Disclaimer: League of legends y sus personajes no me pertenecen, solo me gusta escribir cosas random mientras los perros que tengo hacen alto quilombo en la entrada de la puerta porque acaba de llegar gente ¡Y nunca llega gente! Jamás, que vivo en un desierto y es realmente comprensible que los perros se desgarganten ladrando porque llego alguien a esta casa, joder, ¡Que eso pasa todos los días! ¡¿Por qué ladran como si no fuera un mañana?! Si es mi hermana nomas ¡Cállense mierdas! No, mentira, los amo.


Capítulo 8


La super guarida requeté secreta


Lo primero que vio Caitlyn al despertar fue un techo de cristal a medio destruir, el cielo nocturno se dejaba ver desde allí.

Respiró profundamente, varias veces, su cabeza se negaba a recapitular todo lo vivido mientras trataba de permanecer tranquila ante la imagen.

Pronto las voces comenzaron a hacerse notar tanto, que ya no pudo ignorar el bullicio cerca suyo.

Se sentó aun sin mirar a quienes hablaban a unos metros de ella.

—¡Hey! ¡Caitlyn despertó!

Ahora sentía los pasos acercándose, levantó la vista finalmente y vio como todos la observaban. Vi, Jayce, inclusive Heimerdinger un poco más atrás de ellos.

—¿Cómo te sientes? — preguntó Jayce, analizándola ahora.

—Estoy bien— contestó con simpleza, miró a Vi ahora y la chica le sonrió de lado pero no dijo nada— ¿Qué sucedió? — preguntó ahora, finalmente poniéndose de pie, al hacerlo se sintió mareada y tuvo que apoyar una de sus manos en el banco para no caer.

—¿No lo recuerdas? — preguntó ahora Vi— viajaste en el tiempo o algo así… te trajimos de vuelta.

Su mente trajo inmediatamente el rostro de una pequeña Jinx, colgada de cabeza mientras hablaba apresuradamente manteniendo una gigante sonrisa.

—Oh… si, lo recuerdo…— mencionó vagamente mientras los demás recuerdos comenzaban a llegar a ella.

—Nos dividimos para traerlas de vueltas, funcionó. Yo me encargue de la Jinx que fue a futuro o algo así y Ezreal pudo traerte de vuelta también…

La mente de Caitlyn hizo una pausa al escuchar el nombre. Buscó al rubio en la sala del museo y lo encontró a unos cuantos metros atrás de Jayce y Vi, apoyado de costado en una columna.

El chico había estado observando su despertar, pero al momento de cruzar mirada con ella, la bajo y se mantuvo así sin decir nada. Fue cuando lo recordó todo.

—Aunque, ahora tenemos un problema… no fue de toda mi culpa, de verdad, pero cuando viaje…

Vi se tuvo que interrumpir al ver como Caitlyn pasaba de ella y caminando apresuradamente se dirigía a donde el buscador estaba.

Ezreal se paró por completo, alejándose de la columna, levantó una mano, comenzando a hablar, pero no llegó ni a la tercera palabra cuando Caitlyn lo golpeo con fuerza en la cara con uno de sus puños.

El chico cayó de inmediato hacia atrás, sosteniéndose la mejilla luego, sin mirar a nadie.

—¡Oye! ¡Oye! ¡Espera!

Jayce y Vi corrieron hacia donde estaban ambos.

—¡¿Qué haces?!— la encaró la oficial poniéndose entre los dos, pero la sheriff solo mantuvo una mirada molesta y seria para con el chico— ¡Caitlyn!

—Esta bien, Vi— contestó el rubio poniéndose de pie.

Ahora ambos se miraban serios, pero ninguno decía nada.

—¡¿Cómo que esta bien?!— preguntó la de pelo rosa aun sin entender, luego de uno segundos miró de forma molesta al muchacho— ¡¿Qué hiciste?!

—Nada— habló finalmente la chica— no es nada— puntualizó dando a entender que ahí se acababa el tema. No todos parecieron entender, pero antes de algo más pasara el científico caminó hacia ellos.

—Si ya arreglaron sus diferencias… tenemos cosas realmente importantes de que preocuparnos ahora.


—¡No hay como el hogar!

Jinx camino de forma errática hasta llegar al tumulto de frazadas almohadones y colchones ubicados a un costado de la enorme sala, lugar donde ella dormía, tirándose allí y desapareciendo de la vista por varios segundos.

