En su hotel, Aoshi caminaba de un lado a otro como fiera enjaulada, marcando y remarcando en su celular.

-¡Dem...! Tiene el celular apagado –dijo enojado- Se suponía que hoy debíamos encontrarnos

Intentó una vez más y finalmente, aburrido e impacientado, dejó un mensaje en el buzón de voz.

-¡Dónde andas metido Wakashimazu! Se suponía que hoy debimos encontrarnos y ni te reportaste, espero que no estés creando problemas, ¡llámame inmediatamente!

Mientras, en la casa de Paola, los habitantes de aquél lugar se habían puesto a cenar.

-Les juro que la llamada de ayer no fue un sueño –se defendía Tomiko- En verdad escuché tu voz Aoshi

-A menos que haya estado haciendo llamadas de sonámbulo, no fui yo Nana –se excusó Ken

-Jajaja, quizá fue alguien que se hizo pasar por Aoshi –bromeó Paola, cayéndole recién el veinte a Ken de quién podía haberse tratado

-Eh...acabo de recordar que tenía algo pendiente que hacer –les dijo el muchacho, poniéndose de pie- Gracias por todo, pero debo irme

-No terminaste tu cena –hizo notar Paola extrañada

-Es que es urgente, bueno, hasta mañana –se despidió Ken dirigiéndose a la puerta- ¿Porque nos veremos mañana, no es cierto?

-Sí, nos toca ir a cenar –contestó su "novia"

-Bien, entonces hasta mañana...

Cuando Ken salió entró rápidamente a su automóvil y se alejó del lugar. Prendió su celular y descubrió el mensaje de voz, quería que la tierra lo tragara cuando escuchó el mensaje de Aoshi. Inmediatamente lo llamó.

-¡Hasta que llamas! –le reclamó Aoshi- ¡Dónde estabas si se supone que hoy no tenías cita con Paola!

-Pues...trabajando en tu oficina –mintió Ken

-Menos mal –refunfuñó el empresario- Nos veremos en diez minutos en el café que queda a dos calles de este hotel ¿sabes cuál es?

-Sí, no te preocupes –contestó Ken, molesto por el acento autoritario de su interlocutor

Aoshi colgó sin despedirse. Buscó un par de gafas oscuras, una gorra, una chaqueta y salió del hotel sin que lo vieran. Caminó por las calles aun con bastante gente hasta llegar a un modesto café de aspecto clásico. Ingresó y buscó una mesa alejada de las ventanas. Minutos después escuchó sonar la campanilla de la puerta y vio entrar a Ken, también semidisfrazado con un par de gafas negras.

-Vaya, realmente somos muy parecidos –comentó Ken tranquilamente, sentándose en la misma mesa

-Al grano –exigió Aoshi de pocas pulgas- ¿Cómo ha estado marchando todo? ¿nadie ha sospechado de ti?

-Pues por lo que he notado, no ¿y a ti cómo te fue?

-Horrible es poco –gruñó Aoshi- ¡Tienes de compañeros a una jauría de inútiles!

-Oye, oye –trató de calmarlo Ken, indignado- No tienes por qué decir eso de ellos...

-Lo que digo es poco ¡casi me rompen la nariz y quieren obligarme a estar en la portería! –se quejó Aoshi, golpeando la mesa con un puño

-Ja, veo que los buenos modales en ti van y vienen –comentó el portero japonés con ironía

-Hoy tuve que evitarlos a toda costa –siguió el empresario, ignorando la burla- Escuché que mañana habrá una...¿cómo era? Revisión médica

-Y mañana hay una junta para presentar el proyecto que estabas preparando –recordó Ken

-¡No puedo perderme esa presentación! Mañana, sólo por unas horas, tendremos que retornar a nuestros papeles –dijo Aoshi resuelto

-¿Antes de la cena? –se le escapó a Ken

-¿Por qué el interés? –preguntó el otro muchacho desconfiado- Por cierto, ¿cómo te ha ido con Paola? Espero que todo según lo indicado

-Sí, pero no me habías advertido que eres un tipo bastante apático y que le tienes alergia al chocolate

-No sólo al chocolate, por cierto... –aclaró el joven empresario- Y tú no me contaste que tienes novia

-Yo no tengo novia –contestó el seleccionado japonés extrañado

-Entonces a tus amigos les encanta hacer bromas estúpidas...

