CAPÍTULO 1
Una mañana más la cocina olía a café recién hecho y tostadas calientes, por lo que ellos sabían que eso sólo podía significar una cosa, Hermione se había vuelto a quedar a dormir en casa una noche más. Varios días a la semana, especialmente los fines de semana, la castaña se quedaba a dormir en Grinmauld Palace tras una noche bien de estudio bien de fiesta con dos de sus habitantes: Harry y Ron.
Ellos seguían siendo el trío dorado, sin embargo, a los 19 años los dos chicos vivían junto con Sirius Black y Remus Lupin en la casa del primero, y en cambio Hermione tenía un apartamento en Londres muggle. Por esa misma razón, las noches que se les hacía tarde, tanto Ron como Harry insistían en que se quedase a dormir con ellos, no era seguro que una chica se fuese sola a casa a ciertas horas, aunque fuese bruja y perfectamente capaz. Los chicos siempre alegaban absurdamente que les gustaba pasar más tiempo con ella y que como vivía en otro sitio les sabía a poco el tiempo que pasaban juntos, más después de vivir prácticamente juntos y solos durante un año, con el tiempo Hermione había decidido levantarse temprano para preparar el desayuno a todos los habitantes de la casa, en supuesto agradecimiento por su acogida.
La primera mañana que se levantó la primera de la casa se dirigió a la cocina y empezó a preparar café con una cafetera italiana que había medio olvidada. A la chica le encantaba el café preparado de ese modo, le sabía más intenso, y el olor que desprendía era una de sus cosas preferidas en el mundo, junto con el olor a tostadas calientes, por eso le encantaba preparar ese desayuno siempre, a parte de otras cosas para los chicos. Esa mañana descubrió que Remus y Sirius eran más madrugadores de lo que pensaba.
**Flash Back**
Como cada mañana Remus se levantaba el primero de la casa para ir a desayunar tranquilamente leyendo el periódico mientras esperaba que el resto de hombres de la casa se despertase. Sin embargo esa mañana, al bajar las escaleras hacia la cocina escuchó unos ruidos y un intenso olor a café le llegó
-Que extraño, pensaba que Sirius seguía dormido- murmuró mientras seguía su silencioso camino. Al llegar al umbral de la puerta se congeló *¡MIERDA!* pensó. Ante él, de espaldas, estaba Hermione preparando el desayuno, tan solo con una camiseta, seguramente de alguno de los chicos, que le llegaba hasta la mitad del muslo, el pelo suelto y desordenado y nada más. Descalza estaba entretenida preparando las tostadas de espaldas a la puerta por lo que el licántropo podía disfrutar de la vista de sus piernas desnudas y estaba seguro que, sí levantaba los brazos, podría ver más piel de la chica. Efectivamente, la chica abrió el armario que tenía delante suyo y estiró los brazos para coger una de las tazas que allí había, lo que dejó al descubierto el color blanco de su ropa interior y provocó un gruñido incontrolable a Remus, llamando la atención de la chica.
-Buenos días Remus - saludó la chica con naturalidad al notarlo en la entrada- ¿un café?
-Buenos días Hermione, sí por favor- reaccionó al verse descubierto - ¿te has quedado a dormir aquí?
-Sí, anoche terminamos muy tarde y decidí quedarme aquí. Esta mañana como me he despertado temprano me ha parecido bien hacer el desayuno. ¿Quieres algo en especial?
-Leche y azúcar para el café, nada más.
Justo cuando la castaña se giraba para coger las cosas que le había pedido entraba por la puerta un Sirius recién levantado, solo con el pantalón del pijama, quien se quedó atontado con la chica que tenía delante, provocando una sonrisa en la cara de Remus quién todavía seguía al lado de la puerta.
-Buenos días Canuto- saludó.
-Buenos días Sirius, ¿café?- saludó Hermione con otra sonrisa para él.
-Sí por favor- fue lo único que logró decir hasta que Remus le dio un codazo disimulado para que reaccionara. Mientras los dos hombres se sentaban en la mesa vieron como la chica volvía a girarse para abrir el armario de las tazas y coger una más, dejando nuevamente a la vista su ropa interior, provocando en esta ocasión dos gruñidos
-Espero no haberos despertado. Sirius, ¿cómo tomas el café?
-Sólo, gracias- agradeció la taza que le extendía la chica mientras se acomodaba en la silla donde se había sentado- ¿Te has quedado a dormir aquí?
-Sí, se lo estaba explicando a Remus, anoche se me hizo tarde y los chicos insistieron que me quedase a dormir aquí.
-Está bien, hay habitaciones de sobra en esta casa para que te quedes siempre que quieras- sonrió Sirius ante la idea de tenerla más mañanas por la casa en camiseta.
**Fin Flash Back**
De esa primera mañana ya habían pasado dos meses, y la castaña cada vez se quedaba más noches en la casa, lo que estaba volviendo locos a dos merodeadores quienes todas las mañanas bajaban a desayunar temprano solo por verla preparar el café con esas camisetas anchas de uno de los chicos, o bien con esos diminutos pijamas Oh…esos pijamas que Hermione usaba… eran peligrosos para la salud esos pijamas.