El campanario se había convertido en su hogar desde que tenía la capacidad de tener un lugar de pertenecía y había sabido aprovechar muy bien el espacio.

Un arsenal completo se podía armar solo juntado todas las armas y herramientas, con las partes de artillería, del suelo.

Sabía que estaba lastimada, podía sentir el dolor en varios sectores de su cuerpo. También se sentía sucia, llena de polvo y transpiración.

Le apetecía un baño casi tanto como dormir en ese preciso momento.

Cerró los ojos como intentando resolver su dilema, pero mientras mas segudnos pasaba sabia que la opción correcta era dormir y ensuciar las sabanas.

Poco a poco todo le dejo de importar. Estaba recibiendo el sueño cuando de pronto este comenzó a alejarse de ella.

Una molesta sensación la invadía, como si se estuviera olvidando de algo importante y sea lo que sea ese algo la estaba observando desde el centro de la sala.

Abrió uno de sus ojos y se acomodo entre los almohadones hasta que pudo enfocar el problema.

—Ah sí… — comentó con hastió mientras miraba a la niña de cabello oscuros de pie en la entrada del campanario, mirándola— la mocosa…

Le hizo señas con la mano para que se acercara y la niña obedientemente lo hizo, hasta llegar al borde. Fue cuando la tiradora palmo el colchón, invitándola a sentarse también.

—Mira ¿Ok? Te debo algo así como… una, te debo una… media, porque si supieras manejar me hubieras sacado de allí tu sola, pero no fue así, yo nos saque de ese museo… asi que yo Sali sola de ahí… en teoría.. tu ayudaste, si, mínimamente— concedió— hiciste solo una acción diminuta que… bueno, fue buscar la llave correcta, meterte en el auto donde estaba sin que nadie sospechara y sigilosamente liberarme… pero nada más que eso, yo nos saque a fin de cuenta.

La menor no discutió, solo se le quedo viendo.

Estaba bastante cansada de tener que lidiar con la niña y su mutismo, le molestaba de alguna forma. Solo la había traído con ella porque al momento de escapar rápidamente se había sentado en el asiento de acompañante y se había abrochado el cinturón. No tenía tiempo de quitarla del vehículo de forma silenciosa.

"Y aquí estamos" pensó viéndola con detenimiento. Notaba ahora que se cubría el codo, solo le bastó una nueva miraba contemplativa para ver que la niña, al igual que ella, tenía varios moretones y raspones.

—Te golpeaste cuando la imbécil de manotas casi nos mata ¿No es así? — preguntó, sabiendo la respuesta— eso te ganas por viajar de colada.

Aun no entendía en que momento la niña se subió al vehículo junto con ellas, pero era verdad que no estaba poniendo atención también, solo buscaba librarse.

Pensó en preguntarle, pero creyó que si la niña se volvía a quedar callada enloquecería aún más y terminaría por tirarse al vacío junto con ella.

—Voy a ser honesta contigo— comenzó, moviéndose de nuevo en la cama para tener una mejor posición cara a cara con la otra chica— puede que la chica esa de pelo rosa que viste sea una idiota, completa idiota, tu lo viste, casi nos mata. Y puede que sombrerotes sea menos idiota… considerablemente menos idiota, pero aun así aburrida y sin muchas luces. Y sí, el científico que las acompañabas está loco, así que aburrido, aburrido, no es. Eso sin mencionar al tedioso "héroe" que nadie pidió y al rubio con delirios místicos de que es genial… pero ¡Pero! Deberías quedarte con ellos.

Jinx estaba segura que los demás tratarían de hacer las cosas "correctas" por hacer, eso significaba devolver a la niña a su tiempo y cuidar de ella.

—De verdad, de verdad, me importas poquito— admitió— si te tropiezas, te caes y te quiebras el cuello… no hare nada, como de verdad no hare nada… bueno, miento, si que tendré que hacer algo, aunque tu cuerpo es pequeño seguro que en entrada fase de descomposición olerá fatal y tendré que…

Un ruido ronco la hizo interrumpir, era como el gruñido de una bestia pequeña. Miró por arriba del hombro de la niña y luego por toda la azotea, a simple vista no pudo ver nada, luego volvió a escuchar un sonido similar y miró a la menor con curiosidad.

