Ejem Ejem Holaaaaaaaaaaaa :)
dos en el mismo día, ni yo me lo creo. pero mi conciencia me dijo 'oye tú vaga, si los tienes, por qué no lo pones?' y cuando ví el rw de Shiny Eliptic Omi-Chan me emocioné y dije 'lo haré!' :3
Así que este capítulo está dedicado a Shiny :) muchas gracias por tus rw! Me hacen querer más a Hiei xD
Dejo de molestar ;)
Hacía unos cuantos días que Hiei se había marchado al Makai. No estaba muy feliz que digamos, luego del 'suceso' que había ocurrido esa vez, hizo falta Youko Kurama para poder controlarlo. Pero después de haber desatado su enojo sobre demonios inocentes – o al menos eso parecía por su ropa y katana ensangrentadas – volvía al Ningenkai con una actitud mucho más extraña.
Esa noche Kurama notó que a Hiei le rodeaba un aura distinta y a la vez, más temible.
No era esa esencia de querer ver la sangre correr, o de estar planificando mutilaciones varias, o de 'yo soy tu padre' 'nooooooo'.
No, no, nada de eso. Era algo más profundo, más delicado, más terrorífico.
Su brazo flectado se apoyaba en los bordes de la ventana y su cabeza reposaba misteriosa sobre su mano. No quería saltar por la ventana – eso era evidente – ni estrellarse de cabeza, cosa que sí era raro.
Kurama, como zorro astuto que es, recogió una varilla – quién sabe como diablos llegó ahí – y comenzó a picarle la mejilla. Corría el riesgo de ser chamuscado, carbonizado y asesinado, pero un amigo tiene que hacer lo que un amigo tiene que hacer, y además quería saber si estaba vivo, muerto, inconsciente o poseído.
La cabeza de Hiei se giró lento, al mejor estilo del exorcista, y sus ojos escarlatas se clavaron sobre los del kitsune – que ya comenzaba a tener miedo, mucho miedo.
-Sabes Kurama… - la voz del kooorime sonaba distina, por un momento llegó a pensar que Kami-sama le había alumbrado y que seguiría el camino de castidad del Padre Hurtado – creo que Kuwabara no es tan imbécil como yo pensaba…
Hiei iba a decir que si Yukina se había fijado en él, no podía ser tan estúpido… pero nuestro querido Shuiichi Minamino había enloquecido y ahora se reía como si el poseído fuese él. Y es que debía ser una broma. Tenía que ser una broma.
Luego se creyó saltando por la ventana y chocando de cabeza contra el piso. Pero no.
'Con estos amigos para que queremos enemigos ¬¬' y Hiei, por primera vez en su vida tuvo que darle la razón a su conciencia. 'Veo que nos estamos entendiendo…'
Pero quizás Kurama era demaciado, como decirlo, inflexible para sus cosas y jamás entendería que un koorime de fuego testarudo como él sólo, podía cambiar de opinión, como también podía apestarse, amurrarse y hasta enamorarse! Así como miles de otras emociones que desgraciadamente sufren los seres vivos. Sea cual sea su origen.
Kurama miraba el techo medio atontado. Hacía horas que estaba despierto y la incertidumbre le roía el seso.
'Tip'
El reloj digital anunció el paso de otra de las interminables horas de curiosidad que mantenían despierto al youko.
No podía pegar el ojo. Ni siquiera el contar ovejitas le había servido, pues cuando llegaba casi a las 50, éstas parecían perder 'místicamente' las partes del cuerpo y caían tras la verja para morir desangradas. Y eso no era, en realidad, muy agradable ni relajante.
A su lado, Hiei se revolcaba entre las sábanas, los almohadones y el futón, buscando una posición cómoda para poder dormir; pero nunca podría encontrar un lugar mejor que 'la-rama-del-árbol-al-lado-de-la-casa-de-Kurama'. Nunca. Y es que el aroma a fresco que desprendían las hojas húmedas y la luz que le proporcionaban las estrellas y los ovnis mientras descansaba, era único.
'por qué no te vas si tanto te quejas? Mal agradecido'
Decidió hacer como si no hubiese escuchado. Desgraciada conciencia.
-Nee Hiei? – así dicen, la curiosidad mató al kitsune.
Un cambio de postura fue toda su respuesta.
-Estás despierto? – sus ojos verdes ya se habían acostumbrado a la oscuridad y sólo veía un bulto con mechas tiesas en la punta.
-A ti que te parece, zorro? – no había solo ironía en su voz, juraría que la amenaza se filtraba en cada palabra y que la hosquedad no se la podía ni él mismo. Pero como buen Kurama que era, hizo caso omiso de estas pequeñeces, le conocía demasiado bien.
-Puedo preguntar algo? – Kurama esperó el silencio como respuesta.
-No lo has hecho ya? – bueno, quizás no lo conocía taaaaaaaaaaaaaan bien
-Que demonios pasa con tigo? – era muy paciente, pero esta se le estaba comenzando a evaporar – desde que volviste del Makai has estado como ido, malhumorado y hasta medio místico!
Hiei se volteó dándole la espalda.
Shuiichi resopló dando por terminada la conversación y trató de volver a su conteo de ovejas mutiladas por Hiei.
