Capítulo 4
El pasado de Jinx (Parte 2)
Se despertó en un lugar totalmente distinto a cualquier cosa que había visto en su vida.
Sus ojos se abrieron en dirección al techo, el cual era alto, ridículamente alto, y parecía ennegrecido por el tiempo y la suciedad, no había ninguna especie de foco o lámpara que lo adornara.
Eso fue lo siguiente que notó, sea donde sea que estaba, era un lugar iluminado.
Se sentó con lentitud y notó como todo su cuerpo se quejaba. Lo ignoró priorizando adivinar donde se encontraba.
La luz provenía de lo que parecían ser enormes portales que conectaban al exterior, aunque solo podía ver un cielo de un color verdoso y una que otra punta de edificios oscuros, lo que le daba el primer dato del reconocimiento, se encontraban en un lugar alto.
Las columnas que había en el lugar y que sostenía el enorme techo eran gruesas y tenían formas como de enredaderas que adornaban cada una, pero también se las apreciaba sucias y viejas.
Había caños de bronces por todos lados, cruzaban esas columnas y a veces el suelo, también el techo. El piso parecía de un material de hierro y tenía huecos en varios sectores.
Lo que más llamaba le atención del lugar era una enorme campana en el centro de la habitación. A esta le faltaba un pedazo muy grande en uno de los costados y, desde donde estaba ubicada, podía ver que no tenía badajo.
No podía ver a nadie en el lugar y, aparte de los ruidos que provenían de la ciudad, debajo de ella, no escuchaba nada más.
Sintiéndose en soledad comenzó a reparar en ella misma.
Caitlyn aun llevaba la bata arruinada, lo que le trajo recuerdos del lugar donde experimentaban con ella y como escapó. Rápidamente recordó a la figura pequeña con la que corrió fuera del edificio hasta llegar a los acueductos.
"¿Acaso me trajo hasta aquí?"
Volvió a dar un nuevo reconocimiento por el lugar.
Se encontraba sentada ahora en lo que parecía un colchón viejo, pero tenía desparramada varias almohadas de colores, no necesariamente iguales, y frazadas, como tres, de forma desordenada también, aunque menos sucias.
Podía apreciar cosas que no iban acorde al lugar. Como un armario de madera celeste que resaltaba horriblemente con todo, o mesas de diferentes tamaños. Había sillas, ninguna a juego con su compañera, y un sofá viejo también, de color bordó manchado por una tinta negra en su respaldo.
Trató de levantarse de donde estaba, pero apenas hacerlo sintió náuseas y el lugar pareció tambalearse frente a sus ojos.
Luchó por no rendirse y caer de nuevo al colchón. Valiéndose de uno de los postes se dirigió con cautela a uno de los portales. Finalmente, allí, se apoyó con ambas manos y vio el exterior.
Una ciudad con edificios altos e irregulares, el humo salía de varios sectores, como fábricas, y todo el cielo se manchaba de un color putrefacto por estos.
Mirar hacia abajo solo significaba ver una nube más espesa que cubría de modo que era imposible llegar a mirar las calles.
Aunque era de día, Caitlyn podía ver luces abajo que, cubiertas por ese humo, parecían más débiles, todo de un color verdoso también.
—Zaun… no tengo dudas…— comentó para ella misma reconociéndolo— ¿Cómo demonios lleguen a Zaun?
Por más que se trataban de sectores vecinos, ella, como sheriff, no era necesariamente bienvenida a los lugares más bajo de Zaun. Existía las fronteras, sí, pero eso era una historia aparte. Imposible saber en dónde se encontraba con exactitud en esos momentos.
Su primer objetivo entonces quedaba marcado: Regresar a Piltover.
Recordó entonces los sujetos que la habían apresado y como pretendían mantener así. Se dio que de repente tenía enemigos, que desconocía hasta la fecha y que seguramente se movían mejor que ella en Zaun.
Pensando en la nueva dificultad decidió alejarse del portal y adentrarse en la enorme sala. Vio el sofá y no lo pensó dos veces, termino sentando casi cayendo, respirando profundamente por el esfuerzo que eso le significo.
Reparó en uno de sus brazos, donde le habían sacado una muestra de piel sin ningún tipo de cuidado. Tenía mal aspecto. La herida no había curado bien y se podía ver unas líneas negras y verdes, parecía infectado.
También notó los moretones en sus piernas y brazos, donde las diversas agujas vertieron sus contenidos de manera brusca.
El recuerdo la estresó por unos momentos y fue cuando decidió distraerse de ello.
Miró hacia el frente, pero algo cayó frente sus ojos: una cascada de cabellos celeste. Siguió la mirada hacia arriba y pudo ver un rostro, con unos enormes ojos a juego que la miraba con atención. Le sonreían enormemente mientras la niña estaba de cabeza colgada de una soga negra, que gracias a la mugre se perdía.
Caitlyn no se inmutó pese a sorprenderse por la presencia. Años entrenando y viendo cosas inesperadas la habían hecho prácticamente inmune a los sobresaltos.
Si la tarea de la niña era asustar, se llevaría una gran desilusión.
Pero no parecía el caso.
Ella seguía sonriendo, inclusive cuando se soltó y cayó frente de la oficial, con sus pies, como si columpiarse y caer fuera natural para ella.
—¡Tu. Eres!— comenzó la niña mientras señalaba a Caitlyn totalmente entusiasmada—¡Lo. mas. genialquehevistoenmivida!
Caitlyn vio como la niña parecía encogerse con sus manos, incapaz de contener su emoción mientras las palabras salían de forma apresurada de ella.
—Lo vi todo. Primero ¡Bang bang! Y eliminaste a esos dos locos y luego ¡Push! Y volaste ese frasco gigante en el pasillo y luego ¡Bang! Le volaste los sesos al doc y luego ¡Ugh! Te metieron un puñetazo en la cara, eso seguro dolió, y luego ¡Push! Al suelo y esa mole te pisaba la cara, pero tú lo veías con cara de "¿Quién te crees, zorra? Aun así, te pateare el calvo trasero que hace juego con tu calva cabeza" no sé cómo ibas a hacer eso, aunque lo mirabas con esa cara. Fue muy genial. Fue más que genial. ¡Fue asombroso!
Caitlyn podía notar un par de cosas, una más desequilibrada e imposible que la otra.
La niña que tenía en frente tenía una playera de un negro gastado, cabello suelto, celeste, y ojos igual de atípicos. Le recordaba horriblemente a cierto criminal que disfrutaba volando las cosas. No, más allá del aspecto, la ridícula forma de expresarse, escandalosa y desenfrenada, acompañada de la enorme sonrisa con los caninos más desarrollados que el resto y ver como disfrutaba de una escena llena de muertos como si fuera parte del chiste, solo empeoraba la familiaridad que percibía.
