El empresario, luego de resolver en una peluquería la pequeña diferencia entre ambos, le entregó a Ken un itinerario programado para todo el mes. El portero lo leyó detenidamente, percatándose de un detalle en especial.
-¿Desayuno con Paola? –leyó Ken extrañado- ¿Quién es Paola?
-Mi novia, bueno, prometida –respondió Aoshi tranquilamente con cierto orgullo
-¿Pro...prometida? –preguntó el otro muchacho casi horrorizado
-Ahá, en dos semanas haremos oficial nuestro compromiso, por eso necesito ese tiempo –explicó tranquilamente
-¿Paola es la muchacha con la que ayer fuiste a la cancha? –preguntó curioso
-Sí, ella es Paola, Paola Wakabayashi –atinó a aclarar
-¡Wakabayashi! –exclamó Ken inevitablemente OO
-Qué te ocurre –preguntó Aoshi desconcertado
-¿Tiene algo que ver con Genzo Wakabayashi?
-¿Conoces a su primo?
-¡Primo! Ah no... –dijo Ken resuelto- Si la cosa es así, no pienso entrar en el negocio
-Relájate, Paola no tiene una buena relación con Genzo, si es lo que te preocupa, así que no se encontrarán, ni siquiera me conoce
-Pero.
-Pero nada, ya accediste y un hombre de palabra no se echa para atrás
-¿No te importa que yo esté con tu novia por 2 semanas?
-No, porque la conozco, y nuestra relación es de mutuo respeto, cosa que te exijo mantengas ¿entiendes? –casi amenazó Aoshi- No te atrevas a ponerle un dedo encima, ya te expliqué cómo debes hacer las cosas
-Ahá, pero tú no me dejaste explicarte nada
-No creo que tengas una vida más difícil que la mía, así que, ahórratelo –contestó con desplante
Ken tuvo que aguantarse las ganas de golpearlo. Aoshi le entregó las llaves de su auto, dispuesto a irse en taxi a la dirección del hotel que el portero japonés le había dado.
-Sé puntual –le recomendó cuando estaba por marcharse- Podremos contactarnos por medio de los celulares, en 3 días nos encontraremos ¿estamos?
-Bueno –murmuró Ken aburrido- Adiós
Y sin decir más se fue manejando el lujoso Toyota de Aoshi, quien suspiró un poco arrepentido de su idea, pero no iba a darse por vencido, iba a demostrarle a su abuelo y a sí mismo que podía lograr lo que quería si se lo proponía, incluso si eso significara que sin planearlo había logrado robar una vida diferente a la suya, una vida que le permitiría conocer las cosas desde otro punto de vista, antes de comprometerse oficialmente con Paola y cumplir el vaticinio de su abuelo, porque lo que menos querría, sería hacerla infeliz. (qué cursi sonó la cosa...)
En su casa, la muchacha ni idea tenía de lo que pasaba en esos instantes. Momentos antes había discutido nuevamente con Tomiko, su nana, quien le había dicho por nonagésima cuarta vez que por más amor que le tuviera, Aoshi no la haría feliz.
-"Él te usa, te maneja como quiere" –le había dicho la Nana, sus palabras retumbaban aun en su mente- "Su manera de quererte sólo te causará desdichas, si no te quiere como eres, entonces no te merece"
-No es cierto –se dijo Paola enojada, abrazando su almohada- Él me quiere, por eso corrige mis malos comportamientos, yo con él seré feliz, ya lo verán...
-Veamos... –analizaba Ken, en un croquis que Aoshi le había dado- Sí, creo que aquí es
Se detuvo frente a una lujosa casa, bajó del automóvil, tragó saliva y con todo el valor que tenía se acercó al portón y tocó el timbre tímidamente. Un mayordomo salió a abrir y al reconocerlo le dedicó una profunda reverencia, sin decirle nada, más que extendiendo el brazo permitiéndole el paso. El muchacho lo miró extrañado.
