Caminos opuestos 19: encontrando el camino correcto
-¿Y bien? Te escucho
Ken le contó a Paola detalladamente todo lo que había ocurrido el día que conoció a Aoshi, y el cómo habían llegado a hacer el trato. Lo que obvió, por orgullo, era el motivo por el cual le urgía el dinero que el empresario le había prometido. Al concluir con su relato esperó alguna reacción de la joven, pero no obtuvo nada.
-Ahá ¿y? –preguntó ella aburrida
-¿No lo entiendes? Mi intención jamás fue herirte, ni sabía que existías hasta el momento en que Aoshi decidió dejarme su lugar
-No sé por qué, pero te creo –aclaró ella seriamente- Sin embargo no puedo entender cómo fuiste capaz de fingir por tanto tiempo y de querer ocupar el lugar de Aoshi junto a mi, ¿porque entiendes a lo que me refiero no? Cuando te abrazaba o simplemente te sonreía ¿no te daba ni un poquito de vergüenza o pena hacia mi? Todo el tiempo de ciega sin darme cuenta
-Al principio no niego que me sentí incómodo –admitió el muchacho- Pero luego, no sé, creo que llegué a acostumbrarme y creer realmente que tenía una relación contigo
-¡Ja! ¿bromeas verdad? –inquirió Paola ofendida- ¡Soy la prometida de Aoshi! Qué te hizo creer que por un momento sentí amor por alguien que no fuera él
-La manera en la que me tratabas –contestó Ken seriamente- Inicialmente eras fría y distante creyéndome el mismo Aoshi de siempre, pero luego fuiste cambiando, y no puedes negar que estabas feliz conmigo
-¡Pero que atrevido! –exclamó indignada, poniéndose de pie- ¡Todo lo que hice lo hice creyéndote Aoshi!
-¡No es cierto! –alegó Ken acercándose a ella- Una parte de ti sabía que no era Aoshi
-Cómo iba a saberlo, ambos son idénticos
-Físicamente sí, pero interiormente somos como el agua y el aceite, y sé que te diste cuenta ¡todos lo hicieron!
-Aun así –continuó Paola, evitando su mirada- Yo amo a Aoshi y no voy a dejarlo por ti
-¿Acaso pasó por tu mente esa idea? –preguntó curioso- Porque yo no te propuse nada semejante
-Eh...yo...¡sólo era un ejemplo! –se defendió Paola nerviosa
-Pues para ser sólo un ejemplo te pusiste bastante nerviosa –notó el muchacho sonriendo levemente
-¡No te burles de mi! Y ahora vete que ya te escuché lo suficiente –exigió dando media vuelta
-Nunca me burlaría de ti –dijo Ken suavemente- Mi objetivo sería sólo protegerte...
-Una pregunta más aunque te parezca absurda –balbuceó Paola dubitativa y temerosa de la respuesta- ¿Qué suelo mezclar yo con las papitas fritas?
-Je, queso con crema batida –respondió el muchacho sonriendo al recordar el evento
-No puede ser... –murmuró ella estupefacta, volteando a verlo- Eras tú...
-¿Te refieres a...? –preguntó avergonzado
-Debí imaginarlo, debí saber que no era Aoshi –analizó Paola cabizbaja
-Seguro piensas que te deshonré, y de verdad lo siento
-Debes estar contento –dijo la joven dolida- Me lograste tan fácilmente...
-No digas eso –le pidió Ken, levantando su rostro- Ya te lo dije, nunca te lastimaría, lo que pasó aquella noche fue...
-Un error
-No, fue algo maravilloso para mi, porque lo compartí con la mujer que amo –añadió, sin poder luego vencer a la tentación de besarla (cursi ¬¬)
Cuando sintió sus labios sobre los de ella, Paola sintió esa calidez y ese amor inconfundibles que le recordaron esa noche; se dejó llevar motivada por algo profundo en su interior, incluso sintió mariposas revolotear en su estómago. Sin embargo el beso no duró mucho.
-Lo lamento –se disculpó él alejándose- No quise...
-No importa –agregó ella rápidamente- Ya no importa...
-No sé qué más decirte –admitió Ken entristecido- Sólo espero que Aoshi sea realmente el indicado para ti
-Lo espero yo también –contestó Paola amargamente- Al menos de esto sacaste el dinero que necesitabas, ojalá y lo disfrutes
-Nunca voy a olvidarte Paola –le dijo el muchacho, ignorando sus palabras hirientes- Será mejor que me vaya
-¿Te vas? –preguntó Tomiko irrumpiendo bruscamente en el lugar, a sabiendas que ella y Tao estaban espiándolos XD- ¿Tan pronto?
-Tengo un vuelo que me espera –contestó él sonriendo- Gracias por entender mis razones
-Gracias a ti por devolverle la alegría a mi niña –dijo Tomiko, abrazando al muchacho- Que te vaya bien
-Cuídese mucho y suerte –le dijo Tao, estrechando su mano
-Gracias a ambos –agregó Ken dirigiéndose a la salida- Adiós Paola –le dijo, sonriéndole y marchándose luego
Tomiko y Tao lo acompañaron hasta la puerta, donde lo vieron irse. Paola se quedó ahí donde estaba, sin mover un músculo, sintiendo que su pecho le dolía al sentir que algo se rompía dentro suyo; y con un nudo en la garganta, pero ella refrenando sus ganas de echarse a llorar, porque entonces se dio cuenta que con Ken se iba su felicidad y descubrió que al sentir enamorarse nuevamente de Aoshi, no estaba haciendo otra cosa sino enamorarse de otro, alguien a quien probablemente no vería nunca más.
En ese instante el sonido del teléfono la hizo reaccionar, y como ni Tao ni Tomiko se hallaban por ahí, decidió contestar.
-¿Aló?
-¿Paola? Qué te ocurre, ¿estás llorando? –preguntó Aoshi preocupado al escucharla
-Je, no precisamente, estaba viendo unas fotografías de mis padres –mintió la muchacha- Estaba recordándolos juntos
-Si lo que te preocupa es la duración de nuestro matrimonio y que podríamos terminar divorciándonos como ellos, te pido por favor que deseches ésa idea, que eso no ocurrirá –trató de animarla su prometido- Tú y yo nos queremos mucho, nuestra unión será para siempre
-Nada es para siempre –alegó Paola suspirando
-Pues lo nuestro sí lo será –aseguró Aoshi, algo temeroso al notar duda en la voz de la chica
-Claro... –murmuró pensativa
-Por cierto, te llamaba para cancelar el almuerzo de mañana. Sorpresivamente mi abuelo me invitó a pasar un rato juntos en un spa ¿qué te parece?