—No voy a mentirte, iba a dejar que te explotara la oreja en la bota, pero… me caíste bien— siguió hablando sin importarle la seriedad en el rostro de la otra chica— es decir, tómemelo con que ahora estamos a manos ¿Bien? Llevaba, días ¡Días! Escondida en los túneles de ventilación, y aun no sabía cómo salir del pabellón. La primera vez que me escape solo tuve que recorrer esos tubos y ¡push! De repente caí a un contenedor de basura, pero afuera… adentro también es basura, pero ahora estaba afuera. Y ahora resulta que esos idiotas fueron un poco menos idiotas y sellaron gran parte de esos conductos. La única salida entonces era la puerta principal, pero te imaginaras, uno no puede simplemente ir y decirle al guardia "Eh, disculpe buen hombre, ya es mi turno de salida, nos vemos mañana, Joe" porque no, te meterán una aguja tan grande en la nachas que no necesitaran anestesiarte para meterte de nuevo en la celda.
Caitlyn seguía el alocado relato no porque le interesara, sino en buscas de pistas que le corroboraran que sus sospechas eran ciertas.
— ¡Ya se habían dado cuenta que faltaba! ¡O sea, por supuesto! ¿Quién no extraña a este amor de criatura? — se preguntó mientras se señalaba el cuerpo— pero también notaban que faltaban cosas en su cocina y las salas que saquee… ¡Y eso era malo! ¡Muy malo! Comenzaron a estar más atento… ya me estaba muriendo de hambre y pensé que tendría que entregarme cuando de repente ¡Bang! Apareciste con tu cara de chica que sabe lo que está haciendo y ¡Bum! Le disparaste al sistema de seguridad de la puerta, y a mí no me engañas, no es que "¡Oh, quería disparar ahí y justo tu cabeza se me atravesó!" ¡No, no! Tú te moviste unos pasos al costado, para que la cabeza del Doc. y el panel estén alineados y le disparaste 4 veces ¡Todas justo en el blanco y las balas atravesaron sus ojos y le dio al panel y ¡Shuish! Se abrió la puerta y ¡Brag! voló la sangre ¡Fue increíble!
La niña parecía no poder controlar bien la emoción, se despeinaba el cabello solo recordar la anécdota.
—Pero a que no viste venir el puñetazo del matón desde afuera… yo tampoco lo vi… seguramente ni él lo vio venir… o si ¿Quién sabe? — siguió en su monologo— y pensé "La puerta está abierta ¡Gg! Lo único que tenía que hacer era correr, porque todos te veían a ti y al gran lio que hiciste ¡Y por Dios! Que lo hiciste, sonaban las alarmas, todos corrían ¡Intenso! Pero entonces volvía a pensar "¿Y qué hago con todos los explosivos que arme mientras trataba de salir?" ¡¿Cómo podría desperdiciar tanto potencial?! ¡¿Cómo?! ¡No podría! Y tire todo lo que tenía en esos momentos, y seguramente no viste sus caras, pero no te preocupes, mira.
La niña corrió hasta una de las mesas y volvió con un papel, el cual se lo ofreció a Caitlyn de inmediato, pero esta no lo tomó. Sin desmotivarse y aun sonriendo, lo extendió a modo de exponérselo.
—¡¿Dime si no es una obra de arte?!
La sheriff vio que se trataba de una fotografía, de esas que salen de las maquinas instantáneas, con sus marcos blancos, en ella podía ver a varios científicos con sus rostros desfigurados del horror, mientras bombas improvisadas de diferentes tamaños comenzaban a mezclar su contenido para explotar pronto.
Lo recordaba. Sin duda estaba frente a la misma persona que la había ayudado a salir, aunque parecía, por su relato, que más bien Caitlyn la había ayudado a salir a ella.
—Y como dije, me caíste bien… es decir… eres como genial y parece que tampoco te simpatizaban mucho esos tipos, objetivos en común como salir de ese lugar… creo que sí, sí, me caíste bien— finalizó guardando la foto y volviendo a su único acompañante— ¿Y de qué sector del pabellón eras? No te vi nunca… de hecho es la primera vez que veo a alguien como tu… eres muy blanca ¿Eras siempre así o te pusieron algo en la piel? ¡Oh! ¿Es verdad? ¿Para que tipo de experimentos estabas? ¿Te inyectaron algo interesante? ¿Cuántas veces pasaste por la cámara de gas? ¿Tenías celda propia o compartías? ¡Oh por Dios! No me digas que eras del sector 8, dicen que los de ahí comenzaron a quemarse a la luz y luego todo olía a carne quemada por un tiempo ¿Te quemas a la luz?
Caitlyn permaneció en silencio aun observándola, pero luego de tan solo unos segundos de contestar nada la chica volvió a impacientarse.
— ¿No hablas? ¿Te cortaron la lengua? Escuche que le arrancaban la lengua a algunos sujetos que no cooperaban bien, pero pensé que era una mentira, es decir yo me la paso hablando, como de verdad, todo el tiempo, y soy consciente que desquiciaba a todo el mundo, y aun así no me arrancaron la lengua… bueno si, me castigaban cada tanto, pero nunca le paso nada a mi lengua, así que pensé que era mentira, pero a ti te la arrancaron, así que supongo que debe ser verdad ¡Ya se! Nos comunicaremos por golpes, debes conocer la clave, en el pabellón nos manejamos de esa forma. Un golpe para sí, dos golpes para no…
—Yo puedo hablar.
Por primera vez desde que la niña apareció, Caitlyn noto que se quedó sin palabras, la miraba ya sin sonreír y hasta pudo jurar que sus mejillas tomaron más color, nuevamente mostro una enorme sonrisa.
—Waho, hasta suenas… suenas como alguien que no se… ya en serio ¿De qué sector del pabellón eras? ¿Todas las personas de allí son como tú? Es decir… se ven… ¿Así? ¿Cómo tú? O sea, no voy a decirte que te ves bien, porque parece que fuiste arrollada por algo, pero si… te ves… bien a comparación de los demás… tienes el cabello muy largo ¿Por qué?
Caitlyn enarcó una ceja. La persona que le hablaba también llevaba el pelo largo, no entendía entonces porque se sorprendía.
—Oh, sí, ya, yo también tengo el cabello largo, pero eso tiene una razón ¿Ves que es celeste? Bueno, no es que me hice algo para que sea así, me sale de raíz así ¿Lo ves? —comentó, poniendo ambas manos en su cabeza y dibujando una línea, acercándose a Caitlyn para que la vea y compruebe que es verdad— así que también estudian eso de mí, a veces me arrancan mechones por lo mismo, pero parece que prefieren que lo lleve largo para que puedan observarlo mejor… pero a todo los demás le cortan el pelo, molesta cuando deben revisarlo o controlarlos ¿Tu cabello es especial también? Es bonito, eso sin duda, aunque lo tienes sucio, pero es bonito, me gusta…
— ¿Cómo te llamas? — la interrumpió abruptamente, notando que la niña era capaz de seguir hablando sin importarle nada.
— ¿Eh?
— ¿Cómo te llamas? — insistió sin poner ninguna especie de expresión.
