CAPÍTULO 36: UNA DE MAL CARÁCTER
Lily
esperó hasta la tercera hora de la mañana a tener
noticias de Blancoso. Cuando salían de Herbología para
ir al descanso, Lily avisó a sus amigas de que iba a ir a por
su gato.
-¿Ahora? Pero si es la hora de almorzar.-dijo Anne
mirando el reloj.
-Su gato es muy importante- le recriminó
Kirsten con gesto aprensivo- Parece mentira que no estés
solidarizada con el mundo amical, Annie.
Anne miró a su
amiga con disgusto, y Lily notó que no le había
perdonado todavía el cambio de humor que sufrió la
pasada noche. Arriesgándose a dejar que se fueran juntas, Lily
se desvió hacia la cabaña del guardabosque por los
terrenos del colegio. Cuando llegó, el hombre sostenía
a su mascota en brazos. Lily se acercó, y el animal al
reconocer a su dueña maulló débilmente.
-No
estoy seguro de que fuera un animal el que lo atacara- dijo los
guardabosques cuando Lily preguntó qué le había
ocurrido. Al oír aquello, se decepcionó, porque ya no
podía echar en cara a James que había sido una
lechuza.- Probablemente se cayó desde un escalón. Y ten
paciencia, está maullando demasiado.
-Es probable…bueno,
¡Muchas gracias!
Ya con su gato en brazos, Lily atravesó
de nuevo los terrenos del colegio mientras Blancoso no dejaba de
maullar. Al pasa el campo de Quidditch, se topó de frente con
un grupo de alumnos de Slytherin con escobas en bajo el brazo. Al
frente, y para su desgracia, iba Riddley. Lily intentó cambiar
de rumbo, pero ya era demasiado tarde, porque le había visto,
y prefería no ignorar a Tom. El joven se paró en el
mismo campo, cambió dos palabras con la Señora Hooch, y
se giró a paso rápido hacia Lily.
-Esos imbéciles
no saben hacer nada por sí mismos- contestó el propio
Tom cuando Lily preguntó porqué estaba en el campo-
Tuve que reservar el campo por ellos. ¿No puede callarse?
Tom
miró desagradablemente al gato, que seguía maullando
sin cesar. Lily le acarició el lomo por si aquello hacía
que se callara.
-Está enfermo. Lo encontraron ayer, después
de hacer un envío. -contestó Lily.
Tom volvió
a bajar la mirada hacia el gato, y recorrió los dedos, las
muñecas, los brazos de Lily, con la mirada. Notó de
nuevo esa sensación extraña que no le gustaba nada.
-Te
vi ayer, con Potter, cuando te dirigías hacia los
terrenos.
-Quiso acompañarme-respondió ella con un
tembleque de voz, y acarició más fuertemente al gato de
puro nerviosismo.- Nada más.
- ¿Y tú te
dejaste acompañar?
Lily creyó al momento que el
chico estaba enfadado. Pero no podía percibir si lo estaba,
porque su cara no mostraba expresión ninguna. Pensó que
quizás tan sólo estaba poniéndole a prueba, pero
con aquel gesto impasible era difícil suponer nada. Además,
intentaba pensar algo que decirle, pero Blancoso empeoraba la
situación con sus maullidos, que cada vez eran más
estridentes. Por suerte, Lily oyó tras ella las voces de Anne
y Kirsten, que la llamaban. Cuando se giró, vio como iban
hacia ella.
-¿Qué haces todavía…?- Anne
interrumpió la frase nada más llegar, al ver que estaba
con Tom.
-Creo que voy a volver a llevar a Blancoso a la cabaña,
está maullando demasiado, y no creo que a los Gryffindor les
haga mucha gracia cuando lo escuchen en la Sala Común.
-¿Qué
pasa?- dijo Kirsten, llegando al momento- Vaya, si estás
acompañada.
-No tengo tiempo para sarcasmos estúpidos-
silbó Tom mirando amenazadoramente a Kirsten.
-Ni yo para
prefectos corruptos- contestó ella con simplicidad, mientras
levantaba una mano y se arreglaba el pelo. El ruido de cascabel que
hicieron sus pulseras al levantar el brazo hizo que el gato maullara
con más estrépito. Todos miraron a Blancoso, menos Tom,
que observaba la desfachatez de aquel aprendiz de bruja que osaba a
burlarse de él. Lily vio cómo su amiga le miraba con
odio, mientras él se reía con descaro.
