Cuando llegaron Paola se veía extrañamente cómoda y contenta, porque sonreía con espontaneidad. Tratando de conservar su seriedad y ponerle una especie de cierre a la comisura de sus labios para no sonreír, Ken entablaba conversación con ella acerca de aquél lugar.

-Es muy lindo –comentó Paola en voz baja, viendo el paisaje a través de la ventana

-¿De veras te gusta? –preguntó el muchacho satisfecho

-Claro, pero...no sabía que conocías este lugar

-Digamos que es un misterio mío...

-Disculpe –le dijo un muchacho de unos años menos que ellos, que había estado observándolos- ¿Me podría dar un autógrafo, señor Wakashimazu?

-Eh... –dudó Ken, poniéndose muy nervioso

-Je, creo que se confundió –respondió Paola

-E...ella tiene razón –agregó el japonés evitando la mirada de su acompañante- Me está confundiendo, no sé nada de fútbol

-Lo lamento –se disculpó el joven, extrañado, retirándose

-¿Fútbol? –preguntó Paola sorprendida- ¿Es jugador de fútbol?

-¿Yo? No...

-Claro que tú no, Aoshi –aclaró la joven, sonriendo- Me refería a cómo sabes tú que aquél con el que te confundieron es futbolista

-Noticias...

El resto del almuerzo transcurrió en el mayor hermetismo posible de parte del muchacho, porque aun se autoagradecía de no haberse vendido, porque con un poco más de desconcentración era capaz de firmar el autógrafo y entonces todo se iba al demonio. Aunque ya para esos momentos no sabía qué podía ser peor si todo se develaba: perder el dinero ofrecido por Aoshi o perder a aquella joven que estaba sentada frente a él, quien creía que era otra persona.

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Para el entrenamiento de la tarde Aoshi se veía más recuperado de su alergia, sin embargo el médico aconsejó que no interviniese de la práctica. Aun aceptando, Gamo le pidió que esté presente en el campo de juego. Ingresó de lo más tranquilo y diplomático y se fue a sentar en el banquillo de suplentes, viendo cómo sus compañeros comenzaban el calentamiento con balón.

-¡Ken, por favor pásame un balón! –le pidió Ryo, que había llegado tarde

Aoshi cayó en cuenta que se dirigían a él, miró a un costado suyo sin mucho interés y notó que la bolsa de balones estaba allí. Buscó a las ayudantes pero ninguna se encontraba por ahí, así que indignado por la ausencia femenina sacó un balón y se lo arrojó a Ryo cual si fuera una bola de boliche XD (o sea, se agachó y se lo pasó rodando).

Como automatizados, todos sus compañeros vieron el lento rodar del balón hasta que llegó a los pies del defensor japonés, y entonces se echaron a reír y se burlaron de Aoshi.

-¡Qué fue eso Ken! –exclamó Jito divertido

-¡Desde cuándo arrojas el balón como nena! –siguió Taki

-No se burlen –les pidió Takeshi indignado- Es por la alergia que debe encontrarse algo débil

-Jajaja, eso espero –rió Kojiro- Porque francamente ése tiro, ni una niña lo hacía

-¡Demuéstrales tu habilidad entonces! –propuso Takeshi decidido, preparándose a patear el balón- ¡Muéstranos tus buenos reflejos!

-¿Eh? –alcanzó a preguntarse Aoshi antes de caer de espaldas, después del balonazo que le llegó de pleno en la cara, lo que incrementó las risas

-Oh, oh... –murmuró Aoi preocupado, que estaba más cerca del muchacho y se había acercado a ayudarlo- Creo que se desmayó

-¿Qué? –se preguntaron todos, rodeando al "portero"

El médico del plantel tuvo que intervenir y llevarse a Aoshi a la enfermería para que allí recobre la conciencia.

-Me parece que la alergia acabó con algo más que su fuerza –se burló Genzo- O es que tenía los ojos aun tan hinchados que no vio venir el balón

-Creo que no lo vio, eso es definitivo –corroboró Aoi pensativo, haciendo sentir a Takeshi aun más culpable

-No fue culpa tuya Takeshi –le dijo Kojiro extrañado- Supongo que está demasiado enfermo como para no ver venir ese balón

-Ése balón lo detenía incluso Kazuo –comentó Masao divertido, consiguiendo un coscorrón de su hermano

-Espero que se ponga bien –comentó Tsubasa preocupado, mientras tras él Sanae y Yukari evitaban la risa recordando el incidente

Una vez en la enfermería, y con ayuda de un poco de alcohol, Aoshi recobró la conciencia, sintiendo un terrible dolor en la nariz, que además sentía tenía el doble de su tamaño original.

-Ouch...mi nariz –murmuró el muchacho adolorido, sentándose en la camilla- ¿Quién se atrevió a hacerme esto?

-Fue un accidente, no viste llegar un balón hacia ti –respondió el médico pacientemente- Raro...para ser portero

-¿Portero? ¿yo soy portero? –preguntó Aoshi sorprendido

-Veo que el golpe te dejó bastante afectado –lo consoló el galeno con pena

-¿Soy el que detiene los balones en la...portería, no? –volvió a preguntar el muchacho, recordando las veces que solía ver en ESPN propagandas de fútbol soccer XD

-Así es, tú y Genzo son los porteros de la selección –aclaró el médico- Claro, además de Morisaki

-¿Genzo Wakabayashi también es portero? –preguntó Aoshi interesado

-Ahá...¿dudas de la posición de alguien más?

-En realidad de todos –afirmó el muchacho tranquilamente, bajando de la camilla, dejando boquiabierto al médico- En fin, al menos ya sé qué puesto jugaba él

-¿Hablas de Genzo?

-No, no exactamente, pero es lo de menos, gracias doctor

Aoshi salió y vio que los ex - compañeros del Toho de Ken lo estaban esperando.

-¿Cómo te sientes? –preguntó Takeshi tímidamente

-Tal como si un balón hubiera golpeado mi cara –contestó él irónico

-No fue su intención –aclaró Kojiro algo molesto por el tono de Aoshi

-¿Así que fuiste tú? –preguntó Aoshi con desplante- Debes tener más cuidado con lo que haces, y más si no lo haces muy bien...

-Cómo te atreves –se enojó Kojiro, siendo detenido por Takeshi

-Él tiene razón, capitán –se lamentó el pequeño japonés- Lo lamento Ken

Y cabizbajo, Takeshi se fue.

-No sé qué demonios te pasa, pero estás insoportable –admitió Hyuga irritado- Te desconozco

-Mira, yo dije lo que pensaba –contestó Aoshi sin inmutarse- Él tuvo la culpa, casi me rompe la nariz

-¡Porque obviamente esperaba que detuvieras el balón! –exclamó el tigre japonés- ¡Por algo eres portero y además karateca!

-¿También soy karateca? –preguntó Aoshi intrigado- ¡Vaya! Se vé que dedico "mi vida" a los deportes, sin valorar mi valioso tiempo y dedicarme a algo productivo

Aoshi se fue tranquilamente, siendo observado detenidamente por Kojiro.

-¡Eh, Ken! –le dijo siguiéndolo- Tu gran amigo Ishizaki me dijo que no olvides llamar a tu novia Yoshiko en Hokkaido

-Pues...no, no lo haré, gracias por recordármelo –respondió Aoshi algo nervioso