—Oh… bueno… mmm— la chica volvió a alejarse y trajo con ella un pequeño papel forrado en plástico.
"Una tarjeta de identificación" pensó Caitlyn, esta vez sí tomando en su mano lo que se le ofrecía.
Había una foto de perfil de la niña, podía concluir que tomada recientemente. Un código de barra y 4 reglones más.
Serie: J
1° generación
Sección: Niños
Sector: X
—Para términos generales, cuando esos tipos hablan me llaman: J-1 — mencionó haciendo una voz mucho más grave, tratando de imitar a los mayores— así que todo el cuento largo es que soy J-1 del sector 10, el ultimo de todos, ese que queda el final y en el segundo piso, de la sección niños, que también hay adultos, aunque creo que ya se murieron todos… de hecho quedan realmente pocos del sector diez… puedes llamarme J-1 o…— siguió, haciendo una pausa dramática para captar la atención de Caitlyn que aun miraba con curiosidad la identificación— puedes decirme con el fabuloso y pegadizo nombre que cree juntando las iniciales de esa cosa y convirtiendo el número uno con una increíble imaginación a solo letras y el 10 ese en…
—Jinx.
—… eres un poco aguafiestas ¿Sabias? Te llevaste la mejor parte, suena incluso mejor cuando lo demás lo dicen ¡Dios! Trate de enseñarle a esos tipos como se dice, pero siempre me ignoraban, y los demás sujetos la verdad que estaban más muertos que vivos como para entender la genialidad de mi creación— creo que es la segunda vez que lo escucho ¡Es genial! ¿Verdad? ¡¿Verdad?!
— ¿Cómo es posible…?
—Ay, no me digas que tampoco tu entiendes, mira te lo voy a explicar con un boligrafo y… ¡Esta hoja! Tomas la "J" de aquí, y el 1 ¿ves que es como un palito? Bueno, puede pasar por una "i"… mayúscula, sigue siendo una "i" A que estas sorprendida de cómo se leer tan bien. Bueno, historia graciosa, una vez un sujeto bajito cayó en el mismo sector del pabellón ¡Estaba loco! Pero sabía leer, de hecho, dijo que era un científico. Lo torturaban bastante y la mayor parte del tiempo lloraba o enloquecía aun peor… pero cuando estaba relativamente sobrio me enseñó muchas cosas. Se llamaba Tinkel, Doc. Tinkel. Tenía unas orejas raras y una nariz también rara, y mucho pelo… no parecía humano, pero era suavecito. Creo que le caí bien, y en el año que estuve con él me enseñó a leer. No tenía mucho por leer en el pabellón. Pero me escribía en la tierra o en las paredes y yo repetía. Luego lo ayude a leer las etiquetas de las sustancias y escribirlas, parecía muy interesado en ellas, y entendía que era importantes que yo las interpretara bien, así que me enseñó lo mejor que pudo…
Caitlyn notó la abrupta pausa de la niña, su sonrisa flaqueo un momento, pero luego siguió hablando como si nada.
—En fin, que luego tenemos la "N" porque pertenezco a la parte infantil de ese sector, y por último el numero romano 10, también me enseñó eso.
La niña siguió hablando, pero Caitlyn ya no la escuchaba tan atentamente. Su mente la obligaba a razonar lo que estaba pasando.
Era verdad que la niña era extremadamente parecía a Jinx, era justamente eso para ella, una versión de Jinx, sin trenzas ni lanzamisiles, junior.
Pero no era posible que de la nada se volviera una niña.
Tampoco entendía porque, si era Jinx, la misma de siempre, no la reconocía.
Claro que tampoco sabía que hacía en Zaun o como terminó en ese pabellón atada a una camilla.
—Tu… ¿Sabes quién soy?
—Mm-mm— exclamó con ánimo, negando con la cabeza, y sentándose en el suelo cruzando las piernas, poniendo mucha atención ahora— ¿Me vas a contar? Vamos, vamos, tengo mucha curiosidad.
Caitlyn se le quedó viendo. Sentía la necesidad de hacer más preguntas, pero le parecía lo justo contestar por lo menos quien era a alguien que le había contado tanto.
—Mi nombre es Caitlyn— contestó, creyendo que lo demás no era necesario decir o incluso que lo mejor era reservarse cierta información de momento.
—Keilin.
—Cai-t-tlyn— repitió su nombre, puntualizando la t para que se pudiera pronunciar de forma correcta.
—Keilin— repitió sin cambiar en nada el nombre, aunque parecía repetírselo varias veces para ella misma— Keiliiiinnnn.
—Caitlyn.
—Keilin.
—No estas pronunciando la… no importa.
—Keilin… ¿De qué sector del pabellón eres? ¿Tienes una serie? ¿Hay niños? ¿Son como tú?
—Ni siquiera sabía que estaba en un pabellón, o que este estaba dividido en sectores. Desconozco si se me puso en una serie, y no, no vi niños, estaba sola, solo vi científicos conmigo.
— ¿Eh? Eso es raro. ¿Cómo sola? ¿Siempre estuviste sola? ¿Nunca conociste a otros sujetos? ¿Siempre estuviste en el pabellón? ¿Acaso eres del exterior?
—Estaba sola en la habitación de experimentos o como sea que se llame, y estuve sola en mi celda, no había nadie con la misma condición que yo o bata, solo los científicos y un guardia. Así que no, no conocí a otros "sujetos" pero si a otras personas en mi vida si es a lo que te refieres. Solo estuve dos días allí, antes… vivía en el exterior.
—Oh… bueno, escuche que a veces traían personas del exterior, el Doc. Tinkel era del exterior, decía que tenía familia y todo fuera del pabellón ¿Tú también tienes familia?
Nuevamente Caitlyn enarcó la ceja sin entender, le parecía una pregunta básica, pero quizás se refería a si tenía familiares vivos.
—Sí.
—Ah… mmm… bueno, entiendo que había un total de 11 niños de la 1° generación, o sea la mía, pero la última vez que estuve allí solo quedábamos 4: "D1" "F1" "K1" y yo… supongo que los otros niños pueden considerarse eso que llaman "hermanos" para mi… aunque el doctor Tinkel decía que aunque éramos hermanos no éramos familia… nunca llegue a entender ese concepto… y no parecía importante, a mí no me importaban los otros niños y yo a ellos tampoco. ¿Tú tienes hermanos? ¿Se parecen a ti? ¿Tienes una… casa? Esta es mi casa… bueno… todavía la estoy "remodelando". La primera vez que escape encontré este lugar, genial ¿No? Y tome algunas cosas y las traje aquí, créeme nadie puede llegar aquí, hay que ser muy listo— dijo lo último tocándose la frente con su dedo índice— me atraparon de nuevo y habrá pasado mmm… todavía no soy buena contando el tiempo, pero paso realmente mucho hasta hoy que pude volver a escapar y ¡Mira! Esta tal cual lo deje, lo que significa que nadie encontró este lugar en mi ausencia ¡Estoy feliz!
