Miró avergonzado como la gente que se había aglomerado alrededor del lugar del accidente seguía con la vista el auto de su madre, que se perdía al doblar una esquina más arriba. Los murmullos de la gente no se iban, y le avergonzaban más.
Estacionó penosamente el destartalado carro frente a su casa. Era una vergüenza, pero sería peor si su madre no se enteraba y a la mañana siguiente – cuando saliera a hacer alguna que otra diligencia – se encontrase con el desastre de auto. Eso si no se daba cuenta y le explotaba el auto antes o se fundía el motor (1)
Cuando abrió la puerta principal, entrando con las bolsas que habían sobrevivido a la colisión, se encontró con Hiei sentado cómodamente en el sillón, observando alguna que otra cosa que llamaba su atención en el ningenkai. Cosas que eran pocas. Por no decir ninguna.
Se regañó mentalmente por dejar la ventana de su habitación a medio cerrar, mientras caminaba con las bolsas hacia la cocina para preparar la cena. Su madre llegaría dentro de poco y, bueno, sería un buen momento para presentarle a Hiei no?
El koorime, por su parte, estaba sentado en frente de la ventana, mirando nada y con el estomago rugiéndole de un modo ensordecedor. Por un momento pensó que quizás Kurama lo había escuchado, y por eso había ido a prepararle algo. Más vale que se apurara, ya que no tenía paciencia cuando de comida se trataba. Y no es que fuera muy paciente cuando no la tenía…
Como una pequeña ráfaga de recuerdos volvió a su mente Yukina. Si bien era uno de los cuantos pensamientos que se habían cortado debido a la 'interrupción' de Kurama con su chatarra rodante.
Que estaría haciendo ahora? Donde estaría? Si estaba con Kuwabara… le cortaría el cuello con su katana, o no, mejor que se lo comiera su dragón negro y así no volvería a molestar a Yukina… Aunque… a su hermana no parecía molestarle en lo más mínimo que ese idiota anduviera revoloteando a su lado como un insecto. Es más, parecía que le agradaba! En que estaba pensando su hermana? Grrrr esto le estaba confundiendo la cabeza. Nadie debería acercarse a Yukina, sólo él.
Demo… el no se atrevía a decirle que era su hermano. Ni siquiera se atrevía a entablar una pequeña, corta, mísera e insignificante conversación con ella! Era un jodido cobarde. Ni siquiera los más grandes y poderosos demonios de clase S le habían infundido temor y, a pesar de todo, tenía un inmenso miedo de acercarse a una criatura que ni siquiera se le pasaría por la mente tratar de insultarle o mirarle feo.
Se agarró la cabeza con las manos. Por que demonios no se podía acercar a su hermana! Por que era un jodido cobarde!
Estaba a punto de saltar por la ventana y caer de cabeza cuando la voz de Kurama le sacó de sus pensamientos
te ocurre algo, Hiei? – el kitsune le miraba con extrañeza y miró hacia algún lado de la pared entre enojado y avergonzado por haber sido pillado en unos de sus pensamientos, que además estaba interpretando a la perfección. Ya se encontraba al borde de la ventana para tirarse y estampar su cara contra el piso.
hn, idiota – le contestó, sintiéndose realmente ningen, o sea estúpido.
El kitsune sólo sonrió y se volvió al escuchar el sonido de la puerta abrirse lentamente en la habitación, ahora, silenciosa. Los chirridos que producían las oxidadas bisagras se veían aumentados en el silencio del cuarto.
Kurama tembló levemente de pies a cabeza. Juntó sus manos en su regazo y movió los dedos nerviosamente, mientras miraba hacia el piso como si hubiese encontrado algo realmente interesante allí.
Shui…Shuichi… - logró articular cuando puso un pie dentro de su hogar – tu… tu ya viste…
madre – Kurama, como buen hijo educado que es, corrió a donde su madre, temblando, y con la cabeza gacha le contó a su madre lo ocurrido.
Primero, observó Hiei, los ojos de Shiori se abrieron desmesuradamente, quizás en esos momentos su corazón había latido apresuradamente - no lo suficiente como para que le diera un infarto – ya que Hiei creyó escuchar como los latidos cardiacos llenaban la habitación.
En ese mismo instante comenzó a perder el color de su cara de la misma manera como lo había hecho Shuichi cuando él le había dicho que mataría al gato roñoso de la calle.
Hiei sabía ahora de donde Kurama sacaba todos los gestos que le caracterizaban.
