Disclaimer: League of Legends y sus personajes no me pertenecen, y ya es viernes a la noche :3


-Capítulo 2-


-El futuro de Caitlyn-


Jinx se giraba en su lugar sin intención de abrir los ojos aun. Sentía su cuerpo cansado, con su cabeza y cuello un tanto entumecido.

Tenía la intención de seguir durmiendo cuando una fresca brisa le golpeó todo el cuerpo.

Abrió de inmediato uno de sus ojos y con lo primero que se encontró, al estar de costado, fue con su mano en el césped y más allá de eso un prado que se extendida a lo lejos.

Ahora abriendo ambos ojos y sentándose de un tirón podía ver mejor el panorama.

Estaba en el medio de la nada. Solo el césped, uno muy irregular, la rodeaba. Era de noche y la brillante luz de la luna iluminaba todo lo que podía ver.

Volvió a tirarse por completo boca arriba en el suelo, mirando detenidamente un cielo tan estrellado como nunca en su vida vio.

—Ok… no es Zaun… tampoco estoy en Piltover… imposible… a menos que esos gordos millonarios hayan creado un cielo artificial… nah…

Se encogió un poco, buscando acomodarse mejor para dormir, pero de repente sintió la necesidad de estirar su mano y buscar, al no encontrarlo volvió a sentarse rápidamente.

Comenzó a tantear todo el suelo cercano, luego se puso de pie y miró alarmada todo el césped que la rodeaba.

Dio vueltas en círculo, pasando una y otra vez por donde había estado hace un momento… y finalmente se rindo.

—Genial… perdí mis armas.

Se dejó caer sobre sus bruces y cruzó sus brazos caprichosamente, ahora si era importante pensar como había llegado allí.

Poco a poco, los recuerdos comenzaron a llegar a su cabeza, pero de forma desordenada y para nada clara.

Recordaba lo previó al día del museo, como se había preparado, como había burlado la seguridad, el armado de sus bombas, recordó que había pizza, luego de robársela a uno de los guardias.

—El par de tontas— mencionó recordando el rostro de Caitlyn, pero no sabiendo en que circunstancia, aunque recordaba haber explotado uno de los guantes de Vi— ¿Y luego…?

No podía recordar más allá de eso, creía que había estado acostada por mucho tiempo, algo le había cegado casi por completo.

Trató de concentrarse un poco más cuando un olor peculiar le llamó la atención. Lo conocía bien.

Reparó en uno de sus brazos, donde tenía un profundo corte y del cual la sangre ya parecía ir coagulándose, también noto que tenía la pierna derecha lastimada. Conto uno que otro corte en su cuerpo mas pero nada que consideraba "grave" en ese momento.

Finalmente llevó sus dedos al rostro, apenas acercarlo a la nariz estos se humedecieron, al mirarlos notó el líquido rojo intenso.

Se limpió el rostro con el dorso de su brazo y hecho otro vistazo al lugar.

Era desalentador para ella, no había mucho, a lo lejos parecía haber pinos muy altos que contrastaba con el cielo despejado, era difícil decir si había alguna ruta cerca y de verla el pasto no la dejaría notarla.

Puso finalmente un poco de atención a uno de sus costados, a lo lejos creyó distinguir, aunque apenas, unas luces amarillas, podría estar casi segura de que era algo artificial.

"Quizás una casa… ¿Aquí? ¿Quién querría vivir en el medio de la nada aquí? Si pides una pizza tardarían tanto tiempo en traerla que estaría fría"

Su cuerpo escarmentó pensando en el estado de la comida.

—Bueno…— se animó, finalmente poniéndose de pie y encaminándose hacia esas luces— uno siempre puede usar el microondas.

Esperaba encontrarse con una casa pequeña, rustica, quizás una seguidilla de casas iguales, con alguna calle de tierra olvidada de la civilización.

No podía estar más sorprendida entonces de lo que veía.

La mansión se erguía detrás de una entrada con barrotes y tapia. Debía tener por lo que Jinx apreciaba, unos 3 pisos y su frente era tan amplio con un jardín que la tiradora ya se lamentaba de saber que tendría que seguir caminando por aun más tiempo.

El lugar de todos modos le parecía extraño.

—Quizás… quizás si estamos en Piltover— razonó viendo el lugar con más detenimiento.

No había ninguna otra casa cerca del lugar, un camino amplio a varios metros hacia de ruta, pero era difícil saber si realmente iba a algún lado. Lo que si era seguro era que se trataba de una casa peculiar. Por más que los ventanales y la entrada daban indicio de una mansión antigua, los demás aspectos se combinaban con una extraña tecnología en varios sectores, como ser un curioso observatorio en uno de los costados con sus cristales y metal brillante y otros artefactos los cuales Jinx no pudo adivinar su utilidad.

—No parece que haya nadie…— comentó apoyando su cuidado ambas manos en los barrotes de la gigantesca puerta posterior.

Su hábil mirada tampoco pudo dar con algún mecanismo de seguridad o cámaras.

—Es ridículo…— comentó luego riendo para sí— ¿Por qué alguien tendría una mansión en medio de la nada, la dejaría totalmente abandonada… sin una sola alarma en todo el lugar? Ha ha… ha… Dios, debo entrar a averiguar quién es el imbécil que vive aquí.

Sin más miramientos se trepo a las rejas y saltó al otro lado.

—Y claro… buscar provisiones y algún medio de trasporte para salir de… donde sea que me encuentre—siguió hablando sola, tratando de justificar para ella misma la curiosidad que tenía— quizás esta embrujada… y por eso nadie la habita… o quizás… el dueño del lugar le paga a los fantasma para que la cuiden… yo haría eso… le daría armas por supuesto… y lo grabaría… Dios, que frente tan amplio, también pagaría para que los fantasmas me cargaran cada vez que ingreso… y que me cocine… tal vez…

Llegó finalmente a la entrada de la casa y se desvió rápidamente para explorar por la primera ventana a la izquierda.

Todo estaba oscuro, pero podía distinguir algunos muebles, parecía una sala de estar acorde a la extraña dualidad que se veía a lo lejos. Muebles ostentosos combinados con la peculiar tecnología.

Jinx distinguí unas luces pequeñas, típica de algún electrodoméstico o algún medio de entretenimiento con electricidad, era difícil para ella adivinarlo desde donde se encontraba.

Por más desierto que parecía todo, le resultaba imposible pensar que la puerta se encontraría abierta, así que ni se molestó en tratar. En vez de eso comenzó a buscar algo que le facilitara el ingresó.

Solo un par de segundos tocándose la quijada, viendo de arriba abajo una ventana próxima, igual a todas las demás del primer pisó.