-Muy adecuado para relajarte, has estado más ocupado y estresado que yo por esto del compromiso –reconoció ella
-¿Entonces no estás molesta?
-¿Por qué habría de estarlo? Así me das más tiempo para terminar de preparar los últimos detalles de mi vestido y demás cosas
-Perfecto, entonces nos veremos directamente mañana en el salón del hotel –propuso Aoshi
-Espera un momento ¿puedo preguntarte algo?
-Sí
-¿Qué mezclo yo con mis papitas fritas a la francesa?
-Tú no comes comida chatarra –aseguró Aoshi- Así que no comes papitas fritas
-Ahá, bien, eso era todo –contestó Paola confirmando la mentira de su novio
-¿Segura?
-Sí, era todo –aseguró la muchacha- Bien, entonces nos vemos mañana
-Cuídate y descansa, que mañana te quiero ver espectacular
-Así será –confirmó Paola tratando de alegrarse- Hasta mañana
-Adiós...
La muchacha colgó y se dirigió abatida hacia su habitación. Tomiko iba a decirle algo, pero con un gesto de la mano ella le pidió que no lo haga.
En el aeropuerto los ex Toho esperaban impacientes a Ken, ya habían hecho el primer llamado a su vuelo y él no llegaba.
-Ay no, si no llega el entrenador Gamo cumplirá con su amenaza –comentó Takeshi desesperado
-Llegará, ya lo verán –aseguró Kojiro viendo nerviosamente hacia todos lados
-Que llegue, que llegue, que llegue, que llegue, que llegue, que llegue, que llegue... –repetía Kazuki frenéticamente, restregándose las manos desesperado
-¿Y? ¿ya llegó? –preguntó Gamo, después de ver entrar a Urabe y Ryo entre los últimos
-Eh... no señor, pero seguro no tarda –contestó Kojiro
-Tiene 5 minutos más –advirtió el entrenador, ingresando a la zona de preembarque
-Quelleguequelleguequelleguequelleguequelleguequelleguequellegue –insistió Kazuki más exasperado
-¡Cállate Kazuki! Que nos pones más nerviosos –exclamó el tigre japonés enfadado
-¿Ya llegó? –preguntó Sanae curiosa, acercándose a ellos
-Nop –contestó Sorimachi
-¡Sanae! –la llamó Tsubasa- ¡Hora de irnos!
-¡Voy! –hizo saber ella, murmurando luego- No se preocupen, seguro ya viene
El último llamado a los pasajeros del vuelo de los muchachos se hizo escuchar. Los tres amigos se pusieron más nerviosos.
-¡Entren de una vez! –los llamó Gamo enojado
-¡Ya vamos, creo que ya lo vimos! –canturreó Kazuki
-¡Miren, allí está! –exclamó Takeshi emocionado
Efectivamente, metros más allá llegaba Ken corriendo a todo lo que le daban las piernas. Cuando estuvo junto a ellos se detuvo a descansar jadeando.
-Menos mal...llegué... –dijo entrecortadamente
-Esos días de vacaciones te sentaron muy mal –comentó Kojiro seriamente- Ahora vámonos o los cuatro quedamos fuera, y créeme que eso le daría mucho gusto a varios
-Sí, vamos –respondió Ken, dirigiéndose con sus amigos al preembarque, sintiéndose satisfecho por lo hecho, pero no por eso menos triste
En su habitación sumida en la oscuridad, Paola trataba de conciliar el sueño, pero no podía. Tarde se había dado cuenta de la verdad que ocultaban sus sentimientos, pero ya nada podría hacer por remediarlo, estaba a menos de 24 horas de comprometerse con Aoshi, en un pacto en el que ya había empeñado su palabra, de manera que eso lo hacía inquebrantable (qué dramática soy ¬¬). De todas maneras ya no importaba lo que pasara, aquél muchacho se había ido y ella no había podido decirle nada sincero, sólo palabras hirientes que usó para defenderse de no salir lastimada, pero que al final terminaron por herirla sobre todo a ella.
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Varias horas pasaron, el vuelo de los japoneses había llegado a tierra italiana como primera escala, de allí se dirigirían a España. Como no era mucho el tiempo que estarían allí los muchachos decidieron quedarse en las cercanías a pasear un poco para estirar las piernas.
-¿Aun sigues triste? –le preguntó Sanae, sentándose junto a Ken al verlo en una banca, observando concentrado su botella de agua
-Creo que aun lo estaré por un tiempo –contestó él sonriendo levemente
-¿Le contaste todo?
-Ahá, todo lo que me permitió...
-Ya veo –murmuró Sanae sin saber qué decir
-La besé ¿sabes? –confesó Ken como si hablara con una vieja amiga, después de todo sería la única que podría entenderlo como mujer que era
-¿De veras? –indagó Sanae emocionada- ¿Y ella qué hizo? No me digas que te dio una cachetada o te hizo el quite
-No, ahora que lo pienso, no hizo nada de eso
-¡Te correspondió!
-Sí –admitió Ken sintiéndose orgulloso de repente
-¡Vaya! Entonces no le eres indiferente, ¡te dije que ella también sentía que eras otra persona!
-¿Qué le andas metiendo en la cabeza? –inquirió Kazuki desconfiado acercándose a ellos
-Qué te importa –contestó la muchacha con soberbia
-No le hagas caso, es una mujer y por ende está loca –añadió el delantero japonés
-No me ofendas –le pidió Sanae tranquilamente- ¿Sabías que Ken besó a Paola y ella le correspondió?
-Eso no nos lo contaste –se indignó su amigo
-Porque no me dieron tiempo, sólo se pusieron a felicitarme y a hacer comentarios feos sobre Paola y Aoshi –le recordó Ken fastidiado
-Verdaderamente, entonces no sé qué haces aquí –comentó Kojiro, apareciendo tas ellos, provocándoles un susto de muerte
-¿De qué hablas Willis? –preguntó Kazuki entrecerrando los ojos
-Creo sinceramente que si ella te correspondió es porque siente lo mismo que tú –añadió Sanae complacida, siendo a lo lejos vista con recelo por los ex Nankatsu, entre ellos Ozora, que no entendía por qué desde hace unos días ella se había acercado tanto a Kojiro y sus amigos
-Yo pienso lo mismo –secundó Takeshi, apareciendo igual de improvisto
-¿Qué te dijo ella después del hecho? –inquirió Kazuki, tomando actitud de Sherlock Holmes
-Pues me disculpé y ella dijo que no importaba –recordó melancólico
-¡Claro que importaba! –aseguró Sanae, golpeando un puño contra su palma, asustando a los chicos- Ella se sintió ofendida porque te disculpaste ¡pero qué tonto fuiste!
