Disclaimer: (Ver capítulo 1)

N/A: Y llegamos al final del experimento que ha sido escribir por primera vez sobre los merodeadores... Sé que muchas me han dicho que cómo es posible que lo acabe aquí... pero debo decirles que desde el principio lo había planeado de esta forma. Quería que fuese un fic cortito donde se explicara (desde mi punto de vista, obviamente) cómo fue que Lily dejó de odiar a James. Y ya que lo hemos descubierto no le veo mucho sentido continuar con más capítulos... Quiero darles las gracias a tooodas las personas que me han dejado un review porque no soñaba con recibir tantos! Me han hecho muy feliz

Y ahora, ya no entretengo más... Espero que les guste este final...

El Experimento

(Sexta parte)

Más de la mitad de los alumnos de Hogwarts estaban en aquel momento disfrutando de la libertad de Hogsmeade. Dar un paseo por el pueblo, comprar golosinas en Honeydukes y tomarse una cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas... cosas que a Casey no le apetecían ese día. Por eso se había negado a acompañar a Anne para hacer unas compras y la había dejado sola. Ahora, tumbada en su cama, se arrepentía. Porque se aburriría yendo sola y luego se lo echaría en cara y porque ella no le compraría aquellos caramelos de cereza que tanto le gustaban. "Si querías caramelos podrías haber venido conmigo". Seguro que Anne le decía algo así.

Se levantó de la cama y se vistió. Bajaría a la sala común por si alguien se había quedado y así dejaba de estar sola ella también.

- Con el mal tiempo a alguien se le debe haber quitado las ganas de salir. – murmuró para sí misma al asomarse por la ventana del dormitorio y ver los nubarrones que amenazaban lluvia.

A medida que iba bajando los escalones hasta la sala común oía con más claridad unas pocas conversaciones. Pero al ver la habitación descubrió que eran los de primer y segundo curso, que no tenían permitida la visita. Al parecer todo Gryffindor, de tercero en adelante, había decidido pasar el día en el pueblo. Suspiró. Iba a ser un sábado de lo más aburrido.

Se dio la vuelta y subió a su habitación por un libro, se estaba más a gusto leyendo junto a la chimenea de la sala común que en el dormitorio. Al volver abajo se cruzó con Peter Pettigrew que se dirigía al retrato de la Dama Gorda. No saludó a Casey como era habitual, actitud que ella agradecía ya que el chico le parecía muy extraño. Iba directa a su sillón favorito, uno viejo y mullido que había justo en un lado de la chimenea, pero se lo encontró ocupado.

-Tenía que ser su sillón favorito también... – masculló irritada al descubrir que el ocupante no era otro que Sirius Black.

Al menos la chica agradeció que estuviera dormido, así evitaría tener que ignorarle intencionadamente o gritarle a la cara que era un idiota. Aún no se había decantado por tratarlo de alguna de las dos formas porque ambas le parecían divertidas.

Casey decidió que lo mejor sería sentarse lo más alejada posible de él, aunque eso supusiese separarse de la chimenea. De forma que acabó por quedarse en otro sillón que había libre al lado de la ventana, al menos desde allí podría ver llegar a sus amigas. Lily probablemente volvería al atardecer pero Anne, que sólo iba de compras, regresaría antes de almuerzo. ¡Anne! Casey sonrió al darse cuenta que ella tampoco iría sola después de todo: con Sirius y Peter en el colegio y James de cita con Lily, Remus tampoco tendría con quién ir a Hogsmeade, y tan amigos como eran él y Anne no se irían cada uno por su lado...

"Al final la única que se queda sola soy yo. Qué triste" pensó antes de abrir el libro.

oOo

Las Tres Escobas estaba a rebosar, suerte que Remus y Anne llevaban un tiempo allí porque sino no habrían encontrado sitio para almorzar. Ninguno de los dos había planeado quedarse hasta esa hora en el pueblo ya que sólo tenían que hacer unas compras, pero ahí estaban, hablando desde hacía un par de horas.

