Caminos opuestos 13
A eso de las dos de la tarde, Ken llegó al lugar donde días antes se había encontrado con Aoshi, quien ya lo esperaba impaciente.
-Ho... –iba a saludar Ken, pero Aoshi lo cortó rápidamente
-¡Cómo es eso que ayer saliste con Paola! Y no me digas que no sabes de qué hablo ¡te vieron y te confundieron conmigo! –le reclamó airado- ¡Los fines de semana no figuran en el itinerario! Todo lo hice pensando en ella, para que no se perjudique en la Universidad y tenga tiempo de estudiar ¡y tú lo arruinaste!
-Antes que nada, deja de gritarme –le pidió Ken tranquilamente, sentándose frente a él- Ahora sí, ¿qué dijiste que no te entendí?
-¿Ayer saliste con Paola, verdad? –preguntó Aoshi, tratando de calmarse, apretando los dientes
-Ahá –contestó Ken cínicamente
-¿Y por qué saliste con ella si eso no figura en el itinerario?
-Porque...se me ocurrió
-Mira, debes seguir todo según yo puse en el itinerario que te di –aclaró Aoshi amenazante- ¡No te contraté para que se te ocurra nada!
-Pues lo siento, pero primero: no me contrataste, hicimos un trato –aclaró el jugador japonés despreocupadamente, sabiendo que esto aumentaba la ira del otro chico- Segundo, yo hago lo que pienso adecuado, no lo que me dicen; y tercero...tu itinerario es algo ridículo
-Cómo te atreves...
-Me atrevo porque me di cuenta de muchas cosas
-Sabes que estás en mis manos –le recordó Aoshi con malicia- Me enteré que el problema de tu padre es algo grave en verdad, no por nada medio equipo lo sabe
-¿Perdón? –indagó Ken picado por el comentario
-Todos creen que "tu cambio de actitud" se debe al problema financiero que tiene tu padre
-Yo no se los conté, si eso crees, ellos se enteraron porque lastimosamente uno de los chismosos del grupo me escuchó accidentalmente y lo publicó
-Como sea, sólo espero que hayas planeado tu viaje a España, porque deberías agradecérmelo –se regodeó el joven empresario- Decidí acortar el trato
-¡Qué!
-Ya no te molestaré más con mis asuntos amorosos –siguió Aoshi fingiendo caridad- Sé que debió ser fastidioso para ti soportar a Paola, pero no te preocupes, hoy en la noche la llamaré, iniciaré una discusión y nuestra relación estará en statu quo hasta que yo retome mi posición y tú te hayas ido
-No te entiendo –murmuró Ken atónito
-Hoy pelearé con Paola, y durante lo que quede del trato no tendrás necesidad de verla ¿qué te parece?
-No puedes hacer eso...
-¿Por qué no? –preguntó Aoshi sonriendo irónico- Ella es MI novia y entonces yo puedo determinar el rumbo de nuestra relación
-Pero...pero si discutes con ella faltando tan poco tiempo para su compromiso, quizá ella ya no quiera seguir...
-Por eso no te preocupes, yo sé cómo manejarla
-Paola no es una mascota para que hables de esa manera –aclaró Ken molesto, sorprendiendo a Aoshi por unos segundos al recordar las mismas palabras que Sanae le había dicho, luego éste recuperó la compostura
-Ya lo sé, pero ella me ama tan profundamente que cambió por mi –reconoció el empresario con orgullo- Así que sólo te necesitaré en la empresa. En lo que al dinero se refiere, no te preocupes, te pagaré por adelantado y la cantidad no disminuirá
-Aoshi... –trató de alegar Ken, pero el otro muchacho se marchó rápidamente, dejando al ex-Toho pensativo y abatido por la reciente decisión
Cuando Aoshi llegó a la cancha de entrenamiento se sentía con energía revitalizada, por lo que decidió participar del partido de prueba...pero como delantero. Gamo ya no tenía ganas de discutir con él o de tratar de disuadirlo, así que le pidió a Yuzo que tome su lugar y a Nitta que le ceda el suyo a Aoshi. El empresario estaba tan motivado que en cuanto le pasaron el balón comenzó a avanzar con él como pudo, sin que ninguno de sus compañeros lo detuviera, más bien se le quedaban mirando algo confundidos.