Caitlyn podía apreciar que, aunque la niña hablaba apresuradamente y de forma atontada, las palabras que usaba no eran típicos de los niños. Se expresaba con una anormal propiedad y un vocabulario admirable. De repente tenía curiosidad por su tutor, el doctor Tinkel que había mencionado, pero se limitó a callarse.
— ¿Vas a volver con tu familia? — Preguntó de repente la chica— el Doc. Tinkel decía que cuando saliera de allí, iría directo a su familia. Supongo que es lo normal por hacer. ¿Harás lo mismo?
—Sí.
— ¡Genial! ¿Y dónde queda tu familia?
—Piltover.
— ¡La ciudad del progreso!
— ¿Conoces Piltover?
—Claro que no. Entiendo que este lugar se llama Zaun, el lugar donde está ubicado el pabellón se llama "Ak´zidd"…
"Zona baja de Zaun" pensó Caitlyn reconociendo el nombre.
—… pero ahora estamos en una zona llamada "Rettdo" que está más cerca de Piltover que antes, pero aun así le queda un buen tramo— siguió explicando— no llegue nunca más lejos de lo que estoy ahora. La primera vez que me escape casi muero de hambre y a los 4 días me encontraron de vuelta. Solo conozco este lugar y sus calles… y el pabellón claro. Tengo buena memoria, pero no puedo conocer algo que jamás vi.
—Ya veo…
— ¿Quieres llegar a Piltover? Bien— volvió a hablar— pero… no creo que lo logres…
Estaban ahora en las calles, el panorama no era muy diferente a cuando salió del pabellón, seguía siendo todo irregular y sucio, oscuro.
Caitlyn se cubría ahora con una tela sucia que había logrado darle forma de túnica con una improvisada capucha, Jinx no estaba muy diferente de la primera vez que se encontraron.
La gente a su alrededor caminaba y estaba metida en sus asuntos sin reparar mucho en ellas.
Se sentía incomoda con los zapatos viejos que Jinx había encontrado por ahí y que le servían para desplazarse, pero le eran muy grandes y le hacían doler el tobillo.
—Mira, allí— exclamó por lo bajo Jinx y la sheriff obedeció.
En una de las calles distinguió al mismo tipo que le había cortado el paso en el pabellón, estaba con un grupo de hombres similares a él.
Sintió el peligro cuando miró hacia donde estaban, y se cubrió mejor con la tela el rostro.
—Vámonos— le recomendó a Jinx y ambas volvieron al edificio abandonado.
El lugar parecía una especie de convento antiguo de alguna religión que ya no se practicaba. La parte inferior aun tenia los bancos típicos largos, pero aparte había maquinaria, enormes cajas de registros y monitores dañados, como si luego de abandonado, el lugar hubiera pasado a ser una especie de laboratorio para volverse a dejar.
Jinx usaba un mecanismo de sogas con peso para acceder a la parte más alta. Tenía razón en decir que nadie encontraría la zona de la azotea, más aún pensar que se podría vivir allí.
—Rodean la parte de la frontera en este sector— comentó convencida— los he visto merodeando por las mañanas y tarde… pero de noche sueltan unas bestias que buscan. Este lugar tiene el suelo infectado con algo que hace que nada crezca, debe ser muy toxico, por eso incluso prefiero subir del lado de afuera. Yo creo que por eso nadie lo usa— comentó una vez ya en la azotea nuevamente— las cosas esas, aunque reconozcan mi olor, no pueden encontrarme aquí, debido a que el suelo desprender un hedor muy fuerte. Lo mismo pasa con tu olor, no podrán encontrarte aquí… y créeme que te buscan… siempre nos buscan.
"Así que de día cortan el paso y controlan a las personas que salen y entran… y de noche los cazan" razonó la sheriff entendiendo porque la niña creía que era imposible salir.
—Oye… ¿Tienes alguna idea de… como llegue aquí? — preguntó ahora.
En su leve salida al exterior notó un par de cosas, aunque no se las dijo a su compañera.
En primer lugar, escuchó una conversación de dos sujetos, en lo que hablaban el nombre del alcalde de Piltover y como este había decretado una puerta especial anti toxinas para las personas de Zaun que trataran de pasar a Piltover.
Caitlyn reconocía el nombre, pero ese no era el actual alcalde de Piltover. J.P. Yeril había gobernado, sí, pero hacia alrededor de 15 años que lo habían sucedido. Y las puertas de la que se hablaban, funcionaron en tiempos lejanos y hoy por hoy solo eran un vistoso artefacto que adornaban las fronteras.
¿Cómo era posible entonces que esas personas hablaran de eso como si fuera noticia del día?
En segundo lugar, y para sepultar su teoría, pudo ver un periódico de alguien quien leía apoyado en una pared, solo tuvo que acercarse para leer la parte superior sin que el sujeto la notara.
Solo debía preguntarle a alguien para que se le contestara exactamente lo que creía, pero no creyó tener el valor de hablar con alguien estando de incognito en Zaun.
Y por último estaba el hecho de que todo ese tiempo había tratado con Jinx. Solo que una versión más joven, de unos 15 años más joven.
"Un salto temporal al pasado… a Zaun" concluyó, aun no muy convencida con su teoría, pero que, con cada hora que pasaba allí, tomaba más fuerza.
— ¿Aquí donde? — preguntó con inocencia la más chica.
—Aquí… a Zaun… al pabellón.
—Ni idea. ¿Tú no lo sabes?
—Lo último que recuerdo es que estaba en Piltover— confesó, haciendo un esfuerzo por segunda vez de lo último que recordaba estando en su ciudad.
Volvió a tener la visión del museo, las cosas que explotaban, una pelea, Jinx, ahora estaba segura que contra ella luchaba, recordaba estar colgando de una estructura de metal, algo blanco que la cegaba, una especie de luz…
—Estas sangrando…
Caitlyn sintió las frías manos de Jinx sobre su rostro. La niña la examinaba muy de cerca y con cuidado, mientras le limpiaba como podía por debajo de la nariz, donde en efecto, la sangre manchaba toda la zona.
—Estoy bien— contestó sin ánimos, mientras la alejaba y se limpiaba ella misma con el puño.
— ¿Qué te inyectaron?
Por primera vez su acompañante hacia una sola pregunta y no agrega ninguna más, ni cambiaba el tema sin dejar que el otro hablara. Eso solo le decía que era algo importante o peor, algo de qué preocuparse.
Se concentró en recordar los nombres que escuchó en la sala de prueba.
—"V-16"
—La serie "V" viene de compuestos altamente somníferos, le agregan una droga que ellos desarrollan, la Vitricomina, pero solo es para acentuar los efectos y controlar mejor al sujeto. Solo te lo debieron dar para controlarte mejor, quizás dormirte.
Caitlyn asintió un par de veces y trató de recordar las demás.