Luego, vio con un poco de asombro como los ojos y los labios de Shiori tomaban una dulce expresión hacia su hijo. Sabía que Shuichi tenía un gran corazón y que jamás mataría a una mosca, y eso en parte, era bueno. Aunque eso no fuera del todo cierto, pues no tenía idea que su hijo, en otra vida (xDD), había sido uno de los más grandes ladrones y asesinos del Makai.
Y después observó como Shiori se movía frenéticamente alrededor del cuerpo de su hijo, tocando aquí y allá para ver si tenía moretones, rasguños o daños de cualquier índole.
estoy bien, madre – decía Shuichi azorado, mientras trataba de quitar las manos de Shiori de su cara.
me alegra, hijo – suspiró aliviada – después veremos como arreglamos el asunto del auto, por ahora, lo importante es que tu estás bien
El kitsune le sonrió a su madre en modo de disculpa, que fue devuelta con una de las típicas sonrisas que Kurama siempre le regalaba a todo el mundo, solo que mucho más amplia y complacida. Este chico si que era la copia exacta de su madre en cuanto a gestos se trataba.
La madre ningen se acercó a la mesa y depositó su bolso – que anteriormente le tiritaba entre sus manos – en la mesa que estaba puesta. Se extrañó de ver servidos sobre el mantel 3 platos de comida, ya que ellos generalmente comían solos. Y luego, como acordándose de algo importantísimo, fijó la vista en el pequeño koorime de fuego que estaba sentado en el sillón mirando por la ventana, con el ceño fruncido. Había sido ignorado y eso no le gustaba. Si no le cortaba la cabeza era por el simple hecho de que Kurama le odiaría después, y no quería que uno de sus pocos amigos lo odiara.
'Pocos?' escuchó como una voz decía dentro de el 'es tu único amigo, baka'
Madre – Kurama se había acercado donde Shiori y Hiei se miraban curiosamente – el es Hiei, el amigo del que te hablé, y Hiei, ella es mi madre Shiori
Kurama sonrió. Shiori sonrió. Y Hiei… bueno Hiei simplemente los miró, y luego – con mucho (demasiado) esfuerzo – sonrió. O trató de hacerlo más bien. En su boca se había formado una extraña curva que se asemejaba lejanamente a una sonrisa feliz.
Kurama intentó por todos los medios de no reírse de la cara que Hiei había puesto, y soltó una pequeña risilla que camufló al instante con un 'ataque de tos', para que el youkai no se enfadara y arruinara todo. Se veía realmente tierno tratando de hacer un gesto que quizás en su vida había hecho.
es muy querubín! – exclamó Shiori tirando suavemente de las mejillas de Hiei, cosa que no le agradó mucho al pelinegro, pero no dijo nada.
'juju te han dicho querubín! a que eres muy mono...' La conciencia ya estaba comenzando a molestarle de veras.
Esta ningen no era como los demás. No tenía la estúpida pinta que traían los demás. Bueno si, pero no era como los demás, de eso estaba seguro. Le infundía algo así como… confianza? Se sentía agradable estar cerca de ella, recibiendo mimos y cariños. Aunque Hiei no considerase exactamente 'cariños' el que tirase de sus mejillas como si fueran de gelatina.
Ahora podía entender porque Kurama había decidido quedarse entre los estúpidos ningens antes de irse al Makai y volver a su antigua vida como el famoso ladrón que era. Rodeado de lujos, amantes y el respeto de todos los demás demonios, de clases altas y bajas.
La cena transcurrió tranquila. De vez en cuando Hiei negaba o asentía con la cabeza y pocas veces contestaba con palabras. El koorime y Kurama ya habían inventado montones de excusas para el momento en que Hiei se decidiera a que conocer a su madre. Al parecer todo había salido con éxito, y la madre de Kurama estaba feliz de que su hijo tuviese un 'tan buen chico' como amigo y se alegró más aún de saber de que no se estaba volviendo loca cuando escuchaba voces en el cuarto de su hijo en las tardes o alguna que otra vez por las noches.
y dime Hiei – la madre de Shuichi posó sus codos sobre la mesa y apoyó su cara sus manos, mirando fijamente al koorime (que se ruborizó al verse observado tan atentamente y desvió la mirada) – en Mushiori vives con tu familia?
yo… - rayos. Eso le hacía recordar a Yukina nuevamente – no, digo si, quiero decir no, o sea… - miró a Kurama pidiendo S.O.S con sus ojos – tengo una hermana… pero ella vive… en Kawai
La madre le miró extrañada ô.o
Hawai… - le susurró Kuramaa Hiei por lo bajo
eso, eso Hawai - 'baaka...'