Levantó un dedo, humedeciéndolo antes con su lengua, sintió la velocidad del viendo.

—De este a oeste…—murmuró para sí, luego midió con su pulgar como referencia la altura hasta el segundo piso— paredes desiguales con respecto al primero y segundo piso, 3 metros para el primero… 2 metros y un poco más en el segundo…

Se inclinó un poco, como tratando de tener una mejor vista de todo, se quedó inmóvil por unos segundos más, calculando todo con cuidado.

Tomó una piedra y la arrojó contra la ventana.

El vidrio se quebró como cristal de forma ruidosa.

Jinx acercó la cabeza, ahora ya en el interior. Todo seguía igual. No escuchaba ni gritos ni sonidos de alarma, nada. Entró pisando sin cuidado el vidrio en el suelo.

Como había contemplado desde afuera, se trataba de una sala que hacía de living. Su mirada se posó rápidamente en un estante llenó de cuadros a lo lejos.

Se mordió el labio sintiendo la curiosidad en su sangre y como esta estaba pronta a ser resuelta.

Le importaba poco no conocer a las personas que vivían allí, pero ya se había dado unas ideas y moría por saber si había acertado.

Caminó pasando un enorme sofá, pisando la gran alfombra que cubría esa sala, sin prestar atención a la mesa ratona y las luces pequeñas, que a cada paso que daba su cabeza le exigía ponerle más atención.

No lo hizo.

—Agh… tengo esa sensación…—comentó con desdén sin dejar de caminar, sabiendo que inalterablemente se había metido en problemas.

Se detuvo solo cuando sintió que sus pies habían roto algo, no supo bien que era, ni siquiera tuvo tiempo de reparar en ello cuando algo elástico golpeo con fuerza sus tobillos.

De repente algo la tiraba del pie, haciendo que todo su cuerpo se arrastrara por el suelo chocando y tirando todos los muebles de la sala.

Comenzó a manotear frenéticamente todo, pero cuando menos se dio cuenta solo podía sentir que golpeaba la nada.

Dejo de sacudirse y moverse y sus brazos cayeron por arriba de su cabeza.

—Genial— exclamó sin ganas. Veía todo de cabeza. Estaba colgada de arriba abajo en el medio de la sala.

Trató de mirar a sus pies, pero lo que le amarraba ambos tobillos y la mantenía adherida al techo no le parecía nada que haya visto antes.

Era como una especie de soga de color rojo brillante, casi como si fuera una sustancia con una consistencia extraña, pero sin lugar a duda firme.

—Ok… quizás me confié un poquito, no demasiado… solo lo suficiente…— trató de consolarse— y si, quizás el dueño de este lugar no sea tan idiota como imagine… y…— siguió diciendo ahora si poniendo atención a las pequeñas luces rojas ocultas en los rincones del lugar como en los muebles— definitivamente no son fantasmas.

Desde las luces comenzaron a salir disparos que al no saber de que se trataban, Jinx se cubrió con sus brazos el cuerpo lo más que pudo.

Al abrir de nuevo los ojos se encontró que ahora la envolvía la misma sustancia de la soga en sus pies, solo que en forma de redes que aprisionaban más su cuerpo.

—Ay, esto es genial… estoy ansiosa de ver que salga un lanzallamas de ese pasillo y…— se interrumpió de repente, porque justamente de ese lugar, más oscuro que el resto de la sala, una mira de color rojo le comenzaba a apuntar la frente— ¡Era un chiste! ¡¿No tienen sentido del humor aquí o qué?! ¡No era en serio lo del lanzallamas! ¡No estoy ansiosa!... Bueno, sí, sí que lo estoy ¡Pero no de ser quemada viva!... aunque siempre me he preguntado a que sabe la carne humana rostizada… ¡Pero no la mía!

Comenzó a moverse enérgicamente de un lado a otro, tratando de zafarse del estado en que se encontraba, pero mientras más fuerte trataba más se daba cuenta de que sería imposible.

Dejó de sacudirse al cabo de un rato y ahora su cuerpo solo se movía de un lado a otro como un péndulo.

Ya se sentía algo mareada cuando su vista comenzó a enfocar nuevamente el lugar de donde salía el puntero laser, acompañado de su arma, con su portador caminando lentamente hasta quedar cerca de ella.

— ¿Quizás no fantasma, pero si duendes?

Jinx podía observar, aun de colgada, que quien le apuntaba era alguien realmente pequeño de estatura. Poniendo más atención notó también el largo cabello, que, aunque era oscuro, brillaba de limpio y lacio por la luz que se filtraba de la ventana rota.

Tardó un poco en visualizar mejor la expresión, pues el láser hacia que las cosas detrás de este se vieran realmente poco, pero cuando pudo vio la expresión más seria que una niña podría tener.

"Una niña"

—Hola— saludó Jinx sonriendo con mucha fuerza, dejando ver todos sus dientes en una expresión que ella sabía debía asustar más que alegrar a alguien, pero la niña ni se inmutó, seguía apuntándole y llevaba la misma expresión— eso… no es una pistola de verdad ¿No es cierto? — indagó con humor, pero no hubo respuesta.

Suspiró lo más que pudo, tenía la impresión de que las redes estaban tratando de oprimirla más. Lanzó un comentario de lo mucho que odiaba a los niños y se dedicó por unos segundos a estar suspendida sin hacer nada.

Volvió a mirar a la niña, seguía igual, aun apuntándole con firmeza. Estaba segura que por más que se tratara de un arma de juguete la posición debería cansarla en algún momento y con eso en mente se dedicó a una pequeña batalla de mirada con la más chica.

"No que tenga algo mejor que hacer como… pagar las cuentas en este preciso instante" pensó mientras ya la miraba hasta aburrida, pero al cabo de unos minutos tuvo que admitir para ella misma la fuerza de voluntad de su acompañante.

— ¿Oye?... ¿Sabes? — comenzó Jinx ya cansada de esperar— puede que no lo parezca, pero… soy un hada de los dientes— confesó de la forma más seria que pudo— y vengo por… un reembolso, resulta que el diente que retire de aquí no estaba completo, muchas caries, mitad diente de hecho, y yo pague por un diente completo ¿Si me entiendes? No es personal, son negocios… y… cuando iba… "volando" hasta aquí… recordé que olvide llenar mis alas de… gasolina mágica… y dejaron de funcionar, choque con esa ventana de allá— comentó moviendo la cabeza para señalar la ventana por donde había entrado, la niña ni siquiera pestaño— y bueno… iba a pedir perdón ¿Tu sabes? Pero estas trampas no me dejaron explicar bien… así que te diré que… tu… me ayudas a salir de aquí y yo… olvidare que eres una maldita estafadora de hadas de los dientes… quedara entre nosotras, no le diremos nada a mamá y papá ¿Qué dices?