—T1 neutral… T2…
—Oh, divertido, son virus… bueno, tienen números, pero el T1 no es el virus en sí, es una especie de plasma que crea un espacio donde el virus T2 puede estar sin destruir el organismo. Si se te aplica directamente el T2 te mueres, pero el T1 hace que se controle y si luego aplicas una dosis nueva lo elimina.
—T3 noxiano…
—No conozco ese. Debe ser nuevo en el pabellón, pero si es de la serie "T" debe de funcionar con el T1.
— ¿Un virus?
—Sí, un virus que te destruye por dentro.
— ¿Moriré? — preguntó sin dar vueltas.
—No. El T1 impide que el virus se vuelva lo suficientemente fuerte como para matar, pero le permite atacar el sistema nervioso como si te estuviera matando de verdad a menos que se aplique otra nueva dosis.
— ¿Pero sigo infectada por ese virus? ¿Volverá a atacarme?
—No, la serie "T" es incapaz de superar la temperatura corporal por un periodo largo de tiempo. Si no te mata en 24 horas significa que tu organismo ganó la batalla. Aunque el virus suele atacar tan fuertemente que nadie resiste tanto tiempo. Debieron divertirse mucho contigo.
Caitlyn la miró mal por primera vez, pero Jinx no pareció notarlo.
— ¿Algo más?
—No, nada más.
— ¿Te sientes bien? No pareces que estés bien, no entiendo porque sangras ¿Te sacaron una muestra de piel o te lastimaste de otra forma? Los moretones ¿Por qué son?
—Estoy bien— contestó por primera vez realmente aturdida de tantas preguntas— solo… me vendría bien una ducha… y alcohol… para desinfectar… estoy cansada.
Solo decirlo la visión se le puso borrosa y sintió que las fuerzas volvían a dejarla.
—La serie "T" suele destruir muchas células, es muy posible que estés anémica. No comimos nada tampoco…
—Creo que dormiré un poco más.
—Claro.
Se dejó caer en el sofá esta vez, viendo por último el techo antes de cerrar sus ojos, creyó escuchar a Jinx hablando de nuevo, pero ya no distinguía sus palabras.
—Déjamelo a mí.
Se despertó con el sonido de unos martilleos en algo metálico, lo suficientemente escandaloso para que le fuera imposible de ignorar.
Se sentó en el sofá buscando a la única persona que podría estar haciendo esos sonidos, no encontró ningún sentido para lo que sus ojos veían.
Jinx estaba agachada en uno de los costados, trabajaba con unas tuberías ene se sector mientras ahora encendía y apagaba una llama, tratando de regularla con una manija que cada tanto golpeaba con un martillo.
— ¿Qué estás haciendo? — preguntó, acercándose, aun le dolía la cabeza y podía ver por los portales que atardecía. Solo podría haber logrado dormir un par de horas.
—Oh, sí, sabía que si hacía mucho ruido te despertarías, pero no hay otra forma de hacer esto ¿Sabes?
Caitlyn miró con más detenimientos los tubos. Tenían forma si, cortados de manera irregular y conectados de forma torpes por conectores lleno de cinta elástica y de diferentes colores, parecían querer ir en espiral hacia arriba, hasta llegar a la altura de la cabeza de Jinx.
La niña ahora trabajaba en un mechero en el centro del espiral, uno de los tubos conectaba con un tubo en la pared, cuando Jinx giraba una llave, un humo de color verde salía de un pequeño orificio abajo del mechero y hacia que la llama crezca, aunque solo un poco.
—Bien, y ahora mira…— dijo mientras se ponía de pie y corría a un extremo donde una canilla conectaba al tuvo que daba a los espirales, la giró y regresó corriendo a donde estaba su obra para girar otra canilla.
Un chorro de agua salió de la parte exterior que, gracias al mechero en el centro, calentaba el agua que pasaba por allí.
—Agh… aun no resuelvo como hacen las duchas para salir, así como… lluvia…
—Un calefón…— comentó Caitlyn finalmente entendiendo la idea— estabas haciendo un calefón… aquí…
—Trataba de hacer una ducha, no tengo idea de lo que un calefón es— confesó la chica aun mirando el chorro sin entender cómo resolverlo— esta agua sale de las cañerías, pero no es potable, no la bebas, aunque es transparente, supongo que uno se puede bañar. Debe ser la misma agua del pabellón, pensé en cómo podría salir caliente, pero…— dijo, extendiendo una mano y poniendo una cara que demostraba su desconformidad.
Caitlyn la imitó, sabiendo de antemano el resultado, pues el fuego del mechero no era realmente fuerte y era imposible que calentara adecuadamente el agua que pasaba a esa velocidad.
— ¿Por qué hiciste eso?
—Dijiste que querías una ducha… no hay nada aquí que se le parezca a eso, así que decidí construir una— contestó con simpleza— también salí afuera y te traje esto.
Se alejó de su invento y volvió con las manos llenas.
—Dice Alcohol— contestó entregándole una botella con medio contenido, por el olor Caitlyn sabía que era verdad— y… ropa…
Ahora le dejaba a un lado un pantalón grande, de tela jean y una camisa bordo a cuadros. La oficial lo inspecciono rápidamente y notó que era mucho más grande que su talla, pero seguro serviría más que la bata sucia y la tela que usaba como capa.
— ¿De dónde sacaste esto?
—Lo tome de un negocio…
— ¿Lo… "Tomaste"?
—Lo robe, dah…
Caitlyn pensó en decir algo como "Eso está mal" pero dadas las circunstancias y lo que sabía de la niña le pareció un caso perdido.
Volvió a extender su mano hacia el chorro de agua que salía.
— ¿Te vas a duchar? Aun sale fría y no tengo idea de cómo conseguir que…
—No esta fría— la interrumpió— solo tibia… está bien.
Puso sus manos como recipiente y dejo que el chorro la llenara, luego se la llevo a la cara y sintió como si reviviera de nuevo.
Jinx había hecho la altura de su improvisada ducha a su medida, por lo que si Caitlyn se ponía de pie esta le llegaba a la cintura, aun así, creía que podía humedecer un trapo e higienizarse satisfactoriamente.
—Gracias— comentó aun dejando que el agua llenara de nuevo sus manos.
Al ver a la niña notó que, por segunda vez, sus palabras la habían dejado sin habla, poniendo una cara difícil de interpretar, luego volvió a sonreír en su habitual forma.
— ¿A qué hora dijiste que sueltan a los perros?
— ¿Perros? — preguntó extrañada Jinx.
Caminaban nuevamente por las calles de Zaun, pero lejos esta vez de la zona de fronteras y de donde habían visto a los hombres, teniendo en la mente de Caitlyn un objetivo más específico.
—Las bestias que nos rastrean.
—Ah, esas cosas. Como a las 1am.
—Aún tenemos unas tres horas entonces… ¿Estás segura?
—Sí, no es solo cuando cae la noche, porque aún hay movimiento, pero a eso de medianoche, cuando ese reloj marca el número 12, ya sabes— dijo señalando un reloj en uno de los negocios— veras que ya casi nadie camina o está afuera… es porque salen esas cosas.