-Eh...buenas noches, señor –saludó- Busco a...a Paola
-Ya lo sabía señor –contestó el hombre extrañado por la actitud de "Aoshi"- Pase por favor
Ken lo siguió e ingresó por el amplio jardín hasta un lujoso recibidor.
-La llamaré en un momento –dijo el mayordomo, marchándose luego con otra reverencia
-¡Vaya! –murmuró el joven boquiabierto- Se nota que tiene dinero
-Joven Aoshi –se escuchó decir, sobresaltando a Ken. Era la nana que bajaba por las escaleras- Muy buenas noches, mi niña Paola baja en un momento
-Bueno, gracias señora –contestó Ken con educación, y una reverencia, que dejó más que extrañada a la nana, quien jamás había recibido tal señal de respeto por parte del novio de Paola
-Buenas noches Aoshi –saludó Paola seriamente, apareciendo en el inicio de las escaleras
El portero japonés se quedó estupefacto, nuevamente frente a él estaba la joven que día antes había visto y quien ni se había percatado de su presencia. Era muy linda, no lo podía negar, sin embargo había algo más en ella que sólo su apariencia que la atraía sobremanera.
-¿Aoshi? –repitió Paola, frente a él, haciendo sobresaltar a Ken, que se había quedado como congelado- ¿Nos vamos?
-Eh...claro –contestó el muchacho nervioso, aun más cuando la joven lo tomó del brazo- Buenas noches Nana, estaré en dos horas aquí
-Buenas noches, niña –respondió Tomiko desconfiada- Buenas noches, joven Aoshi
-Buenas noches señora –contestó Ken, saliendo con Paola
-Tao –dijo la Nana sorprendida, al mayordomo- ¿No notaste algo raro en Aoshi?
-¿Demasiado humilde como para ser él? –comentó el mayordomo boquiabierto
-Exacto, me parece otro
-O quizá estamos demasiado viejos que nos imaginamos cosas –resolvió el hombre
-Quizá, pero a mi no me quitan la espina que se me clavó, ése Aoshi está distinto
-Probablemente se dio cuenta que su forma de actuar deja mucho que desear
-O sea, que apesta –concluyó la Nana sinceramente, robándole una sonrisa a Tao
Paola y Ken (llamémosle como debe ser o me voy a confundir XD) subieron al auto de Aoshi y se encaminaron al restaurant que éste le había indicado, por cierto ése día "tocaba" comida de mar. Durante el camino el muchacho trató de iniciar conversación, pero no se animó, después de todo para él Paola era una desconocida¿de qué podría hablar con alguien a quien jamás había visto?. Sin embargo, para ella, la situación no era anormal, ya que Aoshi era de pocas palabras y ella tenía que resignarse a mirar por el vidrio. Llegaron al restaurant, desconfiado Ken le entregó las llaves al valet, quien ya le había asegurado como 3 veces que cuidaría mucho el automóvil.
-"Más le vale cuidarlo" –pensó Ken viendo cómo se llevaban el automóvil- "Después de todo no es mío"
-¿Nos vamos? –le preguntó Paola extrañada
-Eh...claro, vamos –contestó Ken, ofreciéndole el brazo, que ella tomó de la forma más natural pero que a él aun lo hacía poner incómodo
Ingresaron, el muchacha se quedó sorprendido ante tal lujo, claro que durante sus visitas con la selección japonesa a otros países habían estado en lugares semejantes, pero éste era particularmente especial. Al verlos entrar inmediatamente, luego de saludarlos, los llevaron a una mesa para dos. -Enseguida les traemos su orden –dijo el mesero, con una reverencia -¿Cuál orden? –preguntó Ken extrañado- Si no pedimos nada
Mesero y acompañante, es decir Paola, se miraron confundidos.
-La orden de siempre Aoshi –le recordó la muchacha- Langosta
-¿Langosta? –preguntó el japonés con cara de "perdón?"- ¿De verdad quieres comer eso hoy?