-Bueno, bueno, entonces ¿cómo haremos el cambio?

-Mañana por la tarde, después del almuerzo, te encontraré en el vestuario vacío del estadio –planeó Aoshi- Ahí intercambiaremos papeles nuevamente, y nos reencontraremos a las 7 de la noche, dándote así el tiempo preciso para prepararte e ir a cenar con Paola

-Bueno...

-Vuelvo a advertirte Wakashimazu –amenazó Futagoza- No te atrevas a propasarte con mi novia

-No, no lo haré –respondió Ken aburrido- ¿Algo más?

-Nada, y ya vete que alguien puede reconocernos

Ken contó hasta diez para no gritarle unas buenas al muchacho engreído que estaba frente suyo y salió del café. Minutos más tarde Aoshi hizo lo mismo, regresando al hotel como había salido, siendo completamente inadvertido.

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Al día siguiente, como debían realizarles una prueba física a los jugadores de la selección, aquellos que no estaban nominados para cumplir dicho examen en la mañana se quedaron en el hotel disfrutando de su tiempo libre. En su oficina, Ken y el abuelo Futagoza daban los últimos detalles a la reunión de la tarde. Después del almuerzo el segundo grupo de seleccionados se dirigió al estadio, Aoshi se encontraba muy silencioso, y sus compañeros ni se molestaron en preguntarle si le pasaba algo porque sospechaban que seguía de mal humor. Una vez en el estadio esperó que nadie lo viera y se fue al otro vestuario, donde ya se encontraba Ken.

-Toma –le dijo Aoshi, alcanzándole un maletín- Traje un uniforme similar al que tengo

-Y yo un traje apropiado –contó el otro muchacho, alcanzándole una maleta de mano- Suerte...

-Claro –contestó Aoshi sin darle importancia, saliendo rápidamente del lugar

Ken se cambió y retornó con sus compañeros, que seguían ignorándolo.

-¿Listo Takeshi? –preguntó con una sonrisa, evitando crear dudas de su ausencia

-Eh...sí –contestó Sawada patidifuso

-¿Y tú desde cuándo recordaste dirigirte a nosotros? –preguntó Kazuki con sarcasmo

-Oh, vamos, son mis amigos

-Pues como que últimamente se te ha olvidado –comentó Kojiro seriamente

-Digamos que es la presión y el estrés –trató de mentir Ken

-Qué, ¿aun sigues con la idea de ser delantero? –se burló Kisugi

-¿Bromeas? Yo soy feliz siendo portero –respondió el muchacho, saliendo del vestuario, dejando a los otros atónitos

-A éste nos lo cambiaron –murmuró Kisugi incrédulo

Cuando iba de salida Sanae y Kumi iban por el pasillo que conectaba el vestuario de jugadores con enfermería y con el ingreso al campo de juego.

-Hola Nakazawa –saludó Ken despreocupadamente cuando la vio aparecer- Sugimoto...

-¿Ya no soy "señorita"? –preguntó Sanae burlona

-No lo sé, eso tendría que preguntárselo a Tsubasa –respondió Ken mordazmente, dejando a Sanae boquiabierta y colorada de vergüenza

-¡Ken! –gritó Kumi divertida- ¡Es bueno tenerte de vuelta!

