Consecuencia.

Capítulo 7.

Ni Harry ni Ron lograron sacarle una sonrisa sincera y odiaron a Snape por todo lo que la estaba haciendo sufrir, ya no ver las risas despreocupadas, la alegría en su rostro y la cara que ponía cuando supuestamente estaba enojada con ellos.

Fue en una de las ocasiones en que Harry y Ron fueron a visitar a su amiga que se encontraron con el causante de la tristeza de la que consideraban una hermana.

-Abre, sé que estas ahí, tenemos que hablar- le dijo golpeando la puerta.

-¿Qué hace aquí?- preguntó Ron molesto.

-Qué le importa, Weasley.

-Me importa porque Hermione es mi amiga.

-Si tanto le interesa vengo a hablar con ella.

-Pero ella no quiere hablar con usted- dijo Harry.

-No me importa, tengo que hablar con ella.

-¿Para qué? Para hacerla llorar, para que ya no ría mas, para hacerla sufrir o para que por su culpa pierda al bebé- eso fue más de lo que Snape pudo soportar y pronto Ron salió despedido. Rápidamente Harry corrió en su auxilio, cuando el pelirrojo se puso de pie ambos encararon a Snape con varita en mano y ahí afuera, en un barrio muggle comenzaron a lanzarse hechizos entre ellos que Snape repelía con facilidad.

-¿En verdad creen que me pueden ganar?- preguntó con burla y un brillo de peligrosidad se asomó en sus ojos poniendo en alerta a los chicos, pero aun así no se las iban a dejar fácil y volvieron a atacar por su amiga y por siete años de un maldito infierno.

Los tres recibieron una amonestación monetaria y sólo por pura suerte no terminaron en Azkaban pero sí muy mal heridos, Snape no tomó en cuenta que esos dos habían mejorado mucho sus habilidades desde la batalla final, y ellos no tomaron en cuenta que luchaban con un brujo demasiado poderoso.

Severus no se volvió a parar en el departamento de Hermione lo que quedó del mes; la chica ya se encontraba mucho mejor, de mejor ánimo y con mayor apetito.

-Vamos Hermione, dame un poquito- rogó Ron al ver como agarraba el ultimo pedazo de pastel de calabaza.

-Ron, estoy embarazada, tengo que alimentarme bien ¿No quieres que me pase algo o sí?- preguntó con una sonrisa juguetona.

-No…- dijo con reproche.

Hermione sonrió al ver la actitud infantil de su amigo y le entregó la mitad de la rebanada.

-Para que no digas que soy aprovechada.

-Gracias- dijo con una sonrisa boba al recibir el pedazo de pastel, tomándolo con su mano izquierda ya que la derecha aún seguía en recuperación debido al incidente que no le había causado ninguna gracia a Hermione cuando se enteró.

-Dime, Hermione, ¿qué piensas hacer?

-¿Con qué, Harry?- dijo llevándose un trozo a la boca.

-Con Snape- dijo, aunque de él no habían vuelto a hacer mención en ningún momento desde que todo eso comenzó, era necesario hablarlo.

-Come Harry- dijo dando a entender que no quería hablar de aquello.

Por segunda vez desde su embarazo asistió sola al doctor, Ginny había tenido que regresar a la escuela y no había querido molestar a sus amigos pidiéndole que los acompañara, ya tenían suficiente trabajo. Se sorprendió que el lugar estuviera vacío a excepción de la recepcionista, quien le sonrió y la pasó inmediatamente.

-Buenos días doctor- dijo con una sonrisa al entrar pero se borró al ver quién era el que se encontraba ahí- pero qué…- dijo y voltea ver a la recepcionista que misteriosamente había desaparecido- ¿Qué rayos haces aquí?- preguntó molesta.

-Buenos días a usted tambien señorita Granger, por qué no se sienta- digirió extendiendo la mano mostrando la silla vacía.

-¿Dónde esta el doctor?- demandó sin moverse del lugar.

-Verás que fácil es convencer a ese doctor- Hermione no quiso escuchar más y se dio la vuelta-. Ni lo intentes, la puerta tiene un hechizo, no te irás de aquí hasta que hablemos- le dijo con seriedad, cosa que no le agradó a la chica, no le gustaba sentirse tan desprotegida ante su presencia.