-Eh Sanae... –le dijo Tsubasa tímidamente, acercándose empujado por Ryo y Taki- ¿Podemos hablar?
-¿Tiene que ser ahora? –preguntó Sanae fastidiada viéndolo con ojos de fuego- Estoy ocupada, hablamos en el avión –concluyó dando media vuelta
Tanto Kojiro y sus amigos como Ryo y los suyos vieron tal hecho como si hubieran visto aterrizar una nave espacial en medio aeropuerto, mientras Ozora suspiraba profundamente y se alejaba de ellos.
-¿En qué estábamos? -preguntó la joven interesada
-¿No fuiste algo ruda con tu novio? –indagó Ken preocupado
-¡No me cambies de tema! Ya recordé... ¡fuiste un tonto! No debiste pedirle disculpas, debiste confesarle lo que sentías
-Las mujeres a veces me dan miedo –susurró Kazuki a Takeshi, siendo callado por una penetrante mirada de Sanae
-¿Y qué esperabas que hiciera? ¿que le pida que no se comprometa y que acepte estar conmigo? –ironizó el karate keeper
-Exactamente –confirmó la chica
-Ja, ¿bromeas, cierto?
-¡Claro que no! En lugar de estar perdiendo tu tiempo aquí deberías estar allá en Japón con ella
-Si hago eso el entrenador ni siquiera querrá mirarme más y menos convocarme –se defendió Ken creyendo que al fin Sanae había quedado loca de remate
-¿Y eso qué? –preguntó Kojiro tranquilamente- Sólo es un partido amistoso ¡y aunque fuera oficial! Cometerás un grave error si no haces lo que Sanae te aconsejó
-¡O sea hello! ¿estás diciéndole que deje la concentración y regrese a Japón por una mujer? –se indignó Kazuki
-Sí –aseguró Kojiro
-Pero yo... –dudó Ken
-Si no lo haces te arrepentirás por siempre –le dijo la muchacha mirándolo con ternura- Créeme, el sólo pensar que puedes perder a la persona que amas, duele y mucho, dímelo a mi
-Toma –le ofreció Takeshi entregándole el dinero de su billetera- Creo que te puede ayudar en algo
-¡Están locos! –exclamó Eirina cuando Kojiro hizo lo mismo con su dinero y Sanae aportó con unos cuantos billetes- ¡Si se vá no volverá a la selección!
-Lo hará, claro que lo hará –dijo el tigre japonés tranquilamente- Gamo no puede dejarnos a los cuatro afuera
-¿Me involucran a mi también? –se sorprendió Kazuki
-Ni a Ozora, yo haré que los apoye si no quiere convocar a Ken –añadió Sanae
-Gracias muchachos –dijo Ken conmovido por su muestra de amistad- Y muchas gracias Sanae
-No tienes nada qué agradecerme, ahora vamos a conseguir un vuelo de a como podamos
Los 5 se dirigieron a varias aerolíneas, preguntando cuál saldría más antes a Japón. El vuelo más próximo era en media hora, así que treinta minutos después, evitando a Gamo y distrayéndolo con una serie de chistes, metieron a Ken a la sala de preembarque.
-Avísanos al llegar –recomendó Kojiro
-Espero que puedas llegar a tiempo –dijo Sanae enjugándose unas lágrimas de emoción
-Toma, Kazuki me pidió que te diera esto –le dijo su amigo entregándole un sobre
-Adiós y gracias –se despidió Ken entrando- ¡Que les vaya bien en el partido!
-Adiós –se despidieron ambos, mientras Kazuki y Takeshi miraban todo de reojo, aun distrayendo a Gamo con sus chistes de Pepito XD
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Era otro día en Japón, soleado y despejado, cualquiera diría que un día perfecto. Sabrina y Philippe habían regresado de Okinawa, y acompañaron a una no muy emocionada Paola a probarse el vestido que había comprado para esa noche. Su madre notó que la muchacha estaba algo triste, pero lo atribuyó a los nervios que de seguro debía tener.
Por su parte Aoshi, después de terminar rápidamente sus pendientes en la oficina había ido a almorzar con su abuelo y luego se dirigieron a un lujoso spa, el más exclusivo de la ciudad, donde se dedicaron a relajarse. Durante la sesión de masaje el muchacho estaba echado de vientre sobre una mesa, junto a su abuelo.
-Qué bien se siente –comentó Aoshi complacido, con los ojos cerrados
-Así es –añadió el señor Futagoza secamente
-¿No podrías al menos alegrarte por mi, sólo por hoy? –inquirió el joven con fastidio
-¿Cómo quieres que me alegre cuando vas a desgraciar a la única persona que realmente has querido? –exclamó su abuelo indignado, pidiendo con unas señas que los dejen solos
-¡Qué bien! Acabas de arruinar mi rélax –comentó Aoshi aburrido
-Piénsalo Aoshi –le pidió el anciano, sentándose- Piensa a qué te llevó tu maldito orgullo, quisiste demostrarme que podías ser diferente y con eso sólo conseguiste lastimar a tu novia
-Paola no está lastimada, ella me quiere, como siempre –aseguró tranquilamente
-Estás ciego o qué
-¿Por qué lo dices?
-¡Ella ya no te quiere Aoshi! Se enamoró del "otro tú"...se enamoró de Ken
-¡No es cierto! –exclamó el muchacho sentándose
-Y aunque no fuera así, ¿crees en verdad que obligándola a comprometerse contigo la harás feliz?
-No la obligo, ella se compromete porque me ama
-¡Lo que pasa es que no puede echarse para atrás! Todos lo reprobarían...tú serías el primero
-¡No voy a dejarla ir!
-Si en verdad la amas y quieres que sea feliz, sabrás que no lo será junto a ti –aseguró el anciano, envolviéndose con su toalla- Piénsalo...
Y sin decir más salió de la habitación dejando a Aoshi pensativo y por primera vez inseguro de su decisión.
Faltaban pocas horas para el compromiso, en su dormitorio Paola se hallaba engalanada ya con su vestido largo de seda negra, con escote delantero y posterior; y unos zapatos calados de tacón alto. Su madre se había encargado de maquillarla, y horas antes en un salón la habían peinado con el cabello suelto y lacio. Ella miraba su reflejo en el espejo y no podía imaginarse que su rostro no muestre la honda tristeza que la abrumaba. Tomiko entró a dejarle la caja de collar y aretes que Sabrina la mandaba y notó su estado de ánimo.