—Oh por Dios, no me digas que eso fue tu estomago— inquirió y vio que la niña se ponía incomoda— ¿Tienes hambre?— por respuesta recibió un tímido asentimiento— pues te morirás de hambre entonces primero.

Dicho eso, la tiradora se dio vuelta, envolviéndose con una de las frazadas y trató de ignorar que tenía una visitante.

Al cabo de 3 largos minutos para ella, terminó por darse vuelta y ver que la niña seguía en el mismo sitio, sentada al borde del colchón, observándola.

—Dios, de verdad espero que no esperes nada de mí— exclamó harta— nadie espera nada de mi ¿Por qué tu si esperarías algo de mí? Bueno… la policía de Piltover siempre espera que yo le rompa sus preciadas y pulidas nachas primermundista, pero eso es esperar algo malo de mi… no esperes comida. Estoy un poquito delgada ¿Lo ves? Ni yo misma me alimento bien. No se cocinar ¡No se hervir agua! Me robe una cosa eléctrica que la hace hervir por mi y me avisa cuando ya esta porque te lo juro, ponía el agua a hervir, pestañaba y "puff" evaporada de repente. No es mi culpa, hay cosas que no se nos da, y esta bien que no se nos dé. No se me da cocinar… pero se me da volar cosas en pedacitos ¿Eso te sirve?

Nuevamente la niña solo se limitó a observarla, lo que hizo que la tiradora largara un frustrante bufido.

—Ve y lame alguna de mis pistolas, no lo sé, pero ya deja de verme, no conseguirás nada de mí.

Jinx se acomodó de nuevo entre las frazadas y trató de dormir. Pudo sentir los pasos de la menor alejándose, luego la sentía por algunos sectores del campanario.

Pero no fue cuando sintió el sonido de su refrigerador abrirse que volvió a ponerse rápidamente de pie.

—No no no no no— comenzó a decir con rapidez cuando notó que la niña tomaba un frasco con una pasta rosa y lo abría.

Llegó justo a tiempo para quitarse de las manos antes que algo mas pudiera pasar.

— ¡¿Sabes lo que es esto?!— le reclamó enojada— ¡¿Crees que este es un refrigerador como los demás?— comentó ahora señalando el interior del aparato. Adentro solo había frascos con diferentes sustancias, artefactos con aceite y otras herramientas— ¡Te lo dije! ¡Yo no cocino!

La tiradora volvió a reparar en el frasco entre sus manos. Una sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro.

—Aunque bueno, nunca he visto lo que pasa si alguien se traga esta cosa.

Se dirigió a una mesa próxima y sin mover las cosas que estaban allí dejo caer una pequeña gota sobre la superficie. Volvió al refrigerador solo para sacar otro frasco con una sustancia trasparente.

Repitió vertiendo una gota de esa sustancia ahora.

—Hazte un poco para atrás— pidió alejándose junto con la niña.

Ambas observaron como la mezcla comenzaba a burbujear, al cabo de unos segundos mas las burbujas eran inmensas, pero ninguna de las dos se cubrió los ojos o escarmentó cuando la mesa explotó.

—No soy muy asidua a los químicos, lo debo admitir ¡Pero esta nueva sustancia es increíble!— se emocionó la tiradora viendo como en el centro de la mesa quedaba un manchón quemado negro, aun con líneas de fuego.

Busco a la menor al lado suyo pero no al encontró, por unos segundos pensó que se había asustado con la explosión, pero descubrió que estaba ahora justo al lado de la mesa, examinándola y viendo de reojo el frasco con la sustancia rosa.

—Interesante ¿verdad?— le pregunto acercándose— es inofensiva a menos que entre en contacto con otra sustancia, inclusive aunque sea un pequeño hilo, la sigue hasta que hace explotar todo— siguió explicando viendo como al niña ponía atención ahora en el frasco que tenía en sus manos— ¿Quieres ver?


—4:32 a.m.— anuncio Jinx mientras terminaba por poner un pedazo de metal delgado de pie— aun tenemos tiempo para unas cuantas mas ¿Lista?

La parte inferior el campanario era el lugar ideal para hacer pruebas de todo tipo, amplio y llenos de paredes brindadas de formas deformes, años en los que Jinx personalizo su lugar.

En el centro, de arena y tierra, Jinx y la niña habían armado una ciudad improvisada de basura, metales y otros artefactos puestos de pies, inclusive habían hecho las calles.

