CAPÍTULO 44:VUELVE EL CUARTO MERODEADOR

-Esto es desesperante- decía Sirius alborotándose el pelo, lo que hacía que se revolviera en el aire con aspecto descuidado- Me parece horrible tener que estar aquí esperando a que suceda algo, ¡Odio esta sensación de impotencia!

La Sala Común estaba casi en silencio, y tan sólo se oía algún rasgueo de plumas, de modo que las protestas de Sirius prácticamente rebotaban en la sala.

-¿No pensáis decir nada?- protestaba molesto- Me paso el rato hablando solo como los locos.

-Ehm...¿Porqué no bajamos a cenar?-propuso James para cambiar de tema- Con el estómago lleno podremos pensar mejor.

-No hace falta que bajemos, yo tengo aún la sobras de la comida- dijo Remus sacando los panecillos y algunos pedazos de pollo de los envases- Podemos cenar aquí sin tener que aguantar las miradas de nadie.

-Bien pensado,¿porqué a mí nunca se me ocurren esas ideas?

-Muy sencillo, si tú pensaras en esas cosas, James, ocuparías demasiado cerebro en cosas que no consideras importantes-bromeó Remus mientras cogía un muslo de pollo.

James sonrió con ánimo, y Sirius dejó caer un trozo de pollo sobre la alfombra.

-¿Cómo podéis bromear en un momento así?¿Ahora soy yo el que ha de enseñaros cómo comportaros?

-Claro que no, sólo intentaba que pensáramos en otra cosa, Sirius- se excusó Remus avergonzado-No era mi intención molestarte, pero necesitas relajarte.

-¡No, lo que necesitamos es encontrar a Kirsten y después gastaremos las bromas que quieras!- le reprochó con aire ofendido- Claro está, después de ajustar cuentas con Snape...

-Estoy totalmente de acuerdo. Oye- dijo James-¿Porqué no bajamos a por algo más de cena y subimos? Esto me sabe a poco, así veremos a Lily y Anne, puede que sepan algo nuevo.

-Lo dudo- contestó Sirius bebiendo de golpe el zumo de calabaza-Baja tú, ahora la Sala Común está muy tranquila y no me apetece hablar con nadie.

James recogió los envases de Remus y cogió la varita por si se encontraba con Snape por el camino y le podía la rabia. No hizo falta que fuera muy lejos, porque Lily y Anne aparecían por el retrato de la señora gorda con envases repletos de comida.

-¿Dónde ibas? Traemos la cena.

-A ningún sitio- le dijo James a Lily- ¿Porqué no habéis cenado en el comedor?

-Porque la gente mira demasiado, y estoy bastante cansada de eso. Y como supusimos que estaríais aquí, pues tuve la idea de subir la cena- explicó Anne mientras abría el resto de comida y se sentaba en el suelo.-Por la cara de Sirius, adivino que Snape no ha dicho nada.

-En absoluto- afirmó Remus- Incluso estaba emocionado con la idea de vernos mal. ¿No habéis averiguado nada vosotras?

-Nada de nada, la gente ni nos habla- dijo Lily después de tragar- Nos tienen demasiada pena como para decir anda que crean que puede molestarnos.

-Supongo que creerán que somos capaces de volar la mesa de Gryffindor nosotros también-ironizó Sirius.

-Bueno, quitando hierro al asunto, hay que decir que Kirsten merece una ovación enorme por eso- intentó animar James a Sirius-Fue colosal, imagina cuando podamos hacerlo todos de nuevo.

-Ya.

Sirius no tenía muchas ganas de hablar al parecer, así que no se habló más hasta que se acabaron toda la comida.

La Sala Común estaba prácticamente vacía, tan sólo se oía el ronronear de Blancoso arrugado en un rincón junto a la chimenea y algunos alumnos de cuarto preparando estresadamente los esxámenes del TIMO. Remus abusó de su derecho de delegado, les obligó a acostarse y subieron a regañadientes, con una pila de libros levitando tras ellos.