-Aun puedes arrepentirte –le dijo sonriendo levemente
-No puedo, le di mi palabra a Aoshi
-Paola, no lo hagas –le pidió Tomiko por primera vez, de frente
-¿Por qué no? Él me ama, y yo a él –respondió, volteando a verla
-Tú no lo amas –aseguró su Nana- Aun recuerdo que me dijiste que estabas enamorándote otra vez de Aoshi ¿recuerdas?
-Sí –admitió la joven cabizbaja
-Cuando en realidad te habías enamorado de alguien más –añadió tomando el rostro de la chica entre sus manos-¿Qué esperas lograr entonces?
-Ser feliz...
-¿Con alguien que no quieres?
-¡Lo quiero!
-Pero no como antes
-Ya no quiero estar sola –murmuró Paola a punto de llorar- Aoshi es el único que mostró interés por mi y que me propuso iniciar una nueva vida juntos
-Esa soledad que tus padres te dejaron no la resolverás con Aoshi
-¡Pero no quiero dejarlo!
-A quien no querías dejar, lo dejaste –aclaró Tomiko mirándola severamente- Debiste ser sincera con él cuando te diste cuenta de lo que sentías
-Ya no importa...
-¡Deja ya de decir eso! –estalló la Nana exasperada- ¡Siempre tratando de evadir la realidad con esa frasecilla! Pues lamento decirte que sí importa, porque se trata de tu vida, de la única que tienes, y si no haces algo por ella sufrirás más de lo que lo hizo tu madre cuando se divorció al sentirse infeliz
-Era inevitable
-No, no lo era. Sabrina creyó estar enamorada de tu padre, y cuando las cosas le salieron mal ambos supieron admitir sus errores y se separaron. Ahora ella es feliz con Philippe y tu padre lo será seguro cuando encuentre a la mujer apropiada
-Aoshi es el apropiado para mi
-¡No seas terca! Tú sabes que esa es una gran mentira
-¡Pues si mantengo esto bien, al menos lograré que Aoshi sea feliz!
-¿Y qué pasará contigo?
-Aprenderé a vivir con eso
-¿Paola? ¿estás lista hija? –intervino Sabrina entrando en la habitación- ¿Pasa algo?
-Nada, Tomiko y yo hablábamos sobre algunos detalles de la fiesta –argumentó su hija rápidamente
-Déjame ponerte eso –dijo su madre, colocándole el collar y los aretes- ¿Ahora podemos irnos?
-Vámonos –dijo Paola, saliendo sin mirar a su Nana
-¿Tomiko, vienes o no? –le hizo notar Sabrina esperándola en el umbral de la puerta
-Voy señora –contestó la mujer amargamente
Como se había supuesto, aquella fiesta de compromiso era realmente espectacular, llena de lujos e invitados importantes. Cuando llegó Paola todos se acercaron a saludarla y felicitarla, aunque a muchos de ellos la muchacha ni siquiera conocía, de todos modos sólo devolvía una forzada sonrisa.
-Qué gusto verte querida –dijo una señora elegante sonriéndole con cariño
-Hola Paola –saludó el esposo de la mujer
-Gracias por estar aquí tía, tío –respondió Paola con una reverencia
-No puedo creer que mi primita se case
-Sólo está comprometiéndose –corrigió su hermana- El matrimonio vendrá después
-Kenji, Hana, qué gusto verlos –saludó Paola sonriendo levemente
-Con una novia tan feliz, la verdad no querría casarme –comentó con sorna alguien tras ella
-¡Touya, viniste! –exclamó la Wakabayashi contenta, abrazando a su primo
-Aunque ésa bienvenida sí me gustó –dijo él sonriendo, mientras sus padres se iban a conversar con unos amigos
-Al fin los Wakabayashi unidos –comentó Kenji orgulloso
-Genzo no está –hizo notar Hana de mal humor
-Créeme que eso es lo mejor del asunto –acotó Touya irónico, recibiendo de su hermana todo un sermón acerca del asunto
Paola iba a tener que soportar tal sermón si no era porque Naoko había llegado y se acercó a hablar con ella.
-¡Estás preciosa! –halagó su amiga- Pero tan triste a la vez...
-No estoy triste –alegó Paola con soberbia
-¿Nerviosa quizá? –preguntó Naoko incrédula
-Mucho –aseguró la germano-japonesa
Una serie de murmullos se escucharon cerca de la puerta del salón. Era Aoshi que había llegado en compañía de sus padres y abuelo.
-¡Ahí está Aoshi!. –exclamó Naoko- Vaya, con ese traje no se vé nada mal
-Naoko, por si no lo notaste estoy aquí –aclaró Paola divertida- Y se trata de mi prometido
-¡Oh, vamos! Sólo me deleito la pupila...
Como siempre el muchacho ingresó con gran altivez en el lugar, buscando disimuladamente entre la gente a su prometida. Cuando al fin la encontró se dirigió a ella sin importarle que una pareja de potentados petroleros querían darle las felicitaciones respectivas.
-Estás espectacular –comentó absorto tomándola de las manos
-Como te lo prometí –contestó ella sonriendo
-Hola, soy Naoko –se entrometió su amiga emocionada
-Mucho gusto –saludó él con una pequeña reverencia- Te recuerdo, además Paola me ha hablado mucho de ti
-¿Recuerdas mis charlas sobre mis amigos de Universidad? –se sorprendió Paola
-Qué, ¿creías que te ignoraba? Claro que no –se indignó Aoshi sonriendo divertido- Si nunca te respondía era porque me agradaba escucharte...
Ante tal respuesta Naoko se quedó de una pieza, no podía creer que aquél muchacho fuese el mismo engreído que habría conocido fugazmente en una ocasión.
-¿Vamos a saludar a mis padres? –pidió Aoshi ofreciéndole el brazo
-Claro –contestó Paola tomándolo del brazo
Ambos se acercaron respetuosamente a los distinguidos señores Futagoza. Paola no hizo más que una reverencia y les dio la bienvenida al lugar. Ambos respondieron a la reverencia pero no dijeron más, ya que siempre creyeron que Paola no era la adecuada para Aoshi, pero su hijo había vencido con su testarudez. Posterior a aquello la pareja fue a saludar a varios amigos más. Durante dicho protocolo Aoshi veía de reojo a Paola, grabándose dentro de él cada rasgo y cada gesto de ella, aun analizaba el consejo de su abuelo y no sabía qué hacer: la quería, pero las cosas no eran igual que antes.
