CAPÍTULO 42: MENTIRAS
-¡Profesor Pollack!- disimuló Lily-Que...qué sorpresa., ¿no cree?
Pollack la miró de arriba abajo, e ignoró su comentario.
-¿Y bien, prefieren explicarlo aquí, o vamos a mi despacho y enviamos una lechuza a sus padres?
-¡NO!-gritó Anne-Lo cierto es que estamos buscando a Kirsten Williams.
-¿La muchacha rubia que siempre va con ustedes?- dijo con un gesto de incredulidad-¿La que ha hecho volar y estallar la cena de esta noche a los Gryffindor?
-Sí, esa misma- contestó Anne sin mirar a Sirius a la cara.
-¿porqué, donde se encuentra?
-La tiene Riddle, señor.- se pronunció James con cuidado. Pollack no le tenía mucho aprecio por su comportamiento en su clase.
-¿Riddle?- volvió a preguntar- Riddle está en la Sala Común.
Todos los chicos se miraron entre sí perplejos, y más tarde miraron a Lily, que se había quedado muda.
-Pero eso no puede ser, yo vi como Tom se la llevaba después de la cena...
-Y yo he visto como Riddle hacía su ronda nocturna hace media hora, y si no me equivoco y eran ustedes quienes estaban el cuarto de baño, hace más de una hora que están buscando a la señorita Williams.
-¡Eso no es lo que importa, profesor!- le interrumpió Sirius- ¡Kirsten no está en ninguna parte!
Pollack los miró uno a uno con incredulidad y asombro.
-Está bien, antes de castigarles, iremos al despacho del director.
-Genial- murmuró Anne en voz baja- Lo que nos faltaba.
Caminaron hasta la escaleras y subieron hasta el siguiente piso, donde caminaron a lo largo del pasillo donde estaba el despacho de Dumbledore.
-¿Ya hemos llegado?-preguntó Anne al ver cómo se detenían todos frente a una estatua de una gárgola sin caminar hacia ninguna puerta.-¿Dónde está el despacho?
-Se nota que no sueles estar castigada, ¿eh?- le cuchicheó James mientras Anne agarraba a Lily por el brazo.
-Grageas de melocotón- pronunció sonoramente Pollack frente a la gárgola.
Lily y Anne miraban al profesor como si se hubiera vuelto loco de repente, pero tuvieron que pestañear tres veces antes de ver como la gárgola se movía a un lado y dejaba ver una escalera. Al subir todos a ella, empezó a ascender sola, y Anne no dejaba de mirar hacia abajo, sorprendida.
-En siete años que llevamos aquí ninguno sabía que el despacho estaba tan escondido...
-En realidad, lo sabíamos todos menos tú y Lily- señalizó James-El resto hemos estado todos castigados, ¿verdad Sirius?
Pero Sirius no prestaba atención a la conversación, porque estaba demasiado absorto en sus pensamientos como para atender a nada. Al llegar arriba, el profesor golpeó tres veces el portón hasta que apareció Dumbledore al otro lado de la puerta, en zapatillas y con una trenza en la barba, mientras que la bola de su gorro de dormir le caía sobre las gafas de media luna.
-¡Ah!- dijo con tono despreocupado-¡Les estaba esperando! Pasen todos, pasen...
Pollack entró seguido de Sirius, James, Anne, Remus y Lily al despacho. Allí todos se dispersaron ante tanto espacio, y ahora tenían la verdadera impresión de haberse metido en un buen lío. Algunos artilugios plateados rezumaban sobre el escritorio, y se podía escuchar pequeños murmullos que salían de los cuadros que representaban a los antiguos directores de Hogwarts. Por las ventanas no entraba ningún rayo de luz, y se veía la oscuridad de los terrenos del colegio.
-A ver que cuente, uno, dos...cinco y seis. Ajá- exclamó haciendo aparecer seis butacas de mimbre a golpe de varita- Sentaros, por favor.
Se sentaron de uno en uno, y se dedicaban miradas de incertidumbre, todos menos James.
-Señor Potter- le llamó Dumbledore-¿Le importaría sentarse?
James estaba en una esquina del despacho, de espaldas. Se había separado del grupo anda más entrar y pudieron ver cómo en aquellos momentos acariciaba una pequeña ave dorada entre sus manos. Sonreía, satisfecho, y se sobresaltó al oír su nombre.
-Lo siento yo...sólo quería saludar a Fawkes.
