Gracias por seguir con el fic! Recuerden que CT y toditos sus personajes son propiedad de Yoichi Takahashi y Shueisha. Paola es un personaje creado por mi (por si las dudas, creo que alguien por ahí creyó que era originalmente de la serie ). Saludos y no olviden dejar reviews!
Caminos opuestos 13Cuando Ken llegó a la empresa de los Futagoza estaba totalmente avergonzado de hacerlo casi al mediodía, la cosa empeoró para él cuando el abuelo Futagoza lo encontró entrando a su oficina.
-Hasta que llegas... –le dijo en tono pícaro- No quiero ni saber qué o quién te estuvo entreteniendo hasta esta hora
-Lo lamento abuelo –se disculpó Ken- Es que ayer nos quedamos varados y...
-Nada, nada, te dije que no me cuentes nada; sólo me alegra que Paola y tú se estén llevando tan bien
-Pues...sí
-Entonces, ¡a trabajar se ha dicho! Hay varios pendientes –le contó el anciano, poniendo sobre su escritorio un par de fajos- Asuntos con el banco, con los clientes...
Ken estaba hojeando los fajos uno a uno, cuando de repente se detuvo en seco y abrió los ojos de par en par.
-¿No...nosotros estamos a cargo de éste terreno? –preguntó tratando de no temblar al hacerlo
-A ver... –respondió el anciano mirando el fajo- ¡Ah, sí! Ése terreno está ocupado por un dojo de karate, el banco informó que ésa familia tiene una semana para pagar su cuenta
-Pe...pero el terreno está en Saitama –explicó Ken incrédulo
-¿Y qué con eso? También tenemos terrenos en Okinawa –bromeó su abuelo- No me digas que estás olvidando el alcance de la empresa
-No abuelo... –murmuró el muchacho entristecido
Ambos pusieron a realizar sus respectivos trabajos. El señor Futagoza miraba a Ken de reojo de rato en rato.
-¿No quieres chocolate? –preguntó el anciano repentinamente sin dejar de hacer su labor
-No gracias, no tengo apetito –contestó Ken desganado, sin levantar la mirada
-¿Algo de fruta? ¿kiwi quizás? –insistió Futagoza
-Tampoco, gracias...
-¿Por qué no un cigarro? Fumar quizá te relaje un poco
-No fumo, abuelo
-¿Hablaste con Yuki, tu ex novia para invitarla a tu compromiso?
-No, pero lo haré después
-¿Cómo están tus padres?
-Preocupados por lo del dojo...
-¿Dónde está Aoshi?
-Ahora no lo sé, entrenando supongo –respondió Ken despreocupadamente, y de pronto levantó la mirada horrorizado
-¡Bingo! –exclamó el anciano sonriendo- Sabía que no eras tú...
-Eh...yo... –trató de excusarse el portero japonés, muy nervioso
-Cálmate, si no te estoy denunciando ni exigiendo nada –aclaró el abuelo de Aoshi- Me dabas pistas, pero no podía unirlas todas, fuiste muy ingenioso...
-Pero...
-Tenía que agarrarte en un momento de concentración y ésta fue mi oportunidad –continuó el anciano triunfal- No conoces mucho a Aoshi, pese a parecerte mucho: es alérgico al chocolate y al kiwi, entre otras cosas; si tiene un vicio, ése es fumar cuando está estresado; no tuvo ninguna ex novia, Paola es su primera y al parecer única novia; y en cuanto a sus padres...le importa poco cómo se encuentren...
-Déjeme explicarle –suplicó el muchacho sintiéndose culpable
-No tienes nada que explicarme, conozco a Aoshi y sé que tuvo mucho que ver en esto, pero...es sorprendente tu parecido con él, aunque sea sólo en apariencia
-¿No está enojado? –preguntó Ken desconcertado
-Nop, para serte sincero me agradas más que mi propio nieto –reconoció el señor Futagoza tranquilamente- Por cierto, mucho gusto, ¿cómo te llamas?
-Eh...Ken Wakashimazu, señor
-No me digas señor, prefería que me llames abuelo
-Pero...
-Pero no lo soy, y eso qué, tú no eres Aoshi ¿no? Entonces que el secreto se quede entre nosotros dos –pidió el anciano, guiñándole un ojo- Tú no dices que no soy tu abuelo y yo no digo que no eres Aoshi
-No lo entiendo...
-Ni yo, pero mientras ambos nos entendemos quiero que me cuentes cómo aceptaste suplantar a mi nieto
Con lujo de detalles Ken le contó al abuelo de Aoshi de cómo ambos se encontraron y cómo éste último planeó intercambiar roles. El anciano lo escuchaba atentamente, interesado en la historia.
-Hasta aquí todo bien –dijo "su abuelo"- Pero hay un pequeño problema ¿no lo sabe Paola, verdad?
-No...
-¿Y alguno de ustedes planeó en contárselo?
-No, al menos yo no puedo, el plan consiste en no ser descubiertos
-Pues yo te descubrí, y créeme que Paola no es ninguna tonta y no tardará en descubrirte ¿qué harás entonces?
-No lo sé...
-¿Aoshi te dijo qué pasará si ella los descubre?
-No, Aoshi me dijo que tan solo saliera con ella y cumpla el itinerario...
-Pero tú hiciste más que eso ¿no? –preguntó el anciano en tono paternal- Hiciste renacer en ella la alegría de tener una relación con Aoshi, cambiaste su forma de ver a mi nieto y me temo que...que ella también despertó algo especial en ti
-Claro que no –negó Ken nervioso- Ella...ella es la novia y prometida de Aoshi, yo no podría...