-Ja, esto no es tan difícil –pensó Aoshi con desplante al ver que se acercaba a la portería defendida por Genzo
-¿Qué se supone que estás haciendo? –le preguntó enojado el otro portero cruzándose de brazos, cuando estuvieron frente a frente- ¡¡Corriste del lado equivocado! ¡¡se supone que yo soy el portero de tu equipo!
-¡No me engañas! –aseguró Aoshi optimista pateando con toda su fuerza, levantando una cortina de tierra, segundos después sus amigos se echaban a reír al notar que la pelota seguía en su sitio y que lo único que el muchacho había pateado era el césped, por lo que la cara de Genzo terminó cubierta de tierra XD
-Esto ya pasó el límite de lo ridículo –murmuró Genzo a punto de estallar, escupiendo tierra
-Je, tómalo con calma Wakabayashi –le pidió Jito, agarrándolo para que no golpee a Aoshi- Aparentemente la depresión lo está matando
-¡Lo que está matando son sus neuronas! –explotó el SGGK- ¡Qué diablos crees que estás haciendo Wakashimazu!
-Jugando...qué más –contestó Aoshi tranquilamente, retornando al centro de la cancha- ¿Humillado por el tiro que hice?
-¡Sólo me arrojaste tierra! –reclamó Genzo enojado, siendo agarrado por Jito
-Ahá...pero la próxima no te irá tan bien –advirtió el empresario con orgullo
-¡No, no! –se escuchó suplicar a Matsuyama, Jito y Soda, que trataban de impedir que el portero del Hamburgo ataque al despistado Aoshi
-Buen tiro Ken –comentó Kojiro burlón con una media sonrisa- La próxima trata de darle al balón, que esto no es golf
-Lo intentaré –aceptó Aoshi diplomáticamente, mientras Kazuki se doblaba de la risa junto a Ishizaki y los Tachibana
Cuando el partido se reinició, Genzo se negó a practicar a menos que Aoshi tome su original puesto de portero. Obviamente éste no quiso, así que hasta que Gamo convenza a alguno de los dos de entrar en cordura, el partido fue suspendido XD. Por su parte Ken se encontraba muy pensativo y triste, mirando por la ventana de su oficina, cuando el señor Futagoza llegó.
-Por tu semblante puedo ver que no te fue bien con Aoshi –comentó preocupado- ¿Qué fue lo que pasó?
-Aoshi no quiere que me acerque ya a Paola –contó el muchacho sin mirarlo- Hoy inventará una discusión y lo solucionará todo una vez que me haya ido
-¿Ido a dónde?
-A España, con la selección...
-¿Cuál selección? No me contaste que estabas en alguna selección –le recordó el anciano, sentándose tranquilamente
-¿No se lo dije?
-Ah, ah...tú sólo me dijiste que jugabas fútbol, pero no dónde
-Ah...perdón –se excusó el muchacho, sentándose también- Soy jugador de la selección japonesa de fútbol
-¿De verdad? –preguntó el señor Futagoza interesado- No sé mucho de fútbol, pero...¡pero claro! Ken Wakashimazu, cómo no me di cuenta, aunque la verdad nunca me percaté que fueras tan idéntico a Aoshi...
-Y me parece que otros tantos como usted tampoco lo hicieron
-Ahora sí no entiendo –analizó el anciano- Si el primo de Paola es futbolista...¿cómo ella no te conoce de antes?
-Porque nos vimos por primera vez aquí, hace poco. Y como Paola "quiere tanto" a Genzo, creo que por eso evitó todo lo referido a él
-Sin embargo parecía gustarle mucho el fútbol
-Me dijo que la última vez que fue a ver un partido, fue en París...
-Con razón, seguramente está más familiarizada con el fútbol francés. Pero en verdad es una lástima que no te haya conocido antes
-Cosas de la vida –murmuró el muchacho suspirando
-Aun así –continuó "su abuelo"- Creo que deberías ponerle un alto a Aoshi con este ridículo plan y ser tú quien le cuente la verdad a Paola
-Pero no puedo...