-Es mejor que me dejes ir, Harry y Ron no tardan en venir.

-No lo creo Hermione, los señores tienen una cita en el ministerio, supongo que te lo habrán comentado.

-Tú- dijo acusadoramente, señalándolo.

-Verás aún tengo uno que otro contacto en el ministerio.

-Déjame ir.

-Me temo que eso no será posible hasta que tú y yo hablemos.

-No quiero hablar.

-Qué pena, porque yo sí.

-¿Sí?- dijo molesta apretando los puños- bien pues hablemos, hablemos de todo el tiempo que me estuviste engañando, de todo el tiempo que me viste cara de tonta y en el cual yo caí como ratón en una ratonera, de cómo me ilusionaste para luego hacerme sufrir o de cómo pretendías engañarme y no decirme nada, vamos dime, dime ¿Desde cuándo me engañas?- preguntó hasta quedar enfrente de él. Snape se quedó ahí sin responder, sin decir palabra alguna, comprendiendo de que la chica estaba más herida y resentida de lo que él creía y que no sería nada fácil hacerla cambiar de opinión.

-Hermione- dijo tomándola de los hombros, ella sólo se separó bruscamente retrocediendo unos cuantos pasos- mira lo que pasó esa noche yo…

-Por favor- le dijo con una sonrisa de tristeza- no me digas que tu no querías aquello, porque sé que sí lo querías, lo sé, lo vi.- dijo y aunque se había prometido no volver a llorar por su causa no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.

-Es cierto- confesó, haciendo que el corazón de la chica se encogiera de dolor- pero eso fue hace mucho, cuando aún era un estudiante; ese beso no significó nada en absoluto.

-No te creo- afirmó.

-No significó nada- volvió a decir, era la primera vez que se rebajaba a rogar y lo haría, incluso suplicaría si era necesario, lo haría. Ella decidió no seguir escuchándolo y mejor salir del lugar- yo…- tenía que hacerlo, tenía que decirle o la perdía para siempre.

-Te amo- soltó de golpe y eso sí hizo que definitivamente ella se detuviera.

-¿Qué?- preguntó sin creer lo que escuchaba.

-Te amo- repitió, ahora que lo pensaba resultaba más fácil que la primera vez.

-Severus, no sabes lo que dices- le dijo sin voltear a verlo.

-Lo se- dijo acercándose a ella-, lo sé porque nunca había sentido nada de lo que siento por alguien más y haré cualquier cosa para demostrarlo- Hermione se debatía en si creerle o no, parte de ella quería hacerlo pero otra parte se negaba a tal cosa, así que hizo lo que sus mamá tantas veces le había dicho, los ojos reflejan la verdad del alma, y lo vio a los ojos y por primera vez desde que lo conocía que veía lo que en verdad escondía, y en esos ojos no se mostró la acostumbrada frialdad, sólo dolor, dolor y verdad, y aun con todos sus sentimientos revueltos se lanzó a sus brazos, llorando desconsoladamente. Snape la sostenía y la mantenía lo más cerca de él que podía, ya que su voluptuoso vientre le impedía acercarse tanto como hubiera querido.

Cuando finalmente logró calmarse seguía aferrada a Snape, juntos volvieron al apartamento dándole las gracias al doctor. Esa tarde Snape habló con la mayor sinceridad que le fue posible. Por supuesto que cuando Harry y Ron se enteraron al día siguiente armaron un gran escándalo, pero no pudieron decir o hacer nada para hacerla cambiar de opinión; Ginny por su parte se lo tomó un poco mejor.

-En verdad, Snape, no creo que seas capaz de lograrlo- dijo Ron con sonrisa autosuficiente.

-Estás muy lejos de la realidad, Weasley.

-Pues no lo creo.

-Yo creo que sí, aún tienes mucho que aprender.

-¿De ti? Ja, no me hagas reír- le dijo burlonamente.

-Sería un milagro que pudiera enseñarte algo después de tantos años desperdiciados.

-Por lo menos me enseñarías algo- dijo mordaz.

-Sería posible- dijo burlonamente.

