CAPÍTULO 59:KIRSTEN M.WILLIAMS

Al entrar de nuevo en el Gran Comedor, Lily volvió a sentir la impresión de que todo el mundo les miraba. Pued que fuera por que su aspecto no era el mejor: desde la última noche ninguno se había cambiado, e iban por los pasillos con las túnicas desgastadas y llenas de barro, pero todos sabían que era porque los rumores en Howarts vuelan, sobre todo la muerte de alguien. La mesa de Gryffindor reflejaba en general el ánimo de los merodeadores por haber perdido aun miembro de su casa, y Dumbledore mandó colgar del techo artifical crespones negros que hacían del lugar una escéna lúgrube. Aunque durante la comida andie hablaba, y mucho menos comía, sentían entre ellos el dolor común, y eso era, en cierta manera, reconfortante. Sirius no apareció en toda la comida, y tampoco ninguno hizo mucho en buscarle. Sin embargo, la mesa de Slytherin parecía muy interesada en ello, y cuchicheaba de tal forma que se oía su nombre y el de Kirsten desde bastante lejos. Lily pudo ver que Snape permanecía callado, sin mover un sólo músculo de su cara, y a su lado el asiento vacío de Tom hizo que la rabia se le subiera hasta la cabeza y le palpitaran las sienes con furia.Estaba a punto de levantare para irse y no ver a los Slytherin cuando Dumbledore se levantó de su asiento y mandó callar a toda la sala. Lily aplazó el momento de su marcha para cuando el director hubiera terminado, y se recostó con desgana en el banco.

-Queridos alumnos, hoy es un dia funesto para Hogwarts-dijo con solemnidad-Como todos sabréis ya a éstas alturas, ayer por la noche una alumna de séptimo, Kirsten Williams, murió en un desagradable incidente antes de terminar el curso.

De repente, todos giraron la cara hacia la puerta del comedor, y vieron cómo Sirius acabab de entrar,y caminaba lentamente hacia la mesa de Gryffindor, donde se sentó sin dejar de mirar a Dumbledore a los ojos mientras el resto de alumnos hablaban en voz baja emocionados.
-Como iba diciendo, hemos perdido a Kirsten Williams recientemente, y sus padres han dado el consentimiento de que sea enterrada aquí, en Hogwarts. Como pocos sabrán, el colegio tiene un cementerio desde sus comienzos, y que por ampliación de los terrenos, quedó rodeado por los árboles del bosque prohibido y se dejó de frecuentar por el peligro que había para acceder a él. Como causa especial, los profesores hemos situado una ruta especial junto a la cabaña del guardabosques para quein quiera acudir esta tarde a la celebración. Dicho esto, podéis marcharos a vuesras respectivas casas donde permanecerías por vuestra seguridad hasta el momento del entierro. Buenas tardes.

Los alumnos se levantaron estruendosamente para reunirse en pequeños grupos y mirar y señalar en voz baja hacia la mesa de Gryffindor, pero ninguno de los merodeadores tenía ánimo suficiente para prestarle atención. Sin rumbo fijo, siguieron a Remus hacia la torre de Gryffindor, y tuvieron que parar frente al retrato de la Señora Gorda quien les pedía la contraseña.

-Mantícora-dijo Remus con dejadez, pero la señora gorda no se apartó, si no que se movió dentro de su marco buscando algo al final.

-¿Eres tú, Black?¡Oh, sí, claro que eres tú!-dijo ella con un tono de regocijo-Lo debes estar pasando mal, con la muerte de esa pobre chica...

-Mantícora-repitió Sirius en voz más alta que Remus, quien intentaba mover el cuadro para dejar paso al agujero sin éxito ninguno. Los alumnos de Gryffindor que querían entrar iban arremolinándose a sus espaldar y a preguntar en voz alta qué ocurría.

-La verdad es que esa joven era muy simpática, si señor...Nunca olvidaré a Mirsten Williams...