- No es por dar más o menos esperanzas, pero si Casey ha terminado con Messer será por algo¿no? – Remus había acabado por sacar el tema de los sentimientos de sus amigos y discutía con Anne las posibilidades que Sirius tenía con Casey.

- En serio Remus, no le busques cinco pies al gato que parece que quieres hacer de celestino ahora con todos tus amigos. ¿Con quién vas a emparejar a Pettigrew? – preguntó Anne con burla.

- Yo no hago de celestino, sólo te digo lo que veo. – repuso el chico sin molestarse. – Y te aseguro que a Sirius le pasa algo con Casey¡hasta un ciego lo vería!

- Le pasa que se lleva fatal con ella y no la soporta. Pero no hay problema porque el sentimiento es mutuo.

- ¿Y por qué ha terminado con Messer? – insistió Remus con rin tintín.

- Anda, déjalos tranquilos y come, que se te enfría. – le contestó señalando el plato que llevaba ya unos minutos delante de él. – Y no sé por qué lo han terminado porque no me lo ha dicho. Pero si te quedas más tranquilo creo que nuestro plan sí funcionó con James y Lily. – dijo al ver entrar a la pareja.

Anne le hizo señas a su amiga para que fueran a sentarse con ellos ya que no quedaba ningún sitio libre. La chica no pudo dejar de notar que venían cogidos de la mano y eso la hizo sentirse feliz y tranquila, porque para cuando Lily se enterara que ella le había contado todo a Remus, su mal humor se habría esfumado. O eso esperaba.

- Hola chicos – saludó James alegremente cuando llegó a la mesa.

- Hola – contestaron Anne y Remus al mismo tiempo.

- Suerte que estáis aquí porque entonces nos habríamos quedado sin comer hoy. – comentó el moreno para llenar el silencio que se había producido.

- Eh... Sí, claro. Una suerte. – contestó Remus sin atreverse a preguntar qué tal había ido todo.

James miró a Lily porque no entendía por qué se quedaba tan callada, y menos delante de Remus y Anne. La pelirroja no le devolvió la mirada pero dio un apretón a su mano, que aún permanecía entrelazada a la de ella debajo de la mesa. Y James entendió que Lily no sabía cómo actuar ahora, en esa nueva situación. Iba a abrir la boca para decir algo pero Anne se le adelantó.

- ¡Oh, vamos! Parecemos unos desconocidos... Lily, tú y James estáis saliendo por lo que se ve, así que déjate de timideces a estas alturas, que ya nos conocemos todos.

- Anne tiene razón – intervino Remus con una sonrisita – No es como si no supiéramos que acabaríais así tarde o temprano. No hay nada que nos sorprenda.

James y Lily sonrieron, ella sin poder ocultar el ligero rubor de sus mejillas.

- Es que es raro – dijo la pelirroja mirando alternativamente a sus amigos. – Hace unos meses me hubiera muerto de hambre antes que sentarme con James a comer. Y ahora...

- Ahora te mueres si no como contigo. – acabó James de forma dramática.

- ¡Oye! – protestó Lily dándole un golpecito en el brazo a su ahora novio. Al instante los cuatro estaban riendo.

- Voy a pedir algo de comer antes de que alguno de los dos se muera de hambre. – añadió James levantándose.

- Nos alegramos mucho por los dos, Lily. – afirmó Remus haciendo que la chica volviera a mirarlos a él y a Anne.

- Salió bien vuestro plan. – Lily seguía sonriendo, aunque ahora alzaba una ceja al volver la vista a sus amigos. Anne abrió la boca para intervenir pero la pelirroja continuó hablando. – James me ha contado la repentina charla que tuvo el jueves por la noche contigo, Remus, y los gestos de victoria que ambos hicisteis después de que yo le dijera que sí ayer.