-Puedes y debes, con cada minuto que pase tú estarás más involucrado en esto, y ella saldrá más lastimada
-Pero...no quiero dejar de verla
-De una u otra manera tendrás que hacerlo –le dijo el anciano tratando de no ser hiriente- La conozco poco, pero sé que si se entera de esto...los va a odiar a ambos
-No sé qué es peor –reconoció Ken melancólico- Que me odie o que nunca sepa que existí en su vida
-De las dos formas sales perdiendo, así que piensa bien lo que vas a hacer
-De primera no permitir que Aoshi la siga utilizando y manipulando –dijo decidido
-Pues que sea como quieras, pero piensa bien lo que te dije –aconsejó el señor Futagoza, marchándose luego para dejar al muchacho analizando la situación
Cuando la noche llegó la incertidumbre golpeó con más fuerza a Ken: no sabía qué hacer, seguramente Paola lo estaría esperando ya para ir a cenar; y no sabía qué haría Aoshi respecto a su amenaza. De pronto su celular sonó y contestó nervioso.
-Hecho –dijo Aoshi triunfal- Mi querida Paola está muy enojada y dolida conmigo, así que la cena de hoy queda suspendida, lo mismo que todo el itinerario que tenga que ver con ella de ahora en adelante
-¿Qué le dijiste? –quiso saber Ken preocupado
-Es lo de menos, sólo concéntrate en la empresa y en unos días retornarás a tu idilio futbolístico
-No tienes sentimientos –murmuró el portero japonés decepcionado
-¡No tienes derecho a juzgarme porque no me conoces! –se enojó Aoshi insultado- ¡Todo lo que hago es por Paola! Quise cambiar y estoy tratando de orientar mi vida en otra dirección, para poder ofrecerle a ella una vida digna cuando estemos casados
-¡Y qué vida digna le puedes ofrecer a alguien que tratas como una empleada más! ¿No te das cuenta que ella no necesita al modelo de hombre que pretendes ser? ¡Ella quiere al Aoshi que conoció en París!
-¡Eso no puede ser! Mi vida está cuidadosamente planificada según las reglas, y por este ridículo plan me estoy saliendo de ellas ¡todo por ella!
-No la pongas de excusa, porque no te sale bien ¡tú quieres demostrarle a tu abuelo que no tiene razón respecto a ti!
-¡No es cierto! Y ya deja de entrometerte en mi vida
-Ni quien quisiera –agregó Ken hiriente- Mientras más me confunden contigo, más asco me da. No sé cómo pude hacer un trato contigo
-Porque no tuviste otra opción, ¡así que deja de quejarte y obedece lo que digo!
-¡Ya te aclaré que no soy tu sirviente!
-Como sea, no pienso seguir discutiendo contigo que me aburres, adiós... –concluyó Aoshi colgando, arrojando luego su celular contra la pared sintiéndose vergonzosamente descubierto
En su casa, Paola se encontraba en su habitación, sollozando en silencio.
-Paola ¿puedo entrar? –preguntó Tomiko tímidamente entreabriendo la puerta del dormitorio que se encontraba a oscuras
-Por favor déjame Nana –pidió la muchacha
-Eso sí que no –sentenció ella acercándose y sentándose junto a la muchacha- ¿Qué fue esa discusión con Aoshi?
-¡Me acusó de ser una libertina! –se quejó la muchacha, abrazándola- Me dijo que ya se había enterado de que salía con mis amigos a bailar por las noches como una mujer de la calle, ¡no tenía derecho!
-Pero... no entiendo. Eso pasó hace días –recordó Tomiko sorprendida y molesta
-¡Sí, pero el...el muy...viene a reclamarme eso ahora! –exclamó Paola enojada- Yo creí que lo que vivimos ayer fue algo especial, pero veo que no significó nada para él
-¿Terminaron?
-¡No pienso seguir con un hombre tan retrógrada! –aseguró la muchacha decidida- Ya me cansé de ser la que siempre cede, ¡si me quiere de vuelta, tendrá que cambiar!