-Ya era hora- dijo Sirius cuando escucharon cerrarse una de las puertas de las habitaciones-James, sube a por la capa, no tenemos tiempo que perder.

-No la tengo-respondió amargamente y cerrando los ojos lastimeramente- Se la llevó McGonagall ayer por la noche.

Sirius ladeó la cabeza con el ceño fruncido, pero Anne se adelantó:

-¿No estaréis pensando en ir a hacer otra ronda?¡Nos expulsarían!

-¡Lo que no pensaba era quedarme aquí parado esperando a que alguien encuentre a Kirsten! Y si me expulsan-añadió Sirius- Me da igual.

-¡Pues a Lily, Remus y a mí no nos da igual!- repuso con fiereza-¡Nos quedamos aquí!

Anne sujetó con fuerza el brazo de Remus, temiendo que se marchara. Pero el chico bajó la cabeza, cogió su mano y se soltó de ella, caminando hacia sus amigos.

-No puedo dejar que vayan solos, Anny- le explicó apenado mientras Anne enrojecía de rabia- Si pasa cualquier cosa con un profesor yo podría arreglarlo, además, se lo debo a Kirsten también.

-¡Luego no vengaís llorando!-gritó Anne estirando esta vez de Lily-¡Nosotras no...!

-Lily viene con nosotros.

-¡Ni lo sueñes, James!-contestó Anne-¡Se queda conmigo esperando a que Kirsten vuelva!

-¿Aquí?-se decidió a hablar Lily-¿De verdad piensas que Tom va a devolverla a la Sala Común? Creo que avanzaremos más si vamos a buscarla fuera.

-¡Pero no podemos!¡NO PODEMOS!

Lily sujetó con fuerza a Anne de los hombros y la zarandeó mientras ella empezaba a llorar.

-No lo entiendes, Lily, no lo entendéis ninguno de todos...no quiere volver, se ha marchado ella, ¡No se la ha llevado Tom!-dijo entre hipidos- Algo hemos hecho mal, se cansaría de todo esto, de nosotros...pediría a-a-ayuda a Riddle, y él la ayudó a escapar, por eso no puede encontrarla na-na-aadie...se ha marchado para no volver.

Lily paró en seco, y la soltó bruscamente. Anne se cubrió la cara con las manos, sollozando desconsoladamente. A Lily le recordaba a una niña pequeña, llorando porque estaba asustada, pero no la abrazó, sino que se alejó de ella, indecisa.Ella también había imaginado lo mismo, pero era mucho más fácil echarle la culpa a Tom que a ellos mismos. Sintió un escalofrío en la nuca, y tuvo miedo de que Anne dijera la verdad. Sirius se acercó a ella con cuidado y puso sus manos sobre los hombros de Anne, que no paraba de llorar. Agachó la cabeza para ponerse a su altura, acercó mucho su cara, y con la nariz le obligó a retirar las manos de los ojos. Anne dio un ligero respingo al ver a Sirius tan de cerca, pero sonrió cuando vio que el chico también sonreía.

-Kirsten volverá, Anny-dijo cuando Anne le abrazó y lloraba en su hombro-Ya sé que nunca te has fiado mucho de mis métodos, pero confía en mí esta vez.

Anne le miró ahora se frente, indecisa. Al final accedió con la cabeza, y Sirius le limpió las lágrimas con el borde de la túnica.

Lily miraba la escena con ternura. Anne siempre se había reído mucho con Black, y decía que era muchísimo más inteligente de lo que parecía, pero nunca había terminado de confiar en el modo que tenía de hacer las cosas. Pensaba que era demasiado arriesgado e imprudente, y esperaba que Kirsten hiciera que sentara la cabeza, cosa que era prácticamente imposible, así que el hecho de verla abrazada a Sirius y confiando en él era para Lily un alivio, y pensó con tristeza que a Kirsten le hubiera encantado verlo.