Remus y Anne borraron sus sonrisas en un segundo, los habían pillado. Lily soltó una risita al ver las caras de sus amigos.

- Seguro que Anne te asustó diciéndote que yo te mataría si le contabas algo a James¿verdad, Remus? – el chico esbozó una sonrisa nerviosa que daba a entender que así había ocurrido. – Probablemente os hubiera dejado de hablar unos días si esto no hubiera salido bien. Pero no porque Anne se hubiera ido de la lengua, sino porque yo estaría triste si James pasaba de mí un solo día más.

- Yo no habría intervenido si tú te hubieras lanzado. – repuso Anne, tranquila otra vez.

- Lo sé – contestó Lily levantándose. – Y gracias, a los dos. – les dio un beso en la mejilla a cada uno y volvió a sentarse. – Sois geniales.

- Sí, unos grandes amigos. – James había vuelto de la barra y había escuchado la última parte de la conversación. Le dio un beso en la mejilla a Anne (que se quedó sorprendida por el gesto) y un apretón en el hombro a Remus. Luego volvió a sentarse junto a Lily al tiempo que traían sus platos.

- Y ahora a comer.

oOo

La repentina tormenta que había comenzado un par de horas atrás parecía haber decidido a muchos de los alumnos a volver de Hogsmeade antes de tiempo. En aquel momento los Gryffindor comenzaban a volver del almuerzo y Casey seguía sentada en el mismo lugar. Se había pasado la mañana leyendo, acurrucada en un sillón y sin la más mínima señal de hambre, por lo que no había ido si quiera a almorzar. El único bocado que había probado esa mañana eran las tres ranas de chocolate que tenía en su habitación; la sensación extraña de su estómago le había quitado el apetito. Media hora después de haberse sentado ya había olvidado que Sirius Black estaba dormido en su sillón favorito y se había concentrado en la lectura.

Tan absorta estaba que no se daba cuenta de lo que ocurría en la sala común y que hacía un buen rato que Sirius se había despertado y estaba asomado por uno de los lados del sillón, observándola.

Sirius se había quedado dormido por el aburrimiento. No había acompañado a Remus porque aquella extraña sensación en su estómago seguía ahí, intermitente desde hacía dos días. No le estaba dando demasiada importancia a pesar de que por primera vez desde que tenían permiso no había querido ir a Hogsmeade.

Durmió toda la mañana hasta después del almuerzo, al que no bajó porque no tenía apetito. Cuando despertó pilló a dos alumnas de quinto que lo habían estado mirando mientras dormía y que ahora, al verse descubiertas, sonreían nerviosamente desde un sofá que había a la derecha de él. Sirius ni se inmutó y se puso a buscar con la mirada a alguien conocido, quizás Remus podría haber vuelto. Pero no vio a nadie de séptimo hasta que se apoyó en uno de los brazos del sillón y miró por detrás de él. Unos metros más allá, junto a la ventana, estaba Casey acurrucada en un sillón leyendo un libro. Sirius se la quedó mirando a la espera de que ella alzara la vista y empezase a soltarle toda clase de improperios. Pero no lo hizo y él continuó observándola.

Tenía la melena castaña recogida en una trenza no muy larga de la que se habían escapado algunos mechones que caían sueltos sobre su cara. En el rostro un gesto de serenidad la hacía parecer una chica tranquila, amable e incapaz de hacer daño a una mosca. Sirius pensó que no había nada más alejado de la realidad y que por muy modosita que ella pudiera parecer en el fondo era una fiera, que además se creía superior a él por ser capaz de ignorarle y hacerlo sentir como un insecto invisible cada vez que estaban juntos. Le llenaba de rabia recordar cada una de las veces que él le había hablado y ella lo había mirado como el que mira una pared vacía y, en vez de contestarle, o hacía como que no le escuchaba o lanzaba comentarios hirientes. Remus y James ya le habían advertido que ella sólo se limitaba a tratarlo tal y como él había hecho con ella durante años. No obstante, Sirius seguía pensando que la actitud de Casey era más parecida a la de una cría, porque él ahora había madurado y quería llevarse bien con sus compañeros y cada vez que lo intentaba con ella sólo recibía su silencio. Y últimamente acababa de muy mal humor cada vez que ella lo ignoraba, pero seguía sin saber por qué.