Ambos hombres recordaban la primera vez que vieron a Hermione en pijama por la mañana. Esa semana la chica se había quedado dos noches seguidas estudiando con los amigos, y a la tercera por lo visto había decidido dejar de usar una de las camisetas para pasar a usar su propio pijama, sin embargo los dos adultos no estaban seguros de que atuendo provocaba más estruendos en su pervertida mente.
Ese primer pijama consistía en un pequeño pantalón azul claro que dejaba a la vista toda la extensión de sus piernas y una camiseta de tirantes blanca, muy sencillo, sin embargo el mayor problema era esa camiseta, y el hecho de que la chica durmiese sin sujetador y no se le hubiese ocurrido ponerse uno para bajar a la cocina.
Diferentes colores, incluso diferentes formas, pero todos lo suficientemente apretados y nunca con sujetador… las mañanas se estaban volviendo muy duras para Remus y Sirius.
-Un día de estos no me aguanto y le doy un mordisco- gruñía por la noche Sirius en la sala de estar junto con Remus
-Contrólate Canuto, es una niña.
-¡Y una mierda una niña! Tiene 19 años, tendría que saber que no puede ir medio desnuda por una casa con 4 hombres.
-No me lo recuerdes, esta mañana se ha puesto a buscar algo de rodillas y uffff- rememoraba el licántropo acomodado en el sofá- joder me pongo cachondo solo de pensarlo de nuevo!
-Te juro que a veces creo que lo hace a posta, y lo peor es que no sé que me pone más, si que sea tan inocente o que esté provocando tan descaradamente.
-Oye, es cosa mía o¿no es muy extraño que ni Ron ni Harry digan nada?- preguntó al aire Remus- son muy sobreprotectores con ella, pero nunca dicen nada cuando se levantan y la ven en la cocina con nosotros con esos pijamas
-Eso es porque estuvieron viviendo todo un año con ella, joder… un año viendo todos los días esos pijamas, yo la violo!- rigió ya Sirius- ¡joder necesito una ducha fría solo de pensarlo!
-Sirius, no seas tan mal hablado- Remus se levantaba de su asiento- Es tarde, mejor irnos a dormir ya.
-¿No han vuelto los chicos?- preguntó a su vez Sirius cuando se levantó también de su asiento y salía al pasillo con su amigo en dirección a sus habitaciones. En ese momento escucharon un ruido en la sala de al lado, un salón donde estaba la chimenea conectada a la red fllu.
-Vamos Hermione, quédate a dormir- oyeron a Harry a través de la puerta entornada.
-Harry estoy cansada, mejor me voy a casa y duermo mañana toda la mañana.
-Vamos Hermione - esta vez era la voz de Ron - puedes dormir aquí hasta tarde, aunque sea una pena perderme el espectáculo de los desayunos- oyeron como Ron y Harry reían ante este comentario. Mientras Remus y Sirius estaban en el pasillo fuera de la sala, en la oscuridad de la noche, escuchando. No sabían porque pero ambos de habían quedado callados, expectantes ante la conversación del trío.
-Cállate Ron- se quejó Hermione- de todas formas creo que es inútil, dejaré de hacer el idiota.
-No te desanimes Hermione- veían como ahora Ron agarraba a la castaña por la cintura y la sentaba encima suyo en el sofá.
-Ya bueno, cuesta no hacerlo- Hermione se acurrucó en el pecho de su amigo, estaba cansada y muy cómoda ahí sentada, sin saber que en el pasillo dos hombres adultos veían la escena y se estaban poniendo nerviosos por segundos.
-Quédate a dormir Hermione- le insistió Harry una vez más, mientras le acariciaba el pelo - estoy seguro que lograrás tu objetivo.
-Y sino, nos alegras un día más la mañana a Harry y a mi- agregó Ron con una sonrisa, lo que provocó un mohín en Hermione, que le costaba esconder su media sonrisa y su sonrojo susurrando un "idiota". Ron se levantó del sofá con la chica en brazos como si nada y en se dirigió a la puerta del salón, lo que obligó a los dos adultos a esconderse en las sombras sin hacer ruido.-Además, esta noche te toca dormir conmigo y no pienso perder la oportunidad!
Esa última frase congeló a los espías, ¿qué significaba que esa noche le tocaba dormir con Ron? ¿Acaso Hermione pasaba las noches con Harry y Ron? Era cierto que nunca se habían fijado donde dormía Hermione, pero siempre supusieron que en alguna de las múltiples habitaciones que tenía la casa, nunca imaginaron que lo hiciese con alguno de los chicos, ¡y menos aún con los dos! Además, ¿qué objetivo quería conseguir Hermione? Remus y Sirius se miraron y vieron reflejada en la cara del otro la sorpresa y la incertidumbre que debía tener su propio rostro. Sin decir una palabra más, ambos hombres siguieron en silencio los pasos de los jóvenes y se fueron a sus respectivas habitaciones. Esa noche los había dejado con mil incógnitas en la mente y necesitaban dormir para asimilarlo todo.