-¡Kirsten, se llamaba Kirsten!-chilló Sirius acercándose a toda velocidad y sacándo la varita de su bolsillo-¡Abra ahora el retrato!

La Señora Gorda se movió incómoda y dejó pasar a los chicos, mientras susurraba que "hoy en día los chicos no son nada educados".

Sirius ni siquiera se detuvo en la Sala Comú y subió directamente a la habitación, sin que ninguno de sus amigos le siguiera.

-Supongo que querrá estar solo-dijo James dejándose caer osbre una butaca.

-Lleva todo el día solo, así no va a conseguir nada-dijo Anne mirando las escaleras con preocupación-¡Lo digo por su bien!

Remus sonrió a modo de respuesta mientras el resto se quedaba callado, sin atreverse a decir lo que pensaban en voz alta.

-Creo que ésta será la peor tarde de nuestras vidas-dijo Lily con la mirada fija en la chimenea apagada-No sé si seré capaz de volver ahí para...para enterrarla.

-¿Qué otro remedio nos queda?-contestó james-No nos hace gracia a ninguno, pero tenemos que ir. Será la última vez que la veamos.

Lily se giró para mirarle a la cara, y sintió otra vez cómo las lágrimas se le subían a los ojos y no podía evitar llorar sin hacer ningún ruido.Se respaldó en las piernas de James y se abrazo fuertemente las rodillas, protegiéndose de algo invisible. Permanecieron así dos horas, en silencio, los unos con los otros mientras los alumnos entraban y salían, cuchicheando y murmurando, y sin oir nada de lo que decían. Ni siquiera se dieron cuenta de la presencia de peter, que llegó al poco tiempo y se sentó junto a ellos.Intentaban poner sus mentes en blanco y ordenar todos los recuerdos de lo sucedido, aunque todo estaba todavía muy confuso como para pensar en ello detenidamente. Cuando se dieron cuenta, la sala ya empezaba a estar frecuentada de gente que les miraba con disimulo. Lily se incorporó ante tantos curiosos y miró su reloj de pulsera: el entierro estaba a punto de empezar. Avisó a James, Remus y Anne, que tampoco se habían dado cuenta de que todos aquellos alumnos estaban esperando a que salieran ellos primero.

-Eh, ¿no deberíais cambiaros?-preguntó Peter cuando se levantaban con prisas-Vais un poco...impresentables.

Lily iba a contestarle cuando se dio cuenta que aún no se había cambiado la ropa de la noche anterior, y que no era la ocasión perfecta para ir como si fuera una vagabunda.

-Está bien, bajad enseguida-dijo James subiendo tras Lily, ocn Remus detrás-No creo que Sirius tarde mucho en bajar.

Cuando Remus y James entraron a la habitación, esperaban encontrar a Sirius preparado. Al menos, era el que más preocupado debía estar y al que más interesaba acudir al funeral, y al contrario de lo qu eJames tenía pensado, estaba sentado encima de su cama, tal y como había subido. Sin embargo, tenía la mirada perdida, como ausente, y movía la boca como si hablara pero sin emitir ni un solo sonido.

-Sirius, deberías cambiarte, ya es casi la hora-le dijo recomendó Remus mientras él y James sacaban una tçunica limpia de sus baúles.

-No quiero ir-contestó pausadamente
-¡Pero no puedes hacer eso, Sirius!-le recriminó James, sentándose a su lado. Al mirarle de cerca, vio sus ojos enrojecidos, y se apenó por él-Es la última vez que estarás con ella...Kirsten sí lo haría por ti.

No parecía muy convencido, pero al fin, james consiguió arrancarlo de la cama y que se aseara en un tiempo récord para bajar corriendo por las escaleras. escuchaban algo de alboroto bajo, quizás la gente también había esperado al último momento para ir al cementerio.