-¿Qué dices? –preguntó Paola asombrada
-Supongo que hay otras cosas más además de eso ¿no? –inquirió el muchacho, mirando cordialmente al mesero
-Claro, por supuesto que sí –contestó el hombre, ofreciéndoles inmediatamente la carta
-Veamos... –murmuró Ken- A mi tráigame esto.
-¿Sushi? –preguntó el mesero extrañado
-¡Claro! No por nada estamos en Japón¿no? –respondió el portero japonés- ¿Ya decidiste qué vas a pedir? Eh...¿Paola?
-A mi tráigame lo mismo, por favor –solicitó la joven
El mesero hizo una pequeña reverencia y se marchó por la orden. Ambos jóvenes se quedaron en un incómodo silencio.
-Bonita noche –comentó Ken sonriendo levemente
-¿Te encuentras bien, Aoshi? –le preguntó Paola preocupada- Te ves...diferente
-Buenos negocios hoy –atinó a mentir el muchacho, pensando "debo dejar de ser tan obvio"
-¿Sellaron el trato con los alemanes?
-Eh...sí, supongo.
-¿Qué dices?
-Qué sí, todo salió muy bien, felizmente.
-Mamá y papá hablaron hoy conmigo –contó Paola seriamente- Dicen que llegarán 2 días antes del compromiso
-Qué bien, me encantará conocerlos
-Pero Aoshi, si ya los conoces...¿recuerdas? En París... –aclaró la muchacha confundida
-¡Ah, claro! Perdón, estaba pensando en otras cosas
-Claro...más importantes –murmuró ella entristecida
-No, yo no quería decir eso... –trató de excusarse Ken, pero el mesero los interrumpió trayéndoles su pedido
Mientras, en el hotel de concentración dela selección japonesa...Aoshi había llegado y se acercó al mostrador principal.
-Buenas noches, soy Ken Wakamishazu –dijo Aoshi, como de memoria a la recepcionista
-Sí señor WakaSHIMAZU –aclaró la muchacha evitando la risa por la confusión- Sabemos quién es usted, aquí tiene sus llaves, que tenga buenas noches
-Gracias –contestó el joven sin inmutarse, marchándose a su habitación
Estaba esperando el ascensor cuando fue interceptado por Kojiro y Takeshi.
-Hasta que apareces –lo regañó Kojiro- ¿Dónde diablos te habías metido? A la reunión con los directivos ni te asomaste, el señor Gamo está muy enfadado contigo
-¿Disculpe? –dijo Aoshi diplomáticamente con aire autosuficiente (de ahora en adelante imagínenselo así)- ¿Me habla a mi?
-No, claro que no¡¡le hablaba al tipo que está tras tuyo! –se enojó el tigre japonés
-Oh, claro, siga entonces –contestó Aoshi, dando un paso al costado
-¿Te estás burlando de mi? –lo amenazó Kojiro, agarrándolo de un brazo
-Por favor, suélteme, la violencia no es necesaria –pidió el otro muchacho molesto pero con mucha educación
-¿Te encuentras bien, Ken? –le preguntó Takeshi entre divertido y preocupado
-Ah, claro, me hablan a mi, perdón ¿qué me decían?
-Mejor vamos al comedor antes que mi paciencia se agote –concluyó Kojiro, dándole un empujón que Aoshi iba a reclamar pero su raciocinio le hizo pensarlo dos veces y se quedó callado
Fueron al comedor donde todo el equipo lo esperaba. Más de un comentario burlón acerca de la desaparición de Ken se escuchó, pero obviamente a Aoshi ni mella le hacían porque estaba tardando en acostumbrarse a que lo llamen de diferente forma.
-Wakashimazu, después de la cena necesito hablar contigo –le dijo el señor Gamo seriamente
-Ken...te están hablando –le hizo notar Kazuki, en susurros
-Oh sí, perdón, claro... –contestó Aoshi automáticamente
Todos se habían sumergido, como siempre, en el tema fútbol. Aoshi trataba de ignorarlos. Se había establecido un pequeño debate de opiniones entre los que decían que Santana era mejor que Naturezza y los que opinaban lo contrario. De pronto Sanae llegó y se incorporó a la conversación, cosa que desagradó sobremanera al joven empresario.
