de escribir jeje). Sé que algunas de ustedes querían hacer sufrir un poco más a Lily (ay que ver que malas jeje) pero bueno, la idea de este fic es que fuera corto (aviso que este es el penúltimo cap) y tampoco daba tiempo a que ella sufriera mucho más.

Quiero agradecerles muchíiiisimo sus reviews! Wow! nunca había recibido tantos y eso me animó un montón. ¡Gracias! Os veo en el último cap (que espero acabar esta semana) :P

Un beso,

Nasirid