El límite de su irritación había sido encontrarla con Messer en la entrada a la torre de Gryffindor el jueves anterior: Casey había vuelto a dirigirle la palabra (sólo insultos, pero ya era un avance) y aún así, Sirius no podía recordar una situación en la que él hubiese estado más enfadado en su vida.

"¿Por qué eres tan desquiciante, Casey?" se preguntó a sí mismo mientras continuaba observándola.

La chica levantó la vista del libro, como si hubiese podido escuchar la pregunta que Sirius le había hecho en silencio. Tal vez si él se hubiera sentado en el sillón para que ella no le viera no habría ocurrido nada, pero Sirius permaneció en la misma posición, mirándola y deseando en el fondo que ella volviera a hablarle, aunque fuera con insultos.

- Te resultaría más divertido comprarte un mono que quedarte mirándome. – soltó Casey mirándole a los ojos.

- No, no lo sería. – Sirius no contestó al tono de irritación de ella, sino que habló como hacía normalmente. Quería comprobar si era posible que ambos mantuviesen una conversación civilizada.

- Deja de mirarme, imbécil. – a Casey sin embargo la irritaba aún más que él se comportara como si se llevaran bien.

- Yo no te estoy insultando, así que no creo que tú debas hacerlo.

Ella cerró el libro de un golpe y lo puso a un lado del sillón. Su nivel de enfado comenzaba a aumentar y el hecho de que Sirius encontrara gracioso todo aquello no ayudaba a la calma. Y es que él, al ver la forma en que ella entrecerraba los ojos y fruncía el ceño, no pudo evitar una sonrisa. Pensó que Casey ponía una cara muy graciosa cuando se enfadaba.

-Yo puedo ignorarte, insultarte e incluso maldecirte si a mí me parece bien. – Casey se había levantado del sillón y cerraba los puños con fuerza. ¿Tenía que ser él precisamente el que se burlara de ella en aquel momento?

- No te atreverías – aseguró el chico con suficiencia.

- ¿No? – preguntó ella sacando rápidamente su varita del bolsillo.

La sala común era una habitación grande, pero no lo suficiente como para que no se escucharan sus voces. Los alumnos más pequeños salieron corriendo de allí al ver a la chica empuñar la varita con decisión; el resto se quedó mirando a Sirius, para ver qué hacía. Tuvo menos de dos minutos para asimilar la respuesta de Casey antes de tener que volverse rápidamente para esquivar un hechizo. Esa fue la señal para que los que quedaban en la habitación se fueran de allí apresuradamente.

- ¿Estás loca? – exclamó Sirius desde detrás del sofá al tiempo que buscaba su varita. El intento de conversación civilizada había quedado en eso, un mero intento.

- No estoy loca, sólo respondo a tus desafíos. – contestó ella con la varita alzada y esperando que el chico saliera de su escondite improvisado. Podría acercarse al sillón y lanzarle un hechizo que lo pillara desprevenido, pero así era más divertido. - ¿Asustado, Black?

- ¡No me asusto de ti, idiota! – Sirius salió de detrás del sillón y ahora la apuntaba con la varita. – No eres para tanto.

- ¡Deja de fastidiarme de una vez¡Estoy harta de tu arrogancia, Black!

Ambos estaban de pie, apuntándose con las varitas pero sin lanzarse ninguna maldición, sólo ser miraban a los ojos y se gritaban con la misma furia de la última vez.

- ¡Eres tú la que siempre fastidia todo!

- ¿Ah, sí¡Que yo sepa ninguna de tus novias te ha dejado por mi culpa! – estalló Casey recordando su última conversación con Jack. - ¡Así que no me vengas a decir estupideces!