Al principio hicieron explotar cosas pequeñas, luego más elaboradas y grandes y ahora Jinx se encontraba frente a una mini ciudad de 5 metros.

—Muy bien, yo deje 3 edificios en pie. Si tú dejas 4 o más serás una perdedora ¿Y sabes lo que hacen los perdedores?

La menor no le hacía mucho caso, ya estaba vertiendo el líquido entre las calles. Jinx podía ver que parecía tener una estrategia, dejaba filos hilos entre edificios y en algunos puntos dejaba caer un par de gotas.

—Tomate tu tiempo— comentó con burla—aunque no importa que estrategia uses o que hagas.

Jinx había puesto como regla que las dos solo podían usar menos de 300 mililitros de la sustancia, lo que reducía mucho la probabilidad de una gran explosión y dificultaba bolar toda la estructura.

Aunque la percibía lista, no creía que la hija de Caitlyn fuera capaz de causar más daño que ella usando un explosivo que ella misma estaba estudiando.

— ¿Ya?— preguntó con impaciencia apurándola.

La niña miró de nuevo todo el camino que había marcado y terminó por acercarse a donde estaba la tiradora.

—Ok, haz los honores— invitó la mayor, haciendo que la otra chica se pusiera de cuclillas y vertiera un poco de liquido trasparente al hilo más próximo a ella.

La sustancia reacciono de inmediato, viajando mientras hacía burbujas blancas a su paso. Pronto estas se expandieron, luego la contracción antes de la explosión y todo lo invadió su potente sonido con la onda de expansión.

Jinx comenzó a toser debido a la cantidad de polvo levantado, pero aun mantenía la sonrisa por lo excitante del sonido, basto un buen tiempo hasta que la nube de humo bajo y cuando lo hizo ambas pudieron comprobar la gran mancha negra con hilos de fuego en el centro, ni un solo metal o artefacto en el lugar, todo había volado.

— ¡Oh por Dios! ¡Eso fue genial!— se emocionó la tiradora viendo el total desastre que la menor había ocasionado— es decir… bien, bien, no está nada mal… ¿Aun tienes hambres?


Caitlyn no pudo descansar bien. Se había quedado hasta tarde tratando de cerrar todo el caso sobre el portal.

Todos habían estado trabajando duro para dar con el paradero de la niña. Heimerdinger ya casi listo todo para mandarla de nuevo a donde pertenecía, pero resultaba imposible si no estaba con ellos para hacerlo.

La tuvieron que obligar a dejar su oficina para que descansara.

La sheriff terminó cediendo, no solo porque no daba abasto para más, sino por la insistencia de sus compañeros.

Aun así se las ingenio para escabullirse a los laboratorios y encargarle a alguien de confianza que hiciera un exhaustivo estudio de su sangre.

La delgada aguja con la que le sacaron sangre le pareció un mal chiste al recordar lo vivido en los laboratorios donde experimentaron con ella.

Solo estaría tranquila si sabía que no se encontraba en ningún tipo de peligro, biológico incluido.

Ahora estaba en el sofá de su apartamento, viendo por el ventanal de la sala como el sol ya salía, iluminando los edificios más próximos.

Todo parecía por demás complicado.

¿Cuánto tiempo habían estado detrás de Jinx?

Tanto que era difícil recordar la primera vez que se vieron cara a cara. La delincuente era ya hasta alguien familiar para ella.

Si Heimerdinger y Ezreal tenían razón en su investigación, el tiempo jugaba en su contra y la víctima, la niña, podría desaparecer cambiando el rumbo de las cosas y poniendo en peligro más de una realidad.

Su vista divagó por la sala. Algo llamó meramente su atención y se puso de pie, caminando hasta un mueble cerca de la entrada.

Sus sombrero descansaba en la superficie, arruinado, gastado y sucio. Lo tomó con cuidado inspeccionándolo. Sabía que no tardaría nada en tratar de dejarlo como nuevo, pero como era costumbre se lo llevó a la cabeza así como estaba.

Era increíble como su mente y cuerpo se había vinculado tanto con un objeto, tan así que muchas veces las ideas venían solas cuando estaba en armonía con este.

Le ayudaba a pensar mejor.

Para su desagrado notó que le era incomodó en su cabeza. Pensó que quizás estaba más deteriorado de lo que suponía.

Se lo sacó y revisó su interior, quedó sin palabras para lo que encontró.

Sin mucho esfuerzo despego la gorra que estaba primero en el interior, tapando la entrada.