Los padres de los muchachos se reunieron y decidieron iniciar la ceremonia. Paola y Aoshi se acercaron a la parte central de salón y se tomaron de las manos (ve tú a saber cómo diantres es una fiesta de compromiso, así que me la invento...)
-Gracias a todos por estar aquí –tomó la palabra Sabrina- Agradecemos en verdad su compañía para ser testigos de esta muestra de amor entre nuestros hijos. Hace meses en París ellos se conocieron, y aunque inicialmente demostraron ser diferentes nos probaron a todos que el amor puede vencer cualquier obstáculo (cursi ¬¬) Es así que establecieron una bonita y fuerte relación, donde el amor, la sinceridad, la confianza y el respeto han primado; llegando entonces a la importante decisión de establecer un compromiso de matrimonio. Y aquí están, Aoshi y Paola, ante todos nosotros, dispuestos a confirmar ése pacto...Los escuchamos muchachos...
Paola se armó de valor y fue la primera en atreverse a hablar, tomando el anillo de oro blanco que su madre la alcanzó.
-Aoshi, que este anillo sea el símbolo de la palabra de amor que un día empeñé contigo –dijo Paola mirándolo a los ojos y colocándole el anillo en el dedo- Que esta noche sea el inicio de los preparativos hacia un matrimonio que unirá nuestras vidas para siempre en una vida juntos, donde el amor y la confianza, estoy segura, primarán sobre todo y sobre todos. Y es así como te ofrezco mi vida y... mi amor para compartirlos contigo en un futuro
La gente presente aplaudió emocionada ante tales palabras. Tomiko y el abuelo Futagoza eran los únicos que veían a Paola con cierto reproche. Aoshi se quedó contemplándola, viendo sus ojos verdes, aquellos que siempre lo habían atraído.
-Te toca... –murmuró Paola por lo bajo, haciéndolo reaccionar de su ensueño
Todos estaban atentos a las palabras del muchacho.
-Paola yo... –balbuceó recibiendo el anillo de manos de su padre- Quiero que este anillo...
Volvió a mirarla, ella estaba impaciente esperando que le ponga el anillo, pero Aoshi dudó y guardó el anillo en un puño.
-Te amo Paola –volvió a decir- Y quiero que seas tan feliz como ni siquiera lo imaginaste, quiero que cada mañana que despiertes sonrías al saberte al lado de la persona que amas; quiero que siempre sonrías y nunca dudes del amor que sientes. Por eso...por eso no puedo hacerlo
Una exclamación se ahogó entre los presentes, que empezaron a cuchichear.
-Te devuelvo tu palabra de comprometerte conmigo –continuó Aoshi sin importar el revuelo que había armado y que su madre casi se desmaya de la impresión- No quiero que cometas el error más grande de tu vida y no quiero que en un futuro llegues a odiarme
-Jamás lo haría –respondió Paola sorprendida
-Sé que lo harás si te obligo a hacer esto. Así que rompo nuestro compromiso, no puedo hacerlo, lo siento... –concluyó Aoshi, dándole un delicado beso en la frente y saliendo del salón
El tono de los cuchicheos aumentó hasta hacerse críticas claramente audibles. Nadie podía creerlo. Sabrina se enjugó lágrimas de tristeza, mientras Philippe sonreía triunfal dispuesto a contarle a Napoleón el hecho XD. Tomiko sollozaba de alegría, mientras Tao sonreía complacido. Los padres de Aoshi se fueron avergonzados a exigirle a su hijo una explicación por tal deshonra. El señor Futagoza sonrió satisfecho y se fue tras su nieto para defenderlo del implacable ataque de sus padres.
Paola se quedó ahí, sin mover un músculo, embobada, sin reír ni llorar, sólo mirando el vacío.
-¿Te sientes bien? –le preguntó Naoko conmovida- Ése desgraciado...
Pero su amiga reaccionó y sólo atinó a abrazarla, sintiéndose extrañamente libre.
-Vámonos Paola –le pidió su madre consolándola- Vamos a casa, allí estarás mejor...
Ellas, Philippe, Tomiko y Tao se fueron. El padre de Paola quiso acercarse a su hija, después de haber jurado matar a Aoshi por tal deshonor, pero los padres de Genzo lo hicieron entrar en cordura y le aconsejaron que dejara todo así. Entonces Hidetoshi fue a preguntar cómo se encontraba Paola y luego de verla extrañamente tranquila y de darle un beso en la mejilla, los vio marcharse.
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El vuelo de Ken por fin había llegado. El muchacho veía una y otra vez su reloj, se encontraba sumamente nervioso. Cuando al fin dieron la orden de poder bajar corrió a todo lo que le dieron las piernas. Una vez afuera subió a un taxi y le dio la dirección del hotel donde debía llevarse a cabo el compromiso. Un embotellamiento del demonio detuvo su marcha, el joven no sabía qué hacer, si no se apuraba no valdría la pena el esfuerzo que había hecho, porque en ese momento seguro ya estaban todos en España diciendo hasta de qué se moriría, al menos el señor Gamo, pero eso no importaba si lograba su objetivo. Cansado al fin de esperar, y temiendo de haber llegado demasiado tarde, pagó y se fue corriendo hasta el hotel, aun faltaban muchas cuadras para llegar a él, pero era lo de menos, estaba decidido a llegar y lo haría.
Una vez en el lugar, jadeando, entró y en recepción preguntó por dónde llegaba al salón indicado. La recepcionista lo miró extrañada, pero aun así le señaló por dónde debía ir. Cuando llegó notó que un par de hombres de traje custodiaban la entrada, entonces sacó el sobre que Kazuki le había dejado, que no era otra cosa que la invitación y se acercó a ellos.
-Buenas noches –saludó recuperando el aliento
-Perdone señor, pero no puede pasar –contestaron ambos hombres al unísono, viendo curiosos el deportivo con el que vestía Ken
-Si es por la invitación no se preocupen, aquí la traigo –les dijo dándoles el sobre- Pueden verificarla, es auténtica...
Sin decir más se abrió paso entre ambos tipos que aun lo miraban extrañados y que no hicieron nada por evitar su entrada. Al ingresar en el salón notó que muy poca gente se hallaba allí, disfrutando más que todo del banquete que habían preparado los anfitriones (ja! Hasta la gente ñoña no puede desperdiciar comer gratis XD). Varios al verlo se quedaron sorprendidos porque lo creyeron Aoshi, entre ellos Naoko, que seguía ahí coqueteando con unos muchachos parientes de los Futagoza, y que casi se cae de espaldas al verlo. Mientras Ken buscaba desesperadamente con la mirada a Paola o Aoshi, no notó que como emboscada Naoko se le acercaba por atrás.