Sirius comprendió que ella había roto con Messer por él... ¿por él? Tenía que haber algún detalle que se le escapaba de todo aquel asunto porque no entendía qué tenía él que ver con los novios de la chica.

- ¡IMPEDIMENTA!

Sirius cayó hacia atrás después de recibir un haz de luz procedente de la varita de ella. Se había despistado al quedarse pensando en lo de Messer.

- Para no ser para tanto te voy ganando – rió ella al ver cómo el chico se levantaba con agilidad.

Casey tuvo el tiempo justo de agacharse para evitar el hechizo que él había lanzado como respuesta.

Cuando una media hora más tarde Remus, Anne, Lily y James entraron a la sala común se la encontraron destrozada.

- ¡EXPELIARMUS! – gritaron al mismo tiempo Anne y James.

Las varitas de Sirius y Casey salieron volando. Lily las recogió con un rápido Accio, antes de que sus dueños volvieran a hacerse con ellas.

- ¿Pero qué demonios hacéis? – gritó Remus acercándose a Sirius.

- ¿Estáis locos o qué? – riñó Anne cogiendo a su amiga del brazo.

- ¡Empezó ella!

- ¡Empezaste tú, idiota! – repuso Casey soltándose del brazo de su amiga. Miró a Sirius con odio y se fue a su habitación, pegando patadas a todo lo que se iba encontrando por el camino.

Los cuatro se quedaron mirando a Sirius, esperando una explicación. Pero el chico fue a sentarse al único sofá que había permanecido intacto, se cruzó de brazos y se quedó rumiando su enfado en silencio.

- Deberíamos arreglar esto antes de que alguien más lo vea. – propuso Lily apuntando su varita hacia varias sillas.

- Vosotras deberíais subir a hablar con ella, nosotros lo arreglamos. – indicó James cogiendo la varita de Sirius de manos de Lily.

Anne cogió las bolsas que había dejado junto al retrato y subió las escaleras a su habitación. Remus se había acercado a las ventanas y ya estaba reparando los cristales y los sillones que había por allí.

- ¿Me esperas aquí?- susurró Lily, que no quería que su primera cita con James acabara tan pronto.

- Claro – contestó él sonriendo.

La pelirroja se despidió del chico con un beso en la comisura de los labios y se fue escaleras arriba. La mirada de James la siguió hasta que desapareció tras una puerta.

- No mates a Canuto a no ser que no tenga una buena explicación. – Remus se había acercado a su amigo y le daba una palmadita en la espalda.

James suspiró, negando con la cabeza y se puso manos a la obra, tendrían que arreglar el desastre antes de hablar con Sirius, que permanecía callado y con la mirada perdida.

Arriba en la habitación de las chicas de séptimo, Lily y Anne miraban con interés a Casey, que se había tumbado boca arriba en su cama y no había dicho nada aún.

- Lily, no sé qué me encuentras tan interesante – terció Casey indiferente y sin dejar de mirar al toldo de su cama con dosel. – Deberías estar abajo, con James, porque no quiero que luego me eches en cara que vuestra primera cita ha sido corta por mi culpa.

- Ya tendremos más citas – contestó la pelirroja trepando a la cama de su amiga. Echó las piernas de Casey a un lado y se sentó allí con Anne.

- Así que admites que lo de abajo ha sido culpa tuya¿no? – Anne miró a su amiga con una ceja alzada.

- No me enorgullece admitir que la mitad de los sillones están rotos por mi culpa – refunfuñó la chica incorporándose un poco para ver mejor a sus amigas. - ¡Pero ese desgraciado de Black es demasiado rápido!

- ¿Y por qué estabas intentando alcanzarlo? – preguntó Lily.

- ¡Él empezó! – exclamó Casey apretando los puños sin darse cuenta. – Estaba ahí, mirándome y hablándome como si nos lleváramos bien. ¡Y él tiene la culpa de todo!