Lily no pudo pasar desapercibida la familiaridad con la que se trataban, y el hecho de que conociera ya al pequeño fénix significaba que había estado muchas veces en aquel despacho." Demasiados castigos"pensó alarmada. Pero al momento se le ocurrió que quizás, al conocer más Dumbledore a los chicos, pudiera ser más benevolente con el castigo y, lo más importante, que encontrara pronto a Kirsten.
-Profesor, ¿Cómo sabía que íbamos a venir a estas horas de la noche?- preguntó Anne nada más sentarse James en la butaca.
- Hogwarts está lleno de secretos, Anne- dijo guiñándole un ojo, lo que hizo que Anne se contrariara todavía más.-Y bien, ¿qué ocurre?
-Verás, Albus, acabo de coger a este grupo de alumnos en mi ronda nocturna y pensaba castigarles...pero empezaron a contarme una historia sobre Riddle y la chica que hizo estallar la mesa esta noche. La verdad, a estas dos jóvenes- dijo señalando a Anne y Lily- hace algunos años que no les doy clase y nunca las he visto rondando por los pasillos, pero a ellos tres...estoy cansado de verles merodeando- gruñó con mal genio, y James sonrió a Remus-pos los pasillos desde primer curso, y...
Pollack tardó un cuarto de hora en explicar la historia tal como pudo a Dumbledore, con algunas interrupciones y correcciones por parte de Anne.
-...y le digo que eso es imposible, porque Riddle hizo la ronda conmigo mucho después de que ellos salieran esta noche.
-Entiendo- asintió Dumbledore con semblante mucho más serio, a pesar de la borla del gorro Haga un favor, ¿Podría bajar a las mazmorras y buscar a Tom Riddle?
-¡Pierde el tiempo, no le encontrará en la Sala Común de Slytherin!
-¡Señorita Evans, no podemos encontrar a Kirsten sin la versión de Riddle!- exclamó Dumbledore con paciencia-Vaya, si es tan amable.
Pollack salió del despacho con rapidez en dirección a las mazmorras, y Dumbledore se levantó para dar una vuelta en su despacho.
-¿Qué partes del castillo han registrado?
-Todo- se apresuró James- los baños, pasadizos, los campos de Quidditch, las mazmorras...todo.
-No...¡Todo no!
Sirius acababa de despertar de su aparente letargo y gritó con amargura.
-¡No hemos entrado en el Bosque Prohibido!
-Ni deberían hacerlo, señor Black- le cortó Dumbledore- Saben por propia experiencia que está, como su nombre indica, prohibido.
-¡Pero puede que esté allí, profesor!- volvió a decir-¡Puede que la haya llevado allí!
-Hasta que no venga Riddle, no sabremos qué ha hecho con ella, y eso en el caso de que esté con Tom- agregó Sirius.
-¿Cómo dices? ¡Creía que todos estábamos de acuerdo respecto con quién está Kirsten!- dijo Lily indignada-¡Yo no miento!
-¡No te llamo mentirosa, solo que si tú no te hubieras dedicado a hablar con quién no debes, ahora no tendríamos dudas sobre el paradero de Kirsten!
-¡Basta ya!- gritó Dumbledore-Aquí nadie tiene la culpa sobre dónde está la señorita Williams. Archi-dijo mirando a un cuadro, cuando salió, de pronto, una figura tras él-Ve a buscar a los profesores, e informa d elo ocurrido. Después, avisa a Minerva para que suba a mi despacho en media hora.
-Sí, profesor.
Lily iba a renegar contra Sirius cuando volvieron a oírse tres golpes en la puerta, y Dumbledore la abrió. Lily esperaba encontrarse a Pollack rojo por la vergüenza, y que dijera que Tom no estaba en la Sala Común. Pero se le heló la sangre al ver la figura de Tom Riddle al lado del profesor, que mostraba cierta perplejidad. Lily sentía un peso en el estómago y presión en las sienes, y no cesaba de repetirse a sí misma que aquello no era posible. Tom no dejaba de mirarla, impasible, con las perneras del pijama blanco asomando bajo la capa, y con su insignia de Prefecto brillando a la luz de las antorchas.
- Lamento haberle sacado de la cama, señor Riddle- dijo apaciguadoramente Dumbledore- Pero necesito preguntarle si Kirsten Williams estaba en perfectas condiciones cuando la dejó en la Sala Común de Gryffindor.
-¡No la dejó allí, el no la dejó allí!- gritó Lily histérica-¡Oblíguele a decirle donde está, él lo sabe! ¡LO SABE!
-Vamos, ¡Lily!- le dijo James sujetándola por el hombro-¡Cállate o no dirá nada!
Tom la miraba como si no la conociera en absoluto.