Jinx dejó de sonreír al cabo de un rato de no recibir respuesta, ahora solo volvían a mirarse aburrida.

Su cabeza comenzó a crear los posibles escenarios futuros. No había sido capaz de librarse por su cuenta, que una niña le apuntara con un arma de juguete, o no, no era realmente el problema. Más le preocupaba la existencia de la niña misma, lo que implicaba casi por seguro que había adultos cerca ¿Dónde estaban y cuanto tardarían en dar con Jinx en esa posición? Imposible de saber, pero creía que no tardaría tanto.

"¿Y luego?" se preguntó aun mirando con aburrimiento a sus acompañantes "Bueno, soy bastante famosa, cualquiera con dos dedos de frente no me soltaría, llamaran a la policía, me atraparan, explotaran luego… me liberare… no es la gran cosa, supongo…"

Sintió que la cabeza comenzaba a dolerle y sentía sus oídos tapados.

—Oye… "encanto"— volvió a hablar buscando más atención, si era posible, de su acompañante— ¿Sabías que si una persona esta mucho tiempo boca abajo, digamos… como estoy yo ahora mismo, puede provocar graves consecuencias en su salud, inclusive la muerte?

Nuevo intercambio de miradas en silencio, pero Jinx ya comenzaba a sentir mucha presión en su cabeza como para intentar otra cosa.

—Me estoy lastimando mucho ¿Sabes? — comentó, aunque poniendo una sádica y enorme sonrisa al finalizar.

Por primera vez la niña cambio la expresión de su rostro, no mucho, solo levantó una de sus cejas, dando la impresión que analizaba esa posibilidad y algo en la cabeza de Jinx la alarmó de repente, como si la expresión resultara terriblemente familiar para ella.

Lo siguiente que vio fue como la niña, aunque trataba de no quitarla la mirada de encima, se las ingeniaba para apuntarle con la pistola en una mano y buscar algo en lo que quedaba de la mesa ratona cerca de ella.

Solo le tomó un momento y ya sacaba una pequeña Tablet, poniéndola en el suelo.

—Lo estas googleando ¿No es cierto?— preguntó Jinx con aburrimiento y burla, la expresión de fastidio de la más chica contestaron por ella y la tiradora podría jurar que se su rostro enrojeció— perdón, perdón… tomate tu tiempo… para cuando acabes ya estaré muerta y no importara mucho realmente… quedara en tu conciencia… por el resto de tus días… seré un fantasma que ronde cerca de ti… espantare a tu gato… cuando te compres uno… te destapare por las noches y…

Jinx dejó de hablar cuando vio que la niña cambiaba de postura. Parecía haber terminado con la Tablet y ahora la volvía a dejar de lado, solo que esta vez también dejaba su pistola. Ya no la miraba, sino que parecía buscar algo en la sala.

Se perdió de la vista de la tiradora y volvió al poco tiempo, llevaba algo en las manos, alguna especie de dispositivo que Jinx no supo interpretar bien que era, pero casi tan grande como la tablet de hace unos momentos.

La niña parecía contar con la vista algo en la habitación, y luego revisar en la pantalla del artefacto. Finalmente presionó la pantalla unas cuantas veces y miró a Jinx.

—Oye, espera, si me vas a liberar, lo cual es excelente, la mejor opción que nunca has tomado en tu vida, créeme, primero libera mis manos, porque de lo contrario no tendré como…— pero sus tobillos se liberaron tan rápidamente como su cara chocó contra el suelo.

Se le ocurrieron mil y una manera de insultar a su improvisada ayudante pero luego de que su cuerpo terminara de caer por completo y quedara boca abajó, solo largo un profundo suspiró.

—Gracias… no, de verdad, hasta ciento que se me acomodaron las ideas— comentó cuando sintió los pasos de la menor acercándose a ella.

Levantó la vista finalmente y vio sobre ella nuevamente el puntero laser. La niña volvía a adoptar la postura firme y seria con el arma.

Aún estaba amarrada con las redes en todo su cuerpo y no veía una solución para ello, por lo que con gran esfuerzo y arrastrándose, imitando el avance de los gusanos, logró apoyarse en el sofá, el cual estaba tirado hacia atrás por culpa de la trampa, y sentarse en este.

—Ok, esto va a ser algo así como… retroalimentación para ti ¿De acuerdo? así que pon atención, quizás aprendes algo— comentó mientras inútilmente hacia un esfuerzo por librarse de las redes— En primer lugar, esa arma que llevas no es de verdad. El modelo es de una Beretta 92, su cartucho es de 9mm, su peso varia entre los 900g y los 950g. Tú apenas pasas el metro de altura y tu peso debe rondar los 18kg, no tienes masa muscular y eres bastante delgada. De ninguna forma en este mundo es posible que "tu" sostengas "ese" tipo de pistola en "esa" posición por más de un minuto… y lo mantuviste por casi 10. La pistola no es de verdad.

Terminada con esa explicación notó con el rostro le picaba y elevando lo mas que pudo su hombro derecho trató de rascarse, no satisfaciéndose por completo.

—En segundo lugar— volvió a hablar sin mirarla realmente— yo "se" que no vas a disparar. No te animaste a disparar cuando un completo desconocido e intruso irrumpió en tu casa y cayó en las trampas, aun mas allá de eso, cuando te dije que podría lastimarme o morir, lo buscaste y apenas lo confirmaste dejaste el arma y todo, estúpidamente, para ayudarme. Si me vas a salvar significa que no me vas a matar. ¿Qué sentido tendría dispararme ahora? Ya demostraste que no tienes las agallas para tomar una vida.

Ahora Jinx volvía a mirar a la niña y sonrió ampliamente al notar que aún le apuntaba.

—Mie-do-si-ta— se burló con gracia, pero al momento la niña presionó el gatillo.

No le hizo ninguna gracia cuando un chorro de agua le mojó toda la cara hasta el cuello.

—Es por esto que ninguna hada viene a dejarte dinero… dientes cariados…

Iba a agregar algo más cuando un sonido familiar justo al lado de su cara, acompañado de un frio y pesado metal, se apoyaba a un costado de su cabeza.

—Y ese, niña… es el sonido de un arma de verdad— dijo convencida sin necesidad de voltear a ver quién le amenazaba ahora.

— ¿Jinx?