—Bien— sentencio la sheriff.
Ambas estaban apoyadas en una pared cerca de una esquina, la gente caminaba sin darle atención a nadie en específico.
El humo salía de las alcantarillas y el ambiente era pesado. Se notaba el cambio de temperatura con la llegada de la noche, ya las mismas personas podían ver su aliento en humo salir de sus bocas.
Pese a llevar la ropa nueva ahora puesta, y sintiéndose más cómodas, ambas chicas aún se ocultaban en sus improvisadas capas, ocultando con cuidado su identidad.
Caitlyn notó que mucho de los ciudadanos actuaban de la misma forma, casi nadie tenía su rostro descubierto por completo.
Finalmente vio alguien que le interesaba.
Un señor con un abrigo grueso, negro, cuidado, con guantes oscuros y bufanda clara. Llevaba un maletín de cuero y gafas.
—Quédate aquí— le ordenó Caitlyn y Jinx asintió.
La niña pudo ver como la mujer se acercaba al hombre y chocaba torpemente con él. El tipo disgustando la ofendió, pero Caitlyn simplemente bajaba la cabeza y se alejaba disculpándose.
—Vámonos— volvió a ordenar al llegar al lado de Jinx, la niña obedeció nuevamente sin entender.
Cuando iban caminando la vio revisar una billetera, también de cuero, que nunca antes había visto, fue entonces cuando comprendido lo que había pasado.
— ¿Sabes lo que es un restaurant o taberna? — le preguntó mientras sacaba el contenido de la billetera y luego la arrogaba vacía a uno de los acueductos.
—Ammm sí…
— ¿Has estado en uno?
—Mmm…
—¿Sabes de alguno por aquí cerca?
Caitlyn volvió a mirar el reloj de pared del lugar. Solo habían pasado 5 minutos desde la última vez que lo había chequeado. Marcaban las 10:30 p.m. Tenían tiempo de sobra, pero el breve relato de "Esas cosas" que había contado Jinx, la ponían un tanto nerviosa. Quería regresar de inmediato al campanario, no quería darle más marguen a alguna posibilidad de regresar al pabellón.
Su vista volvió a Jinx, al otro lado de la esa, quien miraba todo con los ojos muy grande.
El lugar era espantoso para Caitlyn. Si pudiera elegir jamás entraría allí a comer. Todo era de piedra y los caños de gas y agua se dejaban ver, la gente fumaba como si afuera no hubiera ya el suficiente humo y los muebles era de una madera cuyas termitas debían de estar orgullosamente alimentadas.
Por lo bueno, era oscuro y tranquilo, se sentaron en la mesa más pegada a la pared y aun mantenían sus capuchas. Una nueva vista y notó que aun adentro y comiendo, las personas llevaban máscaras y mantenían su perfil oculto.
Pidió lo mismo que ella había pedido para Jinx, notando que la niña no tenía idea de los nombres de los platos, eso sí, se leyó de pie a cabeza el miserable menú y preguntó a Caitlyn que era cada uno y si alguna vez lo había probado.
Para la suerte de la sheriff la niña se entretenía ahora leyendo el periódico, ninguna sección en específico.
Ahora estaba segura de su teoría, no solo porque había leído con detenimiento el mismo periódico en donde debía estar en la fecha, sino que cuando ordenó, le pidió con bastante naturalidad y disimulo a quien las atendió si le podía decir la fecha exacta.
No se dejó desalentar por comprobar que estaba en el pasado y en un lugar poco amigable, aunque su cabeza le pedía a gritos que analizara más las cosas.
Pensó en su padre. Creyó que sería capaz de ubicar en donde estaba en ese año y encontrarlo, seguramente con una versión pequeña de ella jugando con armas de juguetes. Él podría ayudarla, no sabía cómo, pero tenía las esperanzas.
Nuevamente el primer objetivo parecía claro: Regresar a Piltover.
Los platos llegaron entonces y Caitlyn solo tuvo lugar para pensar en Jinx.
La niña miraba aun con ojos más grandes, si era posible, la comida.
Era sencilla: Un plato de arroz con carne con salsa acorde, pero aun para Caitlyn debía admitir que se veía bien.
—Es para ti, puedes comerlo cuando quieras— comentó viendo que la niña babeaba sin tocar aun su comida, pero apenas dijo esto metió sus manos en el arroz y comenzó a comerlo con las manos.
Enarcó una ceja sin comprender como se podía ignorar tan raudamente los cubiertos, pero nuevamente le pareció un caso perdido reprocharle algo.
Hizo lo propio tomando los cubiertos luego de beber un buen sorbo de soda y empezó a comer. Solo entonces notó que estaba igual o inclusive más hambrienta que Jinx.
Terminaron sus platos relativamente pronto.
— ¿Estuvo bueno?
—Mmhmm mmhmm— contestó la niña limpiando el plato con un trozo de pan y comiéndolo.
—Puedo pedirte más si quieres…
—¿Dbe bbedba?
—Sí, de verdad— contestó y vio como a la chica se apuró a tragar.
—Sí, si quiero.
Llamó nuevamente al muchacho que las había atendido pero esta vez pidió un té para ella y uno de los contados platos dulces para Jinx: un budín de manzana.
— ¿Me enseñas a robar como tú?
—… ¿Disculpa?
—Yo solo robo cosas cuando nadie me ve, de los lugares, es la primera vez que veo a alguien robar a otra persona en frente de las narices de todo el mundo ¡Y nadie lo nota!
Ahí estaba de nuevo, esa cara de fascinación teniéndola a ella de objetivo.
—No.
—¡¿Eh?! ¡¿Por qué no?!
—Solo lo hice porque de verdad, de verdad, necesitábamos el dinero.
— ¿Y eso que tiene que ver con nada? Claro que cuando uno toma algo es porque lo necesita de verdad, dah.
—Sí, pero tomarlo de las demás personas sin su consentimiento está mal.
—Eso ya lo sé, no te pedí que me lo explicaras. Te pedí que me enseñes a robar como tú.
—Yo no robo.
—Acabas de hacerlo.
—… No suelo robar.
— ¿De qué hablas? Si lo hiciste como si fueras una experta.
—Porque conozco muy bien las formas en las que operan los criminales y como lo hacen.
— ¿Entonces si me vas a enseñar?
— ¿En dónde dije yo que aceptaba?
—Oh, vamos…
—No.
El plató llego pronto y Caitlyn vio con gusto como la niña perdía interés de inmediato en la discusión que tenían, por lo menos de momento.
—Usa los cubiertos— le recomendó cuando vio las intenciones de la menor de agarrar el postre con las manos.
Jinx miró de mala gana los utensilios a un costado, y se esforzó por tomarlos, fue cuando Caitlyn notó la torpeza solo con agarrarlos, los encerraba con los puños sin saber qué hacer con ellos.
—No sabes… usarlos ¿Verdad? — inquirió la sheriff.