-Estaba calmada, usted mismo me dijo dónde estaba la torre de Gryffindor, la acompañé y entró sana y salva por el agujero del retrato de esa mujer gorda- explicó el chico mirando sin ni siquiera pestañear al profesor- Yo no sé donde está ahora mismo, ni me importa lo más mínimo. No la conozco de nada, casi no la he visto en el colegio.
-¡MENTIROSO!- gritó Lily de nuevo, perdiendo el control y saltando sobre su silla histérica-¡ La has visto conmigo todo el tiempo!
-¡Siéntate Lily!-ordenó Dumbledore cuando Lily se sentó, enfurecida con el director y con lágrimas en los ojos.¿Cómo podía hacer aquello? ¡Ni siquiera le preocupaba su amiga, que no aparecía por ningún sitio!
-¿Eso es verdad, Riddle?- le preguntó Dumbledore por última vez- ¿Las conoces, sabes algo más de ellas que yo deba saber, algo que nos pueda decir donde está Williams?
Tom miró a Lily un segundo más con aquel rostro impasible antes de asentir con la cabeza.
-¡Digale que no mienta!- dijo esta vez Lily sin fuerzas, y abrazada a la silla por James- Me conoce, ha estado hablando conmigo durante todo el curso, quería que yo fuera con él, quería hacerme consigo, y ahora va a hacerle daño a Kirsten porque yo no quiero ir con él...Dile que has intentado hacernos daño,¡Díselo!
-Le repito, profesor Dumbledore- dijo sin mirara a nadie esta vez- Que en mi vida he tomado contacto con ellos. Jamás buscaría una...amistad con un Gryffindor.
Lily quiso levantarse y darle un puñetazo entre labio y labio, y ver como su rostro se cubría de sangre, pero se vio incapaz de hacer eso. Vio como Tom salía del despacho con Pollack y se le encendía la sangre si miraba a Dumbledore.
-Bueno, creo que Tom no sabe nada- dijo Remus con voz triste- O eso dice saber...
-Sí, él sabe algo- dijo Dumbledore sin dejar de dar vueltas- Pero no sé qué es lo que sabe él...Quizás no sepa nada.
-¡No ha hecho nada...¡Usted no ha hecho nada!- dijo Sirius- ¡Está ahora muy claro que él sabe donde está, le ha mentido, y no ha hecho nada!
-Si él sabe donde está no será tan sencillo que nos diga el paradero de Kirsten, pero haremos las cosas bien. Ahora mismo iniciaremos un registro por todo el colegio...
Lily empezó a sentir una sensación de alivio en el pecho cuando oyó de nuevo los golpes en la puerta.
-Profesor Dumbledore, Archi me ha informado...
-Oh, sí, Minerva, acompaña a estos alumnos a la Sala Común, quiero que les vigiles hasta que amanezca...
-¿¡QUÉ!- le interrumpió Sirius-¡Acaba de decir que haríamos un registro por todo el castillo!
-Sí, pero lo haremos los profesores, Sirius. Vosotros ya habéis hecho bastante esta noche.
-¡No puede dejarnos fuera, Kirsten nos necesita profesor! Además- se quejó James-¿Nos va a poner niñera para que no nos escapemos?
-James, tenéis más que suficiente con libraros del castigo. Déjale tu capa invisible a la profesora McGonagall. Tranquilo-dijo al ver la cara de horror de James- Se la devolveré lo antes posible.
-No...no la tengo aquí-se apresuró a mentir de muy mala manera.
-Señor Potter, estamos cansados de ver esa capa por todo el castillo, y resulta que la señorita Anne la tiene sobre su regazo.
-Había olvidado que...-dijo James cogiendo la capa que Anne le daba con la mano extendida.-la tenía...Anne- Ahora McGonagall tenía la capa de James cogida por un extremo mientras él estiraba de otro, reacio a dársela- Y no...estoy muy ...seguro...
-¡DÉMELA POTTER!
James se la entregó al instante, y se sentó con rapidez.
-No se sienta, ahora nos vamos todos a la Sala Común, vamos.
Los chicos se levantaron a desgana, y Lily aún no tenía ganas de mirar a Dumbledore a la cara. Durante el camino a la torre, ninguno habló: seguían la túnica de cuadros escoceses de dormir de McGonagall en silencio, cada uno pensando en lo que sucedía. Atravesaron el retrato de la Señora Gorda, y se disponían a subir a la habitaciones cuando McGonagall les ordenó:
-No, quédense a dormir en la Sala Común- y diciendo esto, hizo aparecer un montón de sacos en el suelo- Voy a llamar al resto de alumnos, tengo que preguntarles si saben algo de su amiga. ¡Quédense ahí, o les juro que el castigo será sublime!