- ¿La culpa de qué?

- De que Jack me dejara ayer – contestó rápidamente y con impaciencia - ¡Y encima viene a decirme que yo no…

- ¿Que Jack te ha dejado por Black! – saltaron Anne y Lily al mismo tiempo, muy sorprendidas. Ambas sabían que Casey había terminado con el Ravenclaw pero desconocían el motivo.

- Sí, sí claro. Después de verme pelear con Black el jueves – repuso Casey vagamente. - ¡Y yo no iba a dejar que me tomara por una cobarde delante de medio…

- ¿Qué te peleaste con Black el jueves!

- ¿Cuándo pensabas decírnoslo!

Las chicas miraban a Casey con una mezcla de indignación y desconcierto.

- Ya os lo conté ayer antes de… -empezó ella, pero de nuevo fue interrumpida por sus amigas.

- ¡No nos has dicho nada!

- ¿No? – Casey había olvidado por completo que no se lo había contado a nadie.

-¡No! – aseguró Lily – Así que ya puedes empezar.

Casey repitió varias veces a lo largo de su relato que Jack estaba medio ciego y que no merecía la pena seguir con él después de todo. Cuando les dijo a sus amigas las razones que el Ravenclaw había alegado para dejarla, ni Anne ni Lily pensaron que el chico estuviera ciego, para nada.

Según Casey, el viernes por la mañana fue a buscar a su novio en un descanso para pedirle disculpas por el espectáculo que había montado con Black la tarde anterior. Con un gesto que denotaba resignación Jack le había dicho que no podía seguir con ella si le gustaba otro. Casey se apresuró a asegurarle que aquello no era cierto pero él no cedió un ápice, es más, le dijo que el comportamiento que estaba demostrando se lo confirmaba.

- No me sorprende, después de todo más de medio Hogwarts está colado por Sirius Black.

- ¡Yo no estoy colada por Black! – gritó Casey, muy ofendida por el comentario.

- ¿Y por qué actúas así con él?

- ¡Porque me cae fatal!

- Mac Breiser también te cae fatal y no vas por ahí haciéndole el vacío ni haciendo comentarios ofensivos de él. – apuntó Jack con tranquilidad.

- ¡Es diferente! – ella no podía bajar el tono, la indignación que sentía en aquel momento se lo impedía. - ¡Yo odio a Black!

- ¿Seguro?

- ¡Sí, claro que estoy segura!

- ¿Y el hecho de que Black te gustase cuando estábamos en quinto no tiene nada que ver?

Casey se enfadó aún más al recordar aquel año y se quedó en silencio, mirando con rabia a Jack.

- Te equivocas conmigo, Jack. – dijo por fin – Algún día lo verás – y se dio la vuelta para volver a su siguiente clase.

- ¡Y tú algún día verás que tengo razón! – le gritó el chico antes de que ella desapareciera por otro pasillo.

- ¡No quiero escuchar ni media palabra! – gruñó Casey una vez acabado el relato, cuando Anne abrió la boca para opinar. – Lo de quinto fue una estupidez, una chiquillada. Y si pensabais decirme algo de lo que creéis que siento por Black, mejor os calláis. Porque como lo hagáis os dejo de hablar.

Anne y Lily se miraron y cerraron la boca al instante, ninguna de las dos pensaba que Sirius fuera una razón de peso para arriesgar la amistad de Casey, ya que el tono de ella era muy amenazador.

- Bien, veo que me habéis entendido. – dijo la chica al ver que sus amigas seguían en silencio. – En serio, no pasa nada.

- Lo que tú digas – repuso Anne mirándola de soslayo.

- Voy a las cocinas, me ha entrado hambre. – anunció Casey levantándose de un salto de la cama y acercándose a la puerta de la habitación. – Os veo ahora.

- ¿Hacemos bien? – preguntó Lily cuando la puerta se cerró.