-Podrían dejarse de tanto parloteo y terminar, que me estoy aburriendo- dijo Harry desde su asiento, mejor vamos a jugar cartas.

-¿Estás loco, Potter? Estamos ocupados.

-Sí, Harry, cualquiera puede hacer eso- dijo sin prestarle mucho atención, el moreno los vio con resentimiento y dejo las cartas tiradas en la mesa para ir a tomar un poco de aire.

-Jaque mate- dijo finalmente Snape.

-¿Qué?- pregunto sorprendido viendo como su rey era destruido-. Imposible- balbuceó.

-Para que veas que no- dijo levantándose de su asiento mientras que Ron aún trataba de comprender qué había hecho mal.

Severus se recargó en el muro de la pared junto a Harry sin ver a un punto en específico, igual que el moreno.

-¿Qué ibas a decirme?- preguntó al ver que el niño que vivió no decía nada.

-¿Cómo sabes que quiero decirte algo?

-Sigo siendo un profesor, Potter, y puedo ver claramente la duda.

-Ja, qué irónico- dijo pero sin hacer ningún otro comentario.

-¿Y bien?

-¿En verdad la amas?

-No tengo por qué responderte a eso, pero si quieres saber… sí – dijo después de un rato.

-Sabes que si la vuelves a herir de esa manera no habrá lugar en donde puedas esconderte de mí.

-Lo sé.

-Espero que la cuides.

-Lo haré- dijo con seguridad. Harry sonrió complacido.

Hank no tuvo más que resignarse, aunque las palabras claras de Snape recalcando que la chica era suya y que si se le acercara pagaría caro su osadía también ayudaron a que el pobre muchacho se alejara, de lo cual Hermione por obvias razones nunca se enteró. Los siguientes meses al nacimiento de su hijo Snape tuvo que armarse de una gran paciencia, ya que la chica estaba muy susceptible y contra su voluntad la abrazó y besó más de una vez en público, pero nunca se quejó, después de todo eso trajo su mayor recompensa.

El día 21 de marzo vino al mundo Fai Snape, un varón de color claro, desafortunadamente para sus tíos con la misma nariz que su padre y unos penetrantes ojos negros, pero con un hermoso cabello castaño y liso. Sus abuelos lo adoraron desde el primer momento en que lo tuvieron en sus brazos al igual que todo aquel que lo cargó aquel día. Había nacido bajo de peso pero nada de qué preocuparse.

Sus padres eran los que estaban más felices de tenerlo. Hermione se encontraba radiante aunque algo cansada, Snape nunca creyó que pudiera amar a alguien tanto con solo haberlo visto. La vida de ese niño no fue común como la de muchos otros, en primera por haber nacido brujo, haber asistido con sólo tres meses de vida a la boda de sus padres, siendo su padrino el niño que vivió, su padre un profesor de pociones de la más prestigiada escuela de magia y hechicería de toda Inglaterra, su protector el mago mas poderoso desde hacía mucho tiempo, sus abuelos unos dentistas insistentes, primos qué pelirrojos que ni siquiera eran sus parientes y su madre, la más lista bruja conocida en aquella época.

-20 puntos menos para Gryffindor señor Breinson- dijo Snape cuando el chico tiró un frasco por accidente, justo cuando el timbre sonó-. Pueden salir- dijo volviendo a su escritorio. Que estuviera casado, con un hijo de casi un año, no quería decir que fuera a dejar sus malos hábitos tan pronto. Bueno, mejor era ir a recoger a su hijo de casa de sus abuelos antes que le llegaran a meter la idea de ser dentista, tampoco era que pudiera entender todas las cosas pero mejor no arriesgarse.

-Slytherin- gritó el sombrero 15 años después, mientras la mesa de Slytherin y la de profesores aplaudían con entusiasmo, Nira Jane Snape caminaba con una sonrisa de autosuficiencia hacia la mesa de Slytherin hasta sentarse junto a su hermano.

-A mamá le va dar un infarto cuando se entere- le dijo su hermano mientras el sombrero seleccionador seguía en lo suyo.

-Lo sé, a mi padrino tampoco le va a gustar la idea aunque estuvo jurando que no le importaba en que casa quedara.