-¿Enamorarte de ella? –concluyó la frase el señor Futagoza- Mira, no sé cómo vaya a acabar esto, pero espero que no lastimen a nadie. En lo que se refiere a lo demás, yo te ayudaré a concluir el papel que debes cumplir hasta que Aoshi regrese, por cierto ¿qué te dará él a cambio?
-La oportunidad de salvar el dojo de mi padre...
El anciano tomó la foja que momentos antes había estado leyendo y lo analizó seriamente.
-El dojo Wakashimazu, con razón tu semblante cambió cuando viste estos papeles
-Sí, señor
-Veré qué puedo hacer
-No por favor –pidió Ken seguro- Yo solucionaré ese problema, sé que quizá no fue correcto el aceptar el trato de Aoshi, pero créame que lo hice porque no tuve otra opción
-Y te creo, pero lo que no entiendo es la actitud de mi nieto, nunca creí que llegara a este extremo, prácticamente te chantajeó
-Eso no es así, yo acepté el trato y soy tan responsable como él
-Eres valiente muchacho –lo halagó el anciano- Sólo espero que esa valentía te dure hasta el día en que tengas que separarte de Paola, porque sea como sea, es la prometida de Aoshi
-Lo sé...
En el campo de entrenamiento, una vez que éste concluyó, Kojiro se acercó a Aoshi.
-Creo que pasaste un bonito domingo –comentó como quien no quiere la cosa
-¿Te parece bonito estar encerrado todo el día en mi habitación? –preguntó Aoshi fastidiado
-¿Encerrado? Ja, eso lo dices sólo para hacernos creer que eres una víctima de las circunstancias
-No entiendo a qué te refieres, y no me gusta tu tono –amenazó el empresario
-No nos contaste que tienes novia y que te gusta pasearte en un lujoso automóvil –continuó Kojiro con sorna
-¿Qué? –preguntó Aoshi atónito, cayendo en cuenta que el otro muchacho lo estaba confundiendo con el verdadero Ken
-Vamos Ken, admítelo...
-Oye Ken –intervino Takeshi- Estaba pensando, al verte tan preocupado, ¿y si vamos a ver a tus padres?
-¡Buena idea! –lo apoyó Kojiro sonriente- El entrenador no creo que te niegue el permiso y más viéndote tan insoportable por ese asunto
-Yo...no... –dudó Aoshi preocupado- No creo que sea apropiado
-¿Seguro? –preguntó Kojiro mirándolo fijamente a los ojos
-Seguro –respondió Aoshi retándolo con la mirada, y marchándose luego rápidamente
-¿Notaste algo raro?-le preguntó Kojiro a Takeshi, tranquilamente
-¿Que te sostuvo la mirada cuando normalmente te evita? –respondió Takeshi sorprendido
-Ahá, bien hecho mi amigo...
Aoshi corrió al vestuario y llamó a Ken hasta que éste le contestó.
-¡Necesito encontrarte lo más antes que puedas!
-¿Aoshi? –preguntó Ken extrañado, mirando al señor Futagoza que con gestos de la mano le pidió que no develara su ya descubierto secreto
-Hoy, en el lugar de la otra vez, en dos horas... –concluyó Aoshi, colgando
-¿Algo interesante? –preguntó el señor Futagoza
-Quiere que hoy nos veamos...
-Yo sugiero que vayas y no le digas nada acerca de nuestra conversación
-En realidad lamento que esto esté ocurriendo –se disculpó nuevamente el portero de la selección
-Para mi tú eres otra víctima de Aoshi...
En su casa, en lugar de haber ido a la Universidad, Paola cocinaba con su Nana mientras tarareaba una canción.
-¿Por qué tan feliz? –le preguntó Tomiko intrigada
-No lo sé, supongo que no necesito un motivo específico –contestó la muchacha suspirando
-¿Ése motivo es Aoshi? –indagó la Nana curiosa y algo desconfiada
-¿Por qué me pones esa cara? –preguntó Paola enarcando una ceja- Como si sospecharas que hice algo que no debí hacer
-Paola...¿tú y él...?
-Ahá, dormimos juntos –contestó la joven tranquilamente, probando la salsa que estaba removiendo, mientras la Nana dejaba caer el cuchillo que tenía en su mano- Pero...no hicimos nada
-¡Menos mal! Aunque, es extraño, recuerdo que él siempre solía dar su aburrido discurso acerca de las "señoritas de familia"
-Aparentemente olvidó esas antiguas ideas –comentó Paola, encogiéndose de hombros- Qué sé yo, lo importante es que se parece al Aoshi que conocí en París
-Pues yo recién tengo el gusto de conocer a "ése" Aoshi
-¿Sabes Nana? Sé que sonará algo estúpido y no sé si pueda ocurrir –dijo la muchacha pensativa- Pero creo que me enamoré de Aoshi otra vez
-¿Otra vez? Entonces reconoces que al Aoshi de hace una semana ya no lo querías lo suficiente como para casarte con él –agregó Tomiko mordazmente
-Quizá, pero siento que se dio cuenta que yo cambié por él y que él también podía cambiar un poquito por mi
-¿Un poquito? ¡Parece otro!
-¿No sería mejor si fuera otro? –intervino Tao mirándolas de reojo, limpiando el mesón de la cocina
-No te burles Tao –le pidió Paola algo ofendida- Aoshi no tiene comparación, nadie es como él
Tomiko y Tao intercambiaron miradas de duda, pero prefirieron no decir nada más para no enojar a la muchacha.