Dicho esto, selló con un conjuro el retrato de la Señora Gorda y subió las escaleras en dirección la las habitaciones de los chicos, La escucharon llamar a la primera puerta, y empezaron a meterse en los sacos. Remus fue de chimenea a chimenea apagando el fuego con la varita, y prendió una fogata con luz en mitad de los sacos, como si fuera un pequeño campamento en una habitación. Lily necesitaba hablar de lo ocurrido, porque las ideas se abalanzaban sobre su cabeza, luchando por salir, pero no sabía cómo hacerlo. Al fin, creyó encontrar un modo correcto.
-¿Qué creéis que le habrá sucedido? Llevaba varios días rara, pero no creo que eso estuviera muy relacionado...
-¿Con Tom?-terminó Anne la frase por ella-No, supongo que él se aprovecharía de la situación, seguramente la tendrá escondida en algún pasadizo que nosotros no conozcamos...
-No creo, sabemos todos los pasadizos de Hogwarts, en siete años da tiempo para conocerlos de sobra...
-Yo dudo respecto a eso, Lunático- intervino James-La propia Kirsten estaba a punto de descubrir uno hace muy poco, en una bruja jorobada. ¡Ahí no hemos buscado!
-¿Y a qué esperamos?- dijo Lily elevando el tono de voz y levantándose del saco.
-¡Vuelva a acostarse Evans, no van a ninguna parte!- gritó McGonagall desde arriba, que pareció haberle escuchado-¡Mañana harán todas las investigaciones que crean oportunas!
Lily volvió a tumbarse y se arropó en el saco de dormir. Se sentía totalmente descorazonada, y vacía.
-¿Qué pasará si no la encontramos?- se atrevió a insinuar Anne, tumbada desde su saco-¿ Qué va a pasar?
-No lo sé, supongo que nada volvería a ser como antes- susurró Remus en voz baja- Nosotros no seríamos los de antes.
-¿Queréis dejar de decir estupideces?- dijo furioso Sirius, incorporándose de repente-¡Vamos a encontrarla, y no le pasará nada, así que dejad de decir tonterías, y dormios de una vez!
Apagó el fuego con la punta del saco de mala manera. Tiró su almohada al final de la habitación y tumbándose de golpe, se acurrucó dándoles la espalda, sin que ninguno se atreviera a llevarle la contraria.
Lily podía percibir cómo se sentía Sirius: Kirsten dormía junto a Lily desde hacía siete años, y justo desde el momento en que se conocieron, jamás volvieron separarse. Se acordó de cuando fue con su madre por primera vez al Callejón Diagon. Estaba tan extrañada por aquel mundo mágico que más que sorpresa era terror ante lo desconocido, y cuando una niña de su misma edad tropezó con ella y un montón de libros iguales que los suyos, sintió algo de satisfacción al no verse sola. Cuando la niña le sonrió, agitó los rizos rubios delante de su cara y con todos los dientes de su boca sonrió, aún se sintió más satisfecha, y justo dos días después, supo que nunca jamás volvería a sentirse sola en aquel desconocido mundo si esa niña seguía junto a ella. Ahora que no tenía a Kirsten a su lado, y sabía que estaba muy lejos de ella, volvió a sentir aquel nudo en la garganta, el de su primer día en el callejón Diagon, cuando todo le resultaba extraño y que no encajaba allí. Y no sabía cómo serían las cosas si no aparecía, pero supo que para ella, nada, ni siquiera James, calmaría el hueco que le dejaba, por mucha magia que hubiera a su alrededor. Ella había conocido todo aquello con Anne y Kirsten, y eran su máximo punto de apoyo. Recordó las palabras de Remus: "Nosotros no seríamos los de antes.". Por supuesto que ella no sería la misma. Salió de su ensimismamiento justo antes de llorar, cuando escuchó unos leves gemidos lejos de ella. Se levantó en silencio, y vio a Sirius moverse, a sus espaldas: estaba llorando. Todo lo fuerte que era, lo apuesto que parecía, las veces que se había enfrentado a cualquiera, todas sus cualidades...de nada servían cuando le vio llorar. Apenada por ser la primera vez que veía a Sirius, a quien tenía como el más fuerte de todos, llorar de aquella manera, le nació el instinto de abrazarle como a un hermano, pero se reprimió .Si él no había llorado delante de sus amigos de toda la vida era porque necesitaba llorar a solas, y eso ella lo comprendía a la perfección. Más triste e impotente que nunca, se tumbó en su saco, y se arropó de nuevo, sin saber si volvería a dormirse o no.