-¿Ves?-dijo inesperadamente Sirius deteniéndose en las escaleras-¡Yo no quiero ir allí! Hay muchísima gente, creen que somos una atracción de feria, ¡Y la muerte de Kirsten no es ninguna diversión para nadie! No quiero participar en eso.

James ignoró el comentario de su amigo y tiró de la manga de Sirius hacia abajo. Los tres abrieron mucho los ojos al ver qué era lo que causaba el alboroto en la sala Común, y Remus bajó corriendo las escaleras antes que ninguno de ellos.

-¡Hagrid!-dijo saltándo a los brazos de su gran amigo-¡No esperabamos que vinieras!

-Bueno-contestó él sonándose la nariz con un mantel que sacó de su bolsillo-Quise venir en cuanto me enteré...Kirsten también era mi amiga.

Abrazó después a James, y por último, dio un fuerte abrazo a Sirius que el chico pensó que por poco se le salen los ojos de su órbita. Antes que pudieran decir nada, las chicas bajaban silenciosamente poir las escaleras,y Tonks, que iba con ellas, dio un grito de alegría rompiendo el silencio.

-¡Estás aquí!-dijo después de abrazarse a una de las piernas de Hagrid-Te hemos echado de menos...

-Y yo a vosotros...pero creo que éste no es el momento de hablar de eso-dijo con una sonrisa en los labios mientras miraba a la que, en comparación con él, era diminuta Tonks.-Vámonos, o llegaremos tarde. Además, después tengo que habalr con Dumbledore, y no quiero lleagr tarde...

Esperaba que cuando llegaran al vestíbulo no quedara andie y estuviera todo el mundo en el cementerio, pero habían una cola que salía del interior del castillo hasta la puerta de roble de la entrada.

-¡Guardad el sitio, guardad el sitio!-gritaba Filch desde el comienzo de la cola-¡tenéis que saltar de uno en uno!

Para transportarlos al cementerio, Dumbledore había habilitado otro hechizo transportador como el que les condujo desde el bosque entre dos de los pilares del piso, y a través de él saltaban los alumnos, iluminándose levemente cada vez que alguien lo atravesa. Le llegó el turno a James, y de uno en un saltaron, sintiéndo de nuevo aquella extraña sensación. En menos de dos segundos, Lily se encontraba mirando otra vez el cementerio de la noche anterior. Con la luz del día la slápidas no causaban tanta impresión, aunque el cráter donde habian pasado la noche aún estaba allí. Rehuyó la mirada para caminar tras la fila de perosnas que avanzaban hacia el fondo del cementerio, aunque no pudo evitar mirar hacia abajo al pasar por el enorme agujero y recordar todo lo sucedido. Un escalofrío le recorrió la espalda al ver la mancha de sangre que, a pesar de la altura y desde aquel lado del agujero,todavía se veía sobre el montón de lápidas blancas. Sirius se acercó discretamente, pero Lily le cogió del brazo y lo llevó hacia delante, obligándole a que pasara de largo.Pronto llegaron a un terreno vacío, con el césped bien cortado, y donde se habían situado las sillas en hileras. Frente a la primera fila, el ataúd, todavía abierto y la lápida blanca ya estaban colocados, rodeados de flores.Desde allí, Lily no podía ver el cuerpo de Kirsten. Justo frente a el,estaban sentados los padres de Kirsten, y algunos profesores. A su lado, habían seis sillas vacías. El padre de Kirsten les vio y les señalizó que se sentaran ahí, pero Sirius estiró de su brazo.

-Yo no quiero sentarme tan cerca...

-Id vosotros-dijo James a Lily-Yo me sentaré aquí con él. No pasará nada, tranquila.

Lily se fue intranquila hacia los asientos acompañada del resto, y antes de sentarse echó una última ojeada a Sirius, que se movía nervioso en su silla.Intranquila, volvió la cabeza hacia el ataúd, y Dumbledore se levantó para dirigirse a los alumnos.