- Yo veo cada vez más claro que le gusta Black. – fue la única contestación de Anne.

- ¿Y no vamos a hacer nada?

- Ahora que tú sales con James va a pasar mucho tiempo con Sirius, lo quiera o no. Y entonces ya veremos qué pasa. – Anne miró a su amiga y se le escapó un suspiro de fastidio. – Maldito Remus, siempre tiene razón.

oOo

Mientras las chicas mantenían esa particular conversación en el dormitorio, Remus y James se esforzaban por sacarle alguna frase a su amigo. Se sentaron en el sofá con Sirius y permanecieron unos minutos en silencio, esperando que él hablase sin tener que preguntarle. Pero Sirius ni siquiera levantó la vista hacia ellos, sino que se quedó mirando sus rodillas.

- Sirius – lo llamó James en voz baja. - ¿Qué ha pasado?

No contestó. James miró de nuevo a Remus y ambos se encogieron de hombros.

- Canuto¿por qué estabas peleando con Casey?

Al oír el nombre de la chica Sirius levantó la cabeza y frunció el entrecejo.

- ¿Nayron? Es insoportable – repuso al fin, saliendo del estado de aislamiento en el que se había sumido minutos atrás. – Intentaba mantener una conversación normal con ella y ¿cómo me responde¡Lanzándome una maldición!

- Algo le dirías para que se pusiera a la defensiva. – aventuró Remus, aún desconcertado por el comportamiento de Sirius.

- ¡Al ataque, no a la defensiva, Lunático! – corrigió Sirius levantándose de un salto. - ¡Yo intentando hacerme su amigo y por poco me mata!

- ¿Su amigo¿Desde cuando te interesa la amistad de Nayron? – se extrañó James.

- Pues… pues – Sirius abrió mucho los ojos y miró alternativamente a sus amigos sin saber qué contestar.

Remus esbozó una sonrisa de superioridad ante el silencio del chico, mientras que James alzaba las cejas, incrédulo.

- No es lo que estáis pensando. – se apresuró a decir Sirius ante las caras de sus amigos. - ¡Sólo quiero llevarme bien con ella ahora que Lily y tú sois novios!

- ¿Y cómo sabías que Lily aceptaría ser mi novia antes de que volviéramos del pueblo? – preguntó James mordazmente.

Sirius volvió a quedarse sin nada con que rebatir las palabras de su amigo y ya no sabía cómo hacer para que ellos no creyeran que Casey le gustaba. Porque eso era una estupidez….

- No dudaba que te diría que sí y por eso intenté hablar con Nayron, pero ella me atacó. – repitió Sirius poniéndose nervioso. – Y ¡dejadme tranquilo¿O es que no tenéis nada más divertido que hacer?

No dio tiempo a que Remus o James le respondiera, ya que salió con rapidez por el retrato en dirección a las cocinas; la conversación le había dado un hambre atroz.

- ¡Le gusta! – exclamó James después de unos minutos.

- Ya decía yo que le pasaba algo raro – Remus no estaba tan sorprendido como James ya que llevaba un tiempo suponiéndolo.

- Entonces¿tú lo sabías?

- Lo sospechaba. – admitió el licántropo. – De todas formas creo que él aún no lo sabe.

- Ya me he dado cuenta. Cuando lo haga ya nos lo contará. – James se reclinó en el sofá y suspiró. – Estamos madurando por fin, Lunático. Ya sólo nos falta por saber quién te gusta a ti – añadió guiñándole un ojo.

- Si vas a empezar con eso otra vez me voy a la biblioteca, al menos haré algo productivo. – dijo Remus con aires de fastidio mientras se levantaba para subir a su habitación por su mochila.

James se quedó solo en la sala, pensando en sus amigos y deseando que la charla de las chicas no fuera a alargarse mucho tiempo.