Reconocía la voz, pero eso solo significaba más problemas para ella, miró de costado, sin moverse mucho de su posición para comprobar sus sospechas.

—El payaso "sombrerudo" … aunque sin el sombrero… aun así igual de payaso— comentó viendo a Caitlyn sosteniendo un arma, aunque no su típico rifle, sino un arma pequeña. "Real" según podía percibir.

— ¿Qué haces aquí?

—Bueno… sería más fácil de contestar "¿Qué no hago aquí?" obviamente no te estoy organizando una fiesta de té…— comentó y pudo ver a la oficial reparando ahora en el estado de la sala— tampoco estoy jugando un partido de tenis… o de ajedrez… y si, adivinaste, tampoco estoy cocinando mariscos.

— ¿Por qué rompiste la ventana?

—Yo no rompí la ventana— se defendió imitando estar indignada por la acusación— ¡Ella rompió la ventana! — acusó señalando a la niña con la cabeza.

Caitlyn miró a la niña la cual simplemente negó con la cabeza un par de veces sin darle más importancia al asunto.

—Y… ¿ella te obligó a pisar las trampas en el suelo y pasar por los sensores para caer, ser colgada y luego ametrallada por las pistolas de redes también? — indagó con humor mientras dejaba descansar la pistola en el suelo y se acercaba a Jinx para observarla más de cerca.

—Que graciosa eres, tienes suerte de que este… oye… ¿Qué haces?

No pudo ocultar su confusión mientras la oficial parecía limpiarle el rostro con un pañuelo que había sacado de sus bolsillos, también parecía ver con cuidado las heridas en su rostro, y ya notaba como las redes se manchaban de sangre en el sector de su pierna y brazo.

— ¿Todo esto te hiciste por la trampa en el suelo…? — Indagó Caitlyn tratando de ver más allá de las redes— es decir, claro, seguro te golpeabas, pero cortarte así…

—No toques— se quejó la otra tiradora alejándose de las manos de la oficial como pudo.

Era tiempo de analizar un par de cosas que en su cabeza comenzaban a molestarle.

Lo que más le molestaba era el tema del sombrero ausente, pero eso lo podía solucionar solo con pensar que lo dejo en algún lugar por comodidad, lo que la llevaba a la siguiente interrogante, pues Caitlyn parecía vestir rompas cómodas, demasiado, lo que le decía que no se encontraba de servicio, pero lo tercero más alarmante…

— ¿Por qué no me estas apuntando? — preguntó dándole una mirada a la pequeña arma, que parecía haber quedado en el olvido.

— ¿Eh? — preguntó dejándose ver confundida.

—Es decir— trató de explicarse ahora haciendo un esfuerzo por librarse de las redes de su cuerpo— es verdad que sea lo que sea esto me tiene bastante controlada, voy a admitirlo ¿De acuerdo? Pero aun así…

—"Sea lo que sea esto"— repitió Caitlyn— ¿… te sientes bien?

—…

Jinx parpadeo estúpidamente deprisa, como si con eso sus ojos y oídos se limpiaran y pudieran percibir mejor lo que pasaba.

La sheriff parecía, según podía apreciar, verdaderamente interesada en su estado, lo decía la forma en la que trataba de ver sus heridas y el sutil, casi imperceptible pero existente, tono de preocupación en su voz.

—Tu… te ves algo diferente— inquirió Jinx luego de verla con detenimiento, era evidente que se trataba de la misma oficial que por tanto tiempo buscaba capturarla, pero le parecía diferente en algún sentido que aún no entendía— aparte de estar comportándote extraño…

—Tú te ves diferente… y te comportas extraño…

—Comportarme extraño es parte de mi vida… no es un punto valido.

—Probablemente… pero eso no explica que estés aquí. ¿Por qué estás aquí?

—Quieres sacarme la verdad… ¿Solo preguntando? ¿No armas? ¿No tortura? — indagó y por alguna razón que no comprendido, la sheriff sonrió.

La vio levantarse y desaparecer de su vista, cuando regreso lo hizo con una especie de arma en su mano.

—Yo y me bocota— se quejó tratando de zafarse por incontable vez esa noche, sin lograr nuevamente nada.

Cerró con fuerza los ojos cuando sintió a la oficial cerca de ella, pero nada más paso, inclusive sentía el agarre cerca de sus piernas más ligero, menos apretado.

Abrió los ojos y vio como Caitlyn, ayudada de la curiosa arma, que ahora que la podía ver mejor parecía un instrumento quirúrgico, esparcía un gel de un color verdoso arriba de la red, desintegrándola y liberándola por donde pasaba.

— ¡No me liberes! — Se escandalizó, dando un brinco con las piernas ya libre, aun las redes la dominaban en todo el dorso y la obligaban a tener los brazos pegados, pero lo prefería así— ¡¿Qué demonios haces?!

— ¿No…quieres… que te libere?

— ¡Por supuesto que no quiero! — se exaltó como si fuera lo más obvio del mundo— es decir, claro, quiero estar libre de esto y salir de aquí, pero no lo quiero si tú me ayudas ¡Dah!

— ¿Qué? — preguntó la oficial, irguiéndose y caminando un par de pasos hacia ella, pero Jinx levantó una pierna y le marcaba distancia de forma amenazante para que se quedara en su lugar.

— ¡No te acerques!... ¡Loca!

—Ok, no me acerco… pero… eso definitivamente no te lo hiciste aquí— señalaba ahora la pierna lastimada que podía ver.

— ¡¿Y a ti que te importa?! ¡¿Y cómo que "Ok, no me acerco"?!— Repitió imitando de forma exagerada la voz de la otra chica— ¡¿Ahora me haces caso?! ¡Pues aléjate de mí!... ¡No, no, espera! Tengo hambre ¡Ve y hazme un sándwich!

Ante el pedido ninguna de las 3 se movió.

— ¡Que conveniente! El sándwich no…— se quejó la tiradora mientras se alejaba de espalda de la sala.

Estaba tan concentrada en alejarse de la bizarra escena, aun tratando de mantener la pierna estirada, y saltando con la otra, que tropezó sin cuidado con algo en el suelo y cayó de espalda, golpeando un mueblo, haciendo que este hiciera lo propio, golpeando otros estantes y tirando lo poco que quedaba de pie en esa sala.

— ¡No te acerques! — le gritó a Caitlyn aun cuando sentía que cosas pesadas la habían golpeado y aún estaban arriba de su cuerpo— ¡Te lo advierto! ¡No te acerques!

Trató de reincorporarse y lo primero que vio fue a las dos chicas, como dijo ninguna pareció tratar de moverse del lugar y se limitaban a verla sin hacer ningún sonido.