-¡Te tengo! –exclamó abalanzándose sobre él, con una especie de llave de lucha libre, rodeándolo con un brazo por el cuello- ¡Vas a pagar la humillación a mi amiga!
-Oye, oye...suéltame –pidió Ken ahogadamente, tratando de zafarse de la chica
Al fin Ken se libró de Naoko y la agarró de las manos, evitando las patadas que ésta lanzaba al aire XD.
-¡Qué se supone que haces!
-¡Eres un desgraciado Aoshi!
-Yo no soy Aoshi –aclaró Ken tranquilamente
-Sí cómo no...
-¡Mírame! –exigió agarrándola con más fuerza y deteniendo sus ataques- No soy Aoshi...
Naoko reparó por un momento en la mirada de Ken, que efectivamente era diferente a la de Aoshi, luego cayó en cuenta de la vestimenta que el chico llevaba.
-¿Qué haces vestido con ése deportivo de la selección? –preguntó curiosa
-SOY de la selección japonesa –aclaró soltándola
-Pero...¡pero te pareces a Aoshi!
-Ésa es una larga historia –respondió Ken suspirando- Ahora dime ¿dónde está Paola? ¿dónde están todos?
-Aoshi, si es que no eres tú, lo arruinó todo –refunfuñó Naoko- Le devolvió a Paola su palabra de comprometerse con él y poco después todos se fueron, bueno, casi todos...
-No puede ser –murmuró el joven desconcertado- ¿No estás bromeando?
-¡Yo no bromearía con algo así!
-Entonces... –susurró sonriendo abiertamente- ¡Es genial, gracias!
Levantó a Naoko por los aires y la hizo girar contento.
-¡Oye, bájame, bájame! –exigió la muchacha asustada- ¿Pero qué es lo que te pasa?
-Eso significa que no la perdí... –concluyó Ken bajando a Naoko
-¿Perder a quién?
-A Paola... –dijo sonriente antes de irse rápidamente
-¡Espera un momento! Si no eres Aoshi ¿quién eres, eh?
Ken se fue corriendo, extrañamente las cosas se veían mejor que nunca. Pensó en llamar a Paola, pero mejor idea fue ir a buscarla directamente a su casa. Cuando llegó notó que sólo la iluminación exterior estaba encendida, no había luz en ninguna de las habitaciones, creyó que como era más de medianoche todos debían estar durmiendo, aun así decidió tocar el timbre. Tocó una y otra vez, pero nada pasaba, ni siquiera se asomaban a saber quién era el molestoso. Esperó al menos media hora cuando decidió buscar un teléfono. Al hallarlo marcó el teléfono del celular y la casa de Paola, pero nadie contestaba en ninguno: el primero parecía estar desconectado, el segundo tenía la contestadora automática activada. Iba a darse por vencido, volvió nuevamente a la residencia y se encontró con que un trío de muchachos ingresaban a la casa.
-Buenas noches –saludó esperanzado, acercándose a ellos
Los tres voltearon a verlo, la muchacha que se encontraba allí se puso delante de sus hermanos para observar coquetamente al chico.
-Dígame –dijo uno de ellos
-Busco a Paola
-Mi prima no está –contestó Touya- Ella y sus padres se fueron
-¿Se fueron, a dónde? –preguntó Ken desilusionado
-Pues quién sabe –intervino Kenji bostezando- Después del desastre de compromiso, cualquiera querría esconder la cara de vergüenza...
-¡Kenji! –lo regañó su hermano mayor
Mientras los veía discutir Ken se percató del asombroso parecido entre esos chicos y su compañero Wakabayashi.
-¿De dónde conoces a mi prima? –preguntó Hana curiosa, revolviendo con un dedo un mechón de cabello
-Es una amiga –respondió Ken pensativo
-¿Para qué quieres hablar con ella? ¿si eres su amigo no estabas en su fiesta de compromiso? –indagó Touya seriamente, mientras Kenji le hacía muecas
-Eh...recién llegué del exterior...
-Pues ya te dije, sus padres se la llevaron –confirmó el mayor de los Wakabayashi, viendo atentamente el deportivo del muchacho
-Gracias por la información –dijo Ken entristecido dispuesto a irse
-¿No quieres tomar un té? –ofreció Hana sonriendo
-¡Hana! –la regañó Touya
-Qué, qué tiene de malo ser cortés
-No gracias, buenas noches –se despidió Ken marchándose a paso lento, siendo observado por los hermanos Wakabayashi
No supo cómo llegó al centro de la ciudad, pero una vez allí buscó un teléfono y se comunicó con sus amigos llamando al celular de Kojiro. Ellos esperaban ansiosos noticias suyas, pero cuando se enteraron de la decepción de Ken se afligieron.
-Mejor regresa cuanto antes –aconsejó Kojiro- Le mentimos a Gamo, le dijimos que seguramente te embarcaste en otro vuelo por despistado
-¿Creen que llegue?
-Claro, el partido es pasado mañana
-Bueno, haré el intento –respondió abatido- Adiós...
Se embarcó en un taxi y se fue al aeropuerto. Con lo que había reunido con la ayuda de sus amigos y Sanae, el dinero le alcanzaba para comprar otro pasaje a España. Para mala suerte suya el siguiente vuelo a España era en la mañana, así que tendría que esperar en el aeropuerto. Se fue a sentar en una banca y se quedó dormido, hasta que el ruido de una lustradora lo despertó más tarde. Vio su reloj y notó que no faltaba mucho para su vuelo, así que se encaminó a sala de preembarque. Mientras iba de regreso al país iberoamericano pensaba en lo poco fructífero de su esfuerzo, aunque se había enterado que felizmente Paola no se había comprometido, igual la había perdido.
Una vez en España sus amigos fueron a recibirlo, junto al señor Gamo --U.
-Je, hola a todos –dijo Ken sonriendo nerviosamente
-¡Cómo se te ocurre no darte cuenta que te ibas a Mongolia! –refunfuñó el entrenador, mientras sus amigos se aguantaban las ganas de reír
-Eh... lo siento señor –se disculpó el karate keeper- No había dormido bien y me equivoqué de puerta
-Vámonos, felizmente el partido es mañana, ¡eres el colmo Wakashimazu!
Silenciosos todos siguieron al señor Gamo hasta una vagoneta negra que los llevó al hotel de concentración. Madrid era realmente lindísima, pensaba Ken, las fotos y videos que habían visto de la ciudad no le hacían justicia porque no mostraban su belleza real.