-Desgraciadamente, hoy no es un buen día para los discursos. La muerte no inspira ni motiva a nadie, y por eso seré muy breve.Se avecinan tiempos duros, tiempos que no hemos vivido nunca, y la muerte de Kirsten Williams sólo es un preámbulo de todo lo que ocurrirá. -dijo mientras se disipó un murmullo entre los asistentes-Y no por ello ha de tener una peor despedida. No diré que fue una muerte inesperada, ni diré que fue una muerte plácida. No diré que era feliz cuando murió por que la vida que le tocó no lo fue durante los últimos meses de su existencia. Tampoco diré que ha sido una muerte en vano, por que gracias a esto...

Lily dejó de escuchar todo lo que ocurría a su alrededor. Anne se había apretado a ella y notaba cómo se mojaba su túnica con las lágrimas de su amiga, y no pudo reprimirlo. Jamás hubiera imaginado un final así, ni hubiera imaginado que su amistad iba a acabar tan pronto. Siempre pensó que estarían juntas que las amigas de su infancia iban a seguirle y ella iba a compañarlas, que nunca tendría que pensar en ella de aquel modo.

-...Pero lo que no diré es que la echaremos de menos-finalizó Dumbledore-Poque ninguno de nosotros dejará de recordarla.

Remus se levantó y tras él, Peter, y se dirigieron juntos al ataúd, que en breve meterian por arte de magia en el nicho cavado un par de flores de las que lo rodeaban, y tras susurrar algo, las tiraron dentro.Los padres de Kirsten estaban a su lado, abrazados sin consuelo, y uno por uno, los profesores pasaban, haciendo la misma ofrenda.

Anne cogió de la mano a Lily, y avanzaron hacia el nicho. Su amiga, llorando, se acercó al ataúd abierto, y sacó unas pequeñas tijeras plateadas del bolsillo de su túnica. miró a los padres de la chica, y sonriendo le cortó dos tirabuzones l pelo a Kirsten. Los ató cuidadosamente, y colocó un en la mano de Lily, tras cerrarle el puño. Después, se cortó un mechón de pelo. Lily, extrañada, dejó que su amiga, sin prguntar,le cortara otro. Anne los cogió los dos y los puso bajo las manos cruzadas sobre la cintura de Kirsten. Al ver aquello, Lily recordó la fotografía de su bolsillo. Era la fotografía que sus amigas le regalaron cuando ella estaba triste por James, y que era de cuando ellas empezaban el colegio. La apretó fuertemente y levantó la mano dercha de Kirsten para ponerla bajo, junto los mechones de Anne y suyo. Con agonía, comprovó que su mano pesaba demasiado, y estaba terriblemente fría. Sollozó con fuerza hasta acabar llorando, y Dumbledore, con un movimiento de varita, comenzaba a mover el ataúd hacia el nicho y a cerralo lentamente ante su mirada.

De pronto, un ruido de sillas interrumpió los pensamientos de Lily y las palabras de Dumbledore. Lily se giró preocupada y temiendo que fuera lo que pensaba. Sirius se había levantado a toda prisa y caminaba entre las sillas tirándolas, y corrió perseguido por James en dirección hacia el castillo. Cuando iba a seguirles, Anne la estiró de la túnica.

-No te marches,tú quédate aquí. Kirsten nos necesita aquí, seguro-dijo con lágrimas en los ojos.

Lily volvió a apoyarse en Anne,y juntas esperaron a que el ataúd quedara completamente bajo tierra, y colocaran sobre él la lápida.

-"Kirsten M. Williams"-leyó Anne llorosa la lápida-"Siempre..."

-No quiero saber qué pone ahí-dijo Lily con voz cortante, recordándose a sí misma a Sirius-ya la hemos enterrado, ya se acabó todo. Nunca más la veremos, así que prefiero fijar éste momento en mi cabeza tal y como es ahora y no saber nada más.Vámonos.

Lily y Anne caminaron hacia el hechizo transportador, seguidas de Remus y Peter, y sin mirar atrás ni una sola vez.