—Bien…— comentó no estando segura si eso le daba gusto o no.

Planeaba salir por la misma ventana que había estado, no le importaba, el descampado solitario le parecía ahora un mejor lugar para estar.

Ya caminaba torpemente para salir cuando en el suelo notó algo que para ella sería imposible de confundir.

— ¿Pum Pum?— indagó, pero estaba segura que se trataba de su metralleta.

El arma estaba tirada junto a trozos de vidrio, entre los restos de los estantes que acaba de tirar

— ¡Pum Pum! ¡¿Qué te hicieron?!— se lamentó de manera escandalosa mientras se acercaba al lugar donde estaba su arma y se ponía de rodillas. Aun la red le apresaba las manos y le era imposible tomarla, pero valiéndose de su nariz y frente, giraba el arma en el suelo para poder verla mejor— ¡Háblame! ¡Di algo! ¡¿Qué le hiciste, maldita loca?!

—Yo no le hice nada… tu acabas de tirarlas— se defendió la sheriff aun manteniendo la distancia.

— ¡¿Cómo que no le hiciste nada?! ¡Algo les hiciste! ¡No responden!

—Jinx…— trató de llamarla, pero la chica seguía muy preocupada en su arma— Pum Pum… "murió"…

— ¡¿Qué?!— se escandalizó aún más, ahora si viendo a la oficial, la cual simplemente levanto un dedo, indicando algo en la pared más a lo alto. Jinx siguió lo señalado y su horror empeoró— ¡Carapescado!

La tiradora se puso de pie, y dando saltos torpes trataba de llegar a su lanzacohetes, el cual estaba firmemente colgado con unas pinzas que lo tenían sujeto a la pared.

— ¡Háblame, amigo! ¡Di algo!

—Jinx…

— ¡No! ¡No! Tu cállate— ordenó a Caitlyn, y por un tiempo no escuchó nada— ¡¿Por qué no me habla?!

—Porque… también… "murió"

La de cabello celeste se dejó caer de rodillas, totalmente devastada por las noticias, sin ánimo a seguir discutiendo o escapar.

— ¿Jinx? — volvió a indagar Caitlyn, y al no recibir ningún comentario se aventuró a acercarse un poco.

— ¿En qué circunstancias espantosas murieron? — Preguntó finalmente la tiradora y como no tuvo respuesta volteó a mirar a Caitlyn— dime, necesito saber ¡Tengo derecho a saberlo!

Ahora la Sheriff parecía desconcertada, pero terminó por pasarse una mano en sus cabellos, tocando luego su frente y tratando de encontrar las palabras justas comenzó.

—Bueno… no sé porque me preguntas esto, pero… ella murió cuando…

—Espera, espera, espera— la interrumpió de inmediato y Caitlyn notó el peligroso brillo en los ojos de la otra chica— ¿Qué dijiste? — preguntó con mucho cuidado.

—Iba a explicarte como…

—No, no, no, no— volvió a interrumpirla, increíblemente seria para que la otra entendiera que no era momento de bromas— ¿Cómo comenzaste?

—"Ella murió cuando…"— repitió Caitlyn y ahí estaba de nuevo, el brillo amenazador acompañado ahora de una peligrosa sonrisa.

—Ha ha "Ella"— repitió Jinx, no logrando contener las risas— ¿Cómo sabes que es "ella"?

— ¿De qué hablas?

— ¿A qué te refieres con "ella"?

—A Pum Pum… ¿No me preguntaste cómo murió?

Caitlyn observó como Jinx comenzaba a reír de forma extraña mientras la miraba.

— ¿Por qué ha ha… por qué, de todo en el mundo, pensarías que Pum Pum es una chica? Es un arma ha ha…

—Estoy de acuerdo, pero tus armas tienen genero ¿No es así? Aunque es muy fácil de saber cuál es la de cada cual, las divides por especies, "tipo" si tengo que ser más específicas. Todas las pistolas son "chicas" y todos los revolver es "chicos" siguiendo ese razonamiento, todas las metralletas son "chicas" y todos los lanzamisiles son "chicos".

Jinx seguí observándola divertida pero ya no reía.

—Ay por favor ¿Por qué yo pensaría así?

— ¿De verdad estas bien?

—Contéstame— demandó de una forma que, aunque sonreía, a Caitlyn le dio la impresión que algo terrible pasaría si no lo hacía.

—Porque sigue la misma lógica de los artículos que acompañan al sustantivo. "La" chica, "El" chico. "La" metralleta, "la" pistola. "El" revolver, "el" lanza-misil. Es algo estúpido y básico, pero si lo piensas un poco, tiene sentido.

Jinx quedó satisfecha con esa explicación y dejó de mirarla, volvía a tener la vista hacia abajo, pegada en su metralleta.

— ¿Sabes? — Habló finalmente en un tono calmado— ya me siento mejor, y me comienzan a doler los brazos un poco ¿Podrías liberarme de esto?

No sabía que esperar ante ese pedido, pero pronto escuchó los pasos de la sheriff acercándose a ella, podía adivinar que vertía el líquido en las redes de su espalda, y pronto vio como los restos caían al suelo.

Estaba libre de nuevo, sin que nadie le apuntara.

Giró un poco su rostro y pudo encontrar el de la otra chica, quien miraba con curiosidad la herida en su brazo, la cual antes no podía observar cómodamente.

Jinx simplemente pasó una mano hasta llegar a la nuca de la oficial. Posicionando sus dedos de forma suave mientras lograba con eso que la observaran a los ojos.

Sonrió antes de decir un suave "gracias" y luego sin tiempo a que nada más pasara, envistió con su propia cabeza el rostro de Caitlyn, ayudándose con la mano que había pasado.

Sabía que había sido un buen golpe, pero no bastándole con eso, apoyó sus dos manos en los cabellos oscuros y se alejó, solo para poder golpear con más fuerza el rostro que tenía en frente.

Se puso de pie y se aseguró de darle un buen puntapié en el estómago antes de comenzar a correr hacia adentro de la casa.

La sala continua parecía ser la cocina, Jinx se detuvo estrepitosamente allí al ver un refrigerador. Lo abrió mientras su vista se posó en varias cosas de allí, adentró no encontró nada que valiera la pena tomar de inmediato, y tan rápido como lo abrió lo cerró y siguió corriendo.

Pasó por unos pasillos donde nada realmente llamó su atención. Buscaba la salida, pero no al frente, había visto lo que podría ser un garaje, y si adentro había algún medio de transporte, podía buscar rápidamente una llave.