-¿Estás
segura de lo que dices, Kirsten Williams?
Kirsten ladeó la
cabeza y entrecerró los ojos, pensando su respuesta, mientras
Tom la miraba con la misma expresión impasible. Pero al igual
que a Lily, los maullidos de Blancoso le impedían pensar con
claridad, y su cara se contrajo de molestia.
-¿Quieres
hacer que se calle de una maldita vez? - Dijo con un ademán
desagradable-¡Resulta molesto!
-Oye, está enfermo,
¿sabes?- irrumpió Lily olvidando el miedo hacia
Riddley-¡Antes decías que había que defender el
mundo animal y que…!
-¡Pero antes no es ahora!- chilló
la joven- ¡Y me gustaría pensar con claridad antes de
que esa bola de pelo permita que se me escapen las ideas!
- Decía
que no tengo tiempo ni para sarcasmos, y mucho menos para peleas
colegiales- las interrumpió Riddley con una sonrisa de
satisfacción- Me marcho, adiós Lily. Y cuida ese gato,
es insoportable.
Mientras Tom se alejaba en dirección al
castillo, el gato no dejaba de maullar, y empezó a soplar un
fuerte viento.
-Eres de lo más desagradable cuando
quieres, Kirsten- dijo Anne sin que ninguna se moviera del
sitio.
-¡Si no he dicho nada que no sea cierto!- intentó
defenderse la chica-¡Me estaba molestando!
-Da igual, ya no
importa lo más mínimo- contestó Lily para
sorpresa de sus amigas. Los encuentros con Tom hacían que nada
le importara.- Vamos a la cabaña a devolver a Blancoso y
regresemos pronto al castillo, que empieza a hacer mucho viento.
Las
chicas cambiaron de rumbo y se dirigieron hacia la parte contraria al
castillo. Kirsten se detuvo, y giró la cabeza antes de
alcanzar a sus amigas, y pudo ver como Tom seguí caminando a
sus espaldas. Le invadió la ira al recordar lo que había
hecho a Hagrid, y cómo estaba cambiando a Lily, pero tuvo una
punzada en el estómago.
-Nunca pensé que llegara a
decir esto, pero- dijo ella en voz baja, sin que Lily ni Anne
pudieran oírle- tengo algo en común con Tom Riddley, y
es que pensamos que Blancoso es un insoportable.
-¡¡Va,
Kirsten, que no llegaremos a tiempo a clase!
Cuando oyó el
grito de Anne, aceleró el paso , se colocó ante sus
amigas y pensó que sería capaz de rezar con tal de no
tener nada más en común con Tom.
Después de dos días sin Blancoso, Lily recibió una lechuza durante el desayuno.
-¿De quién és?- saltó Sirius de repente-¿De quién? ¡Vamos, dilo!
-Es del guardabosques- dijo ella abrumada por el interés de Sirius y guardó el pergamino en su mochila-Dice que puedo recoger a Blancoso durante el descanso.¿me acompañarás Anne?
-Claro.
-¡Eh!-interrumpió Kirsten-¿Y yo qué? ¿Tengo que quedarme en el recreo sola?
-¡Vaya, ahora sí que tienes interés por Blancoso!-dijo Lily molesta.
-¡Siempre lo he tenido!- contestó con aire ofendido la chica, mientras dejaba caer su cuchara estrepitosamente sobre el cuenco.
-Kirst- dijo Sirius acercándose suevamente hacia ella, y poniendo una mano sobre su frente-¿Te encuentras bien?
-Déjame, anda- dijo apartándo a Sirius de encima con una sonrisa-Qué pegajoso eres a veces.
-Eso es porque se aburre, ya sabes que la inactividad respecto al frío hace que se vuelva más pesado que de costumbre- añadió Remus mientras repasaba su horario- Deberíamos subir ya, seguro que los encantamientos relajantes que os prometió Flit...
-¿Estás enamorado del profesor de Enacantamientos, Remus?- dijo James de repente, mientras Lily daba un respingo.
Remus miró primeor con incredulidad a su amigo, y más tarde se alarmó al ver que no se reía.
-¡¡NO!
-Entonces...¿¡Porqué no dejas de mencionarle?