-Cálmate, verás que todo fue un error...
-No quiero volver a verlo...
Se quedaron en silencio, pero éste fue roto por el sonido del celular de Paola. Tomiko levantó el aparato y descubrió que indicaba el número de Aoshi.
-Es Aoshi...
-¿Qué? –preguntó Paola, limpiándose las lágrimas- ¿Ahora qué quiere?
-No sé, ¿quieres que conteste?
-No...que no me fastidie más
El celular no dejó de sonar, fueron como unas 15 llamadas que Paola ignoró, su Nana pensaba que si realmente no quería saber de Aoshi podía apagarlo, pero no lo hizo. Luego las llamadas fueron al teléfono de su casa. Tomiko tuvo que desconectarlo, porque de tanto sonar ya había despertado a Tao, quien no quería perderse ni un detalle de la primera pelea de ambos chicos. Como ambos empleados estaban sentados en las escaleras de la casa, esperando lo que acontecería, se sorprendieron mucho al descubrir que Ken tocaba a la puerta.
-¿Lo dejamos entrar? –preguntó Tao confundido
-Si lo hacemos, mínimamente Paola nos despide
-Pero si no lo hacemos despertará a todo el vecindario
-Tampoco es tan tarde...
-¿Llamamos a la policía? –inquirió el mayordomo pensativo
-¡Claro que no! Sería un escándalo
-Entonces...
-Lo dejamos entrar –concluyeron ambos al unísono
Tomiko salió a abrirle la puerta al muchacho, pero antes de permitir que entre le advirtió que no arme alboroto. Ken, como no sabía qué había hecho Aoshi, accedió tranquilamente.
-¿Puedo hablar con ella? –les preguntó ansioso
-Eh...no creo que ella quiera –contestó Tomiko preocupada
-¡Qué haces aquí! –exclamó Paola, parada al pie de las escaleras- ¡Por qué dejaron que entre!
-Me temo que éste es un problema entre los dos, así que los dejamos solos –concluyó Tomiko, jalando a Tao
-Tengo que hablar contigo –le pidió Ken cuando los empleados se fueron
-¿Qué más se te olvidó decir que no haya oído? Nunca creí que me fueras a insultar –admitió la muchacha dolida, acercándose a él
-Lo siento –se disculpó aun ignorando lo hecho por Aoshi- Soy un cretino, un imbécil, un egoísta, un hombre sin sentimientos que se descargó contigo por todo el estrés que me causa el trabajo. No te merezco, y sé que lo que te dije debió dolerte mucho, pero no fue mi intención
-¡Obviamente! Desde ya te aclaro que por salir a bailar con mis amigos no soy una mujer de la calle –se defendió Paola indignada
-Pero...¡pero cómo se...! –exclamó Ken enojado, corrigiéndose luego- ¡Cómo ME atreví a decirte algo así! Seguro estaba bajo los efectos del café
-¿Del café? –preguntó Paola asombrada
-Ahá, varios estudios demuestran que el exceso de cafeína en la sangre provoca cambios de humor severos y repentinos –inventó el muchacho- Por eso ahora sólo tomo leche
Paola lo miró con cara de no entender, pero al verlo tan tiernamente seguro de sus palabras, no pudo evitar reír.
-¿Desde cuándo inventas cuentos así? –preguntó sonriendo, olvidando su mal humor
-Desde que tengo la necesidad de no perderte –contestó Ken seriamente
-Realmente me dolió lo que dijiste –reconoció Paola bajando la cabeza
-Lo lamento en verdad... –se disculpó el muchacho, abrazándola
-¿La cena sigue en pie? –preguntó la joven sin soltarlo
-¿A esta hora? Son como las 10 y media
-No importa, ¿por qué no preparamos una cena en tu departamento? –sugirió Paola- Ya molesté mucho a Tomiko y Tao, por lo que no sería buena idea quedarnos
-Por mi no hay problema
-Gracias –susurró la muchacha, aun abrazada a él
-No voy a dejar que me alejes de ella... –pensó Ken seguro de sí mismo