Su improvisado plan tenía fallas, lo sabía, como ser el que las llaves la tengan el propietario del lugar, pero con lo que podía ir averiguando le parecía imposible.

Pronto se topó con la escalera principal, que suponía debía dar hacia el segundo piso. Subir era lo peor que podía hacer si consideraba que trataba de escapar.

Su cabeza le recordó la pistola de "verdad" con la que Caitlyn había aparecido en escena y se castigó dándose unos golpes en la frente por no tomarla en ese momento.

Se dio más golpes cuando notó que todos sus pensamientos se entreveraban y cada vez los entendían menos, dificultando la sencilla tarea de salir de allí.

Comenzó a reír histérica mientras sus razonamientos la llevaban a conclusiones imposibles mientras aun corría.

Una puerta que no iba de acuerdo con la ambientación del lugar le llamó la atención y pensando en que quizás era lo que buscaba la cruzó.

Un pasillo largo la recibió, oscuro, pero pudo ver a tiempo las escaleras para no tropezar y comenzar a bajar por ellas.

Sabía que era una mala idea, meterse a un sótano era aún peor que subir, la encerraba aún más, y volver ya no era opción si Caitlyn veía la puerta abierta.

Volvió a reír viéndose en aprietos con la única salida mientras seguía bajando.

De repente ya no hubo más escaleras y el pasillo se amplió significativamente.

Unas pequeñas luces rojas que se iban prendiendo a medida de pasaba por el pasillo llamaron su atención, pero gracias a su experiencia previa con las trampas, esto solo hizo que apresurara su carrera.

Para su sorpresa las luces no la atacaban, parecían escanearlas y cada vez que avanzaba el pasillo comenzaba a iluminarse. Como un mecanismo que se encendía para dar la bienvenida.

Dejó de correr cuando las luces blancas la superaron y ya lo iluminaban todo.

—Pero… ¿Qué…?

Era lo más alejado a un sótano que Jinx había visto.

Todo el lugar tenía paneles de luces que lo iluminaban todo, las paredes estaban llenas de pizarras azules con diagramas y cálculos, pero también con garabatos donde Jinx reconocía su firma.

Había paredes de vidrio que parecían proteger artefactos, con forma de armas en su mayoría, el centro era un desastre con metales y partes de armas, había muchas mesas también desordenadas, pero con lo claro y blanco del lugar solo hacía que contrastara más.

Podía ver portales que llevaban a otras habitaciones en algunos sectores, todos con un sistema de seguridad a forma de pantalla al lado de cada abertura.

Olvidándose totalmente de que corría o para que, se acercó a la pizarra más próxima en una de las paredes.

No tenía duda, era su letra o una caligrafía ridículamente parecida a la suya, también los dibujos de ella misma con los dientes afilados y podía ver algo más que le llamaba la atención, muchos sombreros dibujados.

Antes que pudiera poner las manos encima de unos planos y papeles en la mesa continua unos ruidos horrendos de pasos se acercaron por su espalda.

Tuvo que levantar su vista unos metros cuando un enorme y deforme robot se quedó en frente suyo.

En el pecho se podía leer una leyenda en una letra impecable de computadora "Robot estúpido N° 24"

—Ha ha… te bautizaron robot estúpido numero 24… ¿En serio?

De un momento a otro Jinx notó que el robot, que al principio parecía solo haberse acercado, ahora adoptaba una forma amenazante, y pudo comprobarlo cuando de lo que ella suponía, eran manos, salieron dos armas las cuales el cañón ardía con una pequeña llama.

—De hecho… me parece un nombre muy original— agregó de inmediato levantando sus manos.

La posición de rendimiento no impidió que ahora más sonidos metálicos se le acercaran, y para cuando grupo sobre su eje, pudo contar al menos 5 robot, de diferentes tamaños y formas, apuntándole con diferentes armas según cada cual. Lo único que tenían en común era la leyenda en con la letra computarizada, con el mismo comienzo "Robot estúpido N°…"

—Seguro son hermanos… su madre debe estar orgullosa— comentó viendo los números en cada uno— supongo que si hay un numero 31 es porque antes hubo un numero 1, 2, 3, 4, 5, 6— comenzó a contar hasta llegar al número más alto de ese grupo— debió ser una mujer trabajadora… de la noche, mis respetos, de verdad, a su madre… parir tanta basura metálica seguro le provocó ulceras allí abajo.

Unos pasos, diferente a los torpes y estruendosos provocados por los robots, se hicieron sentir del lado de donde Jinx había salido.

No se sorprendió al ver como Caitlyn entraba en el lugar y se ponía al lado de uno de los robots.

La sheriff llevaba en una de sus manos una especie de celular, con la pantalla encendida, y la otra mano colgando a uno de sus lados. Jinx pudo notar la manga clara de su camisa manchada de sangre y supo que se había limpiado la herida del rostro con ella, aunque de forma poco eficiente porque aun podía ver un poco de sangre debajo de su nariz.

— ¿Sabes… encanto? Cometí un error antes— comenzó a excusarse Jinx— me asuste por una araña que vi en tu rostro y quise matarla antes de que te hiciera daño… mi error, debí tener más cuidado.

Caitlyn hizo caso omiso a las paradas y, tocando uno de los robots cerca de la parte posterior de este, saco una pequeña arma blanca con detalles en negro.

—Vamos a hablar de forma más calmada y arreglar este malentendido ¿De acuerdo? — propuso Jinx aun con las manos levantadas.

—A como yo lo veo…— contestó la sheriff apuntándole con el extraño artefacto— esa ya no es una opción ¿O sí?

Disparó y Jinx sintió como algo se le clavaba en la piel del abdomen, al bajar la mirada vio que se trataba de una especie de enchufe con un cable largo y fino que se conectaba a la pistola de la tiradora.

—Amm… yo puedo adivinar que hace eso…— comentó, pero antes de que pudiera seguir hablando una descarga eléctrica le recorrió todo el cuerpo, aturdiéndola por completo y haciendo que su cuerpo se quejara y se contrajera.

Lo último que sintió fue como su cabeza conocía el piso y la iluminada habitación comenzaba a desaparecer en la oscuridad.


Despertó en un lugar totalmente diferente. Su cara se apoyaba en algo suave al igual que todo su cuerpo, estaba apuntó de volverse a dormir cuando sintió sus muñecas aprisionadas a su espalda. Una nueva observación le hizo saber que sus tobillos y rodillas también lo estaban.

El sonido de un teléfono sonando cerca era lo que había ocasionado que comenzara a despertar, podía escucharlo aún.

— ¿Sí?

El sonido desapareció al tiempo que la voz de Caitlyn entraba, lo que le decía que ella era la que había atendido.