La madre le miró más extrañada aún
En serio? Y no te da pena vivir lejos de ella? – no convencida del todo siguió hablando
oh si madre! A el le da tanta pena que prefiere no nombrarla – exageró Kurama, con un tono melodramáticamente falso – verdad, Hiei?
eh… claro… me da mucha pena – le siguió Hiei sonando muy poco convincente
que mal… - Shiori no quiso seguir insistiendo, aunque no estaba muy convencida de ello, decidió cambiar de tema – y tu vienes de Mushiori al liceo de Shuuichi?
Kaito hacía lo mismo, madre – se adelantó Kurama – tienes que reconocer que la secundaria Meiou es una de las mejores del país ne?
creo que lo olvidaba, hijo – soltó una suave risita que no llegó a los oídos de Hiei
Demonios… Cada vez más le crispaba los nervios el no saber donde andaba Yukina y claro, nunca se rebajaría al nivel de preguntarle a la abuela Genkai donde demonios se encontraba su hermana.
'deberías dejar de preocuparte por ella, no crees que está grandesita ya como para que...' Hiei frunció pronunciadamente el entrecejo y le debatió a su conciencia (xDDD)'Soy capaz de sacarme los sesos con la katana si es necesario para que te calles'
Su conciencia no volvió a molestarle en la cena y Hiei sonrió triunfante. Aunque recordó las molestas palabras de su conciencia.
Y si la encontraba, que? De seguro que se quedaría sobre un árbol a mirar lo tierna que se veía alimentando a los pajarillos o lo dulce que se veía barriendo o quizás la cara soñadora que adquiría cuando pensaba en el idiota de Kuwabara…
Shiori y Shuichi se voltearon a ver a Hiei
quien es Kuwabara? – preguntó la mujer a Hiei
El youkai de fuego dirigió una mirada interrogante a su interlocutora. De que estaba hablando?
acabas de nombrar a un tal Kuwabara… - levantó una ceja fina y castaña con intriga
Kurama solo rió… había descubierto muchas veces como Hiei terminaba hablando en voz alta sus pensamientos. A través de eso – y nunca de comentarle, claro – se había enterado de muchas cosas que pasaban por la cabeza cerrada de Hiei, y había logrado – en cierto modo – comprenderle y conocerle un poco más de lo que ya lo hacía, o el porque reaccionaba de ciertas maneras.
Era increíble de cómo el koorime tenía tantas cosas en su pequeña mente de demonio. La mayoría de veces iban dirigidas a Yukina. Y había escuchado más de una vez como susurraba su nombre en sueños o exhalaba un largo suspiro con letras entremezcladas que sonaban a 'Yukina'
Hiei se ruborizó. No sabía cuanto habían alcanzado a escuchar Kurama y su madre, y temía que se enteraran de que estaba preocupada por su hermana gemela.
no es ese chico bien alto y que siempre está nombrando a una chica que se llama… eh… cual era su nombre? – puso un dedo en su mentón - Yukina?
Hiei apretó los puños debajo de la mesa. Hasta una ningen, que veía un poco menos que nunca a ese idiota, se había dado cuenta. Trató de relajarse…después de todo… nada sacaba con enojarse y mandar todo al diablo.
Giró su cabeza hacia la ventana. Las cortinas se movían en un suave bamboleo con la brisa que llegaba desde afuera.
Yukina ya debería estar en el templo de Genkai. Si no, Kuwabara pagaría con su cabeza. Pero la koorime no le perdonaría eso, pero era mejor para ella, pero que sabía el de males o de mejoras, aunque… arrggggg estúpidos, malditos y desgraciados sentimientos ningens. Debía dejar de juntarse con Kurama si quería salir vivo, o por lo menos cuerdo, del Ningenkai.
La madre de Shuuichi le miró confusa. Quizás había dicho algo indebido y ahora, el chico amigo de su hijo estaba absorto mirando la ventana, o quizás la nada.
Un silencio incómodo se extendió en la mesa. Hiei no fue capaz de percatarse.
Shiori miró hacia su izquierda, pero el muchacho levantó sus hombros despacio dejándolos caer después.
ne, Hiei? – llamó el pelirrojo
Oyó como su nombre salía bajito de la boca de Kurama y se sobresaltó. Por un momento olvidó que estaba en medio de una comida, con su mejor amigo y con la madre de éste.
Le había costado mucho que admitiese a Kurama como un amigo, pero después de tanto tiempo y tantas peleas, su mente – y corazón – había aceptado algo que años antes, su orgullo jamás hubiese permitido.