Remus bufó en señal de hastío,mientras Sirius chocaba la palma de la mano con James. Después de diez minutos intentando que se levantaran, Remus al final consiguió hacer que se dirigieran hacia las escaleras que llevaban al aula de Encantamientos, a la que entraron, como siempre, los últimos. Aún así, también fueron los primeros en abandonar las aulas hacia los terrenos cuando se acabaron las primeras horas de la mañana, y las chicas decidieron ir a por Blancoso.
-¿Estás segura de que quieres acompañarnos?- dijo Lily mirando reprobatoriamente a Kirsten. Su amiga se encontraba en mitad de un pasillo, con un pergamino en la mano. Al oír a Lily, levantó la mirada del trozo de pergamino y sonrió.
-¡Claro! Siempre he estado con vosotras cuando me habéis necesitado, ¿no?
Lily y Anne se miraron tres segundos antes de sonreirse a sí mismas. Kirsten les contestó guiñando un ojo.
-Pues vámonos o llegaremos tarde a la siguiente clase, y no quiero que McGonagall nos vuelva a decir nada...¿Qué haces Kirsten?
Lily miraba cómo a pesar de haberle avisado, seguía parada en mitad del pasillo, mirando el pergamino.
-¡Estoy buscando un atajo a la cabaña del guardabosques!- farfulló molesta-¡No quiero que McGonagall vuelva a casatigarme con Sirius...no veas como se pone de pesado cuando le toca limpiar la lechucería si estoy yo delante.
-¿para eso te paras?- dijo Lily impaciente, mientras estiraba del brazo de Kirsten para avanzar-¡No hay ningún pasdizo a la cabaña!
-¿Ah, si?- constestó en tono petulante mientras se movían sus rizos-¿y tú como lo sabes?
Lily miró desdeñosamente a su amiga.
-¿Acaso crees que eres la única que mira el mapa?
Anne se quedó perpleja, mirándo a Lily de cabo a rabo.
-¡Yo pensaba que Kirsten era la única persona descabellada que miraría semejante artilugio! De verdad, Lily, me has decepcionado...
A los alumnos de Hogwarts les parecía extraña la manera tan rápida en la que pasaba el tiempo,sobre todo a los alumnos de séptimo. Cada vez estaban más cerca los ÉXTASIS, y los profesores parecían obsesionados con aquellas fechas. Aún así, los merodeadores no estaban especialmente abatidos, porque sólo faltaba una semana para las vacaciones de Pascua, y esta vez pensaban pasarlas en el colegio.
-Estas vacaciones no estaría bien ir a mi casa-le explicaba James mientras jugueteaba con la snitch que robó en el último partido contra Hufflepuff a un desilusionado Sirius en la Sala Común- Viene una prima lejana de mi madre a dormir, parece que se le quemó la casa con un conjuro de calor mal hecho, y no tienen donde ir.
-Es una lástima, desde que dejé mi casa este verano la tuya me parece el lugar más agradable del mundo.
-No mientas, Sirius- replicó Remus mientras pasaba una página a un grueso libro de lectura- A tí sólo te parecen lugares agradables todos aquellos que están repletos de golosinas, camas para descansar y a ser posible, un póster de McGonagall con el que entrenarte con los mocos voladores.
-Sólo faltan unas cuantas fotos de las Encantadoras Encantantes, y sería el lugar idóneo- contestó él con aires de abstracción.
-¿Las Encantadoras?- gimió James- ¡Ya están pasadas de moda! Su último éxito sólo se compraba en puestos ambulantes...
-James, tu soltería debería indicarte que de las Encantadoras lo más bonito no es la voz, sino el pedazo de...
-¿El pedazo de qué?-dijo la voz de Kirsten de pronto, a sus espaldas. Sirius tragó saliva, se giró rápidamente y mostró la sonrisa más blanca que era capaz de enseñar. Sin embargo, a Kirsten no parecía agradarle tanto la blancura de su dentadura como en otras ocasiones.
-¡El pedazo de tarta de melaza que me he comido para comer pensado en tí!
A continuación, toda la Sala Común se giró para contemplar la sonora colleja que Kirsten propinó a Sirius.
-James, dile a Sirius que no voy a permitir que me cedas tu mote, porque como Lily se confunda alguna vez y me llame a mí Cornamenta, te juro que en lugar de hacer un club de fans, tus admiradoras te harán un ataúd.