-Ja, el mío dijo lo mismo y puedo jurar que casi se muere.

-Parece que a papa va a ser el único que le agrade la idea.

-Sí, me hubiera gustado que siguiera aquí.

-Sí, me pregunto como habría sido tomar clases con él.

-Ni idea- confesó, aunque había escuchado cosas terribles por parte de sus tíos pero demasiado irreales para creerlas. Por favor, cómo iba a quitar 100 puntos a alguien sólo por tirar un caldero; definitivamente sus tíos exageraban.

Mientras, en una casa Severus leía con una sonrisa en el rostro la nueva noticia, su hija había quedado en la casa de Slytherin.

-Adivina qué- le dijo a su esposa cuando la oyó entrar a su despacho.

-¡Oh no! Esa cara sólo quiere decir una cosa.

-Pues sí.

-Genial, yo que tenía aún una esperanza.

-A menos que quieras tener otro hijo no veo muchas posibilidades.

-A Ron no le va a gustar esto, ya le había comprado una escoba con su nombre y el de su futura casa.

-Pues que haga lo mismo que hizo Potter: cambiarla.

-Sí, no hay otra opción.

-Qué tal si vamos a festejar- le dijo con una sonrisa y acercándose peligrosamente hasta ella para atrapar sus labios pocos segundos después.

Llevaban 15 años juntos y aún no se arrepentían de haber quebrantado las normas aquella noche. Severus había dejado Howgarts tres años después de que su hijo naciera, ser maestro no era lo suyo, siempre lo supo, pero al fin tenía la oportunidad de liberarse y lo hizo. En esos años transcurrieron muchas cosas, unas buenas y otras no tanto, como el fallecimiento de Albus Dumbledore, quien apenas tuvo un año para conocer a la que casi consideraba una nieta; el casamiento de Harry y Ginny y el nacimiento de su primer hijo dos años después; Ron aún permanecía soletero aunque estaba saliendo con una chica y su relación ahora sí parecía bastante formal; el ascenso de Hermione en su empresa.

Las cosas no iban ni bien ni mal, se podía decir que habían llegado a un nivel de normalidad, aunque Snape seguía siendo Snape cuando de ser sarcástico o cruel se trataba, pero con su familia era totalmente lo opuesto, claro que siempre había uno que otro desliz de su lengua pero nada que no se pudiera resolver.

Sí, definitivamente esa vida con sus altos y bajos era mejor de la que tenía pensado, una vida de soledad.

₪₪₪Fin. ₪₪₪

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Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude.

Orson Welles

Y esto aquí, damas y caballeros termina.

Muchas Gracias a quienes por lo menos una sola vez se tomaron la molestia de escribirme un Rw.

Y gracias a Luz que corrigió unos capítulos de esta historia y a Alhana por corregir este ultimo capitulo para que por fin tuvieran el tan esperado final, no se si para todos será de su agrado, para unos si para otros no, pero bueno al fin de cuentas yo decido el final (Soy mala, je, je), bien sin mas que decir mas que para quien lee, presente, Pasado e Incertidumbre pues… todavía no paso de la hoja que había empezado hace tiempo ¿? ¿? ¿?

Nuevamente mil gracias y aquí están las contestaciones a los Rw anónimos:

monikafelton: Me agrada tener una nueva lectora y si lastima que termine pero mi imaginación no daba para mas.

SNAPEFOREVER: Mucha razon, hombres, hombres, pensaran con otras cosas en vez de la cabeza pero que cosas, je, je (lo se soy una pervetida, pero con Snape me sale ese lado)

Yamiroquai: Calma, que Snape me gusta tal como esta y a Raichel yo me hago cargo, que bueno que consideras a esta una Buena historia como para destruir uno documento de ese tipo, aunque no estoy segura que exista para mi que fue puro trato verlabal y el tipo bien muerto a de ya estar.

Marla: Gracias cada ayuda es Buena, y como ves las cosas se arreglaron a mi manera pero lo hicieron.

paula snape-black: Gracias cada ayuda es grande, espero te haya gustado el capitulo final para que no te arrepiestas de haberme dejado un Rw.