Una vez en el hotel Gamo siguió regañando a Ken y luego se marchó a su habitación. Sus amigos lo escoltaron hasta el dormitorio que compartiría con Kojiro, donde una vez adentro se le abalanzaron con preguntas.
-¿Cómo es eso que Paola ya no estaba? –inquirió Kazuki preocupado
-¿Y cómo Aoshi terminó su compromiso? –siguió Kojiro
-¿Quiénes dices que te lo contaron? –insistió Takeshi
A grandes rasgos Ken les contó de todo lo que se había enterado una vez en Japón. No lo podían creer, pese a haber conseguido que ella se libre de Aoshi, el destino no había querido reencontrarla con Ken.
-Lo lamento mucho –dijo Kazuki apenado
-Está bien, de todos modos lo intenté –trató de animarse Ken
-Felizmente llegaste, el señor Gamo te iba a colgar de los pulgares si desaparecías así como así –comentó Kojiro
-Bueno, pero llegó –dijo Takeshi sonriendo- Y aunque no te encontraste con Paola ella no se ató a Aoshi, ¿quieren brindar por eso con un jugo?
-Apoyo la idea –lo secundó Kazuki- Brindemos por la libertad de mi amiga y porque sea feliz donde quiera que esté
-Amén –contestó Kojiro poniéndose de pie- Bajemos al comedor
Los cuatro amigos se dirigieron al comedor. Cuando pasaban por el hall notaron que un grupo de los seleccionados se había reunido. Iban a ignorarlos, pero reconocieron el acento inconfundible de Eru Shido Pierre, así que se acercaron. Él y Napoleón habían ido a visitarlos, aunque más parecía que el primero sí lo había hecho y que su amigo había tenido que acompañarlo obligadamente, eso denotado por su cara de pocos amigos.
-Entonces, ¿mañana estarán en el partido? –les preguntó Tsubasa
-Así es, no por nada nos dimos unas merecidas vacaciones, aunque algo tardías para el propósito que teníamos, pero vacaciones al fin –reconoció Pierre
-¿Qué propósito tenían? –preguntó Aoi curioso
-Ir a Japón –explicó el capitán francés- Pero el programa allá se adelantó y nos enteramos tarde, así que como ya teníamos vacación, decidimos venir a ver a nuestros amigos japoneses
-Serán amigos tuyos –aclaró Napoleón de mal humor
-Vaya, los franceses vinieron a vernos –comentó Kojiro mordazmente
-Hyuga, Wakashimazu, cómo han estado –preguntó Pierre con una media sonrisa
-Bien, hasta ahora –alegó Ken irónico
-Idiota –refunfuñó Napoleón
-¡Oh! Pero de verdad, al verlos no creí que realmente se trataba de "Pierre no doy una " y su inseparable "Patán" –se burló Ken sonriendo- Bueno, nos vemos
Los japoneses trataban de aguantar la risa, mientras Kojiro y Kazuki se echaban a reír en la cara de los franceses. A Pierre le pareció gracioso el comentario, porque no sabía que a alguien además de Aoshi podía ocurrírsele tal observación; claro que a Loui Napoleón eso lo puso peor XD. Ken se fue hacia el comedor y poco le importó los insultos en francés que el compañero del capitán galés le dedicó XD
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Al día siguiente todos los seleccionados se veían algo nerviosos, pero emocionados por enfrentar a la gran selección española. Entre todos ellos, y como siempre ¬¬U, destacaba Ozora, que alentaba a sus compañeros para lograr un triunfo trabajando como equipo. Subieron al bus que los llevaría hasta el Santiago Bernabeu, en completo silencio, analizando quizá las jugadas que habían practicado.
-Vaya... –comentó Genzo suspirando- Me hubiera gustado estar en Japón
-¿Por qué? –le preguntó Mamoru curioso, que estaba junto a él
-Mi prima Paola se comprometía –le contó Wakabayashi- Y aunque no me llevo bien con ella, era importante que esté ahí, tú sabes, cosas de familia
-No tienes por qué preocuparte –dijo Ken al escucharlo- Todo se suspendió
-¿Y tú cómo lo sabes? –se extrañó Genzo, volteando en su asiento para verlo
-Eh...un pajarito me lo contó –alegó su compañero sonriendo, dejándolo con cara de "o sea hello" OOU
Cuando llegaron al estadio una multitud, entre fanáticos, curiosos y periodistas, los esperaba. Se fueron directamente al vestuario, donde Genzo tomó su celular e hizo una llamada rápida.
-¿Qué? No puede ser –murmuró incrédulo- Bueno, gracias Kenji...
-¿Qué te pasa? –le preguntó Taro al verlo preocupado
-Wakashimazu tenía razón –contestó su amigo anonadado, viendo a Ken que un poco más allá se estaba cambiando- ¿Pero cómo?
El seleccionado japonés salió a la cancha dispuesto a llevarse la victoria. Durante el primer tiempo fue un partido reñido, con llegadas peligrosas por parte de ambos bandos, pero que no se concretaban gracias a sus respectivos porteros. En una jugada fortuita resultado de un tiro de esquina, un delantero español cayó sobre el tobillo de Genzo que se había lanzado a agarrar el balón que iba con dirección a su portería. El japonés cayó y como había saltado, el delantero no pudo evitar pisar su tobillo, que crujió como galleta, por lo que los paramédicos tuvieron que sacarlo inmediatamente. En su lugar ingresó Ken, decidio a mantener su valla imbatida.
Gracias a un gran juego de pared entre Kojiro y Tsubasa lograron anotar un gol a favor de Japón, que fue festejado ruidosamente por sus aficionados. Ya no faltaba mucho para que termine el partido, sus compañeros se enteraron que a Genzo le diagnosticaron una luxación de tobillo, así que tendría bastantes semanas fuera de la cancha. Por su parte Ken trataba de mantener sus asuntos personales lejos de su mente, porque no podía permitirse ninguna distracción, así que hizo lo mejor que pudo para detener dos jugadas especialmente peligrosas en las que los españoles trataron de empatar, pero no lo consiguieron. Nuevamente una jugada nacida en los pies de Taro, terminó con el balón en las redes tras una impecable intervención del pequeño Aoi, que imitó a un toro para festejar el gol, algo no muy bien visto por los españoles, pero que igualmente causó gracia, porque más parecía un homenaje a la tierra de los toreros. Una vez culminado el partido los muchachos japoneses se abrazaron contentos de su victoria, recibieron las congratulaciones de sus adversarios y el presidente de la Federación Española les hizo entrega de una gran copa de platino, símbolo de su triunfo.