'que cursi sonó eso…' ahí estaba de nuevo su conciencia. Esta vez prefirió obviarla, a ver si se cansaba y se iba a freír monos al África.
Los amigos son para débiles. Al igual que el amor, la hermandad y la compasión. Por eso había estado solo y encerrado en su propio mundo.
Pero ahora tenía amigos y había encontrado a su hermana – que aunque ella no tuviese la más remota idea – que le habían echo sentir ligeramente bien. Exceptuando a Kuwabara quizás.
Rayos, odiaba admitirlo! Pero por alguna parte de su alma – pequeña, pequeñita, pequeñísima – se preocupaba por aquel cabeza de alcornoque. Frunció ligeramente el entrecejo. Por qué se preocupaba de ese idiota en medio de una cena?
decías? – preguntó con una cordialidad, extraña hasta para él mismo, Hiei
no nada, es que parecías ido
Trató de hacer aparecer una sonrisa de disculpa en su rostro. Ya sabía porque Kurama sonreía todo el tiempo. No era tan difícil después de que te acostumbrabas a mover los músculos necesarios. Seguro que el cortés pelirrojo lo hacía por inercia, y eso dejaba felices a su madre, amigos y a las millones de fans que tenía repartidas por la ciudad entera.
Al cabo de un rato, la deliciosa comida que había preparado Shuuichi con los víveres que habían sobrevivido al accidente de coche, había desaparecido de la mesa, dejando simples platos sucios y olvidados.
ya es hora de que te marches, Madre – Kurama miró el reloj de pared que indicaba las 9 en punto – quedaron de juntarse con Hatakana-san a las 9.15 en 'L'Amore' no?
Una sonrisa genuina apareció en el rostro de su madre. Su hijo era taaaan comprensivo y taaaaan mono. Definitivamente era la envidia de madres y madres. Amaba a su hijo más que a su vida misma. Y siempre callaba a las demás viejas celosas con una de las anécdotas infantiles de su muchacho.
hijo – se detuvo en el umbral de la puerta y se volteó con una sonrisa pícara en el rostro – no me esperes – con un guiño de ojo se perdió calle afuera, camuflándose con una ligera bruma que había comenzado a descender sobre la ciudad.
Hiei observó por la ventana – ahora cerrada – como la silueta de Shiori se perdía en una esquina superior.
Kurama rió suavemente. Su madre había cambiado en cierto modo desde que había comenzado a salir con aquel caballero. Se le veía más contenta. Más animada. De vez en cuando bromeaba sobre los defectos o virtudes del cuatro ojos que ahora tenía por 'novio' y de lo kawaii que era su hijo. Ambos solteros y con hijos, que coincidentemente se llamaban 'Shuuichi'
te quedarás esta noche no?
me estás echando? ô.ó – preguntó con el ceño levemente fruncido
no, no – sonrió – es que tengo que ir a poner el futón, me esperas aquí?
Un 'hn' le indicó que se largara y le dejase en paz con sus pensamientos, que otra vez caían como balde de agua helada sobre su cabeza puntiaguda.
Miró una foto que estaba sobre la mesa del televisor. La forma humana del zorro estaba abrazando tierna y alegremente a su madre, que a la vez tenía una enorme sonrisa que parecía deformarle el rostro tan sutil que siempre llevaba.
Suspiró enojado. Los sentimientos que habían estado guardados en una represa habían echo una pequeña grieta en la pared que sostenía la marea de sus emociones y ahora se desbordaban alma abajo. Y se estaba ahogando de emociones extrañas.
Tenía ganas de agarrar la cabeza de Kuwabara y deformarla con sus puños, y luego tirarle de un barranco, donde en el fondo le estuviesen esperando unas ansiosas plantas carnívoras. Quizás en alguna de esas caía con Urameshi y dejaban de tirarse esas bromas estúpidas sobre él y su hermana.
Tan estúpidas como estos estúpidos sentimientos ningens.
(1) Los Minamino tienen una cochera (y si no lo tienen,yo lo invento ¬¬), así que si lo guardaba de punta en la cochera, no se le veríael para choques con el parabrisas y pasaría lo demás xDDD n.n lo aclaro por si quedaron dudas…
bueno nn aquí está la segunda parte de Hiruiseki. Ya la había publicado antes, pero bueno, ojala les esté gustando y si tienen alguna duda o me quieren dejar algún comentario, el botoncito morado está dispuesto a ayudarles n.n. gracias por leer y ojala les esté gustando (si no quito la wea y punto xDDDDD)
saludosss nOn y dejen reviews ;)