-Tienes toda la razón, cielo- contestó frotándose la nuca el chico- Aquí sólo James puede llevar un par de cuernos.
Sirius notó al instante que decir aquello había sido el mayor error de su vida.
-No lo decía por Tom y Evans, James, tan sólo era una frase en relación al ciervo...
Las excusas de Sirius no sirvieron de mucho ante la cara blanca que tenía James en aquel momento. Al contrario de lo que Sirius pensaba, no guardaba rencor hacia su mejor amigo, pero notó que aunque él y Lily hiciera meses que no estaban juntos, él sentía que Tom se inmiscuía demasiado en la relación inexistente entre él y Lily.
-Kirsten, dile a James que sólo era una frase- continuaba Sirius quejandose- Explícaselo, dile que Tom y Lily no están juntos.
La rubia agitó su melena desdeñosamente.
-No tengo que explicar nada de la vida de nadie- dijo con una mirada arrogante-Que se apañe con lo suyo. Me voy a buscar a mis amigas.
Dicho ésto, se dió media vuelta y salió por el retrato de la torre de Gryffindor.
-Vaya, que mal genio tiene últimamente, ¿no?- dijo Remus cuando cerraba el libro definitivamente. Aquel momento había sido bastante excitante, y puesto que había perdido el hilo de la lectura hacía un buen rato, decidió posponerlo para otro momento.
-Sí, la verdad es que parece algo alterada. Creo que es porque no paso el suficiente tiempo con ella...- murmuro Sirius con aire pensativo, y sin dejar de mirar a James.
-Tienes razón- contestó James de pronto- Tengo que hablar con Lily, estoy cansado de ésta situación.
James se levantó de improvisto, y ante la atónita mirada de sus dos amigos. Sirius reocrrió la figura de James intentando evaluar si realmente había perdido la cabeza, y estubo bastante rato mirando a Remus con cara de interrogación, incluso cuando James ya había salido en busca de Lily con la capa invisible. De pronto, el joven sonrió, y Remus bufó sonoramente.
-¿De qué te ríes ahora?- dijo hastiado, y sacando de nuevo el libro.
-Del gran poder de convicción de las Encantadoras Encantantes.- afirmó entusiasmado- Si yo nunca hubiera hablado de ellas, James jamás hubiera ido a hablar con Lily.
Remus rió sarcásticamente antes de lanzarle una bola de pergamino a Sirius y hacer que se callara.
Mientras tanto, James avanzaba entre los últimos alumnos rezagados por los pasillos aquellas horas y se escondió tras una estatua de una bruja jorobada para ponerse la capa. Mientras estaba terminando de abrocharse los botones, apareció súbitamente la figura de Kirsten frente a él.
-¡Vaya! No esperaba encontrarte aquí-dijo ella de pronto, con la misma actitud de sorpresa que James, y algo más relajada que media hora antes en la Sala COmún.
-¡Ni yo! - dijo él con la misma sensación- ¿Qué haces por aquí?
-Bah, llevo varios días por esta zona, creo que he encontrado un nuevo pasadizo, ¿ves?- dijo ella golpeándo la joroba de la bruja, de la que con sonoros golpecitos hacía que sonara el eco.- Pero aún no he conseguido abrirla...
-Prueba con algún encantamiento revelador de espacio- dijo él a toda prisa.- ¿Sabes dónde está Lily?¿No estará con Tom, verdad?
La expresión de Kirsten se volvió austera, y apretó fuertemente la mandíbula en señal de eminente enfado.
-Ella y Anne estaban en la biblioteca- respondió con frialdad- Si quieres, ve a buscarlas.
-Gracias, Kirsten- respondió él con gratitud y con mieod a la vez, por la contestación de ella.
- No me des las gracias. Si encuentro el pasadizo, no pienso ponerlo en el mapa- dijo ella secamente- Verás como a la próxima vez que te diga algo que atañe a un merodeaor, me prestas atención.
James tardó tres segundos en reaccionar ante aquel insólito cambio de humor, y se despidió lo más rápido que pudo. "Cuando regrese a la torre voy a obligar a Sirius a pasar más tiempo con ella. Tiene demasiado mal humor como para soportalo todos los días"