Posterior al partido los periodistas los hostigaron porque querían entrevistarlos a todos. Genzo salió lentamente con ayuda de sus amigos, ya que no podía apoyar el pie, y debían llevarlo a un traumatólogo para el tratamiento respectivo. Kojiro ya estaba fastidiado de todos, pero aun así tuvo que soportar las entrevistas. Para eludirlos Ken se quedó de último y los despistó a todos, porque era algo tímido (aunque Lily piense lo contrario ¬¬) y no soportaba las multitudes ni los flashes. Así que sigilosamente se deslizó entre todos y se dirigió hacia la salida, una vez allí tuvo que aguantar a algunos fanáticos que le pedían autógrafos, él prefería no mirarlos y acabar pronto. Entre el griterío de toda aquella gente siguió firmando las dedicatorias.
-¿Para quién? –preguntó el muchacho algo aburrido, recibiendo una hoja de papel
-Para Paola, por favor –contestó una muchacha en japonés
Ken levantó la mirada estupefacto y no podía creer el tener frente a él a Paola, quien le sonreía con ternura, mientras los demás seguían pidiéndole autógrafos.
-¿No piensa darme su autógrafo? –preguntó ella mirándolo curiosa
El muchacho se puso nervioso, no sabía qué decir, simplemente puso la dedicatoria "con cariño para Paola, Wakashimazu".
-¡Vaya! Con que usted es el señor Wakashimazu –comentó sonriendo, guardando luego el papel con sumo cuidado
-¿Qué no lo sabías? Quítate muchacha –gruñó una señora en japonés, empujándola
El portero se enojó y la sostuvo.
-¿Estás bien? –le preguntó preocupado
-Creo que sus fans van a matarme si sigo aquí –alegó Paola tratando de irse
-No, no te vayas –le pidió tomándola de un brazo
-¡A ver, a ver, apártense que estoy pasando! –exclamó Kazuki exagerando- Hola Paolita, creí estar soñando al reconocerte
-Pues no estás soñando. Tenía que cambiar de aires, así que le pedí a mis padres que me trajeran a España –explicó su amiga tranquilamente- Por cierto, felicidades, lo hicieron muy bien, sobre todo tu amigo aquí presente...
-Je, gracias –se sonrojó Ken ante el halago
-Ustedes váyanse, yo me encargo de ésta bola de metiches –les susurró Kazuki- ¡A ver señores, dejen pasar o tendrán que ser desalojados!
Mientras la gente discutía con Kazuki al pedirle su respectivo autógrafo, Ken y Paola se libraron de ellos y se fueron caminando rápidamente lejos de allí.
-Menudo alboroto armó –comentó Paola sonriendo
-La gente a veces exagera –alegó Ken llevándose una mano a la cabeza
-Fue bueno ser una excusa para sacarlo de allí –dijo ella extendiendo luego una mano- Creo que no he tenido el gusto, mi nombre es Paola Wakabayashi...
-Eh... –murmuró el karate keeper confundido viendo la mano de la chica- Soy Ken Wakashimazu, el gusto es mío –dijo al fin estrechando su mano
-Así que te llamas Ken –comentó ella pensativa- Como sólo pusiste tu apellido en mi dedicatoria me quedé con la intriga, lindo nombre
-Gracias
-¿Puedo tutearte, no? –le preguntó como si realmente recién se hubieran conocido, a lo que él asintió- Bueno Ken, te comento que tienes un parecido extraordinario con un ex novio mío
-¿De veras? –inquirió él divertido
-Te lo juro, algún día te mostraré una foto suya
-Lo esperaré con ansias
-¿No quieres ir a tomar un jugo o a comer unas papitas? –ofreció Paola mirándolo con cariño
-¿Papitas con queso y crema batida?
-Cómo adivinaste mi acompañamiento preferido
-No sé, quizá coincidencia...
-¿Entonces vamos?
-Claro, vamos
-¿Te molesta si te tomo de la mano? –preguntó Paola algo apenada
-No, ¿y a ti si te doy un beso?
-¡Vaya, es algo apresurado! –exclamó ella teatralmente, sonrojándose- Pero acepto, porque por alguna extraña razón siento que te conozco de antes
-A mi me pasa lo mismo... –susurró el muchacho besándola, siendo totalmente correspondido, escuchando luego un "uuuhhhhhhhh"- Je, mis amigos –explicó avergonzado separándose de ella
-¡Dale Wakashimazu! –gritó Ryo a todo pulmón- Por nosotros no te preocupes
-¿Ésa no es mi prima? –preguntó Genzo alarmado dispuesto a aclarar las cosas, pero Tsubasa, a quien Sanae le contó todo sintiendo amenazada su relación por un malentendido, y su novia abrazaron a su amigo y lo obligaron a subirse al bus diciendo que estaba sumamente confundido por el dolor del tobillo XD
El señor Gamo apareció entonces, miró al muchacho, e ingresó en el bus sin decir nada. Kojiro hubiera jurado que sonrió levemente al ver a Ken.
-¡Nos vemos más tarde en el hotel! –le dijo Kazuki siendo el último en entrar al bus- ¡Pásenla bien!
Ambos se quedaron observando cómo los muchachos se iban, incluso reconocieron la cabeza de Genzo que insistentemente trataba de ver a Paola, pero Tsubasa y Sanae se lo impedían intentando meter su cabeza nuevamente; hasta que se alejaron.
-¿Nos vamos ya? –le preguntó Paola tomándolo de la mano
-Vámonos –respondió él con una sonrisa
-He tenido una vida complicada –comentó la muchacha mientras caminaban
-¿De veras? Me gustaría conocer tu historia...
-Síp, estuve a punto de cometer un grave error, pero mi destino no lo permitió
-¿Ah, no?
-Nop, renuncié a una vida a la que me acostumbré por una vida que realmente me llena de placer
-¿Por qué?
-Porque descubrí que no era el camino correcto –explicó Paola mirándolo fijamente- Estaba errada, me había equivocado de dirección, pero finalmente retomé la correcta
-¿Y no te arrepientes?
-No, porque sé que con quien estoy ahora es el indicado –concluyó, dándole un beso y recuperando para siempre su sonrisa perdida
OWARI
Bueno pues, no sé si será el mejor final, ¡pero es el final al fin! Qué tormento fue pensar la conclusión de este fic, lamento todos los momentos cursis y poco cómicos, pero me salieron. ¡Gracias mil a Katjya Kitajima que siguió la historia constantemente! Saludos:
Tsuki