Aun se sentía atontada, por lo que trató de desperezarse en el lugar y escuchar lo que podía mientras su vista enfocaba las cosas.

— ¿Dónde estás…?... Lo sé… me refiero… no estás aquí… aquí… Ya veo…

Jinx aun sentía la cara soñolienta y con una pereza que solo la tiene alguien que se acaba de despertar y quería seguir durmiendo, comenzó a observar la habitación.

Aún era de noche, lo podía decir por las puertas a un costado, que dejaban entrar la luz de la luna y llevaban a algún lugar que era difícil de asegurar desde donde estaba: Una justo en el medio, apoyada su cabecera en una de las paredes. Las mesas de luz a ambos lados tenía una lámpara cada una, ambas encendida y de una débil luz amarillenta que invitaba a dormir más que otra cosa.

La habitación era grande, pero no tanto como se esperaría de una típica de una mansión. Estaba equipada con muebles que mantenían la armonía del lugar, con madera de un tono marrón oscuro y adornos de bronce opaco.

Una enorme alfombra azul oscura con detalles más claro cubría casi la totalidad del suelo, y esta, junto con algunos cuadros, estantes y portarretratos terminaban la de decoración del lugar.

Le parecía ostentoso, pero no de la forma "odiosa" a la que estaba acostumbrada de ver esas cosas.

La puerta estaba abierta y Caitlyn no tardó mucho en aparecer por ella, acercándose a la cama donde Jinx ya estaba en una posición de sentada, apoyándose en la cabecera para mantenerse así.

—Bien…— comentó la oficial, alegrándose de verla ya despierta— voy a hacerte un par de preguntas…— anuncio y sacó la misma pistola blanca de antes en muestra de las consecuencias que traería no cooperar.

—La respuesta es no… este no es mi color original de pelo, pero si, es el "original" que tengo ahora y no, no necesito productos para cambiarlo.

— ¿Quién eres? — preguntó directamente Caitlyn sin tener en cuenta la burla previa.

Jinx pensó en lo estúpida que era esa pregunta un millón de veces antes de ver con hastió a la otra chica.

—Yo… soy… Batman.

—Tratare de nuevo— insistió Caitlyn apuntándole esta vez con la pistola— ¿Quién eres?

— ¿Eres idiota o ciega? Tu sabes bien quien soy, me has perseguidos por años y yo me encargue de frustrarse por el mismo tiempo, seguro que por mi culpa ya hasta te era imposible defecar sin estreñimientos de semanas.

— ¿Quién…?

— ¡Jinx!

—Eso es una mentira.

— ¡¿Qué?!—Preguntó de forma divertida— ¡Oh por Dios, tú, de verdad, estás mal de la cabeza! Conozco psiquiatras que pueden darte una mano. A mí no me ayudaron mucho, pero ten esperanzas.

—Es verdad que te pareces mucho…

— ¡Porque lo soy Sherlock! No necesito parecerme.

—Si eso es verdad… di algo que solo la verdadera Jinx sabría.

— ¿Y yo como porque haría algo así? Yo sé que soy yo, si tú tienes dudas, eso me beneficia, es más, tienes razón, no soy Jinx, soy una pobre chica con problemas de autoestima, me creo única y diferente e imitó a Jinx, porque no tan secretamente la amo, tengo problemas para aceptar mi homosexualidad y la oculto en una capa de admiración hacia ella, mi padre abandonó a mi madre cuando era pequeña y de verdad, de verdad, necesito atención, por eso me metí a la casa de la sheriff… ¿Qué otra manera de llamar la atención mejor que esta? No lo intenten, no hay, no existe. Pero le aseguro oficial que aprendí mi lección, ahora veo el camino de la verdad con más claridad que nunca. Deseo salir de aquí y teñirme el cabello de negro, comprar un traje con camisa y falda, larga, lo suficientemente larga para no ser sexualizada, y buscar un buen trabajo, quizás hacer una carrera superior en leyes, porque los criminales de ahora en más me repugnan y quiero un mundo mejor. Claro que sí.

—Di algo que solo Jinx sabría o juro que te freiré viva.

— ¡¿Y cómo vas a saber tú, idiota, que es verdad lo que digo?! Ok ¿Sabes qué? te lo diré. La verdadera Jinx… respira… ¡Por la nariz! ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Espera! ¡Espera! — Se apuró al ver como la otra chica quitaba el seguro del arma— ¡La verdadera Jinx odia… cuando el propietario de la red inalámbrica, de la que estaba robando señal, cambia la contraseña!

El enchufe se clavó nuevamente en su piel y las palabras salieron junto con el escalofrió de sentir el contacto helado.

— ¡Odio el café! — gritó y vio como la sheriff se quedaba quieta en su lugar— es decir, no lo odio, pero no lo tolero solo, pero siempre escuchaba decir que "el café es para personas inteligentes y maduras"— dijo imitando la voz de alguien refinado y aburrido— y obviamente yo no soy madura, soy brillante eso sí, pero no sabía que le veían a una bebida tan asquerosa lo inteligente y maduro, así que tome un montón de café preparado de muchas maneras, pero lo odiaba ¡Hasta que un buen y santo día! prepare el café poniéndole un frasco lleno de chocolate y ¡Wuala! Sabía a mierda de todas formas. Pero el chocolate lo hacía mejor, así que comencé a variar la cantidad un poco de café, un poco de chocolate, primero en iguales medidas, luego en medidas más grandes para el chocolate, luego cambie el agua hervida por leche calentita, y luego elimine al café y solo le ponía chocolate ¡Así que si! Yo tomó café, aunque lo odie ¡Tomo café! ¡¿Me escuchaste?! Tomo café, solo que con chocolate y leche y sin el café. ¡Pero lo tomo!

Caitlyn se acercó a Jinx y retiró de su abdomen el enchufe, dejó la pistola en una de las mesas de cama, y acercó un sillón hasta quedar al lado de ella. Se sentó y la contempló por varios segundos en silencio.

— ¿Cómo llegaste hasta aquí? — preguntó finalmente.

—Caminando.

— ¿De dónde?

—Desde el descampado al frente de… este lugar.

— ¿Cómo llegaste al descampado?

Jinx permaneció en silencio por unos momentos y luego admitió para ella misma.

—No lo sé…

—No lo sabes.

—Desperté ahí y caminé hacia aquí…

—¿Sabes en dónde estás?

—Algo así…

— ¿Algo así?

—Si bueno… es una casa/mansión al parecer.

— ¿Sabes quién soy yo?

—"Sombrerotes"— contestó con contundencia y Caitlyn asintió.