Era una gorra negra, gastada y que inclusive las hilachas le salían en la visera.

"Debió tratar de ponerse mi sombrero por arriba de su gorra" razonó, recordando a Jinx y al forma en la que presumía su preciado objeto "de poder"

Caitlyn apretó la gorra con fuerza cuando el recuerdo de la niña siendo pisada por uno de los hombres del laboratorio le llegó a la cabeza.

Un nuevo sentimiento de rencor hacia Ezreal y culpa hacia ella misma la invadió tan fuertemente que siento ganas de golpear la pared más cercana.

Pero, antes de que pudiera seguir en línea con esos pensamientos, llamaron a la puerta.


— ¿Así que…?— comenzó, mirando por arriba del hombro dueño del local, donde una pared con un enorme cráter se veía— ¿A qué hora sucedió?

Nadie creía que iban a tener noticias de Jinx tan pronto, pero parecía que la delincuente se apresuro a asaltar una tienda muy temprano esa mañana.

—¿Y que se llevaron?— siguió con el interrogatorio la oficial, aunque distraída. Podía ver a Caitlyn apoyada en una de las patrullas, con la mirada perdida en algún sector del suelo.

Terminó pronto y se dirigió hacia done estaba su compañera.

—Hey…— comentó para tener su atención, de inmediato la mirada de Caitlyn se enfocó y intercambio mirada con la otra chica antes de mirar el local destruido.

— ¿Esta confirmado que fue Jinx, entonces?

—Oh… si, hay cámaras de seguridad. Parece que hizo volar el frente y se llevo un carro entero con comida… ammm, dulces y chocolates más que nada según el inventario. Fue hace un par de horas… dudo mucho que siga por aquí cerca.

Caitlyn asintió un par de veces y Vi pudo ver que se volvía a perder en sus pensamientos mientras miraba hacia abajo.

— ¿Sabes?— comenzó Caitlyn sin dejarla decir nada—la verdad es que aun me siento un poco mal… por todo. Creo que los viajes por el portal me dejaron exhausta y… creo que me tomare el día.

— ¿…que?

—Volveré mañana a primera hora. Después de todo… aquí no hay nada que podamos hacer.

—Esa es una mentira— sostuvo con contundencia— Caitlyn, ayer prácticamente tuvimos que sacarte a patadas de la oficina para que fueras a descasar, sabes que lo de Jinx es importante de resolver cuanto antes. Tú nunca querrías irte y dejarlo para mañana así sin más.

—Lo sé— contestó, viendo que no tenía sentido discutirle— pero de verdad esto me supera…

—Sigo creyendo que estas mintiendo.

Caitlyn le sonrío a media, pero no logró que la otra chica la imitara.

—Prometo que a primera hora mañana seguiremos con esto.

Vi la vio alejarse, pensó de nuevo en detenerla y hablar, pero a medida que la otra se alejaba esa idea también lo hacía.


A Jinx no se le ocurrió mejor idea que tirar todo el contenido de la tienda en el medio del campanario. Se había acostado inclusive arriba de un montón de bolsa de dulces y desde allí podía ver a la niña eligiendo entre las galletas para comer.

—Lo mejol que tiele piltovel pala comel— hablaba la tiradora con la boca llena— son la valiedad de chocolates… agh…— exclamó finalmente tragando— pero de ahí son bastante aburridos.

La niña la miró con curiosidad y terminó buscando el mismo chocolate que Jinx tenía en esos momentos, desenvolviéndolos y llevándoselo a la boca.

— ¿Verdad?— le preguntó gustosa al ver que la chica se impresionaba por el sabor.

Jinx ya había agarrado otro envoltorio cuando notó que el rostro de la niña se ponía serio y miraba por arriba de su hombro. Sus pupilas se movían como si estuviera siguiendo a alguien en sus espaldas.

Giró rápidamente para ver que era, pero con lo primero que se encontró fue con la punta del cañón de un revolver.

—Tu…— comentó perdiendo totalmente el buen humor que traia.

Caitlyn podía ver como al chica pasaba de incrédula, a muy molesta y luego uan sonrisa peligrosa se formaba en su rostro.

—¿Cómo es posible…?— comenzó a decir apretando los dientes y parándose pese a estar en la mira— ¿Cómo llegaste hasta aquí?


Nota del autor:

Semanas difíciles, mucho papeleo anoche :v