Veinte minutos más tarde Casey bajó por las escaleras hacia el retrato seguida unos minutos después por Anne y Lily. La primera llevaba su mochila y se dirigía a la biblioteca a adelantar sus tareas y Lily fue a sentarse en el sofá junto a James, en silencio. Vio que el chico tenía los ojos cerrados y creyó que estaría dormido. Pensó en levantarse e irse para que durmiera tranquilamente, pero la voz de él se lo impidió.

- Me alegra que la charla no se haya alargado hasta la hora de la cena. – le dijo abriendo los ojos y sonriéndole. – Ahora se me hace raro estar sin ti.

- Lo sé. A mí me sucede lo mismo. – murmuró ella acercándose hasta estar pegada a él. Apoyó su cabeza en el hombro de James y él le pasó el brazo alrededor para acurrucarla junto a su cuerpo.

Pasaron un tiempo en silencio, abrazados en el sofá disfrutando de la calidez y del aroma del otro. Ya no necesitaban decirse nada, no después de haber hablado y confesado tanto en la Casa de los Gritos. Ahora era tiempo de deleitarse con lo que podían demostrarse en silencio.

oOo

Unos cuantos pisos más abajo Casey iba con paso diligente a las cocinas. Se acercó al cuadro de frutas por el que debía entrar y antes de alzar la mano para hacer cosquillas a la pera, el cuadro se abrió para dejar salir a alguien.

- ¿No hay manera de que te esfumes? – inquirió la chica irritada. Sirius Black era la última persona con la que quería cruzarse en aquel momento.

- A mí tampoco me hace especial ilusión verte. – repuso él en tono cortante y evitando mirarla a los ojos.

Se hizo a un lado para dejarla pasar, pero habló una última vez antes de irse:

- Pero no nos va a quedar otro remedio ahora que James y Lily están juntos. – alzó la vista y miró a Casey a los ojos. – Tendríamos que aparentar que no nos odiamos¿no te parece?

Casey dudó un momento antes de contestar:

- Es lo mejor – dijo al fin. – Pero eso no va a cambiar el hecho de que yo siga…

- Odiándome. – terminó Sirius por ella. – Lo sé. Yo tampoco voy a cambiar. – concluyó dándose la vuelta y marchándose por donde ella acababa de venir.

Casey se quedó en el umbral del hueco que dejaba el cuadro, mirando cómo Sirius se iba sin volver la vista. Soltó un bufido y entró a las cocinas.

oOo

La gente que entraba en la sala común de Gryffindor parecía no darle importancia a la pareja que estaba abrazada en el sofá de un extremo de la habitación, ya que nadie se acercaba a ellos.

No obstante, ni James ni Lily notaban al resto de la gente. Estaban pendientes de ellos dos, de los susurros que se dirigían, de las caricias de James en el pelo de Lily y de sus manos entrelazadas. El mundo ya podía venirse abajo porque ellos dos parecían no pertenecer a él.

- James. – lo llamó la pelirroja en voz muy baja.

- ¿Sí?

Lily se incorporó un poco sin llegar a soltarse del abrazo y se quedó mirando a los ojos del chico con ternura. Ambos sonrieron otra vez.

- Gracias por esperarme. – murmuró antes de acercarse a él y fundirse en un beso dulce y cargado de emociones.

FIN


N/A: Y? qué les pareció? Sí, me dejé sin resolver la historia rara que se traen Sirius y Casey... pero eso es sólo por una buena razón. Porque pienso dejarlos para la continuación! Sí, ya la tengo medio en mente y prometo que la voy a hacer... ahora, no prometo fechas porque acabo de empezar las clases y ya tengo poco tiempo libre jeje.

De nuevo dar las gracias por seguirme en este fic, por darme ánimos en los rr's y por pedirme la continuación jeje. Nunca pensé que podría tener semejante éxito y es en agradecimiento a eso que lo voy a continuar en otro fic (también se debe a que les he cogido un cariño terrible a mis personajillos y a escribir de los merodeadores xD).

Un beso enorme,

Nasirid