-Disculpe señorita –dijo con educación- Pero me parece que nadie pidió su opinión
-Qué te pasa Wakashimazu –lo increpó Sanae extrañada- Yo no necesito pedir permiso para expresar lo que pienso
-Uhhhh -se escuchó una burla general de parte del resto de jugadores
-Ella tiene razón –la apoyó Tsubasa
-¿Y por qué me llamas "señorita"? Mi nombre es Sanae Nakazawa, que no se te olvide –se burló Sanae sonriendo
-De seguro no se me olvidará, señorita Nakazawa –puntualizó Aoshi- Sin embargo aun pienso que es inapropiado que una mujer sola comparta mesa con un grupo meramente masculino
-Psss –bufó Ryo divertido- ¿Desde cuándo hablas como nena, Ken?
-Discúlpeme, pero su comentario me parece fuera de lugar –se defendió el recién llegado
-Ken, si estás tratando de embromarnos a todos, créeme que lo estás logrando –reconoció Jun sonriendo- Pero deja el jueguito
-No sé a qué se refieren, de todos modos no tengo apetito así que excúsenme, buenas noches, me retiro...
Aoshi dejó la servilleta sobre la mesa y se marchó lo más diplomáticamente que pudo.
-¿Qué bicho le picó? –preguntó Ryo extrañado
-No sé, pero no me agrada –reconoció Kojiro molesto
Entre tanto, en otra parte de la ciudad, después de una cena silenciosa, Ken y Paola salían del restaurant y se dirigían nuevamente a casa de ésta.
-¿Te...te divertiste? –le preguntó Ken tímidamente viéndola de reojo
-¿Divertirme? –preguntó ella extrañada- Si te refieres a si me gustó la velada, pues sí, gracias
-No lo parece.
-¿Eh?
-Olvídalo...
Llegaron, él la ayudó cordialmente a salir del automóvil.
-Oh, olvidé mi cartera –comentó Paola
-Voy por ella –se ofreció Ken, yendo por el aditamento
-Bien, buenas noches –se despidió ella con una ligera reverencia
-Buenas noches –respondió el muchacho tímidamente, respondiendo al gesto
-¿No te olvidas algo? –preguntó Paola, después de unos segundos de silencio, mirando la cartera que Ken aun tenía en sus manos
-Oh, perdón –se disculpó el muchacho, dándole un sorpresivo beso en la mejilla
-Eh...me refería a la cartera –aclaró Paola algo sonrojada
-¡Pero claro! Lo...lo lamento
-Bue...buenas noches joven Aoshi –saludó la Nana sorprendida, ya que había alcanzado a ver el beso
-Buenas noches señora –contestó él educadamente- Bien, me voy, hasta mañana
-¿Vendrás mañana? –preguntó Paola- Pero si mañana.
-Claro que vendré –aseguró el muchacho con una tímida sonrisa- ¿Almorzamos, verdad?
-Eh...yo...sí, claro –contestó Paola, esbozando una sonrisa- Hasta mañana
Ken se despidió con una solemne reverencia, se subió a "su" automóvil y se fue del lugar.
-¿Tienes algo que contarme? –preguntó Tomiko pícaramente
-Fue una cena diferente –susurró Paola embobada- Parece otro
-Y que lo digas, vi el beso que te plantó –comentó la Nana emocionada
-Ahá –murmuró la muchacha, llevándose una mano a la mejilla- Él...me besó
Camino al departamento que supuestamente tenía Aoshi, Ken iba de lo más contento, sin saber por qué, escuchando música a todo volumen. No le costó mucho llegar al mentado edificio, estacionó el automóvil y subió al departamento señalado. Al entrar quedó sorprendido del lujo del lugar. Luego recordó la lista de tareas que le había dado Aoshi y sacó el papel, queriendo recordar a dónde debía llevar a Paola al día siguiente a almorzar.
-¡Demonios! –exclamó cuando lo leyó- ¡Mañana no me tocaba ir a verla!