— ¿Qué más…? — comenzó la sheriff con cuidado— ¿…sabes?

Jinx tomó aire ampliamente, reteniéndolo por unos segundos.

—Esta es tu casa/mansión, lo sé porque los sistemas de seguridad te reconocen y tú los conoces bien a ellos también, sabes cómo funciona cada trampa, desde la sala al sótano, eso descarta que simplemente conozcas sobre el sistema de seguridad, no, no, va más allá de eso, es "tu" sistema de seguridad, por eso la facilidad en moverte y resolver cada uno— soltó de manera apresurada— también es la casa de la niña esa que vi en un principio, por las mismas razones, la cual es ridículamente parecida a ti, lo cual nos deja con tres hipótesis: A. La niña es un clon tuyo B. la niña es una hermana tuya C. La niña es tu hija. Las tres opciones quedan descartadas. Porque A. ¿Clones? B. No tienes hermana de esa edad, no tienes madre desde mucho antes que esa cosa naciera y tu padre es tan viejo que su esperma ya vendría en polvo y C. no tienes hijas a menos que lo hayas ocultado a todo Piltover, lo que queda descartado también porque ni te moléstate en ocultarla cuando la estaba viendo, y no me mataste sabiendo que la vi, no es un secreto entonces.

Jinx tomó una nueva bocanada de aire mientras observaba como Caitlyn parecía dispuesta a no interrumpirla.

—Vamos a rebatir este último punto en unos momentos ¿De acuerdo? Pero volviendo a lo que se. Me molestaba no saber en dónde estaba, porque no parecía Piltover, pero si, lo es, cuando fui a la cocina pude ver una boleta donde estaba la dirección de esta casa ¿Y qué crees? Si, tiene residencia en Piltover. Los árboles que vi en un principio y el descampado, sumado a la ausencia del olor de la ciudad, la cual dependiendo de la ubicación huele a aceite y refinamiento, y acercándose a Zaun, a aceite y mierdas toxicas y no tan toxicas, significa que está ubicado a las afuera de Piltover. Por el clima debemos estar más bien ubicados cerca de las montañas Ironspike muy cerca del estrecho que conecta con Flerjord. ¿Me equivoco?

Caitlyn simplemente sonrió de lado.

—Bien. Pero eso no es lo más sorprendente que vi en la boleta, no, lo más sorprenden es que la boleta vence, y escucha bien esto, 7 años después de no ser pagada ¡Es una locura! Ninguna empresa, ningún ente, espera tanto tiempo. Menos aún en Piltover donde todos enloquecen con un atraso de un mes sin pagos. ¡Pero luego! Tenemos el pequeño almanaque en la isla de la cocina, la cual nos señala que yo estaba equivocada, solo tienes unos 23 días para pagar esa boleta…— contestó convencida mientas asentía— y te diré lo loco de todo esto y es que no soy yo… o bueno quizás sí, porque según mis cálculos tomé una siesta y me desperté 7 años después aquí.

— ¿Estás hablando de un… salto temporal?

—El término correcto es salto "espacio/temporal" ya que no estoy en el mismo lugar que recuerdo… aunque… no recuerdo muy bien donde estaba antes… el museo… creo.

— ¿El museo? — Preguntó la otra chica y Jinx notó la sombra en sus ojos al mencionarlo— ¿Viajaste en el tiempo?

—Ammm es un pequeño detalle sin importancia realmente, aún estoy más del lado de que todo esto es una horrible pesadilla… pero mira, con eso se explicaría que la criatura esa es tu hija, es decir, esa hipótesis vuelve a estar vigente… solo que aquí entre nos, el padre debe ser un pobre debilucho con los genes recesivos más pobres y lamentables de la historia… porque es igual a ti.

—No tiene ningún sentido…

—No, no, si lo tiene, ya sabía que eras bastante dominante, lo pareces, aunque tengas esa actitud de chica del bien, pero quien iba a pensar que tus genes matarían a cualquier otra célula dentro de tu vagina ¿Ah?

—¡Lo que estás diciendo, Jinx! De que saltaste 7 años… ¡Eso es lo que no tiene cabeza!

—No, encanto, eso ni siquiera me preocupa realmente ¿Sabes que es lo que no tiene cabeza de verdad?

Nuevamente Caitlyn pudo ver la amenazante mirada que había recibido en la sala más temprano.

—Primero, no tiene ningún sentido que ese ser, relacionado contigo, y tú misma, no me tengan miedo, como si estuvieran confiada ambas que no les volaría la cabeza de un tiro apenas tenga oportunidad, eso… eso no es tener cabeza, pero aún se pone peor, porque no me explicó cómo es que un laboratorio, lleno de explosivos y armas, este montado en un sótano, el cual pertenece a "tu" casa, y sea indiscutiblemente mío también, con mis firmas y adecuado cómodamente a como a mí me gustaría, hasta con nombres en las cosas que yo misma llamaría.

—Bueno… eso tiene su explicación también…

—Y juro que me la vas a dar— comentó de manera intimidante— pero nada de eso, nada de todo esto se compara a lo descabellado que son dos cosas que note. La primera, tú sabes cómo trato a mis armas y hasta el género de cada una de ellas y actuaste normalmente a mi comportamiento por eso, es más, parecías acostumbrada y hasta lo entendías. Y la segunda, cuando confesé lo del café, sabias que era como lo estaba diciendo, sabias que era verdad y por eso dejaste de apuntarme.

—Sí…— comentó la sheriff que parecía hasta divertida con esas observaciones.

—Eso… eso es lo que no tiene ningún sentido…porque significaría…

— ¿Significaría? — la animó viendo como la otra chica no continuaba, pero en cambio de eso, Jinx comenzó a reír, primero disimuladamente y luego de forma sonora y molesta.

—Significaría que tú, encanto, y yo ha ha…

— ¿Sí?

—Somos… ha ha ¿Qué? ¿Cómo cercanas? ¿La una de la otra?

—Más o menos.

— ¡Eso no tiene sentido! — exclamó con fuerza riendo aun por todo.

Pero al ver que Caitlyn aun sonreía sin inmutarse de nada más, sintió que su sentido del humor bajaba drásticamente.

— ¡Es una locura!


Nota del autor:

Siempre he creido que Jinx, pese a estar toda loca y desquiciada, es también un genio. Así que me gusta retratarla así.

Esta capitulo, aunque descabellado y con un tantin de sentido del humor es lo mas light que van a tener, tengo pensando cosas mas… "menos alegres" para este fic, tirando a lo super "menos alegre" ya veremos cómo evoluciona.

Ojalá tengan un hermoso fin de semana :)