-¿Ves? Si al final Remus va a tener suerte en algo...¡Ahora que te veo más de cerca, eres mucho más guapa!

Al oír el nombre de Remus, Lily se giró a verle , y para sorpresa suya sonreía feliz.

-Será mejor que Anne se quede aquí, no vaya a ser que venga algún profesor o Kirsten vuelva-dijo Remus como solución-Y si ocurre algo, solo tienes que enviarnos a Blancoso, y nosotros volveremos.

Anne miró a Sirius y fue a coger a Blancoso de su rincón. La pequeña bola blanca se desperezó sobre el regazo de Anne y volvió a dormitar enrollado en sus piernas.

-Bueno, será mejor que nos marchemos-dijo Sirius dándose prisa y abrochándose la túnica hasta el cuello-¿Por dónde empezamos?

-No lo sé, el castillo está vigilado por los profesores y tendremos que ir con cuidado, si Pollack vuelve a vernos se nos cae el pelo.

-Tendréis que empezar por los terrenos, supongo.

Todos se giraron súbitamente a ver quién acababa de hablar, y a Sirius se le ensombreció la cara al ver a Peter en el pie de la escalera, con el pelo alborotado y los camales de los pantalones resbalando por los escalones.

-¡TÚ!-dijo furioso-¿Cómo te atreves a espiarnos?¡Te dejé bien claro que quería que te mantuvieras alejado!

-Perdona, Sirius, yo no quería molestar-respondió Peter con la cara contraida, y retrocedió dos escalones-Simplemente he oído que buscáis a Kirsten y bueno...he oído cosas con los Slyhterins...

James cogió a Sirius y le miró pensativo.

-Puede que sepa algo, Sirius-le dijo en voz baja-Puede que nos ayude.

-¡Sí, sí!-contestó esperanzado Peter-¡Puedo ayudaros, puedo hacerlo!Tenéis que darme una oportunidad, por favor, perdonad todo lo que hice, yo...yo sólo tenía celos de vosotros...

Remus le miró desconfiado, sin saber qué decir.

-Hemos sido amigos muchos años, vamos, sé que sois buena gente, dadme otra oportunidad, dejádme ir con vosotros-suplicaba Peter, ahora ya sin retorceder ningún escalón-¡Con mi ayuda la encontraréis antes!

Sirius miró a James esperando su aprobación, y Remus movió la barbilla acceptándolo. Sólo dependía de él, y de Peter dependía que encontraran o no a Kirsten a tiempo.

-Como nos la juegues, te la cargas, Colagusano-dijo Sirius al fin.

-¡Gracias, muchas gracias!-soltó con un gritito de júbilo abrazándose a Sirius, quien le soltó de un empujón. Peter se tambaleó, pero no quitó la sonrisa de su cara.-No os defraudaré, os lo prometo.

-Eso espero...-susurró James-Venga, vámonos, se hace tarde.

James salió el primero, vigilando que no hubiera nadie frente al retrato de la Señora Gorda, que dormía plácidamente y soltaba algún que otro ronquido. Tras él, fueron Lily y Remus. Antes de que Peter pudiera salir, Sirius le estiró hacia atrás y lo levantó por el cuello de la túnica hasta que el chico se quedó en el aire, sostenido por Sirius a dos dedos de su cara, con expresión asustadiza.

-Te lo repito:te la cargarás, Peter.¿Me has entendido?

-Ssss-sí- respondió con dificultad.

Sirius hizo ademán de bajarle, pero volvió a levantarle a un palmo del suelo.

-Y nunca vuelvas a abrazarme.

Dicho esto, le soltó sin avisarle y se tropezó, cayendo al suelo. Sirius pasó por encima de él y Peter, al fin, se levantó con dificultad. Mientras se rascaba la cabeza por el golpe, salía de la Sala Común.