—Se lo que son… y para qué sirven…
"No me digas que no ha visto uno en persona en su vida" pensó poniéndole atención, pero solo ver como apuñalaba el budín con el cuchillo notó que era así.
—Mira… detente— le pidió tomando una de sus manos, para luego tomar posesión del tenedor — trata solo con este ¿De acuerdo? Se agarra así— le explicó mostrándole una toma cómoda— puedes cortarlo y pincharlo luego— dijo, cortando el budín con el mismo tenedor para luego pinchar la porción— y luego te la llevas a la boca.
Dirigió la porción a la cara de Jinx, y está entendiendo abrió la boca, tomando lo que se le ofrecía.
"Adorable"
Una molesta punzada se sintió en su frente, y la relacionó directamente como un castigo por estar pensando así de lo que en un futuro sería una asesina en serie y demoledora de su querida ciudad. Una de los criminales más buscadas no solo de Piltover y sus alrededores, sino que todo Valoran temblaban ante su nombre.
"Y está luchando por tomar correctamente un tenedor para comer más rápido su budín"
Caitlyn se refregó la frente con una de sus manos.
No lo había pensado bien desde que ella misma se veía en aprietos por estar atrapada en un lugar y un tiempo al que no pertenecía, pero todo este tiempo la mismísima Jinx compartió el tiempo con ella.
La estaba ayudando.
"Vi la empujaba del campanario a la primera oportunidad" pensó recordando a su compañera.
—La gente se empieza a ir.
La voz de Jinx la hizo despabilar, era verdad, los clientes comenzaban a dejar el lugar y por los ventanales ya no se veía prácticamente a nadie.
Miró el reloj del lugar, marcaba ahora las 11:35 pm
— ¿Ya terminaste?
—Sí.
—Entonces vamos.
Llegaron rápido a la azotea. En el camino Caitlyn compró a un hombre con un negocio andante, el cual ya se estaba retirando, una capa con capucha a su talla y ropa para Jinx también, tirando de una buena vez las telas sucias, pudiendo de ahora en más moverse con más libertad entre los ciudadanos.
Pero realmente lo que le había interesado comprar, no lo consiguió, decidió entonces preguntarle a la única persona de confianza que conocía.
—Jinx…— la llamó y la chica dejó de jugar con su ropa nueva para ponerle atención— supongo que sabes lo que son las armas ¿verdad? — la niña asintió— ¿Sabes dónde puedo conseguir?
—No te preocupes por eso, tengo un montón.
— ¿Qué?
—Sí, mira.
La chica se dirigió al armario celeste que estaba en el lugar, el mismo al que Caitlyn le parecía ridículo por el color y la forma infantil.
Al abrirlo, Jinx dejó caer un montón de armas, de todos los tipos con diferentes municiones, eran tantas que cubriendo el suelo que daba a la puerta del ropero.
— ¿Por qué tienes un ropero lleno de armas? — preguntó sin poder contenerse.
—Un día encontré una enorme caja que unos tipos tiraron cerca de aquí, la abrí y estaban todas estas cosas, son bonitas ¿Verdad? Las traje hasta aquí y las guarde.
Solo escuchar el relato Caitlyn temió lo peor mientras se acercaba a inspeccionar. Las revisó una por unas, las que estaba más cerca de su alcance y con un suspiro agotador, se resignó a su temor.
—Jinx, ninguna de estas armas sirve.
—Lo sé, la mayoría está rota o le faltan partes, y las municiones no están completas…
—Sí, exacto, esos tipos las tiraron porque eran basura.
—No son basura ¡Míralas! Son bonitas.
La sheriff no le hizo más caso y tomó unas cuentas, dejándolas luego en uno de los escritorios. Comenzó a observar con cautela uno de los rifles, y valiéndose de algunas de las herramientas que Jinx tenía en el lugar, trató de desarmarlo.
— ¿Qué haces? — preguntó con curiosidad, pegándose a la mesa, donde solo se podían asomar sus ojos por la baja estatura que tenía.
—Creo que puedo arreglar algunas.
—¡¿Tú puedes hacer eso?!
—Sí… si tengo que decir la verdad… se me da bien.
— ¡Genial! ¡Enséñame!
—No.
—¡Oh, por favor, Keilin! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!
—No.
—¡Por favor, por favor, por favor! ¡¿Sí?!
—No.
— ¡Ay, por favor! ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Caitlyn dejó de inspeccionar el arma para ver a Jinx. La niña prácticamente que vibraba de la emoción pegada a la mesa, pero la respuesta a lo que había preguntado era exactamente lo que acentuó el rotundo "No" de la sherrif por cuarta vez.
—Aprenderé de todas formas ¿Sabes? — comentó de manera testaruda, yendo y viniendo para traer con ella una hoja y un bolígrafo.
Caitlyn pensó que tenía las intenciones de tomar nota de lo que hacía, pero mientras trabajaba, Jinx pareció olvidar por completo su hoja y solo se pegaba a la mesa para ver con atención las manos de Caitlyn sobre el arma y como desarmaba las otras consiguiendo partes nuevas.
Era tanta la atención que la niña ponía que pensó que ya no era capaz de pestañear.
Llevaba como una o dos horas trabajando en su rifle, y no le estaban gustando los resultados aún. Miró por uno de los portales y vio la oscuridad de la noche, nada se veía más allá que unas luces débiles envueltas en nubes de humo.
Vio entonces a Jinx, la niña seguía en su posición pegada a la mesa, aprovechaba cada vez que Caitlyn se distraía con algo o tomaba aire para escribir, pero cuando la sheriff ponía sus manos en las partes la miraba absorta y en absoluto silencio.
No fue hasta entrada la noche que la vio cambiar de pierna y buscar una posición más cómoda para observar, como si finalmente se estuviera dando por vencida ante el cansancio y el sueño… pero aun así se las ingeniaba para mantenerse atenta a ella.
Suspiró también cansada.
—Sería más fácil si trajeras una silla— comentó e inmediatamente Jinx se alejó buscando una, arrastrándola hasta pegarla a la mesa y arrodillándose en esta para poder ver así mejor el arma que ahora trabajaba.
— ¿Cómo se llama esta parte?
—Cañón…
— ¿Y esta otra?
—Gatillo.
— ¿Y esta cámara para qué sirve?
—Aquí van las municiones, cuando esto se activa, en algunas armas, no todas, esto de aquí gira…
— ¿Cómo se llama eso?
—Riel, pero en el rifle no gira, en otras armas como el revólver, por ejemplo, tiene un mecanismo que gira y proporciona la siguiente bala al instante.
—Oh… ¿Y esta parte?
—Regulador…
A Caitlyn realmente no le molestaba explicar. En varias ocasiones le toco hasta disertar a oficiales de menor rango para que aprendieran a armar y desarmar armas. Jinx era bastante específica con sus preguntas, y hacia muchas, pero a la oficial le parecieron las correctas.