Es extraño, al menos nunca le había pasado, pero tenía una conexión más allá del mundo espiritual que hacía crecer su empatía, y de repente sin saber cómo, se halló a sí mismo malhumorado y agrio. Si algo le pasaba a su amigo, debía solucionarlo pues de manera indirecta le afectaba a él.
Que cojones, no podía dormir.
Sabía que Hiei jamás correría como una niñita quinceañera a contarle sus más preciados secretos, temores sexuales o emociones frustradas, pero siempre dejaba entrever entre palabras sueltas, hechos puntuales o sueños inconscientes en voz alta algunas pistas para que él pudiese ayudarlo. Aun cuando él ni siquiera se diese cuenta de ello, pues era demasiado orgulloso como para pedir ayuda.
Ago raro le pasaba, de seguro que sí.
En el silencio de la noche, el canto de los grillos se hacía más fuerte y el sonido de las hojas arbolescas al chocar entre sí daban una sensación de fresco.
-Estuve con Mukuro
Ok, eso no era exactamente lo que él quería oír, pero al menos le hablaba casi con normalidad.
-Yukina lo quiere – se giró – no se cómo -silencio- pero… me queda un consuelo
El zorro alzó la ceja
-si le hace algo a Yukina… –un aura maligna comenzó a aparecer – Mukuro prometió prestarme sus armas de tortura y…
Y Kurama no quizo saber más detalles de mutilaciones. Tenía suficiente con sus ovejas decapitadas.
Finalmente Hiei estaba dispuesto a entregar a su hermana en manos de otro hombre que no era él mismo.
O a Hiei se le zafó un tornillo, o efectivamente estaba poseído, o Mukuro le había amenazado con un castigo muuuuyy doloroso. Hacer entender a Hiei…, más fácil es hacer que Shizuru deje de fumar.
Así que su actitud malhumorada, su profundo aspecto pensativo y el aguantarse las ganas de mutilar a todo lo que camina, era producto de su resolución.
Hiei, después de todo, era un buen hermano.
A su modo, claro. Pero bueno, al fin y al cabo.
Hiei se pasó todo el día en las ramas del árbol. Alternando su mirada entre el infinito y sus manos.
Dos perlas blancas colgaban de sus dedos. El rojo de sus iris se perdía en el movimiento perlado.
Suspiró con pesadez. Estaba resignado.
/Flash-Back/
-Me quedaré en el mundo del mal, así ella pondrá fin a la búsqueda de su hermano
-Eso piensas? Yo opino que mejor se la des tú, no importa cuando te tardes
Hiei le dirigió una mirada asesina a Kurama.
-siempre has sido muy inflexible
/Fin Flash-Back/
Dirigió su mirada a la habitación de Shuiichi. Kurama estaba ensimismado mirando esa caja negra que tiene ningens pequeñitos adentro y que hacen todo tipo de cosas raras.
A ése se le habían pegado demaciado las costumbres ningens. Recordaba el zorro desalmado y ladrón que era antes. Ahora era un hijo perfecto, con un demonio más 'disciplinado' en su interior.
Hiei debía admitir que Kurama era mucho más que un compañero. Con el tiempo habían ido trazando un camino juntos y ahora un lazo invisible les unía. Le sentía cerca de sí. Era algo como eso que los humanos llamaban estúpidamente amistad. No, era más que eso. Como un hermano, como Yukina. A ambos jamás le comentaba sus sentimientos, pero de una forma casi inhumana - como si lo fueran - lograban enterarse y ayudarle. Sin que él lo supiera claro, su orgullo era muy grande.
Y Mukuro... ellale conocía muy bien, casi tan bien como así misma y por ello podía hablarle de algo tan…suyo.Bueno, en realidad era a su conciencia a la que se le caía el casette.Peroal fin y al cabo seguía siendoél. Ademáshabíasidoella quien había mantenido oculta, entre sus jugos gástricos, la Hiruiseki que andaba buscando.
De algún modo se sentía conectado a ella.
Y ahora no tenía motivos para vivir. Había encontrado la Isla de las Koorimes, pero sus ganas de matar se habían aplacado al ver lo frágiles ypenosas que eran las koorimes. Ya estaban muertas.
Había encontrado a Yukina y había cumplido su promesa de no revelar que era su hermano, aunque su deuda ya estuviese saldada desde la batalla a muerte con Shigure.
Sólo quedaba matar, y cumplir la promesa que había hecho ahora a Mukuro – después de algunas cuantas torturas para convencerlo. No sería bueno morir de una forma tan deshonrosa.
Se acomodó un poco en el árbol y se rodeo con cuello con las Hiruiseki. Le hacían sentir más tranquilo y eliminaban el odio que ennegrecía su alma.
Ahora solo quedaba hacerle afrenta a la situación. Cómo? ni siquiera su charlatana conciencia sabía.
Hiei siempre pensó que las conciencias nunca estaban disponibles cuando senecesitaban. Inservibles y charlatanas. Qué peor?
'Usted ha llamado al número 0303456 na na na... nanana na... deje un mensaje a su conciencia después de la señal'
Piiiiiii
Jejeje, debo decir que es el penúltimo capítulo. El otro ya lo tengo escrito, solo falta traspasarlo -.-. Pero lo haré luego 9.9
Gracias por leer y si tienen cualquier comentario o crítica, haganme el favor de hacermelo saber nn
Otra vez gracias Shiny!
Chaooo!