-¡Gracias! A mi también me da gusto regresar –contestó el joven, haciéndoles una reverencia y continuando con su camino

-¿Regresar de dónde? –preguntó Sanae avergonzada y molesta- Ni que hubiera estado de viaje

-No, pero creo que incluso él notó su cambio de humor tan radical –analizó su amiga

En la empresa de los Futagoza todo iba de maravilla, porque con su siempre buen poder de oratoria, Aoshi estaba dejando a los empresarios reunidos bastante conformes. Cuando la reunión concluyó recibió un aplauso y varias felicitaciones.

-Me asombra que un empresario tan joven logre todo lo que tú has conseguido –alababa uno, dándole la mano

-Gracias señor Imai –contestó Aoshi con autosuficiencia

-Bien hecho Aoshi –lo felicitó su abuelo sonriente

-Gracias abuelo –contestó él, con una leve reverencia

-¿Festejamos con un jugo de frutas? –preguntó el anciano, caminando con Aoshi hacia su oficina

-Preferiría un vodka –respondió su nieto con desplante, entrando en su lujosa oficina- Además sabes que soy alérgico a varias frutas

-Así es –asintió el anciano pensativo y serio- En verdad, lamento haberte molestado

-No te preocupes abuelo, pero sabes que mi tiempo en realidad...

-Sí, es valioso y no puedes perder ni un segundo –concluyó su abuelo desilusionado- Hasta mañana

Durante el resto de la tarde Aoshi se quedó encerrado en su oficina, pensativo, creyendo que después de todo aquella era la vida que más le gustaba y que merecía, pero como obstinado que era decidió no darse por vencido y menos en un proyecto que él mismo había planeado. Cuando se percató de la hora ya eran cerca de las siete. Alarmado salió rápidamente de su oficina con rumbo al estadio, donde Ken esperaba sentado en el vestuario amarrando y desamarrando sus zapatos para hacer tiempo.

-Apúrate Ken –le reclamó Kojiro impaciente

-Ya voy capitán –contestó nervioso

Su amigo salió y vio entrar a Genzo y Tsubasa, los últimos de la revisión.

-Entonces... -comentó Tsubasa, quitándose la camiseta- En dos semanas tendrás que regresar a Japón nuevamente

-No tengo opción –respondió Genzo abriendo su casillero y sacando una toalla- Es la fiesta de compromiso de mi prima hermana y mis padres ya me advirtieron que "la familia Wakabayashi debe estar reunida en tan memorable ocasión"

-No recuerdo haber conocido a ningún primo tuyo –continuó Ozora

-Menos mal para ti –se burló Genzo- ¡Son insoportables! Al menos Paola, la prima que se casa...

-¡No es cierto! –la defendió Ken, molesto- Ella no es así

-¿Perdón? –preguntó Genzo intrigado- ¿Conoces a mi prima?

-Eh...yo... –dudó Ken siendo observado detenidamente por Tsubasa y Wakabayashi- No, pero no puedes hablar así de nadie de tu familia

-Si la conocieras Ken –contestó el otro portero, sonriendo irónico- Ella solita es capaz de iniciar la tercera guerra mundial sólo porque no le parece algo

-Eso es tener fortaleza de carácter –sentenció el karate keeper muy seguro

-Entonces Paola tiene mucha fortaleza –siguió burlándose el SGGK

-No creo que sea tan insoportable como dices si va a casarse –comentó Tsubasa tranquilamente- Porque para casarse debe de haberse enamorado de alguien ¿no, y él de ella

-Así es, un engreiducho empresario de una familia conocida en el país –contó Genzo- Mi hermana me dijo que es realmente antipático, tuvo la mala suerte de conocerlo en París, cuando él y mi prima iniciaban su relación

-¿Tú no lo conoces? –le preguntó su amigo del Nankatsu

-No felizmente, sin embargo en dos semanas estaré obligado a conocerlo

-¿Volverás a tiempo?

-Creo que sí

-¡Demonios! –pensó Ken estupefacto- ¡Es cierto, el partido es unos días antes de concluido el plazo de dos semanas con Aoshi!

Sin decir más Ken salió del vestuario y se dirigió a donde debía encontrarse con Aoshi.