Se dispersó unos momentos para ver lo que la chica anotaba, le sorprendía lo bien que escribía las palabras, aunque nunca antes supiera de ellas, solo por boca de Caitlyn parecía entender cada letra, inclusive los tildes cuando estos eran necesarios.
— ¿Y por qué no puedes pronunciar bien mi nombre entonces?
— ¿De qué hablas? Lo hago bien, Keilin.
—Olvídalo… solo… realmente escribes muy bien, me llama la atención ¿Cuántos años tienes?
— ¿Cómo saberlo?
— ¿No sabes tú edad?
Por respuesta Jinx la miró extrañada.
— ¿Sabes lo que "edad" significa? — ahora la niña asentía.
—Son los años que se cuentan a partir de que uno nace, aunque en algunos lugares es diferente que en otros.
—Correcto ¿No sabes en que año naciste entonces? — por respuesta Jinx negó— menos el día ¿No es así?
— ¿Eso es realmente algo importante?
—No… no realmente— comentó fingiendo desinterés y revisando de nuevo los apuntes— esto se llama "martillo" y esto de aquí "seguro"— señaló, viendo un infantil dibujo que Jinx usaba de esquema para guiarse en las partes.
La niña tomó la hoja y lo anotó de inmediato.
Caitlyn había notado algunos libros en el lugar, parecía viejos y de ningún tema puntual, pero comprendía que todo lo que estaba allí, era porque Jinx lo había traído.
Recordó también la puntualidad con la que la chica detalló las inyecciones y virus.
— ¿Por qué sabes tanto de toxinas y de los experimentos del pabellón?
—Suelo robarles los documentos y apuntes a los científicos y los leía, muchas veces no sé lo que significan, pero los aprendo de memoria y trato de relacionarlos— comentó sin más, aun poniendo atención a sus dibujos.
—Eso también te lo pidió el doctor Tinkel.
—Sí.
— ¿Por qué?
—Ya te lo dije, parecía importante para él que yo aprendiera.
— ¿Era muy exigente contigo?
—Lo era.
Caitlyn se cruzó de brazos, había cosas que no cerraban, no entendía que ganaba un sujeto de pruebas haciendo que otro sujeto aprendiera a leer, aunque eso le llevara años y dedicación.
Y en efecto, Jinx había aprendido bien, más que eso.
— ¿Por qué él quería que aprendieras…? ¡Por qué piensas que era importante? — preguntó, arriesgándose, ya no podía fingir casualidad en sus palabras.
—Oh, bueno… creo que él quería usar las sustancias en su beneficio. Era realmente listo ¿Sabes? A veces me pedía que robara sustancia con determinada etiqueta, como cuando dijiste alcohol y fui a buscar algo que tuviera esa etiqueta. El me pedía lo mismo, a veces, y yo me las ingeniaba para conseguirlas, yo también soy muy lista. Pensé que quizás él podría hacer una super poción mega genial que al tomarla lo convirtiera en una criatura gigante, igual de peluda, pero gigante, rompería los barrotes y los mataría a todos… y así volver con su familia al exterior ¿Quién sabe? Se escuchaban muchas historias de monstruos en el edificio, que mataba científicos y sujetos. Quizás él hubiera podido transformarse en algo genial.
—Ya veo… ¿Y eso fue lo que paso?
— ¿Qué? Oh no, nada de eso, apareció muerto en su celda una mañana.
—… ¿De la nada?
—No, yo lo mate— confesó la niña, concentrándose aún más en el dibujo del revolver— bueno… pensé que lo había matado, él me escribió dos sustancias que quería que consiguiera por él, y lo hice, pude robar los frascos que tenía esas etiquetas, y se las di… y luego apareció muerto.
Caitlyn notó como Jinx ahora hacia rayones con el papel y buscaba uno nuevo para pasarlo en limpio y mejor.
—Por un buen tiempo creí que había conseguido mal los frascos, y que él al hacer su súper poción falló porque yo confundí las etiqueta, así que me esforcé mucho por aprender las palabras correctamente de nuevo, no podía creer que había fallado. Y era difícil, repasé bastante lo que sabía y no lo entendía porque después de tanto tiempo me di cuenta que eran exactamente las mismas palabras así, que no pude haberme confundido.
— ¿Ah sí? ¿Aun las recuerdas?
—"Benzodiazepinas" y "Cianuro"— contestó con contundencia— lo sé, palabras complicadas ¿verdad? La primera me llevó dos días aprender a deletrearla, pero estaba bastante segura que encontré el frasco correcto en ambas.
Caitlyn guardó silencio comprendiendo la situación. Reconocía las palabras y con ellas las intenciones del doctor amigo.
— ¿Cómo dijiste que se llamaba esta cosa? — preguntó señalando la parte trasera del arma.
—Esto de aquí "Martillo" pero este de aquí, casi al lado "Bolt"— indicó aun pensando en el relato— Si sabes para que él quería esas cosas ¿Verdad?
—¿Mmm? Oh, sí, aunque lo comprendí mucho tiempo después, cuando robe unos apuntes y comprendí para que servían… o algo así. Una es una especie de somnífero y el otro veneno ¿No es así? El doctor Tinkel no quería escapar o convertirse en algo, quería morir y no sentir dolor al hacerlo. Es normal que los sujetos busquen morir, pero en el pabellón esa no es una opción. No hay algo que se puede usar para matarse y cuando los científicos o los del lugar notan el comportamiento o las intenciones de que quieres morir, sencillamente nos atan todo el tiempo en camillas y nos dejan ahí, inclusive en más fácil para ellos de esa forma. Por eso, si te ibas a matar era mejor que no fallaras. Ya te lo dije ¿No es así? El doctor era realmente alguien muy listo.
Caitlyn suspiró al darle un último vistazo al arma, ahora satisfecha. La tomó entre sus manos y apuntó a uno de los portales, disparó y sintió el "click" que indicaba su correcto funcionamiento. Solo faltaba probarla cargada, y eso hizo.
Se acercó al armario y trató de encontrar municiones acordes, volvió al escritorio con ellas y cargó su rifle.
Apuntó nuevamente al portal, pero no disparó. Comenzó a apuntar a varios objetos que le parecieron más interesantes en la azotea.
La campana; el armario celeste; unos libros en un rincón; la mancha negra en el sofá; la cabeza de Jinx, cuyo cuerpo se encontraba encogido entre frazadas sobre el colchón viejo.
—"Pum" a la cabeza— recitó en voz baja mientras hacia el simulacro de disparar, luego simplemente descargó el arma y dejo todo sobre la mesa nuevamente.
Se sentía agotada de nuevo.
Pensó en acostarse de nuevo en el sofá, pero lo encontró lleno de hojas con anotaciones de Jinx con partes de otras armas que la niña parecía tratar de relacionar.
Terminó por sentarse al borde del colchón viejo, dándole la espalda a la de cabello celeste.
Sabía que si lo pensaba mucho se volvería a parar, así que no lo hizo.
Se acostó, tomando una parte de la frazada y trató de dormir, sintiendo muy cerca de ella la respiración calmada de la otra chica
